WOYZECK, D'en Georg Büchner

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WOYZECK de Georg Büchner, version Sepü Sepülveda

Personajes:
FRANZ WOYZECK
MARIE
CAPITÁN
DOCTORA
TAMBOR MAYOR
EL SUBOFICIAL
ANDRÉS
MARGARETH una vecina de Marie
CHARLATAN DE FERIA
EL JUDIO
EL MESONERO
1° MENESTRAL
2° MENESTRAL
KARL, un idiota
KÄTHE
1ª PERSONA
2ª PERSONA
3ª PERSONA
4ª PERSONA
Empleado del juzgado
(Alguacil, médico, juez)
INTRODUCCIÓN
(Juego de luces y sombras, se ven figuras de soldados realizando instrucción
militar, sale un soldado a escena Woyzeck al lado el Suboficial. Todo con música
de introducción y transita...)

ESCENA I – En la barbería
El Capitán y Woyzeck

CAPITÁN: - Despacio, Woyzeck, despacio. Cada cosa a su tiempo. Me mareas.


Si terminas diez minutos antes, ¿qué haré con ese tiempo? Piénsalo, aún te
quedan 30 años por delante. Son 360 meses, con sus días, horas y minutos.
¿Qué harás con todo ese tiempo? Adminístralo bien.

WOYZECK: -Sí, mi capitán.

CAPITÁN: - Temo por el mundo, cuando pienso en la eternidad. Hay que estar
ocupado, Woyzeck, ocupado. Eterno, eso es eterno. Eso es eterno, eso lo
comprendes. Ahora no es eterno. Es un instante, sí, un instante. Me estremezco
cuando pienso... que el mundo da un giro en un día. Qué pérdida de tiempo.
¿Adónde nos lleva esto? No puedo ver una rueda de molino sin ponerme
melancólico.
Woyzeck, siempre con tantas prisas. Una buena persona con la conciencia
tranquila... no actúa así. Di algo.
-¿Qué tiempo hace?

WOYZCECK: - Malo, mi capitán. Malo. Viento.

CAPITÁN: Ya lo noto. Algo corre ahí fuera. ¿Parece que sopla un viento del
norte-sur?

WOYZCECK: - Sí, mi capitán.

CAPITÁN: ¡Ja, ja, ja! Norte-sur. ¡Ja, ja, ja! Eres tonto, tonto de remate. Woyzeck,
eres una buena persona. Pero no tienes moral. Moral es cuando uno actúa con
moral, ¿comprendes? Es una buena palabra. Tienes un hijo sin la bendición de
la Iglesia. Como dice nuestro capellán, "sin la bendición de la Iglesia". Dios no le
tendrá en cuenta a la criatura... que no recibiéramos el amén antes de concebirla.

WOYZECK: - Mi capitán, El Señor dijo: "Dejad que los niños vengan a mí".

CAPITÁN: - ¿Qué dices? Me confundes con esa respuesta. Cuando digo tú, me
refiero a ti, a ti.

WOYZECK: - Los pobres... Verá, el dinero, el dinero... El que no lo tiene... De


pronto uno de nosotros se pone del lado de la moral. Uno es de carne y hueso.
Los pobres somos desdichados en este y el otro mundo. Si fuéramos al cielo,
deberíamos ayudar a tronar con la boca o con el culo.
CAPITÁN: - No tienes virtud, no eres una persona virtuosa. ¿De carne y hueso?
Cuando miro por la ventana, tras la lluvia...y sigo las medias con la vista... Maldita
sea siento amor. Yo también soy de carne y hueso, pero la virtud... ¿Cómo
pasaría el tiempo? Siempre me digo: "Eres una persona virtuosa. Una buena
persona".

WOYZECK: - Sí, mi capitán. La virtud. Nosotros, la gente común, no tenemos


virtud. Seguimos nuestro instinto natural. Si yo fuera un señor y tuviera sombrero
y reloj, ya me gustaría ser virtuoso. Debe de ser hermosa la virtud, mi capitán.

CAPITÁN: - Bien, Woyzeck. Eres una buena persona. Pero piensas demasiado,
eso desgasta. Siempre con tantas prisas. Esta charla me ha dejado exhausto.
Vete ahora. Y no corras. Despacio, bien despacio calle abajo.

ESCENA II En el bosque
Woyzeck y Andrés

(A campo raso. La ciudad en lontananza)

(ANDRÉS silba una canción)


WOYZECK:- Andrés este lugar está maldito. ¿Ves ese claro? Por allí rueda la
cabeza de noche (Sigue silbando Andrés y Woyzeck manda callar)

ANDRÉS: (Cantando) – Sentadas dos liebres, comían la verde, verde hierba…

WOYZECK: -¡Calla! Andrés ¿Lo oyes? Algo se mueve.

ANDRÉS: (Sigue cantando) – Comían la verde.

WOYZECK:- ¡Ssssh! Anda detrás de mí. Debajo de mí. Está hueco, ¿lo oyes?
Todo está hueco ahí debajo.

ANDRÉS: - Tengo miedo.

WOYZECK:- Qué extraño silencio. Le corta a uno la respiración. ¡Andrés!

ANDRÉS: - ¿Qué?

WOYZECK: - Di algo. Se cierne sobre la ciudad. Vamos no mires atrás.

ANDRÉS: - ¡Woyzeck! ¿Lo oyes aún?

WOYZECK: - No, silencio. Todo en silencio. Como si el mundo hubiera muerto.

ANDRÉS:- ¡Vámonos! ¿Oyes? Redoblan los tambores ahí dentro. Tenemos que
irnos.
ESCENA III
(Marie en la ventana con Margareth y Käthe)
(Pasa la retreta, el TAMBOR MAYOR a la cabeza)

MARGARETH: - ¡Qué hombre!, es como un roble.

MARIE: - ¡Tiene la gallardía de un león!

KÄTHE: - ¡Qué hombre!

MARGARETH: - Qué ojos tan risueños, vecina. Nunca la había visto así.

KÄTHE: - ¡Es una fiera, un león!

MARIE: - (Canta) Los soldados son buenos mozos…

Marie se queda con el Tambor Mayor

MARGARETH: - Aún le brillan los ojos vecina.

MARIE: - ¿Y qué? Lleve los suyos al judío y para que se los pula. Quizá les
saque brillo y pueda venderlos.

MARGARETH: - Señora, yo soy una persona decente. Pero usted les ha mirado
con el mayor descaro.

KÄTHE: - Marie es capaz de atravesar con la mirada siete pares de calzones de


cuero.

MARIE: - ¡Zorra! Ven mi niño. Qué digan lo que quieran. Cierto que eres sólo
un pobre hijo de puta, pero alegras a tu madre con tu carita de pícaro.

Canta: ¿Qué vas a haces niña ahora? Tú niño sin padre llora. Pues de nosotros
no cuida. Nada ni nadie en la vida. Cantaré de día y noche. Desoyendo el ruin
reproche. (Llaman a la puerta) ¿Quién va? ¿Eres tú Franz? ¡Entra!

WOYZECK: -No puedo, han tocado a retreta.

MARIE: - ¿Las has cortado para el capitán?

WOYZECK: - Sí Marie

MARIE: - ¿Qué te pasa? Te veo alterado

WOYZECK:- Ha vuelto a ocurrir. Salía una humareda de la tierra como la de una


chimenea. Me ha seguido hasta las puertas de la ciudad. ¿Qué será?

MARIE: - Franz
WOYZECK:- He de irme.

MARIE: - Qué hombre. Está como ido.

MARGARETH: - No ha mirado a su hijo.

MARIE: -Enloquecerá de tanto pensar. ¿Por qué estás tan callado hijo? ¿Tienes
miedo? Está obscureciendo tanto que uno podría creerse ciego. Otras veces
entra la luz del farol. No lo soporto. Me dan escalofríos.
ESCENA IV
En el laboratorio de la Doctora

DOCTORA: - ¿Cómo es posible? Un hombre decente. Tú.

WOYZECK: - ¿Qué sucede, doctora?

DOCTORA: - Lo he visto. Has orinado en la calle, en la pared como un perro. Te


doy 30 peniques al día y comida. Woyzeck, eso está mal. El mundo va mal, muy
mal.

WOYZECK: - ¿Y si me lo pide la naturaleza? Cuando a uno le aprieta ¡La


naturaleza!

DOCTORA: - ¡La naturaleza! Woyzeck, ¿no he demostrado... que el musculus


constrictor vesicae obedece a la voluntad? ¡La naturaleza! Woyzeck, el hombre
es libre. No poder contener la orina, eso es imposible. ¿Ya has comido tus
guisantes? Sólo guisantes. La semana que viene, carnero. Asistiremos a una
revolución científica. Urea, 0'10, cloruro de amonio, hiperóxido... Woyzeck, ¿no
tienes que orinar de nuevo? Ve ahí detrás e inténtalo.

WOYZECK: - No puedo doctora.

DOCTORA: -¡Pero mear en la pared, sí! ¡Lo tengo escrito, tengo el contrato en
la mano. Lo he visto con estos ojos! ¡He asomado la nariz por la ventana para
ver cómo estornudaba! No, Woyzeck. No me enfado. Enfadarse no es sano ni
científico. Estoy tranquila. Muy tranquila. Mi pulso sigue siendo de 60.Y te lo digo
con la mayor frialdad. Dios me libre de enfadarme a causa de una persona. Si
fuera por una cobaya que se le muere a uno... Pero, Woyzeck, no debiste orinar
en la pared.

WOYZECK: - Verá, doctora. A veces uno tiene... su carácter, su constitución. La


naturaleza...Es algo así como... Por ejemplo...

DOCTORA: Ya vuelves a filosofar.

WOYZECK: - ¿Ha visto alguna vez la naturaleza doble? Cuando el sol está en
lo alto, como si el mundo fuera a arder, me ha hablado una voz aterradora

DOCTORA: - Tienes una aberratio.


WOYZCECK: - Pero, doctora, cuando la naturaleza se apaga.

DOCTORA: - ¿Qué es eso de que se apaga?

WOYZECK:- La naturaleza se apaga cuando se apaga. Ocurre cuando el mundo


está tan oscuro, que hay que ir a tientas, y se deshace como una telaraña.
Cuando algo es, pero no es. Cuando todo se oscurece, y sólo se ve una claridad
roja como de una fragua...

DOCTORA: - Woyzeck, caminas como si tuvieras patas de araña.

WOYZECK: - Las hongos, doctora, las hongos. ¿Ha visto qué figuras forman en
el suelo? Ojalá pudieran leerse.

DOCTORA: - Sufres una gran aberratio mentalis partialis... de segunda especie,


bien manifiesta. Woyzeck. Te daré un aumento. Segunda especie: ideas fijas con
estado general racional. ¿Haces todo como de costumbre? ¿Sigues afeitando a
tu capitán?

WOYZECK: - Sí señora.

DOCTORA: - ¿Comes tus guisantes?

WOYZECK: - -Sí, el dinero es para mi mujer.

DOCTORA: -¿Cumples con tu servicio?

WOYZECK: - Sí, señora.

DOCTORA: - Un caso interesante. Acabarás en el manicomio. Sujeto Woyzeck,


¡Sigue portándote así! Sigue con esa conducta. A ver el pulso.

WOYZECK:- ¿Qué debo hacer?

DOCTORA: - Comer guisantes, más adelante carnero. Limpiar el fusil. Te daré


diez peniques más a la semana. Mi teoría. Mi teoría cambiará el mundo.

ESCENA V
Plaza, barracas. Luces
Un viejo. Un niño (Bailando)

VIEJO: - Nada dura en esta vida. Al final todos moriremos, Eso es cosa bien
sabida.

WOYZECK: - Si ¡Así se baila! ¡Pobre hombre, que viejo! ¡Pobre niño, que joven!
Venga, Marie, ¿quieres que te lleve? Un hombre tiene que… para poder comer.
¡Mundo! ¡Hermoso es el mundo!
CHARLATAN DE FERIA: - Señoras y señores, acérquense. Damas y caballeros
vean mi espectáculo. La criatura y el arte. Vean la criatura y tal y como la creó
Dios. Nada, nada de nada. Vean ahora el arte. Camina erguido. Lleva casaca,
pantalones y sable. El mono es un soldado, el escalón más bajo del género
humano. Haz una reverencia. Compórtate. Cuidado… Señoras y señores,
compren su entrada para ver al caballo astronómico. En la carpa anímense.

WOYZECK: - ¿Quieres?

MARIE: - Bueno, será divertido.

MARIE: - ¡Cuántas luces!

WOYZCECK: - Sí… un gato grande y negro con ojos de fuego. ¡Ay, qué noche!

CHARLATANA DE FERIA: - Señoras y señores, con ustedes el caballo


astronómico. Adivina lo que quieran saber. La edad, las enfermedades, el
número de hijos. Demuestra tu talento, tu raciocinio animal. Avergüenza a la
sociedad humana. Señoras y señores, el animal que aquí ven, con su cola y
cuatro pezuñas, es miembro de sociedades eruditas, catedrático en nuestra
universidad, donde los estudiantes aprenden con él a cabalgar y dar coces. ¿Hay
un asno entre el docto público? (El jamelgo sacude la cabeza) Lo ha reconocido.
Esto es zoognómica. Vean ustedes a este animal es todavía naturaleza,
¡naturaleza sin pervertir! Aprendan de él. Pregunten al médico, contenerse es
altamente perjudicial. Con esto ha querido decir: hombre sé natural. Tú has sido
cread del polvo, la arena y el barro. Miran que razón; sabe calcular y sin embargo
no sabe contar con los dedos. ¿Por qué? Sólo le falta hablar, sólo expresarse;
¡es un hombre metamorfoseado! ¿Cuánto es dos por dos? Dos por dos… Uno,
dos, tres, cuatro. Magnífico, gracias Qué inteligencia. ¿Han visto? Di a los
señores, qué hora es. ¿Alguien tiene un reloj?

SUBOFICIAL:- Un reloj, aquí señora.

MARIE: - ¡Ah! Eso tengo que verlo. (Se encarama en el primer asiento. El
Tambor Mayor le ayuda)

SUBOFICIAL:- Pero no lo regalo.

TAMBOR MAYOR: - Esta sí que es una mujer

(Suboficial. Tambor Mayor)

SUBOFICIAL: - ¡Alto! ¡Ahora! ¡Mírala! ¡Qué hembra!

TAMBOR MAYOR: - ¡Demonios! ¡Qué buena para la reproducción de


regimientos de coraceros y para la cría de tambores mayores!

SUBOFICIAL: - Tal y como lleva la cabeza, se creería que la melena negra tira
de ella hacia abajo como una pesa, y esos ojos negros…
TAMBOR MAYOR: - Como quien mira en lo hondo de un pozo o al fondo de una
chimenea. ¡Venga a seguirla!
ESCENA VI
Cuarto de Marie

TAMBOR MAYOR: - ¡Marie!

MARIE: - Camina un poco, que te vea el pecho, como uno toro; las garras de
un león. Nadie te iguala. Soy la más orgullosa entre todas las mujeres.

TAMBOR MAYOR: - Cuando el domingo llevo el penacho y los guantes


blancos. ¡Cielos, Marie! El príncipe siempre dice: ¡Caray, eso es un hombre!

MARIE: - (Burlona) ¡Anda ya! ¡Qué hombre!


TAMBOR MAYOR: - Pues tú también estás de buen ver. ¡Divina! Haremos una
legión de tambores mayores (La abraza, Marie se suelta)

MARIE: - ¡Déjame!

TAMBOR MAYOR: - Fierecilla

MARIE: - (Con vehemencia) ¡Tócame, a ver!

TAMBOR MAYOR: - ¿Te sale el diablo por los ojos?

MARIE: - Qué más da. Me da todo igual

ESCENA VII
El patio de la Doctora

(Los estudiantes abajo, la DOCTORA en la ventana de la buhardilla)


DOCTORA: ¡Eh, Woyzeck! Woyzeck! (Lanza un gato a Woyzeck) Señores
estudiantes, estoy aquí arriba como David cundo vio Betsabé pero yo no veo
más que los polisones de la pensión de señoritas puestos a secar... Señores,
estamos tratando el importante problema de la relación del sujeto con el objeto.
Si sólo tomamos una de las cosas en las que se manifiesta la autoafirmación
orgánica de lo divino en uno de los elevados niveles y si investigamos sus
relaciones con el espacio, con la tierra, con el sistema planetario, señores, si yo
tiro este gato por la ventana, ¿cómo se comportará ese ser en relación con el
centrum gravitatoris y con el propio instinto? ¡Eh, Woyzeck! Woyzeck!

WOYZECK: - Se ha cagado doctora.

DOCTORA: - Muchacho, agarras el animal con la misma delicadeza que si se


tratara de tu abuela.
(Muy satisfecha) Muy bien Woyzeck. (Se frota las manos. Coge la gorra de
Woyzeck) ¿Qué velo, señores? La nueva especia de piojo de liebre, una bella
especie (saca la lupa), muy diferente de la del doctor Rizinius, oscura. (El gato
se escapa). Señores, este animal no tiene instinto científico alguno. Pero a
cambio, señores, pueden ver otra cosa. Miren, este hombre no come nada más
que guisantes desde hace tres meses. Observen los efectos, sientan que pulso
tan irregular, y los ojos… Examínenlo, señores, examínenlo (Los estudiantes le
palpan las sienes, el pulso y el pecho)

WOYZECK: - Señora doctora, tengo temblores.

DOCTORA: - ¡Ánimo! Woyzeck, unos días más y listo. Woyzeck mueve las
orejas para los señores; tenía ganas de enseñárselo. Dos músculos actúan en
él. ¡Allons, adelante!

WOYZECK: - Señora doctora, todo se vuelve oscuro…Pero doctora…

DOCTORA: - Bestia. ¿Tendré que moverte yo las orejas?, ¿quieres hacer con
el gato? (Woyzeck mueve las orejas)
Lo ven señores, es la transición al asno, debida a la educación femenina y de la
lengua materna. ¿Cuántos pelos te arrancó tu madre cariñosamente, como
recuerdo? Has perdido mucho desde hace unos días; sí, son los guisantes,
señores.
ESCENA VIII
Alcoba

(MARIE canta y baila con un espejo en la mano se mira en él. En escena Karl y
Christian)

MARIE: - ¡Cómo brillan las piedras! ¿Qué piedras serán? ¿Cómo ha dicho?...
Duerme, niño. Cierra los ojos, quédate así, calladito o te llevara.
(Canta)
Niña cierra las ventanitas;
Sino, viene un gitanillo
Que te llave de la mano
Al país de los gitanos.
MARIE: - Seguro que es oro. Los pobres sólo tenemos un rinconcito en el
mundo y un trocito de espejo. Aun así, tengo los labios rojos como las señoras,
con sus grandes espejos y sus caballeros que le besan la mano. Solo soy una
pobre mujer. Duérmete mi niño, cierra los ojos. Mira como corre por la pared el
angelito del sueño, (refleja con el espejo la pared). Cierra los ojos o te mirará y
te quedarás ciego.

(Entra Woyzeck, se detiene detrás de Marie quien se sobresalta, se lleva las


manos a las orejas)

WOYZECK: - ¿Qué te pasa?


MARIE: - Nada.
WOYZECK: - Algo te brilla bajo tus dedos.
MARIE: - Un pendiente, lo he encontrado.
WOYZECK: - Yo nunca he encontrado algo así. Y dos a la vez.
MARIE: - ¿Por quién me has tomado?
WOYZECK: - No pasa nada. Está bien Marie. ¡Cómo duerme el niño! El brazo
le oprime. Tiene gotas en la frente. Todo es trabajo bajo el sol. Se suda hasta
durmiendo. Aquí tienes dinero. La paga y algo de mi capitán
MARIE:- Que Dios te lo pague Franz.
WOYZECK: - Tengo que irme. Hasta la noche, Marie. Adiós.
Sale Woyzeck.
MARIE:- Soy una mala persona. Sería capaz de apuñalarme. ¡Bah! ¿Qué
importa el mundo? ¡Qué se vaya todo al diablo, hombre y la mujer.
ESCENA IX
Calle

CAPITÁN. LA DOCTORA. WOYZECK

CAPITÁN: - ¡Sra. Doctora! No corra tanto.

DOCTORA:- Voy apurada capitán

CAPITÁN: - Una buena persona no va con tantas prisas. Escúcheme por favor
doctora, permítame salvar una vida humana. Doctora me siento melancólico,
como exaltado. Me pongo a llorar cuando veo mi casaca colgada en la pared.

DOCTORA:- ¡Ummm! Inflado. (Observándolo) Corpulento, cuello grueso.


Constitución apoplética. Sí señor capitán, podría tener un derrame cerebral.
Podría darle sólo en un lado y quedar paralítico de un costado. O su cerebro
podría sufrir parálisis y quedaría como un vegetal. Esas son sus perspectivas
para el próximo mes. Le aseguro que su caso es de los más interesantes. Si aún
puede hablar, haremos experimentos históricos.

CAPITÁN: - Sra. Doctora no me asuste. Ya han muerto personas de puro susto.


Ya veo a la gente llevando coronas de flores. Al menos dirán que yo era una
buena persona.

(Woyzeck, baja la calle corriendo)

CAPITÁN: - ¡Ey Woyzeck!, ¿adónde vas con esas prisas? Ven un momento aquí
Woyzeck. Va por la vida como una navaja abierta. Uno podría cortarse. Corres
como si tuvieras que afeitar a un regimiento de casacos, y fueras a ser ahorcado
un cuarto de hora después de cortar el último pelo. A propósito de barbas largas.
(Dirigiéndose a la doctora) ¿Qué quería decir. Una barba larga bajo el mentón…

DOCTORA:- Plinio, ya lo dijo. Los soldados no deberían no deberían dejársela.

CAPITÁN: - Sí, las barbas largas… Woyzeck. ¿No has encontrado un pelo en la
sopa? ¿Me has comprendido?

WOYZECK: - ¡Sí mi capitán!

CAPITÁN: - Un pelo de la barba de un zapador, un suboficial, de un… tambor


mayor. Eh Woyzeck. Pero tienes una buena mujer. No te pasa como a otros

WOYZECK: - ¿Qué insinúa, mi capitán?

CAPITÁN: - (A la doctora) Qué cara pone. Quizá no en la sopa, pero si te das


prisa, tal vez encuentres uno sobre unos labios. Yo también he experimentado
el amor Woyzeck. Está blanco como el papel.

WOYZECK: - Señor capitán, soy un pobre diablo, es lo único que tengo en el


mundo. Si se burla de mí, mi capitán…
CAPITÁN: - ¿Qué yo me burlo de ti? Pero hombre…

DOCTORA:- El pulso, Woyzeck. Breve, enérgico, atropellado, irregular.

WOYZECK: - La tierra arde como el infierno. Yo estoy helado. El infierno está


frío. Imposible, ¿no? ¡Imposible, ¡no, no! Imposible.

CAPITÁN: - Eh tú, ¿quieres que te fusilen? ¿Quieres que te metan un par de


balas en la cabeza? Me estás apuñalando con la mirada, y eso que yo sólo quiero
tu bien, porque eres un buen hombre, Woyzeck, un buen hombre…

DOCTORA: - Músculos faciales rígidos y palpitantes. Postura tensa.

WOYZECK: - Ve voy. Son posibles muchas cosas. Hace buen tiempo, mi


capitán, un cielo gris hermoso. Dan ganas de clavar un garfio y colgarse de el,
sólo por la raya, entre el sí y el sí, y el no. ¿Tiene culpa el no del sí o el sí del
no? Lo meditaré. ¡Diantre! (Marcha furioso)

DOCTORA: - ¡Qué fenómeno! ¡Woyzeck, aumento!

CAPITÁN: - Las personas me dan vértigo. ¡Qué apresuramiento! La tipa larga


va dando zancadas, corre como la sombra de una pata de araña, y el bajito va
renqueando. El largo el rayo y el corto es el trueno, ¡Ja, ja, el uno a la zaga del
otro! No me gusta eso. Un hombre bueno es agradecido y a ama a la vida; ¡un
hombre bueno no tiene valor!, ¡pero un canalla siempre es valeroso! Yo sólo he
ido a la guerra para reafirmarme en mi amor a la vida. De eso a ser valiente…
¡Qué cosas se le ocurren a uno! Grotesco, grotesco.
ESCENA X
Cuarto Marie

(MARIE, WOYZECK)

MARIE: - Hola Franz

WOYZECK: - (La mira fijamente, sacudiendo la cabeza) Eres aún la misma.


Efectivamente. No se nota nada

MARIE: - Estás extraño Franz, me das miedo.

WOYZECK:- No nota nada. Debería poder agarrarse con las manos.

MARIE: - ¿Qué te pasa Franz? Estás desbarrando.

WOYZECK: - Pasa mucha gente por la calle. Y tú hablas con quien quieres.
¿Se ha arrimado así? ¿Así? ¿Y te ha cogido así? Ojalá hubiera sido él ¿Cómo
puede el pecado mortal ser tan hermoso?

MARIE: - Desde el día que es día y el mundo, mundo, muchas personas pueden
estar en un sitio, una detrás de otra.
WOYZECK:- No dejas los labios en casa. Qué pena, son tan hermosos. A las
avispas les gusta posarse en ellos.

MARIE: - ¿Y qué avispa te ha picado a ti?

WOYZECK: - Un pecado infame. Apesta tanto… que podría ahuyentar a los


ángeles. Tienes la boca roja, Marie ¿No tienes marcas?

MARIE: - Franz. ¡Deliras!

WOYZECK: - ¡Le he visto!

MARIE: - Se ven muchas cosas con dos ojos bajo el sol.

WOYZECK: - ¿Se ha arrimado así? ¿Así?

MARIE: - En un sitio pueden arrimarse muchos, uno detrás de otro.

WOYZECK: -¡Zorra!

MARIE: - ¡Prefiero un cuchillo a tus manos!

WOYZECK: - Debería notarse algo. Cada persona es un abismo. Da vértigo


mirar. Inocencia, llevas una señal ¿Lo sé yo? ¿Quién lo sabe?
ESCENA XI
El cuerpo de guardia
(WOYZECK, ANDRÉS)

ANDRÉS: - (Cantando) La señora posadera tiene una buena criada,

Sentada está en el jardín día y noche.

Sentada está en su jardín

WOYZECK: - ¡Andrés!

ANDRÉS: - ¡Sí!

WOYZECK: - Están bailando.

ANDRÉS: - Sí en la taberna. Han ido las mujeres (Cantando) Está en el jardín.


Mirando pasar soldados, hasta que den las doce

WOYZECK: - Andrés no encuentro sosiego. He de salir. Me da vueltas la cabeza.


Bailan. Bailan ¡Qué manos tan ardientes tiene!

ANDRÉS: - Las personas desprenden vaho


WOYZECK: - ¡Maldita sea, Andrés!

ANDRÉS: - ¿Qué te pasa?

WOYZECK: - Debo ir, debo verlo. Tengo que salir al aire libre, que calor hace
aquí.

ANDRÉS: - Desgraciado. Con esa golfa.


ESCENA XII
Mesón
(Las ventanas abiertas, baile. Banco delante de la casa. MENESTRALES)

PRIMER MENESTRAL: - Llevo una camisa tan pestilente. Como mi alma que
apesta a aguardiente…

SEGUNDO MENESTRAL: - Hermano, ¿tendré que hacerte por amistad un


agujero en tus partes? ¡Maldita sea! Quiero hacerte un agujero en tus partes. Yo
también soy un tipo de cuidado, ¿sabes?, quiero aplastarte todas las pulgas del
cuerpo.

PRIMER MENESTRAL: - Mi alma, mi alma apesta a aguardiente. Hasta el dinero


acaba pudriéndose. ¡Nomeolvides! ¡Qué bello es este mundo! Hermano, he de
llenar una cuba con mis lloriqueos. Me gustaría que nuestras narices fueran
botellas y que pudiésemos vaciárnoslas el uno al otro en el gaznate.

ANDRÉS: - (A coro):

Un cazador del Palatinado

Cabalgaba una vez por un verde prado.

Larí, lará que dicha la cacería

Aquí, en la verde campiña.

Cazar es mi alegría.

(Woyzeck se coloca junto a la ventana. MARIE y el TAMBOR MAYOR pasan


bailando sin verle.
LOS OTROS: (A coro)

Por un verde prado,

Cabalgaba una vez, larí, lará,

Un cazador del Palatinado

Que dicha la cacería

En la verde campiña.

¡Cazar es mi alegría!

MARIE: - No pares, no pares.

WOYZECK: - Él, ella. No pares, no pares. Dad vueltas, revolcaos. ¿Por qué Dios
no apaga las velas de un soplo para que todos se revuelquen en la lujuria? A
pleno día, delante de todos, como las moscas. No pares, no pares. Ese tipo,
cómo la soba.

PRIMER MENESTRAL: (Predica subido a una mesa) - Sin embargo, si un


caminante apoyado en el transcurso del tiempo, o que buscas respuestas en la
sabiduría divina, se pregunta: “¿Por qué existe el hombre?” ¿Por qué existe el
hombre? En verdad os digo que, ¿de qué viviría el campesino, el zapatero, el
médico, si Dios no hubiera creado al hombre? ¿De qué viviría el soldado, si no
se le hubiera provisto de la necesidad… la necesidad… la necesidad de matar a
otros? No lo dudéis. Todo lo mundanal está corrupto. Hasta el dinero acaba
pudriéndose. Para terminar queridos amigos, mearé en forma de cruz, para que
así muera un judío.
ESCENA XIII
A campo abierto

(Viento)

WOYZECK: - ¡Sigue! ¡Sigue! Silencia. Música (Se aplasta contra el suelo) ¿Eh?,
¿qué decís? Más alto, más alto. Mata, mata, apuñala, a esa zorra ¿Debo? ¿He
de hacerlo? También lo oigo por ahí ¿Lo dice también el viento? No dejo de oírlo,
no pares, apuñálala, apuñálala

ESCENA XIV
Fonda

(TAMBOR MAYOR, WOYZECK, GENTE)

TAMBOR MAYOR: - ¡Soy todo un hombre! (Golpeándose al pecho) ¡Un hombre,


he dicho! ¿Quién quiere algo? Quien no beba como Dios, que se aparte de mí o
le meteré a golpes la nariz en el culo. (Refiriéndose a Woyzeck) Quiero que ese
tipo de ahí beba. ¡Eh tú soldado! ¡Bebe! Un hombre tiene que beber.
WOYZECK: - (Silba)

(El TAMBOR MAYOR obliga a Woyzeck a beber)

TAMBOR MAYOR: - ¿Quieres que te saque la lengua y te la líe al cuerpo?


(Pelean WOYZECK pierde) ¿Quieres que te deje con menos aire que el pedo de
una vieja?, ¿quieres?

EL MESONERO: - ¡Separaos!

(LOS SEPARAN)
UNO: - Ese ya ha recibido lo suyo.

WOYZECK: (Exhausto y trémulo TAMBOR MAYOR se lo lleva como un pelele y


le sienta en el banco)

TAMBOR MAYOR: - Que silbe hasta ponerse morado.

(Canta) El aguardiente es mi vida. El aguardiente me da valor.

WOYZECK: - Cada cosa a su tiempo

ESCENA XV
En el cuartel (Noche)

(ANDRÉS y WOYZECK en una cama)

WOYZECK: (Zarandeando a Andrés) - ¡Andrés!, ¡Andrés! No puedo dormir.


Cuando cierro los ojos, todo me da vueltas y oigo violines: No pares, no pares.
La pared habla. ¡Andrés! ¡Andrés! ¿No lo oyes?
ANDRÉS: - Sí, ¡déjales que bailen!. Tengo sueño. Que Dios nos proteja, amén.

WOYZECK: - Luego dice: “Apuñálala, apuñálala”. Y siento entre los ojos como
un cuchillo.

ANDRÉS: - Duérmete, chiflado.


ESCENA XVI
Cuarto Marie

MARIE. EL NIÑO. KARL, EL IDIOTA

MARIE: (Hojeando la Biblia) “Y no se halló engaño en su boca” ¡Señor!, ¡Señor!


No me mires (Sigue hojeando)… “pero los fariseos le llevaron una mujer
sorprendida en adulterio y la colocaron en medio. Pero Jesús dijo: “tampoco yo
te condeno. Vete y no peques más”. (Juntando las manos) ¡Señor!, ¡Señor! No
puedo. Señor, permíteme tan sólo poder rezar.

KARL: (Tumbado, contándose cuentos con los dedos) Éste tiene una corona de
oro, es el rey. Mañana me llevaré al hijo de la reina. La morcilla dice: ven
salchichón. (Coge al niño y se calla).

MARIE: - Franz no ha venido. Ni ayer ni hoy. Que calor hace… “Y poniéndose a


sus pies comenzó a llorar y le mojaba los pies con sus lágrimas y con los cabellos
de su cabeza se los secaba, y besaba sus pies y los ungía con perfumes. (Marie
dándose golpes en el pecho) ¡Todo está muerto! Señor, redentor mío, yo quisiere
ungirte los pies.
ESCENA XVII
Tienda del Judío

(WOYZECK. EL JUDÍO)

WOYZECK: - La pistola es muy cara.

JUDÍO: - ¿La compra o no la compra?

WOYZECK: - ¿Cuánto cuesta el cuchillo?


JUDÍO: - Es completamente recto. ¿Quiere cortarse el cuello? Te doy tan barato
como a cualquier otro. Morir le costará poco, pero no será de balde. ¿Te
decides? Vas a tener una muerta económica.

WOYZECK: - Con esto se puede cortar algo más que pan.

JUDÍO: - Veinte peniques.

WOYZECK: - ¡Ahí van!

JUDIO: - Como si no fueran nada. ¡Y es dinero, nada menos! El muy necio.

(Suenan campanas, Woyzeck corre)


ESCENA XVIII
Cuartel

(ANDRÉS. WOYZECK revolviendo en sus cosas).

WOYZECK: - Ten, Andrés. Esta camisa no es del uniforme, te puede servir.

ANDRÉS: - Gracias

WOYZECK: - El anillo y la cruz son de mi hermana. También hay una estampa.


Dos corazones y oro. Estaban en la Biblia de mi madre

ANDRÉS: - Sí, gracias.

WOYZECK: - (Saca un papel) Friedrich Johann Franz Woyzeck, soldado fusilero


del segundo regimiento, segundo batallón, cuarta compañía. Nacido el día de la
Anunciación. Hoy tengo treinta años, siete meses y doce días.

ANDRÉS: - Franz, ve a la enfermería. Tienes que tomar aguardiente con los


polvos dentro, eso mata la fiebre.

WOYZECK: - Cuando el carpintero recoge las virutas, no se sabe quién acabará


en la caja.
ESCENA XIX
Calle

(MARIE. KARL. WOYZECK)

KARL: - Marie cántame cualquier cosa.

MARIE: - No puedo

KARL: - ¿Por qué?

MARIE: - Porque no.

KARL: - ¿Por qué porque no?


MARIE: - Ven, que te contaré una historia. Érase una vez un pobre niño que no
tenía ni padre ni madre. Todos se le habían muerto y no había nadie más en el
mundo. Todo estaba muerto y no había nadie más en el mundo. Se fue y anduvo
buscando día y noche. Como no había nadie en la tierra, quiso ir al cielo. La luna
lo miró con ternura. Cuando llegó a la luna, era una madera podrida. Y se fue al
sol. Cuando llegó, era un girasol marchito. Cuando llegó a las estrellas, eran
mosquitos dorados. Cuando quiso volver a la tierra, esta era una cazuela
volcada. Y se sintió muy solo. Se sentó y lloró. Aún sigue ahí, muy solo.

(Llega Woyzeck)

WOYZECK: - ¡Marie!

MARIE: (Asustada) - ¿Qué pasa?

WOYZECK: - Marie, nos vamos. Ya es hora.

MARIE: - ¿Adónde?

WOYZECK: - ¿Lo sé yo acaso?


ESCENA XX
Bosque

MARIE Y WOYZECK

(Sonidos de bosque cayendo la noche)

MARIE: - Bueno, por allí se vuelve a la ciudad. Esto está muy oscuro.

WOYZECK: - Quédate un rato.

MARIE: - Quiero ir a casa.

WOYZECK: - Ya no te lastimarás lo pies de andar.

MARIE: - Qué cosas dices.

WOYZECK: - ¿Sabes cuánto dura lo nuestro?

MARIE: - Para Pentecostés hará dos años.

WOYZECK: - ¿Sabes cuánto vamos a durar aún?

MARIE: - He de irme. Está empezando a refrescar.


WOYZECK: - ¿Tienes frío Marie? Y sin embargo estás caliente. ¡Qué labios tan
ardientes tienes! Ardientes, ardiente aliento de puta, y a pesar de ello daría
cualquier cosa por besarlos una vez más. Pero cuando uno está helado ya no
pasa más frío. Mañana no sentirás el rocío.

MARIE: - ¿Qué dices?

WOYZECK: - Nada.

MARIE: - La luna se ha teñido de rojo.

WOYZECK: - Como una daga ensangrentada.

MARIE: - ¿Qué vas a hacer Franz?, ¡estás pálido! ¡Detente Franz! ¡Por el amor
de Dios! ¡So-Socorro!

WOYZECK: - ¡Toma esto! ¡Y esto! ¿No sabes morirte? ¡Así! ¡Así! Ah, todavía se
estremece. ¿Aún no estás muerta?, ¿aún no?, ¿aún no? (Apuñalándola) ¿Estás
ya muerta? ¡Muerta! ¡Muerta!

(Llega gente huye)

ESCENA XXI
Llega gente

(BOSQUE)

PRIMERA PERSONA: - ¡Alto!

SEGUNDA PERSONA:- ¿Oyes? ¡Calla! Por ahí.

PRIMERA PERSONA: - ¡Uh! ¡Ahí! ¡Qué ruido!

SEGUNDA PERSONA: - Es el agua que llama, hace tiempo que no se ha


ahogado nadie. Vámonos, no es bueno oírla.

PRIMERA PERSONA: - ¡Aaah! Otra vez. Como alguien que estuviera


muriéndose.

SEGUNDA PERSONA: - Da miedo esta bruma. Todo gris, casi niebla… y el


zumbido de los abejorros como campanas rajadas. Vámonos.

PRIMERA PERSONA: - No, la voz es demasiado clara, demasiado fuerte. Por


allí. Ven.
ESCENA XXII
Fonda

(BAILAN TODOS. ENTRA WOYZECK)

WOYZECK: - Bailad, sudad y apestad. Que os lleve a todos el diablo.


(Käthe baila con Woyzeck). Siéntate Käthe que tengo calor. ¡Calor!

WOYZECK: - Así el diablo se lleva a uno deja suelta a la otra. Tú también estás
ardiendo. ¿Por qué Käthe? Tú también te enfriarás. ¡Marie! Sé razonable. ¿Es
qué no sabes cantar?

KÄTHE: (Canta) – Yo no quiero marcharme a Suabia

Ni tampoco llevar trajes largos;

Trajes largos, zapatos de tacón

No se casan con la moza de un mesón.

WOYZECK: - No, sin zapatos, también se puede ir al infierno sin zapatos.

KÄTHE: - ¿Pero qué tienes en la mano?

WOYZECK: - ¿Yo? ¿yo?

KÄTHE: - ¡Rojo! ¡Sangre!

WOYZECK: - ¿Sangre? Sangre.

(Se forma un círculo de gente en torno a ellos.

EL MESONERO: - ¡Uh! Sangre.

WOYZECK: - Creo que me he cortado aquí, en la mano derecha.

EL MESONERO: - ¿Y cómo ha llegado la sangre hasta el codo?

WOYZECK: - Me habré limpiado.

EL MESONERO: - ¿Y cómo? ¿El codo derecho con la mano derecha? Sí que


usted es muy mañoso.

KARL: -Y entonces dijo el gigante: me huele, me huele a carne humana. ¡Puaj!


¡Ese apesta!

WOYZECK: - ¡Demonios! ¿Qué queréis? ¿Qué os importa? Dejadme salir. O al


primero… ¡demonios! ¿Creéis que he matado a alguien? ¿Soy un asesino?
¿Qué miráis? Fijaos en vosotros Dejadme salir.
ESCENA XXIII
Bosque

(Woyzeck solo)

WOYZECK: - ¿El cuchillo? ¿Dónde está el cuchillo? Lo dejé aquí ¡Me delatará!
Más cerca, aún más cerca ¿Qué sitio es este? ¿Qué oigo? Algo se mueve.
Silencio. Ahí cerca. ¿Marie? ¡Ah, Marie! Silencio. Todo en silencio. ¡Ahí hay algo!
Frío, húmedo, silencioso. He de irme de aquí. El cuchillo, el cuchillo, ¿lo tengo?
¡Sí! Gente. Por allí (Se va corriendo)
ESCENA XIV
Woyzeck junto a la laguna
WOYZECK: - ¡Así al fondo! (Arroja el cuchillo al agua) Se hunde en el agua
oscura, como una piedra. ¡La luna es como una daga ensangrentada! ¿Pero es
que el mundo entero quiere delatarme? No, está demasiado cerca si se bañan
(Se mete en la laguna y lo arroja más adentro) Ahora sí. Pero en verano cuando
se metan a buscar conchas… ¡Bah!, estará roñoso. ¿Quién va a reconocerlo?
¡Tendría que haberlo roto! ¿Aún estoy manchado de sangre? He de lavarme.
Aquí tengo una mancha y aquí otra

ESCENA XV
Calle
TERCERA PERSONA: - ¡Vamos!

CUARTA PERSONA: - ¿Qué pasa?

TERCERA PERSONA: - ¿No lo sabes? Ya han salido todos. Han encontrado a


una mujer muerta fuera de la ciudad.

CUARTA PERSONA: - ¿Dónde?

TERCERA PERSONA: - A la izquierda de las trincheras, en el bosquecillo, junto


a la cruz roja.

CUARTA PERSONA: - Vamos a ver si vemos algo todavía. Si no se la llevarán


dentro.
ESCENA XVI
UJIER, MÉDICO. JUEZ

UJIER: -Un buen asesinato, un asesinato auténtico, un hermoso asesinato, tan


hermoso como se pueda exigir. Hacía tiempo que no teníamos otro igual.

FIN
ESCENA I

Woyzeck afeita al Capitán que se burla de él. Cuando el Capitán comienza a


hablar sobre la moral y sobre el hijo de Woyzeck, nacido sin la bendición de la
Iglesia, el soldado pierde su laconismo: creo que si nosotros (los pobres]
fuéramos al cielo, nos pondrían a hacer los truenos.

ESCENA II

Woyzeck y su camarada Andrés van a cortar leña. Woyzeck percibe a su


alrededor fuerzas sobrenaturales. Está detrás de mí, debajo de mí; hueco ¿lo
oyes? Está todo hueco ahí debajo. Las alucinaciones de Woyzeck asustan a
Andrés que intenta quitarse el miedo cantando y entona la canción popular de
los "dos conejos".

ESCENA III

La orquesta militar pasa por la calle marchando. Marie saluda con la mano al
Tambor Mayor, lo cual es advertido por su vecina. Woyzeck visita a Marie y al
niño. Habla de un modo enigmático y Marie no parece entenderlo.

ESCENA IV

Woyzeck se ha prestado a que la Doctora experimente con él a cambio de


dinero. Después de que la Doctora le dispense su ración diaria de guisantes,
Woyzeck habla de sus visiones. La Doctora manifiesta que Woyzeck es un caso
interesante.

ESCENA V

Suena música de feria y un hombre mayor canta. Marie y Woyzeck escuchan a


una Charlatana de feria presenta distintas curiosidades. El Suboficial y el Tambor
Mayor ansían a Marie.

ESCENA VI

El Tambor Mayor se abalanza sobre Marie. Ella le rechaza en un primer


momento y cede después.

ESCENA VII

Un grupo de estudiantes asiste a una clase de la Doctora. Woyzeck es


presentado como un "conejillo de indias" y es objeto de humillación pública.

ESCENA VIII

Marie se observa en el espejo. El Tambor Mayor le ha regalado unos pendientes.


Woyzeck la sorprende y le da dinero. Se marcha apresuradamente.
ESCENA IX

El Capitán molesta a la Doctora con sus opiniones. Le predice que va sufrir un


ataque. Cuando Woyzeck se cruza en su camino, dejan caer su agresividad
sobre él y le sugieren que Marie puede tener una aventura amorosa con el
Tambor Mayor. La consternación invade y paraliza a Woyzeck.

ESCENA X

Woyzeck sospecha que Marie le es infiel y quiere confirmarlo.

ESCENA XI

Woyzeck expresa a Andrés su inquietud.

ESCENA XII

Los soldados se divierten, las mujeres bailan con los hombres. Entre ellos se
hallan también Marie y el Tambor Mayor. Woyzeck reconoce a la pareja y queda
perplejo.

ESCENA XIII

Woyzeck oye voces que le exhortan a que mate a Marie: "apuñala a la zorra
(Marie), mátala".

ESCENA XIV

Woyzeck y el Tambor mayor se encuentran y luchan. El Tambor Mayor doblega


y somete a Woyzeck, más débil físicamente.

ESCENA XV

Por la noche Woyzeck intenta contarle a Andrés que oye voces que le ordenan
matar, pero Andrés solo quiere dormir y no le hace caso.

ESCENA XVI

Marie siente remordimientos y busca consuelo en la Biblia.

ESCENA XVII

Woyzeck compra un cuchillo en la tienda de un judío.

ESCENA XVIII

Woyzeck le comunica a Andrés quién debe recibir sus pertenencias tras su muerte. Este
no repara en su estado mental y supone Woyzeck padece una simple fiebre que se
puede curar con medicamentos. "Franz, debes ir a la enfermería. Tienes que beber
aguardiente con polvos; eso matará la fiebre."
ESCENA XIX

Marie está sentada con Karl, el idiota, le pide que cante pero ésta decide contarle
un cuento alterándolo a modo de anti-cuento con un final desgraciado. Woyzeck
llega y le pide a Marie que le acompañe.

ESCENA XX

Woyzeck y Marie están en las afueras de la ciudad. Marie es reacia a seguirlo e


intenta eludir la situación. "Debo marcharme, tengo frío". Sin embargo Woyzeck
no la deja marchar, sino que exaltado comienza a apuñalarla.

ESCENA XXI

Dos personas oyen lo ocurrido desde la lejanía y se dirigen al lugar de los


hechos.

ESCENA XXII

Woyzeck entra en una taberna para tranquilizarse y descansar. Una mujer se


percata de que tiene la camisa manchada de sangre de modo que Woyzeck se
ve forzado a huir.

ESCENA XXIII

Woyzeck se halla en el lugar del crimen buscando el cuchillo cerca de un


estanque. Pretende destruir las pruebas del asesinato.

ESCENA XXIV

Woyzeck tira el cuchillo al estanque y se lava los restos de sangre.

ESCENA XXV

Dos personas hablan de que se ha encontrado un cadáver a las afueras de la


ciudad.

ESCENA XXVI

Los presentes admiran el cadáver como si se tratase de un espectáculo.


Empleado del tribunal: un buen asesinato, auténtico, bonito. Tan bonito como es
posible desear. Hacía mucho tiempo que no teníamos ninguno.

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