Biografias de Los 12 Apostoles

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"Dejad que los niños vengan a mi porque

de ellos es el reino de los cielos " de


memoria.
Apóstol Simón Pedro
(Betsaida, finales del siglo I a. C.-Roma, c. 67 d. C.)
Hijo de Jonás o Juan y renombrado por Jesús como Pedro, fue uno de
los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret y considerado
como el primer papa.

Simón Pedro era un pescador del mar de Galilea, que abandonó su


casa en Cafarnaúm para unirse a los discípulos de Jesús en los
momentos iniciales de su ministerio. A Simón se sumaron otros
pescadores de la zona como su hermano Andrés y los dos hijos de
Zebedeo, Santiago y Juan. Estos 4 hombres conformaron el núcleo
original de los 12 apóstoles.

Diversos pasajes de la Biblia muestran a San Pedro como una


persona impetuosa, sincera y con una personalidad arrolladora. Su
mayor debilidad fue la de negar hasta 3 veces conocer a Jesucristo la
noche que Él fue arrestado, cumpliendo así con la profecía del
Nazareno.

La última etapa de su vida la pasaría en Roma, dónde habría ejercido


un largo apostolado que podría justificar la futura sede papal.
Finalmente sería detenido por Nerón durante su persecución contra
los cristianos, siendo ejecutado por crucifixión.
Apóstol Santiago el Mayor
(Betsaida, 5 a.C.-Jerusalén, 44 d.C.)
Hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de Juan, este apóstol fue conocido
como Santiago el Mayor para diferenciarlo de Santiago el Menor, otro de
los 12 apóstoles. En la Biblia se alude habitualmente a él como
Jacobo.
Junto con Juan y Simón Pedro fue testigo de momentos clave en el
ministerio de Cristo. Asistió a la resurrección de la hija de Jairo, a la
transfiguración de Jesús y estuvo en el Huerto de los Olivos durante la
oración previa a la pasión y muerte de Jesucristo. Además, formó parte
del grupo testigo del último milagro: Su aparición ya resucitado en las
orillas del Lago de Tiberíades.

Tras la muerte de Jesucristo, Santiago el Mayor fue destinado a


evangelizar el territorio noroeste de Hispania, conocido como Gallaecia.
Después regresó a Jerusalén para acompañar a la Virgen María en su
lecho de muerte, junto con los otros grandes discípulos de Jesús. Allí fue
torturado y decapitado por Herodes Agripa I. Su cuerpo sería llevado de
nuevo a Gallaecia, dónde sería enterrado en el lugar en el que hoy se
alza la Catedral de Santiago.
Apóstol San Andrés
(Betsaida, comienzos del siglo I-Patras, finales del siglo I)
Andrés tuvo el honor de haber sido el primer discípulo de Cristo, junto
con Juan. La llamada de Jesucristo cambió su vida para siempre. Fue
Andrés el que llevo a Simón Pedro al encuentro de Jesús, indicándole
que habían encontrado al Salvador del mundo.
San Andrés también llevó a Jesús el chico que tenía los cinco panes,
para que el Nazareno obrara el milagro de la multiplicación de los panes.
Este apóstol vivió tres años junto a Jesucristo, presenciando la mayoría
de sus milagros y escuchando la mayoría de sus sermones.

En el día de Pentecostés, San Andrés recibió junto con la Virgen María y


los demás Apóstoles al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. A
partir de ese momento se dedicó a predicar el Evangelio con valentía,
obrando diversos milagros.

San Andrés fue martirizado y crucificado en la ciudad de Patras, bajo el


imperio de Nerón.
Apóstol Juan
(Betsaida, 6 d.C.-Éfeso, 101 d.C.)
Hermano de Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo y Salomé, y el menor de
todos los apóstoles. También conocido como Juan, el discípulo amado ya
que en el Evangelio aparece seis veces “El discípulo a quien Jesús
amaba”.
Al igual que hermano Santiago el Mayor, Juan presenció muchos de los
milagros y enseñanzas del Señor. De este modo, junto a Santiago el
Mayor y Simón Pedro, formó un círculo íntimo de discípulos que
estuvieron presentes en momentos clave del ministerio terrenal de Jesús:
la resurrección de la hija de Jairo, la Transfiguración de Jesús, la profecía
final de Jesucristo en el Monte de los Olivos, el comienzo de la gran obra
expiatoria de Jesús en el jardín de Getsemaní, etc.

Jesucristo atribuyó a Juan y Santiago el Mayor el sobrenombre de


Boanerges o “hijos del trueno”, probablemente por su carácter irascible.
Apóstol San Felipe
(Betsaida, finales del siglo I a.C. o principios del siglo I d.C.-Hierápolis,
80 d.C.)
Felipe fue el quinto apóstol convocado, y uno de los presentes cuando
Juan el Bautista señaló por primera vez a Jesús como el Cordero de
Dios.
Un día después de que Cristo llamase a Pedro, se encontró con Felipe y
lo llamó al apostolado diciéndole “sígueme”. Felipe obedeció u trajo poco
después a Natanael o Bartolomé.

Aunque la Biblia no contiene muchos datos sobre este apóstol, sabemos


que fue Felipe el que llevó los panes y los peces a Jesús para que Él
obrase el milagro. Según algunos relatos evangélicos podemos saber
también que Felipe era un hombre ingenuo, tímido y juicioso.
Los estudiosos sitúan su deceso en Hierápolis, en la actual Turquía,
donde habría estado predicando y donde habría fallecido a una edad
avanzada.
Apóstol San Bartolomé
(Caná, siglo I a.C.-Siria, siglo I d.C.)
El nombre de Bartolomé procede del arameo “hijo de Ptolomeo”.
Bartolomé aparece siempre vinculado a Felipe y es conocido también
como Natanael.
Según el Evangelio de Juan, Natanael, más conocido como “el rebelde”,
fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de
Tiberiades después de su resurrección.
El apóstol Bartolomé fue testigo de la ascensión de Jesús.
Aunque no es posible precisar con seguridad el campo de su apostolado,
muchos creen que pudo ejercer su misión su misión en la India,
Arabia, Etiopía, Egipto y Armenia; según otros, lo hizo en la ciudad de
Frigia y en la corte de Polimio, rey del Bósforo, Ponto y Cilicia.
En cuanto a su martirio y según la tradición generalmente más seguida
por la iconografía, fue desollado vivo. El posible escenario de su muerte
se coloca en Albanópolis o Urbanópolis, ciudad de Armenia.
Posteriormente su cuerpo fue trasladado a Neferguerd (Miyafarkin), y
hacia el 507, por el emperador Anastasio I, a Daras en Mesopotamia.
Más tarde, en el 983, el emperador Otón III trasladó sus restos a Roma,
donde fueron depositados en la iglesia de San Adalberto, en la isla del
Tíber, que recibió desde entonces el nombre de San Bartolomé in
Insula.
Apóstol San Tomás
(Galilea, siglo I d.C.-Mylapore, 72 d.C.)
Tomás o Judas Tomás Dídimo, fue uno de los doce apóstoles de Jesús.
El nombre Tomás significa “gemelo” en arameo, y Dídimo tiene la misma
acepción en griego.

Santo Tomás Apóstol, judío y pescador de oficio, tuvo la bendición de


seguir a Cristo, quien lo hizo apóstol el año 31.
Santo Tomás es conocido por su incredulidad después de la muerte del
Señor. Jesús se apareció a los discípulos el día de la resurrección para
convencerlos de que había resucitado realmente. Tomás estaba
ausente y se negó a creer en la resurrección de Jesús: “Si no veo en
sus manos la huella de los clavos y pongo el dedo en los agujeros de los
clavos y si no meto la mano en su costado, no creeré”.
Ocho días más tarde, cuando Jesús se encontraba con los discípulos, se
dirigió a Tomás y le dijo: “Pon aquí tu dedo y mira mis manos: dame tu
mano y ponla en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente.” Tomás
cayó de rodillas y exclamó: “Señor mío y Dios mío!” Jesús replicó: “Has
creído, Tomás, porque me has visto. Bienaventurados quienes han
creído sin haber visto.”

Tomás no era muy culto, pero


compensó esta carencia con
un amor apasionado por Jesucristo.
Según la tradición, le tocó a él
evangelizar Siria y luego la ciudad de
Edesa, desde donde se trasladó para
fundar la primera comunidad cristiana
de Babilonia, en Mesopotamia. Allí
habría de permanecer siete años,
antes de embarcarse para la India,
viajando por todo el país hasta llegar a
China, impulsado siempre y sólo por
amor al Evangelio.
De vuelta en la India, tuvo una muerte
de mártir, atravesado por una lanza en
la actual Chennai, el 3 de julio del año
72.
Apóstol San Mateo
(Palestina, siglo I d.C.-Etiopía, 74 d.C.)
Mateo el Evangelista, también conocido como Mateo Leví, Leví de
Alfeo o Mateo el Apóstol, fue uno de los doce apóstoles elegidos
por Jesús de Nazaret.

El nombre español Mateo proviene del hebreo MattanYah, que significa


“don de Dios”.

A Mateo se le atribuye la autoría del primero de los


Evangelios llamados sinópticos (los de San Mateo, San Marcos y San
Lucas).
Mateo residía en Cafarnaúm, ciudad de una gran importancia comercial,
y ejercía como recaudador de impuestos para Herodes Antipas. Fue
en su despacho de recaudación donde Jesucristo le dijo “sígueme”.
Aunque el Nuevo Testamento no da muchos detalles sobre la persona de
Mateo, la tradición lo señala como evangelizador de Judea y misionero
en Etiopía y Persia. Vivió largos años en Antioquía, donde escribió su
valiosísimo Evangelio.
En cuanto a su deceso, exinten disparidad de criterios. Mientras algunas
fuentes mencionan que murió martirizado, otras afirman que falleció de
muerte natural.
Apóstol Santiago el Menor
(desconocido, siglo I d.C.-Jerusalén, 62 d.C.)
Santiago el Menor o Santiago, hijo de Alfeo, recibió este nombre para
distinguirlo de otro apóstol, Santiago el Mayor. Santiago el Menor era hijo
de Cleofás o Alfeo y de María de Cleofás, y hermano de Judas Tadeo y
de José. En latín eclesiástico se le denominaba Sanctus Iacobus, es
decir, San Jacobo.
La tradición cristiana siempre lo ha identificado como “el hermano del
Señor“, aunque según el historiador Flavio Josefo el término “hermano”
cubría en ese lugar y en esa época un amplio número de parientes
cercanos, y no necesariamente implicaba el ser “hermano de sangre”, es
decir, hijo de los mismos padres.
Aquel mismo historiador, Flavio Josefo, nos ilustra la muerte del hermano
de Jesús en manos del Sumo Sacerdote Anás ben Anás o Ananus
(Ananías) en el año 62.

La tradición sostiene Santiago el Menor fue crucificado en


Ostrakine, en el Bajo Egipto, donde se hallaba predicando el Evangelio.
Apóstol Simón el Cananeo
(Caná, 50 a.C..-Pella, 70 d.C.)
Simón el Cananeo o el Zelote fue un nativo de Galilea y uno de los
discípulos de Jesucristo que llego a formar parte del grupo de los Doce.
Los vocablos Cananeo y Zelote, derivan del arameo y ambos significan lo
mismo: “celoso”

Los zelotes, como lo habría sido Simón, eran los miembros una
facción religiosa y política considerada como el ala más radical e
integrista del judaísmo del siglo I.
Nadie sabe a ciencia cierta donde el Cananeo habría ejercido su
ministerio. Algunas tradiciones dicen que estableció el cristianismo
en Egipto, junto con Marcos y en Siria acompañado de Felipe. Otras que
pudo haber evangelizado el norte de África, Asia Menor y España.
También se dice que pudo haber ido con Judas Tadeo a Mesopotamia,
Siria y Persia.

En cuanto a su muerte, según el cronista cristiano Hegesipo, Simón fue


martirizado en la época del emperador Trajano, cuando contaba
aproximadamente 120 años de edad. Las versiones sobre su ejecución
difieren. Algunas tradiciones señalan la cruz y otras menos fiables el
fagot en Armenia. Según la tradición católica, Simón fue martirizado
siendo partido a la mitad con una sierra vivo.
Se desconoce el lugar donde fue enterrado.
Apóstol San Judas Tadeo
(Caná, 1 d.C.-Suamir o Edesa, entre 60 y 70 d.C.)
Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de
Jesucristo, pero no se sabe ni cuándo ni cómo entró a formar parte de los
discípulos.

“Judas” es una palabra hebrea que significa: “alabanzas sean dadas a


Dios”, y Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe”
El Apóstol Judas Tadeo era probablemente el hermano de Santiago
el Menor.
Después de la Última Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría
a quienes le escuchasen, Judas Tadeo le preguntó por qué no se
manifestaba a todos. Cristo le respondió que Él y su Padre visitarían a
todos los que le amasen: “Vendremos a él y haremos en él nuestra
morada” (Juan, 14, 22-23).

A pesar de que no sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo


después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo, lo
cierto es que San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a
causa de los numerosos favores celestiales que consigue a los
devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir
empleo o casa.
Según la tradición occidental, Judas Tadeo se reunió en Mesopotamia
con San Simón y ambos predicaron varios años en Persia, donde fueron
martirizados.
Apóstol San Judas Iscariote
(Keriot, ¿?-Jerusalén 27-33 d.C.)
Judas Iscariote fue uno de los apóstoles de Jesús de Nazaret. Siguió a
su maestro durante su predicación por Judea y Galilea y, según los
Evangelios canónicos, fue el apóstol traidor que reveló a los
miembros del Sanedrín el lugar donde podían capturar a su
Maestro sin que sus seguidores interfiriesen, tal como había anunciado
el propio Jesús durante la Última Cena
Según todos los evangelios canónicos, Judas guió a los guardias que
arrestaron a Jesús hasta el lugar donde lo encontraron y besando su
mejilla les indicó quién era. Por su traición fue recompensado con
treinta monedas de plata, pero al poco tiempo se arrepintió de sus
actos. Iscariote intentó devolver las monedas a los sacerdotes que se las
habían dado, y al no aceptárselas de vuelta, las arrojó en el templo.
Después, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó
ahorcándose en un árbol.
Sobrenombres de los doce apóstoles originales
 El que conocemos como Pedro en realidad se llamaba Simón. Fue Jesús quien le
puso el sobrenombre de Pedro (que significa «piedra») y en arameo esta misma
palabra es Cefas. Le encontramos en el Nuevo Testamento por todos esos nombres.
 Jacobo es al que normalmente los santos de los últimos días llamamos Santiago.
Es que Santiago y Jacobo son el mismo nombre. ¡De hecho te sorprenderá saber
que Santiago, Jacobo, Diego y Jaime son derivaciones del mismo nombre!
Afortunadamente, el Nuevo Testamento sólo nos presenta los nombres de Santiago
y Jacobo, pero es bueno saber que estos nombres son intercambiables.
 Bartolomé es el mismo que Natanael, sí, el discípulo en quien Jesús dijo que no
había engaño.
 A Mateo también se le conocía como Leví
 A Tomás también le llamaban Dídimo.

Resumiendo

Distinción entre los nombres homónimos


Notamos que hay tres pares de nombres iguales entre los nombres de los Doce
Apóstoles. Los distinguiremos de la manera siguiente:

 Para distinguir a los dos Simones llamamos al primero Simón Pedro o simplemente
Pedro, y al segundo Simón el zelote o Simón el cananita (los zelotes eran una
facción política a la que quizás este apóstol había pertenecido anteriormente).
 Para distinguir a los dos Jacobos (o Santiagos), llamamos a uno Jacobo el mayor y
al otro Jacobo, hijo de Alfeo.
 Para distinguir a los dos Judas llamamos al primero Judas Tadeo y al segundo
Judas Iscariote.

Y tan, tan, quedó resuelto. Ya podemos divertirnos con los nombres y con sólo
repasarlos un par de veces más nos será fácil recordarlos porque con estas
aclaraciones tendrán más significado para nosotros. Pero aún más importante, nos
será más fácil identificarlos durante nuestra lectura del Nuevo Testamento ahora
que sabemos que podemos encontrarlos con varios nombres, y podremos
distinguirlos con facilidad aún cuando algunos de ellos tienen nombres semejantes.

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