Hormonas Importantes en Perros y Gatos
Hormonas Importantes en Perros y Gatos
Hormonas Importantes en Perros y Gatos
DIAGNOSTICA EN ANIMALES DE
COMPAÑIA.
En los animales de compañía, la principal utilidad de la medición de hormonas
está dada en aspectos reproductivos y alteraciones del metabolismo. Además,
debido a que la alopecia es un signo común en la clínica de pequeños
animales, y si bien es cierto que una de las mayores causas de este signo es el
ectoparasitismo, existe una serie de condiciones, incluyendo las alergias e
infecciones y alteraciones endocrinas, que deberían considerarse en un
diagnóstico diferencial.
HORMONAS REPRODUCTIVAS.
El uso de análisis de hormonas reproductivas en animales de compañía no es
tan generalizado como en las especies mayores, como el bovino, donde el
diagnóstico de gestación es posible analizando los niveles de progesterona. En
la perra y la gata, es difícil diferenciar entre un animal gestante de uno que no
lo está, sobre la base de las concentraciones de esteroides reproductivos. En
estos animales, el análisis de hormonas
reproductivas es realizado para
confirmar que la castración en el macho
haya sido realizada adecuadamente; la
detección de tumores secretores de
hormonas en ambos sexos, y la
determinación de la ovulación para que la
cruza o la inseminación artificial sea realizada
en un tiempo óptimo (Johnston, 1995).
Infertilidad en el macho:
La fertilidad en el perro o gato macho pueden
ser congénitas o adquiridas (Wallace, 1992). Las posibles causas de infertilidad
congénita incluyen alteraciones del eje hipotálamo-adenohipofisis-gonadas,
alteraciones cromosomales y de diferenciación sexual, aplasia segmentaria de
los ductos, criptorquidismo y defectos en la espermatogénesis (Wallace, 1992).
La infertilidad adquirida puede ser causada por hipertermia testicular, debido a
una inflamación o factores ambientales, neoplasia testicular, infecciones del
tracto reproductivo, alteraciones endocrinas, fármacos, exposición a toxinas o
causas idiopáticas (Ellington, 1994).
1
Johnston, 1994). El diagnóstico de la infertilidad en el macho se basa en un
examen físico completo, pruebas serológicas para Brucella canis, análisis de
semen, biopsia testicular, y en el diagnóstico de enfermedades endocrinas
como las mencionadas anteriormente.
Infertilidad en la hembra:
Los problemas de fertilidad, debido a alteraciones hormonales, se pueden
presentar en cualquier etapa del ciclo reproductivo en la hembra. Sin embargo,
muchos de estos problemas, tales como el anestro prolongado, el estro
persistente o el hiperplasia quística endometrial, son el resultado de un manejo
inapropiado de la hembra y se pueden resolver con un programa reproductivo
adecuado (Olson & col., 1982; Concannon, 1993).
Progesterona:
El análisis de progesterona sérica puede realizarse en muestras seriadas para
la determinación de la ovulación en la perra (Van Haaften & col., 1989;
Feldman & Nelson, 1996). El día de la ovulación no puede ser determinado
usando únicamente la citología vaginal. La citología puede indicar que la
cornificación vaginal completa ha ocurrido, sin embargo, las células
cornificadas persisten durante toda la etapa del estro sin dar una indicación del
día de la ovulación o del mejor día para que se realice la cruza o la
inseminación artificial.
Estradiol:
La detección de niveles mayores a los valores basales de estradiol (40 pmol/L)
en una perra o gata castrada indica que existe la presencia de tejido ovárico
residual activo (Feldman & Nelson, 1996). Asimismo, el tumor de células de
Sertoli en el perro macho puede secretar grandes cantidades de estradiol y,
por lo tanto, cuando se sospecha esta condición, el análisis de esta hormona o
de estrógenos totales ayuda a confirmar el diagnóstico. Los tumores de células
de Sertoli en perros viejos son difíciles de diagnosticar porque esta condición
es similar a otras donde se presentan dermatosis, especialmente en las etapas
tempranas. Los perros machos presentan valores de estradiol normalmente
alrededor de 18 pmol/L. Cuando la concentración de esta hormona es alta (>
37 pmol/L), se sospecha de tumor de células de Sertoli. Sin embargo, una
concentración normal no descarta la presencia de este tumor.
Testosterona:
Esta hormona tiene un rango normal en el perro adulto de 5 a 15 nmol/L (Allen
& England, 1993; Feldman & Nelson, 1996). En el macho castrado, el nivel de
testosterona es de < 4 nmol/L. En el gato, el rango normal y la respuesta a la
castración es similar (Gruffydd- Jones, 1993).
3
HORMONAS Y DESORDENES DEL METABOLISMO.
Hipotiroidismo canino.
Se puede dividir el hipotiroidismo en tres categorías basado en el sitio de la
enfermedad. Primario, en la glándula tiroides, es la forma más común (>95%
de los casos) (Panciera, 1998). Se debe usualmente a atrofia idiopática de la
glándula o tiroiditis linfocítica mediada por el sistema inmune. Secundario y
terciario, en la adenohipófisis e hipotálamo, respectivamente. Estas dos formas
de hipotiroidismo son raras (juntos conforman menos del 5% de los casos).
Se debe considerar que existen varios factores que afectan normalmente los
niveles de las iodotironinas, como son la edad, el sexo, obesidad, fármacos y
algunas enfermedades no relacionadas directamente con la glándula tiroides
(Kaptein & col., 1992; Griffin & Ojeda, 1992; Engelking, 2000). El
hipotiroidismo es conocido en patología veterinaria como una condición que se
diagnostica en exceso, en ocasiones haciéndola responsable de enfermedades
dermatológicas alérgicas, infecciosas, parasitarias e inmunológicas (Panciera,
1998).
4
mmol/l ó 250 a 1000 mg/dl). Un hallazgo menos consistente es la anemia
normocítica normocrómica (25% de los casos).
Determinación de T4 libre:
En teoría, medir solamente la hormona biológicamente activa (fT4 a nivel
celular) debería darnos más información que el valor de T4 total, y
supuestamente no se vería afectada por problemas extratiroídeos (Nelson &
col., 1991).
La hormona libre representa 0.1% del T4 total (por ejemplo, un valor normal
de T4 total es 20 nmol/L, mientras que un valor normal de T4 libre es de
20pmol/L). Pero tenemos que considerar lo siguiente: el método principal para
determinar concentraciones de hormona tiroídea libre es la diálisis de
equilibrio, un método costoso y difícil de realizar.
Hipertiroidismo felino.
Es una enfermedad común en gatos adultos y viejos. La mayoría de los gatos
con hipertiroidismo presentan hiperplasia adenomatosa de tiroides o adenoma
benigno (Mooney, 2001). Menos del 5% de los gatos que presentan esta
condición tienen adenocarcinomas malignos (Feldman & Nelson, 1996;
Mooney, 1998). Los signos clínicos más comunes son: pérdida de peso,
5
vómito, diarrea, hiperactividad o aletargamiento, polifagia o anorexia. Las
cardiomiopatías son comunes en estos animales debido al efecto de las
iodotironinas sobre el corazón (Eckersall, 1993; Mooney, 2001). Debido a los
signos clínicos tan variables, el hipertiroidismo debería ser evaluado en gatos
viejos enfermos (Thoday & Mooney, 1992).
Hiperadrenocorticismo en caninos.
Es una patología producida por el exceso de glucocorticoides en el organismo
que se manifiesta como una enfermedad sistémica con problemas cutáneos.
Existen signos clínicos característicos: poliuria, polidipsia, polifagia y abdomen
péndulo. Otros signos generales incluyen atrofia muscular, anestro, letargia y
atrofia testicular (Cayzer & Jones, 1993). El exceso de cortisol produce efectos
severos en la piel: atrofia epidérmica, hiperqueratosis, atrofia de la dermis
adelgazamiento de las paredes de los vasos sanguíneos y aumento de su
fragilidad (presencia de petequias, equimosis y retardo en la cicatrización de
heridas). Es la endocrinopatía más frecuente en caninos y se caracteriza por
ser apruriginosa en sus comienzos (Zerbe, 2000).
• b. Se inyecta ACTH: ACTH gel IM, 2.2 unidades/kg (dosis máxima 40 UI);
Cosyntropin® o Cortrosyn®, 5 mg/kg IV (dosis máxima 250 mg) y en el caso
del gato 125 mg/gato IV.
7
• Un perro normal presenta concentraciones basales de cortisol del orden de
40-180 nmol/L y un valor de cortisol post-ACTH de 230-570 nmol/L (valores
varían de acuerdo al laboratorio usado). Los animales con síndrome de
Cushing presentan altos niveles de cortisol post-inyección (más de 700 nmol/
L). Hay que tomar en cuenta que el estrés en cualquier especie puede causar
un aumento moderado en los niveles de cortisol (300 nmol/L en caninos). Los
pacientes que clínicamente presentan un hiperadrenocorticismo iatrogénico
se manifiestan al nivel de resultados de laboratorio con hipoadrenocorticismo
(debido a una atrofia de las glándulas adrenales por los corticoides
exógenos).
a.
8
mejor realizar ambas pruebas para diagnosticar hiperadrenocorticismo.
Algunos autores recomiendan realizar estas pruebas en días separados o en
combinación (Feldman, 1985; Rijnberk & col., 1988).
Hipoadrenocorticismo en caninos.
Es un síndrome que resulta de la secreción deficiente de mineralocorticoide y/o
gluco-corticoide de la corteza adrenal. La destrucción de más del 90% de
ambas cortezas adrenales causa una deficiencia clínica de las hormonas
adrenocorticales y se denomina hipoadrenocorticismo primario o enfermedad
de Addison. Se considera secundario cuando es causado por una deficiencia de
la ACTH, lo que lleva a una atrofia de la corteza adrenal y una disminución en
la secreción de glucocorticoides (Ahlgren & Bamberg-Thalen, 1993; Herrtage,
1998b).
Usualmente esta prueba se realiza a las 8:00 ó 9:00 horas para minimizar las
variaciones diurnas en las concentraciones de cortisol. Sin embargo, en una
situación de emergencia, en la cual tenemos un paciente con
hipoadrenocorticismo, la prueba puede ser realizada en cualquier momento. Se
realiza de la siguiente forma:
• b. La dosis para el perro es 5 µg/kg IV (dosis máxima 250 µg, en perros >5
kg.; solamente 125 µg en perros <5 kg.) y para gatos es 125 µg /gato IV.
• c. Se colecta, una hora después, una muestra de sangre para medir niveles
de cortisol post-ACTH.
10
Diabetes mellitus canina.
Diferenciar entre hiperglicemia por diabetes mellitus y la asociada a estrés u
otras causas es muy poco probable con una sola muestra de glucosa (Doxey y
col., 1985; Engelking, 1997a). Animales con diabetes mellitus presentan una
hiperglicemia persistente y marcada (sobre 14 mmol/L), mientras que los
animales con estrés presentan un aumento moderado (Feldman & Nelson,
1996). Un paso importante es averiguar si existe glucosuria y cetonuria. Si la
cetonuria está presente, probablemente es diabetes. Si uno observa una
glucosuria marcada, esto apoya el diagnóstico de diabetes, ya que significa que
la glucosa sanguínea ha estado por encima del umbral renal (12-15 mmol/L)
por el tiempo que la orina se ha acumulado en la vejiga urinaria. Sin embargo,
algunos animales con prolongado estrés pueden presentar una glucosuria
moderada. Como recomendación general se aceptan concentraciones de
glucosa de hasta 10 mmol/L para perros, bovinos y equinos bajo estrés. En el
caso de los gatos bajo estrés se aceptan valores de hasta 20 mmol/L.
12
Se deben diferenciar los cuadros clínicos que presentan hembras y machos. En
las hembras se describen dos patologías:
13