El Cajas

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El cajas

¿Cómo formularnos una idea acertada en relación a la actividad minera en el Cajas?.


¿Qué pensar cuando a través de la prensa, la televisión, o internet, nos topamos con
opiniones contradictorias, que van desde su relación con el progreso del país, al peligro que
representa para la biodiversidad de una de nuestras mayores riquezas naturales?. ¿Qué decir
en nuestras conversaciones de calle, cuando se nos pide una opinión al respecto?. Con estas
preguntas comenzamos el recorrido hacia caminos ya trazados, de un tema que genera una
particular sensibilidad entre los ecuatorianos: la actividad minera en el Macizo del Cajas.

El 28 de Mayo del 2013, el Cajas fue declarado reserva de la biosfera por la


UNESCO, por ser el quinto ecosistema con mayor biodiversidad del planeta. Tal
reconocimiento, que sitúa al Ecuador como uno de los países con el territorio biológico con
mayor importancia a escala mundial, parece contrastar con otro tipo de riqueza subyacente
en las profundidades de su mismo suelo: la abundancia de oro, plata y cobre contenida en
sus yacimientos.

Podríamos decir que estos dos reinos, contenidos en el mismo suelo, reclaman al
unísono por su propia soberanía. Uno, reconoce la prioridad de la biodiversidad del Macizo
del Cajas. Otro, los beneficios de la extracción de minerales para el progreso del país. Dar
sentido a tal antagonismo es la tarea de todo intento de pensar el fenómeno de la minería en
el Cajas, pues hay un sector que aboga por mantener al Ecuador como una potencia
mundial de la biodiversidad del planeta, mientras hay otro que quiere hacer del Ecuador
una potencia minera. El acuerdo entre ambos sectores parece ser inadmisible, por lo menos
para el primero (conformado por nativos de las zonas afectadas, etnias indígenas, y
movimientos ecologistas). En el caso del segundo (encarnado por el gobierno y empleados
beneficiados de las empresas mineras), busca una conciliación de ambas posturas, a través
de la creación de leyes que legalicen la minería, teniendo como bandera de lucha la
obtención de recursos para el bienestar social del país.

Si acudimos a la tradición filosófica en la figura de Hegel, para entender


conceptualmente el problema, nos encontramos en su Fragmento de Sistema dos maneras
de entender toda oposición o antagonismo. Una que entiende la oposición como
contradicción, donde ambas posturas en pugna son irreconciliables. Otra que la entiende
como unificación, ergo, como la posibilidad de asociar en una misma causa dos posturas
distintas. Así, ubicamos conceptualmente los dos sectores de la sociedad ecuatoriana que se
disputan el uso de sus propios recursos naturales. Para los que abogan por mantener
inalterada la flora y fauna del Cajas, no hay pacto posible con las empresas mineras, debido
al peligro que estas representan para la biodiversidad. Para los que ven en el Cajas no sólo
una potencia biológica, sino también minera, buscan una unificación de criterios, a través
de supuestas técnicas de extracción ecológica, donde la biodiversidad no sería afectada de
modo negativo por químicos y pesticidas. Tal enfrentamiento, más allá de toda fórmula,
categoría, o concepto de orden filosófico, reside en la vulnerabilidad de un recurso
específico y necesario para la preservación de la vida: el agua.

A diferencia de la minería en la región de Atamaca, en Chile, reconocida


mundialmente como una de las zonas desérticas más áridas del planeta, el Macizo del Cajas
representa justamente lo contrario, un área constituida por páramos, bosques montanos y
nublados, manglares y océano. La comparación con el caso de Atamaca-Chile,
consideramos es importante para pensar el caso del Cajas, ya que Atamalca, si bien es zona
minera, representa la construcción de conjuntos urbanísticos en pleno desierto, debido a las
fuentes de empleo generadas en la explotación de su extenso reino minero. En el caso del
Cajas, su riqueza minera genera desconfianza para los habitantes asentados en medio de su
biodiversidad. Mientras la minería en Atamaca construye habitas en el desierto, en el Cajas
representa para sus habitas y ecosistemas un tentativo peligro. Peligro que se reduce
principalmente a un recurso especìfico y necesario para la preservación de la vida: el agua.

Quimsacocha y Rio Blanco representan dos páramos del Macizo del Cajas, donde se
encuentran dos proyectos mineros de notable interés para el sector interesado en hacer de
Ecuador una potencia minera. Tales páramos son particularmente estratégicos para proveer
de agua para uso domestico, agrícola, e industrial, en zonas rurales y ciudades australes del
Ecuador. Si queremos pensar el fenómeno de la minería en el Cajas, tenemos que pensarlo
principalmente como una lucha por el agua, por mantener su Ph natural, su potabilidad para
la supervivencia de sus habitas. Si bien, las empresas mineras, con sus grandes capitales
extranjeros, representan diversas fuentes de empleo y beneficios sociales para el Ecuador,
también representan un tentativo peligro para los páramos que surten de agua la vida en el
Macizo del Cajas.

Para hacernos de una opinión amplia, hay que tener en claro el término “minería
responsable”. Modo de minería exigido por el sector ecuatoriano interesado en esta
práctica. La minería responsable no procesa el agua con mercurio o cianuro, para separar
los minerales de los bloques extraídos del subsuelo. Plantea el proceso de lixiviación, que
separa el oro y la plata de los trozos extraídos del subsuelo, procesándolos con agua
mezclada con acido sulfúrico. Después de la lixiviación, la minería responsable plantea
procesos de recuperación de las aguas, con una alteración insignificante en su Ph natural.
La pregunta consecuente sería ¿Qué tan contraproducente para la biodiversidad y la
población austral del Ecuador, es esa insignificante alteración en el Ph natural del agua de
sus páramos?. Toda opinión que nos formemos sobre la actividad minera en el Macizo del
Cajas, tiene que ver con la respuesta a esa pregunta. A toda opinión que aparezca en
nuestros medios de comunicación sobre el caso del Cajas, debe hacérsele tal pregunta.

Los señalados proyectos mineros en los páramos de Quimsacocha y Rio Blanco,


este año pasarán de su fase de exploración a su fase de explotación. La alteración a las
aguas que suponen tales proyectos, demanda una urgente toma de decisión en la opinión
que nos hagamos acerca del tema. Así entonces, es mucho lo que tienen que decir nuestros
biólogos, nuestros químicos, nuestros especialistas en recursos hídricos. Contextualizado el
debate sobre la minería en el Macizo de Cajas, nos queda clara la responsabilidad que tales
especialistas tienen al momento de investigar e informarnos, para hacernos una opinión
sobre el caso, para hacernos de unas respuestas coherentes a las preguntas ¿Es válida la
radicalidad de los sectores ecologistas?, ¿Es viable la minería responsable?. Indistintamente
del Sí que demos a una u otra pregunta, consideramos este naciente 2017 como un
momento crucial para decidirlo, y hacer algo por ello.

E.M.

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