Unidad N 4 DPP
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Unidad N 4 DPP
Audiencia según la RAE es el “acto de ori a las personas de alta jerarquía u otras autoridades,
previa concesión, a quienes exponen, reclaman o solicitan algo”. La audiencia en el proceso penal
permite que las partes (actor penal, imputado, defensor, querellante, victima, actor civil,
demandado civil) ante el juez puedan debatir, exponer los motivos de sus pretensiones. La
incorporación de audiencias en los CPP modernos tiene por objetivo central la sinceridad y
seguridad en las peticiones que son expuestas por el pretensor y controlado por el pretendido,
brindando al juez información de alta calidad y de primera mano, agilizando la dinámica para
tomar las decisiones, evitando dilaciones injustificadas propias del trámite escrito.
Por lo que en el sistema acusatorio, al estar definidos los roles de las partes, a la defensa le
corresponde bregar por los intereses de su pupilo respecto a las garantías constitucionales en la
construcción de la acusación y al MP o actor penal perseguir el delito ejerciendo la acción penal
publica, debiendo probar para destruir la presunción de inocencia y habilitar la aplicación de la
pena por un juez imparcial, quien tiene la función de decidir en el caso traído a su conocimiento.
La publicidad del acto permite conocer al público y partes de lo acontecido, borrando toda
incertidumbre sobre lo ocurrido en el proceso. También permite que las partes puedan debatir
ante el juez, alegar y conocer en la misma audiencia el resultado de sus pretensiones. En todo
proceso el tiempo tiene un valor fundamental para cualquier investigación, puesto que las pruebas
deben ser aportadas en forma ágil y dinámica para dar luz a la pesquisa. En los procesos
contradictorios (en los viejos CPP) la audiencia no era tan relevante. Sino que antes que las partes,
lo que se trasladaba de un lado a otro era el EXPTE. Lo cual demoraba varios días entre ir de un
lado a otro.
LA CONTRADICCIÓN:
Posibilidad de las partes de exponer y controlar las pretensiones ante el juzgador. Tiene su
fundamento en la CN, art. 18 que implica la contradicción entre la pretensión sancionatoria del
actor penal y la garantía de presunción de inocencia del imputado.
Este principio permite que las partes puedan intervenir con una igualdad de fuerzas dentro del
proceso y realicen libremente todo lo posible para desvirtuar o convertir lo manifestado por el
adversario procesal en el marco de la audiencia oral. Es la derivación de la garantía constitucional
de la inviolabilidad de la defensa en juicio.
LA ORALIDAD:
Permite en forma directa que el juez observe el comportamiento de las partes en el debate y así
forme su propia opinión respecto del caso traído a su conocimiento.
Tiene la información sincera y se forma una opinión propia nacida de la misma audiencia, de los
indicios y elementos probatorios que las propias partes aportan y que sirven de sustento a sus
peticiones.
LA INMEDIATEZ Y LA CONCENTRACION:
Permiten que las partes expongan sus pretensiones con sinceridad y con el control de la contraria,
quien a su vez puede refutar los argumentos y presentar sus propias peticiones, la adversarialidad
provoca la calidad de la información permitiendo la decisión rápida y justa.
La audiencia es una herramienta de trabajo de la cual se valdrán los litigantes para transmitir
información de calidad al juez con el objeto de que tome una decisión. Es una de las herramientas
más importantes con las que cuenta la administración de justicia penal.
[Aromí, Gabriela María Alejandra; Sommer Aromí, Gabriela Luciana] En los procesos mixtos, al
igual que en los inquisitivos, el modo de transmisión de la información se da a través del
expediente que contiene el registro minucioso de todo lo que se realiza en el proceso (actas,
informes policiales, declaraciones de testigos e imputados, informes periciales, croquis,
fotografías, escritos de las partes, resoluciones judiciales, incidentes, notificaciones, citaciones,
vistas, etc.).
Sin embargo, como es natural, esa monstruosa herencia del sistema inquisitivo petrifica el
conflicto, mediatiza la información, escrituriza las versiones y relatos registrados en las actas y
responde a la cultura del trámite y de la burocracia que tradicionalmente caracterizó a los
sistemas de justicia penal latinoamericanos.
El reemplazo del expediente por la audiencia es el punto más álgido del duelo de las prácticas que
naturalmente se da a la hora de implementar el nuevo paradigma, por la profundidad de los
cambios culturales y organizacionales que requiere.
Cambios Culturales
La instauración de un proceso por audiencias impone a los operadores del proceso (jueces y
partes) un cambio profundo de prácticas y métodos de trabajo, y una rutina muy diferente a la que
están acostumbrados quienes litigan en los sistemas penales vigentes.
El sistema inquisitivo (incluso con los juicios pretendidamente orales del sistema mixto) es
tremendamente tolerante con la incompetencia, la ignorancia y la falta de diligencia de los
litigantes y los jueces.
Por el contrario, los sistemas adversariales son impiadosos con la falta de preparación y la
improvisación. Improvisar implica perder el caso y a veces también hacer el ridículo en una
audiencia pública ante el propio cliente, los medios de prensa, la víctima y la sociedad toda.
Es por estas razones que un sistema adversarial propende a la mayor capacitación, no porque esta
venga impuesta sino porque pasa a ser una necesidad de los propios operadores del sistema.
Aprender a litigar en una audiencia oral del sistema adversarial implica aprender y ejercitar una
metodología de trabajo que contiene dos ámbitos de desarrollo y formación:
Los jueces también deberán adquirir destrezas y habilidades propias del nuevo modelo. El sistema
los obligará a ser realmente imparciales, pues antes de la audiencia no podrán requerir el legajo de
investigación ni ningún tipo de constancia; deberá decidir en la audiencia sobre la base de
información que en ese marco le aporten las partes.
Cambios organizacionales
Sobre la base de esta realidad, los Códigos de última generación regulan un modelo horizontal de
organización judicial basado en las funciones asignadas a los jueces de garantía, de revisión, de
juicio y de ejecución y encomiendan a las oficinas judiciales la gestión de las audiencias orales. La
“oficina judicial” está incluida en el CPPF (art. 58).-
La oficina judicial, por el contrario, es un modelo de organización diferente cuya labor es gestionar
audiencias, por lo cual el legislador se ha asegurado mediante esta inclusión de dejar en claro el
mandato al Poder Judicial y a los jueces de reformar sus estructuras administrativas.
La implementación de un proceso por audiencias exige que la gestión se adecúe a este nuevo
formato de trabajo.
La instauración del nuevo sistema de justicia requiere que la gestión judicial abandone la histórica
tramitación de expedientes, para gestionar de forma efectiva y eficiente audiencias orales.
Todas las funciones administrativas que tradicionalmente estaban en manos de los jueces pasan a
ser responsabilidad de estas oficinas judiciales, quedando como exclusiva responsabilidad de los
jueces el ejercicio de la función jurisdiccional.
El Dr. Leiva, Ricardo en su obra “Estudio del Derecho Procesal Penal” sostiene que la oralidad es un
aspecto positivo de la audiencia, ya que permite en forma directa que el juez observe el
comportamiento de las partes en el debate y así forme su propia opinión respecto del caso traído
a su conocimiento.
Tiene la información sincera y se forma una opinión propia, nacida de la misma audiencia, de los
indicios y elementos probatorios que las propias partes aportan y que sirven de sustentos a sus
peticiones.
Art. 288 del CPPF dice: Oralidad: toda intervención de quienes participen en la audiencia de debate
se hará en forma oral. Las resoluciones serán dictadas y fundamentadas verbalmente por los
jueces y se entenderán notificadas desde el momento de su pronunciamiento, lo que se hará
constar en el registro del debate.
[doctrina procesal: Estrategias de Litigación Penal: teoría del caso // Por Augusto Renzo Espinoza
Bonifaz] La oralidad es un método de litigación oral que se utiliza en el proceso penal. Este método
consiste en que los abogados y fiscales presenten sus argumentos de forma verbal y en presencia
del juez, mientras que los testigos y peritos declaran directamente en la sala de audiencias.
Litigar en un juicio oral es un ejercicio estratégico, tanto para quien acusa como para quien
defiende, implica el diseño de una TEORIA DEL CASO, en donde cada parte busca explicar cómo
ocurrieron los hechos y la participación del imputado en ellos, con la única finalidad de convencer
al juez de que su versión es la verdadera.
El litigante en el juicio oral debe narrar y persuadir. Esa será su principal tarea y primordial
objetivo. Para ello será necesaria la elaboración de una teoría del caso consistente,
suficientemente probada y adecuadamente expuesta que tenga por finalidad lograr una decisión
favorable por parte del juez.
La teoría del caso es un ángulo, un punto de vista desde el cual mirar la prueba, en términos tales
que si el juez la mira desde allí, en ella verá lo que nosotros vemos. Es la simple, lógica y persuasiva
historia acerca de lo que realmente ocurrió, la brújula del litigante.
A continuación, se presentan algunas exigencias y reglas básicas que se deben tener en cuenta
en el proceso penal cuando se utiliza la oralidad como método de litigio:
1. Preparación de la Teoría del Caso: una preparación adecuada permite conocer las
fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas del caso y facilita la organización de los medios
de prueba para su presentación en el juicio. Esto implica:
1. Cerciorarse que todos los testigos estén disponibles para comparecer al juicio; y realizar la
preparación de los mismos para que pueda declarar eficazmente, haciéndole comprender la
importancia de su rol en el juicio;
2. Evaluar si se cuenta con todos los medios probatorios, para asegurar que el caso esté
completo el día de su señalamiento;
4. Es recomendable también, siempre que sea posible, visitar el lugar de los hechos, para
tener la perspectiva correcta de lo que pasó en la escena del delito, para formular preguntas
apropiadas a nuestros testigos o para contrainterrogar eficazmente a los testigos de la parte
contraria.
2. Respetar el derecho de defensa: Es que los abogados de la defensa tienen tiempo
suficiente para preparar sus argumentos y presentarlos de manera clara y efectiva. Además, deben
tener acceso a toda la información relevante para el caso.
3. Respetar el derecho a un juicio justo: Todos los participantes deben actuar con ética y
honestidad. El juez debe ser imparcial y tomar decisiones basadas en la evidencia presentada en la
sala de audiencias.
4. Presentar pruebas relevantes: Las pruebas presentadas deben ser pertinentes al caso y
estar respaldadas por pruebas concretas.
5. Garantizar la igualdad de armas: Todos los participantes deben tener las mismas
oportunidades para presentar sus argumentos y pruebas.
9. Controlar el tiempo: Se debe establecer un límite de tiempo para cada intervención, tanto
de los abogados como de los testigos y peritos.
Estas exigencias y reglas básicas se deben tener en cuenta en el proceso penal cuando se utiliza la
oralidad como método de litigio. Es importante que todos los participantes se conozcan con estas
reglas para garantizar un juicio justo y transparente.