Repaso de Derecho Civil II

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Resumen de la unidad I

El contrato es un acuerdo pactado entre dos partes, con la finalidad de crear,


modificar o extinguir un derecho, y que no puede ser revocado si no es por el
mutuo consentimiento de quienes lo han convenido.

Uno de los contratos más utilizados es el de compraventa, que es lo mismo que


venta, el cual consiste en un acuerdo mediante el cual una parte transfiere la
propiedad de una cosa a cambio del pago de un precio.

Existen distintos tipos de compraventa: la que se hace pura y simplemente; la


venta condicional de muebles y venta condicional de inmueble. Estos dos
últimos tipos de venta se rigen por leyes especiales y se suplen del Derecho
Civil, y a diferencia de las primeras, para que el comprador adquiera la
propiedad de la cosa debe haber pagado la totalidad del precio.

El consentimiento expresado por las partes para crear el contrato debe ser libre
de vicios, es decir, haber sido otorgado de manera voluntaria, sin influencia
externa. Por lo que, si fue obtenido mediante violencia, dolo (engaño) error, o
hubo lesión en el precio, el contrato es anulable.

La capacidad de las partes contratantes es indispensable para la validez de los


contratos; en consecuencia, la venta consentida por un menor de edad o por un
interdicto no sute efectos, ya que estos son incapaces para contratar. Para que
la venta sea válida la causa debe ser lícita, es decir, si lo que se vende es ilegal
el contrato es nulo, “de nulidad absoluta”; el objeto debe ser cierto; por ejemplo,
el precio que es el objeto del comprador debe ser especificado en el contrato
de venta. La venta que no contenga precio es nula.

Aunque en principio, las personas tienen libertad para vender o comprar lo que
está en el comercio, existen restricciones en algunos casos como es la
prohibición a los jueces, fiscales, abogados, alguaciles y secretarias de
comprar bienes embargados o incautados en la jurisdicción donde ejercen sus
funciones; también la prohibición al tutor de comprar los bienes del menor que
representa.

Por efecto de la compraventa, tanto el vendedor como el comprador contraen


obligaciones recíprocas. Las principales obligaciones del vendedor son:
entregar la cosa; garantizarla frente a los vicios ocultos y contra la evicción. Las
obligaciones principales del comprador son: pagar el precio y recibir la cosa.

Aunque la compraventa es un contrato consensual que no requiere


formalidades, se hace necesario para conservar la prueba, realizar un acto
jurídico al respecto.

La promesa de venta surte los efectos de compraventa cuando las partes han
acordado en cauto a la cosa que se venderá y el precio a pagar.
A la permuta, que es un intercambio de una cosa por otra, se le aplican las
mismas reglas concernientes a la compraventa, tanto en su formación como en
sus efectos entre las partes. Sin embargo, al carecer de la existencia de precio,
no es admisible la lesión en el precio aplicable en la compraventa. Si bien
existen permutas con saldo, en el que las partes deciden completar con dinero
el sobre valor de una de las cosas cambiadas, esto no constituye el pago de un
precio.

La diferencia en el valor de las cosas permutadas no afecta la validez del


contrato.
Resumen de la unidad II

El arrendamiento es un contrato por el cual una de las partes entrega a otra el


uso y goce de una cosa, con la finalidad a cambio de una suma en dinero que
esta obliga a pagarle. Existen distintos tipos de alquileres o locación de cosas:
alquiler, el de casas y muebles; arrendamiento, el de las haciendas rurales;
salario, el del trabajo o servicio; y aparcería, el de los animales.

Los alquileres urbanos pueden ser de dos tipos: para viviendas o de habitación;
o para uso profesional o arrendamientos profesionales.

El contrato de arrendamiento se caracteriza por ser: consensual; sinalagmático;


conmutativo; oneroso; nominado; personal; particular; temporal y de tracto
sucesivo.

El contrato de arrendamiento recae sobre derechos personales, no transmite el


derecho de propiedad de la cosa arrendada y no puede ser objeto de hipoteca.
Sin embargo, sus obligaciones y derechos pueden transmitirse a causa de la
muerte y entre vivos.

Si arrendador vende la cosa arrendada el contrato de arrendamiento continúa


vigente entre el nuevo propietario de la cosa arrendada y el arrendatario.

El inquilino tiene derecho a subarrendar y ceder el arrendamiento a otro si no


se ha acordado lo contrario en el contrato.

El arrendador tiene tres obligaciones principales: entregar al arrendatario la


cosa arrendada; conservarla en estado de servir para el uso para que ha sido
alquilada y permitir al arrendatario el disfrute pacífico por el tiempo del
arrendamiento.

Las principales obligaciones del inquilino o arrendatario son: usar de la cosa


arrendada como buen padre de familia, y con arreglo al destino para que le ha
sido dada por el contrato; y pagar el precio del arrendamiento en los plazos
convenidos. Las partes pueden convenir el tiempo del arrendamiento; pero éste
no puede ser perpetuo.

Cuando a pesar de haber expirado el arrendamiento hecho por escrito el


inquilino continúa en posesión de la cosa alquilada, dicho contrato se renueva
automáticamente, pero de manera verbal.

El contrato de arrendamiento se resuelve por la pérdida de la cosa alquilada o


por la falta del arrendador o el inquilino de cumplir sus obligaciones.

El desahucio consiste en el aviso que da el propietario al inquilino expresándole


su voluntad de poner fin al contrato de alquiler o arrendamientos.
Si el arrendamiento es verbal no podrá una de las partes desahuciar a la otra
sin notificarle el desalojo con una anticipación de ciento ochenta días, si es
algún establecimiento comercial o de industria fabril, y de noventa días si fuere
para otros fines.

El contrato de Empresa en la Edificación o locación de obra es aquél por el que


una persona se obliga a realizar a otra, un trabajo específico a cambio de una
remuneración o pago.

Los principales contratos de obra son: el de trabajadores que se obligan al


servicio de cualquiera; el de los conductores que se encargan de la conducción
de las personas o transporte de las mercancías; y el de los contratistas de
obras por ajuste o precio alzado. El contrato de obra puede hacerse por ajuste,
cuando el contratista solamente presta su trabajo; o a precio alzado, cuando
además de su trabajo suministrará el material.

Si el constructor es quien suministra el material y la obra construida perece


antes de ser entregada el constructor es responsable y pierde lo que gastó.

En cuanto a la prescripción de la acción en responsabilidad civil, si el edificio


construido a precio alzado pereciese por vicio en la construcción o del terreno
la responsabilidad civil del arquitecto y el contratista es por diez años; en
cambio, cuando la obra ha sido por ajuste, el tiempo para la prescripción son
cinco años.

Los obreros que han sido empleados por el contratista para la construcción de
un edificio hecha por ajuste, no tienen acción contra el propietario de la misma
sino hasta la concurrencia de lo que sea deudor con relación al contratista en el
momento en que ejerzan su acción.
Resumen de la Unidad III

El mandato es un acto mediante el cual una persona otorga poder a otra para
que la represente y realice algo por él y en su nombre.

La gestión que se compromete a realizar el mandatario puede ser a cambio de


una remuneración o pago, pero no es un requisito para la validez de dicho
contrato.

La ley no exige que el mandato se haga por escrito; puede ser verbal.

El mandato puede ser: especial, cuando es para un negocio o para ciertos


negocios solamente; o general, si es para todos los negocios del mandante.

Los menores de edad emancipados pueden ejercer las funciones de


mandatarios o apoderados; pero para que el mandante pueda ejercer acción en
justicia en contra de estos debe acogerse a las reglas y excepciones relativas a
las obligaciones de los menores de edad.

El mandato genera obligaciones recíprocas entre ambas partes.

El mandatario está obligado solo a lo convenido en el contrato y lo que


establece la ley; y del dolo y las faltas que cometiera durante su gestión.
Además, está obligado a rendir cuenta al finalizar la gestión que le fue
encomendada. El mandante está obligado a ejecutar los compromisos
contraídos por el mandatario, de conformidad al poder que le otorgó; debe
pagarle al mandatario la remuneración convenida a cambio de la gestión,
además reembolsar a éste las sumas que hubiera gastado para la ejecución
del mandato.

El contrato de mandato se extingue por la revocación del mandatario, su


renuncia, por la muerte y por la interdicción o la insolvencia, del mandante o del
mandatario.

El mandante puede revocar, de manera unilateral, el mandato cuando lo


considere oportuno. Esta revocación la puede hacer de manera expresa o
tácita.

El préstamo es un contrato mediante el cual una parte entrega a otra una cosa,
para que ésta la use o para que la consuma. Sus caracteres son: es un
contrato real, es sinalagmático imperfecto, a título gratuito, puede recaer sobre
cosas fungibles y no fungibles.

Hay dos tipos de préstamos: préstamo a uso o comodato y préstamo de


consumo.

El que toma prestado debe cuidar la cosa que tomó, como buen padre de
familia, y hacer uso de esta según la naturaleza de ésta o por lo acordado en el
contrato. Debe devolver la cosa tomada en préstamo, en el tiempo acordado y
en el estado en que se encuentre.

El prestador no puede retirar la cosa prestada hasta que haya expirado el


término convenido; el prestador debe explicar y dar las instrucciones al
prestatario acerca de la forma en que se usa la cosa que ha prestado.

El contrato a uso o comodato no se extingue por la muerte. Este se extingue


por el pago, la nulidad, prescripción, condición resolutoria, etc.

Las obligaciones del mutuario, en préstamo de consumo, son: devolver una


cosa de la misma especie de la que tomó prestada, en la misma cantidad y
calidad; y hacer dicha devolución en el plazo y lugar convenido.

El Código Civil establece, además, el préstamo de dinero con ganancias, en el


cual el deudor se obliga a pagar el monto de los intereses acordados, y en la
fecha de término del préstamo, entregar la suma correspondiente al capital. El
interés de este tipo de préstamo puede ser legal o convencional.

La sociedad es un contrato por el cual dos o más personas convienen poner


cualquier cosa en común, con el mero objeto de partir el beneficio que pueda
resultar de ello.

Las sociedades civiles pueden ser de dos clases: universales y particulares.


Los aportes a la sociedad pueden ser en dinero, en bienes o en obra.

Cuando el acto de sociedad no determina la parte que cada asociado ha de


tener en ganancias o pérdidas, éstas serán proporcionalmente a lo que
pusieron en el capital social. El contrato que dé a uno de los asociados la
totalidad de los beneficios o que exima de contribuir a las pérdidas, es nulo.

El socio que está encargado de la administración por una cláusula especial del
contrato de sociedad puede realizar todos los actos que dependan de su
administración, con tal que lo haga sin fraude. En principio, este poder no
puede revocarse sin causa legítima, mientras dure la sociedad

Las formas de terminación de la sociedad son: por expiración del tiempo para
el que fue contratada; por haberse extinguido la cosa objeto de la sociedad o
por haberse culminado la negociación; por la muerte de alguno de los
asociados; por haberse declarado interdicto alguno de los asociados; por la
insolvencia de alguno de ellos; por la decisión expresa de uno o varios de los
asociados de no continuar en sociedad.

Las sociedades comerciales no se rigen por estas disposiciones, sino por la


Ley 479-08 (Modificada por la ley 31-11), denominada Ley de Sociedades
Comerciales y Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada, cuyo
estudio corresponde al Derecho Comercial.
Resumen de la Unidad IV

El contrato de depósito es un acuerdo mediante el cual una parte entrega una


cosa a otra, con la finalidad de que esta última la guarde y a la llegada del
término del acuerdo, la devuelva en iguales condiciones en las que se le
entregó.

Los conductores de vehículos que transportan objetos o mercancías están


obligados a la guarda y conservación de las cosas que transportan y, en
principio, son responsables de las pérdidas o deterioros de las cosas que les
han sido confiadas.

La naturaleza del depósito es gratuita y sólo puede recaer sobre cosas


mobiliarias. El contrato de depósito es un contrato real, ya que se perfecciona
con la entrega de la cosa. Existen dos clases de depósitos: el depósito
propiamente dicho, y el secuestro. Este puede ser voluntario, cuando se
conviene mediante el mutuo consentimiento de la persona que entrega el
objeto y quien lo recibe; o necesario, cuando surge como consecuencia de una
obligación nacida de manera accidental o por un suceso imprevisto. Es
necesario el depósito que hacen quienes se hospedan en hoteles, moteles y
otros lugares que tengan por finalidad alojar personas.

El depósito voluntario debe ser probado por escrito; pero para el depósito
necesario se admiten todos los medios de prueba, puede ser, siempre,
comprobado por testigos. Las obligaciones principales del depositario son:
custodiar la cosa depositada como si fuera propia; no utilizar la cosa
depositada, sin el consentimiento de quien le encargó la cosa guardada; no
destapar las cosas depositadas cuando le han sido entregadas en una caja o
sobre cerrado; y devolver la misma cosa que ha recibido y en las mismas
condiciones en que le fueron entregadas.

Se califica como abuso de confianza cuando los depositarios sustrajeren o


distrajeren efectos, capitales, mercancías, billetes, finiquitos o cualquier otro
documento que contenga obligación o que opere descargo, cuando estas
cosas les hayan sido confiadas o entregadas en calidad de mandato, depósito,
alquiler, prenda, préstamo a uso o comodato o para un trabajo sujeto o no a
remuneración.

Las obligaciones principales del depositante o propietario son: Reembolsar al


depositario los gastos en que hubiera incurrido a causa de la conservación de
la cosa depositada e Indemnizar al depositario por las pérdidas que se hubiera
ocasionado a causa del depósito.

El depositario goza del derecho de retención de la cosa guardada hasta tanto el


depositante le pague las sumas debidas a causa del depósito, en los casos en
que procediera.
El secuestro es el depósito que se hace de una cosa contenciosa mueble o
inmueble, la cual queda en manos de un tercero mientras se resuelva un litigio,
quedando éste obligado a devolver dicha cosa una vez hubiera culminado la
disputa. Este puede ser convencional o judicial.

La naturaleza del secuestro puede ser gratuita u onerosa; cuando es gratuito


se rige por las disposiciones concernientes al depósito.

La duración del secuestro depende de la terminación del litigio que le dio


origen.

Las obligaciones principales del secuestrario son: debe conservar los efectos
embargados, y velar por el cuidado de éstos como un buen padre de familia;
debe hacer la presentación de dichos bienes, cuando le haya sido solicitado, ya
sea debido al descargo del ejecutante para la realización de la venta o a la
parte contra la cual se ejecuta el embargo, en caso de levantamiento de este.

La obligación del depositante o ejecutante es: pagar al depositario la


remuneración fijada por la ley.

La transacción es un acuerdo realizado entre dos partes en virtud de una


controversia judicial y con la finalidad de finalizar dicha litis mediante una
conciliación, ya sea antes de iniciar el pleito o estando este ya en proceso.

Existen condiciones para transar, una de éstas es tener la capacidad, la calidad


y el poder para llegar a dicho acuerdo.

Los abogados apoderados pueden, en representación de sus clientes, transar


los casos que están a su cargo, conforme al poder que les haya sido otorgado.

Es muy importante ser bien explícito y conciso al momento de la redacción del


documento contentivo de la transacción, evitando las ambigüedades y las
lagunas que puedan dejar alguna brecha para la continuidad del pleito iniciado.

Para la validez de la transacción es necesario la existencia del libre


consentimiento, capacidad de las partes, objeto cierto y causa lícita.

La transacción no puede impugnarse a causa de lesión ni por la existencia de


un error de derecho; pero sí en caso de que el error existente sea en cuanto a
la persona o en cuanto al objeto del litigio.
Resumen de la Unidad V

Una garantía es un contrato que tiene por finalidad proteger al acreedor ante la
insolvencia o quiebra de su deudor.

Cuando no existe una garantía específica, y la deuda compromete todos los


bienes muebles e inmuebles habidos y por haber, entonces el acreedor es
quirografario.

La importancia de las garantías radica en la protección que brindan al acreedor


frente a la insolvencia o la quiebra de su deudor.

Las garantías pueden ser: legales, cuando de manera expresa, por efecto de la
ley, se crea un acreedor; convencionales, cuando es el resultado de la voluntad
expresa de las partes mediante un contrato; personales cuando implican la
intervención de un tercero que ejerce la función de fiador o garante; reales,
cuando recaen sobre bienes muebles o inmuebles.

La garantía personal es la fianza, que puede ser simple (cuando solo se puede
perseguir o requerir el garante en caso de haberse requerido primero al deudor
principal) o solidaria (cuando la deuda puede ser cobrada directamente al
garante, sin necesidad de requerir primero al deudor principal).

Las garantías reales pueden ser generales, cuando incluyen todos los bienes,
presentes y futuros; y especiales, cuando afectan solo determinados bienes del
patrimonio del deudor.

Son garantías reales: el derecho de retención, la pignoración, los privilegios


que son garantías legales y las hipotecas.

Cuando se realiza un negocio jurídico y se plasman las cláusulas o condiciones


en un documento firmado por ambas partes, dicho acto es ley entre las partes
que lo han convenido; pero para que surta efectos entre terceros debe
realizarse la publicidad del acto, en la Oficina del Conservador de Hipotecas si
el inmueble no es registrado; o en la Oficina de Registro de Títulos, si el mismo
está saneado o registrado.

Además de las hipotecas, se deben transcribir en la Oficina de Hipotecas


donde radiquen los bienes los actos entre vivos, traslativo de propiedad
inmobiliaria, los actos de renuncia a estos mismos derechos; las sentencias
que declaren la existencia de un contrato verbal de la naturaleza de los
expresados; y las sentencias de adjudicación que no sean dictadas sobre
licitación realizada en beneficios en un coheredero o de un copartícipe.

También los actos de anticresis, de servidumbre, de uso y de habitación; las


renuncias de estos mismos derechos; las sentencias que declaren su
existencia en virtud de un contrato verbal; los arrendamientos cuya duración
exceda de más de cuatro años; y los actos o sentencias en que se haga
constar el anticipo o cesión de una suma equivalente a tres años de alquiler o
rentas no vencidas.

El contrato de fianza es el convenio realizado entre acreedor, deudor y una


tercer apersona llamada fiador; obligándose esta última a cumplir con la deuda
u obligación asumida por el deudor principal frente al acreedor, en el hipotético
caso de que no cumpliera.

Esta puede ser simple, cuando el fiador o garante se obliga a pagar solo en
caso de que el deudor principal no lo haga o que sea insolvente; o solidaria,
cuando el fiador debe cumplir la obligación sin importar la solvencia del deudor
principal y pudiendo ser intimado para el pago sin haber sido requerido el
deudor principal. El contrato de fianza no se presume, debe ser realizado de
manera expresa.

Los compromisos de los fiadores pasan a sus herederos. Los principales


efectos de la fianza simple entre acreedor y fiador son: a falta del deudor, el
fiador debe pagar la deuda al acreedor; los sucesores del fiador heredan las
obligaciones de éste; para el fiador alegar el beneficio de excusión debe
demostrar al acreedor los bienes del deudor principal.

La situación del deudor solidario es similar a la del deudor principal. La


solidaridad obliga a todos los deudores por igual, incluyendo a los fiadores y
cofiadores.

Al ser la deuda indivisible, todos los deudores y cofiadores solidarios están


obligados por la totalidad del crédito, y si el hecho de que el acreedor recibiera,
por separado, pago de parte de uno de estos no implica una renuncia a la
solidaridad que tienen los demás. El fiador que cumple la obligación del deudor
principal se subroga en los derechos del acreedor, y tiene una acción contra
este para exigir la devolución de las sumas pagadas, incluyendo los intereses
de estas y las costas (gastos) en que ha incurrido como consecuencia del
incumplimiento del deudor.

El principal efecto de la fianza entre el acreedor y el fiador es que este está


obligado con el acreedor a cumplir el pago de la obligación contraída entre este
y el deudor principal, Es importante destacar que la fianza no se extingue con
la muerte de ninguna de las partes contratantes, sino que las obligaciones
pasan a los herederos del fallecido, que son los continuadores jurídicos. Su
extinción puede darse por: el pago; la novación; la quita voluntaria; la
compensación, la confusión, la pérdida de la cosa; la nulidad o rescisión; por
efecto de la condición resolutoria; y por la prescripción.
Resumen Unidad VI

La prenda es un contrato entre dos partes, mediante el que una entrega a la


otra una cosa mueble para garantizar el crédito que se le ha otorgado.

Cuando el empeño es de una cosa mobiliaria se llama prenda; en cambio,


cuando es de una cosa inmobiliaria se llama anticresis.

Existen distintos tipos de contratos de prenda: la prenda con desapoderamiento


establecida en el Código Civil; contrato de prenda sin desapoderamiento regida
por la ley 6186; contrato de prenda universal sin desapoderamiento también
regida por la ley 6186; y contrato de prenda comercial, que se rige por el
Código de Comercio. También está el empeño establecido en la Ley No. 387
del 23 noviembre del 1932.

Los objetos recibidos en empeño por las casas de “compra-venta” podrán ser
objeto de libre disposición, siempre mediante escrito, por el acreedor a los 60
días cumplidos del vencimiento del plazo estipulado sin el deudor haber
efectuado el pago.

Sin embargo, la prenda a la que hace referencia el Código Civil no otorga al


acreedor el derecho de propiedad y disposición de la cosa prendada, sino, solo
el derecho de hacerse pagar sobre la cosa que constituye su objeto, con
privilegio y preferencia a los demás acreedores.

Es nula toda cláusula que, dé poder y autorización al acreedor para adquirir y


disponer de la cosa dada en prenda (la que se rige por el Código Civil) sin
haber agotado el procedimiento judicial para la ejecución, establecido en el
Código Civil y en el Código de Procedimiento Civil.

Mientras el acreedor sea el depositario de la cosa dada en prenda tiene la


responsabilidad de cuidarla y conservarla, evitando su deterioro o pérdida de
esta. El acreedor es responsable de la pérdida o deterioro de la prenda que
hubieren sobrevenido por su negligencia.

Los créditos otorgados por las instituciones bancarias pueden ser otorgados en
base a una garantía prendaria, la cual debe ser registrada en el Juzgado de
Paz correspondiente al domicilio del deudor; esta prenda se rige por la Ley
6186 ley de Fomento Agrícola República Dominicana.

En sentido general, el contrato de prenda puede ser redactado por acto


auténtico o por acto bajo firma privada; además, dicho documento debe ser
registrado ante el Juzgado de Paz.

La prenda es un contrato real; es de carácter mobiliario; es un crédito


privilegiado; y es indivisible.
La anticresis es un tipo de empeño, que, a diferencia de la prenda, recae sobre
bienes inmuebles. Es un acuerdo mediante el cual el acreedor toma posesión
de un inmueble propiedad del deudor, y adquiere el derecho a percibir los
frutos de este, con la obligación de abonarlos a los intereses y luego al capital.

Es obligación del acreedor realizar el mantenimiento y reparaciones necesarias


para su conservación; además, pagar los impuestos y cargas que afecten dicho
inmueble.

La falta de pago de parte del deudor no hace al acreedor propietario de pleno


derecho, sino que le permite ejecutar la garantía que tiene sobre dicho
inmueble, con preferencia frente a otros acreedores.

El derecho de retención es una facultad legal o garantía que posee un acreedor


de negarse a devolver una cosa mueble perteneciente a su deudor, y que tiene
en su poder, hasta tanto no le sea saldada la deuda. Este es una garantía legal
permitida en ciertos casos.

El derecho de retención es una garantía legal; confiere el derecho de conservar


la cosa; es una garantía imperfecta; constituye un medio de presión; es una
garantía accesoria e indirecta; implica cesibilidad, transmisibilidad e
indivisibilidad, e implica la existencia de un crédito.

Se afirma que el derecho de retención es un privilegio indirecto; pero que al no


caracterizarse por el derecho de preferencia no se considera un verdadero
privilegio. El que toma prestado no puede retener la cosa en compensación de
lo que le deba el prestamista.

Para la ejecución del derecho de retención es necesario que el crédito sea


cierto, líquido y exigible.

El derecho de retención no da al acreedor preferencia o privilegio, como


tampoco el jus distraendi; pero puede, si se ha realizado el embargo de esta,
vender la cosa y cobrar su crédito sin privilegio alguno al respecto.

El acreedor está obligado a conservar la cosa que posee, como un buen padre
de familia, es decir, tratándola con el debido cuidado, evitando el deterioro o la
pérdida de esta. En cuanto a las obligaciones del deudor, la principal es no
perturbar o hacer interferencias en la posesión del acreedor sobre la cosa.

El derecho de retención es oponible a los causahabientes del deudor, tanto


universales como singulares; así como a sus acreedores quirografarios y
privilegiados; también es oponible a los terceros adquirientes, es decir, a
aquellas personas que hubieran adquirido la propiedad de la cosa.
Resumen de la unidad VII

Los créditos que no gozan de la preferencia en virtud de una hipoteca o algún


privilegio, no tiene garantía específica que permitan la protección del acreedor
frente a la insolvencia del deudor. Los acreedores que se encuentran en dicha
situación se denominan quirografarios.

Los privilegios son garantías establecidas en la ley mediante las cuales se


faculta a ciertos acreedores de un derecho de preferencia frente a otros
acreedores del mismo deudor. Lo privilegios pueden ser mobiliarios o
inmobiliarios, según la clase de bien que afecte.

Los privilegios mobiliarios pueden ser: a) generales, cuando afectan la


generalidad de los muebles; b) particulares sobre ciertos bienes muebles,
cuando no afectan la generalidad de los muebles, sino algunos en específico.

Los privilegios mobiliarios pueden ser: privilegios generales sobre los muebles
o privilegios generales mobiliarios; privilegios generales sobre los muebles o
privilegios generales mobiliarios; privilegios particulares sobre ciertos muebles;

Los privilegios particulares o especiales sobre ciertos muebles son: el que


tienen los propietarios en virtud de los alquileres y arrendamientos de los
inmuebles; los gastos causados por la conservación de la cosa; el precio de los
efectos mobiliarios no pagados, si estuvieren aún en poder del deudor, bien
sea que haya comprado a plazo o sin él; el importe de los suministros hechos
por un fondista sobre los efectos del viajero que han sido transportados a su
hospedería; los gastos de acarreo y accesorios sobre la cosa arrendada; y los
créditos resultantes de abusos y prevaricación cometidos por funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, sobre los fondos de sus fianzas, y
sobre los intereses de los mismos fondos que puedan deberse.

Son privilegios que recaen, de manera general, sobre todos los bienes muebles
del deudor: las costas judiciales; los gastos de funeral; gastos de la última
enfermedad; los salarios de los trabajadores; los suministros hechos por los
mercaderes, al deudor y a su familia, o y por los dueños de pensión. Los
privilegios sobre los bienes inmuebles son: el privilegio que tiene vendedor
sobre el inmueble vendido para el pago del precio; los que han suministrado el
dinero para la adquisición de un inmueble; los coherederos, sobre los
inmuebles de la sucesión, para la garantía de las particiones hechas entre los
mismos y de los saldos o devolución de lotes; Nociones de Derecho Comercial
II los arquitectos, contratistas, albañiles y demás artesanos empleados en la
edificación, reconstrucción o reparación de edificios, canales y cualquiera otra
clase de obras; y los que han prestado el dinero para pagar a los trabajadores
de una obra. Los privilegios que recaen sobre ciertos muebles e inmuebles son
los mismos indicados en el artículo 2101: las costas judiciales; los gastos de
funeral; los gastos de la última enfermedad; los salarios de los trabajadores; y
los suministros hechos por los mercaderes, al deudor y a su familia, o por los
dueños de pensión. Los caracteres de los privilegios son los siguientes: son
garantías reales; son generales o especiales; mobiliarios o inmobiliarios;
pueden afectar a la vez tanto a muebles como a inmuebles; y son de carácter
individual.

Los principales efectos de los privilegios son: el derecho de preferencia y el


derecho de persecución. Para que los privilegios surtan sus efectos frente a los
terceros estos deben ser inscritos en la oficina del Conservador de Hipotecas,
excepto los privilegios en virtud de las costas judiciales; los gastos de funeral;
gastos de la última enfermedad; los salarios de los trabajadores; y los
suministros hechos por los mercaderes, al deudor y a su familia, o y por los
dueños de pensión.

La hipoteca es un derecho que recae sobre inmuebles que han sido afectados
para garantizar el cumplimiento de una obligación, generalmente una deuda en
dinero. El Sistema Ministerial francés es muy imperfecto, debido a que los
registros y transcripciones inmobiliarios se realizan en base a los nombres y
apellidos de las personas, y no en base a los inmuebles.

Los caracteres de las hipotecas son: es un derecho real accesorio; no conlleva


la desposesión del inmueble; es un derecho real accesorio; busca garantizar un
crédito; sigue la suerte de éste; afecta solo bienes inmuebles; y es indivisible y
especial.

Las hipotecas, pueden ser simples o privilegiadas, dependiendo de la eficacia


de la seguridad o garantía que procuran al acreedor. Tomado en cuenta el o los
inmuebles que afectan y los créditos a garantizar, se las hipotecas se clasifican
en; hipotecas especiales e hipotecas generales. De acuerdo a su
conformación, las hipotecas pueden ser: legales, judiciales, o convencionales.

El artículo 2124 del Código Civil indica: “Las hipotecas convencionales no


pueden consentirse sino por los que tengan capacidad de enajenar los
inmuebles que a ellas se sometan.” Para constituir válidamente una hipoteca
convencional debe ser instrumentada por un Notario y en presencia de dos
testigos.
Resumen de la unidad VIII

En principio, para que los privilegios sean oponibles a los acreedores y surtan
efectos deben ser inscritos en la oficina de Conservaduría de Hipotecas.
Asimismo, para que las hipotecas adquieran rango es requerida la publicidad
de estas en la Oficina del Conservador de Hipotecas.

El Conservador de Hipotecas tiene competencia para la publicidad de las


hipotecas y de los privilegios sobre inmuebles cuando estos están sin sanear,
de lo contrario realizar dichas inscripciones corresponden al Registrador de
Títulos.

EL Conservador de Hipotecas competente para realizar las inscripciones es del


municipio o distrito judicial en que se encuentren ubicados los bienes objeto de
gravamen.

Los privilegios y las hipotecas que afectan inmuebles para proteger derechos
de menores e interdictos, se consideran existentes independientemente de la
publicidad que se haga de estos.

Para realizar la inscripción de los privilegios e hipotecas el acreedor, o la


persona apoderada, debe presentar al Conservador el original del acto o una
copia certificada del mismo o de la sentencia, si el privilegio o la hipoteca ha
sido consecuencia de una decisión judicial.

La importancia de la inscripción de las hipotecas radica en que determina el


rango de la misma, teniendo preferencia para el cobro el acreedor que realizó
la inscripción primero.

Si hay varios acreedores hipotecarios e inscriben su gravamen el mismo día, el


rango de sus hipotecas es el mismo, sin importar cuál realizó la publicidad en la
mañana y cuál lo hizo en la tarde.

La vigencia de las inscripciones hipotecarias y de los privilegios es de diez


años, por lo que deben ser renovadas transcurrido dicho lapso para que
continúen surtiendo los efectos de garantizar el crédito.

Se consideran excesivos y pueden ser reducidos los gravámenes realizados a


varios inmuebles cuando el valor de solo uno estos suficiente para garantizar el
crédito.

El contrato mediante el que se constituye la hipoteca es oponible a las partes


contratantes, sin necesidad de haber sido inscrita; pero para que pueda surtir
efectos sobre estos es imprescindible el requisito de la inscripción, ya que no
existen hipotecas ocultas.

El tercero, comprador del inmueble hipotecado queda obligado a la por su


vendedor, y si no realiza el pago de la deuda que originó la hipoteca, los
acreedores privilegiados tienen derecho a embargar y a vender en pública
subasta dicho bien, quedando totalmente desposeído el tercer adquirente; si
desea quedarse con la propiedad deberá pagar la deuda del vendedor.

Los privilegios e hipotecas también se extinguen por las siguientes causas: a)


por la extinción de la obligación principal; b) por la renuncia del acreedor a la
hipoteca; c). por el cumplimiento de las formalidades y las condiciones
prescritas a los terceros detentadores, para hacer libres los bienes que hayan
adquirido; d). por la prescripción.”

Para la cancelación de una hipoteca convencional se requiere del


consentimiento por escrito de las partes envueltas en el contrato que dio origen
a dicho gravamen, es decir, un “acto de cancelación de hipoteca”, con firmas
legalizadas por un Notario Público.

En caso de negativa del acreedor satisfecho en el pago a otorgar al deudor del


documento que le permita cancelar la hipoteca, este puede dirigirse ante el
Juez competente y solicitar que ordene la cancelación de la misma, para lo cual
debe probar que ha saldado la deuda contraída.

Es de gran importancia que se realice la publicidad de la cancelación de la


hipoteca a los fines de que se efectúe la extinción de la misma y que los
terceros puedan tomar conocimiento del estado jurídico actual del inmueble.

Además de la publicidad de las hipotecas y de los privilegios, deben ser


transcritos ante el Conservador de Hipotecas los siguientes actos: a) Todo acto
entre vivos, traslativo de propiedad inmobiliaria, o de derechos reales
susceptibles de hipotecas; b) Todo acto que contenga renuncia a estos mismos
derechos; c) Las sentencias que declaren la existencia de un contrato verbal de
la naturaleza de los expresados; d) Toda sentencia de adjudicación que no
sean dictada sobre licitación realizada en beneficio de un coheredero o de un
copartícipe.

Si el inmueble objeto del contrato está saneado, no es requerida realizar la


trascripción mencionada en la Conservaduría de Hipotecas, ya que
corresponden al Sistema Torrens.

Aunque el procedimiento de embargo de inmuebles, aunque estén saneados


es competencia de la jurisdicción de Derecho Común, la publicidad inmobiliaria
de proveniente de la sentencia de adjudicación debe realizarse en la Oficina del
Registrador de Títulos.

Hay actos que a los que la ley no exige su registro registrar; sin embargo, es
recomendable hacerlo para darles fecha cierta y hacerlos oponibles a los
terceros, por ejemplo: actos de venta de inmuebles saneados con los cuales no
se haría transferencia ante el Registro de Títulos, por el momento; facturas,
contratos en general, etc.
Es importante diferenciar la transcripción del registro: La transcripción se
realiza letra a letra, de manera íntegra; mientras que mediante el registro se
inscriben solo los datos esenciales de ciertos actos.

El registro puede realizarse en cualquier oficina del registrador civil; mientras


que la transcripción de actos relativos a inmuebles debe hacerse en la
Conservaduría de Hipotecas del lugar en donde se encuentra ubicado el
inmueble. Los libros y documentos que reposen en la oficina del Conservador
no pueden ser llevados fuera ni pueden ser alterados o sellados por otras
autoridades, aunque sean estas judiciales; sin embargo, los jueces tienen la
facultad de trasladarse a las oficinas en donde se encuentran dichos libros,
para hacer alguna comprobación o verificación respecto de estos.

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