El tono, la dicción y el volumen son características de la voz:
Tono
Es la altura o elevación de la voz. El tono es el resultado de las vibraciones de
las cuerdas vocales. El tono puede ser grave o agudo. A diferencia del
volumen, el tono debe variar constantemente.
Dicción
Es la forma de articular o pronunciar cada palabra. La dicción es la manera
específica de hablar, es decir, de elegir y pronunciar las palabras de modo tal
que puedan ser perfectamente comprendidas por quien escucha.
Volumen
Es la intensidad (fuerza) de la voz. El volumen se mide en decibelios. La
función más básica del volumen consiste en hacer que un mensaje llegue
hasta un oyente potencial. El volumen alto de voz puede indicar seguridad y
dominio.
Características
Cualidades para tener una buena oratoria
Para ser un buen orador, es necesario poseer una serie de cualidades:
Autoconomiento
Es importante que buen orador se conozca. Que sepa cuáles son sus puntos
fuertes y débiles y conocer sus habilidades. Así es mucho más fácil construir
discursos que funcionen.
Personalidad
Tener una personalidad potente nos ayudará a sentirnos más seguros con
nosotros mismos y a que no se nos coma el miedo. Además, gracias a nuestros
rasgos podemos crear marca y un estilo propio que nos diferencie del resto de
ponentes.
Pasión
Es otra de las cualidades de un buen ponente, la pasión. Se nota cuando un
discurso se transmite con pasión ya que lo deja “grabado” en todas los
asistentes.
Invención
Para hacer una ponencia interesante, es necesario poner a prueba toda nuestra
maquinaria creativa y crear discursos claros pero con un “push” para no aburrir
al auditorio
Conexión
Es importante conocer al público al que nos dirigimos para saber qué puntos
tenemos en común y poder crear vínculos con la audiencia.
Claridad
Relacionado con los puntos anteriores, es importante que el discurso sea claro y
evitar la terminología especializada y el lenguaje confuso. También es
importante usar frases cortas y metáforas.
Seguridad
Hay que evitar tener miedo al ridículo y a fallar porque somos humanos y
podemos fallar. Es importante mantener la tranquilidad y dar la sensación de
seguridad al auditorio.
Sensibilidad
Los discursos que más funcionan son los que apelan a los sentimientos. Para
ello es bueno que trabajemos nuestros rasgos de sensibilidad y utilizarlos. Eso
si, tenemos que evitar caer en la “sensiblería”
Imagen profesional
Una imagen vale más que mil palabras y en la oratoria está más que presente.
Es importante tener una imagen adecuada a la marca personal de cada uno y
también al tipo de ponencia que se va a dar.
Un buen orador debe tener las siguientes características:
Mensaje: Debe tener un mensaje bien estructurado y coherente para que la
audiencia no pierda la atención.
Lenguaje corporal: Debe tener un lenguaje corporal adecuado para el
público y la idea que quiere transmitir.
Confianza: Debe tener seguridad y confianza.
Entusiasmo: Debe transmitir entusiasmo.
Conocimiento: Debe conocer el tema y sus habilidades.
Interactuar con la audiencia: Debe interactuar con la audiencia y conocerla.
Control de tiempo: Debe tener control del tiempo.
Practicar: Debe practicar en privado el discurso, ritmo, gestualidad y tono
de voz.
Postura: Debe buscar una posición central frente al público y moverse en el
entorno cercano a esa posición.
Escuchar: Debe aprender a escuchar con el oído y con el ambiente.
Un buen Orador
En la actualidad la comunicación es vista como un pilar inminente para la calidad y
el éxito; debido a esto es importante desarrollar aptitudes y actitudes que apoyen
la expresión clara y asertiva de las ideas, conocimientos y/o opiniones. “La
comunicación es la transferencia de información y su comprensión entre una
persona y otra. Es una forma de ponerse en contacto con otros mediante la
transmisión de ideas, hechos, pensamientos, sentimientos y valores” ( Davis &
Newstrom, 2003).
Dicha comunicación no es posible si el emisor no cuenta con habilidades que le
permitan expresarse correctamente, por ello es importante reconocer las
características de un buen orador, evitando así actitudes erróneas que pueden
obstaculizar la transmisión acertada del mensaje. Un buen orador es aquella
persona que se propone informar, entretener o persuadir, lográndolo mediante un
mensaje coherente, lógico y estructurado, apoyado en su seguridad, honestidad,
conocimiento, dinamismo, respeto y entusiasmo.
Presencia
La presencia de un buen orador se ve afectada positivamente por la seguridad del
mismo; ésta se logra cuando existe una preparación integral, dominio del tema y
recursos de apoyo que lo sustenten.
El orador debe vestir adecuadamente según la ocasión y el público al que se
dirige, mostrando así respeto por su audiencia y logrando un ambiente de respeto
y confianza.
La movilidad es importante durante una presentación oral; el desplazarse muestra
el entusiasmo del expositor, además de variar el estímulo a la audiencia y evitar
que aparezcan malos hábitos durante la presentación.
La postura que se adopte al iniciar una exposición oral es decisiva, ya que marca
desde la credibilidad hasta la atención del público.
Se recomienda entrar con paso firme y decidido, con los hombros hacia atrás y la
barbilla levemente hacia arriba, esto ayuda a mostrar seguridad y dominio del
tema.
Conocimiento y Credibilidad
Entre más se conozca de un tema, más herramientas se tienen para brindar al
público una exposición amena e interesante.
La preparación y dominio sobre el tema apoya la seguridad, la honestidad y el
entusiasmo del orador, lo que logra mantener por más tiempo la atención de la
audiencia, además de contener un mensaje coherente, lógico y estructurado.
Para lograr credibilidad ante un grupo de personas es necesario mostrar
honestidad, es mejor reconocer nuestras limitaciones ante el público que “inventar”
respuestas, no olvidemos que al ser honestos nos estamos ganando credibilidad.
Dinamismo
Un buen orador debe ir a la vanguardia, utilizando tecnología que permita mostrar
de manera dinámica el contenido.
Es importante apoyar la presentación en técnicas y recursos innovadores que
logren captar la atención de la audiencia, lograr un mayor procesamiento de la
información y variar el estímulo proveído al público.
Se recomienda al comenzar “prender” a la audiencia compartiendo el entusiasmo
inicial y manteniéndolo durante la exposición.
Comunicación Verbal
Es importante cuidar el lenguaje que se utiliza en la presentación oral, éste debe
estar al nivel de la audiencia, así se logrará un mensaje claro y una mejor
conexión con los asistentes.
El buen orador siempre se dirige al público de una manera considerada,
respetando sus ideas y opiniones, al mismo tiempo que muestra asertividad para
defender las suyas.
Cuidar la dicción mejora la claridad de nuestras palabras.
Las pausas al hablar pueden ayudar a hacer cambios de material de apoyo,
descansar la garganta, así como crear intriga o expectación en el público.
Comunicación no Verbal
La comunicación no verbal es aquella que se integra de mensajes no hablados,
como el volumen, tono y ritmo.
Se recomienda variar el volumen de la voz para acaparar la atención del oyente,
ayudando a evitar el tedio.
El ritmo es determinado por la naturaleza del tema, entre mayor sea su
complejidad menor debe ser el ritmo.
Los movimientos faciales deben ir de acuerdo a la naturaleza del tema, así se
apoya la comunicación verbal con la no verbal.
Se debe tener cuidado al utilizar las manos, ya que éstas pueden ser un distractor;
lo ideal al hablar en público es no traer ningún objeto en ellas con la finalidad de
tener mayor libertad de movimiento y evitar desvíos de atención.
Es importante establecer contacto visual con el auditorio, esto logrará mayor
integración y atención hacia la presentación.
El medio ambiente debe ser agradable para el orador y el público, un lugar bien
iluminado, ventilado y confortable ayuda a que el estado de ánimo de las personas
sea adecuado para una mayor receptividad.
Para lograr una buena comunicación, es necesario tener en cuenta los siguientes
componentes:
Escucha activa: Es uno de los aspectos más importantes de la comunicación.
Mensaje claro y conciso: Es necesario utilizar un vocabulario simple y directo.
Lenguaje no verbal: Es importante tener una expresión facial agradable y un tono
positivo.
Retroalimentación: Es necesario permitir la retroalimentación y la diversidad de
opiniones.
Empatía: Es la capacidad de ponerse en el lugar del interlocutor y entender sus
sentimientos y emociones.
Evitar distracciones: Es necesario asegurarse de que no haya distracciones que
puedan interrumpir la comunicación.
Ser respetuoso: La comunicación debe ser siempre respetuosa y tolerante.
La buena comunicación consta de cuatro componentes: Las personas, El mensaje,
El contexto, La escucha activa.
Estos cuatro elementos intervienen en cualquier evento comunicativo.
Qué se necesita para tener una buena comunicación?
Que la comunicación sea buena es esencial para que se puedan establecer
relaciones entre las personas. Esta condición toma más relevancia al
considerar que cualquier sociedad, empresa, institución o equipo, es el
resultado de la unión de varias personas. De esta manera, para lograr que un
grupo de individuos funcione, debe haber una comunicación idónea.
En vista de que la buena comunicación puede tener como finalidad entretener,
informar, persuadir o expresar, necesita contar con las siguientes
características para cumplir cualquiera de sus propósitos:
Ser clara. El mensaje a transmitir debe ser claro, entendible y directo
para que la idea sea captada fácilmente, sin que haya esfuerzos
adicionales de interpretación.
Tener concisión. Es necesario que la información sea precisa, para
lograr atraer la atención del receptor, evitando que se extienda
demasiado y deje de ser concreta.
Demostrar respeto. Al compartir un mensaje es posible que los
receptores no estén de acuerdo, por lo que se requiere considerar los
puntos de vista de los otros.
Escuchar activamente. Otra forma de respetar es tener la capacidad
de prestar atención mientras la otra persona responde o da su opinión,
sin ignorar lo que dice.
Ser coherente. Cuando se comunica un mensaje es esencial seguir un
orden de lo que se dice, dando sentido a las ideas y evitando tocar
temas que no se relacionen.
Comprender el lenguaje no verbal. Los gestos y las posturas
corporales también comunican, por ello hay que ser consistente entre lo
que se dice y lo que expresa el cuerpo.
Ser natural. Transmitir un mensaje de manera natural repercute
directamente en la confianza del interlocutor, las palabras rebuscadas
pueden tender a confundir.
Demostrar conocimiento. Al desarrollar un tema es necesario conocer
de lo que se habla a profundidad, demostrando que se tienen nociones
para generar interés en otras personas.
Ser interactiva. La comunicación debe fluir sin barreras entre el emisor
y el receptor, ambos deben despertar el interés en el otro para que haya
retroalimentación.
Ser relevante. Para ser interactiva, la comunicación debe tener
relevancia y ofrecer temas de interés para ambos, esto se logra al
conocer un poco sobre la otra persona.
Demostrar empatía. Esta característica es elemental, ya que es muy
importante tener la capacidad de identificar los sentimientos de las
personas, para entenderlos y respetarlos.