Caballo 1
Caballo 1
Caballo 1
Sus orígenes están relacionados con los primeros caballos que habitaron esta parte de América.
Los caballos Andaluces, que los españoles trajeron al nuevo mundo para emprender la enorme
tarea de la conquista, y elegidos por ser los mas rústicos y resistentes, fueron librados luego a su
suerte debido a los primeros fallidos intentos de asentamiento. Vagando sin destino por las
enormes pampas, los caballos sobrevivientes sufrieron necesariamente una serie de procesos y
cambios estructurales para adaptarse a las nuevas condiciones, tan distintas a las de su tierra de
origen. Los fuertes soles, fríos vientos, frecuentes tormentas y aridez del suelo,los obligaron a
migrar grandes distancias en búsqueda de agua y pasturas, lo que les dio esa incomparable
resistencia; su particular instinto sobre el peligro lo lograron en consecuencia de la persecución del
indio o el puma. Todos estos factores, sumados a la continua consanguinidad y el
aislamiento,forman la base de las peculiares características de las razas caballares argentinas. A
finales del siglo XIX, con la inmigración de habitantes europeos, los cuales traían con ellos sus
caballos de silla y de tiro, se dio un gran aporte de sangre a los equinos autóctonos, mejorándolos
según el uso que se les daba, de esta manera surgen las razas argentinas,las cuales conservan en
sus genes la rusticidad, la resistencia y la inteligencia de sus ancestros.
Orígenes[editar]
En la prehistoria, durante el pleistoceno existían caballos autóctonos en casi toda América, el
territorio que corresponde a la región pampeana fue particularmente rico en estos
"paleocaballos" (principalmente hipiddiones). Pero la llegada del ser humano hace más de
11.000 años parece haber sido un factor decisivo (junto a epizootias) para la absoluta
extinción de los equinos autóctonos de América; por este motivo a la llegada de los europeos
(fines del siglo XV e inicios del siglo XVI) no existía ninguna memoria ni conocimiento de esos
primeros caballos de los cuales solo quedan fósiles.
El caballo criollo es descendiente del caballo ibérico traído por
los conquistadores españoles a América. Un compuesto genético de caballos derivado del
caballo berberisco del norte de África, del caballo del Valle del Guadalquivir en Andalucía y
otros que se agrupaban en el género de caballos de trabajo llamados "jacas" o "rocines". Ya
en América, algunos de ellos escaparon de las haciendas y misiones religiosas o fueron
robados por los nativos. En el campo formaron grandes manadas y una vez expuestos a un
entorno salvaje, la selección natural y la endogamia, les fijaron características genéticas
propias. Cabe indicar que estas líneas genéticas están total o virtualmente extinguidas en la
España y Portugal actuales.
Los especímenes equinos traídos a América no eran caballos seleccionados para la
reproducción, eran caballos rústicos y valientes usados en España para el trabajo. No había
licencia real para exportar caballos de selección que pudiesen constituir lotes de fundación,
exceptuando los regalados por los reyes a otros gobernantes de la Europa del siglo XV y XVI,
como los caballos usados para la formación del Lepizzaner.
Hasta que no se reprodujeron en abundancia, los caballos traídos a América poseían un
elevadísimo costo debido a su gran valor práctico y táctico y a su escasez inicial.
Los primeros caballos entraron en territorio de Argentina con los
primeros conquistadores españoles, en la Corriente del Norte a partir de la "Entrada del
español Diego de Almagro" en 1535 quien lo hizo a través del Perú y Alto Perú, y casi
inmediatamente del puerto de Buenos Aires y de territorios otrora españoles y hoy en poder
de Brasil. La Corriente del Este con la que se introdujo desde los 1530 masívamente ganado
desde Europa (especialmente desde Andalucía) por el puerto rioplatense de Buenos Aires es
considerada la más importante, se trata de los caballos traídos por Pedro de Mendoza al
fundar la Ciudad de Buenos Aires en 1536.
Más tarde, Pedro de Mendoza debió abandonar Buenos Aires obligado por la defensa de
los indígenas, y dejó los caballos, que una vez sueltos se reprodujeron prodigiosamente
merced al bioma de praderas y pastizales y clima templado típico de la Pampa Húmeda.
Tanto, que al llegar Juan de Garay, en 1580 al Río de la Plata consideró a las caballadas
como “fantásticas” (abundantes y de excelente calidad).
Sólo los más fuertes lograron sobrevivir y reproducirse, aprendiendo a defenderse de los
peligros tales como pumas y otros depredadores, soportando además climas extremos. Los
pueblos aborígenes, increíblemente adaptables al "monstruo invasor", aprendieron primero a
alimentarse de su carne, y después lograron una relación simbiótica con el caballo, a tal
extremo que en el presente se sigue ampliando el estudio de la "doma india".
Volviendo a la reproducción y origen de los caballos en el territorio argentino: si ya desde
inicios del siglo XVI quedaron caballos libres y se reprodujeron masivamente, estos caballos
o baguales cimarrones pasaron a ser considerados "realengos", es decir posesión de la
corona española, aunque en la práctica eran utilizables por cualquier persona habilitada, como
los campesinos libres -luego gauchos-, que hicieron de los caballos uno de sus principales
medios de subsistencia y un símbolo de prestigio (pingo es uno de los nombres dados al
caballo y al pene).
En cuanto a los indígenas, especialmente los del sur, si por un lado amansaban a los caballos
de un modo casi nada violento, era común que consumieran como un manjar la carne de
yeguas.
Por otra parte ciertas características de algunos caballos criollos ha hecho suponer que
pudieran poseer algún acervo genético asnal debido a un incidental cruce con una —
excepcional— mula fértil (el territorio argentino fue centro de crianza masiva de mulas para el
transporte de minerales preciosos desde las montañosas regiones del Alto Perú). Sin
embargo, esta hipótesis es poco probable, porque la descendencia de mulas fértiles son
equinos puros nuevamente, pero de todos modos es parte del folklore que rodea al criollo y le
provee mucha magia a sus orígenes.
Características
La raza Silla Argentino se destaca por su temperamento enérgico y vivaz. De volumen y peso
medianos, su estructura fuerte y proporcionada le otorga una armonía apta para el deporte. Su
pelaje, notablemente liso y sedoso, puede ser alazán, zaino o tordillo. Este animal de líneas largas
y armoniosas posee ojos vivaces y expresivos, cola y cuello bien insertados y extremidades fuertes
y nítidas, correctamente aplomadas. Sumamente resistente y eficaz, es utilizado en toda clase de
competencias ecuestres. Bien musculoso y de fuerte constitución, con su centro de gravedad bajo.
De buen pie y andares sueltos, ágil y rápido en sus movimientos. De carácter activo, enérgico y
dócil, su característica racial está definida por su rusticidad, longevidad, fertilidad, resistencia,
valentía, poder de recuperación y aptitud para trabajos ganaderos.
razas de caballos criollos argentinos
los caballos criollos son descendientes directos de
los caballos espa�oles importados y que escaparon para volver a su
h�bitat natural en la pampa argentina.por caballo criollo se conoce a una
raza equina que se distribuye por toda am�rica del sur, los
primeros caballos entraron en territorio de argentina con los primeros
conquistadores espa�oles, en la corriente del norte a partir de la
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la raza criollo de am�rica latina desciende (como todos los caballos del
continente americano) de los caballos ib�ricos importados por los
colonos espa�oles es que el caballo criollo argentino es a mi gusto una
raza ideal para trabajar en el campo. es todo terreno. sus ventajas son
notorias pero los
mar. las virtudes del caballo criollo hacen que sea la raza m�s difundida
en la decaballos criollos de argentina, uruguay, brasil y paraguay.
abr. caballos criollos, la raza equina caracter�stica de argentina. written
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Biometría
a) Talla: Ideal 1,44m. Las fluctuaciones máximas para los machos serán entre 1,40 m. y 1,48 m.
pudiendo aceptarse como excepción hasta de 1,50 m. y no menos de 1,38 m. previa resolución
fundada del Jurado de Admisión o Inspector actuante. Hembras: 2 cms. menos. b) Perímetro
torácico: ideal 1,78 m. Hembras: 2 cm. más. c) Perímetro de la caña: ideal 0,19 m. Hembras 1cm.
menos. Las fluctuaciones de las medidas deberán guardar la debida armonía con las indicadas para
la talla.
Pelajes
Con excepción del "pintado" y el "tobiano" se aceptan todos los pelajes, procurándose la paulatina
eliminación de animales con tendencia avanzada hacia la despigmentación y el albinismo.
Números
Las existencias Argentinas ascienden a 2,6 millones de equinos registrados hasta abril de 2017.
En el territorio nacional se crían más de 25 razas con distintas finalidades y son registradas por las
tres entidades de Registros Genealógicos reconocidos por este Ministerio: Stud Book, Asociación
Argentina de Fomento Equino y Sociedad Rural Argentina (SRA).
EL GANADO EQUINO
Cuando se habla de ganado equino se hace referencia a un conjunto de
animales que está compuesto en su mayoría por caballos – de ahí que
muchos lo denominan ganado caballar, sin embargo también podría estar
compuesto por asnos o burros y mulas.
Los équidos (Equidae) son una familia de mamíferos placentarios del orden
Perissodactyla, que contiene solo un género viviente, Equus, y numerosos
géneros fósiles. Este género apareció durante el Pleistoceno en América del
Norte, desde donde colonizó progresivamente Sudamérica, Eurasia y
África. Posteriormente se extinguió en América hasta su reintroducción
durante la conquista española.
CABALLO, BURRO, ASNO Y MULA. EQUINOS MUY
PARTICULARES
Este último tipo, sin embargo, es difícil que se dé, porque el parto entraña
muchas dificultades. El burdégano se diferencia del mulo por su cola más
poblada y por tener un cuerpo desproporcionadamente grande en relación
con las patas.
Los caballos de silla pueden demostrar una serie de aptitudes distintas, tales
como trabajo de campo, ejército, paseo, carrera, polo, salto y caza. Los de
tiro pueden subdividirse en caballos de tiro liviano, semi pesado y pesado.
Existe, además, otra clasificación zootécnica establecida según el tamaño,
la proporción y el perfil de los equinos. El tamaño de las distintas razas de
caballos puede variar considerablemente.