482 Reptiles Santiago
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Y como un recuerdo de incursiones anteriores a Su mundo circundante, de exiguas condiciones,
nuestras playas centrales, es frecuente el hallazgo ha determinado en su organización ciertas modifi
de los calcinados huesos del Spheniscus humbold- caciones de interés.
tii, habitante de nuestras australes latitudes. La superficie arenosa, en gran parte desprovista
Los reptiles de este primer biotipo se encuen de un refugio inmediato, y el peligro continuo, re
tran representados por dos iguánidos de gran ubi presentado por las aves de rapiña que visitan la
cuidad en la zona central y que pasamos a men playa, le obligan a suplir con rapidez su falta de
cionar. condiciones defensivas. De allí que el temor, liga
1. L iolaemus nitidus (Wiegmann). — Tropidu- do de inmediato a la huida, sean los hechos que
rus nitidus Wiegmann. (In Mayen). Reise um die gobiernen primordialmente su psiquismo, lo que re
Erde (1830-82). I. S. 206 (nn.). calcamos especialmente, puesto que en las formas
Este gran lagarto melánico centro chileno, es el de esta misma especie, propias del Valle Central,
habitante habitual de las rocas, siendo más fre no es tan notorio.
cuente su observación en la región de Cartagena, Considerado el problema de la rapidez de fuga,
donde estas formaciones son más abundantes. como punto eje de existencia, el análisis morfoló
Se presenta aisladamente en busca de sus pe gico de esta especie nos da la razón. Así, la forma
queñas víctimas, que se desarrollan en las proxi general de su tronco se ha hecho más cilindrica,
midades de los restos orgánicos, arrojados por el lo que se traduce bio mecánicamente en una dismi
mar. nución de la superficie ventral y por ello en una
Toda su organización morfológica guarda una considerable atenuación del factor negativo roce, y
estrecha relación con su mundo circundante. Su en un segundo término contribuye a un mayor le
color oscuro, vetado de amarillo en la punta de las vantamiento de las extremidades de la superficie
escamas, favorece un mimetismo de color muy per del suelo, asegurando esto último una mayor velo
cidad de carrera y una mejor proyección en el salto,
fecto. Su maciza estructura corporal de inmedia
hecho este de gran importancia porque, dada la
to se asocia con las dificultades de su habitat.
exigüidad de la fauna entomológica, a lo que ya
Un detalle morfológico, interesante, y que nos
nos referimos, obligan a la especie a sacar el máxi
demuestra más aún su relación directa al medio,
mum de provecho de sus estructuras en la caza,
lo constituyen las garras de sus dedos. Contras
dada la pobreza de alimentos del mundo circun
tando con su pariente cercano el L. chilensis, ha
dante.
bitante del matorral, sus uñas son la mitad más
pequeñas y su encurvamiento mucho menor. La DIMENSIONES DE EJEMPLARES DE LLOLLEO (MILIMETROS)
significación morfológica de este hecho es fácil Long. Ancho Long. Pata Pata
Sexo cabeza Cola Pie
cabeza anterior posterior
explicar. El L. nitidus es una especie en que la cabeza tronco
en cambio una garra corta y ligeramente recur S 7 4,9 28 38 9,9 7,8 14,9
vada representa mayor resistencia a la dureza del 9 10 8 43 54 16 12,5 26
terreno y mejor proyección en los movimientos. 9 9,5 7 41,5 72 14,5 13 24
2. L iolaemus lemniscatus Gravenhorst. —- Lio
4. — BIOTIPO DE LA CORDILLERA DE LA COSTA
laemus lemniscatus Gravenhorst. Nov. Act. 18, 2,
8 731. T. 54. Fig. 12, 1938. En contraste con la aridez del litoral, esta re
A diferencia de su gigante congénere de las re gión se encuentra formada por una cadena de ce
giones pedregosas, esta grácil lagartija vive en el rros de 300 a 1000 metros, en cuyas bases se abren
matorral de las dunas, especialmente las cubier camino numerosas quebradas.
tas por Bacharis. La vegetación de los montes es predominante
Reemplaza como habitante de las arenas centra mente matorral, formado principalmente por Aca
les. al L. nigromaculatus de las zonas norteñas. cia cavenia, Golliguaya odorifera y las numerosas
En contraste con ejemplares de su propia espe- especies de Bacharis y Senecio.
:ie, provenientes del Valle Central, los animales En su espesura ocúltanse Octodóntidos de em
:epturados en la playa ofrecen un menor tamaño penachada cola y ágiles Marmosas, y entre las aves,
~ en algunos la coloración es francamente plomi sobre sus cimas, se ve volar la magnífica águila
za asemejándolos mucho al tono de la arena y ve chilena, en acecho de su presa.
getación de la costa {Bacharis). Sin embargo, la Los invertebrados tienen su representación en
-xistencia de individuos de colorido idéntico a los velludas arañas del género Phrixotrichus; en ver
i el Valle Central, cazados pocos metros más allá dosos escorpiones centruroides; en acorazados y es
A la ribera, impiden asignarle un carácter sub pinudos Gonileptes; en grandes formícidos que re
específico. corren diligentemente en busca de alimentos y en
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escasos Nicterinus, el huésped perenne de todas las 1. L iolaemus nitidus (Wiogmann). — Se obser
piedras de Chile. va en escaso número en las regiones pedregosas.
Las quebradas, recorridas por innumerables arro 2. L iolaemus chiliensis (Lesson). —■ Calotes
yuelos, desarrollan en sus márgenes una vida más chiliensis Lesson, 1831 (In Duperry), Voyage Co-
intensa. quille, Zool. II., part. I, S. 36, T. 1, Fig. 2.
En la profundidad de su terreno clavan sus de El gran lagarto verde centro-chileno, es frecuen
dos las verdes patahuas (Crinodendron patagua), te en esta región. Su habitat, con el cual fácilmen
los aromáticos boldos (Peumus boldus), los oscu te se mimetiza, lo constituye el matorral verde, for
ros litres (Lithrea caustica), los coriáceos peumos mado preferentemente por zarzamora de quebradas
(Cryptocaria peumus) e innumerables yerbas anua y caminos.
les, entre las que resaltan por su colorido las flores Sumamente cauteloso, poco se expone a buscar
azules de la galega. el sol en los lugares libres de vegetación, en opo
Junto a las quebradas, la vida animal guarda su sición a la opinión de Guichenot que sostuvo que
relación propia. En contacto de sus aguas hace sus su hallazgo era común en terrenos pedregosos.
cubiles el Myocastor coypus, el roedor más grande Los ejemplares de esta especie, mantenidos en
de Chile. Sobre las aguas revolotean numerosos cautividad, se comportan mansamente, incluso has
pajarillos del género Cinclodes y en la espesura ta recibir el alimento de nuestras propias manos.
del matorral lanza sus gritos característicos el clá
sico tapaculo (Sclerochillus a. albicollis K itt). 3. L iolaemus lemniscatus Gravenhorst. — La
ubieuista lagartija café, es el huésped permanente
En la humedad del terreno se desarrollan nume
de las cercanías de las corrientes de agua, donde
rosos invertebrados, como isópodos, blatíceros, gri-
vive oculta entre las piedras y el matorral seco.
llidos, tenebriónidos, anélidos, carábidos. Entre los
En nuestras colectas en la región de la cordille
voladores, numerosos lepidópteros de los géneros
ra de la costa, vecina a Melipilla (Santa Rosa de
Vanessa, Arginnis, Collas, Tatochila etc., y a veces
la Sierra), tuvimos ocasión de observar y capturar,
el Papilio bias, producen una bella nota de color.
exclusivamente, ejemplares pequeños de aspecto in
Insaciables tabánidos acechan a los incautos en fantil.
busca de su sangre; grandes odonatos planean
sobre las aguas la captura de sus minúsculas 4. L iolaemus tenuis tenuis (Duméril et Ribron).
Proctotretus tenuis Duméril et Bibron, 1837, Erp.
presas; numerosos sirphidos de variados géneros
e himenópteros de distintas familias giran por los gen. IV S. 279.
aires en busca de su polen. A diferencia de las anteriores, de hábitos silves
tres y terrícolas, la bella lagartija azul elige las
En los remansos de los arroyuelos varias espe
paredes de las habitaciones para hacer sus escon
cies encuentran sus condiciones ideales. Elegantes
drijos en las hendiduras, o bien, lo que es menos
Gerris chilensis, dotados de magníficos flotadores
frecuente, los agujeros de los árboles.
recorren con largas patas la superficie del agua;
Digno es de tomar en cuenta en la biología de
naviculares Colymbetes se hunden en sus profun
este reptil, los cambios de colorido que se verifi
didades, y en los sitios aislados del peligro se ven
can entre la noche y el día y que son especialmen
contorcionarse larvas de nematóceros y ondular
te notorios en los machos.
elegantemente los frágiles Gordius chilensis.
Los machos, durante el día, presentan un color
Las faldas de cerros y los caminos tienen un tono
amarillo verdoso en la mitad anterior del tronco
diferente. El gigante Maytcnus boaria Mol., de lan y azul en la parte posterior. Al ser expuestos a la
ceoladas y brillantes hojas, es el representante más
oscuridad nocturna, su tono gira rápidamente hacia
genuino, y la zarzamora (Rubus ulmifolius L.) cre
un tinte melánico con reflejos cobrizos, fenómeno
ce exuberantemente, dando refugio a verdes iguá-
que nos recuerda los cambios cromáticos de los sau
nidos de pretérita estampa y a ágiles lepóridos de
rios del género Chamaleops (1).
vida nocturna.
Es probable que este viraje nocturno de color
Numerosas aves de variado grito llaman de in haya hecho decir a Werner que existía en su ma
mediato la atención: enlutados tordos (Notiopsar c. terial una variedad oscura, lo que seguramente es
curaeus Mol., rojas loicas (Pezites m. m ilitaris), debido a la colecta de un ejemplar al atardecer o
amarillos fringillidos, plomizas tencas (Mimus en un día frío.
thenca), constituyen de preferencia la avifauna. Y a este respecto debemos decir que los animales
Y de vez en cuando, sobre los troncos y palos muertos y fijados, conservan el color que tenían
de las alambradas, las aviesas miradas de rapaces de acuerdo con la condición física ambiental.
como el cernícalo (Cerchneis sparveria cinamonia) Así por ejemplo, animales fallecidos por exceso
y el peuco (Parabuteo u. unicinctus), provocan el de exposición solar, o sacrificados en la oscuridad
terror entre los pajarillos y los diminutos reptiles y en el frío, mantienen el tono que tenían en estas
que buscan el sol. circunstancias, aún después de la fijación.
Nuestras excursiones en este biotipo nos han re
velado la presencia de seis especies de reptiles: cua (1) Pese a este cambie de color, existe, sin embargo, una
pequefía proporción de machos en que e6to no se produce, como
tro iguánidos y dos ofidios. lo atestigua el material vivo de nuestra colección.
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O P H in iA va; cruciferas como Brassica napus, campestris,
5. T achym enis peruviana Wiegmann. — Tacluj- Raphanus, Capsella bursa pastoris y compósitas
am is peruviana Wiegmann (In Mayen), 1835. Reise como Xanthium, Sonchus, Cynara.
um die Erde (1830-32). 'ayW a» y M t e t e , « a -sa 'saacjwsSa, YsvpwVA-
Nuestra culebra de cola corta, considerada du dos, por Populus piramidalis, Salix babilónica, Ro-
rante muchos años como inofensiva y que los es binea pseudoacacia, que en muchas partes crece
tudios modernos la acusan de venenosa (Gigoux, silvestre; especies frutales cosmopolitas y la zar
Johow, Gajardo Tobar), es el ofidio más común zamora (Rubus ultnifolius) , que constituye una
en esta región. verdadera plaga en esta región.
Vive en el matorral contiguo al agua, el que aban Los cerros están revestidos por abundante flora,
dona para salir a buscar sus pequeñas presas, las en la que se cuentan compósitas como Bacharis y
que captura por mordida, contándose entre ellas Senecio; euforbiáceas del género Colliguaya; sola
lagartijas y batracios pequeños (Cistignuthus bi- náceas como Solanum tomatillo, chilense y cheno-
broni Tsch.) siendo, respecto a esto último, excelen podioides, Cestrum parqui; papaveráceas como la
te nadadora, pudiendo permanecer largo tiempo Escholtzia californica, y mimosáceas como la Aca
sumergida en el agua. cia cavenia.
Hecho interesante de su biología es su reproduc La fauna, muy numerosa en especies, difiere de
ción vivípara, pariendo cada hembra varias cule- cerros a planicies. En los primeros, los mamíferos se
britas. (Mayores datos véanse en el trabajo de Sil encuentran representados por el característico Oc-
va Figueroa). todon d. degus y Phyllotis. Las aves por rapaces
La vasta distribución geográfica de esta espe como Cerchneis, Parabuteo; paseriformes como
cie ha dado origen a gran número de somaeiones Fringillidos y Turdidae; gallináceas del género
de diferentes dibujos, lo cual ha inducido a error Notrophrocta y Lophortix; los invertebrados por
a varios naturalistas (Philippi), haciéndolos creer coleópteros como Nicterinus, A stylus, Sulcipalpus;
en otras especies. numerosas familias de dípteros e himenópteros;
La forma centro chilena de Tachymenis se ca grandes arañas de la familia M ygalide; oscuros
racteriza por su colorido amarillento ocre, recorri formícidos y escorpiones del género Bothriurus.
do por cuatro bandas longitudinales de tinte café- En la pradera abundan roedores lepóridos, aves
negruzco, diferenciándose por esto de los ejempla de rapiña como Falcónidos y Cathartidae y entre
res australes (Carahue), de tono café oscuro y con los nocturnos vale mencionar géneros como Strix,
abundante diseño melánico en la región ventral. Spoytito y Glacidium. Entre los passeriformes des-
6. D eomicus chamissonis Wiegmann. — Dromi- tácanse los géneros Zonctrichia, Spinus, Sycalis.
cus chamissonis Wiegmann (In Mayen). Reise um Phitotoma y Passer; elegantes zancudas como Be
die Erde (1830-32). lonopterus y Nicticorax, abundan en los remansos
La vulgarmente conocida por “culebra de cola y regiones húmedas.
larga”, es un huésped frecuente del matorral de los Los insectos por variados órdenes, como lepidóp
faldeos de los cerros. Su tamaño puede alcanzar teros, himenópteros, dípteros, coleópteros y ortóp
150 cm., incluso, en la colección del Museo de His teros; hermosas arañas Epeiras, tejen sus vertica
toria Natural existe un ejemplar que llega a 220 les telas en el matorral.
centímetros de longitud. En los remansos de ríos y arroyos se multipli
A diferencia de la vivípara Tachymenis, su re can abundantes Culícidos, Tipúlidos, Gerris y Be
producción es ovípara. Una hembra de nuestra co lostomun; moluscos de géneros como Limnea y Pla-
lección (N9 305) puso seis huevos blanco-amari norbis viven adheridos a su flora constituida prin
llentos, durante su cautiverio, los que no dieron cipalmente por Elodea.
nacimiento a ninguna culebrilla. La fauna herpetológica de esta región compren
Sus presas, mayores que las de la Tachymenis, de seis iguánidos y dos ofidios.
anotándose ratas y pollos, son capturadas no solo 1. L iolaemus nitidus (Wiegmann). — Habita en
por mordida, sino también por enrollamiento y es las regiones pedregosas de los cerros.
trangulación.
2. L iolaemus fuscus Boulenger. — Liolaemus fus-
5. — BIOTIPO DEL VALLE CENTRAL cus Boulenger, 1885, Cat. Liz. II S. 144, T. 10. Fig. 2.
Se caracteriza por la predominancia del terreno Esta pequeña especie, de color café, y que durante
plano, tipo llanura, cubierta de abundante vegeta algún tiempo fue confundida con el L. lemnisca
ción herbácea y arbórea, bien regado y, como acci tus Grav. vive en el matorral de los cerros y tam
dente aislado, la presencia de algunos cerros de bién en los sitios pedregosos, como su gran parien
escasa altura (400 a 1000. metros). te el L. nitidus.
La vegetación herbácea de la llanura está cons 3. L iolaemus gkavenhorstii (Gray). — Liodera
tituida por gramíneas del género Lolium, Paspa- gravenhorstii, part. Gray, 1845, Cat. Liz. S. 211.
lum; papilonáceas como Galega, Medicago; gera- Constituye el reptil más característico del Valle
niáceas del género Erodium; malváceas como Me Central. Habita las regiones planas, cercanas al
dióla caroliniana y varias especies del género Mal agua, eligiendo el matorral verde de poca altura.
— 485 —
formado por plantas herbáceas, especialmente Xan pequeño macho enfurecido que atacaba a dente
tium spinosum y orientale, sobre las que trepa hasta lladas la cuerda, pero que desgraciadamente para
sus partes más altas, para calentarse a los rayos él, casi siempre fue capturado.
solares. Rara vez se le encuentra entre la zarza El tamaño de los ejemplares del Valle Central
mora, y cuando allí se le observa, generalmente la es considerablemente más grande que la forma de
escala, pero siempre a poca altura del suelo. la playa, no existiendo un mayor alargamiento de
Diferenciándose de la mayoría de los Liolaemus, las extremidades ya que su superficie ventral no
que huyen a la menor proximidad humana, es su es redondeada sino aplastada. Puesto que la abun
mamente confiado, de allí su fácil captura. Así, dancia de matorral es un elemento suficiente que
un macho adulto fue enlazado siete veces, debido permite sobrevivir a la especie, sin necesidad de
a un defecto de la cuerda de captura y hubo tiem largas carreras, como en la forma del litoral.
po suficiente para cambiarla y cazarlo a la octa 5. L iolaemus chiliensis (Lesson). — Se observan
va tentativa. ejemplares aislados en el matorral verde de Rubus
En cautividad, se caracteriza por sus hábitos ulmifolius.
tranquilos y su gran mansedumbre, que contrasta
6. L iolaemus tenuis tenuis (Duméril et Bibron).
con las otras especies pequeñas, que siempre bus
Se le observa en las paredes y troncos de los
can resquicios para fugarse y muerden rápidamen
árboles en parejas. A diferencia del L. lemniscatus,
te al menor intento de cogerlos.
el macho no presenta instinto de defensa por la
Aprovechando este párrafo nos referiremos a un
hembra, por el contrario, es el primero en huir. La
fenómeno descrito por Gigoux en 1928, observado
hembra, más confiada, es la que con más frecuen
en la especie norteña L. nigromaculatus nigroma
cia adorna nuestras coleccione*.
culatus, y que en forma semejante, aunque diferen
O P H ID IA
te, lo hemos apreciado nuevamente.
El autor citado tuvo ocasión de ver que un 1. T achym enis peruviana Wiegmann. — Frecuen
L. n. nigromaculatus, perseguido en la costa, al en te en este biotipo.
contrarse acosado, sin ninguna línea de huida posi 2. D romicus chamissonis Wiegmann. — Bastan
ble, no vaciló en introducirse al mar, donde perma te común.
neció largo rato sumergido en total inmovilidad.
Al ser sacado, no daba señales de vida, recuperan 6. — BIOTIPO DE LA PRE-CORDILLERA
do más tarde sus movimientos a la exposición so Los primeros contrafuertes andinos agrupan a
lar. Algún tiempo después, planteado el fenómeno su pie zonas biogeográficas de características pe
en forma experimental, éste no volvió a repetirse, culiares.
incluso con el mismo ejemplar, objeto de la cita.
Por una parte, los macizos áridos y sólo cubier
Este año, al colocar un L. gravenhorsti juvenil en
tos a trechos por modesta vegetación adaptada a
el terrario de la culebra Tachymenis peruviana, vi exiguas condiciones de vida. Resaltan en ella las
mos al pequeño iguánido, ocultarse rápidamente
erectas cactáceas del género Cereus, las simétricas
dentro del estanque con agua del ofidio, asumien
bromeliáceas del género Puya y las resistentes com
do una inmovilidad absoluta, sacando exclusiva
positas del género Bacharis.
mente al exterior sus orificios nasales.
A diferencia del L. n. nigromaculatus, en que el A los pies de los cerros se deslizan arroyuelos
animal obró prácticamente en una forma suicida, de márgenes pedregosas que ascienden hacia la
ya que la inmersión le hubiera costado la vida si montaña, creciendo numerosas hierbas como Poli-
no hubiera sido sacado, nuestro ejemplar reveló, gonum, Plantago, Taraxacum y enredaderas per
por el contrario, un alto instinto de conservación, tenecientes en su mayoría a las vitáceas, lardiza-
puesto que, junto con evadir el peligro significado baleas y Q uincham alium en las cercanías de sus
por la presencia del ofidio, realizaba perfectamen aguas.
te la función respiratoria. Entre los árboles se destaca la Robinea pseudo-
4. L iolaemus lemniscatus Gravenhorst. — Fre acacia, que crece silvestre y autóctona, como el May-
cuente en los caminos pedregosos, donde existen tcnus boaria, Quillaja saponaria y Lithrea caustica.
acequias. Se oculta en el matorral seco formado Los animales están representados por numero
por Acacia cavenia y Cynara cardunculus, ente sos invertebrados; oscuros Antrax, zumbadores
rrándose en la tierra seca. Esto último se observa Sirphus y Volucellas, blancas Tatochilas, revolotean
también en los animales mantenidos en cautividad. sobre las flores. Bajo las piedras de las faldas se
Generalmente se reúnen en parejas, formadas por desarrollan verdosos alacranes, tenebriónidos, ara
macho y hembra, a semejanza del L. t. tenuis. ñas del género Lycosa y alargados Julius.
Es curioso anotar en la biología de esta espe La fauna herpetológica se encuentra constituida
cie un fenómeno que no nos ha sido dado observar por dos iguánidos, un tejidae y dos ofidios.
en las otras especies de este género y que se refie IG tT A N ID A E
re al instinto de defensa del macho por la hem 1. L iolaemus lemniscatus Gravenhorst. — Obser
bra. Muchas veces, al tender nuestra lazada sobre vamos sólo ejemplares pequeños de esta lagartija.
una hembra, fuimos súbitamente agredidos por un Vive en los resquicios de las piedras.
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2. L io la e m u s t e n u is t e n u is (Duméril et Bibron). Desde esta última altura el panorama botánico
Observamos un hermoso macho sobre un tronco de cambia notablemente, creciendo casi solamente
Robinea pseudo-acacia. plantas de estructura pequeña y que se agrupan
T E J ID A E
en forma apretada, llamadas vulgarmente “ eham
1. C allo pistes m a c u la tu s Gravenhorst. — Callo- pas” , comprendiendo especies pertenecientes a fa
pistes maculatus Gravenhorst. 1838, Nov. Act. 18, 2 milias como Ranunculáceas, Violáceas y Compó
S 744. T. 55, F. 1. sitas.
El gran téjidae centro chileno, vulgarmente “li- La vegetación tipo “ champa” llega hasta cerca
guana o iguana” , es el representante más caracte de los 3.500 metros. La fauna, al igual que las for
rístico de la zona pedregosa contigua al río. maciones florales, varía progresivamente en las
Habita en los resquicios de los grandes peñascos, distintas alturas.
donde permanece oculto la mayor parte del día, Hasta los dos mil metros habita gran número
para salir solamente a las horas de mayor inten de insectos como Nemestríneos, Asüidos, Sirphidos,
sidad solar. Tachínidos, Hemípteros, Fásmidos, Gryllidos, Acri
Su fuerte dentadura le permite capturar presas dios, Formícidos, Carábidos, Tenebriónidos, Lepi
mayores entre las que se cuentan, fuera de insec dópteros, predominando especies de Cosmosatyrus
tos, pequeñas culebritas y lagartijas. y Cotias.
Especie sumamente tímida, es difícil de colectar, En las últimas alturas (3500 metros), persisten
puesto que huye a la menor proximidad del hombre. varias especies de Lepidópteros, Carábidos y Dip
teros.
O P H ID IA
Los vertebrados están casi exclusivamente repre
1. T a c h y m e n is pe r u v ia n a Wiegmann. — Se le ve
sentados por roedores de varios géneros, escasos
en las orillas de los arroyuelos en busca de peque
carnívoros y formas cordilleranas de aves de la
ños batracios ( Cistignathus bibroni Tsch.) que
región centro-chilena, como Zonotrichia, Spinus.
constituyen su alimentación.
Sicalis, Cinclodes, Phigilus, etc.
2. D ro m icu s c h a m is s o n is Wiegmann. — Relati
De mayor importancia que las anteriormente ci
vamente frecuente.
tadas vale mencionar algunos rapaces como G era
noetes melanoleucus Viell., Cerchneis y Volturidos
7. — BIOTIPO ANDINO
como el Vultur gryphus Linnaeus, que se observan
En nuestro ensayo pensamos que es precisamen
de vez en cuando volando majestuosamente por en
te esta zona la que tiene el más alto interés her-
cima del valle del Maipo, desde los mil de altura.
petológico, no sólo por encerrar un número impor
Los reptiles están representados por ocho iguá-
tante de especies y subespecies, sino por la profun
nidos y dos ofidios.
da relación biogeográfica de cada una de ellas
con los variados matices del mundo circundante IG U A N ID A E
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días en que la intensidad solar es mediocre, no se históricas. Sea como fuere, creemos que su persis
le encuentra por más que se le busque, permane tencia en esta especie, fuera de razones ya conside
ciendo adormecido en sus escondrijos; en cambio radas de menor importancia, es un buen índice para
las distintas especies de Liolaemus son capaces de considerarla como bastante primitiva.
salir en busca de sus presas. L iolaemus nitiuus (Wiegmann). — Se le obser
De los iguánidos chilenos, es el único de hábi va hasta 1900 metros de altura (Lo Valdes). Las
tos herbívoros, alimentándose de los botones de formas adultas notables por su colorido melánico
berberidáceas como la zarcilla (Berberís empetri- café, con las puntas de las escamas claras, se mi-
folia Lam.) y rosáceas como la A caena laevigata. metizan fácilmente con las formaciones graníticas,
Esta modalidad de vida, constituye a nuestro jui teniendo su biotipo precisamente en los acúmulos
cio un dato que nos indica menor grado de evolu pedregosos, e incluso como hemos tenido ocasión
ción dentro de los saurios, puesto que la sarcofa- de verlo, en las paredes o pircas de piedra diviso
gia fue una condición adquirida secundariamente rias, revelando con esto cierto hábito de domesti-
y que requirió para ello de la conquista de con cidad hacia el hombre.
diciones físicas y sensoriales más especializadas. Las formas juveniles, de color ocre, con diseño
Su reproducción es vivípara, pariendo cada hem transversal negrusco y dispuesto en zig-zag, habi
bra dos a cuatro lagartitos autófagos. tan distintos biotipos que los adultos, prefiriendo
En los embriones de Phymaturus, llama la aten las regiones de los cerros en que abunda matorral
ción la presencia de una pequeña mancha negruz corto como Ilapplopapus bailahuen y Senecio ru-
ca de un tercio de milímetro de diámetro, en la taceus.
parte más prominente del cráneo. Vista con mayor Esta diferencia de biotipos en dos etapas de la
aumento se revela como un círculo negruzco, irre vida de una misma especie la consideramos de
gularmente festonado, circundando una zona clara. sumo interés y perfectamente lógica, ya que el mi
Al corte histológico encontramos que se trata de metismo de color en las formas jóvenes no sería po
un órgano singular de pretérito pasado filogénico, sible en la región pedregosa y viceversa con la for
el llamado “ojo parietal”. ma adulta.
El ojo parietal de nuestro iguánido, desde el L iolaemus montícola montícola Müller y Hell-
punto de vista histológico, presenta gran analogía mich. — Liolaemus monticola monticola Müller y
con el de reptiles de Nueva Zelandia (Sphenodon Hellmich. Zool. Anz. 99 S 177. F. 1. 1932.
(H atteria) punctatum). Esta pequeña especie, propia de la Cordillera
Externamente lo encontramos recubierto por la Central, habita desde los 1200 a 1800 metros de
piel que lo cubre y que posteriormente dará origen altura. Elige como biotipo la formación de bro-
a la escama parietal, dejando sólo como vestigio meliáceas y cactáceas de estas alturas (Puya-Ce-
una pequeña mancha blanquecina. Por debajo de reus), viviendo de los insectos de esta formación.
ella aparece una formación ectodérmiea, constitui Reproducción ovípara.
da por células alargadas dispuestas en un estrato Se le observa en las siguientes regiones de San
que corresponden al cristalino. (En Sphenodon se tiago : Abanico, Cuesta de Chacabuco, Peñalolen.
aprecian células más delgadas, con seudo pluri- Al lado de la forma central se conocen dos sub
estratificación, Spencer). Por debajo encontramos especies propias del sur de Chile: L. m. chillanensis
la cavidad ocular, en la cual existen restos de una Müller-Hellmich, de la cordillera de Chillán, y
sustancia amorfa, que correspondería al humor L. m. villarricensis Müller-Hellmich, de la región
vitreo. de Villarrica.
Finalmente encontramos una capa pigmentada L iolaemus nigroviridis nigroviridis Müller y
con un mayor acumulo de granulaciones en su por Hellmich. — Liolaemus nigroviridis nigroviridis
ción distal, la que corresponde a retina. La reti Müller y nellmich. Zool. Anz. 97. S. 318. Fig. 1.1932.
na está constituida por células alargadas hacia su Esta hermosa especie de la alta cordillera san-
parte externa y que se hacen cilindricas hacia la tiaguina se observa desde los 2400 metros de altu
región central. El pigmento, al parecer, es forma ra, es decir, casi al término de la formación ve
do por células coniformes. Externamente a la re getal Puya Cereus, eligiendo como biotipos la ve
tina existe gran cantidad de células pequeñas con- getación predominantemente constituida por com
juntivales, de aspecto cartilaginoso, que en el cur positas, cuya tonalidad cromática presenta simi
so del desenvolvimiento ontogenético encapsularán litud con su tegumento.
esta formación. En el órgano parietal de Phymatu Su alimentación es insectívora, capturando pe
rus no existe prolongación ninguna que proyecte queños dípteros y lepidópteros.
la retina, como ocurre en Sphenodon, en que per L iolaemus nigroviridis minor Müller y Hellmich.
siste el cordón conjuntival de Leydig, que para — Liolaemus nigroviridis minor Müller-Hellmich.
Spencer sería un nervio óptico. Zool. Anz. 97 S. 326. Fig. 4 a-b. 1932.
La significación del órgano parietal no está bien A diferencia de la anterior, la subespecie minor
dilucidada, habiéndosele homologado al ojo impar se encuentra a menores alturas. Nosotros la hemos
de los tunicados (Ascidias), siendo probable que colectado en las faldas de los cerros del valle del
haya estado bien desarrollado en las formas pre Volcán, cerca de los Baños Morales (1900 metros
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Su biotipo está constituido por el matorral de estas regiones agrupa formas más o menos carac
Chuquiragua oppositifolía, con cuyas hojas pardo- terísticas, cuya organización si bien no justifica
verdosas, fácilmente se mimetiza, siendo muchas divisiones sistemáticas en muchos casos, revela sin
veces de muy difícil identificación. embargo una notable armonía morfo-fisiológica con
Especie sumamente tímida, huye rápidamente su mundo circundante.
ante la proximidad del hombre, ocultándose bajo Los reptiles de la región de Santiago compren
las piedras vecinas al matorral. den 16 especies y subespecies, distribuidas en la
A pesar de su fuerte instinto de fuga, se suelen siguiente forma:
observar fenómenos de inhibición motora, perma IG U A N ID A E
neciendo la especie en total inmovilidad, pese su
1. Phymaturus palluma palluma (Molina).
intenso pánico, lo que naturalmente facilita su cap
2. Liolaemus nitidus (Wiegmann).
tura (observación de un ejemplar en Lo Valdes.
3. Liolaemus chiliensis (Lesson).
Donoso, 1947).
4. Liolaemus gravenhorsti (Gray).
En cautividad no pierde su terror por el hom 5. Liolaemus t. tenuis (Duméril y Bibron).
bre y al ser cogido reacciona agresivamente a den
6. Liolaemus lemniscatus Gravenhorst.
telladas. 7. Liolaemus fuscus Boulenger.
L io la em u s leopardin us leopardinus Müller y
8. Liolaemus m. monticola Müller y Hellmich.
Hellmich. — Liolaemus leopardinus leopardinus 9. Liolaemus n. nigroviridis Müller y Hellmich.
Müller y Hellmich. Zool. Anz. 97 S. 309. Fig. 1.1932. 10. Liolaemus n. minor Müller y Hellmich.
Esta hermosa especie manchada habita desde 11. Liolaemus l. leopardinus Müller y Hellmich.
2.700 a 3.000 metros, en las proximidades de Kío 12. Liolaemus l. ramonensis Müller y Hellmich.
San Francisco, constituyendo su biotipo la vege 13. Liolaemus a. altissimus Müller y Hellmich.
tación de compositas de esas alturas.
T E J ID A E
L io la em u s leopardinus r a m o n e n sis Müller y
14. Gallopistes maculatus Gravenhorst.
Hellmich. — Liolaemus leopardinus ramonensis Mü
ller y Hellmich. Zool. Anz. 97 S. 314. Fig. 2. 1932. O P H ID IA
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