Vida - de - Juan - Facundo - Quiroga Primera Parte
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DOMINGO SARMIENTO.
HEAD.
La tribu árabe, que vaga por las soledades asiáticas, vive reunida
bajo el mando de un anciano de la tribu o un jefe guerrero; la
sociedad existe, aunque no esté fija en un punto determinado de la
tierra; las creencias religiosas, las tradiciones inmemoriales, la
invariabilidad de las costumbres, el respeto a los ancianos, forman
reunidos un código de leyes, de usos y de prácticas de gobierno, que
mantiene la moral, tal como la comprenden, el orden y la asociación
de la tribu. Pero el progreso está sofocado, porque no puede haber
progreso sin la posesión permanente del suelo, sin la ciudad, que es
la que desenvuelve la capacidad industrial del hombre y le permite
extender sus adquisiciones.
HUMBOLDT.
ECHEVERRÍA.
Salúdanlos en su paso
la melancólica pava,
el picaflor y el jilguero,
el zorzal y la torcaza.
DOMÍNGUEZ.
Pero ésta es la poesía culta, la poesía de la ciudad. Hay otra que
hace oír sus ecos por los campos solitarios: la poesía popular,
candorosa y desaliñada del gaucho.
El rastreador.
El baqueano.
El gaucho malo.
El cantor.
HEAD.
Salen, pues, los varones sin saber fijamente adónde. Una vuelta a
los ganados, una visita a una cría o a la querencia de un caballo
predilecto invierte una pequeña parte del día; el resto lo absorbe una
reunión en una venta o pulpería. Allí concurren cierto número de
parroquianos de los alrededores; allí se dan y adquieren las noticias
sobre los animales extraviados; trázanse en el suelo las marcas del
ganado; sábese dónde caza el tigre, dónde se le han visto los rastros
al león; allí se arman las carreras, se reconocen los mejores caballos;
allí, en fin, está el cantor; allí se fraterniza por el circular de la copa y
las prodigalidades de los que poseen.
VÍCTOR HUGO.
R.- Apenas a mil quinientas almas. Se dice que sólo hay quince
varones residentes en la ciudad.
R.- Ninguno.
R.- Ninguno.
R.- Ninguno.
R.- Ninguno.
R.- Ninguna.
R.- Cuasi todas, porque las avenidas de las calles son tantas.
Infancia y juventud.
En efecto, sus amigos habían visto el rastro del tigre y corrían sin
esperanza de salvarlo. El desparramo de la montura les reveló el
lugar de la escena, y volar a él, desenrollar sus lazos, echarlos sobre
el tigre, empacado y ciego de furor, fue la obra de un segundo. La
fiera, estirada a dos lazos, no pudo escapar a las puñaladas
repetidas con que, en venganza de su prolongada agonía, le traspasó
el que iba a ser su víctima. «Entonces supe lo que era tener miedo»,
decía el general don Juan Facundo Quiroga, contando a un grupo de
oficiales este suceso.
ROUSSEL, Palestine.
El comandante de campaña.
CHATEAUBRIAND.
Córdoba.
C L A M O R
o i l o r o
n n l r e d
c i e e l r
h e n n l í
a. r d o. a g
s. e. n u
a. e
z.
Buenos Aires.
No hay más que tomar una lista de vecinos de Buenos Aires para
ver cómo abundan en los hijos del país los apellidos ingleses,
franceses, alemanes, italianos. El año 1820 se empieza a organizar la
sociedad, según las nuevas ideas de que está impregnada, y el
movimiento continúa hasta que Rivadavia se pone a la cabeza del
Gobierno. Hasta este momento, Rodríguez y Las Heras han estado
echando los cimientos ordinarios de los gobiernos libres. Ley de
olvido, seguridad individual, respeto de la propiedad,
responsabilidad de la autoridad, equilibrio de los poderes,
educación pública; todo, en fin, se cimenta y constituye
pacíficamente. Rivadavia viene de Europa, se trae a la Europa; más
todavía, desprecia a la Europa; Buenos Aires (y, por supuesto,
decían, la República Argentina) realizará lo que la Francia
republicana no ha podido, lo que la aristocracia inglesa no quiere, lo
que la Europa despotizada echa de menos. Esta no era una ilusión
de Rivadavia, era el pensamiento general de laciudad, era su espíritu,
su tendencia.
SHAKESPEARE.