Ensayo Limites Al Derecho Penal

LIMITES DEL DERECHO PENAL FRENTE AL DERECHO CONSTITUCIONAL Y
CONVENCIONAL
¿FUNCIONA?
Introducción:
Los principios limitadores del Derecho penal son aquellas directrices de la

doctrina que le han impuesto barreras a la construcción del Derecho penal, de tal
forma que éste no se extralimite y afecte el Estado de Derecho. Las relaciones
entre el derecho penal y la Constitución son muy estrechas. Como el derecho
penal se refiere a la regulación o modo de ejercerse el ius punendi del Estado, se
entiende que no es el mismo el derecho penal del Estado absoluto, que el del
Estado constitucional.
Los límites constitucionales son aquellos cuya imposición está autorizada

por la Constitución. Vale decir, no se trata de restricciones expresamente
establecidas en la Norma Fundamental, sino que es ésta la que genera
competencia en favor de la ley u otro tipo de norma, para que sean ellas las que
impongan la limitación respectiva.
Para efectos de este análisis, es indispensable ocuparnos de las

condiciones del propio Estado que expide y aplica las normas, así como de la
concepción misma del derecho que se encuentra inmerso en ello. Las
transformaciones que he señalado llevan a considerar que actualmente la
legalidad supera los límites del Estado liberal para constituirse como sustento del
Estado constitucional, lo cual implica, a su vez, modificar las fuentes tradicionales
del derecho. A partir de esta visión positivista se entendía que "todo lo que no está
prohibido, está permitido"; hoy sabemos que ello no es así, dado que aunque la
ley no lo señale expresamente, la obligación de toda autoridad es respetar los
estándares internacionales de protección de los derechos humanos.
La convencionalidad, hoy regulada por la Constitución mexicana, permite

que la Suprema Corte declare la inconstitucionalidad o inaplicación de la norma,
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Doctorado en Ciencias Penales y Política Criminal
Materia: Derecho Constitucional Penal
además señale cuál es la interpretación constitucional que debe prevalecer en el
orden jurídico nacional.
El control de convencionalidad se entiende como: "la herramienta que

permite a los Estados concretar la obligación de garantía de los derechos
humanos en el ámbito interno, a través de la verificación de la conformidad de las
normas y prácticas nacionales, con la Convención Americana de los Derechos
Humanos y su aplicación.
Planteamiento
El Derecho penal tiene como fin mantener el orden social a costa del
culpable, en razón de la infracción cometida. Esta protección no puede llevarse a
cabo con criterios de justicia si no se respetan principios de seguridad o necesidad
de tutela, y el respeto de la dignidad del sujeto a castigar, es decir con estricto
apego la legalidad para garantizar el estado de derecho de todos los ciudadanos
que se encuentran bajo la tutela del Estado.
Hay tres percepciones básicas que todos tenemos: que vivimos en

sociedad, que somos libres y que cualquier persona goza de dignidad por el hecho
de ser persona. No se trata de ideas inventadas, sino de lo que cualquiera puede
percibir al reflexionar sobre el fenómeno de la vida en sociedad. Con otra
terminología, más precisa, esas tres realidades pueden denominarse:
coexistencia, dignidad, libertad las tres, igualmente relevantes. De ellas derivan,
respectivamente, los llamados principios de seguridad de la vida social, respeto de
la dignidad y legalidad.
El panorama de los principios que permiten limitar el ejercicio del Derecho

Penal se completa así con la idea de legalidad. La vida social se tutela mediante
normas que guardan una relación de adecuación con la dignidad de la persona. La
legalidad operaría como un principio, es decir, como un enunciado con
pretensiones de máxima vigencia y plena aplicación: se trata de que las
decisiones sociales den
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lugar a medios normativos, a prohibiciones, lo idóneo para obtener de un sujeto
libre lo que le es propio, conductas.
En ese contexto, las reformas constitucionales efectuadas en nuestro país

el día 18 de junio del año 2008, sentaron las bases para efecto de llevar a cabo la
aplicación del Derecho Penal, siendo esta una reforma trascendental tratándose
del establecimiento al debido proceso a través de principios constituciones en
estricto apego al respeto a los derechos fundamentales. Los cambios al sistema
penal buscan ante todo que el sistema funcione eficazmente sin considerar los
contextos socio-económicos de cada entidad federativa, por ejemplo, el asunto de
la presunción de inocencia y la prisión preventiva, que ha dejado, para algunos
expertos, fuera de la ley a personas que delinquen.
No obstante, lo anterior, aun permea en el Estado el sistema inquisitivo y

mixto en criterios de algunos juzgadores, en el sentido de que han existido
resoluciones que resultan contrarias a una debida aplicación de la ley que tienen
como consecuencia la violación al debido proceso y a los derechos tanto del
imputado como de la víctima. Situaciones, que sin duda se hacen valer mediante
el Derecho constitucional y la convencionalidad, los cuales operan como
mecanismo de defensa del ciudadano contra actos de la autoridad. Aun así, hay
ocasiones que, a pesar de la existencia de dichos mecanismos invocados por el
ciudadano en defensa de sus derechos, aquellos en que recae la obligación de
aplicarlos fundan y motivan sus resoluciones bajo argumentos subjetivos no
aplicables al debido proceso, por ejemplo: cuando la resolución de un juzgador
causa agravio a la parte ofendida, toda vez que este al resolver hizo una inexacta
aplicación de la ley, pues para ellos vertió argumentos arcaicos, es decir, mediante
criterios superados y totalmente opuestos a los principios que rigen actualmente el
debido proceso. En este caso, la obligación de velar por los derechos del
ciudadano ha fallado violentándose sin duda el derecho fundamental y el debido
proceso.
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Cabe señalar, que aun a pesar de las reformas constitucionales al derecho
penal que se han hecho en el nuestro país, no garantizan una aplicación eficaz y
efectiva, pues no se trata no solo de velar por el debido proceso sino que, se debe
tomar en cuenta el trabajo del legislador cuando se trata de crear normas de
derecho penal, al Agente del Ministerio Publico en la investigación de los delitos, al
Poder Judicial al juzgar los mismos, a los Tribunales de alzada en la aplicación del
derecho constitucional y a la sociedad misma en el acatamiento de las normas
establecidas por el Estado. No hay que olvidar que existen factores de poder que
influyen tanto en uno como en otro, lo cual tiene como consecuencia la existencia
de impunidad y corrupción.
Actualmente, somos testigos de los múltiples acontecimientos que han

sucedido no solo en nuestro país, sino a nivel mundial, relativo a al tema de los
derechos fundamentales, los cuales se encuentran plasmados en nuestra
Constitución, Tratados Internacionales, Convención Interamericana de los
Derechos Humanos, y otros. Estos mismo, son en favor del ser humanos
independientemente de la situación jurídica en la que este se encuentre, sin
embargo, no solo son invocados cuando el ciudadano siente que ese derecho
humano a sido violentado, sino que también lo hace a contario sensu, es decir,
que bajo el argumento de ese derecho lo utiliza para cometer conductas contrarias
a derecho, ejemplo de ellos son las diversas manifestaciones de grupos de
choque que tienen la finalidad de desestabilizar al Estado, o bien para perjudicar a
terceras personas. Con ello podemos decir, que actualmente los Derechos
Fundamentales de cierta manera se encuentran por decir así “empoderados”,
pues a través de los mismos, en ocasiones el Estado se ve limitado en la debida
aplicación de la ley.
No hay que olvidar que una de las funciones principales del Estado, para
garantizar el Estado de Derecho del gobernado, consiste en implementar una
Política Criminal efectiva que contemple estrategias que deben ser aplicadas
tendientes a prevenir y disminuir las conductas ilícitas que prevén los códigos
penales recayendo esa obligación en las instituciones encargadas de velar por la
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seguridad pública. Al respecto, en mi opinión personal la Política Criminal
adoptada por el titular del Poder Ejecutivo, a la cual denomino entre estas
“Abrazos no Balazos”, “Acúsalos con su Abuelita” y las más controversial “Hay que
cuidar al delincuente, porque también son seres humanos”, generan en la
población indignación, toda vez que con ello no se tienen resultados positivos en
el combate a los delitos, sino todo lo contrario, el incremento de los mismos. Lo
cual viene pues de cierta manera ser un obstáculo también a la aplicación del
derecho penal, de ahí pues, los diversos eventos consistentes en manifestaciones
realizadas por grupos de personas bajo el argumento que no se respetan sus
derechos fundamentales contrario a aquellos que cometen delitos, evidenciando la
inacción del Estado sobre estos.
En nuestro sistema penal se han logrado importantes avances en lo que
respecta a la aplicación de la ley, sin embargo, en nuestra sociedad mexicana aún
prevalece la etapa penal histórica relativa a la venganza, es muy común en el
ciudadano que busca justicia el rechazo a la aplicación de las soluciones alternas
que prevé el Código Nacional de Procedimientos Penales vigente,
independientemente el delito de que se trate siempre y cuando cumpla con los
requisitos señalados para celebrar ya sea un acuerdo reparatorio o suspensión
condicional del proceso, es recurrente escuchar las oración “hasta las últimas
condiciones o hasta donde tope”, “que le apliquen todo el peso de la ley”, “no me
interesa el dinero, lo quiero ver en la cárcel” y otras que en lo personal he atendido
en mi calidad de Agente del Ministerio Publico. Esto de cierta manera tiene como
consecuencia la aplicación efectiva de tales soluciones alternas, y solo trae como
consecuencia la saturación de causas penales y un excesivo desgaste a los
operadores del sistema penal.
Conclusión
En razón a lo anterior descrito, en mi opinión personal considero que, no

obstante, la serie de situaciones que se presentan y que en ocasiones representan
un obstáculo para la debida aplicación del derecho penal, en nuestra Carta Magna
están establecidas las bases que limitan una aplicación arbitraria del derecho
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penal, derivado precisamente de las reformas que se han realizado tendientes a
garantizar un debido proceso, lo cual se ve reflejado en cada uno de los principios
que rigen el proceso penal tal como lo prevé el Código Nacional de
Procedimientos Penales, y que a la luz del Derecho Constitucional y
Convencional, dan la certeza que dicho límite sea efectivo. He de señalar, que nos
encontramos en una etapa de perfeccionismo en lo que se refiere al nuevo
sistema de justicia penal, sin duda aún existen errores en su debida aplicación, sin
embargo, lo importante es que el hecho de dejar atrás las practicas arcaicas de los
sistemas inquisitivos y mixtos tiene como consecuencia la tutela efectiva del
ciudadano, si bien es cierto, no de manera absoluta, pero si en mejores beneficios
de nuestro sistema penal.
La implementación del sistema procesal penal acusatorio adversarial ha

implicado un proceso de transformación importante en la operación, cultura y
marco legal del sistema de justicia en México. Se trata de un proceso de gran
calado que permitirá superar los vicios del procedimiento penal mixto
(denominado, por algunos, inquisitorial) que ha imperado en México, el cual ha
sido cerrado, secreto, con nula transparencia, con el monopolio de la acción penal
por parte del Ministerio Público.
Además, es importante resaltar que en el procedimiento anterior la víctima

era prácticamente invisible y ahora se le ha concedido, en el ámbito procesal, una
relevancia indiscutible que, esperemos, redunde no sólo en su protección, sino
también en su recuperación social, siendo además un paso decisivo hacia la
democratización del proceso penal. Asimismo, un elemento fundamental es la
protección de los derechos fundamentales de los involucrados, que permite
garantizar en todo momento la protección más amplia para la persona.
El procedimiento acusatorio se sustenta en la presunción de inocencia, pero

también en la profesionalización de los operadores del derecho, ya que exige
mayor conocimiento tanto de la ciencia jurídica como del sistema legal nacional e
internacional; asimismo, concede mayor transparencia y publicidad a las
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decisiones judiciales, lo que implica la necesidad de argumentar fundadamente las
decisiones de la autoridad.
Existe mucho trabajo por hacer por parte de los operadores del nuevo
sistema de justicia penal, pero soy de la idea que para tener mejores resultados es
necesario capacitar y dotar de mejores herramientas a las instituciones lo cual se
traducirá en la obtención de mejores resultados en la búsqueda y aplicación de la
justicia.
Por último, creo que se debe hacer un análisis respecto de los problemas
que se presentan, mismo que debe involucrar a los distintos operadores del
sistema penal, para efecto de llevar a la práctica criterios previamente definidos.
Me refiero al involucramiento de manera conjunta de los Tribunales de Justicia del
Estado y Federación por medio de los Jueces de Garantías, Fiscalías Generales
por conducto de los Agentes del Ministerio Publico, Defensores Públicos,
Asesores Jurídicos Públicos de víctimas, Colegio de Abogados y todos aquellos
que tengan participación en proceso penal, sin olvidar por supuesto al ciudadano.
Fuentes consultadas:
https://worldjusticeproject.org/
https://www.corteidh.or.cr/
Nota: El presente Ensayo es realizado en base a la experiencia del suscrito como operador
del Nuevo Sistema de Justicia Penal en mi calidad de Agente del Ministerio Público adscrito a la
Unidad de Investigación de Delitos de Homicidios Dolosos en la Fiscalía General del Estado de
Baja California. De igual manera, derivado de las clases del Doctorado de Ciencias Penales y
Política Criminal, correspondiente al Módulo de Derecho Constitucional Penal impartida por el Dr.
Rubén Pacheco Inclán.
No omito manifestar las participaciones de mis compañeros de clase, toda vez que, de las
mismas, se desprenden argumentos muy interesantes producto también de sus conocimientos y
experiencias que fortalecen sin duda los argumentos vertidos por el suscrito en la presentación de
este trabajo.
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Respetuosamente
Mtro. Jesús Enrique Urías Soto.
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Los principios limitadores del Derecho penal son aquellas directrices de la

Los límites constitucionales son aquellos cuya imposición está autorizada

Para efectos de este análisis, es indispensable ocuparnos de las

La convencionalidad, hoy regulada por la Constitución mexicana, permite

El control de convencionalidad se entiende como: "la herramienta que

Hay tres percepciones básicas que todos tenemos: que vivimos en

El panorama de los principios que permiten limitar el ejercicio del Derecho

En ese contexto, las reformas constitucionales efectuadas en nuestro país

No obstante, lo anterior, aun permea en el Estado el sistema inquisitivo y

Actualmente, somos testigos de los múltiples acontecimientos que han

En razón a lo anterior descrito, en mi opinión personal considero que, no

La implementación del sistema procesal penal acusatorio adversarial ha

Además, es importante resaltar que en el procedimiento anterior la víctima

El procedimiento acusatorio se sustenta en la presunción de inocencia, pero

Mtro. Jesús Enrique Urías Soto.

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