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UN RECORRIDO POR LA HISTORIA

DE LAS POLÍTICAS CULTURALES


INDIGENISTAS EN MÉXICO
Genaro Zalpa Ramírez
Luis Ernesto Solano Becerril

RESUMEN

El presente arículo es una revisión críica de la historia de las


políicas públicas, paricularmente las educaivas,que ienen que
ver con las culturas indígenasde México, desde inicios del siglo XX
hasta la actualidad. Dichas políicas han evolucionado desde la
homogeneización, que buscaba la desaparición de las culturas de
los indígenas para que éstos se asimilarancon una idenidad cultural
mexicana uniforme, pasando por la incorporaciónque tenía como
objeivo la convivencia de las diversas culturas nacionales, hasta la
interculturalidad que reconoce el valor de la diversidad cultural y busca
impulsar su desarrollo y el diálogo en relaciones de igualdad.

Palabras clave: Población indígena. Homogeneización. Incorporación.


Interculturalidad.

1 INTRODUCCIÓN

Presentamos en este artículo un recuento histórico de las


políticas culturales del Estado Mexicano, con respecto a las cultu-
ras indígenas. Iniciamos con una cuestión que nos parece que es el

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punto de partida: establecer quiénes son los indígenas a quienes


se dirigen las políticas culturales. Posteriormente presentamos tres
etapas que nos parecen.

2 ¿QUIÉNES SON LOS INDÍGENAS?

Los diccionarios nos dicen que los indígenas son los pueblos
originarios de un lugar. Ésta es una definición etimológica que se
deriva del latín indegenitus: nacido allí. Cuando México fue coloni-
zado por los españoles, éstos se distinguían claramente de los in-
dígenas, las poblaciones originarias del lugar, los aborígenes. Pero
pronto comenzaron a llegar a la entonces llamada Nueva España
pobladores de origen distinto al español, y empezaron también a
nacer allí descendientes de los colonos, y los de los colonos con
sus parejas indígenas. ¿Eran ellos también indígenas, puesto que
eran nacidos en el lugar? La respuesta fue que no. En ese tiempo se
impuso el criterio racial, el de la sangre, por lo que se crearon diver-
sas nomenclaturas para las diversas mezclas raciales: los nacidos
de español e indígena, son mestizos; de indio y negra, zambos; de
blanco y negra, mulatos; etc.
En el México moderno, los criterios para definir a la pobla-
ción indígena y contarla como tal en los censos de población son
otros. El criterio racial se utilizó solamente en el censo de 1921,
junto con otras características culturales como el uso de vestimenta
o el consumo de alimentos considerados propios de los indígenas.
El criterio general que prevaleció, y que se empezó a emplear desde
el primer censo que se llevó a cabo en 1895, fue el de la lengua. Los
hablantes de alguna de las lenguas indígenas son clasificados en los
censos como indígenas1, independientemente de si se tiene sangre
indígena en alguna proporción, o de su condición socioeconómica

1 Aunque también hablen español y sean, por lo tanto, bilingües.

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aunque la condición de indígena está asociadafrecuentemente con


la pobreza y con el escaso acceso a los servicios públicos, entre ellos
la educación. En los últimos censos se ha utilizado un cuestionario
ampliado que no se aplica a toda la población, sino a una muestra,
y en el que se ha utilizado un criterio que está establecido en el
artículo segundo de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la auto adscripción2.
Conociendo la estrecha relación de la lengua con la cultura,
nos parece que el criterio empleado en los censos para clasificar a
la población indígena es muy pertinente, pues permite conocer a la
población que compartiendo lenguas comparte culturas indígenas.
Los datos del último censo, el del año 2010, indican que el 15%
de la población mexicana es indígena. En términos porcentuales
nuestro país se ubica después de Bolivia que tiene 62% de pobla-
ción indígena; de Guatemala que tiene 41%, y de Perú que tiene
24%. Sin embargo en términos absolutos es el país latinoamericano
con más indígenas pues cuenta con 17 millones mientras que Perú
tiene 7, Bolivia 6.2 y Guatemala 5.9 millones (CEPAL, 2014). De
esos 17 millones, 16.9% eran monolingües según el censo del año
2000. Ese porcentaje se redujo a 15.2 en el último censo del 2010.
De acuerdo a las lenguas que hablan, los indígenas mexicanos se
dividen en 62 grupos, con364 variantes lingüísticas (MONTAÑO,
2008; CDI, 2012).

3 POLÍTICAS CULTURALES

Las políticas culturales en México han perseguido dos obje-


tivos. Por una parte la construcción de la nación por medio de la
construcción de la identidad nacional, y por otra brindar a los indí-

2 Este criterio, sin embargo, es problemáico. Ver Frye (1996: 1-6).

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genas el acceso al bienestar y al desarrollo3. Con la vista puesta en


esos objetivos las políticas culturales en relación con las etnias in-
dígenas que han implementado los gobiernos mexicanos a lo largo
del siglo XX y hasta la actualidad, han tenido como base diferentes
valoraciones de sus culturas, y se han plasmado en acciones que
han tenido que ver sobre todo con las lenguas y con la educación4.

3.1 La homogeneización

En los años finales del siglo XIX se hacía notar en México la in-
fluencia del evolucionismo aplicado al mundo social, que se traducía
en políticas públicas por el ascendiente político del grupo llamado
los científicos, que ocupaban posiciones en el gobierno de Porfirio
Díaz o que le eran afines. Los miembros de ese grupo, algunos de los
cualeshabían estudiado en Francia, adoptaronlas ideas de Auguste
Comtesobre el valor del conocimiento positivo, o científico, como
el último estadio de la evolución del pensamiento. Por el mismo
tiempo se difundieron también los postulados científicos de las
teorías de la evolución de Darwin y los de Herbert Spencer. Como es
sabido, éste biólogo y sociólogo británico teorizó sobre la evolución
del mundo social estableciendo el principio de la supervivencia del
más fuerte, que Darwin aplicó en sus estudios sobre la evolución de
las especies. Estas ideas conformaron la perspectiva evolucionista
de los primeros antropólogos profesionales de la Gran Bretaña, L.
H. Morgan y E. B. Tylor. Éste último es especialmente importante
para nosotros porque conformó sus ideas evolucionistas durante
un viaje por México durante el cual observó que en el país había, al

3 O a la explotación capitalista, como se airma desde perspecivas marxistas


(Díaz-Polanco, 1979).
4 Aunque por parte de las iglesias, también con la religión, que es un elemento im-
portante de la cultura.

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mismo tiempo, regiones modernas, desarrolladas, y regiones muy


atrasadas, las regiones indígenas, a las que consideró superviven-
cias de etapas anteriores de la evolución social (TYLOR, 1861).
El grupo de los científicos no compartía posturas con res-
pecto a los indígenas (HEATH, 1977: 94-126). Algunos proponían
dejarlos en su atraso y esperar su eventual desaparición, mientras
que otros sostenían que era imperativo incorporarlos al desarrollo
nacional. Francisco Bulnes, por ejemplo, se oponía a que se brin-
dara educación a los indígenas argumentando que su alimentación
tradicional con base en el maíz no les permitiría desarrollar sus
capacidades intelectuales. Esa oposición a proporcionar educación
a los indígenas la compartía Francisco G. Cosmes, refiriéndose ex-
presamente a que las lenguas que hablaban los incapacitaban para
aprender la que se consideraba que debería ser la lengua nacional,
el español.Esa postura no era compartida por uno de los miembros
prominentes del grupo de los científicos, Justo Sierra, quien ade-
más tuvo influencia en la implementación de la política cultural y
educativa del Porfiriato. Sierra compartía las concepciones evolu-
cionistas y pensaba que las culturas indígenas vivían en el atraso y
que la diversidad de lenguas que hablaban eran un escollo para el
desarrollo nacional;pero no estaba de acuerdo con la idea de que
los indígenas estaban condenados a permanecer en esa situación,
sino que estaba convencido de que la educación y el aprendizaje del
español eran las claves para sacar a los indígenas de su atraso. En
1902, siendo ministro de educación del gobierno de Porfirio Díaz,
pronunció un discurso en la inauguración del Consejo Superior de
Educación Pública de México en el que expresó que:

La poliglosia de nuestro país es un obstáculo a la propagación de la


cultura y a la formación plena de la conciencia de la patria, y sólo
la escuela obligatoria generalizada en la nación entera puede salvar
tamaño escollo. Y, dicho sea de paso, ello os dará la clave de por qué
los autores de la primitiva ley de instrucción obligatoria llamamos
al castellano lengua nacional: no sóloporque es la lengua que habló

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desde su infancia la actual sociedad mexicana, y porque fue luego


la herencia de la nación, sino porque siendo la sola lengua escolar,
llegará a atrofiar y destruir los idiomas locales y así la unificación del
habla nacional, vehículo inapreciable de la unificación social, será un
hecho (SIERRA, 1919: 191. Cursivas nuestras).

Desde entonces puede verse la importancia que se les conce-


de a las lenguas aborígenes en la conservación de las culturas indí-
genas, y al español como lengua capaz de conformar una identidad
nacional que se concebía fundada sobre una cultura homogénea, y
para incorporar a los indígenas a la modernidad revolucionaria y
al desarrollo nacional (SALMERÓN y PORRAS, 2010) y, en última
instancia, al mundo occidental civilizado y moderno. Este naciona-
lismo convertido en proyecto de Estado significó políticas públicas
dirigidas a lahomogeneización cultural(DIETZ, 1999).
En la búsqueda de la homogeneización, las políticas cultura-
les se centraron en la educación de los indígenas para que apren-
dieran a hablar español y para que las lenguas indígenas cayeran en
desuso. Compartiendo ese objetivo, los diseñadores de las políticas
educativas diferían en las estrategias para lograrlo. Se discutían bá-
sicamente dos estrategias que se imponían alternativamente según
el apoyo político que recibían. Una consistió en la enseñanza directa
del español con dos modalidades: la enseñanza previa del español
a los niños indígenas antes de ingresar a la escuela primaria, y el
ingreso directo a la enseñanza primaria en español excluyendo
completamente a las lenguas indígenas de la enseñanza. La otra
estrategia se basó en la utilización de las lenguas indígenas para
enseñar el español, también con dos modalidades: la alfabetización
previa en lenguas indígenas para pasar después al aprendizaje del
español, y la educación bilingüe.
Cuando José Vasconcelos inauguró la Secretaría de Educación
Pública,en 1922, ese proyectoseguía en pie, y se esperaba que las
lenguas y las culturas de los pueblos indígenas desaparecieran
en la medida que se incorporaran a la modernidad (SALMERÓN

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y PORRAS, 2010). Vasconcelos impulsó las escuelas rurales ycreó


las misiones culturales. En las escuelas rurales no se distinguía la
educación dirigida a los indígenas, sino que se daba una educación
uniforme en español. A las misiones culturales les asignó la misión
de llevar la cultura española y universal a todos los mexicanos sin
hacer distinción entre indígenas y no indígenas.
Durante el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles
(1924-1928)se creó la Casa del Estudiante Indígena, con la tarea de
educar a un número reducido de indígenas, 200, originarios de las
diferentes etnias, para que luego ellos se convirtieran en agentes de
cambio en sus propias comunidades. Pero el experimento fracasó
porque ninguno de los estudiantes regresó a sus comunidades de
origen, por lo que la escuela se clausuró en 1932 (HEATH, 1972:
145-146). Fue sustituida por Centros de Educación Indígena, que
eran internados regionales para niños indígenas en las que se les
enseñaba en español, pero no se les prohibía el uso de sus lenguas
maternas.

3.2 La integración

Durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-


1940) se propuso un nuevo objetivo: ya no se buscó eliminar las
culturas diferentes, sino incorporarlas a la vida y al desarrollo
nacional. Los intelectuales mexicanos que tenían que ver con los
asuntos indígenas y con la educación, recibieron la influencia de la
antropología cultural (FRANZ BOAS, RUTH BENEDICT, MARGARET
MEAD) que había abandonado la postura evolucionista a favor de
la consideración del valor de cada cultura en su particularidad.
Algunos antropólogos norteamericanos que trabajaban en México,
como “Robert Redfield, Jules Henry y Sol Tax, proponían métodos
de cambio social que consideraban primordialmente el respeto de

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las culturas vernáculas, y sólo después de que los miembros de la


comunidad hubieran expresado su necesidad y pudieran participar
en aquellos planes con vistas al cambio, la introducción de hábitos
nuevos” (HEAT, 1972: 168).
Se adoptaron también nuevas estrategias: el establecimiento
de centros de educación indígena y la preparación de profesores
para conformar brigadas de asimilación que difundieran la cultu-
ra nacional en idiomas indígenas. Con ese propósito se aceptó la
ayuda del Instituto Lingüístico de Verano que había sido creado
por misioneros protestantes para impulsar la difusión de la Biblia,
y se fundó el Instituto Etno-Demográfico para la investigación de
las características de cada núcleo indígena y así determinar los me-
dios que hicieran más rápida su evaluación e integración (SOTELO,
1997). Se creó también el Departamento de Asuntos Indígenas en
1936, y se conformó un sistema que incluía escuelas primarias con
internado para los indígenas y actividades de mejoramiento y de-
fensa de las comunidades. En 1939 se llevó a cabo la Primera Asam-
blea de Filólogos y Lingüistas, bajo cuyo impulso se creó el Proyecto
Tarasco que buscó la alfabetización de los indígenas michoacanos
en su propio idioma, y sólo después el aprendizaje del español.
El proyecto estuvo bajo la dirección de um lingüista, Mauricio
Swadesh, de Alfredo Barrera y de Maxwell Lathrop del Instituto
Lingüístico de Verano.
En 1940, se instaló el Primer Congreso Indigenista en Pátz-
cuaro Michoacán. De esta reunión, en la que se sentaron las bases
de una política indigenista para todo el continente, surgieron insti-
tuciones como el Instituto Indigenista Interamericano y el Instituto
Nacional Indigenista. Se derivarontambién compromisos que se
convirtieron en los ejes principales de la política indigenista del
gobierno mexicano cuyo principal logro fue darle personalidad ju-
rídica al indígena como hombre, ciudadano y trabajador (SOTELO,
1997).

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Un paso importante en la institucionalización de las agencias


encargadas de llevar a cabo las políticas sociales y culturales en
relación con los pueblos indígenas fue la creación en 1948, bajo la
presidencia de Miguel Alemán, del Instituto Nacional Indigenista
(INI) cuya tarea principal sería ocuparse de los problemas ligados
con todos los asuntos de los indígenas mexicanos así como estable-
cer y realizar el programa de actividades teniendo como fin el mejo-
ramiento de la vida de las sociedades indias locales y su integración
nacional (FRANKOWSKA, 1972).
En una publicación de la Comisión Nacional para el Desarro-
llo de los Pueblos Indígenas (2012), se da cuenta de las acciones
emprendidas por el INI en sus más de 50 años de historia. En lo
referente a las políticas culturales y educativas se mencionan las
siguientes: Desde 1951, comenzó la creación de Centros Coordina-
dores Indigenistas, y en 1961, la de albergues escolares para niños
indígenas, que en 1980 llegaron a ser 1204. En 1963, se implantó
el Sistema de Educación Bilingüe Bicultural. En 1977, se creó en el
Instituto la Subdirección de Antropología y Organización Social y
se inició la publicación de la serie Clásicos de la Antropología. En
1980, se creó el Programa para la Defensa de las Culturas Autócto-
nas. Desde 1982 se han puesto en funcionamiento 21 radiodifuso-
ras indígenas.
Un balance de este período en lo que respecta a las lenguas
indígenas se puede consultar en Heath (1972: 242-243). Según el
censo del año 2010, del total de 17 millones de mexicanos que re-
portaron hablar alguna lengua indígena, 15.2%, es decir 2 millones
250 mil, son monolingües, mientras que el resto, 14 millones 750
mil, son bilingües.
Por lo que respecta a las culturas indígenas, éstas no sola-
mente no desaparecieron sino que, según la opinión del antropó-
logo Guillermo Bonfil Batalla (1990), impregnaron la cultura del
país de tal manera que se puede decir que la identidad mexicana no

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se construyó sobre la desaparición de las culturas indígenas sino


que éstas impregnaron la cultura nacional. No obstante, muchos
de los problemas relacionados con la desigualdad de acceso de los
pueblos indígenas al desarrollo nacional y a los servicios básicos,
incluida la educación, continuaron vigentes.

3.3 La interculturalidad

Hacia la década de los 90 se fue imponiendola idea de que


la pluriculturalidad del país no era un obstáculo para su unidad ni
para su desarrollo, sino una riqueza que había que fomentar. Se re-
flejaban en esta postura las influencias de antropólogosque, como
Claude Lévi-Strauss, combatieron el etnocentrismo incluso en sus
reductos más duros, como el del desarrollo intelectual, buscando
demostrar que las diferencias culturales no implican desigualdad
sino diferencia, y que la diferencia enriquece la cultura general.
Mientras el concepto de integración multicultural describe
la vida paralela de diferentes culturas, el concepto de intercultu-
ralidad se refiere a su encuentro e interacción; parte de la base de
que las culturas son diversas pero iguales y que en el proceso de
entendimiento mutuo se realiza un acercamiento a lo “otro” o a lo
“extraño”, lo que, al mismo tiempo, implica un enfrentamiento con
la propia cultura (REHAG, 2010).
El discurso intercultural resalta el impacto cognitivo y ético
de las nuevas prácticas y plantea una multidireccionalidad que
impactaría en todos los campos de conocimiento y de acción de la
comunidad. Este giro en las políticas y en la preocupación por el
entorno indígena se dio en un marco internacional que se empe-
zaba a preocupar por fomentar la diversidad cultural en un mundo
marcado por la presencia de un complejo cultural e industrial cuyos

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efectos de homogeneización afectan la particularidad de las cultu-


ras locales (SARTORELLO, 2009).
Los proyectos experimentales bilingües promovidos y finan-
ciados inicialmente por la cooperación técnica europea, el Banco
Mundial y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia fueron
puestos en marcha en Perú, en Bolivia, en Ecuador, em Guatemala
y en Nicaragua. México se adhirió formalmente a esos proyectos a
través del Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000 (Muñoz,
2004).Un rasgo muy característico de todas estas experiencias
es que los principales impulsos de cambio educativo se basan en
interculturalizar los contenidos, las asignaturas, las prácticas do-
centes y los programas de formación.
En 1992, la idea de la interculturalidad se materializó en una
reforma del Artículo 2 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos que estableció la composición pluricultural de la
Nación Mexicana. Hoy ese artículo establece que: “La Nación tiene
una composición pluricultural sustentada originalmente en sus
pueblos indígenas”.
Con estas acciones parecía que las políticas culturales ba-
sadas en la interculturalidad marchaban sobre ruedas, pero los
pueblos indígenas experimentaban una realidad diferente, como se
mostró dramáticamente en la insurrección del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional que reclamaba por una parte el acceso al desa-
rrollo: “nunca más un México sin nosotros”, y por otra el respeto a
su diversidad cultural: “Un mundo en que quepan muchos mundos”.
A partir de entonces, el desafío principal es el de promover
la responsabilidad mutua entre las esferas públicas y la transfor-
mación reflexiva de las culturas locales, regionales, nacionales y
globales distintamente configuradas (Assies, Van der Haar, y Hoe-
kema, 2002). Se intenta generar un giro poscolonial y decolonial y
aparece el diálogo como una característica central de la intercul-
turalidad, punto de partida para una paulatina descolonización de

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saberes, lenguas y subjetividades (DIETZ y SELENE, 2011) para


permitir más posibilidades de injerencia a quienes generalmente
habían sido marginados. Este enfoque de la interculturalidad sugie-
re cierto esencialismo al considerar a las culturas como entidades
estables, fundadas en la herencia, la lengua y un pasado común;
en consecuencia su objetivo es la búsqueda de las bases para una
convivencia pacífica, fincada en el respeto y la justicia que destaca
la preservación de las herencias particulares como un derecho hu-
mano y un principio democrático (SAGÁSTEGUI, 2004).
En el terreno de la educación, se consideró de alguna ma-
nera resuelto el problema del aprendizaje del español pues, como
lo señalamos arriba, la mayoría de los indígenas son bilingües. Y
también se consideró en vías de resolverse el problema del acceso
de los indígenas a la educación básica, que debería tener un carác-
ter bilingüe y bicultural5. En este contexto, se implementó como
política educativa la creación de universidades interculturales, que
facilitaran el acceso de los indígenas a la educación superior, y el
diálogo con las culturas no indígenas y con otras culturas indígenas
en pie de igualdad. No se tiene todavía una evaluación de la efecti-
vidad de este programa6.

4 ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Como pudo leerse a lo largo de este artículo, los objetivos


de las políticas culturales con relación a los indígenas mexicanos,
han ido evolucionando desde la homogeneización basada en argu-
mentos evolucionistas y etnocéntricos, a la incorporación de las
culturas indígenas a la cultura nacional y, finalmente, a la intercul-

5 Cf. Secretaría de Educación Pública (2009).


6 Uno de los autores de este arículo, Luis Ernesto Solano, hace actualmente una
invesigación sobre este tema.

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turalidad. Este desarrollo pudiera hacer pensar que los indígenas y


sus culturas están presentes en condición de igualdad en el México
contemporáneo pero, como suele suceder, el discurso es diferente
de la realidad7.
Si se inquiere en las instancias gubernamentales, o si se le
pregunta a cualquier ciudadano mexicano, si en México se menos-
precia a los indígenas o a sus culturas, regularmente la respuesta
será que no. Pero en la realidad las comunidades indígenas tienen
los índices más bajos de acceso a los servicios, incluyendo la educa-
ción. Y la homogeneización o, en el mejor de los casos, la incorpora-
ción de sus culturas a la cultura occidental, sigue siendo el camino
de acceso al desarrollo.
El ideal de convivencia igualitaria de culturas distintas (VIA-
ÑA, 2008) choca con larealidad de las poblaciones indígenas que
generalmente están en áreas rurales alejadas y sin acceso a los ser-
vicios básicos, o están insertas en espacios urbanos donde son siste-
máticamente ignoradas, amén de que existe una subrepresentación
en los puestos de poder, lo que no permite tomar roles activos al
negociar. A esto se suma la burocratización de las políticas intercul-
turales haciéndolas parte del aparato de control estatal (SOLANO
CAMPOS, 2013) partiendo de una concepción étnica muy universal,
apolítica y abstracta. Según esta visión crítica hay que reconocer
que se dialoga desde la cultura occidental considerando valores
adquiridos y no negociables como son el progreso, la tecnología, la
ciencia, la democracia, y dentro del mercado económico mundial es
una posición no-indígena y dominante la que tradicionalmente fija
las reglas para cualquier diálogo (KROTZ, 2009).
Si no se superan estas diferencias y desequilibrios se estaría
estableciendo un poder blando8 para lograr que las otras culturas

7 Cf. Edelman (1977).


8 Este concepto es creado por Joseph S. Nye, y se puede sinteizar en la capacidad
de “lograr que otros ambicionen lo que uno ambiciona”. Establece que las naciones

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obtengan los resultados que la dominante establece, pues antepone


su ejemplo y aspira a su nivel de prosperidad como único y verda-
dero camino lo que es contrario al primer supuesto de una igualdad
cultural negociada mediante el diálogo. Si se quiere dar lugar a las
diferentes culturas se necesita partir de una pedagogía multicultu-
ral e intercultural que no se limite a espacios específicos como la
escuela, sino que sea puesta en práctica en la sociedad como con-
junto: en su dinámica de justicia social, desarrollo de la ciudadanía,
democracias participativas, medios de comunicación, prácticas
cotidianas, etc. por lo que se necesita repensar en la totalidad de la
nación en su conjunto (KINCHELOE y STEINBERG, 1999).
La interculturalidad debe cuestionar las relaciones de poder
con el mundo de las interacciones cotidianas y sobre todo, las for-
mas en que las diferencias son procesadas desde paradigmas de
dominación cultural (VICH,2014).
Una propuesta intercultural no debe contentarse con
desarrollar estrategias de tolerancia ante las culturas diferen-
tes, ni de construir la ilusión de un diálogo como si el espacio
de este fuera neutral. Debe subrayar que en las condiciones
actuales, los diálogos ocurren siempre en un contexto que
está marcado por la dominación histórica de una cultura sobre
otra y por una economía de mercado que aspira a borrar sus intere-
ses económicos y que niega todo elemento que intente reconfigurar
el sistema de otra manera (VICH,2014).

pueden llegar a una cohesión nacional que universalice la cultura con ayuda de las
insituciones internacionales superando la imposición por la fuerza militar (Nye,
1990). El concepto es uilizado en la políica internacional pero puede ser aterrizado
en otros campos del conocimiento.

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A WALK THROUGH THE HISTORY OF


INDIAN CULTURAL POLICY IN MEXICO

ABSTRACT

This aricle is a criical review of the history of the public policies regarding
the Mexican indigenous cultures, from the beginning of the 20th Century to
the present days, with a paricular consideraion of the educaional policies.
These cultural policies evolved from homogenizaion, a cultural policy aimed
at the fading of indigenous cultures into a homogenous Mexican cultural
idenity, to incorporaion that envisaged the coexistence of the various
naional cultures, and inally to the intercultural contemporary policies. Inter-
Culturalism departure point is the appreciaion of the value of the cultural
diversity, which intends to promote trough the intercultural dialogue among
equals.

Keywords: Indigenous Populaions. Homogenizaion. Integraion. Inter-


Culturalism.

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Genaro Zalpa Ramírez
Luis Ernesto Solano Becerril

BIOGRAFIA DOS AUTORES

Genaro Zalpa
Doctor en Sociología por la Universidad de York (Inglaterra). Profesor
del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad
Autónoma de Aguascalientes (México). Coordinador del doctorado en
Estudios Socioculturales. Coordinador de la Red Lainoamericana de
Posgrados en Estudios sobre la Cultura.

Luis Ernesto Solano Becerril


Licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana
(México). Maestro en invesigación educaiva por la Universidad
Autónoma de Aguascalientes (México). Estudiante del Doctorado
en Estudios Socioculturales con temas de interculturalidad, políicas
públicas para indígenas y educación.

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