El Contrato de Depósitocomentario Hammurabi
El Contrato de Depósitocomentario Hammurabi
El Contrato de Depósitocomentario Hammurabi
CAPITULO 11
Depósito
SECCION 1ª
Disposiciones generales
ARTICULO 1356.- Definición. Hay contrato de depósito cuando una parte se obliga a
recibir de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos.
1
López de Zavalía Fernando Justo, Dogmática del contrato de depósito. Comentario exegéticode las
normas que lo regulan en los Código Civil y de Comercio. Pág. De la Academia Nacional de Derecho
y Ciencias sociales de Córdoba
cual es el caso del local de comidas de rápidas
demandado- debe asumir responsabilidad por el robo de
los vehículos aparcados en las playas de
estacionamiento destinadas para los clientes que
concurren al establecimiento -así como de los objetos
que se encuentran en el interior de aquéllos-, con
sustento en el art. 2182, Código Civil, (art. 1356, Código
Civil y Comercial), en tanto pesaba sobre éste la
obligación de custodia y restitución. Es que, los locales
comerciales con estacionamiento para clientes
obtienen lógicos beneficios económicos originados en la
existencia de una playa de estacionamiento en el
mentado establecimiento comercial. Se celebra, así, un
contrato accesorio al de compra (art. 1137, Código Civil;
art. 957, Código Civil y Comercial), que los obliga a que
el servicio sea prestado en forma segura y eficaz para
los consumidores que concurren a su establecimiento
(art. 5, Ley 24240). Así lo entendió la accionada por otra
parte, en el desplegar de su propia conducta
contractual, toda vez que procuró un servicio de
seguridad y vigilancia, habiendo contratado a una
empresa de seguridad a los fines de que custodiase el
perímetro del local. 0.01 || Asda S.R.L. vs. Arcos
Dorados S.A. s. Ordinario /// CNCom. Sala A; 28/06/2019;
Rubinzal Online; RC J 12148/19
Para que la entrega de una cosa tome el carácter de depósito, es
preciso que ella tenga por fin esencial y principal la guarda de la cosa
(Cám. Com., LL, 12, 384; ídem, LL, 28, 276; ídem, JA, 1944-I, 233;
ídem, LL, 47, 62; A, LL, 1986-C, 113; B, ED, 86, 359; ídem, LL, 1981-
C, 573; ídem, LL, 1978-D, 713; C, RED, 14, 319; ídem, ED, 93, 648;
ídem, ED, 92, 272; ídem, ED, 92, 271; ídem, ED, 93, 648; D, LL,
1979-A, 535, con nota de N. HALPERIN; ídem, ED, 87, 230; ídem, LL,
1979-A, 240; E, LL, 1985-D, 615; Cám. Civ., A, ED, 89, 233; ídem,
ED, 34, 480; ídem, LL, 1979-C, 413; B, RED, 15, 293; ídem, ED, 29,
188; C, LL, 1983-A, 338, con nota de G. A. BORDA; D, ED, 87, 230;
ídem, ED, 87, 410; E, ED, 21, 527; ídem, ED, 73, 257).
IV. Comentarios:
1. Concepto: El contrato de depósito2 es por su teleología, tal como enseña
Spota3, el más paradigmático contrato de custodia, donde la obligación
nuclear consiste en la guarda y conservación de una cosa 4, aún como vimos
en su vertiente de irregular. La definición del CCC es parcialmente
superadora a la del Código de Vélez, confirmando que toda definición en
derecho civil es peligrosa, como dice el aforismo romano. En efecto, en el
Código Velezano se definía al contrato de depósito en el art. 2182 de la
siguiente manera: "El contrato de depósito se verifica, cuando una de las
partes se obliga a guardar gratuitamente una cosa mueble o inmueble 5 que
otra le confía y a restituir la misma e idéntica cosa". A esta definición se le
habían formulado las siguientes críticas: a) Por una parte, Vélez a pesar de
la mentada nota al art. 495 incurrió en el error de definir una institución, tarea
que es más propia de la doctrina que de la ley, salvo cuando tenga finalidad
legislativa, lo que no ocurría en la presente6. b) No abarcaba todo lo definido,
ya que menciona sólo lo que los franceses denominan "depósito propiamente
dicho", olvidándose que él legisló expresamente también sobre el llamado
depósito irregular7, donde la restitución exigible no es por devolución, sino
por substitución8.
La actual definición: a) elimina por sobreabundante la aclaración de que
puede recaer sobre muebles o inmuebles, especies de cosas. b) En atención
a la unificación del depósito civil y comercial, elimina el carácter gratuito, que
era esencial en el código velezano9. Actualmente se lo presume oneroso
aunque se lo puede configurar como gratuito. c) elimina quizás por la misma
2
Enseña López de Zavalía, ob. Cit. Que la palabra “Depósito” posee una plurisignificación. LA ley
indistintamente ha llamado “depósito” al: a) contrato típico regulado actualmente en los arts. 1356 y ss.
CCC, que sirve para anudar la relación de guarda), b) en algunas situaciones se refiere a la oferta de
contrato de depósito, c) al pacto que la ley introduce imperativamente en el contrato de hospedaje y del
que puede resultar una relación de guarda, d) a la relación de guarda ya anudada, emerja o no de ese
contrato típico, e) a la cosa objeto de la relación de gaurda. Si se pretende una unificación de reglas,
ello solo es posible dirigiendo la mirada a la relación de guarda, que es lo único en común que poseen
las distintas figuras.
3
Spota Instituciones de Derecho Civil, Contratos, T. VIII, Edit. De Palma, Pg. 368 y ss. Buenos Aires
1983.
4
En igual sentido Messineo, Doctrina General del Contrato, Traducido por Fontanarrosa y otro, Edit.
Ara Perú 1994, pg. 63 y ss., quien lo denomina contrato de conservación.
5
Al permitir el depósito de inmuebles Vélez se apartó de la mayoría de los códigos de su época, tomando
como fuente lo dispuesto en la Ley 2da. de Partidas. La razón de dicha apartamiento la brinda el propio
codificador en la nota al art. 2182 del Cód. Civil.
6
No obstante lo apuntado, los proyectos de reforma también traen su propia definición. Así el Proyecto
de 1954 (art. 1396), el Proyecto de 1936 (art. 1161) y el art. 2216 del Proyecto de unificación.
7
López de Zavalía ob. Cit. Apunta que el legislador (tanto Vélez como los proyectos siguientes y el
CCC agregamos) presentan el grueso de las reglas a través del contrato de depósito voluntario regular,
frente al cual el depósito voluntario irregular y el depósito necesario aparecen como supuestos de
excepción. Estas situaciones de excepción pueden acumularse: un depósito necesario puede ser
ir5regular, ya que éste en todo lo que no tiene de excepcional se rige por las reglas del voluntario. El
depósito en posadas es convencional derivado de contrato de hospedaje, es decir por un contrato que
no es de depósito. De allí que la relación de guarda puede derivar o no de un contrato. Si deriva de un
contrato puede ser de depósito, en cuyo caso puede ser voluntario o necesario y en ambos casos regular
o irregular, o de un contrato distinto, como por ej. de un contrato de hospedaje, de garage, de depósito
en cajas de seguridad en los bancos, etc.
8
Conf. López de Zavalía, ob. Cit.
9
El art. 2183 del C.C. establecía que “Una remuneración espontáneamente ofrecida por el depositante
al depositario, o la concesión a éste del uso de la cosa al celebrar el contrato, o después de celebrado,
no quita al depósito el carácter de gratuito”
unificación, la referencia a que se trata de una cosa que otro le confía 10,
reemplazándola por la expresión de que se obliga a recibir de otro una cosa,
d) conserva la referencia a las obligaciones nucleares del contrato cuales son
la de custodiar la cosa y restituir. e) Mantiene en la definición la referencia
exclusiva al llamado “depósito propiamente dicho o depósito regular”, en el
cual el depositario se obliga a restituir la misma e idéntica cosa (incluso con
los frutos), sin aclarar que en sentido amplio puede tratarse de la obligación
de restituir la misma e idéntica cosa (depósito regular) u otra de la misma
especie y calidad (depósito irregular), sea el depósito voluntario o necesario.
Por nuestra parte definimos al contrato de depósito en sentido amplio como
"El contrato por el cual una parte (depositario) se obliga, elegido libremente
por el depositante (depósito voluntario) o sin gozar de posibilidad de ser
elegido por el depositante por un acontecimiento que lo somete a éste a una
necesidad imperiosa, (depósito necesario), en principio, a título oneroso, a
guardar o custodiar una cosa ajena que otro le entrega, y a restituirla al
depositante o a la persona que éste indique, en el plazo fijado o cuando lo
requiera, sea la misma e idéntica cosa, en principio con sus frutos, sea otra
de la misma especie y cantidad". Es decir, el depósito puede ser voluntario,
cuando el depositante puede elegir libremente la persona del depositario o
necesario cuando no existe tal posibilidad y en ambos casos “regular”,
cuando el depositario se obliga a guardar y conservar la cosa y a restituir la
misma e idéntica cosa, en principio con sus frutos, o “irregular”, cuando se
entrega en depósito cosas fungibles (en cuyo caso se transmite el dominio
de las cosas, aunque el depositante no haya autorizado su uso o lo haya
prohibido), obligándose a restituir no la misma cosa, sino otro tanto de la
misma especie y calidad (art. 1367 CCC). En este caso la restitución exigible
no es por devolución, sino por substitución11. El CCC aclara en el art. 1367
que si se entregan cosas fungibles y el depositario tiene la facultad de
servirse de ellas, se aplican las reglas del mutuo, pues desaparece como fin
esencial la obligación de custodia, típica del depósito, pasando el contrato a
10
Según algunos autores tal requisito surgiría igualmente en forma implícita del art. 2182 del
Cód. Civil, en donde el término "confiar" equivaldría a "entregar", afirmando que la finalidad
del contrato es guardar una cosa y no se lo puede hacer mientras la misma no ha sido
entregada. Esta última afirmación no pasa de ser una petición de principios, pues no existe
ningún obstáculo dogmático que se oponga a la procedencia del contrato consensual de
depósito. Conf. GIORDANO BAREA, "La categoría de los contratos reales", Barcelona 1958,
p. 59. También en el derecho alemán la doctrina mayoritaria considera que el contrato de
depósito, reglado en el § 688 y sigtes. BGB, es un contrato consensual (véase al respecto
BROX, "Besonderes Shuldrechts", ps. 218 y sigts., München 1985. En cuanto a la primera
tesis, nosotros pensamos que la palabra "confía" denota un elemento secular del depósito,
es decir, que se trata en primer lugar de un contrato de confianza. Ya Ulpiano (L. 1, pr. D,
depos. XVI, 3, citado por PETIT, "Tratado elemental de derecho romano", p. 475, nota 354,
Buenos Aires, 1958, decía que su etimología proviene de la palabra "ponere" (poner,
colocar) que precedida de la partícula "de" significa la fe ciega y confianza plena por la que
el depositante ha entregado alguna cosa a la probidad y celo del depositario ("contractus
depositi est sacer contractus") véase TROPLONG, "Le droit civil, du dépot et du sequestre",
p. 3, París 1845. En igual sentido las Partidas decían que el depósito existía "cuando un
home da a otro su cosa en guarda fiándose de él".
11
López de Zavalía, Fernando Justo, Ob. Cit.
ser celebrado en interés del depositario. Es por ello que, a los efectos de la
configuración de este contrato, es necesario que la recepción de la cosa
tenga por finalidad principal la guarda de la misma 12, pues si la entrega de la
cosa es realizada con otro propósito, el contrato adquiere otra calificación,
configurándose según el caso un contrato de locación, préstamo de uso o
consumo, mandato, hospedaje, garage, etc13.
Como la finalidad de la entrega es la guarda, otro elemento del depósito es la
obligación del depositario de restituir la misma e idéntica cosa con sus frutos
(depósito regular), u otra de la misma especie y calidad (depósito irregular).
La restitución debe hacerse en el término fijado en el contrato o cuando el
depositante lo requiera, o siendo gratuito, también cuando el depositario la
restituya (art. 1359 del CCC).
En el Código velezano la obligación de guarda debía ser asumida a título
gratuito. En la actualidad dada la llamada “comercialización del derecho civil”,
conforme se desprende del art. 1357 “el depósito se presume oneroso”. Si se
pacta la gratuidad, no se debe remuneración, pero el depositante debe
reembolsar al depositario los gastos razonables en que incurra para la
custodia y restitución.
2. Caracteres
17
Así existen contratos consensuales en donde se asume la obligación de restituir la cosa,
sin que al momento de su perfeccionamiento se haya hecho entrega de la misma, como el
contrato de locación.
18
LOPEZ DE ZAVALIA, "Teoría de los contratos", p. 64, Buenos Aires, 1984; SPOTA,
"Instituciones de derecho civil; Contratos", p. 376, Buenos Aires 1983, quien afirma que de
lege lata es la solución correcta, sin perjuicio de una eventual responsabilidad derivada del
ejercicio abusivo del derecho de no contratar (ex art. 1071, Cód. Civil).
19
El art. 1161 del Proyecto de 1936 establece que "no valdrá como depósito la mera
promesa de guardar la cosa aunque hubiese sido aceptada, pero la negativa ulterior del
promitente a recibirla, lo hará responsable por los daños y perjuicios". Es decir se adopta
una solución similar a la vigente para el mutuo oneroso. El Anteproyecto de 1954 no recepta
esta solución, manteniendo la situación del Código de Vélez. El Proyecto de unificación no
innova en principio en esta materia, pero establece en el art. 2217 que "si el depósito es de
cosas fungibles con facultad para el depositario para servirse de ellas se aplican las reglas
del mutuo. Estableciendo el art. 2247 que "la promesa aceptada de mutuo no da acción para
exigir su cumplimiento específico, pero el promitente es responsable por los daños
resultantes de su incumplimiento".
siendo el contrato a favor del depositante, éste no quede obligado a entregar,
pues inmediatamente de ello podría pedir la restitución de la cosa y por lo
tanto parecería que estamos frente a un contrato real, salvo la
responsabilidad que pudiera surgir si se hubiera convenido algo distinto con
respecto al plazo y lo referente a la remuneración del depositario. Para Alou 20
el depósito es un contrato consensual, siendo la entrega de la cosa “una
condición meramente potestativa de eficacia del negocio celebrado, desde
que no hay obligación de dar la cosa. El depositante tiene un directo poder
decisional sobre los efectos contractuales. La extinción depende de su
voluntad exteriorizada en el comportamiento de la falta de dación de la cosa
objeto del depósito”. Es decir, con el solo consensu el contrato quedaría
perfeccionado, pero se encontraría sujeto su eficacia a la condición
suspensiva de la entrega de la cosa21. Lo que no hay dudas por una cuestión
de lógica es que recién con la dación de la cosa surgirá la obligación de
custodia que es la prestación característica de este contrato.
20
Alou, Contrato de depósito en el Código Civil y Comercial, Contratos en Particular, Código Civil y
Comercial, Direc. Stiglitz, L.L. 2015, pg. 184
21
En igual sentido Di Chiazza, Ivan, Contratos Parte Especial (Dir. Riversa/mediana), Edit. Abeledo
Perrot, Buenos Aires 2017, pgs. 550 y ss.
22
Ver al respecto DURANTON, "Cours de droit français", p. 12. París 1834. Pothier sostuvo
que el depositario está obligado hacia el depositante por el hecho mismo del contrato,
mientras que el depositante no lo será hacia el depositario, sino cuando haya hecho gastos
con motivo del depósito: "su obligación no resultará sino de un evento posterior".
23
Conf. LOPEZ DE ZAVALIA, ob. cit., p. 54 y sigts. BORDA, ob. cit. p. 721 y sigts.
sostiene que si el depósito es retribuido se convierte en un contrato bilateral.
24
Ulpiano, L. 1, § 8, D., depos. XVI, 3 Conf. PETIT, ob, cit. p. 475.
depositario se obliga a guardar gratuitamente una cosa..." 25. Ello es así
porque el depositario presta un servicio desinteresado, un oficio de amistad y
confianza. Concordante con lo antes manifestado el art. 2183 del Cód. Civil
establecía que: "una remuneración espontáneamente ofrecida por el
depositante al depositario, o la concesión a éste del uso de la cosa al
celebrar el contrato, o después de celebrado, no quita al depósito el carácter
de gratuito". Con este precepto el legislador quiso dejar aclarado que si en
reconocimiento del servicio prestado o a prestarse o como compensación de
las molestias personales del depositario, el depositante ofrece una
remuneración espontánea (pero no en el carácter de contraprestación), el
contrato no pierde el carácter de gratuito y por lo tanto el de depósito 26. En
cambio, si la remuneración es ofrecida como contraprestación del servicio
prestado o a prestarse el contrato es bilateral y por ende oneroso, mas
perdía, durante la vigencia del código de Vélez, el carácter de depósito.
25
La nota al artículo mencionado aclara que ello es conforme a la esencia que le da al
depósito la Ley de Partidas, el Digesto y los Códigos de Francia, Luisiana, de Nápoles, de
Holanda y Sardo. En contra: BORDA, ob. cit., p. 721 y sigts. quien sostiene que el depósito es
en principio gratuito, pero puede ser oneroso y por ende bilateral si las partes lo acuerdan
así.
26
No lo pierde porque no existe entre las prestaciones el nexo de causalidad necesario para
que exista un contrato oneroso conforme a lo dispuesto por el art. 1138 Cód. Civil. Por ello
es importante la frase "espontáneamente ofrecida", pues está denotando que no existe el
nexo causal mencionado.
27
López de Zavalía, ob. Cit.
caso el contrato se celebra más en su interés y por lo tanto se aplican las
reglas del mutuo (art. 1367 segundo párrafo CCC)
28
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 566.
29
Nosotros clasificamos a los contratos distinguiéndolos por una parte en contratos
consensuales y reales y por la otra en contratos formales y no formales. Los contratos reales
son aquellos en que para su perfeccionamiento no basta el consentimiento, sino que es
necesario, como vimos, la entrega de la cosa. Los contratos consensuales son aquellos que
se perfeccionan solo consensu. Los contratos formales (ad solemnitatem) son aquellos en
los cuales la ley exige que se celebren bajo una forma determinada, bajo pena de nulidad. Si
la nulidad de que se predica en ausencia de la forma es plena (el contrato no vale como
nada, por ej. art. 1810, Cód. Civil) el contrato es solemne absoluto. Si en cambio, en
ausencia de la forma el contrato padece una nulidad efectual (el negocio no vale como el
previsto, pero sí como otro negocio en virtud del instituto de la conversión, ej. arts. 1184,
1185 y cons. Cód. Civil), el contrato es solemne relativo. El contrato no formal es aquél para
el cual la ley no ha previsto ningún requisito de forma para su validez. Atento a que las
clasificaciones apuntadas responden a criterios diferentes, puede existir un contrato real
formal, como en el caso del contrato oneroso de la renta vitalicia (art. 2070, Cód. Civil) y uno
real no formal como es el caso del depósito. Desde otro punto de vista podemos considerar
a la entrega de la cosa como una "forma" del contrato de depósito. En tal caso, la datio rei
sería la forma solemne absoluta impuesta y por lo tanto la promesa de depósito carece de
fuerza vinculante. (Véase al respecto LOPEZ DE ZAVALIA, ob. cit. p. 63).
30
Conf. BORDA, ob. cit. p. 735; SALVAT, ob. cit. p. 496.
moral, o si existe principio de prueba instrumental, considerándose principio de
prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra parte, de su
causante o de parte interesada en el asunto que haga verosímil la existencia del
contrato (art. 1020 del CCC), o en el caso de que el contrato hubiera tenido principio
de ejecución31. En cuanto al caso de principio de prueba por escrito, esta
excepción estaba ya prevista en el derecho francés 32 y fue receptada por
Vélez en el Código Civil y creemos que será la más frecuente (piénsese en
los tickets de guardarropas, etc.). En cuanto al caso de que una de las partes
hubiera recibido ya alguna prestación, si consideramos que el depósito es un
contrato consensual, la entrega de la cosa implicaría ya un principio de
ejecución, y si así fuera todos los contratos de depósito se podrían probar
por testigos33, una vez que se hubiera entregado la cosa, pues la misma
implicaría el cumplimiento de la condición a que estaba subordinada la
eficacia del contrato. Presentándose alguno de los supuestos previstos
anteriormente se probar el contrato por cualquier medio de prueba, incluso
por testigos34 .
2.5. Nominado y típico: Conforme al art. 970 del CCC, “Los contratos son
nominados e innominados según que la ley los regule especialmente o no”. Tal
como lo señalamos el CCC si bien designa a esta clasificación como “nominados e
innominados”, en rigor se está conceptualmente refiriendo a la clasificación más
moderna de contratos típicos y atípicos. El contrato de depósito es nominado porque
tiene un “nomen” y además típico porque posee una regulación legal. Cabe destacar
que en la regulación del depósito se incluyen obligaciones de guarda derivadas de
contratos que no son estrictamente contratos de depósito en sentido amplio, como
es el caso del contrato de hospedaje o el de garaje que son nominados pero
parcialmente típicos, aunque desde el punto de vista social se los puede considerar
como socialmente típicos.
2.6. Con efecto personal (depósito regular) y con efecto real o mixto el
depósito irregular: El depósito regular o propiamente dicho es un negocio
obligatorio, es decir tiene efectos personales, pues los mismos inciden en el
campo de los derechos personales, sin que se produzca ningún cambio o
mutación en la situación real de la cosa de que trate. El depósito irregular en
cambio sí tiene un efecto real único si es gratuito, pues se produce un
cambio en la situación real del bien objeto del contrato. En efecto, la cosa
depositada pasa en propiedad al depositario (art. 1367 CCC). Es decir, el
depósito irregular es un contrato dispositivo, sin perjuicio de que, si existe a
cargo del depositante la obligación de pagar un precio por la guarda, el
contrato tendrá efectos personales y reales.
31
Véase en el Código derogado Moeremans, Daniel, La prueba en el contrato de depósito, Rev. L.L..
32
Conf. DURANTON, ob. cit. p. 27 y ss. TROPLONG, ob. cit. p. 33 y ss.
33
BORDA, ob. cit. p. 735.
34
Conf. SALVAT, ob. cit. p. 498.
2.7. Es un contrato de duración y de ejecución continuada: Pues desde
la formación del contrato hasta la extinción de sus efectos transcurre un
cierto tiempo, normalmente un tiempo corrido, por lo que también es de ejecución
continuada.
2.8. Puede ser un contrato de consumo: Conforme al art. 1093 del CCC el
“Contrato de Consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una
persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una
empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que
tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de
consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social”. De conformidad a
este texto y a lo dispuesto en el art. 1 y 2 de la ley 24240 t.o., el contrato de depósito
puede ser de consumo si es celebrado entre un consumidor y un prestador
profesional de servicios, aunque actúe en forma ocasional. De ser así, el
depositante tendrá la protección derivada de este tipo de contratos previstas en el
CCC, y de la ley 24240 t.o. y art. 42 CN.
V. Bibliografía
* Pita, Enrique Máximo, Comentarios de los arts. 1356 y ss. en Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado, V. VII, (Dir. Lorenzetti), pgs. 169 y ss., Edit.
Rubinzal Culzoni, 1° Edición, Santa fe 2015.
* Di Chiazza, Ivan G., Depósito, en Contratos, Parte Especial, (Dir. Rivera, Medina),
Edit. Abeledo Perrot, Buenos Aires 2017, 547.
Leiva Fernandez, Luis, Depósito, Código Civil y Comercial, Tratado Exegético, (Dir.
Alterini), T. VII, pgs. 891 y ss., Edit. La Ley, Buenos Aires 2016, pgs. 891 y ss.
Vinti, Angela M., El contrato de depósito en el Código Civil y Comrcial (con especial
referencia a la responsabilidad del hotelero), LLC 2015 (junio), 476, La leyon line
AR/DOC/706/2015
Hersalis Marcelo, Depósito Irregular. Algunas Precisiones al respecto, DJ
11/07/2012, 13, La ley online AR/(DOC/2414/2012
IV. Comentarios:
* Pita, Enrique Máximo, Comentarios de los arts. 1356 y ss. en Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado, V. VII, (Dir. Lorenzetti), pgs. 169 y ss., Edit.
Rubinzal Culzoni, 1° Edición, Santa fe 2015.
* Di Chiazza, Ivan G., Depósito, en Contratos, Parte Especial, (Dir. Rivera, Medina),
Edit. Abeledo Perrot, Buenos Aires 2017, 547.
35
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 562 y jurisprudencia citada en la nota 11.
* Leiva Fernandez, Luis, Depósito, Código Civil y Comercial, Tratado Exegético, (Dir.
Alterini), T. VII, pgs. 891 y ss., Edit. La Ley, Buenos Aires 2016, pgs. 891 y ss.
IV. Comentarios:
36
Di Chiazza, ob. Cit. pg. 552
37
Di Chiazza, ob. Cit. pg. 553
38
Conf. Salvat, ob. Cit. Pg. 499
39
Lopez Zavalía, ob. Cit.
clase de cosas de que se trate”. Para Di Chiazza40 la exigencia responde a
un estándar mínimo de diligencia, sea el depositario persona humana o
jurídica, sea la relación onerosa o gratuita41.
El art. 1358 prescribe que el depositario, (en el caso del depósito regular
aclaramos), no puede usar, salvo pacto en contrario, las cosas recibidas en
depósito, es decir que el depósito no transfiere al depositario el uso de la
cosa depositada. No puede servirse tampoco de la cosa depositada, sin el
permiso expreso o presunto del depositante. El Código de Vélez establecía
que “Si el depositario usara la cosa depositada sin consentimiento del
depositante, es responsable por el alquiler de ella desde el día del contrato
como locatario, o pagará los intereses de ley como mutuario a título oneroso,
según fuese la cosa depositada (art. 2209 C.C.). Este último principio es lo
40
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 555
41
En la misma línea parece enmarcarse Rubín, en Responsabilidad de las casas de depósito frente al
depositario, ED 10 d Abril de 2017, quien afirma que no se trata de que si el depositario es
desaprensivo en el cuidado de sus propias cosas, pueda ser dispensado de responsabilidad por
algunos descuidos, ya que la doctrina y jurisprudencia nunca han aceptado este criterio.
42
Cosa distinta a lo que ocurre con el comodato, contrato en el cual el comodatario debe preferir en
dicha situación conservar la cosa prestada, lo que se explica por ser el contrato en su beneficio. Véase
Salvat, ob. Cit. Pgs. 499-500
43
López de Zavalía, Fernando Justo, ob. Cit.
44
Di Chiazza Ivan, ob. Cit. Pg. 555
que emerge para el caso del depósito irregular del art. 1367 segundo párrafo
CCC. Estos principios pueden ser aplicables actualmente en caso de
incumplimiento45. Salvat46 enseñaba que el permiso de uso no convierte al
contrato en un comodato, pues el objeto principal sigue siendo la guarda de
la cosa, salvo agregamos, que otra cosa surja del contrato o de las
circunstancias. En tal sentido Di Chiazza47 señala que esta regla debe ser
precisada ya que determinados usos, no solo le son permitidos al
depositario, sino que incluso podría resultar obligado en base al principio de
buena fe. El punto radica en distinguir a favor de quién se realiza este uso,
ya que en el depósito debiera ser a favor del depositario.
45
Véase CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL: SUBSISTENCIA DE REGLAS PREVISTAS EN TEXTOS YA
DEROGADOS, López de Zavalía, Fernando (h.), Publicado en: LA LEY 07/10/2016 , 1, Cita
Online: AR/DOC/1526/2016
46
Salvat, ob. Cit. Pg. 503.
47
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 556
responde por la pérdida de la cosa ocurrida sin su culpa, tampoco debe
responder por el deterioro de la cosa sin culpa, salvo de nuevo que hubiera
asumido tal obligación, o que se encontrara en mora en la restitución.
IV. Bibliografía:
Pita, Enrique Máximo, Comentarios de los arts. 1356 y ss. en Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado, V. VII, (Dir. Lorenzetti), pgs. 169 y ss., Edit.
Rubinzal Culzoni, 1° Edición, Santa fe 2015.
Di Chiazza, Ivan G., Depósito, en Contratos, Parte Especial, (Dir. Rivera, Medina),
Edit. Abeledo Perrot, Buenos Aires 2017, 547.
Leiva Fernandez, Luis, Depósito, Código Civil y Comercial, Tratado Exegético, (Dir.
Alterini), T. VII, pgs. 891 y ss., Edit. La Ley, Buenos Aires 2016, pgs. 891 y ss.
IV. Comentario:
IV. Comentarios:
ARTICULO 1361.- Lugar de restitución. La cosa depositada debe ser restituida en el lugar
en que debía ser custodiada.
49
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 563
* En torno a los depósitos efectuados en entidades bancarias, las
obligaciones principales del depositario son dos, la primera es el cuidado
activo de las cosas dadas en depósito, lo que implica la adopción de las
medidas de conservación que las cosas depositadas requieran, y en la órbita
comercial su responsabilidad debe ser apreciada más rigurosamente, en
atención a la onerosidad de su tarea. La segunda es la obligación de
restitución, con sus frutos, en el lugar convenido y a falta de indicación, en el
lugar donde se hizo el depósito, normalmente el establecimiento del
depositario. La restitución debe ser hecha cuando el depositante lo requiera,
ya que si existiera plazo para ello, siempre se debe interpretar que el plazo
ha sido fijado en interés del depositante. (Villegas C.G. "Contratos
Mercantiles y Bancarios", T.I, p. 140/142, Ed. 2005). 0.00176768
|| Giacopello de Rossiter, Marta Gladys y otro vs. Banco Itau Buen Ayre
S.A. s. Sumario /// CNCom Sala D; 29/02/2012; Prosecretaría de
Jurisprudencia de la CNCom.; RC J 6751/12
IV. Comentarios:
ARTICULO 1363.- Persona a quien debe restituirse la cosa. La restitución debe hacerse al
depositante o a quien éste indique. Si la cosa se deposita también en interés de un
tercero, el depositario no puede restituirla sin su consentimiento.
ARTICULO 1364.- Pérdida de la cosa. Si la cosa depositada perece sin culpa del
depositario, la pérdida debe ser soportada por el depositante.
IV. Comentarios:
* En virtud de lo dispuesto por el art. 2215 del Cód. Civil, cuando se produce
el robo del contenido de una caja de seguridad, el banco no puede
condicionar la restitución de lo depositado a que el depositante justifique el
derecho de propiedad sobre las cosas reclamadas. Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, sala K • Queirolo, Oscar R. c. Banco Tornquist •
28/02/2006 • LA LEY 21/06/2006 , 9 • LA LEY 2006-D , 21 •
AR/JUR/104/2006
IV. Comentarios
2. Obligación de restitución.
V. Bibliografía:
Salvat, Raymundo M., "Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las
Obligaciones", Segunda Edición actualizada por Arturo Acuña Anzorena, TEA,
Buenos Aires, 1957, t. III, p. 494, n° 2402;
López de Zavalía, Fernando J., "Teoría de los Contratos", Zavalía Editor, Buenos
Aires, t. 4, Parte Especial (3), ps. 428, 429;
52
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en pleno • 27/08/2008 • Tiebout, Juan Carlos c.
Jivcovic, Gabriel y otro • LA LEY 10/09/2008 , 10 LA LEY 2008-E , 406 LA LEY 22/09/2008 , 5 con
nota de Eduardo L. Gregorini ClusellasLA LEY 2008-E , 573 con nota de Eduardo L. Gregorini
ClusellasDJ 01/10/2008 , 1562 DJ 2008-II , 1562 ED 229 , 319 LA LEY 07/10/2008 , 6 con nota de
Magdalena B. GiavarinoLA LEY 2008-F , 29 con nota de Magdalena B. GiavarinoJA 2008-IV , 65
"Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial",
Dirección: Bueres, Alberto; Coordinación: Highton, Elena, Editorial Hammurabi,
Buenos Aires, 2003, t. 4 E, p. 118
III. Comentarios:
La obligación de restituir prevista en el art. 1358 del CCC sufre una excepción en el
caso de fallecimiento de la persona del depositario, ya que se establece que los
herederos del depositario que de buena fe hubieran enajenado la cosa depositada,
solo están obligados a restituir el precio percibido en la venta, si ya hubiera sido
pagado o bien la obligación se convierte en la de ceder el crédito por el precio de la
venta, si éste todavía no se hubiera abonado. Es decir, no están obligados a abonar
el precio real ni los daños que hubiera sufrido el depositante. Sí lo estarán en el
caso de ser de mala fe53.
SECCION 2ª
Depósito irregular
53
Conf. Di Chiazza, Iván, ob. Cit. Pg. 561.
II. Interacción normativa: El depósito, como vimos, puede ser
regular o irregular. Este último supuesto se configura cuando se
depositan cosas fungibles como tales, obligándose entonces el
depositario a restituir no la misma e idéntica cosa, sino otro
tanto de la misma especie y calidad. Es por ello que la
propiedad de las cosas pasa al depositario, para lo cual deberá
cumplirse el modo o negocio dispositivo, según la naturaleza de
la cosa, para que se produzca el efecto real. Eventualmente se
deberá cumplir igualmente con la forma requerida, si la
hubiere. Este efecto se produce aunque no se haya autorizado el
uso o se lo haya prohibido.
Ahora bien, cuando el depositario tiene facultad de servirse de la
cosa, el negocio pasa a ser en interés del mismo y es por ello que
se aplican las reglas del contrato de mutuo.
IV. Comentarios:
SECCION 3ª
Depósito necesario
54
Conf. Di Chiazza, ob. Cit. pg. 5687, con cita de Pita.
Civil y Comercial de Formosa • 19/03/2015 • Maidana, Federico Miguel
c. Giménez, Ricardo Anastacio y/o q. r. r. s/ ordinario • LLLitoral 2015
(agosto) , 803 •AR/JUR/12992/2015
IV. Comentarios:
ARTICULO 1369.- Depósito en hoteles. El depósito en los hoteles tiene lugar por la
introducción en ellos de los efectos de los viajeros, aunque no los entreguen
expresamente al hotelero o sus dependientes y aunque aquéllos tengan las llaves de las
habitaciones donde se hallen tales efectos.
“El dueño de un hotel debe responder en los términos del art. 1109 del
Cód. Civil por el fallecimiento de un cliente ocasionado por las
emanaciones tóxicas de un calefón con defectos de funcionamiento e
instalado antirreglamentariamente, ya que no podía ignorar la
situación provocada con dicho artefacto, en función de la actividad a la
que se dedicaba –arts. 509 y 512, cuerpo legal citado- y el riesgo en
que colocaba a los concurrentes a su establecimiento comercial. …El
perjuicio causado por la deficiencia de funcionamiento de un calefón a
gas …encuadra en la hipótesis del art. 1113, párrafo 2º, parte 2ª del
Cód. Civil, dado que se está ante la utilización de un artefacto como
cosa riesgosa. Es decir susceptible de producir daño por razón de su
propia naturaleza o con motivo de su uso- no siendo posible la
eximición de responsabilidad de su dueño o guardián a menos que se
acredite la culpa de la víctima o de un tercero”. Madueño Molina,
Carmen y Otro c. Díaz José y Otro, Fallado por la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala I, de fecha
19/10/2004.
IV. Comentarios:
.
61
Argeri, lo define “El acuerdo de voluntades que se celebra entre el empresario hotelero que actuando
profesionalmente en esa cualidad, presta habitualmente y de manera organizada a otro denominado
huésped o viajero, que paga un precio, el servicio de uso de habitación y demás servicios
complementarios (ropa de cama, radio, televisor, luz, teléfono, baño distribución de correspondencia,
etc.) incluido la utilización de lugares y comodidades comunes, con o sin prestación de servicios de
comidas”.
62
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 209 y ss.
LORENZETTI63 enseña que “La evolución posterior, principalmente en el
antiguo derecho francés, se lo consideró un depósito necesario, lo que fue
incorporado al Código Napoleón, pudiendo ser probado por cualquier medio
de prueba. De esta manera, fue receptado a las legislaciones modernas de
la familia romano germánico, las que en general no se ocupan de regular
totalmente el contrato de hospedaje, sino sólo de la responsabilidad del
posadero por los efectos introducidos en las posadas, como un supuesto de
depósito necesario. Esta ubicación metodológica es considerada incorrecta
por cuanto nada tiene que ver el supuesto de hecho con los que son
considerados casos de depósito necesario. Este es calificado por
acontecimientos extraordinarios que impiden la elección del depositario (art.
1368 del CCC), “lo que no sucede habitualmente en el caso de las posadas u
hoteles, debiendo forzarse la interpretación para llegar a un juicio de
subsunción aceptable”64. En la actualidad, salvo contadas excepciones, los
códigos de tipo latino no regulan expresamente este contrato. Entre las
excepciones se encuentran el Código Civil Federal de Méjico (art. 2666), el
Código Civil Cubano (art. 438) y el código civil Peruano (art. 1713).
63
Lorenzetti, Tratado de los Contratos, T. III, pg. 683 y ss.
64
Lorenzetti, ob. Cit., Alou Stella Maris, en Suplemento especial de La Ley, Contratos en particular,
Director Stiglitz, pg. 199 afirma que la equiparación se basaría no por el hecho de su celebración en
situaciones extraordinarias que fuerzan a celebrar el contrato, sino “por la vulnerabilidad del
consumidor frente al empresario que predispone el contrato”.
65
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 209 y ss.
que “se trata de un servicio que debe ser estudiado y regulado dentro de los
contratos de consumo y específicamente dentro del turismo, teniendo
además en cuenta que en la hotelería actual hay una organización que aúna
hoteles, compañías de turismo, servicios de transporte, todo lo cual conforma
un conglomerado de sujetos y empresas que actúan en red, frente a un
consumidor que solo adhiere y con un alto grado de cautividad”.
66
Lorenzetti, Tratado de los Contratos, T. III, pg. 683 y ss.
administrativas, aplicables a todo tipo de huéspedes, viajeros o
pasajeros, y las normas del CCC referentes a la responsabilidad del
hotelero por los efectos introducidos en los hoteles.
En caso de configurarse un contrato de consumo, será de aplicación la
normativa contenida en el Código Civil y Comercial de la Nación respecto a
esta categoría de contratos, como así también la Ley de Defensa del
Consumidor, en cuanto a las cláusulas abusivas, a la oferta al público y a su
integración con la publicidad, al daño, y otros aspectos de esta normativa
protectoria.
4. NATURALEZA JURIDICA
Antes de la sanción del CCC, la doctrina no era uniforme sobre el particular 67.
Unos lo consideraban como una especie de depósito. Otros como integrados
por otros contratos innominados, sin perjuicio de adjudicarle, propia
tipificación jurídica. Según Argeri, atendiendo a la funcionalidad del contrato,
se advierte la concurrencia de elementos más o menos típicos,
interconectados, propios a otras instituciones jurídicas tradicionales:
prestación de servicios (limpieza de habitación utilizada, servicio de mesa,
labor de mucamas, etc.), guarda de valijas, vehículo y efectos (depósito),
utilización de la habitación (locación), etc. Sin embargo, aquellos tipos
resultarían insuficientes para perfilar, dentro de la dogmática jurídica al
hospedaje, pues no se agotaría en ellos la nómina de los elementos
estructurales y funcionales que hacen a él, dado que todo lo que
profesionalmente brinda el empresario-hotelero al huésped-viajero y lo que
pretende este último al ingresar al hotel, orienta en unidad inescindible, a una
sola causa genética y teleológica: por parte del empresario-hotelero: obtener
una retribución patrimonial al brindar un servicio de hospitalidad, y por parte
del huésped-viajero, gozar de los beneficios de esa hospitalidad por la
retribución que se le cobra. Por ello este contrato tiene perfiles propios, a
pesar de que en algunos momentos surgen elementos de otros tipos
contractuales68. Se afirmaba entonces que se trataba de un contrato de
naturaleza mixta compleja, abarcando las figuras de locación de cosas, de la
67
Argeri, Contrato de Hospedaje, cit., pg. 926 y ss.
locación de servicios, y del depósito, pudiendo existir incluso prestaciones
accesorias, como por ej. Compra de bebidas, comidas, etc. Es decir,
estamos en presencia de una figura jurídica con caracteres propios que
impiden su encuadre a las figuras existentes, conteniendo efectivamente
características de los contratos antes referidos69.
68
En idéntico sentido Panccio, Daños y Accidentes en la Hotelería, López Cabana R., Director, lexis
nexis Nº 2104/000899.
69
CNCrim. Y Correc., Sala I, 23-X-1991, E.D. 145-611, citada por PANCCIO.
70
. Véase Cámara 2a de Paz Letrada de Córdoba • 23/05/1977 • Agüero de Olaiz, Perla O. c. Urquiza,
Ramón D. y otros; Cámara Nacional de Apelaciones Especial en lo Civil y Comercial, sala III •
27/06/1980; Russomanno, Nersa y otros c. Ramos o Ramos Carrión, Francisco • LA LEY 1981-B, pg.
556.
ARGERI71 afirma que en el contrato de locación de inmueble, el contrato
tiene un plazo mínimo legal, regulándose el uso del inmueble locado por los
principios propios al ordenamiento privado, y lo que resulta ser fundamental,
el hotelero no se desprende de la “tenencia” de la habitación, así como la
ocupación y la disponibilidad jurídica de esa habitación y ambientes que
utiliza el viajero. En el contrato de hospedaje en principio, la permanencia del
viajero resulta ser transitoria, de paso, y la administración pública interviene
en diversos aspectos, incluso imponiendo ciertas normas sobre salubridad,
seguridad y moralidad públicas y hasta formulando clasificaciones en punto
al precio retributivo a satisfacerse por la utilización del hotel.
71
Argeri, ob. Cit.
6. FORMA Y PRUEBA
El contrato de hospedaje es no formal, desde el punto de vista ad
solemnitatem (art. (Art. 284, y cc. CCC.). En materia de prueba, en cuanto a
la obligación de guarda, al ser considerado una especie de depósito
necesario, el mismo puede ser acreditado por cualquier medio de prueba
(Arg. Art. 1020 CCC).
72
Lorenzetti, Tratado de los Contratos, T. III, pg. 683 y ss.
determinará conforme a los usos de plaza. ARGERI 73 apunta que en el
supuesto de que el viajero carezca de fondos para el pago del precio, “el
ordenamiento legal dispone, conforme a los hechos relevantes que tipifiquen
el evento penalmente doloso, sanción punitiva en tanto se habría consumado
defraudación”. En tal sentido la jurisprudencia ha sostenido que “comete el
delito de estafa quien aparenta de manera suficientemente convincente
según las costumbres del tráfico, quien a sabiendas utiliza un servicio de
pago inmediato al público, como es un hotel y abandona el lugar sin pagar
los adeudado”74.
7.1.2. Respetar el reglamento interno del Hotel: El huésped o pasajero o
usuario debe respetar los reglamentos e instrucciones del titular del
establecimiento, con relación al uso de las habitaciones, ingreso de
terceras personas a la habitación, y demás normas de convivencia,
entre ellas mantener silencio durante los horarios de descanso
preestablecidos. En caso de que no existiera un reglamento, debe
usar las habitaciones y demás espacios comunes y servicios conforme
a los usos. En caso de violación del reglamento interno, el hotelero
tiene el derecho de solicitarle que se retire del mismo, es decir de
rescindir el contrato.
7.1.3. Pagar los servicios accesorios que pudiera haber contratado, como
por ej. desayuno, almuerzo o cena, si el precio no incluyera tales
prestaciones (denominados desayuno incluido, media pensión o
pensión completa).
7.1.4. Deber de dar aviso en caso de introducir efectos de gran valor
(art. 1372 del CCC.)
7.1.5. Responder por los daños y perjuicios que ocasione al excederse en
la utilización normal de las cosas puestas a su servicio y que usare75.
76
Argeri, ob. Cit.
se trata y prestar los demás servicios accesorios contratados.
7.2.2. Otorgarle seguridad y tranquilidad a la persona del viajero: El
Hotelero tiene un deber de seguridad respecto del Pasajero.
ARGERI77 señala que “Esta garantía no se agota dentro del local en
que se presta el servicio, sino que conforme a la situación de hecho
podría extenderse al transporte del viajero desde un lugar convenido
al lugar de destino del hospedaje; y en su caso, terminado el
hospedaje desde este lugar hasta el punto inicial de partida. Desde
otro aspecto se extiende a actos de terceros dentro del local de
hospedaje y en la hipótesis precedente durante el traslado. Esto
importa un deber jurídico implícito en la contratación, por lo que el
hotelero deberá adoptar toda medida propia a una conducta prudente
y diligente en el cumplimiento del deber a su cargo”. Actualmente se
enseña78 que en el CCC la responsabilidad civil del hotelero respecto
a daños en la persona deben resolverse según las reglas generales
de la responsabilidad civil, contenidas en los arts. 1708 y ss.
“Encontrándose implícita con la relación de hotelería una obligación de
seguridad respecto de las personas hospedadas y debiendo ella ser
calificada como de resultado, el factor de atribución de
responsabilidad debe ser considerado objetivo en los términos
enunciados por el artículo 1723 CCC, pudiendo el responsable
liberarse sólo demostrando la causa ajena (art. 1722)”. Así lo afirmó la
jurisprudencia79, durante la vigencia del código derogado a raíz de la
caída del actor en una pista de baile durante una fiesta en el hotel
demandado. La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires,
remarcó no sólo que el titular del establecimiento no era responsable
en virtud del art. 1113 del C.C. 2º párrafo (Código derogado), si el
daño se había producido por culpa de la actora80.
El hotelero responde en el caso de que el daño se haya producido por
deficiencias o irregularidades del establecimiento en las instalaciones
de los servicios de luz, gas, etc. También responde por incumpliendo
del deber de seguridad cuando no adopta las medidas necesarias
para evitar daños en la vida o integridad física de los pasajeros o de
sus bienes, producidos por malvivientes81. Este deber de prevención
del daño surge en la actualidad del art. 1710 del CCC, incs. a. y b.
77
Argeri, Contato de Hospedaje, L.L. 1985-D, pg. 926-1465
78
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 211 y ss.
79
Cámara Nacional de Apel. En lo Civil, Sala J, en los autos Gubiosi, Néstor J. c. Alvear Palace Hotel
y otro de fecha 11/08/2005. En igual sentido la Cámara 1ª de Apelaciones en lo Civil y Comercial de
la Plata, Sala I, en los autos M., J.A. y otra c. Provincia de Buenos Aires y otros, de fecha 29/06/2004.
80
En los autos Román Jorge O. y otra c. Circulo de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, de fecha
28/10/1997
81
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la 6ª Nominación de Córdoba en los autos
caratulados “Ruggeri, Aldo S. y otra c. Lebeau, Hugo A, de fecha 24/06/2004.
primer párrafo, sin que pueda reclamar el reembolso que se menciona
en el referido artículo.
7.2.4. Poner a disposición del viajero, dentro del local del hospedaje,
todos los servicios de personas y cosas organizadas para esa
finalidad (por ej. Recibir correspondencia, obtener información,
calefacción, aire acondicionado, recibir visitas y poner a disposición
del huésped las comodidades del hotel, etc.)
7.2.8. Cumplir con el art. 1098 y 8º bis de la ley 24240, t.o., en el sentido
de que debe garantizar condiciones de atención y trato digno y no
discriminatorio a los huéspedes o viajeros. Se le reconoce al mismo el
derecho de admisión, pero en ejercicio del mismo, deben abstenerse
de desplegar conductas que coloquen a los huéspedes en situaciones
vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No pueden ejercer sobre los
huéspedes extranjeros en principio diferenciación alguna (art. 1098 del
CCC) sobre precios, calidades comerciales o cualquier otro aspecto
relevante sobre los bienes y servicios que presta, si es que la
autoridad de aplicación correspondiente no autoriza realizar
excepciones, las que deben estar autorizadas en razón de interés
general.
9.BIBLIOGRAFIA
Responsabilidad Civil, en homenaje al Prof. Dr. René Padilla, Edit. L.L. pg. 355 y ss. , Moeremans, D.,
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, T. VII, pgs. 211 y ss.
88
Art. 1753 del CCC
Si la desaparición de equipaje ocurre a manos de un portamaletas que
en ese momento trasladaba el mismo, el hotel, para el cual trabaja,
debe responder por los daños ocasionados …., ya que el deber de
vigilancia de las cosas surge desde el instante en que el empleado-
maletero se avocó al traslado, y sobre la base de que el hotel aseguró
mediante la oferta tener servicio de seguridad y vigilancia. Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de 7a Nominación de Córdoba, en
fecha 12/11/1998, en los autos “La Metro S. R. L. c. Ducal Suites Hotel
S. A. y otro”.
IV. Comentarios:
89
López Mesa, Código Civil y Leyes Complementarias anotados con Jurisprudencia, lexis nexis, T. II,
pgs. 717 y ss.
90
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 214
91
Salvat, Tratado de Derecho Civil Argentino, Fuentes de las Obligaciones, segunda Edición
actualizada por Acuña Anzorena, TEA, Buenos Aires, 1954, T. III, pg. 524 y ss.; BORDA, Trado de
Derecho Civil. Contratos, Editorial A. Perrot, Buenos Aires 1990, T. II.
dinero se le aplica la disposición del art. 1372 CCC. Es decir, si se trata de
sumas normales, para gastos diarios de alimentación y esparcimiento no es
exigible la obligación de hacerlo saber al hotelero y depositarlos en las cajas de
seguridad, si éstas son puestas a disposición por el hotelero. En este caso,
responde el hotelero en forma ilimitada. Si la suma es o no normal dependerá
de las características socio-económicas del viajero, sirviendo de presunción y
como un elemento de ponderación, la categoría del hotel de que se trata. En
cambio, si se trata de sumas importantes, la notificación al hotelero es en
principio de rigor y también lo es la obligación de depósito en las cajas de
seguridad del establecimiento que se pongan a su disposición (art. 1372 CCC).
Si en el establecimiento no existen cajas de seguridad basta con que el
pasajero de aviso de las sumas que lleva, en la forma de una declaración
jurada. En caso de hurto o robo de las sumas declaradas, la responsabilidad
del hotelero se limita a ese valor, conforme se desprende del art. 1372 segundo
párrafo CCC. Si no dio aviso, pese a estar obligado, por tratarse de sumas
importantes, o no las depositó en la caja de seguridad puesta a disposición, el
hotelero queda eximido de responsabilidad respecto de dichas sumas, mas no
a las que se podrían haber hurtado o robado que serían normales u ordinarios
para la atención de los gastos del viajero. COMPAGNUCCI DE CASO 92 afirma
que si el hospedado nada avisa ni dice al hotelero y deja dinero en la
habitación, cualquiera sea su monto tal supuesto excluye también la posibilidad
de reclamo. Nosotros no compartimos esta opinión ni que se deba avisar al
hotelero en cada oportunidad que sale de la habitación el monto de dinero que
deja en ella, si se trata de sumas corrientes para atender a los gastos de
hospedaje, esparcimiento, etc. Esta interpretación se ve hoy consolidada por lo
dispuesto en el art. 1372 que habla de cosas de valor superior al que
ordinariamente llevan los pasajeros. Solo en este caso emerge la carga en
cabeza del pasajero de dar a conocer al hotelero y el deber de guardarlos en
las cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en el
establecimiento. Si el viajero lleva sumas excesivamente elevadas con relación
a la importancia del establecimiento o cuya guarda cause molestias
extraordinarias (art. 1373 CCC) el hotelero como veremos puede rehusarse a
recibirlas, tal como analizaremos más adelante.
92
Campagnucci de Caso, Responsabilidad de los Hoteleros, Revista de Derecho Privado y
Comunitario, Nº 18, pg. 151
los viajeros, aunque expresamente no los entregue expresamente al hotelero
o sus dependientes y aunque aquéllos ellos tengan las llaves de las
habitaciones donde se hallen tales efectos. El supuesto de hecho
aparentemente tenido en vista por el legislador es que el viajero ingrese en el
establecimiento hotelero en virtud de un contrato de hospedaje o contando
con una reserva o con intenciones de celebrar el contrato, es decir se aplica
también a aquel viajero que ingresa al hotel con miras a la celebración del
contrato, aunque de hecho no lo celebre, como por ej. por no haber
habitaciones disponibles, tal como vimos, aunque en tal caso la
responsabilidad será legal. En tal momento introduce los efectos y aunque no
los haya entregado o conserven en su poder las llaves de la habitación, ya
emerge responsabilidad. Sin embargo, la teología de la norma es, a nuestro
entender, que el hotelero responda desde que los efectos del viajero caen
bajo su “campo o ámbito de protección” (Schutzbereich). “Es de conformidad
a la naturaleza del contrato de hospedaje que el posadero u hotelero esté
obligado a ocuparse de la seguridad de los efectos del huésped o pasajero,
en tanto se encuentren bajo su esfera de protección” 93, como por ej. el caso
de que el hotelero envíe a un dependiente a recibir al pasajero en un
aeropuerto y éste entrega a dicho dependiente las valijas. En tal supuesto se
debe considerar que los efectos desde el punto de vista jurídico ya han sido
introducidos en el hotel. En este sentido se afirma 94 que “la entrega del
equipaje, en el aeropuerto, estación, etc., al personal del hotel, significa para
la ley la introducción de los efectos y genera del deber de custodia”.
COMPAGNUCCI DE CASO95 enseña que “la recepción se realiza a raíz de la
concreción del contrato de hospedaje que se produce en forma expresa o
tácita….la recepción resulta ser un acto unilateral y no depende para producir
efectos de la validez del contrato; por lo que la responsabilidad por las cosas
introducidas antes, como cuando se les hace entrega a los empleados o
subalternos, o se guardan en cofres o lugares del hotel, resultan en una
especie de “recepción previsional” que obligan a garantizar la seguridad
correspondiente, ya que en definitiva están a la espera de la concreción del
contrato”.
V. Bibliografía:
López Mesa, Hospedaje y Responsabilidad Civil, L.L. 2006-C-932,
Responsabilidad Civil, Doctrinas Esenciales 01/01/2007, pgs. 1345 y ss..
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado, VII, pgs. 214 y ss.
Tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros.
IV. Comentarios:
1. Eximentes de responsabilidad
99
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 217 y ss.
100
Sin embargo, esta limitación no es aplicable cuando el vehículo es guardado en un garaje a título
oneroso, con relación al garajista.
101
Alou Stella Maris, en Suplemento especial de La Ley, Contratos en particular, Director Stiglitz, pg.
201
102
Gregorini Clusellas, Depósito, mutuo, comodato y donación, en Rivera Julio (dir)-Medina Graciela
(ccord.), Comentarios al proyectoi de Código Civil y Comercial de la Nación 2012, Abeledo perrot,
Buenos Aires 2012, pg. 733.
El Nuevo CCC a deferencia del Código de Vélez (art. 2234 C.C.) no
prescribe expresamente que el hotelero no es responsable cuando el daño o
la pérdida provenga de …..culpa del viajero”, o cuando los daños a los
efectos o hurto de los mismos han sido producidos por los familiares o
visitantes de los viajeros (art. 2230 in fine C. C. derogado). Sin embargo, a tal
conclusión puede llegarse por aplicación de los arts. 1729 CCC (hecho del
damnificado) o del hecho de un tercero (1731), siempre en este último
supuesto que se trate de un riesgo ajeno a la actividad, que rompa el nexo
de causalidad. LOPEZ MESA103 enseña que es serían un supuesto de
excusación del hotelero por causa ajena. Los familiares y visitas del huésped
o pasajero son terceros por los cuales el hotelero no debe responder. Agrega
LÓPEZ MESA104 que un supuesto bastante frecuente es el del pasajero que
viaja sin compañía femenina que contrata prostitutas o entabla relaciones
informales con señoritas que no conoce a quienes invita a dormir con él: En
varios de estos episodios, al levantarse el pasajero descubre que la señorita
en cuestión se ha ido mientras dormía, acompañada de su reloj, dinero y
otros efectos de valor (y a veces hasta el corazón105). En estos supuestos el
hotelero no es responsable, “pues (es) la actitud confiada del pasajero hacia
desconocidas y su negligencia en la custodia de sus efectos lo que provocó
el daño que sufriera”. La misma solución si fuera él o la acompañante del
pasajero/a la que produjo el robo o hurto. En cambio, sería distinta la
situación si el robo lo produjera una prostituta o “acompañante” que al
pasajero le proveyera el hotel y que éste eligiera de un “book” existente en la
recepción: Lo propio si a la “escort” la proveyera el recepcionista del hotel y
fuera ésta la que robara al pasajero. En estos casos el propietario de un hotel
no puede pretender exonerarse de los efectos de hechos que se producen
con su conocimiento, o al menos, ante su vista y paciencia”
103
López Mesa, Hospedaje y Responsabilidad Civil, cit..
104
López Mesa, Idem nota anterior
105
Joaquín Sabina en su poema “Medias negras”.
106
López Mesa, ídem nota anterior
107
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 216 siguiendo a Zunino afirma que el incendio, cualquiera fuera su causa no
libera de responsabilidad.
2. Personas por las que responde
El hotelero responde por sus propios hechos, por los hechos dañosos de sus
dependientes (art. 1753 CCC), por los hechos de los terceros (art. 1731) que
se alojan o que se introducen en el hotel, de los terceros identificados o no
identificados que subrepticiamente o en un descuido o por invitación del
hotelero se introducen en el hotel. Ello por cuanto, tal como lo afirma LOPEZ
MESA108 el dueño del hotel está obligado a una vigilancia permanente del
comportamiento de sus huéspedes, debiendo controlar regularmente la
actividad de cada uno de ellos respecto de los demás. Además de ello se le
habría impuesto al hotelero cierta disciplina y prudencia en la selección de
los huéspedes que admite.
ARTICULO 1372.- Cosas de valor. El viajero que lleve consigo efectos de valor superior al
que ordinariamente llevan los pasajeros debe hacerlo saber al hotelero y guardarlos en
las cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en el establecimiento.
En este caso, la responsabilidad del hotelero se limita al valor declarado de los efectos
depositados.
108
López Mesa, ídem anterior.
II. Interacción normativa: El CCC prescribe una carga al viajero o
huésped, en los casos en que lleve consigno efectos de valor
superior al que ordinariamente llevan los pasajeros. También
impone al viajero la obligación de depositar dichos bienes en las
cajas de seguridad que se encuentren a disposición en el
establecimiento. En tales casos la responsabilidad del
hotelero se limita al valor declarado de los efectos
depositados. En el supuesto de que incumpliera con las
cargas mencionadas, en principio queda liberado el
hotelero en lo que exceda el valor ordinario de los efectos
que introduce.
IV. Comentarios
109
Véase Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 576 y 577.
110
López Mesa, ob. Cit..
elevación del riesgo empresario del hotelero, por lo que no puede ser obligado
a responder”. En igual sentido la se expidió la jurisprudencia sostuvo durante
la vigencia del Código de Vélez, cuando sostuvo que “Cuando se trata de
objetos de gran valor, tales como joyas, sumas de dinero muy importantes,
etcétera, el viajero debe hacer saber al posadero que los tiene en su poder, y
aun, mostrárselos, si éste lo exige y, de no proceder así, el posadero no
responde de su pérdida”. Según enseña Pita111 estas limitaciones y las exclusiones
tienen su fundamento en el principio de la previsibilidad contractual establecido en el
art. 1728 CCC. Según éste las partes de un contrato responden sólo de las
consecuencias que previeron o pudieron prever al momento de contratar. Ello implica
que el hotelero no debe responder por aquellos riesgos extraordinarios, que no fueron
debidamente considerados y convenientemente asumidos al contratar. “La oportuna
información al deudor –en el caso, el hotelero- del especial valor de los bienes
introducidos por el viajero permite a aquél adoptar los recaudos necesarios a su
guarda segura, o incluso, negarse a recibirlos”.
ARTICULO 1373.- Negativa a recibir. Si los efectos de los pasajeros son excesivamente
valiosos en relación con la importancia del establecimiento, o su guarda causa molestias
extraordinarias, los hoteleros pueden negarse a recibirlos.
III. Comentarios: La redacción del artículo no es muy feliz. Pareciera que si los
efectos son valiosos, el hotelero debe recibir los mismos. Ello
independientemente de la categoría del hotel y de las molestias que ello genere
a raíz de la guarda. En rigor no hay tal obligación, sino la de permitir que se
ingresen los efectos denunciados y que se los guarde en las cajas de
seguridad (si las hubiera), responsabilizándose por el valor de los mismos.
Cuando los efectos son excesivamente valiosos, lo que se establecerá al
momento de que el pasajero o huésped dé aviso, para lo cual se lo debe
relacionar con la importancia del establecimiento, y de las molestias o
dificultades que la guarda de los efectos trae aparejado y demás
circunstancias, el hotelero puede negarse a que se los introduzcan en el hotel.
La norma por otra parte deja abierto el interrogante de si en este caso puede el
hotelero negarse directamente a celebrar el contrato de hotelería o si sólo
111
Pita, Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 220.
puede negarse a recibir los efectos y por lo tanto liberarse de responsabilidad,
o si puede optar como lo disponía el Proyecto de 1998 (art. 1296), entre: a)
negarse a recibir los efectos excesivamente valiosos; es decir de contratar, b)
convenir con el pasajero la limitación o exclusión de responsabilidad. Alou 112
sostiene la primera tesis al decir: “…Supone el ejercicio de la libertad de no
contratar, el hotelero elige no contratar fundado en una suerte de “auto-
discriminación”. No se niega por causa del pasajero –acá habría una
discriminación fustigada por el Derecho- sino porque su establecimiento no
está en condiciones de asumir esa responsabilidad”. Nosotros consideramos
que debe interpretarse la norma en el sentido propuesto en el Proyecto de
1998, ya que si fuera solo la primera opción, es decir, si fuera una causal para
no contratar no tendría en principio sentido posibilitar la eximición de
responsabilidad (art. 1374 CCC). Es decir, el hotelero puede o bien negarse a
contratar o bien hacerlo pero informando al pasajero que él no responderá si
los efectos excesivamente valiosos desaparecen o son hurtados o robados. El
mismo principio se aplica si la guarda de los efectos causan molestias
extraordinarias, lo cual dependerá de las circunstancias del caso determinar.
112
Alou, ob. Cit. Pg. 202
113
En rigor como se tratan de cosas de valor normal u ordinario, implícitamente hay una limitación de
responsabilidad, además de la asegurabilidad de tales efectos.
114
Arias Cau, ob. Cit.
En cuanto al vehículo, vimos que la responsabilidad del hotelero comprende
también al vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares
adecuados puestos a disposición del viajero por el hotelero 115. En este
supuesto no existe limitación de responsabilidad, según se trate o no de un
vehículo de alta gama o de lujo. Arias Cau116, considera que en este supuesto
también serían de aplicación las previsiones de los arts. 1372 y 1373 CCC,
según la importancia del establecimiento, lo cual no compartimos, porque
siendo una eximente debe interpretarse restrictivamente y por otro lado se
debe interpretar a favor de la parte débil, es decir el viajero. El hotelero
responde en cualquier supuesto salvo caso fortuito o fuerza mayor ajena a la
actividad hotelera.
115
Alou Stella Maris, en Suplemento especial de La Ley, Contratos en particular, Director Stiglitz, pg.
200, señala que esta solución es más que razonable, si se piensa que ha sido el hotelero quien a través
de un contrato conexo, presta ese servicio por terceros elegidos por él y de cuya prestación tiene la
obligación de responder.
116
Arias Cau, El contrato de hospedaje en el proyecto de código civil y comercial 2012, Microiuris,
mayo de 2013, cita On line: MJ-DOC-6265-AR MJD6265.
* En el presente caso -cliente que resultó despojado de sus
V. Bibliografía
Responsabilidad Civil, en homenaje al Prof. Dr. René Padilla, Edit. L.L. pg. 355 y ss. , Moeremans, D.,
La eximente prevista en la última frase del artículo 1371 no rige para los garajes, lugares
117
. Alou, ob. Cit. Pg. 202
118
. Pita, , Enrique M., Comentario a los arts. 1369 y ss. Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, T. VII, pgs. 221.
y playas de estacionamiento que prestan sus servicios a título oneroso.
I. Concordancias: Arts. 1278, 1371, 1372, 1374, 1721. Ley 24240 t.o.,
Arts. 7°, 8° y cc.
II. Interacción normativa: Contrariamente a lo regulado en el Código
derogado en el art. 2233119 el CCC manda aplicar las normas de la
sección en análisis a los hospitales, sanatorios, casas de salud y
deporte, restaurantes, garages, lugares y playas de
estacionamiento u otros establecimientos similares que prestan
sus servicios a título oneroso, no siendo de aplicación la eximente
prevista en el art. 1371 CCC, para los garages, lugares y playas de
estacionamiento que prestan sus servicios a título oneroso.
119
En la nota al art. 2233 Vélez con cita de Aubry y Rau. Afirmaba “si limitamos al posadero que
recibe efectos de viajeros la responsabilidad impuesta en los artículos anteriores, es porque sólo los
viajeros se ven en la necesidad de llevar consigo en las posadas las cosas con que viajan. Una persona
por ejemplo que va a un café, no tiene necesidad de llevar consigo una bolsa de dinero ni de sacar su
reloj y ponerlo en la mesa del café”.
Reconocida doctrina ha sostenido: "La base normativa de esta
responsabilidad surge principalmente del art. 1198 del Cód. Civil, sin
perjuicio de la concurrencia de otras fuentes obligacionales como
puede ser el contrato durante la ejecución del mismo o el principio
general del art. 1109, 1113, etc. del Cód. Civil en materia de actos
ilícitos. Dentro de los deberes secundarios de conducta se encuentran
los deberes de custodia, de seguridad, de confidencialidad, de
información y en forma general el deber de obrar de buena fe. En el
caso específico de los deberes secundarios de conducta de los
supermercados por daños producidos en las playas de
estacionamiento, la doctrina en forma unánime (aunque por distintos
fundamentos) considera que el establecimiento es responsable en
caso de hurto, robo y daños a los vehículos estacionados, por
incumplimiento del deber de custodia. Este deber encuentra su
fundamento en el hecho de que los centros de compras ofrecen el
espacio físico como una forma de atraer clientela, debiendo por ende
cargar con las consecuencias dañosas producidas por terceros.
También se ha afirmado que se genera en el cliente o consumidor la
confianza de que su vehículo ingresará y egresará del centro
comercial libre de daños, ya que la empresa arbitrará los medios de
seguridad idóneos para evitar
contingencias" (MOEREMANS, Daniel "Responsabilidad de los
supermercados por daños producidos a sus clientes derivados de
hurto o robo o daños a los vehículos estacionados en las playas de
estacionamiento" La Ley, Buenos Aires, marzo 2001, p. 165 y sgtes.).
SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE SANTIAGO DEL ESTERO,
SALA CIVIL Y COMERCIAL Santillán, Alicia Raquel c. Changomas
(Wallmart Supercenter) s/ daños y perjuicios – Casación Civil •
06/11/2014 Cita Online: AR/JUR/64469/2014
Moeremans entiende que el hipermercado tiene responsabilidad en
caso de robo, hurto, daño de los vehículos estacionados; niega
carácter contractual a esta responsabilidad, pues sostiene que la
responsabilidad deriva de la aplicación del art. 1198 del Cód. Civil,
es de orden legal y se funda en el incumplimiento de deberes
secundarios de conducta, especialmente el de custodia de los
vehículos introducidos a las playas de estacionamiento por los
potenciales clientes, siendo indiferente que éstos, en definitiva,
celebren o no un contrato de compra u otro contrato, bastando la
mera intención de entrar en tratativas negociales.
(MOEREMANS, Daniel, "Responsabilidad de los supermercados
por daños sufridos por clientes o potenciales clientes en las playas
de estacionamiento", en Revista de Responsabilidad Civil y
Seguros, Buenos Aires, La Ley, 2000, Tomo 2000, p. 351 y sgtes.).
CÁMARA 4A DE APELACIONES EN LO CIVIL, COMERCIAL,
MINAS, DE PAZ Y TRIBUTARIA DE MENDOZA, Triunfo
Cooperativa de Seguros Ltda. c. Libertad S.A. s/ d. y p. •
07/03/2014, Cita Online: AR/JUR/2080/2014
En aval de nuestro criterio, se puede citar el pensamiento
de Daniel Moeremans ("Responsabilidad de los supermercados
por daños producidos a sus clientes derivados de hurto o robo o
daños de los vehículos estacionados en las playas de
estacionamiento", LLBA, 2001-165), cuando dice que "la
responsabilidad deriva de la aplicación del art. 1198 del Cód. Civil,
es decir es legal y se funda en el incumplimiento de deberes
secundarios de conducta, especialmente el de custodia de los
vehículos introducidos a las playas de estacionamiento por los
potenciales clientes, siendo indiferente que éstos en definitiva
celebren o no un contrato de compra u otro contrato, bastando la
mera intención de entrar en tratativas negociables". En función de
ello llega a la conclusión que "la responsabilidad del centro de
compras nace cuando el cliente introduce su vehículo a la playa del
estacionamiento del establecimiento a los efectos de entablar
contacto negocial con aquél. Distinto sería la solución si se
considerase a la obligación del supermercado como derivada de un
contrato de depósito, pues en tales supuestos consideramos que
no bastaría la mera introducción del vehículo, sino que el deber de
seguridad nacería en el momento de que el potencial cliente
estaciona efectivamente el vehículo en la playa, ya que en dicho
momento se podría suponer la 'entrega' de la cosa depositada".
CÁMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL, COMERCIAL Y
MINERÍA DE SAN JUAN, SALA I, Allis, Carlos Hugo c.
Hipermercado Libertad S.A. • 14/10/2009, Cita
Online: AR/JUR/44362/2009
Fundamenta el a quo que el daño se produce en el marco de una
relación de consumo, que no se agota propiamente en el contrato
de consumo, sino que es más amplia, extendiéndose el vínculo
jurídico que une a las partes a los servicios anexos que se prestan
con la clara intención de atraer a los potenciales clientes con
beneficios adicionales o comodidades, como lo es el caso del
estacionamiento. Concluye —fs. 45 y vta., con cita
de Daniel Moeremans— en que la responsabilidad de la
demandada deriva de la aplicación del art. 1198 del C.Civil, es decir
es legal y se funda en el " ... incumplimiento de deberes
secundarios de conducta, especialmente el de custodia de los
vehículos introducidos a las playas de estacionamiento por los
potenciales clientes, siendo indiferente que éstos en definitiva
celebren o no un contrato de compra u otro contrato, bastando la
mera intención de entrar en tratativas negociables CORTE DE
JUSTICIA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN, SALA I Allis, Carlos
Hugo c. Hipermercado Libertad S.A. • 18/08/2010, Cita
Online: AR/JUR/49961/2010
IV: Comentarios:
1. Generalidades:
120
Di Chiazza, Ivan, ob. Cit. Pg. 579, 580
oneroso porque el vínculo no es técnicamente de depósito, sino de un
contrato parcialmente atípico como es el de garage, como lo
desarrollaremos a continuación.
2. El contrato de garage:
2.1. DEFINICIÓN
121
STSantiago del Estero, 20/02/2009 in re Díaz, Roberto c. Daher Julio, LLNOA 2009 (junio) 449
122
Conf. CNCiv Sala J, 08/06/2006, in re Rishmuller, Aldo S. c. Emprendimiento Belgrano S.A. y otro,
L.L. 14/08/2006, 10, L.L. 2006-D-811 –RCyS2006, 1373). En igual sentido la Cámara Civil en pleno en los
autos Tiebout, Juan Carlos c. Jivcovic, Gabriel y otro, Publicado en: LA LEY 10/09/2008, 10/09/2008, 10 - LA
LEY 2008-E, 406 - LA LEY 22/09/2008, 573, con nota de Eduardo L. Gregorini Clusellas; DJ 01/10/2008, 1562
- DJ 2008-II, 1562 - LA LEY 07/10/2008, 6, con nota de Magdalena B. Giavarino; LA LEY 2008-F, 29, y en JA
2008-IV-69 - SJA 5/11/2008, con comentario del suscripto
A esta tesis adherimos, ya que estamos en presencia de una moderna figura
jurídica con caracteres propios que impiden su encuadre a las figuras
existentes, conteniendo efectivamente características de contrato de
depósito, de locación de cosas y de prestación de servicios. Dentro de los
contratos mixtos sería del tipo combinado, puesto que una parte debe
prestaciones de dos o más figuras y la otra de una figura solamente.
123
STSantiago del Estero, 20/02/2009 in re Díaz, Roberto c. Daher Julio, LLNOA 2009 (junio) 449
no haberse obligado expresamente a guardar la cosa, no implica a nuestro
entender que no pueda en el caso concreto surgir una obligación de
seguridad, como obligación tácita o accesoria, cuyo fundamento surgiría del
principio de buena fe (art. 9 y 961 CCC)124
124
Véase Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Morón, sala II(CCivyComMoron)(SalaII),
Fecha: 20/09/2005, in re “Hernández, Juan C. c. Neo Servi S.A.C.I.A”, en: LLBA2006 (abril), 386,
donde sostuvo: “….las diferencias con la locación de cosas son nítidas; por un lado, el locador no
asume obligaciones de custodia sobre los objetos que el locatario introduce en una cosa locada; por el
otro, es esencial para la configuración de la locación que se entregue la cosa al locatario para su uso y
goce, lo que lleva implícita la transmisión de la tenencia de la cosa locada a manos del locatario; en
cambio el garajista no se desprende de la tenencia del local y brinda una prestación que tipifica el
contrato, que es precisamente la de custodia sobre el vehículo, y tal conclusión ha sido seguida en
forma casi unánime por la jurisprudencia (conf. entre otros C1ª. Civ. y Com. La Plata, Sala III, 21/11/89,
LA LEY, 1991-B, 367; CNCom., Sala D, 31/7/90, ED, 89-654)”.
125
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala D(CNCom)(SalaD), de fecha: 16/06/1983, in
re: Katz, Sofía c. Cañogal, S. R. L., en: LA LEY1984-D, con nota de Jorge Mosset Iturraspe LA LEY
1984-D, 406DJ1985-1, 657.
configura un contrato de garaje y por ende no existe obligación de custodia y
su consecuencia de restituir en cabeza del permisionario demandado. Debe
tenerse en cuenta que el estacionamiento en la zona de parquímetros, como
es de toda evidencia, se realiza en la vía pública. No existen instalaciones
destinadas al depósito de los vehículos, ni otras apropiadas para el contralor
del ingreso o egreso de ellos. Simplemente, el propietario o quien conduzca
el vehículo lo ubica cuando encuentra algún espacio libre, y deposita las
monedas, cospeles o fichas en el aparato comúnmente conocido como
"parquímetro" o "estacionómetro" en la terminología de las disposiciones
municipales que rigen su establecimiento. ….No aparecen, así, ninguna de
las circunstancias que caracterizan al contrato de garaje en cuanto
generador de obligaciones de custodia. Es que no hay depósito, pues la cosa
no es entregada al permisionario…. El pago de una suma de dinero tiene en
este caso el carácter de una tasa por la prestación de un servicio público,
cual es el de servir con los parquímetros o estacionómetros, a una mejor
distribución de los espacios destinados al estacionamiento de vehículos, lo
que se logra mediante el doble juego de limitación de tiempo e imposición de
un canon. El permisionario de los parquímetros no es sino el brazo ejecutor
de un sistema de distribución de los espacios para estacionar en la vía
pública. Y el hecho de que se trate de la vía pública es suficiente, en
principio, para excluir cualquier tipo de obligación de custodia salvo que
existan obras destinadas al encerramiento del lugar, o al control de ingreso y
egresos, como en ciertas playas de superficie en la Avda. 9 de Julio….. La
persona que integra el personal de la concesionaria no está para impedir el
hurto de los autos estacionados en la zona de parquímetros sino para
cumplir la función de la máquina aun no puesta en servicio; medir el tiempo y
cobrar el canon. No dándose las condiciones de cerramiento y control de
ingreso o egreso, no cabe sino concluir en la inexistencia de los
presupuestos básicos de la responsabilidad imputada al permisionario de los
parquímetros por el hurto de un automóvil estacionado en esa zona…”.
126
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B(CNCom)(SalaB), el 13/04/2005, in re
Azcoaga, Francisco José y otro c. Simeran, Juan, LA LEY2005-E, 57.
espacio guardacoches situado en el sector de cocheras de un edificio sujeto
al régimen de la propiedad horizontal y en el que no existía seguridad -en el
caso, el vehículo era dejado con cadena y candado-, ya que no medió entre
las partes un contrato de garaje sino una locación de un espacio físico sin
garantía de ningún tipo de seguridad”.
127
Véase Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Morón, sala II(CCivyComMoron)(SalaII),
Fecha: 20/09/2005, in re “Hernández, Juan C. c. Neo Servi S.A.C.I.A”, en: LLBA2006 (abril), 386
128
Véase CNCiv., sala F, 22/2/73, Rev. LA LEY, t. 51, p. 149, J. A., 1973-18, p. 436; S. T. Misiones,
sala I, 22/6/72, Rev. LA LEY, Digesto 2, t. III, p. 996, S-2134).
La doctrina afirma que la responsabilidad del garajista debe ser considerada
con criterios rigurosos, dándole preeminencia a su función de empresario,
que le impone estructurar una organización adecuada para dar correcto
cumplimiento a los servicios que presta. Dos son los principios rectores en
materia de responsabilidad del garajista: la eximición de responsabilidad sólo
en presencia de caso fortuito o fuerza mayor ajena la actividad empresaria y
en general el carácter restrictivo del análisis de las causas de eximición.
129
Véase CNCom., esta Sala, "in re" "Goncalvez, O. F. y otro c. Dancos S.R.L.", del 31-10-90)”. En
igual sentido la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala B, en fecha 25/11/2002, in re
“La Buenos Aires Compañía Argentina de Seguros S.A. c. D'Alessandro, Silvia Norma, La Ley Online .
130
CNCiv Sala J, (08/06/2006, in re Rishmuller, Aldo S. c. Emprendimiento Belgrano S.A. y otro, L.L.
14/08/2006, 10, L.L. 2006-D-811 –RCyS2006, 1373
131
Lowy, Juan c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires s/ daños y perjuicios". CNCiv. - Sala D -
Nro. de Recurso: D174096 - Fecha: 19-3-1996 - El Dial, CNCiv.: 12278 (LA LEY, 1997-F, 955, 40.070-
S). Ver, en igual sentido, "Dasque, Liliana Graciela c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires s/
daños y perjuicios" (Expte. N° E147044)- CNCiv., Sala E, 09-06-94,
6. CLASUSULAS DE EXIMICIÓN
En general la doctrina afirmaba que las cláusulas de eximición de
responsabilidad están viciadas de nulidad absoluta y parcial. La
jurisprudencia ha determinado a su turno que las mismas atentan contra la
esencia del contrato de depósito y que en los contratos de adhesión no son
válidas si son contrarias a la moral, las buenas costumbres y al orden público
(art. 953 del C.C. derogado, actual 1004 CCC). Es por ello que, la reserva
hecha en los tickes de estacionamiento en letra pequeña que dice “la casa
no se responsabiliza por los daños, hurtos o incendio de los vehículos allí
estacionados”, es ineficaz porque desnaturaliza el objeto del contrato,
conforme al art. 37 de la ley 24240 y del CCC y por el art. 1374 del CCC,
aplicable como vimos tanto a los consumidores cuanto a quien no revisten
este carácter.
V. BIBLIOGRAFIA
SECCION 4ª
Casas de depósito
I. Concordancias: Arts. 755, 763, 1371, 1708 y ss.; Art. 773, CPCCN.
IV. Comentarios:
132
Di Chiazza Ivan, Contratos Parte Especial, (dir. Medina/Rivera) Edit. Abeledo Perrot, Buenos Aires 2017, pg.
586
pues no se trata, (al igual que en el caso de los establecimientos educativos),
de quien es propietario del inmueble donde se asienta el establecimiento,
sino de quien es titular de la actividad empresaria, que puede ser el titular
dominial o un locatario o comodatario. El propietario del inmueble donde se
asienta la casa de depósito será responsable como tal si por un vicio en la
cosa se produce un daño a un tercero, mas no será responsable por las
obligaciones emergentes del contrato de depósito celebrado con el titular de
la casa de depósito.
El titular de la casa de depósito responde por la conservación de la cosa
depositada. Dicha obligación es de resultado, es decir deben restituir la cosa
al depositante en las mismas condiciones recibidas, salvo que las mismas se
deterioraren o perdieran por causa ajena a la referida obligación. Se presume
que se trata de una causa ajena, si la cosa se deteriora total o parcialmente o
perece, o disminuye en su valor por la naturaleza misma de la cosa o por
vicio propio de ellas o de los de su embalaje, o por un caso fortuito externo a
su actividad. Esto último implica que el factor de atribución es objetivo y
calificado, o sea que responde aún en el supuesto de caso fortuito, si el
mismo no es ajeno al riesgo propio de la actividad.
En este sentido se ha afirmado que el incendio del establecimiento no
constituye per se un supuesto de caso fortuito ajeno a la actividad. En tal
sentido Kemelmajer de Carducci en el fallo dictado por la SCJ de Mendoza 133
sostuvo: “No son fortuitos los incendios que encuentran causa en defecto de
instalación, cables en mal estado o combustión del material acumulado. Un
sitio en llamas no es una cosa inerte, pues el riesgo resulta del hecho de la
cosa. En consecuencia, sus dueños o guardianes no pueden eludir su
responsabilidad por los daños ocasionados a menos que prueben la culpa de
la víctima, de un tercero por quien no deben responder o por caso fortuito. El
incendio no debe considerarse como caso fortuito, aunque pueda
configurarlo en situaciones especiales. Normalmente derivan de hechos que
se pueden prever y evitar asumiendo las diligencias necesarias, no faltan
casos en que son directamente el resultado de la desidia, la ignorancia o la
carencia de medios económicos. El cortocircuito como causa del incendio no
configura necesariamente un caso fortuito irresistible”.
El hurto o robo de las cosas depositadas tampoco como vimos se considera
un caso fortuito o de fuerza mayor, siendo un riesgo por antonomasia de las
casas de depósito. En caso de querer el depositario dispensarse de su
responsabilidad contractualmente, la cláusula de eximición debe ser
considerada como no convenida, por aplicación analógica de lo dispuesto por
el art. 1374 CCC.
133
En fecha 08/05/2002 in re Fernandez, Paulina c/ Adolfo Campos P/Sumario, citado por Rubín
Miguel Eduardo, en Responsabilidad de las casas de depósito frente al depositario, ED de fecha 10 de
Abril de 2017, pg. 6, nota 125.
En lo relacionado a la cuantificación del daño, el CCC establece que deberá
realizarse a través de peritos arbitradores. Esta prueba es necesaria a los
efectos de la determinación del valor de las cosas depositadas, las que de
haber perecido o deteriorado deben restituirse al valor de reposición, pero no
excluye que se pueda acudir a otros elementos de prueba a los efectos de
complementar por un lado los rubros indemnizables (por ej. lucro cesante,
pérdida de chance, etc.) y la cuantificación de los mismos, lo que en
definitiva serán liquidados por el Juez.
a) dar recibo por las cosas que les son entregadas para su custodia, en el que se describa
su naturaleza, calidad, peso, cantidad o medida;
III.Bibliografía
134
Di Chiazza Ivan, Contratos Parte Especial, (dir. Rivera/Medina) Edit. Abeledo Perrot,
Buenos Aires 2017,l pg. 586