"Códice Florentino" Por El Lugar Donde Se Conserva El Original

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15

III

LOS ESPAÑOLES

Una "España" inexistente.- El Cristianismo como lucha militar


contra quien no lo profese.- Lesa Majestad divina.- Racismo no
racista.- Sociedad por Acciones.- Los teólogos de Burgos
prohiben la Conquista.- "Exhortar" y "requerir" antes de atacar.-
México desconocido durante decenios.- Hernández de Córdoba.-
Primera gran cultura descubierta.

ILUSTRACION
(Libro negro, pagina 15)

Lámina en que aparece un portaestandarte a caballo seguido de otros jinetes. Pintura indígena, muy
influenciada ya por la española, de las muchas que ilustran las obras de Fray Bernardino de Sahagún, llamadas
"Códice Florentino" por el lugar donde se conserva el original.

También es fácil malentender a nuestros otros


protagonistas, uniformándolos en ese cliché ilusorio de
"españoles". Una cosa que puede sonar de primera impresión
15

absurda, pero que es rigurosamente cierta, es que "España" NO


conquistó México, ni tampoco "los españoles", aunque así se
llamaran ellos mismos. La verdad es que, además de que "la
Conquista" fue una guerra de indios contra indios, provocada y
manipulada por unos pocos blancos, estos no eran de "España", sino
de CASTILLA: Fray Francisco de Aguilar O.P., que en su juventud
peleó con Cortés, detalla una lista de nacionalidades: "...hubo
gente de Venecia, griegos, sicilianos, italianos, vizcaínos,
montañeses, asturianos, portugueses, andaluces y extremeños." ( 1),
en la que, como puede verse, aunque figuran gentes tan
inesperadamente exóticas como venecianos y griegos, brillan por su
ausencia los catalanes, valencianos, mallorquinos o cualesquiera
súbditos del Reino de Aragón (2), (y no olvidemos que la
procedencia nacional de los "conquistadores" espirituales fue aun
más variada, pues los tres primeros frailes fueron belgas, y más
tarde, entre la mayoría española, hubo italianos, franceses, y
hasta por lo menos un danés.). Y esto no es un dato ocioso de
erudición histórica, sino una realidad que tuvo grandes
repercusiones en el futuro de México, pues Aragón, que tampoco
había tomado parte en la reconquista de
Granada, aunque mucho menos poblado, era un reino más o menos bien
organizado y disciplinado, en tanto que Castilla era un caos donde
campeaban por sus fueros la venalidad y la corrupción política (3)
que, como ya veremos, tuvieron mucho que ver con nuestra historia.

España apenas comenzaba a existir como nación:


muy pocos años antes, resistía aún un reino musulmán en suelo
ibérico, y los mismos Reyes Católicos lo eran de reinos
celosamente distintos, que sólo se unirían en su nieto, Carlos I
de España y V de Alemania, y no sin serios líos y rebeliones. Hoy
mismo, oyendo hablar de la ETA, de protestas de catalanes, astures
y demás, se da uno cuenta de que su unidad política no está del
todo consolidada que digamos... En aquel entonces, apenas era poco
más que un proyecto. La unidad lingüística era incipiente, en
1
.- AGUILAR Fray Francisco de: Relación Breve de la Conquista de la Nueva España. (Se publicó por primera vez
?

en los Anales del Museo Nacional de México, tomo VII, la. época, entrega 1 de julio de 1900, pp. de 3 a 25)
U.N.A.M. Instituto de Investigaciones Históricas, 7a. Edición, México 1977, Segunda Jornada, p. 66.

2
.- Aunque Bernal Díaz menciona a "un catalán" desde el capítulo 26, el primer súbdito aragonés que pisó
?

México, que sepamos, fue Miguel Diaz de Aux, que llegó en 1520, buscando nó a Cortés, sino a Alvarez Pinedo, enviado
por Garay, gobernador de Jamaica que prentendió tomar posesión de los nuevos territorios (Cfr. DIAZ DEL C. cap. 133,
p. 274). Así mismo, el primer valenciano fue un Pedro el de la Arca que también vino en la primera expedición de
Garay. (Cfr. DIAZ DEL C. Historia Verdadera, cap. 60, p. 100.)

3
.- Un buen estudio a este respectop puede verse en PUIGROSS RODOLFO: La España que conquistó el Nuevo Mundo,
?

B. Costa-Amic Editor, "Colección Ciencias Sociales", 5a. Edición, México 1976,


15

torno a la lengua de Castilla, (Hoy ya existe, bastante a la


fuerza, pero todavía es fácil toparse con con catalanes o vascos
que se enojen de oír mentar al castellano como "español".), y no
existía -ni existe- homogeneidad racial: de semiafricanos a rubios
de ojos azules hay, hasta la fecha, toda la gama que uno guste.

Sin embargo, en un punto todos concordaban


sin la menor discrepancia: su RELIGION. Morenos o rubios, vascos o
extremeños, todos eran cristianos, sincera, profunda y hasta
fanáticamente cristianos, o, más exactamente, católico-romanos, y
todos entendían el serlo de manera idéntica: como una lucha
militar contra quien no lo fuese. La religión de Cristo floreció
en suelo ibérico casi desde que nació, en el siglo I, acompañando
ahí -no siempre pacíficamente- al Judaismo, que era muy anterior.
Más tarde, a principios del siglo VIII, forzó su arrolladora
entrada una nueva religión oriental: el Islam, y durante siglos
las tres convivieron con inevitable influencia mutua e inesperada
fraternidad (4), pero ésta fue degenerando en lucha, de modo que
cuando se descrubrió el Nuevo Mundo esa convivencia ya había
desembocado en guerra abierta y logrado el curioso efecto de
unificar a todo cristiano español en una radical intolerancia
religiosa, digna del Deuteronomio judío (5), y en un ardiente
fervor por la "Al-Jihad", la "Guerra Santa" islámica (6),
4
.- Para un buen estudio sobre estas influencias, puede verse a LAFAYE Jacques: "MESIAS, CRUZADAS, UTOPIAS. EL
?

judeo-cristianismo en las sociedades ibéricas." Fondo de Cultura Económica, 1a. Edición en Español, México 1984, que
es una buena recopilación de artículos sobre el tema, en los que se trata especialmente de México.

5
.- Desde luego que la Inquisición no es judía, pero sí responde al radicalismo judío, como puede verse en el
?

Deuteronomio (13, 2-17): "Si entre los tuyos aparece un profeta o vidente de sueños y, anunciando un signo o
prodigio, te propone: <<Vamos a seguir a dioses extranjeros y a darles culto>>; aunque se cumpla el signo o
prodigio, no le hagas caso a ese profeta o vidente de sueños. Pues se trata de una prueba del Señor tu Dios, para
ver si aman al Señor, su Dios, con todo el corazon y con toda el alma... Y ese profeta o vidente de sueños será
ejecutado [...] Así extirparás de tí la maldad. Si un familiar tuyo de padre o de madre, o tu hijo, o tu hija, o
la mujer que duerme en tus brazos, o tu amigo del alma te incitan a escondidas proponiéndote: <<Vamos a dar culto a
dioses extranjeros, desconocidos para tí y para tus padres>> [...] no le harás caso ni le escucharás, no te
apiadarás de él ni le tendrás compasión ni lo encubrirás. Antes le darás muerte; tu mano será la primera en la
ejecución [...] Así todo Israel al enterarse, escarmentará, y no volverá a cometerse entre los tuyos maldad
semejante. Si te enteras que en una la de las ciudades que el Señor te da para habitar han salido canallas que
extravían a los vecinos, proponiéndoles: <<Vamos a dar culto a dioses extranjeros y desconocidos>>, primero
investiga, examina, interroga cuidadosamente, y si resulta que realmente se ha cometido esa abominación entre los
tuyos, pasarás a cuchillo a los vecinos, dedicarás al exterminio la ciudad con todo lo que hay dentro..." Y
precisamente eso fue lo que hizo la Inquisición: "investigar. examinar, interrogar cuidadosamente"... con las
consecuencias ya conocidas.

6
.- "Al-Jihad" primariamente significa una lucha interna por ser mejores: "Combate en la senda de Dios y no
?

impongas cargas difíciles a nadie más que a tí mismo." (Corán, Sura IV, versículo 86), pero no hace falta ninguna
exégesis extensiva para aplicarlo a la guerra material, pues el mismo Corán se muestra explícita y reiteradamente
15

autogenando en su alma el ser religioso con el ser guerrero, y no


en sentido metafórico, sino belicosamente literal, es decir,
combatiendo y destruyendo aún culturas reconocidas superiores,
como la de los mismos moros.

Un típico y genial español de esa época,


Iñigo López de Recalde, más conocido como San Ignacio de Loyola,
"militar que después de herido o inutilizado para la milicia de
espada, fundó la milicia del crucifijo" (7), como lo describió
Unamuno, resume a perfección ese espíritu en sus "Ejercicios
Espirituales": Vocación cristiana y guerra son sinónimos.
Difícilmente podría ser mejor descrita la quintaesencia del
misticismo-feudalismo-militarismo español que en los tres primeros
puntos de su "Meditación del rey temporal":

"El Llamamiento del rey temporal ayuda a contemplar la vida del


Rey Eternal":

"1o. Puncto. El primer puncto es poner delante de mí un


rey humano, elegido de mano de Dios nuestro Señor, a
quien hacen reverencia y obedecen todos los príncipes y
todos los hombres christianos."

"2o. Puncto. El 2o. mirar cómo este rey habla a todos


los suyos, diciendo: Mi voluntad es de conquistar toda
la tierra de infieles; por tanto, quien quisiere venir
conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de
beber y vestir, etcétera; así mismo ha de trabajar
conmigo en el día y vigilar en la noche, etc.; porque
así después tenga parte conmigo en la victoria como la
ha tenido en los trabajos."

3o. Puncto. El 3o. considerar qué deben responder los


buenos súbditos a un rey tan liberal y tan humano; y,
por consiguiente si alguno no aceptase la petición de
tal rey, quanto sería digno de ser vituperado por todo
belicoso, como veremos luego (Cfr. Supra: Cap. VI.) Y que los españoles pensaban practicamente igual no tenemos que
suponerlo, pues no solamente así actuaron, como veremos, sino que lo explicitaron textualmente muchas veces. Por
ejemplo, Mendieta asegura que Dios, encantado y agradecido porque "los Reyes Católicos [...] desterraron totalmente
de los reinos de España los ritos y ceremonias de la ley vieja [..] y luego tras esto alanzaron de todo punto los
moros de la ciudad y reino de Granada [...] de manera que alimpiaron a toda España de la espurcicia con que tantos
años atrás con estas dos sectas estaba contaminada [...] les puso Dios en sus manos la conquista y conversión de
infinidad de gentes idólatras.." (MENDIETA: Historia Ecca., libro 1, cap. 2, pag. 18.)

7
.- UNAMUNO Miguel de: La Agonía del Cristianismo, Ed. Espasa-Calpe, 5a. Ed. de la Colección Austral, Madrid
?

1975, cap. 7, p. 89.


15

el mundo y tenido por perverso caballero." (8),

y, sin el menor remilgo ante malsonancias maniqueas, limpiamente


divide al mundo en buenos y malos, alineándolos en "un gran campo
de toda aquella región de Hierusalén, adonde el sumo capitán
general de los buenos es Christo nuestro Señor; otro campo en
región de Babilonia, donde el caudillo de los enemigos es
Lucifer." (9).

San Ignacio distinguía entre el Rey temporal


y el Rey Eternal, pero su época no distinguió. Era la mentalidad
de entonces, y España la vivió a fondo, derramando torrentes de
sangre, tanto propia como ajena y dentro y fuera de Europa, para
llevar a la práctica esos ideales caballeresco-religiosos. Los
españoles, pues, eran tan religiosos y tan guerreros como los
mexicanos, pero en forma catastróficamente distinta para éstos,
pues no buscaban consolidar un equilibrio cósmico titubeante, sino
-muy islámicamente (10)- eliminar, por conversión o destrucción, a
todo el que no pensara como ellos. Eso: el sólo pensar distinto,
era crimen de lesa Majestad divina , que nada menos que la muerte
podía expiar.

Hoy -en este siglo de incredulidad y


excepticismo- hemos presenciado, por ejemplo en Guyana y en
Persia, a qué absurdos extremos suicidas puede llevar el fanatismo
religioso... No tenemos, pues, por qué extrañarnos de que hace más
de cuatro lo hayan tenido quienes llegaron a México, profundamente
identificados con su Fe y tanto o más convencidos de pelear contra
"el gran Satán" que los fidelísimos del Ayatolah: Si en Europa
exterminaron sin contemplaciones a miles de sus hermanos
cristianos, por disensiones a veces mínimas; si bastaban leves
matices teológicos para encender las hogueras de su Inquisición,
¿qué mucho que aquí, donde como nunca creyeron que "el caudillo de
los enemigos era Lucifer", se transformasen en implacables
máquinas de guerra? En su perspectiva, cualquier cobardía o

8
.- LOYOLA Ignacio de: Ejercicios Espirituales, 2a. Semana, "El Llamamiento del rey temporal ayuda a contemplar
?

la vida del Rey Eternal". En Obras Completas, Biblioteca de Autores Cristianos, 3a. Edición, Madrid 1977, p. 231,
nos. de 91 a 94.

9
.- Ibidem, "Preámbulo para considerar estados", 2o. Preámbulo, p. 239, no. 138.
?

10
.- "Haced la guerra a los que no creen en Dios ni en el día último, a los que no consideran prohibido lo que
?

Dios y su apostol han prohibido y a aquellos hombres de las Escrituras [judíos y cristianos] que no profesan la
creencia de la verdad. Hacedles la guerra hasta que paguen el tributo, a todos sin excepción, aunque estén
humillados." (Corán, Sura 9, 29)
15

acomodo hubiera constituido alta traición divina (11); cualquier


arrojo, aun llevado hasta la inconciencia y la insensatez, santo
heroísmo (12); cualquier muerte, martirio (13).

Con el descubrimiento de América se abrieron


horizontes vastísimos a la expansión de esa idea: todos vieron en
él una convocatoria de Dios a seguir luchando contra los infieles:
"La mayor cosa después de la creación del mundo y la muerte del
que lo crió, es el descubrimiento de las Indias [...] Nunca nación
extendió tanto como la española sus costumbres, su lenguaje y
armas, ni caminó tan lejos por mar y tierra, las armas a cuestas
[...] Comenzaron las conquistas de indios acabada la de moros,
para que siempre guerreasen españoles contra infieles." (14). Y no
hay que olvidar que podían darse el lujo de juntar otros motivos,
menos nobles pero no menos poderosos, como la ambición de honores
y la avaricia de riquezas: "La causa principal por la que venimos
a estas tierra -arengaba Cortés a los suyos- es por ensalzar y
predicar la fe de Cristo, aunque juntamente con ella se nos sigue
honra y provecho, que pocas veces caben en un saco." (15).

Esa combinación, que era sincera, de


"ensalzar y predicar la fe de Cristo" con un descarado y muy
materialista interés por la propia "honra y provecho", produjo una
curiosa amalgama de valores cristianos y excesos humanos, ambos
tan innegables que tienen razón tanto los que, como un Solís,
exaltan hasta los cielos la gloria de España, como quienes, como

11
.- "Si no marcháis al combate, Dios os castigará con un castigo doloroso: os remplazará por otro pueblo y no
?

podréis dañarle (A Dios) de ningún modo. Dios es omnipotente." (Ibidem, Sura 9, 39).

12
.- "¡Oh profeta! excita a los creyentes al combate. Veinte hombres firmes de estos aplastarán a doscientos
?

infieles. Cien harán huir a mil, porque los infieles no comprenden nada." (Ibidem, Sura 8, 66)

13
.- "Si morís o si sois matados luchando en la senda de Dios, os alcanza la indulgencia y la misericordia de
?

Dios. Esta vale más que las riquezas que amontonáis." (Ibidem, Sura 2, 151.) "Que los que sacrifican la vida de aquí
abajo por la vida futura, combatan en la senda de Dios: que sucumban o que sean vencedores, les daremos una generosa
recompensa." (Sura 4, 76) Quien va a la guerra sólo puede ganar, pues no puede sino suceder "que de dos hermosos
destinos les ocurra uno: la victoria o el martirio.." (Sura 9, 52) "Los que hayan sucumbido en el camino de Dios,
Dios no hará perecer sus obras. Los dirigirá y hará sus corazones rectos. Los introducirá en el paraíso que les ha
hecho conocer ya. ¡Oh creyentes! si asistís a Dios en su guerra contra los malvados, El también os asistirá y dará
firmeza a vuestros pasos. En cuanto a los incrédulos, ojalá perezcan y ojalá haga Dios nulas sus obras." (Sura 47,
5-9).

14
.- LOPEZ DE GOMARA Francisco: Historia General de las Indias, Biblioteca Ayacucho, Caracas 1979, Dedicatoria,
?

pp. 7-8. (Subrayado mío).

15
.- GOMARA: Historia.., cap. 120, p. 189.
?
15

un Las Casas, la execran y acusan de tremendos crímenes. Y, aunque


recortemos las exageraciones de ambos, el resultado final sigue
siendo desconcertante, pues tan cierto es que España se prodigó
entregando lo mejor de sí misma a sus nuevos dominios, como que
pretendió explotarlos y mantenerlos siempre subyugados. Por
ejemplo, nada más ridículo que acusar de racismo a quienes se
mezclaron tan desenfadadamente con las indias que hasta crearon
una raza nueva; pero, simultáneamente y con desarmante candidez,
siempre sostuvieron poseer una superioridad tan innata que
difícilmente se le podría dar otro nombre que el de "racial": "..
los bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, [...] en
prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los
españoles, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de
gentes fieras y crueles a gentes clementísimas, de los
prodigiosamente intemperantes a los continentes, y estoy por
decir, que de monos a hombres." (16).

Y eso no sólo lo sostenían los desalmados que


pretendían negar la racionalidad de los indios para mejor
explotarlos, sino los mismísimos misioneros que los amaron con
pasión y se entregaron a ellos sin reservas. Así, v. gr., el P.
Acosta, que no es ningún fanático, antes el más sereno y analítico
de los primeros cronistas, con la desarmante candidez que
decíamos, pues no se siente obligado a aportar la menor
explicación o prueba, afirma como una obviedad a todos evidente:
"... ya que la idolatría fue extirpada de la mejor y más noble
parte del mundo, retiróse a lo más apartado, y reinó en esta otra
parte del mundo, que aunque en nobleza muy inferior, en grandeza y
anchura no lo es." (17), y Mendieta, que no teme apostrofar a
Sepúlveda y a los "hinchados [..] que fundándose en autoridad del
filósofo gentil, traídas de los cabellos, se esfuerzan a sustentar

16 ?
.- "[Novi orbis barbari] prudentia, ingenio, virtute omni ac
humanitate tan longe superantur ab Hispanis quam pueri a perfecta
aetate, mulieres a viris, saevi et immanes a mitissimis, prodigi
et intemperantes a continentibus et temperatis, denique quam
simiae prope dixerim ab hominibus." Esto lo dice JUAN GINES DE
SEPULVEDA, un jurista de la época que escribió, en latín y en
forma de diálogo, un Tratado sobre las Justas Causas de la Guerra
contra los Indios, que tuvo instantáneo e inmenso éxito entre los
españoles de la Nueva España: Democrates Alter, sive de Justi
Belli Causis apud Indos, Fondo de Cultura Económica, Edición
Bilingüe, 1a. Reimpresión, México 1979, p. 100.
17
.- ACOSTA: Historia Natural.. Libro V, cap. 1, pág. 218. (Subrayados míos).
?
15

que los indios son menos nobles.." ( 18), no teme afirmar que "no
son para prelados ni maestros, sino para siempre súbditos y
discípulos, ni para prelados sino para súbditos, y para esto, en
general, ningunos como ellos." (19).

Por otra parte, también hay que tomar en


cuenta, para entenderlos, que estamos ya en la época del
Renacimiento, cuando el interés humano, reaccionando contra la
candidez de la Edad Media, volvía a centrarse en el hombre, como
puede constatarlo quienquiera que lea el Quijote de Cervantes o el
Príncipe de Maquiavelo (20). Las instituciones, ideales y
principios medioevales se desmoronaban, (Y no olvidemos que
Evangelio y Corán fueron el alma del Medioevo ibérico); los
líderes no se ruborizaban de manifestarse cínicos y egocentristas;
la autoridad intelectual empezaba a cuestionarse y a aceptarse la
observación y la experiencia como base del verdadero conocimiento
científico... pero eso era apenas un inicio, y la fantasía más
desbocada era aún elemento "normal" de cualquier leitmotiv
europeo, confundiéndose casi tanto como antes la realidad con la
fantasía y la ciencia con la magia, por lo que a gentes que
seriamente buscaron amazonas, monstruos, ciudades de oro y fuentes
de eterna juventud, ningún despropósito podía parecerles demasiado
insensato, aunque fuera tan descabellado como enfrentarse unos
cuantos a millones. Además, el océano actuaba como un colador
implacable que detenía toda mediocridad: El viaje a Las Indias era
tan peligroso y tan incómodo (21), que sencillamente ningún
18
.- MENDIETA: Historia Ecca.: libro 4, cap. 39, p. 531.
?

19
.- Ibidem, libro IV, cap. 23, p. 449.
?

20
.- Cervantes no requiere de presentación, pero no es tan conocido Niccolo Bernardo Machiavelli (1469-1527),
?

autor de un libro pequeñín: "Il Principe", que de seguro Cortés nunca leyó, pero que parecería su manual de
cabecera; lo que nada tiene de raro, pues simplemente expone lo que hacía todo "buen" político en ese entonces, y
rinde su admiración y propone el ejemplo de españoles como Alejandro VI y Fernando el Católico. Aunque en 1559 fue
puesto en el Indice, cuando se publicó todo mundo, empezando por el Papa Clemente VII, lo aplaudió como modelo de
cómo debía de conducirse un príncipe conquistador.

21
.- Una idea pueden dárnosla las opiniones de dos frailes que tuvieron que conocer lo que era entonces
?

navegar. El dominicio Fray Tomás de la Torre advertía: "Y porque los que no saben de la mar entiendan algo de lo que
en ella se padece [...] diré algunas cosas [...] primeramente el navío es una cárcel muy estrecha y muy fuerte de
donde nadie puede huir, aunque no lleve grillos ni cadenas, y tan cruel que no hace diferencia entre los presos,
igualmente los trata y estrecha a todos: es grande la estrechura y el ahogamiento y calor, la cama es el suelo
comúnmente [...] Hay más en el navío, mucho vómito y mala disposición que van como fuera de sí y muy desabridos,
unos más tiempo que otros y algunos siempre; hay muy pocas ganas de comer y arróstranse mal las cosas dulces, la sed
que se padece es increíble, acrecienta la sed ser la comida biscochos y cosas saladas [...] hay infinitos piojos que
comen a los hombres vivos y la ropa no se puede lavar [...] hay mal olor, especialmente debajo de cubierta,
intolerable en todo el navío, [...] no tener donde estudiar ni recogerse un poco, y estar siempre sentados que no
15

mediocre lo emprendió jamás (22); a América no vino sino lo mejor y


lo peor de España, descartándose todo término medio. Para nuestra
desgracia tuvimos más de lo segundo que de lo primero (23), y,
hablando de números, la proporción de auténticos locos resultó
alarmantemente desbalanceada (24).

Tampoco pensemos que España misma organizaba


expediciones, enviando tropas a sueldo, especialmente entrenadas o
convocadas. Eso sólo fue, y muy poco, al principio, con Colón,

hay donde se pasear, todo se ha de tener sentados o echados, o algún poco en pié; sobre todo, es traer siempre la
muerte a los ojos y no distar de ella más que el grueso de una tabla pegada a otra con pez..." (TORRE DE LA Tomás:
"Diario de Viaje", en MARTINEZ José Luis: "Pasajeros de Indias, Viajes trasatlánticos en elsiglo XVI", Fonde de
Cultura Económica, 3a. edición, México 1999, Apéndice 2, cap. II, pp. 264-265).
El franciscano Fray Antonio de Guevara aconsejaba: "Es saludable consejo que todo hombre que
quiere entrar en la mar, ora sea en nao ora sea en galera, se confiese y comulgue y se encomiende a Dios como bueno
y fiel cristiano, porque tan en ventura lleva el mareante la vida como el que entra en una aplazada batalla, [...]
haga su testamento, declare sus deudas, cumpla con sus acreedores, reparta su hacienda, se reconcilie con sus
enemigos, gane sus estaciones, haga sus promesas y se absuelva con sus bulas, porque después en la mar podría verse
en alguna tan espantable tormenta que por todos los tesoros desta vida no se querría hallar con algún escrúpulo de
conciencia". (GUEVARA DE Antonio: "Libro de los inventores del arte de marear y de muchos trabajos que se pasan en
las galeras", Ibidem, Apéndice I, cap. X, p. 247).

22
.- Una idea de lo que podía implicar uno de esos viajes podemos tenerla viendo lo que informa a Felipe II el
?

Conde de Monterrey: "Los frailes de la orden de Sant Agustín que venían en la flota en que yo pasé, para ir a las
Filipinas, según la relación que aquí me ha hecho Fray Diego del Aguila, a cuyo cargo venían, fueron treinta y ocho
y se embarcaron en la urca de Retana, que arribó a Cádiz, y de aquella arribada se volvieron a embarcar veinte y
ocho por haber enfermado o ausentádose por temor de la mar los restantes. Perdióse en Sancto Domingo un navichuelo
de cincuenta toneladas en que venían, poque varó en tierra, acosado de un inglés que le siguió; y allí escaparon
desnudos los frailes, de los cuales dice que se le escondieron seis en la espesura de los montes de la isla, con la
aflicción de subceso y temer lo que faltaba del viaje, y con los veinte y dos vino en un navío maestre Jerónimo
Martín, en que arribaron a Sanctiago de Cuba, y dejando allí dos enfermos, vinieron a Campeche, de donde salieron y
volvieron a arribar con un norte, y después, tomando una barca dieron con otro en Tabasco, y prosiguiendo de allí el
viaje, se les perdió su barca cerca de Guazacoalco, en esta costa, también con norte, y ellos escaparon. De los
veinte frailes se rezagaron dos enfermos y los diez y ocho vinieron aquí, habiendo, según refiere el dicho Fray
Diego, andado muy largo camino por tierra. Representóme por impedidos con falta de salud a los ocho, y para los
diez restantes pidió el avío y despacho ordinario para las Islas. Dióseles y fueron con priesa a alcanzar al
Gobernador y llegaron el día que se querían hacer a la vela, y no pudiendo acomadarse a satisfacción suya y de los
religiosos de las otras órdenes que ya estaban embarazados, se quedaron. Doy aviso a V. M. dello para que se pueda
dar a su prelado, si para algún fin pareciere necesario." (Carta del 20 de abril de 1598, en CUEVAS S.J. Mariano:
"Documentos Inéditos del Siglo XVI para la Historia de México", Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no. 62, 2a.
Edición, México 1975, Documento 83, p. 457.).

23
.- Nadie menos que Miguel de Cervantes Saavedra pinta al típico emigrado con rasgos nada favorables:
?

"Viéndose, pues, tan falto de dineros, y aun no con muchos amigos, se acogió al remedio a que otros muchos perdidos
en aquella ciudad se acogen, que es el pasage a las Indias, refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia
de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores a quien llaman cieros [fulleros]
los peritos en el arte, añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos" .
( "El celoso extremeño", Novelas Ejemplares, 1613, Editorial Juventud, Barcelona, 5a. Edición, Barcelona 1981, p.
259.)
15

luego las "Conquistas", antes que operaciones militares, se


convirtieron en empresas básicamente mercantiles, y "de alto
riesgo", pues en ellas, así como se podía ganar muchísimo (25) se
podía perder todo, hasta la vida, y, como en todas las de su
género, el incentivo era ganar lo más invirtiendo lo menos. Bernal
Díaz, por ejemplo, sintomáticamente jamás omite calcular el precio
de todo lo que recibían, así fueran unos cuantos o cientos de
miles de pesos. Además, no era la Corona quien las organizaba,
sino algún particular, con su licencia (26), el cual conseguía uno
o varios capellanes, al menos un notario, y cuidaba de convocar a
"socios" que quisieran participar, sea como "capitalistas", v.gr.
poniendo barcos, pertrechos y mercancías para intercambiar con los
nativos, sea como "industriales", es decir con su trabajo,
alistándose ellos mismos con las armas que pudieran llevar, y las
ganancias -en caso que las hubiera- se repartían en proporción a
lo aportado, cobrando la Corona como impuestos la quinta parte, el
"Quinto Real".

Los nativos y sus bienes venían, pues, a ser


el recurso explotable de esa "Sociedad por Acciones" (27), bien que

24
.- Esto lo prueba rigurosamente, partiendo de análisis estadístico de los datos, el Dr. Francisco Herrera
?

Luque, en su libro Los Viajeros de Indias. (Monte Avila Editores C.A., 2a. Edición, Caracas 1970). El trata
primordialmente de Venezuela y de su "sobrecarga psicopática"; pero casi todo lo que analiza vale igualmente para el
resto de la América española.

25
.- ".. se han dado en aquella tierra 500 pesos de oro por un trozo de cristal que costaria aquí 2 maravedíes;
?

los indios lo compran con gusto." (De una carta fechada en Sevilla y a 7 de noviembre (1520), dirigida a Juan de la
Peña, a Burgos. En LANDA Fr. Diego de: "Relación de las Cosas de Yucatán". Editorial Porrúa, Biblioteca Porrúa no.
13, Duodécima Edición, México 1982, Apéndice, p. 230.)

26
.- Pese a la incalculable trascendencia del descubrimiento de América, Carlos V nunca le concedió mayor
?

importancia "Aunque suene increíble, -comenta José Luis Martínez- en las Memorias que dictó Carlos V en 1550 y 1552
al príncipe Felipe, y que cubren los años 1515 a 1548, no aparece ni una sola mención del Nuevo Mundo o las Indias,
ni de México ni de Hernán Cortés. Todo se refiere a los conflictos europeos, sus viajes, su familia y su gota. Y en
el resto de los documentos personales del emperador, la única mención de Cortés aparece en una lista de personas a
las que se solicitarán préstamos (Madrid, 7 de septiembre de 1546), en la que se anota al marqués del Valle con 10
mil ducados." (Ibidem, cap. 2, p. 74.).

27
.- Bernal Díaz, por ejemplo, habla y se queja de cómo se manejaron los esclavos en términos meramente
?

mercantiles: ".. que todos los soldados llevásemos a una casa que estaba señalada para aquel efecto a errar las
piezas que tuviesen recogidas [...] y todos concurrrimos con todas las indias y muchachas y muchachos que habíamos
habido, que hombres de edad no curábamos de ellos, que eran malos de guardar y no habíamos menester su servicio
teniendo a nuestros amigos los tlaxcaltecas. Pues ya juntas las todas las piezas y echado el hierro [...] cuando no
nos catamos apartan el real quinto, luego sacan otro quinto para Cortés y, además de esto, la noche antes, cuando
metimos las piezas, como he dicho, en aquella casa, habían ya escondido y tomado las mejores indias, que no pareció
allá ninguna buena, y al tiempo de repartir dábannos las viejas y ruines." (Cap. 135, p. 279). Así mismo, denuncia
la piratería de sus compañeros, pero no porque le parezca mal, sino por no poder ser parte de ella: ".. los soldados
15

templada la cruda agresividad capitalista de esa idea con un


escrúpulo de justicia y caridad cristiana, conmovedor en su
sinceridad al mismo tiempo que cómico en su tortuosidad: Colón
terqueó siempre que había llegado a la India, pero pronto quedó
claro que "Las Indias" no eran la India, sino un continente nuevo
y virgen, apetitosamente fácil de conquistar. Sin embargo, no era
lo mismo luchar contra invasores moros, que habían arrebatado
territorios cristianos, que contra inocentes antillanos que no
debían el menor entuerto, y es gloria de España, y en particular
de la Orden Dominicana, haberlo percibido desde un primer momento:

En septiembre de 1510 llegaron a la Española


los primeros dominicos, alojándose en una choza. Poco más de un
año después, el cuarto domingo de Adviento de 1511, vísperas de
Navidad, uno de ellos, Antón de Montesinos, pero con la
aprobación de todos, subió al púlpito y pronunció un sermón cuyos
ecos jamás se apagarán en toda la historia del Derecho. El P.
Venancio Carro O.P., analista clásico de la historia de las ideas
teológicas en torno a la conquista, lo sintetiza así:

"Viendo los Dominicos, llegados a la Española el año


anterior, los males que afligían a los indios, comienzan
a platicar entre sí, según refiere Las Casas, juntando
el <<derecho con el hecho>>, <<como hombres espirituales
y de Dios muy amigos>>, <<y preguntarse: ¿Estos no son
hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y cumplir los
preceptos de la caridad y de la justicia? ¿Estos no
tenían sus tierra propias y sus Señores y Señoríos?
¿Estos hannos ofendido en algo?>> Preparado el sermón y
firmado por todos, se elige el predicador, que será el
P. Montesinos, sin duda por ser el más elocuente.
Después de la exposición obligada del texto, declina
luego al fín principal... Para nuestro objeto baste
recordar sus interrogantes, no elegidas al azar:
<<Decid, les pregunta, ¿con qué derecho y con qué
justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre
aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan
detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus
tierras mansas y pacíficas?...¿Y qué cuidado tenéis de

que andaban en los bergantines fueron los mejor librados, y hubieron buen despojo, a causa de que podían ir a las
casas de ciertos barrios de la laguna, que sentían habría ropa, oro u otras riquezas, y también lo iban a buscar en
los carrizales a donde los llevanban a esconder los mexicanos [...] también, so color que iban a dar caza a las
canóas que que metían bastimento y agua, si topaban algunas en que iban algunos principales [...] les despojaban lo
que llevaban quiero decir que nosotros los soldados que militábamos en las calzadas y por tierra, no podíamos haber
provecho ninguno.." (Cap. 156, p. 370.)
15

quien los doctrine y conozcan a su Dios y Criador, sean


bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos?
¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No
sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto
no entendéis? ¿Esto no sentís?>>" (28)

Estas preguntas, aunque dirigidas a un caso


concreto y circunstancial, trascienden hasta las bases mismas de
la convivencia humana, y, en efecto, provocaron tal polvareda que
en 1512 Fernando el Católico, quien primero se sintió atacado y
resentido, luego de hablar personalmente con el propio Padre
Montesinos convocó en Burgos un concilio de teólogos, que asentó
por las claras que ningún cristiano, rey o no, tiene derecho a
apropiarse tierras ya con legítimo dueño, razón por la cual la
conquista, como tal, estaba definitivamente descartada; pero que
no solamente era su derecho, sino su estricta obligación de
soberano católico, confirmada, además, explícitamente por el Papa,
llevarles el Evangelio y la civilización, y sólo en caso de que a
tan manifiesta buena voluntad respondieran ellos hostilmente,
podría procederse a una guerra de legítima defensa, en la que sí
cabría hablar de conquista. El P. Matías de Paz O.P., presente en
esa junta, resume así esto:

"1a. Conclusión: No es lícito a los Príncipes cristianos


hacer la guerra a los infieles por ansia de dominio y de
riquezas, y sí sólo por el deseo de dilatar la fe, para
que el nombre del Redentor sea glorificado en toda la
tierra. De esto se infiere que no es lícito a los
Príncipes cristianos invadir y apoderarse de las tierras
de los infieles, que nunca fueron de cristianos, ni
oyeron la predicación, y si ahora reciben de buen grado
a los predicadores y están dispuestos a convertirse.
También se infiere que a esta clase de infieles, en el
caso que fuese necesaria la guerra, se les debe
amonestar antes, si es posible, para que reciban la fe
cristiana." (29)

28
.- CARRO O.P. Venancio: La Teología y los Teólogos-Juristas Españoles ante la Conquista de América,
?

Biblioteca de Teólogos Españoles vol. 18, 2a. Edición, Salamanca 1951. Cap. 4, pp. 265-6.

29
.- "Prima conclusio: non licet principibus christianis bellum contra infideles committere libidine dominandi,
?

aut ditandi cupiditate, sed dumtaxat zelo fidei armatis atque fundatis, ut per totum orbem terrarum nomem
Redemptoris nostri exaltetur atque magnificetur. Primum corollarium: Quapropter non possunt supradicti principes
licite terras illorum infidelium invadere, quae numquam fuerunt subjectae jugo Salvatoris nostri, si incolae earum
praedicatores fidei catholicae libenter audire velint, eamque fidem suscipere parati sunt. Secundum corollarium:
Unde convenientissime sequitur quod tales, priusquam bellum contra eos initiatur, si congrue possibile est, monendi
15

"2a. Conclusión: Aunque algún rey cristiano, impulsado


por el buen celo de la fe, y autorizado por el Papa,
pudiese hacer lícitamente la guerra a estos indios,
también éstos podrán licitamente defenderse, si antes no
se les amonesta, para recibir la fe y convertirse.
(Matías de Paz quiere consignar aquí la posibilidad de
que la guerra sea justa por la dos partes. Con este
hecho, aplicable a los indios, las consecuencias del
<<Ius Belli>> europeo quedaban descartadas, y éste era
su principal intento. Por eso añade como corolario:) los
vencidos en esta clase de guerras, justas por las dos
partes, no quedan convertidos en esclavos <<ipso iure>>,
a no ser que rehusen después aceptar la obediencia del
Príncipe cristiano y abrazar nuestra fe. Mas, si por el
contrario, reciben gustosos el Bautismo y se someten, de
ningún modo pueden ser tratados y regidos en régimen
despótico." (30)

"3a. Conclusión: Sólo en virtud de la autoridad del Papa


puede nuestro Rey de Castilla dominar sobre dichos
indios, gobernándolos en régimen político de vasallos
libres, y conservarlos perpetuamente bajo su imperio. De
esto se infiere que están obligados a restituir todos
aquellos que han tenido a los indios en servidumbre,
lucrándose indebidamente y sin mediar otra causa. Los
supone ya convertidos a la fe cristiana. Esto no impide
que nuestros Reyes puedan exigirles legítimamente
algunos tributos, incluso mayores que a los súbditos
españoles, siempre que sean conformes a lo que dicta la
razón, la justicia y la caridad cristianas. El gobierno
de dichos indios, tan alejados de España, su conversión
y el sostenimiento de la paz implican crecidos gastos, y
nuestros Reyes pueden resarcirse mediante dichos
31
tributos o servicios de los indios." ( )

sunt ut Christi fidem verissimam totis viribus amplectentur atque venerentur." DE PAZ Matías O.P.: De Dominio Regum
Hispaniae super Indos, en Archivum Fratruum Praedicatorum, t. III, 1933, pp. 145-6. Apud CARRO, op. cit. cap. 4, p.
279.

30
.- "Ibid. p. 146. Secunda Conclusio: Quamvis rex aliquis, zelo fidei Salvatoris nostri munitus, atque
?

vallatus auctoritate Papae, licite potuerit contra memoratos indos bellum indicere, iuste tamen potuerunt illi se
defendere, si supradicta monitio non praecesserit. Primum corollarium: Unde sic victi non statim efficiuntur
sclavi ipso iure, donec pertinaciter nolint supradicto principi obedire, aut se iugo suavissimo Salvatoris nostri
subiicere. Secundum corollarium: Quapropter si illi postquam sunt capti, cognito nomine Redemptoris nostri,
libenter sacrum Baptisma suscipe velint, nullo modo sunt regendi despotico principatu." Ib. pp. 279-280.
15

(Aun contra esos conceptos se rebelarán otros


Dominicos, sobre todo Bartolomé de las Casas (32) y el inmortal
Francisco de Vitoria, pugnando porque se revisen y corrijan a
fondo, cosa que logran en un plazo asombrosamente corto, apenas en
unos 60 años (33) y en menos de 80 después de Colón, pese a ir
contra acendradas ideas y, sobre todo, contra descomunales
intereses creados. Esto es una gloria de España que nadie puede
negar, que la coloca desde entonces muy por encima de toda otra
potencia colonialista, pero que acontece después de lo que nos
interesa ahora: el descubrimiento y Nacimiento de México.)

En base, pues, a esas opiniones de sus


teólogos, Fernando estipula leyes ese mismo año, reglamentando las

31
.- "Ibid. p. 146. Tertia conclusio: Auctoritate summi pontificis, et non aliter, licebit catholico atque
?

invictissimo regi nostro supradictos indos regalis imperio seu politico, non autem despotico, regere, atque sic
perpetuo sub suo dominio retinere. Primum corollarium: Unde quicumque hos hactenus servitute despotica premuit
postquam ad fidem sunt conversi, ad restitutionem de damno et lucro, propter talem servitutem dumtaxat neccesario
tenetur. Secus est si ex alia causa. Secumdum corollarium: Unde licebit etiam post suam conversionem ad fidem ab
eis exigere aliqua servitia, et forte maior quam a christianis in partibus istis, dum tamen consona sint fidei
nostrae rectoque rationis dictamini, propter expensas et labores illuc pergendo impensas, et ut in pace et bono
regimine, sub suavissimo Christi iugo, patriam tam distantem a nobis, rex noster catholicus et prudentissimus in
perpetuum, altissimo atque omnipotente Deo favente, conservet." Ib. pp. 280-1.

32
.- "Es aqui de notar que el título con que entravan e por el qual comenzaban a destruyr todos aquellos
?

ynnocentes y despoblar aquellas tierras [...] era dezir que viniessen a subjectarse e a obedecer al rey de españa:
donde no, que los avían de matar y hacer esclavos. Y los que no venían tan presto a cumplir tan irracionales y
estultos mensajes, e a ponerse en las manos de tan iniquos e crueles e bestiales hombres: llamávanlos rebeldes y
alzados contra el servicio de su Magestad. Y assi lo escrevían aca al rey nuestro señor, e la ceguedad de los que
regían las yndias no alcanzaba ni entendía aquello que en sus leyes está expresso e mas claro que otro de sus
primeros principios (conviene a saber) que ninguno es ni puede ser llamado rebelde si primero no es súbdito." (LAS
CASAS: Brevísima Relación.., p. 63.)

33
.- En 1573 Felipe II emite 149 minuciosas "Ordenanzas" reglamentando toda futura expedición española. De
?

ellas no puede decirse sino que son maravillosas, y que se cumplieron religiosamente en el mismo México en las
Misiones del norte y noreste. Por ejemplo: <<los descubridores por mar o por tierra, no se empachen en guerra ni
conquista en ninguna manera, ni ayuden a unos indios contra otros, ni se revuelvan en cuestiones ni contiendas con
los de la tierra, por ninguna causa o razón que sea, ni les hagan daño, ni mal alguno; ni les tomen contra voluntad
cosa alguna [...] Habiendo frailes o religiosos de las Ordenes que se permiten pasar a las Indias, que con deseo de
se emplear de servir a Nuestro Señor, quiseren ir a descubrir y publicar en ellas el Santo Evangelio, antes a ellos
que a otros se encargue el descubrimiento, y se les dé licencia para ello, e sean favorecidos e preveídos de todo lo
necesario para tan santa y buena obra, a nuestra costa>> (ord. 22) <<Los descubrimientos no se den el título y
nombre conquista, pues habiéndose de hacer con tanta paz y caridad como deseamos, no queremos que el nombre dé
ocasión ni color para que se pueda hacer fuerza, ni agravio a los indios.>> (ord. 29) <<Si para que mejor se
pacifiquen los naturales fuere menester concederles inmunidad de que no paguen tributos por algún tiempo, se les
conceda, y otros privilegios y exenciones; y lo que se les prometiese se les cumpla>> (Ord. 117) <<En las partes que
bastaren los predicadores del Evangelio para pacificar los indios y convertirlos y traerlos de paz, no se consienta
que entren otras personas que pueden estobar la conversión y pacificación.>> (ord. 148.) Apud CARRO: op. cit. Cap.
1, pp. 74-77.
15

conquistas. Todos los súbditos españoles, pues, tuvieron siempre


la consigna -que, en general, respetaron- de primero "exhortar" y
"requerir", y nunca atacar si no eran previa e injustamente
atacados. Un notario para dar fe oficial de todo ello, era parte
indispensable de toda expedición (34). Claro que los indios podían
entender sabe Dios qué cosas, (En el caso de México, como veremos,
todo fue un continuo juego de errores), pero los hispanos, hasta
donde sabemos, siempre dieron una versión, para ellos adecuada, de
su cosmología y religión como primer preámbulo. Alonso de Ojeda,
por ejemplo, al desembarcar en Las Antillas en 1509 y encontrarse
con la casi adoración de los indios, lejos de aceptársela, les
confesó honestamente: "Dios nuestro Señor, que es único y eterno,
creó el cielo y la tierra, y un hombre y una mujer, de los cuales
vosotros, yo y todos los hombres que han de ser y serán,
descendemos..." (35). Hay bastante diferencia, al menos en línea
de principio, entre eso y el cínico "Manifest Destiny" con que el
Gobierno de Washington cohonestó en el siglo pasado su sistemático
exterminio de los indios: que era un "Destino Manifiesto" que la
raza blanca rigiese en América (36).

Más de 20 años después de Colón, cuando ya


conocían la costa atlántica desde Canadá hasta Argentina, y
contaban con sólidas instalaciones en Las Antillas y en el
Continente, México seguía tan desconocido como Marte. Aunque entre
Cuba y Yucatán no hay más que un paso, las corrientes lo hacian
casi impracticable para los barquitos de la época. Lo descubren,
para su desgracia, 15 náufragos en 1511 procedentes de Panamá. Su
barco, el "Santa María", o lo que quedó de él, tuvo el indeseado
honor de inaugurar el "Cementerio de Navíos" que siguen siendo los
arrecifes de Quintana Roo. De ellos al menos dos sobrevivieron:
Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, quienes, entre paréntesis,
tipifican a perfección la actitud futura de todos sus paisanos:
Gonzalo Guerrero se casa con una india, se hace rico y poderoso y
más mexicano que los mexicanos; Jerónimo de Aguilar prefiere ser

34
.- Así por ejemplo en Tabasco, ya con las adversarios encima, "desde que así vió la cosa, mandó Cortés que
?

nos detuviésemos un poco y no soltasen ni ballesta, ni escopeta ni tiros; y como todas las cosas quería llevar muy
justitificadas, les hizo otro requerimiento delante de un escribano del Rey que se decía Diego de Godoy, y por la
lengua de Aguilar, para que nos dejasen saltar en tierra y tomar agua y hablarles cosas de Dios y de Su Majestad; y
que si guerra nos daban, que si por defendernos algunas muertes hubiese , u otros cualquier daños. fuesen a su culpa
y cargo y no a la nuestra.." (DIAZ DEL CASTILLO: Historia Verdadera.., cap. 31, p. 51).

35
.- Cfr. infra. Apéndice. 1er. Documento: "Requerimiento".
?

36
.- Cfr. BROWN Dee: Bury my Heart at Wounded Knee, Ed. Boston Books, 26a. Edición, New York 1978, pp. 8, 31 y
?

184.
15

esclavo antes que contemporizar con ellos. Guerrero es ardiente


partidario de la independencia de todo lo que tenga que ver con
europeos; Aguilar es pieza clave, al menos inicial, en su
sometimiento a éstos.

El naufragio pasó inadvertido, pero en Cuba


un grupo de frustados colonos, nada contentos de haber visto
esfumarse sus sueños de gloria, acabando de prosaicos granjeros
tropicales, se reunieron en torno a un rico hacendado, Hernández
de Córdoba, y fletaron dos barquichuelos para explorar nuevas
islas. El Gobernador, Diego Velázquez, quien también tipifica al
ávido e intrigante cacique que tan bien habríamos de conocer más
tarde todos los latinoanericanos, se asoció con otro barquito y su
autorización.

La casualidad -o la Providencia- intervino en


la forma de una violenta tempestad, que les hizo perder todo
rumbo, y, después de 19 días a la deriva, divisaron tierra en el
horizonte. Era el actual Cabo Catoche: ¡Habían salvado el hasta
entonces infranqueable obstáculo de la Corriente del Golfo!

En Yucatán todo les maravilla: Por primera


vez en América encuentran grandes conglomerados urbanos, cultura
avanzada, edificios de piedra y, lo más importante, oro en
relativa abundancia. Por lo demás, la acogida de los mayas no
resultó precisamente amistosa. Las enseñanzas de Gonzalo Guerrero
habían surtido efecto y todos sus contactos fueron un continuo
pelear, que acabó con la mitad de los españoles y dejó maltrecho
al resto. Regresaron, pues, (por no decir huyeron), con mil
dificultades, teniendo que ir a dar hasta Florida, (debido a los
vientos y corrientes); pero, aunque el mismo Hernández de Córdoba
murió poco después y "no trujo sino heridas del descubrimiento",
el resultado era fantástico, pues "trajo relación como aquella
tierra era rica de oro y plata, y la gente vestida" ( 37): Tierras
nuevas y vastísimas, densamente pobladas, oro en hipnotizante
abundancia, (En realidad había bastante poco en Yucatán), y dos
prisioneros mayas, prontamente castellanizados y bautizados como
Julianillo y Melchorejo, que les endilgaron una sarta de mentiras
por el sencillo expediente de asentir a todas las fantasías que
les preguntaban, y que más atizaron las ansias de todos de
lanzarse hacia ese paraíso. Además, se enteraron de que había
algunos náufragos cristianos que rescatar, millones de indios que
evangelizar, y dos intérpretes para iniciar todos los tratos. En

37
.- GOMARA: Historia.., cap. 5, p. 12.
?
15

un dos por tres se montó una segunda expedición, de 4 naves y 240


hombres, que zarpó de Cuba el 1 de marzo de 1518, al mando de un
sobrino de Velázquez, Juan de Grijalva.

Esta vez hubo de todo: batallas y


recibimientos amistosos. Los intérpretes poco ayudaron, y más bien
estorbaron, pero consiguieron oro como jamás antes en América, y,
sin sospecharlo siquiera, tocaron tierras de Motecuhzoma, y fueron
sometidos por éste a un riguroso examen para dilucidar si eran o
no dioses, examen que aprobaron -también sin enterarse- tan
ventajosamente que ahí y entonces dieron inicio a la conquista de
México, y no disparando un solo tiro, sino, -como ya veremos-
dando cuenta con buen apetito de un regio banquete, con el que
dejaron a Motecuhzoma tan impactado que, al presentarle sus
enviados en Tenochtitlan las baratijas que le habían obsequiado,
"dixo que era cosa de dioses, que no quería usar de alguna
irreverencia, y llamando a los sacerdotes mandóles que lo llevasen
a la ciudad de Tollan con mucha solemnidad y que lo enterrasen en
el templo de Quetzalcóatl, cuyos hijos eran los que habían
venido." (38).

38
.- DURAN O.P. Diego: Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra Firme. Terminada en 1581.
?

Primera edición en México 1867-1880. Editorial Porrúa, Colección "Biblioteca Porrúa", nos. 36 u 37, México 1967, II
Tomo, cap. 69, no. 27, p. 55l.

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