3.evaluar Desde El Enfoque Formativo

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MAESTRÍA EN PEDAGOGÍA

EVALUACIÓN INSTITUCIONAL

LA EVALUACIÓN DURANTE EL CICLO ESCOLAR

Evaluar desde el enfoque formativo permite al docente reflexionar acerca de cómo es


su práctica y cómo aprenden los niños, valorar los procesos de aprendizaje y de
enseñanza, retroalimentando en favor del aprendizaje y reflexionando acerca de qué,
para quién, cómo, cuándo y para qué se va a evaluar.

LA PLANIFICACIÓN DOCENTE Y SU RELACIÓN CON LA EVALUACIÓN CON


ENFOQUE FORMATIVO

El Plan de estudios 2011, establece que la planificación es un elemento sustantivo que


permite potenciar el aprendizaje de los estudiantes hacia el desarrollo de competencias,
esto se fundamenta en la idea de que, al planificar, el docente toma decisiones de
manera anticipada acerca de cómo llevar a cabo la experiencia educativa durante un
periodo determinado: un ciclo escolar, un bimestre, una clase, una situación didáctica o
un proyecto.
La planificación establece una guía tanto para la enseñanza como para la evaluación,
ya que en ella se expresa lo que se propone hacer mediante las situaciones o
secuencias didácticas que favorecen el aprendizaje.
Brinda unidad y estructura a la labor docente, así como elementos de análisis, mejora y
reflexión de la misma, se concibe como una propuesta de trabajo dinámica que podrá
modificarse o replantearse cuando sea necesario, tomando como referencia las
características de los alumnos, la viabilidad de lo que se propone, los factores que
favorecen u obstaculizan el aprendizaje de los estudiantes.

Elementos de la planificación
 Reconocer que los estudiantes tienen ritmos y estilos de aprendizaje diversos;
aprenden a lo largo de la vida y se involucran en su proceso de aprendizaje.

 Seleccionar estrategias didácticas que propicien la movilización de saberes ,y la


evaluación para el aprendizaje congruente con los aprendizajes esperados.

 Reconocer que los referentes para el diseño del trabajo didáctico son los
aprendizajes esperados de los programas de preescolar, primaria y secundaria.

 Generar oportunidades de aprendizaje que garanticen experiencias significativas


y la inclusión de todos los alumnos en ambientes de aprendizaje colaborativo.

 Contar con evidencias de aprendizaje del alumno que brinden información de sus
logros o necesidades para tomar decisiones y continuar impulsando el
aprendizaje de los estudiantes.

 Comunicar los logros de aprendizaje tanto a los alumnos como a sus madres,
padres o tutores.

Requiere sistematizarse para dar continuidad a los aprendizajes y hacer explícita la


propuesta de trabajo docente mediante una organización detallada de acciones que
facilite su intervención y cumpla con el cometido de mejorar la calidad educativa; lo
recomendable es que el docente tenga la libertad para organizar las actividades de
aprendizaje en congruencia con los programas de estudio y de acuerdo con las
necesidades del grupo o grupos de alumnos que atiende, independientemente
del formato.

Para diseñar una planeación es necesario conocer:

 Las competencias y el enfoque didáctico, porque sirven de guía y contexto para


los aprendizajes esperados.

 Los aprendizajes esperados, ya que ayudan a establecer lo que los estudiantes


deben aprender en un periodo determinado.

 Los contenidos señalados en los programas de estudio de preescolar, primaria y


secundaria, porque permitirán el logro de los aprendizajes esperados.

 La metodología para el trabajo, porque determina las actividades que los


estudiantes llevarán a cabo, la organización del grupo, la delimitación del espacio
y la distribución del tiempo necesario.

 Los recursos y materiales didácticos que se emplearán para apoyar el desarrollo


de las actividades, como los que existen en el aula o en la escuela, los que
deben aportar los estudiantes y los que se pueden tomar del entorno.
 Las técnicas e instrumentos de evaluación más apropiados, porque permiten
valorar los aprendizajes de los estudiantes, además de determinar los momentos
en que se usarán.

La planificación y la evaluación para el aprendizaje en el contexto del enfoque


formativo

Permite obtener información respecto del aprendizaje de los alumnos para identificar
cómo aprenden y cuáles son las estrategias o actividades adecuadas para atender sus
procesos de desarrollo y de aprendizaje, así como las situaciones, necesidades y
características de los estudiantes para hacer ajustes en la planificación; con ello se
pretende que en el aula prevalezca un ambiente de retroalimentación y mejora continua
del aprendizaje donde el docente aplique técnicas y los instrumentos de evaluación.

Tres momentos de la planeación

Evaluación diagnóstica:
Permite conocer los saberes previos de los estudiantes, se aplica al inicio de un ciclo
escolar. También puede usarse al inicio de cada bloque o de cada situación o
secuencia didáctica, porque permitirá realizar los primeros ajustes a la planificación de
actividades.

La evaluación formativa:
Posibilita la valoración de los avances de los estudiantes durante el proceso educativo.
Con este tipo de evaluación se identifican los aprendizajes que necesitan reforzarse, se
ajustan las estrategias de enseñanza y se brindan los apoyos necesarios para el logro
de las intenciones educativas.

La evaluación sumativa:
Posibilita tomar decisiones relacionadas con la acreditación para comunicar los
resultados a los estudiantes, las madres y los padres de familia y las autoridades
educativas.

La sistematización de información consiste en tener en cuenta que las evidencias de


aprendizaje que se reúnan deben ser analizadas por el docente para que pueda
retroalimentar a los alumnos acerca de las áreas de oportunidad para mejorar su
desempeño académico. En consecuencia, el análisis de la información permitirá ajustar
la planificación para crear oportunidades de aprendizaje con estrategias diferenciadas.

La evaluación y los periodos de corte

Dependerán del nivel educativo en donde se aplique la evaluación, en preescolar se


realiza una evaluación al inicio de un ciclo y tres cortes: noviembre, marzo y junio.
En primaria y secundaria se aplica una evaluación diagnóstica y cinco cortes
bimestrales: octubre, diciembre, febrero, abril y junio.

El docente observará los avances y las dificultades de aprendizaje a través de


evidencias de aprendizaje, lo que le permitirá tomar decisiones. Para el cierre, el
docente, mediante una evaluación sumativa, valorará si se lograron los aprendizajes
esperados que se plantearon al inicio de la situación o secuencia didáctica.

EVALUAR PARA APRENDER

La evaluación para el aprendizaje debe considerarse como un proceso de registro y


análisis de información del desempeño de los alumnos, con el propósito de orientar las
decisiones respecto a los procesos de aprendizaje y de enseñanza, permite conocer la
manera en que los estudiantes organizan, estructuran y usan sus aprendizajes en
contextos determinados, para resolver problemas de distintos niveles de complejidad y
de diversa índole. A partir de este enfoque, evaluar no se reduce a identificar la
presencia o ausencia de algún fragmento de información para determinar una
calificación, ya que se reconoce que la adquisición de conocimientos por sí sola no es
suficiente, también se requiere la movilización de habilidades, valores y actitudes para
resolver situaciones.

Al Plan de estudios 2011, afirma que la evaluación es una fuente de aprendizaje que
permite detectar el rezago escolar de manera temprana para actuar oportunamente de
manera que se disminuya o se supere.

La evaluación de los aprendizajes con una mirada preventiva

La evaluación con enfoque formativo se centra en los aspectos cualitativos del


aprendizaje y no sólo en los cuantitativos o en los resultados obtenidos al final de cierto
periodo. Desde esta perspectiva, la evaluación permitirá identificar los avances, logros y
obstáculos de cada alumno para atender con oportunidad sus necesidades. Esta
situación se logra de manera paulatina y en la medida en que los docentes incorporen
el enfoque formativo de la evaluación en su práctica.
En este sentido, el artículo 10, Estrategias de intervención, del Acuerdo 648 por el que
se establecen las normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y
certificación en la Educación Básica, enuncia medidas preventivas que el docente
llevará a cabo en tiempo y forma:

A partir del mes de noviembre para la educación preescolar, o desde la conclusión del
segundo bloque en el caso de la educación primaria y secundaria, el docente deberá
registrar en la Cartilla de Educación Básica, los apoyos que el alumno requiera para
alcanzar los aprendizajes previstos y en acuerdo con la madre, el padre o tutores,
definirá
la estrategia de intervención a seguir.
Las estrategias de intervención y las acciones estarán enfocadas a:

 Crear oportunidades de aprendizaje para todos los niños y adolescentes, así


como orientarlos para que aprendan a aprender.

 Fortalecer los logros de los alumnos y brindar apoyo oportuno a quienes


necesitan
 mejorar su desempeño o puedan estar en riesgo de repetir el curso.

La evaluación y los alumnos en situación de riesgo

En el desempeño de los estudiantes influyen múltiples factores, algunos de los más


evidentes son las características personales, los contextos, las situaciones familiares y
la situación socioeconómica del entorno en que viven; también se vinculan las
condiciones de infraestructura de las escuelas, el clima escolar, los mecanismos
disciplinarios, la metodología y la actitud de los docentes. Muchos de los factores
mencionados pueden convertirse en barreras que interfieren en el aprendizaje y la
participación de los niños y los adolescentes, y ponen en riesgo su permanencia en el
sistema educativo.

Cualquiera que sea la dificultad que se presente en los procesos de aprendizaje de los
alumnos, el docente deberá identificarla para definir las estrategias de intervención, los
recursos y los instrumentos de evaluación que permitan el logro de los aprendizajes
esperados.

Este concepto también plantea que quienes tienen mayor riesgo de experimentar
desventajas o son más vulnerables a la exclusión social y educativa son las mujeres o
niñas, las personas que tienen alguna enfermedad, los alumnos que presentan alguna
discapacidad o aptitudes sobresalientes, los que viven en comunidades rurales o en
situación de calle, los hijos de padres sin empleo o con trabajo eventual, los estudiantes
que viven en un entorno de violencia familiar o social, los migrantes y los indígenas.
Las barreras para el aprendizaje y la participación social que enfrentan los alumnos en
situación de vulnerabilidad son, en general, el resultado de su interacción con los
contextos en que se desarrollan, y se hacen patentes en las prácticas que caracterizan
a las escuelas al presentarse en los siguientes escenarios:

En la cultura escolar a partir de los valores, las creencias y las actitudes compartidas
por el colectivo escolar.

En la organización de la escuela a través de las comisiones, los equipos de trabajo, los


horarios y la distribución de recursos, entre otros.

En las aulas mediante las estrategias de enseñanza, las relaciones entre los alumnos,
las prácticas de evaluación, los materiales didácticos, entre otros.

Acciones de evaluación para los alumnos en situaciones de riesgo


El docente debe diseñar acciones de evaluación y seleccionar los instrumentos de
evaluación que permitan identificar los aprendizajes de los alumnos o las necesidades
educativas de cada uno relacionadas con su desempeño. Las evaluaciones pueden
relacionarse con dos aspectos: el cognitivo–de desempeño o el afectivo-motivacional.
El primero involucra dificultades con el aprendizaje de conceptos y procedimientos,
mientras que el segundo con las actitudes o valores. Los alumnos que se encuentran
en estos casos pueden presentar una, algunas o todas las características que a
continuación se enuncian.

Algunas dificultades que se vinculan con el aspecto cognitivo de desempeño son:

 Problemas para organizar y coordinar actividades del pensamiento en forma


simultánea o secuencial; por ejemplo, no traer a la memoria algún dato mientras
se está realizando alguna otra acción del pensamiento, como leer o resolver un
problema matemático.

 Falta de flexibilidad para aplicar estrategias de aprendizaje; aun cuando se sepa


cuáles usar, se dificulta cambiar de estrategia rápidamente.

 Selección de detalles irrelevantes de una tarea o ignorar los relevantes; por


ejemplo, centrarse más en la forma o presentación que en el contenido de
alguna actividad.

 Dificultad para cambiar un plan global por uno específico y viceversa.

 Problemas para emplear estrategias metacognitivas como planear, monitorear y


evaluar las actividades que se realizan, además de que no se usa eficientemente
la retroalimentación que se recibe al emplear estrategias.

 Limitaciones para percatarse de la utilidad de las estrategias específicas al


resolver determinadas tareas, así como problemas para explicar cómo se llegó a
soluciones concretas.

 En el aspecto afectivo-motivacional es posible observar dificultades cuando


 los estudiantes:
 Piensan que sus esfuerzos no pueden tener resultados positivos.
 Tienen poca disposición para enfrentar retos que advierten como difíciles.
 Se perciben como estudiantes poco competentes e incapaces de enfrentar una d
 demanda académica.
 Atribuyen sus éxitos y fracasos a razones fuera de su control.
 No tienen una motivación interna por aprender.

Oportunidades de aprendizaje a partir de la evaluación

Con base en el análisis de las evidencias de aprendizaje de los estudiantes durante los
diferentes momentos de la evaluación, el docente debe realizar los ajustes en la
planificación para atender las necesidades que se hayan identificado, con la intención
de mejorar la propuesta didáctica, las estrategias, las secuencias o situaciones de
aprendizaje o algunas actividades, dar una atención más adecuada a las características
del grupo y ser congruente con el enfoque formativo de la evaluación. Los ajustes a la
planificación permitirán diversificar la enseñanza y, en consecuencia, enriquecerla.
Atender de manera diferenciada a alumnos que requieren de distinto tipo de apoyo es
una tarea compleja; en estos casos se pueden considerar estrategias individualizadas o
grupales para tratar las distintas necesidades de los alumnos.

Con el fin de superar las barreras para el aprendizaje y la participación social y atender
a los estudiantes en situación de riesgo, al concluir el segundo bloque (primaria o
secundaria) se sugiere planificar acciones didácticas y de evaluación que estén
orientadas a:
 Crear oportunidades de aprendizaje para todos.
 Fomentar que los estudiantes aprendan a aprender.
 Brindar apoyos y establecer responsabilidades compartidas

La retroalimentación es reconocida por los nuevos enfoques de evaluación como una


acción crucial para transformar la evaluación en una oportunidad para aprender. La
forma en que se van comunicando los resultados de una evaluación y las posibles
acciones que se proponen al estudiante para mejorar constituyen el instante más
adecuado para aprender mediante la evaluación (Amaranti, 2010).

Favorecer que los alumnos aprendan a aprender

Aprender a aprender es una competencia que se desarrolla a lo largo de la vida; con


ella se pretende que los alumnos avancen en la independencia de los aprendizajes en
un contexto amplio de situaciones y circunstancias, lo que implica enseñar a pensar y a
actuar de manera competente ante los contenidos curriculares.

Por esta situación es importante que el docente considere la metacognición y la


autorregulación, ya que son capacidades que permiten al alumno ser autónomo y
superar los obstáculos en su proceso de aprendizaje.

La metacognición es el conocimiento que tienen las personas de su propia cognición,


motivándolas a prever acciones y anticipar ayudas para mejorar su rendimiento y
resolver de mejor manera las situaciones que enfrentan. Este conocimiento permite al
alumno ser consciente de lo que sabe, de sus propias competencias y limitaciones y, al
mismo tiempo, ser capaz de regular sus habilidades cuando aprende un contenido o
resuelve un problema.

Los apoyos y las responsabilidades compartidas

Los resultados de los aprendizajes logrados durante el proceso de evaluación


constituyen una base para mejorar el desempeño e identificar las necesidades de
apoyo de los alumnos que lo requieran; para ello, todos los involucrados en el proceso
educativo: alumnos, docentes, autoridades escolares, madres y padres de familia,
tomarán las decisiones que consideren pertinentes para lograr que los alumnos
aprendan.

Cabe señalar que para que el alumno pueda aprender, será necesario considerar sus
posibilidades, características y necesidades, ningún alumno deja de aprender cuando
se ofrecen oportunidades adecuadas, lo hace cuando se le excluye, cuando se le
segrega porque no aprende al ritmo que los demás. La evaluación es un proceso
sistemático que debe servir para mejorar la intervención educativa desde diferentes
ámbitos de responsabilidad.

La responsabilidad de la escuela es garantizar el derecho a la educación de todos los


alumnos sin importar sus condiciones y evitar cualquier forma de rechazo o exclusión.

La responsabilidad del docente radica en generar experiencias de aprendizaje


significativas y orientar a la familia para que las experiencias se enriquezcan en otros
espacios. No se trata de trasladar la función docente a la familia sino de buscar apoyos
complementarios.

La responsabilidad de la familia implica la colaboración con la escuela en el


enriquecimiento de experiencias y en garantizar que el alumno asista con los materiales
indispensables para compartir las experiencias de aprendizaje en el aula.

La responsabilidad del alumno radica en tomar parte activa en su proceso de


aprendizaje, comprometerse a seguir aprendiendo a partir de los apoyos que se le
brinden. Ningún alumno podrá aprender si no se le ofrecen oportunidades de
aprendizaje de acuerdo con lo que necesita, por tanto, las ayudas deben diseñarse a la
medida de cada estudiante; es decir, dar a cada quien lo que necesita.

Sugerencias para evaluar y apoyar a la diversidad

La evaluación debe entenderse como un proceso sistemático y permanente, que sirve


para ajustar, reorientar y mejorar el trabajo que se realiza según las características
particulares. De acuerdo con el Plan de estudios 2011. Educación Básica, no todos los
alumnos requieren ser evaluados con los mismos instrumentos. Según sus propias
necesidades se emplearán diversos instrumentos para recabar información acerca de
los aspectos curriculares que se pretenden evaluar, con la intención de que muestren
cuáles son los logros o avances del alumno, así como sus cualidades.

Estos instrumentos podrán ser:

 Guías de observación dentro del aula y en diversas actividades escolares.


 Evidencias: diarios, trabajos y cuadernos del alumno.
 Diseño de actividades específicas que permitan evaluar los aprendizajes
esperados de los alumnos.
 Pruebas escritas adecuadas a los alumnos.
Por otra parte, será necesario establecer los criterios de evaluación y algunas
consideraciones al momento de evaluar.

Si el maestro ha planeado evaluar a su grupo de alumnos mediante una exposición


oral, es evidente que deberá hacer modificaciones en el caso de un niño con
discapacidad auditiva.

Identificar las necesidades de la diversidad en el aula

Es importante considerar que a lo que tradicionalmente se le llama dificultades o errores


cometidos por los alumnos, en realidad son las barreras que enfrentan para aprender y
participar, y generalmente se originan en situaciones externas a él que influyen en su
desempeño y aprendizaje. Para identificarlas se puede considerar como criterio su
recurrencia, es decir, cuando de manera constante el alumno no logra el aprendizaje
esperado, lo logra parcialmente, o bien, no responden a los criterios de evaluación
establecidos.
Otro criterio es ampliar las fuentes de información que aporten evidencias acerca de la
recurrencia de dichas dificultades. Éstas no sólo se identifican con los resultados de un
examen, sino en el trabajo cotidiano del aula.
Algunas evidencias que proporcionan datos de las dificultades relacionadas con
aspectos cognitivos y de desempeño son los trabajos en clase, las tareas, las
producciones escritas y la resolución de problemas, entre otros.
Las evidencias que se relacionan con dificultades de tipo afectivo-motivacional se
constatan cuando se observa que el alumno tiene poca disposición para realizar una
actividad académica o involucrarse con una situación didáctica, cuando percibe las
tareas escolares como retos difíciles o imposibles de alcanzar, y cuando
constantemente manifiesta una percepción de fracaso o incompetencia, entre otros.

Modificar la práctica docente para atender a la diversidad

A partir de los obstáculos y las barreras que el docente ha identificado, es importante


reflexionar sobre cuáles están relacionadas con la enseñanza y qué cambios es posible
efectuar. En ocasiones, cuando los resultados de los alumnos no son los esperados, es
necesario cambiar la propuesta didáctica y hacer las modificaciones pertinentes en la
planificación.
Al respecto, es fundamental estar atento cuando al comenzar una situación didáctica o
de evaluación se verifique de manera sistemática que el alumno entiende lo que se le
pide en cualquier actividad, ya sea de enseñanza o de evaluación. Es importante
constatar esta condición porque en ocasiones, la falta de comprensión del alumno
puede originarse por la poca claridad de la instrucción y no en una dificultad para
aprender. Si no se corrobora que el significado de la actividad que se propone es el
mismo para el docente y para el alumno, habrá una interpretación distinta de la misma,
producto de una selección inadecuada de acciones para efectuarla, o bien, por una
interpretación equivocada de lo que se pidió. Ambos casos no suponen la misma
atención ni las mismas vías de solución y mejora.
Además, explicitar la actividad implica que no sólo se enuncien las indicaciones para
llevar a cabo una situación de aprendizaje, secuencia didáctica o proyecto que se haya
seleccionado trabajar, también se requiere que se especifiquen los propósitos y criterios
con que serán evaluados, es decir, qué y para qué van a aprender, y cómo van a ser
valorados sus trabajos.
También se pueden modificar o adaptar las estrategias didácticas para atender las
necesidades y particularidades de los alumnos dando una atención educativa
diversificada a los que muestran necesidades educativas más específicas.

Ofrecer retroalimentación desde una evaluación con enfoque formativo

Como parte de la evaluación con enfoque formativo se sugiere al docente incorporar la


retroalimentación como una actividad de evaluación. La retroalimentación no debe
ofrecer información de los errores o aciertos, sino de qué y cómo mejorar, así como
dialogar con los alumnos sobre ello; dicha información deberá ayudar al alumno a
comprender qué deficiencias presenta su trabajo o su desempeño.

Para ofrecer retroalimentación a los alumnos será necesario definir criterios y


determinar en forma explícita, qué trabajos van a recibir retroalimentación verbal o
escrita, con qué frecuencia y de qué manera se hará el seguimiento.

Favorecer la autoevaluación del desempeño

La autoevaluación forma parte de los procesos de reflexión que permiten que el alumno
siga aprendiendo; para implementarla como oportunidad de aprendizaje, en atención a
la diversidad es necesario identificar qué se va a evaluar y establecer criterios claros
para que el alumno pueda autoevaluarse

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