Argumentar en Filosofía

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ARGUMENTAR EN FILOSOFÍA

La argumentación se define como el acto de ofrecer un conjunto de razones o pruebas en


apoyo de una conclusión o punto de vista, con el objetivo de persuadir a otros o al menos
hacer que comprendan dicho punto de vista

Además de la definición proporcionada en este texto, podemos destacar que la capacidad de


argumentar no solo implica presentar razones o pruebas para evidenciar algo, sino también
que se trata de la habilidad para analizar críticamente la información, evaluar una situación y
construir un razonamiento lógico y persuasivo.

Estudios en psicología cognitiva han demostrado que las habilidades que hacen a la
argumentación, son fundamentales para el pensamiento crítico, las perspectivas, el debate y la
toma de decisiones efectivas (Halpern, 2014).

En una argumentación directa (Charolles, 1980), el sujeto argumentador presenta


explícitamente un punto de vista (una tesis u opinión) y expone al oyente una serie de
argumentos o razones, que deben desembocar en una conclusión que confirma la tesis
propuesta.

Este tipo de argumentación puede encontrarse principalmente: En los periódicos: en algunos


tipos de editorial, en las páginas de opinión, en las cartas de los lectores; en los tribunales,
donde cada abogado alega y defiende el punto de vista de su cliente y rebate la tesis de la otra
parte; en los debates orales (foros de opinión)

Investigaciones en el campo de la retórica y la lógica han examinado en profundidad la


estructura de la argumentación utilizada.

Por ejemplo, el modelo de Toulmin, mencionado brevemente en el texto, describe los


elementos esenciales y fundamentales de un argumento, incluyendo los datos, las
afirmaciones, las garantías y los respaldos, proporcionando un marco y un índice teórico para
comprender cómo se construyen y evalúan los argumentos (Toulmin, 1958).

Stephen Toulmin fue un filósofo británico que desarrolló un modelo para analizar argumentos,
conocido como el modelo de Toulmin. Este modelo fue presentado en su obra "The Uses of
Argument" (1958) y se ha convertido en una herramienta fundamental en el estudio de la
argumentación y la lógica informal.

El modelo de Toulmin se compone de varios elementos que describen la estructura básica que
debe tener un argumento. Estos elementos son:

1. Datos (Grounds): Son las afirmaciones o evidencias que se presentan en apoyo de la


conclusión o tesis del argumento. Los datos son los hechos o pruebas que sustentan la
argumentación.

2. Reclamación (Claim o Conclusion): Es la afirmación que se está haciendo. Es la idea


principal que se busca respaldar con evidencia.

3. Garantía (Warrant): Existencia de una relación lógica entre la evidencia presentada y


la conclusión que se pretende demostrar.

4. Respaldos (Backing): Son argumentos adicionales que refuerzan la garantía y brindar


mayor comprensión.
5. Reservas (Qualifier): Indican la fuerza o la certeza con la que se hace la afirmación y
reconocen la posibilidad de excepciones.

6. Reclamación contraria (Counterclaim o Rebuttal): Se presenta para anticipar y refutar


posibles objeciones o críticas al argumento.

La obtención de datos sobre la prevalencia de la argumentación en diversos contextos se ha


convertido en un área de interés para investigadores en disciplinas como la lingüística, la
comunicación y la retórica. Estos datos son fundamentales para comprender cómo se utilizan
los argumentos en la comunicación humana y cómo influyen en la persuasión.

Un enfoque común para obtener estos datos es a través de estudios de contenido y análisis de
discurso.

En estos estudios, los investigadores examinan una amplia variedad de textos y discursos,
identificando y clasificando los diferentes tipos de argumentos presentes en ellos. Esto puede
realizarse de forma manual, mediante la lectura y el análisis detallado de cada texto, o de
manera automatizada, utilizando herramientas de procesamiento de lenguaje natural y análisis
de datos.

Por ejemplo, en el caso de los discursos políticos, los investigadores pueden analizar
transcripciones de discursos de políticos en campañas electorales o debates parlamentarios.
Identificarían los argumentos utilizados por ellos para respaldar sus posiciones sobre
diferentes temas, así como las estrategias retóricas empleadas para persuadir a la audiencia.
Esto puede incluir el uso de estadísticas, ejemplos anecdóticos, testimonios de expertos y
otros recursos persuasivos.

En el ámbito académico, los investigadores pueden analizar textos científicos y académicos


para examinar cómo se construyen y respaldan los argumentos en la literatura. Esto puede
implicar la revisión de artículos de revistas científicas, libros académicos y otros documentos
académicos para identificar las afirmaciones, evidencias y razonamientos utilizados por los
autores para respaldar sus teorías, hipótesis y conclusiones.

Un ejemplo de estudio relevante en este campo es el trabajo realizado por van Eemeren y
Grootendorst (2004), quienes son conocidos por su investigación en argumentación y análisis
del discurso. Sus estudios han proporcionado una serie de metodologías para investigar cómo
se utilizan los argumentos en una variedad de contextos discursivos.

1. Estructura de la argumentación:

El texto comienza explicando que la argumentación consta de varios elementos clave: una
tesis, que es la opinión o conclusión que se quiere defender; una o más razones o premisas
que respaldan esta tesis; y una relación o conexión entre la conclusión y las premisas, que se
conoce como razonamiento. Finalmente, cuando estos elementos se combinan, forman lo que
se denomina argumentación, es decir, un conjunto de tesis razonadas a partir de una o más
razones.

2. Prevalencia de la argumentación:

El texto señala que podemos encontrar argumentaciones en una amplia variedad de


contextos, desde diarios hasta discursos políticos, textos de estudio, programas televisivos,
venta de productos e incluso en intercambios familiares y con amistades. Esto resalta la
importancia y la omnipresencia de la argumentación en nuestra vida cotidiana y en diferentes
áreas de la comunicación humana.

3. Diferenciación entre explicar y argumentar:

Se destaca la importancia de diferenciar entre explicar y argumentar. Mientras que la


explicación se centra en la presentación de hechos o la relación causal entre eventos, sin
necesidad de persuadir a alguien sobre algo, porque cuando se explica, se busca la
presentación objetiva de los hechos, y la argumentación implica la defensa de una postura u
opinión mediante el respaldo de razones o premisas.

Argumentación basada en datos de encuestas sobre consumo de drogas:

 Tesis: La droga más utilizada es el alcohol, seguida por el tabaco y los tranquilizantes y
antidepresivos.
 Razones/premisas: Datos de la cuarta encuesta nacional de hogares sobre consumo de
drogas respaldan esta afirmación, mostrando la prevalencia del consumo de estas
sustancias en la población.
 Razonamiento: La conclusión se deriva directamente de los datos de la encuesta, que
indican las drogas más consumidas según la población encuestada.
 Argumentación: La tesis se fundamenta en datos empíricos recopilados a través de una
encuesta nacional, lo que le otorga credibilidad y validez al argumento.

Argumentación sobre el riesgo de conducir bajo los efectos del alcohol:

 Tesis: La tasa de alcoholemia permitida es demasiado alta y aumenta significativamente el


riesgo de accidentes.
 Razones/premisas: Se presenta la evidencia de que la tasa de alcoholemia permitida es de
0,8, lo cual se considera excesivamente alta según datos internacionales. Además, se
señala que incluso una cantidad moderada de alcohol aumenta considerablemente el
riesgo de accidentes.
 Razonamiento: Se establece una conexión lógica entre la tasa de alcoholemia permitida y
el riesgo de accidentes, argumentando que la actual tasa es demasiado alta y no garantiza
una conducción segura.
 Argumentación: La conclusión se basa en datos científicos sobre los efectos del alcohol en
la conducción y se respalda con evidencia internacional. Esto refuerza la persuasión del
argumento al presentar razones sólidas para apoyar la conclusión de que la tasa de
alcoholemia permitida debería ser reducida para mejorar la seguridad vial.

1. Cuestionamiento inicial:

El texto comienza planteando una pregunta fundamental: ¿está tratando este discurso o texto
de convencer de alguna postura? Esta pregunta sirve como punto de partida para determinar
si el contenido que se está evaluando es una argumentación o no.

2. Identificación de una postura y justificación:

Se establece que si el autor está presentando razones que justifican una postura u opinión,
entonces estaríamos frente a una argumentación. Esta afirmación resalta la importancia de
buscar evidencia o razones que respalden una afirmación para determinar si se trata de una
argumentación válida.
3. Ejemplo de juicio de valor:

Se proporciona un ejemplo que ilustra cómo se puede identificar una intención argumentativa
a partir de la presencia de juicios de valor. Se compara una afirmación puramente causal con
otra que incluye un juicio de valor, destacando cómo este último revela una intención de
persuadir o influir en la audiencia:

"En presencia del Sol tenemos un gran y maravilloso día."

En este ejemplo, se destaca que la frase contiene un juicio de valor ("gran y maravilloso"), lo
que sugiere una apreciación personal sobre el día que se describe. Esta apreciación subjetiva
busca influir en la percepción del lector sobre la calidad del día, destacando la intención
argumentativa detrás de la afirmación.

ESFERAS DE LA ARGUMENTACIÓN:

El carácter dialógico de la argumentación se refiere a su naturaleza interactiva y contextual,


que implica una comunicación entre un emisor (quien argumenta), un destinatario (a quien se
dirige la argumentación) y un contexto específico en el que tiene lugar la interacción.

Cuando hablamos de contexto en el ámbito de la argumentación, nos referimos al entorno


más amplio en el que se produce la interacción comunicativa entre el emisor (quien
argumenta) y el destinatario (quien recibe la argumentación). Este contexto puede
comprender una serie de elementos que influyen en la comprensión y evaluación de los
argumentos presentados

1. Entorno físico y social: Incluye el lugar físico donde tiene lugar la interacción (como
una conversación cara a cara, una conferencia, un debate en línea, etc.) y el entorno
social más amplio en el que se desarrolla la comunicación (como una sociedad, una
comunidad en línea, un grupo de amigos, etc.).

2. Cultura y normas sociales: Las normas culturales y sociales de la sociedad en la que


tiene lugar la argumentación pueden influir en cómo se perciben y evalúan los
argumentos. Las creencias, valores y prácticas culturales pueden influir en la
aceptabilidad de ciertos puntos de vista y en la forma en que se presentan los
argumentos.

3. Conocimiento compartido: El contexto puede incluir el conocimiento compartido


entre el emisor y el destinatario, que puede influir en la elección del lenguaje, las
referencias culturales y los ejemplos utilizados en la argumentación. El conocimiento
compartido puede facilitar la comprensión mutua y la efectividad de los argumentos.

4. Propósito y audiencia: El propósito de la argumentación y la audiencia a la que se


dirige también son aspectos importantes del contexto. El emisor puede adaptar su
argumentación según el propósito específico (persuadir, informar, entretener, etc.) y
las características de la audiencia (nivel de educación, creencias, intereses, etc.).

Contextualidad y situación comunicativa:

La argumentación se ve influenciada por el contexto en el que se desarrolla. Esto significa que


factores como el entorno social, cultural, histórico y lingüístico juegan un papel crucial en la
comprensión y evaluación de los argumentos. Por lo tanto, para entender completamente una
argumentación, es necesario considerar el contexto en el que se presenta, así como las
características del público al que se dirige.

Adaptación al destinatario:

Para que la argumentación sea efectiva, el emisor debe tener en cuenta al destinatario y
adaptar su discurso en consecuencia. Esto implica reconocer las opiniones divergentes sobre el
tema, definir claramente el propio punto de vista y comprender las perspectivas del
destinatario. La selección de justificaciones y el uso de un lenguaje y datos comprensibles son
aspectos importantes para garantizar la recepción adecuada del argumento por parte del
destinatario.

Interacción y retroalimentación:

La argumentación implica un proceso interactivo en el que el emisor presenta su postura y las


razones que la respaldan, mientras que el destinatario puede cuestionar, refutar o aceptar
estas razones. Esta interacción proporciona una oportunidad para el intercambio de ideas y la
clarificación de puntos de vista, lo que enriquece el proceso argumentativo y puede llevar a
una comprensión más profunda del tema en cuestión.

Consideración del contexto comunicativo:

El éxito de la comunicación argumentativa depende en gran medida del contexto en el que se


lleva a cabo. Esto incluye aspectos como si la argumentación es pública o privada, directa o
indirecta, formal o informal, entre otros. La comprensión de estos aspectos del contexto
comunicativo es fundamental para adaptar adecuadamente la estrategia argumentativa y
lograr los objetivos deseados en la interacción.

Adaptación al destinatario:

Para que la argumentación sea efectiva, el emisor debe tener en cuenta al destinatario y
adaptar su discurso en consecuencia. Esto implica reconocer las opiniones divergentes sobre el
tema, definir claramente el propio punto de vista y comprender las perspectivas del
destinatario. La selección de justificaciones y el uso de un lenguaje y datos comprensibles son
aspectos importantes para garantizar la recepción adecuada del argumento por parte del
destinatario.

Reconocimiento de opiniones divergentes: Es fundamental comprender que el destinatario


puede tener opiniones diferentes sobre el tema en cuestión que tratemos. Reconocer y
respetar estas opiniones divergentes es el primer paso para establecer una comunicación
efectiva. Ignorarlas o desestimarlas puede alienar al destinatario y hacer que sea menos
receptivo al argumento presentado.

Definición clara del punto de vista: El emisor debe ser claro y explícito sobre su propio punto
de vista o posición sobre el tema. Esto ayuda a evitar confusiones y malentendidos, y permite
al destinatario comprender mejor el argumento presentado.

Comprensión de las perspectivas del destinatario: Antes de presentar el argumento, el emisor


debe esforzarse por comprender las perspectivas y preocupaciones del destinatario. Esto
puede implicar investigar sus valores, creencias y experiencias previas relacionadas con el
tema en cuestión. Esta comprensión ayuda al emisor a ajustar su argumento de manera que
resuene con las preocupaciones y valores del destinatario.
 Selección de justificaciones apropiadas: El emisor debe elegir cuidadosamente las
justificaciones y evidencias que respalden su argumento, teniendo en cuenta la audiencia
específica a la que se dirige. Las justificaciones deben ser relevantes y significativas para el
destinatario, y pueden incluir datos estadísticos, ejemplos anecdóticos, testimonios
expertos o argumentos basados en valores compartidos.
 Uso de un lenguaje y datos comprensibles: Es importante utilizar un lenguaje claro y
accesible que sea comprensible para el destinatario. Además, los datos y la evidencia
presentados deben ser fáciles de entender y estar respaldados por fuentes confiables y
creíbles.

La interacción y retroalimentación en la argumentación son aspectos fundamentales que


contribuyen al enriquecimiento del proceso argumentativo.

 Proceso interactivo: La argumentación no es un proceso unidireccional, sino que implica


una interacción entre el emisor y el destinatario. El emisor presenta su postura y las
razones que la respaldan, mientras que el destinatario puede responder con preguntas,
objeciones o comentarios. Esta interacción crea un diálogo que permite que ambas partes
participen activamente en la construcción del argumento.
 Clarificación de puntos de vista: La retroalimentación proporciona una oportunidad para la
clarificación de puntos de vista. El destinatario puede plantear preguntas o inquietudes
que el emisor puede abordar para aclarar su argumento y hacerlo más comprensible y
convincente. Esta clarificación ayuda a evitar malentendidos y a garantizar que el mensaje
se transmita de manera efectiva.

La interacción en la argumentación también permite explorar diferentes perspectivas sobre el


tema en cuestión. El destinatario puede aportar su propio conocimiento, experiencias y puntos
de vista.

Construcción colaborativa del conocimiento: A través de la interacción y la retroalimentación,


tanto el emisor como el destinatario pueden contribuir a la construcción colaborativa del
conocimiento. Cada parte puede aportar ideas, evidencia y argumentos que enriquecen la
comprensión del tema y pueden llevar a nuevas perspectivas y conclusiones.

 Desarrollo de habilidades críticas: Tanto el emisor como el destinatario deben evaluar y


analizar los argumentos presentados, cuestionar suposiciones y buscar evidencia para
respaldar sus puntos de vista. Este proceso fortalece la capacidad de pensamiento crítico.

Oraciones: Las oraciones son unidades lingüísticas completas que tienen un sujeto y un
predicado y que transmiten un mensaje completo. Estas pueden ser afirmativas, negativas,
interrogativas o exclamativas, y su función principal es comunicar información. Por ejemplo:
"El sol brilla en el cielo azul.

Proposiciones: Las proposiciones son el contenido semántico o informativo que una oración
comunica. Son afirmaciones que pueden ser verdaderas o falsas. Una misma proposición
puede ser expresada a través de diferentes oraciones en distintos idiomas o con distintas
estructuras gramaticales. Por ejemplo, la proposición "El sol brilla en el cielo azul" puede
expresarse como "The sun is shining in the blue sky" en inglés o "Le soleil brille dans le ciel
bleu" en francés.

La distinción entre oraciones y proposiciones es importante en el análisis del lenguaje y la


argumentación. Mientras que las oraciones son las unidades concretas que utilizamos para
comunicarnos, las proposiciones son el contenido abstracto que estas oraciones transmiten.
En el contexto de la argumentación, es fundamental comprender el significado y la veracidad
de las proposiciones para evaluar la validez de un argumento.

Argumentación y razonamiento: Toda argumentación implica un razonamiento, pero no todo


razonamiento constituye una argumentación. Esto se relaciona con la estructura lógica de los
argumentos, donde se presentan premisas que respaldan una conclusión.

Cuando nos sumergimos en el estudio de la argumentación y el razonamiento, es esencial


comprender la distinción entre ambos conceptos y cómo se relacionan. La argumentación se
refiere al proceso de presentar razones o evidencia para respaldar una afirmación o
conclusión. Por otro lado, el razonamiento implica el proceso mental de conectar ideas y llegar
a conclusiones basadas en esas conexiones.

En este contexto, es importante destacar que toda argumentación implica un razonamiento,


ya que para presentar una conclusión respaldada por premisas, es necesario realizar un
proceso mental de conexión entre ellas. Sin embargo, no todo razonamiento constituye una
argumentación. Por ejemplo, cuando se hace un análisis lógico o matemático para resolver un
problema, se está llevando a cabo un razonamiento, pero no necesariamente se está
presentando una argumentación en el sentido de defender una posición frente a alguien.

1. Argumentos deductivos: En estos argumentos, la conclusión se deriva necesariamente


de las premisas. Si las premisas son verdaderas, la conclusión también debe ser
verdadera. Por lo tanto, la validez de un argumento deductivo se basa en la solidez de
su estructura lógica. Un ejemplo clásico de argumento deductivo es el modus ponens:
"Si A, entonces B. A, por lo tanto B." Por ejemplo: Si está lloviendo, entonces la calle
estará mojada. Está lloviendo. Por lo tanto, la calle está mojada

2. Argumentos inductivos: En estos argumentos, las premisas proporcionan un apoyo a


la conclusión, pero no garantizan su veracidad. Por lo tanto, los argumentos
inductivos son más débiles en términos de certeza, ya que la conclusión no se sigue
necesariamente de las premisas. Sin embargo, pueden ser útiles para hacer
predicciones o establecer generalizaciones basadas en evidencia empírica. Un ejemplo
de argumento inductivo es: "El 90% de los cisnes observados son blancos, por lo tanto,
es probable que todos los cisnes sean blancos".

Ejemplos de argumentos deductivos:

1. "Los seres humanos son murciélagos. Todos los murciélagos tienen alas. Por lo tanto,
los seres humanos tienen alas."

 Este es un ejemplo de argumento deductivo en el que la conclusión se sigue


lógicamente de las premisas. Sin embargo, la conclusión es falsa debido a que
la premisa inicial es incorrecta.

2. "Este es un repartido de argumentación. Todos los repartidos de argumentación


definen qué es un razonamiento. Por lo tanto, este repartido define qué es un
razonamiento."

 En este caso, la conclusión se sigue lógicamente de las premisas, y todas las


premisas son verdaderas. Por lo tanto, este es un ejemplo de argumento
deductivo válido.
Ejemplos de argumentos inductivos:

1. "Este cisne es blanco. Este otro cisne es blanco. Este otro cisne es blanco. Por lo tanto,
todos los cisnes son blancos."

 Este es un ejemplo de razonamiento inductivo por enumeración simple, donde


se generaliza a partir de ejemplos específicos. La conclusión no se sigue
necesariamente de las premisas, pero es probable basándose en la evidencia
presentada.

2. "El noventa por ciento de los europeos saben hablar inglés. Ana es europea. Por lo
tanto, Ana sabe hablar inglés."

 En este caso, se presenta un razonamiento inductivo basado en estadísticas. La


conclusión no se sigue necesariamente de las premisas, pero es probable en
función de la evidencia proporcionada.

Estos ejemplos ilustran cómo se aplican los conceptos de argumentos deductivos e


inductivos en el análisis argumentativo, mostrando las diferencias en la fuerza lógica y la
probabilidad de las conclusiones.

Argumento deductivo:

 Premisa 1: Todos los hombres son mortales. (Premisa general aceptada)


 Premisa 2: Sócrates es un hombre. (Premisa específica)
 Conclusión: Por lo tanto, Sócrates es mortal.

Este es un ejemplo clásico de un argumento deductivo en la filosofía, utilizando la lógica


aristotélica. Si aceptamos las premisas como verdaderas, entonces la conclusión debe seguir
necesariamente.

Argumento inductivo:

 Premisa 1: Todos los días hasta ahora, el Sol ha salido por el este.
 Premisa 2: En todas las observaciones pasadas, el Sol ha salido por el este.
 Conclusión: Por lo tanto, el Sol siempre saldrá por el este en el futuro.

Este es un ejemplo de un argumento inductivo, donde la conclusión se basa en la observación


repetida de un fenómeno. Aunque todas las observaciones anteriores han sido consistentes,
no hay garantía de que el patrón observado continuará en el futuro. Este tipo de razonamiento
es común en la filosofía de la ciencia y la epistemología.

FALACIAS

1. Razonamientos ad hominem: Esta falacia se produce cuando se intenta desacreditar


una afirmación atacando a la persona que la enuncia en lugar de refutar la afirmación
en sí misma. Se muestra un ejemplo en el que se rechaza la filosofía de Heidegger
debido a su colaboración con el gobierno nazi (En lugar de abordar directamente los
argumentos o las ideas filosóficas de Heidegger, se intenta desacreditar su filosofía
atacando su persona debido a su colaboración con el gobierno nazi. Este tipo de
argumento es falaz porque la verdad o falsedad de una afirmación no depende de
quien la enuncie, sino de la evidencia y el razonamiento que respalde esa afirmación.)
2. Apelación a la ignorancia: En esta falacia, se intenta sostener una afirmación
argumentando que no se ha demostrado lo contrario, lo cual no es suficiente para
establecer la verdad o falsedad de la afirmación. Ejemplo: Debido a que el diputado X
no ha estado involucrado en escándalos, se debe asumir que es honesto.

3. Apelación a la autoridad (ad verecundiam): Aquí, se comete la falacia al tratar de


respaldar una afirmación utilizando la opinión de una autoridad en la materia. En el
ejemplo dado, se sugiere que la compañía telefónica JJ brinda el mejor servicio porque
el futbolista Luis Suárez la utiliza. Sin embargo, la calidad de un servicio no se
determina necesariamente por las preferencias de una persona famosa, lo que
muestra la debilidad lógica de este argumento.

 Apelación a la multitud (ad populum): Esta falacia se comete al afirmar que una
proposición es verdadera solo porque muchas personas la creen así. Se presenta un
ejemplo en el que alguien justifica haber obtenido una calificación baja en un examen
porque la mayoría de sus compañeros también lo hicieron mal. Sin embargo, la creencia
generalizada no garantiza la verdad de una afirmación.
 Apelación a la piedad (ad misericordiam): Aquí, se argumenta que una afirmación es
verdadera o falsa basándose únicamente en circunstancias difíciles o penosas en las que se
encuentra la persona que hace la afirmación. Se muestra un ejemplo en el que alguien
intenta evitar una multa argumentando que no puede pagarla debido a la necesidad de
operar a su esposo enfermo. Sin embargo, las circunstancias personales no determinan la
verdad o falsedad de una afirmación.
 Apelación a la fuerza (ad baculum): Esta falacia se produce cuando se intenta que alguien
acepte una afirmación mediante el uso de una amenaza. Se ilustra con un ejemplo en el
que alguien justifica su autoridad en el hogar amenazando con retener la comida si no se le
obedece. La fuerza o la amenaza no respaldan lógicamente la verdad de una afirmación.
 La causa falsa (non causa pro causa): En esta falacia, se atribuye erróneamente una causa
a un efecto basándose en una relación aparente entre los dos eventos. Se presenta un
ejemplo en el que se afirma que tocar tambores durante un eclipse solar causa que el sol
reaparezca, basándose únicamente en una correlación temporal sin relación causal real.
 Petición de principio: Esta falacia ocurre cuando se asume como premisa aquello que se
está tratando de probar, es decir, se presupone la conclusión en las premisas. Se muestra
un ejemplo en el que se argumenta a favor de la libertad de expresión utilizando como
premisa la misma afirmación que se intenta probar, lo cual no ofrece un argumento sólido
para respaldar la afirmación.

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