Foro No.1
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después que usted le dio lectura al contenido referente a la importancia del conocimiento
de la lógica para la justicia administrativa o administración de justicia, que criterio tiene referente
a dichos abusos, emita su opinión en un espacio de 15 renglones?
La falta de observancia a la ley sin tener un criterio razonable o aplicando la hermenéutica jurídica
puede crear abusos por parte de los que imparten la justicia, la cual en ningún sentido debe ser
aplicada en la justicia administrativa ya que esta debe estar centrada en reducir confusiones y
eliminar ambigüedades al momento de aplicación de una ley, es por eso que el operador jurídico
debe tomar en consideración diversos elementos y así poder establecer un criterio un poco más
apegado a la búsqueda de la justicia y la verdad.
La falta de conducta judicial se manifiesta de distintas formas, genera que los ciudadanos no crean
que sus jueces son justos e imparciales, el poder judicial no puede existir sin la confianza y la fe de
las personas, siguiendo la línea de ideas que los impartidores de justicia hagan prevalecer su
propia voluntad (actos caprichosos) sobre la ley y con el fin de conseguir intereses personales y no
el interés de la búsqueda de la verdad y justicia, valiéndose de sus funciones o excediéndose en el
ejercicio de ellas, comete actos arbitrarios e injustos, es decir prevaricato, esto al momento de
dictar una resolución, por parte de un juez o funcionario, conscientes de que es contraria a
Derecho; maliciosamente del recto ejercicio de sus funciones, como la aplicación de la razón,
honestidad, sentido común.
Para coadyuvar a la perfección del razonamiento empleado por el juzgador deben tomarse en
cuenta varios elementos, una formación lógica, esto favorece el buen sentido y la madurez de la
inteligencia, indispensable en todo profesional, máxime en el juzgador.
2. Por qué en la impartición de justicia no puede ser una decisión dejada al libre arbitrio
por parte del juzgador? Esta interrogante te deben contestarla interactuando con la
opinion realizada por cualquiera de sus compañeros.
Ser juez implica una enorme responsabilidad, pero ser un buen juez resulta ser una de las
más grandes satisfacciones a las que un hombre pueda aspirar, y para ello hay que superar
no solo las adversidades producidas en un mundo materialista como el actual, sino
también aquellas que traemos dentro de nuestro espíritu, ambos capaces de inducirnos
hacia el camino equivocado, actuando con parcialidad.
En efecto, una resolución elaborada bajo el influjo de la soberbia y otras enfermedades
como el odio, la envidia o la avaricia, no pueden traer más consecuencias que la derrota
de la imparcialidad, virtud propia de los hombres buenos; y objetivo fundamental en la
búsqueda permanente de todo buen juez.
La historia está llena de pasajes en donde las decisiones que toma el juzgador, si bien es
cierto son difíciles y muchas veces polémicas, al estar apoyadas en la justicia, en el
conocimiento, y en la razón, desprovistas de toda pasión, coacción o tergiversación,
permite que sean aceptadas como válidas y acatadas por la multitud, consciente de que se
ha actuado conforme al derecho imperante en la comunidad de que se trate.
Es por esto que no se puede dejar el libre albedrío a los que imparten justicia ya que como
seres humanos tienen sus preferencias, gustos, creencias, ideologías etc, y es entendible
pero el juez debe apegarse por eso a las normas jurídicas y a los elementos jurídicos.
Muchas veces al arbitrio de los jueces se someten decisiones que son por demás difíciles
de juzgar, para las cuales necesita de todo su conocimiento personal y profesional, el cual
no solo encuentra en las leyes, sino también en los principios básicos que rigen nuestra
vida, al igual que en el sentido común que nos es propio; todo ello remanente
indispensable para juzgar de manera más justa, pero sobre todo para juzgar con la firme
convicción de que nuestro razonamiento, nuestras decisiones son correctas, y por ello
imparciales, y desprovistas totalmente de falsas coacciones o percepciones.
Ser juez implica una enorme responsabilidad, pero ser un buen juez resulta ser una de las
más grandes satisfacciones a las que un hombre pueda aspirar, y para ello hay que superar
no solo las adversidades producidas en un mundo materialista como el actual, sino
también aquellas que traemos dentro de nuestro espíritu, ambos capaces de inducirnos
hacia el camino equivocado, actuando con parcialidad.
El juzgador u operador jurídico viene de una formación jurídica tradicionalista, que inicia
en estudios universitarios, en donde su enseñanza se limita a conocer las fórmulas legales,
pero en ningún momento a desentrañarlas para adecuarlas a la realidad social imperante.
Por eso no basta con conocer la norma en sí, ya que es demasiado limitativa para la
verdadera labor jurídica recaída en los jueces; no basta con tratar de adivinar cuál es el
espíritu del legislador, sino en descubrir verdaderamente el derecho inmerso en los
preceptos jurídicos, cuáles son las circunstancias que le dieron vida y que por lógica
obedecen a un lugar y a un tiempo determinado; así como a aplicarlo en estricto apego a
los principios inmersos en nuestro derecho y en concordancia con los lineamientos
indispensables del justo actuar.
De hecho, las resoluciones tomadas bajo la influencia del orgullo y de otras
enfermedades como el odio, la envidia o la codicia, no pueden tener más consecuencias
que la destrucción de la imparcialidad, que es la virtud característica de los hombres
buenos y de todo buen juez. buscar. La historia está repleta de ejemplos de jueces que
tomaron decisiones que, aunque difíciles y a menudo controvertidas, estaban
respaldadas por la justicia, el conocimiento y la razón, sin pasión, coerción o distorsión
alguna que permitiera ser aceptadas. ser válido y observado por el público en general,
consciente de que sus actuaciones se ajustan a las leyes vigentes en la comunidad
correspondiente. Es por eso que el libre albedrío no puede dejarse en manos del poder
judicial porque, como seres humanos, tienen sus propias preferencias, gustos, creencias,
ideologías, etc., lo cual es comprensible, pero los jueces deben adherirse a las normas y
elementos legales.
Participacion No.2
Ampliando lo que menciona la compañera, ser juez implica una enorme responsabilidad,
pero ser un buen juez resulta ser una de las más grandes satisfacciones a las que un hombre
pueda aspirar, y para ello hay que superar no solo las adversidades producidas en un mundo
materialista como el actual, sino también aquellas que traemos dentro de nuestro espíritu,
ambos capaces de inducirnos hacia el camino equivocado, actuando con imparcialidad.
El juzgador u operador jurídico viene de una formación jurídica tradicionalista, que inicia
en estudios universitarios, en donde su enseñanza se limita a conocer las fórmulas legales,
pero en ningún momento a desentrañarlas para adecuarlas a la realidad social imperante.
Por eso no basta con conocer la norma en sí, ya que es demasiado limitativa para la
verdadera labor jurídica recaída en los jueces; no basta con tratar de adivinar cuál es el
espíritu del legislador, sino en descubrir verdaderamente el derecho inmerso en los
preceptos jurídicos, cuáles son las circunstancias que le dieron vida y que por lógica
obedecen a un lugar y a un tiempo determinado; así como a aplicarlo en estricto apego a los
principios inmersos en nuestro derecho y en concordancia con los lineamientos
indispensables del justo actuar.
De hecho, las resoluciones tomadas bajo la influencia del orgullo y de otras enfermedades
como el odio, la envidia o la codicia, no pueden tener más consecuencias que la destrucción
de la imparcialidad, que es la virtud característica de los hombres buenos y de todo buen
juez. buscar. La historia está repleta de ejemplos de jueces que tomaron decisiones que,
aunque difíciles y a menudo controvertidas, estaban respaldadas por la justicia, el
conocimiento y la razón, sin pasión, coerción o distorsión alguna que permitiera ser
aceptadas. ser válido y observado por el público en general, consciente de que sus
actuaciones se ajustan a las leyes vigentes en la comunidad correspondiente. Es por eso que
el libre albedrío no puede dejarse en manos del poder judicial porque, como seres humanos,
tienen sus propias preferencias, gustos, creencias, ideologías, etc., lo cual es comprensible,
pero los jueces deben adherirse a las normas y elementos legales.
Saludos.