Mitos Parcial 2
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Mitos Parcial 2
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE GEOGRAFÍA
MITO HINDÚ
MAHABHARATA
Brahma es el dios creador hindú. También se lo conoce como el Abuelo y como un
equivalente posterior de Prajapati, el primer dios primigenio. En las primeras fuentes
hindúes, como el Mahabharata, Brahma es el supremo de la tríada de grandes
dioses hindúes que incluye a Shiva y Vishnu.
Debido a su elevado estatus, Brahma no se relaciona tanto con los mitos
pintorescos en los que los dioses adoptan forma y carácter humanos, sino que es
más bien un ideal generalmente abstracto o metafísico de un gran dios. En los
últimos Puranas (epopeyas hindúes), Brahma deja de ser adorado y se asignan sus
mitos a otros dioses, aunque siempre mantiene su estatus de dios creador. El
epíteto de Brahma es ekahamsa, el Cisne Único. Su vahanam ("vehículo") es un
pavo real, un cisne o un ganso. Todavía hoy se lo honra con una ceremonia anual
en el lugar de peregrinación de Pushkar, en Rajastán (India), y sigue siendo una
figura popular en el sudeste asiático, especialmente en Tailandia y Bali.
EL HUEVO DORADO
Al principio, Brahma surgió del huevo dorado cósmico y luego creó el bien y el mal y
la luz y la oscuridad a partir de su propia persona. También creó los cuatro tipos:
dioses, demonios, ancestros y hombres (el primero fue Manu). Luego, Brahma creó
todas las criaturas vivientes sobre la tierra (aunque en algunos mitos el hijo de
Brahma, Daksa, es el responsable de esto). En el proceso de creación, tal vez en un
momento de distracción, los demonios nacieron del muslo de Brahma, por lo que
abandonó su propio cuerpo, que se convirtió en la Noche. Después de que Brahma
creara a los dioses buenos, abandonó de nuevo su cuerpo, que entonces se
convirtió en el Día, de ahí que los demonios ganen el predominio de la noche y los
dioses, las fuerzas del bien, gobiernen el día. Luego, Brahma creó a los ancestros y
a los hombres, abandonando de nuevo su cuerpo para que se convirtieran en el
Crepúsculo y el Amanecer, respectivamente. Este proceso de creación se repite en
cada eón. Brahma designó entonces a Shiva para gobernar a la humanidad, aunque
en mitos posteriores Brahma se convierte en un sirviente de Shiva.
Brahma tuvo varias esposas, la más importante de ellas fue su hija Sarasvati que,
después de la Creación, dio a Brahma los cuatro Vedas (libros sagrados
del hinduismo), todas las ramas del conocimiento, los 36 Raginis y los 6 Ragas de la
música, las ideas como la Memoria y la Victoria, los yogas, los actos religiosos, el
habla, el sánscrito y las distintas unidades de medida y tiempo. Además de Daksa,
Brahma tuvo otros hijos notables, como los Siete Sabios (entre ellos, Daksa), y los
cuatro famosos Prajapatis (deidades): Kardama, Pancasikha, Vodhu y Narada; este
último era el mensajero entre los dioses y los hombres.
Los dioses temían que los hombres se volvieran tan poderosos que pudieran
desafiar su reinado, por lo que preguntaron a Brahma cuál era la mejor manera de
evitarlo. Su respuesta fue crear mujeres libertinas que "deseando los placeres
sensuales, comenzaron a agitar a los hombres". Entonces el señor de los dioses, el
señor, creó la ira como ayudante del deseo, y todas las criaturas, al caer en el poder
del deseo y la ira, comenzaron a apegarse a las mujeres".
La primera mujer de Brahma es también la Muerte, la fuerza maligna que aporta el
equilibrio al universo y que se encarga de que no haya superpoblación. La figura de
la Muerte se describe de manera pintoresca en el Mahabharata como "una mujer
oscura, que vestía ropas rojas, con los ojos rojos y las palmas y plantas de los pies
rojas, adornada con aretes y adornos divinos" y se le encomienda la tarea de
"destruir a todas las criaturas, tontas y eruditas" sin excepción. La Muerte lloró y
suplicó a Brahma que la liberara de esta terrible tarea, pero Brahma permaneció
impasible y la envió a cumplir con su deber. Al principio, la Muerte continuó sus
protestas realizando varios actos extraordinarios de ascetismo, como permanecer
en el agua en completo silencio durante 8000 años y estar parada sobre un dedo del
pie en la cima de las montañas del Himalaya durante 8000 millones de años, pero
Brahma no se dejó convencer. Así que la Muerte, todavía sollozando, cumplió con
sus deberes trayendo la noche interminable a todas las cosas cuando llegó su hora,
y sus lágrimas cayeron a la tierra y se convirtieron en enfermedades. Así, mediante
el trabajo de la Muerte, la distinción entre mortales y dioses se preservó para
siempre.
COMENTARIO
Este mito presenta una visión fascinante de la cosmogonía hindú, llena de
profundos simbolismos y metáforas. La naturaleza cíclica de la creación y el papel
de Brahma como dios creador que genera no sólo la vida sino también el tiempo
mismo es un concepto profundo. La creación de las mujeres y la muerte como
mecanismos para mantener el equilibrio de poder entre los mortales y los dioses es
una idea que invita a la reflexión. El mito proporciona una rica visión de la
complejidad y profundidad de la mitología hindú y los conceptos filosóficos. Nos
demuestra como inclusive las mujeres han participado en la creación del universo y
las enfermedades.
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MITO CHINO DE PAN GU: EL ORIGEN DEL MUNDO
Hace mucho, mucho tiempo no en una tierra antes del tiempo, sino en un tiempo
antes de la tierra– no había nada en el universo excepto por un enorme ente con
forma de huevo.Dentro del “huevo”, las fuerzas opuestas del yin y el yang estaban
mezcladas; era un caos. Pero con el tiempo, las interacciones entre diversas
substancias y energías finalmente concibieron un ser un gigante peludo y con
cuernos llamado Pan Gu.
Durante 18.000 años, Pan Gu durmió y creció. Un día, de repente se despertó. Abrió
sus ojos, pero sólo vio una profunda oscuridad. Paró sus orejas, pero sólo escuchó
un perturbador silencio. Pan Gu pensó que el ambiente a su alrededor era muy
inquietante. Nervioso, Pan Gu conjuró un hacha mágica y le propinó al huevo un
poderoso hachazo. El huevo se partió en dos con un atronador chasquido.
Lentamente, el yin y el yang comenzaron a separarse. Todo lo oscuro y pesado se
hundió y formó la Tierra. Y el resto, ligero y claro, se elevó para formar los Cielos.
Pero a Pan Gu lo ponía nervioso que las dos partes se cerraran de nuevo, así que
se paró entre ambas mitades para mantenerlas separadas. Cada día que pasaba, el
cielo se elevaba tres metros, la Tierra se espesaba tres metros, y Pan Gu mismo
crecía tres metros para acompañar la expansión y mantener la separación.
Era un trabajo solitario y arduo. El concienzudo gigante aguantó este esfuerzo
durante otros 6.570.000 días, o 18.000 años, hasta que estuvo seguro de que
ambos reinos se habían finalmente estabilizado. Entonces, con un gran estruendo,
Pan Gu se tumbó y murió.
Cuando Pan Gu colapsó agotado, ocurrió una milagrosa transformación: su aliento
final se convirtió en los vientos y las nubes; su voz, en el estrepitoso trueno; su ojo
izquierdo ardió y se convirtió en el Sol y el ojo derecho resplandeció y se convirtió
en la Luna; su cabello y su barba se convirtieron en estrellas de la Vía Láctea; sus
extremidades y sus manos y pies se transformaron en grandes montañas, y la
sangre que corría por sus venas, en enérgicos ríos; su carne se convirtió en tierras
fértiles para cultivo, sus huesos se transformaron en piedras preciosas y minerales;
sus dientes y uñas se convirtieron en brillantes metales; los vellos en su piel
florecieron y se transformaron en frondosas plantas; y el sudor de su duro trabajo
cayó como lluvia para el mundo mortal.
COMENTARIO
Este mito simboliza la creación y el equilibrio en la cosmología china por medio de
un gigante conocido como Pangu. Algunos dicen que el espíritu de Pan Gu no
desapareció sino que se convirtió en los seres humanos, lo que representa la
creencia china de que el hombre es la inteligencia suprema. Pan Gu sacrificó su
vida para crear el mundo y su cuerpo para enriquecerlo y embellecerlo. Ahora los
cielos están iluminados con estrellas y el sol, y la Tierra está contorneada por
montañas y ríos, y abundantes plantas y animales. Este mito nos demuestra las
creencias que tienen los chinos de la creación del universo, la cual es contada de
generación a generación, esta creencia sigue en pie en china.
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EL MITO SOBRE EL ÁRBOL DE LA VIDA Y LOS DULE: PANAMÁ-
GUNA YALA
El planeta era una masa de tierra compacta, sin mar, ni ríos, ni quebradas, ni
hombres. Sus últimos pobladores eran animales: los cuadrúpedos andaban erguidos
sobre dos patas y hablaban como personas. Esto fue lo que vieron los rutilantes
ojos de Dada Ibe. Un día llegó acocullada a su aldea una muchacha llamada Buna
Ologukurdilisobi. Entonces, él se sacó una muela, que se disfrazó de arriera, la cual
hizo camino y llegó hasta Balu Uala: era un árbol crecidísimo y frondoso; su copa,
un bosque en donde tenían las bestias plantaciones de maíz, caña de azúcar,
guineos de jugo arrebatador y otros cultivos.
Dada Ibe comprendió de dónde Buna Ologukurdilisobi había partido en estado
alegre. Se dijo que lo talaría. Convocó a los aldeanos. Temprano comenzaron con la
obra, pero pese al esfuerzo aunado, aquel día lograron concluir solamente la mitad
de la tarea.
A la mañana siguiente, cuando Dada Ibe y los animales llegaron con el fin de
terminar de talar Balu Uala, se quedaron boquiabiertos y no encontraron explicación
alguna de cómo o por qué estaba completamente intacto de nuevo. Entonces,
trataron de derribarlo lo más pronto posible. Trabajando todavía, los sorprendió la
noche. Se vieron, pues, obligados a irse al descanso y el corpulento Balu Uala se
quedó solo, envuelto en la oscuridad.
A la mañana siguiente, cuando llegó Daba Ibe y su séquito de animales para
reanudar la labor, encontró que el eje corpulento estaba de nuevo ya sin las
cortaduras del día anterior. Dada Ibe montó en cólera. Volvió a mirar el árbol:
enorme, frondoso, intocado…
Al llegar la noche, únicamente se había logrado la mitad de la tarea. En esta
ocasión, en vez de irse al poblado, se escondieron entre las malezas. Al rato, al
amparo de las sombras, aparecieron Olo Noo: Sapo de Brillantes Ojos; Olo Nia: Mal
de oro; Olo Naibe: Serpiente Áurea y Olo Achu: Perro de Oro. Al llegar al asta, los
animales empezaron a lengüetear la parte mutilada y Balu Uala, poco a poco, volvió
a cerrarse del todo. Antes de que se marcharan, Bugsu, el terrible flechador, los
atravesó con sus saetas invencibles.
Inmediatamente, en plena noche, Daba Ibe y las bestias comenzaron a entrarle a
hachazos a Balu Uala y los pedazos, a medida que caían, se iban transformando en
langostas, camarones, cangrejos, caracoles y otros mariscos.
Al despuntar el alba, el tronco del árbol estaba completamente partido, pero no caía,
por más que se le mecía y se le remecía: por su frondosidad se había enredado con
las nubes.
Para desenredarlo, Dada Ibe llamó a una ardilla. Ésta llevaba entre sus dientes un
machete. Escaló un poco. Se resbaló y cayó y se cortó la espalda; desde entonces,
a esa ardillita se le conoce con el nombre de Estingana, que significa Cortado con
Machete.
Después subió un mono. Al llegar a la copa, no pudo desenredar el árbol y tampoco
pudo bajarse. Ahora, vive entre las ramas y se le conoce con el nombre de Mono
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Aullador, porque llora mucho su soltería, aunque normalmente está rodeado de
monas. Dicen que su corazón es bueno para atraer mujeres.
En última instancia, Dada Ibe llamó a una ardillita macho de nombre Oloduilibipilele,
de la familia de los Nikirgua. Antes, se casó con la hija de Masdalipe y pasó su luna
de miel.
Dada Ibe le entregó un hacha de oro. Además, prometió regalarle un vestido dorado
si finalizaba su trabajo. Oloduilibipilele se preparó a la vista de todos. Tomó impulso.
Se oyó el hachazo, ¡zas! , y en medio del más ruidoso de los estruendos se
desplomó el árbol, dando lugar al nacimiento de los mares, los ríos y las quebradas,
pero nuca más se supo del pequeño ardilla macho.
Con una solemnísima fiesta se celebró este acontecimiento, pero cuando las bestias
comenzaron a arrimarse a las paredes, empezaron las discusiones y las
pendencias. Entonces, Dada Ibe las maldijo y las dejó en este estado por todos los
siglos y, de esta manera, fueron arrojadas hacia los bosques y aquéllas que
andaban sobre dos patas lo hicieron sobre cuatro y perdieron el habla y el
raciocinio.
Desde entonces conoció la tierra lo que es el mar, los ríos, las quebradas y más
tarde llegaron los hombres, es decir, los Dule, quienes se encargarían de cuidar de
todo la que hay en la Naturaleza, tal como lo hacen hoy en día.
COMENTARIO
El mito nos presenta una mirada cautivadora a la mitología de la región de Guna
Yala, llena de profundos simbolismos y metáforas. La historia del Árbol de la Vida y
su relación con la creación de los mares y los ríos es particularmente intrigante. La
transformación de los animales en seres mudos tras una disputa es un giro
interesante. La llegada del ser humano y su papel como cuidadores de la naturaleza
también es un tema significativo, el mito es un rico tapiz de herencia cultural,
elementos naturales y roles sociales, que ofrece información valiosa sobre la
cosmovisión de los Guna, y de las creencias que ellos tienen las cuáles son
contados de generación a generación, principalmente a los niños para que sigan
manteniendo sus creencias.