Semana 1 Altar Familiar

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El Privilegio de Conocer a Dios

Filipenses 3.7-11

A pesar de que conocemos mucha gente durante nuestra vida, a

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veces nos sentimos especialmente privilegiados por haber conocido a
ciertas personas, como a un creyente que nos haya inspirado, un héroe
de la infancia, o alguien que nos haya ayudado en tiempo de necesidad.
No obstante, por más maravilloso que haya sido tener a estas personas
especiales en nuestra vida, el privilegio más grande de todos es conocer a
Dios. Aun conocer a esas personas extraordinarias no podrá darnos el
gozo y la satisfacción que anhelamos. Es por eso que, con frecuencia,
buscamos la aceptación del mundo pues olvidamos el tesoro de conocer
verdaderamente al Dios vivo.

A menudo, las personas son “salvas” y quedan satisfechas con este primer
paso el conocimiento de unas pocas verdades acerca de Dios es suficiente
para ellas. Si se les pregunta: “¿Conocen a Dios?”, la mayoría diría que
sí. Pero hay una gran diferencia entre conocer verdades acerca de Dios, y
tener una relación personal con Él. Los creyentes debemos estar cada vez
más cerca del Padre aprendiendo acerca de quién es Él y lo que
considera importante.
Mientras vivamos dependiendo de nosotros, nun-
ca conoceremos realmente a Dios; Él se mostrará a un corazón humilde y
transparente, no a uno lleno de orgullo y arrogancia. Es en nuestro
quebrantamiento e impotencia que descubrimos quién es el Señor.

¿Tiene hambre genuina de conocer a Dios? Si es así, pregúntele: “¿Quién


eres, Señor? ¿Cómo eres?” Después, ábrale su corazón , no por Él pues
ya le conoce a usted perfectamente sino por su propio bien. Al pasar tiem-
po con el Señor, descubrirá cuán privilegiado es de verdad.

¿Qué Cosas nos impiden conocer mejor a Dios?


(Hagan una lista de estas cosas) Efesios 1
Versículo para Memorizar Lectura Bíblica
Filipenses 3:7
Miqueas 6:6-8

Hay un mensaje sencillo que se repite una y otra vez en toda la

Altar Familiar
Biblia: Dios se goza más por nuestros esfuerzos en conocerle, que por
cualquier otra cosa que pudiéramos ofrecerle. Dios nos creó con un
profundo deseo de que le conozcamos; por tanto, no debiera ser difícil
entender que buscarle expresa nuestro amor mucho mejor que las pala-
bras.

Comenzamos a aprovechar nuestro gran privilegio de conocer personal-


mente a Dios cuando recibimos su regalo de vida nueva en Cristo.
A partir de ese momento somos llenos de su Espíritu Santo. El Señor
Jesús, nuestro mediador, salvó la brecha de pecado que separaba a Dios y
al hombre. Por su muerte en la cruz, hizo posible que, a pesar de lo
pecadores que éramos, nos convirtiéramos en hijos de Jehová de los
ejércitos, cuya santidad brumó a Isaías (Is 6.1-7). Es imposible conocer
verdaderamente a Dios, sin conocer primero a Jesús.

Si nos centramos exclusivamente en nuestras preocupaciones, aprendere-


mos muy poco acerca del Señor. Para hacer nuestro el privilegio que
Cristo nos ha dado el de conocer al Padre tenemos que estar interesados
en lo que le interesa a Él. Al observar con atención su manera de hacer las
cosas, podemos llegar a entender lo que considera importante. Sabemos
que a Dios le importan los que andan en oscuridad, los que no tienen a
nadie que les ayude, los enfermos, los que sufren y los que mueren. Para
aprovechar al máximo el privilegio de conocer al Señor más profunda-
mente, debemos llevar su amor al mundo, e involucrarnos cada día en lo
que está haciendo a nuestro alrededor.

¿De que forma podemos como familia


mostrar nuestro amor al mundo?
Pienses juntos en algunas maneras de hacerlo
Efesios 2
Versículo para Memorizar Lectura Bíblica
Miqueas 6:8
Juan 1:29-36

La Biblia le da varios nombres a Jesús: Mesías, Señor, Cristo, Rabí,

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Maestro; pero el menos familiar para el mundo moderno es, probable-
mente, Cordero de Dios. Dado que la mayoría de nosotros no tenemos
origen judío, es posible que tengamos una comprensión limitada de este
título. Pero los hijos de Israel de ese entonces entendían su significado.
Los corderos eran para el sacrificio.
Dios siempre ha tratado con el pecado por medio de la sangre de los sa-
crificios. Cuando Adán y Eva pecaron, un animal fue sacrificado para cu-
brir la desnudez y la vergüenza de dos personas (Gn 3.21). En la primera
Pascua, cada hogar puso en la puerta sangre del sacrificio (Éx 12.1-7).
Más tarde, un macho cabrío era sacrificado para la expiación de toda
la nación (Lv 16.15). Ahora bien, en Juan 1.29, vemos el sacrificio final
el del Cordero que quita los pecados del mundo.
Usualmente, una persona realiza sus logros más grandes mientras vive,
pero pensemos en lo que Jesús logró por medio de su muerte. Así como
animales inocentes habían muerto previamente en lugar de los culpables,
Cristo dio su vida perfecta por la humanidad pecadora. Asumió toda la
responsabilidad por nuestros pecados, y tomó el castigo que merecíamos.
Cuando colgaba en la cruz, el juicio y la ira de Dios se derramaron sobre
Él, en vez de nosotros.
Debido a que estamos limitados por nuestra mente y sentidos humanos,
no podemos comprender plenamente todo lo que el Cordero de Dios so-
portó para darnos salvación. Pero sabemos lo suficiente para entender que
le debemos nuestra vida; por eso, démosle el primer lugar en nuestro
corazón.
¿Qué significa para usted, que Cristo le haya
salvado?
Cada miembro de la familia debe dar una respuesta
Efesios 3
Versículo para Memorizar Lectura Bíblica
Juan 1:29
Efesios 2:8-9

Hace poco estuve hablando con un hombre sobre su vida espiritual.

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Cuando le pregunté: “¿Es usted salvo?”, respondió: “No, pero estoy
trabajando en eso”. Cuando le pedí más detalles, me dijo que estaba ha-
ciendo algunos cambios en su vida. Había dejado de fumar y beber, entre
otras cosas. Me dí cuenta de que debía ayudarlo a entender algunos
principios importantes, ya que su única confianza hasta ese momento era
mejorar su condición física.
Lo que este hombre necesitaba entender es que lo que hagamos o
abandonemos por Jesús no tiene importancia. El Señor no está buscando
a personas que cambien algunos hábitos por la pura fuerza de voluntad;
está llamando a personas a rendirse a Él. La única acción que Dios espera
de alguien que le busca es que crea en Jesús; en que Él es quien dice ser;
en que hará lo que dice; en que tiene la autoridad para perdonar; y en que
equipará a su pueblo para tener una vida agradable a Dios. Por estas
convicciones, el nuevo cristiano tiene la capacidad de apartarse de su
vieja vida; en otras palabras, para arrepentirse y comenzar el proceso de
convertirse en “una nueva criatura” (2 Co 5.17).
No nos convertimos en personas salvas eliminando viejos hábitos y
comenzando otros de tipo religioso; somos transformados por el poder
salvador de Jesucristo cuando creemos en Él. Puesto que no podemos
ganar la salvación, nadie puede jactarse delante de Dios. Toda nuestra
moralidad, buenas obras y esfuerzos por cambiar, no son más que basura
en comparación con la santidad de Jesucristo (Is 64.6). Solo su justicia
puede cubrir nuestros pecados y hacernos justos delante del Padre.
.

Expliquen lo que quiere decir Pablo en


1Cor 5:17

Efesios 4
Versículo para Memorizar Lectura Bíblica
Efesios 2:8
Miqueas 6:6-8

Hay un mensaje sencillo que se repite una y otra vez en toda la

Altar Familiar
Biblia: Dios se goza más por nuestros esfuerzos en conocerle, que por
cualquier otra cosa que pudiéramos ofrecerle. Dios nos creó con un
profundo deseo de que le conozcamos; por tanto, no debiera ser difícil
entender que buscarle expresa nuestro amor mucho mejor que las pala-
bras.

Comenzamos a aprovechar nuestro gran privilegio de conocer personal-


mente a Dios cuando recibimos su regalo de vida nueva en Cristo. A par-
tir de ese momento somos llenos de su Espíritu Santo. El Señor Jesús,
nuestro mediador, salvó la brecha de pecado que separaba a Dios y al
hombre. Por su muerte en la cruz, hizo posible que, a pesar de lo pecado-
res que éramos, nos convirtiéramos en hijos de Jehová de los ejércitos,
cuya santidad abrumó a Isaías (Is 6.1-7). Es imposible conocer verda-
deramente a Dios, sin conocer primero a Jesús.

Si nos centramos exclusivamente en nuestras preocupaciones, aprendere-


mos muy poco acerca del Señor. Para hacer nuestro el privilegio que Cris-
to nos ha dado el de conocer al Padre tenemos que estar interesados en lo
que le interesa a Él. Al observar con atención su manera de hacer las co-
sas, podemos llegar a entender lo que considera importante. Sabemos
que a Dios le importan los que andan en oscuridad, los que no tienen a
nadie que les ayude, los enfermos, los que sufren y los que mueren. Para
aprovechar al máximo el privilegio de conocer al Señor más profunda-
mente, debemos llevar su amor al mundo, e involucrarnos cada día en lo
que está haciendo a nuestro alrededor.

Mencione las razones por las que nos cuesta pedirle


perdón a Dios y reconocer nuestro pecado

Efesios 5
Versículo para Memorizar Lectura Bíblica
1 Juan 1:9
Mateo 14:22-33

Las tormentas son inevitables. En la naturaleza, las fuertes tempesta-

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des dejan a su paso paisajes totalmente cambiados. Asimismo los problemas
pueden alterar la dirección de nuestra vida.

Cuando surgen dificultades, es posible que le diga al Señor: “Estoy haciendo


lo que me pediste; entonces, ¿por qué me sucede esto?” Este razonamiento
considera que estar en el centro de la voluntad de Dios nos exime de proble-
mas. En Mateo 14, vemos que Jesús mandó a los discípulos que entraran en
la barca y que le esperaran en la orilla opuesta. Mientras le obedecían,
surgieron olas y vientos fuertes. En verdad, las tormentas pueden surgir aun
cuando nos encontremos exactamente donde Dios quiere que estemos (Jn
16.33).

Otra pregunta que nos hacemos a veces es: “Señor, ¿qué he hecho mal?”
Muchos pensamos que somos parte del problema. Dios utiliza, en efecto, las
pruebas para corregirnos, pero no todas las situaciones provienen de nuestros
errores. Él puede permitir las dificultades para perfeccionarnos, es decir, para
hacernos más semejantes a Cristo. Eso sucedió con los discípulos. El Señor
Jesús sabía lo que les esperaba, y deseaba que fueran aptos para la obra que
les estaba llamando a hacer. Los impetuosos vientos crearon un ambiente
propicio para que aprendieran una lección clave para su ministerio futuro.

Dios usa maneras diferentes para capacitarnos, pues quiere que seamos
siervos de Jesucristo fuertes y dinámicos. Entendamos que nada puede
sucederle a un hijo de Dios, a menos que Él lo permita. En vez de bajar
nuestras cabezas ante las luchas de la vida, alcemos nuestros ojos al Señor, y
busquemos sus propósitos en los retos que enfrentemos.

Escriba una lista de situaciones en nuestras vidas que


pueden llegar a convertirse en una tormenta.

Versículo para Memorizar Efesios 6


Mateo 14:27 Lectura Bíblica
Mateo 9:18-33

Los discípulos experimentaron muchos “momentos en la cima” con el

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Señor Jesús. La hija del principal de la sinagoga fue resucitada; dos ciegos
recuperaron la vista; los mudos pudieron hablar; y el hombre poseído por
demonios fue liberado. Pero cuando la tormenta llegó aquel día en el mar, el
temor les invadió. Sus mentes no podían recordar las lecciones que habían
aprendido sobre el poder y los propósitos de Aquel a quien seguían. Incluso,
ver caminar al Señor Jesús sobre el agua no les trajo alivio inmediato
(Mt 14.26).

Cuando la adversidad nos golpea es fácil olvidar lo que sabemos de Dios.


Tenemos dificultad para recordar sus respuestas a las oraciones en el pasado,
la guía específica dada por el Espíritu Santo y las lecciones aprendidas en
crisis anteriores. Solo la situación presente parece real. Mientras la mente
nos da vueltas, la turbulencia emocional puede impedirnos pensar con
claridad.

Leer la Biblia es clave para recordar las verdades bíblicas. Otro recurso
importante es un diario personal: un registro escrito de su peregrinación con
el Señor. El diario debe contener los detalles de cómo el Padre celestial ha
trabajado antes en su vida. Sirve como un mapa para señalarle dónde estuvo
usted antes, y de qué manera le ayudó Dios. Aunque su prueba actual sea
nueva, puede mirar hacia atrás y ver la naturaleza inmutable del Señor a lo
largo de los años.

Como cristianos, tenemos un enemigo que quiere apartar nuestro enfoque del
Señor Jesús. Frustremos la estrategia del adversario dedicando tiempo a la
Palabra de Dios y llevando un diario. Hacer esto nos ayudará a recordar
cómo el Señor Jesús nos auxilió personalmente y nos protegió con su poder
divino.
Haga una lista de momentos en sus vidas en donde
Dios se mostro real y les ayudo en tiempos difíciles

Versículo para Memorizar Filipenses 1


Isaías 41:13 Lectura Bíblica
“...Pero yo y mi casa
serviremos a Jehová. “
Josué 24:15

Estos devocionales fueron tomados de:


Ministerios En Contacto—Charles Stanley

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