Salud Ocupacional Daniela Solis Alvarez
Salud Ocupacional Daniela Solis Alvarez
Salud Ocupacional Daniela Solis Alvarez
TECNICAS DE ESTUDIO
DOCENTE.
KARINA SIBAJA
ALUMNA.
FECHA
16-03-2024
PROPOSITOS DEL APRENDIZAJE
FORMAS DE APRENDER
APRENDIZAJE AUTONOMO
Por ende, el aprendizaje autónomo es el que hace referencia a la capacidad del alumno para
organizar su propio proceso de aprendizaje.
Posee tres pilares que son: Aprender a Conocer, Aprender a Hacer y Aprender a Ser.
La labor del docente con este tipo de aprendizaje es que el alumno sea capaz de tomar
decisiones personales sobre su aprendizaje y sea responsable.
Esto implica su participación en una serie de cuestiones, junto al profesor, como estas:
Definición de objetivos, Identificación de necesidades de aprendizaje, selección de contenidos
y materiales didácticos, el uso de técnicas para el aprendizaje y metacognitivas y la
autoevaluación.
Por ello el alumno que es capaz de gestionar su propio aprendizaje no quiere decir que sea una
habilidad innata, ya que es una capacidad que se puede desarrollar con el entrenamiento de
estrategias metacognitivas.
Por tanto, cuando una persona está motivada, se compromete con ella misma a indagar,
cuestionar, analizar y compartir información. Eso le permite: Adquirir destrezas múltiples a un
ritmo diferente a otra persona, alcanzar conocimientos de forma independiente y continua,
generar ideas y conclusiones y lo más importante auto disciplinarse.
Por tanto, el estudiante aprende sin dependencia directa del profesor: investiga, analiza,
consulta fuentes, organiza materiales, sintetiza ideas, elabora informes, es una forma de iniciar
al estudiante en el método de la educación permanente, que consiste en estudiar durante
toda la vida profesional.
Entonces podemos decir que el aprendizaje autónomo es una forma de potenciar la capacidad
del estudiante de aprender por sí mismo, a través de la realización de actividades de
aprendizaje que complementen las que realiza habitualmente en la clase.
El estudiante aprende sin dependencia directa del profesor: investiga, analiza, consulta
fuentes, organiza materiales, sintetiza ideas, elabora informes.
Cuando el método de aprendizaje autónomo está mediado por una guía, se establece una
nueva relación profesor-estudiante, haciendo que los alumnos sean más independientes y
responsables de su propio trabajo.
Además, se trata de una herramienta eficaz de motivación, para aprender y más importante:
aprender a aprender.
Para fomentar la motivación por los estudios, el primer paso es definir qué pretendes con
ellos:
Una vez que tengas claros tus objetivos es el momento de precisar qué es lo que vas a
estudiar. La motivación es mayor si encuentras que la formación es útil, práctica y atractiva. De
esta manera te sentirás plenamente motivado por lo que haces, ya que tu actitud será
proactiva, estarás más concentrado y tu nivel de implicación también será mayor.
Está demostrado que cuando la motivación para estudiar es fuerte, cursar unos estudios no
supone un gran esfuerzo, al contrario, son un aliciente para seguir adelante y lograr tus metas
profesionales.
Otro de los factores que contribuye a fomentar la motivación es comprobar que el programa
es factible, es decir, que el plan de estudios lo podemos asumir y realizar sin que eso suponga
que descuidemos el resto de nuestras actividades y responsabilidades, por hay que tener en
cuenta que el estrés generado por una carga de trabajo que no podemos asumir, provocará
una desmotivación por los estudios.
Entonces puedo decir que la motivación de estudio es un estado de ánimo que hace que la
conducta de una persona cambie y se active para conseguir las metas concretas que se ha
marcado desde muy temprano.
Estos objetivos pueden ser desde alcanzar una carrera, aprobar un examen, tener la mejor
nota del salón, o cualquier otra área que tenga que ver con los estudios. Esa energía es la que
consigue que una persona realice todas las acciones necesarias para culminar su objetivo de la
manera más eficiente posible, algo que se puede trasladar a otros ámbitos de la vida, como el
personal e incluso el profesional. Por lo tanto, si quieres lograr tus objetivos académicos es
importante la motivación de estudio.
CONTROL DE LA ANSIEDAD
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones estresantes o desafiantes,
con la presencia de síntomas como palpitaciones cardiacas, sudoración, perturbaciones
respiratorias, tensión muscular; es decir las diversas sensaciones corporales, pensamientos,
sentimientos y conductas.
Como en una situación de examen los estudiantes desarrollan una gran diversidad de
reacciones ansiosas que pueden ir desde un control conductual adecuado hasta un estado de
descontrol intenso, que se le hace inmanejable y que llega a bloquear su capacidad para
expresar sus conocimientos de ahí que la ansiedad puede ser entendida, como un estado de
temor que experimentamos subjetivamente frente a una situación que percibimos como
intimidadora y está ligada a anticipaciones de peligro, como castigo o amenazas a la
autoestima.
Por ello para ayudarte a mantener la calma y confianza antes de un examen y durante este,
pon en práctica técnicas de relajación, como respirar profundo, relajar los músculos de a uno
por vez o cerrar los ojos e imaginar resultados positivos.
Ya que los estudiantes con alta ansiedad presentan dificultades para mantener la atención, son
fácilmente distraídos, tienen problemas en la organización y elaboración de materiales, y
muestran poca flexibilidad para adaptarse a los procesos de aprendizaje.
Por ende, una de las formas de controlar la ansiedad es con la terapia cognitivo conductual,
que nos permite aprender sobre nuestra problemática, y obtener herramientas que pueden
ser usadas en la vida diaria y que puede ayudarnos a manejar y regular la ansiedad con el fin
de poder desempeñarnos de manera más tranquila en las diferentes actividades que
realizamos en la vida diaria, como la de estudiar.
para que se produzca aprendizaje el aprendiz debe pasar por las fases siguientes: La
motivación, entendida en sus dos acepciones:
La motivación subjetiva, que refleja la actitud del estudiante ante la materia y ante
La motivación puede ser interna (desea aprender porque le gusta) o externa (estudia porque
se ve obligado). Sin un mínimo de motivación interna el aprendizaje está condenado al fracaso.
Los contenidos están bien motivados si el estudiante comprende la finalidad del aprendizaje
que va a emprender, y su relación con sus conocimientos actuales. Los contenidos deben estar
contextualizados y relacionados con la experiencia del aprendiz.
En nuestro contexto, el conocimiento de los contenidos es una fase por la que hay que pasar
para aprenderlos. Así, por ejemplo, no se puede entender la segunda ley de Newton sin antes
conocer su enunciado.
Para que el estudiante pueda acceder a los conocimientos debe tener o ser capaz de conseguir
el material y recursos necesarios.
La comprensión, esta requiere ser capaz de explicar y relacionar conceptos. A menudo suele
confundirse comprender con aprender (lo entiendo, ergo lo sé) y existe la tendencia a pensar
que la comprensión es automática por el mero hecho de asistir a una clase expositiva.
La validación es la realimentación necesaria para saber que vamos por el buen camino y debe
aplicarse a todas las fases anteriores (validar los objetivos, validar la información, validar la
comprensión, validar la transferencia). La validación requiere retroalimentación (ejemplos,
modelos, consultas o tutorías) y en un contexto académico, requiere evaluación formativa, por
contraposición a la mera evaluación selectiva de los exámenes finales.
la organización del tiempo y las tareas resulta un factor clave para estudiar mejor. Es muy
importante elaborar un calendario, fijar metas y objetivos o crear un plan para afianzar lo
trabajado en clase y reforzar a diario los conocimientos.
Planifica tu tiempo jornada a jornada para ello, establece las actividades o tareas que quieres
acabar ese día, y marca o anota qué contenidos y temas de cada asignatura tienes que repasar
o estudiar.
Ten siempre en cuenta las fechas que hayas señalado en el calendario, tanto de exámenes
como de entrega de tareas o trabajos, y así podrás distribuir correctamente el tiempo con el
que cuentas para lograr tu objetivo.
Da prioridad a los temas urgentes, pero dedica también un tiempo de estudio semanal para
revisar los contenidos de cada asignatura.
Establecer horarios
Es recomendable que estudies todos los días a la misma hora, para establecer una rutina y
acostumbrarte a cumplir los objetivos diarios. En ese tiempo que dedicas a estudiar, realiza
primero las actividades o trabajos de entrega más próxima y después invierte unos 45 minutos
en estudiar o repasar los temas que hayas tratado en clase.
Para organizarte de manera más eficaz, debes establecer más tiempo para las materias más
complejas, aquellas que te cuestan más o que exigen más trabajo de comprensión. Puedes
comenzar por las tareas o contenidos más complicados, ya que estarás menos cansado, y deja
lo más sencillo para el final. Otra buena técnica es intercalar tareas más complejas o exigentes
con otras que te resulten más entretenidas y motivadoras.
Sé constante:
La mejor manera de mejorar la planificación y organización del estudio es perseverar. Así que,
aunque al principio te resulte complicado, estudia todos los días, trata de cumplir las metas
que te hayas marcado y respeta los horarios, y verás cómo el trabajo da sus frutos. Pero si un
día no puedes cumplir las horas o no llegas a revisar todos los contenidos marcados, no te
preocupes ni te desanimes; reajusta la planificación y retómala con nuevas fuerzas al día
siguiente.