Ingeniera Inversay Cognicin

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Ingeniería inversa y cognición. ¿Algunas remembranzas panglossianas?

Article in Ideas y Valores · October 2013


DOI: 10.15446/ideasyvalores.v63n155.36925

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Jonathan Echeverri Álvarez Liliana Chaves Castaño


Universidad EAFIT University of Antioquia
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Ingeniería inversa y cognición
¿Algunas remembranzas panglossianas?*

Jonathan Echeverri Álvarez**


Liliana Chaves Castaño***
Universidad de Antioquia - Colombia

Resumen
Daniel C. Dennett ha dedicado una parte considerable de su obra a concebir una
aplicación de la ingeniería inversa y el adaptacionismo para explicar la evolución
de la mente humana. Dennet considera esta perspectiva como una posibilidad
prometedora en el desarrollo de una psicología científica, en contraposición al
“materialismo eliminacionista” de la neurociencia. En este artículo se expone una
aproximación conceptual y se examina un antecedente filosófico en las discusiones
sobre el adaptacionismo en biología y psicología evolutiva: la intencionalidad o teo-
ría de los sistemas intencionales.
Palabras clave: D. Dennett, adaptacionismo, evolucionismo, ingeniería
inversa.

Artículo recibido: 20 de enero del 2013; aceptado: 12 de junio del 2013.


* El artículo se deriva de la investigación elaborada por los autores titulada
Aproximación a una reconstrucción evolutiva de la libertad en la obra de Daniel
C. Dennett. Adscrita al Grupo de Investigación en Psicología Cognitiva de la
Universidad de Antioquia, en la línea Evolución y Cognición.
** [email protected]
*** [email protected]

ideas y valores · vol. lxiii · n.o 155 • agosto 2014 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • bogotá, colombia • pp. 145 - 170
[14 6] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

Reverse Engineering and Cognition

Panglossian Memories?

Abstract
Daniel C. Dennett has dedicated a great part of his work to the conception of an
application of reverse engineering and adaptationism in order to explain the evolu-
tion of the human mind. Dennett sees this perspective as a promising possibility in
the development of a scientific psychology, in contrast to the “eliminative material-
ism” of neuroscience. The article provides a conceptual approach and examines a
philosophical precedent in the discussions regarding adaptationism in biology and
evolutionary psychology: intentionality or the theory of intentional systems.
Keywords: D. Dennett, adaptationism, evolutionism, reverse engineering.

Engenharia inversa e cognição

Algumas recordações panglossianas?

Resumo
Daniel C. Dennett dedicou uma parte considerável de sua obra a conceber uma
aplicação da engenharia inversa e do adaptacionismo para explicar a evolução
da mente humana. Dennett considera essa perspectiva como uma possibilidade
prometedora no desenvolvimento de uma psicologia científica, em contraposição
ao “materialismo eliminacionista” da neurociência. Neste artigo, expõe-se uma
aproximação conceitual e examina-se um antecedente filosófico nas discussões
sobre o adaptacionismo em biologia e psicologia evolutiva: a intencionalidade ou
teoria dos sistemas intencionais.
Palavras-chave: D. Dennett, adaptacionismo, evolucionismo, engenharia
inversa.

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [147]

Introducción

Está demostrado –argüía– que las cosas no pueden ser de otro


modo, ya que, estando todo hecho para un fin, todo conduce necesaria-
mente al mejor de los fines … Por consiguiente, quienes dicen que todo
está bien, dicen una sandez. Lo que habría que decir es que todo está de
la mejor manera … finalmente soy filósofo, y no me conviene desdecirme,
Leibniz no podía equivocarse, la armonía preestablecida, por otra parte,
es la cosa más bella del mundo, así como lo lleno y la materia sutil
Voltaire, Cándido o el optimismo

Una parte de cada vida, y aun de cada vida insignifican-


te, transcurre en buscar las razones de ser, los puntos de partida,
las fuentes. Mi impotencia para descubrirlos me llevó a veces a
las explicaciones mágicas, a buscar en los delirios de lo oculto lo
que el sentido común no alcanzaba a darme. Cuando los cálculos
complicados resultan falsos, cuando los mismos filósofos no tie-
nen ya nada que decirnos, es excusable volverse hacia el parloteo
fortuito de las aves o hacia el lejano contrapeso de los astros.
Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano

Soportar inclemencias y aun así conservar esperanzas, inclu-


so medianamente reconfortantes, no es una tarea sencilla. Voltaire
sometió a Cándido, personaje de su obra Cándido o el optimismo, a
explicaciones optimistas en medio de múltiples tragedias. Vivir en
condiciones nefastas y lidiar con Pangloss, figura filosófica admirada
por el personaje de Voltaire, y sus “razones de ser” en el supuesto me-
jor de los mundos posibles, no rindió mayores resultados benéficos.
O tal vez sí. Tal vez la obtención de una tranquilidad sustentada con
justificaciones ficticias en medio de las contingencias adversas. Por
fortuna estaba presente la oposición a Pangloss: Martín, el escépti-
co compañero de viaje, quien, ante las explicaciones tendenciosas del
maestro, puntualiza al final del relato: “trabajaremos sin razonar …
es el único modo de soportar la vida” (Voltaire 174). El anterior pasa-
je dibuja el contorno de una relación académica reciente: la biología
evolutiva y el uso de sus teorías y métodos en el campo de las ciencias
sociales. Estas relaciones, que están inscritas en debates importantes
relativos a la naturaleza humana, específicamente en el problema de la
“extraña inversión del razonamiento” instaurada por Darwin y seña-
lada en varias ocasiones por Dennett (cf. 1991, 1999 y 2000).

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La iniciativa de establecer conexiones entre biología y ciencias


sociales ha sido fomentada por académicos de ambos escenarios disci-
plinares.1 Sin embargo, algunos autores de las ciencias sociales, que no
conocían a profundidad la biología evolutiva, ignoraron los debates
más relevantes en este campo, y, sin mayores reparos, utilizaron en sus
apreciaciones del comportamiento humano algunas ideas evolutivas
con frecuencia criticadas (Dennett 1991 y 1999; Gould 1978; Gould and
Lewontin 1979; Maynard 1983). Uno de los debates más relevantes que
sintetiza esta consideración alude al adaptacionismo o programa pan-
glossiano presente en la biología evolutiva (Gould and Lewontin 1979;
Dennett 1983). De acuerdo con Gould y Lewontin, los biólogos adap-
tacionistas constituyen una defensa anacrónica de Pangloss, o más
bien lo encarnan. La doctrina optimista panglossiana –que puede ser
descrita en los siguientes términos: vivimos en el mejor de los mundos
posibles, todo está hecho para un fin– incursionó de manera implíci-
ta en los argumentos científicos relativos a la evolución por selección
natural. La sociobiología y la psicología evolutiva 2 no han sido ajenas
a esta crítica. Este optimismo desenfadado supone la no existencia de
criterios que permitan validar o refutar una historia evolutiva. Este
artículo intenta dilucidar la presencia de estos criterios, y esboza su
aplicación en los estudios evolutivos de la cognición humana.
Los cuatro siguientes apartados están orientados al cumplimiento
de este objetivo. La principal fuente que permite hacer el análisis es la
obra de Daniel C. Dennett. El primer apartado sintetiza la discusión
sobre la presencia de razonamientos panglossianos en las narraciones
evolutivas. El segundo expone con detalle los pasos metodológicos a
seguir por parte del adaptacionismo; pasos que se derivan de una se-
rie de recomendaciones hechas por Williams (1996) y la teoría de los
sistemas intencionales, propuesta por Dennett (1991). El tercero ofrece
una exposición gráfica de cómo debe realizarse una reconstrucción
evolutiva de la mente y de cualquier diseño biológico en la natura-
leza, en función de las consideraciones previas señaladas del debate.
Finalmente, el cuarto apartado expone una conclusión en relación
con las ideas presentadas a lo largo del texto.

1 Véase por ejemplo Barkow, Cosmides y Tooby (1992); Cosmides y Tooby (1997);
Dawkins (1993 y 2005); Dennett (1991, 1999 y 2007); Gould (2010); Maynard (1972);
Mithen (1998) y Pinker (2001).
2 La expresión “psicología evolutiva” es usada como traducción de Evolutionary
Psychology de igual forma en la traducción castellana de la obra de Pinker (2001).
Otras expresiones equiparables son: “psicología evolucionista” (cf. Cosmides and
Tooby) y “psicología de la evolución” (cf. Mithen).

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [149]

1. ¿A la recherche du docteur Pangloss o de la extraña


inversión del razonamiento?
En el contexto filosófico de discusión relativo a una probable
historia de la mente, cualquier característica cognitiva puede ser so-
metida a un análisis de ingeniería inversa;3 esto implica reconstruir
la historia, averiguando la posible “razón” por la cual fue diseñada la
mente o la característica a analizar. Las aplicaciones de la ingeniería
inversa en biología son mayormente conocidas por otro nombre: adap-
tacionismo. El antecedente más relevante de esta cuestión es el debate
entre Dennett, Gould y Lewontin. A estos se unieron otros autores
provenientes de diversas disciplinas interesadas en la investigación de
la cognición.4 Una prueba de ello es la amplia diversidad y naturaleza
de los comentarios al artículo de Dennet publicado en Behavioral and
Brain Sciences, titulado “Intentional systems in cognitive ethology:
The Panglossian paradigm defended” (1983), texto escrito como res-
puesta a las críticas de Gould (1978), Gould y Lewontin (1979 y 1983) y
Gould y Vrba (1982). Recordemos que Stephen Jay Gould fue el princi-
pal autor que se opuso ampliamente al adaptacionismo.
Antes de revisar las ideas de Dennett que apoyan el uso del
adaptacionismo en los estudios de la mente, es necesario revisar las
principales críticas a esta herramienta provenientes del campo de la
biología teórica. Según Gould y Lewontin, el programa adaptacionista
es un hábito mental; “comprender un organismo viviente a la luz de la
evolución consiste, pues, de acuerdo con este espíritu, en comprender
cómo su anatomía, su fisiología, su comportamiento, son configura-
dos por la selección natural” (1983 1). El inicio de una reconstrucción
evolutiva es la función; en otras palabras, en una reconstrucción de
este tipo se identifica la probable función de una característica y se
diseña una historia de esta en relación con el aumento de las probabi-
lidades de supervivencia que confiere a la especie.

3 Esta expresión es tomada por Dennett (1990, 1999) del ámbito de la ingeniería, como
herramienta de análisis que puede aplicarse a la historia natural de la vida; es in-
geniería retrospectiva, es decir, el punto inicial de estudio es el producto final, y se
procura averiguar las posibles razones por las cuales este fue diseñado. El adaptacio-
nismo es el método que resulta de esta aplicación en la biología, puesto que el inicio
del análisis lo constituye cualquier adaptación biológica presente en un organismo.
El apartado tres realiza una serie de puntualizaciones más precisas al respecto.
4 “Cognición” y “mente” son dos términos usados de manera indistinta en el artículo.
Cabe señalar esta apreciación, puesto que en ocasiones se utiliza la palabra “cogni-
ción” con el fin de designar una característica de la mente ajena a otros componentes
importantes, como la emoción o la intuición. En este caso, el término “cognición”
incluye igualmente estas otras características; es un concepto tan global y amplio
como la noción de “mente”.

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Es posible entender el artículo de Gould y Lewontin (1983) como


un inventario de errores de las explicaciones evolutivas. Sin em-
bargo, es igualmente sencillo inferir que esto se debe a una razón
fundamental, a saber, la imposibilidad de contemplar explicaciones
alternativas debido a la usual apelación exclusiva a razones adaptati-
vas. Para Gould (1978), el adaptacionismo no es más que un “arte de
contar historias”, con dos presupuestos principales: primero, todos los
caracteres morfológicos y de comportamiento en un organismo son
producto de la selección natural; segundo, solo existe una explicación
para cada característica y esta se deriva de forma exclusiva del proceso
de la selección natural.
De acuerdo con este autor, la sociobiología surge como una ver-
sión del adaptacionismo utilizado en las ciencias sociales, lo cual
implicó que el uso arbitrario de errores que no habían sido evaluados
en la biología evolutiva se aplicara en la década de 1970 al estudio de
fenómenos sociales. La sociología y, posteriormente, la psicología co-
metieron el error de importar ideas y formas de proceder equívocas
de los biólogos ortodoxos.
Contadores de historias que dieron con una explicación median-
te la cual una determinada circunstancia debía prevalecer, y a partir
de ese momento nunca se molestaron en someterla a prueba, dado que
presumían que era una historia demasiado buena para no ser verdadera.
(Dennett 1999 393)

Esta forma de percibir la historia natural de los organismos per-


mite construir historias a pesar de la ausencia inmediata de algún
tipo de evidencia empírica.
Las enseñanzas de Pangloss, en el relato de Voltaire, sirven de
metáfora para calificar los argumentos adaptacionistas como razo-
namientos decididamente panglossianos. Sostener que el diseño de
cualquier tipo en la naturaleza obedece a una función adaptativa es,
sin lugar a dudas, un optimismo desenfadado: “el doctor Pangloss es
una sinécdoque estándar de esta forma de ridículo” (Gould, citado
en Dennett 1999 389). La siguiente declaración resume esta idea: “las
cosas no pueden ser de otro modo, ya que, estando todo para un fin,
todo conduce necesariamente al mejor de los fines” (Voltaire 4). Esta
filosofía de vida atormentó a Cándido, fiel creyente de Pangloss, al
verse acosado por conciliar sus convicciones con las tragedias acon-
tecidas en sus viajes. El argumento del relato sirvió a Voltaire para
diseñar una burla en contra del optimismo de la época, cimentado
en la Teodicea de Leibniz, obra publicada en 1710 (cf. Dennett 1999).
Montoya, en el prólogo a la traducción de Voltaire, expresa: “en rea-
lidad, es contra su propio optimismo que Voltaire escribe Cándido”

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [151]

(20). La filosofía optimista era defendida y divulgada por la nobleza


europea de siglo XVIII. Voltaire fue miembro activo de esa nobleza,
pero las desdichas acumuladas en vida terminaron convertidas en la
sátira histórica de Cándido. Gould y Lewontin (1979) acusan al adap-
tacionismo de promover una defensa anacrónica de Pangloss en la
biología evolutiva.
¿Se puede abandonar el optimismo panglossiano en la recons-
trucción evolutiva de la cognición, y conservar, paradójicamente,
el optimismo de una investigación histórica posible? ¿Cómo evitar
problemas parecidos a los que tuvo que enfrentar Cándido en el esta-
blecimiento de una armonía entre dificultades y “buenos propósitos”?
De acuerdo con Gould y Lewontin (1983), el principal problema del
adaptacionismo consiste en suponer una tesis indiscutible: la utilidad
o función5 de una característica biológica a analizar es la razón por
la cual esta ha sido, en términos retrospectivos, retenida por selec-
ción natural. Una narración evolutiva implica, entonces, identificar la
utilidad o función estándar –razón por la cual fue diseñada– de una
peculiaridad biológica, y especular en relación con las condiciones
históricas que le dieron lugar.
Sin embargo, razón y función no necesariamente se correspon-
den. Es decir, es probable contemplar razones que dieron lugar a
diseños biológicos y que no se relacionan con su respectiva función o
con las características que confieren ventajas adaptativas sin razones
evolutivas evidentes, razones en las cuales no hay una responsabilidad
directa de la selección natural. Esta confusión de correspondencia
entre razón y función da lugar a un método y a una agenda progra-
mática en la argumentación de las historias evolutivas. El método se
materializa en dos pasos: primero, “atomizar” el organismo; en otras
palabras, descomponer la totalidad del organismo en sus partes más
elementales; segundo, identificar la utilidad o función de cada parte
elemental. Se inicia luego la especulación histórica, sin perder de vista
la función previamente identificada. Gould y Lewontin (1983) argu-
yen que el único criterio para validar una historia es un supuesto: la
omnipotencia de la selección natural en el diseño de todas las caracte-
rísticas biológicas funcionales.
No existen criterios de validez adicionales; solo pasos de redacción
histórica en el “arte de contar historias”, como se indicó anteriormen-
te. Los pasos, señalados por ambos autores, son los siguientes: en
primer lugar, una historia evolutiva inicia con un diseño útil, y son
excluidos otros atributos no funcionales del organismo; segundo, se

5 Utilidad o función en la medida en que aumenta la probabilidad de supervivencia o


la reproducción diferencial de la especie.

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asume, por definición, que es posible bosquejar una historia adapta-


cionista; tercero, si un argumento adaptacionista falla, es decir, si ha
sido falseado por una investigación empírica posterior, se reemplaza
inmediatamente por otro con las mismas propiedades; finalmente, si
no hay explicación que recurra a una descripción adaptacionista, esta
se concibe como un error de interpretación de las características bio-
lógicas del organismo o del entorno. Desde esta perspectiva, no hay
responsabilidad o cuidado en las narraciones evolutivas. Estas se pro-
ponen a partir de supuestos cuestionables que solo una investigación
empírica posterior se encargará de validar o refutar.
Es peligroso apreciar la investigación empírica como una herra-
mienta que posibilita un veredicto final, debido a que no es sencillo
tener una mirada lúcida del pasado a partir de las contingencias que
han podido tener un papel relevante en la configuración del presen-
te biológico. Además, con el desconocimiento de múltiples detalles
históricos imprescindibles, las investigaciones de ese orden se apla-
zan interminablemente. La principal reacción a las ideas de Gould
y Lewontin consistió en la divulgada idea de que el adaptacionismo
había sido refutado, por lo que era necesario abandonarlo y adoptar
explicaciones más amplias y rigurosas. La omnipresencia de la selec-
ción natural en la totalidad de los caracteres adquiridos es insostenible.
Así mismo, Dennett (1983) interpreta el artículo de Gould y
Lewontin como un intento necesario y bien recibido de revaluar los
excesos de las narraciones adaptacionistas. Pero, según él, la retórica
del texto y la naturaleza de los argumentos desvió la atención hacia
la mencionada renuncia de la ingeniería inversa. La propuesta de
Dennett es similar a los razonamientos panglossianos; sin embargo, se
puede transitar un camino hacia descripciones adaptacionistas más
diligentes a partir de un compendio de criterios, y librarse de las in-
fluencias optimistas de Pangloss. El camino a transitar lo ofrece una
etiqueta peyorativa del siglo XIX –“la extraña inversión del razona-
miento”–, utilizada en contra de las ideas de Darwin:
En la teoría con la que nos enfrentamos, la Absoluta Ignorancia es
el Artífice; así que podemos enunciar como el principio fundamental de
la totalidad del sistema que para hacer una perfecta y hermosa máquina,
no es necesario saber cómo hacerla. En un cuidadoso examen, encontra-
mos que esta proposición expresa en forma condensada el significado
esencial de la teoría de Darwin, y expresa, en unas pocas palabras, toda
la explicación del Sr. Darwin: quien, por una extraña inversión del ra-
zonamiento, parece creer que la Ignorancia Absoluta está totalmente
cualificada para ocupar el lugar de la Sabiduría Absoluta en todos los
logros de la habilidad creativa. (Mackenzie, citado en Dennett 1999 97,
énfasis agregado)

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [153]

La “extraña inversión del razonamiento” explica la presencia de


“competencia sin comprensión” en la naturaleza; en otros términos,
la vida es un claro ejemplo de que se pueden hacer cosas, con una
complejidad y funcionalidad considerable, sin saber por qué hacerlas.
La teología natural anterior al siglo XIX se esmeró en demostrar que
no es posible concebir un diseño sin un agente creador y previsor:
un objeto artificial o natural con funcionalidad dispone de un ente
más complejo, dotado de inteligencia, que lo ha creado. Esta tesis es
designada como el argumento del diseño, históricamente tradicional
para defender la existencia de un supuesto dios responsable de la crea-
ción del universo y la vida en la tierra. La teoría ofrecida por Darwin
mantiene la “pirámide cósmica”, en la cual Dios y la mente humana
ocupan la cúspide, pero ya no se consideran causas del orden, el dise-
ño y la diversidad, sino efectos biológicamente generados (cf. Dennett
1999 y 2000).
Lo que la teología natural supone como causa, el darwinismo lo
convierte en efecto. La vida en la tierra, en parte, es un compendio
de consecuencias evolutivas que se trasforman continuamente con el
principio de la acumulación de diseños. La mente y, por consiguiente,
sus más variadas características son un efecto de la operación de este
principio. No hay un agente responsable de los diseños; lo que existe
es un proceso que subyace en la emergencia de estos. Darwin utilizó la
etiqueta de la selección natural para describir este proceso. ¿De nuevo
el optimismo desenfadado?, ¿existen diseños en la vida no generados
por selección natural? Si así lo fuera, ¿cómo identificar y asegurar cuál
es el proceso o mecanismo responsable? Esta última cuestión ofrece
un indicio para dar respuesta a las dos inquietudes anteriores; asi-
mismo, describe la polémica central en relación al adaptacionismo.
Para los biólogos ortodoxos –pertenecientes a la síntesis moderna–, la
selección natural es el único proceso que se ocupa de la organización
biológica, compleja y funcional de la materia.
Los efectos fortuitos no esperados y funcionales, descritos con fre-
cuencia como exaptaciones, “son limitaciones, pero limitaciones con
una historia adaptativa y, por tanto, con una explicación adaptacio-
nista” (Dennet 1999 456). Esta postura no supone con antelación que
todo lo biológicamente existente sea resultado de la selección natural,
sino que argumenta que todo lo biológicamente improbable, complejo
y funcional es consecuencia de la selección natural. La diferencia entre
las dos proposiciones es evidente.
La psicología evolutiva hereda esta teoría del cambio evolutivo, y
define la mente como “una adaptación diseñada por la selección natu-
ral, aunque con ello no se quiere significar que todo cuanto pensamos,
sentimos y hacemos sea adaptativo desde un punto de vista biológico”

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(Pinker 2001 42, énfasis agregado). o también la define como “a set


of information-processing machines that were designed by natural
selection to solve adaptive problems faced by our hunter-gatherer an-
cestors” (Cosmides and Tooby 1). Asimilar de entrada la mente y sus
componentes como una adaptación, supone saber con anticipación el
camino a tomar para su reconstrucción evolutiva: apelar a la selección
natural, especular acerca de los problemas adaptativos relevantes y
diseñar las pruebas empíricas que permitan verificar las hipótesis.
No obstante, a pesar de que la obra de Daniel C. Dennett pueda
percibirse como un antecedente filosófico de estas ideas, es posible
demostrar que su propuesta teórica implica señalar un compendio de
tenues diferencias en relación con la psicología evolutiva posterior a
1980. Estas sutiles disidencias entre Dennett y otros autores recono-
cidos, como Pinker, Cosmides, Tooby e incluso Dawkins, trazan una
tendencia teórica ineluctable. El reconocimiento de las diferencias en
torno a bosquejar una historia evolutiva de la cognición, constituye
un eje central para apreciar con rigurosidad las ideas de Dennett so-
bre la ingeniería inversa y, en consecuencia, el adaptacionismo. Esta
distinción surge con un debate filosófico, previo al surgimiento de la
sociobiología y la psicología evolutiva, acerca de la intencionalidad.
La teoría de los “sistemas intencionales” propuesta por Dennett es el
punto de referencia para describir estas diferencias y exponer los cri-
terios que hacen posible una historia evolutiva de la mente.6

2. Reglas del sentido común y la pregunta por el telos


El camino que hay que recorrer no es preciso e indiscutible. Cada
paso o criterio en el diseño de una historia evolutiva de la cognición
involucra elecciones que son heurísticas. Las posibilidades de narra-
ción histórica son tan amplias, y con frecuencia los hechos relevantes
conocidos son tan pocos, que el riesgo de incurrir en un error es
sencillamente alto. Para diseñar la historia evolutiva de un diseño
biológico es necesario identificar primero qué peculiaridades de este
no constituyen adaptaciones. Según Dennett:
Disponemos de buenas reglas nacidas del sentido común, que la
ingeniería revertida prospectiva puede explicar; las cuales hizo explí-
citas George Williams (1966). I) No invocamos la adaptación mientras
existan a nuestra disposición otras explicaciones de un nivel inferior

6 Este artículo no pretende examinar con profundidad estas diferencias entre los auto-
res; solo resalta la importancia de tener en cuenta esta observación. Los criterios que
se describen en el siguiente apartado, surgidos de la teoría de los sistemas intenciona-
les desarrollada por Dennett, permiten señalar estas distinciones teóricas. Para tener
una mayor claridad al respecto, véase: Barkow, Cosmides y Tooby; Dawkins 1993,
1996a, 1996b y 2005; Dennett 1999, 2004 y 2007; y Pinker y Rorty 2006.

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [155]

(como las explicaciones físicas) … II) No invocamos la adaptación


cuando una característica sea el resultado de alguna necesidad general
del desarrollo … del mismo modo que los ingenieros de la Raytheon
no necesitan explicar por qué los componentes de los artefactos de la
General Electric tienen tantos bordes y esquinas con ángulos rectos. III)
No invocamos la adaptación cuando una característica es un producto
colateral de otra adaptación. (1999 403-404)

No es gratuito que el autor use un argumento por analogía, alu-


diendo al trabajo de los ingenieros de la Raytheon (competencia del
General Electric). El trabajo de ingeniería inversa es aplicado a la his-
toria biológica de los organismos de manera similar a como se realiza
con cualquier mecanismo artificial. La expresión “ingeniería rever-
tida prospectiva” no constituye una contradicción en los términos.
Indica la opción de la ingeniería humana para diseñar mecanismos
con propósitos que son previsibles, de ahí que la ingeniería inversa
–que intenta por definición desentrañar estos propósitos o “razones”–
sea posible. En cambio, la selección natural en particular, y la historia
de la vida en general, no diseña mecanismos con razones previsibles.
La selección natural no es un ingeniero virtual con intenciones ade-
cuadas para ofrecer soluciones ante problemas de cualquier orden que
amenazan la supervivencia de las especies.7
¿Cómo postular, a partir de lo anterior, que una ingeniería inver-
sa de la mente es el método de reconstrucción evolutiva más indicado?
Ante la presencia de innumerables contingencias en la historia de la
vida en la tierra, “¿[c]ómo dibujar pues la geometría de la contingen-
cia? ¿De qué otro modo podríamos representar la historia de la vida?”
(Gould 1995 52). La perplejidad que ocasiona este pensamiento deja
a la investigación evolutiva en un pasado lo suficientemente oscu-
ro como para ser inabordable. Dennett (1999) se resiste a sucumbir
con antelación a esta idea. Es posible interpretar en su obra que la
apreciación de Gould (1995) es un resultado que debe aplazarse in-
definidamente. Entretanto, las reglas del sentido común indicadas
por Williams (1966), y las que se derivan de la teoría de los sistemas
intencionales (Dennett 1991), señalan el método de reconstrucción
evolutiva a proseguir. Estas reglas desconocen la contingencia como
explicación determinante en la trayectoria evolutiva de los organis-
mos (Gould 1999).

7 No obstante, la adopción de la posición, actitud, enfoque o estrategia intencional asu-


me en principio esta consideración como permisible. Más adelante se harán algunas
puntualizaciones al respecto.

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[156] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

Dennett (1983, 1991, 1999 y 2000), con el uso de la ingenie-


ría inversa, plantea una explicación adaptacionista de la cognición
humana. No apela con exclusividad a la agenda programática de in-
vestigación propuesta por la psicología evolutiva, sino que propone
una narración histórica que incluye la antropología evolutiva; en
otras palabras, considera entre líneas una explicación que relaciona
la psicología y la antropología, aliadas a la biología evolutiva con in-
tereses conceptuales peculiares. De ahí el énfasis en los dos órdenes
de replicación: gen (ítem de replicación orgánica) y meme (ítem de
replicación cultural), así como en la concepción de la selección na-
tural como algoritmo que funciona en ambos órdenes. Desde esta
perspectiva, la noción de “adaptación” o “función” no se circunscribe
solo a la evolución orgánica, sino que se extiende también a la evolu-
ción cultural. En el ámbito de la evolución cultural el interés último
de replicación no es el gen sino el meme. El algoritmo es el mismo,
esto es, la selección natural.
Para trazar este camino es indispensable contar con una perspec-
tiva de análisis. De acuerdo con el autor, la perspectiva adecuada es
la posición, actitud, enfoque o estrategia intencional. Dennett (1971,
1980, 1983, 1990, 1991 y 1999) ha dedicado gran parte de su obra a ela-
borar detenidamente este escenario de reflexión, de tal manera que el
debate relativo a la intencionalidad es transversal en todo su trabajo
teórico. Constituye el punto de partida para afrontar los “misterios”
(conciencia, libre albedrío, convicción religiosa, entre otros) de la
mente humana, que son relevantes para él. No es de extrañar que sus
primeras publicaciones, incluyendo la tesis doctoral, se ocupen de este
problema filosófico.8 El autor expone cuidadosamente su postura en
relación con este tema en The Intentional Stance, publicado en español
con el título La actitud intencional (1991); en este trabajo se esboza la
“teoría de los sistemas intencionales”, nombre acuñado por Dennett
con el fin de señalar sus ideas en relación con un tema debatido am-
pliamente por la tradición filosófica desde la escolástica medieval
hasta Franz Brentano.9

8 “Geach on Intentional Identity” (1968a); “Features of Intentional Action” (1968b);


Content and Consciousness (tesis de doctoral 1969); Intentional Systems (1971). En los
trabajos revisados pertenecientes al autor (delimitados en los criterios de inclusión
del diseño metodológico de esta investigación), no hay un solo texto en el cual no se
haga alusión a la posición, actitud, enfoque o estrategia intencional.
9 La intencionalidad no es una característica cognitiva, ni es exclusiva de la especie
humana. Es un concepto filosófico medieval que alude al “tener que ver con”. Es
decir, “una cosa muestra su intencionalidad si su aptitud tiene que ver con alguna
otra cosa … Una cerradura y una llave muestran la forma más basta de intencio-
nalidad” (Dennett 2000 50). No es necesario tener una representación para exhibir

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [157]

La teoría de los sistemas intencionales tiene dos componentes: un


“rasgo lógico peculiar” de los modismos intencionales, presentes en
los enunciados o actitudes proposicionales con el uso de verbos men-
tales –creer (x), desear (y), percibir (z), decidir (i), averiguar (p), entre
otros–, y la siguiente polémica premisa: “[E]l uso de los modismos
intencionales tiene una presunción o suposición de racionalidad en
el ser o el sistema al que se le atribuyen los sistemas intencionales”
(Dennett 1991 215). El segundo componente delimita el uso de la in-
geniería inversa. Por ende, para el objetivo de este artículo, solo este
aspecto de la teoría es relevante. Ambos componentes de la teoría no
han estado privados de extensas polémicas.10
Una buena aclaración o tal vez la mejor descripción de la discu-
sión –teniendo en cuenta sus incidencias en la investigación empírica
sobre la metarrepresentación o cognición interpersonal– es realizada
por Rivière (1989, 1998 y 2003). Este componente es importante, en
la medida en que permite tener una comprensión inicial acerca de
la conflictiva relación entre el discurso del “materialismo eliminacio-
nista” de la neurociencia y el discurso natural con el cual la especie
humana describe e intenta realizar predicciones del comportamiento,
haciendo énfasis en los estados mentales (de los cuales hacen mención
los verbos de las actitudes proposicionales). Curiosamente, la deno-
minada intencionalidad de Brentano y sus posteriores seguidores en
la filosofía de la mente surgió para proclamar un abismo infranquea-
ble entre ambas modalidades de discurso. La propuesta teórica de
Dennett (1991 y 1996) consiste en proclamar una conciliación entre
ambos discursos, esto es:
a) [E]xplicar la significación adaptativa que tiene ese lenguaje
supuestamente ficticio (o más directamente falso), sobre la mente, de-
masiado omnipresente en nuestra especie para ser un fardo inútil y un
juego de enredos … b) simular, en sistemas artificiales de procesamien-
to, esos mecanismos metarrepresentacionales por medio de los cuales,
en entelequias tales como creencias, deseos, pensamientos, recuerdos,
emociones, nos asignamos a nosotros mismos y hacemos atribuciones a
los demás. (Rivière 1989 263)

intencionalidad. Sin embargo, adoptar una actitud intencional implica valerse de las
posibilidades cognitivas ofrecidas por el lenguaje con el fin de tratar cualquier cosa
en la naturaleza como si fuese un agente con “creencias” y “deseos”. Asimismo, se
puede tener una creencia acerca de algo, una creencia de una creencia, o una creencia
acerca de una creencia de una creencia, y así sucesivamente (intencionalidad de pri-
mer, segundo y tercer orden).
10 Para considerar con detenimiento el primer aspecto, véase: Dennett (1971, 1974, 1978,
1980, 1991, 1996 y 2000); Fodor (1981 y 1985); Searle (1980 y 1982); y Stich (1980 y 1981).

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[158] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

Este es precisamente el aporte filosófico de Dennett a la tradición


filosófica de la mente, ocupada en comprender la intencionalidad, y
presupone un antecedente filosófico de los estudios posteriores a la
década de 1970 en psicología, comparada con la “teoría de la men-
te”; asimismo, Dennett utiliza esta modalidad de discurso intencional
como un heurístico metodológico (segundo componente de la teoría)
para develar, en retrospectiva, el camino de trayectorias evolutivas
definidas por la selección natural.
Las peculiaridades de la posición intencional se comprenden
mejor cuando se comparan con la posición física y del diseño. Las
tres posiciones, actitudes, enfoques o estrategias son niveles des-
criptivos y explicativos de la realidad. La actitud física se ocupa de
las leyes físicas que definen regularidades inmutables de la naturale-
za; por su parte, adoptar la posición del diseño implica ocuparse de
los algoritmos (nivel de software) de cualquier objeto descrito desde
un enfoque funcional (relativo a “lo que hace el objeto”, “¿para qué
sirve?”); y, a su vez, la estrategia intencional “consiste en interpretar
el comportamiento de un ente (persona, animal, artefacto, lo que
sea) tratándolo como si fuera un agente racional que rige la ‘elección’
de sus’ ‘actos’ ‘teniendo en cuenta’ sus ‘creencias’ y sus ‘deseos’”
(Dennett 2000 40). Esta definición de la estrategia intencional se
articula con los siguientes tres principios, y una pequeña observa-
ción acerca de lo que significa actuar en función de un compendio
de “creencias” y “deseos”:
1) Las creencias de un sistema son aquellas que debería tener,
dadas su capacidad perceptiva, sus necesidades epistemológicas y su
biografía … 2) Los deseos de un sistema son aquellos que debería te-
ner, dadas sus necesidades biológicas y los medios más factibles para
satisfacerlas … 3) La conducta de un sistema consistirá en aquellos
actos que sería racional que un agente con esas creencias y deseos
ejecutara. En (1) y (2) “debería tener” significa “tendría si estuviera
idealmente protegido en su nicho ambiental”. De este modo, reco-
nocerá como tales (es decir, creerá peligrosos) todos los peligros y
vicisitudes de su entorno y deseará todos los beneficios relativos a sus
necesidades. (Dennett 1991 55-56)

Según Rivière (1998), citando a Searle (1982), “creencias” y


“deseos” son representaciones que se distinguen en relación con
su respectiva interacción con el mundo. Es decir, las “creencias”
pueden ser verdaderas o falsas de acuerdo con la información dis-
ponible en el mundo (interacción direccional de adaptación “de la
mente al mundo”). En cambio, los “deseos” no son verdaderos o

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [159]

falsos, son satisfechos o insatisfechos (interacción direccional de


adaptación “del mundo a la mente”). En relación con las estrategias
explicativas de la realidad, cada actitud confiere niveles de predic-
ción e incertidumbre. Es decir, al adoptar la actitud física, el nivel
de predicción es alto y el nivel de incertidumbre bajo; en la posición
intencional sucede lo contrario: se obtiene un nivel de predicción
un tanto cuestionable y una alta incertidumbre (en el enfoque del
diseño las opciones son relativamente equilibradas).
Esto no demerita el uso de la estrategia intencional, puesto que
los niveles de predicción e incertidumbre varían de acuerdo al objeto
de estudio. Si bien la explicación obtenida de la posición física es más
confiable, en determinadas circunstancias las regularidades inmuta-
bles a identificar son inaccesibles y el objeto de investigación resulta
ser tan complejo que lo más recomendable es apelar a los otros dos
enfoques: la actitud del diseño y la intencional. Aun así, los niveles de
predicción e incertidumbre son discutiblemente confiables. La especie
humana lo hace con frecuencia, sin tener un conocimiento explícito
e instruido al respecto: predicción del comportamiento con los enun-
ciados intencionales de la psicología natural. Al respecto, Dennett
presenta una breve consideración cuando se refiere a la adopción de
la posición física:
[C]uando adoptamos la posición física hacia una configuración del
mundo de la vida, nuestros poderes de predicción son perfectos: no hay
ruido, no hay incertidumbre, ninguna probabilidad es menor que otra.
Por otra parte … nada está oculto a la vista. No hay trastienda; no hay
variables ocultas; el despliegue de la física de los objetos en el mundo …
es directo y completamente visible. (1999 269)

Sin embargo, adoptar el enfoque del diseño y el intencional “es


más útil (y, desde luego, casi obligatorio) cuando el artefacto en cues-
tión es mucho más complicado que un despertador” (Dennett 2000
44). Las tres posiciones no se oponen; por el contrario, son útiles
en función de la complejidad manifiesta de los objetos, artefactos o
fenómenos investigados. Para Dennett, ha habido un falso y perni-
cioso convencimiento, profesado en reconocidos círculos académicos,
que puede ser expresado como sigue: una psicología científica solo
es posible con la adopción de una actitud física (“materialismo eli-
minacionista” de la neurociencia), omitiendo los otros dos enfoques
(enfoque del diseño y el intencional). De igual forma, de acuerdo con
el autor, el humanismo tradicional concibe o, más bien, cree que una
psicología científica cimentada en una perspectiva exclusivamente fí-
sica es una iniciativa imposible de lograr.

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[16 0] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

Sin embargo, de acuerdo con Dennett (1999), hay una “terce-


ra e interesante posibilidad”: la psicología como ingeniería. Esta
es contemplada en toda su dimensión con la adopción de las otras
dos estrategias: la perspectiva del diseño y la actitud intencional. La
primera permite un estudio sincrónico de la mente: método de la in-
teligencia artificial; la segunda posibilita una investigación diacrónica
de la cognición: ingeniería inversa y adaptacionismo para una recons-
trucción evolutiva. Las tres posiciones (física, diseño e intencional)
son imprescindibles para una explicación científica de la mente; en
otras palabras: hace fata una psicología científica no supeditada con
exclusión a los intereses académicos de la neurociencia. Ahora bien, si
la estrategia intencional describe una competencia interpersonal (me-
tarrepresentación o teoría de la mente), ¿cómo puede aplicarse como
un heurístico metodológico para develar en retrospectiva el camino
de las trayectorias evolutivas correspondientes a la actuación de la
selección natural? ¿Y qué hacer con el supuesto problemático de la
agencia racional, descrito en la posición intencional?
En principio, el supuesto de la agencia racional sugiere una “elec-
ción” de un acto en relación directa con una “creencia” o “deseo”
de acuerdo a las circunstancias inmediatas presentes en el entor-
no. Esta idea sugiere una simpatía con la controvertida premisa de
“racionalidad”, en la teoría económica ortodoxa, con respecto al com-
portamiento del consumidor.11 Incluso el método de análisis usado
por los economistas ortodoxos para cuantificar funciones de utilidad
es el mismo utilizado por la síntesis moderna en biología evolutiva (cf.
Dawkins 1983, 1993, 1996a, 1996b y 2005; Hamilton 1964; Mayr 1983;
Maynard 1972, 1974, 1978 y 1983; Williams), así como por la ingenie-
ría inversa en la investigación evolutiva de la cognición (cf. Barkow,
Cosmides and Tooby; Bennett 1983; Dennett 1983, 1990, 1999, 2000 y

11 Si bien Dennett en un inicio se apoyó en este supuesto de “racionalidad económica”


para la descripción de la actitud intencional, no dudó en relajar su postura, al recono-
cer los avances hechos por Simon (1957) con las nociones de “racionalidad limitada”
y “nivel de satisfacción”, que se formularon en oposición a los modelos óptimos en
la toma de decisiones presentes en la microeconomía de la teoría neoclásica. Este
avance teórico le fue reconocido a Herbert Simon, quien recibió el Premio Nobel
de Economía en el año 1978. Las ideas de Simon fueron retomadas por Kahneman y
Tversky (1979), para dar lugar al nacimiento de la economía conductual; campo por
el cual Daniel Kahneman recibió el Premio Nobel de Economía en el año 2002; en
la ceremonia de entrega del premio, Kahneman pronunció el sugerente y polémico
discurso titulado Mapas de racionalidad limitada: psicología para una economía con-
ductual (2003). Para la posible incorporación de la propuesta de Simon en la teoría
de los sistemas intencionales y su respectivo debate, véase: Cherniak (1981); Cohen
(1981); Dennett (1980, 1983 y 1991); Ghiselin (1983); Newell (1982); y Stich (1980 y 1981).

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [161]

2007; Dennett and Haugeland 1987; Hauser 2000; Pinker 2001 y 2006;
Pittendrigh 1958; Trivers 1971).
Dennett aplica la posición intencional (en un principio concebida
para explicar la habilidad metarrepresentacional de la especie huma-
na) al funcionamiento de la selección natural, y percibe este proceso
como un agente cuyas “razones” en retrospectiva pueden ser reve-
ladas. Con la actitud intencional, la selección natural se torna en la
“Madre Naturaleza”. Para Dennett, este animismo es aceptable si se
reconoce con anticipación que la selección natural no es un agente
previsor y no dispone de “creencias” o “deseos” que suscitan dise-
ños en la naturaleza. Esta posición es aceptable, puesto que posibilita
una aproximación inicial a alguna característica biológica que pide
una explicación evolutiva. De la misma forma como la estrategia in-
tencional permite predicciones confiables, pero no suficientes,12 en
las relaciones interpersonales (metarrepresentación o cognición in-
terpersonal), es posible obtener predicciones semejantes (confiables,
pero no suficientes) en la explicación del modus operandi de la selec-
ción natural.
No se trata de predecir en prospectiva las “acciones de la Madre
Naturaleza” en función de un estado de “creencias” o “deseos”. Hay
un objetivo claro de obtener una comprensión inicial en retrospectiva
de las “razones” “descubiertas” por la “Madre Naturaleza” que dieron
lugar a los diseños en la historia de la vida en la tierra. Estas “razones”
no remiten al mito del “santo racional kantiano”, ni a aquel otro “ser
mitológico, el agente racional puramente egoísta de los economistas
que nunca es capaz de resistirse a una ganga” (Dennet 2004 246). Estas
“razones” aluden a la raison d’être, al telos (aitia o tipo de causa) de
Aristóteles, al “propósito, objetivo, o fin … a veces traducido también,
extrañamente, como causa final” (Dennett 1999 26). Según Dennett:
Esta es una ineludible variedad teleológica de necesidad; el dictado
de lo que Aristóteles llamó razonamiento práctico: “Si deseas conseguir
el objetivo G, entonces esto es lo que debes hacer, dadas las circunstan-

12 Por lo cual es imprescindible la investigación científica en psicología, puesto que


pone en tela de juicio algunas intuiciones de la psicología natural que pueden re-
sultar equívocas: “Si los psicólogos nos limitáramos a comprender empáticamente
lo que ‘dice el otro de sí mismo’, ¿con qué justificaríamos ciencia y sueldo?” (Rivière
1989 264). Se debe advertir que la especie humana obtiene resultados importantes en
la predicción del comportamiento de sus semejantes sin necesidad de apelar a una
estricta formación académica. Asimismo, “hay razones para creer que las categorías
de nuestra psicología natural son instrumentales y además tocan, de algún modo,
alguna clase de realidad mental, cuya naturaleza deberá definir, en último término,
la psicología científica. El problema es que aún no está claro, ni mucho menos, que los
humanos seamos tan buenos psicólogos científicos como psicólogos naturales” (ibd.).

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[162] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

cias”… El trabajo de diseño –es decir, la llamada elevación en el proceso


evolutivo– puede ahora ser definido como el trabajo de descubrir nue-
vas vías para resolver los “problemas que vayan surgiendo”. Algunos
problemas se presentan al principio, en todos los ambientes, bajo todas
las condiciones y en todas las especies. Los iniciales “intentos de so-
lución” de los primeros problemas, puestos en marcha por diferentes
especies, crean problemas posteriores. Algunos de estos problemas sub-
sidiarios son creados por otras especies de organismos (que también
deben buscarse la vida), y otros problemas subsidiarios son originados
por las propias soluciones que dan a sus propios problemas. (1999 204)

Las “razones”, telos o raison d’être son las vías o “intentos de


solución”13 que “descubre” la selección natural para aquellos proble-
mas que surgen en el entorno y amenazan la “reproducción diferencial
de las especies” (replicación del gen), o amenzan la “reproducción di-
ferencial de las ideas” (replicación del meme a una escala temporal
distinta, con una velocidad generalmente mayor a la que se percibe
en la evolución orgánica). Las “explicaciones teleológicas”, que habían
sido remplazadas por las “explicaciones teleonómicas”14 a media-
dos de siglo XX, son necesarias, puesto que indican inicialmente el
camino a seguir en un amplio espectro de posibilidades históricas,
incluyendo las contingencias que pudieron dar lugar a la existencia de
un diseño evolutivo. La oposición que ha tenido la psicología natural
(en el programa de una psicología científica) por parte del “materialis-
mo eliminacionista” de la neurociencia, es similar a la oposición que
ha resistido la ingeniería inversa y el adaptacionismo proveniente de
diversos círculos académicos de la biología evolutiva.

13 En términos retrospectivos, estas vías o intentos de solución se perciben como


propósitos.
14 De acuerdo con Williams: “Pittendrigh (1958) suggested that the explicit recognition
of the functional organization of living systems be called teleonomy. This term would
connote a formal relationship to Aristotelian teleology, with the important differen-
ce that teleonomy implies the material principle of natural selection in place of the
Aristotelian final cause. I suggest that Pittendrigh’s term be used to designate the study
of adaptation” (258). El témino “explicaciones teleonómicas” fue propuesto con el
fin de evitar la divulgada idea de concebir la selección natural como un agente pre-
visor: una aparente etiqueta científica en reemplazo de los dioses habituales de las
creencias religiosas. Una “explicación teleonómica” en la reconstrucción evolutiva
de una característica biológica inicia con la siguiente pregunta: ¿cuál es su función?,
en términos de cuáles son las ventajas adaptativas que confiere a la especie en análi-
sis. Esta posibilidad explicativa abandona de entrada el “por qué” de la “explicación
teleológica”, que remite a una “razón ficticia” de un posible agente previsor. Un “por
qué” que, según Dennett (1991 y 1999), no es recomendable abondonar por el atajo
explicativo que en principio supone.

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [163]

3. De las razones “virtuales” a las razones de ser representadas


Dennett (1990) expone cuatro modalidades de interpretación: a)
la interpretación de los textos (hermenéutica); b) la interpretación o
atribución de estados mentales de creencia o deseo (psicología na-
tural, teoría de la mente o teoría de los sistemas intencionales); c) la
interpretación de otros artefactos (hermenéutica de los artefactos); y
d) la interpretación del diseño de los organismos (ingeniería inversa o
adaptacionismo). Según el autor,
these enterprises do not just have a lot in common; they are the same
project addressed to different objects … the cannons of interpretation are
the same, the problems are the same, and the illusions that beset both
practitioners and their critics are the same. (1990 177)

El adaptacionismo implica realizar una interpretación retros-


pectiva con el fin de hallar una “razón” “descubierta” por la “Madre
Naturaleza”, “razón” que ha dado lugar a los diseños evolutivos ob-
servados. Para exponer con más claridad esta idea, consideremos los
siguientes tres supuestos derivados de Dennett (1991), con dos repre-
sentaciones gráficas:
a) La Madre Naturaleza optimiza; b) Z (conciencia, lenguaje, li-
bre albedrío o cualquier “artefacto biológico” en la naturaleza) es el
diseño observado; c) a su vez, Z es el diseño óptimo, dado un com-
pendio de restricciones evolutivas. Sea “A” la Madre Naturaleza, Y las
restricciones evolutivas, X el problema adaptativo y Z el diseño óptimo
observado.15 Dadas estas condiciones, una representación gráfica sim-
ple de la historia de la vida en la tierra puede ser la siguiente:

15 Bajo el supuesto de racionalidad usado en los análisis por los economistas ortodoxos,
la teoría económica neoclásica supone que los consumidores, dadas sus preferencias
y restricciones presupuestarias, optimizan; es decir, según sus gustos y limitaciones
económicas, encuentran el mejor nivel de satisfacción posible, dadas las circunstan-
cias. En otras palabras, maximizan una función de utilidad U (X1, X2, X3, …, Xn)
sujeta a una restricción de la forma: P1X1 + P2X2 + P2X3 + … + PnXn. Donde Xn
representa unidades de bienes y servicios preferidos por el consumidor, y Pn el precio
disponible en el mercado de cada Xn (cf. Pindyck y Rubinfeld 1995). Por analogía, la
“Madre Naturaleza” optimiza, y el “mayor nivel de satisfacción” alcanzado en una
función de utilidad en este caso sería el diseño observado Z. El oficio de la ingeniería
inversa no es hallar Z, que es el punto de partida en el análisis, sino que consiste en
identificar las restricciones (razones virtuales) que hicieron de Z una opción real,
como si un economista, en vez de enfocarse en encontrar el nivel óptimo de una
función de utilidad, buscase hallar una restricción desconocida de la forma: P1X1 +
P2X2 + P2X3 + … + PnXn. En el análisis económico, esta condición en principio está
dada; en la ingeniería inversa, no. Allí, esta es desconocida y constituye su objetivo
principal.

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[16 4] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

Cognición
A X, Y Z Diseño óptimo

Figura 1. Historia evolutiva (evolución por selección natural)

El gráfico excluye el azar y la naturaleza caótica e imprevisible de


la contingencia. Además, las flechas de A a Z no indican una secuen-
cia temporal orientada a un progreso biológico, sino más bien una
relación sencilla de causalidad.16 El objetivo de la ingeniería inversa es
hallar Y (restricciones evolutivas, razones “virtuales”, el telos o raison
d’être de Z) sujeto a X, a partir de Z. Adoptando como punto de parti-
da la especulación filosófica y la investigación empírica:

Especulación
filosófica
A X, Y Z Investigación
empírica

Figura 2. Ingeniería inversa (adaptacionismo metodológico)

La dirección de las flechas cambia con el uso instrumental de la


ingeniería inversa: la investigación histórica que bosqueja una narra-
ción evolutiva de Z apelando al descubrimiento de Y. Esta observación
permite identificar una sutil imprecisión teórica de Pinker: “desde
este punto de vista, la psicología es, por decirlo así, una ingeniería
inversa. En la ingeniería proyectual se diseña una máquina para hacer
algo; la ingeniería inversa trata de averiguar la función para la que una
máquina fue diseñada” (2001 40, énfasis agregado). La función que
Pinker atribuye en este pasaje, y de manera más amplia en el apartado
de su texto titulado. “La ingeniería inversa de la psique”, corresponde
al uso de la posición del diseño. La ingeniería inversa no se ocupa de
las funciones de la mente como artefacto (perspectiva sincrónica de la
inteligencia artificial), investiga, más bien, las razones o restricciones
evolutivas de la mente como artefacto evolutivo (perspectiva diacró-
nica de la biología evolutiva).
Estas razones a develar, ocultas en el pasado, son “virtuales”
(free floating rationale). Para comprender mejor esta denominación,
es interesante detenerse a considerar la traducción castellana hecha

16 El árbol de la vida no es precisamente un árbol. Como representación histórica es


más adecuado el arbusto (con ramificaciones espacio-temporales orientadas en
cualquier dirección, sin la estela problemática del predecible progreso evolutivo). La
secuencia descrita en el gráfico constituye un heurístico metodológico de análisis.
Para un análisis al respecto, véase: Dennett (1999) y Gould (1995, 1996, 1999 y 2010).

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [165]

por Felipe De Brigard, para la casa española Katz Editores, del libro
Romper el hechizo. La religión como fenómeno natural. En todas las
demás traducciones al español de la obra de Dennett, la expresión free
floating rationale se vierte como razones virtuales, razones abstractas
o razones flotantes. De Brigard la traduce como justificación indepen-
diente, y hace el siguiente comentario en una nota:
De todas las expresiones acuñadas por el profesor Dennett, quizá
sea esta –free-floating rationale– la más difícil de traducir. El término
“rationale” se usa en construcciones lingüísticas en las que nosotros
utilizaríamos palabras como “fundamento”, “justificación” o, más fre-
cuentemente, expresiones como “la razón de ser de algo” o “la razón
detrás de algo”. “Free-floating” significa, literalmente, “que flota libre-
mente”, cuando, como aquí, se utiliza en su forma adjetiva. De modo que
free-floating rationale o, más precisamente, the free-floating rationale of
X, debería traducirse por “la razón detrás de X, la cual flota libremen-
te”. No sólo por lo horroroso de la expresión en castellano, sino por lo
impreciso de su significado, he decidido traducirla por “justificación in-
dependiente”. La razón por la que dichas “rationales” son “ free-floating”
es doble. Por una parte, siguen actuando como “rationales”, aun cuando
no son reconocidas como tales por el organismo sobre el que actúan;
para los efectos de actuar como “rationales”, que sean o no reconocidas
les es totalmente indiferente. Por otra parte, tampoco son relativas a
uno u otro organismo particular, ni a uno u otro diseñador, de modo
que son, esencialmente, independientes. De ahí que use el término “in-
dependiente”. Finalmente, de todos los términos castizos con los que
se podría traducir “rationale”, “justificación” resulta el más maleable,
si bien, como se verá, en algunos casos la palabra “razón” o incluso la
expresión “razón de ser” resultarían más adecuadas. (Dennett 2007 85)

Esta observación permite obtener una mayor claridad del propó-


sito de la ingeniería inversa en el estudio de la cognición, pues consiste
en descubrir aquella razón o razones detrás de Z (diseño óptimo) que
flotan libremente. De acuerdo con Dennett:
El proceso evolutivo ciego y sin dirección “descubre” diseños que
funcionan; y funcionan porque tienen varias características, las cua-
les pueden ser descritas y evaluadas en retrospectiva como si fueran
invenciones de diseñadores inteligentes que idearon de antemano la
justificación de sus diseños. En la mayoría de los casos, esto no es muy
controvertido. (2007 82)

Las razones que dan lugar a “diseños que funcionan” no suelen ser
representadas por gran parte de los organismos que son beneficiarios
de estos diseños: “Estos fundamentos lógicos, que los pensadores

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[16 6] JONATHAN ECHEVERRI ÁLVAREZ Y LILIANA CHAVES CASTAÑO

anteriores a Darwin colocaban en la mente del Dios Creador, son


considerados ahora como ‘flotantes’, es decir, como un conjunto de
razones evaluadas, pensadas y explicadas por nadie” (Dennett 1992
38). En otras palabras, y teniendo en cuenta los esquemas gráficos ex-
puestos con anterioridad, Z con frecuencia es un diseño óptimo no
consciente de Y que la hace posible. La especie Homo Sapiens, en la
adquisición evolutiva de representaciones simbólicas (emergencia
biológica del lenguaje), constituye un caso excepcional de Z que puede
representarse Y (razones virtuales) (Dennett 1992 y 2004; Tomasello
2007). Razones virtuales se convierten en razones de ser representadas.
La ingeniería inversa y el adaptacionismo hacen explícito este
hecho. También este acontecimiento configura un orden de evolu-
ción novedoso: el espectro de la evolución cultural acumulativa. Para
Dawkins, el único “sentido objetivo” de la vida es la replicación egoís-
ta de los genes que sostienen el diseño biológico de los organismos: “El
ADN ni se preocupa ni sabe. El ADN es, sin más. Y nosotros bailamos
al son de su música” (1996a 63). Asimilar la tesis de Dawkins implica
someter la cognición humana a un diseño evolutivo que no representa
aquellas razones virtuales que la hacen posible. Esta posibilidad, al
parecer irrelevante, describe, por ejemplo, el camino para el bosque-
jo de la libertad moralmente significativa del Homo Sapiens, pues ya
no solo se representan aquellas razones descubiertas por la selección
natural; también es posible crear unas nuevas e incluso modificar con
previsión las trayectorias evolutivas anteriormente ciegas de la evolu-
ción orgánica.

4. Consideración final
Un interés subyace en las apreciaciones filosóficas de Daniel C.
Dennett, a saber, obtener una explicación científica de la cognición sin
necesidad de acudir a nociones relacionadas con misterios, enigmas,
artilugios metafísicos o convicciones religiosas. El autor argumenta
que el principal temor asociado a una probable ciencia de la mente
no es la determinación física y causal, es el naturalismo que se des-
prende de la obra de Charles Darwin. Percibir al ser humano –en sus
más variadas características biológicas– como un producto natural,
denota ubicarlo en el espectro de un compendio amplio de especies
animales, al igual que sus más preciadas peculiaridades cognitivas.
Así mismo, “una mente humana al desnudo (sin papel ni lápiz, sin ha-
blar, sin comparar anotaciones, sin hacer esbozos) es, en primer lugar,
una cosa que no hemos visto nunca” (Dennett 1992 190). La cognición
es un artefacto biológico permeado de simbiontes culturales y restric-
ciones psicológicas (adaptaciones biológicas especializadas).

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Ingeniería inversa y cognición ¿Algunas remembranzas... [167]

¿Vivimos en el mejor de los mundos posibles? De acuerdo con las


apreciaciones de Dennett, vivimos en un mundo con diseños funcio-
nales complejos que han requerido mucho tiempo para ser forjados.
El optimismo panglosiano es consecuencia de una observación equí-
voca; surge de ignorar el funcionamiento de la selección natural y su
estrecha relación con lo improbable. En otras palabras, no vivimos en
el mejor de los mundos posibles; habitamos un planeta con diseños
biológicos y culturales que son improbables, funcionales y complejos,
en medio de una estela de contingencias.
Al tener en cuenta esta apreciación, la ingeniería inversa no dispone
de criterios indiscutibles que permitan discernir con claridad cuándo
un fragmento de narración adaptacionista es la reconstrucción evoluti-
va más indicada. Antes bien, utiliza reglas del sentido común, descritas
por Williams, y un heurístico metodológico en la adopción de la posi-
ción, actitud, enfoque o estrategia intencional.17¿Las cosas no pueden
ser de otro modo? ¿Todo conduce necesariamente al mejor de los fines?
Para la ingeniería inversa, esta premisa no es un escenario indiscutible
de llegada, sino un punto de partida, que un análisis posterior se encar-
gará de refutar o comprobar. Sin olvidar que “razones de ser”, similares
a las que menciona Marguerite Yourcenar en su búsqueda continua e
incluso con impotencia, en la memorable novela histórica Memorias
de Adriano, es probable que sean históricamente inaccesibles, o tal vez,
para angustia de Pangloss y Adriano, sencillamente no existan. Habrá
entonces que inventarlas, o dejar de preguntarse por ellas.

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17 Dennett resume su propuesta con las dos siguientes premisas: “1) El pensamiento
adaptacionista en biología es precisamente tan inevitable, tan provechoso –y tan
riesgoso– como el pensamiento mentalista en psicología y la ciencia cognitiva en
general. 2) El pensamiento adaptacionista propiamente dicho está adoptando tan
sólo ahora una versión especial de la actitud intencional en el pensamiento evolutivo,
descubriendo las ‘razones de ser de flotación libre’ de los diseños en la naturaleza”
(1991 250). Entiéndase “pensamiento mentalista” como psicología natural, teoría de la
mente o teoría de los sistemas intencionales.

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