Responsabilidad Penal de Las Personas Jurídicas - Colombia

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Responsabilidad penal de las

personas jurídicas en el
ordenamiento jurídico colombiano

Carlos Rodríguez Naranjo


Samuel Quintero Duran
Estudiantes de la especialización de derecho penal
Universidad Autónoma de Bucaramanga UNAB

Resumen

Este trabajo busca analizar el progreso de la responsabilidad penal de las


personas jurídicas de acuerdo con la política criminal establecida por el
Estado colombiano a través del ordenamiento jurídico, la cual, de la mano
del transcurrir del tiempo, ha logrado adquirir relevancia dentro de una
sociedad como la colombiana.

Palabras clave

Personas jurídicas, responsabilidad penal, proceso penal, política criminal.

Abstract

This work seeks to analyze the progress of the criminal responsibility of legal
entities in accordance with the criminal policy established by the Colombian
State through the legal system, which, with the passage of time, has
managed to acquire relevance within a society. like the Colombian.

Keywords

Legal persons, cr6y


Introducción

La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Colombia es un asunto

que ha tomado relevancia en el ámbito legal y empresarial. De tiempo

atrás, el reproche penal se realizaba sólo contra ciudadanos y no sobre

entes jurídicos. No obstante, con la evolución del derecho penal, Colombia

ha empezado a introducir en el marco normativo interno, respondiendo a

una política criminal internacional, sanciones a personas jurídicas desde una

perspectiva penal.

Las personas jurídicas de derecho privado ingresan entonces a ser un nuevo

ingrediente y/o sujeto de imputabilidad penal en el marco del proceso

regulado por la ley 599 de 2000, con la implementación que especifica la

obligación de estas.

Problema jurídico

¿Responde penalmente la persona jurídica que incurra en la comisión de conductas delictivas en Colombia? -

Hipótesis de respuesta

Si o NO

Objetivo general
Analizar el progreso del desarrollo de l instituto de
la responsabilidad penal de las personas jurídicas

Determinar si responde penalmente la persona jurídica que incurra en la comisión de conductas delictivas en

Objetivos específicos

● Analizar el concepto de responsabilidad penal de las personas

jurídicas

Estudiar el marco legislativo actual respecto del a responsabilidad de las personas jurídicas en C


Identificar el contexto internacional, particularmente el caso España en la responsabilidad penal de la

Desarrollo

1. Concepto de la responsabilidad penal de las personas jurídicas

a. Concepto y alcance

b. Elementos

c. Objetivos

d. Características

2.
Marco legislativo actual de la responsabilidad de las peronas jurídicas en COlombia y aportes d

a. Ley CCC nnldncdnc

b. ñanafjañjfñaf

c. lnclajfañfñjñ

d. Aporte de la Corte Constitucional


3.
Aporte/ estudio del caso español respecto de la responsabilidad penal de las persoans jurísicas

a. Legislación

b. Casos

Conclusiones

Bibliografía

i) Realizar un análisis de la responsabilidad penal de las personas

jurídicas en Colombia en la comisión de delitos corporativos.

ii) Identificar el contexto internacional, particularmente el caso

España en la responsabilidad penal de las personas jurídicas.

Hipótesis de respuesta:

Si o NO???

Responsabilidad penal de las personas jurídicas en el ordenamiento


jurídico colombiano

En primer lugar, debemos definir el concepto de personas jurídicas. De


acuerdo con el Código Civil Colombiano, en el artículo 633 “se llama persona
jurídica, una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones
civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente”. Por otro lado, la Real
Academia de la Lengua Española – RAE, define que la persona jurídica
corresponde a “organización de personas o persona y de bienes a la que el derecho
reconoce capacidad unitaria para ser sujeto de derechos y obligaciones, como
corporaciones, asociaciones, sociedades y fundaciones”.
De acuerdo con el derecho comparado, existen dos modelos de
responsabilidad penal de la empresa. El primero, se deriva del injusto del
administrador y el segundo, corresponde a la responsabilidad penal autónoma de la
persona jurídica. Es decir, la sanción penal, debe enfocarse mediante la adopción
de uno de estos dos modelos. Siguiendo la lógica del derecho comparado, las
medidas que se imponen a personas jurídicas, pueden incluir desde la disolución de
la persona jurídica, suspensión de actividades, clausura o cierre de locales,
inhabilitación para realizar actividades, intervención de personas jurídicas, multas y

privación de beneficios tributarios.

La responsabilidad penal de las personas jurídicas en Colombia es un asunto


que cada vez adquiere mayor relevancia en el ámbito jurídico. De tiempo atrás, el
reproche penal sólo se realizaba en contra de personas naturales y no sobre entes
jurídicos. No obstante, con la evolución dogmática del derecho penal y, en adopción
a convenios internacionales[1], expedición de nuevas leyes y novedosas posturas
jurisprudenciales, Colombia introdujo en el marco normativo interno, en respuesta al
desarrollo económico y social colombiano, sanciones con destino a las personas
jurídicas. Así las cosas, la sanción penal busca aplicarse tanto a personas jurídicas
como a personas naturales que realicen acciones en beneficio de una compañía y
que constituyan conductas punibles. Así las cosas, la responsabilidad penal sería un
complemento de la responsabilidad administrativa.

Contrario al viejo aforismo societas delinquere non potest, a partir del cual se
fundamenta que las personas jurídicas no podían delinquir, ya que no llevan a cabo
una acción, ésta según Agudelo, Nodier (2004) entendida como aquel movimiento
muscular que produce un cambio en el mundo exterior perceptible por los sentidos,
o el ejercicio de una finalidad; se contrapone, según lo explica Bernate, Francisco
(2021), la imputación jurídico penal bajo el presupuesto de omisión a deberes
generales o particulares. Así, la configuración de la responsabilidad penal actual no
se constituye a partir de elementos naturalísticos como el dolo, la causalidad o la
lesión al bien jurídico, sino a través de la infracción de deberes (por organización o
por institución, acorde con Jakobs).

De ahí que el profesor Bernate asevere que existe una base teórica suficiente
para asumir la responsabilidad penal de las personas jurídicas, pues, en sus
palabras:

El modelo de imputación de las personas jurídicas y el de los seres humanos


no tiene diferencia alguna, y en ambos casos se fundamenta en la infracción
de los deberes de aseguramiento mediante la creación de un riesgo
jurídicamente desaprobado. (Bernate Ochoa, Francisco. Las personas
jurídicas frente al derecho penal colombiano. Bogotá: Grupo Editorial Ibáñez,
2021).

Frente a la justificación de la introducción de nuevas disposiciones en materia


penal que regulan las consecuencias jurídicas de la omisión de deberes por parte de
las personas jurídicas es relevante tener en cuenta la elevación del riesgo y el gran
grado de afectación que generan las actividades por parte de estos entes colectivos,
distinto al rango de poder o de afectación que generaría la conducta de una persona
natural. En ejemplo de lo anterior, no es comparable la magnitud del daño que se
deriva del ejercicio de actividades de minería de forma ilegal por parte de un
individuo o grupo de individuos, que las políticas y procedimientos que llevaría a
cabo una persona jurídica sin el acatamiento de directrices o licencias para la
actividad en trato. En igual sentido si se analizara la financiación de grupos armados
organizados por parte de personas jurídicas, a través de conductas como el lavado
de activos.

Un caso más cercano a nuestra latitud por el cual se justificaría la imposición


de normas de carácter penal frente a los entes morales corresponde al uso del
poder económico por parte de éstas para influir en decisiones de gobierno o,
incluso, de carácter legal. Tal es el caso de Odebrecht.
En consonancia con lo anterior, considera Bernate (2021) que la
responsabilidad penal de las personas jurídicas es necesaria para resguardar
intereses colectivos de gran valía para las sociedades contemporáneas, tales como
la seguridad alimentaria, el medio ambiente, el orden económico, entre otros, en
donde es legítimo establecer barreras de protección mediante el establecimiento de
delitos de peligro y la imposición de deberes de aseguramiento en el tráfico que
prevengan el incremento del riesgo a niveles no permitidos. Así:

…El derecho penal ha ampliado sus ámbitos de cobertura y su misma visión,


pasando de un escenario retributivo represivo, a uno que combina esta
función consustancial al derecho represor, con la de prevención, a manera de
mantener a salvos intereses de muy alta valía para la colectividad. (Bernate
Ochoa, Francisco. Las personas jurídicas frente al derecho penal colombiano.
Bogotá: Grupo Editorial Ibáñez, 2021).

Responsabilidad penal de las personas jurídicas en Colombia. Evolución normativa.

La responsabilidad penal de las personas jurídicas cobra importancia toda


vez que se observa incremento de la comisión de delitos cometidos por las
empresas o por sus miembros en el cumplimiento de su objeto social. Así las cosas,
se requiere la adopción de tipos penales que impongan sanciones a las compañías
que sean penalmente responsables de la comisión de conductas que atenten contra
el orden económico y social. Estas sanciones penales, pueden ir desde la
responsabilidad individual hasta la corporativa. El reproche penal para la empresa
depende de si la empresa ha adoptado o implementado un programa de prevención
de riesgos penales. En caso de haber actuado de tal forma, la sanción penal partiría
desde la atenuación de la responsabilidad de la persona jurídica o la exención de
responsabilidad de la persona jurídica y sólo el castigo penal recae sobre el
empleado que comete el injusto penal.

Colombia ante la posibilidad de reglamentar y/o regular la responsabilidad


penal de la empresa y/o entes corporativos, ha tenido como insumo diversas
normas de carácter internacional, los cuales han permitido que en el ordenamiento
jurídico colombiano de adoptar normas que busquen la legalidad, la prevención de
la comisión de delitos corporativos y la cultura de las organizaciones. Ejemplo de lo
anterior es la Organización para Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE) y la
participación de Colombia en este organismo, el cual ha conllevado importantes
avances en la materia.

(cita OCDE. Convención Interamericana contra la Corrupción de la Organización de Estados Americanos en 1997,
la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción - UNCAC - en 2005 y la Convención de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico para Combatir el Cohecho de Servidores Públicos Extranjeros en Transacciones
Comerciales Internacionales en 2012)

Con base en el desarrollo dogmático del derecho y la justificación por la cual


establecer nuevas normativas en materia penal, se tiene que las personas jurídicas
de derecho privado ingresaron a ser un nuevo elemento y/o sujeto de imputabilidad
penal en el marco del ordenamiento jurídico colombiano. Dicha evolución normativa,
en el contexto colombiano, partió con la promulgación de la Ley 365 de 1997, por
medio de la cual el Estado colombiano buscó combatir la delincuencia organizada y,
con este objeto, adiciona el artículo 61A al entonces Código de Procedimiento Penal
(Decreto 2700 de 1991), a través del cual se dispuso que, al constatarse que una
persona jurídica se utilice, total o parcialmente, para la comisión de actividades
delictivas, se ordenará la cancelación de la misma o el cierre de sus
establecimientos abiertos al público (Ley 365 de 1997. 21 de febrero de 1997. D.O.
No. 42.987).

Tal disposición en materia penal que involucró a las personas jurídicas y, que
se generó a la par de la proscripción del comportamiento del lavado de activos y el
fortalecimiento del bien jurídico de la seguridad pública a través de una mayor
regulación del delito de concierto para delinquir, se amplió con la Ley 491 de 1999,
pues ésta dispuso la creación del artículo 247B del código adjetivo, el cual consagra
que en materia de delitos de peligro común o que puedan ocasionar graves
perjuicios a la comunidad si el hecho punible es imputable a una persona jurídica o,
incluso, una sociedad de hecho, por su acción u omisión, el juez que conociera la
causa podría, además de imponer la pena de multa, ordenar la cancelación del
registro mercantil del ente jurídico, la suspensión temporal o definitiva de sus
actividades y el cierre temporal o definitivo de sus establecimientos. Asimismo, en
caso de que la infracción se ejecutará de forma clandestina o sin los permisos o
licencias necesarios para llevar a cabo la actividad, se presumirá la responsabilidad
de la persona jurídica (Ley 491 de 1999. 13 de enero de 1998. D.O. No. 43.477).

Esta disposición normativa tuvo vigencia hasta el 27 de octubre de 1999,


fecha en que la Corte Constitucional declaró la inexequibilidad del artículo en trato.
Al respecto, debe tenerse en cuenta que la Alta Corporación (1999) reparó en la
ambigüedad de la sanción penal, pues la norma no explicó qué gradualidad debía
observarse al momento de imponer la pena. Mucho menos, determinó el
procedimiento al cual se acudiría para el juzgamiento de las personas jurídicas. Lo
anterior, en total desconocimiento del derecho al debido proceso y en inobservancia
al principio de legalidad.

La responsabilidad penal de los entes jurídicos ha sido abordada por las altas
Cortes en diferentes sentencias. Particularmente, la Corte Constitucional, en
sentencia C - 320 de 1998, magistrado ponente Eduardo Cifuentes Muñoz, el alto
tribunal manifiesta que: “La imputación penal de ciertos delitos a las personas
jurídicas no se deduce con fundamento en el puro nexo de autoría jurídica. Es
indispensable a este respecto que la violación penal se haya cometido en el interés
objetivo de la persona jurídica o que ésta haya reportado beneficio material del
mismo. La persona jurídica está sujeta al cumplimiento de variados patrones de
diligencia en el ejercicio de su objeto (culpa in eligendo y culpa in vigilando). Así
como el legislador civil gradúa las culpas, el legislador penal hace lo propio y
consagra tipos penales en los que el ingrediente del delito lo constituye el dolo o la
culpa. El reconocimiento de capacidad penal a las personas jurídicas, exige que en
su caso por fuerza la culpabilidad esté referida a un esquema objetivo que tome en
consideración la forma particular cómo se coordinan los medios puestos por la ley a
su disposición en relación con el fin por ellas perseguido, de modo que con base en
este examen se deduzca su intención o negligencia. En este sentido es importante
precisar que, si bien el objeto social contrario a la ley excluye el discernimiento o
asunción de la personalidad jurídica, las actuaciones societarias que en desarrollo
de éste se cumplan con menoscabo de la ley por regla general no son
incompatibles con dicha personalidad, aunque ciertamente exponen al ente
corporativo a recibir las respectivas sanciones consagradas en aquélla”.

Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia, a través de la sala de casación


penal, en sentencia SP16794, con ponencia del magistrado Carlos Enrique Malo
Fernández, indicó que, “Respecto de las obligaciones de las personas jurídicas y,
particularmente, la posibilidad de que ellas, en su calidad de ente abstracto, puedan
ser sujetos del derecho penal, vale decir, responsables de delitos, es mucho lo que
la literatura jurídica ha producido, a partir de verificar como hecho cierto e
indiscutible que otras legislaciones, en especial la norteamericana –Estados Unidos
y Canadá- y francesa, expresamente contemplan esa opción. Incluso, al día de hoy
parece advertirse necesidad ineludible la de optar por este mecanismo criminal de
control, en el entendido que los sistemas corporativistas y empresariales modernos,
insertos dentro de un mundo cada vez más globalizado, reclaman de respuestas
adecuadas a aspectos tales como la cibercriminalidad, las estafas masivas y los
delitos ambientales, que las más de las veces se escudan en el velo corporativo o
diluyen la responsabilidad de los ejecutores ante la imposibilidad de hacer radicar
en cabeza de una persona natural en concreto el conocimiento y voluntad de
adelantar el comportamiento contrario a derecho”.

No obstante, la Corte Constitucional, frente a la creación de tipos penales en


los cuales se establezca como sujeto activo a una persona jurídica, afirmó:

La Corte precisa que la declaración de inexequibilidad del artículo 26 de la


Ley 491 de 1999 no implica, en manera alguna, un cambio de jurisprudencia
en relación con las sentencias C-320 de 1998 y C-674 de 1998, que
señalaron que la ley podía imponer responsabilidad penal a las personas
jurídicas, ya que éstas pueden ser sujetos activos de distintos tipos penales,
en particular de aquellos que pueden ocasionar grave perjuicio para la
comunidad, o afectar bienes jurídicos con clara protección constitucional,
como el medio ambiente. Sin embargo, la promulgación de esos tipos penales
debe respetar el principio de legalidad, por lo cual, deben aparecer
claramente predeterminados las conductas punibles, las sanciones y el
procedimiento para imponerlas. La inconstitucionalidad de la disposición
acusada deriva entonces de la indefinición de esos aspectos, pero no implica
ninguna modificación de la doctrina constitucional desarrollada en esas
sentencias, pues nada en la Constitución se opone a que la ley prevea, en
ciertos casos, formas de responsabilidad penal de las personas jurídicas.
(Corte Constitucional. Sala Plena. Sentencia C-843 de 1999, M.P. Alejandro
Martínez Caballero; 27 de octubre de 1999).

Con la expedición del Código de Procedimiento Penal, a través de la Ley 600


de 2000, el legislador reiteró la sanción que adicionó la Ley 365 de 1997 respecto
de las personas jurídicas que se dedicaran al desarrollo de actividades delictivas. A
diferencia de la norma previamente citada, la Corte condicionó la exequibilidad del
Art. 65 de la Ley 600 bajo el entendido de que la cancelación definitiva de una
persona jurídica sólo podría determinarse al momento de la sentencia. Las medidas
previas que el funcionario judicial ordene en este sentido antes de la sentencia solo
tendrían efectos suspensivos.

Con similar teleología, el actual Código de Procedimiento Penal -Ley 906 de


2004- consagró la posibilidad de que la autoridad judicial, en específico, el Juez de
control de garantías, ordenará la suspensión de la persona jurídica o el cierre de los
locales o establecimientos que éstas dispongan al público.

A pesar de ostentar la misma finalidad, la norma en trato reguló con mayor precisión
tal facultad. En este sentido, aplicó los principios del sistema acusatorio, pues ya no
era la autoridad judicial quien, de oficio, ordenaba la medida, sino que ésta debe
solicitarse por el ente acusador. Tal solicitud sólo será procedente si se realiza entre
el inicio de la indagación y la presentación de la acusación. Al respecto de esto
último, es relevante tener en cuenta que la Corte Constitucional (2016) condiciona la
interpretación de la norma bajo el entendido de que quien acredite un interés
legítimo para obrar en el proceso y pueda catalogarse como víctima, ostenta la
facultad de solicitar a la autoridad judicial de forma directa la imposición de las
medidas provisionales que consagra el Art. 91 del Código de Procedimiento Penal,
el cual destaca que, “En cualquier momento y antes de presentarse la acusación, a
petición de la Fiscalía, el juez de control de garantías ordenará a la autoridad
competente que, previo el cumplimiento de los requisitos legales establecidos para
ello, proceda a la suspensión de la personería jurídica o al cierre temporal de los
locales o establecimientos abiertos al público, de personas jurídicas o naturales,
cuando existan motivos fundados que permitan inferir que se han dedicado total o
parcialmente al desarrollo de actividades delictivas. Las anteriores medidas se
dispondrán con carácter definitivo en la sentencia condenatoria cuando exista
convencimiento más allá de toda duda razonable sobre las circunstancias que las
originaron. Parágrafo. Cuando se hubiese suspendido o cancelado la personería
jurídica de que trata este artículo, la persona natural o jurídica estará inhabilitada
para constituir nuevas personerías jurídicas, locales o establecimientos abiertos al
público, con el mismo objeto o actividad económica a desarrollar, hasta que el Juez
de Conocimiento tome una decisión definitiva en la sentencia correspondiente”.

Se observa entonces que, a diferencia del ente acusador, tal facultad de la


víctima se activa a partir de la formulación de la imputación.

Tales parámetros para efectuar la solicitud de las medidas provisionales


obedecen al mayor rigor que consagró la norma frente a esta facultad. Así, el
legislador estableció ciertos grados de conocimiento para avalar la procedencia de
dichas medidas. De ahí que la imposición inicial de las mismas procede cuando
existan motivos fundados que permitan inferir que la persona jurídica objeto de la
medida, se ha dedicado total o parcialmente al desarrollo de actividades delictivas.
Asimismo, tales gravámenes sobre las personas jurídicas tendrán un carácter
definitivo solo cuando exista un conocimiento más allá de duda razonable acerca de
las circunstancias que originaron su imposición inicial. Conocimiento que constatará
el Juez de conocimiento a través de sentencia condenatoria.
En miras de fortalecer los mecanismos de prevención, investigación y sanción
de actos de corrupción, se promulgó la Ley 1474 de 2011 la cual, en su artículo 1°,
estableció, a modo de pena accesoria, la extensión de la inhabilidad de las personas
naturales que hayan sido declaradas penalmente responsables por la comisión de
delitos contra la Administración Pública o de cualquiera de los delitos que adiciona o
modifica la presente ley a las sociedades o personas jurídicas de las cuales el
sancionado hiciera parte en calidad de administrador, representante legal, miembro
de junta directiva o socio controlante de la misma.

Asimismo, en el artículo 34 se adicionaron sanciones, a la par de las que


derivaran de las responsabilidades penales individuales y de las que consagra el
artículo 91 del Código de Procedimiento Penal, de carácter administrativo con
destino a aquellas personas jurídicas en las cuales se acreditara la existencia de
sentencia penal por delitos en contra de los bienes jurídicos de la Administración
Pública, el medio ambiente, el orden económico y social o, que financien actividades
de terrorismo y grupos de delincuencia organizada; que se beneficiaran o buscaran
beneficiarse de la comisión de la conducta delictiva por parte de sus
administradores; o, que consintieran o toleraran la realización de dichos delitos.

En contraste con la Ley 491 de 1999, la Ley 1474 sí estableció claridad


respecto de las sanciones a imponer a las personas jurídicas, aportó parámetros
para la gradualidad de estas y constituyó el procedimiento a seguir a efecto de
imponerlas. Entre las sanciones a entes jurídicos, se cuenta con multa de hasta
200.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes, inhabilidad para contratar
con el Estado bajo el marco de la Ley 80 de 1993, la publicación en medios de
comunicación de la decisión sancionatoria y la prohibición de recibir incentivos o
subsidios del Gobierno por el término de 10 años, entre otras sanciones. (Ley 1474
de 2011. 12 de julio de 2011. D.O. No. 48.128).

Con la promulgación de la Ley 1778 de 2016, por medio de la cual se regulan


la responsabilidad de las personas jurídicas por actos de corrupción trasnacional,
por primera vez en Colombia, en el artículo 23 dispone que la Superintendencia de
Sociedades promoverá la ética empresarial, programas de transparencia y
mecanismos internos anticorrupción. Del mismo modo, la mencionada Ley a través
del artículo 35 reorganizó las disposiciones que previó el artículo 34 de la Ley 1474
de 2011. En este sentido, la primera disposición modificó la segunda y descartó la
enunciación de su carácter como sanción administrativa. No obstante, mantuvo el
procedimiento e imposición de las sanciones que establece la Ley 1474 en cabeza
de la Superintendencia de Sociedades de la mano de la Ley 1437 de 2011, Código
de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo (CPACA).

A través de la Ley 2014 de 2019, que tuvo por objeto adoptar medidas para la
sanción efectiva de los delitos que afecten los bienes jurídicos tales como la
administración pública, la administración de justicia y aquellas que afecten el
patrimonio del Estado, se modificó el literal J del numeral 1° del artículo 8° del
Estatuto General de Contratación de la Administración Pública -Ley 80 de 1993-, en
el sentido de que sobre las personas jurídicas que sean declaradas como
responsables administrativamente por la conducta de soborno transnacional,
recaerá inhabilidad para participar en licitaciones y para celebrar contratos con las
entidades del Estado. Sobre esta última inhabilidad, debe resaltarse que son
destinatarias de dicha sanción todas las personas jurídicas, incluso si no tienen
ánimo de lucro.

Con la expedición de la Ley 2195 de 2022, nuevamente se modificó el


artículo 34 y subsiguientes de la Ley 1474 de 2011. Dicha modificación no se limitó
a reorganizar las disposiciones normativas en trato, sino que amplió el marco de
delitos de los cuales se puede predicar responsabilidad administrativa sancionatoria
respecto de personas jurídicas. Así, en vez de limitarse a los delitos en contra de la
administración pública o que afecten el patrimonio público, se estableció la
existencia de responsabilidad administrativa respecto de conducta delictivas que
afecten el medio ambiente, el orden económico y social, que financien el terrorismo
y grupos de delincuencia organizada o, cualquier conducta delictiva que tenga
relación con el patrimonio público.
Se itera, las personas jurídicas serán sujeto de dicha responsabilidad en la medida
en que exista una sentencia penal condenatoria ejecutoriada en contra de uno de
sus administradores o funcionarios; por la búsqueda o la obtención de un beneficio
ilícito; y, por consentir o tolerar la ejecución de la conducta punible, incluso si cuenta
con controles de riesgo para evitar dichos comportamientos delictivos.

[1] Véase la adopción de la Convención para Combatir el Cohecho de Servidores


Públicos Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Metodología

Usamos verbos en infinitivo

analizar

estudiar

planificar

determinar

estructurar

Desarrollo
Conclusiones

Bibliografía

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