Bajo Las Sombras (Bill Skarsgård)

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by Kirschlippen

Algunas veces hasta los monstruos de historias de terror tienen más conciencia y
valores que simples humanos.

Recuerda que los verdaderos monstruos no están a la vista de todos.


| Prólogo

Hasta los monstruos más horribles tienen valores, bien en el fondo, incluso más que
algunos humanos que llegan a dañar a inocentes solo por gusto.

Así comienza esto, mientras se encontraba hambriento por su despertar, estaba a


punto de cazar a una niñita de cinco años en 1989. Era un barrio peligroso, donde
una muerte pasaba desapercibida ante la gente. No quería llamar la atención tan
prontamente, aquel niño de amarillo fue el primero de muchos más que correrían la
misma suerte... El miedo inimaginable y puro de aquella niña junto a el aroma de la
sangre corriendo por su blanca piel lo tentaban a cada instante hasta darse cuenta
que los verdaderos monstruos no son los que se ocultan bajo la cama o en el armario.
Los monstruos son reales y se ocultan a plena luz del día.

Creyendo que es su amigo imaginario, por su inocencia dulce de cinco años, la


pequeña no temio del gigantesco payaso de cabello naranja que se presenta pasada
la media noche, bajo su cama.

Más que provocar miedo, la calmaba de ello.

Veintisiete años después, el primo, prácticamente el hermano de aquella niñita


desaparece tras hacer una investigación en Derry, por lo que el regresar a tan
despreciable lugar después de décadas solo para buscar a su primo se torna más
complicado cuando aquel ser aparece nuevamente a su vida.
THE LOSERS
(2016)
•••

— ¿Kirch que wea teni con el payaso? Puras historias del sueco ese con sangre
¡Superalo!

— ¡Lo intento! ¡Lo juro! ¡Pero no puedo, trato y trato pero me llegan gif de Bill de
distintas películas! ... ¡Se ve tan rico por la cresta! ¡Y los maratones en el ID y CSI
me dan más y más ideas!
Capítulo 01

El monstruo
bajo la cama

Intenta habla con eso; tal vez quiere ser tu amigo Esas fueron las palabras que
salvaron su vida, en una calurosa noche de agosto cuando tenía cinco años y medio.
Esas palabras salieron de la boca de un niño del colegio quien dio su idea a la tímida
niña que pregunto que hacer con el monstruo bajo la cama.

El reloj digital en su mesilla de noche brillaba marcando las 1:04 AM en letras rojas.
Había esperado días para poder hablar con el monstruo bajo su cama. Desde hace
una semana que la despierta pero nunca sale de su escondite.

Paso noches evitando mirar bajo su cama por si se la llevaba a quien sabe donde,
pero peor lugar que su propia casa no había.

—Intenta hablar con eso; tal vez quiere ser tu amigo —Murmuró tomando su cobija.
Había fingido dormir rato atrás cuando su padre entro a su habitación y nuevamente
la toco, solo que esta vez no llego a más. Estaba muy ebrio para hacer algo.

Igualmente el miedo se apoderó de su cuerpo y apretó sus manos contra el edredón


mientras respiraba lentamente fingiendo un sueño. Había escuchado a una maestra
hablar de bloquear los malos pensamientos pero difícilmente lo creía.

El miedo la consumía día a día, hasta que se volvió rutinario y ver perros enormes
que ladraban no le causaban escalofríos, tampoco ruidos extraños como el crujir del
suelo, y otras cosas que causarían estragos y miedo en alguien de su edad. Su miedo
era vivir otro día, atrapada en esta rutina infernal.

No fue hasta que lo escucho y mucha de su atención se dirigió a ello. No lo había


pensado de ese modo, el hecho de que hubiera algo debajo de su cama no significaba
que quisiera lastimarla, ya lo habría hecho. Quizás estaba con miedo como ella y no
quería que le hicieran daño.

Si ella fuera un monstruo y supiera o presintiera que cosas malas pasaran, no saldría
de su escondite. Tal vez fue simplemente tímido y esperaba a que ella se le acercará
y lo invitará.

Su inocente y joven cerebro entendió lo que significa ser tímido. Ella casi no hablaba
en el colegio o en el jardín mucho menos desde que su madre se fue de viaje, como
se lo informó su padre desde hace tres meses, fecha desde que su padre la tocaba en
sus partes de niña. El miedo y el no hablar a causa de ello se hizo frecuente. La
maestra lo había notado pero no hizo comentaron alguno más que el que era poco
sociable con niños.

¿Como siendo tan pequeña y sin que nadie la cuidara, iba a gritar lo que estaba
viviendo? Debía guardarlo, reprimirlo.

Había reprimido tanto ya.

Así que se levanto con cuidado, con los pies descalzos, e intentando no hacer ruido
alguno sobre la madera del suelo que siempre rechinaba. Su pijama blanco con
turquesa cubría sus hematomas.

Se arrodillo junto a su cama y tiro del borde del edredón como una cortina en un
teatro.

—¿Monstruo? —Susurro a la oscuridad que había. Intentó el enfocar algo más allá
pero la oscuridad le ganaba.
Por un largo momento, no hubo nada. Su pequeño corazón se hundió,
preguntándose si el tímido monstruo se había ido. Si ya no quería ser su amigo.
Quizás hasta le temia como ella a su padre.

Justo cuando estaba a punto de darse por vencida, los brillantes ojos amarillos con
bordes de color rojo del monstruo se abrieron. Y una mano enguantada de blanco
salio de la oscuridad.

Como regla general, consideró que el acto Monstruo debajo de la cama estaba debajo
de él y que era real. El acto fue demasiado fácil y careció de su característica
creatividad mórbida.

A veces, sin embargo, como cuando estaba particularmente hambriento al comienzo


del ciclo de alimentación, eso fue precisamente lo que hizo que fuera el monstruo
bajo la cama fuera el acto perfecto para aquella niña. Había olfateado su profundo
miedo y el aroma de la sangre goteando de ella, lo que logrado que un río de baba
saliera a flote.

Su miedo era tan potente y tangible que podía verlo a su alrededor; un especie de
aura brillante que la envolvía.

La niña parecia un pequeño e inocente ángel con su camisón y rostro sereno, uno
servido en bandeja de plata a un demonio aborrecible como él quien ya planeaba que
con un susto rápido, y aquella criatura inocente se volvería una gratificante comida
que le daría la energía que necesitaba para buscar una mejor presa, una mayor, por
lo que se puso su forma favorita, y Pennywise el payaso danzante apareció debajo de
la cama de una niña pequeña.

Demasiado fácil. Pero no fue así, y eso enfureció, disgustó e intrigó a Pennywise a la
vez.

El acto había comenzado bastante bien. Todo lo que necesitó fue un pequeño crujido
para despertar a la chica. Miró por encima del borde de la cama, el cabello
desordenado cayendo al suelo, y nerviosamente, no, temerosa, vio su vista boca
abajo del vacío debajo de la cama. Todo lo que tenía que hacer era esperar unos
minutos más ...

Pero cuando la niña le vio, todo ese delicioso miedo desapareció, reemplazado por ...
algo más.

¿Pero cómo? ¡No se suponía que así fuera! ¡Se suponía que era una matanza fácil!
Los niños de seis años eran el blanco perfecto: lo suficientemente mayores para
reconocer una amenaza, pero no lo suficientemente mayores como para olvidar la
lógica. Un niño que sabía que no había monstruos debajo de la cama era un desafío
divertido, pero no lo que Pennywise necesitaba en este momento. Estaba despierto,
tenía hambre, y la valentía inocente de esta pequeña mocosa se sentía como una
bofetada personal en la cara.

La inocente valentía. Su aceptación, su afecto hacia él.

—¿Monstruo? —Pregunto en su susurro dulce.

Pennywise abrió los ojos y tomó su pequeña forma. Por supuesto, vio niños todo el
tiempo, pero rara vez lo veía con seriedad. Era una niña pequeña, de ojos turquesa
grandes, piel suave y blanca y de cabello castaño claro, quizás rubio oscuro,
desordenado. Sus labios rosados formaron un pequeño corazón que dibujó una
sonrisa que derretía el corazón cuando sus ojos se encontraron con los del monstruo.

—¿Eres tímido? —Pregunto al no ver que quisiera salir de su escondite.

Él aún podría asustarla, si lo intentara. Aún podría arrastrarla debajo de la cama y


devorarla. Seguramente solo quedaba un charco de sangre que la cama cubriría.
Incluso si no podía asustarla, la carne valiente era mejor que no tener carne.

Pero, de nuevo, nunca se había encontrado con una situación como esta. ¿Qué
pasaría si él jugara? Seguramente, después de veintisiete años, podría sobrevivir otra
noche sin comer, así que la curiosidad ganó y Pennywise le devolvió la sonrisa.

—Oh, sí, soy muy tímido.—Respondió dejando sus ojos de color azul y
avanzando un poco para mostrar su rostro blanco y de nariz roja.

—Podemos ser amigos, si quieres —Sugirió la pequeña con una tierna e inocente
sonrisa, aun más que aquel niño de impermeable amarillo que cayó en su mortal
trampa —Entonces, no tendrás que ser tímido.

Su sonrisa se hizo más profunda.

—Sí. Seamos amigos.

Ella retrocedio cuando el monstruo se deslizó fuera de debajo de la cama, y


realmente le vio por primera vez. Era muy pero muy alto, de vestimenta plateada y
antigua y su cabello era naranja brillante. Tenía una gran cabeza blanca, sus labios
eran rojos cono el antiguo labial de su madre, pero este subía por sus pómulos hasta
arriba de los ojos. Pero no parecía maquillaje, parecía que era un diseño de su piel.

—No eres un monstruo; solo eres un payaso.

Pennywise se sento con las piernas cruzadas frente a la pequeña niña que le miraba
atenta.

—De hecho, soy un payaso —Él se rió suavemente y con su voz gruesa pero chillante
al mismo tiempo —Pero no soy solo un payaso. ¡Soy Pennywise el payaso danzante!
¿Y quien eres tu pequeña señorita?

—Soy Amber Doppler. —Se presento en voz baja al ver al payaso hacer una mueca
—Voy en segundo grado —Dijo con una sonrisa timida.

—¿Segundo grado? —Repitió Pennywise fingiendo asombro de ello. —Eres


prácticamente toda una adulta —Alabó con una risa.

—No, no lo soy.—Corrigió con ternura. Sus mejillas estaban un tanto sonrojadas.

—¡Sí lo eres! Piensa: Antes de que te des cuenta, estarás en tercero, luego en cuarto,
luego en quinto, luego en sexto, luego en séptimo octavo...

—Y así hasta ser una adulta —Concordó.

—Y entonces serás una adulta. Pero espero que eso no suceda demasiado rápido. Los
adultos no quieren jugar con los payasos.

Pennywise hizo un puchero, dejando que sus hombros y su mirada cayeran para dar
efecto.

Amber negó con la cabeza y se arrastró hacia él, poniendo una de sus pequeñas
manos en su brazo.

—Siempre querré jugar contigo payaso.

Pennywise sintió que sus luces cambiantes parpadeaban, y trató de no dejar que sus
ojos se pusieran rojos. Era como si todo su universo se hubiera reducido
repentinamente a una huella única y diminuta en su antebrazo. ¿Qué estabas
haciendo? ¿Y qué se suponía que debía hacer al respecto? Él no estaba acostumbrado
a contactar que no era áspero y que tenía la intención de destruir.
Los niños eran ingenuos y amables, pero, sobre todo, los niños estaban en blanco.
Eran espejos. Los niños a veces imitaban las palabras y acciones reconfortantes de
sus padres y modelos a seguir. Demonios, algunos niños incluso imitaban los gestos
de Pennywise, en esos preciosos momentos antes de matarlos. Su tristeza al pensar
en ella cuando crecio, aunque fingido para su beneficio, debería haberse reflejado
como tristeza. Pero ella lo estaba consolando.

Pennywise le quitó la mano del brazo y la sostuvo entre las suyas, y él lo miró de
nuevo, profunda e intencionalmente. Era tan suave su piel. Él quería destruir eso pero
a la vez quería proteger eso.

Aquella niña era una chispa lista para convertirse en un incendio forestal, y él sabía
que si jugaba, se iba a quemar.

Finalmente él sonrió.

—¿Qué te gusta hacer, Amber? -Pregunto.

Los grandes ojos azules se iluminaron al escuchar ello. Casi no jugaba con nadie por
siempre estar callada, dolía mucho correr en los recreos y los compañeros de salón
jugaban bruscos. Principalmente eran niños.

—Me gusta dibujar y leer.

—¡A mi también! —Mintió pero se rió dando confianza a la pequeña niña quienes
estaba feliz de tener a un amigo grande. —¿Te gustaría leer conmigo? Puedes elegir
el libro —Propuso aun sintiendo el aroma de la sangre pero no veía rastro de ello y
eso le inquieto.

¿Por que ella tiene aroma a sangre sí no tiene cortes aparentes y no es adolecente
para que sangre como lo hacen las mujeres? No le gustaba pensar en preguntas
respecto a la anatomía humana. El no estudia humanos, el los devora.

Ella asintió emocionada, antes de ir al pequeño estante debajo de la ventana donde


tenía un peluche y cinco libro infantiles. Sin pensarlo ni dudarlo, elegio un libro de
tapa dura con una cubierta rosa clara con una princesa de portada. La Bella
durmiente.
Era irónico y cruel al mismo tiempo que aquella hermosa princesa fuera realmente
abusada sexualmente mientras dormía... era lo que ocurría con ella varios días a la
semana desde hace ya meses.

No esperaba a que un príncipe la fuera a rescatar, solo esperaba nunca más


despertar.

Amber le entregó el libro al payaso quien se tensó cuando ella subio a su regazo y
apoyo su espalda contra el pecho de él.

¿Que demonios? Se suponía que los niños debían temerle, ¡No usarlo de sofá! Y sin
embargo, allí estaba, dejando que la niña estuviera cómoda sobre él mirando el libro.

El tomó el libro rosa en sus manos y leyó el título de letras brillantes.

—La Bella durmiente, ¿eh? —Nombró alzando una ceja y mirando a Amber quien se
relamio los labios y sonrío.

—Es mi favorito —Comento echando la cabeza hacia atrás para mirarlo.

Maldito sea todo el infierno, era tan linda. Aquel ser apretó los dientes y suspiro
derrotado.

—Pasas las páginas, y lo leeré.

Pennywise parpadeó un par de veces antes de recuperar el sentido y abrir el libro. Su


nombre completo estaba escrito desordenadamente en el interior de la portada en
lápiz de color morado. Pennywise lo señaló.

—¿Qué dice? —Preguntó, fingiendo que no podía leer.

Ella se rió suavemente.

—Ese es solo mi nombre. Amber; A, M, B, E, R.

—Amber, Amber —Repitió.

Pasó a la siguiente página, y comenzó a leer el cuento mientras miraba las


imágenes... malditos libros infantiles.

—Había una vez ...


Su padre, quien estaba durmiendo en el sofá con la televisión entendida se dirigió por
el pasillo a través de la neblina del sueño y la borrachera hacia el sonido de la
pequeña voz. Sin embargo, cuando llegó a la habitación, se apoyó contra la puerta,
tomando un momento para beber de la botella de alcohol disfrutando de la preciosa
vista de su niña sentada en el suelo con su libro favorito. Él se rió entre dientes por
su tontería; estaba demasiado oscuro para leer.

—¿Con quién estás hablando? —Pregunto con la voz ebria y causando escalofríos en
la niña. Pennywise sintió el miedo crecer en ella y alzo la vista para ver al adulto ebrio
con el cinturón desabrochado y ropa sucia. Apestaba a alcohol.

Ihnalo y el dulce aroma del miedo lo inundó. Más que cualquier otro niño
que había conocido y posteriormente consumido.

Lo miró, su cara recortada por la luz de la luna como el revestimiento plateado de una
nube.

Y encontró al factor de miedo más grande hasta ahora, y el toque final. El padre
biológico de la criatura.

—Mi amigo.—Respondió Amber casi sin voz y con un miedo tan real que no alzo
siquiera la vista.

—Bueno, dile a tu amigo imaginario que es tarde y necesitas irte a dormir... o puedes
ser buena niña y... —Hablo intentando caminar a la habitación pero el payaso al
encajar las piezas se percató de lo que sucedía. Hizo un movimiento de dedos y la
puerta se cerró con seguro como por arte de magia.

Su padre empezó a golpear la puerta y a gritar mientras Amber respiraba errática


mente escuchando los golpes.

Amber hiperventilo y el miedo a su alrededor fue tanto que el propio ser que lo
consumía noto la amplitud de este. Ella estaba envuelta en un aura oscura que la
tensaba y envolvía como un escudo, invisible para todos salvo para él.

Cada segundo era una tentación a semejante bocado, pero descartó completamente
esa idea cuando la sintió acercarse y rodearlo con sus brazos mientras encondia el
rostro en su vestimenta.
Ahora sería tan sencillo el matarla. Solo una mordida solo una. Se desangraria en el
acto.

Nunca había estado tan cerca de una presa.

Pero... Amber empezó a llorar con fuerza y no a causa de él, sino por el miedo al
escuchar los golpes en la puerta.

—¡Abre la puerta o te daré razones para llorar! —Grito golpeando y pateando la


puerta con fuerza bruta y que erizaba la piel de quien le escuchara.

El temor de que rompiera la puerta era enorme y el sonido de la madera causaba


escalofríos.

Ya se preguntaba cuanto aguantaría aquella puertas de madera simple.

Cerro los ojos con fuerza mientras sentía una mano grande y suave por el guante que
la cubría, pasar por su cabello como consuelo... como si le quisiera distraer de su
miedo.

Acercó a la niña quien se apretó más, buscando un consuelo. Un abrazo dulce y


cariñoso que la protegería.

—Shhh no voy a dejar que entre —Prometió sintiéndose abrumado por el miedo de
Amber. Estaba babeando y tentado en un bocado de aquel miedo tan fuerte y puro
que podría hacer un banquete magnífico.

—¿Por qué no pudo verte? —Pregunto pese al ruido de las patadas y golpes a la
puerta.

Se podía ver la sonrisa de Pennywise detrás de la luz de sus ojos, que proporcionaba
la única iluminación sustancial en la habitación.

—Porque no quiero que lo haga. Intenta dormir algo.—Menciono tomándola en brazos


para acostarla en la cama. Pennywise quedo al lado de la cama reprimiendo su
hambre.

Seguramente la pequeña prefería morir a manos de él que permitir que su padre


entrara a la habitación hecho furia por nada y con una alta cantidad de alcohol que ya
revalsaba los limites que su higado podía procesar.

Estaba por irse pero la manito de ella le sujeto una manga de su distintivo traje.
—No me dejes. —Pidió escuchando los golpes en la puerta y las fuertes palabrotas en
el aire. Tenia miedo. Demasiado —Por favor.

Él rodó los ojos y asintió, se quedo sentado al borde de la cama mientras las ideas de
recrear lo que hizo con Georgie venían a su mente. Pasados unos minutos solo tenia
presente el silencio, el borracho se debió quedar nuevamente inconsiente en algún
lugar de la casa. Esa era la señal de marcharse a buscar a una víctima que no quiera
jugar con el y le use de sofá.

—¿Volverás? —Preguntó Amber de forma somnolienta al notar que se levantaba.


Tenia esperanzas de no sentirse sola en esas horas que pasaba sola en casa.

Desde que su madre se fue de viaje según su padre, para no decir que se fue
enterrada en el jardín luego de una pelea intrafamiliar a causa del despido de su
trabajo en la planta hidroeléctrica de Derry y su cambio radical, gasto todo el dinero
en alcohol, empezó a abusar de su esposa en todo sentido, se metió en problemas
con la ley y las peleas fueron aumentando hasta que la mujer acabo toda golpeada y
el cráneo partido.

Amber temía mucho el estar en esa casa. Ya no habia nadie que la protegiera. Tenia
tanto pero tanto miedo de su padre, que aquel monstruoso nuevo amigo era un
escape de su tormento. No confiaba en la maestra para pedir ayuda, seguramente la
tomaria por tonta y su padre la golpearia al saber que contaba lo que sucedía.

El payaso sonrió con satisfacción y pasó las puntas de sus dedos enguantados por el
lado de su cara suave e inmaculada.

—Regresaré pronto —Prometió sin saber que se había encariñado y que ya había
decidido un destino a futuro.

Los ojos de Amber se cerraron, y se durmio al sentir sus grandes manos sobre su
cabello como la suave caricia que antes le proporcionaba su cariñosa madre.
Capítulo 02

Amigo y protector

Debió esperar días para ir donde su niña, aquella mocosa la cual ya proclamó como
de su propiedad.
No sabia por que ir, no logro matarla... pero era tierna aquella niña. Era como una
pequeña mascota, se fascinaba con cualquier cosa minúscula que él le enseñaba. La
había visto en la escuela mientras buscaba a una nueva víctima, esta vez un niña más
grande y despistada. Betty algo, la verdad no daba importancia realmente al nombre
de su víctima.
Un día ella le había hecho una estúpida pulsera con mostacillas con letras BFF P&A e
hilos de colores. Hizo dos y una se la dio, la otra era idéntica y para ella. Amber se la
puso sobre el guante izquierdo mientras él miraba a la niña sintiendo que algo estaba
muy mal con esa niña para querer ser su "amiga". Él no tenía amigos. Eso no iba con
él.
Otro día tras la escuela él salió de un árbol y le indicó a la niña que lo siguiera. Ella
sonrió alegremente y se dirigió cuidadosamente para abrazarle la pierna. Le saludo
con un adorable: "Hola, señor Pennywise"
Él se quedó quietoy esperó a que terminara su abrazo. Le pareció bastante adorable
que lo llamara el Sr. Pennywise.
Ella soltó su pierna y esperó a que Pennywise comenzara a caminar. El camino era un
poco inestable por lo que él miró a la niña irritado por lo que iba a proponer, suspiro
y preguntó si quería que él la llevará.
Amber levantó sus pequeños brazos, y él la agarró suavemente. Amber se aferró a él
y por accidente, ella tiró de un mechón de su cabello.
Pennywise exclamo un gruñido y ella se disculpó para luego besar la mejilla de él y lo
abrazó cálidamente.
Pennywise se rió entre dientes y se sintió un poco nervioso por su toque. Unos metros
más y llegó a la entrada de su casa donde no había nadie. Por lo que podían jugar.
Le resultaba molesto que tuviera que inclinarse hacia abajo para encontrarse con su
toque, pero escondido dentro de su pequeño y casi inexistente corazón, sabía que le
encantaría esta pequeña acción para encontrarse con la mirada de Amber.
Pennywise miró el interior de la casa aburrido. Se encamino a la sala de estar donde
encontró un libro diferente de los ya muchos cuentos que había leído para Amber.
Ella se sentó de espaldas al pecho de Pennywise y lo agarró de las manos. Ella
observó sus guantes y se dio cuenta de que sus manos apenas cabían en las suyas.
Cogió el material suave e hizo todo lo posible para entrelazar sus dedos con los
suyos, pero su mano era demasiado pequeña. Pennywise miró a la niña y sintió...
bueno, no estaba seguro de cómo se sentía. Nunca había tenido a nadie tan cómodo
con él o al menos no estar aterrorizado por sus vidas. Pennywise cubrió sus manos
con ella y le hizo cosquillas antes de comenzar con la lectura.
La historia trataba de los dioses griegos, algo que le agrado por curioso que fuese el
asunto.
Amber señaló la ilustración del Dios oscuro; Hades que estaba en un trono oscuro y
se veía triste y sólo.

—Se parece a ti. —Mencionó Amber señalando al personaje.

Aquel ser arrugó la nariz ante tales palabras.

—Melocotón, soy pelirrojo y un payaso.

—lo sé bobo, —Río, —Él parece malo pero no lo es. Tu siempre dices lo mismo.

Él se extraño y arrugó la nariz. Descartó ese pensamiento y siguió leyendo del libro
mientras Amber se sentaba sobre él y disfrutaba de la historia. Especialmente cuando
la historia se enfoca en la joven que le llama la atención a aquel ser descrito como
oscuro.

Él arrugó el entrecejo y releyo nuevamente el párrafo al darse cuenta de a quien le


gustaba y como era ella; joven, bonita y todo lo contrario a su persona.

Amber noto que el no continuó leyendo, levanto la vista y pidió que continuará con la
historia.
Lo hizo.

Pará cuándo finalizó la historia se sintió extraño. Aquel ser tan poderosos y dueño de
un tercio del mundo iba a sacrificar el bienestar de muchos por una mujer.

¿Ella realmente lo valía? Dejó de preguntarse eso y escucho el estómago de Amber,


por lo que fue al cajón alto para ir por las galletas con formas de animales.

Luego ella lo guió a su habitación para que viera su libro de dibujos mientras el fingía
interés por los garabatos.

¿Estaba siendo débil? ¿La risa de una niña podía causarle tanta confusión?
¿Sería tan malo cortarle la garganta y dejar de ser un especie de niñero? Suspiro
irritado por su pensamiento tan radical, pero dejo que ella le cepillara el cabello con
cuidado mientras estaba en silencio.

Silencio que le hizo pensar en muchas cosas en realidad.

Ella era adorable y era su niña, su amiga y quisiera o no admitirlo, ella era su
perdición.

Así fue la rutina por días. Y cada día conocía y aprendía más de ella.

Un pequeño mamífero que batallaba contra las reglas de la naturaleza siendo su


amiga. Uno no es amigo de su depredador, pero Amber si.

Amber era suyo y ella era de él. Quisiera o no admitirlo pero tenía fuertes
sentimientos de propiedad, y cuidar de ella se volvió su prioridad mucho más que su
alimentación.

Se dio cuenta que entre más tiempo pasaba con ella, más débil se sentía en el
sentido de energía. Pero también se dio cuenta que disfrutaba estar con ella que sin
ella.

Se preguntó muchas veces si adoptarla en el sentido de secuestrala de esta así


llamada familia, sería algo malo. Porque en principio cuidaría de ella, y la alimentaria,
ya había aprendido a darle comida ya fuese fruta o galletas cada tantas horas.

Pero también se dio cuenta de que ya no era el mismo, aquel repugnante ser que
mataba sin piedad por el gozo de su existencia. Generar miedo y miseria era su
prioridad no una simple mocosa.
Y entre ese debate, se ausentó por días. Quería probarse a si mismo que seguía
siendo él mismo, y en consecuencia un niño que ejercía el bullying en la escuela de
Amber, y que si no mal recordaba había molestado a Amber tiempo atrás, acabo
siendo restos humanos en la cercanía del bosque.

Para éste día, y tras dias de no verla, llego antes de su hora habitual. Sabía que la
casa estaba vacía a excepción de Amber, su padre había salido hace rato atrás para
irse al supuesto trabajo o al bar donde se la pasaba bebiendo y fumando,
derrochando el dinero, después de todo ese barrio no era de los mejores. Muchos
criminales y mocosos que seguían los pasos de sus condenados padres habitaban
aquí.

El vecindario donde vivía estaba muy cerca del lugar que era por así
decirlo un complejo para criminales registrados. Era un peligro para cualquiera.
Pero no habia nadie más en la casa, por lo que podía leer el maldito cuento completo
para Amber, quien estaba llorando en una esquina de su habitación.
Escucho un ruido y su miedo se profundizó hasta ver la mano enguantada salir debajo
de su cama hasta que mostró a Pennywise quien sonrió hasta borrar su peculiar
sonrisa al verla con un golpe en la mejilla, dejando un feo hematoma en su carita
blanca y marcas de gruesos dedos en las piernas.
—¿Que paso melocotón? —Pregunto dando firmes pasos con gracia para hacerla reír.
Pero no funciono.
Intentó tocarla pero ella se resistió e incluso grito llorando aun más. Termino por
enterrar su rostro en sus rodillas ocacionando inquietud en el monstruo. Ni él
asustando a los niños generaba tal miedo y un grito tan alto.
Quedo estático por ello.
—¡No! —Chilló en el acto —No me toques por favor. —Pidió en voz baja aun
enterrando su rostro en sus rodillas.
—Bueno —Hablo mirando la escena y olfatear la sangre nuevamente. Se sento a su
lado para sacar un largo pañuelo de su oreja como truco de magia para entregárselo
a Amber.
—Gracias.
—No es nada melocotón.
El silencio reino por unos segundos que se sintieron eternos. Los ojos de la criatura
miraron el reloj y noto que solo transcurrió un minuto pero se sentía aun más largo
que su estado de hibernar.
—Me duele. —Confesó llorando y pasando el pañuelo por su nariz para hacerlo sonar
fuertemente. Arrugó el pañuelo y lo lanzó lejos de ella.
—¿Donde? —Pregunto notando los hematomas en sus piernas y brazos.
—Abajo —Respondió llorando aun más por tener que responder ello. Pero era su
amigo, el monstruo, no le haría daño o al menos se desahogaria un poco. Era el único
con el que podía hablar —Me duele hacer pipí y caminar. Sale mucha sangre.—Agrego
con dolor, pues a la fecha había sufrido ya tantas violaciones.
Pennywise había presenciado muchos horrores... por que el los causaba, pero nunca
había cometido tal atrocidad contra un niño o un adulto. Mucho menos en alguien tan
linda y tierna como Amber.
¡¿Como alguien podía hacer algo así?! ¡¿Y a un niño pequeño?!
El mataba para comer y sobrevivir.
Un violador ¿Por que lo hace? ¿Que gana?
—Vamos, te voy a bañar... —Hablo levantándose del suelo al notar que habian gotas
de sangre en el suelo.
—No, no quiero.
—Vamos, las princesas también se bañan... supongo. Venga vamos —Insistió y le
tendio una mano a Amber que sin ganas acepto.
Pennywise tomo el libro de la Bella Durmiente y camino tomandola en brazos hasta
llegar al baño que estaba a mitad de pasillo.
En la tina puso el tapón y dejo que el agua caliente llenará la tina mientras Amber
miraba al piso con los ojos brillantes. Vacío un poco el jabón en el agua para hacer
burbujas. Aunque se excedió con ellas.
—Oye —Hablo, pero ella le ignoró. Lo repitió y dejo un dedo bajo la barbilla de la niña
para que alzará la vista. —No te va a tocar otra vez. Nunca más.

—¿Lo prometes?
—Lo prometo —Juro alzando el meñique como promesa de la garrita.
Solo él podía causar miedo y sufrimiento en este pueblo. Nadie más.
Amber asintió lentamente.
—Entonces, doy media vuelta y te metes a la tina ¿Bien? —Propuso dando media
vuelta y dejando sus manos sobre sus ojos mientras Amber se quitaba el vestido y los
calzones arruinados con sangre y semen. Se metió a la tina con el agua caliente y la
espuma que cubrió casi todo su cuerpo.
—Ya. —Informo para que se diera vuelta.
Pennywise se sento en el suelo al lado de la bañera y tomo el libro mientras Amber se
jabonaba y dejaba de llorar, al menos un poco.
El ver los calzones arruinados sintió asco de los humanos. Se supone que los
monstruos, él en este caso, es el terror de los niños y es una criatura sobrenatural o
monstruosa... No sus propios padres.
Empezó a leer nuevamente el cuento de aquella princesa mientras Amber sentía que
el dolor físico disminuir algo por el agua caliente.
Para cuando el cuento acabo, Amber estaba jugando con las burbujas distrayendo su
mente aun inocente mientras el payaso sacaba una toalla para Amber y pensaba en
como matar al padre de la niña.
—Vamos melocotón, si sigues en el agua parecerás un pasa —Menciono provocando
una inocente risa en ella. Él estiro la toalla con sus largos brazos para envolver el
cuerpo de Amber quien se levanto y dejo en vista los horrores de los abusos que
sufría.
Hematomas y marcas de manos en sus pequeños pechos que no estaban siquiera
formados. En sus muslos y abdomen.
Incluso aun corría un poco de sangre de su entrepierna.
Nunca había puesto interés en la anatomía humana, normalmente comía a sus
víctimas con ropa y todo, quizás después escupía trozos de tela. Pero el ver el cuerpo
destruido de la niña rompió algo en él. Ni su víctima más masacrada había tenido
hematomas tan horribles.
La envolvió con la toalla y la seco con cuidado, olfateo su cabello que ahora olía a
lirios y ya no a aceite y metal por las manos sucias de su progenitor. Aspiro el aroma
fresco y dulce del cabello de ella con deleite.
Siempre admiro el que los niños olieran a inocencia y dulces. Lo contrario de los
adultos.
Pasó una toalla por su cabello mientras Amber estaba sentada en la tapa del retrete
con la vista en los distintivos zapatos del payaso. Tenían un pompón rojo bastante
llamativo.
—¿Desde cuando tienes miedo? —Pregunto intentando ordenar el cabello humedo de
ella con sus dedos para hacer la partidura.
—Desde que mamá se fue —Respondió con un puchero y tocando la ropa del payaso
con sus pequeñas manos. —Tu ropa es muy suave.
—Es muy cómoda también, pero bueno sigamos hablando.
—No me gusta hablar de ello.—Musitó en voz baja.
—Pero somos amigos, los amigos se cuentan sus problemas. —Comento para sacarle
información.
—Bueno... Cuando mamá se fue de viajes empezó todo. Dijo que era un juego pero
yo no quería jugar... Que no debía decirle a nadie o me hará más daño.
—Mira el condenado hijo de puta —Murmuró entre dientes para él. Solo el que ella
hablará de ello temía como ninguna otra victima antes.

—¿Te parece si hacemos una pijamada? —Propuso para idear como matar
de la manera más cruel y sanguinaria posible al adulto.

Parte de él tampoco quería dejar a la niña sola, si no podía matarla al menos podía...
cuidarla.
Amber asintió lentamente pero con entusiasmo.

—Bien, ve a vestirte y en una mochila mete más ropa, una manta y otro cuento.
—Ordenó mientras tomaba la ropa de ella y la apretaba en su mano. Nunca había
notado que calzones, simples calzones de corazones rosados pudieran tener tanta
sangre. Ni sus víctimas terminaban con la ropa tan deshecha y sangrienta.

Ya horas más tarde, y antes de que regresara el padre de ella, ambos se encontraban
en la guarida del payaso. Pese a que era un lugar sucio y maloliente era un escape
mundano.

El payaso le mostraba la cantidad de juguetes que tenia en una gigantesca torre


descomunal con juguetes y objetos de distintas épocas. Incluso ropa.

La inocencia de ella le decía que su nuevo amigo, era el monstruo que vivia bajo la
cama de la gente y se robaba los juguetes que caían bajo la cama. También eso
explicaba el que aveces no encontrará un calcetín.

También le mostró el escenario donde bailo causando la contagios risa de ella al ver
sus pasos de baile. Normalmente un niño se espantaria pero ella estaba aplaudiendo
al verlo.

—Busca juguetes que te gusten —Menciono sintiendo un hambre voraz, espero que
ella se distrajera buscando un juguete para ir a donde escondió el cuerpo de Georgie
Denbrough, ya no quedaba la mitad del rostro ni un brazo y medio torso. Pero aún
quedaba carne.

Comió rápidamente embarrandose de sangre hasta escuchar los pasos de Amber.

—¿Payaso? ¿Que haces? —Pregunto al verlo inclinado a algo.

—Estoy comiendo... me como a una pesadilla, si, eso es —Dijo no muy seguro pero
sonrió y causo que los ojos de la pequeña se abrieran del susto al ver la sangre.
Incluso tropezo del miedo.

—Es un niño —Murmuró asustada al ver la ropa del niño y la carne en el suelo. Era ya
un esqueleto.

Él se limpio la sangre de los labios con una mano antes de caminar donde ella quien
sintió miedo de él.
—Oye, oye calma, no te haré daño melocotón —Hablo con los ojos azules como señal
de que no tenía hambre. Vio que Amber estaba oculta tras unas cosas esparcidas. Se
podía apreciar la mitad de su rostro producto de los obstáculos. —Ven, yo soy tu
amigo y te voy a cuidar de quien te hace daño.

Temerosa e insegura salio de su escondite. Después de todo si la quisiera muerta, no


la hubiera cuidado. Fue donde él quien la tomo en brazos apenas quedo cerca y
camino con ella a la torre de juguetes.

—¿Cual te gusta? —Pregunto mirando a Amber quien señaló una muñeca en lo alto de
la torre. Al menos a casi tres metros de altura. —Bien.

Bajo a la niña y subió a la torre para alcanzar el juguete. Una muñeca antigua pero
aún bien cuidada, de vestido antiguo gris con costuras elegantes, que anteriormente
fue blanco leche, de cabello castaño oscuro y ojos verdes, labios rosados que estaban
agrietados por el paso del tiempo. La miró en menos y se la entrego en las manos de
Amber que la sujeto y alzo la vista para verle.

—Es tuya, melocotón. —Hablo dejando una mano en la espalda de ella, mientras
caminaba encorvado por la diferencia de altura. Hasta llegar al escenario, ya era hora
de dormir.

Se acostaron en los cojines y mantas para que Amber se quedará dormida mientras el
leía otro cuento infantil fingiendo que no odiaba el condenado final feliz. No siempre el
bueno gana. No todo en la vida se lograba y nunca llegaba alguien a rescatarte a
tiempo. La gente no tiene un reloj en el culo.

Al terminar el cuento, cerro el libro y lo dejo a un lado. Miro a Amber quien


estaba acurrucada asobre él. Le asqueaba el que lo no temiera de él y le usará como
sofá. ¿Que estaba mal con ella?

Movió una mano frente al rostro de ella para comprobar que estaba dormida.
Necesitaba asegurarse para ir a su casa.

La dejó con cuidado sobre la cama improvisaba y se materializó en la casa de ella,


donde se hizo pasar por Amber en pijama y se metió en la cama. Al igual que como
en el cuento que leyó con Amber se hizo pasar por alguien inocente para atraer a su
víctima y comerla... solo que aquí no vendría ningún cazador a impedirlo.
Espero unos momentos antes de que la puerta se abriera y mostrara al padre de
Amber. Un hombre de cuarenta, pelo oscuro, pomulos marcados y una cicatriz que le
corria desde bajo el labio. Tenia ojos azules vidriosos a causa de la botella de vodka
casi vacía que tenia en la mano. Vestía un jeens gastado, el cinturón desabrochado y
una camisa sin mangas blanca que estaba manchada con aceite de motor.

Sonrió y se adentro en la habitación de su hija. Pennywise fingió el miedo hasta que


el hombre se sentó a los pies de la cama y dio un trago a su botella de vodka. Paso
una mano por el contorno de su cuerpo bajo las sabanas apretando ligeramente.

—Mi dulce nenita... —Alabo pasando un dedo por la mejilla derecha. —Siempre seras
mía ¿No? —Pregunto mientras apretaba su agarre y sonreía cruelmente.

Pennywise, luciendo como una niñita, tragó saliva al ver que se levantaba de la cama
para bajar su pantalón. Pennywise se levanto de la cama antes de sonreír y causar
que la puerta se cerrara de golpe y la apariencia de Amber se rompió para mostrar al
payaso quien empujó al hombre adulto a una pared, este se asusto hasta la médula.

La intimidante figura del payaso mostró sus filosos y mortales dientes y garras que
rompieron sus guantes y salto encima del hombre a quien aborrecía con todo su ser.

Una mano la dejo firme en la garganta del hombre mientras lo alzaba en la pared y
mostraba la infinidad de dientes..

—Este pueblo es muy chico para dos monstruos —Hablo apretando el agarre y
cortando el flujo de aire. Meneo la cabeza al ver la agonía del hombre, aburrido de
ello lo lanzó a la otra pared que quedo con daños y rastros de sangre.

El hombre tras mucha agonía logro salir de la habitación de su hija para correr al
pasillo donde Pennywise termino de torturarle para matarle.

El juego del gato y el ratón era su favorito. El miedo y la esperanza de sobrevivir era
exquisita.

El hombre arrastrándose pretendía ir a la cocina por un cuchillo pero una garras del
payaso le atravesó la espalda dañando órganos vitales.

La casa estaba por dentro con rastro de sangre por pasillo, piezas y ventanas. Era un
horror de escena del crimen.

El cuerpo fue hecho picadillo en el pasillo antes de que consumiera en gran parte.
Escucho toques en la puerta de al lado que supuso eran los vecinos del muerto
quienes irradiaban miedo tras escuchar sus gritos.

Todo cubierto de sangre regreso a la alcantarilla por Amber quien dormía abrazando
la muñeca.

La miró y pensó en dos opciones; quedarsela o llevarla a esa casa de los horrores
para que fuese encontrada por la policía.

Idealmente escogería la primera opción, pero podía oler la sangre que aún brotaba de
ella y el miedo que la envolvía. Ella era pequeña, y en estas condiciones quizás no
sobreviviria.

Lo mejor para ella era ser cuidada y curada apropiadamente.

La tomo con cuidado en brazos y la acercó para acurrucarla por hacer algo noble pese
a sus deseos egoístas.

Regresó a la casa paradejarla acostada en su cama junto a la muñeca. Le


beso la frente y se quedó con ella esperando a que viniera la policía por la llamada
que obviamente hizo la vecina que horrorizada escucho gritos de agonía.

Espero unos veinte minutos hasta que llego una patrulla para investigar. Él se
camuflo de inmediato para irse a su guarida mientras un policía se adentraba en la
casa a investigar. Siguió el rastro de sangre hasta la habitación de Amber quien
seguía durmiendo como un angelito.

El oficial la tomo en brazos para sacarla de esa casa de horror y llevarla al medico al
ver que su ropa estaba sucia con sangre.

Ya para el día siguiente mientras los policías vomitaban al salir de la casa por ver el
horror de la escena del crimen. Más aún al descubrir el cuerpo parcialmente
descompuesto de la madre que estaba enterrada en bolsas plásticas en el jardín.

En el hospital se percataron que la niña había sido abusada sexualmente. Presentaba


hematomas y sangrado, además de tener un miedo tremendo al doctor pero no a la
doctora o enfermera.

Los policías acreditaban que algún adulto al saber lo que hacía la víctima a su
pequeña hija, fue y le mato para hacer justicia a mano propia y proteger a la niña
quien estaba durmiendo cuando todo ocurrió.

Pennywise había tomado la forma humana apodada Robert Gray y fingiendo ser
trabajador social para ir a ver a Amber en el hospital a los dos días de estar
internada. Toco la puerta suavemente y se adentro en la habitación cerrando la
puerta y guiñando un ojo al acercarse a Amber quien fruncio el ceño mientras
dibujaba en una croquera que le dio una enfermera para que no se aburriera.

—Hola melocotón —Sonrió moviendo su mano y haciendo aparecer una paleta


arcoiris.

—No te conozco —Hablo con un puchero y alargando la mano para tocar el botón que
le indico la enfermera en caso de dolor o si necesitaba algo.

—Oh claro —Hablo riendo y notando el problema. Hizo aparecer su forma original y se
acercó.

—Tengo un regalo para ti —Guiño un ojo y se la dio para verla sonreír. Era una paleta
deliciosa, como las que vendían en los circos. —Oye melocotón, los doctores ya saben
que tu papá te hizo daño —Hablo mirando como ella asentía mientras lamia la paleta
y disfrutaba del azúcar contra sus papilas gustativas. Llevaba meses sin probar algo
tan dulce. —...Y encontraron a la hermana de tu mamá, vive en otro estado, en un
pueblo en Ohio... así que no nos veremos más.

—Pero eres mi amigo imaginario... los monstruos no existen.

El rió de las palabras de ella mientras le acariciaba el cabello con cuidado.

—¿Estás segura? —Pregunto alzando una ceja y sonriendo mostrando sus dientes de
conejo.

—¿No? —Pregunto dudosa en creer que el monstruo bajo su cama era real.

—No melocotón, soy real, soy tan real como tú —Sonrió tocando la nariz de ella —Pup
—Rio al tocar la punta de la nariz de ella —Yo duermo por veintisiete años.

—Duermes mucho.

—Soy un holgazán, —Se rió mirando los dibujos de ella. Una flor, un perrito, una
casa, un payaso no el común de las fiestas. —¿Soy yo?

Amber asintió feliz.


—¿Me lo puedo quedar? —Pregunto con una mueca en los labios.

—Si, es para ti. Si quieres te hago uno de nosotros dos leyendo un cuento.

—¡¿De verdad?! ¡Sería fantástico! —Asintió ocacionando el sonido de un cascabel por


su traje.

Amber tomo el lápiz y una hoja para dibujar a ambos leyendo un cuento de princesas.
Listo ello, se lo entrego con una sonrisa.

—Lo voy a cuidar mucho, señorita. —Respondió doblado el dibujo y meterlo en su


ropa. —Bueno mi dulce melocotón, es la despedida, debo... hacer algunas cosas y no
te podre venir a verte.

—Adiós señor payaso. Suerte.

—Gracias. Espero volver a verte, ¡Ya serás adulta para entonces! —Exclamo
avanzando a la puerta.

—Prometo jugar con usted.

—No creo que te gusten los mismos juegos que ahora pequeña. —Comento con un
puchero y dejando una mano en su corazón hasta hacer parecer un globo que fue
donde ella.

—¿Nuevos juegos? —Propuso tomando el globo por el hilo blanco.

—Me parece bien, cuídate —Se despidio saliendo por la puerta, donde se esfumó sin
dejar rastro... meses después fue derrotado por un grupo de niños al saber que aquel
ser era el causante de las desapariciones del pueblo. Causante de muertes y daños
familiares.
Capítulo 03

2016

Golpe, esquivo, golpe y esquivo. Derecha, derecha, izquierda, derecha. El sonido de


su puño golpeando el saco de boxeo de color rojo en el gimnasio le era reconfortante.
El sudor ya recorría su cuerpo, su frente, brazos, pecho y espalda. Su cuerpo se
perlaba en sudor mientras seguía golpeando el saco sin prestar atención a las charlas
de las nuevas en el gimnasio que solo entraron para conseguir un novio musculoso o
el fin más común, tener fotografías para presumir en instagram. Tampoco presto
atención al cumplido de uno de los hombres al verla.

Ya su moño ya se estaba desarreglando. Unos cuantos mechones de cabello estaban


pegado en su frente mientras entrenaba otra vez, como los últimos veintidós años.

El visualizar sus problemas en ese sacó se distrajo un poco pese al dolor en su brazo.
Quizás el entrenar tanto no era buena idea. Pero era su rutina y el tener días libres y
no tener a Peter en la ciudad la tenía aburrida. Tenía justo que irse a hacer un super
noticia a otro estado. Es pleno octubre, la época favorita de toda la familia. Estaba el
cumpleaños de Lucas, Peter, y Halloween. Ya era costumbre el tener grandes fiestas
para luego esperar a mediados de noviembre para el cumpleaños de mamá-tía
Vanessa.

Ya a la fecha habían pasado veintisiete años y ya años de tratamiento psicológico por


lo que sufrió. Había olvidado casi en la mayoria lo que había pasado, claro que no
podía olvidar por completo el que su padre la violo, mato a su madre y le hizo creer
por semanas el que su madre la había abandonado para irse de viaje.

Que debió tener años de terapia y el que la adolescencia fuera una etapa en donde le
costó adaptarse a los cambios de su cuerpo y el que sintiera náuseas de solo pensar
claramente el daño que tuvo que soportar de pequeña.

Cinco años. Cinco condenados años. Lo que todos tenían como lindos o normales
recuerdos, eran para ella los peores años de su vida. El único recuerdo que no lo era,
era el leve recuerdo de un payaso que la distraía de su sufrimiento y cuido de ella,
pero los especialistas de Ohio le explicaron que cuando uno tiene miedo tiende a crear
ilusiones, cosas que no son reales para darse fuerza. En este caso fue un payaso que
apareció cuando tenia mucho miedo y la cuido en esos momentos.

Le dijeron que no fue real. Pero ella insistió que el payaso era real, era su amigo.
Incluso lo dibujo varias veces, mejorando con los años cada vez más hasta tener un
boceto muy bueno de quien apodo su salvador.

Nuevamente médicos y familiares le explicaron que era imposible que un payaso de


dos metros y que parecía el hijo entre Jim Carrey y la reina de corazones fuera real.
Seguramente creo la ilusión y en la noche del homicidio un hombre alto y de cabello
naranja la salvo de su progenitor y lo asoció a la figura creada por su mente.

Como fuese el caso, a medida de los meses y de los años fue olvidando ello.

Tras cinco años viviendo en el centro del estado de Ohio, en German Village,
Columbus. Su tía Vanessa y su esposo Lucas, un canadiense muy pero muy agradable
que prácticamente la crió junto a su tía, dieron la bienvenida a su primer y unico hijo
biológico llamado Peter.

Ya a la fecha Peter era un joven periodista que tras hacer una


investigación sobre los lugares de Estados Unidos con mayor índice de crimemes. Tras
ir informando sobre sus viajes, Peter dejo de dar señales de vida al llegar al pueblo de
Derry, Maine. La cuna de Amber.

Derry era una tierra de desesperanza donde los sueños van a morir.

La preocupación por parte de su familia y propia iba en aumento. Había intentado


comunicarse pero nada funcionaba.

Siguió golpeando el saco hasta aburrirse y quedar cansada en el suelo recuperando el


aliento. Se quito los guantes y los dejo en su bolso par partir a las duchas. Reviso su
teléfono y los mensajes que tenia. Notificaciones de aplicaciones, mensajes de sus
amigos compartiendo la fotografía de Peter. También uno que otro mensaje de su ex
esposo quien esperaba contactarse con ella para una incómoda charla que ella se
negaba a tener. Al carajo con él.

« EX: Ryan »: Hola Amber ¿Podemos juntarnos para tomar un café y hablar de
nuestra relación? Es importante, por favor.

« Yo »: No hay nada de que hablar. Tu y yo no tenemos relación alguna ahora. Deja


de enviar mensaje por favor.

Envío el mensaje de texto suspirando pesadamente. Menudo idiota. Llevaba semanas


insistiendo en verla pero obviamente no quería ni verlo. Cuando alguien se divorcia y
no tiene nada que los una eternamente como un hijo, ¿Para que carajos lo va a
querer ver?

Partio a la ducha para asearse y así irse a su casa. Ya estaba planeando con
desesperación el ir a buscar ella misma a Peter. Tenía incapacidad tras haberse
dislocado la clavícula y debiera someterse a una pequeña cirugía y con ello tener días
libres y pagados.

Como fuera el caso, de las cuatro semanas libres, le quedaban tres semanas para
realizar la búsqueda de su primo. Era hermoso el tener tantos días y a la vez
preocupante ya que las 48 horas de desaparición de una persona son vitales.

Claro que le dolió físicamente ir ahí después de tantos años de distancia. Ella había
sido una de los pocas que había logrado salir de la ciudad para comenzar una vida
real, con cariño y buenos cuidados.

Ah, y también estaba el hecho de que en este pueblo las personas desaparecían con
más frecuencia allí que en cualquier otro lugar de los EE. UU.

Esperaba nunca regresar por propia voluntad. La mayoría que se iba, eventualmente
regresaban por una razón u otra. La mayoría de las personas que regresaban o se
quedaban allí, era por matrimonio, hijos, trabajos, cosas que aseguraban un control
permanente del que era casi imposible escapar.

Una de estas almas desafortunadas que quedo atrapada en ese lugar era Peter de
veintidós años. El era prácticamente su hermanito. Era un joven muy dulce y
divertido, un experto en la fotografía y en investigar desde muy pequeño. No por
nada en octavo año chantajeo a un maestro con una fotografia donde estaba con la
maestra de química para lograr una buena evolución de un trabajo importante.

Peter era todo un caso.

El siempre estaba con su teléfono en mano y dando mucho que contar en sus viajes.
Mandando fotografías y notas de audio. Pero no habían tenido noticias suyas en más
de cuatro días. Realmente hace una semana que las cosas se tornaron extrañas ya
que sonaba cansado y alterado como si estuviera cerca de encontrar lo que buscaba.

La policía no dio mucho interés en su desaparición. Mas había hecho ella en redes
sociales compartiendo la fotografía de Peter junto a una descripción y su numero de
teléfono por si alguien tenía información de su paradero.

Al día siguiente, una llamada telefónica de un tal Mike Hanlon confirmó sus sospechas
y también trajo sus peores miedos a la realidad. Peter había desaparecido tras el día
que fue a la biblioteca a investigar y pregunto por los lugares donde la gente
rumoraba cosas sobrenaturales. Ahora era solo otra adición a la lista cada vez mayor
de personas que desaparecieron en Derry, para no ser vistas nunca más.

No había forma de que permitiera que eso sucediera. No, no con Peter.

No desperdicio tiempo en subir al avión que antes despegará hacia Derry, sabiendo
que estaría allí todo el tiempo que fuera necesario para encontrarlo y llevarlo a casa.

Apenas llego al pueblo de Maine, las cosas se mostraron tal y como eran: casi no
habian esperanzas.

Nadie lo había visto ni había venido noticias sobre él. Su familia era un desastre
emocional, y se sintió impotente después de no tener una sola pista de dónde podría
estar. La habitación en donde se hospedó aun tenía sus cosas. La policía las retuvo
por unos días pero se las entregaron a Amber quien las reclamo para buscar ella
misma. La policía estaba centrada en otros casos.

Fue directo a la biblioteca donde uso la fotocopiadora para sacar numerosas copias
del volante donde mostraba a su primo.
—Funciona por favor —Suplicó con rabia al ver que la maquina estaba fallando en las
fotocopias. Solo tenia quince copias y pago por cien.—Maquina de mierd...

—¿Necesitas ayuda? —Pregunto una voz tras ella. Era masculina. Volteo para ver a un
hombre afroamericano y vestido formalmente.

—Eh... si —Respondió a sintiéndose y corriendose a un lado para que arreglara la


maquina fotocopiadora mientras ella miraba por la ventana suplicando por ver a
Peter.

—Oh... es tu primo, lo lamento —Hablo al ver los volantes.

—Gracias... ¿De verdad los que desaparecen nunca regresan? —Pregunto con un
pequeño modismo en sus manos. Parecía que hubiera consumido grandes cantidades
de café.

—Si. Este pueblo esta maldito. Cada veintisiete años tragedias vienen —Comento al
identificar el problema de la maquina. Faltaba tinta y un cable se había soltado.
Arreglo el problema y presionó el botón para que continuarán las copias —Listo. Si
necesitas algo me encuentro en el mesón principal —Comento con una pequeña
mueca y regresando a su lugar de trabajo para seguir investigando respecto al
payaso.

Ya habían comenzado las desapariciones y tras años se iban a reunir todos los
perdedores para acabar con esa plaga.

Mientras Amber esperaba las copias, Mike tranquilamente buscaba los correos
electrónicos de todos para enviar el mensaje. No tenía los números actuales de todos,
Beverly Marsh era diseñadora y fue fácil conseguir su numero telefónico, William "Bill"
Denbrough era escritor y también no requirió tanto trabajo de investigación. Ben
también fue sencillo de encontrar al investigar su ubicación, su correo estaba en una
página web. La empresa de Eddie era conocido en New York y fácilmente pudo enviar
un correo. Richie y Stan eran los más complicados de contactar.

(...)

Un par de días más tarde, la ciudad estaba organizando su Carnaval Caritativo anual,
donde todos los vendedores de la ciudad se reunieron y montaron stands, atracciones
y atracciones para la caridad. Era un gran evento todos los años, y al ser tan
concurrido podría entregar los volantes y hablar con más personas y reunir
información. Era una posibilidad remota, pero tenía que intentarlo.

Peter no se rendiría si la situación fuese al revés. Seguramente Peter haría un show


en medio del lugar para atraer la atención y obtener información valiosa.

Se vistio rápidamente ese día. Jeens, zapatillas negras, sudadera con capucha gris
oscuro y una camiseta simple. Su cartera cruzada donde tenía: celular, audífonos,
billetera, panfletos doblados, un juego de llaves de la habitación del hotel, la cámara
fotográfica y un mapa del pueblo donde iba tachando los lugares a los que fue a
investigar. Habia establecido una cronología en las visitas de su primo y las marco en
el mapa.

Fue agradable y triste al mismo tiempo el ver a la gente disfrutando de


ellos mismos en lugar de la actitud sombría que había caído sobre la ciudad después
de la cadena de desapariciones en los últimos meses. Niños perdidos y sin rastro.

A medida que llegaba a los puestos o veía a trabajadores del lugar preguntaba si
habían visto a Peter pero nadie sabía nada. Una supuesta bruja gitana al verla
entregando panfletos le pidió que tendiera la mano.

—Sigue vivo... pero lastimado, es como un limbo pero no por mucho —Comento
extrañada de sentir ello, pues no podía visualizar al joven en un hospital o un lugar
real. Miro las lineas de la palma de ella y las trazo —Pasado difícil ¿No?

Amber quito la mano rápidamente y la quedo mirando.

—Realmente no debía leer tu mano para saber ello, —Comento mirando la reacción
de ella que fue rápida y brusca —
¿No quieres ver el futuro? —Pregunto alzando una ceja y dejando su acento fluir.

—Sinceramente quiero ver si mi primo va a estar en el futuro. —Respondió sin mucho


interés en la magia gitana para ver el futuro de su vida.

Sabia que las gitanas son hábiles ladronas. Le quitaría sus anillos como las
esperanzas en un abrir y cerrar los ojos.

—Estas rota, dañada... triste para una niña pequeña, —Comento al verla y leerla
como si fuese un libro abierto o tuviera escrito en la frente ello —Intentaste olvidar y
superar pero todos los hombres te fallan...—Añadió tomando la mano de ella y trazar
las líneas de su palma —Compromiso arruinado por un idiota que le gustan las zorras
de oficina.

—¿Te metiste en mi Facebook?—Pregunto mientras asentía a las palabras de ella


respecto a su ex quien hizo trabajo extra con la pasante.

La gitana rió.

—Un idiota, clásico de hombres... ahora veo... peligro. —Comento con espanto al ver
las líneas y sentir un gran peligro tras ella —Escucha jovencita, un gran peligro ira
tras de ti. Debes estar atenta y sin miedo presente. Huye de la oscuridad de este
pueblo antes de que sea demasiado tarde.

—¿Que? —Pregunto sin entender mucho.

—Ese pueblo es raro, cada cosa en ella lo es y corres peligro aquí. Encuentra lo que
buscas y huye tan rápido como puedas —Advirtió con miedo de ver las lineas de su
futuro.

Rato más tarde, y de entregar muchos volantes creyo ver a Peter entrar a una casa
de diversión cercana, sus luces intermitentes invitaban a entrar con un interés
morboso a la gente. Y realmente juro ver a su primo caminar ahí con el rostro
sombrío.

Murmuró su nombre como si se trátese de un milagro.

Camino rápidamente para seguirle el paso. Pero pareció desaparecer entre los túneles
de giro y los pasillos estrechos hasta que llegó a la última parte de la atracción: el
Salón de los Espejos. Se suponía que aquí encontraría a quien entró.

Se tomó un momento para mirar su propio reflejo cuando la puerta con espejos se
cerró detrás de ella. Su cabello estaba desordenado por lo que lo ato en una coleta.
Sus ojos estaban oscurecidos por la falta de sueño y su piel estaba pálida. Corrio la
manga de la chaqueta para ver la venda de kinesiologia en su hombro y clavícula. Ya
no dolía tanto.

Suspiró al ver su apariencia. Sin embargo, pronto fue arrancado de sus pensamientos
cuando escucho un eco bajo y oscuro de risa en todo el pasillo.

Dio la vuelta apresuradamente, tratando de ver de dónde venía la risa, pero no vio a
nadie.

—¿Hola? —Grito, sin recibir una respuesta a cambio.

Echo un vistazo a la habitación una vez más. No había ningún pasillo que
saliera del laberinto con espejos, así que tenía que haber una salida secreta. Miro en
detalle el suelo del espejo en busca de rastro de arrastre o huellas. Pero las luces se
apagaron inesperadamente, ocultando la habitación reflectante en la oscuridad antes
de que se encendiera el resplandor rojo de las luces de emergencia, haciendo que
fuera mucho más difícil encontrar la salida.

—Oh, genial —Suspiró para sí misma.

Saco su celular y prendió la linterna para avanzar a la que creía la salida.

—Perdida, ¿Verdad? —Pregunto una voz masculina.

Giró rápidamente, buscando la fuente de la voz.

—¿Quién está ahí? —Pregunto mirando alrededor de la habitación.

—Pobre chica perdida. No puede encontrar su camino. Puedo ayudarte ... —Sintió un
escalofrío recorrer su espina dorsal, la voz indicaba que tenia intenciones maliciosas.

El pánico comenzó a emerger mientras miraba alrededor de los espejos, con la


esperanza de vislumbrar a quién pertenecía la voz.

Miro hacia atrás en el espejo, noto dos orbes brillantes, tratando de determinar el
origen de ellos.

Una brisa fresca la pilló desprevenida mientras se apresurabas a darse la vuelta una
vez más. Las luces rojas iluminaron lentamente la habitación.

La batería de su teléfono decidió apagarse en el momento menos oportuno.

—Mierda. —Hablo retrocediendo y buscando con desesperación la condenada salida.

Puso ambas manos en el espejo para ir guiándose hasta que sintió escalofríos y
retrocedió un paso para sentir su espalda presionada contra un cuerpo tenso y cálido.
Tras provocar un grito de asombro, sintió que la persona estaba olfateando su
cabello.

Un gran escalofrío recorrió su médula espinal.

Se volteo justo cuando las luces rojas volvían para mirar con quien choco. Solo que
no había nadie.

—Hola, pequeño melocotón... vaya que has crecido —Arrulló, sin dejarse mostrar
aún. La diversión de verle y explorar que tanto había crecido y el que el miedo real no
estaba presente le llamaba la atención.

Ella parpadeó un par de veces aun no comprendiendo que diablos dijo o quien
hablaba.

—¿Disculpa? ¿Melocotón? ... ¿Quien eres? —Pregunto confundida con tal apodo
—¿Donde estas?

—Oh... no recuerdas a tu viejo amigo —Hablo con un tono de voz bromista y triste a
la vez.

Él la había recordado tanto. Pasó a ser una de las personas que aún rondaban en su
cabeza por los últimos veintisiete años a decir verdad.

—¿Te puedes mostrar? Por favor —Pidió agotada de esto. Estaba muy estresada por
el tema de Peter.

Se quedó donde estaba mientras escuchaba pasos acercase a ella. Se ajusto a la poca
luz, para ver a la alta sombra avanzar donde ella, era un payaso que se presentó
frente a ella. Sus ojos eran de un azul brillante.

—Mierda —Respiró seguido de una pequeña risa. —Realmente es un gran traje. En


serio me sacaste un susto —Comento sin problemas. Era tan claro, es una feria,
seguramente era parte del acto.

Se acerco al payaso con confianza, extendiendo la mano hacia su cuello para pasar
los dedos por la suave seda que era lo más llamativo.

—Este disfraz es increíble, por cierto. Mucho mas novedoso que el de los payasos
asesinos de YouTube.

Él tenía una expresión perpleja en su rostro, sus labios rojos curvados en una sonrisa
maliciosa mientras sus ojos la miraban atentamente.

Aquella mujer era la pequeña niña que le hizo sentir tantas cosas; preocupación y
afecto. Él mato por ella, y ahora no mato a una persona, también por ella.

Amber retiró su mano y metió su cabello detrás de su oreja torpemente.

—Uh, lo siento. Es que se ve tan elaborado.—Comento notando que la vestimenta era


hecha a mano y no comercializada. Era a la medida y con detalles perfectos.

Una vez más, el payaso no respondió y continuó mirándola fijamente. Una sensación
incómoda cayó al sentir su mirada y no escuchar palabra.

—¿Nos hemos visto antes?

El payaso se rió suavemente, casi hasta el punto de un gruñido. Claramente no se


acordaba mucho de él, todo lo contrario a él. Dio un paso adelante, con una mirada
depredadora en los ojos al verla y recordar aquellos rasgos característicos que tenia
de pequeña. Su cabello ahora estaba más oscuro pero sus ojos seguían siendo lo que
la identificaba como a Amber. Color lindo, una mancha de color miel en un ojo.

—Amber, Amber... Estás aquí para encontrar a Peter, ¿verdad?

Ella se cruzo de brazos a la defensiva, una punzada de ira desató su audacia.

—¿Cuál es tu nombre? —Preguntó en voz baja, atreviéndose a acercarse al payaso.

Su sonrisa se amplió a una longitud imposible mientras sus ojos permanecían fijos en
ella.

—Soy Pennywise, —Extendío su brazo, levantando la palma de su mano hacia el


techo e hizo una leve reverencia por su breve actuación. —Y te contaré un secreto
sobre Peter. Acércate y te lo diré.

Sus ojos se entrecerraron, sin saber qué juego estaba intentando jugar. Esto
comenzó a ser un poco incómodo e inapropiado, y comenzo a preguntarse qué tipo de
psicópata contratan estas personas.

—Acércate, Amber.

Abrumado por la impaciencia, ya había tenido suficiente de sus burlas. Avanzo donde
él para sentir que él estaba con un aroma abrumador a dulces y palomitas de maíz.
Eso era extraño.

Sus labios estaban sobre su oreja ahora, su cabello rozando contra tu mejilla
mientras su aliento frío se precipitaba sobre ella.

—Sé dónde está Peter —Susurró burlonamente.


Capítulo 04

Pennywise

Amber se alejo. No pudo controlar su impulsividad cuando le empujo hacia atrás con
un gruñido furioso. Si era una broma era una de pésimo gusto.

—¿Que? ¿Donde esta? ¿Por que lo secuestraste? —Invadio de preguntas rápidas


mientras le miraba molesta.

—Oh, no te preocupes, melocotón. Te llevaré con él. ¡He estado cuidándolo bien! El
esta flotando.—Rio de forma misteriosa.

¿Flotando? ¿Esta colgando de algo? ¿Era como una parodia de SAW o algo así,
suspendido en una trampa mortal?

Estaba a punto de darle un puñetazo en el rostro, pero lo atrapó sin esfuerzo en su


mano suave y enguantada, sosteniéndolo con fuerza.

—¿No quieres flotar conmigo? — Preguntó burlonamente, inclinando la cabeza hacia


un lado con falsa inocencia. Sus ojos recorriendo su cuerpo hasta girarla. Ahora la
espalda de ella estaba presionada contra su pecho mientras sus fuertes brazos
sostenía los de ella, su fría mejilla estaba contra la piel de ella.

—¡¿Qué estás haciendo?! ¡Detente! —Exigio intentando alejarse. Empezó a removerse


desesperada. Odiaba el contacto físico sin que ella diera asentimiento. Por más que
fuese un simple roce se desesperaba. Ahora más.

La piel de gallina cubría sus brazos y la parte posterior de su cuello cuando lo sintió
inhalar profundamente en su cabello, dándole una idea. Lanzo su cabeza hacia
adelante antes de hacerla restallar rápidamente con todas sus fuerzas, golpeándolo
directamente en su nariz, haciéndolo gritar. Tiro de su brazo para doblarlo y liberarse
de su agarre.

Giro para encontrarlo aferrándose la nariz con la mano, retrocediendo unos pasos
sorprendido. Luego dejó caer las manos y arrugó la nariz ante la incómoda sensación
antes de sonreír maliciosamente una vez más.

—Tan audaz, vaya que has crecido —Comentó en una voz peligrosamente baja. —No
tienes miedo.

No era una pregunta. Amber le miró con confusión.

—Mira, imbécil. No sé lo que estás tratando de hacer, pero esto es extremadamente


poco profesional... —Exclamo con tanto furia que estaba a nada de demostrar lo que
años de defensa personal lograban, jiu-jitsu desde los nueve años , boxeo femenino
en la universidad... no quería ser débil como cuando no pudo defenderse. Lo logro...
con muchos golpes, idas al medico y el regañó de su tía, pero valió la pena.

Antes de que pudiera tener la oportunidad de responder, escucho a una chica o quizás
un chico gritar desde algún lugar. Se volvio instintivamente, mirando hacia donde se
escuchó el grito pero no vio nada. Noto que Pennywise había desaparecido, y en su
lugar había una puerta abierta detrás de uno de los espejos. Sabiendo que por allí es
donde debe haberse ido, lo siguió por la puerta y lo siguió por un pasillo oscuro y
angosto. Al final del pasillo había otra puerta, que abrio con prisa, la puerta conducía
fuera de la Casa de la Diversión, indicando su final.

Al momento de voltear la puerta ya no se encontraba. Extrañada se


sobresalto al escuchar su teléfono sonar, lo cual no tenia sentido por que se le fue la
bateria. Lo saco de su bolsillo para ver que tenia un 43% y un mensaje de texto de la
página web de desapariciones en el estado.
Un niño desaparecido desde hace semanas fue encontrado muerto cerca de un canal.

Ya son cinco niños desaparecidos, posiblemente muertos desde hace casi dos meses.

Ibi Ann Marlow


Paul Edison
Nina Nuñez
Yuri Williams

Sin que nadie lo supiera, y se había revelado sin siquiera saberlo una pista con las
iniciales de los niños que fue mera casualidad.

I-A-M-P-E-N-N-Y-W

Frustrada y confundida retomó su rumbo y fue a buscar a Peter del otro lado del
pueblo. El cielo estaba oscuro pero no era demasiado tarde.

Mientras caminaba por las calles no se percató que el reloj avanzaba rápidamente
hasta que ya era demasiado tarde para caminar sola al hotel sin que fuese un peligro,
pero la hora realmente no le preocupaba.

Iba pensando en los eventos que ocurrieron en los últimos días, que ocuparon la
mayor parte de sus pensamientos.

Iba con audífonos y tratando de pensar en donde podría estar Peter, el payaso que
levemente se le hacía familiar dijo que lo tenia. ¿Donde un cretino vestido de payaso
se esconde? Y no, no hay un circo. Ya lo investigo.

Perdida en sus pensamientos y en la música, no se dio cuenta de que estaba siendo


seguida de cerca.

Se quito los audífonos para voltear y ver tras ella y no ver a nadie. Fruncio el ceño y
retomó su acción.

—Qué cosa tan bonita... —Escucho en un susurro.

No fue hasta que iba a mitad de camino que las luces de los faros empezaron a fallar,
la brisa se volvió fría y se percató que no tenía idea de como ir al hotel sin luz.

Se iba a rendir y regresar por el camino donde venía. Quizás lograba el orientarse.
Se dio vuelta y notó que un hombre joven, blanco y de ojos cafés con barba y cicatriz
en la ceja sostenía un cuchillo contra su cuello.

—¿La billetera? —Pregunto.

—Además de linda, lista. —Comento quedando tras ella y con el cuchillo contra su
cuello —Si gritas te mueres.

El la obligo a caminar al callejón al presionar el cuchillo contra su piel. Sintió el


mínimo corte y se resistió a dar pelea por ahora.

Nadie la iba a dañar otra vez.

Inhaló profundamente.

El hombre se rió cuando la miró.

—Será mejor que mantengas la boca cerrada si no quieres que este cuchillo se aloje
en tu garganta —Amenazó, dejando una mano en su pecho para apretarlo y ver como
ella se removió molesta y le escupió en el rostro.—Vamos nena. Relájate. Te hare
sentir tan bien, —Prometió, abriendo la cremallera de su sudadera por el frente,
revelando su camisa y sonreir al notar que no llevaba sosten —Mirate, es como si
pidieras que hiciera esto. —Declaro antes de inclinarse más y colocar un beso
descuidado en un lado de su mejilla.

Amber se amordazo con su aliento rancio y desvió la mirada, girando la cabeza en la


dirección opuesta. Vio dos orbes brillantes brillaban en la oscuridad.

Miro sin esperar nada, seguramente dos inútiles focos.

Rápidamente le devolvió la cabeza a su atacante. Noto que la cuchilla se abrió paso a


su clavícula dañada para pasar por el valle de sus senos para cortar la camiseta.

El extraño se lamió los labios con anticipación mientras dejaba que el


cuchillo permaneciera allí. Ya era hora de actuar ahora que no amenazaba a su
yugular.

Luchó contra las manos que estaban empezando a bajar hasta sus pantalones. En un
impulsos rápido le dio una fuerte patada y golpe para quitarle el cuchillo que termino
en el suelo. Rápidamente le dio otro golpe fuerte y le dobló el brazo para hacerle
caer. Al verlo en el suelo le pateó con furia hasta que le dejo sangrando por la patada
que le dio.

Ella no dijo nada mientras limpiaba su mejilla, en el mismo lugar donde le había
besado. Miro como el sujeto se retorcía de dolor y salio del callejón recogiendo sus
cosas. Con suerte podría irse a salvo a su hotel sin que otro imbécil quisiera abusar
de ella.

—¿Qué diablos ...? —Cuestionó el hombre adolorido por la golpiza de una mujer.
Escucho una risa en el fondo del callejón mientras se intentaba levantar.

Miro hacia la alta figura de ojos amarillos brillantes que estaba sentada sobre un
basurero verde.

Pennywise se rió a medias ante eso, acercándose.

—Qué paliza te dio —Sin esperar una respuesta, Pennywise dio una falsa expresión de
dolor marcada en su rostro. —Hmm ... qué vergüenza. Ahora, aunque puedo estar de
acuerdo con el dar miedo, el que quisieras abusar de esa pobre mujer me molesta un
poco... cuando aprenderán los humanos...

El hombre se estremeció al verle dar un paso adelante.

—Vas a desear que te quedes en el circo, adefesio.

Hubo un brillo en los ojos de Pennywise mientras su mirada viajaba al cuchillo que
ahora estaba en la asquerosa mano.

Le hizo un guiño antes de lanzar una bocanada de aire hacia la luz en el callejón,
extinguiéndolo.

Amber escucho un fuerte forcejeo, gritos de agonía. Parecía que una bestia estuviera
cazando.

Como no alcanzo a ir a una cuadra siquiera se devolvió con sigilo para ver que
ocurría. Era curiosa.

El olor fresco de la sangre la golpeo abruptamente. Apenas llego al inicio del callejón
la luz se encendio un poco. Extrañada escucho un grito del fondo del callejón que
doblaba a la izquierda. El hombre la miró y sangraba por todas partes. Apenas un
segundos después fue arrastrado con fuerza.
Se permitió ver el callejón para ver la sangre salpicada en las paredes del callejón.

Levantó una mano temblorosa hasta su boca, cubriéndola en estado de shock,


incapaz de comprender lo que estaba viendo. Todo su cuerpo entró en shock.

Un largo y huesudo brazo de repente serpenteó alrededor de ella, manteniéndola


estable. Se giro y levanto la vista para ver la cara familiar del payaso, radiante de
orgullo por su trabajo.

—¿Q-qué hiciste? —Apenas logro pronunciar, su voz temblaba.

—Shhh —Arrulló mientras rozaba el lado de su cara con sus dedos largos y
enguantados como si la examinará. Amber petrificada noto la sangre correr por su
barbilla y el que la mirara frunciendo el ceño y apretando una mejilla. Hasta parecía
un estilo de Tanzan con Jane al acercarse más y estar asombrado de verla.

Acercó su cabeza y olfateo cerca de ella para sonreír.

—Húndete conmigo —Instó suavemente mientras sonreía ampliamente, revelando sus


dientes afilados y cubiertos de sangre.

Ella quito con cuidado las manos de él y dio un sigiloso paso hacia atrás, tratando de
alejarse de él, pero él la agarró, manteniéndola cerca.

Tarareó alegremente mientras sus ojos buscaron los suyos, saboreando el


temor que él ansiaba tan desesperadamente.

Antes de que pudiera responder, ella trago asustada mirando el fondo del callejón que
tenia sangre fresca.

Un olor dulce la invadio. Por alguna razón desconocida, no fue capaz de mover las
extremidades. Su vista se fue tornando oscura hasta sentir que se desvanecía y que
iba a acabar en el suelo.

Seguramente muchos estrés en pocos días.

Su cabeza cayó hacia adelante atontada pero algo detuvo su impacto al suelo.
Una risa inquietante provocó una sensación escalofriante que recorrio su cuerpo. Una
mano cubierta de un material suave se envolvió suavemente alrededor de sus dedos.
Todavía estaba atontada sin explicación aparente.

Una humedad fue a su cuello mientras se deslizaba hasta la clavícula dañada. Inhaló
rápidamente al sentir una punzada de dolor antes de que la presión húmeda lo
suavizara una vez más.

Las misteriosas manos se dirigían a su cintura para levantarla y dejarla por encima
del hombro...

***

Se sobresalto, jadeando por aire mientras miraba alrededor espantosamente. Su


corazón se ralentizó cuando se dio cuenta de que estabas en la habitación del hotel,
el sol brillaba a través de las cortinas blancas. Cayó con dureza sobre la almohada
tras el sobresalto.

El despertador al lado de su cama indicó que eran pasado las 11 am. ¿Como llego
aquí? ¿Cuanto durmio? Diablos eran las once y un cuarto.

Mientras se dirigía al baño, desvistiéndose descuidadamente, se detuvo a mirarse en


el espejo. Se detuvo al ver una marca de color púrpura oscuro sobre la clavícula
dañada. Se golpeó sin darse cuenta, le dio un pequeño derrame... examinó la herida
para ver marcas de dientes.

Fue entonces cuando los destellos de la noche anterior se inundaron en su mente


como una ola.

¿Podría ser posible que todo fuera un sueño? Incluso entre toda la locura que sucedió.

Lo último que podía recordar era desmayarse al ver un cuerpo siendo arrastrado en el
callejón y ver al payaso con sangre en la boca.

No había manera de que el payaso la haya traído aquí. Él no sabía dónde se


hospedaba.

Su corazón comenzó a correr una vez más mientras intentabas comprender todo lo
que había sucedido en las últimas 24 horas.

Se duchó y se vistió rápidamente, sacando un conjunto de ropa cómoda. Se apresuro


a salir de la habitación del hotel, camino al elevador que para su suerte estaba vacío.
Estaba por apretar el botón de cerrar la puerta cuando un hombre salía de la
habitación de enfrente a la suya y se acercó a entrar al elevador antes de que se
cerrara.

—Aleluya, gracias. Ya pensaba que debía bajar los cinco pisos corriendo o rodando
con mi suerte.

—No hay problema —Respondió Amber presionando el botón del piso principal.

—¿Columbus? —Pregunto al ver la sudadera de ella. Universidad de Columbus.


—Wow, es una excelente universidad. Mamá intentó matricularme pero se espantaron
al ver mis calificaciones.

—Son un poco exigentes pero más te ries de saber que el maestro fue peor que uno.

—Chistes de Columbus no he hecho para mi show, —Hablo con una mueca y


pensando en la nueva temporada en su ahow —Richard Tozier, pero me llaman
Richie.

—Amber. —Se presento y miró al sujeto a su lado —¿No sales en


televisión? —Pregunto al verlo de reojo y encontrar un aire conocido en aquel
hombre.

—El mismo, soy comediante desde que naci ... no se que hicieron mal mis padres.
—Rio al decir ello. Tozier desde que era niño fue un comediante.

—¿Y daras un show en este pueblo embrujado?

—Este lugar esta mas muerto que los chistes de toc toc. No se rien, estan como
zombies ¿No te has dado cuenta? —Pregunto al lleagr al piso principal y ver a la gente
como si nada. Una televisión plana informaba de la investigación de un crimen
sangriento en el pueblo y no había reacción de la gente. —Bueno chica Columbus voy
a saquear el bufete si es que queda algo.

Ella se dirigió a la salida para percatarse que lo que dijo Tozier era verdad. Este
pueblo era tan extraño, estaba poseído en algo malo.

Curiosa por ver qué clase de conmoción debio haber causado el asesinato de anoche.
La cantidad de personas desaparecidas y muertas en Derry en los últimos meses
habían aumentado drásticamente. Pero según las notas de Peter la mayoría de los
casos fueron barridos bajo la alfombra, no porque a nadie le importara, sino porque la
policía no podía mantenerse al día con cada persona desaparecida.

Camino por unas tres cuadras para luego doblar en la esquina de una cafetería donde
compro un café y algo para comer. Después de todo era su tardío desayuno o
temprano desayuno. Quizás ambos.

Estaba preparada para ver el lío sangriento que recordaba de la noche anterior.
Preparándose antes de llegar al callejón, se sorprendió al encontrar que ni siquiera
había una sola gota de sangre. No hay coches de policía, ni bomberos, ni cintas
amarillas, ni espectadores. ¿Cuáles eran las probabilidades de que nadie hubiera visto
esto todavía?

El callejón anoche estaba cubierto de sangre. Podía recordar el olor abrumador de


eso, no había forma de que alguien no lo viese. Pero ahora no había un solo rastro de
la lucha de la noche anterior. No había cuerpo, ni sangre, nada.

—¿Pero cómo? —Pregunto confundida y adentrándose al callejón para examinar. No


había nada de nada.

Sentía que estaba perdiendo la cabeza. Tenía que ser eso. No podría haber otra
explicación. Sabía con certeza lo que vio anoche.

Extrañada se regreso a la calle principal en donde vio a un numeroso grupo de gente


que se dirigia a la alcaldía donde estaba hablando el alcalde. Un hombre mayor de
cabello negro con algunas canas y ojos azules. A su lado habían dos policías.

—... debido a las desapariciones recientes y el poco número de oficiales, se realizará


un toque de queda a partir de las ocho pm para los menores de edad...

El alcalde siguió hablando, Amber quedo viendo a la gente por si uno parecía
sospechoso. Habían padres llorando, niños reclamando por el toque de queda.

Se concentro en lo que se decía entre los ciudadanos preocupados. Nadie estaba


ofreciendo nuevas estrategias para encontrar a sus seres queridos perdidos, y no
pudo evitar suspirar de molestia al darse cuenta de que todo esto era solo una
pérdida de tiempo. ¿Era lo mejor que podían hacer?

Noto por su visión periferica al payaso por el lado izquierdo. Miro a ese lado para no
ver a nadie más que la leves señales de que algo extraño sucedía. Vio unos dedos
enguantados blancos tocar la puerta desde el interior de la entrada principal y
moverlos como indicación de acercarse.

Ignoro al resto del bullicio y se centro en aquel acto que nadie se dispuso a ver, como
si ella fuese la única que pudiera verle, se aseguro de ir y seguirle con precaución.
Paso humildemente siguiendo el sonido de los pasos hasta la parte de atrás del pasillo
donde habían unos cuantos funcionarios y cuadros con la historia de Derry.

Al escanear la sala y a todos los asistentes, se detuvo al ver que habia un especie de
patio interior y que la puerta estaba abierta. Entro y observó el pequeño trozo de
naturaleza muy bien cuidada. Habían unas bancas de madera oscura con fierros,
estatuas blancas y una fuente de agua.

Un hombre sentado en una banca leyendo un periódico que tenia el titular "27 años
de las tragedias". Tenia la vista fija en ella.

Instintivamente, ella miro hacia otro lado rápidamente, su rostro enrojeció de


vergüenza. En este lugar no había más habitaciones abiertas o salidas de emergencia.
Solo había bancas y arboles.

Cuando levanto lentamente la cabeza una vez más para verle, se desconcertó al ver
que todavía la estaba mirando fijamente, una sonrisa burlona jugando en sus labios
carnosos mientras doblaba el periódico. Algo sobre la forma en que sus ojos entre
azules y verdes brillantes capturaron los suyos, era casi familiar y le atrajeron
inmediatamente.

Incapaz de mirar hacia otro lado, su respiración se detuvo brevemente cuando le


guiñó un ojo de una manera juguetonamente seductora.
Ella se burlo juguetonamente, girando los ojos hacia él, tratando de ocultar su intriga,
a lo que podía verlo riendo en respuesta. Luego se obligó a mirar hacia otro lado.
Tenía cosas más importantes de qué preocuparse que un par de atractivos ojos
claros.

Se sento en una banca alejada mientras revisaba las notas de Peter.

Todos los desaparecidos eran niños de entre siete y catorce años. Peter no encajaba
en el perfil, podía tener cara de niño aun pero era un adulto.

¿Y si? ¿Tal vez descubrió algo que no estaba destinada a hacer?

Los pensamientos revoloteaban por su mente, distrayéndose con el aroma de las


flores de los arboles y un aroma abrumador que ya había percibido antes. Miro a la
banca del frente para no ver al joven.

¿Tan distraída estaba que no noto ni vio cuando se marcho?

Bueno, tenía ya la mente perturbada en que presenció un crimen que no ocurrió


aparentemente. Su primo desapareció cerca de atrapar al criminal de la ciudad.

Suspiró cansada para echar la cabeza hacia atrás y tener cinco minutos normales.
Lamentablemente fueron tres minutos y medio ha que recibió otro mensaje de su ex
esposo.

« EX: Ryan »: Por favor Amber, esto es muy pero muy importante. No quiero hablarlo
por mensaje de texto, ¿Podemos vernos en persona?

« YO »: No se en que idioma decirte que no me interesa en lo absoluto. Tu y yo no


tenemos nada de que hablar. Si es importante contactate con mi abogado.

« EX: Ryan »: Tu tío-padre es tu abogado y me odia casi tanto como tú... Ire a tu
casa y no me iré de así hasta que hablemos.

« YO »: De acuerdo. Quédate esperando fuera de mi casa. Espero que lleves un saco


de dormir :)

« EX: Ryan »: Hablo en serio. No me pienso mover hasta que hablemos.

Bufo molesta pero a la vez con una risa, el idiota iba a pasar horas y horas hasta
darse cuenta que no esta ni en el estado siquiera. No tenía tiempo para lidiar con
Ryan. Aunque no negaba que seria gracioso verle humillado ya que hoy iba a llover
en German Village.

Bueno, eso sería en otra ocasión. Ahora tenía que encontrar a Peter ella sola ya que
la policía no iba a hacerlo.
Capítulo 05

Tentación y un trato

Se reincorporó para salir del ayuntamiento, la entrada seguía teniendo la gran


multitud de personas que empujaba hasta que la hicieron chocar directamente con
alguien.

- Oh Dios, lo siento mucho -Se disculpo hasta darse cuenta de con quién se topo.

El coqueto hombre estaba mirándola fijamente, sus intensos ojos azules


repentinamente eran de un tono más oscuro de lo que los recordaba. Era
increíblemente alto y su pálida piel parecía brillar a la luz del sol en comparación con
su cabello castaño oscuro, ligero rojizo que caía sutilmente sobre sus ojos.

Sus labios carnosos se curvaron en los extremos en una sonrisa astuta mientras se
inclinaba gentilmente.

-Ah, pero fue mi error.-Comento con una sonrisa encantadora y muy sereno. -Mis
disculpas, señorita Doppler.
Ella lo miro sorprendida, él sabía claramente quién era ella.

-¿Te conozco? -Pregunto mirando a lo alto para conectar sus miradas.

-Oh si. Nos hemos visto antes - Se rió entre dientes.

-Lo dudo y prefiero ser Nielsen, -Hablo corrigiendo el detalle de su nombre, y mirando
extrañada al hombre -Amber Nielsen y tu eres...

-Penn, Pennywise, señor payaso, Bob Gray o monstruo para ti mi querido melocotón -
Hablo dejando asustada a la joven por nombrar cada uno de esos nombres y
sobrenombres.

¿De de ser una broma? ¡Tiene que ser una broma!

-¿Que pasa? ¿No te acordaste de tu viejo amigo? -Pregunto mirando la reacción de


ella que abrio los labios pero no dijo nada. Solo le miró sorprendida. El payaso si era
real después de todo.

Parte de esto era gratificante pues no fue su imaginación de décadas atrás la que creo
a este personaje como lo creyeron los demás... pero por otra parte significaba que
algo sobrenatural tenía un interés en su persona y responsabilidad en la desaparición
de Peter.

-Bueno, eso pasa seguido, que bueno que nunca olvido... Veintisiete años durmiendo
pasan así -La frase tuvo un cambio drástico entre la decepción al inicio y una risa al
final junto a un chasquido de dedos. -¿Cómo te sientes?

Amber tenia tantas preguntas en su cabeza, que pareció darse cuenta cuando sus
ojos leyeron su confusión con bastante claridad. Su mirada se detuvo en el moretón
debajo de su cuello.

-Lo siento por la mordedura, por cierto. Simplemente no pude evitarlo. Tenia esa idea
hace ya tanto años. Es que eres tan ... atractiva -Se pasó la lengua por los labios
mientras la última palabra se le escapaba con un gemido hambriento.

Fue entonces cuando hizo clic. No había forma de que esta pudiera ser la
misma persona ... o lo que sea ... o lo que sea que fuera. Se quedo boquiabierta
cuando intento pronunciar cualquier palabra.
Él rió oscuramente y se inclinó hacia ella, para susurrar.
-¿Estás listo para jugar, Amber?
Sus ojos cambiaron del azul profundo a un amarillo de bordes rojos. Amber retrocedió
unos pasos, mirando a su alrededor en pánico para ver si alguien estaba mirando lo
que estaba sucediendo.
Su mirada siguió a la suya, deteniéndose en la multitud de personas que le rodeaban,
ya que parecía saber exactamente lo que estaba pensando.
-Oh, no te preocupes por ellos -Insistió alegremente, con los ojos ardiendo
brillantemente. -Solo ven lo que quiero que vean.
-¿De qué estás hablando? - Tartamudeó, todavía caminando hacia atrás para tratar
de poner cierta distancia entre ella y la criatura quien avanzo, cerrando lentamente la
brecha entre ambos.
Fue entonces cuando se percató de que estaban rodeados de gente. Se expondría a sí
mismo si eligiera lastimarla. Además de eso, si hubiera querido hacerle daño, ¿No
podría haberlo hecho anoche después de que se desmayo?
Se mantuvo firme, sin alejarse de su amenazadora mirada. Arqueó sus cejas
inquisitivamente, aparentemente disfrutando de la alteración de su juego en curso.
Acercándose para evitar que alguien escuchara la extraña conversación, hablo en voz
baja pero firme.
-Mira ... es Pennywise, ¿verdad? -Él asintió, todavía sonriendo perversamente con
intriga. -Pennywise, cuando mencionaste a mi primo ayer, ¿Estabas diciendo la
verdad? ¿Sabes dónde está?
-Ya te lo dije. El flota ahora.
Ella sopló con impaciencia.
-¿Flotar? ... estoy perdiendo el tiempo, si sabes dónde está, ¡Por favor dime! Por
favor
-Ah, ah, ah. Eso no es parte del juego. Tienes que jugar para ganar -Se rió
bulliciosamente. Su risa maníaca no se ajustaba muy bien a su nueva apariencia más
sofisticada.
-Esto no es un juego -Hablo fuertemente, con los ojos muy abiertos y los labios
apretados.
Miró a su alrededor para ver que nadie parecía haberse dado cuenta de su fuerte
frase. Todos estaban como embrujados.
Pennywise continuó mirándola fijamente, un brillo burlón en sus ojos amarillos.
-¿Qué pasó con el vago de anoche? ¿Limpiaste ese callejón tú solo? ¿Cuántas
personas has matado? Oh, Dios mío, ¿Mataste a Peter y lo dejaste colgando?
-Hagamos un trato, ¿sí?
Amber lo miro sospechosamente, no deseosa de confiar en él ni por un segundo, pero
exigirle cosas no iba a llevarla a ninguna parte.
-¿Qué tipo de trato? -Preguntó vacilante, ganando un zumbido satisfecho del payaso
malvado.
-Prometiste jugar conmigo incluso de adulta, ¿Recuerdas? Pero los juegos de niños
aburren ahora, juguemos como adultos.
-¿Juegos de que? Puedes explicarte.
-Pasa la noche conmigo.
-¿Qué? ¿Te refieres a en tu cama?
El soltó una risita amenazadora, permitiendo que su actitud de payaso apareciera
cada vez más a medida que la conversación continuado.
-Eso no es exactamente lo que tengo en mente... -Hablo con el rostro serio y
pensando en la idea de ello, el ni siquiera tenía cama -Pero quien sabe... ¡Pijamada!
era lo que teníamos. -Exclamo chasqueando los dedos al recordar la palabra -Yo
aparecía en la tarde noche y jugábamos esos tontos juegos infantiles hasta que te
quedabas dormida sobre mi.

-¿De acuerdo? -Cuestiono sin entender qué era lo que estaba insinuando. -
Bueno, entonces, ¿Qué tienes en mente?
-Eso es para que lo descubras - Respondio juguetonamente, golpeándose la punta de
la nariz con su dedo índice, -¿Estás de acuerdo?
Negaba con la cabeza, no le gustaban sus respuestas vagamente calculadas.
-No lo entiendo. ¿Quieres que pase tiempo contigo?
-Pese a odiar que me obligaras a leer cuentos infantiles con un final esperado y ver
tus dibujos... era divertido tener una amiga -Dio una sonrisa que se desvaneció un
poco de su cara.
Sabía que no tenía muchas opciones, pero era la mejor oportunidad que tenía para
encontrar a Peter.
Suspirando pesadamente, sus ojos buscaron los suyos una vez más, asintió con la
cabeza en acuerdo.
-Trato.
Juntó las manos mientras sonreía de emoción. Alcanzó la mano derecha de ella. Sus
dedos largos y huesudos levantaron su mano hacia sus labios hinchados mientras
besaba suavemente la parte superior de la misma, la sonrisa astuta nunca
abandonaba su rostro.
-Hasta la noche, Amber.
Ella miro boquiabierta mientras él soltaba de su mano con delicadeza y se esfumaba
en la multitud de gente que todavía rodeaba el ayuntamiento. La gente estaba
perdida en sus propias conversaciones mientras desaparecía entre ellos.
(...)
Mirándose en el espejo, debatía sobre lo que se suponía que se pondría para una
velada con un payaso asesino. ¿Se suponía que debía vestirse casual, elegante?
Esperaba que se conformará con la ropa simple que trajo. No tenía tiempo ni ganas
de ir por un vestido.
Suspirando pesadamente, su corazón comenzó a latir a medida que el nerviosismo la
consumía. Iba a perder el tiempo, tiempo valioso que Peter quizás no tenía.
Nego con la cabeza, no podía permitirse pensar de esa manera. No había forma de
que Peter pudiera estar muerto. Él habría dado pelea.
Si Pennywise tenía alguna información útil, tenía que jugar su exasperante juego y
esperar hasta que estuviera listo para ofrecer información. No estaba acostumbrada a
negociar así, especialmente cuando se trataba de algo tan importante, pero,
sinceramente, ¿Qué otra opción tenía? Nadie en este pueblo la llevaba a ninguna
parte y esta era la mejor oportunidad que tenía.
Todavía mirándose en el espejo, sostuvo una camisa azul sobre su pecho antes de
escuchar el crujido del piso detrás de ella. Se giro levemente y solto un grito de
asombro cuando vio a Pennywise, sonriendo perversamente en la orilla de la cama,
sus ojos atentos y mirando su figura medio desnuda.
-Dios mío -Arrulló, lamiendo sus labios rojos, la baba derramándose sobre ellos un
poco. -¿Cuanto creciste?
-¿Que demonios? ¡Fuera!
Dio un paso hacia adelante lentamente, sus ojos todavía vagaban por ella, quien
intento esconder su cuerpo expuesto.
Él se rió alegremente antes de hablar una vez más.
-Déjame verte... vamos, la única vez que te vi así estabas toda golpeada y abusada...
-Hablo mirando el cuerpo delgado pero firme y curvilíneo de ella -No tenías de esas -
Un dedo pincho uno de sus senos.-Tus caderas si que se engancharon ¿Por qué?
-Esto es tan inapropiado. Si a la cuenta de tres no te apartas te haré daño.-Hablo lo
más calmada posible. Era un gran impulso de golpearle el que tenia.

Intento cubrirse y negarse a lo que él había solicitado. Afortunadamente,


su control estaba intacto por el momento y pudo resistir.
Sus labios rojos se fruncieron en decepción mientras se acercaba, su estatura era aún
más intimidante de lo que recordaba.
Una mano serpenteó alrededor de su cintura mientras bajaba su rostro hacia su
cabello, inhalando profundamente. Con la otra mano lo cepillaba tiernamente, lo que
no encajaba con su malvada disposición.
-¿Que haces? -Pregunto extrañada de aquella caricia.
-Mmm -Hizo un sonido y parpadeó varias veces hasta percatarse de que estaba
haciendo -Oh... creo que fue la costumbre que tenia contigo -Hablo mientras lo
continuaba haciendo. Se había acostumbrado y a la vez había extrañado acariciar su
cabello.
El dio un paso atrás para girar y sentarse en la cama.
Ella parpadeó varias veces para salir del aturdimiento en el que fácilmente se había
metido.
-¿Qué diablos fue eso?
Ignorando su pregunta, su mirada se posó en la ropa que tenia en la cama. Jeens,
pantalones de buzo, camisetas deportivas y unas gruesas. Ninguna falda o vestido
que usaba de niña.
-¿Y los vestidos? -Pregunto levantando la ropa por si estaban abajo.
-¿Para que iba a traer vestidos a un viaje de "Rescate" ? -Pregunto mientras se
acercaba a tomar cualquier ropa pero él no la dejo, hasta gruñó. -Vamos, me esta
dando frío -Alegó.
Él no le dio importancia a ello mientras se quitaba un guante, revelando unos dedos
escamosos y verdes con una garras. Ella abrió los ojos y presto más atención a ello
que al guante que le mostraba. Lo mostró por ambos lados hasta hacer que la tela
blanca se tornará una sustancia negra y larga que poco a poco tomo forma de un
vestido color sangre con unos detalles negros.
-Este. Esto es perfecto para el juego.
Tímidamente cogio el vestido el cual era muy bello, de elegante diseño, ajustado. No
dijo nada más mientras se deslizaba en él. Noto que él seguía en la misma posición y
mirando como se vestía.
-¿Te importa? -Pregunto al notar que seguía en la misma posición.
El débil sonido de los chirridos de la cama llenó la habitación cuando se puso de pie
para cruzar hacia ella. Salto ligeramente cuando sintió que la piel de sus fríos dedos
rozaban su espalda expuesta. Confundida sobre por qué de repente estaba sintiendo
su piel en lugar del guante, se miró en el espejo frente para ver que ya no era el
payaso amenazante, sino el hombre atractivo.
Su aliento se detuvo cuando arrastró la cremallera hacia arriba lentamente,
permitiendo que sus dedos se demoraran un momento mientras alcanzaba el broche
del sostén para desabrocharlo.
-¿Que diablos estas haciendo? -Pregunto incómoda
-Quitando esa cosa, no lo necesitas para el vestido -Respondió con una sonrisa
arrogante cuando finalmente lo quito y lo tuvo en sus manos como trofeo. Lo miró
curioso y lo dejo sobre su ropa lo que provocó risa en ella quien estaba intentando
acomodarse el vestido. -Es bonito ¿Debes usarlo todo el tiempo? -Pregunto mientras
jugaba con el sosten y riendo de ello.
Ella se encogió de hombros como respuesta. Dependía el día y situación, la verdad es
que no era fan de esa clase de ropa.
-Como sea, gracias por el vestido -Dijo antes de voltearse para enfrentarlo.
Él tarareó en respuesta, sus ojos la recorrieron una vez más.
-De nada. -Comento satisfecho, paso sus dedos largos y huesudos sobre la parte
superior del vestido antes de descansar sobre la marca de mordida en la clavícula.

Sus ojos se detuvieron allí por un momento antes de que ella rompiera el
silencio con una pregunta al mirarse al espejo.
-¿Cómo haces eso? Quiero decir, ¿Que eres exactamente?

-¿Hmm? -Preguntó en voz baja, sin entender exactamente qué era lo que querías
decir.

-Quiero decir, eres un payaso en un minuto y luego el siguiente eres ¿Normal?


¿Cómo? Claramente, no eres humano, entonces ¿qué eres?

Sus labios se abrieron en otra amplia sonrisa, aparentemente disfrutando de la


audacia de ella para preguntarle.

-Sigues siendo curiosa, ¿verdad? -Bromeó al ver que se ponía los botines negros y
tomaba su bolso. Él la siguió mirando arrugando el entrecejo.

-No traje tacones y ni creas que iré a comprar tacones para nuestra salida. Es otoño,
zapatillas y botines es lo mucho que verás en mi -Respondió acomodando una
chaqueta por sus hombros y caminar a la puerta para salir de una vez.

-No me interesa tu calzado, no respondiste a mi pregunta.

-Tu no has respondido las mías.

-Touche -Hablo caminando tras ella para salir de la habitación.

Tras rato caminando por el pueblo y siguiendo a Penn quien iba con las manos en los
bolsillos y dando grandes zancadas. Iba caminando mientras miraba divertido los
panfletos de todos los niños desaparecidos.

-Todos los desaparecidos están muertos. -Comento con una mano en su cabello para
arreglarlo a causa del viento.

Se detuvo al dejar de escuchar los pasos de Amber. Se volteo para verla inmóvil.

-Y claro que omitiendo a Peter.

-Se sincero conmigo, ¿Peter realmente esta vivo?

El se tomó un momento para responder, le miro a los ojos fijamente para tener
certeza de ello.

-Algo.
-¿Algo? ¿A qué te refieres con 'algo'?

-Ah, ¡ah! ¡Temo que eso es todo lo que vas a obtener en este momento! -Soltó una
risita,

-Pennywise, lo juro, si has hecho algo para dañarlo, te mataré yo mismo -Prometio
con los dientes apretados, perdiendo cada pizca de paciencia que tenía.

Él se rió una vez más antes de abordar su amenaza.

-Oh, tan enojado, pobrecita, vas a tener que espetar -Respondió tranquilamente.

Ella suspiro cansada y se cruzo de brazos, su irritación era cada vez más difícil de
ocultar. Realmente no había ningún avance, él estaba intrigado por verla y quería
saber que había hecho todos estos años.

-Ven ahora -Insistió, rompiendo la concentración de ella -Estamos cerca.

Siguiéndolo, trato de alejar todos los pensamientos que le molestaban.

¿De verdad aceptó ir con un asesino por la noche a un lugar no revelado? Se sentía
ridícula, no era ni la wonder woman, ni la viuda negra para salir impune.

Era obvio que esta criatura tenía poderes más allá de su comprensión... era increíble
que haya tenido cinco y no temiera de aquel ser que llegó en la noche.

Ahora le miro curiosa, le había resultado tan fácil cambiar de forma y meterse en su
habitación de hotel que le hizo preguntarse ... ¿Que más podía hacer?

-¡Hogar, dulce hogar! -Declaró con orgullo, interrumpiendo sus


pensamientos. Amber logró mirar la casa que el payaso decía que era su hogar y
emitió un pequeño grito ahogado. Estabas parada frente a la espeluznante casa en la
calle Neibolt.

-¿Aquí es donde vives?


Él le sonrió a cambio, asintiendo con la cabeza excitado.

Todo dentro de ella le decía que no entrara a la casa. Sabía que si lo hiciera, nunca
volvería a salir con vida.

Le dirigio una mirada desesperada, rogándole en silencio que no la llevara allí.

-¿Por qué estamos aquí, Penn?

Su ceja se arqueó levemente en el apodo, haciendo que él tarareara felizmente a


cambio.

-Estás aquí para hundirte, no vas a flotar.

Comenzo a retroceder, su pecho se tensó al pensar en lo que sea que tenía pensado.

Hundirse... ¿Que cosa mala no podía significar ello?

-¿Por qué estás haciendo esto?

Su cabeza se inclinó juguetonamente mientras continuaba sonriendo, disfrutando de


su juego.

-¿No quieres encontrar a Peter?

Amber abrio la boca para responder, pero no salieron las palabras. ¿Estaba
insinuando que Peter estaba en la casa?
Extrañamente tendría sentido. Ningún policía se atrevió a entrar a la casa y realmente
habría sido el escondite perfecto.

-¿Es aquí donde lo tienes?

Sus ojos de repente se enfocaron en un auto con sus faros brillando en la oscuridad.

Fue solo cuando el auto estaba directamente frente a ella y se detuvo que se dio
cuenta de que era Mike junto a otro hombre, este era castaño y de ojos azules

-¿Amber? -Gritó desde la ventana. -¿Qué estás haciendo aquí sola?

Miro instintivamente hacia atrás a Penn para ver que todavía estaba de pie detrás de
ella, con los brazos enlazados alrededor de su espalda, una sonrisa prominente
pegada en su rostro.

-Umm ...-Comenzo a responder, buscando una excusa creíble. -Yo me perdí... un


hombre me iba a dar información y creo que leí mal la dirección.

-¿Te llevo al centro? -Pregunto Mike preocupado al verla sola, de noche frente a la
casa Neibolt. Bill también se preocupo.-Nosotros vamos a un restaurante de la calle
principal.

-No creo que nos hayamos visto antes. Soy Bill Denbrough.

Pennywise levantó su largo brazo y lo dejo en el hombro de ella, lo que la puso


nerviosa.

-Es un placer. Mi nombre es Amber.

-... y yo soy Penn Gray para ti, -Susurro el payaso de forma humana quien guiñó un
ojo,

-¿Te gustaría un aventon?

-Eso suena adorable,-Contestó Penn en su oido -Acepta -Dijo , soltando su mano.

-No creo que sea una buena idea ... -Comenzo a protestar. -Deben ir contra reloj.

-Tonterías, -Insistió Bill.-Es peligrosa esta zona, más de noche.

-Bla bla bla -Musitó Pennywise.


-Esta bien, me convencieron -Comento caminando al vehículo y abriendo la puerta del
pasajero del asiento trasero, haciéndole un gesto para que entrará.

Se puso el cinturón de seguridad y volteo para ver al lado y ver a Pennywise sentado
muy cómodo.

Iba a un lugar público, después de todo. ¿Qué fue lo peor que pudo pasar?
Seguramente él no los mataría a los dos en el medio de un restaurante ... ¿verdad?

Le dio un guiño juguetón mientras lo hacía.

Luchando contra el impulso de poner los ojos en blanco, se obligo a relajarse


mientras lo vigilaba de cerca en su visión periférica.

Mike comenzó a conducir e inmediatamente comenzó una conversación.

-Entonces, ¿Cómo es que desapareció tu primo? -Pregunto Bill.

-Vino a investigar las desapariciones de los niños -Dijo sin rodeos.

-Qué maravilloso -Comentó en voz baja el payaso.

-¿Eres nueva en la ciudad, Amber? No recuerdo haberlo visto.

-No, desgraciadamente soy de aquí, -Confirmó, con su voz cargada de desánimo. -


Odio este lugar, nada bueno surge de aqui.

-¿Eres Nielsen? -Cuestionó, mirándolo por el espejo retrovisor.

-Si, Peter y yo somos como hermanos. Mis tíos cuidaron de mi y luego llego mi mejor
amigo, su desaparición nos ha afectado mucho.

El viaje fue rápido. En vehículo no fue más de ocho minutos hasta que Mike estacionó
en la acera, fuera de un restaurante oriental. Todos bajaron y Amber agradeció el
viaje mientras notaba que Pennywise se había esfumado.

Mike y Bill vieron a dos hombres saludando a otros dos. Reconoció al hombre del
elevador que la saludo y la alago por el vestido.

Mientras ellos se saludaban por años sin contacto, ella quería estrangular al payaso
por engañarla y traerla aquí.
La puerta del restaurante se abrio y unos pasos avanzaron donde ella hasta que unas
grandes manos cubrieron sus ojos.

-Si no quitas tus manos ahora te dejo estéril. -Advirtió al reconocerlo.

-No quiero hijos, así que me harías un favor -Respondió quitando sus manos y dando
media vuelta.

Penn se encargó de agarrar su mano con la de Amber, alzándola hacia sus labios
antes de besarla suavemente.

-Muero de hambre ¿Tu? -Hablo, con un brillo travieso en los ojos mientras sonreía.
Seguramente los presentes estaban intrigados por el nuevo y misterioso hombre
atractivo que aparecía.

Penn parecía estar disfrutando de la atención mientras hacia un gesto al verlos.


Cuatro perdedores, faltan dos ya que Stan se suicidó hace tres noches atrás.
Capítulo 06

Viejos recuerdos

Amber se despidio y camino junto a Penn al interior del restaurante que se dividía en
restaurante a lado derecho y bar el lado izquierdo. Ellos irían a la zona bar donde no
habían niños, mientras que los perdedores en la zona restaurante familiar.

—Wow, —escucho otra voz desconocida y los hombres pierden sus saludos para ver
a la persona que definitivamente es Richie Trashmouth Tozier. —Ustedes dos se ven
increíbles —dice asombrado. —¿Qué mierda me pasó? ¿Que pasa hombre? —dice,
acercándose.

—Hola, hombre, —dice Ben.

—Es Richie. Hola, —saluda Richie.

—Sí. Es Ben, —dijo recibiendo el primer abrazo cuando ambos comienzan a reír.

Por supuesto, Richie tuvo que tocar el gong después de encontrarse con sus viejos
amigos.
—Esta reunión del Club de Perdedores ha comenzado oficialmente, —anuncia Richie
mientras el resto termina de entrar al restaurante.

Todos aplauden mientras se sientan y comienzan a hablar sobre sus vidas, y por
supuesto, Richie no puede evitar molestar a Eddie.

—Entonces, espera, Eddie, ¿te casaste? —Richie pregunta.

Eddie inmediatamente se pone a la defensiva.

—Sí, ¿por qué es tan jodidamente gracioso, imbécil?

—¿Qué? ¿Para, como, una mujer? — Richie pregunta.

—Jódete, hermano, —dice Eddie, incluso agitando el palillo hacia él.

Richie solo se ríe.

—¡Jódete!

Bill interviene entonces,

—Muy bien. ¿Y tú, Trashmouth? ¿Te casaste?

—No hay forma de que Richie se case, —dice Mike de inmediato.

—No, me casé, —dice Richie con seriedad.

—Richie, no lo creo, —dice Bill.

—¿Cuando? —Ben pregunta.

—¿No escuchaste esto? —Richie pregunta en serio.

—No, —dice Eddie.

—¿No sabías que me casé? —Richie pregunta, incluso pareciendo un poco ofendido.

—No, —repite Eddie, luciendo ligeramente sorprendido.

—Sí, no. Tu mamá y yo estamos muy, muy felices en este momento, —dice Richie y
Bill escupe su bebida en su taza, riendo. Entonces todos comienzan a reír, excepto
Eddie, por supuesto. Todos deberían haberlo visto venir desde una milla de distancia.

—Él se enamoró por completo —Bill se ríe.

—Jódete, —dice Eddie, sin parecer impresionado.

—Es muy dulce. A veces, me rodea con el brazo y me susurra, se va...— dice Richie,
y hace una imitación perfecta de Jabba el Hutt. Todos, excepto Eddie, se ríen de
nuevo.

—Todos lo entendemos. Mi madre era una persona grande, grande y gorda, — dice
Eddie. —Hilarante. Histérica, — dice Eddie, el sarcasmo aún entrañable.

—Espera, hablemos del elefante que no está en la habitación ... Ben, —dice Richie.
—¿Qué demonios, hombre?

—Está bien, está bien. Obviamente, perdí algunos kilos, —dice Ben tímidamente.

—¿Perdió algunos kilos? —Richie pregunta.

—Sí, mierda, perdiste algunas kilos, — dice Eddie.

—Eres como ... ¡eres sexy! —Richie exclama.

—Eso es cierto, —agrega Eddie.

—No, eres como todos los futbolistas brasileños envueltos en una sola persona
preciosa, —dice Richie, sonriendo.

—Déjalo en paz. Lo estás avergonzando, —dice Mike.

La comida llegó y la felicidad se apago cuando todos empezaron a recordar de su pre


adolescencia y lo relacionado a IT, ESO, Pennywise y sus miedos alertaron a los
adultos quienes al recordar al temor de su infancia decidieron como acabar con el de
una buena vez.

Aquel horrible monstruo si es que tenía valor, no se dejaría ver en público.


Aunque a decir verdad, ya lo habían visto y ni cuenta se habían dado.

Estaban en el mismo restaurante, y este lucia como un guapo y atento humano que
saco una silla para que Amber tomara asiento.

Su sonrisa astuta regresó cuando se sentó al otro lado de la mesa frente a ella.

Se sentó en silencio, aunque no apartó los ojos de ella, quien hizo su pedido, pero él
solo pidió una copa de vino tinto. Incluso después de que insistió en que pidiera algo
de comida, pero se rehusó.

Después de haber realizado su pedido, su teléfono sonó llamando la atención del


payaso quien fruncio el ceño.

—Debo atender —Hablo caminando a la salida pero el tomo su mano para que no le
dejara solo en un lugar con gente, los perdedores y algunos niños. Ella acepto y se
dirigió a su asiento para contestar.

—Hola mi niña, ¿Como estas? —Pregunto su tía-mamá, dulce como siempre. Estaba
preocupada y ¿Cómo no estarlo? Su hijo desapareció y su niñita estaba sola haciendo
de investigadora.

—Hola, estoy... bien, si, algo cansada pero —Sus ojos fueron a Penn —Todavía estoy
buscando, pero aún no me he dado por vencido. Lo encontrare, lo prometo.—Agrego
con certeza que esperaba no fallará en lo más mínimo.

—Gracias, corazón. Todavía no puedo decirte lo que significa para mí que estés
haciendo eso tu solita.

—No te preocupes. El va a volver a casa, lo sé. Voy a encontrar al hijo de puta


enfermo que lo secuestro.—Comento dando una mirada amenazadora a Penn, quien
sonrió a su vez, inclinando su cabeza sutilmente con fascinación. —...También te
quiero, dale un abrazo a Lucas... adiós.

Ya al cortar la llamada miro a Penn quien sostenía la copa de vino tinto con deleite
mientras esperaba que trajeran el plato de comida.

El restaurante estaba concurrido de parejas, aunque igualmente de familias cenando


o celebrando. Era muy hogareño por así decirlo, todo calmado hasta que nuevamente
su teléfono sonó.
—Lo lamento, —Se disculpo para ver que sucedía ahora.

Jadeó una maldición al ver que eran los insistentes mensajes de Ryan quien se
percató tras horas que en verdad no estaba en casa, siquiera en el estado.

Menudo idiota.

Si tiene a la zorra con quien se revolco y mando a la mierda cuatro años de


matrimonio, ¿Para que la molesta y ahora? ¿Que no entiende que nunca pero nunca
va a regresar con él, que no le interesa su vida en lo absoluto?

Silencio el teléfono y lo metió con desgana en su bolso. Ignoro los siguientes


mensajes que iban llegando a su buzón.

Sus entrañas se contrajeron en molestia. Todo mal desde la tarde de este día. Estaba
colapsada, estresada, molestad ¿Era tanto pedir un momento de relajación y goce?
Aunque fuese mínimo.

El hombre estaba mirándola y estudiando sus pensamientos mientras miraba a las


demás personas y ver a una pareja similar a ellos y leer sus pensamientos además de
ver que ese aparatito tecnológico que todo mundo tenia, el celular, estaba haciendo
algo que generaba goce en esa pareja. Claro que esa pareja no debía estar haciendo
eso ni aquí ni ahora.

Dio un sorbo al vino y sonrío conforme a su nuevo descubrimiento humano.

—Que haces en tu hogar ¿Tienes niños? —Pregunto para sacar conversación.

—No. No quiero hijos ahora —Respondió frunciendo el ceño a tal pregunta. —No me
siento preparada aun.

—¿Y que haces para vivir además de golpear vagabundos? —Pregunto con una risa
disimulada y recordando el como se defendió del atacante.

—¿Te interesa de verdad? —Pregunto extrañada de tal pregunta. Estaba dejando de


aportar información para distraerla.

—No, pero estar en silencio todo el tiempo no es muy divertido... ¿Por que la cara
larga?
—Me engañaste para que viniera aquí a comer contigo, Peter está en esa casa y lo
voy a encontrar.

—¿Segura que esta en la casa? —Pregunto sirviéndose más del vino chileno.

—Tiene muchas habitaciones y nadie se atreve a entrar —Acusó.

—Esa casa tiene más secretos, no es tan sencillo —Comento bajando toda expectativa
de ella.—Sería un juego muy aburrido, vamos, borra esa mueca de amargura —Hablo
con un humor totalmente contrario al de ella.

Amber sintió algo que empujaba entre sus piernas. Se estremecio en estado de shock
y miro hacia abajo para ver qué era, pero no vio nada.

Fruncio el ceño, ignoró la sensación por un momento antes de saltar de nuevo ante la
sensación de algo que se arrastraba rápidamente por su vestido, flotandose contra
sus bragas.

Se ahogo con su propio aliento mientras se inclinaba hacia adelante. Miro a Penn
mientras se mordía la mejilla. Él estaba sentado derecho, con los ojos juguetones y
mirándola atentamente. Sus labios se curvaron en una sonrisa de complicidad.

—¿Estás bien? —Preguntó con cinismo.

—Sí —Se burló con las mejillas rojas.

—Pareces distraída, ¿Sigo siendo un hijo de puta enfermo?

Lo miro una vez más, encontrando su mirada desafiante con su propia viciosa

—Si, detente. Esto es incomodo.

—¿Detener qué? —Preguntó mientras tomaba la copa hasta que ella le dio una patada
para que se detuviera, por lo que Amber suspiro de alivio mientras el se limpiaba el
vino que le mancho la ropa.

Amber se levanto de la mesa rápidamente y le miró con asco antes de


irse.
—¿A dónde vas? —Pregunto mientras se limpiaba con una servilleta.

—Lejos de ti.—Respondió caminando a la salida principal justo cuando el mesero traia


su plato.

—¿Podrías disculparnos por un momento? —Pidió Penn al mesero para ir tras de


Amber que quería aire fresco y tranquilidad.

Sin esperar una respuesta, fue tras ella quien al ver que un gran grupo estaba en la
puerta se dio vuelta para salir por la puerta secundaria que estaba en el pasillo que
daba a la cocina y a los baños.

Tan pronto como lo llego afuera suspiro con temor y llevo sus manos a su rostro que
estaba helado. Iba a empezar a caminar cuando escucho la puerta abrirse
nuevamente y verlo de pie. Se acerco a ella quien le empujo hacia atrás sin siquiera
pensar que el podía matarla con un simple movimiento de manos.

—¿Qué diablos te pasa? ¡Cómo te atreves! ¡Sabes lo que vivi y lo imitas! ¿Por que lo
hiciste? —Grito empujándolo y sintiendo escalofríos por las sensaciones —Eres un
idiota —Le reclamo con los ojos brillantes por el miedo que la atravesó —Tu y tu
juego pueden irse a la mier...

De repente se cortó, apenas registraba sus labios aplastados contra los de él,
haciéndola retroceder hasta que la dejo contra el frío edificio de ladrillo.

Instintivamente inhalo profundamente, asimilando el aroma familiar de los dulces.

Lentamente, su piel se convirtió en un color pálido mientras que sus labios se


curvaron en un rojo sangre pintado. Sus temibles ojos amarillos brillaron al verla
temblando de miedo.

Dio un paso adelante, y momentos después, paso su lengua húmeda a lo largo del
cuello.

Amber solto un gemido entrecortado, y se estremecio al sentir sus manos agarrar sus
caderas con dureza, inmovilizándola aún más fuerte contra el edificio.

—¡Sueltame!

—¿Que? —Pregunto extrañado de ello. ¿Que hizo mal? Hizo lo mismo que los jóvenes
de la otra mesa —Se supone que debía gustarte.
—No fue así. Suéltame. —Exigio mientras intentaba apartarse de él.

—Imite lo que hacía esa pareja, se suponía que ella daba de esos pequeños grititos y
sonidos ratos como cuando corres mucho y te falta el aire.—Explico con la descripción
de los gemidos y sonrojos de la muchacha que estaba haciendo un espectáculo para
su pareja y seguramente para alguna pagina porno.

La pareja de enfrente eran unos veinteañeros calientes que estaban jugando con un
vibrator que se controlaba con un teléfono inteligente.

Estos jóvenes de ahora.

—¿Para que?

—Ya no esta tensa y tu lo estas —Hablo confundido de las reacciones adultas


humanas.

Sus ojos estaban llenos de deseo y curiosidad mientras ella se negaba a ello.

De nuevo, guio su rostro más cerca de Amber quien cerraba los ojos esperando lo
peor mientras intentaba empujarle.

Él se inclinó para acariciar el cuello de ella con su nariz y labios. Estaba inhalando
profundamente mientras chupaba con avidez, dejando una marca.

—Penn ... para —Gimió al sentir más fuerte sus toques.

El levantó la vista hacia ella, sus labios se curvaron en una sonrisa de complicidad,
que apenas registraba a través de sus ojos llenos de necesidad. Su risa entrecortada
solo pareció aumentar el deseo cuando se inclinó más cerca de ella.

Un gruñido voraz y satisfecho salió mientras su sonrisa se ensanchaba,


atrayéndola más para que estuvieras al ras contra su pecho.

Ella estaba sonrojada al igual que él quien no supo por que no mordió al tener el
cuello o mejor dicho todo disponible para una digna comida.

Sintió que sus dedos alcanzaban debajo de su vestido, arrancando las bragas sin
ningún tipo de advertencia antes de arrojarlas con impaciencia al pavimento contiguo.
—¿Que diablos? ¿Que te pasa? —Protesto al ver que el estaba calmado e hizo una
mueca de confusión.

—¿Que no es obvio? Estamos jugando...

—Peen...

—Vamos déjame ver el problema —Insistió al verla.

Amber quería protestar, decirle que esto no estaba bien. Pese a estar envueltos en las
sombras detrás de un restaurante, todavía estaban en público. Cualquiera podría
verlos.

Todo eso pareció desintegrarse en la nada cuando una de sus manos trazo sobre la
piel de su pubis hasta ir descendiendo y acariciar sus pliegues. Dos de sus dedos
entraron bruscamente por lo que le envío un golpe para separale de inmediato.

El soltó un gruñido y sacudiendo la cabeza.

—¿En verdad temes tanto de esto?

—Quita tus manos de mi —Ordenó removiendose incómoda pero ante la fuerza de él,
poco lograba.

—Lo hare lento. —Gruñó y rodó los ojos siendo lento al principio y sintiendo el calor y
humedad, para luego aumentar la velocidad provocando que gimiera con intenso
placer. Los labios de él descansaban sobre la garganta de ella, chupando y
mordisqueando ligeramente, sin romper la piel.

Sus dedos trabajaron mágicamente. La longitud de sus dedos le permitió frotar contra
el punto G implacablemente.

—Joder ...—Gimio débilmente, agarrando su cabello con fuerza, rodando sus caderas
inconsciente mente contra él mientras continuaba haciéndola desmayar por la
increíble sensación que estaba sintiendo.

Solto un jadeo sorprendido cuando sintió su dura longitud. Estaba claramente


excitado por lo que estaba ocurriendo, lo que solo la confundió aún más. Él no era
humano, ¿cómo demonios sabía de esto? Además, ¿Solía dormir con sus víctimas
antes de matarlas?
—Penn —Comenzo a protestar al saber como acabaría esto, lo que requirió un gran
esfuerzo considerando lo bien que se sentía. —Penn, detente por favor.

A pesar de escuchar su pedido, él solo bombeó su mano más rápido.

—O-oh mi dios —Gimió, agarrándose a sus hombros con miedo a caerse. Podía sentir
que la espiral de su vientre se tensaba, lista para romperse y soltarse en cualquier
momento, lo que él probablemente también podría sentir porque estaba trabajando
implacablemente en este punto.

Empezó a soltar jadeos con los ojos cerrados, él mordió una vez más en el cuello,
extrayendo unas cuantas gotas de sangre, mezclando dolor con el placer que la
deshizo, todo su cuerpo se debilitó cuando las olas de placer se estrellaron una y otra
vez. Su cuerpo aún temblaba con las réplicas mientras lentamente sacaba sus dedos,
con una sonrisa burlona en sus labios.

Respiró contra sus labios antes de presionar levemente su boca contra los del
contrario en un inusualmente tierno beso.

Después de romper el beso, se quedó allí parado pacientemente, todavía levantándo


la mano mientras esperaba que reconociera lo que acababa de pasar. Una vez que
fue capaz de recuperar algo de compostura, se levanto y tomo una respiración
profunda.

Se mantuvo firme, esperando lo que fuera que iba a hacer mientras


avanzaba, con los ojos brillantes hasta alzarla de la cadera.
—¿Que crees que haces? —Pregunto al ver que prácticamente metió su cabeza dentro
del vestido. Lo quito de ahí de inmediato.
—Limpiarte.
—¿Y con que genio?
—Mi lengua, ¿Se hace así verdad? No se mucho de los adultos.
—... Yo... —Sus mejillas se tornaron rojas de solo pensar en ello.
No alcanzo a responder cuando sintió su cálida lengua pasar por su manojo de nervios
y suspirar un jadeo en el acto. Lo hizo unas cuantas veces más hasta acabar
complacido con su dulce néctar.
Beso la suave piel unas cuantas veces más mientras escuchaba los sonidos de ella
quien ya no se quejaba de sus toques. Incluso sintió que ella enredaba sus dedos en
su cabello para acariciar sus hebras.
—¿Ves? Ya no estas tensa —Comento orgulloso de su cometido al alzar la vista y ver
las mejillas rojas de ella quien respiraba pesadamente con los ojos cerrados. —¿Te
gusto?
Antes de responder, ambos se escucharon un sonido anexo, sin entender lo que
acaba de suceder. El miedo se apoderó de ella cuando se dio cuenta de que la puerta
del restaurante se abrió y pasos se escucharon a unos metros de distancia. También
el habla que creyo era de los que se hacían llamar los asi llamados perdedores.
Penn quito su cabeza de ahí y mostró sus dientes una vez más, gruñendo ferozmente
mientras comenzaba a caminar hacia ellos.
—¡Penn, no! —Murmuró fuertemente y tirando de su chaqueta.
Decidió ignorarla cuando sus huesos se salieron de su lugar, su cuerpo se contorsionó
en algo aún más horrible que su espeluznante apariencia de payaso con sangre en la
boca.
—Segun investigue hay una forma de matarle definitivamente —Hablo Mike fumando
y soplando el humo con la brisa del viento.
—¡Aleluya! —Celebró Richie abrazando por los hombros a Eddie quien se quejo por el
repentino brote de cariño por parte de Tozier.
El foco que les iluminaba empezó a fallar hasta que se apagó por completo. Se
prendió a los cinco segundos y tras Mike se encontraba Pennywise quien se manifestó
en una enorme criatura amenazante con piel escamosa color negra o verde muy
oscura y ojos ardientes de color rojo. Parecía una mezcla entre Venon con un lagarto.
Sus manos se extendieron en garras, extendidas en un intento de agarrar al primer
perdedor que podía alcanzar y matar.
—Oh.
—Dios
—Mío.
Los otros tres complementaron la frase al ver a la criatura. Se quedaron sin aliento,
sin creer completamente lo que estaban viendo. Amber quien salio del callejón abrió
sus ojos sorprendida y horrorizada a la vez.
Antes de que pudiera comprender la situación, sus piernas le gritaban que corriera
tan lejos como pudiera.
La criatura se lanzó rápidamente, tratando de posarse en Mike, ya que este tenía
información valiosa, sus garras de los pies se clavaron en el suelo con cada paso
mientras se acercaba cada vez más a su presa.
La boca de Pennywise comenzó a estirarse a una longitud antinatural cuando sus
dientes comenzaron a asomarse detrás de sus labios monstruosos en múltiples filas,
la baba se derramó al suelo.

Pennywise se volteo rápidamente y agarró la pierna izquierda de este,


arrastrándolo hacia su boca hambrienta. Estaba listo para devorar por completo a
Mike hasta que finalmente los demás le alcanzaron y con toda la fuerza que tenían,
intentaron alejarlo de él. Por supuesto, eso no hizo absolutamente nada por lo
ridículamente fuerte y grande que era.

Apartó el foco de su presa y miró con curiosidad tras ellos donde Amber estaba
espantada, sus ojos rojos y brillantes aún ardían de rabia y hambre.

—Quítale las manos de encima.

La única respuesta que tuvo fue un gruñido mientras le enseñaba los dientes. Volvió
la cabeza hacia Eddie, ignorando por completo sus palabras mientras abría la boca
para infligir daño.

Richie llego rápidamente con un trozo de madera y le dio un fuerte golpe al payaso
para separarlo de Mike.

Por primera vez, pudo escuchar el miedo real en sus gruñidos. Se giró hacia ella una
vez más. Una extraña sustancia negra salio de su herida, fluyendo hacia arriba y
evaporándose en el aire.

Amber se cubrió la boca mientras miraba la escena.

Cuando comenzó a posicionarse para atacar, otro grito retumbó cuando notó que otro
de los muchachos le golpeó con la punta de un tuvo hueco de plástico.

—¡Detente! —Grito avanzando donde ellos, y sin saber si era para Pennywise o para
los demás.

Él le devolvió la mirada, su expresión más suave de lo que había sido antes mientras
se escapaba arrastrandose para hundirse lentamente en las sombras de los árboles
mientras los demás seguían gritándole profanidades y amenazas hasta que sus
ardientes ojos rojos disminuían y desaparecía en la noche.

—Ahí va mi cita y la esperanza de recuperar a Peter —Suspiró sin ser oída por los
demás. Se acomodo la chaqueta sobre los hombros y tiro del vestido más abajo para
que no pareciera que no llevaba bragas.

Ya se sentía como las actrices porno en las introducción al video. Solo rogaba a que
ellos no encontraran las bragas.

El tiempo pareció desacelerarse solo por un momento mientras se permitía procesar


exactamente lo que acababa de pasar. Era la primera vez que veía a Pennywise
atacando, y el hecho de que tan fácilmente fuera tras ellos con la intención de matar
era algo que no podía olvidar tan fácilmente.

—Maldito payaso psicópata —se rió Richie mientras se intentaba quitar los rastros de
suciedad y baba de los pantalones. —¿Qué diablos, Amber? —Pregunto al verla.

—¿Puedes ver el payaso? Ninguno de los otros adultos puede, ¿cómo sucedió eso?
—Pregunto Mike frunciendo el ceño.

Ignoro su pregunta mientras seguía mirando por donde se marcho.

—¿Lo has visto antes? ¿Has conocido a Pennywise? —Pregunto ahora Bill al ver que
seguía mirando a esa dirección.

—Se llevó a Peter —Hablo en un susurro.

—Él es el responsable de todos los desaparecidos en los últimos meses —Respondió


Eddie, el hombre de expresión nerviosa. Era más pequeño que el resto.

Suspiró de nuevo, presionando sus dedos en sus sienes en un intento de aliviar un


dolor de cabeza.

—Entonces, ¿Por qué puedes verlo? —Insistió en sus preguntas.

—Permite que las personas vean lo que él quiere que vean.

—¿Como te encontraste con el?

—Umm —Titubeó, poniéndose colorado —Nada realmente, no es importante.

Eddie dio un paso al frente, aparentemente demasiado curioso al ver que una adulta
anexa a ellos podía ver al payaso.

—¿Estas bien? ¿Te hizo algo?

—Les agradezco que estén preocupados, pero no es necesario...

Richie puso los ojos en blanco, claramente sin tomarlo en serio. Bill se acercó a ella
curioso, algo no encajaba. Todos los que podían ver al payaso era por una razón.

Una horrible razón.

Todos tenían cuarenta, y ella treinta y tres, ¿realmente fue la víctima más joven?
Bill la miró y sintió que veía una varienate de su difunto hermano por la edad
próxima.

Ese payaso atacó a Amber quien era poco más joven que Georgie.

Inmediatamente ella cubrió su cuello al ver que la examinaban, sabiendo muy bien
que probablemente estaba plagada de marcas oscuras ocacionandas por el juego
brusco de Pennywise.

Nuevamente mencionó que estaba bien y que siguieran disfrutando de su noche. Que
ella estaria bien.

Finalmente los perdedores volvíeron al local. En cambio ella camino por la calle para
irse al hotel, agradecida de que el día hubiera terminado.
Capítulo 07

Pijamadas y accidentes

Al llegar al hotel pidió servicio a la habitación, había perdido el apetito pero


necesitaba comer algo. Después de todo no comió nada en el restaurante y no iba a
regresar para pagar la botella de vino que pidió.
Tras ello se desvistió rápidamente, ansiosa por quitarse el vestido que Pennywise
había hecho para ella. Cuando se miró en el espejo, paso los dedos por los moretones
oscuros que cubrían su cuello.
—¿Te gustan mis pequeños obsequios?
Giro, casi cayéndose por la rapidez con que se volteó. Un brazo cubría sus pechos.
—¿Pennywise? —Canturreó no pudiendo verlo. —¿Dónde estás?
Dos orbes amarillas emergieron repentinamente de la esquina oscura del techo en el
otro lado de la habitación. Rápidamente se movió para ver su forma retorcida en la
esquina del techo. Se quedó sin aliento cuando comenzó a estirarse, sus huesos se
resquebrajaron cuando sus miembros se deshicieron mientras se arrastraba por la
pared como una araña.
Cogio una vieja camisa larga y se la puso, apreciando el hecho de que fue lo
suficientemente larga como para cubrir su mitad inferior. Parecía vestido por el largo.
Mirándolo mientras caminaba más cerca de ella, extendió su mano, indicándole que
se detuviera, lo que para su sorpresa, obedeció.
—Tienes que irte —Exigio —Estoy agotada ¡Sin mencionar que eres un cretino!
Su maquillaje blanco se agrietó alrededor de sus labios mientras su boca se convertía
en una sonrisa malvada.
—Oh, mi melocotón, es hora de nuestra pijamada —Respiró mientras se acercaba a
ella.
—Para —Gritó, cortándolo, a lo que él se rió a su vez.
Él permaneció en silencio, inmóvil mientras sus ojos se posaban en los suyos como si
esperara más instrucciones. Decidió aprovechar el silencio mientras se acercaba a la
cama para meterse bajo las frazadas.
—Penn, puedes ser honesto conmigo? ¿Por favor?
Acercándose un poco más, él inclinó su cabeza hacia ella en burla antes de contestar.
—Siempre he sido completamente sincero contigo. No he mentido.
Suspiró con frustración.
—No, pero tampoco has sido completamente sincero. Necesito saber ... ¿Tienes a
Peter?
—Sí —Respondió sin rodeos.
—¿Lo has lastimado?
—Sí.
Ahogando un sollozo asustado, realmente no quería saber la respuesta a su próxima
pregunta.

—¿Está ... está muerto?


—No. El está flotando. —Su sonrisa se desvaneció un poco cuando captó tu expresión
de dolor y confusión.
—¡Maldición, Pennywise! ¡¿Qué significa eso?! ¿Flota en el aire con cuerdas, en el río?
Acercándose, él se alzó sobre ella, su presencia tan amenazadora y, sin embargo,
extrañamente reconfortante al mismo tiempo estaba sobre ella.
—Significa que está vivo, por ahora. Peter era un chico malo y curioso y necesitaba
ser castigado.
Era vago, pero sabía que eso era todo lo que iba a conseguir.
—Por favor ... ¿Puede volver a casa? —Preguntó, ya sabiendo la respuesta.
—¿Estás dispuesta a tomar su lugar? —Preguntó, la sonrisa malvada volviendo a su
rostro amenazante pero sin poder evutarlo, acarició con su mano enguantada,
provocando que ella se estremeciera.—Tantos flotan. Tu no. Nos hundiremos juntos
hasta el final.
¿Cómo podía alguien ser tan directo y tan vago al mismo tiempo?
—¿Que eres? Ni siquiera deberías ser real. La forma en que cambiaste hoy...
—No soy de este mundo. Estoy aquí para alimentarme antes de mi largo descanso
—Fue su única respuesta.
—¿Alimentar? —Hizo una mueca ante su elección de palabras. —¿Qué es lo que
comes?
—Creo que sabes la respuesta a eso, melocotón —Respondió con un guiño.
La sangre desapareció de su rostro una vez que sus temores fueron confirmados,
pero no pudo evitar hacer más preguntas.
—¿Entonces piensas que está bien alimentarse de personas inocentes?
Su rostro permaneció sin emociones mientras la miraba detenidamente antes de
responder.
—Los jóvenes son más fáciles de manipular. Su miedo ... es tan ... delicioso, —Sacó
la última palabra, su boca se llenó de saliva ante la sola mención de eso.
—Oh, —Jadeó suavemente, alejándose de él, pensando en cuántas familias se arruinó
al alimentarse de niños desprevenidos. —¿Entonces como nos hicimos amigos?
—Pregunto.
—Tu mi humana, no tenías miedo de mi, te sentiste protegida con mi presencia. Yo te
cuide y me encariñe. —Explico mientras pasaba su mano por la mejilla de ella, de
forma tierna y guiando su rostro hacia él. Amber al ver que ya no era el payaso, soltó
un suspiro de sorpresa, pero que había cambiado en su forma humana, que suponía
que era para su propia comodidad.
Distraídamente, extendio la mano, trazando su rostro con las yemas de sus dedos,
aún sin creer que esto fuera real. Sus ojos se cerraron ya que parecía que casi
saboreaba el contacto mientras seguía explorando su piel con su mano, trazando
sobre su cuello y clavícula ligeramente hasta que se alejo, nervioso de dónde podría
llevar esto si continuaba.
Abrió los ojos, su expresión casi decepcionada cuando se dio cuenta de que había
terminado.
Su rostro pasó de confundido a frustrado por ello.
—Peter está esperando. ¿Tomarás su lugar?
La respuesta debería haber sido obvia. Habría hecho cualquier cosa por el, pero por
alguna razón, no podía convencerse. Aún no.
Ella se dio vuelta y se recostó en la cama del lado derecho. Las sábanas eran
cómodas y por suerte, envolvían su cuerpo con calor y comodidad.

Sintió el peso del colchón del otro lado. Había un silencio increíble en la
habitación.

—¿Por que los atacaste? —Pregunto ya sin poder ocultar su intriga.

—Mate al hermano de Denbrough y se vengo. Intenté matarlos —Comento mirando al


techo y haciendo una mueca.—Debió ser poco mayor que tu.

—¿Por que no matas pedofilos o asesinos mejor? —Pregunto volteando y viendo como
rodaba los ojos ante esa propuesta.
—Ya te dije, el miedo infantil es mejor.

—Mi miedo de la infancia eran ellos, y no un payaso.—Acusó al verle hacer una mueca
—Pensé que tenías miedo y no salías debajo de mi cama por ello.

—Eres tan adorable —Arrulló acercando un mano al cabello de ella. —¿Y que hacemos
ahora?

—Estoy muy cansada —Hablo sin una idea que al payaso le gustará o sin que se
repitiera lo del callejón —Veamos unas película. —Respondió prendiendo la televisión
y encaminarse al baño de la habitación.

Tras salir miro al payaso quien estaba instalado y mirando sus cosas como un niño
curioso.

—¿Que haces? —Pregunto quitando el teléfono de sus manos y conectarlo al cargador


de su mesita de noche. Se volteo para ver que no estaba más. Se esfumó por
completo.

Miro las ventanas de aplicación para ver que se había metido a la galería y a los
mensajes de texto donde se mostraban los últimos mensajes de parte de Ryan.

« EX: Ryan »: ¿Maine?

Su cabeza cayó en la almohada mientras resoplaba con irritación. Seguramente y


conociéndolo, vendría hasta aquí a molestarla.

« YO »: Si sigues mandando mensajes te voy a demandar por acoso. ¡15 mensajes y


6 llamadas a tu ex esposa en dos horas! Entiende que no me interesan tus razones.
Tienes a Julia y a la bebe. ¡DEJAME EN PAZ!

« EX: Ryan »: Si habláramos en persona como te lo pedí no te molestaría.

« EX: Ryan »: Vamos, fueron cuatro años de matrimonio. Dame otra oportunidad.

« EX: Ryan »: Por favor.

Suspirando dejo el celular en la mesita de noche para dormir y poner fin a este día.
Necesitaba un sueño reparador con urgencia.

Ya casi diez horas después se levanto y partio a la ducha rápidamente para


prepararse para el día. Iría a alquilar un automóvil para transladarse sin problemas
por la carretera.

Se quito toda la ropa y se quedó bajo el agua caliente que recorría su piel por varios
minutos. El agua estaba en su temperatura ideal.

Escucho la siniestra risa de Penn por lo que abrio los ojos y saco la cabeza de la
ducha para ver si estaba en el cuarto de baño pero no había nadie.

Siguió duchandose mientras se sentía observada. Y claro que podía tener sus dudas,
pues de la pequeña rendija de la ducha algo la estaba mirando. Quería hacerle una
broma para iniciar el día pero se quedó mirando el como estaba desnuda y
duchandose. La baba empezó a caer de su boca al verla completamente desnuda y
desde otra perspectiva. El rió de baba que tenia rápidamente lo hizo retomar la
atención y meneo la cabeza en busca de una distracción. Y ¿Qué mejor que
molestando a un perdedor?

Ya tras una hora, Amber estaba conduciendo a la casa Neibolt. Había ido a alquilar un
vehículo por un día y había comprado una linterna para ir a la casa Neibolt a
investigar pese a lo aterrador que era. Claro que ello estaba en el otro extremo del
pueblo.

Iba conduciendo mientras escuchaba una canción que siempre disfrutó,


por lo que se acercó para subir el volumen. Era la canción de Eminem con Rihanna:
The Monster.
Por una vez, estaba libre de los pensamientos que le atormentaban durante los
últimos días. Iba cantando distrayéndose del inminente estrés de la muerte que
constantemente estaba sobre ella y su familia.
—I'm friends with the monster that's under my bed. Get along with the voices inside
of my head —Iba cantando hasta que noto que el espejo retrovisor estaba un poco
torcido, por lo que cuidadosamente lo ajusto. Tan pronto como el espejo cambió, una
figura grande y colorida mostró su amplia y dentuda sonrisa, saludando
inocentemente con sus manos enguantadas.
Al no ver un vehículo adelante ni atrás freno para comprobar que no fue una ilusión.
—Pennywise, ¡Qué diablos!
Sus risitas se elevaron ruidosamente mientras la miraba fijamente con una mezcla de
inocencia infantil y maliciosa intención.
Él permaneció sentado, su sonrisa emocionada curvándose en una sonrisa sádica.
—Hola melocotón.
—Hola —Saludo extrañada. Volvió a ponerse en marcha y decidida a ignorarle si se
portaba mal.
—¿Tienes miedo? —Su sonrisa titubeó por un momento mientras inclinaba la cabeza
con curiosidad. No sabía si realmente estaba haciendo la pregunta o si se estaba
burlando.
—No, estoy cansada, solo quiero recuperar a Peter... por favor.
—Nah nah —Negó sacudiendo la cabeza —Pide otra cosa.
—Que a mi ex se le pegue el SIDA por favor.
—Wow que odio le tienes, ¿Que hizo? ¿Te hizo sangrar?
—No, el piensa con la cabeza de abajo.
—¿Cual cabeza de abajo? —Pregunto extrañado. Los humanos solo tenían una
cabeza.
—Oh claro... es un decir, es la punta del pene.—Explico con risa por tener que
explicar algo a
—Ohh, ¿Por que?
—Idiota seguramente... como sea se metió con otra mujer por meses y fin a lo
nuestro. Tuvo una hija con esa mujer y me ha estado molestado.
—¿Los humanos siempre son tan complicados?
—La vida es complicada... Ahora dime, Peter...—Comento mirando por el espejo para
verle como humano y jugando con las cosas de su bolso.
—Sigue vivo... —Respondió aburrido —¿Que son estas? —Pregunto sacando una bolsa
de caramelos.
—Dulces, saca si quieres —Comento doblando por la curva donde solo quedaba un
carril por reparaciones. Los del otro lado debían estar precavidos ya que los de este
lado tienen la preferencia. Mientras conducia, una camioneta conducida por una
mujer con el teléfono en mano quien estaba gritando a su pareja se aproximo frente
a ella antes de que fuera demasiado tarde.
—¡Amber! —Grito Peen abriendo los ojos al ver la camioneta venir donde ellos. Se
lanzo sobre Amber para girar el volante. Ambos sintieron el golpe de la camioneta de
costado mientras se alejaban de la carretera y bajaban por una barricada antes de
que de repente cayeran rápidamente hasta el agua del rio.
El automóvil se estaba llenando de agua rápidamente, la presión era excesiva.
Penn pese a no estar con el cinturón sacudió la cabeza como si nada mientras veía a
Amber con cortes y la frente sangrando mientras el agua subía rápidamente

Intentó desabrochar su cinturón, pero no podía desencajarlo por lo que lo


corto con sus garras mientras el agua estaba entrando a través de las ventanas,
haciendo que el auto se hunda aún más rápido.
Cuando el auto se hundió por completo, dio una fuerte patada a la puerta del
conductor para salir con Amber quien estaba inconsciente.
Apenas salió a flote tomo una bocana de aire y nado a la orilla para socorrer a Amber
que dejaba el agua con rastros de sangre.
Escucho a la mujer causante del accidente llamar a emergencias y ver horrorizada la
escena.
Ya en la orilla empezó a desesperarse al ver que ella no respondía. Empezó a agitarla
desesperado hasta que logro hacer que ella se inclinará a un lado y expulsará el agua
de sus pulmones.
El se inclinó sobre ella para dejar sus manos sobre la frente de ella que sangraba.
Finalmente cuando la ambulancia llego, Penn la tenía a su lado y cubiertos de sangre
mientras miraba con odio a la mujer causante del accidente, solo con verla sabia que
era la mocosa de los perdedores.

(...)

Todo dolía, incluso respirar. Su garganta se sentía como papel de lija cada vez que
sus pulmones luchaban por inhalar aire, pero al menos estaba viva ... ¿no?
Sus párpados se sintieron como ladrillos cuando intento levantarlos. Finalmente logro
abrirlos, para enfocarse y ajustarse a su entorno.
Era brillante, demasiado brillante para tu gusto. Entrecerro los ojos hacia la luz,
ahogando un suspiro angustiado mientras intentaba acostumbrarse a la incomodidad.
Un ruido sordo se le escapó cuando trató de acomodarse pero una punzada de dolor
la hizo quedarse en la misma posición.
Era obvio que estaba en un hospital, pero no sabía como llego aquí.
El recuerdo volvía en flashes. Recordó haber conducido, Penn apareció en el
automóvil, y una camioneta blanca que no cumplió con las indicaciones.
La habitación estaba en silencio mientras sintió una sacudida de sorpresa cuando notó
a Penn, merodeando en el rincón oscuro de la habitación, su esbelta forma humana
estaba mirando la habitación aburrido.
—¿Penn?
El se volteo al escucharla. No se veía divertido. De hecho, parecía algo preocupado, lo
que le sorprendió. Eso no era característico en comparación con su comportamiento
infantil y juguetón habitual.
—¿Qué pasó? —Preguntó sin rodeos.
—Casi mueres —Respondió acercándose a ella para verle. Se sento en la silla al lado
de la cama.—La culpa fue del otro vehiculo, nos salvamos ya que habríamos muerto,
bueno tu... Ella condujo demasiado rápido. Nos desvie de la carretera y nos
adentramos en el río.
Su forma directa de hablar era muy diferente en comparación con el tono burlón y los
acertijos en los que solía hablar.
—¿Realmente me salvaste? — Preguntó, apenas por encima de un susurro.
Sus ojos estaban vertiéndose en los suyos, respondiendo silenciosamente a su
pregunta con la intensidad de su mirada.
—Gracias —Respiró, todavía conmocionada. —Supongo que te debo un favor.
—No es la primera vez... ya me debes dos favores.
—No comprendo.
—Eras tan tan pequeña —Comento viendo su ojo morado y ligeros cortes en frente y
brazos.

Él se acercó más para que pudiera poner sus labios sobre la venda en su
frente, deteniéndose allí por un momento.

—Supongo que hoy pasaremos aquí la noche —Comento mirando a la ventana, eran
pasadas las cinco pm y ya el cielo estaba de color claro.

—¿Esta cómoda la cama?

—Tan cómoda como una tabla —Se rió un poco hasta hacer una mueca de dolor.
—¿Informaron esto a mis familiares?

—He, si preguntan soy tu esposo, debi firmar algunos papeles. —Explico mientras se
acercaba a la puerta para salir por un médico para que viera a Amber —Tu celular
esta en el fondo del río, tu bolso quedo flotando.

—Iba en la tercera cuota, que asco de suerte —Hablo con humor mientras sentía el
cuerpo molido a golpes.

Se miraron el uno al otro, no era necesario intercambiar palabras entre ambos.

Él no era humano, a pesar de su apariencia atractiva y engañosa él ni siquiera era un


payaso. No tenía idea de lo que él era, más que un asesino de personas inocentes.

Tan perdida en sus propios pensamientos, apenas notó que él se había acercado. Sus
avances anteriores habían sido mucho más confiados y casi arrogantes en cierto
modo.

Era como si ya no fuera un premio para ser ganado, sino algo que él realmente
anhelaba.

Antes de que sus labios pudieran hacer contacto, la puerta se abrió, provocando que
retrocediera. Un gruñido grave y gutural salió repentinamente de la garganta de
Penn, y sus ojos brillaron de hambre cuando miró a la puerta. Volteó la cabeza para
ver a una enfermera y a una pelirroja que estaba apenada al verla.
—El médico vendrá enseguida —Informo la enfermera al verla despierta. Ella se retiró
y la pelirroja la miró apenada por completo.

—Lo lamento tanto, —Hablo con un ademán mientras avanzaba donde ella. El sonido
de sus tacones fue alto hasta que quedo a los pies de la camilla —De verdad que lo
lamento.

—Si pues casi la matas, —Acusó Penn de forma ácida al verla —De no ser por que
estaba con ella y logre quitar su cinturón ahora ella estaría muerta y yo te mataria.

—Penn.

—Fue un accidente... pagare todos los daños materiales y su hospitalizacion —Hablo


al sentirse atacada por el hombre que finalmente la había amenazado.

Desde que que intento socorrer a la mujer, él le miro con odio puro.

Amber miro a Penn quien trataba de evitar revelar su cruel intención contra la
pelirroja en un lugar tan público, pero claramente estaba luchando.

—Umm, ¿Por qué no esperas fuera? —Le propuso suavemente, acariciando su brazo
de forma tranquilizadora.

Él gruñó de nuevo, lo suficientemente suave para que solo ella lo oyera antes de
levantarse y salir rápidamente de la habitación, lanzando una amenazadora mirada a
Beverly Marsh.

—Tu esposo me odia y lo entiendo. —Comento al verlo salir hecho furia.

—El no es mi... no importa. —Respondió suspirando y tratando de acomodarse en la


camilla —Te lo hago simple, el vehículo es arrendado y no creo que deba pasar más
de dos días aquí y eso es por que quiero morfina para el dolor.—Hablo adolorida al
hacer media sentadillas para levantarse y sentir que el cinturón le dejo adolorida
además del golpe en la cabeza.

—En verdad, lo lamento tanto. ¿Que perdiste?

—Mi celular, mi bolso floto. El resto no tiene importancia.

—¿Tu familia?
—¿Eres policia? —Pregunto mirando a la pelirroja.

—No...

—German Village, Ohio... —Comento.

—¿Sabes tu numero? Te compraré un celular y llamare a tu familia para que...

—Hay volantes por todo el pueblo con un "Peter Nielsen" perdido, mi numero esta ahí.
—Hablo cansada y sintiendo que este percance la alejaba más de su búsqueda en
este pueblo. Quizás la gitana tenía razón después de todo.

—Bueno, te dejare para que descanses y me encargaré de esto. En verdad lo siento


—Comentó cándidamente, levantándose para marcharse.

No pasó mucho tiempo antes de que Penn regresara con el médico quien hizo un
chequeo rápido para finalmente decir que pasado mañana en la mañana tipo nueve
am podría irse a casa. Es decir el día antes de Halloween.

El médico se marcho mientras Penn, con los labios curvados en una mueca burlona.
Arrastró el pequeño sofá para quedarse junto a ella.

—Realmente la odias, ¿La conocías? —Pregunto mientras se sentaba a su lado una


vez más, luciendo agotado por los acontecimientos del día.

—Es de los perdedores. La mocosa no tenía miedo... incluso una vez me enterró una
varilla en el ojo. —Respondió, sin mirarla a los ojos.

—Wow, ¿Pero como no moriste?

—No soy humano, en pocas horas estuve bien. —Comento mientras miraba la
curiosidad que salía a flote en su rostro —Anda, suelta las preguntas.

—¿Comes solo personas cuando tienen miedo? ¿Y cuál es tu verdadera forma? No


puede ser el payaso ... ¿o sí?

Su sonrisa habitual volvió a su rostro.

—Oh, podría mostrarte, pero seguramente morirías de miedo, y entonces todo esto
habría sido en vano —Respondió, haciendo la mímica de muerto.

—Alguna idea de referencia.


Él extendió la mano para tocar la punta de su nariz.

—Tal vez, a su tiempo.

Suspirando pesadamente, se rindio, sabiendo que realmente no había nada que


pudiera decir para convencerlo. En vez de eso, se recostó hacia atrás mientras sus
párpados comenzaron a sentirse pesados una vez más. Intentó mantenerlos abiertos.

—Deberías descansar —Insistió, pasando las yemas de sus dedos a lo largo de su


brazo, provocando que un frío confortable recorriera su columna vertebral.

—No, —Murmuro cansada sabiendo que estaba perdiendo la batalla ante la amenaza
del agotamiento.

—Estaré aquí cuando te despiertes —Prometió mientras poco a poco se quedaba


dormida.
Capítulo 08

A través de sus ojos

Para aquel ser que acechaba en las sombras del pueblo, la desesperación nunca fue
parte de su vida. Mucho menos por el bienestar de su comida.
Amber era un caso especial. Es como si Pennywise fuese un granjero con todo un
rebaño el cual va a sacrificar pero al ver a la pequeña ovejita se sintió encariñado y
ahora ya de grande no quiere matarle por ello.
La defendió y cuido de niña y ahora de adulta le salvo la vida nuevamente. Sintió que
fue una abofetada en la cara cuando vio que la causante del accidente fue Beverly
Marsh.
Cuando la vio sangrando mientras el agua entraba al vehículo por las ventanas rotas
se desespero al no ver movimiento de ella. No espero para sacarla de ahí
rápidamente y socorrerla. No iba a permitir que si se iba de esta vida fuese por culpa
de un perdedor.
Ya al lograr que ella volviera a respirar se alivio y permaneció con ella esperando a la
ambulancia. Beverly intento socorrerlos pero él la apartó con odio. De no ser por que
se sentía abatido la habría matado al más minino acercamiento de aquella pelirroja.
Ya con la ambulancia en escena, explicó que sucedió y negó el que le vieran ya que él
no sangraba pero Amber sí. Sabía que eso llamo la atención de todos e hizo que su
mejilla tuviera ligeros cortes para pasar desapercibido.
Un paramédico le dijo que podía subir si era familiar y no pudo evitar mentir diciendo
que era su esposo para subir con ella, quien estaba pálida y helada por el agua y
pérdida de sangre.
En el hospital, la espero desesperado hasta que despertó y se arrastró a su lado.
Ya en la noche, furioso con Beverly quien ahora se encontraba durmiendo
cómodamente en su habitación tras juntarse con los demás perdedores, se hizo
aparecer en el hospedaje de la pelirroja, se deslizo por la ventana, abriéndose paso
por debajo del marco de la ventana de la habitación del hotel.
La vio dormir y pensó en simplemente matarla pero no quería enfrentar a cuatro
adultos que eran fuertes y bravos, en este momento.
Simplemente le provocó una horrible pesadilla y le corto su largo cabello pelirrojo en
una melena e hizo aparecer un escrito con sangre en la pared.
Antes de soltar gruñidos bajos para despertarla y espantarla. Hizo un fuerte
estruendo al desaparecer en la oscuridad de la habitación, no sin antes ver como
salto en la cama horrorizada al ver el escrito frente a ella, el espejo roto con letras
escritas con las trizaduras de cristal.
Sintió su cabello ligero para ver cabello en la cama. Prendió la luz de la lampara para
horrorizanse al ver que ya fue atacada por el payaso.
Tras ello él se regreso a la habitación de hospital como si nada hubiera pasado.

A la mañana siguiente a medio día regreso la pelirroja con un regalo para


la accidentada. Un celular nuevo con su número de teléfono y por ende la migración
de sus datos de un equipo al otro.
Amber le agradeció y procedió a llamar a su familia mientras la pelirroja se sentía tan
culpable.
—Iré por algo de comer, cariño —Hablo sabiendo que ni no se apartaba iba a matar
aquí mismo a la pelirroja.
Salio de la habitación y dio una vuelta, aun en el pasillo podía olerla. Normalmente su
boca salivaba ante el olor de un humano en el que había puesto el ojo, sabiendo que
le conduciría a una comida satisfactoria, pero algo más le atraía a ella.
Ella era su nueva obsesión. Eso estaba claro, pero una vez que pasaron tiempo juntos
en vez de atacarla, la perseguiría implacablemente hasta que estuviera en sus
garras.
¿Es eso lo que ella era para el? ¿Otra víctima?
Cuando estaba lejos de ella, el impulso de devorarla era casi insoportable, pero
cuando la tuvo a su alcance, tan vulnerable y débil en sus brazos, todo deseo de
saborearla desapareció y fue reemplazado por algo que no le resultaba familiar.
Se molestó. Por lo general, tenia tanto control durante la cacería. Acechaba a su
presa, de manera estratégica y calculada, sabiendo lo que funciona y lo que no. Los
humanos son tan miserablemente predecibles, pero ella no. Parecía sorprenderse en
todo momento al estar con él, esa era parte de las muchas razones por las que se
intrigaba tanto.
Por una vez, esta no era la situación familiar de un gato persiguiendo a un ratón
indefenso. Oh, claro, fácilmente podría masacrarla. Su piel se despegaría tan fácil y
hermosamente como cualquier otro humano sabroso, pero por una vez, eso no le
interesó. La idea de aprender más sobre ella era más intrigante que la idea de
fantasear con su sangre que se deslizaría tan suavemente por su garganta.
Hasta que supiera cuáles serían sus planes definitivos, seguiría jugando con ella.
Continuaría con ese juego hasta que uno de los dos se cansará, y estaba seguro de
que no sería el.
El vivía para la persecución, el juego de "capturar al humano", y ella era su próximo
objetivo.
Lo que haría con ella una vez que la atrapara, bueno ... aún tenía que pensar en eso.
Miró con curiosidad mientras se hacía pasar por enfermero y se dirigía a un pasillo
donde el miedo le alimento un poco.
Sus instintos le decían que atacara ahora que estaba debilitada. Tuvo que obligarse a
ir por un órgano dentro del edificio.
Un hígado para un donante fue su comida antes de regresar a la habitación y ver a
Amber hablando por teléfono.
—...Sí, estoy bien, adolorida pero bien. Solo unos cortes menores... Penn me cuido...
te acuerdos que te dije que tenia un amigo de mi infancia, bueno es él... —Comento
al verle sentarse en la silla a su lado —¿De verdad? —Pregunto sorprendida y
dudando de ello —Bueno...
—¿Que ocurre? —Pregunto arrugando la frente al verla.
—Quiere hablar contigo —Respondió entregándole el teléfono a él quien extrañado lo
tomo.
—¿Hola?
La charla fue bastante breve y noto el afecto en la voz de la tía de ella, Vannesa,
quien le agradecía con todo el corazón el salvar a su niña. Que no sabía como pagar
el enorme acto heroico que hizo por ella.
El solo siguió el juego mientras se mantenía con la mente en un plan, sabia que por
estos percances en sus actos, ella se marcharía antes de lo planeado.

Los padres de ella iban a venir a verla y a rogar a la policía el que


encontraran a Peter o al menos lograr que policías de otros departamentos fueran
asignados a Derry.

(...)

Tras que ella a la mañana siguiente a eso de las siete pm decidió irse del hospital,
prefería irse en la noche y no en la mañana ya que las enfermeras no le dejaban
dormir mucho y la habitación pese a la temperatura se sentía helada.

Si sentía dolor se iría al spa del hotel pese a ser costoso.

Penn se había ido a atormentar a los perdedores quienes para su desgracia se


alojaban en el mismo hotel que Amber. Richie estaba en el mismo piso. Eddie,
Beverly, Bill y Ben estaban tres pisos arriba del piso de Amber y según sabía todos de
habían reunido en un restaurante de comida china para hablar de su vida. Había
escuchado un poco y repudiaba el escuchar de sus vidas felices. Finalmente llego a la
conclusión de que todos eran unos hipócritas. Todos tenían miedos y problemas.

Aburrido de ello, fue a la habitación del hospital para ver que Amber no estaba. Gruño
en el aire antes de irse a la habitación de ella quien había terminado su baño de tina.
La vio con la toalla envuelta mientras cogia un atuendo que parecía lo
suficientemente grande como para cubrir su cuerpo por completo. Dejo caer la toalla
al suelo revelando su desnudez.

Él se lamío los labios mientras ella comenzaba a ponerse unas bragas. Sus ojos
recorrieron los moretones que cubrían su hermosa piel, por culpa del accidente.

Cuando procedió a vestirse, se impaciento y no pudo evitar anunciar su presencia con


un ruido.

Disfruto el ver la reaccion de ella quien termino de vestirse. Su expresión


rápidamente se convirtió en enojo mientras buscaba su presencia por la habitación,
concentrándose en descubrir dónde se estaba escondiendo.

El se arrastró fuera de donde estaba escondido que era debajo de la cama, sus
huesos volvieron a su lugar cuando se puso de pie, extendiéndose desde el estrecho
espacio oscuro para aflojar las extremidades. Y aparecer en forma humana.
Sus ojos se encontraron mientras esperaba que ella se dirigiera a él. Quien no pudo
evitar sonreír.

Sus ojos estaban enojados, pero su expresión era suave.

—Pennywise ... ¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunto aún adolorida. El no dijo nada
por lo que ella pasó a su lado, sin querer, rozandolo.

Sus ojos la siguieron con atención mientras retiraba la pesada capa de la cama antes
de meterse en las sábanas de la gran cama.

—Voy a dormir, o te metes a la cama y duermes o te vas. —Comento tras estar


sepultada en las frazadas.

Ella claramente no estaba de humor para jugar por el dolor muscular, pero él no
dejaría desperdiciar una oportunidad.

Se acerco más a su cama, sus ojos vagaron por las frazadas que cubrían su cuerpo
débil mientras cerraba los ojos por cansancio.

Se obligo a ponerse experimentalmente sobre ella, dejando sus largos miembros a su


alrededor, inhalando profundamente en su cabello.

Continuamente cuestiono esos sentimientos por ella. Eran completamente nuevos y


apasionantes, pero sabía que tendría que tener cuidado.

Siempre se conoció lo suficientemente bien como para entender sus pensamientos,


acciones y reacciones a los nuevos descubrimientos de este mundo. Solo ahora,
después de tantos años, comenzó a cuestionar su relación con un ser humano; la
criatura de la que ha disfrutado alimentarse por décadas.

Ella era una fuente de alimento; no debería haber sido nada más, pero mientras yacía
sobre ella, podía oír los latidos de su corazón que se aceleraron en respuesta a su
contacto, su cabello y el aroma de su piel. Pero también sintió que su cuerpo se
tensaba. Eso fue algo que le desagradó.

Quería que ella se relajara mientras continuaba explorándola.


—Penn déjame dormir.

Manteniendo el impulso de reír, respondió acariciando su cuello con su cara.

—Hablo en verdad.

El no pudo evitar reírse.

En lugar de alejarse, se apretó aún más contra ella, liberando un zumbido satisfecho
mientras se acomodaba en una posición sorprendentemente cómoda.

Esto era todo tan nuevo para él. Nunca pensó que estaría dispuesto a esto.

Permanecio en su posición, encontrándose con la mirada enojada de ella.

Ella alzo la rodilla contra el estomago de él. Mientras el dolor agudo se apoderó de él,
ella había apagado la luz de la habitación y se acomodo para dormir.

Los ojos de él ardían con una ligera ira. No sabía si quería reír o matarla. Ella no
estaba a salvo de él.

Estaba tan acostumbrado a simplemente tomar lo que quería que tuvo que crear otro
plan y empezar a usar emociones humanas contra ella para manipularla y anhelar que
quisiera de su compañía. Ella necesitaba quererle tanto que estar separado de él
fuese física y mentalmente insoportable.

Su labio se curvó irritado mientras la miraba.

—Prometo no lastimarte. Si te quisiera muerta ya lo habría hecho. No he terminado


de divertirme contigo.

—¿Qué quieres de mí ? ¿Quieres cambiarme por Peter? ¿Por qué? ¿Entonces podras
matarme?

El mantuvo su expresión neutral mientras continuaba mirándola atento. Nunca había


permitido que un ser humano le hablara así sin que este acabará muerto, pero no
quería detenerla. Cuanto más hablaba, más de sus emociones humanas la
consumían, que era exactamente lo que quería que ocurriera.

Su discurso comenzó a ponerse ronco mientras continuaba sacando en cara los


hechos.
—¡Secuestraste a mi primo! ¿Por qué demonios pensarías que estaría bien si me
tocas? Sabes que odio el que me toquen sin mi consentimiento, tengo traumas por
ello. No se si estuviste esa noche o no cuando me arrruinaron la vida. pero tras ese
infierno ya nada me asusta. ¡Tu no me das miedo!

Mientras hablaba sus ojos estaban brillantes por lágrimas mientras rogaba que no le
molestara más mientras intentaba lograr algo de normalidad para empezar otro día.

Las emociones humanas eran algo que Penn no podía comprender. ¿Por qué ella
estaría filtrando líquido por alguna razón que no sea el miedo?

Algo dentro de él se sentía ... mal al verla llorar sin que el hiciera algo. Una vez más,
ella le hacía sentir cosas que no había sentido antes.

La sonrisa se le escapó de los labios cuando se acercó más a ella, el fuerte impulso de
limpiar las gotas de agua era casi abrumador, pero se contuvo, sabiendo que ella no
estaba esperando ser tocada. En cambio, flexiono sus dedos a las lágrimas de sus
mejillas para limpiarlas.

—¿No significa nada para ti que no te haya matado a Peter? Él sigue vivo a menos
que lo hayas olvidado, pero no lo hará por mucho tiempo. —Hablo al verla con esa
expresión valiente que se presentó una vez más mientras se quitaba las mantas y le
miraba molesta.

—Eres horrible. Destruyes familias sin siquiera pensarlo dos veces. No solo eso,
encuentras alegría en eso. ¿Que esta mal contigo?

Él se quedo sin palabras mientras ella seguía escupiendo insultos odiosos hacia él.

—¡Debería odiarte ya que creí en ti! Pensé que eras mi amigo, mi héroe que me salvo
en la infancia...—Le grito sin siquiera medir sus palabras y percatarse de lo que
lograban en él. La imagen errónea y a la vez favorable que ella tuvo de él por años.
—¡Debería despreciar tu existencia! ¡Eres un monstruo! Eres ... eres ...

Él esperó a que ella terminara, tratando de imaginar qué otros insultos, gritos incluso
un empujón o un golpe que podía hacer. Pero su sorpresa fue cuando al verla furiosa
y dolida, de repente la sintiera levantarse y empujara su boca contra la de él con
avidez, atrayéndolo más cerca mientras inhalaba profundamente.

Ella se echó hacia atrás por un momento, tenia rastros de conmoción y vergüenza en
su rostro mientras sus ojos recorrían su cuerpo humano.
El beso fue por ira y anhelo, era un héroe, un milagro para ella, bueno hasta hace
pocos días. Ahora sabía la verdad. Pero, por años creyó en esa faceta y sinceramente
no se arrepentía del todo.

Así que él aprovechó la oportunidad para dirigirse y poner sus labios sobre los suyos
una vez más, esperando que ella aceptara su invitación.

Sonrío con satisfacción mientras sentía que se acercaba y giraban sus cuerpos hasta
que sintió que la parte posterior de sus rodillas golpeaba el costado de la cama. Luego
ella empujó contra él con fuerza, para dejarle acostado.

Penn se encontró con algo más que un ego enrojecido después de ganar. Estaba
emocionado por el hecho de que ella fue la que inició el contacto, y tenía la intención
de disfrutarlo.

Pronto Amber se unió, quedando sobre él, mirándo como aquel ser esperaba una
reacción. La mirada de él se vio atraída por las gotas continuas que se filtraban por su
rostro. ¿Estaba descontenta? ¿Aún?

Pronto se encontró inclinado hacia su rostro para extender su lengua inhumana para
lamer el fluido que adornaba sus mejillas enrojecidas y ruborizadas. La idea de la
sangre debajo de su piel era tentadora, haciendo que quisiera soltar sus colmillos y
rasgar su piel, pero una vez que mi lengua hizo contacto con el líquido, saboreo el
sabor salado y su sed de sangre se esfumó.

Retrocedío, lamiéndose los labios antes de capturar los labios de ella en un beso
hambriento, siendo tan gentil como podía, sin importar el hecho de que quería
explorar cada parte de ella con entusiasmo.

Ella era como un juguete edición limitada y precioso que necesitaba cuidar para
preservar la calidad.

Apretando sus manos a cada lado de su rostro, sus labios se movieron suavemente
contra los de ella en un ritmo continuo, su cuerpo presionando más dentro de ella
mientras sus piernas se extendían sobre sus caderas. Se obligó a sí misma a bajar un
poco, causando un parpadeo en él al sentirse una reacción de su región inferior.

Apartándose del beso, le miró a los ojos antes de acercarse a susurrar.

—Solo... no te muevas o este juego se acaba.

Antes de que él pudiera protestar, los labios de ella se movieron desde la oreja a la
línea de la mandíbula de él hasta llegar al cuello, mordiendo suavemente.

La piel de ella estaba caliente contra su carne fría mientras continuaba moviendo sus
caderas, provocando una vocalización desconocida para él, pero agradable.

Cuando ella susurró esas palabras en su oído, él se encontró con ganas de pelear, de
inmovilizarla y hacer lo que quisiera con ella, tanto si se sometía como si no, pero no
podía permitirse hacer eso. Eso hubiera puesto fin a su pequeño juego demasiado
rápido para su gusto. Y sabia que ella finalmente hundida en la ira le mataría antes
que los perdedores.

Tuvo que calmar su mente mientras luchaba para permitir que un ser humano tomara
el control de esta situación. No podía negar la emoción que estaba pasando a través
de su forma actual.

Un gruñido innecesario e inesperado salió de su garganta mientras creaba una fricción


burlona. Agarró sus caderas, tirando de ellas hacia el área con la que quería que ella
contactara más, pero ella se resistió.

¿Ella no entendía lo que esto le estaba haciendo? ¡Quería esa fricción pero más abajo!

Se iba a acomodar pero ella dejo una mano en su pecho empujándolo de nuevo al
colchón.

Entendió el mensaje y procedió a quedarse quieto y aceptar lo que sea que ella
quisiera hacer, la sensación de control fue emocionante, por decir lo menos.
Capítulo 09

Caricias y juegos

Él sabía sobre las relaciones sexuales. Permitio que el placer nublara toda su razón y
se rindiera a su cuerpo para sentir algo por un momento en el tiempo.

Las relaciones sexuales no las usaba como pasatiempo o por gusto propio, pues raras
veces íntimo. Por supuesto, eso no quiere decir que nunca haya dado placer a un
humano. Fue una táctica que aprovechó para intentar engañar a su presa o relajar a
las víctimas de hace ya siglos, ya fuesen hombres o mujeres. Nunca se interesó en
los humanos si no era para comerlos, lo que era su raza, genero o religión le daba
igual. Tan solo recordaba que debía meter su miembro viril en la mujer y moverse. En
el caso de los hombres él aceptaba el sexo oral y el ingresar en el cuerpo de los
hombre reprimidos de aquella época que se sentían libres al no tener que fingir para
complacer a la sociedad. Tras mover las caderas un poco y sentir el placer crecer, él
mordia severamente antes de arrancarle la carne que cubría la yugular y concentrarse
en comer y no en intimar, pues ello era un simple señuelo.

Levanto sus caderas en busca de más roce con ella, quien comenzó a arrastrarse por
su cuerpo hasta retomar el roce que tenian. Era muy placentero ese roce que tenían,
pero era evidente que él quería más que sentirla sobre su zona excitada.

No fue hasta que Amber estuvo arrodillada frente a él, con sus manos vagando por la
parte delantera de sus pantalones oscuros con confianza antes de que ella se
detuviera en la cremallera.

El sonrió recostando la cabeza en la cama soltando un suspiro al sentir las caricias de


ella justo donde quería. Levantó la cabeza y se sentó, sin poder apartar los ojos de
ella mientras comenzaba a bajar lentamente la cremallera y desabrochar el botón que
sostenía los pantalones apretados contra sus caderas.

Su expresión era la de lujuria mientras sus dedos se flexionaban antes de bajar el


pantalón por la cadera para permitirle alcanzar la segunda capa de ropa.

Como su forma actual era humana, todos los órganos eran también humanos,
incluidos los que se usan para la reproducción.

Cuando sus manos se dirigieron a su región, él soltó una respiración sorprendida


mientras respondía al contacto casi instantáneamente, cerrando los ojos para
concentrarse en la agradable sensación.

Su aliento se enredó en su garganta, su mente se nubló de deseo ya que apenas


podía procesar el éxtasis de sus toques y los emocionantes sonidos de su propia
respiración pesada.

Sus caderas se levantaban involuntariamente mientras su cuerpo parecía perseguir la


sensación que ella le estaba dando.

Al principio, su mano tentadora estaba bombeando suavemente, pero a medida que


su longitud comenzó a crecer, sus movimientos se hicieron más bruscos y rápidos,
cosa que le hicieron gozar aún más.

A medida que la lubricación comenzó a emerger desde la punta de su


longitud, usó su pulgar recoger las gotas, permitiendo que su mano se deslizara con
facilidad.

—Ohh... sí...

Luchó para formar un pensamiento coherente. Esto casi le enojó. Nunca había perdido
el control cuando se trataba de la caza. O mejor dicho nunca había perdido el control
con un humano. Hacia siglos que no sentía la sensación.

Ella continuaba bombeando vigorosamente, él sentía que sus colmillos se extendían


desde las encías, empujando fuera de sus labios brevemente. Intentó aclarar su
mente y obligarse a no cambiar, sabiendo que amenazaban con interrumpir lo que
estaba haciendo, y no quería que se detuviera.

Su respiración salió en cortas, respiraciones forzadas, casi como si exhalar por


completo. Hundió sus dedos en el colchón por la necesidad de agarrarse a algo o
saltaría sobre ella.

Incapaz de formar una vez más un pensamiento completo intento ser lo más dócil
posible con ella al sentir cuando su longitud comenzó a temblar una y otra vez
mientras la sensación placentera la sentia cada vez más fuerte con cada toque.

Cuando sentía que estaba a punto de el orgasmo, la sensación cesó por completo, y
se quedó con una sensación de estar incompleto y lo que solo podía imaginar era
angustia.

Aún respirando pesadamente, se sentó para preguntar qué había pasado, cuando la
vio mirarle fijamente mientras daba pequeños toques en el glande que le hacían
estremecer.

—¿Sabes? Creo que puedes lidiar con este problema por tu cuenta...

—No... sigue, vamos —Hablo de inmediato mientras deseaba que continuará. —Por
favor —Suplicó queriendo sentir sus toques de piel suave y no tener que el mismo
imitar esos movimientos.

Ella sonrió sorprendida al escucharlo suplicar. Dios santo, ¿Cuando ocurrió ello?

—¿Te portaras bien y me dejaras dormir? —Pregunto disfrutando de estar al mando


de esta inusual situación.

Él no respondió, solo la quedo mirando fijamente mientras intentaba alzarla su


cadera.

Ella sobo uno de sus testiculos notando el espasmo que dio y la rápida respiración
que dio. Eso fue inesperado pero agradable al mismo tiempo ya que no fue brusco
como para causar dolor, fue bastante gratificante.
—¿Y bien? —Repitió mientras sus manos iba vagando por el área excitada.

Le vio asentir por completo, sin decir una palabra más. No supo cómo reaccionar.

No queria rendirse en un sentimiento tan extraño, la sensación que tan


desesperadamente ansiaba era una pérdida devastadora.

Muchas cosas pasaron por su mente en ese momento. Se encontró a sí mismo


devorandola por completo si no se calmaba. Si hubiera sido cualquier otro ser
humano, no lo hubiese pensado dos veces. Hubiera actuado primero y disfrutado más
tarde con el sentimiento, pero no con ella. Eso solo lo enfureció aun más.

En vez de eso, asintió y esperó pacientemente a que regresaran las caricias. Una vez
que aparecieron, sonrió ante su presencia. La miró con tanta intensidad cuando
alcanzo el punto en que podía oír su corazón latir más rápido y la sensación de placer
aumento. Se inclinó cautelosamente, presionando sus labios ligeramente sobre los de
ella mientras ella seguía bombardeando rápidamente.

El dejo una de sus manos en la parte posterior de su cabeza para impedir que se
separada del beso que silencio el gruñido que lanzó al acabar sobre su estómago. La
siguió besando mientras con su otra mano la atraía más a su persona, podía en poco
volver a estar duro para que ambos disfrutarán de esa sensación pero ella finalizó el
beso notando los colmillos de él y el que sus ojos estuvieran de ese llamativo color
amarillo.

Le miró antes de meterse bajo las frazadas y verle aún en su estado


conmocionado.

Entendió que no iba a lograr nada más de nada esa noche.

—Te dejaré descansar —Fue todo lo que dijo mientras se alejaba de ella. Camino a la
esquina enegresida por las sombras mientras acomodaba su pantalon y pasó
sigilosamente, haciéndose uno con la oscuridad para regresar a la alcantarilla y trazar
su próximo movimiento.

A pesar de las buenas horas de sueño, estaba adolorida y mucho. Dolor en cuello,
pecho y cabeza, este sin duda era el peor viaje que había tenido. Ahora la migraña
era peor cuando poco a poco su teléfono iba recuperado datos y mensajes de textos.
Sabía que Peter estaba vivo de algún modo, y que tras lo de anoche no había muerto
a manos o garras de Pennywise, podía esperar un par de horas más mientras iba al
SPA y le pedía al kinesiologo que masajeara el área donde se golpeó. Ya sin efectos
de medicamentos el dolor era muy fuerte.

Se vistio y salió de la habitación para caminar al elevador hasta llegar al piso principal
donde se encontraban los perdedores desayunando, quienes le vieron con el ojo
morado y algunos hematomas mientras estaba con audífonos caminando a una
dirección desconocida.

—Diablos Bev, que a la niña no le gusten tus diseños no te da derecho a golpearla


—Bromeó Richie recibiendo un golpe de Eddie en la cabeza.

Beverly seguía culpandose y lamentándose al ver como quedo aquella mujer. Parecía
víctima de violencia familiar.

—¡Richie! —Exclamaron todos para que guardará silencio. Algo increíble que ocurrió
en verdad.

—Oh Dios no sabes como lo lamento, me siento la peor —Hablo Marsh al ver como
Amber caminaba atrayendo la atención —Fue mi culpa, su pareja la saco del agua y
me miró como "Te vas a morir perra"

—Si alguien me causará un accidente y Audra estuviera así, lo siento pero estaría
igual.

—Lo entiendo, pero el sujeto me miró como si me odiara desde antes. Busque su
nombre pero no me aparece en nada —Hablo sacando su teléfono celular donde tomo
fotografías de los papeles del hospital donde él se negó a ser atendido y a decir
verdad estaba intacto.

—¿Buscaste en Facebook? —Pregunto Ben quien seguía comiendo su desayuno.

—Google y nada.

—¿Y ella? Vio a Pennywise y ahora casi muere, —Comento Mike con su taza de café
en las manos.

—Como Stan —Hablo Eddie con tristeza.

—Amber Nielsen, 33 años, según su Facebook estuvo casada y esta soltera ahora.
Reside en Ohio.
—Eddie no mires, tu esposa madre podria escuchar esos morbosos pensamientos
—Molesto Richie nuevamente, exasperando al ya nombrado quien se arrepentía tanto
de hablar de su esposa ayer.

—Bueno esto es interesante —Hablo Ben al ver con Beverly el Facebook de Amber
—Sabe artes marciales desde muy joven. Hay un video —Anuncio girando la pantalla
y mostrando la paliza que le dio a su contrincante.

—Diablos señorita —Soltó Richie al ver que era como una pequeña ninja.

—Ahora sabemos por que el payaso no la ha molestado como a melena —Hablo


refiriéndose a Beverly quien seguía frustrada por su cambio de imagen —O al team
boys.—Señaló al resto de los integrantes.

—Aunque este acostumbrada a los golpes me siento mal —Declaró guardando su


teléfono.

—Por que no vas con ella mientras nosotros a la casa Neibolt. Esta sola y bueno...
para tu conciencia —Propuso Denbrough con el temor de que mas sangre fuese
derramada. Además de que querían ver si era apto entrar a esa casa, si antes ya
estaba podrida y en muy mal estado, ahora lo estaría más.

Marsh los pensó y asintió a la idea, tras unos minutos se encamino al SPA
donde Amber estaba disfrutando de las manos del masajista. Camino buscando a la
mujer pero no la vio. A decir verdad tenían distintas actividades en el spa y no sabía a
cual de todas fue.

Amber estaba en la camilla de masajes disfrutando de ello. Acostada boca abajo con
una toalla cubriendo su trasero. Ni se percató quien era el que le daba el masaje,
primero fue una mujer hasta que se retiró y entró otro masajista, un hombre. Le dio
curiosidad el cambio repentino pero antes de poder reclamar o darse vuelta para ver
al trabajador este empezó el masaje, y diablos que tenia manos grandes y mágicas.
Al principio estaba con audífonos y ojos cerrados y finalmente quedo solo con los ojos
cerrados y disfrutado del relajante y reparador masaje.

—Dios quiero casarme con tus manos —Soltó con los ojos cerrados al sentir el masaje
en su espalda alta. Casi por los hombros hasta descender un poco.
Escucho la risa de él mientras continuaba el masajeando fuertemente y de una forma
deliciosa contra sus músculos doloridos.

—¿Te gusta, no?

—Tienes manos mágicas. —Jadeó en respuesta.

—La verdad es que sí —Respondió presionando los pulgares y trazando al lado de su


espina dorsal.

Al sentir la presencia de la otra mujer en el spa ideó algo. No iba a dejar que los
perdedores arrastraran a Amber a su lado. Menos que fuese Beverly.

Eran dos relaciones con humanos muy diferentes, a los perdedores los aborrecía y
esperaba aniquilar de una u otra manera, en cambio a Amber la protegía y tenía
sentimientos contrarios a lo que normalmente sentía. Ahora mismo tenía sus manos
sobre ella, acariciando su piel desnuda y tentado a más.

—Estás muy tensa y adolorida encanto, voy por más crema —Comento con una
sonrisa maliciosa al encaminarse a la puerta para dar un susto a Marsh.

Se encamino desapareciendo hasta llegar al jacuzzi donde Beverly se encontraba con


los ojos cerrados. Hizo que el agua caliente pasara a ser sangre que llegaba a
desbordar del jacuzzi. Beverly abrió los ojos horrorizada al ver la espesa sangre
cubrirla por completo.

Hizo que la puerta se cerrara por completo y sin escape mientras la sangre manchaba
el piso y corría en todas direcciones. Beverly escuchaba las voces de los niños
muertos y las de su padre junto a su ex pareja quien era igual de abusivo que su
padre. La pelirroja estaba inquieta mientras golpeaba la puerta desesperada en salir
de esa habitación.

Penn volvió donde Amber para escuchar su teléfono celular vibrar por las llamadas,
sabia que era el otro humano, su ex humano que insistía e insistía. Él no quería que
se la quitaran, por lo que antes de seguir trazando sus manos por la piel de ella, hizo
que la llamada fuera atendida pero sin escuchar del otro lado de la línea. Quería que
se le grabará en la cabeza del otro hombre la vocalización de ella gimiendo bajo su
toque.

Retomó el masaje justo donde a ella le dolía.

—Oh Dios —Respondió jadeando mientras él se subía a la camilla para estar más
cómodo. Se sentó sobre el trasero de ella y dejo sus rodillas al costado de la camilla
para generar más sonidos en ella —Joder tus manos son mágicas —Alabó complacida
de ello.

—¿Solo mis manos? —Pregunto arrogante mientras se mecía un poco sobre ella.

—Oye oye amigo, eso es demasiado...

—Por favor, es lo mínimo que puedo hacer por ti tras lo de anoche —Hablo revelando
quien era para Amber y en un movimiento de dedos lograr que la llamada finalizara.

—Penn...

—Si, melocotón ¿Quieres más masaje o quieres esto? —Pregunto empujando su


cadera contra ella.

—Pennywise quítate de encima.

Él negó moviendo la cabeza y recostandose sobre ella para quedar con su rostro en la
curva de su cuello.

—No. Me gusta esto. —Respondió moviendo su cadera contra ella mientras respiraba
contra la piel de ella. Se estaba comportando como un perro en celo que desea
copular para calmar sus ansias.

Ella abrió los ojos sorprendida al sentir los movimientos de él. Agradecía tanto el que
siguiera con los pantalones y estuviera la toalla blanca como barrera.

—¡Ya quítate, esto no es una porno! —Chilló intentando quitárselo de encima.

—¿Una que? ¿Que es eso? —Pregunto curioso de tal palabra empleada: Porno.

Al quedar sin movimientos ella le empujo de la camilla, y el quedo en el suelo pero se


levanto del suelo rápidamente para verla sentada en la camilla y cubriéndose con la
toalla.

—¿Para que te cubres ya te he visto desnuda? —Pregunto mirando la toalla que


apenas le cubría lo suficiente.
—Yo también y no digo nada. —Respondió bajando de la camilla para ir por su ropa.

—¿Y te gusto? —Pregunto con una sonrisa deslumbrante al ver como tomaba la ropa
y se vestía.

—Finges ser un humano muy bien, pero sigues siendo lo más lejano de ello.
—Comento evitando responder a la pregunta en cuestión.

—¿Y que haremos hoy? —Pregunto moviendo sus manos —Sera Halloween, una
noche donde los monstruos salen sin ser visto —Hablo al ir avanzando donde ella
quien le daba la espalda. Él la dio vuelta para verla con las calzas negras y el pecho
descubierto pues no había alcanzado la polera blanca con roja.

—Ya estoy grande para ello, Penn—Respondió tomando la camiseta para acomodarla.

—Melocotón, nunca es muy tarde para divertirse —Hablo ideando algo para que
pudiera lucirse como su usual forma y poder pasar desapercibido para atrapar un
bocadillo humano.

Ahora había una moda de payasos asesinos, y por una película donde estaba una
especie de payaso femenino.

—Tu diversión y la mía es diferente —Hablo al verle sonreír ampliarse.

—No tanto. Eso de anoche, eso de tocar el cuerpo del otro es divertido —Hablo muy a
gusto al relatar las caricias que se propinaban tras una discusión.

—Iré a buscar a Peter, mi familia esta por llegar a este pueblo maldito y planeo irme
antes de que decidas matarle.

—Si tu te quedas conmigo, él es libre. —Replicó seriamente al escuchar la última


parte. —Vamos, los dos nos llevamos bien, nos conocemos...—Instó nuevamente y
dejando una mano por la cintura de ella para atraerla a su alto cuerpo y deleitarse
con el aroma de su cabello y piel.

Diablos moría de hambre.

Antes de que pudiera responder a ello sonó la puerta y entró una empleada a dejar
toallas nuevas.

—Te veo luego —Comento con un guiño, antes de darse vuelta y ver a Beverly
temblando asustada al salir de la habitación con el jacuzzi.
El resto de los perdedores se encontraban iluminando con linternas las paredes
deterioradas de la casa Neibolt, esa casa parecía no envejecer, seguía tan horrible
como siempre y con ese horrible y espantoso olor de la humedad de la madera
podrida.

Richie miraba las telarañas con asco mientras Eddie hacia una mueca de asco al ver
una rata enorme. Ben se sobresalto al sentir su pie hundido en una tabla deteriorada,
Mike le ayudo a sacar el pie mientras Bill se encamino al sótano para ver el pozo
rodeada con la misma basura que antes.

—Bill, la casa se está convirtiendo en una trampa para pies —Grito Richie al ver que
Ben señalaba algunas tablas podridas que rechinaban demasiado.

—Creo que debemos buscar otra forma de ir abajo.

—Creo que no tenemos tiempo para ello —Grito iluminando la habitación y ver una
gran cantidad de ratas que le resolvieron el estomago.

Sentía que las náuseas se iban agravando, pensó en Audra quien con una araña hacia
un gran escándalo de temor, si viera esto seguro le da un ataque cardíaco. Casi al
grado de Eddie quien pensaba en la cantidad de germenes y enfermedades que
habían en esta pocilga denominada casa.
Capítulo 10

Halloween

Beverly intento acercarse a Amber pero ella se fue a su habitación a cambiarse. Sus
tíos-padres llamaron para informar que estaban por partir de Ohio y ya se habían
contactado con el hotel para alojarse. Se quedarían tres días para revisar y explorar
en cada superficie del pueblo, si tras ello Peter no aparecia... tendrían que aceptar
que Peter no estaba entre ellos. Ya habían pasado días y era poco factible que Peter
siguiera vivo, pese a que Pennywise le aseguraba a ella que si lo estaba.

Se cambio de ropa y teniendo en cuenta que en la tarde noche los niños y


adolescentes serian un banquete para Pennywise, quería evitar una posible masacre
aunque ello significaba que no se comería a Peter o a ella pero si a otro. Bueno, para
ser sincera su parte ambiciosa pedía ello.

Almorzó algo italiano del menú del hotel que tenia el loby y un salón ambientado con
el Halloween. Decoraciones naranjas y negras y un bufé de tragos con temática de
horror.

Esta noche iba a ser una verdadera masacre ya que tras las siete pm los menores de
edad en la calle iban a ser los dulces de Pennywise y las muertes de ellos su
travesura al pueblo.
En la habitación se tomo del cabello en dos coletas mientras buscaba algo cómodo y a
la vez caliente para la noche helada que se avecinaba.

Calzas negras, botines comodos de igual color, camiseta de algodón de manga larga
blanca con un escrito similar al de la nueva Harley, solo que este tenía escrito el
nombre de una marca de ropa. Sobre ella la chaqueta que había traído.

Al salir a la calle vio a los perdedores que se estaban organizando para que los
sectores donde los niños más frecuentan fuesen vigilados, aunque iba a ser una tarea
difícil.

Ya en las calles pese a la preocupación colectiva de padres de hace días, un montón


de niños sin sus padres o un tutor caminaban tranquilamente con sus disfraces,
calabazas y uno que otro huevo podrido para una casa tacaña.

Ya se ubicaba algo en el pueblo por lo que se fue por la avenida mas iluminada a la
casa Neibolt. Vio a niños y niñas sin supervision adulta y eso le molesto un poco.

Sus tutores la acompañaban a pedir dulces y para que no tuviera vergüenza todos se
disfrazaban, más aun cuando salía con Peter de pequeñito. O el ir a la escuela, Lucas
o Vanessa los iban a dejar en la entrada del colegio pese a que podían ir en autobús.
Incluso en la universidad hicieron eso por unas semanas.

En cambio aquí, en Derry donde el mal acecha en las sombras de este pueblo, los
adultos pese a saber de desapariciones no protegían a sus hijos.

Ya a unas dos cuadras de la casa Neibolt, una gran casa tenía una inmensa fiesta y en
la entrada y pórtico de la casa habían varios adolescentes y adultos jóvenes
borrachos. Un hombre araña intentaba tirar su telaraña al arbusto, un esqueleto
tomaba una cerveza mientras reía al ver al amigo afroamericano de negro y con un
parche de pirata quien jugaba con el perro con máscara de Batman. A su lado estaba
un grupo con unas tres Harley Quinn estaban en la entrada hablando con muchacos,
una parecía muy profesional en su disfraz, una parecía que se comió a todo el
escuadrón suicida. ¿Cual es esa manía que la gente talla grande quiere lucir sexy con
una talla extra chica? ¡Que horror!

Noto a otros disfraces hasta ver a Pennywise, quien destacaba por su


traje, alta figura y ojos que cambiaban de color pero pasaba desapercibido por los
invitados a la fiesta quienes ya alcoholizados no se percataron de ese detalle, o los
más lucidos debían pensar que eran lentes de contactos para fiestas o eventos
especiales.

Amber paso por el lado de los jovenes y agarró a Pennywise por el cuello alrededor de
sus volantes antes de ir arrastrándolo al patio trasero donde había una leñera donde
nadie les interrumpiria.
Cerro la puerta detrás de ella antes de verle.

—¿Qué diablos estás haciendo aquí? —Pregunto sin rodeos.

—Decidí unirme a la fiesta, ¿Quieres acompañarme? No lo negaré, harías una pareja


muy atractiva.

Ella arrugó la frente con confusión.

—¿De qué estás hablando?

Sus ojos recorrieron lentamente la vestimenta que tenia similitud con la ropa
empleada por Harley Quinn en un cómic y algunos video juegos. Ahi fue que se dio
cuenta de lo que estaba insinuando.

Él sonrió burlonamente, levantando una ceja sugestivamente.

—Ella es una villana de Batman ...

—¿El perro? —Pregunto riendo al referirse al perro con antifaz, solo hasta ver la
expresión seria de ella dejo de reír. —Oh, sé quién es ella —Bromeó acercándose
dando un paso. —Dime, ¿Ella no es la compañera del Joker? ¿No es él también un
payaso?

No podía negar que estaba bien informado de la cultura pop. Ni siquiera había
pensado en la coincidencia.

—El Joker es una mierda abusiva que no merece a Harley quien tonta y toda le quiere
—Replicó rápidamente. —Además no me disfrace, ¿Y como sabes de cómics?

—Siempre tan curiosa. —Menciono sonriendo ampliamente y haciendo un gesto con


sus manos para restar importancia.

—Penn...
—Ella es muy atractiva, y le gusta ese de cabello verde, ¿No te gusta el cabello
naranja? —Pregunto en un estado mucho más burlón que de costumbre.

—Penn ¿Estas bien? —Pregunto tras escucharle hablar. Estaba mas extraño de lo
normal.

—Iba a matar a un sujeto pero me dio un vaso y creo... creo que tenia algo —Rio
mostrando los dientes y actuando más dulce y bromista. Incluso algo torpe.—Estaba
bueno y tome varios.

—Estas ebrio.

—¿Hebreo? ¿Que es eso? —Pregunto con un ojo desviados y parpadeando varias


veces al verle —Melocotón dices muchas palabras raras, ¡Pop! ¡Pop! ¡Porno! —Rio
agitando la cabeza y ocacionando el sonido de una campañilla —La investigue y me
gusto. —Confesó arrastrando las palabras —¿Por que no tenemos un poco de porno?
—Propuso.

—Penn, estas ebrio.

—Estoy... estoy bien, mareado pero aún cuerdo. —Rio al decir la última palabra. —Se
me pasara en un rato.

—Entonces...

—¿Quieres un globo? —Él le sonrió, haciendo caso omiso de la explicación que ella
solicitaba. El extendio su mano con un globo rojo que apareció de la nada.

—Pennywise, lo digo en serio. ¿Por qué estás aquí?

—Yo quería cazar a uno de estos idiotas y luego jugar contigo —Afirmó con una risita
amenazante.

—Pennywise, no estoy de humor para jugar.

—Oh, me gustaría diferir, melocotón. Creo que eres más juguetón de lo que crees
—Antes de que pudiera comprender sus acciones, se encontraba inmovilizada contra
la pared de la leñera, mientras él se apretaba contra ella.
Abrió la boca para tratar de hablar, pero no pudo formar palabras al sentir las
grandes manos enguantadas que empezaban a tocar sus costados, deteniéndose en
su cadera antes de levantar una mano para ahuecar un pecho. Quería apretar
ligeramente la protuberancia endurecida pero las capas de ropa se lo dificultaban.

Un gemido involuntario escapó de su garganta, ganándose una sonrisa de esos labios


pintados de rojo.

—Eres juguetona —Arrulló mientras retiraba sus manos de ella con una tonta sonrisa
en su cara. —Me haces perder el foco.

—¿Qué quieres decir con 'perder el foco'? ¿En que?

Él se rió maniáticamente.

—¡El juego! El juego continuará hasta que tomes tu decisión. Pero mejor date prisa,
melocotón. Peter no tiene mucho más tiempo... —Menciono arrastrando un poco las
palabras.

—Bien, Pennywise, tú ganas. ¿Es eso lo que quieres escuchar?

—No, no, no —Insistió. —La renuncia no está permitida. Tienes que jugar para ganar.

—Obligame —Amenazó avanzando donde él sin sentirse amenazada por su figura


alta.

Sus ojos brillaron intensamente por su respuesta.

—Alguien morirá esta noche, mi dulce melocotón —Insistió.

Los ojos de ella se abrieron al escuchar.

—¿Qué quieres decir?

—¡Ese es el juego!

—Entonces, ¿Qué? ¿Vas a matar gente hasta que acepte tomar el lugar de Peter?

—Algo así —Bromeó, mostrando sus dientes puntiagudos en una sonrisa malvada.

Amber tragó saliva, sabiendo que finalmente todo esto lo llevaría a cabo, pero su
cuerpo comenzó a temblar involuntariamente ante la idea de rendirse ante él,
sabiendo que eventualmente lo llevaría a su propia matanza.

—Bien, Pennywise. Lo haré. Llévame en lugar de Peter...

Él rió emocionado, extendiendo su mano enguantada hacia ella para que la tomara.
Lo hizo, sin siquiera comprender por completo qué es lo que acaba de aceptar, pero
no podía concentrarse en eso.

Antes de que se diera cuenta, ambos habían salido de ahí de la mano y ya se


encontraban frente a la vieja y decrépita casa en Neibolt Street una vez más.

Ella volteo a verle.

—No más juegos, Pennywise. Antes de irme contigo, por favor ... dime por qué lo
tomaste en primer lugar. ¿Qué hizo para merecer esto?

Su labio superior se burló al mencionarlo, pero para su sorpresa, comenzó a explicar.

—Metió la nariz en un lugar al que no pertenecía, así que le di una lección.

—¿Qué quieres decir, exactamente? —Pregunto pidiendo más claridad.

—Siguió mi rastro de víctimas. Descubrió lo que era y me buscó para exponerme. Lo


encontré primero y quería divertirme con el antes de masticar su carne. Su miedo era
absolutamente delicioso... luego —Hablo y desvió su rostro, dejó de describir con
dureza y en vez de eso avanzo con ella a la espeluznante casa hasta que ella se
detuvo y le miró desafiante.

—Luego ¿Qué?
—Luego vi sus cosas y te reconocí —Declaró antes de entrar en la casa.
Ella iba a hablar pero el dejo una mano en su boca para callarla. No estaba en su
mejor estado; hambriento y un poco ebrio.
Cuando entraron al vestíbulo, se notaba que alguien aparte de ellos habían estado
hace poco. El levantó su mano libre, indicándo que esperara mientras desaparecía en
las sombras de la habitación no iluminada. Ella se abrazó a sí misma al sentir frío y
miedo. Esta casa causaría terror a más de uno solo con verla en la calle.
Finalmente la sombra del que creyo era Penn salio del pasillo oscuro, dio pasos hacia
adelante débilmente hasta que la luz le dejo ver bien al dueño de aquella sombra.
Cuando lo vio, casi se derrumba por completo. Peter había perdido una cantidad
significativa de peso, y de por sí era delgado, no sabía si era por estrés o inanición.
Su piel era enfermizamente pálida y tenía los ojos hundidos. Su pelo marrón, una vez
rico, ahora estaba sucio, mugriento y descuidado. Tenía hematomas y sangre seca en
toda su piel, y cuando la miró, las lágrimas instantáneamente llenaron sus ojos.
—¿Amber? —Preguntó como si fuera un fantasma.
Ella corrio hacia él y lo envolvió en sus brazos en un abrazo. El alivio a pesar de lo
horrible que se veía era grande.
Le beso las mejillas numerosas veces antes de verle bien.
—Tienes que ir al hospital Peter.
Su propia garganta se cerró mientras se preparaba para despedirse. Esta
probablemente seria la última vez que iba a ver a Peter o a otra persona en realidad,
pero valia la pena.
Solo esperaba que Pennywise pusiera fin a su vida rápidamente para no sufrir.
Soltó un pequeño sollozo, y abrió la boca para decir que lo quería mucho mucho y
que nunca pero en verdad nunca regresara a este pueblo maldito.
Cuando escucho los pasos de Pennywise, suavemente le acarició el cabello a Peter y
metió su teléfono en el bolsillo de él junto a la llave del hotel.
—Mi celular para que llames a mamá, y mi habitación de hotel, ahí tengo tus cosas...
Peter te quiero mucho y...
—Llevatelo. —Soltó el payaso aún oculto entre la oscuridad del lugar.
—¿Qué? —Pregunto anonadada. Sus ojos buscaron en la oscuridad los orbes azules
de él mientras su rostro permanecía inexpresivo, lo que no era característico para él.
—Ve con él.
—Pero ... pensé...
—Oh, no te preocupes, melocotón —Se burló juguetonamente, interrumpiéndo las
palabras de ella. —Tendré mi tiempo contigo. Eres mía, no importa dónde estés.
Mirándolo boquiabierta, todavía no podía comprender qué era lo que
acababa de decir. Después de todo, ¿La dejaba ir libre? ¿Qué significaría eso para ella
ahora? ¿Continuaría la tortura? ¿Estaba jugando un juegos mental?

Peter cayó débilmente contra ella, sacándola de sus pensamientos. Sin decir una
palabra más, acunó su brazo alrededor de su hombro, ayudándolo a salir de la casa
antes de avanzar un par de metros para llamar a una ambulancia o un taxi, lo que
llegase primero para ir al hospital.

En el transcurso al hospital no intercambiaron palabras entre ambos, solo tenia las


manos entrelazadas mientras hacia una video llamada al celular de la tía Vannesa
quien no podía creer lo que veía.

Peter estaba casi durmiendo al estar tan agotado, pero estaba vivo y eso era la
importante.

En medio del transcurso empezó a llover a cántaros. Como si el cielo se fuese a


romper, como si el cielo anunciará que la lluvia ocultaria los gritos de alguna alma
inocente.

Lanzo miradas preocupadas por la ventana, lo suficiente como para captar algunos
destellos de las calles y ver la sombra de Pennywise.

Era difícil respirar en este punto. Su garganta se sintió hinchada por la emoción.
Todavía por el hecho de que Pennywise les había dejado ir a los dos, incluso después
de que prometió cambiarse por Peter. Debería haber sentido alivio, pero en cambio,
estaba un poco aterrorizada. No había forma de que él la dejara salir por la bondad
de su corazón. Era obvio que iba a esperar algo de ella, y pensar en eso era casi
aterrador.

Cuando llegaron al hospital, y tras pagar la tarifa al taxista, Peter parecía


extrañamente calmado.

La recepcionista los saludó a los dos amablemente, hasta levantar la vista de lo que
estaba escribiendo en su computadora.

—Buenas noches, ¿Cómo puedo ayudarte? —Preguntó al verles.

—Está deshidratado, desnutrido y tiene algunos esguinces. Podría tener un sangrado


interno.

—Está bien, toma asiento y nosotros...

—¿No me escucho? —Pregunto molesta por la burocracia de rellenar papeles antes de


actuar. Peter consciente era un milagro. —El necesita ayuda ¡Ahora!

—Oh ..., por supuesto —Respondió la mujer, inspeccionando las heridas de Peter.
—¿Que pasó?

¿Y ahora que? No había una explicación válida para sus heridas. ¿Qué es lo que se
supone que iban a decir?

—Me perdí en el bosque. Caí por un barranco y me golpeé la cabeza. Cuando me


desperté días después, no podía recordar nada. Después de vagar por unos días en el
bosque, mi prima me encontró.

Amber le miro extrañada por la forma en que explicaba sin problemas; como si
creyera completamente lo que decía.

—Bueno... el médico te examinará, esta terminando de ver a una niña y vendrá.


Tenga la ficha —Hablo la mujer entregado la dichosa ficha de ingreso a Amber quien
tomo el bolígrafo de junto para rellenar los datos.

Los dos asintieron antes de sentarse en la esquina de la sala de espera, lejos de


cualquiera que pudiera escuchar su conversación.

—Peter ... ¿Qué te hizo Pennywise?

—¿Qué? —Preguntó, con una mirada aturdida en su rostro.

—Escucha, estoy seguro de que es muy difícil para ti tratar de recordar lo que
pasaste, pero ahora estás a salvo.

Peter parecía genuinamente confundido y se tomó un momento para leer su propia


expresión perpleja antes de contestar.

—¿De qué estás hablando? ¿Quién es Pennywise? —Pregunto sin entender que
hablaba Amber.

—El que te tuvo en una espeluznante casa que acabamos de dejar... ¿No recuerdas?
—Preguntó extrañada.
Sus ojos se abrieron de par en par y abrió la boca unas cuantas veces para hablar.

—¿Estás drogada?

—Peter, ¿Que pasa contigo? —Pregunto Amber mientras rellenaba los datos de la
ficha.

—¿Qué pasa contigo? Me acabas de encontrar en el bosque literalmente, hace como


media hora.

¿Honestamente creía eso? La experiencia debe haber sido tan traumática que creó
una realidad alternativa sobre por qué estaba tan herido y desnutrido. O era la locura
que hablaba.

Todavía era difícil comprender que esta era su realidad actual. Peter estaba vivo y a
salvo. Además de eso, después de que Pennywise finalmente la tuvo en sus garras, la
liberó. Pudo haberlos matado a los dos fácilmente, pero no lo hizo, y ese pensamiento
todavía le estaba aterrorizando.

—Umm ... Solo quédate aquí, hasta que vengan a por ti, ¿está bien?

Un poco de aire fresco parecía una buena idea, el aire helado y fresco con la lluvia era
algo que necesitaba con urgencia. Justo cuando se dispuso a levantarse vio acercarse
a un médico con una enfermera con una silla de ruedas para transportar a Peter quien
estaba agotado y entrando en el mundo del sueño.

Amber salio informando que en breve estaría con él, salió por la puerta mecanica que
daba a la salida principal, camino bajo el techo hasta llegar a una parte inhóspita
donde pudo inhalar algo del aire fresco de la noche y quedarse contra la pared
mientras intentaba pensar que diablos ocurrió esta noche. ¿Ya había terminado? ¿Ya
Peter era libre? ¿Que iba a pasar con ella?

Fue entonces cuando percibió un hormigueo repentino que ascendía por su espina
dorsal. Empezó a mirar por todos lados en busca de esos ojos luminosos y
antinaturales. Sabía que era él y no una percepción respecto al clima.

—Sé que estás aquí afuera —Hablo fuertemente a la oscuridad, en el silencio


camuflado con la lluvia escucho su risa. —Sal, Pennywise.

Momentos después, dos esferas amarillas se estaban materializando en la oscuridad,


seguidas de cerca por su forma familiar de payaso. Lucia mucho más lucido que
antes, es decir, que recuperó su imagen más amenazante y sofisticada.

Ella se puso la capucha para cubrirse de la lluvia y se acerco a él tímidamente, sin


estar segura de qué decir. Afortunadamente, de alguna manera él llenó el silencio.

—¿Llamaste, melocotón?

Asintió levemente.

Él no dijo palabra alguna, solo continuó mirándola con fascinación, sus ojos recorrian
la vestimenta empapada de ella que se ajustaba más a su cuerpo.

Ella un tanto impacientemente al ver que se la comía con la mirada, literalmente, y


sin decir palabra alguna. Por lo que chasqueo los dedos frente a su cara para llamar
su atención.

—Penn, en serio. ¿Por qué nos dejaste ir a los dos? ¿Cual es la trampa? —Pregunto
extrañada de su amabilidad.

—Eres mía —Afirmó directamente como si fuera la respuesta obvia.

—¿Qué significa eso? Si no quieres matarme, ¿Qué quieres conmigo? Por que no
pienso secuestrar niños, así que descarta ello.

Él se acercó entonces, dio una mirada hambrienta con sus ojos mientras se elevaba
sobre ella. Se apoyó mientras sus ojos buscaban los suyos. Antes de que pudiera
reaccionar, sus labios estaban sobre los de ella, besándola con una necesidad feroz.
Su lengua rogaba por entrar en su boca.

Su mano enguantada envolvió la parte posterior de su cabeza, sosteniéndo


firmemente mientras movía su lengua y se deslizaba a lo largo de la parte interior de
la boca. La besaba sin dudar y sin importar que la lluvia los cubría, pese a estar en la
oscuridad del edificio.
Capítulo 11

Noche de los muertos

Algo comenzó a retorcerse contra ella, sobresaltándola y forzándola a retirarse. Jadeó


un poco cuando vio algo moviéndose alrededor de la ingle dentro de los ajustados
pantalones de seda de Pennywise.

Levantando la mirada hacia él, se sorprendió al verlo sonriéndo mientras un apéndice


se movía en sus pantalones. ¿Que carajos?

—Penn ... yo ... ¿es eso ...?

Él se rió del evidente desconcierto de ella.

—Preguntaste lo que quería de ti ...—Hablo, inclinándose aún más cerca de ella.


—Esto es lo que quiero —Insistió, atrayéndola contra su cuerpo para que el grueso y
retorcido órgano se frotara contra su muslo con entusiasmo.

Un grito ahogado escapó de su garganta cuando el músculo pareció crecer y moverse


con más vigor. Él solo rió de ello.

Él lanzó un gruñido de satisfacción al sentir el roce. Tomó distraídamente la mano


izquierda de ella para que lo frotara a lo largo de su longitud, estremeciéndose
cuando se movió rápidamente.

—Espera ... —Hablo ella titubeando al sentir lo que sea que tenía bajo el pantalón
—Esto no es ... Te he tocado antes y esto no es ... —Tuvo una pérdida de palabras
debido a la sensación extraña de sus genitales en lugar de lo que estaba
acostumbrado con respecto a un hombre normal.

Parecía entender su pregunta no formulada a medida que su sonrisa se hacía más


amplia, junto con su ego.

—Estaba en mi forma humana la última vez que me tocaste. —Explico mientras


seguía moviendo la mano de ella para sentir tan delicioso roce.—Y al parecer me
provocas lo mismo sin importar que forma tome.—Añadió con un ronroneo sombriaco.

—¿Y eso es un alago? —Pregunto desconcertada de ello.

—El mejor que podrás recibir, mira que provocar esto en mí...—Respondió con los
ojos amarillos y sonriendo del gusto.

—Así que ... ¿Es esto tu real ... eh ...—Arqueo una ceja, esperando que se entendiera
sin tener que decirlo. —¿Eso es un pene?

—Más que la forma humana, sí... aunque no se parece mucho a uno humano, es
diferente...

Amber no estaba segura de cómo sentirse al respecto. Esta criatura era claramente
una entidad extraña, e intrigante al mismo tiempo pero se comportaba muy muy
extraño ahora. Al menos agradecía que estaba mucho más lucido, y no vagaba con
sus palabras para desviarse del tema.

Esto en sí era extraño y agobiante, por lo que antes de que él se acercará más, saco
a tema el pensamiento que tenia desde que hablo con Peter.

—Espera ... ¿Por qué Peter no recuerda nada de lo que pasó? ¿Lo
hipnotizaste o algo así? —Pregunto aliviada al ver que retrocedió un poco y solto su
mano para retirarla de aquella extraña zona del payaso.
Él se rió de eso, enseñando sus dientes de puntiagudos.
—Me lo llevé todo —Dijo con voz ronca, inclinándose hacia adelante para frotar
sutilmente su rostro en la capucha de ella hasta quitarla y disfrutar del roce con el
cabello de ella.
Amber puso sus manos sobre los hombros de él para empujarlo hacia atrás, quería
respuestas y no una profunda endoscopia, pero no pudo encontrar la fuerza necesaria
para ello, estaba muy adolorida aún.
—¿Qué quieres decir? ¿Borraste sus recuerdos? —Pregunto editando el que quedaron
frente a frente.
El tarareó deslizando su rostro hacia abajo para rozar su cara contra una mejilla, sus
manos se extendieron a su alrededor para explorar suavemente su cuerpo mientras
se presionaba contra ella.
Si esta era su forma de distraer, estaba funcionando. Hasta que finalmente, logro
empujarle un poco hacia atrás, sus curiosos ojos se encontraron con los de él.
—¿Por qué harías eso? ¿Por qué te importa si el recuerda o no? —Pregunto al verle
sonreír mientras dejaba de intentar el acercarse a ella con la idea de quedar frente a
frente y sentir el cuerpo con las ropas mijadas —Seguramente todo el mundo
pensaría que esta demente si intentara contarle a alguien sobre un payaso asesino...
aun más cuando esta de moda. —Explico sabiendo que nadie le creería la descomunal
historia. A ella nadie le creyo de pequeña mucho menos creerían esto con tanta cosa
extraña en Internet.
—Le destroce la mente pero la arreglé, no va a recordar eso nunca.—Hable con una
amplia sonrisa.
—¿Y la razón es? —Pregunto realizando un ademán para que respondiera.
—Por ti.
—¿Por mi? —Pregunto alzando una ceja.
—Aja.
Suspirando le tomo de una manga para ir bajo techo, ambos estaban empapados de
pies a cabeza.
Ella entendió que no era capaz de ser dulce y considerado, por lo que el hecho de que
aparentemente arregló el daño por ella debe tener algún tipo de precio, aparte del
hecho de que básicamente ya había aceptado ser suya para lo que quisiera.
—Gracias.
Él le miró sin saber cómo responder. Al parecer nunca alguien le había agradecido
nada en toda su existencia.
—Quiero decir, eres un mal nacido que lo secuestró y torturó durante días —Hablo
haciendo una balanza con sus manos de mano izquierda lo malo que hizo y la mano
derecha como lo bueno que ha hecho —Pero el hecho de que haya vuelto a casa y de
una sola pieza y sobre todo vivo... —Hablo haciendo un equilibrio y una mueca con
los labios —Mmm... supongo que Gracias.
El mantuvo su expresión neutral antes de colocar su rostro en el hueco del cuello,
inhalando profundamente.
—Ni siquiera naci —Menciono como si nada hasta reír. —Fui creado hace eones, ni
siquiera calificó en especie o género como tú.
Ella asintió sin entender nada, no tenía sentido en si lo que decía. ¿Era posible que él
o eso, ya que según él no poseía un género establecido, fuese más antiguo que lo que
establecía su apariencia? Tendría algo de sentido, seguía igual que cuando le vio de
niña, pero parecía infantil y amenazador, era como un adulto joven que aún era
juguetón. No sabía con exactitud que era en verdad.

—Umm... voy a ir a ver cómo está Peter. —Hablo para escapar de esta
situación aunque fuese por un momento.
Antes de esperar una respuesta de su parte, se dio la vuelta para irse. Después de
dar unos pocos pasos, se dio la vuelta para mirarle, solo para descubrir que ya no
estaba allí.
El payaso se regreso a la fiesta que se tenía cerca de la casa Neibolt para ir por una
victima y quizás tomar otra de esas bebidas extrañas y coloridas que le hacían sentir
extraño, un tanto aturdido.
Mientras iba acechando entre las sombras noto que ya niños no habian, adolescentes
si habían y jóvenes adultos que ya perdían el sentido.
Iba a ir a su hogar cuando sintió que Denbrough estaba cerca de él, logro verle en la
otra cuadra. Trago la saliva al verle y decidió quedarse en la fiesta mientras buscaba
a alguien digno de ser su cena. No podía enfrentarse con Bill Denbrough ahora, tenía
hambre y otras sensaciones anatómicas.
Su parte inferior seguía encendida y con ganas de realizar su función, y eso nunca
pasaba. Nunca siquiera logro intimar en realidad, nunca finalizó con un orgasmo,
pues a los pocos movimientos que daba a su víctima quien gemia sin percatarse del
peligro, los mataba rápidamente enterrando sus dientes en la carne que cubría la
yugular o en una articulación.
Pero nunca aquella sustancia líquida blanca y espesa salía de su miembro viril como
cuando Amber le tocó y acarició con deleite. Se sentía bien el expulsar aquel líquido,
la sensación era gratificante.
Sacudió la cabeza y se adentro a la casa de la fiesta, donde una mujer vestida de
bruja aunque de vestimentas cortas le sonrió y le entregó un vaso con un líquido rojo
y unos hielos además de señalar una mesa con bocadillos con temática de Halloween.
A su lado iban bailando otros jóvenes que no sentían miedo de nada, todos estaban
disfrazados y sin percatarse del peligro que caminaba entre ellos.
Pennywise iba caminando en medio de la fiesta en busca del mas asustadizo, el resto
quien sabe que se metió dentro. Muchos habían consumido más de las bebidas que él
tomó y le hicieron ser lo contrario a amenazante. Se sentía estúpido al recordar las
estupideces que le dijo a Amber.
¡Pop! ¡Pop! ¡Porno!
Nunca más iba a consumir de aquellas bebidas si va a cazar a alguna presa.
Se detuvo cuando un grupo de muchachos de fraternidad que estaban disfrazados de
jugadores de fútbol estilo zombie junto a unas mujeres vestidas de animadoras
zombies. Todos riendo y haciendo bromas menos una muchacha de cabello corto
negro que se notaba aburrida.
Habían otros muchachos bailando y divirtiéndose hasta que la Harley Quinn talla XXL
le empujo y le hizo volar contra uno de los jugadores de fútbol a quien hizo caer por
el impacto.
¿Pero quien no se caería si esa... bola de demolición le impacto de golpe?
—¡Mierda, amigo! —Uno de los jugadores balbuceó borracho al verle de arriba a abajo
mientras le tendía una mano a su amigo par levantarse. Dos muchachas le ayudaron
al payaso en ponerse de pie. —Tu traje está jodidamente enfermo.
Pennywise mantuvo su rostro completamente neutral, sin impresionarse por los
elogios recibidos por su usual atuendo.
—¿Qué eres, como un payaso demoníaco?
Pennywise se volvió hacia el tipo que estaba hablando y de repente su mandíbula
comenzó a abrirse en una longitud imposible, sus dientes dentados sobresalían a
través de sus encías. Antes de que el hombre pudiera prepararse para el impacto,
una sustancia negra y viscosa le salía de la boca y le caía directamente en la cara del
ebrio.

Todos saltaron en estado de shock, sin comprender lo que acababa de


pasar.
—¡Amigo! Eres asombroso.
—¡¿Como hiciste eso?!¡Definitivamente ganas al mejor disfraz! —Grito una muchacha
asombrada de aquel truco.
El muchacho ebrio golpeó a sus amigos y golpeó el hombro de Pennywise en broma, a
lo que Pennywise simplemente gruñó, claramente desconcertado. ¿Que estaba mal
con estos humanos?
Bill Denbrough estaba pasando por fuera de la casa mientras hablaba con Audra quien
se divertía en una fiesta en New York junto a sus amigas. Claro que ninguna fiesta de
Halloween de adultos sobre cuarenta años y de su estatus social podía ser divertida
en sí. Eran bastante aburridas tras un rato.
Mientras hablaba con ella observó al payaso quien camino tras el ventanal, observó
sus garras negras que destrozaron sus guantes blancos.
—Si... cariño debo colgar, te amo. Te llamo luego —Hablo sin apartar su vista de
Pennywise. Ignoro la respuesta de su esposa para finalizar la llamada y correr tras el
payaso quien al fin había conseguido una victima digna.
¿Que mejor que un payaso asesino real mate al payaso asesino falso?
Bill se adentro en la casa sin preocupación alguna, pues la gran mayoría estaba ebrio
y pensó que era un padre que venía por su hija castigada que se escapó para venir a
la fiesta.
Denbrough miro alrededor de la gran cocina donde una pareja estaba besandose
sobre la mesa. Les dio una mirara de reprimenda para que se fueran de ahí.
Miro la barra de la mesa llena de frituras, vasos vacíos, y líquido derramado que debía
ser soda o ponche.
Noto un rastro pegajoso en el suelo, bajo la vista para ver que era sangre.
Sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, sintió que el tiempo se detenía mientras
avanzaba lentamente y con pasos firmes a la bodega pequeña donde se almacena la
comida. Una despensa con una puerta de madera con rejillas. En el suelo noto la
sangre correr.
Se apresuro a abrirlo, pero cuando lo hizo, su corazón dio un vuelco. De repente
alguien gritó a su lado al ver la escena macabra.
Allí, tendido en el suelo de la despensa, había una chico de unos dieciocho años de
edad vestido de payaso, como los de los videos de YouTube "Payaso asesino Brasil".
Le habían abierto el pecho y el estómago, las costillas rotas y las entrañas
desparramadas sobre el regazo. Los ojos abiertos y sin vida, con una mirada de terror
que atravesó el alma de Bill.
Después de que la gente corrió para ver qué estaba causando la conmoción.
—Seguramente es falso, Luke siempre hace bromas de ese tipo —Hablo un muchacho
ebrio encaminandose al muerto creyendo que era falso.
—Alguien llame a emergencias —Dictó Denbrough mientras miraba a los jóvenes
buscando al payaso.
—Parece real —Se escuchaba en los susurros.
El joven toco la herida del muerto y grito al sentir carne de verdad y no el plástico.
Todos comenzaron a correr asustados, gritaron y lloraron sintiendo que estaban
dentro de una pelicula de horror. No sabian si eran las cantidades de alcohol o el
asco, pero varios empezaron a enfermarse, y todo lo que pudieron hacer fue alejarse
aturdidos a las salidas.
Bill camino hacia afuera a través de la multitud de personas que se dirigía a sus autos
para escapar de la horrible escena lo más pronto posible. Al ver que la gran mayoría
corría despavorida, vio a Pennywise, sonriéndole con su boca goteando sangre.

Lo miró fijamente antes de comienzar a caminar hacia él lentamente, sin


saber lo que iba a pasar cuando lo alcanza. Para desgracia de Denbrough con la
multitud de jóvenes corriendo no pudo seguir el rastro del payaso. Solo observó un
globo rojo flotando donde estaba anteriormente Pennywise.

Una muchacha paso al lado de Bill seguido de otros más que huían de la fiesta
sangrienta.

Denbrough permanecía estático en la fría noche sintiendo la culpa y el horror por la


muerte de ese joven lleno de vida.

Mientras él se lamentaba, Penn con su forma humana lo miraba del otro lado de la
calle sonriendo y disfrutando de verle de ese modo. Lucia un disfraz de vampiro
simple, además así la sangre que caía de su barbilla pasaba desapercibida.

Las horas habían pasado rápidamente pero aún tenía ganas de más dulces travesuras
en su pueblo querido.

Por suerte para Amber las horas pasaron rápidamente y apenas eran un cuarto para
las once cuando su familia llego al hospital. Tras saludarse con abrazos calidos y
hablar con su familia respecto a Peter y su accidente vehicular, informó lo que el
médico le dijo, Peter pese a su estado herido estaba bien, algo desnutridos y
golpeado pero sin hemorragia interna, o golpes severos en la cabeza o mordidas de
animales más que algunas arañas no venenosas. Cosa que acreditaba a la idea que
dio Peter sobre donde estuvo todos estos días. Pennywise ha creado sin saberlo una
fingida y elaborada historia.

Los médicos dejaron que Vanessa se quedaba con Peter en la habitación mientras
Lucas informaba al resto de la familia que Peter estaba vivo y todo gracias a Amber
quien también estaba bien. Sana y fuerte.

También se encargó de arreglar los trámites en el hospital para dejarle en la mejor


habitación que tuvieran.

—Dios mi niña, ¿Y ese ojo morado y labio partido? —Pregunto Lucas al verla bien, y
notar los diferentes golpes que tenia en su cuerpo y rostro.

—Me golpeé al caer por el barranco, ya no duelen mucho —Explico mirando su ojo
morado contra el vidrio de la ventana de la sala de espera donde se encontraban.
Miro a las calles que se inundaban de agua que se iban por las alcantarillas. Algunas
hojas iban navegando en el agua como pequeños barcos de papel. —De hecho me
quedo marcado el cinturón de seguridad y ese si duele. Casi no me podía mover.

—¿Y como saliste del vehículo entonces?

—Me sacaron, iba con... con Penn.

—¿Y Penn es? —Pregunto con interés en el hombre cuyo nombre era bastante
peculiar.

—¿Te acuerdas que yo decía que tenia un único amigo en Derry cuando era niña?
—Pregunto volteando y caminadora al sofá para recostarse y tomar una revista para
no aburrirse todo este rato que le hicieran exámenes a Peter y que la tía Vannesa
estuviera hablando con los doctores.

—Si, decías que había un payaso que te cuidaba y que salía debajo de tu
cama.—Comento con una ligera risa al recordar las historias que contaba la pequeña
Amber sobre los juegos que tenia con su amigo el payaso danzante.

—Bueno, este es real, Penn. Y de tantos volantes que puse en el pueblo, él vio uno y
me llamo, tenía una teoría por un lugar del bosque donde la tierra cede y es peligrosa
para los que no son expertos en el área —Mintió mientras creaba una imagen de Penn
que no lo hiciera ser un fantasma de su historia y realidad —Íbamos los dos hablando
y en una curva, una pista la estaban arreglando por lo que los del otro lado debían
estar atentos y esperar —Explico señalando y explicando con mímica la curva del
camino —La mujer no se fijo y era inevitable hacer algo, Penn nos desvió al río ya que
de lo contrario aun estarían buscando los trozos de nosotros —Explico con una mueca
hasta finalizar la historia.

—¿Y él esta bien? —Pregunto Lucas.

—Intacto, es muy suertudo. —Comento pensando en sus palabras. En verdad aquella


criatura era bastante favorable en su suerte.

Amber tomo una revista para empezar a distraer su mente un poco, la tía Vannesa
aún no salía con las nuevas noticias y Peter seguía durmiendo y con suero vía
intravenosa.

Pasada media hora estaba bostezando a cada instante y su ropa seguía húmeda, por
lo que Lucas la mando al hotel a descansar al verla empapada y agotada. Y como no,
había encontrado ella sola a Peter. Algo que policías no pudieron hacer en días.

Era la estrella de la familia.

—No, no estoy tan cansada. —Se excusó con otro bostezo.

—Amber, estas quedándote dormida y te vas a enfermar por estar con la ropa
húmeda. Tienes que descansar hija.

—Pero...

—Ya tuviste un accidente y no descansaste para seguir buscando a Peter —Hablo


caminado con ella al elevador para llegar al piso principal para que pidiera un taxi.
—Descansa, no se va a ir de aquí.

—Bien, pero me informan cualquier cosa —Pidió para estar al tanto. No tenía idea de
cuando Pennywise la mataría o haría flotar o hundir, quería distraer su mente del
futuro propio para estar pendiente de su familia.
Capítulo 12

Dulce & travesura

Amber tomo un taxi, que sus padres pagaron, al hotel para irse cómoda y
rápidamente a la calidez del hotel. El viaje fue relativamente rápido ya que Derry no
era grande, pero se sentía eterno el transcurso. No sabia que le esperaba. No sabía si
iba a vivir hasta mañana.

Pennywise le había dicho que alguien iba a morir esta noche y ella se intercambio por
su primo que él mismo dijo "No le queda mucho tiempo"

Al llegar a la entrada del hotel, bajo del taxi y entro caminando por el loby
lentamente, sabia que su apariencia no era la mejor.

Evito la fiesta que se tenía ya que no tenía disfraz ni ánimos, la fiesta que se
encontraba en el apogeo era tentadora pero la rechazo.

Subió a su piso con el ascensor mientras agradecía ir sola mientras disfrutaba de la


tediosa canción que era bastante relajante para menudo día que tuvo.
Cuando la puerta se abrio por completo, camino hacia su habitación mientras notaba
que no había alma despierta por el pasillo, incluso una luz dio un tintineo. Como si
anunciará algo malo.

Abrió la puerta con la llave y la cerró de inmediato. Ni siquiera prendió la luz, solo
procedió a quitarse el atuendo empapado para dirigirse directamente al baño,
encendio el agua hirviendo y suspiró pesadamente cuando entro, permitiendo que el
agua corriera su cuerpo y aliviará el frío que sentía.

Puso el tapón y se acomodo para que en vez de una ducha rápida tuviera un baño de
tina relajante que tanto necesitaba. Cerro los ojos y disfruto del agua caliente que la
envolvía.

Después de tomar unos minutos de más para disfrutar del agua caliente, salió de la
tina, se secó el pelo y se envolvió con la toalla antes de volver a la habitación que
dejó con la luz apagada y con la ropa en el suelo. Emitió un grito ahogado cuando vio
que Pennywise estaba allí esperándola en su forma humana y desnudo, la sabana
cubría lo justo y necesario mientras estaba acostado con un brazo tras su cabeza.
Tendido sobre la cama, con una sonrisa astuta en su rostro al verla salir del cuerpo de
baño. Su mano libre tenía los dedos cubiertos de sangre que él disfrutaba de ver.

—¿En serio? —Pregunto al verle de ese modo.

Él se rió entre dientes oscuramente, en absoluto siendo sutil sobre la forma en que
sus ojos recorrían arriba y abajo de su cuerpo, cubierta solo por la toalla blanca, su
cabello mojado cayendo sobre los hombros de una manera descuidada y sexy.

Ella no se percató de lo rápido que fue cuando la lengua de él se lanzó para lamer sus
labios antes de morder su labio inferior. Ella se separo al verle sonriendo con los
labios cubiertos de sangre, se dio la vuelta para buscar en su bolso el pijama. Su piel
se erizó cuando de repente sintio un aliento frío en la parte posterior del cuello.

Momentos después, las manos de él se movían alrededor de su cintura,


tirando de ella hacia atras para que su espalda estuviera contra el torso firme y
trabajado de Penn.
—¿Qué quieres, Penn?
Un leve estruendo escapó de su garganta, similar a una mezcla entre un gruñido y un
ronroneo mientras la empujaba más hacia él.
Finalmente, se dio la vuelta, encontrando sus intensos ojos claros.
—Yo ... yo quiero esto —Afirmó Pennywise sintiendo el conflictivo que estaba creando.
Básicamente ella había cambiado su libertad por la vida de Peter; una elección que
haría una y otra vez si lo necesitara. Ahora ella básicamente era de su propiedad. Por
mucho que ese pensamiento le indignara.
Su corazón latía rápidamente contra su pecho. No tenía idea de lo que le deparaba su
futuro ahora que Pennywise estaba básicamente a cargo de su vida.
Luego se inclinó hacia adelante, presionando sus labios regordetes contra la oreja de
ella mientras susurraba.
—Vamos, pequeña humano —Instó antes de dejar su boca sobre la de ella,
moviéndose en perfecto ritmo mientras la acercaba más a él, su frío pecho presionaba
contra ella.
Las manos delicadas y femeninas se abrieron paso hasta a las sedosas hebras
mientras la lengua de él se movió explorando de su boca.
No podía evitar bajar sus ojos hacia su ingle, donde su longitud prominente, además
de ser bastante grande, era sorprendentemente normal. Eso definitivamente no fue lo
que se restrego contra ella fuera del hospital.
Comenzó a reírse sombríamente, y fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba
leyendo sus pensamientos, o lo que sea hacia para poder sentir lo que estaba en su
mente.
—¿Esperabas algo diferente? —Se burló, con sus labios curvados sutilmente en el
extremo de una manera tentadora.
—Honestamente ... sí. Quiero decir, después de hoy en el hospital ... no estaba
segura de que tienes por anatomía.
Él tarareó en comprensión y sonrió con confianza.
—¿Prefieres la otra forma? —Pregunto y ella negó de inmediato. —Bien, ahora déjame
verte —Le pidió amablemente, y pasando el dedo por el borde de la toalla blanca, que
de alguna manera todavía estaba envuelto alrededor de ella. —Muéstrame —Exigió.
Él no se habia tomado la molestia de arrancar la toalla. Amber trato de comprender
por qué estaba siendo tan considerado. Ella permitió que la toalla cayera al suelo,
exponiéndose al aire frío del dormitorio.
Los ojos de él parpadeaban alrededor de cada parte del cuerpo de ella, de arriba a
abajo. Su sonrisa se ensanchó y su lengua lamió sus labios, una mirada de puro
deseo se hizo presente en su mirada
En lugar de cubrirse aterrada como cuando era una niña pequeña, o estar nerviosa
como cuando era más joven. Se quedo desnuda sin problemas mientras él la miraba.
Estaba agotada, sabia que iba a ocurrir, ¿Para que luchar? ¿Para que hacer dramas?
Esperó pacientemente mientras él terminaba de mirarla antes de tocar los
hematomas que tenia.
Penn revivió la sensación de verla desnuda por primera vez y verla toda golpeada y
abusada, con miedo y no a él. Trazo un hematoma que le quedo morado en una
costilla hasta que ella exclamo al sentir el roce de sus dedos contra su piel herida.
Él se separo y respiró forzadamente antes de agarrar bruscamente de su muñeca,
tirando hacia él hasta que estuvo al ras contra su torso. Sin darte la oportunidad de
procesar que acababa de ocurrir, él la levantó y la dejo sobre su hombro antes de
caminar hacia la cama y de repente lanzarla sobre ella.

—Pude haber caminado —Se quejo quitando un mechón de su cabello de


su rostro, un poco molesta por la aspereza inesperada.
Él la miró fijamente, su forma alta se cernía sobre ella mientras debatia qué era lo
que quería probar primero.
No pasó mucho tiempo antes de que él decidiera. Se arrastró sobre ella antes de
inclinarse hacia abajo para besarla bruscamente y descuidadamente. Mas que un
beso, estampó sus labios de golpe. Luego rompió el beso para deslizar sus labios por
la mandíbula antes de pasar una gruesa raya sobre la garganta expuesta, algo que le
gustaba hacer a menudo. Como si eso fuera una señal de que ella le pertenecía.
Continuó lamiendo y chupando la piel allí.
—No me muerdas.
Mirándola, arqueó la ceja y permitió que sus colmillos bajaran de sus encías, trazando
los bordes afilados de ellos sobre la sensible piel provocativamente en respuesta a la
demanda.
No lo iba a hacer, pero le gustaba molestarla.
—Lo digo en serio, Penn.
—Pareces olvidar —Murmuró a través de sus dientes y disfrutando ser dominante
—Me perteneces. Haré contigo lo que me plazca. —Bajo su boca contra un pecho,
pinchó con sus colmillos hasta que la sangre emergió en múltiples cuentas pequeñas
de cada colmillo que se insertaron en su piel.
Ella no pudo contener el gemido de dolor ante la sensación mientras su lengua se
arrastraba sobre la herida, lamiendo el líquido carmesí, causando que cerrara los ojos
y emitiera un zumbido satisfecho. Parecía tener una forma de convertir el dolor en
placer, por mucho que le irritara.
Sus colmillos retrocedieron a sus encías mientras continuaba lamiéndo la herida. Una
de sus manos llego al otro pecho que no recibía atención, rápidamente lo apreto
experimentalmente. Hizo eso varias veces.
—Beep Beep —Rio al hacerlo nuevamente. Era como una bocina.
Al notar el pezón endurecido, lo apretó y rodo entre su pulgar e índice. Un gruñido
bajo se le escapó a ella por la sensación a la que él respondió con un ronroneo
ansioso.
Luego se levantó para mirar a los ojos de ella con su sonrisa característica de él,
mientras dejaba de moverse.
De repente, se enfoco en el área más sensible del cuerpo femenino.
Amber echo la cabeza hacia atrás en la almohada, un gemido desvergonzado escapó
de su garganta cuando la sensación de la lengua áspera y hábil trabajando duro
contra ella se hizo presente.
—O-oh dios...
Él tarareó alegremente su respuesta.
—No creo ser un Dios, pero me gusta que me llames así —Menciono entre risas por el
jadeó de ella.
Dejo sus manos sobre los pechos una vez más para amasarlos bruscamente hasta
que se separo.
Él se acostó en la cama y giro a Amber para poder estar cómodo mientras seguía en
lo suyo, además así él podía sentir las caricias de ella.
Cuando su lengua pasó de vibrar contra su clítoris a penetrar con fuerza dentro de
ella, gimió fuertemente sin sentido, sintiendo el calor familiar acumulándose dentro
de ella.
Justo cuando se sentía en la gloria, Pennywise le quitó la lengua, mientras sonreía
perversamente.
—Es lo justo preciosa, si no me das no te doy —Hablo hasta sentir que las caricias
regresaban junto a una sensación húmeda que le gusto demasiado. Miro y se
deslumbró con su descubrimiento. De inmediato empujó uno de sus largos y
delgados dedos dentro de ella, entrando y saliendo con fuerza, provocando que ella
gimiera contra la parte sensible de su miembro.

Las acciones se volvieron un poco más tiernas, por lo que ella estaba
agradecida.

Después de permitirle ajustarse, agregó un segundo dedo, seguido brevemente de un


tercero mientras la estiraba para prepararse para su longitud, que estaba
prominentemente erecto en ese punto, filtrando líquido de la punta que rápidamente
desapareció por los labios y lengua de ella.

—Con esa boca besas a tu madre —Se burló cerrando los ojos por un momento.

Pasó el pulgar sobre el hinchado clítoris mientras continuaba empujando dentro y


fuera de ella quien se vengo un poquito al tararear su gemido sobre el y prestar
mucha más atención en el glande.

—F-joder! —Grito Penn intentando mover la cadera para llegar mas profundo pero
ella no se lo permitió.

—Con esta boquita te beso a ti... idiota —Respondió acariciando la zona excitada de
él.
—Por favor ... —Pidió para que repitiera lo mismo que había hecho anteriormente.

Aparentemente, le tomó demasiado tiempo responder a su pedido, lo que le hizo que


se desesperara y aumento su velocidad.

Sus fuertes gemidos resonaban por toda la habitación. A través de ojos medio
cerrados, él la giro para que quedarán cara a cara y los volteo para él quedar al
mando.

Bajo la vista hacia su entrepierna, para ver como presionaba su húmedo y resbaladizo
músculo contra la perla de ella, mientras el seguía moviendo los dedos.

—P-Penn...

Con unos pocos empujones, sus paredes internas se apretaron a su alrededor.

Apenas se podía percibir el sonido de su risa, claramente complacido consigo mismo


después de descubrir cuán fácilmente podía llevarla a ese estado donde su corazón se
aceleraba.

Casi demasiado pronto él retiró sus dedos y los levantó hacia su boca para lamer cada
dígito por separado, saboreando el dulce néctar.

Para cuando terminó de lamerse a sí mismo, estiro la mano para levantar su punta
hinchada hasta la entrada de ella quien cerro las piernas.

Él la miró fijamente y esperando.

—Si vamos a tener sexo ponte un condon.—Demandó.

—¿Que es eso? —Pregunto confundido y intentando separar las piernas de ella para
poder intimar de una vez. —Vamos, ya quiero estar dentro tuyo.—Exclamo urgido.

—No hasta que tengas protección...Quien sabe que cosas tienes.

—Soy inmune a toda enfermedad humana, siquiera soy humano. —Hablo logrando
abrir las piernas de ella y restregar la punta contra los pliegues de ella quien si podía
resaltar ello de él, no era siquiera de este mundo. ¿Cuanta posibilidad había para que
algo malo pasara? —Nada malo va a pasar.

Sus ojos nunca dejaron los de ella mientras empujaba lentamente. Ella no estaba
exactamente segura de lo grande que era, pero fue suficiente para llenarla por
completo, y algo más. Más que el largo, que de por sí lo era, era el ancho que lo hacía
aún más grafiticante.

Cuando sus caderas estuvieron al ras contra ella, ella cerro sus piernas detrás de él
por un momento, manteniéndolo enfundado dentro de ella para saborear la sensación
de satisfacción.

Él tenía la boca abierta, el labio inferior temblando de una manera ridículamente


atractiva mientras su pecho subía y bajaba tímidamente con su respiración profunda,
como si estuviera tratando de evitar derramarse desde ese simple contacto.

Amber no pudo evitar cerrar los ojos y dejar que la cabeza se apoyará
contra la almohada mientras el de deslizaba centímetro a centímetro, y se presionaba
dentro de ella otra vez con un poco más de fuerza, ganándose un gemido de ambos.
Luego comenzó a acelerar, creando una fricción perfecta.

Sus dedos se clavaron con fuerza en las caderas de ella cuando comenzó a entrar
cada vez más rápido, sabiendo ella anhelaba sentir cada centímetro grueso de él.

Él la penetró una vez más, deslizándose dentro y fuera de ella con facilidad debido a
lo humeda que se había vuelto. Él estaba respirando pesadamente mientras
empujaba bruscamente dentro y fuera. Mientras él seguía en ello disfrutaba de se
sentir las uñas de ella dejando marcas sobre su espalda, mientras le besaba el cuello
o el mentón.

Ambos estaban abatidos en el placer, soltando gemidos hasta que él levantó


repentinamente la cabeza y abrir la boca ampliamente cuando filas de afilados
colmillos comenzaron a sobresalir de su boca. Eso la asustó al principio hasta que se
dio cuenta de que probablemente era una reacción involuntaria al placer que estaba
sintiendo, que probablemente era extraño para él.

Él se retiró por completo por un momento, la giró rápidamente, y la levantó de las


caderas para que quedara boca abajo en la cama con la mitad inferior levantada para
que él pudiera tomarla. Él empujó fuerte y rápido dentro de ella, ganando más gritos
de placer.

Como si no pudiera estar más excitado, unos gemidos se escaparon de él mientras


jadeaba pesadamente con cada embestida. Se inclinó hacia delante para que su
pecho quedara contra la espalda de ella mientras gruñía con excitación, y hacia vibrar
su pecho contra la espalda de ella.

Sus dedos comenzaron a deslizarse al cabello húmedo de ella, enviando un


hormigueo por todo su cuerpo antes de que él recogiera una sección en sus dedos y
apretara con fuerza, guiándola hacia arriba mientras se sentaba, todavía golpeando
sin piedad dentro de ella. El ángulo era extraño, pero pronto se olvidó cuando su
mano dejó él cabello de ella y bajo para ahuecar el mismo pecho al que había dejado
una marca, masajeándolo en un ritmo perfecto.

No pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que no estaba satisfecho con ese
ángulo, por lo que se retiró un poco antes de buscar otra posición. Nuevamente ella
quedo boca arriba mientras él se colocaba entre sus piernas.

Lentamente obligó a sus dientes afilados y dentados a volver a su boca antes de


inclinarse para presionar sus labios contra los de ella mientras sus movimientos
comenzaban a descuidarse y descoordinarse, indicando que estaba empezando a
alcanzar su máximo placer.

Oleada tras oleada de placer.

El apretar de sus paredes interiores junto hizo que él cayera sobre el borde, mientras
su pene iba derramando su semilla lechosa en intensos chorros una y otra vez
mientras se vaciaba dentro de ella, hasta que cayó junto a ella, su cuerpo temblando
con las réplicas.

Después de esperar unos momentos, ella paso las yemas de los dedos por su pecho,
que subía y bajaba rápidamente por la forma en que intentaba recuperar el aliento.
Tenía los ojos cerrados, pero se podía escuchar un ronroneo bajo, ya que parecía
disfrutar del tacto.

Sonriendo ante el sonido, levantó la mano para cepillarle el cabello que le había caído
en la cara, que estaba húmedo por el sudor. Antes de que pudiera detenerse, estaba
presionando sus labios en su pómulo antes de deslizarse hacia abajo para acariciar su
nariz con su cuello, inhalando su aroma, que era dulce como caramelo y masculino a
la vez.

Dejo la mano sobre su pecho, a lo que él rápidamente agarró su muñeca con dureza,
dejándola en estado de shock. Tenía los ojos abiertos de par en par y de color
amarillo con el borde rojo, la miraba con intensidad antes de soltar su muñeca para
entrelazar sus dedos mientras se inclinaba más cerca de ella, apoyándose sobre su
codo para que quedara sobre ella.
Después de tomarse un momento para inspeccionar su rostro, presionó sus labios
suaves para besarle de una manera que no había hecho antes. Sus besos anteriores
se habían llenado de deseo, lujuria y una necesidad carnal. Este era muy diferente, y
no característico de él.

Demasiado pronto, él rompió el beso y se deslizó fuera de ella, poniéndose de pie


algo aturdido en el proceso como si el acto que ambos acababan de cometer fuera
demasiado para su forma actual.

—Penn ... ¿A dónde vas? —Pregunto al verle de pie y desnudo caminando a la


oscuridad. —Um ... quiero decir... ¿Eso es todo lo que querías?

Se tomó un momento para pensarlo. Finalmente rompió el silencio tenso con un


ensordecedor.

—No.

Antes de que pudiera responder, se giró y comenzó a caminar hacia la oscuridad, que
parecía ser su salida de escape.

—Entonces...

—Yo ya me voy.

—¿Q-qué? —Pregunto perpleja y un tanto indignada. —Me acechas durante días, y


ahora que has conseguido lo que querías, ¿Te vas simplemente?

Se giró para sonreírle en la oscuridad, sus ojos amarillos brillando intensamente.

—Oh, estamos lejos de haber terminado. Duerme bien.

Y con eso, se esfumó rápidamente, dejándola enfrentar lo que acababa de ocurrir,


sola y desnuda en la oscuridad.
Capítulo 13

Visitas

Perpleja con lo ocurrido minutos atrás y cansada, no podía conciliar el sueño aún.
Daba vueltas en la cama, sintiéndose un poco vacía después de que él la dejara allí
sola. Realmente no debería haber esperado mucho del encuentro. Él era, después de
todo, una criatura egoísta. Solo toma y bota como siempre.
¿Por que carajos quiso sexo? El no era una criatura que intimara en realidad, si quiera
tenía un género propio y definido.
Ella estaba en un lugar vulnerable después de permitirle lo que quisiera experimentar
con ella.
Se sentía usada como años atrás. Solo la usan y apenas terminan se marchan como
si nada. Si quiera dijo algo hasta que ella hablo.
Eventualmente, pudo caer en un sueño inquieto que le permitió descansar. Tomo la
sabana mientras se cubría, ni importancia le dio al hecho de estar desnuda y con unos
ligeros puntos rojos sobre su seno derecho. La marca de que él estuvo con ella.
Sentía la cama inmensa y fría hasta que se acurrucó con la almohada y se durmio al
fin.
A la mañana siguiente despertó por las llamadas y mensajes de su teléfono. Estiro el
brazo para encontrar a su celular con un montón de notificaciones y marcando las
12:14 horas.
Se sorprendió de la hora. ¿Por cuanto durmió?
Se levanto rápidamente para tomar una ducha rápida para quitarse los rastros de
horas atrás, se percató que su menstruación bajo manchando con una linea sus
piernas.
Genial, lo que faltaba.
Se vistio rápidamente para dirigirse a la farmacia de la ciudad por toallas femeninas.
Al menos era una manera de dejar de pensar en lo que pudo haber sido el mayor
error de su vida la noche anterior.
Afortunadamente, la farmacia estaba cerca. Aprovecho de comprar toallas sanitarias,
pastillas para el dolor menstrual, una crema para el dolor muscular y recargar su
teléfono. La mujer que le atendía era una con el nombre de Gretta y con una actitud
odiosa.
Realmente no tenia tiempo para decirle unas cuantas verdades por atenderla tan mal.
En la noche anterior ni en su intento de establecer una charla con un Pennywise
ebrio, se estreso.
Genial, ya volvía a pensar en el. Apenas eran pasado medio día y ya su día era malo.
—Gracias —Hablo cínicamente al tomar su tarjeta de crédito de los dedos regordetes
de la mujer que miraba la tarjeta de crédito.
Gretta, al igual que cuando era una niña, tenía el chisme en la punta de la lengua.
Ver la apariencia de Amber quien no tenía ni rastro de maquillaje y el hematomas del
ojo y el labio partido la hacia incluso lucir imponente la dejo aturdida. ¿Quien era esta
mujer?

—Un gusto, regresa cuando gustes. —Respondió de igual modo.

Sonrió falsamente para irse a un restaurante a comer con sus padres que estaban
agotados tras pasar todo la noche con Peter. Ahora mismo le estaban haciendo
exámenes y radiografías por lo que el horario de visita fue acortado.

En todo el día no tuvo ni un rastro de Pennywise y eso la inquieto y mucho.

En las noticias relataban de la muerte de un joven en una fiesta que ocurrió en


Halloween. Mas que ello no.

Los perdedores se habían reunido para hablar de la manera de eliminar a Pennywise


de una vez por todas. Lo extraño era que no le podían encontrar. Pennywise se
ocultaba a plena vista, era una sombra que se ocultaba tras ellos para asustarlos y
hacerles daño.

—¿Y como se supone que se puede acabar con Pennywise? —Pregunto Denbrough a
Mike, quien paso años investigando.
—¿Usamos una ouija con una tortuga para invocar a algo que le destruya? —Pregunto
Richie un tanto exasperado.

—No Richie, pero admito que estuvo buena —Respondió Mike sacando de su chaqueta
una agenda ya vieja donde tenía escrito lo que debían hacer.

Era una recopilación de veintisiete años con respecto a Pennywise.

—Hay que hacerlo lo más pronto posible para regresar a nuestra rutina —Hablo Eddie
tras mirar su teléfono con llamadas perdidas de su esposa.

El resto asintió estando de acuerdo. Debían hacer esto lo mas temprano posible.
Todos tenían una vida fuera de este pueblo y debían retomarla.

—Yo digo que hablemos con Columbus —Propuso Richie quien recibió miradas por el
sobrenombre de ella. —Su apodo es por la universidad.

Eddie y Ben asintieron mientras Beverly pensaba en ello. Aquella mujer era un
misterio, pues vio al payaso, fue atacada pero en ningún momento pidió ayuda pese a
que era muy hábil en fuerza de defensa personal. Pero algo no encajaba.

—Amber, hace días que no hablamos con ella. —Comento Denbrough moviendo su
mano nerviosamente. No había podido dormir bien tras recordar al joven muerto en
la fiesta. Cada pestañeo traía el recuerdo de la muerte.

—¿Podemos ir a su habitación? —Propuso Eddie con una mueca. No era algo


complicado, con tal que no fuera Beverly por lo del accidente y por que ha intentado
ir tras ella para ser su amiga y obtener información.

—¿Y que? Decirle que creemos encontrar la forma de matar al payaso que aterrizó
nuestra infancia.—Comento Mike mirando al resto inseguro de sus amigos con
semblante serio. —No creo que debamos involucrarla. Esto lo iniciamos nosotros y lo
acabamos nosotros. No fuimos a los únicos que atormento ese monstruo —De claro
mirando un vaso con alcohol en la mesa y rechazando a la tentación de olvidar a ese
monstruo por un momento.

El resto asintió a ello, quizás Mike tenía razón. Amber Nielsen era un misterio en este
lugar, tenía secretos que ocultar y que dejo atrás desde el momento que se marcho
de este pueblo. Si descubrian que era originalmente una Doppler, mucho dolor y
miedo saldría a la intemperie.

Pennywise había cuidado de la niña sintiendo una inmensa curiosidad y apareció a tal
indefensa criatura que tenia miedo de humanos que de él. Ahora esa curiosidad salió
a flote al verla cambiada, seguía siendo bien en el interior la niña curiosa de grandes
ojos claros que se acurrucaba junto a él mientras leían juntos o simplemente se
sentía segura con él, sin miedo y preocupación.

Claro que ahora, veintisiete años después, propone un trato sobre matar a alguien
esa noche de Halloween. Luego ella se intercambia por Peter para que no muera. Los
deja ir a ambos. Rato después ya lúcido le besa bajo la lluvia. Horas después él
aparece en su habitación de hotel desnudo y recrean la mitad del kamasutra. Tras ello
se marcha y después nada. Absolutamente nada.

Dicen que las mujeres son complicadas, pues Pennywise lo es más.

Tras dos días, donde sinceramente pensó en huir tan rápido como pudiera de aquel
pueblo pero sabía que si lo hacía mientras Peter estuviera en el hospital algo malo
pasaría. Aún quedaban dos días, después de ello se regresaría a su hogar para seguir
con los planes que ya tenía previstos.

En la mañana y tras levantarse tarde tras poder dormir tranquilamente sin sentir que
nada malo ocurría en su vida, a excepción de su útero autoapuñalado que le daba el
dolor cada mes y los pechos ardientes y sensibles.

Tras su rutina de asearse y vestirse con unos jeens azul oscuro y una chaleco de lana
celeste con blanco fue por algo rápido de comer y comprar algo para Peter quien
debía ya estar asqueado de la comida del hospital.

¿Aquí venden tacos? Se pregunto al quedar en el centro de Derry.

Iba caminadora por las calles hasta que el aroma de la carne de un restaurante la
tentó y entro.

Sin embargo, todo se detuvo abruptamente cuando una cara familiar llamó su
atención en el rincón del restaurante. Efectivamente, para su gran consternación,
sentado en una mesa estaba su ex esposo, que se destacó entre los ciudadanos
modestamente vestidos de Derry.

Quien mas luce un buzo azul con rojo y sus lentes de sol colgados de su camiseta.

Camino hacia la mesa, tratando de mantener su expresión facial lo más neutral


posible.

—¿Ryan? —Pregunto mientras se acercaba a la mesa.

Él sonrió torpemente hacia ella, levantando su mano para hacer una pequeña ola.

—Oye, Amber.

—¿Cómo ... qué estás haciendo aquí?

—Wow —Respiró, haciendo caso omiso de la pregunta, mirándola de arriba abajo.


—¿Que te paso? Bueno pese a todo te ves increíble...

—Accidente vehícular, cai como tres o cuatro metros hasta adentrarme en el río.
—Explico brevemente para no dar pie a la conversación.

—Oh, ¿Estas bien?

—Si, si, no fue nada importante, Penn me rescató —Noto que al nombrar a otro
hombre la expresión facial de él cambio drásticamente. El nombre de Penn le hizo
recordar la llamada donde ella al parecer no le escucho, pero si gemia y alababa las
manos del hombre llamado Penn. —¿Que haces en Derry?

—Realmente necesitaba verte.

—¿Por qué? —Preguntó sin rodeos, sin molestarse en las bromas. —¿Qué era tan
importante que tenía que viajar por el país.

—Ya que no respondiste a mis llamadas ni a mis mensajes de texto ... vine aquí.

—Ya no estamos casados. Pensé que eso estaba claro. —Hablo firmemente. Tenía que
recalcar ello —No te debo ningún tipo de explicación de por qué me fui, y realmente
no dejamos las cosas en los mejores términos, entonces ¿Qué te hace pensar que de
todos modos querría hablar contigo?

—Lo sé, lo sé —Murmuró, mirándo con ojos suplicantes. —Realmente necesitaba


hablar contigo. Es importante.

Ella se burlo de su intento de razonar, irritandolo aún más.

—¿Así que elegiste buscarme en Derry para tener esta charla?


—Está bien, sí, lo entiendo, simplemente ... no podía esperar para verte. —Luchó
contra el impulso de poner los ojos en blanco, manteniendo la mirada lo más fría
posible, lo que no pareció afectarlo tanto como tenía la esperanza. —¿Podemos
vernos más tarde? Hay un bar cerca. Por favor —Insistió.

Suspirando suavemente, asintió con la cabeza de acuerdo, a lo que sonrió


en respuesta.

—Gracias. Lo digo en serio, sé cuán incómoda es esta situación, pero realmente es


tan bueno verte. —Hablo con una sonrisa reluciente y realmente feliz de verla.

—Después de esto no me buscas más. —Corto las ilusiones de él rápidamente. No


quería que se imaginara una vida juntos nuevamente. —Ni me llamas ni aunque te
secuestren y sea tu única llamada.

—Bien, bien. Encuéntrame en el bar de dos cuadras más alrededor de las seis.

—Sí, está bien... Hasta entonces.

(...)

—Oye, Pet —Sonrió al darle un abrazo tierno, considerando que todavía estaba
maltratado.

El miró la bolsa en la mano de su prima curioso.

—¿Que es eso?

Colocando la bolsa sobre la mesa, respondio vertiginosamente.

—Es comida, arroz por escalopa de pollo, vegetales verdes y limonada con menta.

El jadeó juguetonamente para transmitir su emoción.

—Quería traer tacos pero no encontré un lugar bueno.

—Eres la mejor —Alabó mientras abría la bolsa e inhaló profundamente para disfrutar
del aroma. —Dios mío, huele increíble, muchas gracias.
Ella se sentó al lado de su cama y vio como empezó a disfrutar de la comida.

—Entonces, ¿Como te sientes? —Pregunto mientras veía la habitación del hospital que
tenia numerosos objetos médicos que ni nombre y función sabia.

—El doctor dijo que mi pierna estaba con una fisura y comenzó a sanar así
que... bien, claro que estoy medicado. Mi conmoción cerebral es mínima y me estoy
recuperando de desnutrición y otras cosas.

—Eso es maravilloso —Comentó, tratando de forzar una sonrisa mientras la culpa la


inundaba —Estoy muy contenta de que estés bien.

—En su mayor parte ...—Se interrumpió mientras tomaba un gran bocado de sopa.

—¿Qué quieres decir?

El saboreo el sabor de la comida antes de contestar.

—He tenido pesadillas. No he podido dormir mucho sumado a que la enfermera se


mete a la habitación a verme cada dos horas.

—Um ... ¿Qué tipo de pesadillas?

—Un payaso espeluznante me está torturando en la oscuridad... no como SAW... pero


me hace daño.

—¿Un payaso espeluznante? — Respondio, mientras su cuerpo se pone tenso.

—Sí, él es realmente alto y de penetrantes ojos amarillos... En mis sueños, él me


sigue lastimando; torturándome hasta el borde de la locura, y me temo que cuando
haya terminado, me va a comer —El se rió al comentar su sueño tan particular —Es
ridículo, mis pesadillas son normalmente sobre reprobar la carrera o con serpientes.
No payasos... no sé de dónde vino eso, pero no puedo dejar de soñar con eso.

—Pet —Hablo acariciando el cabelludo de él con ternura.

—Sé lo absurdo que suena, pero cuando está sucediendo, estoy tan aterrado que es
muy difícil distinguir mi pesadilla de la realidad. —Hablo en voz baja mientras miraba
sus manos hasta suspirar.
—Lo siento mucho.

—No es tu culpa. Gracias a ti estoy bien hermana mayor.

—No me llamas así desde hace tanto.—Sonrió al verle.

—Pero lo eres, aunque suena muy formal, —Asintió con una risa y retomando la
iniciativa de comer mientras Amber lo miraba con sentimientos encontrados.

Sabia que Pennywise no pudo deshacer el daño por completo. Siempre tendría
cicatrices psicológicas, incluso si no se daba cuenta.

—¿Le has contado a alguien más sobre estos sueños? —Pregunto curiosa y
posiblemente evitando que alguien saliera lastimado por aquella respuesta.

—Además de los doctores, no.

—Okey.

—Llegan a creer que uno de los imbéciles que trata de imitar lo de YouTube, ya sabes
"payaso asesino" —Hablo haciendo las muletillas con sus dedos y rodar los ojos
—Intento asustarme y caí... que por miedo no me ayudo... pero es solo teoría.
—Hablo con una mueca hasta seguir disfrutando de la comida.

—Llega a tener mucho sentido,—Hablo con una gran aceptación a esa teoría. Tenía
bastante sentido, esa ola de payasos asesinos de Internet ya estaban dejando serios
problemas más que un susto y un mal rato. —Bueno, a uno de esos payasos los
mexicanos lo mataron al usarlo de piñata y en Chile atropellaron a uno... así que dos
payasos menos en el mundo —Comento notando la risa en su querido primo quien
asintió a tal dato.

—Eso les pasa por idiota.

—Así es, ¿Quieres un postre para más rato? —Pregunto para finalizar el dato del
payaso.

Peter asintió feliz con ello. Algo dulce no hacia mal. Mas aun para menuda tarde
noche que tendría.

Cuando llego a la habitación del hotel, sabiendo que esta noche iba a ser estresante.
Realmente no pretendía arreglarse para usar la clásica "ve lo que se perdió". No, no
le interesaba presumir a su ex que desde que terminaron le ha ido bien. Sigue en el
mismo empleo en el área infantil de la clínica, sigue entrenando, sigue con amigos y
una reputación. ¿Para que ser infantil?

Ryan era el pasado.

No estaba ansioso por tener que reiterar a Ryan una vez más que todo había
terminado entre ambos. La idea de que él estuviera aquí mientras todo estaba
sucediendo solo le estaba causando más estrés, y desesperadamente necesitabas
alguna forma de liberación.

Estaba a punto de mandar todo a la mierda y darse cuenta de que Pennywise no la ha


buscado. Y Peter ahora estaba acompañado y con las visitas constantes de las
enfermeras que hasta ligan con él.

Es el momento perfecto para huir.

No Ryan.
No Pennywise.
No peligros ni momentos incómodos.

Claro, nunca nada es tan sencillo, de lo contrario al abrir la puerta de la habitación la


luz no estaría prendida. Sabiendo que ella la apagó antes de salir y había pedido
estrictamente prohibido el que ingresaran a la habitación para cambiar sabanas o
toallas. Ella prefería ir por ello con tal de que ningún chismoso viera sus cosas.

Su corazón se detuvo y vio a Pennywise sentado tranquilamente en medio de la


cama, claramente esperando a que llegara.

—Hola, amor —Saludó con una amplia sonrisa, mostrando sus dientes puntiagudos.

—Hola y adiós Pennywise, voy tarde —Comentó con cansancio al quitarse la chaleca,
y dirigiéndose al baño. Él se levanto de la cama y agarró la muñeca derecha con
dureza, girándola para forzar el pecho de ella contra el suyo, —Penn, lo digo en serio.
Detente.

—Ahora, ahora —Arrulló mientras colocaba un dedo sobre los labios para callarla.
—¿Alguien ha tenido un mal día?

—No tienes idea —Murmuró, tratando de alejarse de él una vez más.

Él sumergió su cabeza en la curva del cuello, inhalando profundamente antes de


retroceder lo suficiente como para darle a una mejilla una lamida de gatito. De
repente, su postura se puso rígida y se enderezó, lanzándo una mirada crítica.

¿Podía ser más bipolar?

—¿Hay algo que quieras decirme? —Pregunto enfurecido de repente, causando un


escalofrío que recorrió la espina dorsal de la castaña clara.

—No —Respondio demasiado rápido. No era una mentira, pero no quería hablar al
respecto.

Él dejo su largo dedo índice debajo de la barbilla de ella, levantando su rostro para
encontrarse con su fría y calculada mirada.

—No me mientas —Exigió.

Ella le miro con irritación, encontrando su enojada mirada con la suya.

—Oh, ¿Entonces ahora te importa?

El emitió un gruñido bajo desde lo más profundo de su pecho ante su audacia. Era
fácil olvidar que él podía matarla con un movimiento de muñeca.

—Por cierto gracias por la noche pasada, idiota.

—No pareces satisfecha —Comentó con franqueza al verla de ese modo. —Tenía la
impresión de que la noche anterior fue placentera para los dos. Para mi lo fue.

Ella hizo una mueca, alejándose de él, tratando de escapar. Él le permitió escapar de
su alcance, pero no fue demasiado lejos antes de darse la vuelta para verle.

—¿No te gusto? —Pregunto mirandola fijamente hasta percatarse del problema.


—Ohhh yo se, yo se —Hablo entre risas al verla y señalarla al saber cual era el
problema. —¿Querías más? ¿Es eso? Vamos dime. Anda, dilo. —Instó con una risa al
ver las mejillas de ellas sonrojadas como si fuesen fresas dulces —No te mordere si lo
dices.

—Me molestaste por días hasta lograr meterte en mi y luego sin que siquiera se te
baje la ereccion por completo te escapas —Acuso extrañada de ese comportamiento
tan extraño que tuvo. ¿Molestia por ser rechazada? Eso era complicado de explicarse
hasta para ella misma. —Luego no das señalen de vida y temo a que me mates desde
que me cambie por la vida de Peter. ¡Me estrese! Temo por mi vida porque hice un
trato con la muerte, quien me hace confiar en él y luego se esfuma como un patán de
primera.

—No te estreses más melocoton, lo que paso estuvo mal, —Declaró al verla
claramente molesta por su actuar la noche pasada. Esa noche no debió haber
sucedido, se desvió de su acción y deber. Cayó en su máxima tentación y sabía bien a
dónde conduciría...

Amber lo miró y alzó las cejas y lo miró atentamente.

Él pese a su intimidan te forma y altura, sentía que se quemaba tanto como si


estuviese tan cerca del mismo sol, o como si cayera a un abismo interminable.

—Yo... Yo no debi caer en tentaciones humanas.—Hablo hasta decaer la voz


constantemente. Él bajo la mirada un poco al sentirse débil. Nunca había caído en una
tentación humana, mucho menos estando con ella y no enterrar sus dientes en la piel
de ella para devorarla, —Mucho menos contigo... Fue curiosidad que debí reprimir y
nunca dejar actuar —Hablo con la voz oscura y sin su voz habitual de burlas y
misterio.
Capítulo 14

Dos idiotas en su vida

Él lo pensó un momento. ¿Remordimiento? Él no se retractaba de lo que hicieron, fue


fabuloso. La adrenalina se sentía fabulosa en esa clase de acción. El sentir el cuerpo
de ella congeniar con el de él fue gratificante. Además la sensación del fuego en su
vientre bajo y la liberación fue sensacional. Incluso mejor que un gran banquete.

Alzo la vista para ver que ella esperaba una respuesta.

—¡Si! —Mintió descaradamente, aun peor que cuando prometió devolver el barco de
papel al pequeño Georgie. Esta vez mintió para si mismo, para salvarse de la condena
personal.

Sentir algo que no fuese odio y hambre por un humano, por favor. Se reiría por horas
al pensar ello. Pero llegó recordaban el como paso cuidando y siendo un gran apoyo
para aquella niña. Muchas veces mientras dormía tras divertirse peinando su cabello o
que estuviera atenta al cuento de hadas, tuvo ocasiones para tomarla y devorarla.
Nadie le iba a extrañar, solo debía clavar sus dientes pero no lo hizo.

Llegaba a quedarse al lado de su cama mirando la habitación y mirando a la niña


dormir tranquilamente al saber que nada malo le iba a pasar esa noche.

Tuvo la oportunidad innumerables veces y nunca la uso.

Sentía que no podía hacerlo. Que no podía lastimarle, razón por la que empezó a
ausentarse noches hasta que la vio aterrada y dolida y se lamento por no estar esa
noche para evitarle el dolor.

—Te vi de niña y abusada y ahora, ahora estas grande y... y sangre gotea de ti.
—Hablo señalado la entrepierna de ella mientras respiraba erráticamente para dejar
esos pensamientos. Solo debia matarla y así nada cambiaría, todo tenía que seguir
con su curso.

Pero es muy fácil pensarlo o hablarlo, pero en el momento de ponerlo en marcha todo
cambia. No iba a poder hacerlo. No con intención.

—¿Te rompi? ¿Estas rota de ahí abajo por mi culpa? ¿Estas rota como cuando eras
niña?

—No... no me rompiste y nunca vuelvas a decir eso, nunca.—Hablo con un fuerte


ademán y cerrando los ojos hasta bajar la voz por la última frase que el dijo: "Estas
rota como cuando eras niña".

—Entonces yo no fui el que causa que sangres de tu vagina. —Hablo pero más fue
una afirmación para si mismo.

—No, esto pasa cada mes de mi vida desde los catorce años.

—¿Por que sangras si no te dañe? ¿Es tu periodo?

—Por que... —Sacudió sus manos rápidamente al ver que no iban a ningún lado. —No
cambies de tema Penn. ¿Que haces aquí? —Pregunto cuando paso a su lado para
acostarse en la cama, dejando sus manos sobre su cabeza mientras se tomaba unos
minutos para descansar.

La habitación estuvo en silencio hasta que la respiración de él se hizo más


sonora. Amber abrio los ojos para verle olfateando su cuerpo para centrarse en su
pantalón.
—No me di cuenta antes de que estabas ansiando intimidad —Afirmó con calma.
Levantó la vista para mirarlo, pero notó una sonrisa en sus labios. —No lograste
quedar preñada por eso sangras.
—Embarazada, los animales quedan preñados. —Corrigió mientras miraba al techo
pensando cuando su vida se transformó en esto.
Ya ansiaba el que todo esto acabará para volver a su rutina. Su ansiada rutina.
—Lo que sea, —Exclamo ante la corrección de la palabra que uso. —Tu óvulo no fue
utilizado, ¿No quieres utilizar tus óvulos? —Pregunto frunciendo las cejas.
—¿Por que hablamos de esto? ¿Por que hoy?
Él se rió al notar la incomodidad de ella. Su malvada disposición había cambiado un
poco pero todavía era aterrador. Había tantas capas de él que era difícil saber cual
era la verdadera, al igual que con su apariencia.
Ella se levantó con los codos para verle, encontrándose con sus intensos ojos azules,
que sabía que significaban que estaba tranquilo. El seguía frente a ella entusiasmado
al saber que la sangre no era por un desgarró que el causo por sus fuertes
movimientos, si no por algo totalmente natural.
—¿Por cuantos días sangras? ¿Duele? ¿Cuando sangras te sientes mal? ¿Puedo
lamerte? ¿Siempre vas a sangrar o se acaba a una cierta edad? —Él la inundó con
preguntas respecto al periodo, parecía un niño pequeño a excepción de tercera
pregunta que la sorprendió.
—¿Por que cuando te acaricie el cabello y te bese reaccionaste con los ojos rojo?
—Pregunto finalmente evitando el responder lo que él preguntaba.
—Tenia que alimentarme —Respondió mirando al suelo.—Después de aparearme
contigo, el hambre era casi insoportable. ¿Lo entiendes? Reaccione con hambre.
Ella asintió y se levanto, paso junto a su lado, sin decir una palabra mientras buscaba
entre sus cosas para su incómoda salida.
Él agarró la muñeca de ella una vez más y el mismo gruñido parecido a un animal
brotó de su garganta aún más cruelmente que antes.
—No vas a ir —Gruñó.
—¿Perdón? —Pregunto volteando para mirarlo con una mirada desafiante.
El dio un paso más cerca de ella, sus ojos azules ahora deslumbrados en un
hipnotizante tono amarillo, indicando su cambio de humor.
—Teniamos un trato.
—No he roto nuestro trato, Penn.—Sus labios se curvaron en desaprobación por la
manera en que hablo ella. —¿Por qué es un problema para ti?
—Te di permiso para irte con tu ser querido. Eso no significa que puedas prestarte a
otro ser humano con el que te hayas revolcado previamente y peor aun ¡Por años!
—Exclamo con tal ira en sus palabras plagadas de celos y envidia.
Amber no espero nada para darle una sonora cachetada en la mejilla izquierda. No
iba a tolerar que hablara de ese modo.
Seguido de ello le dio un empujón para hacerlo retroceder algunos pasos pero
mantuvo su expresión firme.
Ambos se miraron con furia y decepción. Las palabras y acciones cortas estaban
doliendo mucho más de lo esperado, pero la ira estaba floreciendo.

Él toco su mejilla que ardía tras la bofetada. La miró apretando la


mandíbula y perplejo de tal hazaña.

—¿Quien te crees que eres? ¡No te entiendo! ¿Tienes un desorden de personalidad


múltiple? —Pregunto con una mirada entrecerrada mientras le miraba atenta —Quiero
decir, entiendo, eres un idiota manipulador y sádico... Ya te dije que me cambiaría
por Peter.

—No iras.

—Si iré, así me dejara tranquila o me seguirá molestando y llenando mi teléfono de


llamadas o mensajes.

—No quiero que vayas, quédate conmigo.—Respondió enojado y, acercándose a ella,


quien escucho el sonido de la tela que se rasga. Miro los guantes de él que se
empezaban a rasgar hasta que dejo sus manos sobre las de ella.

—No entiendo cómo puedes ser tan cruel y, a veces tan dulce.

Sus ojos revelaron un anhelo que reconoció de inmediato. El ronroneó, con una
deliciosa malevolencia digna de él.

—Parece que necesitas recordar a quién perteneces.

Esas palabras congelaron a Amber. Tenia miedo de verdad, esa frase, esa condenada
frase la hacia volver a recordar esas horribles noches.

—Penn... por favor para.—Pidió con temor al escucharlo.

—Aun no he hecho nada, y ya temes.

—Callate. —Murmuró intentando alejarse de él.

—Eres mi humana —Corrigió recalcando la segunda palabra. —¡Mia! Lo eres desde


que apareci en tu vida y tu en la mía —Recalco quedando contra el rostro de ella,
mirando las pupilas de ella atentamente. —Eres la única humana a la que no he
planeado matar, solo cuidar. Eres mía.
El sonido de su voz le envió escalofríos por la columna vertebral, mientras la miraba
hambriento como un león acechando a su presa.

Su mano se alzó hacia el rostro de ella quien cerró los ojos al ver las garras negras
filtrándose a través de la tela desgarrada en la punta de sus dedos enguantados. El
paso una se ellas por su mejilla izquierda, pero sin romper la piel.

—Una cosa tan bonita —Arrulló mientras su mano bajaba por debajo de su cuello y
clavícula. —No suelo rodearme de cosas bonitas y valientes, pero eres mi
excepción.—La garra paso por la grieta de sus senos donde quedo mirando por unos
segundos. —Mira lo que causas en mi.

—Es el peor halago. ¿No que fue un error lo de la otra noche?

Él se rió entre dientes oscuramente, clavando su garra en la camisa, evitando de


alguna traspasar la piel, la rasgo de inmediato.

—Menti claramente, no debo darte explicaciones melocotón. —El se inclino hacia ella,
inhalando profundamente antes de soltar un ruido de disgusto. —Apestas a él.

—No seas ridículo, apenas si estuve cerca.

—Mi nariz es más sensible que la del humano. Quitate la ropa.

—No —Declaro intentando dar media vuelta antes de que el la agarrara de la muñeca
nuevamente para levantarla y llevarla por encima del hombro. —¡Oye! —Chilló, sin
esperar ser manejado con tanta fuerza. —¡Que demonios! Pennywise, la que debe
tener cambios hormonales soy yo, no tu ¡Bajame!

El la llevó al baño antes de permitirle deslizarse de su hombro y aterrizar con dureza


en la parte superior del asiento del inodoro con un ruido sordo.

Continuó mirándola expectante.


—¿En serio estás haciendo esto? Huelo demasiado como otra persona y me daras un
baño? —Pregunto al verlo estático y mirándola como un depredador. —Estas siendo
ridiculo.
Él se burló de ella, tomándose un momento para contemplar sus palabras antes de
comenzar a quitarle la ropa dejándola desnuda, luego metió la mano en la ducha para
encender el agua.
Se giró para mirarla con determinación antes de exigir que entrará.
—Entra.
—No, si quieres que entre pídelo por favor.
—Entra ahora... —Demandó furioso hasta apretar la mandibula —Por favor.
Cumpliendo con su pedido mostrando el dedo medio sin problemas, entro a la ducha
lentamente.
Tomó la manguera de la ducha y cambio el agua a helada.
—¡Penn!
—¿Que quieres? —Pregunto de forma arisca.
—¿Me quieres jabonar?
—Realmente me preguntas eso —Respondió corriendo la puerta corrediza de la ducha
con entusiasmo, para ser impactado por el chorro de agua helada en su rostro que
bajo a su entrepierna.
Se tambaleó hacia adelante, sorprendido por la acción inesperada, pero no dijo nada
mientras se estabilizaba, mirándola fijamente.
Ella apagó el agua antes de pasar por su lado para irse a secar.
No pudo evitar su cabello que fue domesticado por el agua.
—Todavía voy a salir esta noche —Comentó notando como se molestaba.
Él se burló con falsa dulzura antes de hacer desvanecer su ropa. Sus labios se
abrieron soltar una risa entre dientes.
—No.—Hablo quedando frente a ella y evitando que saliera del cuarto del baño.
—Si.
—Te lo prohibo.
—Aja. —Respondió sin importancia.
Él debía cambiar su metodo, amenazarla con no ir no funcionaba, quizás distraerla
funcionaría.
—Nunca antes una humana me ha sacado de mis casillas antes, ya dudo que seas
real.
—Soy real —Respondio mientras dejaba una mano sobre su pecho para empujarle —Y
tu tambien lo eres ... en gran parte —Se inclino hacia adelante, para verle un tanto
nervioso antes de que un gruñido saliera de su garganta mientras se lanzaba hacia
adelante, besándola de forma hambrienta.
Ella abrió sus ojos ante la acción. Esperaba más el morir en la ducha que ser besada.
La lengua de él se adentró en la boca de ella, su dulce sabor se deslizaba sobre sus
papilas gustativas mientras la guiaba nuevamente a la ducha para hacer correr el
agua templada para que el agua les empapara por completo.
Las manos de él se arrastraron hacia el largo cabello de ella mientras lo estiraba
tontamente.
Él la empujo hacia atrás hasta que quedo contra el azulejo de la ducha, sin estar
preparada para el escalofrío que le atravesó. Sus ojos nunca dejaron los de ella
mientras lamía y mordisqueaba su cuerpo.
Bajo de los labios de ella a su cuello, clavículas, el seno derecho que quedo con las
marcas de su mordida hasta ir descendiendo a su vientre. Se detuvo solo cuando
estaba de rodillas, y su boca estaba sobre el sexo de ella quien estaba estática.

Él lamió una tira de burlas en los delicados pliegues. Sus dedos se


clavaron en la cadera cuando empezó a lamer con avidez.
—Oh Dios —Suspiró cerrando los ojos. Su aliento se enganchó en su garganta.—Penn,
estoy con mi periodo...
—¿Y? —Pregunto con una sonrisa al percatarse de una ligera gota que escapaba.
—Para... voy tarde...
—Aun queda tiempo —Hablo sintiéndote eufórico por el aroma de la sangre. Observó
una gota correr por la pierna de ella y su lengua la lamió con deleite.
Deslizo uno de sus dígitos en el núcleo de ella, deslizándose con facilidad y precisión.
Amber echo la cabeza hacia atrás contra el azulejo mientras él entraba y salía, sin
esperar demasiado para agregar un segundo dedo.
Amaba mucho esto.
Lentamente retiró sus dedos para lamerlos mientras miraba como ella se encontraba;
ojos cerrados, labio mordido, mejillas rojas, pezones erectos, corazón acelerado y sin
idea de cuantos minutos ha desperdiciado.
Le dio unas cuantas láminas para lograr tener hasta la más mínima gota antes de
ponerse de pie y girarla. Poniendo una mano sobre la espalda de ella, empujando
ligeramente, guiándola hacia adelante para que se inclinara hacia abajo, lo suficiente
para que no fuera tan incómodo.
El paso sus dedos por la espalda, ligeramente al transformarlos en garras por como
se sentía.
La gruesa cabeza rozaba burlonamente su entrada mientras daba pequeños golpes
para incentivarla y tentarla.
Noto que pese a estar molesta estaba bastante excitada y eso lo aludía a las
hormonas. Era un mar de hormonas que dejaban su cuerpo aun más receptivo a sus
toques.
El la sostuvo de las caderas más fuerte mientras se reía oscuramente ante el estado
desesperado. No necesitaba verla frente a frente para sentir como anhelaba el que la
tocara.
Sin más vacilación, entro quitándole el aliento. Al dar el primer movimiento provoco
un fuerte gemido tan pronto como estaba completamente enfundado dentro de ella.
No perdió tiempo para acelerar el ritmo. Esto no era como antes cuando estaba
experimentando cautelosamente. Ahora él sabía lo que quería, y lo que quería con
urgencia.
Él agarró la del brazo derecho para levantarla de la posición inclinada mientras él
continuaba golpeándote a un ritmo implacable, ganando más gritos y gemidos.
Un par de golpes duros directamente en su punto dulce la hicieron comenzar a
desmoronarse contra él.
El también estaba cerca porque sus movimientos se volvieron menos centrados y su
cuerpo comenzó a temblar en su contra.
Penn mantenia los dientes apretados ya que estaban volviéndose filosos y mortales.
No quería ni abrir la boca para no descontrolarse.
—Di mi nombre —Dijo entre un jadeo al golpear dentro de ella y sentir que estaba
aún más cerca.—Dime que te gusta.
—Penn... Penn...
—¿Quieres más? ¿Quieres que te toque donde te gusta? —Pregunto con una sonrisa
arrogante mientras bajaba su mano que estaba agarrando su cadera con fuerza, la
guio al manojo de nervios, usando sus dedos para frotar. En el momento en que
comenzó a trazar círculos el corazón de ella se aceleró. Momentos después, ella se
apretó ante él, sintiendo oleada tras oleada de intensidad recorriendo su cuerpo.
Él se perdió poco después, calientes chorros la llenaban mientras él se vaciaba
dentro.
Cuando terminó, soltó su férreo control sobre ella y se salió notando su miembro
pintado de rojo y aun soltando un poco de semen.

Él la sostuvo contra su cuerpo mientras los dos se hundían en la bañera,


cambio el flujo del agua para que se llenará la tina y se terminara la lluvia artificial.

Ambos estaban demasiado débiles para continuar de pie.

El único sonido que les rodeaba era el agua corriente junto con los dos jadeando por
respirar normalmente.

Él yacía acostado y ella sobre él en la tina mientras el agua les cubría lo suficiente. Ya
habían apagado el grifo del agua caliente y solo se tenía el ruido de ambas
respiraciones mientras ambos estaban tranquilos y con los ojos cerrados.

No dijeron una sola palabra en loa minutos que duró ese momento.

Cuando ella se sintió un poco mejor y teniendo en cuenta que esto terminaría tan
abruptamente como lo hizo la última vez, se levanto sin decir una palabra y sin
molestarse en mirarlo mientras tomaba una toalla y comenzaba a secarse.

Después de que estuvo bastante seca, se sorprendio de ver que Penn todavía estaba
en la tina.

Él sonrió antes de levantarse y alcanzarla para besar suavemente sus labios. Cuando
se rompió el beso, presiono su frente contra la suya.

—Penn, ¿qué te pasa?

—¿Hmm? —Tarareó interrogativamente en respuesta.

Algo estaba mal, y tenía que saberlo con urgencia.

—¿Por qué estás siendo tan ... dulce? —Pregunto extrañada de tal comportamiento.

—¿No es esto lo que querías? —Preguntó, acariciando su rostro contra el suyo


mientras se dirigía hacia la curva del cuello, besando y mordisqueando suavemente.
Entonces fue cuando Amber se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Lo empujo tomándolo por sorpresa.

Él le miró con curiosidad, entrecerrando los ojos mientras esperaba una explicación,
debía fingir que no sabía a que se refería.

—Hiciste toda esa escena de celos para que llegara tarde... ¿Por que eres tan infantil?

Él no dijo nada a cambio. Él solo siguió mirándola fijamente, con su cara inexpresiva
mientras una amargura crecia en su interior.

No queriendo darle la satisfacción de ganar, Amber paso junto a él, molesta por sus
berrinches para ir a sacar una vestimenta de su bolso.

—Y otra cosa, yo no... —Quedo con la palabra en la boca cuando se dio cuenta de
que estaba sola en la habitación. —volvería con él —Murmuró para terminar la frase.

Miro a todos lados e incluso bajo la cama, pero no había nada. Vio en la cama un
vestido de tonos azules oscuros con blanco junto a un globo rojo que flotaba y tenia
un escrito de I'm sorry.

Curiosa lo tomo para vestirse rápidamente, ropa interior, el vestido, la chaqueta azul
oscuro y los botines.

Ya rato después se encontraba en el bar. Honestamente, no había ninguna posibilidad


de que permitiera que Ryan volviera a su vida, pero aun así, algo debe haber sido
importante si insistió tanto y vino hasta aquí solo para hablar con ella.
Al entrar en el acogedor bar estilo inglés, que estaba algo concurrido considerando la
hora, vio a Ryan inmediatamente, sentado en una pequeña mesa alta en el centro.
Como si fuese una estrella. Qué típico.

Luchando contra la necesidad de poner los ojos en blanco, se dirigio a la mesa.

—Hola, Ryan —Comentó deslizándose en la silla frente a él.

Él sonrió genuinamente hacia ella, lo que le irritó un poco.

—Hola Amber. Espero que no te importe, ya ordene las bebidas.

—No gracias, esto será rápido.

Mirando sorprendido, preguntó.

—¿Por que?

—Di lo que tienes que decir para que pueda salir de aquí. —Pidió cansada de todo
esto.

—Ya veo —Se burló al verla bien y notar las marcas en el cuello y clavícula. —Me
pediste el divorcio después de cometer un ligero error...

—¡Un ligero error! —Exclamo molesta —Eres un imbécil, me engañaste con una
pasante la cual es más falsa que una Kardashian.

—¿Cual de ellas?

—¿Realmente importa? —Pregunto con un suspiro molesta y mirando a otra mesa


donde había toda clase de gente mirando la disputa. —Me engañaste con esa fácil,
cuando yo te amaba y siempre te fui fiel. Mandaste a la mierda nuestro matrimonio
por una zorra que te revolucionó las hormonas, la cual quedo embarazada... No fue
un ligero error —Dijo comenzando a pararse de la mesa para irse al hotel de una vez.

Definitivamente Ryan seguía siendo el mismo idiota de siempre.


Capítulo 15

Ataques, celos y sangre

Al paso que dio para retirarse e irse definitivamente al hotel a dormir un rato para
dejar atrás este día tan estresante y extraño. Él la siguió.

—No, Amber, espera. Por favor, lo siento. Sé que lo arrruine, pero esa niña no es
mía.

Ella rió en una mueca. Esto era tan patético.

—Julia es rubia, yo trigueño y la niña es morena, demasiado.

—Bueno, felicidades. —Sonrió sin importancia. —La genética es un campo diverso.

—La niña, Tessa, se enfermo hace un mes y la llevamos al medico. Tiene algo en su
sangre y yo iba a donar y me llega la noticia de que tengo un 0% de paternidad.
Tessa no es mi hija, Julia me engaño.
—Y tu a mi, linda historia. Me voy —Comento levantandose de la silla pero el la
detuvo.

—No es mio. No hay nada que impida que volvamos a ser una familia.

—No me interesa. Hace más de un año que te mande a la mierda.

—Escucha, todavía te amo, Amber. No quiero repetir el pasado, y sé que cometí


muchos errores, y pasaré el resto de mi vida tratando de compensarlos, pero por
favor, no tires esto.

Él se adelantó y agarró ligeramente la mano de ella en la suya.

—Me llevó a perderte para darte cuenta de cuánto te amo realmente, y no dejaré de
luchar por nosotros. Sin importar que tuvimos altos y bajos y lo que tu pasaste que
también me afecto...

—¿Disculpa? Tu viviste en cuna de oro, a los cinco años seguías comiendote los
mocos mientras a mi me violaban. ¿Que te afecto eso a ti?

—Yo... este, te la pasabas en el gimnasio llorando o trabajando...

—La terapia no funciona para todas las personas iguales, desquite mi ira y rabia...
eres en verdad un imbécil.

—No estaba pensando claramente... perdón —Se disculpo al saber que estaba
caminando por un pasillo de cristal trizado —Eres muy diferente, pero sigues siendo la
mujer de la que me enamoré. Por favor, ven a casa conmigo, haré lo que sea para
compensarte ...

—¡Para! Esto no va a funcionar. No pienso regresar contigo aunque tuviera un arma


en la frente.

Su rostro cayó de inmediato.

—¿Por que?

—No te amo. Te odio, es simple. Es lo que sientes luego de ver que te engañan con
una fácil.

—Pero ella ya no es un inconveniente... Vamos, Amber ¿Que hombre va a querer a


una mujer con tu historia?

Amber vio a un camarero con una jarra de cerveza y se la quito con una sonrisa para
derramarla sobre su ex esposo quien se quedo sorprendido y siendo el foco de todo el
lugar. Incluido en ellos dos de los perdedores que estaban sorprendidos de ello.

—El paga —Le menciono al camarero con una sonrisa antes de darse
media vuelta y partir a la salida del lugar.
Ya fuera del local intentó avanzar hasta que escucho a su ex tras ella.
—Oh, vamos, Amber... la única razón por la que no estás dispuesto a darme otra
oportunidad es porque estás con otro ¿Verdad? —Pregunto acelerando el paso y
sacudiendo su cabello empapado de cerveza. Estaba claramente dolido y molesto tras
su mucho esfuerzo.
—No sabes nada de mi actual vida.
Ya su paciencia se agoto cuanto más se prolongaba la conversación.
Antes, año y medio atrás, él era alguien con quien podría haber pasado el resto de su
vida ... hasta que le arrancó el corazón.
Él se enojó, mirándola con una mirada crítica.
Antes de que pudiera hablar, una presencia se avecino y su cuerpo se puso rígido al
sentir a alguien junto a ella. Tardó solo un segundo para que se diera cuenta de
quién era y su corazón dio un vuelco al ver esos familiares ojos que miraban
fijamente a su ex marido para mirarlo siniestramente.
—Hola —Comentó Pennywise, quien afortunadamente estaba en su forma humana,
aunque no lo hizo parecer menos amenazante.
—Um ... ¿Puedo ayudarte con algo? —Pregunto Ryan al ver al hombre mas joven y
alto.
—Bueno, espero que sí. Puedes dejar de molestar e insistir. Ella ya te dijo que no
varias veces. No solo estás perdiendo el tiempo, sino también el de ella, lo que luego
desperdicia mi tiempo, el cual es limitado.
Ryan se aclaró la garganta nerviosamente, tratando de parecer menos intimidado
mientras hablaba.
—Esto realmente no es de tu incumbencia. Estoy aquí para hablar con Amber, no
contigo...
—Penn.
—Ohh —Menciono hasta darse cuenta que era el mismo hombre que estaba con ella
en la llamada —Eres ese Penn... lo que sea, ella es mi esposa.
—Ex esposa, hace más de un año —Corrigió Amber cansada. Tomo la chaqueta de
Penn para arrastrarle con ella de regreso al hotel.
Claro que él no se movió en lo absoluto. No iba a desaprovechar la oportunidad de
liquidar a su rival.
—Te diré algo, ¿Por qué tú y yo no discutimos esto más allá, donde nadie nos
interrumpa, sí?
—Uh ... yo no ...—Tartamudeó, claramente sin esperar esa respuesta. Ryan se veía
más fornido y fuerte, era un deportista innato pero aquel alto hombre le intimidaba
demasiado. —¿Y tu eres?
—El que se acuesta con tu ex esposa... Vaya que imbécil has de ser para dejarla ir
—Declaró al ver a Amber avergonzada de todo esto.
Los hombres son como niños pequeños.
—¿Ese es el chico con el que estás saliendo? —Acusó, sin molestarse en ocultar su
tono crítico.
—Si, ya vete Ryan.
Su rostro se arrugó amargamente cuando se giró hacia ella y Penn, una sonrisa
burlona jugó en sus labios.
—¿Por ese no quieres regresar conmigo? —Habló con dureza, señalando con su dedo
a Pennywise quien rio por el tono amenazante de el.
Ryan se acercó más, lo que hizo que instintivamente ella agarrara de la manga de la
chaqueta de Penn para evitar que se acercara más al ver el familiar y perverso brillo
en sus ojos.

Los ojos de Penn parpadearon brevemente hacia ella antes de posarse


sobre él con una expresión imperturbable. Sus ojos brillaron con ese aterrador
amarillo mientras una siniestra sonrisa se deslizaba por sus mejillas.
—Dime, Bresler.—Hablo con maldad y dejando a los humanos perplejos, ella nunca
dijo cual era el apellido de Ryan. —¿Por que ella regresaría con un muerto?
—Pregunto mientras su sonrisa crecia a una longitud antinatural que fue acompañada
por el sonido de la tela desgarrada y un sonido extraño, similar al de un gruñido se
hizo presente.
Un monstruo de apariencia similar al de la película Alien se encontraba posicionado
donde una vez estuvo Pennywise. Este a comparación del filme no tenía el cráneo tan
alargado pero mantenía unas garras inmensas.
Fue entonces cuando Amber se dio cuenta de lo que había hecho. La película de Alien
era uno de los miedos más genuinos de Ryan. Un monstruo sin ojos, sin ventanas del
alma.
—Detente.
Pennywise gruñó, indicando que no había terminado su juego.
Podía ver por la mirada de Ryan que su miedo le tenia paralizado erradicando
cualquier pensamiento coherente.
—Penn —Hablo suavemente mientras se acercaba a él. Su gruñido se suavizó un
poco. —No siento nada por él. ¿Puedes parar esto? Por favor. —Ella se acercó aún
más, lo suficiente como para extender la mano y acariciar suavemente su cabeza.
—No es necesario que hagas esto.
Un momento después, su cuerpo comenzó a temblar y como si un disfraz fuese se
desprendía su apariencia como si fuese petróleo para regresar a la forma humana de
Penn una vez más.
—¿Bien? —Pregunto al verle en silencio mientras sus ojos permanecían amarillos. El
asintió sin decir nada.
—¡¿Qué acaba de pasar?!—El agudo chillido de Ryan cortó el aire. ¿Cómo se supone
que debe explicar lo sucedido?
Antes de que tuviera la oportunidad de pensar en algo, Pennywise pasó por su lado,
yendo directamente hacia Ryan.
—¡Pennywise, detente! —Exigio, tratando de atraparlo, pero no pudo detenerlo.
Ryan comenzó a retroceder, incapaz de moverse apropiadamente del miedo y la
confusión antes de que Pennywise extendiera su largo brazo, su mano grande se
envolvió alrededor de la garganta de el, levantándolo en el aire sin esfuerzo.
—¡Pennywise! —Grito Amber al ver cómo sus ojos comenzaron a rodar en la parte
posterior de su cabeza cuando su boca comenzó a abrirse a una longitud imposible,
revelando hileras e hileras de afilados dientes que le recorrían el cuello.
Era difícil de ver desde el ángulo en el que se encontraba, pero podía ver el rostro
horrorizado de su ex mientras miraba directamente la luz de la boca de Pennywise,
que se reflejaba en los ojos de Ryan antes de que se volvieran vidriosos y su cuerpo
cayera flojo contra el agarre de Pennywise.
Un momento después, la luz disminuyó y la cara de Pennywise comenzó a retroceder.
Una vez que estuvo completo de nuevo. Lanzo al suelo bruscamente a Ryan.
—¿Q-qué hiciste? —Su voz tembló, temiendo lo peor.
—Nos dejará en paz ahora.
—Deshace esto, Pennywise. Arreglarlo.
El se burlo de ella, claramente descontento con su tono de voz.
—Te hice un favor.
—No, no lo hiciste.
Los ojos de Pennywise estaban fríos mientras la miraba. Ella estaba preocupada del
humano y eso le molestaba.

Él la tomo de la cintura para empezar a caminar lejos de ahí. Claro que


ella se removia hasta que él no lo soporto más y la estamos contra una pared de
ladrillos quitándole el aliento.
—Deja de luchar, —Demandó con los amarillos y los dientes filosos saliendo de sus
encías. Claramente estaba hambriento y molesto.
—Es fácil decirlo —Se burlo intentando apartarlo para tocar la parte posterior de su
cabeza. El golpe fue duro.
El se percató de lo que hizo y dejo de presionarla a la pared para inmediatamente
abrazarla y acariciar el golpe.
—Nada nos va a molestar ahora. Podemos... podemos divertirnos, leere el libro que
quieras hasta que te duermas, jugaremos y haremos una vida feliz, humana pero
feliz. Solo deja de pelear conmigo...
—No... no está bien.
El rompió todo rastro de cordura de su mente al escuchar que se negaba.
Sostuvo en una mano las de ella, mientras que con la otra la alzaba para verla frente
a frente, en el proceso fue cortando sin piedad el suministro de aire.
Amber jadeó e intentó apartar la mano de su garganta, pero fue inútil. Su fuerza no
tenía comparación con la de ningún ser humano. Si quisiera podría aplastarle tráquea
sin ningún esfuerzo.
Él estaba completamente concentrado en verla, listo para atacar, hasta que en un
instante, ella le pateó la cabeza y logro liberarse antes de que pudiera desmayarse
por falta de oxígeno.
Amber se golpeó con fuerza contra el suelo, jadeando ruidosamente por aire, tosiendo
mientras sostenía su garganta adolorida.
—¿Que te sucede? —Pregunto con un hilo de voz y con dificultad para hablar.
Apenas se registró el ruido aterrador que lanzó Pennywise cuando comenzó a alejarse
de ella hacia un pequeño grupo de personas que aparentemente habían estado
observando el encuentro. Era difícil saber cuántas personas había, ya que estaba
oscuro y su visión se veía borrosa por las lágrimas que habían llenado sus ojos.
Un débil grito atrajo su atención mientras intentaba concentrarse en lo que estaba
sucediendo. Fue entonces cuando vio que aquellas personas eran Mike, Bill y otros
más que se acercaban con armas en sus manos, todos listos para atacar.
Ellos se dispersaron a su alrededor.
Una fría y escalofriante risa resonó. Pennywise giró lentamente hacia uno de los
postes de luz, extinguiéndolos de luz por varios cientos de metros cuadrados. Ella y el
Club de Perdedores estaban en un manto de oscuridad.
—Amber —Gritó Bill. —¿Estás bien? —Pregunto mientras sacaba rápidamente el
celular de su bolsillo para iluminar y buscar a Nielsen.
—Estoy bien —Respondió casi sin voz. Se quedó donde mismo estaba mientras sentía
el miedo resurgir.
Esta no era su batalla.
Se levanto con cuidado y avanzo en línea recta con calma y precaución. Casi había
llegado a Beverly quien iluminó con su teléfono para ir por ella, hasta que un gruñido
salio a flote junto a un grito que no se supo de quien era cuando Beverly la abrazó y
examino rápidamente. No tenía cortes y era sorprendente.
—¿Estas bien? —Pregunto la pelirroja sin despegarse de su lado.
—Si, estoy bien. Gracias. —Respondió caminando junto a Marsh.
Todos los hombres estaban listos para exterminar a Pennywise. Habían logrado
acorralar a la bestia.
Un disparo resonó en el aire, causando que todos se detuviera en seco.

De repente, las luces del lugar volvieron a encenderse, y Pennywise estaba


entre ellos, en su forma de payaso. Estaba recostado de una manera antinatural
antes de inclinarse lentamente hacia adelante en una posición dolorida de pie.
El aliento de Amber se detuvo cuando vio un gran punto ennegrecido justo en el
centro de su frente. Líquido oscuro salió de la herida y en lugar de caer por su rostro,
parecía flotar y disiparse en el aire.
Su labio titubeó y retrocedió unos pasos asustada. Mas aun al ver que abrió los ojos,
sus orbes amarillas resplandeciendo, dejando al descubierto sus alargados colmillos
mientras miraba a todos a su alrededor, luciendo absolutamente salvaje.
Levantó los dedos para tocar ligeramente la herida que se escapaba de su frente. El
pegajoso negro se adhirió a sus manos mientras lo inspeccionaba cuidadosamente
antes de emitir un gruñido bajo, enojado.
—Vas a morir Pennywise, por Georgie, Stan y todos a los que mataste. —Escupió
Denbrough, con la frente arrugada por el odio y el arma apuntando. Los ojos de
Pennywise parpadearon hacia él, enfocándose como un cazador acechando a su
presa. De igual modo observó al resto con sus armas y a ella a lo lejos suplicando que
esto acabará ya.
—Penn, no lo hagas —Pidio silenciosamente.
Pennywise soltó un gruñido, al sentir un impacto de bala llegar a su abdomen. Su
cuerpo se empezó a hacer humo, quizás niebla ya que se esfumo de la vista de
todos.
—¿Que paso? —Pregunto Ben asustado y extrañado. Miro en todas direcciones como
los demás para no verle.
—¿Amber estas bien? —Pregunto Mike.
—He tenido peleas peores —Respondió escuchando el crujir de una rama.
De repente, y de la nada salto hacia ella quien acabo en el suelo y empujándolo
rápidamente, le hizo una maniobra de piernas para poder poder soltarse de su agarre
aunque funciono en gran parte, él se rió cuando al alcanzo nuevamente.
Su cuerpo comenzó a descomponerse de una manera horrible. La piel cayó de su cara
y se derritió en el suelo, creando un charco de sustancia viscosa blanca, roja y negra.
La miró con los ojos amarillos que pasaron a azules para tomarla y abrazarla por la
espalda para ir retrocediendo.
—¿Lo matamos? —Preguntó Eddie mirando al resto.
—Tiene a Amber, no soy tan buen tirador —Respondió Bill.
Ella escucho la risa del payaso que ya siquiera la tenía afirmada con fuerza. La tenía
como un escudo para ir retrocediendo a una salida de la alcantarilla.
Si ella hubiese querido pudo haberle golpeado y escapado pero continuó siendo el
escudo mientras este la arrastraba hasta el desagüe detrás de la barra, lugar donde
estaba Ryan inconsciente.
Ya al llegar ahí y teniendo la mirada de todos los presentes que no querían herir a la
joven, miraban con odio al payaso quien se burlaba con su risa.
—Gracias por todo melocotón —Agradeció mientras la acercaba más a su pecho y
ronroneo como agradecimiento hasta que le dio un empujón para que fuera a los
brazos de Beverly o Eddie mientras él se esfumaba con el cuerpo de su ex esposo por
el desagüe.
—¿Que diablos ocurrió? —Pregunto Richie mirando a todos pero principalmente a
Amber quien debatía mentalmente si ir a rescatar a su ex o que entre mierda
conviviera.
—Oye se te debió caer esto atras —Hablo Ben sacando de su bolsillo la pulsera rota
que encontró atras. Se la entrego y los ojos de ella se abrieron a tope. Toco
suavemente las mostacillas con las letras BFF P&A.

¿Conservo esta chuchería todos estos años?

—¿Es tuya verdad?

—Realmente... la mía esta en German Village, en mi caja de recuerdos. Esta es de...


es de Pennywise. —Hablo mirando la pulsera. Parecía intacta a lo largo de los años.

—¿Disculpa? —Pregunto Richie alzando la voz. Y por increíble que fuese, nadie le
regaño.

—¿Como que es de él? —Pregunto Beverly frunciendo las cejas.

—Es tarde, debo irme —Menciono rápidamente para huir pero Ben la detuvo
obstaculizando el paso.

—Amber, puedes confiar en nosotros —Declaró Mike mirando a la mujer que suspiro y
meneo la cabeza.

—Para empezar no les conozco, pero mi historia con Penn, señor payaso o Pennywise
se remonta hace veintisiete años atrás.

—Y eso nos inquieta —Hablo Eddie con temor, el constante recuerdo de Pennywise
molestandolo cuando hacia el que iba a morder su brazo herido, le estaba dando
escalofríos.

—Amber...
—Se la hice a los cinco años... yo... creí que era el monstruo de debajo de la cama,
llegue a pensar que era imaginario. Los adultos me decían ello.

—¿Y como es que sigues viva? —Pregunto Bill guardando el arma en la parte trasera
del pantalón y cubriendola con la chaqueta.

—No me asuste al verle —Comento sentándose al lado del desagüe —Pensé que era
un monstruo tímido... realmente el me cuido.

—Yo no entiendo nada —Hablo Beverly haciendo un ademán de manos.

—Y no deben hacerlo, hay cosas de hace veintisiete años que no quiero recordar
nunca. —Respondió guardando la pulsera en su bolsillo y suspirando pesadamente.
Tenía tantas cosas en la cabeza.

Una parte de ella le decía o mejor dicho le gritaba que huyera cuanto antes de este
lugar. Por lo que comenzo a caminar.

—¿A dónde vas ? —Grito Richie detrás de ella.

—Noah... Noah Doppler. Si saben que hizo saben por que no temi del payaso a los
cinco y por que no me ataco hasta ahora —Menciono alejándose mientras esperaba
ver un taxi o un uber para ir por el payaso.

—¿Quien es? —Pregunto Beverly.

—Es un caso viejo pero lo recuerdo, el sujeto fue despedido de donde trabajaba papá
—Hablo Bill mirando al grupo y suspirando pesadamente al hacer memoria de esa
noticia que tanto hablo su padre.

Al no estar muy seguro, saco su teléfono inteligente para buscar la vieja noticia. Se
oculto la noticia real por meses hasta que nuevamente salió a flote, hubo un
homicidio en la misma zona y creyeron conectar los crímenes.

—Aqui esta. —Exclamo al ver la noticia completa —Noah Doppler mato a su esposa
quien... quien estaba enterrada en el patio trasero...—Hablo sin poder creer tal
crueldad humana.

—Diablos... —Susurró Eddie sintiendo náuseas de solo imaginar un cuerpo enterrado


en su jardín trasero.
Mike tragó duro y entendió el por qué quizás Amber no se aterro con un payaso que
apareció de la nada. Estaba dolida.

—¿Hay algo más? —Pregunto Beverly al verlo leer del teléfono con una mueca de
horror.

—El... abuso sexualmente de Amber por semanas.

—¿Cuánto...? —Pregunto Beverly entendiendo el miedo que debió tener Amber y el


porque no temía de Pennywise. Eran bastante similares.

—Debía ser incluso menor que Georgie —Respondió bajando la mirada y sintiendo la
bilis subir por su garganta al descubrir el secreto de Amber. Con razón no quería
decirlo .—Desde que su madre murió, dos o tres meses.

—Wow Columbus lo ha pasado mal —Hablo Richie sin su clásico humor obsceno y
burdo.

Beverly estaba contando con sus dedos hasta hacer una mueca de horror.

—Debía tener cinco años, Dios —Murmuró con el pecho comprimido.

—Cuando el bastardo murió la policía vomitaban al ver la escena del crimen. Segun
recuerdo, Bowers contaba que su padre describió la escena como lo más horrible del
mundo.

—Sangre por doquier, restos humanos en la sala —Recordo Eddie lo que contó una
vez Henry en el pasillo.

—Fue como si al tipo lo metieran a una juguera y lo desparramaran —Soltó Richie no


creyendo lo que decían.

Ese mal nacido protegió a una niña abusada y masacro al verdadero monstruo.

—Me acuerdo por que en el trabajo de papá exigieron test psicológicos anuales para
saber que nadie relacionado a la complicado se involucrara en algo tan horrible.

—Entonces... —Hablo Ben mirando a los demás para sacar la conclusión. —Pennywise
tiene algo bueno. Es decir, la cuido.

—Y por desgracia, es la debilidad de él —Recordo Mike seriamente al ver a los


demás.—Ella no le tiene miedo, y es claro que eso siente algo por ella, o ya estaría
muerta.
Yo hace rato :)
Capítulo 16

Recuerdos bajo
la calleNeibolt

Minutos más tarde, Amber llego a la decrépita casa en la calle Neibolt, salio del taxi y
atraveso la puerta de la calle sin pensarlo dos veces. Sabia que si lo pensaba se
retractaria.
—¡Pennywise! —Hablo firme mientras iba avanzando por la sala de estar que estaba a
oscuras.
Cada paso rechinaba contra la madera húmeda y vieja. Habían tablas rotas y tuvo
cuidado de ello. Escucho un chirrido y se espanto al ver una rata enorme.
Bien, una casa desagradable más y que Ryan y Penn se cuiden solos.
—¡¿Dónde demonios estás Penn?!
Siguió caminando a través de la oscura y crujiente casa, escuchando si había algún
indicio de que estaba.
Nunca se imagino volver a esta casa por propia voluntad después de rescatar a Peter.
Pero ahora tenía que rescatar a su imbécil ex por que fuera o no un completo idiota
esa niña que aunque no lleve su sangre le espera en casa, al igual que sus sobrinos y
familiares. Por otro lado Penn iba a ser atacado por los demás y no quería verle tan
herido.
Un crujido anormalmente fuerte en el piso provocó que se girará de inmediato. Sus
ojos se encontraron con los familiares y resplandecientes orbes amarillos que estaba
buscando. Parecían amenazantes en la oscuridad que se avecinaba, mirándola
intensamente y sin dar movimiento alguno.
—¿Penn? —Pregunto suavemente, caminando cautelosamente hacia él.
Luego salió sigilosamente de la habitación oscura, caminando a través de un brillo de
luz de luna que brillaba a través de la ventana sucia y de cristales rotos.
Su aliento se detuvo cuando vio su estado actual. La herida en su frente parecía
mucho peor que antes. Todavía estaba con aquel líquido negro que salia de su herida.
Tenia varias grietas en su cabeza, partes de su cara se estaban cayendo, haciéndolo
parecer una decrepita muñeca de porcelana rota. Como las de las películas de horror.
Él levantó su mano lentamente, que ya no estaba enguantada, sino que estaba negra
y llena de dolorosas hendiduras en la piel. Parecía piel de lagarto o un reptil.
Ella avanzo con cuidado y dejo una mano sobre la herida que tenia.
—¿Por qué no estás curando?
Evitando ver a los ojos de ella, respondió.
—No me he alimentado.
Él se estaba muriendo de hambre, y este fue el resultado. Él se estaba deteriorando
lentamente.
—Es por eso que has estado tan ... —Salvaje o cruel no parecía apropiado decirlo,
aunque era cierto.
Afortunadamente, él comprendió lo que estaba insinuando y asintió solemnemente
con la cabeza.

Amber suspiró profundamente. Matar no era solo un hobby para él. Claro,
era obvio que le encantaba. Era una criatura maliciosa, después de todo, pero
también era una necesidad absoluta.

Ella se acercó para verle bien, él lucia espantoso y débil.

—Tenemos que resolver esto, Penn.

El no dijo nada a cambio, pero le permitió continuar inspeccionando su mano hasta


que se le ocurrió la razón por la cual estaba realmente allí y dejó caer la mano de
inmediato y preguntó con acidez.

—¿Te importo? —Pregunto mirando al suelo.

—Penn —Suspiró al verlo en ese estado —Si me importas pero eso no quita el hecho
de que seas malo.

—Así soy...
—Lo se, lo se... —Comento mientras miraba tras el, miraba pese a la poca luz donde
podría estar su ex. —¿Dónde está Ryan? ¿Por qué te lo llevaste? —Pregunto mientras

—Sabes por qué —Respondió bruscamente, su comportamiento cambiaba al instante,


dejando al descubierto sus dientes mientras sus ojos amarillos brillaban con ira.

Ella se burlo, arrugando su cara con disgusto.

—¿Por celos? ¿Eres realmente así de patéticamente inseguro?

De repente él se levanto hacia adelante, quitándole el aliento cuando la inmovilizó


contra la pared, cerrando sus brazos sobre ella quien le miro sin palabras mientras él
gruñía, y su cuerpo temblaba de ira.

—Ahora, ahora, ahora —Le regañó con voz aguda y escalofriante —Cuídate esa
lengua tuya.

—¿Miento acaso? —Pregunto al verle molesto.

—... No.

El extendió su lengua para lamer duramente a lo largo de una mejilla, cayendo sobre
la boca dibujada de ella. Su lengua le apretó los labios ansiosamente buscando la
entrada, pero ella los mantuvo juntos lo mejor que podía.

Al ver que no podía hacer otra cosa, empezo a pasar la lengua por el cuello para
hacerla gemir o exclamar y así aprovechar de meter su lengua en la boca de ella, con
una sonrisa de complicidad plasmada en su rostro.

—Bonita, linda chica, siempre llamaste la atención con esos ojos bondadosos.
—Arrulló mientras usaba la mano que no estaba sujetando las manos de ella para
tocar su cabello.

—Penn —Se asfixio, con la voz tensa por el miedo que la paralizaba, pero de alguna
manera manteniéndose firme. —Para. Aléjate de mí. Ahora.

Haciendo caso omiso de sus demandas, presionó sus labios rojos contra los suyos,
besándola suavemente al principio hasta que comenzó a desear más. Sus labios se
movieron con fuerza contra los de ella hasta que logró colocar el labio inferior entre
sus dientes, solo chupando al principio hasta que lo mordio, deleitándose con la
sangre que goteaba de la boca de ella hacia la parte posterior de su garganta.
Él saboreó el sabor de la sangre en su boca mientras su cuerpo se sacudía de placer.
Cerró los ojos y disfrutó en el momento antes de presionar sus labios contra la oreja
de ella.

—Hermoso miedo ...

El continuó presionándo contra ella, saboreando el terror que ella tenia.

—Penn no tienes que hacer esto.—Menciono mientras sentía que la oscuridad del
lugar la consumía junto a él. —Lo solucionaremos juntos, lo prometo.

El no se molestó en dar una respuesta. En cambio, sus dientes


comenzaron a sobresalir de su mandíbula, sus ojos rodando en la parte posterior de
su cabeza mientras su rostro comenzaba a abrirse.
El terror absoluto corrió a través de ella. Pennywise nunca había sido así con ella y
ahora podía ver por qué los demás estaban tan aterrados de él.
Ella nunca lo conoció de este modo.
Un brillo comenzó a aparecer en la parte posterior de su garganta, uno similar a lo
que vio reflejado en los ojos de Ryan antes de que cayera inconsciente. Recordando el
efecto que tuvo sobre él, volteó su cabeza, cerrando los ojos lo más fuerte que pudo.
El calor cálido adornaba la piel de su rostro mientras unas lágrimas caían.
Ya que el estaba enfocado en ello y no en el control de las piernas de ella, por
instinto, y le dio con la rodilla tan fuerte como pudo.
El calor cesó de inmediato y escucho un grito horrible e inhumano al retraer su cuerpo
del suyo, causando que cayera al suelo polvoriento.
Ella abrió los ojos y respiró con normalidad. Sin detenerse a mirarlo en posición fetal
y maldiciendo por el dolor, comenzo a escabullirse.
Un agarre firme alrededor de su tobillo detuvo sus movimientos. Empezó a darle
patadas mientras intentaba escabullirse nuevamente. Podía estar cansada y aterrada
pero le iba a golpear lo necesario para escapar de su estado salvaje.
Pennywise la estaba arrastrando con dureza. Amber grito en el aire sin éxito al ser
arrastrada por las sucias tablas de madera. Lo poco que respiro se detuvo cuando
Pennywise quedo encima de ella, inmovilizándola.
Cerro los ojos mientras se removia intentando ser libre. Sentía impotencia de esta
situación.
—Abre los ojos —Demandó en un gruñido.
Abrio los ojos temerosa, mirando hacia él. Sus ojos rojos brillaban cuando la baba se
derramó de sus labios rojos hacia su pecho. Pateando y empujando contra él no hizo
nada ya que parecía tener una fuerza sin igual mientras la mantenía en su lugar sin
esfuerzo.
Cuando su mirada se posó en las lágrimas del rostro de ella quien seguía sin rendirse,
su lengua se derramó fuera de su boca para lamer una tira gruesa y húmeda a lo
largo de la mejilla derecha, saboreando el sabor mientras se estremecía contra ella.
Respiró antes de cacarear misteriosamente.
Amber continuó llorando, causando que Pennywise se llevara las manos a la cara en
señal de burla.
Dejó de tratar de luchar contra él y en su lugar lo miró a los ojos.
—Eres un cobarde.
Sus ojos buscaron los de ella por un momento más antes de parpadear un par de
veces, perplejo de ello.
—¿Que dices?
—Eres un cobarde... no pudiste matarme de niña y no puedes ahora...
—Puedo hacerlo ahora, nunca estuve tanto tiempo luciendo como humano y lo
aborrezco.
—Intentalo...
—Se tu mayor miedo,—Murmuró cerca del rostro de ella y con los ojos rojos. —Se
como hacer que esa cosa que siento en el pecho se extinga para siempre.
—¿Vas a violarme antes de matarme? —Pregunto con ironía a verle hasta reír.—Es
como habría muerto de niña... pero te importo y no fue así. —Se rió al ver que los
ojos de él estaban rojos de ira.

—Shhh
—Busca en mi bolsillo y encontrarás una chuchería de hace décadas que demuestran
mi punto —Menciono mientras seguía luchando por ser libre.
El apretó la mandibula y busco en el bolsillo de la chaqueta para ver la pulsera. Se
separo molesto. Aparentemente despertando de su salvaje aturdimiento. Sus dientes
se retrajeron cuando su forma comenzó a cambiar del terrorífico payaso al del
apuesto hombre que había sido previamente, aunque también era muy diferente. Sus
ojos estaban hundidos, sus mejillas estaban aún más marcadas, y su piel parecía fría
y pálida como un muerto. El parecía un muerto viviente.
Ella aprovecho y lo inmovilizo sin problemas, obviamente estaba débil por la
transición y su falta de sustento.
—Melocotón —Susurró débilmente.
—Está bien —Interrumpió al verlo adolorido e intentando poniéndose de pie. Sus
rodillas se doblaron al ponerse de pie.
Después de secarse las lágrimas y quitarse el polvo de la ropa, finalmente se
encontró con sus ojos una vez más. El pesar y la tristeza plagaron su mirada
avergonzada, sabiendo el daño que acababa de hacer.
Suspirando, forzándose a permanecer calmado, rompió el incómodo silencio.
—Por más que quisiera que Ryan desapareciera de la faz de la tierra, debes dejarle ir
Penn. Lo solucionaremos, pero no puedes matarlo.
—Está flotando —Fue todo lo que respondió, aún desviando la mirada.
—Dices eso como si supiera que significa eso —Espetó, todavía molesta con él, pero
tratando de mantener la compostura.
Él comenzó a darse la vuelta y alejarse de ella antes de que lo llamara. Se detuvo por
un momento, antes de responder en voz baja.
—Sígueme.
—¿Debo confiar en ti? ¿Después de que casi me matas? —Pregunto esperando el
chiste.
—Muero de hambre por eso mi actuar. Puedes esperarme pero no prometo nada.
Ella lo pensó un momento y finalmente le siguió hasta el sótano, donde había un
agujero gigante en el medio de la habitación que parecía conducir a ninguna parte.
Se inclino cautelosamente sobre él para mirar hacia la eterna oscuridad.
—¿Él está allí? —Preguntó nerviosamente.
—Toma mi mano y cierra los ojos —Exigió, cansado.
Ella se volteo para mirarle con una mirada escéptica.
—¿Esperas que acepte ciegamente después de lo que acaba de pasar?
Sin responder, simplemente tendió su mano como una solicitud silenciosa.
Ella sabía que no tenía otra opción, así que puso su mano en la de él y cerro los ojos,
tal como él lo pidió.
Jadeó cuando él la rodeo en sus brazos.
Sintió una presión extraña rodeando su cuerpo por solo un momento antes de
detenerse tan repentinamente como había comenzado y el olor del aire rancio y
húmedo la rodeaba.
—¿Penn? —Pregunto sacudiéndose ligeramente ante el eco inesperado que
siguió.—¿Puedo abrir mis ojos ahora?
—Sí —Respondió, soltandola con cuidado.
Ella abrio los ojos para ver el entorno oscuro. Era una cueva grande, llena de
extraños objetos y baratijas de todo el mundo, todos amontonados de una manera
desordenada y desorganizada.

El olor a sangre y pudrición la abrumaron cuando comenzo a respirar


hondo, hiperventilando al darse cuenta de que Pennywise de alguna manera la había
transportado a ambos.
—¿Por qué estamos aquí, Penn?
Su mirada era difícil de leer mientras la miraba fijamente por un momento antes de
levantar su cabeza hacia el techo. Confundida, siguio su mirada y se ahogó en su
propio aliento cuando vio cuerpos flotando. Ya fueran partes o un cuerpo entero.
—Oh, Dios mío ...—Jadeó, sin saber qué pensar. Sintió un fuerte escalofrío pasar por
su cuerpo.
Retrocedió asustada, aún más cuando Pennywise levantó su brazo, que se transformó
de su brazo humano en un tipo de tentáculo ennegrecido, o al menos esa es la mejor
forma en que podía describirlo. Se extendió hasta que envolvió su apéndice alrededor
del tobillo de Ryan, tirando de él suavemente.
Una vez que estuvo a su alcance, lo atrajo apresuradamente hacia ella, en vez de
dejarle suavemente lo dejo caer al suelo.
—Ups.—Soltó falsamente pues aun tenía celos del humano.
Ella le miro como regañó mientras se horrorizaba al ver que le faltaba una
extremidad. Sostuvo el rostro de su ex en sus manos, mirando a sus ojos vacíos y
fríos además de la inexistente parte de su brazo izquierdo.
—¿Ryan? —Pregunto asustada al ver sus ojos muertos.
—Está vivo... 80% —Dijo Pennywise, cortando la gruesa tensión en el aire.—Quizás
hasta un 85%
Levantó la cabeza para captar su expresión; para ver si estaba siendo sincero o
burlándose más.
—¿80%? ¿Como que 80%?
—¿Era zurdo o diestro? —Pregunto acariciando su cabeza y notar que se estaba
desintegrando lentamente.
—Tu... —Titubeó.
—Solo me comí un brazo por eso sigo parcialmente normal... vivirá, le había cortado
la circulación, —Comenzo como si fuese lo más normal del mundo.—Mira, le apreté el
hombro para que no se desangre... tanto.
Él se inclinó para hacer despertar al odioso humano.
Ella sospechaba de sus acciones, pero al final sabía que no tenía sentido discutir.
Pennywise abrío la boca de par en par hasta que Amber miro a otro lado mientras oía
un crujido enfermizo.
Instintivamente, miro hacia otro lado, sin poder soportar lo que estaba sucediendo.
Camino unos cuantos pasos hasta una muñeca de cabello castaño y ojos claros,
vestido blanco con gris que se le hizo familiar. La tomo en sus manos curiosa.
Subió al escenario que tenia Pennywise ya que era el lugar más limpio y con luz. Se
tenía una vista de todo el lugar. Miro a una esquina para ver papeles pegados en la
pared. Se encamino a ellos para ver que eran sus dibujos de pequeña.
Un payaso, ellos juntos, un perrito. Tenía esos dibujos aun guardados.
Se volteo para ver a Pennywise a lo lejos, quien volteo y se restauraba a la
normalidad, aunque Ryan todavía estaba en un aturdimiento sin vida. Justo cuando
bajaba, él jadeó y se sacudió del suelo. Tosió un par de veces antes quedar en la
normalidad y exclamar de dolor.
—¿Feliz? —Pregunto de mal humor y haciendo una reverencia.
—¿Qué pasó? —Pregunto Ryan tomando un momento para mirar alrededor de la
cueva, sus ojos se abrieron con terror. —¿Dónde diablos estoy? ¡¿Cómo llegamos
aquí?! ¡Mi brazo!

—Está bien... —Hablo Amber ayudándolo a levantarse. Miro a Penn sin


saber cómo pedirle que le limpiara la memoria como lo había hecho con Peter.

Afortunadamente, Pennywise parecía saber lo que estaba pidiendo. Asintió con la


cabeza sutilmente antes de acercarse a Ryan quien comenzó a retroceder al verlo.

—¡Aléjate de mi!

Pennywise fue demasiado rápido para él. Lo agarró con fuerza por el brazo, único que
le quedaba. Le miró fijamente unos momentos y lo dejó caer al suelo inconsciente
como si fuese basura.

—Listo.

Amber suspiro mientras intentaba levantarlo para sacarlo de aquí.

—¿Que haces?

—¿No es obvio?

—Quédate aquí —Exigió como si ella tuviera elección. Antes de que pudiera protestar
él se había ido.

Momentos después, Pennywise regresó, tropezando un poco cuando apareció frente a


ella. Parecía aún peor que antes, ahora definitivamente era como el cadáver de un
leproso.

—¿Qué hiciste? —Pregunto mirándolo sospechosamente.

—Está dormido fuera del hospital... Seguramente un psicópata le corto un brazo para
el mercado negro... —Se rió un poco hasta escupir de su espesa sustancia negra que
aludía a la sangre. —... Ryan no tendrá ningún recuerdo de esta noche, —Explico con
acidez. Claramente, no pudo evitarlo.

Un momento de silencio incómodo pasó entre ambos. Se tomó un momento para


inspeccionarlo más a fondo, ahora, evidentemente, viendo cómo parecía agotar más
energía con cada minuto que pasaba.
Él mantuvo los ojos en el suelo como un niño que acaba de portarse mal y que lo
regañaban por ello.

—¿Por qué te detuviste, Penn? Podrías haberme matado fácilmente, haberte


alimentado de mí y ya no estarías tan débil. No has mostrado misericordia con nadie
más, así que ¿Por qué ahora?

Nuevamente, él no respondió.

—Dijiste la verdad.

La comisura de su boca se curvó ligeramente, divertida por sus palabras, pero él


permaneció en silencio. A pesar de su nuevo miedo hacia él, se obligo a acercarse a
él, levanto su mano hacia su cara para rozar su mejilla, causando que los dos se
estremecieran porque tan pronto como lo toco, su piel se agrietó bajo su toque.
Algunas piezas se rompieron y flotaron.

—Oh, Dios —Expreso horrorizada al verle en ese estado.

Sabia si no comía pronto, no duraría mucho más. ¿Pero fue eso algo malo?

Él era un monstruo. Eso estaba claro. Mató a personas inocentes y amaba el terror y
agonía, pero esta noche le había demostrado que era capaz de contenerse; que podía
controlar sus impulsos con la motivación correcta, sea lo que sea.

—¿Absolutamente tienes que comer humanos?

—No se trata solo de la carne —Comento débilmente, su comportamiento descarado


habitual en ninguna parte. —Es el miedo.

Fue entonces cuando se le ocurrió una idea. Que matara, pero a una clase muy
particular de hombres.

—Penn, ¿Hasta dónde puedes viajar como lo haces?

Él la miró con escepticismo.

—Normalmente no tengo limitaciones, pero teniendo en cuenta lo débil que soy,


probablemente no esté fuera de los límites de la ciudad.

—¿Tienes la energía para llevarme a mi viejo barrio?


Se tomó un momento para responder, contemplando su fuerza, pero finalmente,
asintió con la cabeza.

—Bueno. Vamos, vamos a conseguirte comida.

En lugar de moverse, se quedó allí y la miró boquiabierto.

—¿Por qué me estás ayudando? —Preguntó finalmente, con una expresión incrédula
en su rostro. —Después de todo esto, ¿Planeas ayudarme?

Intentó pensar en una razón que fuera lo suficientemente válida para ambos.

—No sé, —Admitió después de un tiempo. —Es un favor. A cambio no más niños
muertos, mata a adultos pero no niños.

El se acercó, levantando su mano hacia ella un poco demasiado rápido, haciéndo que
ella retrocediera ante el movimiento repentino. Hizo una pausa, reconociendo la
incomodidad y lentamente retiró su mano.

Una ligera sonrisa de satisfacción adornaba sus labios secos y agrietados mientras
reflexionaba sobre sus palabras.

—¿Mi melocotón quiere hacer un trato?

—No, Pennywise. No más ofertas, no más juegos, no más trucos mentales extraños.
Eso es todo.

—Oh... amo nuestros juego...

—¿Puedes contenerte o no? Es tan simple como eso.

—No puedo.

Amber contuvo la respiración por eso. No debió haberlo escuchado bien. Literalmente
se estaba deteriorando frente a ella, y aquí ofrecía su ayuda a cambio de algo tan
pequeño como una petición para no herir a niños, ¿y él no podía cumplirlo?

—¿Qué? —Respondió en respuesta.

—No soy un perro al que le ordenas y cumple — Escupió, claramente irritado. El no


iba a ceder ante la demanda.
—Eres una araña que asusta y atrapa a sus víctimas. —Hablo ella al verle bien y sin
saberlo dio en el blanco —Las arropas con falsas promesas para atraerlas a tu trampa
mortal... —Añadió tocando la vestimenta de él —Pero ahora estas débil y si no
quieres mi ayuda te recomiendo esconderte ya que a los que atacaste esta noche no
se van a rendir. O esperas tu muerte o aceptas mi ayuda.

Él la miró sin decir una palabra hasta sonreír ante la valentía de ella. Estiro una mano
en señal de aceptar la propuesta.
Capítulo 17

Partners in crime

Había que tener en claro que el plan que tenían iba a tener consecuencias, una vida
para ser específico. Alguien, malo, iba a morir para que él estuviera bien. Era
arriesgado, era malo en sí, pero seguía firme en ello.

Ella apretó la mano de él como acuerdo de la ayuda que le ofrecia. Él alzo la muñeca
de ella, quien parpadeó con incredulidad, boquiabierta tratando de encontrar la
respuesta correcta al ver que besaba su muñeca como agradecimiento a su ayuda.

De repente y sin darse cuenta, noto cuan cerca estaba de ella, sus ojos una vez más
amarillos y ardientes como dos soles.

—Ya, no hace falta esto.

Él se burló.

—Es por agradecimiento.

—¿En serio? ¿Tu? ¿Agradecer? —Pregunto alzando una ceja y quitando la mano. Sin
embargo, antes de que pudiera dar un movimiento, una mano se envolvió alrededor
de su muñeca derecha y la hizo girar para que estuviera al ras contra su pecho, el frío
de su piel irradiaba a través de su ropa.

—Penn, que... —Sus labios se estrellaron contra los suyos, moviéndose con una
necesidad tan desesperada. El beso fue intenso, casi enojado por la forma en que la
apretó contra él, como si temiera que intentara alejarse.

Él se apartó después, tropezando y soltándola apresuradamente para evitar caer.


Parecía casi avergonzado mientras la miraba fijamente, sorprendido por su propia
debilidad.

—Olvida lo que hice, yo no debo hacer eso... si me acerco otra vez dame un golpe
—Pidió al verla y menear la cabeza aturdido por las acciones cometidas.

—Estamos... estamos perdiendo el tiempo —Comento, rompiendo el silencio y


lamiendo el sabor de sus labios: caramelo y sangre. Extraña mezcla. —Tenemos que
ir cerca de donde vivía ¿Me puedes llevar ahí?

Él asintió débilmente, probablemente inseguro de su propia fuerza en este punto,


pero no obstante, él la recogió sin decir una palabra más. Cerró los ojos con fuerza,
apenas un segundo después sintiendo la misma extraña presión que había sentido
antes de rodear todo su cuerpo. Esta vez duró un poco más.

Segundos después, la presión desapareció y sintio que el aire frío de la noche


golpeaba su rostro. Abrio los ojos y miró a su alrededor el área oscura al lado del
lecho del río.

Habia una vieja valla que daba al parque que fue renovado.

El muro que separaba a la comunidad de normal a peligrosa.

—Esta es una comunidad de mierda, llena de la gente más deplorable que se pueda
imaginar.

Miro hacia atrás a Pennywise para ver qué pensaba en su infancia , pero su expresión
permaneció desconcertada e insegura.

—Si vas a asesinar gente, al menos comienza con aquellos que han hecho
algo para merecer la muerte. No niños.
—¿Quieres que los mate? Porque ya he matado por ti— declaró finalmente.
—No quiero que mueras y esas bazofias son malos, abusan de niños... nadie les
extrañara.
Sus ojos se posaron en ella, contemplando algo.
No respondió su pregunta.
Ella bien sabía que tenía un poco de poder en él y su respuesta era que él no siguiera
débil.
Amber era realmente perfecta para ella. Un complemento.
—Esos son adultos —comentó.
—¿Y?
—Es más fácil atraer a un niño. Su miedo es puro en lugar de ser un adulto que es
más difícil de asustar...
—A mi no me asustas pero asustaste al bastardo que me hacía daño. —Comento
negando con una sonrisa a tal excusa.
—En mi estado debilitado, no será fácil para mí llegar a ellos.
Amber pensó por un momento, tratando de encontrar una solución rápida hasta que
se le ocurrió una idea. Uno que no le gustaba en absoluto, pero que sabía que iba a
funcionar.
—Espera aquí. —Menciono quitándose la chaqueta y lanzarla donde él. Tiro del
vestido mas abajo para lucir más su escote.
—¿Por qué? —Cuestionó frunciendo el entrecejo al verla. —Oh no ni creas que dejare
que...
Ignorando su habla, comenzo a caminar alrededor de la cerca hacia la apertura del
parque, sintiendo los ojos de Pennywise sobre cada paso que daba. Entro por la
puerta principal y camino aparentando el no tener miedo.
Esto era tan peligroso, incluso teniendo en cuenta que sabía como defenderse y que
tenía a un monstruo que la ¿Cuidaba?
Cuando se acerco a los juegos donde habían sombras de personas hablando. La
charla se calmo cuando notaron su presencia en el lugar.
—Hola, hermosa —Hablo uno de los hombres que podría ser hasta su padre. Que
asco.
—¿A dónde vas? —Pregunto otro hombre al verla bien y mirar sin pudor el cuerpo de
ella.
—Hola... Lo siento, no quise interrumpir. Solo estoy esperando a un amigo.
—¿Un Amigo? —Se burló uno de ellos mirando al resto. —¿Aquí? ¿Te perdiste,
muñeca?
—No, no, estoy perfectamente bien, gracias —Les aseguro, esperando que al menos
uno de ellos mordiera el anzuelo.
—¡Bueno, ahora, no te vayas tan pronto! —Dijo otro de ellos arrastrando las palabras.
Estaba tan ebrio por dios, era un asco completo.
—¿Estás buscando una fiesta?
Algunos de los otros hombres se rieron de sus avances, pero siguio caminando,
ignorando sus abucheos y palabras obscenas.
—Preciosa, nosotros podemos ser tus amigos —Grito uno de los hombres riendo.
Nielsen no sabía si alguno de ellos había decidido seguirla.
Una vez que llegó a la parte posterior del parque, encontró una abertura en la cerca
en la esquina debajo de un grupo de árboles sauces. Siempre contaban por estos
lugares que por la forma de estos arboles, los delincuentes sexuales actuaban por
esta parte.

Que asco. Quien sabe cuantas niñas y niños fueron abusaron en los
muchos arboles de este lugar.

Tan pronto como estuvo a punto de atravesarlo, un fuerte agarre en su muñeca la


detuvo bruscamente.

—¿A dónde vas con tanta prisa, bonita?

Al voltear vio al más musculoso de todos ellos, parado frente a ella. Era un hombre
afroamericano, estaba sudoroso, maloliente y claramente bajo la influencia de algo.
Seguramente metanfetaminas. Debía tener poco mas de cuarenta pero muy mal
llevados por el consumo de sustancias.

—Déjame ir —Exigió, tratando de sacar sus grandes dedos de su muñeca sin éxito.

—Silencio, solo quiero hablar —Insistió duramente —¿Que hace una niña como tu en
un lugar como este sin esperar nada a cambio? —Rio tocando los labios de ella hasta
apretar sus mejillas —Te trataré muy bien preciosa, claro que si no gritas.

Ella lucho, tratando de poner tanto espacio entre ella y el hombre fornido como sea
posible. Miro a su alrededor, esperando que Pennywise tomara la indirecta. ¿Qué
rayos podría estar esperando?

Antes de que pudiera hacer algo, el hombre le había puesto una mano sobre la boca.

—Shhh. No queremos que nadie más arruine el momento, bebé... a no ser que te
guste una orgia.

Justo cuando el miedo real comenzó a deslizarse en su mente, el odio a esta clase de
hombres fue tan severo que su mano bajo a la entrepierna del hombre para apretar
bruscamente mientras le dio un golpe en el tabique con su cabeza y alzo una
pierna para dar un fuerte rodillazo.
Se logro separar del sujeto y escupir al suelo con asco. Quien sabe por donde paso
esa mano.

El hombre enorme centró su atención de nuevo en ella, pasando su mano libre por su
costado mientras sentía la sangre fluir de su nariz.

—Maldita perra... Vas a estar jodidamente rota para cuando termine.

Varios ruidos fuertes lo interrumpieron cuando ambos se sobresaltaron ante el sonido


y miraron hacia donde habían restos de globos rojos esparcidos en el suelo.

—¿Qué tenemos aquí?

El desconocido, temeroso de haber sido atrapado se volteo.

—¿Quién está ahí?

Finalmente, emergiendo de las sombras estaba Pennywise en su forma de payaso,


luciendo aún peor que antes. Su piel estaba literalmente quebrada, rompiéndose y
dispersándose en el aire. La sangre fluía de su nariz, ojos y boca, disipándose a su
alrededor. Sus ojos estaban hundidos.

—¿Qué demonios se supone que eres? —Cuestionó el hombre con disgusto al verlo.

Por lo general, Pennywise era una de bromas y juegos. Él disfrutó con el miedo, pero
esto, aparentemente, no fue uno de esos momentos. En cambio, inmediatamente
atacó al hombre grande, su mandíbula se abrió de par en par mientras sus dientes
sobresalían de su boca, perforando la yugular del extraño. La sangre broto por
doquier, incluso en el rostro y cuello de Amber que tenia su ropa empapada.

Los sonidos de los órganos y el crujir de los huesos junto con el olor a sangre fresca
casi la hicieron vomitar. Cerro los ojos con fuerza por un momento. Dejo sus manos
sobre sus ojos para impedir cualquier curiosidad al verle comer.

Penn escucho otros pasos para ver que otro hombre se acercaba a ellos. Obviamente
miro a Amber en el suelo con sangre mientras se cubría los ojos.

El nuevo sujeto era blanco, de unos veinte años que tenia una cerveza en
la mano y se espanto al ver la masacre.
Pennywise no desperdicio la oportunidad y se lanzó a matar al nuevo sujeto quien
tenia aun más miedo que un niño.
Amber escucho un nuevo grito y apretó los ojos con fuerza mientras el sonido de
órganos, carne y huesos destrozados volvían a sonar junto al sonido de Pennywise
comiendo como animal salvaje.
No pasó mucho tiempo antes de que ella sintiera dos manos húmedas cubriéndo las
suya, sacándolas suavemente de su rostro. Abrio los ojos vacilante para ver a
Pennywise en su forma humana. Aunque parecía cien veces más animado y fresco,
estaba cubierto de sangre. Su barbilla goteaba sangre fresca mientras hacia una
mueca y se detuvo a escupir un trozo de hueso.

—Gracias.
Ella hizo una mueca ante la vista, sabiendo que ella misma tenía sangre por todas
partes. Debían lucir similares.
Mirando hacia donde Pennywise había consumido los cuerpos, no quedaba
absolutamente nada aparte de la mancha de sangre en la hierba donde habían
muerto. Intentó no pensar demasiado en ello.
Eran criminales que hacían daño a niños inocentes.
Eran escorias de la sociedad.
Eran malos.
Eran.
Ya no están.
Ya no están.
—¿Te ... eh ... cómo te sientes? — Tartamudeó, sin estar segura de qué decir
después de ayudar a un monstruo a devorar una comida que alguna vez fue un ser
humano viviente.
—Vivo —Respondió, sonriendo ampliamente. Él se levantó, tirando de las manos de
ella para ayudarla a ponerse de pie también.
Tomando un momento para inspeccionarla, se le ocurrió una idea.
—Ven conmigo —Insistió llevándola de su mano, aún empapado en sangre.
Caminaron por unos minutos hasta que llegaron a la orilla del río. Corría agua limpia,
no pasaba nadie por aquí y era cercano a una alcantarillas para poder salir por otro
lado del pueblo.
La luz de la luna se reflejó en la superficie del agua cuando ella comprendió y
procedió a quitarse los botines y medias, metio los dedos de los pies en el agua. Se
volteo para verle con una expresión confusa de su rostro antes de que se metiera
completamente en el agua, dando un paso atrás mientras la leve corriente rozaba su
piel y ropa.
—Vamos, luces peor que yo —Insistió, tirando de su mano en una solicitud para que
se uniera en un baño rapido.
Él también se adelantó, sin inmutarse por lo helada del agua que lo rodeaba. Cuando
los dos estuvieron casi totalmente sumergidos en el agua, ella ya estaba casi limpia
por completo pero él no.

Amber trazo sus dedos sobre la piel de él, estaba tan pálido como lo era
cuando estaba en forma de payaso. Sus ojos buscaron los suyos mientras le limpiaba
tiernamente la sangre de su rostro, del mismo modo que cuando el la baño de niña.
Con calma y sin que el tiempo fuera un obstáculo.

Rozo su pulgar sobre su labio inferior quitando la sangre seca. La sonrisa ocasional
adornaba sus labios mientras continuaba enjuagando la sangre.

—Acuéstate hacia atrás —Le dijo al ver que su cabello estaba rojo por la sangre aún.

Él se hundió un poco e inclinó su cabeza hacia atrás para poder enjuagar el cabello.

—Mucho mejor —Comento una vez que estaba segura de haberlo sacado la sangre.

En lugar de ser tranquila y calmada, ella simplemente mojó su cabeza bajo el agua,
frotando su cuero cabelludo. Después de todo su cabello era largo y el de él era corto.

Salio a la superficie, limpiando el agua de sus ojos.

—Desventaja de tener el cabello largo, trata de ahogarme —Bromeó quitando un


mechón de su rostro.

En lugar de añadir una risa o un comentario, el nadó hacia ella, pasando los dedos
por el cabello húmedo antes de inclinarse suavemente hacia adelante y presionar sus
labios contra los de ella.
Al estar en el agua, por instinto levanto las piernas y las envolvio con fuerza
alrededor de su cintura, lo que le permite sentir la virilidad de él, que se sentia cada
vez más rígido. Una risa se le escapó al pensarlo.

—Claramente, te estás sintiendo mucho mejor.

Tarareó felizmente en respuesta, moviendo sus besos de la boca a la clavícula


derecha.

—Gracias a ti... Siempre me has hecho bien.

—Te debía un favor —Respondio, tratando de quitárselo casualmente.

Él comenzó a ronronear, todavía lamiendo y mordisqueando diferentes partes de la


garganta y pecho.

Volvió a tararear, esta vez en señal de agradecimiento. Sus sentidos volvieron a la


normalidad.

—Húndete conmigo —Murmuro.

—¿Hmm? —Pregunto, todavía insegura de lo que eso significaba desde la primera vez
que lo había propuesto.

Él sonrió entonces, sus ojos se arrugaron levemente de sus prominentes pómulos


antes de alejarse de ella y hundirse lentamente en el agua. Cuando volvió a salir,
tenía el pecho descubierto y solo se podía suponer que el resto de su ropa también se
había eliminado.

Instintivamente, miro alrededor, preguntándose si alguien les estaba mirando.

Él colocó su mano sobre la mejilla de ella, y la animó tiernamente a que esto era todo
lo que importaba en ese momento. Sin embargo, no parecía importarle si alguien
estaba mirando o no.

Él la besó brevemente otra vez.

—Oye, ya te ves mucho mejor, no te pases de listo —Le regañó.

—Húndete conmigo —Pidió de nuevo.


Amber balbuceo, no estándo segura de cómo responder.

Él sonrió maliciosamente, aunque aún era ligeramente aterrador, era una sonrisa
genuina.

—Honestamente... ¿A cuántas mujeres o hombres has hecho esa misma pregunta?


—Pregunto con las mejillas rojas.

—Eres la primera —Respondió sin incomodidad al hablar del tema.


—Primera en todo. Nunca tuve la necesidad de este tipo de interacción con los
humanos. Siempre han sido comida, nada más pero tu eres diferente.

—Entonces ...

—Iba a matarte hace tanto ya. Pero cuando llegó el momento de matarte,
simplemente no lo hice... Realmente no pude. En cambio, te cuide, quería divertirme
contigo. Dijiste que de adulta seguirías jugando con el payaso y ahora el juego
cambio.

—Creo que tu y yo tenemos ideas muy diferentes de la palabra 'juego'.

—Esto es divertido — Ella dejo los ojos en blanco, incapaz de ocultar su propia sonrisa
a cambio. —Pero me vas a dejar, ya no quieres jugar con el payaso —Murmuró —Se
que ibas a huir.—Menciono cerrando los ojos. —¿Por qué estas aquí conmigo y no
aprovechando que estoy débil para huir?

—¿Quieres que me marche ahora? Por que créeme que no me costara hacerlo.

—¡No! Solo dame esta noche. Dame una despedida—Pidió con una sonrisa mientras
arrastraba sus grandes manos por la cintura de ella por un momento.

—¿Una despedida? Bien —Aseguró después de un momento.

Vacilante, él empujó ligeramente hacia adelante, para quedar pecho contra pecho, se
tomó un momento para sí mismo, colocando besos a lo largo de la mandíbula y
pasándo los dedos suavemente por el cabello de ella con ternura.

Tras un rato de roces y besos, ligeras mordidas y una fricción que estaba siendo una
perdición a la cordura de ambos.
Él la sostuvo y la llevó a la orilla del río donde se dejaron llevar bajo la suave hierba
y restos de ropa humeda.

No fue lo mas romántico ni un rapidin de adolescentes hormonados, fue simplemente


una acto que ambos consintieron como una despedida.

Amber tenía una vida en otra ciudad, y él no encajaba con la de ella.

Mientras ambos recuperaban el aliento por lo que hicieron. Él se acostó a su lado en


la hierba, levantando la mano derecha hacia sus labios para colocar tiernos besos a lo
largo de la piel húmeda, aparentemente todavía no pudiendo obtener suficiente de
ella, quien se rió de sus acciones.

—Vamos, no somos Adán y Eva para estar desnudos en la intemperie... Alguien


puede venir —Le comento mientras él seguía cortejandola hasta cubrirla con su
propio cuerpo mientras olfateaba su cuello y le propinaba cosquillas.

—Tendrán un buen show de nosotros dos, un poderoso ser que puede aniquilar a
quien quiera, y a su hermosa humana que es su perdición.

El silencio pasó entre ambos por lo que pareció una eternidad y también un instante.
Finalmente, Pennywise rompió el silencio con una pregunta.

—¿Quieres ser mi compañera?

Ella le quedo mirando sin decir nada mientras esperaba que el riera o dijera algo. No
hablaba en en serio ¿O si?

—¿Quieres ser mi compañera? —Repitió mirando los ojos de ella quien bajo la mirada.

Él lo entendió, ella no quería pero las palabras no querían salir de su boca.

—No, no puedo—Murmuró.

Juraría que no sintió su corazón hundirse, o esa profunda punzada de dolor en su


intestino como un peso muerto, aplastándolo hasta el mismísimo corazón. En
realidad, sintió que su corazón se rompía en mil pequeños fragmentos, pero no los
dejó caer, no, los sostuvo fuertemente en sus palmas, dejando que las piezas se
cortaran en sus manos.
—Lo entiendo... —Suspiró recostandose al lado de ella nuevamente —Bueno, debía
intentarlo.

—Los perdedores van a matarte, ¿Por que no huyes? —Pregunto acomodándose y


tomando el vestido aun húmedo para cubrirse.

—Creo que quiero que lo hagan —Respondió aun en la hierba y mirando a la


oscuridad de la noche.

—¿Que dices? —Pregunto.

—Ya los niños no temen de un payaso, cada vez cazo menos... —Hablo frustrado por
los grandes avances en la tecnología que le dificultaba todo.

Cada vez cazaba menos, los miedos eran cada vez menos puros y los niños eran cada
vez más irritantes.

¿Como serán en 27 años más? ¡Peores!

Los miedos ya no son una preocupación de los niños, o jóvenes. Ya no son miedos
representantes o miedos que son fáciles de extraer.

—Ser eterno y ser malo nunca me traerá el triunfo, —Hablo tras un momento de
silencio en donde pensaba en lo de hace veintisiete años. Siete mugrosos mocosos
humanos le ganaron, descubrieron que el miedo lo hace fuerte y la valentía débil.
Siete mocosos le arruinaron todo.

Ahora esos mocosos eran adultos, aunque fuesen seis ahora, les sería aún más fácil
acabar con él.

Él suspiro sabiendo que iba a morir, no iba a regresar nunca más a no ser... a no ser
que quisiera negociar, un negocio que sabía tenía cláusulas que despreciaria.
Capítulo 18

El fin del payaso

El silencio tomo lugar por unos instantes que se sintieron mas largos de lo
acostumbrado.

—Nunca voy a dejar lo que soy, un ser oscuro que planea consumir miedo
humano.—Soltó sintiendo el gruñido de su estómago, aún tenía hambre.

—Penn...
—¿Cual es la gracia de una vida humana? —Pregunto mirando a Nielsen quien no
sabía con exactitud que responder.

¿Debía converserlo de no ser malo?

Quería comprender lo que Maturin tanto defendía. Lo que hacía que repudiara su
acción contra la vida humana.

—Amar, disfrutar experiencias, conocimientos, ser libre de ser lo que uno quiere.

—¿Por que vez positivamente las cosas, tu infancia fue horrible? —Preguntaron
curioso y un tanto molesto a la vez. Ella debería odiar la vida, debería ser una
amargada que quisiera que todos sufrieran lo mismo que ella sufrió, pero era todo lo
contrario. Se hizo fuerte del dolor, del miedo, las pesadillas que la atormentaban se
volvieron metas que superar.

—Tras la tormenta viene la calma, la vida es así. Te lastiman, te duele, lo superas,


sigues, pasan cosas buenas... es una vida común creo.

—Mi existencia ha sido destruir y consumir muerte infantil y crear traumas.—Explico


sin mucha emoción.

—La mía lo contrario, ahora en poco tiempo voy de voluntaria a ayudar niños en
lugares donde viven un infierno.

—¿Por que?

—Porque quiero, esos niños merecen algo mejor.

—¿Vas a ayudar niños ajenos y no quieres niños propios?

—Sí... Créeme después de un divorcio lo último que quiero es empezar a buscar un


pretendiente para ser el padre de mis hijos.

—¿No puedes simplemente usarlos? —Pregunto curioso y mirando a ella quien se


extraño —Retener material genético y listo.

—¿Por qué el interés en que yo tenga hijos?

—No se, curiosidad... —Respondió no entrando en detalles —Entonces ¿Vas a ayudar


a mi alimento? —Inquirió con un tono bromista y malicioso que se detuvo cuando ella
le dio un golpe y este gruñó. —¿Por que ayudar si nadie te ayudo? Nunca entenderé a
los humanos.

—No eres humano, no lo entenderías... ¿Cual es la gracia de destruir


familias? —Pregunto para saber que ganaba además de lo que ya era obvio.

—Es divertido, tienes el control —Expreso acomodándose en la hierba y mirando al


cielo oscuro propio de las dos y fracción de la madrugada. —¿Sabes que es lo más
divertido? —Pregunto extasiado y volteando a verla.

Ella hizo un gesto para que continuará.

—Todos los niños que atormente tenían algo en común, problemas con los padres ya
fuesen malos, negligentes, controladores —Enumero con una risa cruel que causaría
escalofríos a cualquiera que le escuchara. —... y el que causo que esas niñas fueran
mi debilidad; violadores.

—¿Niñas? —Pregunto revoloteando las pestañas y extrañada de que fuese en plural.

—No estés celosa amor, —Rio por el tono de voz de ella. Fuesen o no celos, fue
divertido escucharlo. —Beverly no temía de mí, temía de su padre, yo era un mero
temor... —Explico hasta alzar su vista a ella —Pero tú mi dulce melocotón eres aún
más fuerte, a ella nunca le hicieron lo que tu sufriste, tu encontraste protección en
mi, cariño y fortaleza.

—Entonces...

—Sabía cuando te vi que serias mi perdición o salvación, pero segui adelante...


—Confesó soltando grandes respiraciones por contar todo lo que sentía bien dentro de
sí mismo.

—¿Y por eso querías acostarte conmigo?

—No, te tengo estima, ¿Con quien mas me gustaría realizar el acto carnal de
humanos y animales? Con alguien que no aborrezca obviamente —Exclamo obvio y
llevando una mano al rostro de ella para trazar sus labios. —Eres bastante hermosa,
valiente y fuerte... y eso me hace débil ahora.

—¿Por qué te hago débil? —Pregunto mirandola como él suspiraba y se reprimia el


haber dicho eso.

—Por qué no pude matarte, no puedo. Ni muerto de hambre puedo...

—Oh... entiendo —Menciono dejando un silencio que se torno incómodo. —¿Puedo


preguntar algunas cosas?

—Claro.

—Esa forma que tienes —Señalo con un dedo al verle aún sin ropa —¿De donde
surgió?

—¿Te gusta? —Pregunto con una sonrisa y levantandose de la hierba para sacudirse
unas cuantas hojas de césped —Es una forma que tome hace mucho, es casi tan alto
como mi forma favorita.

—Ya lo creo. —Hablo al verle.

Él sonrió y cambio a la apariencia de ella con la misma ropa que ella tenia.

Amber abrio los ojos sorprendida al ver que era idéntica a ella, el mismo lunar, el
mismo cabello. Instintivamente llevo un dedo para tocar y estar entre asombrada y
espantada a la vez.

—Normalmente no uso modelos femeninos pero no me niego que esto es divertido


—Expreso llevando ambas manos a los pechos para apretarlos miente miraba a
Amber quien hizo una mueca de desagrado. —Oh vamos, siempre uso un cuerpo
masculino, déjame divertirme —Recriminó mientras miraba dentro de su escote
—Esto es bastante divertido.

—Esto es tan extraño, ya cambia de apariencia. —Pidió al verle tan cómodo mientras
se divertía mirando el escote. —Verme, verte hacer eso me es extraño.

—Bien, que te parece esta apariencia —Hablo cambiándose a un modelo masculino de


ojos verdes que podrían llegar a ser azules, era alto pero no tanto como su forma
humana acostumbrada, de cabello negro como la noche, pómulos marcados y
bastante atractivo.

—Bastante atractivo, ¿Por qué gastas energía en ello?


—Es mi última noche de vida, déjame divertirme... —Hablo volviendo a su apariencia
humana normal.

Él se rió de la nada en un momento mientras dejaba su brazo sobre los hombros de


ella para empezar a caminar a la salida de este lugar para irse juntos por la oscuridad
de la noche.

Debían ser cerca de las tres am y era evidente que en este pueblo era una hora aún
más peligrosa. Aunque claro, que ella caminaba con el propio peligro del lugar.

—¿Por qué ries? —Pregunto.

—Se que están en las alcantarillas y para gusto propio les hice creer que puse
huevos.

—¿Huevos? —Pregunto extrañada. ¿De donde saldrían? Miro el cuerpo de él y


entrecerro los ojos.

—Son falsos, no puedo dejar decencia. Soy ¿Estéril es la palabra que busco?
—Inquirió y ella asintió de inmediato —Entonces soy estéril, solo hice eso para darles
el miedoso de que siempre estaré... —Explico mientras dejaba su cabeza en el cabello
de ella y gemia un poco por gusto propio al tenerla tan cerca.

—Parte de ello me alegra, ya te imagino comiendo de tus propios hijos.

—No haría eso —Afirmó con voz firme y separándose de ella un tanto molesto por ese
comentario. —Soy un monstruo pero tampoco tanto...

—Esta bien —Respondió con un bostezo y preguntándose a cuantas cuadras esta el


hotel.

—No dañaría a mis hijos, no soy como tu padre, quizás por eso lo mate muy
lentamente... Lo siento.

—Me da igual, ¿Vamos al hotel o te despides aquí? —Pregunto quedando frente a él y


verle lo más que podía pese al sueño.

—Creo que despedirme ahora sería lo mejor. —Respondió con la garganta apretada al
verle. Suspiró y le miró hasta dar un paso y quedar cara a cara.

—Supongo que adiós y gracias por todo, incluso el golpe, quizás me den mas licencia
—Rio un poco hasta tomar una bocana de aire y mirarle. —Te voy a extrañar señor
payaso.

—Que recuerdos aquellos... —Sonrió al ser llamado así. Volvió a su apariencia de


payaso y llevo un dedo a la punta de nariz de ella. —Cuidate y recuerda que los
monstruos son reales y están en todos lados, se feliz en un larga vida adulta hasta
que perezcas por el tiempo —Hablo sin que se diera cuenta en un tono sombriaco.

Acarició el rostro de ella hasta detenerse al sentir nuevamente el impulso de besarla y


morderla. Anhelaba sentir su sangre nuevamente en sus labios pero se reprimió y
beso la frente de ella mientras respiraba erráticamente.

Al separarse la miró retrocediendo unos pasos hasta camuflarse entre la oscuridad


para desaparecer.

Ella se quedó rodeada por la oscuridad suspirando y mirando el oscuro del lugar salvo
la luna llena que iluminaba su camino. El aire pese a ser helada no le incómodo
mientras iba caminando al hotel sintiéndote un vacío y una pena mas que otra cosa.

Por otro lado en las alcantarillas se encontraban los perdedores buscando a


Pennywise para matarle. Aunque poco o nada habían logrado, lo más desconcertante
y que les asustó fue el ver aquellos huevos que parecían de algún avestruz gigante
por el tamaño, los cuales estaba recubiertos por una membrana que parecía una
placenta pero de color blanco.

Bill miro a Mike y entro ambos decidieron romperlos. Junto a Richie destrozaron cada
huevo que encontraron, claro que al examinar uno se percataron que eran bromas
crueles y en uno era el esqueleto de una niña de tres años desaparecida con el rostro
intacto. En otros al romperlo salían gritos con lamentos y en otros eran recuerdos de
alguna víctima... cansados y agotados se dispusieron a irse a su hotel.

En diferentes secciones de la alcantarillas se encontraba el payaso con la


pulsera en la muñeca mirando un punto fijo mientras negociaba con aquel que era
más poderoso.
Tras pactar un acuerdo del que ya se arrepentía se dispuso a dormir en algún rincón,
en horas más todo acabaría.
Las alcantarillas eran un lugar espantoso, sucio y deplorable con suciedad en cada
rincón y ratas enormes corriendo de izquierda a derecha y viceversa. Quizás debía
aprovechar el dormir en otro lugar por hoy, después de todo tan solo serian unas
pocas horas.
Emergió de una sombra de la habitación para ir avanzando lentamente a la cama
donde ella descansaba.

La miró bien y se quedó del otro lado de la cama, ella no sabría siquiera que él
durmio ahí. Tomo la frazada y los cubrió antes de descansar un momento.
¿Hizo lo correcto? ¿De verdad iba a cumplir con ello? Obviamente si tenía la
oportunidad iba a matar a los perdedores, eso ni dudarlo... pero en verdad dejaría su
existencia en unos hilos rotos que dependían de lo que pasará hoy.
No más sangre, no más muerte, solo existir sin ser él realmente. Ser un recuerdo y
tormento que ya sin poder cumplir su propósito no tiene valor para seguir existiendo.
Pennywise iba a morir, sus luces se apagarian como soles extintos, anunciando el fin
de un ciclo, el fin de una era. Dejaría que sus luces se apagaran y su cuerpo polvo o
sombras desgarradas se volviera.
Claro que al hacer un trato con alguien que estuvo en el circo y es tan misterioso,
algunas magias con cuerdas y trucos de magia sorprendentes, esconden trucos
sencillos para propio beneficio.
Suspiró y miró a la mujer a su lado, una simple vida humana que le corrompió... la
causante de ese malestar en pecho y cabeza.
En un abrir y cerrar de ojos ya era de día y entre ello se tenía a la familia Nielsen
partiendo a las nueve am a Ohio, salvo Amber quien se regresaría en la tarde. En la
camioneta de su familia irían incómodos y prefería tomar un avión, aparte de esa
excusa casi no durmio y el reloj despertador paso desapercibido.
Apenas logro percatarse de lo que ocurría, escucho golpes en la puerta. Abrio los ojos
y se miro, bueno bragas y un top blanco... al carajo, es su último día aquí.
Se levanto a abrir la puerta para ver a Beverly y a Mike quienes ingresaron sin
consentimiento a la habitación de Nielsen.
—Se pide permiso y no, no pueden entrar. —Hablo molesta y cerrando la puerta para
lanzarse a la cama nuevamente.
—¿Como lo hiciste? —Pregunto Mike mirando la habitación por si había rastro del
payaso.
Pennywise se había marchado poco más de una hora atrás para ir a su alcantarilla y
recolectar lo de mas valor. Entre tanta chuchería y recuerdos de víctimas había
joyería antigua muy valiosa que daría unos cientos o miles de dolares.

—¿Hacer que? Miren estoy agotada, pueden retirarse.


—Tu labio esta roto —Señalo Marsh al verla bien y notar que era reciente.
—Tengo varias cosas rotas y dañadas; la clavícula, labio, la paciencia. —Enumero
cansada. En este puebla la muerte la ha querido tener como víctima desde que llego.
—El sujeto que se llevó ayer esta vivo en el hospital sin un brazo —Explico Mike aún
sin creerlo.
Ryan Bresler estaba vivo, sin un brazo, pero más que ello no. Nadie sabia como llego
al hospital y sin un brazo pero lo atendieron de inmediato y pudieron detener la
pequeña hemorragia.
—Mi ex podrá ser el soldado del invierno, —Murmuró con un bostezo y teniendo en
claro que de no ser por ella, Ryan seria un desaparecido más de Norte América.
—Quizás así pueda ser el florerito de la clínica... como sea, ya no es mi problema, su
nueva pareja deberá hacerse cargo...
Lo cual era un karma enorme que le causaba goce y tristeza a la vez, pero ya que
arruino su matrimonio y no cumplió con el "En la salud y en la enfermedad" que otra
le ayudará.
—¿Como lo encontraste?
—No quiero hablar. Se retiran ahora por favor.
—Amber —Hablo Beverly sentándose a su lado y apelando a la compasión femenina.
—Ese monstruo siente algo por ti, con tu ayuda lo podemos acabar.—Explico
quedando frente a ella y pedir su ayuda. Su voz dulce pero firme no logro lo que
esperaba.
—No, no quiero.—Respiró en el acto, dejando perplejo a ambos perdedores.
—¿Disculpa? —Pregunto Mike cruzando los brazos.
Ella se estaba negando a ayudar a los buenos de la historia.
—Mato al que me violaba de niña. —Enumero sintiendo que no debía estar haciendo
esto, esto deberia ser muy diferente. No tenía que dar explicación alguna. —Recupere
a Peter quien no quedo con grandes secuelas, gracias a él. No mato a mi ex quien por
idiota que sea no lo merecía... no quiero, no lo haré. Yo me largo hoy, no es mi
problema.
—Amber, él mata niños.
—Es Estados Unidos, no es el único que lo hace... Lo reitero no es mi problema, yo
vine por Peter no para ser una justiciera —Aclaro ya cansada de esto. Apenas y si
fueron unos días.
Ademas pelear contra quien puede comerse a dos adultos fornidos en segundos sin
dejar nada mas que un charco de sangre era absurdo. Era un suicidio.
—Amber, se que es duro.—Hablaron ambos al verla decidida en no ayudar. Ella
conocía al payaso, tenía su cariño y lo conocía mejor que otros. Tenerla ayudando
habría facilitado las cosas. —Pero debes hacer lo correcto... Él es malo.
—¿Lo sabes? —Pregunto limpiando una lágrima que corría por su mejilla —Tu padre
mato a tu madre y te hizo creer que se fue de viajes sin decir nada, sin llevarse nada.
Que esa misma noche te enseñara un nuevo juego y estar amenazada si pedías
ayuda... —Inquirió mirando a Beverly quien se quedo helada. Ella vivió algo similar
pero no lo mismo, nadie sabías con seguridad todo el miedo y sufrimiento que tuvo
de pequeña. —De no ser por ese payaso habría muerto en poco tiempo, me cuido
incluso si me hubiese matado hubiese sido una muerte mejor a la tortura que
vivia...—Exclamo llorando de impotencia. Pues debía desenterrar miedo y dolor para
que le dejarán tranquila de una vez, pues ellos no entendían que NO era un claro NO.
—Fue lo único que tenia cuando más necesite a alguien, me cuido, jugaba conmigo y
me alimento, incluso me fue a ver al hospital de niña... Si lo van a matar no será con
mi ayuda, se lo debo.

—Pero...

—Por favor retirence —Reitero firmemente.

Beverly y Mike salieron de la habitación frustrados, y un tanto avergonzados por


causar el malestar en Nielsen.

Ya mientras avanzaban por el pasillo Mike hablo.

—En verdad siente algo por ella; no la mato ni a ella y obviamente no mato a su ex
marido por que ella se lo pidió. —Comento mientras iba mandando un mensaje de
texto a los demás para informar que irían a preparar las armas para bajar a las
alcantarillas.

Ya a eso de las cuatro pm, Amber salio del hotel tras haber pagado su estancia. Con
su bolso en mano se encamino a la estación de autobuses para que la llevara al
aeropuerto más cercano para tomar un vuelo a Columbus, Ohio.

Mientras estaba esperado al autobús miro la televisión en la sala de espera.


Informaban del extraño acontecimiento de Ryan Bresler, un trabajador de alto cargo
de una empresa de deportes en Columbus quien fue atacado con causas
desconocidas, su brazo izquierdo fue cortado pero según los médicos indicaron no fue
por una herramienta, más bien como si a fuerza le tiraran el brazo para quitarlo del
resto del cuerpo. También encontraron que tenia un amarre para detener el
sangrado. En su pierna derecha encontraron pequeñas marcas de pinchazos de lo que
se creen garras... Todo es un completo misterio para personal médico y policial ya
que la víctima no recuerda nada de las ultimas dos noches.

Suspiró pesadamente hasta ver un globo rojo flotar hasta donde se encontraba. Lo
tomo del hilo blanco para ver el escrito Feliz viaje melocotón

Sonrió al tener el hilo entre sus dedos y alzar la vista para buscarle, pero no le
encontró.

Tras unos minutos, el bus llego y subio de las primeras para estar cómoda mirando
por la ventana recordando el día en el que se marcho de este pueblo hace ya tanto.

Ventanilla, en el viejo Toyota de sus tíos-padres, como les llama, con una bolsa de
caramelos en la mano, luciendo un suéter y calzas. Tal como ahora.

Ese día fue muy rápido, no recordaba mucho más que la salida del pueblo donde unos
globos rojos estaban en el letrero de Estas saliendo de Derry lo cual creyo era una
despedida de pesadillas y malos ratos.

Ahora mientras miraba por la ventana, pensado en todo lo que tiene que hacer en
casa y en su trabajo, miro al costado del camino para ver los mismos globos.

Globos, aquello que hacía reflejar la presencia del payaso que ahora mismo se
encontraba en las alcantarillas con todo lo necesario para su plan. Había ido horas
atrás a atormentar a los niños y crear caos en el pueblo, pues muchos días sin
escándalos y desapariciones no era divertido.

Un niño perdido, una niña asustada, una familia desesperada...

Mientras tanto no muy lejos de ahí en la casa Neibolt, a metros y metros de


profundidad donde se encontraban los tuneles de alcantarillas, se escucharon el
sonido de gruñidos, unos que harian estremecer de miedo a cualquier hombre o niño,
eran ruidos aterradores como los de un animal herido que estaria dispuesto a rasgar
el cuello de cualquiera que intentara acercarse, en una sección de las alcantarillas
lleno de huesos, algunos cadáveres frescos y una pila de objetos de entre ellos
juguetes o ropa los ruidos se hacían mas audibles. Pennywise habia conducido a los
que integraban al grupo de los perdedores, quienes se sorprendieron de no ver a
Pennywise pese a sus gruñidos fuertes que se escuchaban.

Richie y Eddie estaban juntos mientras avanzaban, Ben iba con Beverly quien
suspiraba pesadamente al pensar en el tormentosa que debió pasar Amber para
defender al payaso pese a saber que había hecho.

Pese a ser un monstruo horrible, la cuido. No mostró misericordia por


nadie más que con ella.
Años atrás estaria aterrada y asqueada tras lo vivido con su padre pero se daba
cuenta que uno elige a pretendientes como su padre, Eddie era un ejemplo claro de
ello; su esposa era gorda como su madre. Ella por otra parte escogía a partes.
Pero Nielsen o Doppler, apellido que quisiera, había hecho algo muy diferente. En vez
de ser una víctima más, se enfoco en superarse. Aquella mujer no pretendía recordar
el pasado y recordar este pueblo maldito, que ella llegará fue una casualidad.
—¿En que piensas? —Pregunto Ben al verla ida en sus pensamientos.
—Nielsen... ¿Por qué ESO no la mato si ella nunca temió de él? Tuvo la oportunidad,
no la hizo ni flotar como cuando era niña.
—La quiere mucho supongo —Respondió Bill iluminando con su linterna el camino.
—Esa cosa ni sentimientos tiene, —Comento Ben tomando la mano de Beverly.
Ya al llegar a la alcantarilla principal las linternas empezaron a fallar y Eddie empezó
a retroceder asustado al sentir que algo goteaba sobre él. Alzo la vista para ver a la
criatura en el techo y babeando sobre él.
Cuando lanzó un grito, ESO ya estaba sobre el y mordiendo el brazo izquierdo hasta
desmembrarlo parcialmente del cuerpo del castaño quien gritaba en agonía y
sufrimiento.

Mike y Bill atacaron cuando pudieron ver a la criatura, Richie alcanzo a Eddie quien
tenia espasmos y se retorcía en dolor y en un frío por el desangramiento masivo que
tenia.
—¿No debería retorcerse de dolor por que no le tenemos miedo? —Pregunto Ben con
el fierro en sus manos mientras escuchaba la risa del payaso que se alejaba entre la
oscuridad y las sombras.
—Debemos llevar a Eddie al hospital —Hablo Richie mirando a Denbrough quien tomo
aire y se encamino a ver a su amigo quien le miraba fijo y no daba movimiento
alguno.
Falleció demasiado rápido, lo cual en parte fue mejor para no prolongar su agonía.
—Lo lamento Richie pero Eddie se ha ido —Comento Beverly acariciando la mejilla de
Eddie quien murió desangrado. Le cerro los ojos mientras el resto se lamentaba y
lloraba en silencio.
Pese a lo duro que debía ser, debían dejar el cuerpo de Eddie ahí. No podían cargarlo,
no podían llevarlo con ellos.
Eddie era un cadáver más que yacía oculto y perdido en las alcantarillas del pueblo.
Siguieron avanzando con una pena en el alma. Chapoteo tras chapoteo se escuchaba,
la peste se iba disipando a medida que se acercaban a la guarida del payaso.

—Entonces... —Hablo Ben quien chilló al ver una rata enorme pasar por
sus pies. Tenía el tamaño de un gato.—Tenemos que vengar a Stan y a Eddie, Mike
¿Seguro que esto funcionara? —Pregunto siguiendo el rumbo que indicaba
Denbrough.

—Estudie esto y sí, esto acabará con Pennywise.

Ya al llegar a la guarida del payaso, este se encontraba admirando la belleza del


lugar. Toda esa suciedad, huesos y sangre junto a recuerdos. Cada despertar lo
llenaba más. Su escenario ya no tenía algunas cosas como los dibujos que Amber le
había hecho, algunas piezas de valor y una que otra cosa humana que le podría
servir. Las había ocultado muy bien.

— ¡Oye araña de porquería! —Grito Richie llamando la atención de quien miraba al


frente, a su torre de objetos de victimas. Juguetes y ropas —Te venimos a partir el
culo. —Menciono sin apartar la vista del payaso quien le daba la espalda.

Bill se quedó extrañado de la calma del payaso quien al verlo sonrió con los ojos de
color rojo antes de ocultarse en las sombras del lugar.

La adrenalina y su deseo de salir vivo de ese lugar, mantenían cuerdo a Bill quien se
encamino a la torre que se desmoronó un poco para revelar un esqueleto con el
impermeable amarillo. Era horrible, era como un títere siniestro.
Itsy bisti araña

Tejió su telaraña

Vino la lluvia y al barco se llevo

El niño de amarillo

Muy tonto y facilillo

La araña lo atrapó...

Clavo sus dientes fijos

Y la sangre se derramó

La araña comió al niño

Quien por fin murió.

La melodía siniestra resonaba mientras la pila de juguetes revelaba al esqueleto, sin


un brazo, moverse como titere hasta avanzar donde Bill y hacerse un montón de
polvo que nubló su visión.

El resto no podía ver a Denbrough quien tosió hasta que el polvo se disipó y vio a
Pennywise frente a él.

Este abrío su boca de manera inhumana dejando ver la hilera de espantosos colmillos
que tenían como propósito arrancar la garganta Bill trataba de forcejear y librarse de
una mortal mordida.

Los perdedores corrieron para detener a Pennywise mientras Denbrough miraba a


Mike para que disparara. Eso hizo y disparo para someter a esa barbaridad de
criatura quien gruñía.

—Largo o los matare a todos. —Hablo con una risa siniestra y asquerosa que genero
un odio aun mas puro en aquellos adultos.

—¡No te temí antes! ¡No te temo ahora! —Y era cierto, estaba enojado, alterado,
descontrolado y al borde de una crisis, pero asustado no y el payaso parecio
reaccionar ante sus palabras notando como dio un pequeño paso atrás —Que no se te
olvide... que no puedes matarme si no te temo —volvió a mirar a la criatura quien
retrocedió, —Acabare con todo ahora —Hablo tomando el arma de Mike para
acercarse y disparar en el pecho o la cabeza para matarle definitivamente.

Denbrough disparo con rabia y una bala llego en lo que sería el vientre de la criatura
ya que Bill no tenía un buen dominio del arma.

El payaso solto apenas un gruñido de dolor cayendo al suelo en un charco de agua


estancada.

—¿Que rayos..? —Preguntaron los perdedores al ver que se retorcía de dolor y dejaba
escapar un grito sobrenatural. Tal y de la misma forma en la que supuesta mente
Georgie hizo después de que Bill le disparo en la cabeza.

Sonaba a un auténtico monstruo de las películas de Hollywood.

Los ojos de él se abrieron de par a par por la sorpresa al sentir ardor en la zona en la
que recibió el disparo. Se estaba ahogando en su propia espesa sangre y esta
muchaba su ropa de seda. Empezó a vomitar sangre en grandes cantidades que se
movía a las paredes manchandolas con líneas negras.

Richie encontró un parecido a la criatura Venom en las caricaturas y películas por la


forma que se movía.

Pennywise se sentía dolido. Aun no se encontraba tan débil pero con un solo gruñido
fuerte advirtió al resto que estaba en verdad dolido.

—¡Está herido de verdad! —Grito Beverly, con el objetivo de que hiriera nuevamente
al payaso. —¡Dispara! —Grito con fuerza.

Pennywise dejo una mano en su herida mientras intentaba cambiar de forma pero no
lo lograba al no tener fuerzas ni energía.

Recurrió a lo otro, salto sobre Denbrough para quitarle el arma que estaba siendo
más dañina que una normal, supuso que con quien negocio ya les había ayudado... la
lanzo al pozo feliz por su hazaña.

Poco o nada duro su felicidad al sentír los golpes de los demás perdedores mientras
Bill buscaba un bate o un fierro para matarle.

Pennywise empezó a cambiar de forma tomando el rostro de Stan o de Eddie, hasta


que ya débil y sintiendo sus luces apagarse cayó al suelo, su piel se empezó a
quebrar y su cabello naranja caer de a mechones...
Los perdedores se separaron para verle retorcerse en agonía mientras se
desintegraba por así decirle. Era extrañó de explicar.
Capítulo final

Un monstruo muerto
y un desconocido

Todos quedaron perplejos y sin dar un movimiento al ver que su piel se quebraba
como yeso contra un duro golpe. El cabello naranja caía al suelo sucio y perdía el
color hasta tornarse castaño o quizás negro.

—Espero que hayan disfrutado de mi show —Susurró al ver a Denbrough frente a él,
rodeado de los demás quienes miraban la escena. —Reirás, lloraras, querrás más y
morirás... Pennywise the dancing clown —Se burlo con una risa sombría y meneando
la cabeza ocacionando un tintineo desesperante.

Noto como los ojos de su enemigo mostraban la destrucción en su mente antes de


apuntar con un fierro a la garganta de la criatura que era sujetada por los demás. Se
escucho su maligna risa por uno segundos antes de un silencio abrupto.

Bill noto que la piel quedo como cáscara y se quebró revelando piel humana, asustado
quito el fierro al notar la hemorragia de sangre roja oscura casi negra.

El resto le miro asombrado al ver que tomaba forma humana y no deforme, era un
adulto joven que bajo la ropa que se rompía mostraba la herida en el abdomen y la
garganta perforada mientras tenía dificultades para respirar. Sus ojos estaban
cerrados y el sonido de su respiración obstaculizada con sangre conmocionó a todos.

—Pennywise no es humano, a de ser otra ilusión —Comento Richie sorprendido y


quedando al lado del hombre herido para tocar la herida y sentir la carne de verdad.
—Pero se siente muy real, es como carne para hamburguesa.

—Iugh.

—Bill —Hablo Mike asustado al ver como agonizaba el que fue el terror de niños.
—Esto no estaba previsto —Comento mirando la sangre que corría bajo el cuerpo de
él quien se ahogaba en sangre. No se movía, ningún músculo mas que los fáciles lo
hacían y eran mínimos.

—Creo que voy a vomitar —Menciono Ben asqueado al ver la garganta cercenada de
la criatura. Dejo una mano en su boca y miro a otro lado.

Bill se inclinó y miró al humano Pennywise quien ni se inmutó. Con las


rodillas en el asqueroso suelo lo examino hasta tomar un puñado de la ropa de
payaso para ver si en verdad la herida había sido tan severa. Sus sospechas fueron
reales, sangre manchaba su piel blanca y helada.

Bill palmeo una mejilla del herido para hacerlo reaccionar y ver que abrió los ojos
claros que tenia.
—¿Que clase de juego es este? —Inquirió con la voz severa al ver el brillo malicioso
en sus ojos.

Denbrough se encontraba sin paciencia para juegos estúpidos.

Penn simplemente sonrió antes de escupir sangre a su lado y quedar en silencio.

—Te estoy hablando.

—Bill... Bill —Hablo Beverly dejando una mano en el hombro de él para hacerlo
voltear —Quizás así acaba esto, quedo como lo que odia, que es ser humano y ahora
se muere simplemente.

Los demás se miraron para ver que Penn dejo de dar ligeros movimientos, quedo con
los ojos cerrados mientras respiraba sonoramente al sentir la sangre.

El resto se levanto para irse tras ello, sin percatarse que la sangre ya no se alejaba de
su herida, que las partes de los niños aún no flotaban y que la herida abierta que
tenía ya no sangraba a chorros, es más parecía retraerse.

Bill Denbrough no iba a irse de Derry hasta confirmar que Pennywise estuviera
muerto. Razón por la cual regreso al día siguiente para ver e cuerpo en la misma
posición, la sangre seguía fresca pero los objetos y piezas de niños ya habían dejado
de flotar.

Fruncio el ceño y se extraño de no ver a enormes ratas comiendo del cuerpo de


Pennywise. Claro que las ratas y animales no comerían nunca de su carne, era un
suicidio acercarse al cuerpo de él.

Bill se encamino a observar las cosas del payaso, observó su escenario donde había
una sección mas clara de la pared, seguramente había algo pegado. Sus dudas fueron
aclaradas al ver media hoja de dibujo en el suelo.

Garabatos del dibujo del payaso junto a Amber leyendo un libro.

Quizás hasta los más malos tenían un gramo dulce en su ser.

Miro el cuerpo del hombre para extrañarse de que no apestara a muerto. El lugar
apestaba porque eran las alcantarillas pero ese aroma putrefacto de un cadáver no se
tenía. La sangre seguía fresca y el aroma del cobre estaba presente.

Bill abrio la ropa del payaso en la parte del abdomen para ver la herida impregnada
de sangre que aun no se secaba.

Pasaron cuatro días y el cuerpo fue cubierto de telas de araña que le dejaron en un
especie de capullo. Denbrough, al igual que el resto se rindió y se marchó donde su
familia que se molestaron por su tardanza. Pues nunca revelaron la verdadera razón
para ir a Derry.

Claro que antes de irse miro el capullo con curiosidad. Arañas fueron y no las ratas.

Los perdedores entre sí, se hicieron tontas y falsas promesas de verse nuevamente,
pero es claro que no iban a cumplir.

Después de vivir algo traumático con un grupo de personas, lo último que quieres es
verles nuevamente.

Para ese entonces, Richie envío un mensaje al Facebook de Nielsen para informar
que: "Todo acabo, y por parte de todos lamentaba el que hablara de su pasado al
estar relacionada con el payaso de sus pesadillas"

Más que un mensaje simple de ella que corto toda relación con aquel grupo no hubo.

Ellos seguían con sus vidas y ella con su trabajo y familia que agradecía con el alma
el encontrar a Peter quien ya no tenía pesadillas con el payaso.

Ella lamentaba saber que esto acabo así. Penn pudo haber huido, fingir ser
humano y vivir una vida normal, pero él ya había escogido su destino... el había
negociado a decir verdad.
Veintisiete meses después y tras una tragedia, en lo profundo de las cañerías algo
despertó. Alertando a animales que corrieron despavoridos de ese lugar, el clima se
intensificó.

Aire. Necesita aire. El oscuro e infinito vacío nunca ha sido amable con nadie, mucho
menos con alguien que despierta de golpe sintiendo aquella sensación de
ahogamiento.

No sabia cuanto tiempo había ocurrido. Se despertó por un escalofrío que era por
dolor y el sentir la sangre que cubría su cuerpo

Trato de calmar su respiración salir de aquel capullo que lo cuido y protegió por quien
sabe cuanto tiempo. La tortuga nunca aclaro el tiempo.

Apestaba a cloaca y a sangre. No hace falta mucha lógica para saber que esta
asqueroso de pies a cabeza.

Aguardo unos segundos para escuchar claramente su respiración y empezar a romper


el capullo que le tenia momificado. Todo su ser palpitaba como si hubiera sido
destruido y reconstruido solo para ser desgarrado nuevamente en un círculo vicioso.
Esa sería una buena forma de resumir todo.

Todo lo que siente por ahora es el estar muy cansado, hambriento y aturdido. La falta
de oxígeno es delirante hasta que logró romper el capullo por completo.

La oscuridad es inminente, casi pareciera que estuviera en el vacío, pero a medida


que sus ojos se ajustan ve que esta en su vieja alcantarilla, cerca del pozo.
Se empezó a remover lentamente hasta salir del capullo y notar que su ropa había
desaparecido, no eran mas que harapos.

Estaba saturado de sangre y suciedad, incluso su cabello están arruinados en


suciedad.

Todo su cuerpo estaba temblando como si se fuera a desmayar en cualquier


momento. Se obligo a dar un paso tambaleante tras otro,

Quería volver a ver la luz para encontrarse con un pueblo consumido en crimenes,
niños desaparecidos, futuras víctimas y a su dulce melocotón...

Los recuerdo de ella en diferentes etapas regresaban. Con esa idea en mente una risa
feliz escapo de sus labios cuando logra estabilizarse.

Era un proceso doloroso y agotador. Cuanto más lo hace, sus músculos están
gritando pidiendo clemencia. Todo su cuerpo tiembla cuando avanza ya que sus
extremidades habían estado rígidas por meses.

Su vista se enfoco en lo oscuro que estaba y el frío que azotaba su cuerpo desnudo
entre arapos y las telas de araña.

Respiró con dificultad para de apoco empezar a moverse hasta caer y verse reflejado
en agua estancada. Se sorprendió y acarició la herida en su cuello, la piel se había
curado por completo dejando una cicatriz blanca.

Empezó de apoco a levantarse para ver la herida en el abdomen que también se


había curado. Se dejo caer al suelo para recuperar el aliento un momento. Sonrió
mirando a la nada en realidad.

Pennywise el payaso danzante se murió, no era nada mas que un mito o un rumor, él
ahora atrapado en un humano, con una vida humana estaba relativamente vivo hasta
que pareciera por los años.

La tortuga ya estaba harta junto a el otro de sus muertes y malicias pero


tampoco iban a matarle completamente. Lo justo es que también la tortuga muriera.
No puede existir bien sin mal.
Pero no lo iban a hacer, mejor prometer que le dejaran el castigo de ser humano, y
sin ser un asesino serial o unas especie de Hannibal Lecter. Obviamente aceptaron.

—Estúpida tortuga —Menciono riendo mientras intentaba no sentir los miembros


entumecidos y atrofiados tras meses de estar en reposo.

Tras un buen rato logro levantarse, algo cojo, y camino al escenario donde había
ocultado unas cosas bajo las tablas. Las quito sin escatimar el daño para quitar un
bolso cubierto de telas de araña donde tenía ropa humana actual. Un jeens, una
polera gris y una chaqueta. Una cadena de un santo hecha de oro y objetos antiguos
que podían valer algo de dinero.

La tomo y se fue caminando por una tubería que le guiará hasta la salida. Había un
ducto con dos barrotes rotos, cruzo por ahí a duras penas pero sabía que iba a ser
una rápida salida.

El tiempo paso al sonido de sus pies descalzos chapoteando en las aguas residuales
que normalmente no molestaba a su olfato pero ahora aborrecía.

De alguna manera, el aire parecía comenzar a despejarse a medida que avanzaba.


Cuando dio la vuelta a la siguiente esquina, no pudo detener la sonrisa en sus labios
cuando vio la visible luz del sol a lo lejos. Corrio, más como caminar tropezando hacia
la entrada. El aire fresco y la luz del sol que se ocultaba fue mágico para cuando llego
al arroyo de afuera.

Sin esperar más se adentró en el agua para limpiarse los restos de aguas residuales y
sangre. Apretó una correa del bolso en su puño mientras se sumergía en el agua
dejando una estela de suciedad y sangre.

Se dejo hundir mientras se limpiaba. Se pasó la mano libre por el rostro extrañando
el como lo hacía Amber.

Se dejo llevar por los olores netamente limpios de la naturaleza que le rodea y
reparaba su aroma a alcantarillas.

Sabía que tenía que partir al al pueblo por comida y para vender las joyas, la
propiedad de Neibolt y obtener dinero para abastecerse.

Pero primordial mente necesitaba comida. Moría de hambre.


Se preguntaba si la carne humana le seguía satisfaciendo o debía conformarse con
carnes y plástico que venían por carne en tiendas.

Cuando el hambre se hizo insoportable. Salio del agua para empezar a vestirse y
partir al lugar más cercano a comer.

Al notar por que lado del pueblo estaba, sonrió al saber que este no era el barrio de la
infancia de Amber. Aquí estaba a casi las salidas del pueblo y en población de viejos.

Se encamino a buscar una víctima para comprobar su alimentación.

Ya para la mañana siguiente se había despertado temprano y luciendo y oliendo


mejor tras un baño caliente que se llevo mugre y sangre a su viejo hogar.
Principalmente fue la sangre del dueño de la casa que le cubrió por completo.

De apellido Pietschmann y 74 años. Sin hijos ni nada, por lo que fue bastante sencillo
robar su vida y su identidad. Nadie le conocía, nadie le extrañaba.

Frente al espejo del baño se miro la nueva vestimenta y la cicatriz que ya era casi
imperceptible de lejos.

Mientras iba por el pueblo, con su jeens, zapatos más cómodos y de color blanco. Una
playera blanca sin mangas y una chaqueta azul claro por el frío que azotaba en las
mañanas. Se encamino a la biblioteca local para ir por un mapa. Se adentró en el
viejo edificio para ir por un mapa reciente de Norte América.
Ahí mismo noto el cartel de la nueva obra literaria de Denbrough.

La malicia se presentó al ver que había utilizado su persona en un personaje que era
calificado como: Sanguinario, cruel, irritante y un tanto infantil como si fuese un niño.

Entro a la biblioteca por dos razones; conseguir un mapa y obtener información.


Estaban las cajas de la editorial con los datos de Denbrough.

Al encaminarse en la biblioteca y quedar con la caja, memorizo el número que tenia.


Mientras estaba en ello, los pasos del bibliotecario se hicieron presente.

—¿Te puedo ayudar en algo? —Pregunto alzando la vista al verle.

—Necesito un mapa —Respondió, sabiendo que tenía que ir al oeste.

—Hay unos mapas pequeños, necesitas uno topográfico, climático, mundial...

—Un mapa simple —Respondió interrumpiendo al bibliotecario. —Debo viajar a otro


estado.

—Está bien —Menciono Hanlon extrañado ya que ahora todo se hace con un teléfono.
Esta Google maps y otras aplicaciones.

No comento nada al respecto mientras iba a su mesón para sacar un mapa simple y
sacarle una copia la cual le entregó al hombre que estaba en silencio.

Él agradeció con un asentimiento y se marchó rápidamente dejando extrañado al


afroamericano que había retomado la acción de ordenando los libros en los anaqueles
de la biblioteca, curiosamente eran libros del reconocido autor William Denbrough
quien lo había logrado otra vez con un éxito literario de trama suspenso.

El mismo se encontraba leyendo del mismo libro cuando se percato que trataba de lo
que vivieron pero alterado, era bastante bueno pero con un final que es muy común;
el malo muere y todos final feliz. Él no lo creía así, Derry con o sin Pennywise era un
lugar extraño. La gente parecía estar más avejentada de lo normal, incluido él.

El aura, el aire, cada cosa en este pueblo daba mala vibra.

Callejones oscuros con sombras inquietantes que se llevaban información sobre lo que
ocurría.

Susurros del viento contra árboles tan viejos que tenían cicatrices por grapas donde
iban papeles con información de niños desaparecidos.

Un poste al frente de la biblioteca estaba lleno de volantes viejos de niños perdidos


que nunca fueron encontrados. Al lado había un teléfono público que ya nadie
utilizaba. Pero para hacer una llamada a larga distancia y permanecer en el
anonimato eran perfectas.

—Quiero hacer una llamada por cobrar al siguiente número —Menciono a la operadora
que de inmediato lo transfirió a la otra linea.

En New York, el escritor que se habían pasado de copas tras salir con su esposa, salió
de su sueño pesado al escuchar el teléfono. Contesto aturdido.

—¿Desea aceptar una llamada por cobrar? —Pregunto la mujer de la operadora con
un tono amable.

—Sí. —Respondió el escritor confundido. Tenía curiosidad, Quizás era una editorial
nueva.

—Esta conectado señor. —Comunico la mujer de la operadora terminando con su


labor.

—William al habla.

—Gran Bill —Saludo el ojiverde jugando con el cable del telefono.

Denbrough reaccionó al apodo y se apresuro a reincorporarse en la cama. Miro su


habitación en busca de alguna sombra extraña u orbes de algun color sobrenatural
que le acechara pero no vio nada. No ayudaba el tener las cortinas cerradas y la
habitación a oscuras.

El desconocido rió atrayendo la atención del escritor.

—Ohh Billy no estoy en tu casa.

—¿Quien eres? ¿ESO? —Pregunto esperando unos segundos que tardó el desconocido
en responder

—Solo te felicito por tu nuevo libro, aunque me parece que le faltan más niños
muertos como al pequeño Georgie pero la literatura de esta época no es mi favorita.

—Escúchame bien esto no es gracioso. —Grito Bill hasta ser interrumpido por un "tks
tks tks" que hizo el otro hombre.

—¿Quien se esta riendo? ¿Stan? ¿Eddie? —Pregunto riendo sombríamente dejando


helado al escritor quien miro por la ventana y por todos lados. —Ambos murieron,
uno en su baño cortando sus muñecas y uno en las alcantarillas sin un brazo... que
curioso ¿No? Tengo un afán con los brazos.

El finalizó la llamada para irse caminando feliz, mientras un adulto sufría la paranoia
de que ESO pudiera seguir con vida. Nadie más podía ser. Nadie conocía tantos
detalles, solo los perdedores pero no era la voz de ellos.

Denbrough miro cada sombra de su habitación mareado y asqueado. ¿Dónde


demonios estaba ese mal nacido? Ahora se reprimia por el momento en donde pese a
ver el cuerpo que no sufría de descomposición, no se aseguro de rematarle.

Nada podía ser tan sencillo, mucho menos al tratarse de un ser tan retorcido que ni
estando muerto como le creían, le dejaba tranquilo.

Pennywise o lo que fuese en realidad, era como una sombra que se ocultaba tras
ellos, esperando el momento indicado para causar estragos en su mente y
corromperlos, teniendo o no su presencia a la vista.

Para cuando la jornada de trabajo del bibliotecario acabo leyó el periódico cómo
habituaba. Pese a que Pennywise ya no estaba más, sentía que nada había cambiado
en realidad más que no había muerte infantil. Pero los malos tratos, padres abusivos,
secretos oscuros, muerte, negligencia adulta, etc... todo ello continuaba con o sin
Pennywise.
Trato de hacer memoria de su apariencia pero no lo logro. El lugar estaba
muy oscuro y ya había pasado tanto tiempo. Pero logro recordar lo más extraño que
ocurrió en estos meses. Ya eran casi tres años de la muerte y de que ninguno de los
integrantes del club de los perdedores se relacionó pese a prometer hacerlo. Lo más
extraño fue lo siguiente:

1) Encontrar un condon en un libro de anatomía.

Eso lo acreditada a un chiquillo de hormonas locas que no encontró nada mejor que
follarse a un libro.

2) Que un libro se rompiera y mostrará otra tapa extraña, pues no había registro de
ese libro que trataba de arañas gigantes.

3) Que hubiera una persecución policial que acabo en balacera días atrás. El supuesto
ladrón murió a tiros en el puente de los besos pero la realidad es que él no era el
ladrón y murió a más de seis tiros.

Eso ocurrió en enero del 2019... curiosamente eran dos años y tres meses de aquel
día.

Días después y en su rutina se sorprendió con la presencia de máquinas demoledoras


que quitaron la decrépita casa Neibolt de un día para el otro. La alcaldía comunico
que un heredero la vendió rápidamente para que hicieran lo que quieran con la
propiedad, solo quería el dinero en efectivo.

No era como si cada cosa se conectará y revelara un secreto.

Al terminar su día, vio un poco de televisión, quedo mirando el programa de Richie en


el comedy center. Tras ello cambio a las noticias donde apareció Ben como un
trabajador del nuevo estadio de los Chicago Bulls que era una obra maestra en la
arquitectura.

Trato de no pensar en ello hasta que apareció un viejo documental donde el apellido
del periodista trajo recuerdos. Nielsen, Peter Nielsen.

De no haberse perdido, Amber no hubiera llegado al pueblo.

¿Que habrá pasado con ella? Se pregunto mientras miraba la televisión. La busco en
Internet para lograr enganchar a una noticia de: "Estrella deportista de Columbus
hace viaje humanitario a Siria" Termino respondiendo a sus dudas al verla junto a
unos niños y con otros voluntarios.

Al parecer hizo más que los mismos por niños y vidas inocentes, pues no fue a
combatir a un payaso demonio o lo que fuese Pennywise.

Mike miro su libro en la mesita de noche junto a una botella de whisky. El viejo vicio
quería regresar, ya no necesitaba estar cuerdo para aprender del macroverso y seres
cósmicos y extraños.

Tomo la botella de whisky y quito la tapa para dar un gran trago que él se merecía.

Para ese entonces cada adulto combatía con sus propios demonios, cada uno de una
forma distinta.

Richie con su humor que ocultaba su verdadero ser, era en realidad una máscara
falsa de sus emociones retenidas.

Bill escribía donde el bueno gana pero pierde a un ser querido, tomando a su
hermano en casa libro como el reflejo de su culpa.

Ben tenía un poco de miedo a su físico, y las marcas y cicatrices lo acreditaban, un


rasguño del payaso y laHque Bowers le hizo que dejo una cicatriz blanca. Siempre fue
tímido y hasta bien adulto se atrevió a lucir sus marcas. Nunca tuvo un modelo
masculino, pues su padre no estaba, no aprendió a ser fuerte físicamente. Pero si
atendió a ser fuerte para los demás, cuidarlos y protegerlos por ello construía
fortalezas que protegieran a las personas.

Beverly, la única mujer del grupo. Quien de niña fue conocida en el pueblo por
rumores de ser casi una prostituta y ahora su nombre era el de una diseñadora
exitosa y prestigiosa.

Ella quisiera o no aceptarlo, era fuerte pero elegía mal a los hombres.
Tarde a prendió a ser fuerte por ella misma. Parte de ella quería ser fuerte como
Doppler, Nielsen o como fuera en realidad. Tener tanta fuerza para cambiar
radicalmente.

Ahora mismo se encontraba Beverly terminando de retocar a las modelos para el


nuevo catalogo, necesitaba que las modelos lucieran más vivas, parecían zombies
usando sus nuevos diseños.

Era la nueva colección de ropa para la mujer elegante y de oficina o ropa formal. Eran
diseños nuevos, innovadores y que serian la nueva sensación.

Pero lo que debía ser un trabajo sencillo no lo estaba siendo, las modelos parecían las
chicas de alambre, eran escualidas, o sin atractivo para esa clase de ropa.

Una de las mujeres no podía usar la bruza naranja con blanca que Mars amaba, si era
plana como una niña de doce años.

Otra mujer no podía con la falda azul petróleo si era plana como tabla. La otra modelo
tenía muchas caderas, a la otra modelo no le entraba.

Todo era un caos.

—Por favor señoritas, se supone que son modelos, no zombies —Hablo frustrada al
ver que no tenían ni cuerpo, eran unas planas que no lucían bien sus diseños.

—Perdón señora Marsh pero estamos cansadas, tenemos una vida fuera de este set
—Hablo una de las modelos intentado lucir como lo quería Marsh.

La pelirroja iba a decir algo cuando una de las mujeres grito al tropezarse con los
inmensos tacones y cortarse la mano con un cristal del espejo.

Todos fueron a atenderla menos Beverly quien al ver la sangre trajo imágenes
mentales de ella se niña y del cuerpo de ESO humano con la garganta cercenada. Aun
no toleraba la sangre.

Sentía asco de ver el color rojo, la imagen mental de la garganta chorreando sangre
le causaba náuseas.

Miro pálida la escena y termino por finalizar las cosas por hoy. Podía usar a otras
mujeres y podía dar créditos. Las universidades dan créditos y ella era reconocida.
Solo buscaba un escusa para salir de ahí y lo logro.

En el momento en que todas se marcharon y cerraron el estudio, el sol ya habia


comenzado su descenso de nuevo en el horizonte. No es del todo la puesta de sol; es
ese extraño tiempo intermedio, donde las sombras parecen desconcertantes y el cielo
no ha adquirido ninguna oscuridad, sino que ha ganado peso, se vuelve más audaz y
sólido. La forma en que la luz del sol golpea los árboles y edificios la hizo sentir un
poco extraña.
Sangre, eso la alteraba.

Quería ya estar sana y salva, lista para volver a su hogar.

En el momento en que empujo la llave en el encendido, hubo un roce de rojo en su


visión periférica. En el espejo retrovisor, un globo gordo y abultado se eleva desde el
asiento trasero, gotea de color rojo y se infla aún más, las paredes de caucho chirrían
en señal de protesta ya que esta en su máximo tanaño. La respiración de la pelirroja
se atrapo en su garganta hasta escuchar el sonido del estallido.

Los sonidos desaparecieron, el globo se fue. Pero sus ojos claros nunca ven restos de
un globo.

Al dar la vuelta no vio nada. El parabrisas estaba despejado, lo único que sobresalia
era el extraño sol del mediodía.

Las manos se arrastran desde debajo del asiento, detrás de él, muchas manos, dedos
enguantados cubiertos de sangre, que se arrastran a su alrededor y la sujetan contra
el asiento. Se clavan en los muslos y la parte superior de los brazos, las costillas, la
garganta, el pelo y los hombros. Se estremecio inútilmente cuando una respiración le
hizo cosquillas en la oreja, los labios rozan su lóbulo mientras una risita maníaca llena
el aire tenso del vehículo.

No había forma de evitar mirarse en el espejo, y una vez que lo hizo, vio
que no hay nada.

Su propia expresión enloquecida le devuelve la mirada, con la boca abierta, sin manos
que crecen desde su asiento, sin monstruos susurrantes en su oído. Sus manos
tiemblan al reunir el coraje para encender su automóvil. Se necesita toda la fuerza de
voluntad para no mirar el espejo en lugar de la carretera, temeroso de perder algo,
de ser sorprendida de nuevo.

Beverly supo que ese encuentro con la sangre le hizo mal, ya estaba paranoica. Ese
mal ya no estaba en el mundo.

Eso sí, se extraño de esa ilusión tan vivida y real. Experimento miedo real tras mucho
tiempo.
Seguramente Richie se morirá de la risa a ese punto. Pero la realidad es que el
bocazas se encontraba riéndose de su propia vida en su casa. Ocultar todo
sentimiento tras su humor, sentía ira, rabia, tristeza, miedo, inseguridad y otros.

Perdió a un buen amigo que murió en sus brazos, nunca iba a poder superar ello
nunca.

Lo vio morir.

Lo sintió morir.

Debió dejarle en ese deplorable lugar que Eddie aborrecía en el alma. Todo apestoso,
sucio, poco higiénico. Eran palabras que describían lo contrario a Eddie.

El castaño oscuro tomo una copa de vino mientras pensaba en la nueva rutina para su
show, no quería ser un payaso en realidad. Prefería nunca más ver uno.

En un momento un tanto ebrio se replanteo ¿Esto hice con mi vida? ¿No pude
estudiar otra cosa? ¿Sigo siendo un inmaduro, un niño?

Lo admitía no era culto como Mike, Ben o Bill. No era audaz como Beverly, tampoco
era maduro como lo fue Eddie ni era respetable como Stan.

Ohhh Stan... ¿Fue muy difícil no tomar la cuchilla? Nadie te puso un arma en las
sienes con las elecciones de:

A) Combatir al mosntruo payaso que arruino tu infancia y casi te come el rostro.

B) Ser un cobarde y suicidarte.

No pudo simplemente vivir su vida y no matarse. Ahora recaía en todos parte de la


culpa por inducir al suicidó de Stanley.

Rió un momento por que era como esa serie nueva de Netflix.

Al menos Stan no dejo cintas grabadas.

Otra risa salio a flote hasta que se transformó en gruesas lágrimas que caían por sus
mejillas.

Ese era el verdadera Richard Tozier.


***

Al cabo de días había llegado a su destino. Cansado y curioso de encontrar a su


querida melocotón. Nunca había salido del estado de Maine. Ese lugar en sí estaba
maldito y en varios aspectos, en cambio aquí no sentía mucho más que el aroma de
los árboles. Era un lugar pacífico.

Mientras avanzaba por la vereda, un aroma distintivo se hizo presente y se dejo guiar
por él hasta ver a la mujer, a la tentación que ocaciono un gramo dulce en su ser,
salir de un edificio medico con un vientre pronunciado.

La miró oculto en las sombras de los árboles mientras ella caminaba a su


vehículo despidiéndose de unos adultos.
El se dejo de ocultar de las sombras para verla bien y notar que ella se volteo
buscando a su persona.
Habían pasado meses, era normal que siguiera con su vida. Pero el impulso de ir tras
ella era fuerte, pese a no querer molestarla.
Él permanecía como una sombra más en el lugar.
—Amber, ¿Nos vemos mañana? —Pregunto una mujer mientas se ponía el casco para
subir a su motocicleta.
—Claro, —Respondió a su amiga mientras seguía mirando a aquel montón de
sombras de árboles frondosos.
Tras la despedida de su amiga se subió al automóvil pero no partió de inmediato. Se
quedó un momento pensando hasta partir a la cafetería cercana por un postre o un té
por sus antojos y para calmar su mente. Este último tiempo debió afrontar muchas
cosas, entre ellas el que estaba iniciando algo con un extranjero que conoció en su
voluntariado, era perfecto, un ángel que partió muy pronto al cielo y dejó un regalo
en el vientre de ella. Uno que ella adoraba ya que tras su voluntariado le nació un
instinto maternal que nunca creyo iba a a florecer.
Estacionó en su lugar habitual y entro a la cafetería para pedir el postre del día y un
té negro con especias.
Mientras esperaba y miraba sus redes sociales en su teléfono no tomo en cuenta la
campanilla de la puerta que informaba de un nuevo cliente. Tampoco presto atención
a las noticias que se desarrollaban en Maine sobre una ola de suicidios y
desapariciones en diversos pueblos de aquel estado.
Un hombre se sentó a su lado y pidió un café cargado.
En otras noticias sonó en la televisión atrayendo la atención de todos aunque no
alzarán la vista. Otra catástrofe en el mundo, otra matanza sin sentido a manos de un
loco, más niños lastimados... y todo ello a manos de humanos.
La mesera les sirvió los pedidos a los clientes, entre ellos los dos sentados en la
barra.
Ella se sirvió la azúcar primero.
—¿Azúcar?
—Por favor.—Respondió escuchando atentamente su voz y voltear a verle para
sorprenderse. —Que lindo vientre, ¿Cuánto tienes?
—Cuatro meses —Respondió asombrada de verle. —¿No estabas muerto?
—¿Parezco muerto? —Respondio con una pregunta con bastante humor.

—Negocie con... mi hermano por así llamarle a ese inútil, y he me aquí melocotón
—Aclamo con su fiel tono de voz entre orgulloso y bromista —Veo que seguiste mi
consejo... ¿Quien es el afortunado? ¿Ryan?
Ella bajo la vista a su vientre.
—Claro que no... fue un novio que falleció en un accidente de coche hace poco.
—Lo lamento... en partes.—Hablo sincero. —De tantos regalos y promesas que te
ofrecí nunca hubiera podido cumplir con darte un niño.
—Es niña.
—Mejor aún, una niña fue mi perdición hace mucho y mira lo que logro.—Hablo con
una sonrisa y bajando del asiento para quedar frente a ella y tomar su mano para
entrelazar sus dedos. —Eras una pequeña chispa que encendió mi ser, dejaste un
rastro dulce en el agrio ser que era... Ahora ya no hay trucos.—Menciono tomando su
taza para dar un largo trago.
—¿Ninguno?
—Ninguno —Aseguró al ver a su debilidad frente a el.
Me gusto más este final. (+5200)
Pd: referencias, referencias por distintas partes del capítulo xD

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