Bajo Las Sombras (Bill Skarsgård)
Bajo Las Sombras (Bill Skarsgård)
Bajo Las Sombras (Bill Skarsgård)
Algunas veces hasta los monstruos de historias de terror tienen más conciencia y
valores que simples humanos.
Hasta los monstruos más horribles tienen valores, bien en el fondo, incluso más que
algunos humanos que llegan a dañar a inocentes solo por gusto.
— ¿Kirch que wea teni con el payaso? Puras historias del sueco ese con sangre
¡Superalo!
— ¡Lo intento! ¡Lo juro! ¡Pero no puedo, trato y trato pero me llegan gif de Bill de
distintas películas! ... ¡Se ve tan rico por la cresta! ¡Y los maratones en el ID y CSI
me dan más y más ideas!
Capítulo 01
El monstruo
bajo la cama
Intenta habla con eso; tal vez quiere ser tu amigo Esas fueron las palabras que
salvaron su vida, en una calurosa noche de agosto cuando tenía cinco años y medio.
Esas palabras salieron de la boca de un niño del colegio quien dio su idea a la tímida
niña que pregunto que hacer con el monstruo bajo la cama.
El reloj digital en su mesilla de noche brillaba marcando las 1:04 AM en letras rojas.
Había esperado días para poder hablar con el monstruo bajo su cama. Desde hace
una semana que la despierta pero nunca sale de su escondite.
Paso noches evitando mirar bajo su cama por si se la llevaba a quien sabe donde,
pero peor lugar que su propia casa no había.
—Intenta hablar con eso; tal vez quiere ser tu amigo —Murmuró tomando su cobija.
Había fingido dormir rato atrás cuando su padre entro a su habitación y nuevamente
la toco, solo que esta vez no llego a más. Estaba muy ebrio para hacer algo.
El miedo la consumía día a día, hasta que se volvió rutinario y ver perros enormes
que ladraban no le causaban escalofríos, tampoco ruidos extraños como el crujir del
suelo, y otras cosas que causarían estragos y miedo en alguien de su edad. Su miedo
era vivir otro día, atrapada en esta rutina infernal.
Si ella fuera un monstruo y supiera o presintiera que cosas malas pasaran, no saldría
de su escondite. Tal vez fue simplemente tímido y esperaba a que ella se le acercará
y lo invitará.
Su inocente y joven cerebro entendió lo que significa ser tímido. Ella casi no hablaba
en el colegio o en el jardín mucho menos desde que su madre se fue de viaje, como
se lo informó su padre desde hace tres meses, fecha desde que su padre la tocaba en
sus partes de niña. El miedo y el no hablar a causa de ello se hizo frecuente. La
maestra lo había notado pero no hizo comentaron alguno más que el que era poco
sociable con niños.
¿Como siendo tan pequeña y sin que nadie la cuidara, iba a gritar lo que estaba
viviendo? Debía guardarlo, reprimirlo.
Así que se levanto con cuidado, con los pies descalzos, e intentando no hacer ruido
alguno sobre la madera del suelo que siempre rechinaba. Su pijama blanco con
turquesa cubría sus hematomas.
Se arrodillo junto a su cama y tiro del borde del edredón como una cortina en un
teatro.
—¿Monstruo? —Susurro a la oscuridad que había. Intentó el enfocar algo más allá
pero la oscuridad le ganaba.
Por un largo momento, no hubo nada. Su pequeño corazón se hundió,
preguntándose si el tímido monstruo se había ido. Si ya no quería ser su amigo.
Quizás hasta le temia como ella a su padre.
Justo cuando estaba a punto de darse por vencida, los brillantes ojos amarillos con
bordes de color rojo del monstruo se abrieron. Y una mano enguantada de blanco
salio de la oscuridad.
Como regla general, consideró que el acto Monstruo debajo de la cama estaba debajo
de él y que era real. El acto fue demasiado fácil y careció de su característica
creatividad mórbida.
Su miedo era tan potente y tangible que podía verlo a su alrededor; un especie de
aura brillante que la envolvía.
La niña parecia un pequeño e inocente ángel con su camisón y rostro sereno, uno
servido en bandeja de plata a un demonio aborrecible como él quien ya planeaba que
con un susto rápido, y aquella criatura inocente se volvería una gratificante comida
que le daría la energía que necesitaba para buscar una mejor presa, una mayor, por
lo que se puso su forma favorita, y Pennywise el payaso danzante apareció debajo de
la cama de una niña pequeña.
Demasiado fácil. Pero no fue así, y eso enfureció, disgustó e intrigó a Pennywise a la
vez.
El acto había comenzado bastante bien. Todo lo que necesitó fue un pequeño crujido
para despertar a la chica. Miró por encima del borde de la cama, el cabello
desordenado cayendo al suelo, y nerviosamente, no, temerosa, vio su vista boca
abajo del vacío debajo de la cama. Todo lo que tenía que hacer era esperar unos
minutos más ...
Pero cuando la niña le vio, todo ese delicioso miedo desapareció, reemplazado por ...
algo más.
¿Pero cómo? ¡No se suponía que así fuera! ¡Se suponía que era una matanza fácil!
Los niños de seis años eran el blanco perfecto: lo suficientemente mayores para
reconocer una amenaza, pero no lo suficientemente mayores como para olvidar la
lógica. Un niño que sabía que no había monstruos debajo de la cama era un desafío
divertido, pero no lo que Pennywise necesitaba en este momento. Estaba despierto,
tenía hambre, y la valentía inocente de esta pequeña mocosa se sentía como una
bofetada personal en la cara.
Pennywise abrió los ojos y tomó su pequeña forma. Por supuesto, vio niños todo el
tiempo, pero rara vez lo veía con seriedad. Era una niña pequeña, de ojos turquesa
grandes, piel suave y blanca y de cabello castaño claro, quizás rubio oscuro,
desordenado. Sus labios rosados formaron un pequeño corazón que dibujó una
sonrisa que derretía el corazón cuando sus ojos se encontraron con los del monstruo.
Pero, de nuevo, nunca se había encontrado con una situación como esta. ¿Qué
pasaría si él jugara? Seguramente, después de veintisiete años, podría sobrevivir otra
noche sin comer, así que la curiosidad ganó y Pennywise le devolvió la sonrisa.
—Oh, sí, soy muy tímido.—Respondió dejando sus ojos de color azul y
avanzando un poco para mostrar su rostro blanco y de nariz roja.
—Podemos ser amigos, si quieres —Sugirió la pequeña con una tierna e inocente
sonrisa, aun más que aquel niño de impermeable amarillo que cayó en su mortal
trampa —Entonces, no tendrás que ser tímido.
Pennywise se sento con las piernas cruzadas frente a la pequeña niña que le miraba
atenta.
—De hecho, soy un payaso —Él se rió suavemente y con su voz gruesa pero chillante
al mismo tiempo —Pero no soy solo un payaso. ¡Soy Pennywise el payaso danzante!
¿Y quien eres tu pequeña señorita?
—Soy Amber Doppler. —Se presento en voz baja al ver al payaso hacer una mueca
—Voy en segundo grado —Dijo con una sonrisa timida.
—¡Sí lo eres! Piensa: Antes de que te des cuenta, estarás en tercero, luego en cuarto,
luego en quinto, luego en sexto, luego en séptimo octavo...
—Y entonces serás una adulta. Pero espero que eso no suceda demasiado rápido. Los
adultos no quieren jugar con los payasos.
Pennywise hizo un puchero, dejando que sus hombros y su mirada cayeran para dar
efecto.
Amber negó con la cabeza y se arrastró hacia él, poniendo una de sus pequeñas
manos en su brazo.
Pennywise sintió que sus luces cambiantes parpadeaban, y trató de no dejar que sus
ojos se pusieran rojos. Era como si todo su universo se hubiera reducido
repentinamente a una huella única y diminuta en su antebrazo. ¿Qué estabas
haciendo? ¿Y qué se suponía que debía hacer al respecto? Él no estaba acostumbrado
a contactar que no era áspero y que tenía la intención de destruir.
Los niños eran ingenuos y amables, pero, sobre todo, los niños estaban en blanco.
Eran espejos. Los niños a veces imitaban las palabras y acciones reconfortantes de
sus padres y modelos a seguir. Demonios, algunos niños incluso imitaban los gestos
de Pennywise, en esos preciosos momentos antes de matarlos. Su tristeza al pensar
en ella cuando crecio, aunque fingido para su beneficio, debería haberse reflejado
como tristeza. Pero ella lo estaba consolando.
Pennywise le quitó la mano del brazo y la sostuvo entre las suyas, y él lo miró de
nuevo, profunda e intencionalmente. Era tan suave su piel. Él quería destruir eso pero
a la vez quería proteger eso.
Aquella niña era una chispa lista para convertirse en un incendio forestal, y él sabía
que si jugaba, se iba a quemar.
Finalmente él sonrió.
Los grandes ojos azules se iluminaron al escuchar ello. Casi no jugaba con nadie por
siempre estar callada, dolía mucho correr en los recreos y los compañeros de salón
jugaban bruscos. Principalmente eran niños.
—¡A mi también! —Mintió pero se rió dando confianza a la pequeña niña quienes
estaba feliz de tener a un amigo grande. —¿Te gustaría leer conmigo? Puedes elegir
el libro —Propuso aun sintiendo el aroma de la sangre pero no veía rastro de ello y
eso le inquieto.
¿Por que ella tiene aroma a sangre sí no tiene cortes aparentes y no es adolecente
para que sangre como lo hacen las mujeres? No le gustaba pensar en preguntas
respecto a la anatomía humana. El no estudia humanos, el los devora.
Amber le entregó el libro al payaso quien se tensó cuando ella subio a su regazo y
apoyo su espalda contra el pecho de él.
¿Que demonios? Se suponía que los niños debían temerle, ¡No usarlo de sofá! Y sin
embargo, allí estaba, dejando que la niña estuviera cómoda sobre él mirando el libro.
—La Bella durmiente, ¿eh? —Nombró alzando una ceja y mirando a Amber quien se
relamio los labios y sonrío.
Maldito sea todo el infierno, era tan linda. Aquel ser apretó los dientes y suspiro
derrotado.
—¿Con quién estás hablando? —Pregunto con la voz ebria y causando escalofríos en
la niña. Pennywise sintió el miedo crecer en ella y alzo la vista para ver al adulto ebrio
con el cinturón desabrochado y ropa sucia. Apestaba a alcohol.
Ihnalo y el dulce aroma del miedo lo inundó. Más que cualquier otro niño
que había conocido y posteriormente consumido.
Lo miró, su cara recortada por la luz de la luna como el revestimiento plateado de una
nube.
Y encontró al factor de miedo más grande hasta ahora, y el toque final. El padre
biológico de la criatura.
—Mi amigo.—Respondió Amber casi sin voz y con un miedo tan real que no alzo
siquiera la vista.
—Bueno, dile a tu amigo imaginario que es tarde y necesitas irte a dormir... o puedes
ser buena niña y... —Hablo intentando caminar a la habitación pero el payaso al
encajar las piezas se percató de lo que sucedía. Hizo un movimiento de dedos y la
puerta se cerró con seguro como por arte de magia.
Amber hiperventilo y el miedo a su alrededor fue tanto que el propio ser que lo
consumía noto la amplitud de este. Ella estaba envuelta en un aura oscura que la
tensaba y envolvía como un escudo, invisible para todos salvo para él.
Cada segundo era una tentación a semejante bocado, pero descartó completamente
esa idea cuando la sintió acercarse y rodearlo con sus brazos mientras encondia el
rostro en su vestimenta.
Ahora sería tan sencillo el matarla. Solo una mordida solo una. Se desangraria en el
acto.
Pero... Amber empezó a llorar con fuerza y no a causa de él, sino por el miedo al
escuchar los golpes en la puerta.
Cerro los ojos con fuerza mientras sentía una mano grande y suave por el guante que
la cubría, pasar por su cabello como consuelo... como si le quisiera distraer de su
miedo.
—Shhh no voy a dejar que entre —Prometió sintiéndose abrumado por el miedo de
Amber. Estaba babeando y tentado en un bocado de aquel miedo tan fuerte y puro
que podría hacer un banquete magnífico.
—¿Por qué no pudo verte? —Pregunto pese al ruido de las patadas y golpes a la
puerta.
Se podía ver la sonrisa de Pennywise detrás de la luz de sus ojos, que proporcionaba
la única iluminación sustancial en la habitación.
Estaba por irse pero la manito de ella le sujeto una manga de su distintivo traje.
—No me dejes. —Pidió escuchando los golpes en la puerta y las fuertes palabrotas en
el aire. Tenia miedo. Demasiado —Por favor.
Él rodó los ojos y asintió, se quedo sentado al borde de la cama mientras las ideas de
recrear lo que hizo con Georgie venían a su mente. Pasados unos minutos solo tenia
presente el silencio, el borracho se debió quedar nuevamente inconsiente en algún
lugar de la casa. Esa era la señal de marcharse a buscar a una víctima que no quiera
jugar con el y le use de sofá.
Desde que su madre se fue de viaje según su padre, para no decir que se fue
enterrada en el jardín luego de una pelea intrafamiliar a causa del despido de su
trabajo en la planta hidroeléctrica de Derry y su cambio radical, gasto todo el dinero
en alcohol, empezó a abusar de su esposa en todo sentido, se metió en problemas
con la ley y las peleas fueron aumentando hasta que la mujer acabo toda golpeada y
el cráneo partido.
Amber temía mucho el estar en esa casa. Ya no habia nadie que la protegiera. Tenia
tanto pero tanto miedo de su padre, que aquel monstruoso nuevo amigo era un
escape de su tormento. No confiaba en la maestra para pedir ayuda, seguramente la
tomaria por tonta y su padre la golpearia al saber que contaba lo que sucedía.
El payaso sonrió con satisfacción y pasó las puntas de sus dedos enguantados por el
lado de su cara suave e inmaculada.
—Regresaré pronto —Prometió sin saber que se había encariñado y que ya había
decidido un destino a futuro.
Los ojos de Amber se cerraron, y se durmio al sentir sus grandes manos sobre su
cabello como la suave caricia que antes le proporcionaba su cariñosa madre.
Capítulo 02
Amigo y protector
Debió esperar días para ir donde su niña, aquella mocosa la cual ya proclamó como
de su propiedad.
No sabia por que ir, no logro matarla... pero era tierna aquella niña. Era como una
pequeña mascota, se fascinaba con cualquier cosa minúscula que él le enseñaba. La
había visto en la escuela mientras buscaba a una nueva víctima, esta vez un niña más
grande y despistada. Betty algo, la verdad no daba importancia realmente al nombre
de su víctima.
Un día ella le había hecho una estúpida pulsera con mostacillas con letras BFF P&A e
hilos de colores. Hizo dos y una se la dio, la otra era idéntica y para ella. Amber se la
puso sobre el guante izquierdo mientras él miraba a la niña sintiendo que algo estaba
muy mal con esa niña para querer ser su "amiga". Él no tenía amigos. Eso no iba con
él.
Otro día tras la escuela él salió de un árbol y le indicó a la niña que lo siguiera. Ella
sonrió alegremente y se dirigió cuidadosamente para abrazarle la pierna. Le saludo
con un adorable: "Hola, señor Pennywise"
Él se quedó quietoy esperó a que terminara su abrazo. Le pareció bastante adorable
que lo llamara el Sr. Pennywise.
Ella soltó su pierna y esperó a que Pennywise comenzara a caminar. El camino era un
poco inestable por lo que él miró a la niña irritado por lo que iba a proponer, suspiro
y preguntó si quería que él la llevará.
Amber levantó sus pequeños brazos, y él la agarró suavemente. Amber se aferró a él
y por accidente, ella tiró de un mechón de su cabello.
Pennywise exclamo un gruñido y ella se disculpó para luego besar la mejilla de él y lo
abrazó cálidamente.
Pennywise se rió entre dientes y se sintió un poco nervioso por su toque. Unos metros
más y llegó a la entrada de su casa donde no había nadie. Por lo que podían jugar.
Le resultaba molesto que tuviera que inclinarse hacia abajo para encontrarse con su
toque, pero escondido dentro de su pequeño y casi inexistente corazón, sabía que le
encantaría esta pequeña acción para encontrarse con la mirada de Amber.
Pennywise miró el interior de la casa aburrido. Se encamino a la sala de estar donde
encontró un libro diferente de los ya muchos cuentos que había leído para Amber.
Ella se sentó de espaldas al pecho de Pennywise y lo agarró de las manos. Ella
observó sus guantes y se dio cuenta de que sus manos apenas cabían en las suyas.
Cogió el material suave e hizo todo lo posible para entrelazar sus dedos con los
suyos, pero su mano era demasiado pequeña. Pennywise miró a la niña y sintió...
bueno, no estaba seguro de cómo se sentía. Nunca había tenido a nadie tan cómodo
con él o al menos no estar aterrorizado por sus vidas. Pennywise cubrió sus manos
con ella y le hizo cosquillas antes de comenzar con la lectura.
La historia trataba de los dioses griegos, algo que le agrado por curioso que fuese el
asunto.
Amber señaló la ilustración del Dios oscuro; Hades que estaba en un trono oscuro y
se veía triste y sólo.
—lo sé bobo, —Río, —Él parece malo pero no lo es. Tu siempre dices lo mismo.
Él se extraño y arrugó la nariz. Descartó ese pensamiento y siguió leyendo del libro
mientras Amber se sentaba sobre él y disfrutaba de la historia. Especialmente cuando
la historia se enfoca en la joven que le llama la atención a aquel ser descrito como
oscuro.
Amber noto que el no continuó leyendo, levanto la vista y pidió que continuará con la
historia.
Lo hizo.
Pará cuándo finalizó la historia se sintió extraño. Aquel ser tan poderosos y dueño de
un tercio del mundo iba a sacrificar el bienestar de muchos por una mujer.
Luego ella lo guió a su habitación para que viera su libro de dibujos mientras el fingía
interés por los garabatos.
¿Estaba siendo débil? ¿La risa de una niña podía causarle tanta confusión?
¿Sería tan malo cortarle la garganta y dejar de ser un especie de niñero? Suspiro
irritado por su pensamiento tan radical, pero dejo que ella le cepillara el cabello con
cuidado mientras estaba en silencio.
Ella era adorable y era su niña, su amiga y quisiera o no admitirlo, ella era su
perdición.
Así fue la rutina por días. Y cada día conocía y aprendía más de ella.
Amber era suyo y ella era de él. Quisiera o no admitirlo pero tenía fuertes
sentimientos de propiedad, y cuidar de ella se volvió su prioridad mucho más que su
alimentación.
Se dio cuenta que entre más tiempo pasaba con ella, más débil se sentía en el
sentido de energía. Pero también se dio cuenta que disfrutaba estar con ella que sin
ella.
Pero también se dio cuenta de que ya no era el mismo, aquel repugnante ser que
mataba sin piedad por el gozo de su existencia. Generar miedo y miseria era su
prioridad no una simple mocosa.
Y entre ese debate, se ausentó por días. Quería probarse a si mismo que seguía
siendo él mismo, y en consecuencia un niño que ejercía el bullying en la escuela de
Amber, y que si no mal recordaba había molestado a Amber tiempo atrás, acabo
siendo restos humanos en la cercanía del bosque.
Para éste día, y tras dias de no verla, llego antes de su hora habitual. Sabía que la
casa estaba vacía a excepción de Amber, su padre había salido hace rato atrás para
irse al supuesto trabajo o al bar donde se la pasaba bebiendo y fumando,
derrochando el dinero, después de todo ese barrio no era de los mejores. Muchos
criminales y mocosos que seguían los pasos de sus condenados padres habitaban
aquí.
El vecindario donde vivía estaba muy cerca del lugar que era por así
decirlo un complejo para criminales registrados. Era un peligro para cualquiera.
Pero no habia nadie más en la casa, por lo que podía leer el maldito cuento completo
para Amber, quien estaba llorando en una esquina de su habitación.
Escucho un ruido y su miedo se profundizó hasta ver la mano enguantada salir debajo
de su cama hasta que mostró a Pennywise quien sonrió hasta borrar su peculiar
sonrisa al verla con un golpe en la mejilla, dejando un feo hematoma en su carita
blanca y marcas de gruesos dedos en las piernas.
—¿Que paso melocotón? —Pregunto dando firmes pasos con gracia para hacerla reír.
Pero no funciono.
Intentó tocarla pero ella se resistió e incluso grito llorando aun más. Termino por
enterrar su rostro en sus rodillas ocacionando inquietud en el monstruo. Ni él
asustando a los niños generaba tal miedo y un grito tan alto.
Quedo estático por ello.
—¡No! —Chilló en el acto —No me toques por favor. —Pidió en voz baja aun
enterrando su rostro en sus rodillas.
—Bueno —Hablo mirando la escena y olfatear la sangre nuevamente. Se sento a su
lado para sacar un largo pañuelo de su oreja como truco de magia para entregárselo
a Amber.
—Gracias.
—No es nada melocotón.
El silencio reino por unos segundos que se sintieron eternos. Los ojos de la criatura
miraron el reloj y noto que solo transcurrió un minuto pero se sentía aun más largo
que su estado de hibernar.
—Me duele. —Confesó llorando y pasando el pañuelo por su nariz para hacerlo sonar
fuertemente. Arrugó el pañuelo y lo lanzó lejos de ella.
—¿Donde? —Pregunto notando los hematomas en sus piernas y brazos.
—Abajo —Respondió llorando aun más por tener que responder ello. Pero era su
amigo, el monstruo, no le haría daño o al menos se desahogaria un poco. Era el único
con el que podía hablar —Me duele hacer pipí y caminar. Sale mucha sangre.—Agrego
con dolor, pues a la fecha había sufrido ya tantas violaciones.
Pennywise había presenciado muchos horrores... por que el los causaba, pero nunca
había cometido tal atrocidad contra un niño o un adulto. Mucho menos en alguien tan
linda y tierna como Amber.
¡¿Como alguien podía hacer algo así?! ¡¿Y a un niño pequeño?!
El mataba para comer y sobrevivir.
Un violador ¿Por que lo hace? ¿Que gana?
—Vamos, te voy a bañar... —Hablo levantándose del suelo al notar que habian gotas
de sangre en el suelo.
—No, no quiero.
—Vamos, las princesas también se bañan... supongo. Venga vamos —Insistió y le
tendio una mano a Amber que sin ganas acepto.
Pennywise tomo el libro de la Bella Durmiente y camino tomandola en brazos hasta
llegar al baño que estaba a mitad de pasillo.
En la tina puso el tapón y dejo que el agua caliente llenará la tina mientras Amber
miraba al piso con los ojos brillantes. Vacío un poco el jabón en el agua para hacer
burbujas. Aunque se excedió con ellas.
—Oye —Hablo, pero ella le ignoró. Lo repitió y dejo un dedo bajo la barbilla de la niña
para que alzará la vista. —No te va a tocar otra vez. Nunca más.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo —Juro alzando el meñique como promesa de la garrita.
Solo él podía causar miedo y sufrimiento en este pueblo. Nadie más.
Amber asintió lentamente.
—Entonces, doy media vuelta y te metes a la tina ¿Bien? —Propuso dando media
vuelta y dejando sus manos sobre sus ojos mientras Amber se quitaba el vestido y los
calzones arruinados con sangre y semen. Se metió a la tina con el agua caliente y la
espuma que cubrió casi todo su cuerpo.
—Ya. —Informo para que se diera vuelta.
Pennywise se sento en el suelo al lado de la bañera y tomo el libro mientras Amber se
jabonaba y dejaba de llorar, al menos un poco.
El ver los calzones arruinados sintió asco de los humanos. Se supone que los
monstruos, él en este caso, es el terror de los niños y es una criatura sobrenatural o
monstruosa... No sus propios padres.
Empezó a leer nuevamente el cuento de aquella princesa mientras Amber sentía que
el dolor físico disminuir algo por el agua caliente.
Para cuando el cuento acabo, Amber estaba jugando con las burbujas distrayendo su
mente aun inocente mientras el payaso sacaba una toalla para Amber y pensaba en
como matar al padre de la niña.
—Vamos melocotón, si sigues en el agua parecerás un pasa —Menciono provocando
una inocente risa en ella. Él estiro la toalla con sus largos brazos para envolver el
cuerpo de Amber quien se levanto y dejo en vista los horrores de los abusos que
sufría.
Hematomas y marcas de manos en sus pequeños pechos que no estaban siquiera
formados. En sus muslos y abdomen.
Incluso aun corría un poco de sangre de su entrepierna.
Nunca había puesto interés en la anatomía humana, normalmente comía a sus
víctimas con ropa y todo, quizás después escupía trozos de tela. Pero el ver el cuerpo
destruido de la niña rompió algo en él. Ni su víctima más masacrada había tenido
hematomas tan horribles.
La envolvió con la toalla y la seco con cuidado, olfateo su cabello que ahora olía a
lirios y ya no a aceite y metal por las manos sucias de su progenitor. Aspiro el aroma
fresco y dulce del cabello de ella con deleite.
Siempre admiro el que los niños olieran a inocencia y dulces. Lo contrario de los
adultos.
Pasó una toalla por su cabello mientras Amber estaba sentada en la tapa del retrete
con la vista en los distintivos zapatos del payaso. Tenían un pompón rojo bastante
llamativo.
—¿Desde cuando tienes miedo? —Pregunto intentando ordenar el cabello humedo de
ella con sus dedos para hacer la partidura.
—Desde que mamá se fue —Respondió con un puchero y tocando la ropa del payaso
con sus pequeñas manos. —Tu ropa es muy suave.
—Es muy cómoda también, pero bueno sigamos hablando.
—No me gusta hablar de ello.—Musitó en voz baja.
—Pero somos amigos, los amigos se cuentan sus problemas. —Comento para sacarle
información.
—Bueno... Cuando mamá se fue de viajes empezó todo. Dijo que era un juego pero
yo no quería jugar... Que no debía decirle a nadie o me hará más daño.
—Mira el condenado hijo de puta —Murmuró entre dientes para él. Solo el que ella
hablará de ello temía como ninguna otra victima antes.
—¿Te parece si hacemos una pijamada? —Propuso para idear como matar
de la manera más cruel y sanguinaria posible al adulto.
Parte de él tampoco quería dejar a la niña sola, si no podía matarla al menos podía...
cuidarla.
Amber asintió lentamente pero con entusiasmo.
—Bien, ve a vestirte y en una mochila mete más ropa, una manta y otro cuento.
—Ordenó mientras tomaba la ropa de ella y la apretaba en su mano. Nunca había
notado que calzones, simples calzones de corazones rosados pudieran tener tanta
sangre. Ni sus víctimas terminaban con la ropa tan deshecha y sangrienta.
Ya horas más tarde, y antes de que regresara el padre de ella, ambos se encontraban
en la guarida del payaso. Pese a que era un lugar sucio y maloliente era un escape
mundano.
La inocencia de ella le decía que su nuevo amigo, era el monstruo que vivia bajo la
cama de la gente y se robaba los juguetes que caían bajo la cama. También eso
explicaba el que aveces no encontrará un calcetín.
También le mostró el escenario donde bailo causando la contagios risa de ella al ver
sus pasos de baile. Normalmente un niño se espantaria pero ella estaba aplaudiendo
al verlo.
—Busca juguetes que te gusten —Menciono sintiendo un hambre voraz, espero que
ella se distrajera buscando un juguete para ir a donde escondió el cuerpo de Georgie
Denbrough, ya no quedaba la mitad del rostro ni un brazo y medio torso. Pero aún
quedaba carne.
—Estoy comiendo... me como a una pesadilla, si, eso es —Dijo no muy seguro pero
sonrió y causo que los ojos de la pequeña se abrieran del susto al ver la sangre.
Incluso tropezo del miedo.
—Es un niño —Murmuró asustada al ver la ropa del niño y la carne en el suelo. Era ya
un esqueleto.
Él se limpio la sangre de los labios con una mano antes de caminar donde ella quien
sintió miedo de él.
—Oye, oye calma, no te haré daño melocotón —Hablo con los ojos azules como señal
de que no tenía hambre. Vio que Amber estaba oculta tras unas cosas esparcidas. Se
podía apreciar la mitad de su rostro producto de los obstáculos. —Ven, yo soy tu
amigo y te voy a cuidar de quien te hace daño.
—¿Cual te gusta? —Pregunto mirando a Amber quien señaló una muñeca en lo alto de
la torre. Al menos a casi tres metros de altura. —Bien.
Bajo a la niña y subió a la torre para alcanzar el juguete. Una muñeca antigua pero
aún bien cuidada, de vestido antiguo gris con costuras elegantes, que anteriormente
fue blanco leche, de cabello castaño oscuro y ojos verdes, labios rosados que estaban
agrietados por el paso del tiempo. La miró en menos y se la entrego en las manos de
Amber que la sujeto y alzo la vista para verle.
—Es tuya, melocotón. —Hablo dejando una mano en la espalda de ella, mientras
caminaba encorvado por la diferencia de altura. Hasta llegar al escenario, ya era hora
de dormir.
Se acostaron en los cojines y mantas para que Amber se quedará dormida mientras el
leía otro cuento infantil fingiendo que no odiaba el condenado final feliz. No siempre el
bueno gana. No todo en la vida se lograba y nunca llegaba alguien a rescatarte a
tiempo. La gente no tiene un reloj en el culo.
Movió una mano frente al rostro de ella para comprobar que estaba dormida.
Necesitaba asegurarse para ir a su casa.
—Mi dulce nenita... —Alabo pasando un dedo por la mejilla derecha. —Siempre seras
mía ¿No? —Pregunto mientras apretaba su agarre y sonreía cruelmente.
Pennywise, luciendo como una niñita, tragó saliva al ver que se levantaba de la cama
para bajar su pantalón. Pennywise se levanto de la cama antes de sonreír y causar
que la puerta se cerrara de golpe y la apariencia de Amber se rompió para mostrar al
payaso quien empujó al hombre adulto a una pared, este se asusto hasta la médula.
La intimidante figura del payaso mostró sus filosos y mortales dientes y garras que
rompieron sus guantes y salto encima del hombre a quien aborrecía con todo su ser.
Una mano la dejo firme en la garganta del hombre mientras lo alzaba en la pared y
mostraba la infinidad de dientes..
—Este pueblo es muy chico para dos monstruos —Hablo apretando el agarre y
cortando el flujo de aire. Meneo la cabeza al ver la agonía del hombre, aburrido de
ello lo lanzó a la otra pared que quedo con daños y rastros de sangre.
El hombre tras mucha agonía logro salir de la habitación de su hija para correr al
pasillo donde Pennywise termino de torturarle para matarle.
El juego del gato y el ratón era su favorito. El miedo y la esperanza de sobrevivir era
exquisita.
El hombre arrastrándose pretendía ir a la cocina por un cuchillo pero una garras del
payaso le atravesó la espalda dañando órganos vitales.
La casa estaba por dentro con rastro de sangre por pasillo, piezas y ventanas. Era un
horror de escena del crimen.
El cuerpo fue hecho picadillo en el pasillo antes de que consumiera en gran parte.
Escucho toques en la puerta de al lado que supuso eran los vecinos del muerto
quienes irradiaban miedo tras escuchar sus gritos.
Todo cubierto de sangre regreso a la alcantarilla por Amber quien dormía abrazando
la muñeca.
La miró y pensó en dos opciones; quedarsela o llevarla a esa casa de los horrores
para que fuese encontrada por la policía.
Idealmente escogería la primera opción, pero podía oler la sangre que aún brotaba de
ella y el miedo que la envolvía. Ella era pequeña, y en estas condiciones quizás no
sobreviviria.
La tomo con cuidado en brazos y la acercó para acurrucarla por hacer algo noble pese
a sus deseos egoístas.
Espero unos veinte minutos hasta que llego una patrulla para investigar. Él se
camuflo de inmediato para irse a su guarida mientras un policía se adentraba en la
casa a investigar. Siguió el rastro de sangre hasta la habitación de Amber quien
seguía durmiendo como un angelito.
El oficial la tomo en brazos para sacarla de esa casa de horror y llevarla al medico al
ver que su ropa estaba sucia con sangre.
Ya para el día siguiente mientras los policías vomitaban al salir de la casa por ver el
horror de la escena del crimen. Más aún al descubrir el cuerpo parcialmente
descompuesto de la madre que estaba enterrada en bolsas plásticas en el jardín.
Los policías acreditaban que algún adulto al saber lo que hacía la víctima a su
pequeña hija, fue y le mato para hacer justicia a mano propia y proteger a la niña
quien estaba durmiendo cuando todo ocurrió.
Pennywise había tomado la forma humana apodada Robert Gray y fingiendo ser
trabajador social para ir a ver a Amber en el hospital a los dos días de estar
internada. Toco la puerta suavemente y se adentro en la habitación cerrando la
puerta y guiñando un ojo al acercarse a Amber quien fruncio el ceño mientras
dibujaba en una croquera que le dio una enfermera para que no se aburriera.
—No te conozco —Hablo con un puchero y alargando la mano para tocar el botón que
le indico la enfermera en caso de dolor o si necesitaba algo.
—Oh claro —Hablo riendo y notando el problema. Hizo aparecer su forma original y se
acercó.
—Tengo un regalo para ti —Guiño un ojo y se la dio para verla sonreír. Era una paleta
deliciosa, como las que vendían en los circos. —Oye melocotón, los doctores ya saben
que tu papá te hizo daño —Hablo mirando como ella asentía mientras lamia la paleta
y disfrutaba del azúcar contra sus papilas gustativas. Llevaba meses sin probar algo
tan dulce. —...Y encontraron a la hermana de tu mamá, vive en otro estado, en un
pueblo en Ohio... así que no nos veremos más.
—¿Estás segura? —Pregunto alzando una ceja y sonriendo mostrando sus dientes de
conejo.
—¿No? —Pregunto dudosa en creer que el monstruo bajo su cama era real.
—No melocotón, soy real, soy tan real como tú —Sonrió tocando la nariz de ella —Pup
—Rio al tocar la punta de la nariz de ella —Yo duermo por veintisiete años.
—Duermes mucho.
—Soy un holgazán, —Se rió mirando los dibujos de ella. Una flor, un perrito, una
casa, un payaso no el común de las fiestas. —¿Soy yo?
—Si, es para ti. Si quieres te hago uno de nosotros dos leyendo un cuento.
Amber tomo el lápiz y una hoja para dibujar a ambos leyendo un cuento de princesas.
Listo ello, se lo entrego con una sonrisa.
—Gracias. Espero volver a verte, ¡Ya serás adulta para entonces! —Exclamo
avanzando a la puerta.
—No creo que te gusten los mismos juegos que ahora pequeña. —Comento con un
puchero y dejando una mano en su corazón hasta hacer parecer un globo que fue
donde ella.
—Me parece bien, cuídate —Se despidio saliendo por la puerta, donde se esfumó sin
dejar rastro... meses después fue derrotado por un grupo de niños al saber que aquel
ser era el causante de las desapariciones del pueblo. Causante de muertes y daños
familiares.
Capítulo 03
2016
El visualizar sus problemas en ese sacó se distrajo un poco pese al dolor en su brazo.
Quizás el entrenar tanto no era buena idea. Pero era su rutina y el tener días libres y
no tener a Peter en la ciudad la tenía aburrida. Tenía justo que irse a hacer un super
noticia a otro estado. Es pleno octubre, la época favorita de toda la familia. Estaba el
cumpleaños de Lucas, Peter, y Halloween. Ya era costumbre el tener grandes fiestas
para luego esperar a mediados de noviembre para el cumpleaños de mamá-tía
Vanessa.
Que debió tener años de terapia y el que la adolescencia fuera una etapa en donde le
costó adaptarse a los cambios de su cuerpo y el que sintiera náuseas de solo pensar
claramente el daño que tuvo que soportar de pequeña.
Cinco años. Cinco condenados años. Lo que todos tenían como lindos o normales
recuerdos, eran para ella los peores años de su vida. El único recuerdo que no lo era,
era el leve recuerdo de un payaso que la distraía de su sufrimiento y cuido de ella,
pero los especialistas de Ohio le explicaron que cuando uno tiene miedo tiende a crear
ilusiones, cosas que no son reales para darse fuerza. En este caso fue un payaso que
apareció cuando tenia mucho miedo y la cuido en esos momentos.
Le dijeron que no fue real. Pero ella insistió que el payaso era real, era su amigo.
Incluso lo dibujo varias veces, mejorando con los años cada vez más hasta tener un
boceto muy bueno de quien apodo su salvador.
Como fuese el caso, a medida de los meses y de los años fue olvidando ello.
Tras cinco años viviendo en el centro del estado de Ohio, en German Village,
Columbus. Su tía Vanessa y su esposo Lucas, un canadiense muy pero muy agradable
que prácticamente la crió junto a su tía, dieron la bienvenida a su primer y unico hijo
biológico llamado Peter.
Derry era una tierra de desesperanza donde los sueños van a morir.
« EX: Ryan »: Hola Amber ¿Podemos juntarnos para tomar un café y hablar de
nuestra relación? Es importante, por favor.
Partio a la ducha para asearse y así irse a su casa. Ya estaba planeando con
desesperación el ir a buscar ella misma a Peter. Tenía incapacidad tras haberse
dislocado la clavícula y debiera someterse a una pequeña cirugía y con ello tener días
libres y pagados.
Como fuera el caso, de las cuatro semanas libres, le quedaban tres semanas para
realizar la búsqueda de su primo. Era hermoso el tener tantos días y a la vez
preocupante ya que las 48 horas de desaparición de una persona son vitales.
Claro que le dolió físicamente ir ahí después de tantos años de distancia. Ella había
sido una de los pocas que había logrado salir de la ciudad para comenzar una vida
real, con cariño y buenos cuidados.
Ah, y también estaba el hecho de que en este pueblo las personas desaparecían con
más frecuencia allí que en cualquier otro lugar de los EE. UU.
Esperaba nunca regresar por propia voluntad. La mayoría que se iba, eventualmente
regresaban por una razón u otra. La mayoría de las personas que regresaban o se
quedaban allí, era por matrimonio, hijos, trabajos, cosas que aseguraban un control
permanente del que era casi imposible escapar.
Una de estas almas desafortunadas que quedo atrapada en ese lugar era Peter de
veintidós años. El era prácticamente su hermanito. Era un joven muy dulce y
divertido, un experto en la fotografía y en investigar desde muy pequeño. No por
nada en octavo año chantajeo a un maestro con una fotografia donde estaba con la
maestra de química para lograr una buena evolución de un trabajo importante.
El siempre estaba con su teléfono en mano y dando mucho que contar en sus viajes.
Mandando fotografías y notas de audio. Pero no habían tenido noticias suyas en más
de cuatro días. Realmente hace una semana que las cosas se tornaron extrañas ya
que sonaba cansado y alterado como si estuviera cerca de encontrar lo que buscaba.
La policía no dio mucho interés en su desaparición. Mas había hecho ella en redes
sociales compartiendo la fotografía de Peter junto a una descripción y su numero de
teléfono por si alguien tenía información de su paradero.
Al día siguiente, una llamada telefónica de un tal Mike Hanlon confirmó sus sospechas
y también trajo sus peores miedos a la realidad. Peter había desaparecido tras el día
que fue a la biblioteca a investigar y pregunto por los lugares donde la gente
rumoraba cosas sobrenaturales. Ahora era solo otra adición a la lista cada vez mayor
de personas que desaparecieron en Derry, para no ser vistas nunca más.
No había forma de que permitiera que eso sucediera. No, no con Peter.
No desperdicio tiempo en subir al avión que antes despegará hacia Derry, sabiendo
que estaría allí todo el tiempo que fuera necesario para encontrarlo y llevarlo a casa.
Apenas llego al pueblo de Maine, las cosas se mostraron tal y como eran: casi no
habian esperanzas.
Nadie lo había visto ni había venido noticias sobre él. Su familia era un desastre
emocional, y se sintió impotente después de no tener una sola pista de dónde podría
estar. La habitación en donde se hospedó aun tenía sus cosas. La policía las retuvo
por unos días pero se las entregaron a Amber quien las reclamo para buscar ella
misma. La policía estaba centrada en otros casos.
Fue directo a la biblioteca donde uso la fotocopiadora para sacar numerosas copias
del volante donde mostraba a su primo.
—Funciona por favor —Suplicó con rabia al ver que la maquina estaba fallando en las
fotocopias. Solo tenia quince copias y pago por cien.—Maquina de mierd...
—¿Necesitas ayuda? —Pregunto una voz tras ella. Era masculina. Volteo para ver a un
hombre afroamericano y vestido formalmente.
—Gracias... ¿De verdad los que desaparecen nunca regresan? —Pregunto con un
pequeño modismo en sus manos. Parecía que hubiera consumido grandes cantidades
de café.
—Si. Este pueblo esta maldito. Cada veintisiete años tragedias vienen —Comento al
identificar el problema de la maquina. Faltaba tinta y un cable se había soltado.
Arreglo el problema y presionó el botón para que continuarán las copias —Listo. Si
necesitas algo me encuentro en el mesón principal —Comento con una pequeña
mueca y regresando a su lugar de trabajo para seguir investigando respecto al
payaso.
Ya habían comenzado las desapariciones y tras años se iban a reunir todos los
perdedores para acabar con esa plaga.
Mientras Amber esperaba las copias, Mike tranquilamente buscaba los correos
electrónicos de todos para enviar el mensaje. No tenía los números actuales de todos,
Beverly Marsh era diseñadora y fue fácil conseguir su numero telefónico, William "Bill"
Denbrough era escritor y también no requirió tanto trabajo de investigación. Ben
también fue sencillo de encontrar al investigar su ubicación, su correo estaba en una
página web. La empresa de Eddie era conocido en New York y fácilmente pudo enviar
un correo. Richie y Stan eran los más complicados de contactar.
(...)
Un par de días más tarde, la ciudad estaba organizando su Carnaval Caritativo anual,
donde todos los vendedores de la ciudad se reunieron y montaron stands, atracciones
y atracciones para la caridad. Era un gran evento todos los años, y al ser tan
concurrido podría entregar los volantes y hablar con más personas y reunir
información. Era una posibilidad remota, pero tenía que intentarlo.
Se vistio rápidamente ese día. Jeens, zapatillas negras, sudadera con capucha gris
oscuro y una camiseta simple. Su cartera cruzada donde tenía: celular, audífonos,
billetera, panfletos doblados, un juego de llaves de la habitación del hotel, la cámara
fotográfica y un mapa del pueblo donde iba tachando los lugares a los que fue a
investigar. Habia establecido una cronología en las visitas de su primo y las marco en
el mapa.
A medida que llegaba a los puestos o veía a trabajadores del lugar preguntaba si
habían visto a Peter pero nadie sabía nada. Una supuesta bruja gitana al verla
entregando panfletos le pidió que tendiera la mano.
—Sigue vivo... pero lastimado, es como un limbo pero no por mucho —Comento
extrañada de sentir ello, pues no podía visualizar al joven en un hospital o un lugar
real. Miro las lineas de la palma de ella y las trazo —Pasado difícil ¿No?
—Realmente no debía leer tu mano para saber ello, —Comento mirando la reacción
de ella que fue rápida y brusca —
¿No quieres ver el futuro? —Pregunto alzando una ceja y dejando su acento fluir.
Sabia que las gitanas son hábiles ladronas. Le quitaría sus anillos como las
esperanzas en un abrir y cerrar los ojos.
—Estas rota, dañada... triste para una niña pequeña, —Comento al verla y leerla
como si fuese un libro abierto o tuviera escrito en la frente ello —Intentaste olvidar y
superar pero todos los hombres te fallan...—Añadió tomando la mano de ella y trazar
las líneas de su palma —Compromiso arruinado por un idiota que le gustan las zorras
de oficina.
La gitana rió.
—Un idiota, clásico de hombres... ahora veo... peligro. —Comento con espanto al ver
las líneas y sentir un gran peligro tras ella —Escucha jovencita, un gran peligro ira
tras de ti. Debes estar atenta y sin miedo presente. Huye de la oscuridad de este
pueblo antes de que sea demasiado tarde.
—Ese pueblo es raro, cada cosa en ella lo es y corres peligro aquí. Encuentra lo que
buscas y huye tan rápido como puedas —Advirtió con miedo de ver las lineas de su
futuro.
Rato más tarde, y de entregar muchos volantes creyo ver a Peter entrar a una casa
de diversión cercana, sus luces intermitentes invitaban a entrar con un interés
morboso a la gente. Y realmente juro ver a su primo caminar ahí con el rostro
sombrío.
Camino rápidamente para seguirle el paso. Pero pareció desaparecer entre los túneles
de giro y los pasillos estrechos hasta que llegó a la última parte de la atracción: el
Salón de los Espejos. Se suponía que aquí encontraría a quien entró.
Se tomó un momento para mirar su propio reflejo cuando la puerta con espejos se
cerró detrás de ella. Su cabello estaba desordenado por lo que lo ato en una coleta.
Sus ojos estaban oscurecidos por la falta de sueño y su piel estaba pálida. Corrio la
manga de la chaqueta para ver la venda de kinesiologia en su hombro y clavícula. Ya
no dolía tanto.
Suspiró al ver su apariencia. Sin embargo, pronto fue arrancado de sus pensamientos
cuando escucho un eco bajo y oscuro de risa en todo el pasillo.
Dio la vuelta apresuradamente, tratando de ver de dónde venía la risa, pero no vio a
nadie.
Echo un vistazo a la habitación una vez más. No había ningún pasillo que
saliera del laberinto con espejos, así que tenía que haber una salida secreta. Miro en
detalle el suelo del espejo en busca de rastro de arrastre o huellas. Pero las luces se
apagaron inesperadamente, ocultando la habitación reflectante en la oscuridad antes
de que se encendiera el resplandor rojo de las luces de emergencia, haciendo que
fuera mucho más difícil encontrar la salida.
—Pobre chica perdida. No puede encontrar su camino. Puedo ayudarte ... —Sintió un
escalofrío recorrer su espina dorsal, la voz indicaba que tenia intenciones maliciosas.
Miro hacia atrás en el espejo, noto dos orbes brillantes, tratando de determinar el
origen de ellos.
Una brisa fresca la pilló desprevenida mientras se apresurabas a darse la vuelta una
vez más. Las luces rojas iluminaron lentamente la habitación.
Puso ambas manos en el espejo para ir guiándose hasta que sintió escalofríos y
retrocedió un paso para sentir su espalda presionada contra un cuerpo tenso y cálido.
Tras provocar un grito de asombro, sintió que la persona estaba olfateando su
cabello.
Se volteo justo cuando las luces rojas volvían para mirar con quien choco. Solo que
no había nadie.
—Hola, pequeño melocotón... vaya que has crecido —Arrulló, sin dejarse mostrar
aún. La diversión de verle y explorar que tanto había crecido y el que el miedo real no
estaba presente le llamaba la atención.
Ella parpadeó un par de veces aun no comprendiendo que diablos dijo o quien
hablaba.
—¿Disculpa? ¿Melocotón? ... ¿Quien eres? —Pregunto confundida con tal apodo
—¿Donde estas?
—Oh... no recuerdas a tu viejo amigo —Hablo con un tono de voz bromista y triste a
la vez.
Él la había recordado tanto. Pasó a ser una de las personas que aún rondaban en su
cabeza por los últimos veintisiete años a decir verdad.
—¿Te puedes mostrar? Por favor —Pidió agotada de esto. Estaba muy estresada por
el tema de Peter.
Se quedó donde estaba mientras escuchaba pasos acercase a ella. Se ajusto a la poca
luz, para ver a la alta sombra avanzar donde ella, era un payaso que se presentó
frente a ella. Sus ojos eran de un azul brillante.
Se acerco al payaso con confianza, extendiendo la mano hacia su cuello para pasar
los dedos por la suave seda que era lo más llamativo.
—Este disfraz es increíble, por cierto. Mucho mas novedoso que el de los payasos
asesinos de YouTube.
Él tenía una expresión perpleja en su rostro, sus labios rojos curvados en una sonrisa
maliciosa mientras sus ojos la miraban atentamente.
Aquella mujer era la pequeña niña que le hizo sentir tantas cosas; preocupación y
afecto. Él mato por ella, y ahora no mato a una persona, también por ella.
Una vez más, el payaso no respondió y continuó mirándola fijamente. Una sensación
incómoda cayó al sentir su mirada y no escuchar palabra.
Su sonrisa se amplió a una longitud imposible mientras sus ojos permanecían fijos en
ella.
Sus ojos se entrecerraron, sin saber qué juego estaba intentando jugar. Esto
comenzó a ser un poco incómodo e inapropiado, y comenzo a preguntarse qué tipo de
psicópata contratan estas personas.
—Acércate, Amber.
Abrumado por la impaciencia, ya había tenido suficiente de sus burlas. Avanzo donde
él para sentir que él estaba con un aroma abrumador a dulces y palomitas de maíz.
Eso era extraño.
Sus labios estaban sobre su oreja ahora, su cabello rozando contra tu mejilla
mientras su aliento frío se precipitaba sobre ella.
Pennywise
Amber se alejo. No pudo controlar su impulsividad cuando le empujo hacia atrás con
un gruñido furioso. Si era una broma era una de pésimo gusto.
—Oh, no te preocupes, melocotón. Te llevaré con él. ¡He estado cuidándolo bien! El
esta flotando.—Rio de forma misteriosa.
¿Flotando? ¿Esta colgando de algo? ¿Era como una parodia de SAW o algo así,
suspendido en una trampa mortal?
La piel de gallina cubría sus brazos y la parte posterior de su cuello cuando lo sintió
inhalar profundamente en su cabello, dándole una idea. Lanzo su cabeza hacia
adelante antes de hacerla restallar rápidamente con todas sus fuerzas, golpeándolo
directamente en su nariz, haciéndolo gritar. Tiro de su brazo para doblarlo y liberarse
de su agarre.
Giro para encontrarlo aferrándose la nariz con la mano, retrocediendo unos pasos
sorprendido. Luego dejó caer las manos y arrugó la nariz ante la incómoda sensación
antes de sonreír maliciosamente una vez más.
—Tan audaz, vaya que has crecido —Comentó en una voz peligrosamente baja. —No
tienes miedo.
Antes de que pudiera tener la oportunidad de responder, escucho a una chica o quizás
un chico gritar desde algún lugar. Se volvio instintivamente, mirando hacia donde se
escuchó el grito pero no vio nada. Noto que Pennywise había desaparecido, y en su
lugar había una puerta abierta detrás de uno de los espejos. Sabiendo que por allí es
donde debe haberse ido, lo siguió por la puerta y lo siguió por un pasillo oscuro y
angosto. Al final del pasillo había otra puerta, que abrio con prisa, la puerta conducía
fuera de la Casa de la Diversión, indicando su final.
Ya son cinco niños desaparecidos, posiblemente muertos desde hace casi dos meses.
Sin que nadie lo supiera, y se había revelado sin siquiera saberlo una pista con las
iniciales de los niños que fue mera casualidad.
I-A-M-P-E-N-N-Y-W
Frustrada y confundida retomó su rumbo y fue a buscar a Peter del otro lado del
pueblo. El cielo estaba oscuro pero no era demasiado tarde.
Mientras caminaba por las calles no se percató que el reloj avanzaba rápidamente
hasta que ya era demasiado tarde para caminar sola al hotel sin que fuese un peligro,
pero la hora realmente no le preocupaba.
Iba pensando en los eventos que ocurrieron en los últimos días, que ocuparon la
mayor parte de sus pensamientos.
Iba con audífonos y tratando de pensar en donde podría estar Peter, el payaso que
levemente se le hacía familiar dijo que lo tenia. ¿Donde un cretino vestido de payaso
se esconde? Y no, no hay un circo. Ya lo investigo.
Se quito los audífonos para voltear y ver tras ella y no ver a nadie. Fruncio el ceño y
retomó su acción.
No fue hasta que iba a mitad de camino que las luces de los faros empezaron a fallar,
la brisa se volvió fría y se percató que no tenía idea de como ir al hotel sin luz.
Se iba a rendir y regresar por el camino donde venía. Quizás lograba el orientarse.
Se dio vuelta y notó que un hombre joven, blanco y de ojos cafés con barba y cicatriz
en la ceja sostenía un cuchillo contra su cuello.
—Además de linda, lista. —Comento quedando tras ella y con el cuchillo contra su
cuello —Si gritas te mueres.
Inhaló profundamente.
—Será mejor que mantengas la boca cerrada si no quieres que este cuchillo se aloje
en tu garganta —Amenazó, dejando una mano en su pecho para apretarlo y ver como
ella se removió molesta y le escupió en el rostro.—Vamos nena. Relájate. Te hare
sentir tan bien, —Prometió, abriendo la cremallera de su sudadera por el frente,
revelando su camisa y sonreir al notar que no llevaba sosten —Mirate, es como si
pidieras que hiciera esto. —Declaro antes de inclinarse más y colocar un beso
descuidado en un lado de su mejilla.
Luchó contra las manos que estaban empezando a bajar hasta sus pantalones. En un
impulsos rápido le dio una fuerte patada y golpe para quitarle el cuchillo que termino
en el suelo. Rápidamente le dio otro golpe fuerte y le dobló el brazo para hacerle
caer. Al verlo en el suelo le pateó con furia hasta que le dejo sangrando por la patada
que le dio.
Ella no dijo nada mientras limpiaba su mejilla, en el mismo lugar donde le había
besado. Miro como el sujeto se retorcía de dolor y salio del callejón recogiendo sus
cosas. Con suerte podría irse a salvo a su hotel sin que otro imbécil quisiera abusar
de ella.
—¿Qué diablos ...? —Cuestionó el hombre adolorido por la golpiza de una mujer.
Escucho una risa en el fondo del callejón mientras se intentaba levantar.
Miro hacia la alta figura de ojos amarillos brillantes que estaba sentada sobre un
basurero verde.
—Qué paliza te dio —Sin esperar una respuesta, Pennywise dio una falsa expresión de
dolor marcada en su rostro. —Hmm ... qué vergüenza. Ahora, aunque puedo estar de
acuerdo con el dar miedo, el que quisieras abusar de esa pobre mujer me molesta un
poco... cuando aprenderán los humanos...
Hubo un brillo en los ojos de Pennywise mientras su mirada viajaba al cuchillo que
ahora estaba en la asquerosa mano.
Le hizo un guiño antes de lanzar una bocanada de aire hacia la luz en el callejón,
extinguiéndolo.
Amber escucho un fuerte forcejeo, gritos de agonía. Parecía que una bestia estuviera
cazando.
Como no alcanzo a ir a una cuadra siquiera se devolvió con sigilo para ver que
ocurría. Era curiosa.
El olor fresco de la sangre la golpeo abruptamente. Apenas llego al inicio del callejón
la luz se encendio un poco. Extrañada escucho un grito del fondo del callejón que
doblaba a la izquierda. El hombre la miró y sangraba por todas partes. Apenas un
segundos después fue arrastrado con fuerza.
Se permitió ver el callejón para ver la sangre salpicada en las paredes del callejón.
—Shhh —Arrulló mientras rozaba el lado de su cara con sus dedos largos y
enguantados como si la examinará. Amber petrificada noto la sangre correr por su
barbilla y el que la mirara frunciendo el ceño y apretando una mejilla. Hasta parecía
un estilo de Tanzan con Jane al acercarse más y estar asombrado de verla.
Ella quito con cuidado las manos de él y dio un sigiloso paso hacia atrás, tratando de
alejarse de él, pero él la agarró, manteniéndola cerca.
Antes de que pudiera responder, ella trago asustada mirando el fondo del callejón que
tenia sangre fresca.
Un olor dulce la invadio. Por alguna razón desconocida, no fue capaz de mover las
extremidades. Su vista se fue tornando oscura hasta sentir que se desvanecía y que
iba a acabar en el suelo.
Su cabeza cayó hacia adelante atontada pero algo detuvo su impacto al suelo.
Una risa inquietante provocó una sensación escalofriante que recorrio su cuerpo. Una
mano cubierta de un material suave se envolvió suavemente alrededor de sus dedos.
Todavía estaba atontada sin explicación aparente.
Una humedad fue a su cuello mientras se deslizaba hasta la clavícula dañada. Inhaló
rápidamente al sentir una punzada de dolor antes de que la presión húmeda lo
suavizara una vez más.
Las misteriosas manos se dirigían a su cintura para levantarla y dejarla por encima
del hombro...
***
El despertador al lado de su cama indicó que eran pasado las 11 am. ¿Como llego
aquí? ¿Cuanto durmio? Diablos eran las once y un cuarto.
¿Podría ser posible que todo fuera un sueño? Incluso entre toda la locura que sucedió.
Lo último que podía recordar era desmayarse al ver un cuerpo siendo arrastrado en el
callejón y ver al payaso con sangre en la boca.
Su corazón comenzó a correr una vez más mientras intentabas comprender todo lo
que había sucedido en las últimas 24 horas.
—Aleluya, gracias. Ya pensaba que debía bajar los cinco pisos corriendo o rodando
con mi suerte.
—No hay problema —Respondió Amber presionando el botón del piso principal.
—Son un poco exigentes pero más te ries de saber que el maestro fue peor que uno.
—El mismo, soy comediante desde que naci ... no se que hicieron mal mis padres.
—Rio al decir ello. Tozier desde que era niño fue un comediante.
—Este lugar esta mas muerto que los chistes de toc toc. No se rien, estan como
zombies ¿No te has dado cuenta? —Pregunto al lleagr al piso principal y ver a la gente
como si nada. Una televisión plana informaba de la investigación de un crimen
sangriento en el pueblo y no había reacción de la gente. —Bueno chica Columbus voy
a saquear el bufete si es que queda algo.
Ella se dirigió a la salida para percatarse que lo que dijo Tozier era verdad. Este
pueblo era tan extraño, estaba poseído en algo malo.
Curiosa por ver qué clase de conmoción debio haber causado el asesinato de anoche.
La cantidad de personas desaparecidas y muertas en Derry en los últimos meses
habían aumentado drásticamente. Pero según las notas de Peter la mayoría de los
casos fueron barridos bajo la alfombra, no porque a nadie le importara, sino porque la
policía no podía mantenerse al día con cada persona desaparecida.
Camino por unas tres cuadras para luego doblar en la esquina de una cafetería donde
compro un café y algo para comer. Después de todo era su tardío desayuno o
temprano desayuno. Quizás ambos.
Estaba preparada para ver el lío sangriento que recordaba de la noche anterior.
Preparándose antes de llegar al callejón, se sorprendió al encontrar que ni siquiera
había una sola gota de sangre. No hay coches de policía, ni bomberos, ni cintas
amarillas, ni espectadores. ¿Cuáles eran las probabilidades de que nadie hubiera visto
esto todavía?
Sentía que estaba perdiendo la cabeza. Tenía que ser eso. No podría haber otra
explicación. Sabía con certeza lo que vio anoche.
El alcalde siguió hablando, Amber quedo viendo a la gente por si uno parecía
sospechoso. Habían padres llorando, niños reclamando por el toque de queda.
Noto por su visión periferica al payaso por el lado izquierdo. Miro a ese lado para no
ver a nadie más que la leves señales de que algo extraño sucedía. Vio unos dedos
enguantados blancos tocar la puerta desde el interior de la entrada principal y
moverlos como indicación de acercarse.
Ignoro al resto del bullicio y se centro en aquel acto que nadie se dispuso a ver, como
si ella fuese la única que pudiera verle, se aseguro de ir y seguirle con precaución.
Paso humildemente siguiendo el sonido de los pasos hasta la parte de atrás del pasillo
donde habían unos cuantos funcionarios y cuadros con la historia de Derry.
Al escanear la sala y a todos los asistentes, se detuvo al ver que habia un especie de
patio interior y que la puerta estaba abierta. Entro y observó el pequeño trozo de
naturaleza muy bien cuidada. Habían unas bancas de madera oscura con fierros,
estatuas blancas y una fuente de agua.
Un hombre sentado en una banca leyendo un periódico que tenia el titular "27 años
de las tragedias". Tenia la vista fija en ella.
Cuando levanto lentamente la cabeza una vez más para verle, se desconcertó al ver
que todavía la estaba mirando fijamente, una sonrisa burlona jugando en sus labios
carnosos mientras doblaba el periódico. Algo sobre la forma en que sus ojos entre
azules y verdes brillantes capturaron los suyos, era casi familiar y le atrajeron
inmediatamente.
Todos los desaparecidos eran niños de entre siete y catorce años. Peter no encajaba
en el perfil, podía tener cara de niño aun pero era un adulto.
Suspiró cansada para echar la cabeza hacia atrás y tener cinco minutos normales.
Lamentablemente fueron tres minutos y medio ha que recibió otro mensaje de su ex
esposo.
« EX: Ryan »: Por favor Amber, esto es muy pero muy importante. No quiero hablarlo
por mensaje de texto, ¿Podemos vernos en persona?
« EX: Ryan »: Tu tío-padre es tu abogado y me odia casi tanto como tú... Ire a tu
casa y no me iré de así hasta que hablemos.
Bufo molesta pero a la vez con una risa, el idiota iba a pasar horas y horas hasta
darse cuenta que no esta ni en el estado siquiera. No tenía tiempo para lidiar con
Ryan. Aunque no negaba que seria gracioso verle humillado ya que hoy iba a llover
en German Village.
Bueno, eso sería en otra ocasión. Ahora tenía que encontrar a Peter ella sola ya que
la policía no iba a hacerlo.
Capítulo 05
Tentación y un trato
- Oh Dios, lo siento mucho -Se disculpo hasta darse cuenta de con quién se topo.
Sus labios carnosos se curvaron en los extremos en una sonrisa astuta mientras se
inclinaba gentilmente.
-Ah, pero fue mi error.-Comento con una sonrisa encantadora y muy sereno. -Mis
disculpas, señorita Doppler.
Ella lo miro sorprendida, él sabía claramente quién era ella.
-Lo dudo y prefiero ser Nielsen, -Hablo corrigiendo el detalle de su nombre, y mirando
extrañada al hombre -Amber Nielsen y tu eres...
-Penn, Pennywise, señor payaso, Bob Gray o monstruo para ti mi querido melocotón -
Hablo dejando asustada a la joven por nombrar cada uno de esos nombres y
sobrenombres.
Parte de esto era gratificante pues no fue su imaginación de décadas atrás la que creo
a este personaje como lo creyeron los demás... pero por otra parte significaba que
algo sobrenatural tenía un interés en su persona y responsabilidad en la desaparición
de Peter.
-Bueno, eso pasa seguido, que bueno que nunca olvido... Veintisiete años durmiendo
pasan así -La frase tuvo un cambio drástico entre la decepción al inicio y una risa al
final junto a un chasquido de dedos. -¿Cómo te sientes?
Amber tenia tantas preguntas en su cabeza, que pareció darse cuenta cuando sus
ojos leyeron su confusión con bastante claridad. Su mirada se detuvo en el moretón
debajo de su cuello.
-Lo siento por la mordedura, por cierto. Simplemente no pude evitarlo. Tenia esa idea
hace ya tanto años. Es que eres tan ... atractiva -Se pasó la lengua por los labios
mientras la última palabra se le escapaba con un gemido hambriento.
Fue entonces cuando hizo clic. No había forma de que esta pudiera ser la
misma persona ... o lo que sea ... o lo que sea que fuera. Se quedo boquiabierta
cuando intento pronunciar cualquier palabra.
Él rió oscuramente y se inclinó hacia ella, para susurrar.
-¿Estás listo para jugar, Amber?
Sus ojos cambiaron del azul profundo a un amarillo de bordes rojos. Amber retrocedió
unos pasos, mirando a su alrededor en pánico para ver si alguien estaba mirando lo
que estaba sucediendo.
Su mirada siguió a la suya, deteniéndose en la multitud de personas que le rodeaban,
ya que parecía saber exactamente lo que estaba pensando.
-Oh, no te preocupes por ellos -Insistió alegremente, con los ojos ardiendo
brillantemente. -Solo ven lo que quiero que vean.
-¿De qué estás hablando? - Tartamudeó, todavía caminando hacia atrás para tratar
de poner cierta distancia entre ella y la criatura quien avanzo, cerrando lentamente la
brecha entre ambos.
Fue entonces cuando se percató de que estaban rodeados de gente. Se expondría a sí
mismo si eligiera lastimarla. Además de eso, si hubiera querido hacerle daño, ¿No
podría haberlo hecho anoche después de que se desmayo?
Se mantuvo firme, sin alejarse de su amenazadora mirada. Arqueó sus cejas
inquisitivamente, aparentemente disfrutando de la alteración de su juego en curso.
Acercándose para evitar que alguien escuchara la extraña conversación, hablo en voz
baja pero firme.
-Mira ... es Pennywise, ¿verdad? -Él asintió, todavía sonriendo perversamente con
intriga. -Pennywise, cuando mencionaste a mi primo ayer, ¿Estabas diciendo la
verdad? ¿Sabes dónde está?
-Ya te lo dije. El flota ahora.
Ella sopló con impaciencia.
-¿Flotar? ... estoy perdiendo el tiempo, si sabes dónde está, ¡Por favor dime! Por
favor
-Ah, ah, ah. Eso no es parte del juego. Tienes que jugar para ganar -Se rió
bulliciosamente. Su risa maníaca no se ajustaba muy bien a su nueva apariencia más
sofisticada.
-Esto no es un juego -Hablo fuertemente, con los ojos muy abiertos y los labios
apretados.
Miró a su alrededor para ver que nadie parecía haberse dado cuenta de su fuerte
frase. Todos estaban como embrujados.
Pennywise continuó mirándola fijamente, un brillo burlón en sus ojos amarillos.
-¿Qué pasó con el vago de anoche? ¿Limpiaste ese callejón tú solo? ¿Cuántas
personas has matado? Oh, Dios mío, ¿Mataste a Peter y lo dejaste colgando?
-Hagamos un trato, ¿sí?
Amber lo miro sospechosamente, no deseosa de confiar en él ni por un segundo, pero
exigirle cosas no iba a llevarla a ninguna parte.
-¿Qué tipo de trato? -Preguntó vacilante, ganando un zumbido satisfecho del payaso
malvado.
-Prometiste jugar conmigo incluso de adulta, ¿Recuerdas? Pero los juegos de niños
aburren ahora, juguemos como adultos.
-¿Juegos de que? Puedes explicarte.
-Pasa la noche conmigo.
-¿Qué? ¿Te refieres a en tu cama?
El soltó una risita amenazadora, permitiendo que su actitud de payaso apareciera
cada vez más a medida que la conversación continuado.
-Eso no es exactamente lo que tengo en mente... -Hablo con el rostro serio y
pensando en la idea de ello, el ni siquiera tenía cama -Pero quien sabe... ¡Pijamada!
era lo que teníamos. -Exclamo chasqueando los dedos al recordar la palabra -Yo
aparecía en la tarde noche y jugábamos esos tontos juegos infantiles hasta que te
quedabas dormida sobre mi.
-¿De acuerdo? -Cuestiono sin entender qué era lo que estaba insinuando. -
Bueno, entonces, ¿Qué tienes en mente?
-Eso es para que lo descubras - Respondio juguetonamente, golpeándose la punta de
la nariz con su dedo índice, -¿Estás de acuerdo?
Negaba con la cabeza, no le gustaban sus respuestas vagamente calculadas.
-No lo entiendo. ¿Quieres que pase tiempo contigo?
-Pese a odiar que me obligaras a leer cuentos infantiles con un final esperado y ver
tus dibujos... era divertido tener una amiga -Dio una sonrisa que se desvaneció un
poco de su cara.
Sabía que no tenía muchas opciones, pero era la mejor oportunidad que tenía para
encontrar a Peter.
Suspirando pesadamente, sus ojos buscaron los suyos una vez más, asintió con la
cabeza en acuerdo.
-Trato.
Juntó las manos mientras sonreía de emoción. Alcanzó la mano derecha de ella. Sus
dedos largos y huesudos levantaron su mano hacia sus labios hinchados mientras
besaba suavemente la parte superior de la misma, la sonrisa astuta nunca
abandonaba su rostro.
-Hasta la noche, Amber.
Ella miro boquiabierta mientras él soltaba de su mano con delicadeza y se esfumaba
en la multitud de gente que todavía rodeaba el ayuntamiento. La gente estaba
perdida en sus propias conversaciones mientras desaparecía entre ellos.
(...)
Mirándose en el espejo, debatía sobre lo que se suponía que se pondría para una
velada con un payaso asesino. ¿Se suponía que debía vestirse casual, elegante?
Esperaba que se conformará con la ropa simple que trajo. No tenía tiempo ni ganas
de ir por un vestido.
Suspirando pesadamente, su corazón comenzó a latir a medida que el nerviosismo la
consumía. Iba a perder el tiempo, tiempo valioso que Peter quizás no tenía.
Nego con la cabeza, no podía permitirse pensar de esa manera. No había forma de
que Peter pudiera estar muerto. Él habría dado pelea.
Si Pennywise tenía alguna información útil, tenía que jugar su exasperante juego y
esperar hasta que estuviera listo para ofrecer información. No estaba acostumbrada a
negociar así, especialmente cuando se trataba de algo tan importante, pero,
sinceramente, ¿Qué otra opción tenía? Nadie en este pueblo la llevaba a ninguna
parte y esta era la mejor oportunidad que tenía.
Todavía mirándose en el espejo, sostuvo una camisa azul sobre su pecho antes de
escuchar el crujido del piso detrás de ella. Se giro levemente y solto un grito de
asombro cuando vio a Pennywise, sonriendo perversamente en la orilla de la cama,
sus ojos atentos y mirando su figura medio desnuda.
-Dios mío -Arrulló, lamiendo sus labios rojos, la baba derramándose sobre ellos un
poco. -¿Cuanto creciste?
-¿Que demonios? ¡Fuera!
Dio un paso hacia adelante lentamente, sus ojos todavía vagaban por ella, quien
intento esconder su cuerpo expuesto.
Él se rió alegremente antes de hablar una vez más.
-Déjame verte... vamos, la única vez que te vi así estabas toda golpeada y abusada...
-Hablo mirando el cuerpo delgado pero firme y curvilíneo de ella -No tenías de esas -
Un dedo pincho uno de sus senos.-Tus caderas si que se engancharon ¿Por qué?
-Esto es tan inapropiado. Si a la cuenta de tres no te apartas te haré daño.-Hablo lo
más calmada posible. Era un gran impulso de golpearle el que tenia.
Sus ojos se detuvieron allí por un momento antes de que ella rompiera el
silencio con una pregunta al mirarse al espejo.
-¿Cómo haces eso? Quiero decir, ¿Que eres exactamente?
-¿Hmm? -Preguntó en voz baja, sin entender exactamente qué era lo que querías
decir.
-Sigues siendo curiosa, ¿verdad? -Bromeó al ver que se ponía los botines negros y
tomaba su bolso. Él la siguió mirando arrugando el entrecejo.
-No traje tacones y ni creas que iré a comprar tacones para nuestra salida. Es otoño,
zapatillas y botines es lo mucho que verás en mi -Respondió acomodando una
chaqueta por sus hombros y caminar a la puerta para salir de una vez.
Tras rato caminando por el pueblo y siguiendo a Penn quien iba con las manos en los
bolsillos y dando grandes zancadas. Iba caminando mientras miraba divertido los
panfletos de todos los niños desaparecidos.
-Todos los desaparecidos están muertos. -Comento con una mano en su cabello para
arreglarlo a causa del viento.
Se detuvo al dejar de escuchar los pasos de Amber. Se volteo para verla inmóvil.
El se tomó un momento para responder, le miro a los ojos fijamente para tener
certeza de ello.
-Algo.
-¿Algo? ¿A qué te refieres con 'algo'?
-Ah, ¡ah! ¡Temo que eso es todo lo que vas a obtener en este momento! -Soltó una
risita,
-Pennywise, lo juro, si has hecho algo para dañarlo, te mataré yo mismo -Prometio
con los dientes apretados, perdiendo cada pizca de paciencia que tenía.
-Oh, tan enojado, pobrecita, vas a tener que espetar -Respondió tranquilamente.
Ella suspiro cansada y se cruzo de brazos, su irritación era cada vez más difícil de
ocultar. Realmente no había ningún avance, él estaba intrigado por verla y quería
saber que había hecho todos estos años.
¿De verdad aceptó ir con un asesino por la noche a un lugar no revelado? Se sentía
ridícula, no era ni la wonder woman, ni la viuda negra para salir impune.
Era obvio que esta criatura tenía poderes más allá de su comprensión... era increíble
que haya tenido cinco y no temiera de aquel ser que llegó en la noche.
Ahora le miro curiosa, le había resultado tan fácil cambiar de forma y meterse en su
habitación de hotel que le hizo preguntarse ... ¿Que más podía hacer?
Todo dentro de ella le decía que no entrara a la casa. Sabía que si lo hiciera, nunca
volvería a salir con vida.
Comenzo a retroceder, su pecho se tensó al pensar en lo que sea que tenía pensado.
Amber abrio la boca para responder, pero no salieron las palabras. ¿Estaba
insinuando que Peter estaba en la casa?
Extrañamente tendría sentido. Ningún policía se atrevió a entrar a la casa y realmente
habría sido el escondite perfecto.
Sus ojos de repente se enfocaron en un auto con sus faros brillando en la oscuridad.
Fue solo cuando el auto estaba directamente frente a ella y se detuvo que se dio
cuenta de que era Mike junto a otro hombre, este era castaño y de ojos azules
Miro instintivamente hacia atrás a Penn para ver que todavía estaba de pie detrás de
ella, con los brazos enlazados alrededor de su espalda, una sonrisa prominente
pegada en su rostro.
-¿Te llevo al centro? -Pregunto Mike preocupado al verla sola, de noche frente a la
casa Neibolt. Bill también se preocupo.-Nosotros vamos a un restaurante de la calle
principal.
-No creo que nos hayamos visto antes. Soy Bill Denbrough.
-... y yo soy Penn Gray para ti, -Susurro el payaso de forma humana quien guiñó un
ojo,
-No creo que sea una buena idea ... -Comenzo a protestar. -Deben ir contra reloj.
Se puso el cinturón de seguridad y volteo para ver al lado y ver a Pennywise sentado
muy cómodo.
Iba a un lugar público, después de todo. ¿Qué fue lo peor que pudo pasar?
Seguramente él no los mataría a los dos en el medio de un restaurante ... ¿verdad?
-Si, Peter y yo somos como hermanos. Mis tíos cuidaron de mi y luego llego mi mejor
amigo, su desaparición nos ha afectado mucho.
El viaje fue rápido. En vehículo no fue más de ocho minutos hasta que Mike estacionó
en la acera, fuera de un restaurante oriental. Todos bajaron y Amber agradeció el
viaje mientras notaba que Pennywise se había esfumado.
Mike y Bill vieron a dos hombres saludando a otros dos. Reconoció al hombre del
elevador que la saludo y la alago por el vestido.
Mientras ellos se saludaban por años sin contacto, ella quería estrangular al payaso
por engañarla y traerla aquí.
La puerta del restaurante se abrio y unos pasos avanzaron donde ella hasta que unas
grandes manos cubrieron sus ojos.
-No quiero hijos, así que me harías un favor -Respondió quitando sus manos y dando
media vuelta.
Penn se encargó de agarrar su mano con la de Amber, alzándola hacia sus labios
antes de besarla suavemente.
-Muero de hambre ¿Tu? -Hablo, con un brillo travieso en los ojos mientras sonreía.
Seguramente los presentes estaban intrigados por el nuevo y misterioso hombre
atractivo que aparecía.
Viejos recuerdos
Amber se despidio y camino junto a Penn al interior del restaurante que se dividía en
restaurante a lado derecho y bar el lado izquierdo. Ellos irían a la zona bar donde no
habían niños, mientras que los perdedores en la zona restaurante familiar.
—Wow, —escucho otra voz desconocida y los hombres pierden sus saludos para ver
a la persona que definitivamente es Richie Trashmouth Tozier. —Ustedes dos se ven
increíbles —dice asombrado. —¿Qué mierda me pasó? ¿Que pasa hombre? —dice,
acercándose.
—Sí. Es Ben, —dijo recibiendo el primer abrazo cuando ambos comienzan a reír.
Por supuesto, Richie tuvo que tocar el gong después de encontrarse con sus viejos
amigos.
—Esta reunión del Club de Perdedores ha comenzado oficialmente, —anuncia Richie
mientras el resto termina de entrar al restaurante.
Todos aplauden mientras se sientan y comienzan a hablar sobre sus vidas, y por
supuesto, Richie no puede evitar molestar a Eddie.
—¡Jódete!
—¿No sabías que me casé? —Richie pregunta, incluso pareciendo un poco ofendido.
—Sí, no. Tu mamá y yo estamos muy, muy felices en este momento, —dice Richie y
Bill escupe su bebida en su taza, riendo. Entonces todos comienzan a reír, excepto
Eddie, por supuesto. Todos deberían haberlo visto venir desde una milla de distancia.
—Es muy dulce. A veces, me rodea con el brazo y me susurra, se va...— dice Richie,
y hace una imitación perfecta de Jabba el Hutt. Todos, excepto Eddie, se ríen de
nuevo.
—Todos lo entendemos. Mi madre era una persona grande, grande y gorda, — dice
Eddie. —Hilarante. Histérica, — dice Eddie, el sarcasmo aún entrañable.
—Espera, hablemos del elefante que no está en la habitación ... Ben, —dice Richie.
—¿Qué demonios, hombre?
—Está bien, está bien. Obviamente, perdí algunos kilos, —dice Ben tímidamente.
—No, eres como todos los futbolistas brasileños envueltos en una sola persona
preciosa, —dice Richie, sonriendo.
Estaban en el mismo restaurante, y este lucia como un guapo y atento humano que
saco una silla para que Amber tomara asiento.
Su sonrisa astuta regresó cuando se sentó al otro lado de la mesa frente a ella.
Se sentó en silencio, aunque no apartó los ojos de ella, quien hizo su pedido, pero él
solo pidió una copa de vino tinto. Incluso después de que insistió en que pidiera algo
de comida, pero se rehusó.
—Debo atender —Hablo caminando a la salida pero el tomo su mano para que no le
dejara solo en un lugar con gente, los perdedores y algunos niños. Ella acepto y se
dirigió a su asiento para contestar.
—Hola mi niña, ¿Como estas? —Pregunto su tía-mamá, dulce como siempre. Estaba
preocupada y ¿Cómo no estarlo? Su hijo desapareció y su niñita estaba sola haciendo
de investigadora.
—Hola, estoy... bien, si, algo cansada pero —Sus ojos fueron a Penn —Todavía estoy
buscando, pero aún no me he dado por vencido. Lo encontrare, lo prometo.—Agrego
con certeza que esperaba no fallará en lo más mínimo.
—Gracias, corazón. Todavía no puedo decirte lo que significa para mí que estés
haciendo eso tu solita.
Ya al cortar la llamada miro a Penn quien sostenía la copa de vino tinto con deleite
mientras esperaba que trajeran el plato de comida.
Jadeó una maldición al ver que eran los insistentes mensajes de Ryan quien se
percató tras horas que en verdad no estaba en casa, siquiera en el estado.
Menudo idiota.
Sus entrañas se contrajeron en molestia. Todo mal desde la tarde de este día. Estaba
colapsada, estresada, molestad ¿Era tanto pedir un momento de relajación y goce?
Aunque fuese mínimo.
—No. No quiero hijos ahora —Respondió frunciendo el ceño a tal pregunta. —No me
siento preparada aun.
—¿Y que haces para vivir además de golpear vagabundos? —Pregunto con una risa
disimulada y recordando el como se defendió del atacante.
—No, pero estar en silencio todo el tiempo no es muy divertido... ¿Por que la cara
larga?
—Me engañaste para que viniera aquí a comer contigo, Peter está en esa casa y lo
voy a encontrar.
—¿Segura que esta en la casa? —Pregunto sirviéndose más del vino chileno.
—Esa casa tiene más secretos, no es tan sencillo —Comento bajando toda expectativa
de ella.—Sería un juego muy aburrido, vamos, borra esa mueca de amargura —Hablo
con un humor totalmente contrario al de ella.
Amber sintió algo que empujaba entre sus piernas. Se estremecio en estado de shock
y miro hacia abajo para ver qué era, pero no vio nada.
Fruncio el ceño, ignoró la sensación por un momento antes de saltar de nuevo ante la
sensación de algo que se arrastraba rápidamente por su vestido, flotandose contra
sus bragas.
Se ahogo con su propio aliento mientras se inclinaba hacia adelante. Miro a Penn
mientras se mordía la mejilla. Él estaba sentado derecho, con los ojos juguetones y
mirándola atentamente. Sus labios se curvaron en una sonrisa de complicidad.
Lo miro una vez más, encontrando su mirada desafiante con su propia viciosa
—¿Detener qué? —Preguntó mientras tomaba la copa hasta que ella le dio una patada
para que se detuviera, por lo que Amber suspiro de alivio mientras el se limpiaba el
vino que le mancho la ropa.
Sin esperar una respuesta, fue tras ella quien al ver que un gran grupo estaba en la
puerta se dio vuelta para salir por la puerta secundaria que estaba en el pasillo que
daba a la cocina y a los baños.
Tan pronto como lo llego afuera suspiro con temor y llevo sus manos a su rostro que
estaba helado. Iba a empezar a caminar cuando escucho la puerta abrirse
nuevamente y verlo de pie. Se acerco a ella quien le empujo hacia atrás sin siquiera
pensar que el podía matarla con un simple movimiento de manos.
—¿Qué diablos te pasa? ¡Cómo te atreves! ¡Sabes lo que vivi y lo imitas! ¿Por que lo
hiciste? —Grito empujándolo y sintiendo escalofríos por las sensaciones —Eres un
idiota —Le reclamo con los ojos brillantes por el miedo que la atravesó —Tu y tu
juego pueden irse a la mier...
De repente se cortó, apenas registraba sus labios aplastados contra los de él,
haciéndola retroceder hasta que la dejo contra el frío edificio de ladrillo.
Dio un paso adelante, y momentos después, paso su lengua húmeda a lo largo del
cuello.
Amber solto un gemido entrecortado, y se estremecio al sentir sus manos agarrar sus
caderas con dureza, inmovilizándola aún más fuerte contra el edificio.
—¡Sueltame!
—¿Que? —Pregunto extrañado de ello. ¿Que hizo mal? Hizo lo mismo que los jóvenes
de la otra mesa —Se supone que debía gustarte.
—No fue así. Suéltame. —Exigio mientras intentaba apartarse de él.
—Imite lo que hacía esa pareja, se suponía que ella daba de esos pequeños grititos y
sonidos ratos como cuando corres mucho y te falta el aire.—Explico con la descripción
de los gemidos y sonrojos de la muchacha que estaba haciendo un espectáculo para
su pareja y seguramente para alguna pagina porno.
La pareja de enfrente eran unos veinteañeros calientes que estaban jugando con un
vibrator que se controlaba con un teléfono inteligente.
—¿Para que?
Sus ojos estaban llenos de deseo y curiosidad mientras ella se negaba a ello.
De nuevo, guio su rostro más cerca de Amber quien cerraba los ojos esperando lo
peor mientras intentaba empujarle.
Él se inclinó para acariciar el cuello de ella con su nariz y labios. Estaba inhalando
profundamente mientras chupaba con avidez, dejando una marca.
El levantó la vista hacia ella, sus labios se curvaron en una sonrisa de complicidad,
que apenas registraba a través de sus ojos llenos de necesidad. Su risa entrecortada
solo pareció aumentar el deseo cuando se inclinó más cerca de ella.
Ella estaba sonrojada al igual que él quien no supo por que no mordió al tener el
cuello o mejor dicho todo disponible para una digna comida.
Sintió que sus dedos alcanzaban debajo de su vestido, arrancando las bragas sin
ningún tipo de advertencia antes de arrojarlas con impaciencia al pavimento contiguo.
—¿Que diablos? ¿Que te pasa? —Protesto al ver que el estaba calmado e hizo una
mueca de confusión.
—Peen...
Amber quería protestar, decirle que esto no estaba bien. Pese a estar envueltos en las
sombras detrás de un restaurante, todavía estaban en público. Cualquiera podría
verlos.
Todo eso pareció desintegrarse en la nada cuando una de sus manos trazo sobre la
piel de su pubis hasta ir descendiendo y acariciar sus pliegues. Dos de sus dedos
entraron bruscamente por lo que le envío un golpe para separale de inmediato.
—Quita tus manos de mi —Ordenó removiendose incómoda pero ante la fuerza de él,
poco lograba.
—Lo hare lento. —Gruñó y rodó los ojos siendo lento al principio y sintiendo el calor y
humedad, para luego aumentar la velocidad provocando que gimiera con intenso
placer. Los labios de él descansaban sobre la garganta de ella, chupando y
mordisqueando ligeramente, sin romper la piel.
Sus dedos trabajaron mágicamente. La longitud de sus dedos le permitió frotar contra
el punto G implacablemente.
—Joder ...—Gimio débilmente, agarrando su cabello con fuerza, rodando sus caderas
inconsciente mente contra él mientras continuaba haciéndola desmayar por la
increíble sensación que estaba sintiendo.
—O-oh mi dios —Gimió, agarrándose a sus hombros con miedo a caerse. Podía sentir
que la espiral de su vientre se tensaba, lista para romperse y soltarse en cualquier
momento, lo que él probablemente también podría sentir porque estaba trabajando
implacablemente en este punto.
Empezó a soltar jadeos con los ojos cerrados, él mordió una vez más en el cuello,
extrayendo unas cuantas gotas de sangre, mezclando dolor con el placer que la
deshizo, todo su cuerpo se debilitó cuando las olas de placer se estrellaron una y otra
vez. Su cuerpo aún temblaba con las réplicas mientras lentamente sacaba sus dedos,
con una sonrisa burlona en sus labios.
Respiró contra sus labios antes de presionar levemente su boca contra los del
contrario en un inusualmente tierno beso.
Apartó el foco de su presa y miró con curiosidad tras ellos donde Amber estaba
espantada, sus ojos rojos y brillantes aún ardían de rabia y hambre.
La única respuesta que tuvo fue un gruñido mientras le enseñaba los dientes. Volvió
la cabeza hacia Eddie, ignorando por completo sus palabras mientras abría la boca
para infligir daño.
Richie llego rápidamente con un trozo de madera y le dio un fuerte golpe al payaso
para separarlo de Mike.
Por primera vez, pudo escuchar el miedo real en sus gruñidos. Se giró hacia ella una
vez más. Una extraña sustancia negra salio de su herida, fluyendo hacia arriba y
evaporándose en el aire.
Cuando comenzó a posicionarse para atacar, otro grito retumbó cuando notó que otro
de los muchachos le golpeó con la punta de un tuvo hueco de plástico.
—¡Detente! —Grito avanzando donde ellos, y sin saber si era para Pennywise o para
los demás.
Él le devolvió la mirada, su expresión más suave de lo que había sido antes mientras
se escapaba arrastrandose para hundirse lentamente en las sombras de los árboles
mientras los demás seguían gritándole profanidades y amenazas hasta que sus
ardientes ojos rojos disminuían y desaparecía en la noche.
—Ahí va mi cita y la esperanza de recuperar a Peter —Suspiró sin ser oída por los
demás. Se acomodo la chaqueta sobre los hombros y tiro del vestido más abajo para
que no pareciera que no llevaba bragas.
Ya se sentía como las actrices porno en las introducción al video. Solo rogaba a que
ellos no encontraran las bragas.
—Maldito payaso psicópata —se rió Richie mientras se intentaba quitar los rastros de
suciedad y baba de los pantalones. —¿Qué diablos, Amber? —Pregunto al verla.
—¿Puedes ver el payaso? Ninguno de los otros adultos puede, ¿cómo sucedió eso?
—Pregunto Mike frunciendo el ceño.
—¿Lo has visto antes? ¿Has conocido a Pennywise? —Pregunto ahora Bill al ver que
seguía mirando a esa dirección.
Eddie dio un paso al frente, aparentemente demasiado curioso al ver que una adulta
anexa a ellos podía ver al payaso.
Richie puso los ojos en blanco, claramente sin tomarlo en serio. Bill se acercó a ella
curioso, algo no encajaba. Todos los que podían ver al payaso era por una razón.
Todos tenían cuarenta, y ella treinta y tres, ¿realmente fue la víctima más joven?
Bill la miró y sintió que veía una varienate de su difunto hermano por la edad
próxima.
Ese payaso atacó a Amber quien era poco más joven que Georgie.
Inmediatamente ella cubrió su cuello al ver que la examinaban, sabiendo muy bien
que probablemente estaba plagada de marcas oscuras ocacionandas por el juego
brusco de Pennywise.
Nuevamente mencionó que estaba bien y que siguieran disfrutando de su noche. Que
ella estaria bien.
Finalmente los perdedores volvíeron al local. En cambio ella camino por la calle para
irse al hotel, agradecida de que el día hubiera terminado.
Capítulo 07
Pijamadas y accidentes
Sintió el peso del colchón del otro lado. Había un silencio increíble en la
habitación.
—¿Por que no matas pedofilos o asesinos mejor? —Pregunto volteando y viendo como
rodaba los ojos ante esa propuesta.
—Ya te dije, el miedo infantil es mejor.
—Mi miedo de la infancia eran ellos, y no un payaso.—Acusó al verle hacer una mueca
—Pensé que tenías miedo y no salías debajo de mi cama por ello.
—Eres tan adorable —Arrulló acercando un mano al cabello de ella. —¿Y que hacemos
ahora?
—Estoy muy cansada —Hablo sin una idea que al payaso le gustará o sin que se
repitiera lo del callejón —Veamos unas película. —Respondió prendiendo la televisión
y encaminarse al baño de la habitación.
Tras salir miro al payaso quien estaba instalado y mirando sus cosas como un niño
curioso.
Miro las ventanas de aplicación para ver que se había metido a la galería y a los
mensajes de texto donde se mostraban los últimos mensajes de parte de Ryan.
« EX: Ryan »: Vamos, fueron cuatro años de matrimonio. Dame otra oportunidad.
Suspirando dejo el celular en la mesita de noche para dormir y poner fin a este día.
Necesitaba un sueño reparador con urgencia.
Se quito toda la ropa y se quedó bajo el agua caliente que recorría su piel por varios
minutos. El agua estaba en su temperatura ideal.
Escucho la siniestra risa de Penn por lo que abrio los ojos y saco la cabeza de la
ducha para ver si estaba en el cuarto de baño pero no había nadie.
Siguió duchandose mientras se sentía observada. Y claro que podía tener sus dudas,
pues de la pequeña rendija de la ducha algo la estaba mirando. Quería hacerle una
broma para iniciar el día pero se quedó mirando el como estaba desnuda y
duchandose. La baba empezó a caer de su boca al verla completamente desnuda y
desde otra perspectiva. El rió de baba que tenia rápidamente lo hizo retomar la
atención y meneo la cabeza en busca de una distracción. Y ¿Qué mejor que
molestando a un perdedor?
Ya tras una hora, Amber estaba conduciendo a la casa Neibolt. Había ido a alquilar un
vehículo por un día y había comprado una linterna para ir a la casa Neibolt a
investigar pese a lo aterrador que era. Claro que ello estaba en el otro extremo del
pueblo.
(...)
Todo dolía, incluso respirar. Su garganta se sentía como papel de lija cada vez que
sus pulmones luchaban por inhalar aire, pero al menos estaba viva ... ¿no?
Sus párpados se sintieron como ladrillos cuando intento levantarlos. Finalmente logro
abrirlos, para enfocarse y ajustarse a su entorno.
Era brillante, demasiado brillante para tu gusto. Entrecerro los ojos hacia la luz,
ahogando un suspiro angustiado mientras intentaba acostumbrarse a la incomodidad.
Un ruido sordo se le escapó cuando trató de acomodarse pero una punzada de dolor
la hizo quedarse en la misma posición.
Era obvio que estaba en un hospital, pero no sabía como llego aquí.
El recuerdo volvía en flashes. Recordó haber conducido, Penn apareció en el
automóvil, y una camioneta blanca que no cumplió con las indicaciones.
La habitación estaba en silencio mientras sintió una sacudida de sorpresa cuando notó
a Penn, merodeando en el rincón oscuro de la habitación, su esbelta forma humana
estaba mirando la habitación aburrido.
—¿Penn?
El se volteo al escucharla. No se veía divertido. De hecho, parecía algo preocupado, lo
que le sorprendió. Eso no era característico en comparación con su comportamiento
infantil y juguetón habitual.
—¿Qué pasó? —Preguntó sin rodeos.
—Casi mueres —Respondió acercándose a ella para verle. Se sento en la silla al lado
de la cama.—La culpa fue del otro vehiculo, nos salvamos ya que habríamos muerto,
bueno tu... Ella condujo demasiado rápido. Nos desvie de la carretera y nos
adentramos en el río.
Su forma directa de hablar era muy diferente en comparación con el tono burlón y los
acertijos en los que solía hablar.
—¿Realmente me salvaste? — Preguntó, apenas por encima de un susurro.
Sus ojos estaban vertiéndose en los suyos, respondiendo silenciosamente a su
pregunta con la intensidad de su mirada.
—Gracias —Respiró, todavía conmocionada. —Supongo que te debo un favor.
—No es la primera vez... ya me debes dos favores.
—No comprendo.
—Eras tan tan pequeña —Comento viendo su ojo morado y ligeros cortes en frente y
brazos.
Él se acercó más para que pudiera poner sus labios sobre la venda en su
frente, deteniéndose allí por un momento.
—Supongo que hoy pasaremos aquí la noche —Comento mirando a la ventana, eran
pasadas las cinco pm y ya el cielo estaba de color claro.
—Tan cómoda como una tabla —Se rió un poco hasta hacer una mueca de dolor.
—¿Informaron esto a mis familiares?
—He, si preguntan soy tu esposo, debi firmar algunos papeles. —Explico mientras se
acercaba a la puerta para salir por un médico para que viera a Amber —Tu celular
esta en el fondo del río, tu bolso quedo flotando.
—Iba en la tercera cuota, que asco de suerte —Hablo con humor mientras sentía el
cuerpo molido a golpes.
Tan perdida en sus propios pensamientos, apenas notó que él se había acercado. Sus
avances anteriores habían sido mucho más confiados y casi arrogantes en cierto
modo.
Era como si ya no fuera un premio para ser ganado, sino algo que él realmente
anhelaba.
Antes de que sus labios pudieran hacer contacto, la puerta se abrió, provocando que
retrocediera. Un gruñido grave y gutural salió repentinamente de la garganta de
Penn, y sus ojos brillaron de hambre cuando miró a la puerta. Volteó la cabeza para
ver a una enfermera y a una pelirroja que estaba apenada al verla.
—El médico vendrá enseguida —Informo la enfermera al verla despierta. Ella se retiró
y la pelirroja la miró apenada por completo.
—Lo lamento tanto, —Hablo con un ademán mientras avanzaba donde ella. El sonido
de sus tacones fue alto hasta que quedo a los pies de la camilla —De verdad que lo
lamento.
—Si pues casi la matas, —Acusó Penn de forma ácida al verla —De no ser por que
estaba con ella y logre quitar su cinturón ahora ella estaría muerta y yo te mataria.
—Penn.
Desde que que intento socorrer a la mujer, él le miro con odio puro.
Amber miro a Penn quien trataba de evitar revelar su cruel intención contra la
pelirroja en un lugar tan público, pero claramente estaba luchando.
—Umm, ¿Por qué no esperas fuera? —Le propuso suavemente, acariciando su brazo
de forma tranquilizadora.
Él gruñó de nuevo, lo suficientemente suave para que solo ella lo oyera antes de
levantarse y salir rápidamente de la habitación, lanzando una amenazadora mirada a
Beverly Marsh.
—¿Tu familia?
—¿Eres policia? —Pregunto mirando a la pelirroja.
—No...
—Hay volantes por todo el pueblo con un "Peter Nielsen" perdido, mi numero esta ahí.
—Hablo cansada y sintiendo que este percance la alejaba más de su búsqueda en
este pueblo. Quizás la gitana tenía razón después de todo.
No pasó mucho tiempo antes de que Penn regresara con el médico quien hizo un
chequeo rápido para finalmente decir que pasado mañana en la mañana tipo nueve
am podría irse a casa. Es decir el día antes de Halloween.
El médico se marcho mientras Penn, con los labios curvados en una mueca burlona.
Arrastró el pequeño sofá para quedarse junto a ella.
—Es de los perdedores. La mocosa no tenía miedo... incluso una vez me enterró una
varilla en el ojo. —Respondió, sin mirarla a los ojos.
—No soy humano, en pocas horas estuve bien. —Comento mientras miraba la
curiosidad que salía a flote en su rostro —Anda, suelta las preguntas.
—Oh, podría mostrarte, pero seguramente morirías de miedo, y entonces todo esto
habría sido en vano —Respondió, haciendo la mímica de muerto.
—No, —Murmuro cansada sabiendo que estaba perdiendo la batalla ante la amenaza
del agotamiento.
Para aquel ser que acechaba en las sombras del pueblo, la desesperación nunca fue
parte de su vida. Mucho menos por el bienestar de su comida.
Amber era un caso especial. Es como si Pennywise fuese un granjero con todo un
rebaño el cual va a sacrificar pero al ver a la pequeña ovejita se sintió encariñado y
ahora ya de grande no quiere matarle por ello.
La defendió y cuido de niña y ahora de adulta le salvo la vida nuevamente. Sintió que
fue una abofetada en la cara cuando vio que la causante del accidente fue Beverly
Marsh.
Cuando la vio sangrando mientras el agua entraba al vehículo por las ventanas rotas
se desespero al no ver movimiento de ella. No espero para sacarla de ahí
rápidamente y socorrerla. No iba a permitir que si se iba de esta vida fuese por culpa
de un perdedor.
Ya al lograr que ella volviera a respirar se alivio y permaneció con ella esperando a la
ambulancia. Beverly intento socorrerlos pero él la apartó con odio. De no ser por que
se sentía abatido la habría matado al más minino acercamiento de aquella pelirroja.
Ya con la ambulancia en escena, explicó que sucedió y negó el que le vieran ya que él
no sangraba pero Amber sí. Sabía que eso llamo la atención de todos e hizo que su
mejilla tuviera ligeros cortes para pasar desapercibido.
Un paramédico le dijo que podía subir si era familiar y no pudo evitar mentir diciendo
que era su esposo para subir con ella, quien estaba pálida y helada por el agua y
pérdida de sangre.
En el hospital, la espero desesperado hasta que despertó y se arrastró a su lado.
Ya en la noche, furioso con Beverly quien ahora se encontraba durmiendo
cómodamente en su habitación tras juntarse con los demás perdedores, se hizo
aparecer en el hospedaje de la pelirroja, se deslizo por la ventana, abriéndose paso
por debajo del marco de la ventana de la habitación del hotel.
La vio dormir y pensó en simplemente matarla pero no quería enfrentar a cuatro
adultos que eran fuertes y bravos, en este momento.
Simplemente le provocó una horrible pesadilla y le corto su largo cabello pelirrojo en
una melena e hizo aparecer un escrito con sangre en la pared.
Antes de soltar gruñidos bajos para despertarla y espantarla. Hizo un fuerte
estruendo al desaparecer en la oscuridad de la habitación, no sin antes ver como
salto en la cama horrorizada al ver el escrito frente a ella, el espejo roto con letras
escritas con las trizaduras de cristal.
Sintió su cabello ligero para ver cabello en la cama. Prendió la luz de la lampara para
horrorizanse al ver que ya fue atacada por el payaso.
Tras ello él se regreso a la habitación de hospital como si nada hubiera pasado.
(...)
Tras que ella a la mañana siguiente a eso de las siete pm decidió irse del hospital,
prefería irse en la noche y no en la mañana ya que las enfermeras no le dejaban
dormir mucho y la habitación pese a la temperatura se sentía helada.
Aburrido de ello, fue a la habitación del hospital para ver que Amber no estaba. Gruño
en el aire antes de irse a la habitación de ella quien había terminado su baño de tina.
La vio con la toalla envuelta mientras cogia un atuendo que parecía lo
suficientemente grande como para cubrir su cuerpo por completo. Dejo caer la toalla
al suelo revelando su desnudez.
Él se lamío los labios mientras ella comenzaba a ponerse unas bragas. Sus ojos
recorrieron los moretones que cubrían su hermosa piel, por culpa del accidente.
El se arrastró fuera de donde estaba escondido que era debajo de la cama, sus
huesos volvieron a su lugar cuando se puso de pie, extendiéndose desde el estrecho
espacio oscuro para aflojar las extremidades. Y aparecer en forma humana.
Sus ojos se encontraron mientras esperaba que ella se dirigiera a él. Quien no pudo
evitar sonreír.
—Pennywise ... ¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunto aún adolorida. El no dijo nada
por lo que ella pasó a su lado, sin querer, rozandolo.
Sus ojos la siguieron con atención mientras retiraba la pesada capa de la cama antes
de meterse en las sábanas de la gran cama.
Ella claramente no estaba de humor para jugar por el dolor muscular, pero él no
dejaría desperdiciar una oportunidad.
Se acerco más a su cama, sus ojos vagaron por las frazadas que cubrían su cuerpo
débil mientras cerraba los ojos por cansancio.
Ella era una fuente de alimento; no debería haber sido nada más, pero mientras yacía
sobre ella, podía oír los latidos de su corazón que se aceleraron en respuesta a su
contacto, su cabello y el aroma de su piel. Pero también sintió que su cuerpo se
tensaba. Eso fue algo que le desagradó.
—Hablo en verdad.
En lugar de alejarse, se apretó aún más contra ella, liberando un zumbido satisfecho
mientras se acomodaba en una posición sorprendentemente cómoda.
Esto era todo tan nuevo para él. Nunca pensó que estaría dispuesto a esto.
Ella alzo la rodilla contra el estomago de él. Mientras el dolor agudo se apoderó de él,
ella había apagado la luz de la habitación y se acomodo para dormir.
Los ojos de él ardían con una ligera ira. No sabía si quería reír o matarla. Ella no
estaba a salvo de él.
Estaba tan acostumbrado a simplemente tomar lo que quería que tuvo que crear otro
plan y empezar a usar emociones humanas contra ella para manipularla y anhelar que
quisiera de su compañía. Ella necesitaba quererle tanto que estar separado de él
fuese física y mentalmente insoportable.
—¿Qué quieres de mí ? ¿Quieres cambiarme por Peter? ¿Por qué? ¿Entonces podras
matarme?
Mientras hablaba sus ojos estaban brillantes por lágrimas mientras rogaba que no le
molestara más mientras intentaba lograr algo de normalidad para empezar otro día.
Las emociones humanas eran algo que Penn no podía comprender. ¿Por qué ella
estaría filtrando líquido por alguna razón que no sea el miedo?
Algo dentro de él se sentía ... mal al verla llorar sin que el hiciera algo. Una vez más,
ella le hacía sentir cosas que no había sentido antes.
La sonrisa se le escapó de los labios cuando se acercó más a ella, el fuerte impulso de
limpiar las gotas de agua era casi abrumador, pero se contuvo, sabiendo que ella no
estaba esperando ser tocada. En cambio, flexiono sus dedos a las lágrimas de sus
mejillas para limpiarlas.
—¿No significa nada para ti que no te haya matado a Peter? Él sigue vivo a menos
que lo hayas olvidado, pero no lo hará por mucho tiempo. —Hablo al verla con esa
expresión valiente que se presentó una vez más mientras se quitaba las mantas y le
miraba molesta.
—Eres horrible. Destruyes familias sin siquiera pensarlo dos veces. No solo eso,
encuentras alegría en eso. ¿Que esta mal contigo?
Él se quedo sin palabras mientras ella seguía escupiendo insultos odiosos hacia él.
—¡Debería odiarte ya que creí en ti! Pensé que eras mi amigo, mi héroe que me salvo
en la infancia...—Le grito sin siquiera medir sus palabras y percatarse de lo que
lograban en él. La imagen errónea y a la vez favorable que ella tuvo de él por años.
—¡Debería despreciar tu existencia! ¡Eres un monstruo! Eres ... eres ...
Él esperó a que ella terminara, tratando de imaginar qué otros insultos, gritos incluso
un empujón o un golpe que podía hacer. Pero su sorpresa fue cuando al verla furiosa
y dolida, de repente la sintiera levantarse y empujara su boca contra la de él con
avidez, atrayéndolo más cerca mientras inhalaba profundamente.
Ella se echó hacia atrás por un momento, tenia rastros de conmoción y vergüenza en
su rostro mientras sus ojos recorrían su cuerpo humano.
El beso fue por ira y anhelo, era un héroe, un milagro para ella, bueno hasta hace
pocos días. Ahora sabía la verdad. Pero, por años creyó en esa faceta y sinceramente
no se arrepentía del todo.
Así que él aprovechó la oportunidad para dirigirse y poner sus labios sobre los suyos
una vez más, esperando que ella aceptara su invitación.
Sonrío con satisfacción mientras sentía que se acercaba y giraban sus cuerpos hasta
que sintió que la parte posterior de sus rodillas golpeaba el costado de la cama. Luego
ella empujó contra él con fuerza, para dejarle acostado.
Penn se encontró con algo más que un ego enrojecido después de ganar. Estaba
emocionado por el hecho de que ella fue la que inició el contacto, y tenía la intención
de disfrutarlo.
Pronto Amber se unió, quedando sobre él, mirándo como aquel ser esperaba una
reacción. La mirada de él se vio atraída por las gotas continuas que se filtraban por su
rostro. ¿Estaba descontenta? ¿Aún?
Pronto se encontró inclinado hacia su rostro para extender su lengua inhumana para
lamer el fluido que adornaba sus mejillas enrojecidas y ruborizadas. La idea de la
sangre debajo de su piel era tentadora, haciendo que quisiera soltar sus colmillos y
rasgar su piel, pero una vez que mi lengua hizo contacto con el líquido, saboreo el
sabor salado y su sed de sangre se esfumó.
Retrocedío, lamiéndose los labios antes de capturar los labios de ella en un beso
hambriento, siendo tan gentil como podía, sin importar el hecho de que quería
explorar cada parte de ella con entusiasmo.
Ella era como un juguete edición limitada y precioso que necesitaba cuidar para
preservar la calidad.
Apretando sus manos a cada lado de su rostro, sus labios se movieron suavemente
contra los de ella en un ritmo continuo, su cuerpo presionando más dentro de ella
mientras sus piernas se extendían sobre sus caderas. Se obligó a sí misma a bajar un
poco, causando un parpadeo en él al sentirse una reacción de su región inferior.
Antes de que él pudiera protestar, los labios de ella se movieron desde la oreja a la
línea de la mandíbula de él hasta llegar al cuello, mordiendo suavemente.
La piel de ella estaba caliente contra su carne fría mientras continuaba moviendo sus
caderas, provocando una vocalización desconocida para él, pero agradable.
Cuando ella susurró esas palabras en su oído, él se encontró con ganas de pelear, de
inmovilizarla y hacer lo que quisiera con ella, tanto si se sometía como si no, pero no
podía permitirse hacer eso. Eso hubiera puesto fin a su pequeño juego demasiado
rápido para su gusto. Y sabia que ella finalmente hundida en la ira le mataría antes
que los perdedores.
Tuvo que calmar su mente mientras luchaba para permitir que un ser humano tomara
el control de esta situación. No podía negar la emoción que estaba pasando a través
de su forma actual.
¿Ella no entendía lo que esto le estaba haciendo? ¡Quería esa fricción pero más abajo!
Se iba a acomodar pero ella dejo una mano en su pecho empujándolo de nuevo al
colchón.
Entendió el mensaje y procedió a quedarse quieto y aceptar lo que sea que ella
quisiera hacer, la sensación de control fue emocionante, por decir lo menos.
Capítulo 09
Caricias y juegos
Él sabía sobre las relaciones sexuales. Permitio que el placer nublara toda su razón y
se rindiera a su cuerpo para sentir algo por un momento en el tiempo.
Las relaciones sexuales no las usaba como pasatiempo o por gusto propio, pues raras
veces íntimo. Por supuesto, eso no quiere decir que nunca haya dado placer a un
humano. Fue una táctica que aprovechó para intentar engañar a su presa o relajar a
las víctimas de hace ya siglos, ya fuesen hombres o mujeres. Nunca se interesó en
los humanos si no era para comerlos, lo que era su raza, genero o religión le daba
igual. Tan solo recordaba que debía meter su miembro viril en la mujer y moverse. En
el caso de los hombres él aceptaba el sexo oral y el ingresar en el cuerpo de los
hombre reprimidos de aquella época que se sentían libres al no tener que fingir para
complacer a la sociedad. Tras mover las caderas un poco y sentir el placer crecer, él
mordia severamente antes de arrancarle la carne que cubría la yugular y concentrarse
en comer y no en intimar, pues ello era un simple señuelo.
Levanto sus caderas en busca de más roce con ella, quien comenzó a arrastrarse por
su cuerpo hasta retomar el roce que tenian. Era muy placentero ese roce que tenían,
pero era evidente que él quería más que sentirla sobre su zona excitada.
No fue hasta que Amber estuvo arrodillada frente a él, con sus manos vagando por la
parte delantera de sus pantalones oscuros con confianza antes de que ella se
detuviera en la cremallera.
Como su forma actual era humana, todos los órganos eran también humanos,
incluidos los que se usan para la reproducción.
—Ohh... sí...
Luchó para formar un pensamiento coherente. Esto casi le enojó. Nunca había perdido
el control cuando se trataba de la caza. O mejor dicho nunca había perdido el control
con un humano. Hacia siglos que no sentía la sensación.
Incapaz de formar una vez más un pensamiento completo intento ser lo más dócil
posible con ella al sentir cuando su longitud comenzó a temblar una y otra vez
mientras la sensación placentera la sentia cada vez más fuerte con cada toque.
Cuando sentía que estaba a punto de el orgasmo, la sensación cesó por completo, y
se quedó con una sensación de estar incompleto y lo que solo podía imaginar era
angustia.
Aún respirando pesadamente, se sentó para preguntar qué había pasado, cuando la
vio mirarle fijamente mientras daba pequeños toques en el glande que le hacían
estremecer.
—¿Sabes? Creo que puedes lidiar con este problema por tu cuenta...
—No... sigue, vamos —Hablo de inmediato mientras deseaba que continuará. —Por
favor —Suplicó queriendo sentir sus toques de piel suave y no tener que el mismo
imitar esos movimientos.
Ella sonrió sorprendida al escucharlo suplicar. Dios santo, ¿Cuando ocurrió ello?
Ella sobo uno de sus testiculos notando el espasmo que dio y la rápida respiración
que dio. Eso fue inesperado pero agradable al mismo tiempo ya que no fue brusco
como para causar dolor, fue bastante gratificante.
—¿Y bien? —Repitió mientras sus manos iba vagando por el área excitada.
Le vio asentir por completo, sin decir una palabra más. No supo cómo reaccionar.
En vez de eso, asintió y esperó pacientemente a que regresaran las caricias. Una vez
que aparecieron, sonrió ante su presencia. La miró con tanta intensidad cuando
alcanzo el punto en que podía oír su corazón latir más rápido y la sensación de placer
aumento. Se inclinó cautelosamente, presionando sus labios ligeramente sobre los de
ella mientras ella seguía bombardeando rápidamente.
El dejo una de sus manos en la parte posterior de su cabeza para impedir que se
separada del beso que silencio el gruñido que lanzó al acabar sobre su estómago. La
siguió besando mientras con su otra mano la atraía más a su persona, podía en poco
volver a estar duro para que ambos disfrutarán de esa sensación pero ella finalizó el
beso notando los colmillos de él y el que sus ojos estuvieran de ese llamativo color
amarillo.
—Te dejaré descansar —Fue todo lo que dijo mientras se alejaba de ella. Camino a la
esquina enegresida por las sombras mientras acomodaba su pantalon y pasó
sigilosamente, haciéndose uno con la oscuridad para regresar a la alcantarilla y trazar
su próximo movimiento.
A pesar de las buenas horas de sueño, estaba adolorida y mucho. Dolor en cuello,
pecho y cabeza, este sin duda era el peor viaje que había tenido. Ahora la migraña
era peor cuando poco a poco su teléfono iba recuperado datos y mensajes de textos.
Sabía que Peter estaba vivo de algún modo, y que tras lo de anoche no había muerto
a manos o garras de Pennywise, podía esperar un par de horas más mientras iba al
SPA y le pedía al kinesiologo que masajeara el área donde se golpeó. Ya sin efectos
de medicamentos el dolor era muy fuerte.
Se vistio y salió de la habitación para caminar al elevador hasta llegar al piso principal
donde se encontraban los perdedores desayunando, quienes le vieron con el ojo
morado y algunos hematomas mientras estaba con audífonos caminando a una
dirección desconocida.
Beverly seguía culpandose y lamentándose al ver como quedo aquella mujer. Parecía
víctima de violencia familiar.
—¡Richie! —Exclamaron todos para que guardará silencio. Algo increíble que ocurrió
en verdad.
—Oh Dios no sabes como lo lamento, me siento la peor —Hablo Marsh al ver como
Amber caminaba atrayendo la atención —Fue mi culpa, su pareja la saco del agua y
me miró como "Te vas a morir perra"
—Si alguien me causará un accidente y Audra estuviera así, lo siento pero estaría
igual.
—Lo entiendo, pero el sujeto me miró como si me odiara desde antes. Busque su
nombre pero no me aparece en nada —Hablo sacando su teléfono celular donde tomo
fotografías de los papeles del hospital donde él se negó a ser atendido y a decir
verdad estaba intacto.
—Google y nada.
—¿Y ella? Vio a Pennywise y ahora casi muere, —Comento Mike con su taza de café
en las manos.
—Amber Nielsen, 33 años, según su Facebook estuvo casada y esta soltera ahora.
Reside en Ohio.
—Eddie no mires, tu esposa madre podria escuchar esos morbosos pensamientos
—Molesto Richie nuevamente, exasperando al ya nombrado quien se arrepentía tanto
de hablar de su esposa ayer.
—Bueno esto es interesante —Hablo Ben al ver con Beverly el Facebook de Amber
—Sabe artes marciales desde muy joven. Hay un video —Anuncio girando la pantalla
y mostrando la paliza que le dio a su contrincante.
—Diablos señorita —Soltó Richie al ver que era como una pequeña ninja.
—Por que no vas con ella mientras nosotros a la casa Neibolt. Esta sola y bueno...
para tu conciencia —Propuso Denbrough con el temor de que mas sangre fuese
derramada. Además de que querían ver si era apto entrar a esa casa, si antes ya
estaba podrida y en muy mal estado, ahora lo estaría más.
Marsh los pensó y asintió a la idea, tras unos minutos se encamino al SPA
donde Amber estaba disfrutando de las manos del masajista. Camino buscando a la
mujer pero no la vio. A decir verdad tenían distintas actividades en el spa y no sabía a
cual de todas fue.
Amber estaba en la camilla de masajes disfrutando de ello. Acostada boca abajo con
una toalla cubriendo su trasero. Ni se percató quien era el que le daba el masaje,
primero fue una mujer hasta que se retiró y entró otro masajista, un hombre. Le dio
curiosidad el cambio repentino pero antes de poder reclamar o darse vuelta para ver
al trabajador este empezó el masaje, y diablos que tenia manos grandes y mágicas.
Al principio estaba con audífonos y ojos cerrados y finalmente quedo solo con los ojos
cerrados y disfrutado del relajante y reparador masaje.
—Dios quiero casarme con tus manos —Soltó con los ojos cerrados al sentir el masaje
en su espalda alta. Casi por los hombros hasta descender un poco.
Escucho la risa de él mientras continuaba el masajeando fuertemente y de una forma
deliciosa contra sus músculos doloridos.
Al sentir la presencia de la otra mujer en el spa ideó algo. No iba a dejar que los
perdedores arrastraran a Amber a su lado. Menos que fuese Beverly.
Eran dos relaciones con humanos muy diferentes, a los perdedores los aborrecía y
esperaba aniquilar de una u otra manera, en cambio a Amber la protegía y tenía
sentimientos contrarios a lo que normalmente sentía. Ahora mismo tenía sus manos
sobre ella, acariciando su piel desnuda y tentado a más.
—Estás muy tensa y adolorida encanto, voy por más crema —Comento con una
sonrisa maliciosa al encaminarse a la puerta para dar un susto a Marsh.
Hizo que la puerta se cerrara por completo y sin escape mientras la sangre manchaba
el piso y corría en todas direcciones. Beverly escuchaba las voces de los niños
muertos y las de su padre junto a su ex pareja quien era igual de abusivo que su
padre. La pelirroja estaba inquieta mientras golpeaba la puerta desesperada en salir
de esa habitación.
Penn volvió donde Amber para escuchar su teléfono celular vibrar por las llamadas,
sabia que era el otro humano, su ex humano que insistía e insistía. Él no quería que
se la quitaran, por lo que antes de seguir trazando sus manos por la piel de ella, hizo
que la llamada fuera atendida pero sin escuchar del otro lado de la línea. Quería que
se le grabará en la cabeza del otro hombre la vocalización de ella gimiendo bajo su
toque.
—Oh Dios —Respondió jadeando mientras él se subía a la camilla para estar más
cómodo. Se sentó sobre el trasero de ella y dejo sus rodillas al costado de la camilla
para generar más sonidos en ella —Joder tus manos son mágicas —Alabó complacida
de ello.
—¿Solo mis manos? —Pregunto arrogante mientras se mecía un poco sobre ella.
—Por favor, es lo mínimo que puedo hacer por ti tras lo de anoche —Hablo revelando
quien era para Amber y en un movimiento de dedos lograr que la llamada finalizara.
—Penn...
Él negó moviendo la cabeza y recostandose sobre ella para quedar con su rostro en la
curva de su cuello.
—No. Me gusta esto. —Respondió moviendo su cadera contra ella mientras respiraba
contra la piel de ella. Se estaba comportando como un perro en celo que desea
copular para calmar sus ansias.
Ella abrió los ojos sorprendida al sentir los movimientos de él. Agradecía tanto el que
siguiera con los pantalones y estuviera la toalla blanca como barrera.
—¿Una que? ¿Que es eso? —Pregunto curioso de tal palabra empleada: Porno.
—¿Y te gusto? —Pregunto con una sonrisa deslumbrante al ver como tomaba la ropa
y se vestía.
—Finges ser un humano muy bien, pero sigues siendo lo más lejano de ello.
—Comento evitando responder a la pregunta en cuestión.
—¿Y que haremos hoy? —Pregunto moviendo sus manos —Sera Halloween, una
noche donde los monstruos salen sin ser visto —Hablo al ir avanzando donde ella
quien le daba la espalda. Él la dio vuelta para verla con las calzas negras y el pecho
descubierto pues no había alcanzado la polera blanca con roja.
—Ya estoy grande para ello, Penn—Respondió tomando la camiseta para acomodarla.
—Melocotón, nunca es muy tarde para divertirse —Hablo ideando algo para que
pudiera lucirse como su usual forma y poder pasar desapercibido para atrapar un
bocadillo humano.
Ahora había una moda de payasos asesinos, y por una película donde estaba una
especie de payaso femenino.
—No tanto. Eso de anoche, eso de tocar el cuerpo del otro es divertido —Hablo muy a
gusto al relatar las caricias que se propinaban tras una discusión.
—Iré a buscar a Peter, mi familia esta por llegar a este pueblo maldito y planeo irme
antes de que decidas matarle.
Antes de que pudiera responder a ello sonó la puerta y entró una empleada a dejar
toallas nuevas.
—Te veo luego —Comento con un guiño, antes de darse vuelta y ver a Beverly
temblando asustada al salir de la habitación con el jacuzzi.
El resto de los perdedores se encontraban iluminando con linternas las paredes
deterioradas de la casa Neibolt, esa casa parecía no envejecer, seguía tan horrible
como siempre y con ese horrible y espantoso olor de la humedad de la madera
podrida.
Richie miraba las telarañas con asco mientras Eddie hacia una mueca de asco al ver
una rata enorme. Ben se sobresalto al sentir su pie hundido en una tabla deteriorada,
Mike le ayudo a sacar el pie mientras Bill se encamino al sótano para ver el pozo
rodeada con la misma basura que antes.
—Bill, la casa se está convirtiendo en una trampa para pies —Grito Richie al ver que
Ben señalaba algunas tablas podridas que rechinaban demasiado.
—Creo que no tenemos tiempo para ello —Grito iluminando la habitación y ver una
gran cantidad de ratas que le resolvieron el estomago.
Sentía que las náuseas se iban agravando, pensó en Audra quien con una araña hacia
un gran escándalo de temor, si viera esto seguro le da un ataque cardíaco. Casi al
grado de Eddie quien pensaba en la cantidad de germenes y enfermedades que
habían en esta pocilga denominada casa.
Capítulo 10
Halloween
Beverly intento acercarse a Amber pero ella se fue a su habitación a cambiarse. Sus
tíos-padres llamaron para informar que estaban por partir de Ohio y ya se habían
contactado con el hotel para alojarse. Se quedarían tres días para revisar y explorar
en cada superficie del pueblo, si tras ello Peter no aparecia... tendrían que aceptar
que Peter no estaba entre ellos. Ya habían pasado días y era poco factible que Peter
siguiera vivo, pese a que Pennywise le aseguraba a ella que si lo estaba.
Almorzó algo italiano del menú del hotel que tenia el loby y un salón ambientado con
el Halloween. Decoraciones naranjas y negras y un bufé de tragos con temática de
horror.
Esta noche iba a ser una verdadera masacre ya que tras las siete pm los menores de
edad en la calle iban a ser los dulces de Pennywise y las muertes de ellos su
travesura al pueblo.
En la habitación se tomo del cabello en dos coletas mientras buscaba algo cómodo y a
la vez caliente para la noche helada que se avecinaba.
Calzas negras, botines comodos de igual color, camiseta de algodón de manga larga
blanca con un escrito similar al de la nueva Harley, solo que este tenía escrito el
nombre de una marca de ropa. Sobre ella la chaqueta que había traído.
Al salir a la calle vio a los perdedores que se estaban organizando para que los
sectores donde los niños más frecuentan fuesen vigilados, aunque iba a ser una tarea
difícil.
Ya se ubicaba algo en el pueblo por lo que se fue por la avenida mas iluminada a la
casa Neibolt. Vio a niños y niñas sin supervision adulta y eso le molesto un poco.
Sus tutores la acompañaban a pedir dulces y para que no tuviera vergüenza todos se
disfrazaban, más aun cuando salía con Peter de pequeñito. O el ir a la escuela, Lucas
o Vanessa los iban a dejar en la entrada del colegio pese a que podían ir en autobús.
Incluso en la universidad hicieron eso por unas semanas.
En cambio aquí, en Derry donde el mal acecha en las sombras de este pueblo, los
adultos pese a saber de desapariciones no protegían a sus hijos.
Ya a unas dos cuadras de la casa Neibolt, una gran casa tenía una inmensa fiesta y en
la entrada y pórtico de la casa habían varios adolescentes y adultos jóvenes
borrachos. Un hombre araña intentaba tirar su telaraña al arbusto, un esqueleto
tomaba una cerveza mientras reía al ver al amigo afroamericano de negro y con un
parche de pirata quien jugaba con el perro con máscara de Batman. A su lado estaba
un grupo con unas tres Harley Quinn estaban en la entrada hablando con muchacos,
una parecía muy profesional en su disfraz, una parecía que se comió a todo el
escuadrón suicida. ¿Cual es esa manía que la gente talla grande quiere lucir sexy con
una talla extra chica? ¡Que horror!
Amber paso por el lado de los jovenes y agarró a Pennywise por el cuello alrededor de
sus volantes antes de ir arrastrándolo al patio trasero donde había una leñera donde
nadie les interrumpiria.
Cerro la puerta detrás de ella antes de verle.
Sus ojos recorrieron lentamente la vestimenta que tenia similitud con la ropa
empleada por Harley Quinn en un cómic y algunos video juegos. Ahi fue que se dio
cuenta de lo que estaba insinuando.
—¿El perro? —Pregunto riendo al referirse al perro con antifaz, solo hasta ver la
expresión seria de ella dejo de reír. —Oh, sé quién es ella —Bromeó acercándose
dando un paso. —Dime, ¿Ella no es la compañera del Joker? ¿No es él también un
payaso?
No podía negar que estaba bien informado de la cultura pop. Ni siquiera había
pensado en la coincidencia.
—El Joker es una mierda abusiva que no merece a Harley quien tonta y toda le quiere
—Replicó rápidamente. —Además no me disfrace, ¿Y como sabes de cómics?
—Penn...
—Ella es muy atractiva, y le gusta ese de cabello verde, ¿No te gusta el cabello
naranja? —Pregunto en un estado mucho más burlón que de costumbre.
—Penn ¿Estas bien? —Pregunto tras escucharle hablar. Estaba mas extraño de lo
normal.
—Iba a matar a un sujeto pero me dio un vaso y creo... creo que tenia algo —Rio
mostrando los dientes y actuando más dulce y bromista. Incluso algo torpe.—Estaba
bueno y tome varios.
—Estas ebrio.
—Estoy... estoy bien, mareado pero aún cuerdo. —Rio al decir la última palabra. —Se
me pasara en un rato.
—Entonces...
—¿Quieres un globo? —Él le sonrió, haciendo caso omiso de la explicación que ella
solicitaba. El extendio su mano con un globo rojo que apareció de la nada.
—Yo quería cazar a uno de estos idiotas y luego jugar contigo —Afirmó con una risita
amenazante.
—Oh, me gustaría diferir, melocotón. Creo que eres más juguetón de lo que crees
—Antes de que pudiera comprender sus acciones, se encontraba inmovilizada contra
la pared de la leñera, mientras él se apretaba contra ella.
Abrió la boca para tratar de hablar, pero no pudo formar palabras al sentir las
grandes manos enguantadas que empezaban a tocar sus costados, deteniéndose en
su cadera antes de levantar una mano para ahuecar un pecho. Quería apretar
ligeramente la protuberancia endurecida pero las capas de ropa se lo dificultaban.
—Eres juguetona —Arrulló mientras retiraba sus manos de ella con una tonta sonrisa
en su cara. —Me haces perder el foco.
Él se rió maniáticamente.
—¡El juego! El juego continuará hasta que tomes tu decisión. Pero mejor date prisa,
melocotón. Peter no tiene mucho más tiempo... —Menciono arrastrando un poco las
palabras.
—No, no, no —Insistió. —La renuncia no está permitida. Tienes que jugar para ganar.
—¡Ese es el juego!
—Entonces, ¿Qué? ¿Vas a matar gente hasta que acepte tomar el lugar de Peter?
—Algo así —Bromeó, mostrando sus dientes puntiagudos en una sonrisa malvada.
Amber tragó saliva, sabiendo que finalmente todo esto lo llevaría a cabo, pero su
cuerpo comenzó a temblar involuntariamente ante la idea de rendirse ante él,
sabiendo que eventualmente lo llevaría a su propia matanza.
Él rió emocionado, extendiendo su mano enguantada hacia ella para que la tomara.
Lo hizo, sin siquiera comprender por completo qué es lo que acaba de aceptar, pero
no podía concentrarse en eso.
—No más juegos, Pennywise. Antes de irme contigo, por favor ... dime por qué lo
tomaste en primer lugar. ¿Qué hizo para merecer esto?
—Luego ¿Qué?
—Luego vi sus cosas y te reconocí —Declaró antes de entrar en la casa.
Ella iba a hablar pero el dejo una mano en su boca para callarla. No estaba en su
mejor estado; hambriento y un poco ebrio.
Cuando entraron al vestíbulo, se notaba que alguien aparte de ellos habían estado
hace poco. El levantó su mano libre, indicándo que esperara mientras desaparecía en
las sombras de la habitación no iluminada. Ella se abrazó a sí misma al sentir frío y
miedo. Esta casa causaría terror a más de uno solo con verla en la calle.
Finalmente la sombra del que creyo era Penn salio del pasillo oscuro, dio pasos hacia
adelante débilmente hasta que la luz le dejo ver bien al dueño de aquella sombra.
Cuando lo vio, casi se derrumba por completo. Peter había perdido una cantidad
significativa de peso, y de por sí era delgado, no sabía si era por estrés o inanición.
Su piel era enfermizamente pálida y tenía los ojos hundidos. Su pelo marrón, una vez
rico, ahora estaba sucio, mugriento y descuidado. Tenía hematomas y sangre seca en
toda su piel, y cuando la miró, las lágrimas instantáneamente llenaron sus ojos.
—¿Amber? —Preguntó como si fuera un fantasma.
Ella corrio hacia él y lo envolvió en sus brazos en un abrazo. El alivio a pesar de lo
horrible que se veía era grande.
Le beso las mejillas numerosas veces antes de verle bien.
—Tienes que ir al hospital Peter.
Su propia garganta se cerró mientras se preparaba para despedirse. Esta
probablemente seria la última vez que iba a ver a Peter o a otra persona en realidad,
pero valia la pena.
Solo esperaba que Pennywise pusiera fin a su vida rápidamente para no sufrir.
Soltó un pequeño sollozo, y abrió la boca para decir que lo quería mucho mucho y
que nunca pero en verdad nunca regresara a este pueblo maldito.
Cuando escucho los pasos de Pennywise, suavemente le acarició el cabello a Peter y
metió su teléfono en el bolsillo de él junto a la llave del hotel.
—Mi celular para que llames a mamá, y mi habitación de hotel, ahí tengo tus cosas...
Peter te quiero mucho y...
—Llevatelo. —Soltó el payaso aún oculto entre la oscuridad del lugar.
—¿Qué? —Pregunto anonadada. Sus ojos buscaron en la oscuridad los orbes azules
de él mientras su rostro permanecía inexpresivo, lo que no era característico para él.
—Ve con él.
—Pero ... pensé...
—Oh, no te preocupes, melocotón —Se burló juguetonamente, interrumpiéndo las
palabras de ella. —Tendré mi tiempo contigo. Eres mía, no importa dónde estés.
Mirándolo boquiabierta, todavía no podía comprender qué era lo que
acababa de decir. Después de todo, ¿La dejaba ir libre? ¿Qué significaría eso para ella
ahora? ¿Continuaría la tortura? ¿Estaba jugando un juegos mental?
Peter cayó débilmente contra ella, sacándola de sus pensamientos. Sin decir una
palabra más, acunó su brazo alrededor de su hombro, ayudándolo a salir de la casa
antes de avanzar un par de metros para llamar a una ambulancia o un taxi, lo que
llegase primero para ir al hospital.
Peter estaba casi durmiendo al estar tan agotado, pero estaba vivo y eso era la
importante.
Lanzo miradas preocupadas por la ventana, lo suficiente como para captar algunos
destellos de las calles y ver la sombra de Pennywise.
Era difícil respirar en este punto. Su garganta se sintió hinchada por la emoción.
Todavía por el hecho de que Pennywise les había dejado ir a los dos, incluso después
de que prometió cambiarse por Peter. Debería haber sentido alivio, pero en cambio,
estaba un poco aterrorizada. No había forma de que él la dejara salir por la bondad
de su corazón. Era obvio que iba a esperar algo de ella, y pensar en eso era casi
aterrador.
La recepcionista los saludó a los dos amablemente, hasta levantar la vista de lo que
estaba escribiendo en su computadora.
—Oh ..., por supuesto —Respondió la mujer, inspeccionando las heridas de Peter.
—¿Que pasó?
¿Y ahora que? No había una explicación válida para sus heridas. ¿Qué es lo que se
supone que iban a decir?
Amber le miro extrañada por la forma en que explicaba sin problemas; como si
creyera completamente lo que decía.
—Escucha, estoy seguro de que es muy difícil para ti tratar de recordar lo que
pasaste, pero ahora estás a salvo.
—¿De qué estás hablando? ¿Quién es Pennywise? —Pregunto sin entender que
hablaba Amber.
—El que te tuvo en una espeluznante casa que acabamos de dejar... ¿No recuerdas?
—Preguntó extrañada.
Sus ojos se abrieron de par en par y abrió la boca unas cuantas veces para hablar.
—¿Estás drogada?
—Peter, ¿Que pasa contigo? —Pregunto Amber mientras rellenaba los datos de la
ficha.
¿Honestamente creía eso? La experiencia debe haber sido tan traumática que creó
una realidad alternativa sobre por qué estaba tan herido y desnutrido. O era la locura
que hablaba.
Todavía era difícil comprender que esta era su realidad actual. Peter estaba vivo y a
salvo. Además de eso, después de que Pennywise finalmente la tuvo en sus garras, la
liberó. Pudo haberlos matado a los dos fácilmente, pero no lo hizo, y ese pensamiento
todavía le estaba aterrorizando.
—Umm ... Solo quédate aquí, hasta que vengan a por ti, ¿está bien?
Un poco de aire fresco parecía una buena idea, el aire helado y fresco con la lluvia era
algo que necesitaba con urgencia. Justo cuando se dispuso a levantarse vio acercarse
a un médico con una enfermera con una silla de ruedas para transportar a Peter quien
estaba agotado y entrando en el mundo del sueño.
Amber salio informando que en breve estaría con él, salió por la puerta mecanica que
daba a la salida principal, camino bajo el techo hasta llegar a una parte inhóspita
donde pudo inhalar algo del aire fresco de la noche y quedarse contra la pared
mientras intentaba pensar que diablos ocurrió esta noche. ¿Ya había terminado? ¿Ya
Peter era libre? ¿Que iba a pasar con ella?
Fue entonces cuando percibió un hormigueo repentino que ascendía por su espina
dorsal. Empezó a mirar por todos lados en busca de esos ojos luminosos y
antinaturales. Sabía que era él y no una percepción respecto al clima.
—¿Llamaste, melocotón?
Asintió levemente.
Él no dijo palabra alguna, solo continuó mirándola con fascinación, sus ojos recorrian
la vestimenta empapada de ella que se ajustaba más a su cuerpo.
—Penn, en serio. ¿Por qué nos dejaste ir a los dos? ¿Cual es la trampa? —Pregunto
extrañada de su amabilidad.
—¿Qué significa eso? Si no quieres matarme, ¿Qué quieres conmigo? Por que no
pienso secuestrar niños, así que descarta ello.
Él se acercó entonces, dio una mirada hambrienta con sus ojos mientras se elevaba
sobre ella. Se apoyó mientras sus ojos buscaban los suyos. Antes de que pudiera
reaccionar, sus labios estaban sobre los de ella, besándola con una necesidad feroz.
Su lengua rogaba por entrar en su boca.
—Espera ... —Hablo ella titubeando al sentir lo que sea que tenía bajo el pantalón
—Esto no es ... Te he tocado antes y esto no es ... —Tuvo una pérdida de palabras
debido a la sensación extraña de sus genitales en lugar de lo que estaba
acostumbrado con respecto a un hombre normal.
—El mejor que podrás recibir, mira que provocar esto en mí...—Respondió con los
ojos amarillos y sonriendo del gusto.
—Así que ... ¿Es esto tu real ... eh ...—Arqueo una ceja, esperando que se entendiera
sin tener que decirlo. —¿Eso es un pene?
—Más que la forma humana, sí... aunque no se parece mucho a uno humano, es
diferente...
Amber no estaba segura de cómo sentirse al respecto. Esta criatura era claramente
una entidad extraña, e intrigante al mismo tiempo pero se comportaba muy muy
extraño ahora. Al menos agradecía que estaba mucho más lucido, y no vagaba con
sus palabras para desviarse del tema.
Esto en sí era extraño y agobiante, por lo que antes de que él se acercará más, saco
a tema el pensamiento que tenia desde que hablo con Peter.
—Espera ... ¿Por qué Peter no recuerda nada de lo que pasó? ¿Lo
hipnotizaste o algo así? —Pregunto aliviada al ver que retrocedió un poco y solto su
mano para retirarla de aquella extraña zona del payaso.
Él se rió de eso, enseñando sus dientes de puntiagudos.
—Me lo llevé todo —Dijo con voz ronca, inclinándose hacia adelante para frotar
sutilmente su rostro en la capucha de ella hasta quitarla y disfrutar del roce con el
cabello de ella.
Amber puso sus manos sobre los hombros de él para empujarlo hacia atrás, quería
respuestas y no una profunda endoscopia, pero no pudo encontrar la fuerza necesaria
para ello, estaba muy adolorida aún.
—¿Qué quieres decir? ¿Borraste sus recuerdos? —Pregunto editando el que quedaron
frente a frente.
El tarareó deslizando su rostro hacia abajo para rozar su cara contra una mejilla, sus
manos se extendieron a su alrededor para explorar suavemente su cuerpo mientras
se presionaba contra ella.
Si esta era su forma de distraer, estaba funcionando. Hasta que finalmente, logro
empujarle un poco hacia atrás, sus curiosos ojos se encontraron con los de él.
—¿Por qué harías eso? ¿Por qué te importa si el recuerda o no? —Pregunto al verle
sonreír mientras dejaba de intentar el acercarse a ella con la idea de quedar frente a
frente y sentir el cuerpo con las ropas mijadas —Seguramente todo el mundo
pensaría que esta demente si intentara contarle a alguien sobre un payaso asesino...
aun más cuando esta de moda. —Explico sabiendo que nadie le creería la descomunal
historia. A ella nadie le creyo de pequeña mucho menos creerían esto con tanta cosa
extraña en Internet.
—Le destroce la mente pero la arreglé, no va a recordar eso nunca.—Hable con una
amplia sonrisa.
—¿Y la razón es? —Pregunto realizando un ademán para que respondiera.
—Por ti.
—¿Por mi? —Pregunto alzando una ceja.
—Aja.
Suspirando le tomo de una manga para ir bajo techo, ambos estaban empapados de
pies a cabeza.
Ella entendió que no era capaz de ser dulce y considerado, por lo que el hecho de que
aparentemente arregló el daño por ella debe tener algún tipo de precio, aparte del
hecho de que básicamente ya había aceptado ser suya para lo que quisiera.
—Gracias.
Él le miró sin saber cómo responder. Al parecer nunca alguien le había agradecido
nada en toda su existencia.
—Quiero decir, eres un mal nacido que lo secuestró y torturó durante días —Hablo
haciendo una balanza con sus manos de mano izquierda lo malo que hizo y la mano
derecha como lo bueno que ha hecho —Pero el hecho de que haya vuelto a casa y de
una sola pieza y sobre todo vivo... —Hablo haciendo un equilibrio y una mueca con
los labios —Mmm... supongo que Gracias.
El mantuvo su expresión neutral antes de colocar su rostro en el hueco del cuello,
inhalando profundamente.
—Ni siquiera naci —Menciono como si nada hasta reír. —Fui creado hace eones, ni
siquiera calificó en especie o género como tú.
Ella asintió sin entender nada, no tenía sentido en si lo que decía. ¿Era posible que él
o eso, ya que según él no poseía un género establecido, fuese más antiguo que lo que
establecía su apariencia? Tendría algo de sentido, seguía igual que cuando le vio de
niña, pero parecía infantil y amenazador, era como un adulto joven que aún era
juguetón. No sabía con exactitud que era en verdad.
—Umm... voy a ir a ver cómo está Peter. —Hablo para escapar de esta
situación aunque fuese por un momento.
Antes de esperar una respuesta de su parte, se dio la vuelta para irse. Después de
dar unos pocos pasos, se dio la vuelta para mirarle, solo para descubrir que ya no
estaba allí.
El payaso se regreso a la fiesta que se tenía cerca de la casa Neibolt para ir por una
victima y quizás tomar otra de esas bebidas extrañas y coloridas que le hacían sentir
extraño, un tanto aturdido.
Mientras iba acechando entre las sombras noto que ya niños no habian, adolescentes
si habían y jóvenes adultos que ya perdían el sentido.
Iba a ir a su hogar cuando sintió que Denbrough estaba cerca de él, logro verle en la
otra cuadra. Trago la saliva al verle y decidió quedarse en la fiesta mientras buscaba
a alguien digno de ser su cena. No podía enfrentarse con Bill Denbrough ahora, tenía
hambre y otras sensaciones anatómicas.
Su parte inferior seguía encendida y con ganas de realizar su función, y eso nunca
pasaba. Nunca siquiera logro intimar en realidad, nunca finalizó con un orgasmo,
pues a los pocos movimientos que daba a su víctima quien gemia sin percatarse del
peligro, los mataba rápidamente enterrando sus dientes en la carne que cubría la
yugular o en una articulación.
Pero nunca aquella sustancia líquida blanca y espesa salía de su miembro viril como
cuando Amber le tocó y acarició con deleite. Se sentía bien el expulsar aquel líquido,
la sensación era gratificante.
Sacudió la cabeza y se adentro a la casa de la fiesta, donde una mujer vestida de
bruja aunque de vestimentas cortas le sonrió y le entregó un vaso con un líquido rojo
y unos hielos además de señalar una mesa con bocadillos con temática de Halloween.
A su lado iban bailando otros jóvenes que no sentían miedo de nada, todos estaban
disfrazados y sin percatarse del peligro que caminaba entre ellos.
Pennywise iba caminando en medio de la fiesta en busca del mas asustadizo, el resto
quien sabe que se metió dentro. Muchos habían consumido más de las bebidas que él
tomó y le hicieron ser lo contrario a amenazante. Se sentía estúpido al recordar las
estupideces que le dijo a Amber.
¡Pop! ¡Pop! ¡Porno!
Nunca más iba a consumir de aquellas bebidas si va a cazar a alguna presa.
Se detuvo cuando un grupo de muchachos de fraternidad que estaban disfrazados de
jugadores de fútbol estilo zombie junto a unas mujeres vestidas de animadoras
zombies. Todos riendo y haciendo bromas menos una muchacha de cabello corto
negro que se notaba aburrida.
Habían otros muchachos bailando y divirtiéndose hasta que la Harley Quinn talla XXL
le empujo y le hizo volar contra uno de los jugadores de fútbol a quien hizo caer por
el impacto.
¿Pero quien no se caería si esa... bola de demolición le impacto de golpe?
—¡Mierda, amigo! —Uno de los jugadores balbuceó borracho al verle de arriba a abajo
mientras le tendía una mano a su amigo par levantarse. Dos muchachas le ayudaron
al payaso en ponerse de pie. —Tu traje está jodidamente enfermo.
Pennywise mantuvo su rostro completamente neutral, sin impresionarse por los
elogios recibidos por su usual atuendo.
—¿Qué eres, como un payaso demoníaco?
Pennywise se volvió hacia el tipo que estaba hablando y de repente su mandíbula
comenzó a abrirse en una longitud imposible, sus dientes dentados sobresalían a
través de sus encías. Antes de que el hombre pudiera prepararse para el impacto,
una sustancia negra y viscosa le salía de la boca y le caía directamente en la cara del
ebrio.
Una muchacha paso al lado de Bill seguido de otros más que huían de la fiesta
sangrienta.
Mientras él se lamentaba, Penn con su forma humana lo miraba del otro lado de la
calle sonriendo y disfrutando de verle de ese modo. Lucia un disfraz de vampiro
simple, además así la sangre que caía de su barbilla pasaba desapercibida.
Las horas habían pasado rápidamente pero aún tenía ganas de más dulces travesuras
en su pueblo querido.
Por suerte para Amber las horas pasaron rápidamente y apenas eran un cuarto para
las once cuando su familia llego al hospital. Tras saludarse con abrazos calidos y
hablar con su familia respecto a Peter y su accidente vehicular, informó lo que el
médico le dijo, Peter pese a su estado herido estaba bien, algo desnutridos y
golpeado pero sin hemorragia interna, o golpes severos en la cabeza o mordidas de
animales más que algunas arañas no venenosas. Cosa que acreditaba a la idea que
dio Peter sobre donde estuvo todos estos días. Pennywise ha creado sin saberlo una
fingida y elaborada historia.
Los médicos dejaron que Vanessa se quedaba con Peter en la habitación mientras
Lucas informaba al resto de la familia que Peter estaba vivo y todo gracias a Amber
quien también estaba bien. Sana y fuerte.
—Dios mi niña, ¿Y ese ojo morado y labio partido? —Pregunto Lucas al verla bien, y
notar los diferentes golpes que tenia en su cuerpo y rostro.
—Me golpeé al caer por el barranco, ya no duelen mucho —Explico mirando su ojo
morado contra el vidrio de la ventana de la sala de espera donde se encontraban.
Miro a las calles que se inundaban de agua que se iban por las alcantarillas. Algunas
hojas iban navegando en el agua como pequeños barcos de papel. —De hecho me
quedo marcado el cinturón de seguridad y ese si duele. Casi no me podía mover.
—¿Y Penn es? —Pregunto con interés en el hombre cuyo nombre era bastante
peculiar.
—¿Te acuerdas que yo decía que tenia un único amigo en Derry cuando era niña?
—Pregunto volteando y caminadora al sofá para recostarse y tomar una revista para
no aburrirse todo este rato que le hicieran exámenes a Peter y que la tía Vannesa
estuviera hablando con los doctores.
—Si, decías que había un payaso que te cuidaba y que salía debajo de tu
cama.—Comento con una ligera risa al recordar las historias que contaba la pequeña
Amber sobre los juegos que tenia con su amigo el payaso danzante.
—Bueno, este es real, Penn. Y de tantos volantes que puse en el pueblo, él vio uno y
me llamo, tenía una teoría por un lugar del bosque donde la tierra cede y es peligrosa
para los que no son expertos en el área —Mintió mientras creaba una imagen de Penn
que no lo hiciera ser un fantasma de su historia y realidad —Íbamos los dos hablando
y en una curva, una pista la estaban arreglando por lo que los del otro lado debían
estar atentos y esperar —Explico señalando y explicando con mímica la curva del
camino —La mujer no se fijo y era inevitable hacer algo, Penn nos desvió al río ya que
de lo contrario aun estarían buscando los trozos de nosotros —Explico con una mueca
hasta finalizar la historia.
Amber tomo una revista para empezar a distraer su mente un poco, la tía Vannesa
aún no salía con las nuevas noticias y Peter seguía durmiendo y con suero vía
intravenosa.
Pasada media hora estaba bostezando a cada instante y su ropa seguía húmeda, por
lo que Lucas la mando al hotel a descansar al verla empapada y agotada. Y como no,
había encontrado ella sola a Peter. Algo que policías no pudieron hacer en días.
—Amber, estas quedándote dormida y te vas a enfermar por estar con la ropa
húmeda. Tienes que descansar hija.
—Pero...
—Bien, pero me informan cualquier cosa —Pidió para estar al tanto. No tenía idea de
cuando Pennywise la mataría o haría flotar o hundir, quería distraer su mente del
futuro propio para estar pendiente de su familia.
Capítulo 12
Amber tomo un taxi, que sus padres pagaron, al hotel para irse cómoda y
rápidamente a la calidez del hotel. El viaje fue relativamente rápido ya que Derry no
era grande, pero se sentía eterno el transcurso. No sabia que le esperaba. No sabía si
iba a vivir hasta mañana.
Pennywise le había dicho que alguien iba a morir esta noche y ella se intercambio por
su primo que él mismo dijo "No le queda mucho tiempo"
Al llegar a la entrada del hotel, bajo del taxi y entro caminando por el loby
lentamente, sabia que su apariencia no era la mejor.
Evito la fiesta que se tenía ya que no tenía disfraz ni ánimos, la fiesta que se
encontraba en el apogeo era tentadora pero la rechazo.
Abrió la puerta con la llave y la cerró de inmediato. Ni siquiera prendió la luz, solo
procedió a quitarse el atuendo empapado para dirigirse directamente al baño,
encendio el agua hirviendo y suspiró pesadamente cuando entro, permitiendo que el
agua corriera su cuerpo y aliviará el frío que sentía.
Puso el tapón y se acomodo para que en vez de una ducha rápida tuviera un baño de
tina relajante que tanto necesitaba. Cerro los ojos y disfruto del agua caliente que la
envolvía.
Después de tomar unos minutos de más para disfrutar del agua caliente, salió de la
tina, se secó el pelo y se envolvió con la toalla antes de volver a la habitación que
dejó con la luz apagada y con la ropa en el suelo. Emitió un grito ahogado cuando vio
que Pennywise estaba allí esperándola en su forma humana y desnudo, la sabana
cubría lo justo y necesario mientras estaba acostado con un brazo tras su cabeza.
Tendido sobre la cama, con una sonrisa astuta en su rostro al verla salir del cuerpo de
baño. Su mano libre tenía los dedos cubiertos de sangre que él disfrutaba de ver.
Él se rió entre dientes oscuramente, en absoluto siendo sutil sobre la forma en que
sus ojos recorrían arriba y abajo de su cuerpo, cubierta solo por la toalla blanca, su
cabello mojado cayendo sobre los hombros de una manera descuidada y sexy.
Ella no se percató de lo rápido que fue cuando la lengua de él se lanzó para lamer sus
labios antes de morder su labio inferior. Ella se separo al verle sonriendo con los
labios cubiertos de sangre, se dio la vuelta para buscar en su bolso el pijama. Su piel
se erizó cuando de repente sintio un aliento frío en la parte posterior del cuello.
Las acciones se volvieron un poco más tiernas, por lo que ella estaba
agradecida.
—Con esa boca besas a tu madre —Se burló cerrando los ojos por un momento.
—F-joder! —Grito Penn intentando mover la cadera para llegar mas profundo pero
ella no se lo permitió.
—Con esta boquita te beso a ti... idiota —Respondió acariciando la zona excitada de
él.
—Por favor ... —Pidió para que repitiera lo mismo que había hecho anteriormente.
Sus fuertes gemidos resonaban por toda la habitación. A través de ojos medio
cerrados, él la giro para que quedarán cara a cara y los volteo para él quedar al
mando.
Bajo la vista hacia su entrepierna, para ver como presionaba su húmedo y resbaladizo
músculo contra la perla de ella, mientras el seguía moviendo los dedos.
—P-Penn...
Casi demasiado pronto él retiró sus dedos y los levantó hacia su boca para lamer cada
dígito por separado, saboreando el dulce néctar.
Para cuando terminó de lamerse a sí mismo, estiro la mano para levantar su punta
hinchada hasta la entrada de ella quien cerro las piernas.
—¿Que es eso? —Pregunto confundido y intentando separar las piernas de ella para
poder intimar de una vez. —Vamos, ya quiero estar dentro tuyo.—Exclamo urgido.
—Soy inmune a toda enfermedad humana, siquiera soy humano. —Hablo logrando
abrir las piernas de ella y restregar la punta contra los pliegues de ella quien si podía
resaltar ello de él, no era siquiera de este mundo. ¿Cuanta posibilidad había para que
algo malo pasara? —Nada malo va a pasar.
Sus ojos nunca dejaron los de ella mientras empujaba lentamente. Ella no estaba
exactamente segura de lo grande que era, pero fue suficiente para llenarla por
completo, y algo más. Más que el largo, que de por sí lo era, era el ancho que lo hacía
aún más grafiticante.
Cuando sus caderas estuvieron al ras contra ella, ella cerro sus piernas detrás de él
por un momento, manteniéndolo enfundado dentro de ella para saborear la sensación
de satisfacción.
Amber no pudo evitar cerrar los ojos y dejar que la cabeza se apoyará
contra la almohada mientras el de deslizaba centímetro a centímetro, y se presionaba
dentro de ella otra vez con un poco más de fuerza, ganándose un gemido de ambos.
Luego comenzó a acelerar, creando una fricción perfecta.
Sus dedos se clavaron con fuerza en las caderas de ella cuando comenzó a entrar
cada vez más rápido, sabiendo ella anhelaba sentir cada centímetro grueso de él.
Él la penetró una vez más, deslizándose dentro y fuera de ella con facilidad debido a
lo humeda que se había vuelto. Él estaba respirando pesadamente mientras
empujaba bruscamente dentro y fuera. Mientras él seguía en ello disfrutaba de se
sentir las uñas de ella dejando marcas sobre su espalda, mientras le besaba el cuello
o el mentón.
No pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que no estaba satisfecho con ese
ángulo, por lo que se retiró un poco antes de buscar otra posición. Nuevamente ella
quedo boca arriba mientras él se colocaba entre sus piernas.
El apretar de sus paredes interiores junto hizo que él cayera sobre el borde, mientras
su pene iba derramando su semilla lechosa en intensos chorros una y otra vez
mientras se vaciaba dentro de ella, hasta que cayó junto a ella, su cuerpo temblando
con las réplicas.
Después de esperar unos momentos, ella paso las yemas de los dedos por su pecho,
que subía y bajaba rápidamente por la forma en que intentaba recuperar el aliento.
Tenía los ojos cerrados, pero se podía escuchar un ronroneo bajo, ya que parecía
disfrutar del tacto.
Sonriendo ante el sonido, levantó la mano para cepillarle el cabello que le había caído
en la cara, que estaba húmedo por el sudor. Antes de que pudiera detenerse, estaba
presionando sus labios en su pómulo antes de deslizarse hacia abajo para acariciar su
nariz con su cuello, inhalando su aroma, que era dulce como caramelo y masculino a
la vez.
Dejo la mano sobre su pecho, a lo que él rápidamente agarró su muñeca con dureza,
dejándola en estado de shock. Tenía los ojos abiertos de par en par y de color
amarillo con el borde rojo, la miraba con intensidad antes de soltar su muñeca para
entrelazar sus dedos mientras se inclinaba más cerca de ella, apoyándose sobre su
codo para que quedara sobre ella.
Después de tomarse un momento para inspeccionar su rostro, presionó sus labios
suaves para besarle de una manera que no había hecho antes. Sus besos anteriores
se habían llenado de deseo, lujuria y una necesidad carnal. Este era muy diferente, y
no característico de él.
—No.
Antes de que pudiera responder, se giró y comenzó a caminar hacia la oscuridad, que
parecía ser su salida de escape.
—Entonces...
—Yo ya me voy.
Visitas
Perpleja con lo ocurrido minutos atrás y cansada, no podía conciliar el sueño aún.
Daba vueltas en la cama, sintiéndose un poco vacía después de que él la dejara allí
sola. Realmente no debería haber esperado mucho del encuentro. Él era, después de
todo, una criatura egoísta. Solo toma y bota como siempre.
¿Por que carajos quiso sexo? El no era una criatura que intimara en realidad, si quiera
tenía un género propio y definido.
Ella estaba en un lugar vulnerable después de permitirle lo que quisiera experimentar
con ella.
Se sentía usada como años atrás. Solo la usan y apenas terminan se marchan como
si nada. Si quiera dijo algo hasta que ella hablo.
Eventualmente, pudo caer en un sueño inquieto que le permitió descansar. Tomo la
sabana mientras se cubría, ni importancia le dio al hecho de estar desnuda y con unos
ligeros puntos rojos sobre su seno derecho. La marca de que él estuvo con ella.
Sentía la cama inmensa y fría hasta que se acurrucó con la almohada y se durmio al
fin.
A la mañana siguiente despertó por las llamadas y mensajes de su teléfono. Estiro el
brazo para encontrar a su celular con un montón de notificaciones y marcando las
12:14 horas.
Se sorprendió de la hora. ¿Por cuanto durmió?
Se levanto rápidamente para tomar una ducha rápida para quitarse los rastros de
horas atrás, se percató que su menstruación bajo manchando con una linea sus
piernas.
Genial, lo que faltaba.
Se vistio rápidamente para dirigirse a la farmacia de la ciudad por toallas femeninas.
Al menos era una manera de dejar de pensar en lo que pudo haber sido el mayor
error de su vida la noche anterior.
Afortunadamente, la farmacia estaba cerca. Aprovecho de comprar toallas sanitarias,
pastillas para el dolor menstrual, una crema para el dolor muscular y recargar su
teléfono. La mujer que le atendía era una con el nombre de Gretta y con una actitud
odiosa.
Realmente no tenia tiempo para decirle unas cuantas verdades por atenderla tan mal.
En la noche anterior ni en su intento de establecer una charla con un Pennywise
ebrio, se estreso.
Genial, ya volvía a pensar en el. Apenas eran pasado medio día y ya su día era malo.
—Gracias —Hablo cínicamente al tomar su tarjeta de crédito de los dedos regordetes
de la mujer que miraba la tarjeta de crédito.
Gretta, al igual que cuando era una niña, tenía el chisme en la punta de la lengua.
Ver la apariencia de Amber quien no tenía ni rastro de maquillaje y el hematomas del
ojo y el labio partido la hacia incluso lucir imponente la dejo aturdida. ¿Quien era esta
mujer?
Sonrió falsamente para irse a un restaurante a comer con sus padres que estaban
agotados tras pasar todo la noche con Peter. Ahora mismo le estaban haciendo
exámenes y radiografías por lo que el horario de visita fue acortado.
—¿Y como se supone que se puede acabar con Pennywise? —Pregunto Denbrough a
Mike, quien paso años investigando.
—¿Usamos una ouija con una tortuga para invocar a algo que le destruya? —Pregunto
Richie un tanto exasperado.
—No Richie, pero admito que estuvo buena —Respondió Mike sacando de su chaqueta
una agenda ya vieja donde tenía escrito lo que debían hacer.
—Hay que hacerlo lo más pronto posible para regresar a nuestra rutina —Hablo Eddie
tras mirar su teléfono con llamadas perdidas de su esposa.
El resto asintió estando de acuerdo. Debían hacer esto lo mas temprano posible.
Todos tenían una vida fuera de este pueblo y debían retomarla.
—Yo digo que hablemos con Columbus —Propuso Richie quien recibió miradas por el
sobrenombre de ella. —Su apodo es por la universidad.
Eddie y Ben asintieron mientras Beverly pensaba en ello. Aquella mujer era un
misterio, pues vio al payaso, fue atacada pero en ningún momento pidió ayuda pese a
que era muy hábil en fuerza de defensa personal. Pero algo no encajaba.
—Amber, hace días que no hablamos con ella. —Comento Denbrough moviendo su
mano nerviosamente. No había podido dormir bien tras recordar al joven muerto en
la fiesta. Cada pestañeo traía el recuerdo de la muerte.
—¿Y que? Decirle que creemos encontrar la forma de matar al payaso que aterrizó
nuestra infancia.—Comento Mike mirando al resto inseguro de sus amigos con
semblante serio. —No creo que debamos involucrarla. Esto lo iniciamos nosotros y lo
acabamos nosotros. No fuimos a los únicos que atormento ese monstruo —De claro
mirando un vaso con alcohol en la mesa y rechazando a la tentación de olvidar a ese
monstruo por un momento.
El resto asintió a ello, quizás Mike tenía razón. Amber Nielsen era un misterio en este
lugar, tenía secretos que ocultar y que dejo atrás desde el momento que se marcho
de este pueblo. Si descubrian que era originalmente una Doppler, mucho dolor y
miedo saldría a la intemperie.
Pennywise había cuidado de la niña sintiendo una inmensa curiosidad y apareció a tal
indefensa criatura que tenia miedo de humanos que de él. Ahora esa curiosidad salió
a flote al verla cambiada, seguía siendo bien en el interior la niña curiosa de grandes
ojos claros que se acurrucaba junto a él mientras leían juntos o simplemente se
sentía segura con él, sin miedo y preocupación.
Claro que ahora, veintisiete años después, propone un trato sobre matar a alguien
esa noche de Halloween. Luego ella se intercambia por Peter para que no muera. Los
deja ir a ambos. Rato después ya lúcido le besa bajo la lluvia. Horas después él
aparece en su habitación de hotel desnudo y recrean la mitad del kamasutra. Tras ello
se marcha y después nada. Absolutamente nada.
Tras dos días, donde sinceramente pensó en huir tan rápido como pudiera de aquel
pueblo pero sabía que si lo hacía mientras Peter estuviera en el hospital algo malo
pasaría. Aún quedaban dos días, después de ello se regresaría a su hogar para seguir
con los planes que ya tenía previstos.
En la mañana y tras levantarse tarde tras poder dormir tranquilamente sin sentir que
nada malo ocurría en su vida, a excepción de su útero autoapuñalado que le daba el
dolor cada mes y los pechos ardientes y sensibles.
Tras su rutina de asearse y vestirse con unos jeens azul oscuro y una chaleco de lana
celeste con blanco fue por algo rápido de comer y comprar algo para Peter quien
debía ya estar asqueado de la comida del hospital.
Iba caminadora por las calles hasta que el aroma de la carne de un restaurante la
tentó y entro.
Sin embargo, todo se detuvo abruptamente cuando una cara familiar llamó su
atención en el rincón del restaurante. Efectivamente, para su gran consternación,
sentado en una mesa estaba su ex esposo, que se destacó entre los ciudadanos
modestamente vestidos de Derry.
Quien mas luce un buzo azul con rojo y sus lentes de sol colgados de su camiseta.
Él sonrió torpemente hacia ella, levantando su mano para hacer una pequeña ola.
—Oye, Amber.
—Accidente vehícular, cai como tres o cuatro metros hasta adentrarme en el río.
—Explico brevemente para no dar pie a la conversación.
—Si, si, no fue nada importante, Penn me rescató —Noto que al nombrar a otro
hombre la expresión facial de él cambio drásticamente. El nombre de Penn le hizo
recordar la llamada donde ella al parecer no le escucho, pero si gemia y alababa las
manos del hombre llamado Penn. —¿Que haces en Derry?
—¿Por qué? —Preguntó sin rodeos, sin molestarse en las bromas. —¿Qué era tan
importante que tenía que viajar por el país.
—Ya que no respondiste a mis llamadas ni a mis mensajes de texto ... vine aquí.
—Ya no estamos casados. Pensé que eso estaba claro. —Hablo firmemente. Tenía que
recalcar ello —No te debo ningún tipo de explicación de por qué me fui, y realmente
no dejamos las cosas en los mejores términos, entonces ¿Qué te hace pensar que de
todos modos querría hablar contigo?
—Bien, bien. Encuéntrame en el bar de dos cuadras más alrededor de las seis.
(...)
—Oye, Pet —Sonrió al darle un abrazo tierno, considerando que todavía estaba
maltratado.
—¿Que es eso?
—Es comida, arroz por escalopa de pollo, vegetales verdes y limonada con menta.
—Eres la mejor —Alabó mientras abría la bolsa e inhaló profundamente para disfrutar
del aroma. —Dios mío, huele increíble, muchas gracias.
Ella se sentó al lado de su cama y vio como empezó a disfrutar de la comida.
—Entonces, ¿Como te sientes? —Pregunto mientras veía la habitación del hospital que
tenia numerosos objetos médicos que ni nombre y función sabia.
—El doctor dijo que mi pierna estaba con una fisura y comenzó a sanar así
que... bien, claro que estoy medicado. Mi conmoción cerebral es mínima y me estoy
recuperando de desnutrición y otras cosas.
—En su mayor parte ...—Se interrumpió mientras tomaba un gran bocado de sopa.
—Sé lo absurdo que suena, pero cuando está sucediendo, estoy tan aterrado que es
muy difícil distinguir mi pesadilla de la realidad. —Hablo en voz baja mientras miraba
sus manos hasta suspirar.
—Lo siento mucho.
—Pero lo eres, aunque suena muy formal, —Asintió con una risa y retomando la
iniciativa de comer mientras Amber lo miraba con sentimientos encontrados.
Sabia que Pennywise no pudo deshacer el daño por completo. Siempre tendría
cicatrices psicológicas, incluso si no se daba cuenta.
—¿Le has contado a alguien más sobre estos sueños? —Pregunto curiosa y
posiblemente evitando que alguien saliera lastimado por aquella respuesta.
—Okey.
—Llegan a creer que uno de los imbéciles que trata de imitar lo de YouTube, ya sabes
"payaso asesino" —Hablo haciendo las muletillas con sus dedos y rodar los ojos
—Intento asustarme y caí... que por miedo no me ayudo... pero es solo teoría.
—Hablo con una mueca hasta seguir disfrutando de la comida.
—Llega a tener mucho sentido,—Hablo con una gran aceptación a esa teoría. Tenía
bastante sentido, esa ola de payasos asesinos de Internet ya estaban dejando serios
problemas más que un susto y un mal rato. —Bueno, a uno de esos payasos los
mexicanos lo mataron al usarlo de piñata y en Chile atropellaron a uno... así que dos
payasos menos en el mundo —Comento notando la risa en su querido primo quien
asintió a tal dato.
—Así es, ¿Quieres un postre para más rato? —Pregunto para finalizar el dato del
payaso.
Peter asintió feliz con ello. Algo dulce no hacia mal. Mas aun para menuda tarde
noche que tendría.
Cuando llego a la habitación del hotel, sabiendo que esta noche iba a ser estresante.
Realmente no pretendía arreglarse para usar la clásica "ve lo que se perdió". No, no
le interesaba presumir a su ex que desde que terminaron le ha ido bien. Sigue en el
mismo empleo en el área infantil de la clínica, sigue entrenando, sigue con amigos y
una reputación. ¿Para que ser infantil?
No estaba ansioso por tener que reiterar a Ryan una vez más que todo había
terminado entre ambos. La idea de que él estuviera aquí mientras todo estaba
sucediendo solo le estaba causando más estrés, y desesperadamente necesitabas
alguna forma de liberación.
No Ryan.
No Pennywise.
No peligros ni momentos incómodos.
—Hola, amor —Saludó con una amplia sonrisa, mostrando sus dientes puntiagudos.
—Hola y adiós Pennywise, voy tarde —Comentó con cansancio al quitarse la chaleca,
y dirigiéndose al baño. Él se levanto de la cama y agarró la muñeca derecha con
dureza, girándola para forzar el pecho de ella contra el suyo, —Penn, lo digo en serio.
Detente.
—Ahora, ahora —Arrulló mientras colocaba un dedo sobre los labios para callarla.
—¿Alguien ha tenido un mal día?
—No —Respondio demasiado rápido. No era una mentira, pero no quería hablar al
respecto.
Él dejo su largo dedo índice debajo de la barbilla de ella, levantando su rostro para
encontrarse con su fría y calculada mirada.
El emitió un gruñido bajo desde lo más profundo de su pecho ante su audacia. Era
fácil olvidar que él podía matarla con un movimiento de muñeca.
—No pareces satisfecha —Comentó con franqueza al verla de ese modo. —Tenía la
impresión de que la noche anterior fue placentera para los dos. Para mi lo fue.
Ella hizo una mueca, alejándose de él, tratando de escapar. Él le permitió escapar de
su alcance, pero no fue demasiado lejos antes de darse la vuelta para verle.
—Me molestaste por días hasta lograr meterte en mi y luego sin que siquiera se te
baje la ereccion por completo te escapas —Acuso extrañada de ese comportamiento
tan extraño que tuvo. ¿Molestia por ser rechazada? Eso era complicado de explicarse
hasta para ella misma. —Luego no das señalen de vida y temo a que me mates desde
que me cambie por la vida de Peter. ¡Me estrese! Temo por mi vida porque hice un
trato con la muerte, quien me hace confiar en él y luego se esfuma como un patán de
primera.
—No te estreses más melocoton, lo que paso estuvo mal, —Declaró al verla
claramente molesta por su actuar la noche pasada. Esa noche no debió haber
sucedido, se desvió de su acción y deber. Cayó en su máxima tentación y sabía bien a
dónde conduciría...
—¡Si! —Mintió descaradamente, aun peor que cuando prometió devolver el barco de
papel al pequeño Georgie. Esta vez mintió para si mismo, para salvarse de la condena
personal.
Sentir algo que no fuese odio y hambre por un humano, por favor. Se reiría por horas
al pensar ello. Pero llegó recordaban el como paso cuidando y siendo un gran apoyo
para aquella niña. Muchas veces mientras dormía tras divertirse peinando su cabello o
que estuviera atenta al cuento de hadas, tuvo ocasiones para tomarla y devorarla.
Nadie le iba a extrañar, solo debía clavar sus dientes pero no lo hizo.
Sentía que no podía hacerlo. Que no podía lastimarle, razón por la que empezó a
ausentarse noches hasta que la vio aterrada y dolida y se lamento por no estar esa
noche para evitarle el dolor.
—Te vi de niña y abusada y ahora, ahora estas grande y... y sangre gotea de ti.
—Hablo señalado la entrepierna de ella mientras respiraba erráticamente para dejar
esos pensamientos. Solo debia matarla y así nada cambiaría, todo tenía que seguir
con su curso.
Pero es muy fácil pensarlo o hablarlo, pero en el momento de ponerlo en marcha todo
cambia. No iba a poder hacerlo. No con intención.
—¿Te rompi? ¿Estas rota de ahí abajo por mi culpa? ¿Estas rota como cuando eras
niña?
—Entonces yo no fui el que causa que sangres de tu vagina. —Hablo pero más fue
una afirmación para si mismo.
—No, esto pasa cada mes de mi vida desde los catorce años.
—Por que... —Sacudió sus manos rápidamente al ver que no iban a ningún lado. —No
cambies de tema Penn. ¿Que haces aquí? —Pregunto cuando paso a su lado para
acostarse en la cama, dejando sus manos sobre su cabeza mientras se tomaba unos
minutos para descansar.
—No iras.
—No entiendo cómo puedes ser tan cruel y, a veces tan dulce.
Sus ojos revelaron un anhelo que reconoció de inmediato. El ronroneó, con una
deliciosa malevolencia digna de él.
Esas palabras congelaron a Amber. Tenia miedo de verdad, esa frase, esa condenada
frase la hacia volver a recordar esas horribles noches.
Su mano se alzó hacia el rostro de ella quien cerró los ojos al ver las garras negras
filtrándose a través de la tela desgarrada en la punta de sus dedos enguantados. El
paso una se ellas por su mejilla izquierda, pero sin romper la piel.
—Una cosa tan bonita —Arrulló mientras su mano bajaba por debajo de su cuello y
clavícula. —No suelo rodearme de cosas bonitas y valientes, pero eres mi
excepción.—La garra paso por la grieta de sus senos donde quedo mirando por unos
segundos. —Mira lo que causas en mi.
—Menti claramente, no debo darte explicaciones melocotón. —El se inclino hacia ella,
inhalando profundamente antes de soltar un ruido de disgusto. —Apestas a él.
—No —Declaro intentando dar media vuelta antes de que el la agarrara de la muñeca
nuevamente para levantarla y llevarla por encima del hombro. —¡Oye! —Chilló, sin
esperar ser manejado con tanta fuerza. —¡Que demonios! Pennywise, la que debe
tener cambios hormonales soy yo, no tu ¡Bajame!
El único sonido que les rodeaba era el agua corriente junto con los dos jadeando por
respirar normalmente.
Él yacía acostado y ella sobre él en la tina mientras el agua les cubría lo suficiente. Ya
habían apagado el grifo del agua caliente y solo se tenía el ruido de ambas
respiraciones mientras ambos estaban tranquilos y con los ojos cerrados.
No dijeron una sola palabra en loa minutos que duró ese momento.
Cuando ella se sintió un poco mejor y teniendo en cuenta que esto terminaría tan
abruptamente como lo hizo la última vez, se levanto sin decir una palabra y sin
molestarse en mirarlo mientras tomaba una toalla y comenzaba a secarse.
Después de que estuvo bastante seca, se sorprendio de ver que Penn todavía estaba
en la tina.
Él sonrió antes de levantarse y alcanzarla para besar suavemente sus labios. Cuando
se rompió el beso, presiono su frente contra la suya.
—¿Por qué estás siendo tan ... dulce? —Pregunto extrañada de tal comportamiento.
Él le miró con curiosidad, entrecerrando los ojos mientras esperaba una explicación,
debía fingir que no sabía a que se refería.
—Hiciste toda esa escena de celos para que llegara tarde... ¿Por que eres tan infantil?
Él no dijo nada a cambio. Él solo siguió mirándola fijamente, con su cara inexpresiva
mientras una amargura crecia en su interior.
No queriendo darle la satisfacción de ganar, Amber paso junto a él, molesta por sus
berrinches para ir a sacar una vestimenta de su bolso.
—Y otra cosa, yo no... —Quedo con la palabra en la boca cuando se dio cuenta de
que estaba sola en la habitación. —volvería con él —Murmuró para terminar la frase.
Miro a todos lados e incluso bajo la cama, pero no había nada. Vio en la cama un
vestido de tonos azules oscuros con blanco junto a un globo rojo que flotaba y tenia
un escrito de I'm sorry.
Curiosa lo tomo para vestirse rápidamente, ropa interior, el vestido, la chaqueta azul
oscuro y los botines.
—¿Por que?
—Di lo que tienes que decir para que pueda salir de aquí. —Pidió cansada de todo
esto.
—Ya veo —Se burló al verla bien y notar las marcas en el cuello y clavícula. —Me
pediste el divorcio después de cometer un ligero error...
—¡Un ligero error! —Exclamo molesta —Eres un imbécil, me engañaste con una
pasante la cual es más falsa que una Kardashian.
—¿Cual de ellas?
Al paso que dio para retirarse e irse definitivamente al hotel a dormir un rato para
dejar atrás este día tan estresante y extraño. Él la siguió.
—No, Amber, espera. Por favor, lo siento. Sé que lo arrruine, pero esa niña no es
mía.
—La niña, Tessa, se enfermo hace un mes y la llevamos al medico. Tiene algo en su
sangre y yo iba a donar y me llega la noticia de que tengo un 0% de paternidad.
Tessa no es mi hija, Julia me engaño.
—Y tu a mi, linda historia. Me voy —Comento levantandose de la silla pero el la
detuvo.
—No es mio. No hay nada que impida que volvamos a ser una familia.
—Me llevó a perderte para darte cuenta de cuánto te amo realmente, y no dejaré de
luchar por nosotros. Sin importar que tuvimos altos y bajos y lo que tu pasaste que
también me afecto...
—¿Disculpa? Tu viviste en cuna de oro, a los cinco años seguías comiendote los
mocos mientras a mi me violaban. ¿Que te afecto eso a ti?
—La terapia no funciona para todas las personas iguales, desquite mi ira y rabia...
eres en verdad un imbécil.
—No estaba pensando claramente... perdón —Se disculpo al saber que estaba
caminando por un pasillo de cristal trizado —Eres muy diferente, pero sigues siendo la
mujer de la que me enamoré. Por favor, ven a casa conmigo, haré lo que sea para
compensarte ...
—¿Por que?
—No te amo. Te odio, es simple. Es lo que sientes luego de ver que te engañan con
una fácil.
Amber vio a un camarero con una jarra de cerveza y se la quito con una sonrisa para
derramarla sobre su ex esposo quien se quedo sorprendido y siendo el foco de todo el
lugar. Incluido en ellos dos de los perdedores que estaban sorprendidos de ello.
—El paga —Le menciono al camarero con una sonrisa antes de darse
media vuelta y partir a la salida del lugar.
Ya fuera del local intentó avanzar hasta que escucho a su ex tras ella.
—Oh, vamos, Amber... la única razón por la que no estás dispuesto a darme otra
oportunidad es porque estás con otro ¿Verdad? —Pregunto acelerando el paso y
sacudiendo su cabello empapado de cerveza. Estaba claramente dolido y molesto tras
su mucho esfuerzo.
—No sabes nada de mi actual vida.
Ya su paciencia se agoto cuanto más se prolongaba la conversación.
Antes, año y medio atrás, él era alguien con quien podría haber pasado el resto de su
vida ... hasta que le arrancó el corazón.
Él se enojó, mirándola con una mirada crítica.
Antes de que pudiera hablar, una presencia se avecino y su cuerpo se puso rígido al
sentir a alguien junto a ella. Tardó solo un segundo para que se diera cuenta de
quién era y su corazón dio un vuelco al ver esos familiares ojos que miraban
fijamente a su ex marido para mirarlo siniestramente.
—Hola —Comentó Pennywise, quien afortunadamente estaba en su forma humana,
aunque no lo hizo parecer menos amenazante.
—Um ... ¿Puedo ayudarte con algo? —Pregunto Ryan al ver al hombre mas joven y
alto.
—Bueno, espero que sí. Puedes dejar de molestar e insistir. Ella ya te dijo que no
varias veces. No solo estás perdiendo el tiempo, sino también el de ella, lo que luego
desperdicia mi tiempo, el cual es limitado.
Ryan se aclaró la garganta nerviosamente, tratando de parecer menos intimidado
mientras hablaba.
—Esto realmente no es de tu incumbencia. Estoy aquí para hablar con Amber, no
contigo...
—Penn.
—Ohh —Menciono hasta darse cuenta que era el mismo hombre que estaba con ella
en la llamada —Eres ese Penn... lo que sea, ella es mi esposa.
—Ex esposa, hace más de un año —Corrigió Amber cansada. Tomo la chaqueta de
Penn para arrastrarle con ella de regreso al hotel.
Claro que él no se movió en lo absoluto. No iba a desaprovechar la oportunidad de
liquidar a su rival.
—Te diré algo, ¿Por qué tú y yo no discutimos esto más allá, donde nadie nos
interrumpa, sí?
—Uh ... yo no ...—Tartamudeó, claramente sin esperar esa respuesta. Ryan se veía
más fornido y fuerte, era un deportista innato pero aquel alto hombre le intimidaba
demasiado. —¿Y tu eres?
—El que se acuesta con tu ex esposa... Vaya que imbécil has de ser para dejarla ir
—Declaró al ver a Amber avergonzada de todo esto.
Los hombres son como niños pequeños.
—¿Ese es el chico con el que estás saliendo? —Acusó, sin molestarse en ocultar su
tono crítico.
—Si, ya vete Ryan.
Su rostro se arrugó amargamente cuando se giró hacia ella y Penn, una sonrisa
burlona jugó en sus labios.
—¿Por ese no quieres regresar conmigo? —Habló con dureza, señalando con su dedo
a Pennywise quien rio por el tono amenazante de el.
Ryan se acercó más, lo que hizo que instintivamente ella agarrara de la manga de la
chaqueta de Penn para evitar que se acercara más al ver el familiar y perverso brillo
en sus ojos.
—¿Disculpa? —Pregunto Richie alzando la voz. Y por increíble que fuese, nadie le
regaño.
—Es tarde, debo irme —Menciono rápidamente para huir pero Ben la detuvo
obstaculizando el paso.
—Amber, puedes confiar en nosotros —Declaró Mike mirando a la mujer que suspiro y
meneo la cabeza.
—Para empezar no les conozco, pero mi historia con Penn, señor payaso o Pennywise
se remonta hace veintisiete años atrás.
—Y eso nos inquieta —Hablo Eddie con temor, el constante recuerdo de Pennywise
molestandolo cuando hacia el que iba a morder su brazo herido, le estaba dando
escalofríos.
—Amber...
—Se la hice a los cinco años... yo... creí que era el monstruo de debajo de la cama,
llegue a pensar que era imaginario. Los adultos me decían ello.
—¿Y como es que sigues viva? —Pregunto Bill guardando el arma en la parte trasera
del pantalón y cubriendola con la chaqueta.
—No me asuste al verle —Comento sentándose al lado del desagüe —Pensé que era
un monstruo tímido... realmente el me cuido.
—Y no deben hacerlo, hay cosas de hace veintisiete años que no quiero recordar
nunca. —Respondió guardando la pulsera en su bolsillo y suspirando pesadamente.
Tenía tantas cosas en la cabeza.
Una parte de ella le decía o mejor dicho le gritaba que huyera cuanto antes de este
lugar. Por lo que comenzo a caminar.
—Noah... Noah Doppler. Si saben que hizo saben por que no temi del payaso a los
cinco y por que no me ataco hasta ahora —Menciono alejándose mientras esperaba
ver un taxi o un uber para ir por el payaso.
—Es un caso viejo pero lo recuerdo, el sujeto fue despedido de donde trabajaba papá
—Hablo Bill mirando al grupo y suspirando pesadamente al hacer memoria de esa
noticia que tanto hablo su padre.
Al no estar muy seguro, saco su teléfono inteligente para buscar la vieja noticia. Se
oculto la noticia real por meses hasta que nuevamente salió a flote, hubo un
homicidio en la misma zona y creyeron conectar los crímenes.
—Aqui esta. —Exclamo al ver la noticia completa —Noah Doppler mato a su esposa
quien... quien estaba enterrada en el patio trasero...—Hablo sin poder creer tal
crueldad humana.
—¿Hay algo más? —Pregunto Beverly al verlo leer del teléfono con una mueca de
horror.
—Debía ser incluso menor que Georgie —Respondió bajando la mirada y sintiendo la
bilis subir por su garganta al descubrir el secreto de Amber. Con razón no quería
decirlo .—Desde que su madre murió, dos o tres meses.
—Wow Columbus lo ha pasado mal —Hablo Richie sin su clásico humor obsceno y
burdo.
Beverly estaba contando con sus dedos hasta hacer una mueca de horror.
—Cuando el bastardo murió la policía vomitaban al ver la escena del crimen. Segun
recuerdo, Bowers contaba que su padre describió la escena como lo más horrible del
mundo.
—Sangre por doquier, restos humanos en la sala —Recordo Eddie lo que contó una
vez Henry en el pasillo.
Ese mal nacido protegió a una niña abusada y masacro al verdadero monstruo.
—Me acuerdo por que en el trabajo de papá exigieron test psicológicos anuales para
saber que nadie relacionado a la complicado se involucrara en algo tan horrible.
—Entonces... —Hablo Ben mirando a los demás para sacar la conclusión. —Pennywise
tiene algo bueno. Es decir, la cuido.
Recuerdos bajo
la calleNeibolt
Minutos más tarde, Amber llego a la decrépita casa en la calle Neibolt, salio del taxi y
atraveso la puerta de la calle sin pensarlo dos veces. Sabia que si lo pensaba se
retractaria.
—¡Pennywise! —Hablo firme mientras iba avanzando por la sala de estar que estaba a
oscuras.
Cada paso rechinaba contra la madera húmeda y vieja. Habían tablas rotas y tuvo
cuidado de ello. Escucho un chirrido y se espanto al ver una rata enorme.
Bien, una casa desagradable más y que Ryan y Penn se cuiden solos.
—¡¿Dónde demonios estás Penn?!
Siguió caminando a través de la oscura y crujiente casa, escuchando si había algún
indicio de que estaba.
Nunca se imagino volver a esta casa por propia voluntad después de rescatar a Peter.
Pero ahora tenía que rescatar a su imbécil ex por que fuera o no un completo idiota
esa niña que aunque no lleve su sangre le espera en casa, al igual que sus sobrinos y
familiares. Por otro lado Penn iba a ser atacado por los demás y no quería verle tan
herido.
Un crujido anormalmente fuerte en el piso provocó que se girará de inmediato. Sus
ojos se encontraron con los familiares y resplandecientes orbes amarillos que estaba
buscando. Parecían amenazantes en la oscuridad que se avecinaba, mirándola
intensamente y sin dar movimiento alguno.
—¿Penn? —Pregunto suavemente, caminando cautelosamente hacia él.
Luego salió sigilosamente de la habitación oscura, caminando a través de un brillo de
luz de luna que brillaba a través de la ventana sucia y de cristales rotos.
Su aliento se detuvo cuando vio su estado actual. La herida en su frente parecía
mucho peor que antes. Todavía estaba con aquel líquido negro que salia de su herida.
Tenia varias grietas en su cabeza, partes de su cara se estaban cayendo, haciéndolo
parecer una decrepita muñeca de porcelana rota. Como las de las películas de horror.
Él levantó su mano lentamente, que ya no estaba enguantada, sino que estaba negra
y llena de dolorosas hendiduras en la piel. Parecía piel de lagarto o un reptil.
Ella avanzo con cuidado y dejo una mano sobre la herida que tenia.
—¿Por qué no estás curando?
Evitando ver a los ojos de ella, respondió.
—No me he alimentado.
Él se estaba muriendo de hambre, y este fue el resultado. Él se estaba deteriorando
lentamente.
—Es por eso que has estado tan ... —Salvaje o cruel no parecía apropiado decirlo,
aunque era cierto.
Afortunadamente, él comprendió lo que estaba insinuando y asintió solemnemente
con la cabeza.
Amber suspiró profundamente. Matar no era solo un hobby para él. Claro,
era obvio que le encantaba. Era una criatura maliciosa, después de todo, pero
también era una necesidad absoluta.
—Penn —Suspiró al verlo en ese estado —Si me importas pero eso no quita el hecho
de que seas malo.
—Así soy...
—Lo se, lo se... —Comento mientras miraba tras el, miraba pese a la poca luz donde
podría estar su ex. —¿Dónde está Ryan? ¿Por qué te lo llevaste? —Pregunto mientras
—Ahora, ahora, ahora —Le regañó con voz aguda y escalofriante —Cuídate esa
lengua tuya.
—... No.
El extendió su lengua para lamer duramente a lo largo de una mejilla, cayendo sobre
la boca dibujada de ella. Su lengua le apretó los labios ansiosamente buscando la
entrada, pero ella los mantuvo juntos lo mejor que podía.
Al ver que no podía hacer otra cosa, empezo a pasar la lengua por el cuello para
hacerla gemir o exclamar y así aprovechar de meter su lengua en la boca de ella, con
una sonrisa de complicidad plasmada en su rostro.
—Bonita, linda chica, siempre llamaste la atención con esos ojos bondadosos.
—Arrulló mientras usaba la mano que no estaba sujetando las manos de ella para
tocar su cabello.
—Penn —Se asfixio, con la voz tensa por el miedo que la paralizaba, pero de alguna
manera manteniéndose firme. —Para. Aléjate de mí. Ahora.
Haciendo caso omiso de sus demandas, presionó sus labios rojos contra los suyos,
besándola suavemente al principio hasta que comenzó a desear más. Sus labios se
movieron con fuerza contra los de ella hasta que logró colocar el labio inferior entre
sus dientes, solo chupando al principio hasta que lo mordio, deleitándose con la
sangre que goteaba de la boca de ella hacia la parte posterior de su garganta.
Él saboreó el sabor de la sangre en su boca mientras su cuerpo se sacudía de placer.
Cerró los ojos y disfrutó en el momento antes de presionar sus labios contra la oreja
de ella.
—Penn no tienes que hacer esto.—Menciono mientras sentía que la oscuridad del
lugar la consumía junto a él. —Lo solucionaremos juntos, lo prometo.
—Shhh
—Busca en mi bolsillo y encontrarás una chuchería de hace décadas que demuestran
mi punto —Menciono mientras seguía luchando por ser libre.
El apretó la mandibula y busco en el bolsillo de la chaqueta para ver la pulsera. Se
separo molesto. Aparentemente despertando de su salvaje aturdimiento. Sus dientes
se retrajeron cuando su forma comenzó a cambiar del terrorífico payaso al del
apuesto hombre que había sido previamente, aunque también era muy diferente. Sus
ojos estaban hundidos, sus mejillas estaban aún más marcadas, y su piel parecía fría
y pálida como un muerto. El parecía un muerto viviente.
Ella aprovecho y lo inmovilizo sin problemas, obviamente estaba débil por la
transición y su falta de sustento.
—Melocotón —Susurró débilmente.
—Está bien —Interrumpió al verlo adolorido e intentando poniéndose de pie. Sus
rodillas se doblaron al ponerse de pie.
Después de secarse las lágrimas y quitarse el polvo de la ropa, finalmente se
encontró con sus ojos una vez más. El pesar y la tristeza plagaron su mirada
avergonzada, sabiendo el daño que acababa de hacer.
Suspirando, forzándose a permanecer calmado, rompió el incómodo silencio.
—Por más que quisiera que Ryan desapareciera de la faz de la tierra, debes dejarle ir
Penn. Lo solucionaremos, pero no puedes matarlo.
—Está flotando —Fue todo lo que respondió, aún desviando la mirada.
—Dices eso como si supiera que significa eso —Espetó, todavía molesta con él, pero
tratando de mantener la compostura.
Él comenzó a darse la vuelta y alejarse de ella antes de que lo llamara. Se detuvo por
un momento, antes de responder en voz baja.
—Sígueme.
—¿Debo confiar en ti? ¿Después de que casi me matas? —Pregunto esperando el
chiste.
—Muero de hambre por eso mi actuar. Puedes esperarme pero no prometo nada.
Ella lo pensó un momento y finalmente le siguió hasta el sótano, donde había un
agujero gigante en el medio de la habitación que parecía conducir a ninguna parte.
Se inclino cautelosamente sobre él para mirar hacia la eterna oscuridad.
—¿Él está allí? —Preguntó nerviosamente.
—Toma mi mano y cierra los ojos —Exigió, cansado.
Ella se volteo para mirarle con una mirada escéptica.
—¿Esperas que acepte ciegamente después de lo que acaba de pasar?
Sin responder, simplemente tendió su mano como una solicitud silenciosa.
Ella sabía que no tenía otra opción, así que puso su mano en la de él y cerro los ojos,
tal como él lo pidió.
Jadeó cuando él la rodeo en sus brazos.
Sintió una presión extraña rodeando su cuerpo por solo un momento antes de
detenerse tan repentinamente como había comenzado y el olor del aire rancio y
húmedo la rodeaba.
—¿Penn? —Pregunto sacudiéndose ligeramente ante el eco inesperado que
siguió.—¿Puedo abrir mis ojos ahora?
—Sí —Respondió, soltandola con cuidado.
Ella abrio los ojos para ver el entorno oscuro. Era una cueva grande, llena de
extraños objetos y baratijas de todo el mundo, todos amontonados de una manera
desordenada y desorganizada.
—¡Aléjate de mi!
Pennywise fue demasiado rápido para él. Lo agarró con fuerza por el brazo, único que
le quedaba. Le miró fijamente unos momentos y lo dejó caer al suelo inconsciente
como si fuese basura.
—Listo.
—¿Que haces?
—¿No es obvio?
—Quédate aquí —Exigió como si ella tuviera elección. Antes de que pudiera protestar
él se había ido.
—Está dormido fuera del hospital... Seguramente un psicópata le corto un brazo para
el mercado negro... —Se rió un poco hasta escupir de su espesa sustancia negra que
aludía a la sangre. —... Ryan no tendrá ningún recuerdo de esta noche, —Explico con
acidez. Claramente, no pudo evitarlo.
Nuevamente, él no respondió.
—Dijiste la verdad.
Sabia si no comía pronto, no duraría mucho más. ¿Pero fue eso algo malo?
Él era un monstruo. Eso estaba claro. Mató a personas inocentes y amaba el terror y
agonía, pero esta noche le había demostrado que era capaz de contenerse; que podía
controlar sus impulsos con la motivación correcta, sea lo que sea.
Fue entonces cuando se le ocurrió una idea. Que matara, pero a una clase muy
particular de hombres.
—¿Por qué me estás ayudando? —Preguntó finalmente, con una expresión incrédula
en su rostro. —Después de todo esto, ¿Planeas ayudarme?
Intentó pensar en una razón que fuera lo suficientemente válida para ambos.
—No sé, —Admitió después de un tiempo. —Es un favor. A cambio no más niños
muertos, mata a adultos pero no niños.
El se acercó, levantando su mano hacia ella un poco demasiado rápido, haciéndo que
ella retrocediera ante el movimiento repentino. Hizo una pausa, reconociendo la
incomodidad y lentamente retiró su mano.
Una ligera sonrisa de satisfacción adornaba sus labios secos y agrietados mientras
reflexionaba sobre sus palabras.
—No, Pennywise. No más ofertas, no más juegos, no más trucos mentales extraños.
Eso es todo.
—No puedo.
Amber contuvo la respiración por eso. No debió haberlo escuchado bien. Literalmente
se estaba deteriorando frente a ella, y aquí ofrecía su ayuda a cambio de algo tan
pequeño como una petición para no herir a niños, ¿y él no podía cumplirlo?
Él la miró sin decir una palabra hasta sonreír ante la valentía de ella. Estiro una mano
en señal de aceptar la propuesta.
Capítulo 17
Partners in crime
Había que tener en claro que el plan que tenían iba a tener consecuencias, una vida
para ser específico. Alguien, malo, iba a morir para que él estuviera bien. Era
arriesgado, era malo en sí, pero seguía firme en ello.
Ella apretó la mano de él como acuerdo de la ayuda que le ofrecia. Él alzo la muñeca
de ella, quien parpadeó con incredulidad, boquiabierta tratando de encontrar la
respuesta correcta al ver que besaba su muñeca como agradecimiento a su ayuda.
De repente y sin darse cuenta, noto cuan cerca estaba de ella, sus ojos una vez más
amarillos y ardientes como dos soles.
Él se burló.
—¿En serio? ¿Tu? ¿Agradecer? —Pregunto alzando una ceja y quitando la mano. Sin
embargo, antes de que pudiera dar un movimiento, una mano se envolvió alrededor
de su muñeca derecha y la hizo girar para que estuviera al ras contra su pecho, el frío
de su piel irradiaba a través de su ropa.
—Penn, que... —Sus labios se estrellaron contra los suyos, moviéndose con una
necesidad tan desesperada. El beso fue intenso, casi enojado por la forma en que la
apretó contra él, como si temiera que intentara alejarse.
—Olvida lo que hice, yo no debo hacer eso... si me acerco otra vez dame un golpe
—Pidió al verla y menear la cabeza aturdido por las acciones cometidas.
Habia una vieja valla que daba al parque que fue renovado.
—Esta es una comunidad de mierda, llena de la gente más deplorable que se pueda
imaginar.
Miro hacia atrás a Pennywise para ver qué pensaba en su infancia , pero su expresión
permaneció desconcertada e insegura.
—Si vas a asesinar gente, al menos comienza con aquellos que han hecho
algo para merecer la muerte. No niños.
—¿Quieres que los mate? Porque ya he matado por ti— declaró finalmente.
—No quiero que mueras y esas bazofias son malos, abusan de niños... nadie les
extrañara.
Sus ojos se posaron en ella, contemplando algo.
No respondió su pregunta.
Ella bien sabía que tenía un poco de poder en él y su respuesta era que él no siguiera
débil.
Amber era realmente perfecta para ella. Un complemento.
—Esos son adultos —comentó.
—¿Y?
—Es más fácil atraer a un niño. Su miedo es puro en lugar de ser un adulto que es
más difícil de asustar...
—A mi no me asustas pero asustaste al bastardo que me hacía daño. —Comento
negando con una sonrisa a tal excusa.
—En mi estado debilitado, no será fácil para mí llegar a ellos.
Amber pensó por un momento, tratando de encontrar una solución rápida hasta que
se le ocurrió una idea. Uno que no le gustaba en absoluto, pero que sabía que iba a
funcionar.
—Espera aquí. —Menciono quitándose la chaqueta y lanzarla donde él. Tiro del
vestido mas abajo para lucir más su escote.
—¿Por qué? —Cuestionó frunciendo el entrecejo al verla. —Oh no ni creas que dejare
que...
Ignorando su habla, comenzo a caminar alrededor de la cerca hacia la apertura del
parque, sintiendo los ojos de Pennywise sobre cada paso que daba. Entro por la
puerta principal y camino aparentando el no tener miedo.
Esto era tan peligroso, incluso teniendo en cuenta que sabía como defenderse y que
tenía a un monstruo que la ¿Cuidaba?
Cuando se acerco a los juegos donde habían sombras de personas hablando. La
charla se calmo cuando notaron su presencia en el lugar.
—Hola, hermosa —Hablo uno de los hombres que podría ser hasta su padre. Que
asco.
—¿A dónde vas? —Pregunto otro hombre al verla bien y mirar sin pudor el cuerpo de
ella.
—Hola... Lo siento, no quise interrumpir. Solo estoy esperando a un amigo.
—¿Un Amigo? —Se burló uno de ellos mirando al resto. —¿Aquí? ¿Te perdiste,
muñeca?
—No, no, estoy perfectamente bien, gracias —Les aseguro, esperando que al menos
uno de ellos mordiera el anzuelo.
—¡Bueno, ahora, no te vayas tan pronto! —Dijo otro de ellos arrastrando las palabras.
Estaba tan ebrio por dios, era un asco completo.
—¿Estás buscando una fiesta?
Algunos de los otros hombres se rieron de sus avances, pero siguio caminando,
ignorando sus abucheos y palabras obscenas.
—Preciosa, nosotros podemos ser tus amigos —Grito uno de los hombres riendo.
Nielsen no sabía si alguno de ellos había decidido seguirla.
Una vez que llegó a la parte posterior del parque, encontró una abertura en la cerca
en la esquina debajo de un grupo de árboles sauces. Siempre contaban por estos
lugares que por la forma de estos arboles, los delincuentes sexuales actuaban por
esta parte.
Que asco. Quien sabe cuantas niñas y niños fueron abusaron en los
muchos arboles de este lugar.
Al voltear vio al más musculoso de todos ellos, parado frente a ella. Era un hombre
afroamericano, estaba sudoroso, maloliente y claramente bajo la influencia de algo.
Seguramente metanfetaminas. Debía tener poco mas de cuarenta pero muy mal
llevados por el consumo de sustancias.
—Déjame ir —Exigió, tratando de sacar sus grandes dedos de su muñeca sin éxito.
—Silencio, solo quiero hablar —Insistió duramente —¿Que hace una niña como tu en
un lugar como este sin esperar nada a cambio? —Rio tocando los labios de ella hasta
apretar sus mejillas —Te trataré muy bien preciosa, claro que si no gritas.
Ella lucho, tratando de poner tanto espacio entre ella y el hombre fornido como sea
posible. Miro a su alrededor, esperando que Pennywise tomara la indirecta. ¿Qué
rayos podría estar esperando?
Antes de que pudiera hacer algo, el hombre le había puesto una mano sobre la boca.
—Shhh. No queremos que nadie más arruine el momento, bebé... a no ser que te
guste una orgia.
Justo cuando el miedo real comenzó a deslizarse en su mente, el odio a esta clase de
hombres fue tan severo que su mano bajo a la entrepierna del hombre para apretar
bruscamente mientras le dio un golpe en el tabique con su cabeza y alzo una
pierna para dar un fuerte rodillazo.
Se logro separar del sujeto y escupir al suelo con asco. Quien sabe por donde paso
esa mano.
El hombre enorme centró su atención de nuevo en ella, pasando su mano libre por su
costado mientras sentía la sangre fluir de su nariz.
—¿Qué demonios se supone que eres? —Cuestionó el hombre con disgusto al verlo.
Por lo general, Pennywise era una de bromas y juegos. Él disfrutó con el miedo, pero
esto, aparentemente, no fue uno de esos momentos. En cambio, inmediatamente
atacó al hombre grande, su mandíbula se abrió de par en par mientras sus dientes
sobresalían de su boca, perforando la yugular del extraño. La sangre broto por
doquier, incluso en el rostro y cuello de Amber que tenia su ropa empapada.
Los sonidos de los órganos y el crujir de los huesos junto con el olor a sangre fresca
casi la hicieron vomitar. Cerro los ojos con fuerza por un momento. Dejo sus manos
sobre sus ojos para impedir cualquier curiosidad al verle comer.
Penn escucho otros pasos para ver que otro hombre se acercaba a ellos. Obviamente
miro a Amber en el suelo con sangre mientras se cubría los ojos.
El nuevo sujeto era blanco, de unos veinte años que tenia una cerveza en
la mano y se espanto al ver la masacre.
Pennywise no desperdicio la oportunidad y se lanzó a matar al nuevo sujeto quien
tenia aun más miedo que un niño.
Amber escucho un nuevo grito y apretó los ojos con fuerza mientras el sonido de
órganos, carne y huesos destrozados volvían a sonar junto al sonido de Pennywise
comiendo como animal salvaje.
No pasó mucho tiempo antes de que ella sintiera dos manos húmedas cubriéndo las
suya, sacándolas suavemente de su rostro. Abrio los ojos vacilante para ver a
Pennywise en su forma humana. Aunque parecía cien veces más animado y fresco,
estaba cubierto de sangre. Su barbilla goteaba sangre fresca mientras hacia una
mueca y se detuvo a escupir un trozo de hueso.
—Gracias.
Ella hizo una mueca ante la vista, sabiendo que ella misma tenía sangre por todas
partes. Debían lucir similares.
Mirando hacia donde Pennywise había consumido los cuerpos, no quedaba
absolutamente nada aparte de la mancha de sangre en la hierba donde habían
muerto. Intentó no pensar demasiado en ello.
Eran criminales que hacían daño a niños inocentes.
Eran escorias de la sociedad.
Eran malos.
Eran.
Ya no están.
Ya no están.
—¿Te ... eh ... cómo te sientes? — Tartamudeó, sin estar segura de qué decir
después de ayudar a un monstruo a devorar una comida que alguna vez fue un ser
humano viviente.
—Vivo —Respondió, sonriendo ampliamente. Él se levantó, tirando de las manos de
ella para ayudarla a ponerse de pie también.
Tomando un momento para inspeccionarla, se le ocurrió una idea.
—Ven conmigo —Insistió llevándola de su mano, aún empapado en sangre.
Caminaron por unos minutos hasta que llegaron a la orilla del río. Corría agua limpia,
no pasaba nadie por aquí y era cercano a una alcantarillas para poder salir por otro
lado del pueblo.
La luz de la luna se reflejó en la superficie del agua cuando ella comprendió y
procedió a quitarse los botines y medias, metio los dedos de los pies en el agua. Se
volteo para verle con una expresión confusa de su rostro antes de que se metiera
completamente en el agua, dando un paso atrás mientras la leve corriente rozaba su
piel y ropa.
—Vamos, luces peor que yo —Insistió, tirando de su mano en una solicitud para que
se uniera en un baño rapido.
Él también se adelantó, sin inmutarse por lo helada del agua que lo rodeaba. Cuando
los dos estuvieron casi totalmente sumergidos en el agua, ella ya estaba casi limpia
por completo pero él no.
Amber trazo sus dedos sobre la piel de él, estaba tan pálido como lo era
cuando estaba en forma de payaso. Sus ojos buscaron los suyos mientras le limpiaba
tiernamente la sangre de su rostro, del mismo modo que cuando el la baño de niña.
Con calma y sin que el tiempo fuera un obstáculo.
Rozo su pulgar sobre su labio inferior quitando la sangre seca. La sonrisa ocasional
adornaba sus labios mientras continuaba enjuagando la sangre.
—Acuéstate hacia atrás —Le dijo al ver que su cabello estaba rojo por la sangre aún.
Él se hundió un poco e inclinó su cabeza hacia atrás para poder enjuagar el cabello.
—Mucho mejor —Comento una vez que estaba segura de haberlo sacado la sangre.
En lugar de ser tranquila y calmada, ella simplemente mojó su cabeza bajo el agua,
frotando su cuero cabelludo. Después de todo su cabello era largo y el de él era corto.
En lugar de añadir una risa o un comentario, el nadó hacia ella, pasando los dedos
por el cabello húmedo antes de inclinarse suavemente hacia adelante y presionar sus
labios contra los de ella.
Al estar en el agua, por instinto levanto las piernas y las envolvio con fuerza
alrededor de su cintura, lo que le permite sentir la virilidad de él, que se sentia cada
vez más rígido. Una risa se le escapó al pensarlo.
—¿Hmm? —Pregunto, todavía insegura de lo que eso significaba desde la primera vez
que lo había propuesto.
Él colocó su mano sobre la mejilla de ella, y la animó tiernamente a que esto era todo
lo que importaba en ese momento. Sin embargo, no parecía importarle si alguien
estaba mirando o no.
Él sonrió maliciosamente, aunque aún era ligeramente aterrador, era una sonrisa
genuina.
—Entonces ...
—Iba a matarte hace tanto ya. Pero cuando llegó el momento de matarte,
simplemente no lo hice... Realmente no pude. En cambio, te cuide, quería divertirme
contigo. Dijiste que de adulta seguirías jugando con el payaso y ahora el juego
cambio.
—Esto es divertido — Ella dejo los ojos en blanco, incapaz de ocultar su propia sonrisa
a cambio. —Pero me vas a dejar, ya no quieres jugar con el payaso —Murmuró —Se
que ibas a huir.—Menciono cerrando los ojos. —¿Por qué estas aquí conmigo y no
aprovechando que estoy débil para huir?
—¿Quieres que me marche ahora? Por que créeme que no me costara hacerlo.
—¡No! Solo dame esta noche. Dame una despedida—Pidió con una sonrisa mientras
arrastraba sus grandes manos por la cintura de ella por un momento.
Vacilante, él empujó ligeramente hacia adelante, para quedar pecho contra pecho, se
tomó un momento para sí mismo, colocando besos a lo largo de la mandíbula y
pasándo los dedos suavemente por el cabello de ella con ternura.
Tras un rato de roces y besos, ligeras mordidas y una fricción que estaba siendo una
perdición a la cordura de ambos.
Él la sostuvo y la llevó a la orilla del río donde se dejaron llevar bajo la suave hierba
y restos de ropa humeda.
—Tendrán un buen show de nosotros dos, un poderoso ser que puede aniquilar a
quien quiera, y a su hermosa humana que es su perdición.
El silencio pasó entre ambos por lo que pareció una eternidad y también un instante.
Finalmente, Pennywise rompió el silencio con una pregunta.
Ella le quedo mirando sin decir nada mientras esperaba que el riera o dijera algo. No
hablaba en en serio ¿O si?
—¿Quieres ser mi compañera? —Repitió mirando los ojos de ella quien bajo la mirada.
—No, no puedo—Murmuró.
—Ya los niños no temen de un payaso, cada vez cazo menos... —Hablo frustrado por
los grandes avances en la tecnología que le dificultaba todo.
Cada vez cazaba menos, los miedos eran cada vez menos puros y los niños eran cada
vez más irritantes.
Los miedos ya no son una preocupación de los niños, o jóvenes. Ya no son miedos
representantes o miedos que son fáciles de extraer.
—Ser eterno y ser malo nunca me traerá el triunfo, —Hablo tras un momento de
silencio en donde pensaba en lo de hace veintisiete años. Siete mugrosos mocosos
humanos le ganaron, descubrieron que el miedo lo hace fuerte y la valentía débil.
Siete mocosos le arruinaron todo.
Ahora esos mocosos eran adultos, aunque fuesen seis ahora, les sería aún más fácil
acabar con él.
Él suspiro sabiendo que iba a morir, no iba a regresar nunca más a no ser... a no ser
que quisiera negociar, un negocio que sabía tenía cláusulas que despreciaria.
Capítulo 18
El silencio tomo lugar por unos instantes que se sintieron mas largos de lo
acostumbrado.
—Nunca voy a dejar lo que soy, un ser oscuro que planea consumir miedo
humano.—Soltó sintiendo el gruñido de su estómago, aún tenía hambre.
—Penn...
—¿Cual es la gracia de una vida humana? —Pregunto mirando a Nielsen quien no
sabía con exactitud que responder.
Quería comprender lo que Maturin tanto defendía. Lo que hacía que repudiara su
acción contra la vida humana.
—Amar, disfrutar experiencias, conocimientos, ser libre de ser lo que uno quiere.
—¿Por que vez positivamente las cosas, tu infancia fue horrible? —Preguntaron
curioso y un tanto molesto a la vez. Ella debería odiar la vida, debería ser una
amargada que quisiera que todos sufrieran lo mismo que ella sufrió, pero era todo lo
contrario. Se hizo fuerte del dolor, del miedo, las pesadillas que la atormentaban se
volvieron metas que superar.
—La mía lo contrario, ahora en poco tiempo voy de voluntaria a ayudar niños en
lugares donde viven un infierno.
—¿Por que?
—Todos los niños que atormente tenían algo en común, problemas con los padres ya
fuesen malos, negligentes, controladores —Enumero con una risa cruel que causaría
escalofríos a cualquiera que le escuchara. —... y el que causo que esas niñas fueran
mi debilidad; violadores.
—No estés celosa amor, —Rio por el tono de voz de ella. Fuesen o no celos, fue
divertido escucharlo. —Beverly no temía de mí, temía de su padre, yo era un mero
temor... —Explico hasta alzar su vista a ella —Pero tú mi dulce melocotón eres aún
más fuerte, a ella nunca le hicieron lo que tu sufriste, tu encontraste protección en
mi, cariño y fortaleza.
—Entonces...
—No, te tengo estima, ¿Con quien mas me gustaría realizar el acto carnal de
humanos y animales? Con alguien que no aborrezca obviamente —Exclamo obvio y
llevando una mano al rostro de ella para trazar sus labios. —Eres bastante hermosa,
valiente y fuerte... y eso me hace débil ahora.
—Claro.
—Esa forma que tienes —Señalo con un dedo al verle aún sin ropa —¿De donde
surgió?
—¿Te gusta? —Pregunto con una sonrisa y levantandose de la hierba para sacudirse
unas cuantas hojas de césped —Es una forma que tome hace mucho, es casi tan alto
como mi forma favorita.
Él sonrió y cambio a la apariencia de ella con la misma ropa que ella tenia.
Amber abrio los ojos sorprendida al ver que era idéntica a ella, el mismo lunar, el
mismo cabello. Instintivamente llevo un dedo para tocar y estar entre asombrada y
espantada a la vez.
—Esto es tan extraño, ya cambia de apariencia. —Pidió al verle tan cómodo mientras
se divertía mirando el escote. —Verme, verte hacer eso me es extraño.
Debían ser cerca de las tres am y era evidente que en este pueblo era una hora aún
más peligrosa. Aunque claro, que ella caminaba con el propio peligro del lugar.
—Se que están en las alcantarillas y para gusto propio les hice creer que puse
huevos.
—Son falsos, no puedo dejar decencia. Soy ¿Estéril es la palabra que busco?
—Inquirió y ella asintió de inmediato —Entonces soy estéril, solo hice eso para darles
el miedoso de que siempre estaré... —Explico mientras dejaba su cabeza en el cabello
de ella y gemia un poco por gusto propio al tenerla tan cerca.
—No haría eso —Afirmó con voz firme y separándose de ella un tanto molesto por ese
comentario. —Soy un monstruo pero tampoco tanto...
—No dañaría a mis hijos, no soy como tu padre, quizás por eso lo mate muy
lentamente... Lo siento.
—Creo que despedirme ahora sería lo mejor. —Respondió con la garganta apretada al
verle. Suspiró y le miró hasta dar un paso y quedar cara a cara.
—Supongo que adiós y gracias por todo, incluso el golpe, quizás me den mas licencia
—Rio un poco hasta tomar una bocana de aire y mirarle. —Te voy a extrañar señor
payaso.
Ella se quedó rodeada por la oscuridad suspirando y mirando el oscuro del lugar salvo
la luna llena que iluminaba su camino. El aire pese a ser helada no le incómodo
mientras iba caminando al hotel sintiéndote un vacío y una pena mas que otra cosa.
Bill miro a Mike y entro ambos decidieron romperlos. Junto a Richie destrozaron cada
huevo que encontraron, claro que al examinar uno se percataron que eran bromas
crueles y en uno era el esqueleto de una niña de tres años desaparecida con el rostro
intacto. En otros al romperlo salían gritos con lamentos y en otros eran recuerdos de
alguna víctima... cansados y agotados se dispusieron a irse a su hotel.
La miró bien y se quedó del otro lado de la cama, ella no sabría siquiera que él
durmio ahí. Tomo la frazada y los cubrió antes de descansar un momento.
¿Hizo lo correcto? ¿De verdad iba a cumplir con ello? Obviamente si tenía la
oportunidad iba a matar a los perdedores, eso ni dudarlo... pero en verdad dejaría su
existencia en unos hilos rotos que dependían de lo que pasará hoy.
No más sangre, no más muerte, solo existir sin ser él realmente. Ser un recuerdo y
tormento que ya sin poder cumplir su propósito no tiene valor para seguir existiendo.
Pennywise iba a morir, sus luces se apagarian como soles extintos, anunciando el fin
de un ciclo, el fin de una era. Dejaría que sus luces se apagaran y su cuerpo polvo o
sombras desgarradas se volviera.
Claro que al hacer un trato con alguien que estuvo en el circo y es tan misterioso,
algunas magias con cuerdas y trucos de magia sorprendentes, esconden trucos
sencillos para propio beneficio.
Suspiró y miró a la mujer a su lado, una simple vida humana que le corrompió... la
causante de ese malestar en pecho y cabeza.
En un abrir y cerrar de ojos ya era de día y entre ello se tenía a la familia Nielsen
partiendo a las nueve am a Ohio, salvo Amber quien se regresaría en la tarde. En la
camioneta de su familia irían incómodos y prefería tomar un avión, aparte de esa
excusa casi no durmio y el reloj despertador paso desapercibido.
Apenas logro percatarse de lo que ocurría, escucho golpes en la puerta. Abrio los ojos
y se miro, bueno bragas y un top blanco... al carajo, es su último día aquí.
Se levanto a abrir la puerta para ver a Beverly y a Mike quienes ingresaron sin
consentimiento a la habitación de Nielsen.
—Se pide permiso y no, no pueden entrar. —Hablo molesta y cerrando la puerta para
lanzarse a la cama nuevamente.
—¿Como lo hiciste? —Pregunto Mike mirando la habitación por si había rastro del
payaso.
Pennywise se había marchado poco más de una hora atrás para ir a su alcantarilla y
recolectar lo de mas valor. Entre tanta chuchería y recuerdos de víctimas había
joyería antigua muy valiosa que daría unos cientos o miles de dolares.
—Pero...
—En verdad siente algo por ella; no la mato ni a ella y obviamente no mato a su ex
marido por que ella se lo pidió. —Comento mientras iba mandando un mensaje de
texto a los demás para informar que irían a preparar las armas para bajar a las
alcantarillas.
Ya a eso de las cuatro pm, Amber salio del hotel tras haber pagado su estancia. Con
su bolso en mano se encamino a la estación de autobuses para que la llevara al
aeropuerto más cercano para tomar un vuelo a Columbus, Ohio.
Suspiró pesadamente hasta ver un globo rojo flotar hasta donde se encontraba. Lo
tomo del hilo blanco para ver el escrito Feliz viaje melocotón
Sonrió al tener el hilo entre sus dedos y alzar la vista para buscarle, pero no le
encontró.
Tras unos minutos, el bus llego y subio de las primeras para estar cómoda mirando
por la ventana recordando el día en el que se marcho de este pueblo hace ya tanto.
Ventanilla, en el viejo Toyota de sus tíos-padres, como les llama, con una bolsa de
caramelos en la mano, luciendo un suéter y calzas. Tal como ahora.
Ese día fue muy rápido, no recordaba mucho más que la salida del pueblo donde unos
globos rojos estaban en el letrero de Estas saliendo de Derry lo cual creyo era una
despedida de pesadillas y malos ratos.
Ahora mientras miraba por la ventana, pensado en todo lo que tiene que hacer en
casa y en su trabajo, miro al costado del camino para ver los mismos globos.
Globos, aquello que hacía reflejar la presencia del payaso que ahora mismo se
encontraba en las alcantarillas con todo lo necesario para su plan. Había ido horas
atrás a atormentar a los niños y crear caos en el pueblo, pues muchos días sin
escándalos y desapariciones no era divertido.
Richie y Eddie estaban juntos mientras avanzaban, Ben iba con Beverly quien
suspiraba pesadamente al pensar en el tormentosa que debió pasar Amber para
defender al payaso pese a saber que había hecho.
Mike y Bill atacaron cuando pudieron ver a la criatura, Richie alcanzo a Eddie quien
tenia espasmos y se retorcía en dolor y en un frío por el desangramiento masivo que
tenia.
—¿No debería retorcerse de dolor por que no le tenemos miedo? —Pregunto Ben con
el fierro en sus manos mientras escuchaba la risa del payaso que se alejaba entre la
oscuridad y las sombras.
—Debemos llevar a Eddie al hospital —Hablo Richie mirando a Denbrough quien tomo
aire y se encamino a ver a su amigo quien le miraba fijo y no daba movimiento
alguno.
Falleció demasiado rápido, lo cual en parte fue mejor para no prolongar su agonía.
—Lo lamento Richie pero Eddie se ha ido —Comento Beverly acariciando la mejilla de
Eddie quien murió desangrado. Le cerro los ojos mientras el resto se lamentaba y
lloraba en silencio.
Pese a lo duro que debía ser, debían dejar el cuerpo de Eddie ahí. No podían cargarlo,
no podían llevarlo con ellos.
Eddie era un cadáver más que yacía oculto y perdido en las alcantarillas del pueblo.
Siguieron avanzando con una pena en el alma. Chapoteo tras chapoteo se escuchaba,
la peste se iba disipando a medida que se acercaban a la guarida del payaso.
—Entonces... —Hablo Ben quien chilló al ver una rata enorme pasar por
sus pies. Tenía el tamaño de un gato.—Tenemos que vengar a Stan y a Eddie, Mike
¿Seguro que esto funcionara? —Pregunto siguiendo el rumbo que indicaba
Denbrough.
Bill se quedó extrañado de la calma del payaso quien al verlo sonrió con los ojos de
color rojo antes de ocultarse en las sombras del lugar.
La adrenalina y su deseo de salir vivo de ese lugar, mantenían cuerdo a Bill quien se
encamino a la torre que se desmoronó un poco para revelar un esqueleto con el
impermeable amarillo. Era horrible, era como un títere siniestro.
Itsy bisti araña
Tejió su telaraña
El niño de amarillo
La araña lo atrapó...
Y la sangre se derramó
El resto no podía ver a Denbrough quien tosió hasta que el polvo se disipó y vio a
Pennywise frente a él.
Este abrío su boca de manera inhumana dejando ver la hilera de espantosos colmillos
que tenían como propósito arrancar la garganta Bill trataba de forcejear y librarse de
una mortal mordida.
—Largo o los matare a todos. —Hablo con una risa siniestra y asquerosa que genero
un odio aun mas puro en aquellos adultos.
—¡No te temí antes! ¡No te temo ahora! —Y era cierto, estaba enojado, alterado,
descontrolado y al borde de una crisis, pero asustado no y el payaso parecio
reaccionar ante sus palabras notando como dio un pequeño paso atrás —Que no se te
olvide... que no puedes matarme si no te temo —volvió a mirar a la criatura quien
retrocedió, —Acabare con todo ahora —Hablo tomando el arma de Mike para
acercarse y disparar en el pecho o la cabeza para matarle definitivamente.
Denbrough disparo con rabia y una bala llego en lo que sería el vientre de la criatura
ya que Bill no tenía un buen dominio del arma.
—¿Que rayos..? —Preguntaron los perdedores al ver que se retorcía de dolor y dejaba
escapar un grito sobrenatural. Tal y de la misma forma en la que supuesta mente
Georgie hizo después de que Bill le disparo en la cabeza.
Los ojos de él se abrieron de par a par por la sorpresa al sentir ardor en la zona en la
que recibió el disparo. Se estaba ahogando en su propia espesa sangre y esta
muchaba su ropa de seda. Empezó a vomitar sangre en grandes cantidades que se
movía a las paredes manchandolas con líneas negras.
Pennywise se sentía dolido. Aun no se encontraba tan débil pero con un solo gruñido
fuerte advirtió al resto que estaba en verdad dolido.
—¡Está herido de verdad! —Grito Beverly, con el objetivo de que hiriera nuevamente
al payaso. —¡Dispara! —Grito con fuerza.
Pennywise dejo una mano en su herida mientras intentaba cambiar de forma pero no
lo lograba al no tener fuerzas ni energía.
Recurrió a lo otro, salto sobre Denbrough para quitarle el arma que estaba siendo
más dañina que una normal, supuso que con quien negocio ya les había ayudado... la
lanzo al pozo feliz por su hazaña.
Poco o nada duro su felicidad al sentír los golpes de los demás perdedores mientras
Bill buscaba un bate o un fierro para matarle.
Un monstruo muerto
y un desconocido
Todos quedaron perplejos y sin dar un movimiento al ver que su piel se quebraba
como yeso contra un duro golpe. El cabello naranja caía al suelo sucio y perdía el
color hasta tornarse castaño o quizás negro.
—Espero que hayan disfrutado de mi show —Susurró al ver a Denbrough frente a él,
rodeado de los demás quienes miraban la escena. —Reirás, lloraras, querrás más y
morirás... Pennywise the dancing clown —Se burlo con una risa sombría y meneando
la cabeza ocacionando un tintineo desesperante.
Bill noto que la piel quedo como cáscara y se quebró revelando piel humana, asustado
quito el fierro al notar la hemorragia de sangre roja oscura casi negra.
El resto le miro asombrado al ver que tomaba forma humana y no deforme, era un
adulto joven que bajo la ropa que se rompía mostraba la herida en el abdomen y la
garganta perforada mientras tenía dificultades para respirar. Sus ojos estaban
cerrados y el sonido de su respiración obstaculizada con sangre conmocionó a todos.
—Iugh.
—Bill —Hablo Mike asustado al ver como agonizaba el que fue el terror de niños.
—Esto no estaba previsto —Comento mirando la sangre que corría bajo el cuerpo de
él quien se ahogaba en sangre. No se movía, ningún músculo mas que los fáciles lo
hacían y eran mínimos.
—Creo que voy a vomitar —Menciono Ben asqueado al ver la garganta cercenada de
la criatura. Dejo una mano en su boca y miro a otro lado.
Bill palmeo una mejilla del herido para hacerlo reaccionar y ver que abrió los ojos
claros que tenia.
—¿Que clase de juego es este? —Inquirió con la voz severa al ver el brillo malicioso
en sus ojos.
—Bill... Bill —Hablo Beverly dejando una mano en el hombro de él para hacerlo
voltear —Quizás así acaba esto, quedo como lo que odia, que es ser humano y ahora
se muere simplemente.
Los demás se miraron para ver que Penn dejo de dar ligeros movimientos, quedo con
los ojos cerrados mientras respiraba sonoramente al sentir la sangre.
El resto se levanto para irse tras ello, sin percatarse que la sangre ya no se alejaba de
su herida, que las partes de los niños aún no flotaban y que la herida abierta que
tenía ya no sangraba a chorros, es más parecía retraerse.
Bill Denbrough no iba a irse de Derry hasta confirmar que Pennywise estuviera
muerto. Razón por la cual regreso al día siguiente para ver e cuerpo en la misma
posición, la sangre seguía fresca pero los objetos y piezas de niños ya habían dejado
de flotar.
Bill se encamino a observar las cosas del payaso, observó su escenario donde había
una sección mas clara de la pared, seguramente había algo pegado. Sus dudas fueron
aclaradas al ver media hoja de dibujo en el suelo.
Miro el cuerpo del hombre para extrañarse de que no apestara a muerto. El lugar
apestaba porque eran las alcantarillas pero ese aroma putrefacto de un cadáver no se
tenía. La sangre seguía fresca y el aroma del cobre estaba presente.
Bill abrio la ropa del payaso en la parte del abdomen para ver la herida impregnada
de sangre que aun no se secaba.
Pasaron cuatro días y el cuerpo fue cubierto de telas de araña que le dejaron en un
especie de capullo. Denbrough, al igual que el resto se rindió y se marchó donde su
familia que se molestaron por su tardanza. Pues nunca revelaron la verdadera razón
para ir a Derry.
Claro que antes de irse miro el capullo con curiosidad. Arañas fueron y no las ratas.
Los perdedores entre sí, se hicieron tontas y falsas promesas de verse nuevamente,
pero es claro que no iban a cumplir.
Después de vivir algo traumático con un grupo de personas, lo último que quieres es
verles nuevamente.
Para ese entonces, Richie envío un mensaje al Facebook de Nielsen para informar
que: "Todo acabo, y por parte de todos lamentaba el que hablara de su pasado al
estar relacionada con el payaso de sus pesadillas"
Más que un mensaje simple de ella que corto toda relación con aquel grupo no hubo.
Ellos seguían con sus vidas y ella con su trabajo y familia que agradecía con el alma
el encontrar a Peter quien ya no tenía pesadillas con el payaso.
Ella lamentaba saber que esto acabo así. Penn pudo haber huido, fingir ser
humano y vivir una vida normal, pero él ya había escogido su destino... el había
negociado a decir verdad.
Veintisiete meses después y tras una tragedia, en lo profundo de las cañerías algo
despertó. Alertando a animales que corrieron despavoridos de ese lugar, el clima se
intensificó.
Aire. Necesita aire. El oscuro e infinito vacío nunca ha sido amable con nadie, mucho
menos con alguien que despierta de golpe sintiendo aquella sensación de
ahogamiento.
No sabia cuanto tiempo había ocurrido. Se despertó por un escalofrío que era por
dolor y el sentir la sangre que cubría su cuerpo
Trato de calmar su respiración salir de aquel capullo que lo cuido y protegió por quien
sabe cuanto tiempo. La tortuga nunca aclaro el tiempo.
Apestaba a cloaca y a sangre. No hace falta mucha lógica para saber que esta
asqueroso de pies a cabeza.
Todo lo que siente por ahora es el estar muy cansado, hambriento y aturdido. La falta
de oxígeno es delirante hasta que logró romper el capullo por completo.
Quería volver a ver la luz para encontrarse con un pueblo consumido en crimenes,
niños desaparecidos, futuras víctimas y a su dulce melocotón...
Los recuerdo de ella en diferentes etapas regresaban. Con esa idea en mente una risa
feliz escapo de sus labios cuando logra estabilizarse.
Era un proceso doloroso y agotador. Cuanto más lo hace, sus músculos están
gritando pidiendo clemencia. Todo su cuerpo tiembla cuando avanza ya que sus
extremidades habían estado rígidas por meses.
Su vista se enfoco en lo oscuro que estaba y el frío que azotaba su cuerpo desnudo
entre arapos y las telas de araña.
Respiró con dificultad para de apoco empezar a moverse hasta caer y verse reflejado
en agua estancada. Se sorprendió y acarició la herida en su cuello, la piel se había
curado por completo dejando una cicatriz blanca.
Pennywise el payaso danzante se murió, no era nada mas que un mito o un rumor, él
ahora atrapado en un humano, con una vida humana estaba relativamente vivo hasta
que pareciera por los años.
Tras un buen rato logro levantarse, algo cojo, y camino al escenario donde había
ocultado unas cosas bajo las tablas. Las quito sin escatimar el daño para quitar un
bolso cubierto de telas de araña donde tenía ropa humana actual. Un jeens, una
polera gris y una chaqueta. Una cadena de un santo hecha de oro y objetos antiguos
que podían valer algo de dinero.
La tomo y se fue caminando por una tubería que le guiará hasta la salida. Había un
ducto con dos barrotes rotos, cruzo por ahí a duras penas pero sabía que iba a ser
una rápida salida.
El tiempo paso al sonido de sus pies descalzos chapoteando en las aguas residuales
que normalmente no molestaba a su olfato pero ahora aborrecía.
Sin esperar más se adentró en el agua para limpiarse los restos de aguas residuales y
sangre. Apretó una correa del bolso en su puño mientras se sumergía en el agua
dejando una estela de suciedad y sangre.
Se dejo hundir mientras se limpiaba. Se pasó la mano libre por el rostro extrañando
el como lo hacía Amber.
Se dejo llevar por los olores netamente limpios de la naturaleza que le rodea y
reparaba su aroma a alcantarillas.
Sabía que tenía que partir al al pueblo por comida y para vender las joyas, la
propiedad de Neibolt y obtener dinero para abastecerse.
Cuando el hambre se hizo insoportable. Salio del agua para empezar a vestirse y
partir al lugar más cercano a comer.
Al notar por que lado del pueblo estaba, sonrió al saber que este no era el barrio de la
infancia de Amber. Aquí estaba a casi las salidas del pueblo y en población de viejos.
De apellido Pietschmann y 74 años. Sin hijos ni nada, por lo que fue bastante sencillo
robar su vida y su identidad. Nadie le conocía, nadie le extrañaba.
Frente al espejo del baño se miro la nueva vestimenta y la cicatriz que ya era casi
imperceptible de lejos.
Mientras iba por el pueblo, con su jeens, zapatos más cómodos y de color blanco. Una
playera blanca sin mangas y una chaqueta azul claro por el frío que azotaba en las
mañanas. Se encamino a la biblioteca local para ir por un mapa. Se adentró en el
viejo edificio para ir por un mapa reciente de Norte América.
Ahí mismo noto el cartel de la nueva obra literaria de Denbrough.
La malicia se presentó al ver que había utilizado su persona en un personaje que era
calificado como: Sanguinario, cruel, irritante y un tanto infantil como si fuese un niño.
—Está bien —Menciono Hanlon extrañado ya que ahora todo se hace con un teléfono.
Esta Google maps y otras aplicaciones.
No comento nada al respecto mientras iba a su mesón para sacar un mapa simple y
sacarle una copia la cual le entregó al hombre que estaba en silencio.
El mismo se encontraba leyendo del mismo libro cuando se percato que trataba de lo
que vivieron pero alterado, era bastante bueno pero con un final que es muy común;
el malo muere y todos final feliz. Él no lo creía así, Derry con o sin Pennywise era un
lugar extraño. La gente parecía estar más avejentada de lo normal, incluido él.
Callejones oscuros con sombras inquietantes que se llevaban información sobre lo que
ocurría.
Susurros del viento contra árboles tan viejos que tenían cicatrices por grapas donde
iban papeles con información de niños desaparecidos.
—Quiero hacer una llamada por cobrar al siguiente número —Menciono a la operadora
que de inmediato lo transfirió a la otra linea.
En New York, el escritor que se habían pasado de copas tras salir con su esposa, salió
de su sueño pesado al escuchar el teléfono. Contesto aturdido.
—¿Desea aceptar una llamada por cobrar? —Pregunto la mujer de la operadora con
un tono amable.
—Sí. —Respondió el escritor confundido. Tenía curiosidad, Quizás era una editorial
nueva.
—William al habla.
—¿Quien eres? ¿ESO? —Pregunto esperando unos segundos que tardó el desconocido
en responder
—Solo te felicito por tu nuevo libro, aunque me parece que le faltan más niños
muertos como al pequeño Georgie pero la literatura de esta época no es mi favorita.
—Escúchame bien esto no es gracioso. —Grito Bill hasta ser interrumpido por un "tks
tks tks" que hizo el otro hombre.
El finalizó la llamada para irse caminando feliz, mientras un adulto sufría la paranoia
de que ESO pudiera seguir con vida. Nadie más podía ser. Nadie conocía tantos
detalles, solo los perdedores pero no era la voz de ellos.
Nada podía ser tan sencillo, mucho menos al tratarse de un ser tan retorcido que ni
estando muerto como le creían, le dejaba tranquilo.
Pennywise o lo que fuese en realidad, era como una sombra que se ocultaba tras
ellos, esperando el momento indicado para causar estragos en su mente y
corromperlos, teniendo o no su presencia a la vista.
Para cuando la jornada de trabajo del bibliotecario acabo leyó el periódico cómo
habituaba. Pese a que Pennywise ya no estaba más, sentía que nada había cambiado
en realidad más que no había muerte infantil. Pero los malos tratos, padres abusivos,
secretos oscuros, muerte, negligencia adulta, etc... todo ello continuaba con o sin
Pennywise.
Trato de hacer memoria de su apariencia pero no lo logro. El lugar estaba
muy oscuro y ya había pasado tanto tiempo. Pero logro recordar lo más extraño que
ocurrió en estos meses. Ya eran casi tres años de la muerte y de que ninguno de los
integrantes del club de los perdedores se relacionó pese a prometer hacerlo. Lo más
extraño fue lo siguiente:
Eso lo acreditada a un chiquillo de hormonas locas que no encontró nada mejor que
follarse a un libro.
2) Que un libro se rompiera y mostrará otra tapa extraña, pues no había registro de
ese libro que trataba de arañas gigantes.
3) Que hubiera una persecución policial que acabo en balacera días atrás. El supuesto
ladrón murió a tiros en el puente de los besos pero la realidad es que él no era el
ladrón y murió a más de seis tiros.
Eso ocurrió en enero del 2019... curiosamente eran dos años y tres meses de aquel
día.
Trato de no pensar en ello hasta que apareció un viejo documental donde el apellido
del periodista trajo recuerdos. Nielsen, Peter Nielsen.
¿Que habrá pasado con ella? Se pregunto mientras miraba la televisión. La busco en
Internet para lograr enganchar a una noticia de: "Estrella deportista de Columbus
hace viaje humanitario a Siria" Termino respondiendo a sus dudas al verla junto a
unos niños y con otros voluntarios.
Al parecer hizo más que los mismos por niños y vidas inocentes, pues no fue a
combatir a un payaso demonio o lo que fuese Pennywise.
Mike miro su libro en la mesita de noche junto a una botella de whisky. El viejo vicio
quería regresar, ya no necesitaba estar cuerdo para aprender del macroverso y seres
cósmicos y extraños.
Tomo la botella de whisky y quito la tapa para dar un gran trago que él se merecía.
Para ese entonces cada adulto combatía con sus propios demonios, cada uno de una
forma distinta.
Richie con su humor que ocultaba su verdadero ser, era en realidad una máscara
falsa de sus emociones retenidas.
Bill escribía donde el bueno gana pero pierde a un ser querido, tomando a su
hermano en casa libro como el reflejo de su culpa.
Beverly, la única mujer del grupo. Quien de niña fue conocida en el pueblo por
rumores de ser casi una prostituta y ahora su nombre era el de una diseñadora
exitosa y prestigiosa.
Ella quisiera o no aceptarlo, era fuerte pero elegía mal a los hombres.
Tarde a prendió a ser fuerte por ella misma. Parte de ella quería ser fuerte como
Doppler, Nielsen o como fuera en realidad. Tener tanta fuerza para cambiar
radicalmente.
Era la nueva colección de ropa para la mujer elegante y de oficina o ropa formal. Eran
diseños nuevos, innovadores y que serian la nueva sensación.
Pero lo que debía ser un trabajo sencillo no lo estaba siendo, las modelos parecían las
chicas de alambre, eran escualidas, o sin atractivo para esa clase de ropa.
Una de las mujeres no podía usar la bruza naranja con blanca que Mars amaba, si era
plana como una niña de doce años.
Otra mujer no podía con la falda azul petróleo si era plana como tabla. La otra modelo
tenía muchas caderas, a la otra modelo no le entraba.
—Por favor señoritas, se supone que son modelos, no zombies —Hablo frustrada al
ver que no tenían ni cuerpo, eran unas planas que no lucían bien sus diseños.
—Perdón señora Marsh pero estamos cansadas, tenemos una vida fuera de este set
—Hablo una de las modelos intentado lucir como lo quería Marsh.
La pelirroja iba a decir algo cuando una de las mujeres grito al tropezarse con los
inmensos tacones y cortarse la mano con un cristal del espejo.
Todos fueron a atenderla menos Beverly quien al ver la sangre trajo imágenes
mentales de ella se niña y del cuerpo de ESO humano con la garganta cercenada. Aun
no toleraba la sangre.
Sentía asco de ver el color rojo, la imagen mental de la garganta chorreando sangre
le causaba náuseas.
Miro pálida la escena y termino por finalizar las cosas por hoy. Podía usar a otras
mujeres y podía dar créditos. Las universidades dan créditos y ella era reconocida.
Solo buscaba un escusa para salir de ahí y lo logro.
Los sonidos desaparecieron, el globo se fue. Pero sus ojos claros nunca ven restos de
un globo.
Al dar la vuelta no vio nada. El parabrisas estaba despejado, lo único que sobresalia
era el extraño sol del mediodía.
Las manos se arrastran desde debajo del asiento, detrás de él, muchas manos, dedos
enguantados cubiertos de sangre, que se arrastran a su alrededor y la sujetan contra
el asiento. Se clavan en los muslos y la parte superior de los brazos, las costillas, la
garganta, el pelo y los hombros. Se estremecio inútilmente cuando una respiración le
hizo cosquillas en la oreja, los labios rozan su lóbulo mientras una risita maníaca llena
el aire tenso del vehículo.
No había forma de evitar mirarse en el espejo, y una vez que lo hizo, vio
que no hay nada.
Su propia expresión enloquecida le devuelve la mirada, con la boca abierta, sin manos
que crecen desde su asiento, sin monstruos susurrantes en su oído. Sus manos
tiemblan al reunir el coraje para encender su automóvil. Se necesita toda la fuerza de
voluntad para no mirar el espejo en lugar de la carretera, temeroso de perder algo,
de ser sorprendida de nuevo.
Beverly supo que ese encuentro con la sangre le hizo mal, ya estaba paranoica. Ese
mal ya no estaba en el mundo.
Eso sí, se extraño de esa ilusión tan vivida y real. Experimento miedo real tras mucho
tiempo.
Seguramente Richie se morirá de la risa a ese punto. Pero la realidad es que el
bocazas se encontraba riéndose de su propia vida en su casa. Ocultar todo
sentimiento tras su humor, sentía ira, rabia, tristeza, miedo, inseguridad y otros.
Perdió a un buen amigo que murió en sus brazos, nunca iba a poder superar ello
nunca.
Lo vio morir.
Lo sintió morir.
Debió dejarle en ese deplorable lugar que Eddie aborrecía en el alma. Todo apestoso,
sucio, poco higiénico. Eran palabras que describían lo contrario a Eddie.
El castaño oscuro tomo una copa de vino mientras pensaba en la nueva rutina para su
show, no quería ser un payaso en realidad. Prefería nunca más ver uno.
En un momento un tanto ebrio se replanteo ¿Esto hice con mi vida? ¿No pude
estudiar otra cosa? ¿Sigo siendo un inmaduro, un niño?
Lo admitía no era culto como Mike, Ben o Bill. No era audaz como Beverly, tampoco
era maduro como lo fue Eddie ni era respetable como Stan.
Ohhh Stan... ¿Fue muy difícil no tomar la cuchilla? Nadie te puso un arma en las
sienes con las elecciones de:
Rió un momento por que era como esa serie nueva de Netflix.
Otra risa salio a flote hasta que se transformó en gruesas lágrimas que caían por sus
mejillas.
Mientras avanzaba por la vereda, un aroma distintivo se hizo presente y se dejo guiar
por él hasta ver a la mujer, a la tentación que ocaciono un gramo dulce en su ser,
salir de un edificio medico con un vientre pronunciado.
—Negocie con... mi hermano por así llamarle a ese inútil, y he me aquí melocotón
—Aclamo con su fiel tono de voz entre orgulloso y bromista —Veo que seguiste mi
consejo... ¿Quien es el afortunado? ¿Ryan?
Ella bajo la vista a su vientre.
—Claro que no... fue un novio que falleció en un accidente de coche hace poco.
—Lo lamento... en partes.—Hablo sincero. —De tantos regalos y promesas que te
ofrecí nunca hubiera podido cumplir con darte un niño.
—Es niña.
—Mejor aún, una niña fue mi perdición hace mucho y mira lo que logro.—Hablo con
una sonrisa y bajando del asiento para quedar frente a ella y tomar su mano para
entrelazar sus dedos. —Eras una pequeña chispa que encendió mi ser, dejaste un
rastro dulce en el agrio ser que era... Ahora ya no hay trucos.—Menciono tomando su
taza para dar un largo trago.
—¿Ninguno?
—Ninguno —Aseguró al ver a su debilidad frente a el.
Me gusto más este final. (+5200)
Pd: referencias, referencias por distintas partes del capítulo xD