Sentencia Virgala
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y prueba.
Con éstas consideraciones previas, anticipó que la vía que
resulta idónea en este caso es la acción de inconstitucionalidad que está
legislada en el artículo 51 y siguientes de la LPC (y que reglamenta el art.
60 de la CPER).
Ello así, por entender que la decisión que propone el actor,
requiere de un proceso que analice en profundidad la alegada
inconstitucionalidad, destacando a su vez el interés institucional que dicha
decisión despierta en otros interesados (como la CJPER, la AMFJER y las
asociaciones gremiales) al tiempo que observó que el CAER no pudo
resolver de una manera diferente a como lo hizo a través de la Resolución
N° 32.667 en tanto la norma en que basó su decisión no ha sido declarada
inconstitucional.
Agregó que no basta con advertir que una ley afecta un
derecho como argumento para declararla inconstitucional, sino que también
se exige la demostración de una especial situación de injusticia que la
persona afectada no esté obligada a soportar. Que esta circunstancia debe
surgir clara y ostensible de la situación planteada.
Discurrió acerca de los requisitos viabilizantes de la acción
de amparo (destacando su carácter de “especial proceso constitucional”, la
ilegitimidad manifiesta -en grado de evidencia-, el limitado margen de
apreciación que debe contener, etc.) y estimó que dichos requisitos no han
sido demostrados en el caso, siendo insuficiente la invocación de derechos
fundamentales en forma genérica, pues, de ser así, toda actividad humana
estaría comprendida en esa categoría.
En definitiva, consideró que la acción se encuentra alcanzada
por la causal de inadmisibilidad prevista en el artículo 3 inc. a) de la LPC,
siendo la vía específica para resolver la cuestión la acción de
inconstitucionalidad que recepta el artículo 51 de la LPC, y cuya inidoneidad
no fue probada.
II. c) En cuanto a las costas, calificó de loables los
fundamentos que llevaron al amparista a incoar esta acción de amparo,
para luego considerar que por ello que no resulta conveniente la aplicación
del principio general de la derrota, ya que no advierte un ejercicio abusivo
del derecho en promover esta excepcional acción, ni se revela una conducta
reprochable que exceda el legítimo interés de la parte actora; en función de
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acogida su pretensión.
VII. Dictamen del Misterio Público Fiscal:
En fecha 26/05/2024 dictaminó el Sr. Procurador General
de la Provincia, Dr. Jorge A. A. García, propiciando el hacer lugar a la
acción.
Para opinar en tal sentido advirtió que el agravio del
accionante es actual, ostensible y palmario, lo que implica la posibilidad de
su planteo e impone su resolución a través del amparo; y que el accionante,
habiendo formulado una presentación ante el Colegio de la Abogacía,
impugna la resolución emitida por el mismo a través de la cual se le deniega
el derecho que considera vulnerado.
Consideró que la incompatibilidad de la ley es irrazonable,
inconstitucional y carente de la motivación que impone nuestro
ordenamiento constitucional en el artículo 65, siendo así una limitación
infundada al derecho a trabajar con tutela constitucional y convencional,
trayendo a colación el dictamen de la Sra. Fiscal interviniente en la instancia
de grado, en cuanto refirió a que la incompatibilidad en cuestión vulnera el
derecho de igualdad y proporcionalidad, y conduce a generar una situación
de inequidad manifiesta que conlleva una evidente discriminación por
violación del derecho de igualdad previsto en nuestra Constitución.
Concluyó así que la norma atacada resulta carente de
razonabilidad, deviniendo así inconstitucional por violentar el artículo 28 de
la Constitución Nacional y el artículo 5 de la Constitución Provincial.
Discurrió acerca del principio de razonabilidad; dijo que la
prohibición que contiene la norma impugnada implica una arbitrariedad
manifiesta con grave afectación al derecho a trabajar y ejercer toda
industria lícita; que vulnera también el derecho a la igualdad prevista en el
artículo 16 de la CN; y que configura una discriminación grosera que no
condice con el Estado de Derecho.
Finalmente, compartió lo expresado en la presentación de la
AMFJER, solicitando se lo tome en en cuenta para la resolución de la
presente acción.
VIII. Resolución del recurso:
Reseñadas las constancias relevantes de la causa, ingresaré
al tratamiento del recurso de apelación recordando que, de acuerdo a la
inveterada postura de este Alto Cuerpo, el recurso de apelación en los
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apreciación meramente ritual, toda vez que la institución tiene por objeto
una efectiva protección de derechos, más que una ordenación o resguardo
de competencias.” (“María, Flavia Judith c/Instituto de Obra Social de la
Provincia de Entre Ríos y Estado provincial”, 30/10/2007, Fallos: 330:4647).
Con éstos lineamientos como punto de partida, cabe
recordar que el modo normal y habitual para enjuiciar cualquier actuación
de la colegiatura demandada que se califique como defectuosa, es a través
del proceso previsto por el Código Procesal Administrativo por ser éste el
fuero con competencia específica y especialización concreta en la materia;
por su parte, el modo normal y habitual para desafiar la constitucionalidad
de una ley es conforme el control de constitucionalidad que prevé el
Capítulo tercero de la LPC, pudiendo dicho planteo integrar el caso
contencioso administrativo, si el éxito en el planteo de ilegitimidad de un
acto, dependiera de una declaración de inconstitucionalidad.
En otras palabras, como regla general, la revisión judicial de
la actividad administrativa cuestionada en autos debe vehiculizarse por
medio del mecanismo procesal de la Ley 7061 o por medio del mecanismo
procesal de la Ley 8369; en ambos casos, es posible acompañar el reclamo
con mecanismos de urgente tutela si por caso se acreditase un peligro en la
demora de la resolución del caso (cfr. Cap. IV de la ley 7061 y art. 60 de la
Constitución Provincial).
La excepción a la regla está dada, no sólo por la poca
complejidad jurídica y probatoria del caso, sino por aquellas circunstancias
particulares que eventualmente pudieran tornar manifiestamente ineficaz e
insuficientes aquellos otros procedimientos judiciales que ofrece el
ordenamiento procesal para obtener la protección del derecho conculcado.
Así lo dispone el art. art. 3 inc. a cuando exige que aquel otro procedimiento
judicial previsto para obtener la protección del derecho o garantía de que se
trate, resulte “manifiestamente ineficaz e insuficiente”; es decir, en función
de las circunstancias del caso, las cuales deben ser invocadas y
mínimamente acreditadas para poder aplicar la excepción a la regla para así
superar el test de admisibilidad que exige la ley procesal.
Desde ésta óptica, y a los fines de interpretar si las
circunstancias particulares hacen ineficaz aquel otro procedimiento judicial
previsto como regla, es de vital relevancia verificar la eventual urgencia y
la gravedad en la afección al derecho lesionado, de tal manera que no
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amparistas cuando refiere “qué ventaja tiene para una cuestión tan simple
y evidente como la traída a su conocimiento, la realización de un proceso
ordinario de inconstitucionalidad.”, sino en todo caso, respecto de advertir
las desventajas que acarrea para el sistema, abordar asuntos que
claramente no revelen una situación apremiante que impida transitar los
carriles ordinarios. Ello sin dudas, llevaría a ordinarizar y/o desnaturalizar la
vía del amparo.
En conclusión, no se advierte que el amparista careciera de
otras vías suficientemente idóneas para intentar la reparación del
denunciado obrar ilegítimo de la accionada, olvidando por completo que en
aras de justificar la admisibilidad de la vía deben brindarse válidas razones
para justificar que, en términos de urgencia, no pueda vehiculizarse el
reclamo mediante los procesos judiciales ordinarios previstos a tal fin y/o
esperar o tolerar los tiempos procesales que dichos mecanismos procesales
prevén.
Por último, si bien la materia de debate despierta interés
institucional, sobre éste aspecto puntual del Dr. Vírgala y la admisibilidad
formal del amparo, ni el “amigo del tribunal” ni el dictamen fiscal aportaron
algún elemento que pudiera torcer el temperamento del fallo venido en
revisión.
VIII. d) Por las razones expuestas, considero que la presente
acción resulta palmariamente inadmisible, por lo que en función de ello,
propongo al acuerdo rechazar el recurso de apelación incoado por el
accionante, y en consecuencia confirmar la sentencia de grado venida en
revisión, rechazando la acción.
Asi voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARLOMAGNO, dijo:
I.- Que, en honor a la brevedad, me remito a los
antecedentes que fueran expuestos en el sufragio del Sr. Vocal de primer
voto y, adelanto desde ya que la solución que viene propuesta, no es la que
a mi juicio cuadra adoptar, por las siguientes razones.
Primeramente, observo que el fallo de mérito desestimó, por
calificar como inadmisible la acción de amparo promovida, por aplicación de
la causal prevista por el inc. a) del art. 3° de la Ley 8369, al considerar que
la vía específica para resolver la cuestión es la acción de
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análisis.
Ahora bien, efectuado un pormenorizado examen de cada
uno de los fundamentos expuestos por la demandada y el SGPER, no
advierto en la norma impugnada que se trate de una restricción
indispensable para "asegurar la vida del Estado, el derecho de terceros, la
moral y el orden público" en los términos prescriptos por el art. 5 de la
Constitución Provincial, de allí que la Resolución N° 32667 del CAER, debe
ser anulada por ser una arbitraria limitación al ejercicio de la profesión de la
abogacía del actor y por ende, configura la negativa manifiestamente
ilegítima prevista por los arts. 1 y 2 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, máxime la restricción prevista por la norma impugnada
resulta violatoria del principio de igualdad (art. 16 de la CN) pues
prevé una incompatibilidad solo para magistrados, funcionarios y
empleados judiciales jubilados, mientras que cualquier otro
abogado jubilado por el régimen previsional provincial -que no
fuere magistrado, funcionario o empleado judicial-, está en legales
condiciones de ejercer su profesión sin resignar sus haberes
jubilatorios, de lo cual deviene incontrastable lo discriminatorio de
la norma examinada en claro incumplimiento de la plena vigencia
de derechos de jerarquía superior consagrados por nuestra Carta
Magna y en diversos instrumentos internacionales, destacándose el
principio de igualdad y la prohibición de discriminación como
garantías elementales para el goce y ejercicio del derecho al
trabajo.
Finalmente, es dable recordar que la protección del
trabajador tiene expreso reconocimiento en el art. 14 bis de la CN y en
diferentes instrumentos internacionales que, en las condiciones de su
vigencia, tienen jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 de la CN) como son
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
Racial de 1967, con más aquellos Convenios Internacionales de la OIT
vinculados al tema que nuestro país ha ratificado, marco normativo
protectorio que hace hincapié en el principio de igualdad y la exigencia de
remuneración justa y suficiente para garantizar la dignidad del hombre (cfr.
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ACKERMAN, Mario E., "Tratado del Derecho del Trabajo", Tomo III pág. 265 y
ccdtes., Editorial Rubinzal Culzoni).
En suma, la nulidad de la Resolución N° 32667 CAER
emerge irrefutable por cuanto la aplicación de la restricción
prevista en el art. 41, ap. 1, inc. g) de la Ley 10855 esgrimida por la
demandada para condicionar la rehabilitación de la matrícula del
actor deviene arbitraria por no superar el test de razonabilidad del
art. 28 de la CN y del art. 5 de la CP, a la luz de las concretas
constancias de la causa y la situación particular planteada, toda vez
que, como señala Bidart Campos "El principio de razonabilidad no se limita
a exigir solo que la ley sea razonable. Es mucho más amplio. De modo
general podemos decir que cada vez que la constitución depara una
competencia a un órgano de poder, impone que el ejercicio de la actividad
consiguiente tenga un contenido razonable....El principio de razonabilidad
tiene como finalidad preservar el valor justicia en el contenido de todo acto
de poder e, incluso, de los particulares".
Por las consideraciones expuestas precedentemente,
obrando aquí suficientes elementos de juicio en respaldo de la procedencia
de la acción examinada y atento a que la conducta de la demandada resulta
conculcatoria de los derechos constitucionales del amparista, auspicio hacer
lugar al recurso de apelación interpuesto y revocar el fallo atacado,
admitiéndose la acción de amparo incoada.
Es así que corresponde: A) DECLARAR la
inconstitucionalidad del inc. g) del art. 41, ap. 1 de la Ley 10855,
ANULÁNDOSE en consecuencia la Resolución N° 32667 CAER; y B)
CONDENAR al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que en el
plazo de cinco (5) hábiles de notificada la presente proceda a
rehabilitar la matrícula del Dr. Pablo Andrés Vírgala.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
I.- Los antecedentes relevantes del caso han sido
suficientemente resumidos por el señor Vocal ponente y, por tanto, en honor
a la brevedad, a lo allí consignado por el Dr. Giorgio sobre el particular, me
remito.-
II.- Por lo demás, concuerdo con la solución expresada por el
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1Gozaíni, Osvaldo Alfredo, “El juicio de amparo” 1º ed. Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, año 2021, pág.
248.
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Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
Finalmente, cabe decir que la solución a la que adhiero sobre
el aspecto sustancial del litigio implica dejar sin efecto ministerio legis la
regulación de los honorarios efectuada en la primera instancia y practicar
una nueva ajustada al resultado final de aquél (art. 6, dec. ley 7.046/82,
ratif. por ley 7.503).-
En ese orden, expreso también mi adhesión a la propuesta
regulatoria esgrimida en el voto del Dr. Carlomagno por las intervenciones
profesionales en sendas instancias procesales.-
Así voto.-
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. TEPSICH, dijo:
Acompaño la regulación que efectúa el Dr. Carlomagno.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, la señora
Vocal Dra. SCHUMACHER, dijo:
Alcanzada la mayoría necesaria para resolver este punto, me
abstengo de pronunciarme al respecto, de conformidad a lo dispuesto por el
artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (modificación introducida
por el artículo 3 de la Ley 10704).
Así voto.
Con lo que no siendo para más, se dio por terminado el acto
quedando acordada -y por mayoría- la siguiente SENTENCIA, que
RESUELVE:
1º) ESTABLECER que no existe nulidad.-
2º) HACER LUGAR al recurso de apelación interpuesto por
la parte actora contra la sentencia de fecha 26 de abril de 2024, la que por
los fundamentos de la presente, se revoca.-
3º) ADMITIR la acción de amparo incoada y, en
consecuencia DECLARAR la inconstitucionalidad del inc. g) del art. 41, ap. 1
de la Ley 10855, ANULAR en consecuencia, la Resolución N° 32667 CAER y
CONDENAR al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que en el plazo de
cinco (5) hábiles de notificada la presente proceda a rehabilitar la matrícula
del Dr. Pablo Andrés Vírgala.
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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HG