Sentencia Virgala

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"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE

RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-


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Firmado digitalmente por ///C U E R D O:


CARUBIA Daniel Omar
Fecha:24.06.2024 16:37 En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre
Ríos, a los veinticuatro días del mes de junio de dos mil veinticuatro
reunidos, de manera virtual, los miembros del Excmo. Superior Tribunal de
Justicia, a saber: los señores Vocales Dres. DANIEL OMAR CARUBIA,
GERMAN REYNALDO F. CARLOMAGNO, MIGUEL ANGEL GIORGIO, la
Firmado digitalmente por
SCHUMACHER Gisela Nerea
Fecha:24.06.2024 18:37 señora Vocal Dra GISELA NEREA SCHUMACHER y el señor Vocal Dr.
CARLOS FEDERICO TEPSICH, asistidos de la secretaria autorizante fueron
traídas para resolver, las actuaciones caratuladas "VÍRGALA PABLO
ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE RIOS Y OTRO S/
ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
Firmado digitalmente por
ROLDAN Maria Juliana
Fecha:24.06.2024 19:51
Practicado el sorteo de ley resultó que el tribunal para
entender quedó integrado en el siguiente orden: señoras y señores Vocales
Dres. GIORGIO, CARLOMAGNO, CARUBIA, TEPSICH y SCHUMACHER.-
Examinadas las actuaciones, el Tribunal planteó las
siguientes cuestiones:
PRIMERA CUESTIÓN: ¿Existe nulidad?
SEGUNDA CUESTIÓN: ¿Qué cabe resolver?
TERCERA CUESTIÓN: ¿Cómo corresponde imponer las
costas causídicas?
CUARTA CUESTIÓN: ¿Que cabe resolver respecto de los
honorarios profesionales?
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR
VOCAL DR. GIORGIO, DIJO:
Cabe tener presente en primer término que el art. 16 de la
Ley Nº 8369 dispone que los recursos articulados importan también el de
nulidad, motivo por el cual el Tribunal ad quem debe avocarse, aún de
oficio, al examen de lo actuado y expurgar del proceso los vicios con tal
entidad que eventualmente se constaten.
En esa senda, en un examen ex officio de las actuaciones y
de acuerdo al planteo central que han formulado las partes, no se constata
la presencia de vicios con entidad y trascendencia suficiente para justificar
una sanción nulificante en este estadio del proceso, sin perder de vista a
todo esto que tampoco se ha invocado la existencia de causal alguna que
genere esa consecuencia procesal.
Por consiguiente, de acuerdo a ello, corresponde declarar
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que no existe nulidad alguna en el tramite de estos obrados.-


Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARLOMAGNO, dijo:
Que, adhiero al voto del Sr. Vocal ponente en cuanto a que,
del análisis de la causa, no se advierten vicios invalidantes que ameriten la
declaración de nulidad.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
Adhiero a la propuesta del Dr. Giorgio de declarar que no
existe nulidad al no constatarse vicios que invaliden todo o parte de lo
actuado.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. TEPSICH, dijo:
Adhiero al voto del Dr. Giorgio.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, la señora
Vocal Dra. SCHUMACHER, dijo:
Los colegas preopinantes coinciden en que no existe nulidad
y por ello me abstengo de opinar en este punto, de conformidad a lo
dispuesto por el artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(modificación introducida por el artículo 3 de la Ley 10704).
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR
VOCAL DR. GIORGIO, DIJO:
I. La demanda:
El Dr. Vírgala promovió la presente acción de amparo contra
la decisión plasmada en la resolución N° 32667 del Colegio de la Abogacía
de Entre Ríos, que rechazó su pedido de rehabilitación como Abogado en la
matrícula profesional con basamento en lo dispuesto en el art. 41. 1- inc. g)
de la Ley N° 10855, eso es, condicionándolo a que suspenda el cobro del
beneficio previsional que como ex Magistrado pose.
Persigue, en pocas palabras, que se declare la nulidad de la
resolución impugnada declarándose la inconstitucionalidad del inc. g) del
art. 41 de la Ley N° 10855 en la que basó la colegiatura demandada su
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decisión, y que se ordene al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que


proceda a su inmediata rehabilitación en la matrícula profesional sin
necesidad de suspender la percepción de mis haberes previsionales.
II. La sentencia de Primera instancia:
La sentencia de fecha 26 de abril de 2024 dictada por el Sr.
Vocal de la Cámara Civil y Comercial -Sala2- de Paraná, Dr. Marcelo Javier
Marchesi, rechazó por inadmisible la acción de amparo promovida por el Dr.
Vírgala, impuso las costas en el orden causado, y reguló honorarios a los
profesionales intervinientes.
II. a) Para así decidir, reseñó las posturas del actor, del
Colegio de la Abogacía de Entre Ríos, del Superior Gobierno de la Provincia
de Entre Ríos y de la representante del Ministerio Público Fiscal -en atención
al planteo de inconstitucionalidad que vehiculiza la acción- para luego
brindar las razones por las cuales entendió que no correspondía integrar la
litis con la Caja de Jubilaciones de Entre Ríos y descartar el planteo de
extemporaneidad de la acción opuesto por el CAER y el SGPER, en razón de
computar el plazo caducitario del art. 3ro. C -LPC- desde que el actor se
notificó de la Resolución N° 32.667 del CAER y no desde que obtuvo su
jubilación, como pretendieron las demandados.
II. b) Dilucidado el requisito de la temporaneidad, avanzó
sobre el requisito de admisibilidad del inc. a) del art. 3 LPC, advirtiendo de
antemano que la decisión de establecer si una ley es nula por su
repugnancia a la Constitución es una cuestión muy delicada, conforme el
criterio de la CSJN que se encargó de traer a colación, recordando que, el
control judicial se hace más riguroso y acotado cuando se dirime en el
marco de un excepcional proceso de amparo, por el reducido marco
cognoscitivo y plazos sumarísimos con que éste está diseñado, exigiendo la
ley procesal que la ilegitimidad surja con palmaria evidencia.
Señaló que la acción de amparo es inadmisible cuando
existan otros procedimientos judiciales o administrativos que permitan
obtener la protección del derecho o garantía de que se trate (salvo que las
circunstancias resulten manifiestamente ineficaces e insuficientes para la
protección del derecho conculcado) y que si la lesión constitucional
denunciada puede ser reparada por las vías ordinarias es indudable que la
vía excepcional del amparo no puede ser admitida, debido a que restringe
de manera evidente y significativas posibilidades de conocimiento, defensa
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y prueba.
Con éstas consideraciones previas, anticipó que la vía que
resulta idónea en este caso es la acción de inconstitucionalidad que está
legislada en el artículo 51 y siguientes de la LPC (y que reglamenta el art.
60 de la CPER).
Ello así, por entender que la decisión que propone el actor,
requiere de un proceso que analice en profundidad la alegada
inconstitucionalidad, destacando a su vez el interés institucional que dicha
decisión despierta en otros interesados (como la CJPER, la AMFJER y las
asociaciones gremiales) al tiempo que observó que el CAER no pudo
resolver de una manera diferente a como lo hizo a través de la Resolución
N° 32.667 en tanto la norma en que basó su decisión no ha sido declarada
inconstitucional.
Agregó que no basta con advertir que una ley afecta un
derecho como argumento para declararla inconstitucional, sino que también
se exige la demostración de una especial situación de injusticia que la
persona afectada no esté obligada a soportar. Que esta circunstancia debe
surgir clara y ostensible de la situación planteada.
Discurrió acerca de los requisitos viabilizantes de la acción
de amparo (destacando su carácter de “especial proceso constitucional”, la
ilegitimidad manifiesta -en grado de evidencia-, el limitado margen de
apreciación que debe contener, etc.) y estimó que dichos requisitos no han
sido demostrados en el caso, siendo insuficiente la invocación de derechos
fundamentales en forma genérica, pues, de ser así, toda actividad humana
estaría comprendida en esa categoría.
En definitiva, consideró que la acción se encuentra alcanzada
por la causal de inadmisibilidad prevista en el artículo 3 inc. a) de la LPC,
siendo la vía específica para resolver la cuestión la acción de
inconstitucionalidad que recepta el artículo 51 de la LPC, y cuya inidoneidad
no fue probada.
II. c) En cuanto a las costas, calificó de loables los
fundamentos que llevaron al amparista a incoar esta acción de amparo,
para luego considerar que por ello que no resulta conveniente la aplicación
del principio general de la derrota, ya que no advierte un ejercicio abusivo
del derecho en promover esta excepcional acción, ni se revela una conducta
reprochable que exceda el legítimo interés de la parte actora; en función de
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ello, resolvió que las costas sean soportadas en el orden causado.


III. Agravios del recurrente:
En fecha 26/04/2024 el actor interpuso recurso de
apelación el cual fue concedido al día siguiente, expresando agravios
conforme surge del memorial presentado en fecha 29/04/2024.
Comenzó su elocución manifestando haberle causado
“perplejidad” que el patrocinante del CAER, el abogado Roberto Béherán, al
momento de ejercer la defensa de ésa institución, señalara que la acción de
amparo no es la vía idónea para éste tipo de reclamos, siendo que en
ocasión de representar a un grupo de ex magistrados y funcionarios del
Poder Judicial de Entre Ríos en una acción de amparo (autos “COOK...”)
solicitó la declaración de inconstitucionalidad e inaplicabilidad de los arts. 1;
2; 6 y 10 de la Ley N° 10.806 de estricto orden patrimonial.
Expresó que el fallo redujo su pretensión a una cuestión de
dinero, desmereciendo la acción y desdibujando la tarea del abogado; que
exhibe serias falencias argumentales; y que el punto central de su reclamo
no refiere sobre cuestiones patrimoniales sino sobre su derecho a trabajar.
Más aún, descalificó al fallo como “un puñado de ramplonas elucubraciones;
un armado pretendidamente ingenioso de “copy & paste”; un relato
genérico desprovisto de un análisis referido al caso concreto; un simple
remedo de una sentencia, que no merece ser considerado un acto
sentencial válido.”.
Reprochó al sentenciante haber volcado extractos de
sentencias de la CSJN o del STJER, para luego reiterarlas con sus propias
palabras, y así aparentar haber vertido fundamentos propios; como así
también haberse limitado a un genérico análisis de la admisibilidad sin una
referencia concreta a las alegaciones de su parte.
Recordó que el objeto de su acción apunta primeramente
contra la resolución del CAER, y no contra el inc. g) del art. 41.1 de la Ley N°
10855; que accionó contra ese acto individual por ser manifiestamente
ilegítimo, por más que tuviese un respaldo legal; y transcribió los
fundamentos que oportunamente brindó en su demanda, en torno a
justificar la idoneidad formal de la vía del amparo, y por tanto, la
admisibilidad de la acción.
Analizó concretamente el fallo desde el punto 9) en adelante;
transcribió las citas doctrinarias de la obra de Gordillo que ya citó, referidas
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a la legitimidad de los actos administrativos; y reprochó al sentenciante


haber sostenido que en el acotado marco del amparo se hace más riguroso
el control judicial sobre la legitimidad de los actos, sin explicar qué prueba o
qué ventaja tiene para una cuestión tan simple y evidente como la traída a
su conocimiento, la realización de un proceso ordinario de
inconstitucionalidad.
Cuestionó que el a quo reconociera el amplio plexo
normativo que garantiza los derechos que le asisten, para luego excusarse
en la inadmisibilidad del amparo por existir otras vías igualmente idóneas;
como así también que aludiera a un precedente en el que se invocó las
escasas posibilidades de conocimiento, defensa y prueba que permite el
amparo, siendo que aquí no hay mucho que probar, pues se trata de una
cuestión de puro derecho fácilmente zanjable.
Se agravió de que el a quo aludiera a la acción de
inconstitucionalidad como vía idónea, como así también a que quizás
deberían ser parte del pleito la CJPER; la AMFJER y la AJER y que refiriera
luego a la causa “Vitali, Héctor Horacio c/ Colegio de Escribanos de la
Provincia de Entre Ríos” sin brindarle una respuesta concreta a su planteo;
refiere que si bien el fallo indica cual sería la vía, no indica el porqué, ni qué
beneficio tendría para el sistema jurídico la realización de un proceso
ordinario en una cuestión de puro derecho. Que nada agrega a su
razonamiento que pretenda llamar a otras organizaciones eventuales.
En definitiva, se agravia del fallo por resultar infundado,
genérico e impersonal, reprochando que tan sólo modificando las
referencias a las partes y alguna que otra minucia, bien podría ser utilizado
para rechazar por inadmisible cualquier acción de amparo.
Además cuestionó que el a quo dijera que la acción tenía
como finalidad la declaración de inconstitucionalidad de una norma
(considerando que ello es una verdad a medias), pues estuvo
primordialmente dirigida contra la resolución 32.667 del CAER y
necesariamente a la inconstitucional norma que la apaña. Que sin embargo,
a lo largo de sus argumentaciones sostuvo que su parte pretendía
específicamente la declaración de inconstitucionalidad de la norma y
entonces así poder encajar dentro de sus elucubraciones ciertos detalles de
los casos “Vitali” y “Cancio”.
Asimismo, expresó que en tanto la acción está dirigida a
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cuestionar la resolución N° 32.667 del CAER, mal podría plantear su


pretensión a través de la acción de inconstitucionalidad que el Juez sugiere,
pues no es procedente la acción de inconstitucionalidad contra actos
individuales; además explicó que en la acción de amparo se pude declarar
la inconstitucionalidad de una norma cuando la misma aflora con nitidez sin
necesidad de mayores evidencias.
Por último, invocando las amplísimas facultades revisoras
que el recurso de apelación concede al ad quem en este tipo de acciones,
bregó porque se analice la posibilidad -o no- de aplicar retroactivamente la
interdicción que impugna, por cuanto no se trata de un pedido de
matriculación, sino de un pedido de rehabilitación en la matrícula.
IV. Memorial respaldatorio del CAER:
A su turno, en fecha 30/04/2024, el Colegio de la Abogacía
presentó memorial respaldatorio propiciando el rechazo del recurso de
apelación interpuesto por la parte actora y en consecuencia, la confirmación
de la resolución judicial dictada en autos.
En primer lugar, recusó a todos los integrantes del STJER,
dando razones de ello, y justificó las bondades de la incompatibilidad legal
cuya inconstitucionalidad persigue el amparista, para luego discurrir acerca
de la inadmisibilidad de la acción por encontrarse vencido el plazo de
caducidad para interponer el amparo y por la inexistencia del requisito de
“urgencia” que se requiere para la procedencia del amparo .
Asimismo sostuvo su posición inicial, señalando que debe
rechazarse la acción de amparo porque la resolución del CAER n° 32.667 no
es ilegítima ni adolece de arbitrariedad manifiesta conforme los fundamento
que largamente desarrolla.
Recordó la existencia de la acción de inconstitucionalidad
como vía judicial idónea para debatir lo pretendido por el actor, máxime
ante las causales de inadmisibilidad invocadas desde el inicio.
Sostuvo que correspondía citar como terceros a la Caja de
Jubilaciones atento a que de hacerse lugar a la pretensión del actor debería
continuar abonando el haber jubilatorio del Dr. Virgala, siendo que si se
aplica la ley vigente, y el nombrado pretendiese ejercer la abogacía, éste
debería suspender la percepción del beneficio.
Mantuvo la cuestión federal planteada en el promocional e
incorporó ahora como cuestión federal que debe hacerse lugar a las
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recusaciones planteadas conforme a la normativa mencionada por entender


que, de lo contrario, se vulnerará el debido proceso y normas
supranacionales.
En definitiva, solicitó se declare inadmisible la acción por
incumplimiento de los requisitos formales para su procedencia, con costas, y
que en caso de que considere formalmente admisible la acción, se rechace
la misma en todas sus partes por cuanto el Colegio carece de facultades y
competencia para declarar inconstitucional una ley provincial.
V. Memorial respaldatorio de la Fiscalía de Estado:
Por su parte, en fecha 01/05/2024, el Fiscalía de Estado
presentó memorial respaldatorio propiciando -al igual que la colegiatura
demandada- el rechazo del recurso de apelación interpuesto por la parte
actora y en consecuencia, la confirmación de la resolución judicial dictada
en autos.
En tal sentido, dio por reproducidos los argumentos
defensivos al contestar la acción, repasó las constancias relevantes de la
causa, y consideró que la sentencia dictada por el a quo resulta ajustada a
derecho.
Destacó que el a quo analizó correctamente si la acción
resultaba formalmente admisible a tenor de lo dispuesto en el art. 3° de la
Ley N°8369, como así también los postulados de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en cuanto al control de constitucionalidad, cuya
determinación exige un debate dotado de mayor amplitud que aquel que
permite la vía procesal del amparo que eligió para canalizar ese planteo.
Transcribió pasajes del fallo que consideró acertados, y
concluyó que el juez a-quo examinó y juzgó apropiadamente todas las
constancias obrantes en el presente proceso, analizando cuidadosamente
las cuestiones de hecho planteadas y encuadrándolas normativamente,
encontrándose el decisorio cuestionado por el actor debida y
razonablemente fundado.
VI. Incorporación de la AMFJER como “Amigo del
Tribunal”:
En fecha 30/04/2024 la Asociación de la Magistratura y
la Función Judicial de Entre Ríos solicitó autorización para participar en
las presentes actuaciones como Amicus Curiae (cfme. Ley N. 10464),
haciéndose lugar a lo peticionado por Presidencia de este STJ en fecha
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3/05/2024 y vinculándose a la AMFJ al presente proceso. Asimismo, se hizo


saber a dicha institución que debía realizar su presentación formal
cumplimentando los requisitos y condiciones que taxativamente establece
en sus incisos el artículo 8 de la Ley Nº 10464.
En fecha 6/05/2024 la AMFJ hizo su presentación,
acompañando documental y solicitando se tenga presente las
consideraciones jurídicas sobre principios, normas provinciales, nacionales e
internacionales sobre el tema ventilado en autos, pretendiendo así
contribuir a enriquecer el análisis jurídico de esta causa afianzando el valor
justicia
En dicha tesitura, discurrió acerca de la figura de amigo del
tribunal, dio respuesta a los requisitos que exige el art. 8 de la ley 10464,
para posteriormente desarrollar sus consideraciones técnico-jurídicas.
En tal sentido, ilustró acerca del derecho a trabajar, el
principio de razonabilidad en la reglamentación de los derechos
constitucionales, el principio de igualdad ante la ley y no discriminación,
para luego referirse puntualmente respecto de la restricción al ejercicio
profesional de la abogacía que establece la norma cuestionada.
Señaló que no cabe dilucidar sobre la facultad del legislador
de establecer los requisitos y condiciones de ejercicio de una actividad, en
el caso la abogacía, sino esclarecer si tal reglamentación se contrapone a la
Constitución y los derechos y principios que ella establece, violentando el
principio de razonabilidad que instituye el artículo 28 de nuestra Carta
Magna, discurriendo largamente acerca del mencionado principio.
Dijo no hay una razón objetiva y sustancial que justifique la
exclusión de los magistrados, funcionarios y empleados judiciales jubilados
en el ejercicio de la profesión de abogado, sin haber renunciado antes a su
haber previsional y señaló que la norma en consideración, Ley Nº 10855 art
41.1 inc g), se encuentra directamente enfrentada a una norma federal de
superior jerarquía, cual es el Decreto Nº 2284/91 -ratificado por Ley 24.307,
artículo 29- de desregulación en la prestación de servicios profesionales,
que a la fecha se encuentra plenamente vigente.
Cito doctrina y jurisprudencia en abono a a posición
adoptada frente a la contienda y concluyó que resulta aceptable que ante la
violación de derechos humanos y constitucionales, cualquier persona pueda
recurrir a una acción directa a fin de ser escuchada y, de ser conducente,
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acogida su pretensión.
VII. Dictamen del Misterio Público Fiscal:
En fecha 26/05/2024 dictaminó el Sr. Procurador General
de la Provincia, Dr. Jorge A. A. García, propiciando el hacer lugar a la
acción.
Para opinar en tal sentido advirtió que el agravio del
accionante es actual, ostensible y palmario, lo que implica la posibilidad de
su planteo e impone su resolución a través del amparo; y que el accionante,
habiendo formulado una presentación ante el Colegio de la Abogacía,
impugna la resolución emitida por el mismo a través de la cual se le deniega
el derecho que considera vulnerado.
Consideró que la incompatibilidad de la ley es irrazonable,
inconstitucional y carente de la motivación que impone nuestro
ordenamiento constitucional en el artículo 65, siendo así una limitación
infundada al derecho a trabajar con tutela constitucional y convencional,
trayendo a colación el dictamen de la Sra. Fiscal interviniente en la instancia
de grado, en cuanto refirió a que la incompatibilidad en cuestión vulnera el
derecho de igualdad y proporcionalidad, y conduce a generar una situación
de inequidad manifiesta que conlleva una evidente discriminación por
violación del derecho de igualdad previsto en nuestra Constitución.
Concluyó así que la norma atacada resulta carente de
razonabilidad, deviniendo así inconstitucional por violentar el artículo 28 de
la Constitución Nacional y el artículo 5 de la Constitución Provincial.
Discurrió acerca del principio de razonabilidad; dijo que la
prohibición que contiene la norma impugnada implica una arbitrariedad
manifiesta con grave afectación al derecho a trabajar y ejercer toda
industria lícita; que vulnera también el derecho a la igualdad prevista en el
artículo 16 de la CN; y que configura una discriminación grosera que no
condice con el Estado de Derecho.
Finalmente, compartió lo expresado en la presentación de la
AMFJER, solicitando se lo tome en en cuenta para la resolución de la
presente acción.
VIII. Resolución del recurso:
Reseñadas las constancias relevantes de la causa, ingresaré
al tratamiento del recurso de apelación recordando que, de acuerdo a la
inveterada postura de este Alto Cuerpo, el recurso de apelación en los
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procesos de amparo otorga al Tribunal superior la plena jurisdicción


colocándolo en la misma posición del juez de grado para juzgar la totalidad
de los hechos y el derecho acerca de la misma, pudiendo examinar la causa
en todos sus aspectos, tratar cuestiones no planteadas recursivamente y
establecer, aún de oficio, la existencia de circunstancias impeditivas o
extintivas que operen de pleno derecho.
VIII. a) Hecha la aclaración, considero oportuno destacar
que el amparo es un proceso excepcional, utilizable en delicadas y extremas
situaciones en las que, por carencia de otras vías aptas, peligra la
salvaguarda de derechos fundamentales, y exige para su apertura
circunstancias muy particulares caracterizadas por la presencia de
arbitrariedad o ilegalidad manifiestas que ante la ineficacia de los
procedimientos ordinarios originan un daño concreto y grave, solo
eventualmente reparable por esta vía urgente y expeditiva (Fallos: 310:576
y 2740; 311:612, 1974 y 2319; 314:1686; 317:1128; 323:1825 y 2097;
325:396, entre muchos otros).
En tal sentido, se ha sostenido que la acción de amparo no
tiene por objeto obviar los trámites legales ni alterar las instituciones
vigentes (Fallos: 310:1542, 197 y 2076; 315:1485; 317:1755; 322:2247) ni
justifica la extensión de la jurisdicción legal y constitucional de los jueces
(Fallos: 310:2076).
Asimismo tiene dicho la CSJN que “El amparo es un remedio
procesal excepcional, sólo utilizable en las delicadas y extremas situaciones
en las que, por carencia de otras vías legales aptas, peligra la salvaguardia
de derechos fundamentales, requiriéndose para su apertura circunstancias
de muy definida excepción, tipificadas por la presencia de arbitrariedad,
irrazonabilidad o ilegalidad manifiestas que configuren la existencia de un
daño concreto y grave, sólo eventualmente reparable por esta acción
urgente y expedita. CSJN, Fallos: 297:93; 298:329; 299:185; 300:200, 1231;
306:1253; 328:4640; 328:1708; 330:1279.
Más aún, ha sostenido el cimero tribunal que “Si bien la
acción de amparo no está destinada a reemplazar medios ordinarios
instituidos para la solución de las controversias y quien solicita tal
protección judicial ha de acreditar en debida forma la inoperancia de las
vías procesales ordinarias a fin de reparar el perjuicio invocado, su
exclusión por la existencia de otros recursos no puede fundarse en una
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apreciación meramente ritual, toda vez que la institución tiene por objeto
una efectiva protección de derechos, más que una ordenación o resguardo
de competencias.” (“María, Flavia Judith c/Instituto de Obra Social de la
Provincia de Entre Ríos y Estado provincial”, 30/10/2007, Fallos: 330:4647).
Con éstos lineamientos como punto de partida, cabe
recordar que el modo normal y habitual para enjuiciar cualquier actuación
de la colegiatura demandada que se califique como defectuosa, es a través
del proceso previsto por el Código Procesal Administrativo por ser éste el
fuero con competencia específica y especialización concreta en la materia;
por su parte, el modo normal y habitual para desafiar la constitucionalidad
de una ley es conforme el control de constitucionalidad que prevé el
Capítulo tercero de la LPC, pudiendo dicho planteo integrar el caso
contencioso administrativo, si el éxito en el planteo de ilegitimidad de un
acto, dependiera de una declaración de inconstitucionalidad.
En otras palabras, como regla general, la revisión judicial de
la actividad administrativa cuestionada en autos debe vehiculizarse por
medio del mecanismo procesal de la Ley 7061 o por medio del mecanismo
procesal de la Ley 8369; en ambos casos, es posible acompañar el reclamo
con mecanismos de urgente tutela si por caso se acreditase un peligro en la
demora de la resolución del caso (cfr. Cap. IV de la ley 7061 y art. 60 de la
Constitución Provincial).
La excepción a la regla está dada, no sólo por la poca
complejidad jurídica y probatoria del caso, sino por aquellas circunstancias
particulares que eventualmente pudieran tornar manifiestamente ineficaz e
insuficientes aquellos otros procedimientos judiciales que ofrece el
ordenamiento procesal para obtener la protección del derecho conculcado.
Así lo dispone el art. art. 3 inc. a cuando exige que aquel otro procedimiento
judicial previsto para obtener la protección del derecho o garantía de que se
trate, resulte “manifiestamente ineficaz e insuficiente”; es decir, en función
de las circunstancias del caso, las cuales deben ser invocadas y
mínimamente acreditadas para poder aplicar la excepción a la regla para así
superar el test de admisibilidad que exige la ley procesal.
Desde ésta óptica, y a los fines de interpretar si las
circunstancias particulares hacen ineficaz aquel otro procedimiento judicial
previsto como regla, es de vital relevancia verificar la eventual urgencia y
la gravedad en la afección al derecho lesionado, de tal manera que no
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pueda el amparista aguardar el trámite del proceso normal y habitual


previsto a tal fin, lo que debe ser evaluado con suma precaución, con el
objeto de evitar desnaturalizar esta acción heroica y residual.
El Dr. Vírgala reprocha en sus agravios que el fallo recurrido
indica cual sería la vía a la que debería recurrir, aunque no indica porqué;
pero precisamente, por ser el amparo una excepción a la regla, corresponde
a él indicar porqué la vía ordinaria resulta manifiestamente ineficaz e
insuficiente para resolver su planteo, y no a la judicatura indicar lo contrario.
VIII. b) Del promocional de demanda no se advierte un
argumento solvente enderezado a justificar la vía del amparo; Es que más
allá de que resulte legitima -o no- la resolución N° 32667 del Colegio de la
Abogacía de Entre Ríos, o de que resulte constitucional -o no- el art. 41, 1-
inc. g) de la Ley N° 10588, no se verifica una situación de urgencia y
gravedad que justifique la vía del amparo.
En efecto, se ha invocado al derecho a trabajar como
argumento habilitante de la vía; y es cierto que el derecho a trabajar
encarna un derecho alimentario, como así también que, como tal, se
engarza en el catalogo de derechos humanos fundamentales. En tal sentido
la CSJN se ha expedido en “ATE c/ Municipalidad de Salta”, remarcando
temas relacionados con la protección constitucional del salario y la
protección especial del derecho al trabajo considerándolos derechos
humanos fundamentales reconocidos por la Constitución Nacional y por
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Argentina.
Concretamente se sostuve que el salario es el medio por el
cual el trabajador "se gana la vida" destacando textualmente la Corte que
ésa expresión “no por su sencillez, deja de ser más que elocuente para
mostrar la directa e indisociable atadura que une a la remuneración con la
vida misma de un empleado y, regularmente, de su familia (v.gr. PIDESC,
arto 7.a.ii). Ganarse la vida es obtener, como mínimo, lo necesario para
acceder a la salud; a la educación; a la cultura; a un nivel de vida adecuado,
lo cual incluye, ínter alía, alimento adecuado, vivienda adecuada y vestido
adecuado; al descanso, entre muchos otros bienes del terreno de los
derechos humanos económicos, sociales y culturales.”. (“A.T.E c/
Municipalidad de Salta s/ Recurso de Hecho”, Sent. de 18 de junio de 2013;
Id SAIJ: FA13000083)
Sin embargo, advierto que el derecho a trabajar y el derecho
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RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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alimentario, no van de la mano en éste particular caso concreto, dado que,


conforme el Dr. Virgala expuso, desde el mes de agosto de 2022 percibe su
jubilación como Vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de esta ciudad de
Paraná; en otras palabras, el derecho al trabajo no tiene en su caso, un
carácter alimentario, ni justifica la anunciada celeridad que supuestamente
requiere el tratamiento de la garantía invocada.
Plantea también el Dr. Vírgala que, si aceptara la condición
que el CAER le exige para rehabilitarle en la matrícula, la cuestión
alimentaria se patentizaría en la imposibilidad de hacerse cargo de los
gastos mínimos de su vida cotidiana. Sin embargo tal supuesto resulta
verdaderamente hipotético y conjetural y en modo alguno revela que en
forma actual o inminente se vea vulnerado su derecho alimentario.
Por otro lado, contrariamente a lo que sostiene el Dr. Vírgala,
la sola circunstancia de que se trate de una cuestión de puro derecho
(“fácilmente zanjable”, según refiere en sus agravios) no es suficiente para
admitir formalmente la vía del amparo. De lo contrario, el amparo sería
receptáculo de cuanta cuestión sencilla de resolver, se proponga a la
judicatura.
En tal sentido, admitir la vía escogida supondría degradar la
calidad de la acción de amparo, disminuir su linaje constitucional, y
rebajarla a una acción prácticamente utilizable ante cualquier situación que
sea “de fácil abordaje”.
Además, a propósito de la poca complejidad que pregona el
Dr. Vírgala, considero que la ilegitimidad del acto impugnado no surge de
manera palmaria, en la medida que encuentra fundamento en una norma
dispuesta por el legislador; si la ley procesal exige que la ilegitimidad surja
con palmaria evidencia, y el acto tiene basamento en una ley provincial, es
evidente que el acto no es palmariamente ilegítimo, sino que requiere de
una discusión más profunda que permita declarar la insconstitucionalidad de
la norma en que el acto administrativo se basó.
En otras palabras, la ilegitimidad denunciada por el Dr.
Vírgala, no radica en el acto administrativo impugnado, sino en la ley
provincial en que éste se funda, lo cual requiere, ya no de un test de
legitimidad del acto, sino de un test de constitucionalidad de la ley, a través
de un proceso constitucional de mayor debate.
Y en este aspecto, dado que el planteo incluye una
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declaración de inconstitucionalidad de una ley provincial, debe recordarse


que según el Máximo Tribunal Nacional, la declaración de
inconstitucionalidad de una norma constituye la más delicada de las
funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia,
configurando un acto de suma gravedad institucional que debe ser
considerado como última ratio del orden jurídico (Fallos: 303:248, 1708,
1776; 304:849, 892, 1069; 307:531, 1656).
Si a la falta de urgencia, le sumamos la necesidad de
perforar el sistema jurídico a través de una declaración de
inconstitucionalidad (requisito indispensable para hacer lugar a lo
pretendido), es evidente que el amparo no es la vía procesal adecuada.
Concluyendo entonces, que aun cuando hipotéticamente
resulta abordable judicialmente el planteo del amparista, no habiendo una
situación de apremiante, encuentro que éste debe canalizarse a través de
las vías judiciales normales y habituales con la que se somete a control
judicial la actividad administrativa o se somete a control constitucional un
norma legal; es decir, por la vía contencioso administrativa o la vía
constitucional; contando incluso -en ambos casos- con la posibilidad de
solicitar medidas cautelares, lo que descarta que se trate de “un camino
largo y tortuoso” como refiere en su demanda.
Si bien es cierto que no podría plantear una acción de
inconstitucionalidad contra la resolución N° 32.667 del CAER a través de la
acción de inconstitucionalidad que el Juez sugiere, nada impide que,
obtenido un pronunciamiento favorable en un proceso de tal estirpe, no
pueda obtener un nuevo acto del CAER a la luz de una eventual resolución
favorable. Ello sin perjuicio de que un planteo de éste tipo no pueda integrar
parte de la pretensión impugnatoria del acto, por ante el fuero contencioso
administrativo.
La indicación de cuál es la vía idónea, no supone que el
sentenciante “brinde consejos a las partes” como reprocha el Dr. Vírgala
como si se tratase de una conducta impropia de un magistrado, sino que
forma parte del fundamento de la inadmisibilidad. Valga la obviedad, indicar
cual es la vía idónea, es indicar porqué la escogida por amparista, no lo es.
Por último, en cuanto a que no se trata de un pedido de
matriculación, sino de un pedido de rehabilitación en la matrícula, cuadra
señalar que la norma cuestionada por Vírgala ninguna distinción hace al
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respecto; simplemente establece una incompatibilidad absoluta para ejercer


la abogacía sin referirse a nuevas matriculas o reanudación de matriculas
suspendidas y en nada modifica lo hasta aquí argumentado.
VIII. c) En definitiva, dado el cuadro de situación descripto
por el amparista, no se encuentra debidamente justificado porqué las otras
vías judiciales ordinarias resultarían manifiestamente ineficaces e
insuficientes para la protección del derecho conculcado en los términos del
art. 3 inc. a de la LPC; no se invoca ninguna situación de vulnerabilidad o
algún tipo de urgencia o gravedad que pudiera tornar ineficaz aquellos otros
medios judiciales idóneos previstos para el caso.
Tal como sostuve en el precedente “Muhamad...” Expte.
26110, si bien la Constitución Provincial, al consagrar la vía del amparo, lo
hace con la condición de que “no exista otro medio judicial más idóneo”, el
sólo hecho de que aquellos otros procesos disponibles insuman más tiempo
o sean mas costosos en relación al amparo, no es suficiente para justificar la
presente vía ya que del juego armónico del art. 56 CP y del art. 3 inc. a de la
LPC, la idoneidad a la que refiere la carta magna no puede ser
interpretada como sinónimo de “conveniencia”.
La idoneidad como parámetro para la viabilidad de la acción,
no sólo se mide en función de las posibilidades procesales de abordar,
dentro del estrecho marco cognoscitivo del amparo, planteos que no
requieran mayor debate y prueba de lo que permite el amparo, sino también
en función de la urgencia o gravedad del caso, pues como dije
anteriormente, debe acreditarse alguna circunstancia particular por la cual
no pueda esperarse a los tiempos de aquellas otras vías ordinarias
disponibles, la cual no se verifica en autos.
Históricamente, la Acción de Amparo ha sido concebida
como un remedio heroico, excepcional, extraordinario, para brindar rápida y
eficaz restauración de un derecho o garantía constitucional lesionado
cuando las demás vías ordinarias no sean idóneas para otorgar suficiente
protección al derecho conculcado, o cuando por su dilación o ineficacia se
tornare irreparable la lesión sufrida. Ello no ha cambiado con la redacción
del art. 56 de la CP; De tal modo, si la lesión denunciada puede ser reparada
por las vías judiciales ordinarias, aún a través de un elongado proceso, es
indudable que la vía excepcional del Amparo no puede ser admitida.
No se trata de responder al interrogante que plantea el
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amparistas cuando refiere “qué ventaja tiene para una cuestión tan simple
y evidente como la traída a su conocimiento, la realización de un proceso
ordinario de inconstitucionalidad.”, sino en todo caso, respecto de advertir
las desventajas que acarrea para el sistema, abordar asuntos que
claramente no revelen una situación apremiante que impida transitar los
carriles ordinarios. Ello sin dudas, llevaría a ordinarizar y/o desnaturalizar la
vía del amparo.
En conclusión, no se advierte que el amparista careciera de
otras vías suficientemente idóneas para intentar la reparación del
denunciado obrar ilegítimo de la accionada, olvidando por completo que en
aras de justificar la admisibilidad de la vía deben brindarse válidas razones
para justificar que, en términos de urgencia, no pueda vehiculizarse el
reclamo mediante los procesos judiciales ordinarios previstos a tal fin y/o
esperar o tolerar los tiempos procesales que dichos mecanismos procesales
prevén.
Por último, si bien la materia de debate despierta interés
institucional, sobre éste aspecto puntual del Dr. Vírgala y la admisibilidad
formal del amparo, ni el “amigo del tribunal” ni el dictamen fiscal aportaron
algún elemento que pudiera torcer el temperamento del fallo venido en
revisión.
VIII. d) Por las razones expuestas, considero que la presente
acción resulta palmariamente inadmisible, por lo que en función de ello,
propongo al acuerdo rechazar el recurso de apelación incoado por el
accionante, y en consecuencia confirmar la sentencia de grado venida en
revisión, rechazando la acción.
Asi voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARLOMAGNO, dijo:
I.- Que, en honor a la brevedad, me remito a los
antecedentes que fueran expuestos en el sufragio del Sr. Vocal de primer
voto y, adelanto desde ya que la solución que viene propuesta, no es la que
a mi juicio cuadra adoptar, por las siguientes razones.
Primeramente, observo que el fallo de mérito desestimó, por
calificar como inadmisible la acción de amparo promovida, por aplicación de
la causal prevista por el inc. a) del art. 3° de la Ley 8369, al considerar que
la vía específica para resolver la cuestión es la acción de
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inconstitucionalidad receptada por el art. 51 del mismo cuerpo legal.


Atinente a ello, destaco que es mi criterio en relación a los
recaudos formales, que la admisibilidad y sustanciación de este
tipo de acción no puede verse obstaculizada por una norma como la
del art. 3º de la Ley Nº 8.369, pues es factible caer en un excesivo
rigor formal desnaturalizando la acción intentada, en casos como el
aquí expuesto, en el que no se han contemplado las circunstancias
particulares del mismo, esto es la existencia de un amparista ex
magistrado jubilado que denuncia un ilegítimo impedimento para
ejercer libremente su profesión de abogado, denunciándose la
violación del derecho al trabajo, el derecho de igualdad, las
garantías consagradas por nuestra Constitución Nacional en los
arts. 14, 14 bis, 16, 28, 31, y 43, como así también lo prescripto por
los arts. 5, 7, 15, 60, y 82 de la Constitución Provincial, lo cual
torna necesario atender la pretensión articulada.
Debo destacar que las pautas jusrisprudenciales brindadas
por nuestro Máximo Tribunal a los fines de apreciar la idoneidad o eficacia
de las vía procesales administrativas o judiciales existentes para tutelar un
derecho, a efectos de habilitar una acción de amparo por defecto de
aquellas, conduce a un inevitable casuismo, quedando en manos de la
ponderanción y prudencia de los magistrados, pero es claro que no puede
fundarse en una apreciación meramente ritual, pues el amparo
tiene por objetivo más la protección de los derechos
constitucionales que el resguardo de las competencias instituidas
(SAGÜES, Néstor Pedro, "Derecho Procesal Consticuional. Acción de
Amparo", Editorial ASTREA, 6° edición actualizada y ampliada, pág. 181)
Siguiendo tales lineamientos y en sintonía con la postura que
asumiera en "LARRIVEY GRACIELA SERAPIA C/ UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
ENTRE RIOS (UADER) S/ ACCION DE AMPARO", sentencia del 14/9/23, y
"CABRAL ELISA GRACIELA Y OTROS C/ ESTADO PROVINCIAL S/ACCION DE
AMPARO", sentencia del 25/4/22, entiendo que las circunstancias
específicas del supuesto aquí debatido justifica la vía expeditiva y
urgente del amparo, ya que acudir a los remedios administrativos o las
herramientas judiciales ordinarias, no resultaría un carril idóneo para
canalizar la actual pretensión en razón a los derechos en juego.
Sin mayor dilación, cuadra adentrarse al examen de la
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cuestión fondal traída a resolver.


II.- Que, en el caso planteado, comparece el Dr. Pablo Andrés
Vírgala a promover acción de amparo contra el Colegio de la Abogacía de
Entre Ríos, solicitando se anule Resolución N° 32667, que ha sido dictada
con respaldo en lo dispuesto en el art. 41. 1- inc. g) de la Ley N° 10855,
norma cuya inconstitucionalidad denuncia; y se ordene en consecuencia, la
inmediata rehabilitación en la matrícula del actor.
En tal contexto, no está controvertido que el amparista se
desempeñó como magistrado del Poder Judicial, y que por Resolución N°
4834 -de agosto de 2022- la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Entre Ríos
le concedió el beneficio de Jubilación Ordinaria Común, cesando en sus
funciones. Tampoco se discute que el 13/3/24, solicitó por nota presentada
ante el Colegio de la Abogacía de Entre Ríos la rehabilitación su matrícula
provincial a efectos de poder ejercer la profesión de abogado, obteniendo
como respuesta la mencionada Resolución N° 32667 (de fecha 20/3/24) que
le exige, como previo a considerar su petición, que "deberá cumplimentar
en forma fehaciente con el art. 41, 1.-, inciso 'g' de la Ley 10855".
La Ley 10855 de Creación del Colegio de la Abogacía de
Entre Ríos, publicada en el Boletín Oficial en fecha 2/2/21, consigna en su
art. 41 un listados de incompatibilides absolutas y relativas para el ejercicio
de la abogacía, consignando entre las primeras (apartado 1) la que ha sido
invocada por la resolución impugnada por el actor: "inc. g) Los Magistrados,
funcionarios y empleados judiciales provinciales y nacionales jubilados, que
no suspendan el beneficio previsional al que accedieron".
En otras palabras, el conflicto aquí planteado, radica en que
el actor a los fines de obtener la rehabilitación de su matrícula y poder
ejercer su profesión de abogado, debe suspender el beneficio previsional
que le fue legalmente otorgado, exigencia que denuncia como
inconstitucional por vulnerar su derecho constitucional a trabajar (art. 14 de
la CN). Por su parte, la demandada sostiene la legitimidad de su accionar en
tanto la Resolución N° 32667 CAER se fundamenta en la aplicación de la Ley
Nº 10.855, que fue sancionada por el órgano constitucional competente;
mientras que citado el SGPER, esgrime que la Ley N°10.855 es
constitucional tanto en su aspecto formal como sustancial, y en particular
sobre la norma que impugna el actor, defiende su concordancia con los
derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional y Provincial.
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Es sabido que los derechos, principios y garantías


consagrados expresa o implícitamente por nuestra constitución no son
absolutos, sino que están sujetos a las leyes que reglamenten su ejercicio,
siempre que de tal forma no se los altere, en los términos establecidos por
el art. 28 de la CN, toda vez que reglamentar un derecho implica limitarlo
para hacerlo compatible con ejercicio de otros derechos o del mismo
derecho ejercido por otros sujetos, tarea que en virtud del principio de
legalidad, está a cargo del Poder Legislativo, pero sin alterar el derecho que
se está reglamentando, atendiendo el principio de razonabilidad. En igual
sentido, el art. 5 de la Constitución Provincial establece en su segundo
párrafo la imposibilidad de limitar un derecho más allá de las "restricciones
indispensables para asegurar la vida del Estado, el derecho de terceros, la
moral y el orden público", entendidos tales conceptos como pautas de
orientación a los fines del control de constitucionalidad aquí planteado.
De lo expuesto supra, emerge que a los fines de ponderar la
validez de una norma, se deben realizar dos análisis diferentes,
especificados por Manili como un primer test extrínseco o de legalidad, para
saber si la norma fue dictada por el órgano competente, dentro de
facultades y siguiendo los procedimientos constitucional y legalmente
previstos; y por otra parte, un test intrínseco acerca de la razonabilidad, a
fin de verificar que la norma no sea arbitraria, o si viola el art. 28 de la CN.
(MANILI, Pablo Luis, "Tratado de Derecho Constitucional Argentino y
Comparado", Editorial Thomson Reuters 2021, Tomo I, pág. 507).
En dicha tarea, sostiene el Superior Gobierno de la Provincia
de Entre Ríos, que Ley N°10.855, fue sancionada con estricta observancia
del procedimiento establecido a ese fin, adjuntando como prueba
documental los Exptes. Administrativos N° 3021890 y N° 3021885, con los
respectivos informes emitidos por las Honorables Cámara de Diputados y de
Senadores la Provincia de Entre Ríos, en relación a los antecedentes y a los
debates parlamentarios hasta la sanción de la norma. De lo allí actuado, se
observa que la redacción del anteproyecto en el año 2018 estuvo a cargo
del CAER, haciéndose entrega al Gobernador por parte de la institución
hasta el 29/8/19 en que la Ministra de Gobierno y Justicia presentó dicho
anteproyecto ante la Cámara de Diputados con "mínimas diferencias", tal se
colige de la nota presentada por el CAER a la Comisión de Legislación
General de dicha Cámara, entre cuyas consideraciones -y en lo que aquí
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interesa- señalan que en el anteproyecto se actualizan las prohibiciones e


incompatibilidades para ejercer la función de abogado, sin mayor
especificación acerca de la norma impugnada.
Tal proyecto tuvo media sanción de diputados el 4/11/20 y
sanción de senadores el 25/11/20, no advirténdose en los debates
parlamentarios consideración alguna específica sobre la restricción
establecida por el inc. g) del art. 41, ap. 1.-. El proyecto de ley fue vetado
parcialmente por el Poder Ejecutivo mediante Decreto N° 2074 MGJ (cfr. fs.
5/8 MOV. "Expte. 12921 - Documental 10 - RU 3021885 parte 5" ), justamente en
relación al art. 41 apartado 1, pero en lo inherente a los incs. c) y e) acerca
del régimen de incompatibilidad absoluta de los Secretarios y
Subsecretarios del Poder Ejecutivo Provincial, Director Ejecutivo de la
Administradora Tributaria de Entre Ríos, y los Presidentes y Vicepresidentes
Municipales; veto parcial que quedó firme por haber fracasado en tres
oportunidades la Asamblea Legislativa convocada (cfr. fs. 15/16 de la
documental citada), quedando de tal forma promulgada la ley sobre el
marco regulatorio del Colegio de la Abogacía de Entre Ríos el 21/12/20.
Del breve racconto explicitado se verifica el legal
cumplimiento del procedimiento para la sanción de la norma, pero
no se advierte cual ha sido motivación del legislador ni la finalidad
esencial que tiende a preservar la norma impugnada al fijar la
restricción denunciada por el amparista, cuya razonabilidad es defendida
por el SGPER invocando la intangibilidad de las remuneraciones de los
jueces (art. 110 de la CN), que configura una de la garantías
constitucionales que protegen la propia función judicial y procuran que el
juez se encuentre libre de presiones externas que lo condicionen en su
ejercicio. Partiendo de tal concepto, efectúa un examen del recibo de
haberes previsionales del actor (en relación a los códigos 444 y 446 en
concepto de "intangibilidad") pero se desentiende luego de aquella idea de
garantía de la independencia judicial, establecida no por razón de la
persona de los magistrados, sino en mira a la institución del Poder Judicial
para preservar su absoluta independencia (CSJN Fallos 176:73), puesto que
en un giro argumental afirma que tales conceptos constituyen la
"retribución económica por la prohibición absoluta de ejercer la profesión de
abogado y toda otra actividad rentada", careciendo de lógica su
razonamiento, toda vez que ello responde a la proporcionalidad que deben
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guardar sus haberes con la retribución del magistrado activo.


El actor ha desempeñado acorde a la ley sus funciones como
magistrado del poder judicial hasta la solicitud de su beneficio previsional
jubilatorio, que le fue otorgardo por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la
Provincia de Entre Ríos luego de prestar "Servicios Provinciales Comunes... a
lo largo de 39 años, 00 meses, 21 días" por cumplirse los extremos legales
previstos por el artículo 36° inc. b y 39° de la Ley 8732 (conf. Resolución
N°4834 CJPER) y tal es el fundamento del derecho a percibir sus haberes
jubilatorios acorde al régimen previsional provincial.
El argumento expuesto por el CAER en defensa de la
incompatibilidad prevista por la norma, esgrimiendo que la mayoría de los
regímenes laborales especiales o estatutarios así lo prevén, resulta
manifiestamente inatendible, toda vez que la Ley Provincial 7413 y el
Decreto Nacional Nº 894/2001 (invocados en el escrito de responde),
refieren a la incompatibilidad de percibir haberes previsionales y estar en la
actividad dentro de la Administración Pública, circunstancia absolutamente
disímil a la del actor que pretende la rehabilitación de su matrícula CAER
que tiene su propia entidad de previsión y seguridad social ajena al régimen
de jubilaciones y pensiones para el personal provincial y municipal de Entre
Ríos; mientras que el citado art. 73 de la Ley Nº 8732 (también citado)
refiere a la actividad en relación de dependencia, cuando la abogacía
constituye una profesión de las llamadas liberales, por lo cual la pretendida
razonabilidad de la restricción invocada por el CAER por existir en otros
regímenes mal puede trasladarse de manera automática al supuesto de
actor, cuando el art. 77 de la Constitución Provincial, ha reconocido y
garantizado la plena vigencia de los Colegios y Consejos Profesionales,
confiriéndoles el gobierno de la matrícula, la defensa y promoción de sus
intereses específicos.
Deviene asimismo insostenible el argumento acerca del
régimen de incompatibilidades previsto en otras provincias, puntualmente la
Ley N° 6.716 (Provincia de Buenos Aires) y la Causa "Bengolea" de la SCBA,
todo vez que tales artículos (arts. 44 y 45), refieren a la necesaria
cancelación de la matrícula en todas las jurisdicciones del país como
condición para gozar del beneficio que otorga y administra la propia Caja de
Previsión Social para Abogados de la provincia, de allí que tal planteo
discurre como simples afirmaciones dogmáticas que no resiste el menor
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análisis.
Ahora bien, efectuado un pormenorizado examen de cada
uno de los fundamentos expuestos por la demandada y el SGPER, no
advierto en la norma impugnada que se trate de una restricción
indispensable para "asegurar la vida del Estado, el derecho de terceros, la
moral y el orden público" en los términos prescriptos por el art. 5 de la
Constitución Provincial, de allí que la Resolución N° 32667 del CAER, debe
ser anulada por ser una arbitraria limitación al ejercicio de la profesión de la
abogacía del actor y por ende, configura la negativa manifiestamente
ilegítima prevista por los arts. 1 y 2 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, máxime la restricción prevista por la norma impugnada
resulta violatoria del principio de igualdad (art. 16 de la CN) pues
prevé una incompatibilidad solo para magistrados, funcionarios y
empleados judiciales jubilados, mientras que cualquier otro
abogado jubilado por el régimen previsional provincial -que no
fuere magistrado, funcionario o empleado judicial-, está en legales
condiciones de ejercer su profesión sin resignar sus haberes
jubilatorios, de lo cual deviene incontrastable lo discriminatorio de
la norma examinada en claro incumplimiento de la plena vigencia
de derechos de jerarquía superior consagrados por nuestra Carta
Magna y en diversos instrumentos internacionales, destacándose el
principio de igualdad y la prohibición de discriminación como
garantías elementales para el goce y ejercicio del derecho al
trabajo.
Finalmente, es dable recordar que la protección del
trabajador tiene expreso reconocimiento en el art. 14 bis de la CN y en
diferentes instrumentos internacionales que, en las condiciones de su
vigencia, tienen jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 de la CN) como son
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
Racial de 1967, con más aquellos Convenios Internacionales de la OIT
vinculados al tema que nuestro país ha ratificado, marco normativo
protectorio que hace hincapié en el principio de igualdad y la exigencia de
remuneración justa y suficiente para garantizar la dignidad del hombre (cfr.
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ACKERMAN, Mario E., "Tratado del Derecho del Trabajo", Tomo III pág. 265 y
ccdtes., Editorial Rubinzal Culzoni).
En suma, la nulidad de la Resolución N° 32667 CAER
emerge irrefutable por cuanto la aplicación de la restricción
prevista en el art. 41, ap. 1, inc. g) de la Ley 10855 esgrimida por la
demandada para condicionar la rehabilitación de la matrícula del
actor deviene arbitraria por no superar el test de razonabilidad del
art. 28 de la CN y del art. 5 de la CP, a la luz de las concretas
constancias de la causa y la situación particular planteada, toda vez
que, como señala Bidart Campos "El principio de razonabilidad no se limita
a exigir solo que la ley sea razonable. Es mucho más amplio. De modo
general podemos decir que cada vez que la constitución depara una
competencia a un órgano de poder, impone que el ejercicio de la actividad
consiguiente tenga un contenido razonable....El principio de razonabilidad
tiene como finalidad preservar el valor justicia en el contenido de todo acto
de poder e, incluso, de los particulares".
Por las consideraciones expuestas precedentemente,
obrando aquí suficientes elementos de juicio en respaldo de la procedencia
de la acción examinada y atento a que la conducta de la demandada resulta
conculcatoria de los derechos constitucionales del amparista, auspicio hacer
lugar al recurso de apelación interpuesto y revocar el fallo atacado,
admitiéndose la acción de amparo incoada.
Es así que corresponde: A) DECLARAR la
inconstitucionalidad del inc. g) del art. 41, ap. 1 de la Ley 10855,
ANULÁNDOSE en consecuencia la Resolución N° 32667 CAER; y B)
CONDENAR al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que en el
plazo de cinco (5) hábiles de notificada la presente proceda a
rehabilitar la matrícula del Dr. Pablo Andrés Vírgala.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
I.- Los antecedentes relevantes del caso han sido
suficientemente resumidos por el señor Vocal ponente y, por tanto, en honor
a la brevedad, a lo allí consignado por el Dr. Giorgio sobre el particular, me
remito.-
II.- Por lo demás, concuerdo con la solución expresada por el
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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Dr. Carlomagno, en cuanto propone hacer lugar al recurso de apelación


formulado por el actor, revocar la sentencia puesta en crisis y hacer lugar a
la acción de amparo interpuesta, declarando la inconstitucionalidad del inc.
g del art. 41, ap. 1, de la Ley N° 10855, anular la Resolución N° 32667 CAER
y condenar al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que, en el plazo de
cinco (5) hábiles de notificada la presente, proceda a rehabilitar la matrícula
del Dr. Pablo Andrés Vírgala.-
III.- Por otra parte, sin perjuicio de lo expresado y como
complemento de ello, debo advertir que la desestimación de la acción
incoada no puede obedecer a una supuesta inidoneidad de la vía de la
acción de amparo para canalizar judicialmente tal reclamo como
desatinadamente afirma el a quo.-
En tal sintonía, dejo claramente a salvo mi particular
razonamiento en orden a la causal de inadmisibilidad de la acción de
amparo del art. 3º, inc. a, de la Ley de Procedimientos Constitucionales,
invocada por la parte demandada y receptada por el sentenciante,
considerando la existencia de una vía más idónea que la de la acción de
amparo para el caso, respecto de lo cual, como insistentemente vengo
sosteniendo, a través de diversos pronunciamientos sobre el particular, en
el actual contexto normativo vigente y aplicable al caso, en tanto se
verifiquen los presupuestos fácticos viabilizantes de la acción de amparo
(cfme.: arts. 56, Const. de E. Ríos, 1 y 2, y ccdts., Ley Nº 8369), no
constituye causa de inadmisibilidad de tal acción constitucional la eventual
existencia de otros procedimientos administrativos o judiciales susceptibles
de brindar -potencial- solución a la parte actora (cfme.: art. 3, inc. a, ley
cit.), habida cuenta que las explícitas normas de los arts. 43 de la
Constitución Nacional y 56 de la Constitución de Entre Ríos, posteriores a la
Ley Nº 8369, excluyen la vía del reclamo administrativo como procedimiento
alternativo idóneo y preferente al de la acción de amparo (cfme.: mis votos,
in rebus: “NAVARRO”, 28/3/10; “MARANI”, 10/5/10; “FERRARI del SEL”,
31/8/10; “ZAPATA”, 23/4/12; “GASTALDI”, 11/5/12, entre muchos otros), vía
que se vería excluida únicamente frente a la existencia de otro medio
judicial más idóneo para dar solución al caso concreto, no reuniendo en la
especie la entidad y calidad requerida, la acción de inconstitucionalidad
prevista en el art. 51 de la Ley N° 8369 de Procedimientos Constitucionales,
expresamente clamada por las demandadas y acogida por parte del
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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magistrado de grado como fundamento de la desestimación de la


pretensión actoral, destacándose que el amparista cuestiona la legitimidad
de la decisión del Colegio de la Abogacía de Entre Ríos plasmada en la
Resolución N° 32667 CAER, la cual se cimienta en una normativa cuya
legitimidad constitucional se desafía aquí y, tratándose de un impedimento
al derecho de ejercer la profesión liberal con afectación del principio
constitucional de igualdad (art. 16, Const. Nac.), la natural demora en la
eventual decisión de una acción de inconstitucionalidad torna a ésta
inidónea como alternativa restaurativa del derecho a través de la acción de
amparo; además, la demanda no ataca directamente la constitucionalidad
de la norma aplicada, sino que está concretamente dirigida contra la
denunciada ilegitimidad de la resolución del Colegio de la Abogacía de Entre
Ríos que aplica un dispositivo legal a la sazón inconstitucional.-
Como corolario, cabe afirmar que ninguna duda puede caber
en punto a interpretar necesariamente habilitado el acceso a este
procedimiento constitucional de excepción como la mejor vía judicial
factible para el oportuno aseguramiento del derecho esencial en juego y
considerar admisible y procedente la concreta acción de amparo en
examen, no advirtiéndose, por otra parte, posibilidad alguna de existencia,
en el espectro jurídico vigente, de algún tipo de procedimiento judicial más
idóneo que el excepcional de la acción de amparo para conocer y decidir
sobre el particular, quedando inequívocamente descartado como tal la vía
insinuada del art. 51 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, habiendo
quedado consolidado el accionar arbitrario de la parte demandada,
viabilizante de esta vía de excepción en términos de los arts. 1º y 2º de la
Ley Nº 8369.-
Formuladas dichas acotaciones, reitero mi anunciada
adhesión a los fundamentos y desenlace propugnado por el Dr. Carlomagno
en su voto.-
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. TEPSICH, dijo:
I. Voy a adherir a la solución que viene propuesta por el
Señor Vocal del primer voto, Dr. Giorgio, por compartir sus argumentos.
Sin perjuicio de lo anterior, estimo pertinente efectuar
algunas consideraciones complementarias.
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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II. El inciso a) del artículo 3 de la Ley de Procedimientos


Constitucionales 8369 —en adelante LPC—, establece que el amparo será
inadmisible cuando “...Existan otros procedimientos judiciales o
administrativos que permitan obtener la protección del derecho o garantía
de que se trate, salvo que las circunstancias resulten manifiestamente
ineficaces e insuficientes para la protección del derecho conculcado”.
Esta cláusula constituye uno de los resortes fundamentales
del instituto y su aplicación requiere un temperamento de singular cuidado
y atender a las particularidades del caso, para no tornarla como un
obstáculo indebido del acceso a la jurisdicción o, por el contrario, su
prescindencia convierta esta vía constitucional el cauce para atender
cualquier litis; y, en ambos supuestos, el sistema queda desnaturalizado.
III. El amparo no está destinado a reemplazar los medios
ordinarios para solucionar las controversias, los jueces debemos extremar la
ponderación y prudencia a fin de no decidir por esta vía sumarísima
cuestiones que corresponden que sean decididas por los cauces regulares
previstos por el ordenamiento procesal y ante los jueces que corresponden a
la materia; no asumir este temperamento inexorablemente compromete la
garantía del debido proceso (CSJN, Fallos, 33:4144, “Time Sharing”; id.
Fallos, 331:1403, “Gianola”; Fallos, 332:1952, “Lacsa”).
La circunstancia, como bien lo hace notar el colega del voto
al cual adhiero, de que la cuestión en el caso se exhiba como de puro
derecho no nos ubica necesariamente en un escenario de excepción de la
causal de inadmisibilidad en análisis, puesto que esta noción no es sinónimo
de simplicidad o sencillez, máxime si se tiene en cuenta la exigüidad del
plazo legalmente establecido para dictar sentencia. Además, hay que
considerar que la utilización de esta vía de tutela puede conllevar, como en
el caso, excluir la intervención de los jueces de la competencia específica.
IV. La posibilidad de inaplicación de leyes por parte de los
jueces en un amparo (art. 43, Const. nac.), en ningún momento supone la
eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad que
le es inherente al acto estatal legislativo.
Es por ello que se deba recordar que el control de
constitucionalidad a llevarse a cabo en este ámbito sumarísimo no escapa a
la regla que impone partir de esta presunción que le es inherente y la que
sólo podrá ser desplazada si la contraposición de la norma legal fundante
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
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del acto administrativo impugnado con la Constitución Nacional surja


patente y manifiesta; lo que no aprecio que se configure en la especie.
V. La incompatibilidad absoluta para el ejercicio de la
abogacía y la procuración establecida por la ley 10.855 para “Los
Magistrados, funcionarios y empleados judiciales provinciales y nacionales
jubilados, que no suspendan el beneficio previsional al que accedieron” (art.
41, inc. g), no aparece como la consagración —insisto con la entidad que
exigen los artículos 1 y 2 de LPC— de una discriminación prohibida por ser
contraria a la garantía de igualdad.
No encuentro que estemos ubicados frente a un supuesto
que de modo claro y abierto se presente como categoría sospechosa dado
que la prohibición está referida a sujetos, que se distinguen de otros, que
perciben haberes previsionales que mantienen la garantía de la
intangibilidad de las remuneraciones judiciales (ley 10.068).
. En definitiva, dado que la invalidez que denuncia el
amparista del acto emitido por el Colegio de la Abogacía provincial tiene
como fundamento una ley y el vicio de inconstitucionalidad que se
denuncia de ésta no se revela con los rasgos de evidencia y ostensibilidad
necesarios para decidir aquí su inaplicación, sino que necesita de un ámbito
de conocimiento mayor y apropiado, la inadmisibilidad decidida en la
instancia anterior es correcta y el recurso debe ser rechazado.
Así voto.-
A la misma cuestión propuesta y a su turno, la señora
Vocal Dra. SCHUMACHER, dijo:
1.- Me remito a los antecedentes reseñados en el primer
voto y sobre la solución de fondo que corresponde adoptar, formulo mi
adhesión a la que impulsa el Dr. Carlomagno –y acompaña el Dr. Carubia-
por compartir, en lo sustancial, los argumentos que expone para revocar el
decisorio de grado y hacer lugar a la acción, no obstante lo cual me permito
hacer algunas consideraciones complementarias.
2.- El actor solicita a través de la presente acción que se
anule la Resolución 32667 dictada por el CAER en tanto sustentada en una
norma de derecho local que reprocha inconstitucional, vulnera de manera
notoria, evidente y manifiesta derechos de estirpe constitucional. En esa
tesitura, pide que se ordene al Colegio codemandado a que proceda a
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rehabilitar su matrícula sin tener que suspender la percepción de su


beneficio previsional.
Como se advierte, lo que se pretende es una condena que
ordene una conducta determinada, para lo cual estima necesario formular la
petición declarativa de inconstitucionalidad contra la norma que le dio
sustento a aquella decisión que reprocha. Esto quiere decir, el actor no
ataca directamente la constitucionalidad de la norma aplicada, sino que
esta petición deviene inescindible a la satisfacción del fin primordial que
persigue: que se deje sin efecto la Resolución y se rehabilite su matrícula.
En ese escenario, no me parece acertada la decisión de
grado que remite el asunto a la acción de inconstitucionalidad
considerándola el andamiaje procesal idóneo para dirimirlo, porque si bien
podría negarse la procedencia del amparo para discutir leyes, este es un
supuesto distinto puesto que ello es una derivación lógica de la
reprochabilidad del acto que vulnera su derecho.
Enmarcada así la cuestión, no hay obstáculo para que el
planteo de inconstitucionalidad de la norma transite como pretensión dentro
de la acción de amparo siempre y cuando –como en este caso- ello
constituya un medio para atacar un acto u omisión lesiva que se sustente
en la disposición cuestionada. Así lo dispone el artículo 43 de la Constitución
Nacional.
En esos casos, el amparo surge como un medio de
verificación de las vías de hecho o del acto lesivo que, en forma actual o
inminente, provoque una transformación en el respeto y acatamiento de los
derechos y garantías de las personas. El punto de conexión con la
inconstitucionalidad deviene cuando los hechos o actos lesivos se sostienen
en una ley, decreto y ordenanza. En este supuesto, para la admisión del
remedio de excepción que pretende la declaración de inconstitucionalidad
dentro del juicio de amparo, exige superar los presupuestos procesales
tradicionales del proceso constitucional. 1En otras palabras, nada obsta a que
en el amparo se declare la inconstitucionalidad de una norma siempre que
esta declaración sea el instrumento para obtener el fin concreto que
consistirá en la satisfacción de un derecho conculcado, no olvidándose que
un pronunciamiento en tal sentido constituye la más delicada de las

1Gozaíni, Osvaldo Alfredo, “El juicio de amparo” 1º ed. Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, año 2021, pág.
248.
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funciones susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia y que


configura un acto de suma gravedad y de ultima ratio del orden jurídico y es
por ello que, el ejercicio de tal facultad jurisdiccional en una acción de
amparo, sólo se justifica cuando se está en presencia de una conculcación
sustancial y evidente del derecho constitucional invocado; esto es, cuando
la norma puesta en crisis resulte manifiesta y comprobadamente
incompatible e irreconciliable con la cláusula constitucional (federal o local)
invocada; lo que a mi entender, es lo que se evidencia en el caso.
3.- Sorteado lo anterior, afirmo que el amparo sigue siendo
una acción excepcional, utilizable en delicadas y extremas situaciones en
las cuales peligre el ejercicio de derechos fundamentales ante la ineficiencia
de los procesos ordinarios. También sostengo que tratar mediante amparo
planteos que -por regla- competen al fuero en lo contencioso administrativo
a través del proceso ordinario que contempla la ley 7061, debe serlo en
supuestos sumamente restrictivos y avalado en circunstancias concretas y
puntuales del caso que pongan en evidencia la ineficacia o irrazonabilidad
de remitir a aquel procedimiento judicial para obtener la protección del
derecho conculcado (autos “VILCHEZ” Expte Nº 26941), puesto que la
competencia contencioso administrativa es de orden público e
improrrogable (art. 12 de la Ley 7061).
Ahora bien, también afirmo que cuando se aduce conculcado
un derecho humano fundamental y se advierte con manifiesta claridad la
reprochabilidad de las disposiciones en que se sustenta el acto o la omisión
impugnada, el planteo requiere respuestas expeditivas y la situación
económica o patrimonial de quien invoca ese derecho no puede –per se-
conllevar la inadmisibilidad del proceso constitucional canalizado.
La urgencia no está dada por el componente meramente
económico o patrimonial que pretende atribuírsele al reclamo, sino por la
circunstancia de que a un profesional del derecho no se lo habilita a trabajar
por una diferenciación irrazonable que contempla la norma cuestionada
frente al restante universo de beneficiaros previsionales.
Además, si bien el estudio desde la óptica del fuero
contencioso administrativo permite visualizar los conflictos entre
ciudadanos y el estado -o entes públicos no estatales como en el caso-
desde una especial posición, en una reducción absoluta se podría decir que
ambos –proceso contencioso administrativo y acción de amparo- son hábiles
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para controlar la debida observancia del principio de juridicidad en el obrar


estatal y, por ello, uno de los aspectos que permiten en el caso concreto
superar un cierto “umbral” que justifique el tratamiento del asunto por
amparo tiene que ver con la gravedad, entidad o clase de perjuicio
constitucional involucrado (en este caso, el obstáculo al ejercicio del
derecho constitucional a trabajar, ampliamente reconocido en el orden
constitucional nacional, local y convencional), como así también el modo en
que se presenta la ilegitimidad atribuida, ya que, como surge del artículo 56
de la Constitución provincial, se exige que sea “manifiesta”.
En esa tesitura, como sostuve en anteriores oportunidades,
cuando la ilegalidad o la arbitrariedad aparece de modo manifiesto, el
análisis de admisibilidad debe hacerse conjuntamente con el de
procedencia, resultando un dispendio jurisdiccional innecesario la remisión a
los procedimientos ordinarios para que se constante la irregularidad que, en
el acotado margen de conocimiento del amparo, ya aparece evidente (ver
mis votos en “BARRIOS (2)", Expte. Nº 26973; “TORRES”, Expte. Nº 26752,
entre otros).
Debe ponderarse también que en este expediente han
intervenido y se ha dado participación a las partes interesadas, han podido
desplegar sus defensas e incluso se incorporó toda la prueba disponible y la
ofrecida por las partes que no se ordenó, fácil se advierte que tiende a
acreditar extremos que no han sido controvertidos. Entonces, en este
escenario, en el que la cuestión se circunscribe exclusivamente al derecho,
la remisión a otro procedimiento ordinario a mi entender conduce a una
aplicación dogmática de las normas que regulan la presente acción, lo que
carecería de sentido práctico y de economía procesal.
Ésta ha sido la solución pragmática en algunos casos
adoptada por la CSJN, no siempre uniforme en su jurisprudencia, que ha
puntualizado que si en un amparo se han reunido todos los elementos
necesarios para dictar sentencia, no cabe alegar que no es la vía adecuada
para resolver el asunto, como así también que el amparo es viable si no se
advierte la utilidad en la sustanciación de otro proceso al cual no han de
aportarse más datos conducentes para la solución del caso que los que ya
obran en el litigio. 2Entonces, contrariamente a lo sostenido en la sentencia,

2 CSJN en causas “Rozniatowsky”, -LL, 2009-C-273, 03/03/2009- y “Rifatti”, -


R.925.XLII.RHE, 23/02/2010- citadas en SAGÜES, Néstor Pedro, "Derecho Procesal
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en el caso, la ilegitimidad requerida para la procedencia del amparo se


configuraría por la lesión denunciada a los derechos constitucionales a
trabajar y a la igualdad del actor, presuntamente ocasionados por la
resolución impugnada; por su parte, la urgencia en que dicha afectación sea
reparada deriva de los perjuicios propios de no poder ejercer su profesión y,
finalmente, el conflicto de la norma en que se sustenta aquella decisión con
los citados derechos se revela de modo manifiesto y aparece en grado de
evidencia dentro del limitado margen de apreciación que permite la
naturaleza sumaria de la acción.
4.- Luego de estas acotaciones, reitero mi adhesión a la
solución de fondo que propone el Dr. Carlomango.
Sabido es que los derechos no son absolutos y deben ser
ejercidos conforme las leyes que reglamenten su ejercicio. Esa premisa
general constitucional contiene otra subsiguiente que consiste,
básicamente, en que esa reglamentación no lo desnaturalice o lo destruya.
En el caso, no se controvierte la indudable facultad de la
legislatura entrerriana de establecer los requisitos y condiciones del
ejercicio profesional de la abogacía, sino que se ausculta si tal
reglamentación es respetuosa del derecho constitucionalmente reconocido,
esto es, si aprueba el examen de razonabilidad y si adecua sus preceptos a
los objetivos que pretende alcanzar a través de soluciones equitativas y
justas.
En este caso, la norma que prohíbe a un abogado rehabilitar
su matrícula por el mero hecho de gozar de un beneficio jubilatorio derivado
de sus aportes realizados en actividad como integrante del poder judicial
carece de razonabilidad y vulnera la igualdad porque no contempla idéntica
imposibilidad para los jubilados de los restantes poderes y, a la vez,
presenta una especial situación de injusticia porque no se han aportado
elementos axiológicos valorativos que la justifiquen.
El colegio sostiene que la reglamentación es razonable y que
la incompatibilidad prevista en la norma no es exclusiva de la ley 10855,
puesto que otros regímenes laborales especiales o estatutarios, así lo
prevén. Sobre esto, además de remitirme a las consideraciones que formula
el Dr. Carlomango, agrego que, al invocar lo dispuesto en el art. 73 de la Ley

Constitucional. Acción de Amparo", Editorial ASTREA, 6° edición actualizada y


ampliada, pág. 186
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8732, el Colegio omite ponderar que la referida norma previsional local


expresamente dispone en su inc. c) que “Cualquiera fuere la naturaleza de
los servicios podrán solicitar y entrar en el goce de los beneficios en las
condiciones del inc. a) continuando o reingresando a la actividad autónoma
sin incompatibilidad alguna.” Esto quiere decir que no establece la
incompatibilidad del goce del beneficio previsional con la actividad
profesional autónoma, como seria en este caso.
Y es así donde emerge palmaria la irrazonabilidad de la
norma cuestionada por el actor: la ley de jubilaciones no contempla esa
imposibilidad y la ley Ley N° 10855 tampoco, excepto para quienes se
desempeñaron en actividad como magistrados, funcionarios o empleados
judiciales (art . 41. 1- inc. g).
Esta discriminación negativa, que no es extensiva a ningún
otro grupo de jubilados estatales, por la sola razón de su (anterior) relación
de dependencia laboral con uno de los poderes del estado, no supera el test
de razonabilidad ni tampoco de constitucionalidad, al punto tal que ni
siquiera se logra dilucidar una razón objetiva y sustancial que la justifique.
La referencia a los abogados noveles que no pueden habilitar
su matrícula y la carencia de trabajo para la cantidad de profesionales que
existen en la provincia constituye una coyuntura que no se resuelve
cercenando absolutamente el derecho de un profesional de la abogacía que
pide restablecer su matrícula, independientemente de los ingresos que éste
tenga o no. Es lo mismo que afirmar que un profesional del derecho que
cuente con gran patrimonio no pueda habilitar su matrícula por su condición
económica.
Esa situación que se denuncia, atendible por cierto,
demanda otras respuestas que exceden el análisis jurisdiccional del caso,
pero evidencia la falta de razón suficiente que justifique fulminar el derecho
a trabajar por cuenta propia de un abogado por el hecho de percibir un
beneficio previsional. Incompatibilidad que, reitero, sólo se da respecto de
los magistrados, funcionarios y empleados judiciales jubilados, no así con
quieres fueron dependientes de los restantes poderes del Estado. Entonces,
evaluada la norma en orden a su finalidad, no se verifica que la limitación
establecida resulte proporcionada ni los medios dispuestos acordes y
coherentes con el objetivo al cual se dirige.
La abdicación a los haberes jubilatorios que impone la norma
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para poder ejercer la profesión solapa la irrenunciabilidad de los derechos


fundamentales y la pertenencia a un sistema de seguridad social. Derecho
al beneficio previsional por los aportes realizados durante la vida laboral
activa y el derecho a trabajar integran el inventario de derechos
indisponibles y gozan de una protección que excede los intereses en juicio,
por lo que no parece razonable castigar a alguien por querer ejercer
derechos que la Constitución le asegura.
En esa tesitura, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
sustraído del ámbito de aplicación de la doctrina del sometimiento
voluntario a las disputas en las que esté interesado el trabajo del artículo 14
bis de la Constitución Nacional en el fallo dictado el 06/11/12 en el
expediente caratulado: "Recurso de hecho deducido por la demandada en la
causa "Martínez Adrián Omar c/ Universidad Nacional de Quilmes", en cuyo
3º considerando dice el Máximo Tribunal de la Nación: "3º) Que ello cabe
añadir que no es admisible el agravio de la recurrente, sustentado en el
precedente 'Gil' de esta Corte, según el cual el voluntario sometimiento, sin
reservas expresas, a un régimen comporta un inequívoco acatamiento que
determina la improcedencia de su impugnación ulterior (sentencia en Fallos:
312: 245). Esto es así, pues una vez establecido que la disputa interesa al
trabajo del art. 14 bis de la Constitución Nacional, el principio protectorio
que éste enuncia y el carácter inviolable de los derechos que reconoce,
conducen necesariamente a la indisponibilidad y a la prohibición de
renuncia de la aplicación de las normas que tutelan el trabajo 'en todas sus
formas' vale decir, tanto al prestado en el ámbito público como en el
privado.".
Idénticas conclusiones a las arribadas por el Máximo Tribunal
cuando se trata del derecho al trabajo -principio protectorio y carácter
inviolable e irrenunciable del derecho- es posible declamar del derecho a la
jubilación; por lo que la obligación de renuncia impuesta, que no es
extensiva a ningún otro grupo de jubilados estatales para el ejercicio
profesional, se erige en franca contradicción con los principios
constitucionales de igualdad, razonabilidad y progresividad de los derechos,
debiendo concluirse que la norma impugnada carece de sustento razonable.
En síntesis, a mi entender, la disposición que da sustento a
la decisión del Colegio importa un exceso en la reglamentación del derecho
fundamental a trabajar que vulnera el artículo 28 de la Constitución
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Nacional y el artículo 5 de la Constitución Provincial; evidencia un escenario


de desigualdad negativa para quienes se encuentren en la situación del
promotor con relación a los restantes abogados beneficiarios de jubilaciones
a través de una irrazonable distinción que avasalla sus derechos de manera
manifiestamente injustificada y desproporcional.
Por todo lo expuesto, acompaño la propuesta del Dr.
Carlomagno -que viene auspiciada por el Dr. Carubia y es concordante con
lo dictaminado por el Ministerio Público Fiscal-, y propicio revocar la
sentencia de primera instancia y hacer lugar a la acción articulada, con los
alcances fijados en su voto.
Así voto.-
A LA TERCERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR
VOCAL DR. GIORGIO, DIJO:
En cuanto a las costas, sin perjuicio del resultado arribado
por mayoría, dado la novedad de la cuestión planteada y de que la
Resolución N° 32667 CAER que aquí se ordena anular fue dictada conforme
a una ley cuya inconstitucionalidad es decretada recién en la presente
sentencia, encuentro que existe mérito suficiente para apartarme del
principio objetivo de la derrota, y distribuir las costas de todo el proceso en
el orden causado (art. 20 LPC).
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARLOMAGNO, dijo:
Que, en función de la solución que propicio, las costas deben
imponerse a cargo de la demandada en ambas instancias (arrt. 20 LPC)
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
Las costas de todo el proceso deben imponerse a la
accionada/vencida (cfme.: art. 20, Ley N° 8369).-
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. TEPSICH, dijo:
Atento a las particularidades del caso, considero que las
costas deben imponerse en el orden causado - art. 20, LPC-.
Así voto.
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A la misma cuestión propuesta y a su turno, la señora


Vocal Dra. SCHUMACHER, dijo:
En cuanto a las costas, considero que las mismas deben
imponerse en el orden causado, por ambas instancias. Es que, sin perjuicio
del resultado que se auspicia, no debe perderse de vista lo novedoso de la
cuestión planteada y también que la respuesta emitida por el colegio se
sustentó en una ley vigente que, en principio, debía aplicar y cuya
inconstitucionalidad recién se declara en la presente causa. En otras
palabras, el CAER no podía resolver de una manera diferente a como lo hizo
y la manifiesta irrazonabilidad emerge de la norma jurídica que el colegio se
limitó a aplicar y no, en sí misma, de la resolución emanada por el colegio
profesional que carece de competencia para declarar la inconstitucionalidad
de una norma.
En ello encuentro mérito suficiente para apartarme del
principio objetivo de la derrota y distribuirlas en la forma antes propuesta
(art. 20 LPC).
Así voto.-
A LA CUARTA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL
DR. GIORGIO, DIJO:
Finalmente como consecuencia del resultado arribado por
mayoría, resultan "ministerio legis" sin efecto los honorarios regulados
(art.6º, D.L. Nº 7046/82 ratif. por ley Nº 7503), correspondiendo ahora
practicarse nuevas regulaciones ajustadas al resultado final del litigio.
Puesto a la tarea de regular honorarios profesionales, debo
reconocer que si bien hasta el momento me he pronunciado por la
aplicación de la pauta regulatoria del art. 1255 CCCN para perforar los
aranceles mínimos contenidos en la ley arancelaria local, en aquellos casos
en que se advierte una desproporción entre la labor profesional y la
retribución que corresponde fijar por ella, la novel ley arancelaria N° 11.141,
lejos de hacerse eco de dicho criterio jurisprudencial ha resuelto aumentar
aumentar el piso mínimo de los estipendios profesionales en materia de
amparos, independientemente del mérito de la labor desarrollada, la
complejidad y novedad de la cuestión planteada, la trascendencia forense o
social de la solución del caso, y las distintas etapas que el proceso hubiera
podido transitar.
Por otro lado, no puedo desconocer la postura mayoritaria
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que en torno a este tópico ha adoptado el Superior Tribunal de Justicia, en


contraposición con la que he mantenido desde que me he desempeñado
como juez de grado; de mantener mi postura frente a la amplia mayoría de
éste STJ en un asunto meramente accesorio, considero que estaría
entorpeciendo innecesariamente aquellos tramites que, por su naturaleza
constitucional, vehiculizan una urgencia incompatible con decisiones que no
se avengan con la premura del caso.
Consecuentemente, en función del actual criterio de los Sres.
Vocales que integran este tribunal y de la reciente voluntad del legislador de
aumentar el piso mínimo regulatorio en materia de amparos, sin perjuicio de
mantener a salvo mi opinión minoritaria asumida en “Alvino...” n.º 2549,
“Dalzotto…” n.º 25450 y “OICSA…” n.º 25604 -entre tantos otros-, he de
ceñirme al criterio adoptado por la mayoría de los miembros del tribunal y a
la aplicación estricta del mínimo arancelario contenido en la novel ley
11.141.
Hecha la aclaración, teniendo presente las pautas generales
conocidas, esto es, el valor, mérito y eficacia de la labor desarrollada, la
complejidad y novedad de la cuestión planteada, el éxito obtenido, el valor
del precedente o la probable trascendencia forense o social de la
solución del caso, y las etapas que transitó el proceso, propongo regular los
emolumentos correspondientes a:
-Por la parte a actora, al Dr. Miguel Angel CULLEN en la
cantidad de 25 Juristas -art. Ley 7046, Modif. art. 8 de la ley 11.141), y la de
12,5 juristas por su actuación en la alzada -Art. 64 Ley 7046, Modif. art. 7
de la ley 11.141);
-Por la parte demandada, el Colegio de la Abogacía de entre
Ríos, a los Dres. Roberto BÉHÈRAN y Andrés Martín GALIZZI, un 70%
de la suma que corresponda al letrado de la parte actora, a dividir en partes
iguales (art. 63 Ley 7.046).
Asimismo, propongo no regular honorarios a los letrados de
la Fiscalía de Estado, Dres. Pablo GIANNINI y Adriana A. ABRIGO, conforme al
art. 15 de la Ley 7.046, como así tampoco al representante de la Asociación
de la Magistratura y la Función Judicial de Entre Ríos, conforme al art. 2 de
la ley 10.464.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
_____________________________________________________

Vocal Dr. CARLOMAGNO, dijo:


Que, es necesario dejar sin efecto la regulación de
honorarios realizada en la sentencia en crisis, debiendo practicarse una
nueva regulación adecuada al resultado del litigio conforme al art. 6 de la
Ley 7046.
A tal fin, en razón de los intereses en juego, como así
también lo novedoso y complejo de la cuestión debatida, estimo que por la
actividad desarrollada en la instancia de mérito (labores desarrolladas
previo al pleito, presentación de la demanda, compilación de pruebas y su
incorporación mediante digitalización, y demás actuaciones esenciales en la
presente causa) corresponde fijar los honorarios profesionales del letrado
interviniente por la parte actora Dr. Miguel Angel Cullen, en la suma de
PESOS DOS MILLONES SEISCIENTOS SETENTA y SEIS MIL
CUATROCIENTOS CINCUENTA y SEIS CON SESENTA CENTAVOS
($2.676.456,60) -equivalentes a 60 juristas-; mientras que por la actuación
en esta Alzada (recurso de apelación y presentación de memorial conforme
art. 16 de la LPC) corresponde regular sus honorarios en la suma de PESOS
UN MILLON TRESCIENTOS TREINTA y OCHO MIL DOSCIENTOS
VEINTIOCHO CON TREINTA CENTAVOS ($1.338.228,30) -equivalentes a
30 juristas-; conf. arts. 3, 5, 6, 12, 64 y 91 de la Ley 7046 ref. por Ley
11.141-. Asimismo, por sus actuaciones en la instancia de mérito (labores
desarrolladas previo a contestar demanda, presentación del informe art. 8
LPC, compilación de pruebas y su incorporación mediante digitalización, y
demás actuaciones esenciales en la presente causa) regular los honorarios
de los Dres. Roberto Beherán y Andrés Martín Galizzi, letrados de la
demandada, en la suma de PESOS NOVECIENTOS TREINTA y SEIS MIL
SETECIENTOS CINCUENTA y NUEVE CON OCHENTA y UN CENTAVOS
($936.759,81) -equivalentes a 21 juristas- para cada uno; mientras que
por la actuación en esta Alzada (presentación de memorial conforme art. 16
de la LPC) corresponde regular sus honorarios en la suma de PESOS
CUATROCIENTOS SESENTA y OCHO MIL TRESCIENTOS SETENTA y
NUEVE CON NOVENTA y UN CENTAVOS ($468.379,91) -equivalentes a
10,5 juristas- para cada uno; conf. arts. 3, 5, 6, 12, 14, 64 y 91 de la Ley
7046 ref. por Ley 11.141-. Sin que corresponda regular honorarios a los
letrados intervinientes por Fiscalía de Estado, de acuerdo a lo dispuesto en
el art. 15 del Decreto ley 7046, ratificado por Ley 7503 y Ley 10377.
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
_____________________________________________________

Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. CARUBIA, dijo:
Finalmente, cabe decir que la solución a la que adhiero sobre
el aspecto sustancial del litigio implica dejar sin efecto ministerio legis la
regulación de los honorarios efectuada en la primera instancia y practicar
una nueva ajustada al resultado final de aquél (art. 6, dec. ley 7.046/82,
ratif. por ley 7.503).-
En ese orden, expreso también mi adhesión a la propuesta
regulatoria esgrimida en el voto del Dr. Carlomagno por las intervenciones
profesionales en sendas instancias procesales.-
Así voto.-
A la misma cuestión propuesta y a su turno, el señor
Vocal Dr. TEPSICH, dijo:
Acompaño la regulación que efectúa el Dr. Carlomagno.
Así voto.
A la misma cuestión propuesta y a su turno, la señora
Vocal Dra. SCHUMACHER, dijo:
Alcanzada la mayoría necesaria para resolver este punto, me
abstengo de pronunciarme al respecto, de conformidad a lo dispuesto por el
artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (modificación introducida
por el artículo 3 de la Ley 10704).
Así voto.
Con lo que no siendo para más, se dio por terminado el acto
quedando acordada -y por mayoría- la siguiente SENTENCIA, que
RESUELVE:
1º) ESTABLECER que no existe nulidad.-
2º) HACER LUGAR al recurso de apelación interpuesto por
la parte actora contra la sentencia de fecha 26 de abril de 2024, la que por
los fundamentos de la presente, se revoca.-
3º) ADMITIR la acción de amparo incoada y, en
consecuencia DECLARAR la inconstitucionalidad del inc. g) del art. 41, ap. 1
de la Ley 10855, ANULAR en consecuencia, la Resolución N° 32667 CAER y
CONDENAR al Colegio de la Abogacía de Entre Ríos a que en el plazo de
cinco (5) hábiles de notificada la presente proceda a rehabilitar la matrícula
del Dr. Pablo Andrés Vírgala.
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
_____________________________________________________

4º) IMPONER las costas de ambas instancias en el orden


causado.-
4º) DEJAR sin efecto la regulación practicada por el a quo y
REGULAR los honorarios profesionales del letrado interviniente por la parte
actora Dr. Miguel Angel Cullen, en la suma de PESOS DOS MILLONES
SEISCIENTOS SETENTA y SEIS MIL CUATROCIENTOS CINCUENTA y
SEIS CON SESENTA CENTAVOS ($2.676.456,60) -equivalentes a 60
juristas (valor jurista $ 44.607,61)-; mientras que por la actuación en esta
Alzada corresponde regular sus honorarios en la suma de PESOS UN
MILLON TRESCIENTOS TREINTA y OCHO MIL DOSCIENTOS
VEINTIOCHO CON TREINTA CENTAVOS ($1.338.228,30) -equivalentes a
30 juristas (valor jurista $ 44.607,61)- conf. arts. 3, 5, 6, 12, 64 y 91 de la
Ley 7046 ref. por Ley 11.141-. Asimismo, por sus actuaciones en la instancia
de mérito regular los honorarios de los Dres. Roberto Beherán y Andrés
Martín Galizzi, letrados de la demandada, en la suma de PESOS
NOVECIENTOS TREINTA y SEIS MIL SETECIENTOS CINCUENTA y
NUEVE CON OCHENTA y UN CENTAVOS ($936.759,81) -equivalentes a
21 juristas (valor jurista $ 44.607,61)- para cada uno; mientras que por la
actuación en esta Alzada corresponde regular sus honorarios en la suma de
PESOS CUATROCIENTOS SESENTA y OCHO MIL TRESCIENTOS
SETENTA y NUEVE CON NOVENTA y UN CENTAVOS ($468.379,91) -
equivalentes a 10,5 juristas (valor jurista $ 44.607,61)- para cada uno -
cfme.arts. 3, 5, 6, 12, 14, 64 y 91 de la Ley 7046 ref. por Ley 11.141- . No
regular estipendios a los letrados intervinientes por Fiscalía de Estado, de
acuerdo a lo dispuesto en el art. 15 del Decreto ley 7046, ratificado por Ley
7503 y Ley 10377.
Protocolícese, notifíquese -cfme. arts. 1 y 5 Ac. Gral. Nº
15/18 SNE- y, en estado bajen, sirviendo la presente de suficiente y atenta
nota de remisión.-

Dejo constancia que la sentencia que antecede, ha sido dictada el día


veinticuatro de junio de 2024 en los autos "VÍRGALA PABLO ANDRÉS
C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE RIOS Y OTRO S/ ACCION DE
AMPARO", Expte. Nº 26928, por el Superior Tribunal de Justicia de Entre
Ríos, integrado al efecto por la señora y los señores Vocales Daniel O.
Carubia, Germán R. F. Carlomagno, Miguel A. Giorgio (disidencia), Gisela
"VÍRGALA PABLO ANDRÉS C/ COLEGIO DE LA ABOGACIA DE ENTRE
RIOS Y OTRO S/ ACCION DE AMPARO", Expte. Nº 26928.-
_____________________________________________________

N. Schumacher y Carlos Federico Tepsich (disidencia), quienes


suscribieron la misma, prescindiéndose de su impresión en formato papel.
Conste.-
Fdo.: María Juliana Roldán -Coord. letrada de Amparos- Secretaria a/c

HG

Existiendo regulación de honorarios a abogados y/o procuradores, cumpliendo con


lo dispuesto por la Ley 7046, se transcriben los siguientes artículos:
Ley 7046-
Art. 28º: NOTIFICACION DE TODA REGULACION. Toda regulación de honorarios deberá
notificarse personalmente o por cédula. Para el ejercicio del derecho al cobro del honorario al
mandante o patrocinado, la notificación deberá hacerse en su domicilio real. En todos los
casos la cédula deberá ser suscripta por el Secretario del Juzgado o Tribunal con
transcripción de este Artículo y del art. 114 bajo pena de nulidad.- No será necesaria la
notificación personal o por cédula de los autos que resuelvan reajustes posteriores que se
practiquen por aplicación del art. 114.- Art. 114º. PAGO DE HONORARIOS. Los honorarios
regulados judicialmente deberán abonarse dentro de los diez (10) días de quedar firme los
autos regulatorios. Los honorarios por trabajos extrajudiciales y los convenidos por escrito,
cuando sean exigibles, se abonarán dentro de los diez (10) días de requerido su pago en
forma fehaciente Los honorarios calculados en la forma prevista en el Art. 29 de esta ley,
devengarán intereses de pleno derecho, desde la mora y hasta el efectivo pago, los que
serán fijados por el juez de la causa, siguiendo el mismo criterio que el utilizado para
establecer la actualización de los valores económicos de la misma".
Fdo.: María Juliana Roldán -Coord. letrada de Amparos- Secretaria a/c

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