Pasado-y-Memoria - 19 - Guerra Fría
Pasado-y-Memoria - 19 - Guerra Fría
Pasado-y-Memoria - 19 - Guerra Fría
Consejo de Redacción: Nerea Aresti Esteban (Universidad del País Vasco), Paul Aubert (Aix-Marseille Université),
Gloria Bayona Fernández (UA), Alfonso Botti (Università degli Studi di Modena e Reggio Emilia), Isabel Burdiel Bueno
(Universitat de València), Jesús Cruz (University of Delaware), Pilar Folguera Crespo (Universidad Autónoma de Madrid),
Salvador Forner Muñoz (UA), Víctor Gavín Munté (Universitat de Barcelona), Rosa Ana Gutiérrez Lloret (UA), Emilio
La Parra López (UA), Alicia Laspra Rodríguez (Universidad de Oviedo), Jean-Philippe Luis (Université Blaise Pascal,
Clermont-Ferrand), Alicia Mira Abad (UA), Roque Moreno Fonseret (UA), Pedro Payá López (UA), Glicerio Sánchez
Recio (UA), José Miguel Santacreu Soler (UA), Heydi Senante Berendes (UA), Francisco Sevillano Calero (UA), Mercedes
Yusta Rodrigo (Université Paris 8), Rafael Zurita Aldeguer (UA).
Pasado y Memoria está presente en las siguientes bases de datos y catálogos: BVMC, CARHUS, ISOC-CSIC, CIRC, COPAC,
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ISSN: 1579-3311
Depósito legal: A-293-2002
Composición:
Patricia Barbero
DOSSIER
Luciana Fazio
La Internacional Socialista y la política exterior
del PSOE hacia América Latina en tres actos .................................... 79
The Socialist International and the ‘PSOE’ Foreign Policy towards
Latin America in three Acts
Magdalena Garrido Caballero
España y la Unión Soviética
a finales de la Guerra Fría ................................................................ 105
Spain and the Soviet Union during
the final stage of the Cold War
Emanuele Treglia
Contra el nuevo orden mundial.
El comunismo español ante la posguerra fría ................................... 127
Against the new world order. Spanish Communism facing
Post-Cold War
ESTUDIOS / STUDIES
Emanuele Treglia
Universidad Francisco de Vitoria
ORCID: 0000-0003-1531-5833
Recibido: 14-11-19
Aceptado: 15-11-19
1
El dossier se enmarca en el proyecto “España y Portugal ante la segunda ampliación de
las Comunidades Europeas. Un estudio comparado” (HAR2017-84957P).
2
THE ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT (2018): EIU Democracy Index. Recupera-
do de https://www.eiu.com/topic/democracy-index.
3
Entre los escasos estudios historiográficos que se han ocupado de este período, mere-
ce la pena mencionar un libro de Charles Powell (2001), el dossier de la revista Ayer coordina-
do por Pere Ysàs (2011), o la obra colectiva dirigida por Álvaro Soto y Abdón Mateos (2013).
Asimismo, cabe señalar la monografía de Esther Barbé (1999), junto a las investigaciones edi-
tadas por Carlos Closa (2001) y Salvador Forner (2012), todas ellas sobre la política europea
de España.
y los países del Norte de África y Oriente Próximo. En este sentido, el artículo
analiza por ejemplo la Conferencia Euromediterránea celebrada en Barcelona
en 1995, con la cual el gobierno socialista pretendía contribuir a convertir “la
cuenca mediterránea en una zona de cooperación, paz, seguridad y bienestar”.
La actuación del PSOE en otro ámbito geográfico, el de Latinoamérica, cons-
tituye el objeto de la aportación de Luciana Fazio. La autora, insertando la política
de los socialistas españoles en el marco de la línea desarrollada por la Internacional
Socialista, abarca tres décadas. Después de analizar el afianzamiento de los vín-
culos del PSOE con las organizaciones socialistas y socialdemócratas de América
Latina durante los años setenta, examina el apoyo prestado por los gobiernos lide-
rados por González a los procesos democratizadores que tuvieron lugar en aquel
continente durante los ochenta. Finalmente, se centra en la potenciación de las
relaciones económicas de España con los países latinoamericanos en los noventa.
A la hora de hablar del final de la Guerra Fría resulta indispensable tratar
también el ámbito soviético. A este propósito, el artículo de Magdalena Garrido
explora la proyección exterior de la URSS en España durante la segunda mitad
de los ochenta, dedicando especial atención al análisis de la propaganda desa-
rrollada por el Kremlin a través de las asociaciones de amistad URSS-España.
Estas asociaciones, que contribuyeron a estrechar los vínculos entre ambos paí-
ses –mediante publicaciones y encuentros–, proporcionaron a la opinión pública
española informaciones sobre el desarrollo de la perestroika con la finalidad de
promocionar la imagen de Gorbachov y de su “nuevo pensamiento”.
La progresiva crisis de la perestroika y el consecuente colapso del bloque sovié-
tico tuvieron un profundo impacto en los comunistas españoles. El último artículo
que compone el monográfico, escrito por Emanuele Treglia, analiza precisamente
cómo el Partido Comunista de España (PCE) reaccionó ante la desaparición de la
“patria del socialismo”, adoptando una postura de neta contraposición al nuevo
orden mundial surgido en la Posguerra Fría, caracterizado por la hegemonía esta-
dounidense y la expansión del modelo neoliberal. El estudio ilustra cómo el PCE
experimentó desde finales de los ochenta un viraje a la izquierda que, alejándose
del enfoque reformista que había sido propio del eurocomunismo, enfatizó los
tonos anticapitalistas y antiimperialistas, lo que le llevó hacia posiciones euroes-
cépticas, como quedó demostrado con su rechazo del Tratado de Maastricht.
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12432019000100135
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Cómo citar este artículo / Citation: LÓPEZ ZAPICO, Misael Arturo (2019).
Las relaciones hispano-norteamericanas desde la Segunda Guerra Fría hasta la
crisis del comunismo soviético: de la cuestión de la OTAN al nuevo marco de
cooperación. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 19, pp. 19-49
https://doi.org/10.14198/PASADO2019.19.01
Resumen
El presente artículo analiza la evolución de las relaciones entre España y Estados
Unidos desde la victoria socialista de 1982 hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.
Para ello se han revisado fuentes primarias de diversa procedencia y apenas usadas
hasta la fecha. En primer lugar, se examina el debate respecto a la pertenencia de
España en la OTAN y sus consecuencias para esas relaciones. En segundo término,
1
Este trabajo se ha desarrollado en el marco del proyecto de investigación “España y
Portugal ante la segunda ampliación de las Comunidades Europeas: un estudio comparado
(1974-1986)” (HAR2017-84957-P), financiado por el Programa Estatal de Fomento de la
Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subprograma Estatal de Generación de Co-
nocimiento, Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
Abstract
This article analyses the evolution of US-Spain relationships from the Spanish Socialists’
victory in the 1982 elections to the fall of the Berlin Wall in 1989. The work draws on
a variety of primary sources scarcely used to date. The debate regarding Spain’s NATO
membership and its consequences for those relationships are examined in the first place.
The second part deals with the 1986 Spanish Referendum and the renegotiation of the
bilateral agreements leading to the Defense Cooperation Agreement in 1988. Finally, it
illustrates to what extent the rebalancing of those relationships allowed Spain to extend
her cooperation with the United States, on the basis of Felipe González’s and George H.
W. Bush’s mutual trust generated thereafter.
Keywords: Spain. United States. Cold War. North Atlantic Treaty Organization (NATO).
Felipe Gonzalez. George H. W. Bush.
Este breve estado de la cuestión sirve para introducir una aportación que
busca, justamente, revisar con nuevos ojos fuentes primarias y secundarias ya
utilizadas, a la par que incluir documentación no explotada hasta la fecha. Un
amplio repertorio que sirve para revisitar las dos primeras legislaturas socialistas
y evaluar los condicionantes que operaron sobre una relación bilateral inserta
en un marco mucho más amplio como era el de la segunda Guerra Fría y la
crisis del socialismo soviético. El artículo se dispone en tres partes, íntimamente
interconectadas entre sí, que procuran seguir un cierto orden cronológico, pero
sin estar sometidas a una plena linealidad en la exposición. El primer apartado
revisita el debate sobre la OTAN abierto en la sociedad española y sus ecos sobre
las relaciones hispano-norteamericanas. La segunda parte analiza el nuevo esce-
nario abierto tras el fin de la conocida como ambigüedad calculada del gobierno,
abarcando el referéndum en el que se decidió la permanencia de España en la
Alianza Atlántica y su efecto en la renegociación de los acuerdos bilaterales que
desde 1953 unían los destinos de España y Estados Unidos. El tercer epígrafe se
consigna a examinar la reconfiguración de la relación tras la firma del nuevo con-
venio y a evaluar el entendimiento entre los presidentes Bush y González hasta la
caída del Muro de Berlín. Un apartado que conduce a unas breves conclusiones
en las que se recapitula el tránsito de la política española de la dependencia a la
influencia dentro del contexto del vínculo con Estados Unidos.
2
Spain: Socialists’ Cabinet List, 30-11-1982. CIA Records Search Tool (CREST). Recupe-
rado de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP84T00301R000600010111-8.
pdf; Spain: A First Look at The Gonzalez Team, 12-1982. CREST. Recuperado de https://www.cia.
gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP83-00857R000200030002-6.pdf; Memorandum for Mr.
William P. Clark. 11-4-1983. European and Soviet Affairs Directorate, NSC: Records, 1983-1989
(ESADNSCR83-89). RAC Box 6. Ronald Reagan Library (RRL).
3
Carta de Fernando Morán a Felipe González. 20-12-1982. Archivo de la Fundación
Felipe González (AFFG) Signatura: FER0044769.
No fueron pocas las reservas que las naciones europeas pusieron sobre la mesa,
discurriendo estas desde las dudas holandesas acerca de la durabilidad de la
democracia española hasta cuestiones más prosaicas como el malestar portugués
y griego ante un posible deterioro de sus capacidades de mando4. Una compleja
y tupida red de intereses preñada de contradicciones y que invita a ser cautos
frente a juicios apresurados.
Volviendo a las dificultades que presentaba en el encaje de España en la
OTAN, conviene también rescatar el manido argumento de que la adhesión al-
teraría el inestable equilibrio mundial y de que, por ende, se corría el riesgo de
provocar una reacción en cadena que aumentara la tensión bipolar con con-
secuencias fatales. Esta idea, interesadamente cultivada por la Unión Soviética
(Rupérez, 1986: 172-177), fue una constante en el discurso de los principales
partidos opuestos al ingreso. Cabe destacar que el temor a la reacción soviética
no fue exclusivo de los políticos españoles. En una conversación mantenida en
octubre de 1981 con Willy Brandt, el Secretario de Estado norteamericano se
mostró muy favorable a la eventual incorporación de España5. Por ello quiso co-
nocer las razones que llevaban a su interlocutor a mantener una postura reticen-
te. El presidente del SPD sospechaba que Moscú aprovecharía la coyuntura para
sumar un nuevo miembro al Pacto de Varsovia, conjeturando que la elección
estaría entre Siria o Vietnam6.
El definitivo ingreso de España en mayo de 1982 sirvió justamente para
disipar gran parte de estos temores. Por más que las sesiones en el Congreso se
caracterizaran por el alto voltaje de las mismas, acompañándose las peticiones de
un referéndum con acusaciones sobre el procedimiento leonino impuesto para
el debate de una decisión que –según voces como las de Santiago Carrillo– su-
ponía un “cambio radical de la orientación de la política exterior española” que
alteraba “la tradicional política de neutralidad”7, el atlantismo defendido desde la
bancada del gobierno supo leer con mayor precisión la situación geopolítica del
momento. El disgusto soviético no se tradujo en un empeoramiento de la Guerra
Fría en Europa, quedando España definitivamente atornillada al bloque occiden-
4
NATO: Outlook for Spanish Entry. 12-3-1982. CREST. Recuperado de https://www.cia.
gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP84T00301R000200010042-9.pdf; Spain-NATO: Pros-
pects for Entry. 19-4-1982. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/library/readingroom/
docs/CIA-RDP84T00301R000200010176-1.pdf.
5
Call on Secretary by SPD Chairman Willy Brandt. Telegram from Secretary of State
(SECSTATE) to US Embassy (AMEMBASSY) in Bonn. 9-10-1981. US Department of State
FOIA Virtual Reading Room.
6
Ibid.
7
Intervención de Santiago Carrillo. Sesión plenaria. 27-10-1981. Diario de Sesiones del
Congreso de los Diputados (DSCD), 191, 11317-11318.
8
Spain: Socialist Foreign Policy. 1-1983. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/
library/readingroom/docs/CIA-RDP84S00555R000100050002-6.pdf
No cabe duda que presentar a Felipe González como epítome del pragma-
tismo ayuda a fijar ese relato. A ojos de los observadores estadounidenses, la
decisión de congelar la cuestión, a la par que se asumían los términos principales
del convenio bilateral negociado por sus predecesores ucedistas, sería buena
prueba de ese pragmatismo9. El mismo fue, ante todo, un vehículo para colmar
la ambición de disponer de una mayor autonomía que permitiese, en último
término, el despliegue de un proyecto propio liderado por González. Más allá
del aprendizaje fruto del intercambio de ideas con otros mandatarios, o de la re-
ferida defensa del interés general, la evolución de la postura presidencial acerca
de la OTAN solo se alcanza a comprender plenamente si se evalúa dentro de una
estrategia mucho más amplia.
La documentación preparada por los analistas de la CIA vuelve a resultar re-
veladora. Si hacemos caso a su contenido, tenemos que a la altura de marzo de
1982 Felipe González ya había asumido que su llegada al gobierno no impediría la
incorporación de España a la OTAN10. Así se lo habría confiado a un colega social-
demócrata nórdico, apostillando el informe que lo más sencillo para sus intereses
sería que la adhesión se hubiera completado antes de los comicios, circunstancia
que permitiría al nuevo gobierno sencillamente aceptar el statu quo. A este respecto
conviene recordar lo ya anotado sobre cómo la entrada efectiva de España despejó
muchas incógnitas y limitó las opciones reales de actuación (Viñas, 2003: 474).
Han sido muchos los que interpretan que la indefinición mostrada en cam-
paña se mantuvo tras el desembarco del PSOE en la Moncloa, propiciando la eje-
cución de una maniobra dilatoria que permitiría al equipo de González conciliar
las tensiones internas con los compromisos alcanzados con los socios atlánticos.
Es lo que se conoce como la etapa de la “ambigüedad calculada”, expresión cuya
paternidad ha sido reclamada por el propio Felipe González (Prego, 2001: 250).
Si nos atenemos al relato canónico la misma concluyó el 23 de octubre de 1984
cuando, durante el debate del Estado de la Nación, el presidente del gobierno
compartió con la cámara lo que se vino a conocer como el Decálogo (Puell de la
Villa, 2013: 44-46). El jefe del ejecutivo levantaba por fin las cartas y proponía la
conformación de un nuevo consenso que se articulara en torno a la permanencia
en la OTAN –sin integración formal en la estructura militar integrada–, así como
a otros puntos referidos a la no nuclearización de España, la conveniencia de una
eventual integración en la Unión Europea Occidental (UEO), las políticas de desar-
me o la búsqueda de una solución definitiva para el contencioso de Gibraltar11. En
9
Spain-US: Protocol Signed. 24-02-1983. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/
library/readingroom/docs/CIA-RDP85T01094R000100010050-0.pdf.
10
Spain: Socialist Plans on NATO Accession. 19-3-1982. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP84T00301R000200010066-3.pdf
11
Intervención de Felipe González. Sesión plenaria. 23-10-1984. DSCD, 157.
12
Ibid.
13
Intervención de Santiago Carrillo. Sesión plenaria. 25-10-1984. DSCD, 159, 7144.
14
Spain and NATO: DEFMIN Serra’s Meeting with EC Ambassadors. Telegram from
SECSTATE to AMEMBASSY Madrid. 16-11-1983. ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
como que para sacar adelante el referéndum veía necesario envolver [package]
la cuestión en un marco político más amplio y presentarlo como una moción
de confianza al liderazgo de González, al margen de que el proceso se facili-
taría si el gobierno “tenía algo que mostrar a la población acerca de la CEE o
Gibraltar”15.
A la espera de nuevas desclasificaciones documentales que corroboren defi-
nitivamente esa inmediata aceptación del statu quo, los indicios permiten cuanto
menos explorar una hipótesis hasta ahora poco transitada. En la misma encon-
trarían acomodo dos ideas clave. La primera sería que la ambigüedad calculada
se diseña específicamente pensando en el escenario nacional. Por tanto, desde el
inicio de su mandato Felipe González –en franca conexión con el Departamento
de Internacional de la Presidencia del Gobierno– desarrolló una política exterior
basada en el convencimiento y no en la improvisación, siendo esta la segunda
de las ideas. Si damos ambas por válidas las decisiones adoptadas hasta hacer
público el decálogo cobran un nuevo sentido. Para empezar, ha de aminorarse el
peso del cabildeo de los socios de la Alianza en los procesos de toma de decisión.
El curso de actuación adoptado dependía de las líneas rojas que marcaba la con-
vivencia en el interior del gabinete y del Partido, lo que explica el escaso éxito
de las gestiones francesas para convencer a su contraparte española de los bene-
ficios de una integración plena en la Alianza16. La no integración en la estructura
militar de la OTAN era un compromiso imposible de romper en aquellas fechas,
máxime ante el atento escrutinio que Morán ejercía desde Santa Cruz sobre la
cuestión. Incluso con esas limitaciones tanto Defensa como Presidencia trataron
con cautela de encontrar vías alternativas para profundizar en la colaboración17.
Como recuerda Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, director del mencionado De-
partamento de Internacional, la prioridad absoluta era fijar definitivamente el
rumbo hacia la integración de España en la CEE. No es baladí que el primer en-
cargo que recibe del presidente fuera preparar un plan estratégico sobre la cues-
tión (Fernández Fernández-Cuesta, 2019: 63-64). Una derivada del mismo fue
que, ante las escasas garantías que ofrecía Francia en solitario para desbloquear la
ansiada adhesión, se decidiera pivotar sobre la RFA. Así, tal y como explica Rosa
Pardo (2011: 86), el apoyo que el canciller alemán recibió del presidente español
en marzo de 1983 para la instalación de los denominados “euromisiles” tuvo pron-
to su repercusión en el seno del Consejo Europeo. Se inauguraba de esta manera
la estrecha colaboración del tándem González-Kohl, rompiendo tabúes sobre los
15
Ibid.
16
NATO-Spain: Lobbying for Full Integration. 1-12-1982. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP84T00301R000600010115-4.pdf.
17
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18
Carta de Willy Brandt a Felipe González. 19-12-1983. AFFG. Signatura: FER0044703.
19
Carta de George H. W. Bush a Felipe González. 12-7-1983. AFFG. Signatura: FER0044704
20
Spain: F-18 Purchase Confirmed. Telegram from Defense Intelligence Agency. 31-5-
1983. ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
21
Spain: Gonzalez’s Prospects. 16-6-1983. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/
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22
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23
Ibid.
24
Secretary’s Meeting with Prime Minister Gonzalez. Telegram from USDEL Secretary in
Madrid to SECSTATE. 9-9-1983. ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
25
US-Spanish Council Meeting: Themes and Suggested Talking Points. Telegram from
AMEMBASSY Madrid to SECSTATE. 26-9-1983. ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
26
Spain and NATO. Telegram from SECSTATE to AMEMBASSY Madrid. 8-10-1983.
ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
27
Spain and NATO. Telegram from AMEMBASSY Rome to SECSTATE. 15-10-1983.
ESADNSCR83-89. RAC Box 6. RRL.
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Por otro lado, la vinculación entre la permanencia en la Alianza con una re-
ducción de las tropas norteamericanas acantonadas en España también fue someti-
da a análisis. Inicialmente conjeturaron que, a tenor de la falta de concreción de los
términos de esta disminución, el jefe del gobierno básicamente tenía la intención
de “utilizar el asunto como un recurso táctico contra los críticos de la OTAN, más
que perseguir una rebaja sustancial de los acuerdos militares”38. Tal diagnóstico fue
matizado meses más tarde, asumiendo que cuando llegara el momento de negociar
un nuevo convenio la postura española sería firme e incluiría la reubicación de las
bases de Torrejón de Ardoz y Zaragoza, más allá de la reducción de efectivos39.
Todas estas cuestiones estaban incluidas en el catálogo de temas prepara-
do por la oficina de análisis europeo de la CIA con motivo del viaje de Ronald
Reagan a Madrid, en mayo de 1985. El documento sintetizaba la postura del
gobierno respecto a las bases militares, mencionando como principal novedad
que, ante las malas expectativas, González quizás podría renunciar al referén-
dum y convocar en su lugar elecciones generales dada la debilidad del resto de
competidores políticos40. Incluso aceptando que el flujo de información entre las
distintas agencias gubernamentales no es siempre el más adecuado, el recuento
que hace Morán de la reunión celebrada con el Secretario de Estado en el marco
de la visita resulta llamativo. Que Shultz reaccionase con “sorpresa” cuando se le
comunica la voluntad del gobierno español de renegociar el convenio de 1982,
indicando que “era la primera vez que conocía esta disposición” resulta poco
convincente (Morán, 1990: 427). Más bien parece que con ello que el ministro
de Exteriores se quisiera cobrar una pequeña venganza personal con Enders, a
quien acusa de no hacer bien su trabajo.
La explicación parece sencilla. El titular de Santa Cruz se mantenía anclado
en su razonamiento de que primero había que reequilibrar los términos de la re-
lación bilateral y, posteriormente, acometer lo relativo a la OTAN. Una posición
en las antípodas de la contraparte estadounidense, si bien esto tampoco había
experimentado ninguna variación sustancial. Lo que sí había cambiado, siendo
esto lo que enturbió la relación durante meses e hizo empezar con mal pie las ne-
gociaciones sobre el nuevo convenio, fue la fijación de Washington por hacer ver
al gabinete socialista que someter la permanencia a un referéndum era un error.
Felipe González y sus allegados eran conscientes de que la convocatoria del re-
feréndum, pese a la incertidumbre que pudiera plantear el resultado, no podía
evitarse. Se abre aquí un punto de fricción con las autoridades norteamericanas,
que consideran la decisión un riesgo innecesario. Así trató de hacérselo com-
prender Shultz a González durante un encuentro en Nueva York en la sede de
Naciones Unidas. La minuta interna redactada por el Departamento de Estado
y los recuerdos del presidente español difieren frontalmente respecto al tono de
la conversación (Prego, 2001: 253-255)41. Si seguimos el testimonio del político
sevillano, se produjo un fuerte encontronazo al repetirse viejos esquemas sobre
las contrapartidas por las bases, mientras que la fuente estadounidense presenta
a un González interesado en obtener alguna clase de declaración pública que
revelara que la superpotencia comprendía la postura del gobierno. Aspiración
que quedó frustrada al ser desaconsejada desde la CIA42.
Máximo Cajal, quien en sus memorias registra una versión más cercana a la
de la diplomacia norteamericana, nos ofrece la que parece una pista definitiva al
señalar que el centro de la discusión radicaba en que a Shultz la fórmula del refe-
réndum “le parecía anatema” (Cajal, 2010: 151). El nerviosismo que generaba en
la Administración Reagan la consulta se explica porque todos sus pronósticos eran
negativos. Únicamente el Director del INR, vinculado al Departamento de Estado,
se desmarcaba de los mismos y confiaba en que el resultado diera un vuelco. El
resto de agencias vaticinaban una derrota y ofrecían hasta tres fórmulas alternati-
vas para desconvocar el referéndum43. Con tales expectativas se entiende la escasa
receptividad de los representantes de Estados Unidos cuando, a finales de octubre
de 1985, se inauguraron unas conversaciones para abordar de manera amistosa la
situación de la relación bilateral. Presentadas por la delegación española como el
preámbulo a las negociaciones oficiales para alcanzar un nuevo convenio, los nor-
teamericanos preferían calificarlas como un diálogo sobre la Seguridad europea.
En el resumen preparado por el embajador de Estados Unidos en Roma, Maxwell
Rabb, se aprecia la voluntad de evitar tomar decisiones precipitadas y de apurar al
máximo las opciones para que el referéndum no tuviera finalmente lugar44.
41
Secretary’s Meeting with Spanish Prime Minister Felipe Gonzalez, September 26. Telegram
from SECSTATE to United Nations US Mission. 28-9-1985. CREST Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP87R00529R000100040084-8.pdf.
42
Suggested Discussion Item for Meeting with DepSECSTATE on Spanish-NATO Referen-
dum. 2-10-1985. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-
RDP87R00529R000300260010-3.pdf.
43
Spain: The NATO Referendum and US-Spanish Military Ties. 10-1985. CREST. Recuperado
de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP87T00573R000400490007-0.pdf.
44
Telegram from AMEMBASSY Rome to SECSTATE. 28-10-1985. Peter R. Sommer Files
(PSF), Box 90900. RRL.
45
Spain: Issues Gonzalez May Wish to Discuss. 19-4-1985. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP85T01058R000202780001-7.pdf.
46
Spain: The NATO Referendum and US-Spanish Military Ties. 10-1985. CREST. Recupera-
do de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP87T00573R000400490007-0.
pdf; Spain: Political and Economic Overview. 26-2-1986. CREST. Recuperado de https://www.
cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP86T01017R000303440001-6.pdf.
47
Spain and NATO: The Referendum Question is Posed. Telegram from AMEMBASSY Ma-
drid to SECSTATE. 31-1-1986. PSF, Box 90900. RRL.
48
Intervención de Felipe González. Sesión plenaria. 4-2-1986. DSCD, 266, 11979.
49
Gonzalez Worried about NATO Referendum. Telegram from AMEMBASSY Madrid to
SECSTATE. 8-2-1986. PSF, Box 90900. RRL.
50
Ibid.
51
NATO Referendum: A Solid Victory. Telegram from AMEMBASSY Madrid to SECSTATE.
12-3-1986. PSF, Box 90900. RRL.
52
Spain. 13-3-1986. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/library/readingroom/
docs/CIA-RDP90G01359R000200090009-0.pdf.
53
Spain: Political and Economic Overview. 26-2-1986. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP86T01017R000303440001-6.pdf.
54
Spain. 1-4-1986. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/library/readingroom/
docs/CIA-RDP86T01017R000403750001-1.pdf.
55
Ibid.
56
Spain: The NATO Referendum. 17-3-1986. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/
library/readingroom/docs/CIA-RDP91B00874R000100140007-0.pdf.
57
1976 Treaty with Spain. 3-11-1982. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/li-
brary/readingroom/docs/CIA-RDP85M00364R000400530054-4.pdf; 1982 Agreement with
Spain. 11-3-11-1982. CREST. Recuperado de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/
CIA-RDP85M00364R000400530058-0.pdf
58
September Warning and Forecast Report. 23-9-1986. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP91B00776R000300110016-0.pdf.
59
Spain: Spanish Goals and Strategy in the Bilateral Security Talks. 13-8-1986. CREST. Recupe-
rado de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP88G01117R000501450002-4.
pdf.
60
FM Ordonez on Bases. Telegram from AMEMBASSY Madrid to SECSTATE. 8-11-1986.
PSF, Box 90900. RRL.
61
US-Spanish Base Negotiations and NATO. Telegram from AMEMBASSY Madrid to
SECSTATE. 24-10-1986. PSF, Box 90900. RRL.
electoral bastaba con encontrar “soluciones aparentes”, sin tener que “entrar en
temas sustantivos” (Iglesias, 2003: 715). No era el caso. Y es que, como senten-
ció el Francisco Fernández Ordóñez en la Comisión de Asuntos Exteriores del
Congreso celebrada el 27 de febrero de 1987, es decir, cuando las espadas por
todo lo alto en el proceso negociador:
“Lo que queremos es una relación equilibrada, no una relación de subordina-
ción. Queremos una relación de aliados; queremos una relación igualitaria y
no queremos una sobreinversión militar […] Es decir, queremos un ajuste de
nuestra posición”62.
Los términos en los que se negoció este ajuste han sido descritos con gran detalle
por Máximo Cajal (2010: 151-208), quien encabezó la delegación española y que
se refiere al proceso como una pesadilla (Cajal, 2010: 139). La limitada documen-
tación primaria con la que contamos implica que la reconstrucción de las rondas
negociadoras se haya realizado básicamente a partir de sus testimonios, comple-
mentados, bien por fuentes hemerográficas (Powell, 2011: 624-635), o bien por
las comunicaciones del Departamento de Estado y los materiales del Consejo de
Seguridad Nacional (Heiberg, 2018: 177-191). Quedan todavía muchos detalles
que verificar, entre ellos el posicionamiento del rey Juan Carlos ante la negociación
–en documentos internos norteamericanos se llega a afirmar que el monarca “se-
gún se dice no está de acuerdo con la propuesta del gobierno”–, pero es palpable
que la postura de firmeza española acabó prevaleciendo63. El 1 de diciembre de
1988 se firmó el nuevo acuerdo64. El mismo, que tendría una duración de ocho
años, adoptó la fórmula de convenio sobre cooperación para la Defensa, dejando
por tanto atrás los acuerdos de amplios espectro que afectaban a otras facetas de la
relación. La reducción de efectivos, que Ángel Viñas calcula que supuso la retirada
de “4700 militares y cerca de 640 civiles” (p. 500), afectó sobre todo a las bases
de Zaragoza y Torrejón de Ardoz. El abandono de esta última instalación provocó
el traslado del Ala Táctica 401 a la base italiana de Aviano, toda vez que los altos
costes de la operación frustraron el proyecto pensado para Crotone (Cooley, 2008:
208). El gobierno socialista pudo, por tanto, presentar el nuevo convenio como un
refrendo a las condiciones fijadas en el referéndum de la OTAN, si bien la condi-
ción referente a las armas nucleares fue durante un tiempo escamoteada mediante
un subterfugio legal (Powell, 2011: 632-633).
62
Intervención de Francisco Fernández Ordóñez. Comisión de Asuntos Exteriores. 27-2-
1987. DSCD, 80, 3121.
63
Presidential Appointments and Scheduling. 29-5-1987. WHORM Subject Files: CO
Spain, Box 177. RRL.
64
Convenio entre el Reino de España y los Estados Unidos de América sobre Coope-
ración para la Defensa, anejos y canjes de notas anejas al mismo, hecho en Madrid el 1 de
diciembre de 1988. Boletín Oficial del Estado, 108, 6-5-1989, 13325-13345.
65
Talking Points for your Meeting with Ambassador Bartholomew. 21-7-86. CREST. Recupera-
do de https://www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP86T01017R000404150001-6.
pdf.
66
Ibid.
67
Spain-NATO: Prospective Contributions. 12-2-1987. CREST. Recuperado de https://
www.cia.gov/library/readingroom/docs/CIA-RDP88T00091R000400010001-2.pdf.
68
Memoranda of telephone conversation (Telcon) with Felipe Gonzalez. 24-1-1989. George
Bush Presidential Library (GBPL). Recuperado de https://bush41library.tamu.edu/files/mem-
cons-telcons/1989-01-24--Gonzalez.pdf.
69
Nota interior del Director del Departamento de Internacional a la Secretaria de Felipe Gon-
zález. 8-3-1989. AFFG. Signatura: FER0044704.
70
Memoranda of face-to-face conversation (Memcon) with Francisco Fernandez Ordonez.
14-3-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-
03-14--Ordonez.pdf.
Para ello solicitaba el apoyo de España para lograr que los sandinistas no exten-
dieran la revolución y se volcaran hacia la democratización, petición que Fer-
nández Ordóñez recibió asertivamente:
“González le ha dicho a Ortega que la democracia no es solo una moneda de
cambio. […] Bush dijo que, si González estaba en la misma onda, él tiene el
prestigio [stature] para ayudar. Dado su respeto por González, el presidente
considera que tiene un papel único que jugar”71.
A comienzos del mes de abril Moncloa recibió una carta del presidente nortea-
mericano en la que, en un tono muy cordial tal y como destaca Yáñez-Barnuevo,
se invitaba al jefe de gobierno de España a desplazarse a Washington a lo largo
del segundo semestre de 1989 para una visita oficial de trabajo.72 Un interés que
demuestra la importancia concedida a engrasar la relación bilateral, habiéndose
ya producido varios encuentros al más alto nivel –incluida una reunión de Bush
con Juan Carlos I durante los actos fúnebres del Emperador de Japón– en los
apenas cuatro meses de mandato del político republicano. La visita presidencial
quedó finalmente fijada para el mes de octubre.
Junto a Nicaragua, el otro tema que ocupó la agenda de trabajo de esos
meses fue la situación de Panamá. Un año antes España se había ofrecido a
acoger al general Manuel Noriega, un gesto que había sido muy valorado desde
la administración Reagan73. Con motivo de las elecciones en el país del Canal,
Bush telefoneó a González para abrir una vía de comunicación con Noriega
y a través del mandatario español advertirle de que Estados Unidos estaba
dispuesto a no extraditarle si aceptaba los resultados de las elecciones74. El
político sevillano aceptó el encargo, solicitando un par de días para informar
sobre la gestión. Daba así comienzo un interesante episodio diplomático que
tuvo continuidad en fechas venideras. En el plazo fijado, el presidente español
informó de que:
“había enviado un emisario a ver a Noriega el lunes, después de haber intentado
comunicarse con Noriega directamente sin haberlo logrado. El martes hablaron,
y Noriega dijo que estaba consultando con el Consejo de Estado y que le daría su
respuesta a través del emisario español. Hasta ahora no ha habido respuesta”75.
71
Ibid.
72
Nota interior del Director del Departamento de Internacional a la Secretaria de Felipe Gon-
zález. 7-4-1989. AFFG. Signatura: FER0044704.
73
Meeting with Spanish Prime Minister Felipe Gonzalez. 27-5-1988. Nelson C. Ledsky fi-
les. RAC Box 6. RRL.
74
Telcon with Felipe Gonzalez. 8-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-08--Gonzalez.pdf.
75
Telcon with Felipe Gonzalez. 10-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-10--Gonzalez.pdf.
76
Elementos proyecto respuesta carta del Presidente Gobierno al Presidente Bush.24-8-1989.
AFFG. Signatura: FER0044704; Nota interior del Director del Departamento de Internacional a
la Secretaria de Felipe González. 10-10-1989. AFFG. Signatura: FER0044704; Carta de Felipe
González a George H. W. Bush. 11-10-1989. AFFG. Signatura: FER0044704.
77
Telcon with Felipe Gonzalez. 10-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-10--Gonzalez.pdf.
78
Telcon with Felipe Gonzalez. 11-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-11--Gonzalez.pdf.
79
Telcon with Felipe Gonzalez. 23-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-23--Gonzalez.pdf.
80
Memcon with Felipe Gonzalez. 30-5-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-05-30--Gonzalez.pdf.
81
Memcon with Felipe Gonzalez. 19-10-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-10-19--Gonzalez.pdf.
82
Ibid.
83
Ibid.
son importantes y países como Argentina o Chile tienen una mayor magnitud e
impacto que los de América Central”84.
Europa del Este, América Latina y también un pequeño aporte sobre Oriente
Medio fueron, por tanto, los ejes sobre los que pivotó la conversación. Las men-
ciones directas a la relación bilateral, más allá de algunos elogios sobre la buena
salud de la misma, estuvieron capitalizadas por Fernández Ordoñez. El ministro
puso sobre la mesa la posibilidad de alcanzar acuerdos en materia cultural y
científico-tecnológica, elementos que, como se recordará, estaban anteriormen-
te asociados a los acuerdos militares y que el nuevo convenio había excluido.
Igualmente se abordaron cuestiones comerciales e impositivas, en aras de encon-
trar un marco jurídico que favoreciera las inversiones. En suma, un encuentro
que sirve para verificar que la relación había alcanzado tal madurez que era
posible dialogar sobre otras dimensiones de la política internacional y tratar de
encontrar sinergias de colaboración. Una idea resaltada públicamente por Felipe
González ante los medios de comunicación, sosteniendo que España y Estados
Unidos podían tener diferentes aproximaciones a cuestiones como las políticas
hacia Centroamérica justamente porque existía entre ambas naciones un vínculo
de confianza (Mendo, 1989).
Llegamos así a los últimos meses de 1989, punto en el que finaliza el análisis
aquí presentado. Los cambios vertiginosos, a los que ya refiriera González, germi-
naron en la caída del Muro de Berlín. Pocas semanas después tuvo lugar la Cumbre
de Malta y el mundo encaminaba sus pasos hacia la posguerra fría. Ante tal magno
acontecimiento el presidente Bush quiso consultar con sus socios qué mensaje
era conveniente llevar a la pequeña isla situada en el centro del Mediterráneo. El
jefe de gobierno español respondió a la llamada sugiriendo que, más allá de las
dificultades, la mejor manera de ayudar a Gorbachov, “para que nos deje que le
ayudemos, es no insistir en la eliminación de los dos Pactos”85. Era una idea que
ya había compartido con los miembros de la administración republicana el pasado
octubre y que fue acogida con interés. González encontraba ventajosa la estabili-
dad que ofrecían estas alianzas, entendiendo que resultaba crucial ganar tiempo
para lograr que las negociaciones para el desarme avanzaran. El rápido derrumbe
del bloque soviético desbordó estos argumentos, pero también abrió la puerta a
la posibilidad de resolver los conflictos de un modo diametralmente opuesto a lo
experimentado durante décadas. Nos referimos a la crisis del Golfo Pérsico, en la
cual España participó como un socio más de Estados Unidos86.
84
Ibid.
85
Telcon with Felipe Gonzalez. 25-11-1989. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1989-11-25--Gonzalez.pdf.
86
Telcon with Felipe Gonzalez. 11-1-1991. GBPL. Recuperado de https://bush41library.
tamu.edu/files/memcons-telcons/1991-01-11--Gonzalez.pdf.
Conclusiones
A lo largo de estas páginas se procurado presentar la evolución que experimen-
taron las relaciones hispano-norteamericanas durante la década de los ochenta.
Un periodo complejo y no carente de incertidumbres, que estuvo marcado por la
escasa receptividad de la sociedad española a situar los debates sobre seguridad
y defensa o política exterior fuera del estrecho margen de las fronteras españolas.
Los riesgos que entrañaba el conflicto bipolar, junto a la necesidad de una firme
adhesión a la causa occidental liderada por Estados Unidos, quedaban difumi-
nados por las visiones que cultivaban la conveniencia del no alineamiento. Una
opción atractiva, pero de dudosa viabilidad a tenor de la posición geoestratégica
de España y de la herencia recibida de la dictadura franquista en forma de acuer-
dos bilaterales con la potencia americana.
Uno de los elementos que se han presentado fueron, justamente, las dificul-
tades que tenía España para reconfigurar una política exterior activa tras años
de ensimismamiento y dependencia del vínculo bilateral con Estados Unidos
para su encaje en el bloque occidental. La llegada al poder del PSOE supuso
una oportunidad para modificar estas dinámicas y superar los principales es-
collos. Sin embargo, no resultó fácil hacerlo, siendo especialmente traumático
y espinoso el contencioso abierto en torno a la permanencia de España en la
Alianza Atlántica. La manera en la que se planteó el debate no favoreció que la
ciudadanía española tomara conciencia de las dinámicas y servidumbres que
acarrea una mayor implicación en la escena internacional. Importantes sectores
de la población mostraban un gran desconocimiento y desinterés por lo que
ocurría fuera de sus fronteras. La larga dictadura, con sus monótonas consignas
repetidas machaconamente, había insensibilizado a muchos españoles frente a lo
que en otros países del entorno se vivía con cierta normalidad. Se gestó así una
España a dos velocidades, con una gran brecha entre los muy comprometidos y
movilizados, frente a los que preferían no politizarse y se guiaban por una cierta
lógica utilitarista fraguada al calor del desarrollismo. Resulta lógico que en este
escenario reconducir el debate a términos no nacionales fuera una misión muy
complicada. Así, el referéndum de la OTAN se jugó en clave política interna,
lo que llevó a la desesperación a la Administración Reagan que no comprendía
esta pasividad ante la amenaza soviética por parte de un país que consideraba
un aliado.
Todas estas cuestiones han sido suficientemente analizadas desde ámbitos
diversos como la sociología y la historia. No obstante, a partir del concurso de
nuevas fuentes primarias ha sido posible formular una hipótesis que matiza al-
gunos de los juicios realizados hasta la fecha. Si como apuntan los documentos
desclasificados la salida de la OTAN nunca fue una opción para Felipe González el
proceso de reconfiguración de la acción exterior española cobra un nuevo sentido.
Sin negar lo evidente, que es que dentro del propio gabinete socialista convivían
diversas sensibilidades, el empuje de González y su círculo más cercano de cola-
boradores fue lo que propició que la política de “ambigüedad calculada” fuera una
estrategia pensada no tanto para el exterior como en términos puramente internos.
Los mensajes tranquilizadores trasladados a los rectores de la política estadouni-
dense apuntan a esta dirección. Asimismo, es posible plantear que prácticamente
desde el inicio de la nueva andadura socialista se tomaron decisiones en política
exterior que iban más allá de meros movimientos tácticos o gestos para la galería.
Sin necesidad de negar el pragmatismo de determinadas decisiones, muchas de
ellas revelan la voluntad del presidente de gobierno de que Madrid pudiera ir
cobrando peso dentro del ruedo internacional. Obviamente el éxito del proceso
de incorporación a la CEE fue crucial, pero no debe desdeñarse la voluntad de
alcanzar influencia en otros contextos geográficos, especialmente Latinoamérica.
Junto a esto, también se ha repasado cómo el debate sobre la OTAN afectó a
las relaciones hispano-norteamericanas y cuáles fueron los principales episodios
acaecidos hasta el referéndum de 1986. La falta de acuerdo entre el presidente y el
ministro de Asuntos Exteriores en relación a la Alianza podría plantear una duda
razonable sobre a qué se debió entonces su elección si la decisión de permanecer
ya había anidado en la mente del jefe del gobierno. A riesgo de ser una hipótesis
difícilmente documentable, podría argüirse que González era consciente de que
un Morán fuera del gabinete no sería controlable. Conociendo a la persona, el pre-
sidente tenía garantizado que su ministro se comportaría con lealtad, por más que
mantuviera sus discrepancias, mientras estuviera al cargo de Santa Cruz. Visto así,
Morán fue una pieza más de esa ambigüedad hacia el interior, permitiendo además
disponer de una vía de escape si la relación con Estados Unidos se tensionaba.
La habilidad con la que Felipe González movía los hilos de la política española
generó en Washington la imagen de un político cortoplacista, que se movía por
impulsos en aras de lograr sus objetivos. Una percepción que resulta vital para
comprender en toda su extensión las dificultades que tuvo la superpotencia para
aceptar que las negociaciones conducentes a un nuevo acuerdo bilateral no se-
rían similares a las anteriores. Las demandas españolas respecto a la reducción
de efectivos y la consecución de una relación más equilibrada no eran un truco de
prestidigitación, sino reivindicaciones innegociables. Una reclamación política que
sobrepasaba el cálculo geoestratégico que guiaba a la delegación norteamericana.
Frente a lo que cabría pensarse, los efectos que sobre la relación tuvo el con-
tencioso respecto a la OTAN y el duro proceso negociador que concluyó con la
firma del Convenio de Cooperación para la Defensa no fueron dañinos. Como
es lógico se produjeron desencuentros, pero una cuidadosa lectura de las fuentes
no revela un gran deterioro de las relaciones. Al contrario, la oportunidad abierta
por el relevo en la Casa Blanca fue aprovechada por Madrid para proponer un
marco de cooperación ampliado. Así, no hizo falta que España se comprometie-
ra con Estados Unidos durante el conflicto del Golfo Pérsico en 1991 para que
las dudas sobre la fiabilidad de su socio se disiparan. Ya desde 1989, antes de
la reconfiguración del orden mundial, son patentes los brotes verdes y la buena
sintonía entre cabezas de gobierno. Un entendimiento que difícilmente se hu-
biera logrado si España no hubiera hecho su tránsito hacia esas mayores cotas de
influencia, las cuales llevan aparejadas ciertas responsabilidades. El paso de una
política reactiva a una proactiva queda ejemplificado en cómo durante el periodo
Reagan el presidente norteamericano simplemente, por pura cortesía diplomáti-
ca, informaba a su homólogo español de sus grandes decisiones en política exte-
rior, frente a un George H. W. Bush que tiene interés en conocer las opiniones de
González. Un diálogo que, salvando las distancias entre ambos países, sirve para
cerrar el periplo hasta lograr posicionar a España en su sitio.
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Resumen
El Mediterráneo fue un eje determinante de la política exterior española desde comienzos
del siglo XX, sin embargo, su vertiente mediterránea fue básicamente una política ma-
rroquí, con todos los componentes internacionales, coloniales y de seguridad. No sería
hasta el tramo final del siglo –precisamente tras la normalización de la posición interna-
cional de España desde sus anclajes atlánticos y europeos, entre 1982 y 1988, cuando
realmente emergería una auténtica política mediterránea –el “giro mediterráneo” propia-
mente dicho. España ejerció como puente y como cabeza de puente desde su proyección
hacia su frontera meridional, entonces también frontera geopolítica europea y atlántica.
Asimismo, modelaría una política mediterránea con personalidad propia que cristalizó
en el Proceso de Barcelona, y emprendió una ambiciosa rearticulación de la escala y las
estrategias en sus relaciones con el Magreb.
Palabras clave: Historia de la política exterior de España. Historia del Mediterráneo.
España actual.
Abstract
The Mediterranean has been an essential axis for Spain´s foreign policy from the begin-
ning of the 20th Century. However, Spanish Mediterranean policy was in fact predomi-
nantly Moroccan, with important international, colonial and security components. It was
only at the end of the 20th century that an authentic Mediterranean Policy –the “Medi-
terranean turn” proper– emerged. This happened as a result of the standardization of
Spain’s international role, with both Atlantic and European anchorage between 1982 and
1986. Spain would then play an important role as bridge and bridgehead thanks to her
Southern borders, then also European and Atlantic borders. Likewise, Spain was bound
to shape a self-defined Mediterranean policy which crystallised in the so-called Barcelona
Process and opened the way to an ambitious revision of the scale and the strategies in her
relationship with the Maghreb.
Keywords: Spain’s Foreign Policy History. Mediterranean History. Contemporary Spain.
la Nueva Europa que ponía fin a la Guerra Fría; en noviembre de 1991 la Alianza
Atlántica aprobaba un nuevo Concepto Estratégico basado en la cooperación de
los antiguos enemigos; y en diciembre de aquel mismo año se firmaba el Tratado
de Maastricht que daría lugar al nacimiento de la Unión Europea, por citar algunos
acontecimientos ilustrativos. En España, el clima de distensión se haría visible en
el Plan Estratégico Conjunto de 1990, en el que se hacía hincapié en el desarme y
el propio ministro de Defensa Narcís Serra exponía ante el Congreso las directrices
para la articulación de una doctrina defensiva apoyada en la distensión y el diálogo
(Comisión de Defensa, 1990).
La desaparición del “conflicto ideológico –afirman Ricardo Méndez y Silvia
Marcu– parecían abrir mayores posibilidades para avanzar hacia un nuevo orden
mundial más cooperativo, pacífico y seguro, con un reforzamiento del arbitraje
ejercido por las organizaciones internacionales, en particular las Naciones Uni-
das” (Méndez; Marcu, 2003: 111), una paulatina apertura de las fronteras al
comercio y los intercambios, así como la difusión de la democracia y la economía
de mercado.
En suma, el mundo en el que se desenvuelve la acción internacional de Es-
paña y sobre el que se proyectan sus prioridades de seguridad estaría dominado,
como bien precisa Rafael Calduch, por la globalización, la transición estructural
–la progresiva transformación de la bipolaridad política y militar, la universaliza-
ción del capitalismo y la creciente interacción cultural entre las distintas socieda-
des– y la aceleración de los procesos de cambio (Calduch, 2009). La estructura
de poder es, en consecuencia, mucho más compleja y poliédrica.
Los cambios y el acomodo de España a estos cambios se tejería, por tanto,
desde la externalidad de dichos procesos en los que España se encuentra ple-
namente inmersa, como consecuencia de su plena incardinación en el sistema
internacional. La dinámica de europeización de las políticas públicas sería el eje
fundamental a través del cual se irían tejiendo las estrategias e incorporando
los medios de adaptación a los desafíos de un mundo en profundo cambio.
Transformaciones que tendrían especial repercusión sobre la concepción de la
seguridad y que para España resultarían de primordial importancia a tenor del
protagonismo del Mediterráneo como escenario de fractura y demarcación fron-
teriza centro-periférica.
1
Un consenso que se iría labrando desde mediados de los años ochenta, en buena
medida bajo la gestión ministerial de Francisco Fernández Ordoñez, y que a la altura del año
1992 era objeto de común debate entre el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Javier So-
lana, y Javier Rupérez en la Comisión de Asuntos Exteriores el 16 de septiembre. Un consenso
definido a tenor de la condición de España como país “europeo, democrático y occidental” y
comprometido con la defensa de un orden internacional basado en la defensa del Estado de
Derecho, la democracia parlamentaria y los Derechos Humanos (Comisión de Asuntos Exte-
riores, 1992).
2
En una comparecencia del ministro de Defensa, Narcís Serra, ante la Comisión de
Defensa el 29 de enero de 1990, enfatizaba la necesidad de promover un giro mediterráneo en
Europa, hacia el Sur. Había que promover políticas para mejorar la seguridad europea estable-
ciendo mecanismos de cooperación económica, cultural y política para fomentar la estabilidad
(Comisión de Defensa, 1990).
nos de seguridad, ha dado lugar a una activa política en diversos foros multila-
terales europeos y atlánticos –la Alianza Atlántica, la Unión Europea Occidental
y la Unión Europea–.
En el plano euroatlántico, la Alianza Atlántica comenzaría a prestar mayor
atención al flanco sur desde 1994, fruto de la persistencia de Italia, Francia y
España ante su preocupación por la polarización del interés de la Alianza hacia
los países de Europa Central y Oriental en detrimento de los problemas de los
vecinos del sur. En el marco de las instituciones europeas la Unión Europea Oc-
cidental se convertiría en uno de los foros pioneros en la reflexión y la búsqueda
de vías de trabajo para afrontar los problemas de la seguridad en el Mediterrá-
neo. Pero serían, finalmente y pese a sus limitaciones, las políticas emprendidas
en el seno de la Unión Europea las que tendrían mayor transcendencia en el mar-
co del Mediterráneo. Las iniciativas para profundizar en la política mediterránea
europea fueron muy diversas desde principios de la década de los noventa. Entre
ellas la asumida por Francia en 1990 al promover el Foro Mediterráneo o “Pro-
ceso 4+5” que se orientaría hacia el Mediterráneo Occidental englobando a los
países ribereños –Francia, Italia, España y Portugal, a los que luego se sumaría
Malta, desde el lado europeo y Marruecos, Mauritania, Túnez, Argelia y Libia, los
países del Magreb– y que se diluiría en breve a tenor del colapso de la Unión del
Magreb Árabe –UMA–, los acontecimientos políticos de Argelia y las sanciones
internacionales a Libia por el atentado de Lockerby. Recelosas del protagonis-
mo francés, España e Italia tenderían a potenciar una perspectiva más global
de la política mediterránea, más pan-mediterránea, incluyendo toda la cuenca,
por medio de una iniciativa en septiembre de aquel mismo año para celebrar la
Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en el Mediterráneo –CSCM–,
directamente inspirada en la experiencia de la Conferencia para la Seguridad y la
Cooperación en Europa –CSCE-3.
Un camino que conduciría a la iniciativa más ambiciosa y global de la ce-
lebración de la Conferencia Euromediterránea en Barcelona en noviembre de
1995, que daría lugar al llamado Proceso de Barcelona. La iniciativa española,
uno de los logros más destacados de la diplomacia española en la década junto a
la Conferencia de Paz de Madrid sobre Oriente Próximo, mostraba –como bien
apunta Susana Sueiro– la superación de:
(...) su restringida visión histórica del Mediterráneo como su frontera meridio-
nal (o sea, básicamente sus relaciones con Marruecos), España quiso ampliar el
tradicional foco exclusivo de su acción mediterránea para adoptar un enfoque
3
Se pretendía así, en palabras del ministro de Asuntos Exteriores –Javier Solana–,
promover un “protagonismo responsable” para superar el statu quo en la región y crear un
“entramado lo más sólido posible de intereses recíprocos que acerquen progresivamente
ambas orillas del Mediterráneo” (Comisión de Asuntos Exteriores, 1992).
4
Se concretaba así, en opinión del Secretario General de Política Exterior –Villar Ortiz
de Urbina– la voluntad manifiesta en los Consejos Europeos de Corfú y Essen para dinamizar
la política mediterránea y aportar la sensibilidad mediterránea de España (Comisión de Asun-
tos Exteriores, 1994).
5
Así lo explicitaría el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja Aguirre, en su
comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso el 18 de septiembre de
1979, al definir los principios que inspiraban la política española hacia el Magreb: la idea de
cooperación y la idea de equilibrio(Comisión de Asuntos Exteriores, 1979)
6
En la comparecencia de Fernando Morán ante la Comisión de Asuntos Exteriores el
18 de febrero de 1983 aludía al convencimiento propio y de su Partido en torno a la necesidad
tica de España.
Los avances del Frente Islámico de Salvación –FIS–, fundado en 1989, en
el marco de la Guerra del Golfo fueron muy notorios. El éxito en las elecciones
legislativas, celebradas a doble vuelta, en diciembre de 1991 y enero de 1992
del FIS, suscitaron temores entre las autoridades españolas. La posterior inter-
vención militar en Argelia, tras la suspensión del proceso electoral en enero de
1992 ante los resultados del FIS en la primera vuelta, fue asumida por asumida
por Chadli Bendjedid bajo la presión del Ejército y del Alto Consejo de Estado.
La actitud de España vendría dictada por el pragmatismo y las premisas de
su seguridad ante el peligro de desestabilización, de modo que mostraba su pe-
sar por la decisión del Gobierno argelino pero se abstenía de condenar el golpe
de Estado o de reclamar la celebración de la segunda vuelta. Ese pragmatis-
mo, fundando en prioridades estratégicas, conduciría a una política que, por un
lado, apoyaba el derecho del régimen argelino a combatir el terrorismo islamista,
mientras que, por otro lado, reclamaba el respeto de los Derechos Humanos y
llamaba a las autoridades a un final dialogado del conflicto.
El contencioso del Sáhara continuaría siendo un factor permanente de
tensión en las relaciones con el Magreb y el litigio más desestabilizador de la
zona. En 1991 Naciones Unidas propusieron el “Plan de Arreglo”, que recogía
proposiciones conjuntas realizadas por la Organización para la Unidad Africa-
na y las Naciones Unidas. En dicho plan, apoyado por Marruecos y el Frente
Polisario, se preveía la celebración de un referéndum de autodeterminación
con dos propuestas: independencia o integración en Marruecos. Sin embargo,
nunca se llegó a un acuerdo. La discrepancia fue especialmente visible en los
criterios de elaboración de la lista de electores. Las Naciones Unidas autori-
zaron el envío de una Misión de las Naciones Unidas para el referéndum del
Sáhara Occidental –MINURSO–.
7
Entrevista n. 12, realizada a D. Marcelino Oreja Aguirre el 11 de octubre de 2010,
en Madrid, 16-17.
tados en Madrid y les hizo entrega de una carta del Presidente Felipe González.
En la misiva se anunciaba que España iba a establecer relaciones diplomáticas
con Israel, sin que este hecho supusiera la aceptación de la política exterior o
interior de un Estado. Se estimaba que al tener España relaciones con ambas
partes, estaría en “condiciones de desempeñar un papel más activo en la búsque-
da de una solución pacífica, justa y duradera al conflicto del Próximo Oriente”
(Moratinos; León, 2003: 111).
El reconocimiento de Israel conferiría a España mayor capacidad mediadora
en el conflicto de Oriente Medio. La diplomacia española se esforzó, en el con-
texto de la Intifada palestina en 1987 y del retorno del Ejército israelí a Líbano el
año siguiente, por promover la vía de la Cooperación Política Europea y conferir
un trato prioritario a la situación de Oriente Medio durante su primera presiden-
cia de la Comunidad Europea en 1989.
Los cambios acaecidos con el fin de la Guerra Fría y la convulsión de Oriente
Medio con motivo de la Guerra del Golfo de 1991 pondrían de relieve el inequí-
voco alineamiento occidental de España en la declaración de Felipe González
a favor de la liberación de Kuwait. La buena sintonía con Washington se vería
acompañada de una sustancial mejoría de las relaciones con Israel que recibiría
la visita del presidente español aquel mismo año y cuyos cimientos ya se habían
ido asentando a través del estrechamiento de los lazos culturales –los prepa-
rativos de Sefarad 92 para conmemorar la contribución judía a la historia y la
sociedad españolas– y las visitas de altos dignatarios como la del primer ministro
Isaac Shamir en 1989 y la del ministro de Asuntos Exteriores Moshe Arens en
1990. La equidistancia de Madrid entre su sensibilidad hacia el mundo árabe y
la causa palestina y la mejoría de sus relaciones con Israel facilitarían el prota-
gonismo que desempeñaría la diplomacia española a tenor de la celebración de
la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio en Madrid en octubre de 1991. En
1993 tras la firma de los Acuerdos de Oslo, en virtud de los cuales Israel reco-
nocía a la Autoridad Nacional Palestina, España, con diferente pulso, acometería
dentro de la agenda y los canales de acción de la Unión Europea su actuación
respecto al conflicto. No obstante, el encallamiento del proceso de paz, con la
segunda Intifada tras la visita del primer ministro israelí Ariel Sharon la Expla-
nada de las Mezquitas en Jerusalén en el 2000, volvería a poner de relieve los
límites de la diplomacia europea y percutiría directamente sobre las expectativas
del Proceso de Barcelona.
Casi un cuarto de siglo ha pasado desde la celebración del Proceso de
Barcelona. Las sombras que han ido diluyendo aquella inercia desde la que
se tejió el “giro mediterráneo” se proyectan desde diferentes haces, entre ellos
la magnitud y la larga resaca de la Gran Recesión de 2008, la cronificación
de la inestabilidad en el Mediterráneo o el avance de los populismos y las
dudas existenciales en el propio proceso de construcción europea. El vacío en
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Luciana Fazio
Libera Università Internazionale
degli Studi Sociali – LUISS Guido Carli
[email protected]
ORCID: 0000-0002-4256-8230
Recibido: 14-6-2019
Aceptado: 30-10-2019
Resumen
Desde la década de 1970, la Internacional Socialista (IS) jugó un rol central en el acerca-
miento entre Europa y Latinoamérica. Felipe González y el PSOE, de hecho, promovieron
los principios de la IS, tanto en sus políticas nacionales como internacionales, constitu-
yéndose en una pieza central en las relaciones de Europa Occidental y Latinoamérica. En
este contexto, el presente trabajo trata de ofrecer una reflexión acerca de la trayectoria de
la política exterior del PSOE respecto a Latinoamérica. Con tal objetivo, se identifican tres
momentos en el intervalo de tiempo que va desde la década de los setenta a la de los noven-
ta: el primero, cuando se verificó un claro acercamiento, se adquirieron conocimientos y se
afianzaron vínculos a través de la IS; el segundo, cuando se materializaron los enunciados
“políticos” adquiridos previamente; el tercero, con el redimensionamiento de lo “econó-
mico” en materia exterior, como resultado del impacto que tuvo en la política española la
adhesión a la CEE.
Palabras clave: PSOE. Internacional Socialista. Latinoamérica. CEE. Política exterior.
Abstract
Since the nineteen seventies, the Socialist International (SI) played a key role in the
rapprochement between Europe and Latin-America. Indeed, Felipe González and the
PSOE promoted the SI principles at both national and international levels, being at the
root of the relationships between Western Europe and Latin America. Within this con-
text, this paper aims at examining the trajectory of the PSOE foreign policy towards Latin
America. With this purpose, this paper identifies three crucial moments between the ni-
neteen seventies and the nineteen nineties. The first one coincides with a clear approach
between the PSOE and Latin America involving increased mutual knowledge and the
strengthening of their links through the SI. The second one took place when previous
“political” statements were brought to life. The third and last moment is identified with
the re-sizing of “economic” activity in foreign matters after Spain became a member of
the EEC.
Keywords: PSOE. Socialist International. Latin America. EEC. Foreign policy.
“La relación con América Latina confiere a España una dimensión europea de ex-
traordinaria singularidad.
Sin ella, España sería un país más encogido sobre sí mismo.
Un país triste”
(Iglesias y Juliana, 2018: 1076/5340).
Célebres han resultado las palabras del ex Ministro de Asuntos exteriores Fer-
nando Morán cuando señalaba que, solo a finales de la década de los ochenta,
España había logrado “normalizar” sus relaciones externas y, por tanto, ocupar
“su sitio” (Morán, 1990). De forma similar, el diplomático español Francisco
Villar subrayó que si bien la transición interna española se concluyó en 1982
con la llegada de los socialistas al poder (PSOE), la externa se alcanzó años más
tarde con la consolidación del gobierno socialista (Villar, 2016). Ello fue posible
gracias a que cuando Felipe González, Secretario General del PSOE, asumió la
presidencia del gobierno, disponía de un bagaje político y cultural, un prestigio
y una experiencia internacional que le permitieron profundizar, desarrollar y
“normalizar” la política exterior de su país. Con su interés por lo internacional y
la centralidad de que gozaba el presidente en materia exterior hizo posible que
sus “intereses personales” y su gran sensibilidad hacia los asuntos latinoamerica-
nos pudieran materializarse con mayor facilidad.
España constituyó un elemento clave en el relacionamiento entre la Comu-
nidad Económica Europea (CEE) y Latinoamérica en los ochenta y noventa así
como también fueron importantes las actuaciones de sus líderes en las activi-
dades de la Internacional Socialista (IS). Esta interrelación fue posible porque
desde la década de los setenta, la IS ejerció cierta influencia en las filas del Par-
tido Socialista Obrero Español (PSOE) al tiempo que esta le ayudó a crear espa-
cios internacionales que le permitieron a sus miembros construir importantes
1
Entre ellos, quisiera agradecer a Elena Flores Valencia, Luis Yáñez-Barnuevo García,
José Antonio Yáñez-Barnuevo García, Manuel Medina Ortega, Silvio Prado.
2
Willy Brandt: socialdemócrata, canciller de la Alemania Occidental entre 1969 y 1974
y líder del partido socialdemócrata alemán (SPD). Presidente de la IS entre 1976 y 1992. Olof
Palme: político socialdemócrata sueco y primer ministro entre 1969 y 1976 y entre 1982-
1986. Bruno Kreisky: político socialdemócrata, canciller de Austria entre 1970-1983.
3
A este propósito, resulta interesante la propuesta realizada por el historiador Charles
Maier quien sostiene que a finales los setenta y comienzos de los ochenta del siglo XX culminó la
“época larga”, y por tanto, la organización territorial de la historia contemporánea (Maier, 2008).
4
Además de reconocer la interdependencia del mundo, los tres líderes consideraron
la IS como un instrumento útil para fortalecer la socialdemocracia europea ya que dicha or-
ganización implicaba un activo rol internacional y redes a gran escala, lo que les permitiría
adquirir mayor peso internacional. (Brandt, Kreisky, Palme, 1977: 161-162 y 181-184).
que le permitió ocupar un lugar importante dentro de la IS. Esta última influyó
mucho en las filas del PSOE, no solo porque algunos de sus miembros participa-
ron activamente en las actividades de la IS, sino también porque le proporcionó
prestigio y reconocimiento internacional y contribuyó a que lograra, antes de su
legalización (1977), cierta autonomía e influencia nacional. La participación de
prominentes líderes europeos (el francés François Mitterrand, el sueco Olof Pal-
me, el italiano Pietro Nenni, etc.) en las actividades del PSOE también ayudaron
a este último a adquirir mayor visibilidad internacional y, por tanto, a incremen-
tar su eficacia tanto interna como externa.
Aun cuando González se esforzara por diversificar sus vínculos internacio-
nales, el líder español logró construir y mantener una relación mucho más estre-
cha con los socialistas del norte de Europa (actores centrales de la IS) que con
los del sur, con los cuales podía tener mayores afinidades. Es más, aludiendo a
estos elementos comunes, François Mitterrand (socialista francés), por ejemplo,
intentó construir un frente de socialistas del sur de Europa, un grupo comple-
mentario mas no opuesto a la IS, con el que apuntaba a contrarrestar el poder
y la influencia de los socialistas del norte. Varias reuniones se llevaron a cabo
(la primera informal en Latché, luego otra oficial en París en enero 1976 y en
Madrid en mayo 1977) e incluso se aprovecharan los encuentros de la IS para
intercambiar opiniones y reflexiones concernientes al frente de la Europa del
Sur. Sin embargo, la iniciativa del socialista galo no prosperó debido a que ciertas
fricciones terminaron por desgastar el proyecto, entre las cuales podríamos citar
las desavenencias frente a los comunistas, el débil apoyo de París para el ingreso
de España en la CEE y el escaso entendimiento frente a la situación del país Vas-
co y el terrorismo de ETA. De ahí que los intentos de crear un frente de los países
latinos de Europa no progresara y, por tanto, que las relaciones del socialista
español con sus pares del norte se mantuvieran mucho más estrechas y estables5.
La verdad es que los vínculos del PSOE con los socialistas del norte eran de
más larga data. Desde finales de los sesenta, y en particular durante los setenta, la
IS y la Fundación Ebert habían actuado como agentes externos promotores de la
democratización española (Muñoz, 2012; Ortuño, 2002)6. Es más, la actuación
5
Respecto a otros países latinos, González, por ejemplo, mantuvo una muy buena re-
lación con Bettino Craxi, líder del partido socialista italiano, véase Tardivio, 2016. Con Mario
Soares (partido socialista portugués), en cambio, tuvo algunos desencuentros, por ejemplo,
las fricciones que surgieron a raíz de los contactos que el portugués intentó estrechar con el
líder del partido comunista español, Santiago Carrillo. (Soares, 2011).
6
Durante la reunión del Bureau de la IS (9-10 diciembre 1972) se acordó la creación de
un Comité Especial para España para conocer más a fondo la situación del país y evaluar la po-
sibilidad de reconciliación entre los socialistas (los “históricos” y los “renovados”). Después del
reconocimiento del PSOE renovado como miembro legítimo de la IS (1974), el Comité Especial
de estos actores en la democratización fueron tan profundas que rara vez los
españoles las percibieron como impropias. De ahí que intentaran emularlas más
tarde en otras partes del mundo, como ocurrió en relación con Latinoamérica
(Powell, 2003: 314).
Se podría decir que, por tanto, en los setenta, el PSOE se esforzó por esta-
blecer nexos internacionales de primer orden, útiles para su propia legitimidad
nacional, con el fin de lograr mayor respaldo y reconocimiento internacional.
Encontraron en la IS un buen aliado y en cierta manera un medio para lograr su
cometido. En lo que concernía a Latinoamérica, actuaron como órganos com-
plementarios pues, por un lado, los socialistas españoles renovaron sus vínculos
con sus pares latinoamericanos y, por el otro, el PSOE, participando directamen-
te en la democratización española, se convirtió en una pieza clave en el proyecto
de la Internacional que apuntaba a la democratización de la región (Grabendorff,
2003: 213). Así pues, por sus afinidades culturales, históricas, lingüísticas, el
PSOE (como también lo fue el partido socialista portugués) resultó ser un inter-
locutor efectivo entre la IS y el Nuevo Mundo.
En este contexto, la IS organizó varias misiones en América Latina protagoni-
zadas por González y otras altas figuras del PSOE, a las cuales se le sumaron los
viajes personales realizados por el secretario del partido socialista español. Los
esfuerzos de la IS en el acercamiento entre las dos regiones fueron tan evidentes
que no pudieron ser ignorados por la prensa ni por los observadores internacio-
nales. Por ejemplo, Reporte Político Latinoamericano (Londres, 27 octubre 1978)
subrayaba que, en ese año, González ya había visitado cuatro veces la región y
se esperaban dos misiones más antes de fin de año7. Entre estos viajes podemos
recordar los siguientes: (i) a comienzos de 1976, Brandt y González le pidieron a
Luis Yáñez-Barnuevo visitar Chile, Argentina y Uruguay con el fin de evaluar si era
posible de que hubiera una delegación de más alto nivel de la IS en dichos países8.
fue reconvocado y se acordó el envío de una delegación de la IS a España (14-17 enero 1976)
con el objetivo de verificar los avances realizados por el PSOE y fortalecer su respaldo. La misión
de la IS fue bien recibida por el PSOE. Asimismo, la IS en octubre de 1975 creó un Fondo de
Solidaridad para España con el fin de sostener económicamente el PSOE. Véase “Spain, Special
Committee”; “Comunicado de la Misión de la Internacional Socialista”; The PSOE Reports (Ma-
drid, 14 enero 1976) Circular No. M26/75, “Spain. Decisions and Recommendation by Bureau
of Socialist International. Establishment of Spanish Solidarity Fund. October 10, 1975”. Archivo
IS, Instituto Internacional de Historia Social (IIHS), Ámsterdam, caja 813.
7
Informe periodístico en Londres, “La Internacional Socialista intensifica los contactos
entre Europa y América Latina” (27 Octubre 1978). Archivo IS, IIHS, Ámsterdam, caja 1128.
8
Luis Yáñez-Barnuevo: secretario de relaciones internacionales de la Comisión Ejecuti-
va del PSOE (1975-1979), Diputado en las Cortes Generales de España por Badajoz y Sevilla
(1977-1983; 1986-1991; 1993-2004) secretario de Estado de Cooperación Internacional y
para Iberoamérica (1985-1991).
9
Entrevista personal con Luis Yáñez-Barnuevo, Madrid, 20 Junio 2018.
10
Rafael Escuredo: Diputado en las Cortes Generales de España por Sevilla (1977-
1982), Presidente de la Junta de Andalucía (1979-1984). Guillermo Galeote: Diputado en
las Cortes Generales de España por Córdoba (1977-1993). Monica Threlfall: miembro de la
comisión internacional del PSOE.
11
Miguel Ángel Martínez: Diputado de las Cortes Generales de España por Ciudad Real
(1977-1999).
12
Carlos Andrés Pérez: político venezolano, miembro del partido Acción Democrática y
presidente de la República en dos ocasiones: 1974-1979 y 1989-1993. Pérez jugó un rol pro-
tagónico en el acercamiento entre la IS y Latinoamérica (organizó la Conferencia de Caracas de
1976) y estrechó vínculos de amistad con los vértices de la Internacional que le permitieron
ocupar un lugar destacado dentro la organización (cargo de vicepresidente de la IS).
13
Los sandinistas se refieren al grupo nicaragüenses Frente Nacional de Liberación Na-
cional (FSLN) que derrocó a Anastasio Somoza, quien había detentado el poder por 46 años.
14
La información sobre estas misiones se encuentra en el archivo de la IS, IIHS, Ámster-
dam, cajas 1168– 1170.
15
Vale la pena recordar que la política hacia Latinoamérica no fue una novedad de los
socialistas. Durante el franquismo se había procurado fortalecer la Hispanidad y bajo el gobier-
no de Adolfo Suárez (1976-1981) se pusieron en marcha nuevas estrategias para intensificar
las relaciones transatlánticas. Ahora bien, sin subestimar estos intentos de acercamiento, como
bien ha mencionado Celestino del Arenal, dichas políticas dieron la impresión de ser más una
“política de sustitución” en el accidentado camino hacia la CEE, que una prioridad. Fue Felipe
González quien les dio primacía (Arenal, 1994b: 283).
16
Por ejemplo, Craxi se opuso a la intervención norteamericana en Granada (Ministero
Degli Affari Esteri, 1987: 150-151). De igual manera rechazó la injerencia norteamericana en
Nicaragua (De Michelis 2007: 43) y en Chile durante su gira por los Estados Unidos en 1985
(Ghirelli, 2006: 187; Lezzi, 2002: 251).
17
La primera reunión fue organizada por el ICI en abril 1983, en la cual representantes
de las dos orillas del Atlántico se reunieron y acordaron respaldar las iniciativas del Grupo
Contadora. “Resolución sobre América Central del encuentro “Iberoamérica en la Democra-
cia” Madrid, 29 Abril 1983. Archivo Ministerio Relaciones Exteriores de Colombia, Bogotá,
caja 38372, carpeta 8.
bajo dictaduras, y por tanto, en lugares donde las fuerzas armadas seguían muy
comprometidas con las autoridades locales. Asimismo, el PSOE ofreció asisten-
cia y capacitación a algunos movimientos latinoamericanos para avanzar en los
proceso democráticos18.
Es más, la sensibilidad de González hacia los asuntos latinoamericanos y,
en particular, su lucha contra el déficit democrático, lo llevaron a emprender
acciones que no competían a la diplomacia española (v.gr. los diálogos con los
sandinistas). Dos fueron principalmente las estrategias adoptadas por el gobier-
no de Madrid para la difusión de la democracia: por un lado, las políticas de
cooperación y, por el otro, la promoción del reformismo y la moderación en la
izquierda latinoamericana (Grugel, 1997: 143-144).
Es innegable que, para el gobierno socialista, Latinoamérica ocupaba un lu-
gar central en materia exterior. Esto, empero, se inscribía dentro de un objetivo
más grande: el ingreso de España a la CEE. Si bien esto último podía repercutir
en los proyectos españoles transatlánticos, Madrid siempre se esforzó por incluir
la región en todos sus programas europeos (v.gr. con la inclusión en el Tratado
de Adhesión de la “Declaración común de intenciones relativa al desarrollo y a
las intensificaciones con los países de América Latina” o en el Consejo Europeo
de la Haya de junio 1986 en el que se acordó estudiar mecanismos comunitarios
para incrementar las políticas de cooperación en la región), pues de alguna ma-
nera también le permitía maximizar sus capacidades negociadoras en el seno de
la CEE (Arenal, 2011a). De ahí que España buscara, de cierta manera, europeizar
sus vínculos con Latinoamérica e iberoamericanizar sus relaciones con Europa.
Como bien los sintetizó Carlos Westendorp en la conferencia “España entre Eu-
ropa e Iberoamérica” al afirmar:
“En 1986 la Comunidad Europea ‘descubre’ a América Latina, reforzando des-
de entonces esta dimensión de su proyección exterior. Desde la Unión Euro-
pea tenemos una mayor presencia e influencia en América Latina. Y gracias
a nuestra dimensión iberoamericana también tenemos más peso en Bruselas”
(Westendorp, 1996).
Por consiguiente, se podría decir que Madrid intentó encontrar un equili-
brio entre su política europea y su política latinoamericana (consideradas como
complementarias). Ahora bien, si bien surgió cierta asimetría entre sus objetivos
económicos y aquellos políticos – pues la política de ajuste interpuesta por la
CEE y la coyuntura económica mundial junto la espinosa cuestión de la deuda
en Latinoamérica no solo condujeron a una variación de los postulados iniciales
del PSOE sino que también limitaron los posibles intereses/iniciativas económi-
18
Por ejemplo, algunos miembros del Partido Revolucionario Democrático de Panamá
estuvieron en España para recibir capacitación por parte del PSOE (Petras, 1981:74).
19
Por ejemplo, algunos encuentros entre las directivas del PSOE y la oposición cubana
se organizaron formalmente a través de la Fundación Pablo Iglesias (aunque detrás de la or-
ganización estuviera la Secretaría Internacional), pues reuniones directas entre la Secretaría
Internacional del PSOE o del gobierno mismo con los cubanos podía crear ciertos malenten-
didos y comprometer políticamente el partido y el gobierno. De igual manera, la gira que rea-
lizaría Elena Flores, por encargo de Felipe González, en los países del Grupo Contadora para
reavivar el proceso debía realizarlo como representante de partido y no como representante
de gobierno, pues la segunda opción podía interpretarse como injerencia internacional. De
ahí que, “dónde no podía llegar el gobierno, debía llegar el partido”. Entrevista personal con
Elena Flores, Madrid, Junio 20, 2018.
20
Desde 1988 se pusieron en marcha varios Tratados Generales de Cooperación y Amis-
tad con varios países del continente latinoamericano. Lo anterior también incluyó programas
de cooperación científico-técnica y empresarial.
21
En 1984, el PSOE lanzó el proyecto “Plan de Cooperación Integral” (primera iniciativa
de programación, coordinación y seguimiento, gestionada por el ICI), con el objetivo de ayu-
dar a Nicaragua, Costa Rica y Honduras. De acuerdo con Jean Grugel, el gobierno socialista se
dirigió a estos países no solo para demostrar su respaldo a la región, sino para responder a las
presiones del Grupo de Contadora que demandaba a España mayor compromiso en la zona
(Grugel, 1987).
22
Como ha señalado Celestino del Arenal, a lo largo de la década de los ochenta, no
hubo una relación clara entre la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y el PIB, por ejemplo en
1982 la relación AOD/PIB fue del 0,13%, en 1983 de 0,04% y desde 1984 a 1989 la relación
se mantuvo en torno al 0,09% (Arenal 1994a: 194).
23
En realidad es un proyecto que surge con el gobierno anterior pero que se desarrolla
con el gobierno socialista (la primera reunión se celebra en 1983). Además, este último rea-
lizó cambios importantes respecto al decreto original. Asimismo, vale la pena recordar que
en 1992, en concomitancia con el V Centenario, se concretizaron muchos proyectos de gran
importancia y prestigio internacional para España: la Exposición Universal de Sevilla, la se-
gunda reunión de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos Iberoamericanos (Madrid), la
fundación de la Casa América, los juegos olímpicos de Barcelona.
24
Según el Instituto Español de migración, en 1985 1.180.957 españoles residían en
Latinoamérica. (Zapatero, 1985).
25
A modo de ejemplo podemos recordar el caso de Juan Martín Guevara (el hermano
menor del Che Guevara) quien se encontraba detenido en Argentina por posesión de armas
aunque, según Carlsson, su encarcelamiento se debía en realidad a su parentela con el Che
Guevara. De ahí que el 10 de marzo 1978, el secretario de la IS contactara la IUEF con el fin
de obtener una beca para Guevara, pues de esta manera sería más fácil obtener su liberación.
Si bien, Austria le ofrecía visa de residencia, la activación de la beca solo podría ser posible si
era admitido a una Universidad, razón por la cual Carlsson interpeló Felipe González, pues
28
Aunque fueron escasas las reuniones oficiales del Comité, el compromiso de González
con el pueblo nicaragüense siempre estuvo latente. Incluso, junto con algunos miembros de
la IS, presionó a Daniel Ortega para que convocara elecciones libres en 1984 y de esta manera
cumpliera con lo prometido al derrocar a Somoza en 1979. Sin embargo, la carta enviada por
González, Brandt, Pérez y Oduber para presionar Ortega causó ciertos malentendidos. De ahí
que ellos decidieran dirigirse a los otros miembros de la IS para explicar los sucedido. Véase
“Carta dirigida a diversas personalidades aclarando el mensaje enviado a la Dirección del
FSLN de Nicaragua, por Felipe González, Carlos Andrés Pérez, Willy Brandt”, Agosto 1, 1983.
Fundación Felipe González. AFG.2.3.D.b.1.e.Willy Brandt (Alemania). ES. MD. 28079.FFG/
AFG 2.3.D.b.1.e//AFFG FER0044703.
29
Inmediatamente después de la conformación del Grupo de Contadora, la iniciativa
pareció estancarse. Ante este escenario, el presidente panameño, Ricardo de la Espriella, con-
tactó a González para que visitara los presidentes del Grupo y de este modo contribuyera a la
reanudación del proyecto. Elena Flores, representante internacional del PSOE, por encargo de
González, se ocupó de la cuestión. Luego de cumplir su gira a los países del Grupo de Con-
tadora y entrevistarse con el presidente colombiano Belisario Betancur, el proyecto se reavivó.
En palabras del ex ministro de Asuntos Exteriores, Oyden Ortega Durán, “Esto magnifica el
extraordinario papel jugado por España y particularmente por Felipe González en el inicio
de un proceso como el de Contadora” (Ortega, 1985: 21). Sobre la relación PSOE-situación
Centroamericana, véase por ejemplo Blasquez, 2006; Grugel, 1987; Solé, 1989.
30
Además de todas las manifestaciones públicas en las que expresó el apoyo al Comando
por el No y, por tanto, a la oposición a la dictadura del general Augusto Pinochet, meses antes
de las votaciones, se llevó a cabo una reunión del Comité Chile de la IS en Santiago en la que
participaron miembros importantes del PSOE, como Elena Flores (para ella esta era su tercera
visita ese mismo año), debido a la preocupación existente por el restablecimiento de la liber-
tad y de la democracia en Chile. Asimismo, con el respaldo del PSOE y de otras organizaciones
se realizaron jornadas de capacitación en prácticas democráticas en el país austral. Sobre los
puntos de contacto entre España y Chile, véase García, 2015; Goicovic, 2010; González y
Encarna, 2010.
31
Para un análisis sobre las relaciones entre Cuba, España y la CEE, véase Roy, 2009.
32
Entrevista personal con Elena Flores, Madrid, 20 Junio 2018 y con Luis Yáñez-Bar-
nuevo, Madrid, 20 Junio 2018.
33
Para la cooperación científica y tecnológica entre la CEE y América Latina, véase Rai-
zer, 1995.
34
Importantes novedades surgieron en la cooperación de los acuerdos de tercera gene-
ración, pues a la cooperación “tradicional” (asistir a los sectores más débiles) se le sumó la
cooperación económica, industrial y científico-técnica (interpretada inclusive en términos de
mercado) hacia los países con mayor potencial de crecimiento (Arenal, 2011b).
35
Para datos sobre la presencia de las principales empresas españolas inversoras en Lati-
noamérica, véase Chislett 2003. Respecto al comercio español con Latinoamérica, las impor-
taciones pasaron de 2.979 millones de dólares en 1985 a 3.435 en 1994 y 3.170 millones de
Ecus en 1995. Las exportaciones, en cambio, para los mismos años fueron de 1.380, 4.389 y
3.555 respectivamente (Ubeda-Portugués, 2005:274).
36
Podría decirse que la inversión española en Latinoamérica atravesó varias etapas. Des-
de la segunda mitad de la década de los setenta hasta 1981, experimentaron un crecimiento
paulatino (aunque en realidad fueron siempre flujos de escasa relevancia). Entre 1981-1986,
además de las crisis económicas y financieras en Latinoamérica, las dificultades económicas
que golpearon a España, afectaron negativamente el flujo inversor. Con el ingreso a la CEE,
estas últimas comenzaron a adquirir creciente importancia, pero se orientaron principalmente
hacia la Comunidad. Esta condición perduró hasta el primer bienio de la década de los no-
venta, cuando Latinoamérica se convirtió en su principal destino. Véase Arahuetes y Argüelles,
1995.
en el primer trienio fue del 10,1% y del 58,6% mientras que en el segundo del
35,9% y del 33.1% (Alonso, 1997).
El dinamismo español hacia Latinoamérica de alguna manera alentó la IED
europea en esa región, en particular, a partir de 1994, cuando la UE, en el mar-
co de la nueva Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), delineó una
nueva estrategia hacia América Latina. Todo esto se enmarcaba en el proceso
de europeización de España lo que a su vez se traducían en mayores impulsos
a las políticas latinoamericanas por parte de Madrid y la adquisición de mayor
prestigio internacional presentándose como un punto de intersección entre la
UE y América Latina.
Dichas vicisitudes condujeron a que además de las principios “políticos”
desarrollados en el decenio precedente, las relaciones económicas y la liberaliza-
ción del comercio se convirtieran en ejes centrales de la agenda birregional. En
este contexto, se llevó a cabo la IV Reunión Ministerial UE-Grupo de Río (abril
1994), se propuso un Acuerdo UE-Mercosur, se pusieron en marcha dinámicas
que condujeron a la firma de los Acuerdos de Cuarta Generación con México,
Chile y Mercosur entre 1995-1997 y en términos de cooperación se alcanzó un
nuevo estadio, pues la Comisión Europea por primera vez propuso el lanza-
miento de programas de cooperación exclusivamente para Latinoamérica (Are-
nal, 2011b). Si bien muchos de estos proyectos no lograron satisfacer comple-
tamente todas las expectativas iniciales, sí reflejaron el giro en las orientaciones
hacia Latinoamérica con lo que lo económico adquirió un interés importante37.
Conclusión
Podríamos decir que la política exterior del PSOE hacia Latinoamérica ha atra-
vesado por varias etapas, las cuales en cierta manera han coincidido con las
tres décadas y con los distintos momentos del partido (legalización, gobierno,
miembro de la CEE/UE). En los setenta, el PSOE supo aprovechar sus nexos y su
posición dentro de la IS para establecer y profundizar los vínculos con sus pares
latinoamericanos, adquiriendo prestigio, legitimidad nacional y reconocimiento
internacional. A su vez, la IS jugó un rol importante en términos de coordinación
de programas, la definición de objetivos comunes y en garantizar cierta alinea-
ción ideológica tanto a nivel nacional (renovación del socialismo y alejamiento
37
Entre los elementos que contribuyeron al debilitamiento de estos proyectos birregio-
nales podemos recordar el vuelco europeo hacia el este y la ampliación de la UE, el desplaza-
miento de la economía mundial hacia Asia y el Pacífico y, años más tarde, los desafíos inter-
puestos en el nuevo milenio (principalmente tras los atentados de 2001 en Estados Unidos)
que contribuyeron a dar primacía a los temas de seguridad, y por tanto condujeron a la UE a
que prestara mayor atención a las situaciones conflictivas en el Mediterráneo y Medio Oriente,
áreas más próximas a la Unión.
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Resumen
El presente trabajo revisa las relaciones entre España y la URSS desde 1977, año en
el que se reanudan las relaciones diplomáticas hispano-soviéticas, hasta el final de la
Guerra Fría. Si el restablecimiento de las relaciones diplomáticas permitió ampliar el
marco de los acuerdos bilaterales suscritos en distintos campos entre ambos países,
el ingreso de España, años después en la OTAN, y su permanencia tuvieron un impac-
to negativo en la Unión Soviética y así se reflejó desde la esfera política y la propaganda
soviética.
En 1985, la llegada de Gorbachov a la secretaría general del CC del PCUS implicó cam-
bios en el interior de la URSS, con la puesta en marcha de la perestroika y una nueva
política exterior, la novoe myslenie. Esta última se convirtió en protagonista de la propa-
ganda desplegada por las delegaciones de las asociaciones de amistad hispano-soviética,
presentes desde 1979 en España. Ello se debe a que hicieron de escaparate de la visión
1
El artículo se inserta en el Proyecto: Hispanofilia IV. HAR2017-82791-C2-1-P.
Abstract
This article analyses Spanish-Soviet relationships from 1977, when Spain’s diplomatic
relations with the USSR resumed, until the end of the Cold War. On the one hand, the
reestablishment of diplomatic relations expanded the framework of bilateral agreements
signed in different areas by both countries. On the other hand, Spain’s joining NATO for
good a few years later had a negative impact in the Soviet Union. The Soviet propaganda
duly echoed this from a political perspective.
Gorbachev’s undertaking the General Secretariat of the CPSU in 1985, brought about
important changes in the USSR with the implementation of Perestroika and a new foreign
policy, novoe myslenie. The latter became the protagonist in Spain of the propaganda dis-
played by Spanish-Soviet friendship associations existing since 1979. These is due to the
fact that they served as a showcase for the Soviet vision of international politics. They also
displayed propaganda in line with social movements opposing Spain’s permanence in
NATO and, finally, gained international support for the process of changes taking place
in the final stages of the cold war.
Keywords: Spain. USSR. Cold War. Perestroika. Propaganda.
2
Materialy XXV s’yezda KPSS [Materiales del XXV Congreso del PCUS], Moskva: Politizdat,
1976, p. 29.
3
Las principales fuentes utilizadas en este artículo son: la prensa española, notas de
la agencia TASS y revistas soviéticas, estas últimas proceden de los fondos particulares de las
delegaciones de las Asociaciones de Amistad hispano-soviética, son reseñables los artículos
inéditos publicados por la revista “Unión Soviética”, así como la bibliografía especializada,
memorias diplomáticas, entrevistas, entre otras.
4
Canje de Notas. Restablecimiento de relaciones diplomáticas, 9 de febrero de 1977.
BOE, 9-02-1977.
5
Archivo Juan March en línea. Ya, 10-02-1977.
6
Para la representación diplomática entre ambos países véase las webs oficiales de los
respectivos Ministerios de Asuntos Exteriores.
7
Samaranch, J. A., “Hay que mejorar las relaciones con la Unión Soviética”, El País,
7-07-1978.
8
Dubinin, Yuri, “Relaciones España-URSS. Páginas que dejan huella”, El País, 28-02-
1985. Véase también Dubinin, Yuri (1999; 2004).
9
“Mayor dotación para las embajadas españolas en el Este de Europa”, El País, 14-12-
1977.
10
Convenio entre el Gobierno de Reino de España y el Gobierno de la Unión de Repú-
blicas Socialistas Soviéticas sobre Cooperación Científica y Técnica, firmado en Moscú el 19
de enero de 1979 ( B.O.E. nº 118, 17-05-1979, p. 1091).
11
“Estatua del poeta soviético Pushkin”, El País, 28-01-1981.
12
“La huella española en Moscú”, ABC, 16-07– 2014.
13
Esteban, Pablo, “El memorándum soviético sobre la OTAN enfría las relaciones entre
los Gobiernos de España y la URSS”, El País, 9-09-1981.
14
Gallego-Dúaz, Soledad, “La URSS equipara el ingreso de España en la OTAN al de
Cuba en el Pacto de Varsovia”, El País, 14-10-1981.
15
The New York Times, 13-12-1981, p. 1003.
16
El País, 31-05-1982.
17
“España, en la Alianza Atlántica. España es, desde las 16.20 horas de ayer, el 16 miem-
bro de la OTAN”. El País, 31-05-1982.
18
Ibid. Nota 8.
19
El periódico ABC cubrió el viaje oficial de seis días. Míguez, A., “Los Reyes, en la
URSS. Primera visita de un Jefe de Estado español a la Unión Soviética”, ABC, 10-05– 1984,
p. 21.
20
Ibid. Nota 8.
21
EFE. “La URSS ama a España”, El País, 21-08-1984.
22
Ibid. Nota 8.
23
Ministerio de Asuntos Exteriores Ruso. “210 aniversario del Departamento de Política
Exterior de Rusia” [ traducido del ruso] 7-09-2012 http://www.mid.ru/ru/home
24
Tratados suscritos por EE. UU y la URSS en materia de desarme mutuo hay que des-
tacar los siguientes: SALT I (1969-1972). Tratado ABM (Tratado sobre Misiles Antibalísticos)
(1972), STALT II (1972-1979), Tratado Intermediate-Range Nuclear Forces (INF) (1987),
START I (1991). A estos acuerdos han seguido otros suscritos por la Federación Rusa.
Pero el más importante de los elementos que la han inspirado ha sido la com-
prensión de que no se estaba utilizando plenamente todo el potencial del so-
cialismo. Ahora, en el septuagésimo aniversario de la nuestra Revolución, nos
damos cuenta de ello con especial claridad.
La política exterior soviética fue valorada positivamente desde España, al pro-
mover la distensión, entendida como desarrollo del diálogo y los intercambios
entre sistemas políticos y sociales diferentes con el fin de desmilitarizar, y pro-
mover soluciones pacíficas. Aquí entrarían la disuasión y defensa nuclear, el
control y reducción de armamentos, y apoyo a la opción doble cero, para que se
firmase un acuerdo Intermediate-Range Nuclear Forces (INF) entre EE.UU. y la
URSS para la eliminación de todos los Longer-Range Intermediate Nuclear Force
(LRINF), lo que supondría la desaparición de los SS-20. Mísiles cuyo radio de
acción permitía alcanzar el territorio español (Zaldívar, 1988).
Con Fernández Ordoñez al frente del Ministerio de Exteriores (del 6 de julio
de 1985 al 2 de junio de 1992), se dirimió la permanencia de España en OTAN.
El PSOE ya no abanderaba la campaña contra la OTAN, con el eslogan ‘OTAN
de entrada NO’, sino que se mostraba partidario de formar parte de la Alianza
Atlántica, llegando a declarar Felipe González: “el que quiera votar que no, que
piense antes qué fuerza política gestionará ese voto”25.
En el referéndum de 198626, se preguntaba: ¿Considera de acuerdo con
los intereses generales de España la permanencia en la Alianza Atlántica, según
la posición del Gobierno arriba indicada? Tras el preámbulo en que se aclaraba
la posición del gobierno, que solicitaba el voto afirmativo para la permanencia
en la OTAN, bajo las condiciones restrictivas de participación de España en la
Alianza Atlántica, que no implicaba incorporación a la estructura militar, sino
que se mantendría la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nu-
cleares en territorio español, así como la reducción de la presencia militar de
Estados Unidos. Por tanto, se trataba más de dilucidar la forma de permanencia
y la política de seguridad global, pero no de replantearse el ingreso27. La parti-
cipación fue del 59,4%, más alta de lo que se esperaba, el “sí” a la permanencia
cosechó el 52,5% de los votos, el 39,8% optó por el “no”, y un 6,54% votó
25
“30 años del polémico referéndum”, El Mundo, 14-03-2016.
26
Real Decreto 214/1986, de 6 de febrero, por el que se somete a referéndum de la Na-
ción la decisión política del Gobierno en relación con la Alianza Atlántica. BOE. núm. 33, de
7-02-1986, páginas 5072 a 5073.
27
A pesar de establecer esas condiciones, cumplidas durante las primeras legislaturas, en
1995, coincidiendo con el nombramiento de Javier Solana como Secretario General de OTAN,
El Ejército español estaba participando en actividades militares de la Alianza Atlántica en
territorio de la ex Yugoslavia. Y en 1997, España se incorporó, con el gobierno de José María
Aznar a la estructura militar de la OTAN.
28
Brunet, J. Mª., “El ingreso en la OTAN, el referéndum más arriesgado”, La Vanguardia,
12-03-2016.
29
Véase Contreras (2011); Flores y Navarro (1986); Guerrero (1998); Pastor Verdú
(2001).
30
Editorial. “Viaje del presidente González a la URSS”, El País, 19-05-1986.
31
Véase Archivo de la Fundación Felipe González, con fondos fotográficos que ilustran
las visitas de Gorbachov a España. ES.MD.28079.FFG/AFG.2.3.D.b.2.t.//AFFG FER0044769
32
Editorial: “Gorbachov, en España”, El País, 20-10– 2016; ABC, 27-10-1990, p. 1
33
“Gorbachov recibirá dos doctorados ‘honoris causa’ en un acto único”, El País, 22-10-
1990.
34
“Gorbachov insta al mundo de la cultura a intervenir en política”, El País, 28-10-1990.
35
“El nombre de ‘Gorby’ se hizo popular en Madrid”, ABC, 27-10-1990, p.32.
36
“Gorbachov abandona España impresionado por la ‘gran demostración de solidaridad’
que ha recibido”, El País, 29-10-1990.
37
Bonet, P., Cembrero, I., “Viaje del Presidente del Gobierno a la URSS”, El País, 9-07-
1991; Ayllon, L. “España se suma a los países de la CE que respaldan con un tratado a Mijaíl
Gorbachov”, ABC, 7-07-1991, p. 23.
38
EFE. “Rusia y España presumen de relaciones pese a la tensión entre el Kremlin y la
UE.”, El Heraldo, 13-01– 2017 (edición digital).
39
Pilar, Bonet, “Memorias de un embajador de la URSS”, El País, 3-10-2004.
40
Este apartado se basa en publicaciones soviéticas –artículos inéditos–, y amplía los
trabajos previos y de síntesis como Garrido (2018).
41
Presidida por Yuri Ovchinnikov, por fallecimiento de éste, le sucedió Petrov. En la
misma participó la historiadora S. Pozharskaya. Entrevista a Svetlana Pozharskaya por la au-
tora, Moscú, 2003.
42
Hicieron el papel de representantes de la SSOD en España: Vinogradov, Abashidze y
Spitsin.
43
La asignación pasó de los 10.673.346 de pesetas en 1984 a los 15.630.631 de 1986.
El gasto más difícil de afrontar era el de la sede de la Asociación Estatal. Memoria económica
de la Asociación España-URSS. 1986 (Garrido, 2009).
es interpretado por occidente poco menos como una regla general para tratar
con la Unión Soviética…
Hoy depende ya de la parte occidental si sabrá aprovechar esta posibilidad his-
tórica que abre la nueva política soviética para, en vez del frágil apoyo en el
miedo, consolidar nuestro mundo en los firmes pilares de la confianza44.
1986 fue declarado por Naciones Unidas el año Internacional de la Paz. En abril
de 1986, EE.UU. llevó a cabo una explosión nuclear que suscitó el rechazo del
Comité Soviético de Defensa de la Paz y del Comité de Mujeres Soviéticas. Y en
este sentido es especialmente significativo el encuentro entre dirigentes políti-
cos, sociales, científicos sobre desarme, celebrado en Moscú ese mismo año, con
120 representantes de 114 organizaciones antibélicas. También se hizo popular
Katia Lichova, escolar moscovita de 11 años que hizo un viaje por los EE.UU.
con amplia repercusión en la revista Unión Soviética, como ganadora del premio
Samantha Smith, instituido por la organización norteamericana “Los niños como
pacificadores”, que, a su regreso, relató: “Yo me sentía embajadora de la paz en
nombre de todos los niños soviéticos”45.
El líder soviético Mijaíl Gorbachov tuvo una gran presencia en la revista
Unión Soviética, que se hizo eco de las peticiones de sus lectores y destinó un
espacio para una imagen y autógrafo del dirigente46. Y abrió el número de di-
ciembre de 1990 con la concesión del Premio Nobel de la Paz47.
La política internacional fue testigo a la altura de 1990 de noticias de gran
calado. Se señalaba que los países signatarios del Tratado de Varsovia eran parti-
darios de la disolución simultánea de su organización y la OTAN, considerando
que la “casa común europea” no necesitaba de bloques militares48. Lo cierto es
que sí se produjo la disolución del Tratado de Varsovia pero no de la OTAN, que
prosigue su andadura. Yuri Deriabin, embajador extraordinario y plenipotencia-
rio de la URSS, reflexionaba sobre la andadura recorrida desde Helsinki a París.
Si Helsinki, en 1975, “proclamó la transición de la política de hostilidad recí-
proca a la distensión en asuntos intra-europeos. Ahora urge dar otro paso más:
enterrar para siempre la política de guerra fría junto con todos sus prejuicios y
desavenencias”49. Un paso más fueron las alocuciones que dirigieron Gorbachov
44
Grachov, A, “Del “equilibro del miedo” a un ambiente de confianza”, Unión Soviética,
nº 11, 1988, p. 1.
45
Unión Soviética, nº 6, 1986, p. 56.
46
Unión Soviética, nº6, 1990, p. 28 y 29.
47
Unión Soviética, nº12, 1990, p. 1.
48
Lúshev, P. general del ejército y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Unificadas
de los Países Signatarios del Tratado de Varsovia. “El tratado de Varsovia: ayer, hoy y mañana”,
Unión Soviética, nº 6, 1990, p. 5-7.
49
Deriabin, Y., “Helsinki-París: Hacia la Comunidad europea del siglo XXI”, Unión Sovié-
tica, nº10, 1990, p.1
y Bush a sus países y al mundo. Gorbachov proponía que los años 90 fueran
la década del acercamiento entre la URSS y EE.UU., basado en los valores uni-
versales e intereses equilibrados y la reducción de armamentos, mientras Bush
hacía referencia a Malta y al propósito de “duplicar esfuerzos para reducir el
armamento nuclear”50.
La crónica de la cumbre de Washington de 1990, después de haberse fir-
mado el fin de la guerra fría en la Cumbre de Malta, en 1989, tuvo un balance
positivo, para A, Grachov de TASS, por los acuerdos de desarme, compromi-
sos políticos sobre reducción de armamentos convencionales en Europa, y “una
nueva apertura y confianza entre ambos líderes”:
Semejante viraje difícilmente sería posible sin un cambio de fondo que hemos
dado en nuestro propio país. Por eso, la perestroika soviética, sin figurar en el
programa oficial, fue, naturalmente, objeto de un profundo intercambio de opi-
niones entre los dos mandatarios.
Nos es grato saber que otros pueblos consideren la perestroika una causa en-
trañable suya51.
Otra faceta de las asociaciones de amistad con la URSS fue la solidaria, canaliza-
da a través de la ayuda a la sociedad soviética ante la catástrofe humana y ecoló-
gica de Chernóbil de 1986, con el envío de equipos médicos y acogida de niños.
En 1987, la República Socialista Soviética de Armenia había representado a la
URSS en la semana de la Unión Soviética en España. Y, en diciembre de1988, las
asociaciones sirvieron también de cauce para recaudar fondos con los que paliar
los efectos devastadores del terremoto que sacudió Armenia, que ocasionó casi
veinte y cinco mil fallecidos, según informaba la agencia de noticias soviética
TASS, así como la devastación de ciudades, de manera que se hicieron llama-
mientos desde Minsk, boletín de la delegación de la asociación España-URSS
de Zaragoza, bajo el título “Armenia en el corazón”, como también lo hicieron
periódicos de tirada nacional y en el extranjero52. Desde la revista Unión Soviética,
se mostraban imágenes de la destrucción, pero también la visita de Gorbachov
a la zona afectada:
La desgracia resultó más grave de lo que se podría suponer porque el seísmo
se produjo en regiones densamente pobladas. Decenas de miles de muertos,
medio millón de damnificados, miles de heridos. Detrás de estas cifras, destinos
humanos. […]
50
Unión Soviética, nº3, 1990, p. 1.
51
Grachov, A., “A las seis de la tarde, después de la guerra fría”, Unión Soviética, nº 8,
1990, p. 1.
52
“Miles de víctimas por un fuerte temblor de tierra en la Armenia soviética. El terre-
moto se sintió igualmente en zonas de Turquía e Irán”, ABC, 8-12-1988. “24.920 muertos”, El
País, 13-01– 1989.
Mijaíl Gorbachov, secretario general del Comité Central del PCUS y presidente
del Soviet Supremo de la URSS, suspendió su visita a los EE.UU. de América,
pospuso sus viajes a Cuba y Gran Bretaña y regresó a la Patria.
Tan pronto llegaron las primeras nuevas sobre lo ocurrido en Armenia, surgió
todo un torrente de propuestas: donar la sangre, entregar dinero y cosas nece-
sarias, recibir a los siniestrados, ir a Armenia. La gente se apresuró a acudir en
ayuda. En nuestro país y en otros53.
En síntesis, la revista Unión Soviética incidió más en la “novoe myslenie” en el
plano exterior, dando la noticia del fin del Pacto de Varsovia, también en la pe-
restroika en el interior del país y proyectó una imagen favorable de Gorbachov,
haciéndose eco de los acuerdos internacionales, las visitas del líder soviético a
países extranjeros, sus declaraciones y acciones a favor del desarme y su cercanía
con la población soviética.
1991 fue el año que puso fin a la experiencia soviética, también de las pu-
blicaciones soviéticas y la andadura de las asociaciones de amistad, que tuvieron
que readaptarse al “retorno de Rusia” (Garrido, Puente, 2011) en la escena inter-
nacional y la defensa de una nueva política exterior (Ivanov, 2002).
A modo de conclusión
Las relaciones hispano-soviéticas se diversificaron e intensificaron tras el resta-
blecimiento de las relaciones diplomáticas de 1977 en pleno proceso de transi-
ción política española. Se precisaba invertir en recursos económicos y humanos
para llevar a cabo un cometido más amplio que el comercial. En este sentido el
papel jugado por los diplomáticos contribuyó a superar recelos y a una mejora
en las relaciones bilaterales, pero hubo fases de mayor tensión ante la entrada
de España en la OTAN, o la crisis de los Euromisiles, hechos contrarios a los
intereses de la URSS, tal y como se documenta en las declaraciones oficiales y en
la prensa. Pese a los obstáculos en el camino, primó la colaboración en distintos
ámbitos como el cultural, científico, y económico, lográndose más oportunida-
des durante la etapa de Gorbachov.
La “novoe myslenie” en las relaciones internacionales y la perestroika, clave
en la transformación de la economía y condiciones de vida de los soviéticos,
acompañada de la glasnost y la democratizia, contaron con el apoyo del gobier-
no español. También los cambios fueron ejes de la propaganda soviética. Así lo
transmitieron las publicaciones en ruso y castellano que llegaban del Este a las
asociaciones de amistad, difundiendo mensajes en defensa de la paz, el desarme
y la distensión durante la guerra fría, y subrayando las contribuciones soviéticas
a esta causa frente al bloque del Oeste.
53
Gruschin, A.; Jrupov, A., “Tragedia en Armenia”, Unión Soviética, nº 2, 1989, p. 2,2 y
53.
Bibliografía
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(1981-1986): un debate en clave discursiva y de movilización sociopolítica. En
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pacifista de Andalucía (1981-1986). En VV.AA. III Jornadas del Movimiento por la Paz,
III Jornades del Moviment per la pau. Valencia: Coordinadora Estatal d’Organitza-
cions Pacifistes.
Emanuele Treglia
Universidad Francisco de Vitoria
[email protected]
ORCID: 0000-0003-1531-5833
Recibido: 28-8-2019
Aceptado: 31-10-2019
Resumen
El presente estudio trata de ilustrar cómo el PCE abordó el escenario de la inmediata
posguerra fría. Con tal propósito, analiza las actitudes adoptadas por los comunistas
españoles, no solo respecto a la Perestroika y la crisis del sistema soviético, sino también
a acontecimientos internacionales clave como la unificación alemana, la crisis del Golfo
y el nacimiento de la Unión Europea. Se subraya cómo, bajo el liderazgo de Anguita, el
PCE experimentó un viraje a la izquierda que le llevó a fundamentar su política en una
lógica de neta contraposición al nuevo orden mundial, caracterizado este por la hegemo-
nía estadounidense y la expansión del modelo neoliberal.
1
El presente artículo se enmarca en el proyecto España y Portugal ante la segunda amplia-
ción de las Comunidades Europeas. Un estudio comparado, 1974-1986. Financiado por el Minis-
terio de Economía y Competitividad. Código: HAR2017-84957-P. El autor se ha beneficiado
también de una Vibeke Sørensen Fellowship (European University Institute-Historical Archi-
ves of the European Union).
Palabras clave: Partido Comunista de España (PCE). Izquierda Unida (IU). Perestroika.
Tratado de Maastricht. Julio Anguita. 1989.
Abstract
This study aims to illustrate how the Spanish Communist Party (PCE) approached the
immediate Post-Cold War scenario. For this purpose, it analyses the attitudes adopted
by the Spanish communists, not only towards Perestroika and the crisis of the Soviet sys-
tem, but also towards key international events such as the German Unification process,
the Gulf crisis and the birth of the European Union. The work underlines how, under
Anguita’s leadership, the PCE underwent a left-wise turn leading Anguita to establish his
policy on a logic of strong opposition to the new world order characterized by American
hegemony and the expansion of the neoliberal model.
Keywords: Spanish Communist Party (PCE). United Left (IU). Perestroika. Maastricht
Treaty. Julio Anguita. 1989.
1. Introducción
En enero de 1991, en su discurso anual sobre el Estado de la Unión ante el
Congreso de Estados Unidos, el presidente norteamericano George H.W. Bush
afirmó:
“El fin de la guerra fría ha sido una victoria para toda la humanidad. […] El
triunfo de las ideas democráticas en Europa del Este […] confirma la sabiduría
de los fundadores de nuestra nación. […] El mundo puede aprovechar esta
oportunidad para realizar la vieja promesa de un nuevo orden mundial. […]
Entre las naciones del mundo, sólo los Estados Unidos de América tienen tanto
la fuerza moral como los recursos para impulsarlo”2.
Efectivamente, desde Washington se veía con euforia el final de la Guerra Fría
y el progresivo desmantelamiento del bloque soviético –que culminaría a fi-
nales del mismo año con la disolución de la URSS–. Se consideraba que los
acontecimientos que estaban sacudiendo Europa central y oriental desde 1989
no solo certificaban el triunfo del modelo occidental basado en la democracia
parlamentaria y la economía de mercado, sino que determinaban el surgimien-
to de un nuevo orden mundial bajo la hegemonía estadounidense. De hecho,
tras la crisis y desaparición de la URSS, no había ninguna otra superpotencia
capaz de competir con EEUU, lo que ha llevado algunos autores a definir
los años de la posguerra fría como el “momento unipolar” norteamericano
(Stewart, 2013). Aunque desde una perspectiva parcialmente distinta, también
en Europa occidental se celebraba con entusiasmo 1989 como el comienzo de
una nueva era (Rupnik, 2014). En aquel mismo mes de enero de 1991, por
2
George H. W. Bush, Address Before a Joint Session of the Congress on the State of the Union,
29-I-1991. Disponible en https://bush41library.tamu.edu/archives/public-papers/2656.
3
Speech by the President of the EP to the Members of the General Assembly of the Czech and
Slovak Federal Republic, 14-I-1991, Historical Archives of the European Union (HAEU), EBC-4.
4
“Discurso de J. Anguita en la Fiesta del PCE”, Mundo Obrero, 2, octubre 1991.
5
Coalición fundada en 1986. Además del PCE, los partidos de ámbito estatal que inte-
graban IU en 1989 eran el Partido de Acción Socialista (PASOC) e Izquierda Republicana (IR).
A éstos se sumaban numerosas personalidades independientes.
6
Sobre el eurocomunismo del PCE véanse, entre otros: Molinero e Ysàs, 2017; Treglia,
2015.
7
Entrevista del autor a Javier Aristu, 24-VI-2018.
8
“La perestroika en la URSS y el movimiento comunista internacional”, Revista Interna-
cional, septiembre 1988; “Entrevista a Simón Sánchez Montero”, Mundo Obrero, 28-IV-1988.
9
Informe al CC, 2-VII-1988, Archivo Histórico del PCE (AHPCE), caja 401-5; “Edito-
rial. Dos formas de futuro”, Mundo Obrero, 6-VII-1988.
10
Informe al CC, 26-XI-1988, Fundación 10 de Marzo (F10M), Archivo Santiago Álvarez
(ASA), caja 22.
11
Comisión de Política Internacional, La Perestroika, 5-IV-1989, F10M, ASA, caja 29.
12
Informe al CC, 14-IV-1989, F10M, ASA, caja 22.
13
Miguel Morán, “Un hito en la historia europea”, Mundo Obrero, 23-VI-1988.
14
Intervención de Anguita, enero 1989, AHPCE, caja 421-2; Comisión del PCE para la
CE, Nuestra contribución a una Europa de progreso, 1987, AHPCE, caja 421-1.
15
Balance de actividades internacionales, marzo-abril 1988, AHPCE, caja 401-5.
16
Un proyecto de izquierda para una Europa de progreso, enero 1989, AHPCE, caja 421-2;
Por la Unión Europea, 1989, F10M, ASA, caja 23.
17
Intervención de R. Piquet del PCF, 14-VII-1989, AHPCE, caja 407-15.
18
Elementos básicos para la intervención en la reunión de Bruselas, 10-VII-1989, y Reunión
PCI-IU, 15-VII-1989, AHPCE, caja 407-15.
19
Julio Anguita, La solidaridad de la izquierda y la construcción europea, 1989, F10M, ASA,
caja 27.
20
Informe a la Comisión Política, 4-XI-1988, AHPCE, caja 407-9.
3. La “negación de lo existente”
El 21 de diciembre, en la primera reunión del CC del PCE celebrada tras la caída
del Muro de Berlín, se aprobó un informe que sostenía que “el comunismo como
fuerza liberadora” no había muerto, sino que seguía teniendo “plena validez”: lo
que estaba muriendo en Europa central y oriental, según dicho documento, era
algo que “nunca debía haber nacido”, es decir, “la interpretación burocrática de
21
Documento de unidad PCE-PCPE, enero 1989, AHPCE, Congreso de unidad; Documen-
to de los Comités de Madrid del PCE y PCPE, 30-VIII-1988, AHPCE, caja 389.
22
Delegación a la RDA, 6-VI-1988, y Entrevista con I. Gallego, 15-IX-1988, AHPCE,
caja 389.
23
Manuel Monereo y Ángel Pérez, por ejemplo, en 1990 fueron nombrados responsa-
bles, respectivamente, de Debate Teórico y Organización dentro del Secretariado del PCE.
24
Simón Sánchez Montero, “La transformación del socialismo real (II)”, Mundo Obrero,
1-XI-1989.
25
El PCE ante los retos europeos, 21-XII-1989, AHPCE, caja 421-4.
26
El PCE ante las nuevas realidades, abril 1990, F10M, ASA, caja 22.
27
Simón Sánchez Montero, “Las causas de una crisis (IV)”, Mundo PCE, 40, 23-I-1991.
28
“70 Aniversario: historia y proyecto”, Mundo Obrero, 18-IV-1990.
29
“Transcripción mecanográfica de una parte de la intervención de Juan Berga en el
Secretariado del PCE el 6.XI.89”, Nuestra Bandera, 151, 1991.
30
Presentación del informe de la CP al CC, 30-X-1990, F10M, ASA, caja 22.
31
Julio Anguita, La búsqueda, 29-I-1990, F10M, ASA, caja 22.
32
Intervención de Anguita en el CC, 27-VII-1991, AHPCE, caja 410-5.
VI-1990.
34
“Levántate y piensa”, Mundo Obrero, 25-X-1989.
35
Desde el PCE: un debate para la izquierda, abril 1990, F10M, ASA, caja 22.
36
Fernando Claudín, “Comunismo y socialdemocracia”, El Socialismo del Futuro, 1,
1990.
37
Francisco Fernández Buey, “Un debate sobre el programa”, Mundo PCE, 12, 30-V-1990.
38
“Discurso de J. Anguita en la Fiesta del PCE”, cit.
39
Eugenia García, “Hacia un Congreso crucial”, Mundo Obrero, 16-V-1990.
40
José Laso, “El PCE y los retos europeos (III)”, Mundo PCE, 4, 4-IV-1990.
41
Joan Forner, “Un mercado en el Este”, Mundo Obrero, 17-I-1990. Sobre la estrategia
económica del Gobierno español hacia los países del Este, véase Diario de Sesiones del Congreso
de los Diputados. Comisión de Asuntos Exteriores, 24-I-1990.
42
“Editorial. Nada será igual”, Mundo Obrero, 21-III-1990.
43
Moisés Guerra, “La Kohlonización”, Mundo Obrero, 25-IV-1990.
44
José Laso, “Las dos Europas”, Nuestra Bandera, 149, 1991.
45
“Editorial. Guerra fría”, Mundo Obrero, 12-IX-1990; “Editorial. Guerra económica”,
Mundo Obrero, 5-IX-1990.
46
“B-52: USA mata desde España”, Mundo Obrero, 13-II-1991. Diario de Sesiones del
Congreso de los Diputados, 18-I-1991.
47
Informe al CC, 30-X-1990, AHPCE, caja 410-2.
48
Comisión de Política Exterior, “¿Qué política de seguridad en Europa en tiempos de
distensión?”, Mundo Obrero, 21-XII-1988.
te, no solo ésta no había sido capaz de adoptar un perfil propio y actuar como
factor de paz, sino que la mayoría de sus integrantes habían acabado optando
por participar, directa o indirectamente, en el conflicto (Aldred y Smith, 1999:
136-139). Según Frutos, los países europeos no habían tenido “ni voz propia ni
dignidad política y ética”: habían “jugado un papel de subordinación a la política
USA”, moviéndose en base a una lógica “cuyo código no ha sido ni tan siquiera
escrito en Bruselas o Estrasburgo, sino en el Departamento de Estado de Estados
Unidos”49. La guerra contra Irak contribuyó así al deslizamiento del PCE hacia
el euroescepticismo. Asimismo, hizo que el partido empezara a leer la situación
internacional con un esquema que ya no era el de “Oeste contra Este” –sobre
todo considerando que la URSS en la ONU no había vetado la intervención–,
sino el de “Centro contra Periferia” o “Norte contra Sur”. Por lo tanto, la crisis del
Golfo tuvo, bajo diversos aspectos, un carácter emblemático para los comunistas
españoles, avivando la contraposición del PCE al nuevo orden mundial que con
aquel conflicto acababa de afianzarse. Un orden basado en la ausencia de un
contrapoder a EEUU y en la consiguiente “pax americana”: “Se decreta e impone
al conjunto de la humanidad –se escribía en Nuestra Bandera– la soberanía limi-
tada y la sumisión […] a los sacrosantos intereses del imperio”50.
4. Adiós, camaradas
La portada del primer número de Mundo Obrero publicado en 1991 era ocupada
por una gran fotografía de la Duma acompañada por el titular: “Unión Soviética.
Situación límite”. Efectivamente, a lo largo de 1990 la perestroika en la URSS
había entrado en una profunda crisis. Una delegación del Grupo Socialista del
PE que había viajado a Moscú en abril, por ejemplo, en su informe había ob-
servado: “La impresión es que la perestroika ya no está totalmente bajo control.
Están pasando muchas cosas que no habían sido predichas por sus autores. Para
algunos ha sido demasiado lenta, para otros demasiado rápida”51. El desarrollo
del proyecto de Gorbachov ciertamente estaba experimentando graves dificulta-
des en múltiples terrenos: pulsiones nacionalistas centrifugas, crisis económica,
enfrentamientos entre tendencias conservadoras y renovadoras, conflictos entre
las viejas estructuras todavía dirigidas por el PCUS y las nuevas elegidas demo-
cráticamente, etc.
El editorial del citado número de Mundo Obrero, además de mencionar con
preocupación estas cuestiones, hablaba de los cambios que acababan de pro-
ducirse en la composición del gobierno soviético. Comentaba positivamente el
49
Informe de la CP al CC, febrero 1991, F10M, ASA, caja 20.
50
José Cabo, “La ‘Pax’ americana”, Nuestra Bandera, 148, 1991.
51
Soviet Union in Crisis, 25-IV-1990, HAEU, GSPE-80.
52
“Editorial. Punto límite”, Mundo Obrero, 2-I-1991.
53
Entrevista del autor a Carlos Carnero, 22-V-2018; “El dirigente golpista intentó rom-
per el PCE”, El País, 21-VIII-1991.
54
Subárea de debate teórico del PCE, “Consideraciones sobre la articulación de la iz-
quierda”, Mundo PCE, 13, 6-VI-1990.
55
Intervención de F. Frutos, 8-II-1991, AHPCE, caja 410-3.
56
Manifiesto del PCE para la izquierda, 27-VII-1991, AHPCE, XIII Congreso.
57
Francisco Palero, La nueva organización de la izquierda, y Juan Berga, Un paso de conver-
gencia, 27-VII-1991, F10M, ASA, caja 20.
58
“Un Partido fuerte para Izquierda Unida”, Mundo PCE, 14-XI-1990.
59
Juan Berga, “La moral de la Historia”, Mundo PCE, 17, 10-VII-1990.
60
Juan Berga, “Además del capitalismo internacional”, Mundo PCE, 25, 3-X-1990.
61
Manuel Monereo, “Construir una izquierda nueva. Renovar el PCE”, Nuestra Bandera,
145, 1990.
62
Manuel Monereo, “El último congreso del PCI y el primero del PDS”, Mundo Obrero,
20-II-1991.
63
“Anguita cree inviable que el PCE se extinga o desaparezca”, La Vanguardia, 19-VII-
1991; Anguita y Andrade, 2015: 165.
64
Minuta conversación Presidente Gobierno con Gorbachov, 8-VII-1991, Archivo de la Fun-
dación Felipe González (AFFG), Correspondencia, 53.08.13.
65
“Anguita cree que la URSS caerá en el autoritarismo de derecha”, La Vanguardia,
26-VIII-1991.
66
“Silencio del Gobierno y los principales líderes políticos”, El País, 25-VIII-1991.
67
Leopoldo Espuny, “Dignidad en tiempos difíciles”, Nuestra Bandera, 151, 1991.
68
José Laso, “La crisis de la perestroika y sus consecuencias”, Nuestra Bandera, 150,
1991.
69
Santiago Álvarez, Sobre el golpe de Estado en la URSS, 1991, F10M, ASA, caja 29.
70
“Los comunistas españoles, divididos sobre el futuro”, La Vanguardia, 27-VIII-1991.
71
Francisco Palero, Apuntes para el informe de la Comisión Internacional, 20-XI-1991,
AHPCE, caja 386-2.
72
Fernando Pérez Royo, “Ante el XIII Congreso del PCE”, El País, 19-XII-1991.
73
Miguel Morán y Joan Puiguert, “Semblanza y final de una época dominada por la
Revolución de Octubre”, Mundo Obrero, 3, noviembre 1991.
74
Francisco Palero, “Hablando de futuro”, Mundo Obrero, 1, septiembre 1991.
5. Antiimperialismo y euroescepticismo
En octubre de 1991, una delegación del CC del PCE estuvo cuatro días en la
República Popular Democrática de Corea y doce en la República Popular China.
A su vuelta, uno de sus integrantes, José Cabo –procedente del PCPE–, celebró
en Nuestra Bandera “las conquistas” de aquellos dos países que tenían el mérito
de no haberse “dejado arrastrar por el síndrome supuestamente democratizador
del Este de Europa”. Escribió que “los logros” de Corea del Norte eran “realmen-
te importantes, cuando no espectaculares”, y que el sistema chino tendía a “la
satisfacción progresiva de todos y cada uno de los derechos humanos”. El largo
artículo concluía de la siguiente manera:
“La experiencia del desarrollo del socialismo en China tiene también una di-
mensión universal. En un momento en que el capitalismo parece ocuparlo y
dominarlo todo y en el que abundan las resignaciones y deserciones, las pér-
didas de perspectiva revolucionaria, China aparece hoy ante el mundo como
un ejemplo de la viabilidad de una construcción social alternativa y superior.
Representa una esperanza […] para el conjunto de la humanidad”76.
Esta valoración apologética de los dos países asiáticos puede resultar extraña si
se piensa que hasta 1989 el PCE había criticado el carácter autoritario y represi-
vo del sistema chino, condenando la masacre de Tiananmén e incitando a Pekín
75
Manuel Monereo, “El verdadero debate de IU”, Nuestra Bandera, 152, 1992.
76
José Cabo, “Desde China y Corea del Norte, una mirada al continente asiático”, Nues-
tra Bandera, 151, 1991.
a seguir el camino trazado por Gorbachov77. Sin embargo, hay que considerar
que, a lo largo de los dos años siguientes, el afianzamiento del liderazgo de An-
guita y la crisis de la perestroika habían llevado el partido español a fundamentar
su identidad –como se ha visto en las páginas anteriores– en la que el filósofo
Francisco Fernández Buey definía como “ética de la resistencia”: entendida, ésta,
como resistencia a un “nuevo orden internacional dominado a solas por el gran
capital y el ‘imperialismo real’”78.
El abordar la realidad internacional a través de un esquema interpretativo
que presentaba un renovado carácter bipolar –Centro contra Periferia o Nor-
te contra Sur– y se basaba en la lógica de la lucha de clases, hacía que el PCE
adoptase una actitud complaciente, en nombre de la común contraposición al
modelo neoliberal y a EEUU, con los Estados socialistas que habían sobrevivido
al colapso soviético. A propósito de Cuba, por ejemplo, los comunistas espa-
ñoles expresaban no solo solidaridad –invocando la necesidad de levantar el
embargo–, sino también admiración por su sistema social79. Aunque se señalaba
la exigencia de que en la isla se ampliasen los cauces de participación política,
en Mundo Obrero se subrayaba que las reformas allí no debían seguir necesaria-
mente la senda de un modelo de democracia occidental en nombre del cual,
históricamente, se habían “cometido auténticas tropelías y desaguisados”80. Ar-
gumentos análogos eran empleados a finales de 1992 por Frutos quien, a la vuel-
ta de otro viaje a China, sostenía que el país asiático debía emprender cambios
políticos que favorecieran el debate entre la población sin que esto conllevara la
instauración de “una ‘democracia’ como tantas hay”, con “votaciones formales
cada X años” y “ningún respeto a derechos humanos como la posibilidad de
comer y educarse”81. Afirmaciones como éstas evidenciaban: por un lado, que se
producía por parte de la dirección comunista española una cierta devaluación de
la democracia parlamentaria de corte occidental, definida por Anguita como una
“democracia de cáscara”82; por el otro, que a la hora de orientarse en el escenario
internacional en el PCE la perspectiva anticapitalista prevalecía netamente sobre
consideraciones de otro tipo.
Según el “califa rojo”, el imperialismo militar y económico tenía su epicentro
en Estados Unidos, y sus filiales en Japón y Europa occidental, en particular en
77
“El PCE sobre los acontecimientos en China”, Mundo Obrero, 7-VI-1989.
78
Francisco Fernández Buey, “Un acto de valentía”, Mundo Obrero, 5, enero 1992.
79
“Dirigentes del PCE apoyan a Castro”, El País, 13-IX-1991; Santiago Álvarez, “Cuba:
por una movilización solidaria”, Nuestra Bandera, 152, 1992.
80
“Cerca del fondo”, Mundo Obrero, 24-VII-1991.
81
Francisco Frutos, “Una delegación de IU viaja a China” y “China: construir realida-
des”, Mundo Obrero, 17, enero 1993, y 19, marzo 1993.
82
“Entrevista a Anguita”, Mundo Obrero, 2-VII-1991.
83
“Entrevista a Anguita”, Mundo Obrero, 1, septiembre 1991.
84
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 1-X-1992, pp. 10612 y 10615; Francis-
co Frutos, “Nuevo orden internacional, construcción europea y las respuestas de la izquierda
social y política”, Nuestra Bandera, 153, 1992.
85
Documento Político, mayo 1992, AHPCE, Asambleas IU; Julio Anguita, “Renegociar
Maastricht”, El País, 12-VI-1992.
86
Anguita, coordinador federal de IU desde 1989, había dimitido del cargo a finales de
1991 en polémica con la decisión de IU del País Valenciano de constituirse en partido político,
siguiendo las tesis renovadoras.
87
Informe de gestión, mayo 1992, AHPCE, Asambleas IU.
88
Algunos elementos de la situación internacional, 1992, F10M, ASA, caja 27; VV. AA., 1992.
89
Nicolás Sartorius y Diego López Garrido, “Unidad europea”, El País, 22-VI-1992; Sar-
torius, 1992.
90
“Consejo Político Federal de IU”, Mundo Obrero, 14, octubre 1992.
91
Antoni Gutiérrez, “La izquierda europea tras los acuerdos de Maastricht”, Nuestra Ban-
dera, 153, 1992.
92
“Sartorius consolida la corriente Nueva Izquierda”, El País, 25-V-1992.
postura por el 60,35% de los asistentes –los miembros del PCE e IR–, siendo
elegido nuevamente coordinador federal de la coalición. En cambio, la candi-
datura de NI encabezada por Sartorius obtuvo el restante 39,64% de los votos.
Comentando la III Asamblea, Frutos escribió que la línea de NI, por abrazar “los
postulados del adversario” y considerar que ya no había “sitio en este mundo
para […] revoluciones”, le producía “un rechazo ético y estético”93. Los debates
sobre la cuestión europea, en todo caso, no se cerraron en mayo, sino que siguie-
ron desarrollándose durante y después del verano, con vista a la celebración de
la sesión del Congreso de los Diputados que, el 29 de octubre, tenía que ratificar
el Tratado. En la reunión del Consejo Federal de IU celebrada el 27 de septiem-
bre, se aprobó –con noventa y nueve votos contra sesenta y tres– una resolución
que confirmaba la postura de no ratificación de Maastricht, la cual habría debido
traducirse en la abstención del grupo parlamentario de IU-IC en la votación del
29 de octubre94. Sin embargo, esta decisión no fue acatada. Efectivamente, en el
Congreso de los Diputados ocho de los diecisiete representantes de IU-IC –los
tres miembros de la formación catalana y los cinco exponentes de NI– votaron
finalmente “sí” a la ratificación (Quintanilla, 2001).
Se hizo así definitivamente evidente que en IU –como en el PCE en el perío-
do anterior– había dos proyectos políticos divergentes, basados en sensibilidades
ideológicas contrapuestas –reformismo contra anticapitalismo–, cuya cohabita-
ción resultaba problemática y conflictiva.
6. Conclusiones
En febrero de 1993 se celebró en Madrid una reunión del Foro de la Nueva Iz-
quierda Europea, que contó con la participación de diversos partidos de la UE
que se situaban a la izquierda de la socialdemocracia. En su discurso de apertura,
Anguita afirmó:
“El establecimiento de este Foro […], su relación con el llamado Foro de Sao
Paulo, […] suponen nuevo pasos en una respuesta alternativa desde la izquier-
da al intento de establecer un Nuevo Orden Mundial basado en la hegemonía
de una gran potencia, los Estados Unidos, y al intento de crear una Europa al
margen de los intereses de los ciudadanos”95.
Estas palabras resultan significativas porque permiten insertar el euroescepticis-
mo recién abrazado por el PCE en el marco del llamado “altereuropeísmo”. Efec-
tivamente, el incipiente movimiento altereuropeísta, que se desarrollaría más
93
Francisco Frutos, “Clara la política y la organización”, Mundo Obrero, 10, junio 1992.
94
“Resolución presentada por Julio Anguita” y “Resolución presentada por Francisco
Palero”, Mundo Obrero, 14, octubre 1992
95
“Por una Europa Roja y Verde”, Mundo Obrero, 18, febrero 1993.
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Resumen
El artículo 29 de la Ley electoral de 1907 establecía que no habría elección en caso
de que hubiera tantos candidatos como puestos a cubrir en unos comicios. Y seguía
vigente el 12 de abril de 1931, cuando se celebraron las elecciones municipales que
dieron vida a la Segunda República. Sus consecuencias –la existencia de concejales y
ayuntamientos no electos, siguieron presentes hasta las elecciones municipales parcia-
les de abril de 1933.
El propósito del presente artículo es mostrar la incidencia y la corrección del artículo 29
en la provincia de Valencia. Un segundo objetivo consiste en comparar, desde una nueva
*
Este estudio se enmarca en el Grupo de investigación de excelencia PROMETEO de la
Conselleria d’Educació de la Generalitat Valenciana, GEHTID (Grup d’Estudis Històrics sobre les
Transicions i la Democràcia, GVPROMETEO/2016/108). Quiero expresar mi agradecimiento a
Antonio Calzado por su ayuda para la realización de este artículo
perspectiva, su incidencia en las provincias que albergaban los grandes núcleos de pobla-
ción de los años treinta, como la de Valencia, con la que tuvo en aquellas consideradas
tradicionalmente como las más afectadas según cómputos de población relativos.
Palabras clave: Valencia. Elecciones. Poder local. Artículo 29. Participación.
Abstract
Article 29 of the 1907 Electoral Law stated that there would be no ballot if the number
of candidates equalled that of the posts to be filled in an electoral process. And this was
still in force on 12th April 1931, when the municipal elections leading to the birth of the
Spanish Second Republic were held. The consequences –the existence of non-elected
councils and councillors– were kept until the April 1933 partial municipal elections.
The aim of this paper is to show the impact and the amendment of Article 29 in the province
of Valencia. A second aim is to compare, from a new perspective, that impact in provinces
like that of Valencia, where there were big cities during the thirties, to others traditionally
considered most affected on the basis of their relatively high population numbers.
Keywords: Valencia. Elections. Local power. Article 29. Turnout.
1
Ley electoral de 8 de agosto de 1907, Gaceta de Madrid, 10 de agosto de 1907.
2
Más grave era la restricción de la competencia política que suponía el artículo 24, por
el que se endurecía el procedimiento para ser candidato en las elecciones; o la restricción a la
transparencia del proceso que suponía la interrelación de dicho artículo con el artículo 30, se-
gún el cual sólo podían nombrar interventores los candidatos (Carnero, 1992 y 2001; López,
1998). En términos comparativos con otros países de la Europa del Sur, Carnero, 2011.
3
El hecho de que dicha disposición fuera propuesta por el republicano posibilista
Gumersindo de Azcárate no salva de responsabilidad a las élites restauracionistas, pues las
coincidencias entre Azcárate y dichas élites, tanto liberales como conservadoras, en el encau-
zamiento de las masas en política fueron muchas (Soriano, 2011).
4
De ello se encargó Miguel Maura, ministro de Gobernación, a través del Decreto de 8
de mayo de 1931, Gaceta de Madrid, 10 de mayo de 1931.
5
Una de las características de los análisis electorales españoles de los años treinta sigue
siendo la escasez de estudios de corte nacional, gracias a los cuales obtener una visión de
conjunto. Eso da un valor mayor –aunque algunos tengan carácter controvertido– a los pocos
estudios de este tipo: Tusell, 1971; Tusell; Ruiz Manjón; García Queipo de Llano, 1982; Villa,
2011 y 2012; Álvarez Tardío y Villa, 2017.
análisis sobre la Segunda República, no lo son tanto otros momentos, como las
elecciones parciales de mayo de 1931 o las de abril de 1933, o algunos aspectos
concretos, como la incidencia del artículo 29 en el desarrollo de ese momento
crucial.
En este último caso, los vacíos son aún mayores, pues se añade la existen-
cia de tópicos historiográficos que ensombrecen algunos aspectos reseñables
del proceso de cambio de régimen que tuvo lugar en la primavera de 1931. Los
análisis sobre el artículo 29 se han centrado básicamente en aquellas zonas que
se creían menos movilizadas políticamente –el interior y norte peninsular–,
de forma que, para las provincias donde se situaban las grandes ciudades del
país (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Vizcaya, Málaga, Alicante, Oviedo),
apenas existen análisis sobre la incidencia de dicha disposición y sus benefi-
ciarios6, a pesar de que los datos nos indican que su repercusión no fue del
todo irrisoria.
Por eso, el objeto de este artículo será mostrar tanto la incidencia del artícu-
lo 29 en las elecciones municipales de abril de 1931 como su corrección en el
proceso electoral de abril de 1933 en una provincia como la de Valencia, uno de
los escenarios social y políticamente más dinámicos y plurales del país, donde
a un fuerte republicanismo histórico, representado por el Partido de Unión Re-
publicana Autonomista (PURA), y toda una panoplia de fuerzas antidinásticas,
sobre todo en los núcleos urbanos de la provincia, se unía la existencia de una
notable movilización católica desde finales de la primera década del siglo, y de
una amplia sindicación en torno a la CNT y la UGT, equilibradas en sus fuerzas
a comienzos de la década de los treinta (Girona, 1992; Ruiz Torres, 1990; Furió,
1995).
Este escenario es, por tanto, de máximo interés para observar la incidencia
del artículo 29 y su posterior corrección en abril de 1933, sobre todo por ser
una de esas provincias que albergaba una gran ciudad, muy diferente del que
tradicionalmente se ha entendido como foco de esa disposición electoral. Todo
ello con el objetivo de que pueda ser útil para animar a la realización de estudios
similares en provincias con características anejas y aportar una pieza más que
ayude a construir el puzle electoral nacional de la Segunda República.
6
Un análisis reciente sobre la provincia de Valencia, Martínez Relanzón, 2018.
Para ello, se han utilizado fuentes relativas a los procesos electorales de 1931
y 1933. En el primer caso, documentación del Ministerio de Gobernación y del
Gobierno Civil de la provincia de Valencia depositada en el Archivo Histórico Na-
cional (AHN) y el Archivo General de la Administración (AGA), respectivamente,
combinada con los datos ofrecidos por la prensa valenciana (El Pueblo, Las Provin-
cias, El Mercantil Valenciano y Diario de Valencia, fundamentalmente) en los meses
de abril y mayo de ese año. En el segundo, la fuente principal será esa misma pren-
sa, junto con los datos ofrecidos por el Anuario Estadístico de España de 1934.
7
Para un mayor desarrollo de estos procesos entre abril y mayo de 1931 ver Valero,
2012: 33-93.
8
No conocemos la composición del ayuntamiento de Quesa, con nueve concejales, y
diez más (uno de Cerdá y los nueve de Riola) aparecen reseñados como «indefinidos». Ade-
más, a diferencia de otros autores, hemos unido los concejales constitucionalistas al grupo de
concejales monárquicos. Los datos en AGA, Fondo Gobernación, 44/266; AHN, FC, serie A,
leg. 30, nº 6; y El Pueblo, Las Provincias y Diario de Valencia, abril de 1931 y de 1933.
9
Anuario Estadístico de España, 1931-1932 (www.ine.es).
10
Los días previos al 12 de abril la prensa provincial publicó los datos ofrecidos por el
Ministerio de Gobernación sobre concejales proclamados por el artículo 29 y, en el caso de los
monárquicos, fueron 248.
11
Estos datos en AHN, FC, serie A, leg. 30, nº 3.
12
Censo de 1930 (www.ine.es).
13
Así se colige en la explicación ya clásica que realizó Javier Tusell para el período de la
Restauración, en la que se ofrecían diferentes casuísticas de aplicación del artículo 29, pero
solo se contemplaba la posibilidad de que tuviera como consecuencia la llegada al Congreso
de un miembro de alguno de los partidos del turno (Tusell, 1970a: 588). Y así lo consideraron
también los contemporáneos (Cabo Villaverde, 2008: 33-36).
14
Ver cuadro 2. Del lado republicano-socialista cayeron los ayuntamientos de Alcántara del
Júcar, Alfara de Algimia, Algar de Palancia, Benavites, Benifairó de les Valls, Carlet, Cortes de Pallás,
Faura, Fontanares, Fuenterrobles, Llutxent, Lugar Nuevo de la Corona, Moncada, Pedralba, Poliñá
del Júcar, Quatretonda, Requena, Sinarcas, Sot de Chera, Terrateig y Vallés. Mientras, del lado mo-
nárquico cayeron los de Agullent, Albaida, Algemesí, Almácera, Andilla, Ayelo de Rugat, Benisoda,
Bicorp, Bocairent, Carrícola, Casas Bajas, Castellonet, Cerdà, Cotes, Estubeny, Guadasequies, Piles,
Puebla de San Miguel, Salem, Segart de Albalat, Sempere, Torrebaja y Vallanca. Desconocemos los
resultados de Quesa; en Barx se produjo un empate entre republicanos y monárquicos; y en Riola,
la totalidad de los concejales proclamados se denominaban indefinidos.
15
En esta columna figuran aquellos ayuntamientos en los que monárquicos y republicanos
empataron a concejales o resultó que el mayor número de concejales recayó en los indefinidos.
ron a los republicanos, estos últimos se hicieron con el control de las localidades
de mayor población. Ello confirmaría que los monárquicos obtenían, a través del
artículo 29, el control de ayuntamientos pequeños en las comarcas más remotas,
mientras que los republicanos se beneficiarían de este artículo en los lugares más
poblados, en las comarcas más cercanas a la capital provincial o que incluían a
los grandes núcleos de población de la provincia. De este modo, en Valencia,
más de la mitad de la población que vivía en localidades cuyos ayuntamientos
se renovaron por este procedimiento acabó siendo gobernada por la coalición
republicano-socialista, muy lejos del 39’25% de la población que vivía en los
ayuntamientos que serían gobernados por monárquicos.
Cuadro 3 – Población de los ayuntamientos afectados por el artículo 2916
Comarca Monárquicos Republicanos Desconocido16 Total
Camp de Morvedre 224 4.594 - 4.818
Camp de Túria - - - -
Canal de Navarrés 1.506 - 1.392 2.898
Horta Nord 2.301 5.202 - 7.503
Horta Oest - - - -
Horta Sud – 226 - 226
Hoya de Buñol - - - -
La Costera 391 278 - 669
La Safor 1.930 - 879 2.809
Los Serranos 1.181 3.461 - 4.642
Requena-Utiel - 20.546 20.546
Ribera Alta 14.777 8.070 - 22.847
Ribera Baja - 2.877 1.464 4.341
Rincón de Ademuz 3.646 - - 3.646
Valle de Ayora - 2.135 - 2.135
Vall d’Albaida 10.843 5.824 - 16.667
Total Provincia 36.799 53.213 3.735 (4%) 93.747
(39’25%) (56’75%)
Fuente: El Pueblo, 7 de abril de 1931; Diario de Valencia y Las Provincias, 14 de abril de 1931.
AGA, Fondo Gobernación, 44/266; y Censo de 1930 (www.ine.es).
16
En esta columna figura la población de aquellos ayuntamientos en los que monár-
quicos y republicanos empataron a concejales o el mayor número de concejales recayó en los
indefinidos.
17
Fueron 6.937 concejales de un total de 25.921 (Villa, 2012: 154).
18
Circular de la Secretaría Nacional del Partido Radical. Citada por Ruiz Manjón, 1976:
368.
19
El Pueblo, 20 de abril de 1933.
20
República Social, 14 de abril de 1933.
21
Diario de Valencia, 23 de abril de 1933.
22
Diario de Valencia, 21 de abril de 1933.
23
Las Provincias, 23 de abril de 1933.
24
AHN, FC, serie A, leg. 31, nº 1, exps. 1 y 2; y El Mercantil Valenciano, 23 de abril de
1933.
25
El Mercantil Valenciano, 1 de abril de 1933.
26
El Mercantil Valenciano, 12 de abril de 1933. E insistía en ello en una circular enviada
a los alcaldes de las localidades en las que habría elección. El Mercantil Valenciano, 15 de abril
de 1933 y El Pueblo, 21 de abril de 1933.
27
Las Provincias, 19 de abril de 1933.
28
AHN, FC, serie A, leg. 31, nº 40, exp. 1.
29
El Mercantil Valenciano, 25 de abril de 1933.
30
No se convocaron estas elecciones en las cuatro provincias catalanas, además de La
Coruña y Orense (Villa, 2012: 156 y 160). Sobre estas cifras, ver también Payne, 1995: 161 y
Casanova, 2007: 102.
31
El número de ayuntamientos se reduce, entre abril de 1931 y abril de 1933, de 47 a
44 por dos cuestiones: los de Albaida y Algemesí fueron renovados, como ya se ha indicado,
en las elecciones municipales parciales de mayo de 1931, y, en el caso de Fuenterrobles, no se
han encontrado datos posteriores a abril de 1931. La reducción en el número de concejales
de 409 a 365 responde a: los concejales de Albaida y Algemesí (31); los de Fuenterrobles (9);
el aumento de un concejal a elegir en Moncada; y la reducción de los concejales a elegir en
Pedralba y Requena (de 10 a 6 en el primer caso, y de 22 a 21 en el segundo).
Los datos de los ayuntamientos, concejales y electores afectados por las elecciones municipa-
les parciales de abril de 1933 se han extraído del Anuario Estadístico de España, 1934, p. 650.
En el caso valenciano, se añade la prensa. A diferencia del Anuario de 1931-1932, el del año
1934 resulta más fiable, ya que los datos, al menos para el caso de Valencia, coinciden con
los aportados por la prensa. Por ello, junto a los datos aportados por la bibliografía provincial
respectiva, el Anuario de 1934 es la fuente principal de la que extraemos los datos utilizados
para la comparación interprovincial.
25’1% del total. A pesar de que todas estas cifras son superiores a las de Valencia:
en el primer caso, corresponden a 38 ayuntamientos y 270 concejales, y, en el
segundo, a 19 localidades y 244 regidores. Por tanto, bastantes menos que en
el caso valenciano. Mientras, en Albacete, se vieron inmersos en este proceso el
28% de los ayuntamientos (24 localidades) y el 25’3% de los concejales (239); y
en Ciudad Real, el 30’9% de los municipios (30) y el 24% de los regidores (278).
De nuevo, los números relativos ocultan unas cifras mucho mayores, que llaman
a una reconsideración de estos procesos.
Se ha argumentado que esta desatención es debida al reducido número de
electores afectados por estos comicios, siguiendo las afirmaciones de Manuel Aza-
ña, cuando se refería a ellos como “burgos podridos”32. Y no se puede negar que las
repercusiones en términos de electores, en el caso valenciano, eran muy reducidas
(6’79% del total de la provincia) y quedan muy lejos del nivel relativo de inciden-
cia de provincias como Teruel (45’92%), Cuenca (42%), la ya citada Álava (35’9%)
o Ávila (32’9%). Ahora bien, aun a riesgo de caer en la reiteración, esta argumen-
tación no permite ver una de las caras de esta cuestión: el porcentaje valenciano
equivale a 41.108 electores, que es prácticamente el mismo número de abulenses
inmersos en estas elecciones (41.235) y más del doble de los alaveses (20.123).
Es decir, si en términos relativos, la provincia de Valencia ocupaba el puesto 31 de
las 44 provincias en las que hubo elecciones, en términos absolutos esto se corrige
hasta subir al puesto decimotercero. Por tanto, los datos relativos son útiles para
las comparaciones, pero pueden provocar que se desenfoque la perspectiva sobre
algunos aspectos claves: en este caso, la población concernida es fundamental,
pues ciudadanos que se ven igualmente repercutidos por medidas concretas, apa-
recen disimulados en algunas zonas por los términos relativos, como consecuencia
de la distorsión que supone la presencia de un gran núcleo urbano en su provincia.
Los casos paradigmáticos de las elecciones municipales parciales de abril de
1933 fueron los de las provincias de Madrid y Vizcaya. Según los datos relativos
de electores afectados (2’76% y 11’8%), es razonable que estas elecciones no ha-
yan merecido mucha atención. Ahora bien, detrás de esos porcentajes se ocultan
20.148 electores madrileños y 31.537 electores vizcaínos, por encima de provin-
cias como Segovia (21.330), Logroño (21.648), Álava (20.123) y Soria (11.511).
Pero, además, este dato no deja apreciar otros dos de importancia fundamental: en
estas elecciones se vieron inmersos, en el caso de Madrid, el 29’1% (57) de sus mu-
nicipios y el 28’6% de sus concejales (382), mientras que, en el caso de Vizcaya,
fueron el 46’1% (53) de sus municipios y el 36’7% de sus concejales (431). Datos
relativos muy superiores a los valencianos, pero también a los de otras provincias,
foco de atención tradicional.
32
Diario de Sesiones de las Cortes, 25 de abril de 1933, p. 12.405. Citado por Villa, 2012:
148.
Algunas de las localidades conseguidas por las fuerzas gubernamentales fueron Vallés,
34
Salem, Piles, Lluxent, Faura y Quatretonda. Mientras, la DRV llegó a controlar ayuntamientos
Estas elecciones suponían una derrota sin paliativos para las fuerzas guber-
namentales, que quedaron por detrás, e incluso muy por detrás, de la oposición,
anticipando el escenario político-electoral de la provincia en los siguientes me-
ses, con dos maquinarias políticas incontestables: la derecha católica, cuya fuer-
za no parará de crecer, y la derecha republicana, cuyo dominio político tendrá
un nuevo y poderoso rival en aquella. Ambos movimientos reunirán en torno a
sí a la gran mayoría de los valencianos y pondrán en fuertes aprietos las ambicio-
nes electorales de las izquierdas provinciales, tal y como se pudo comprobar en
como los de Agullent o Segart de Albalat, además de Bocairent, el más importante de todos. El
Pueblo, Las Provincias y Las Provincias, 25 de abril de 1933. El Partido Republicano Conserva-
dor se mostró como una formación en auge también en otras provincias como Cuenca. López
Villaverde, 1989: 188-189.
los comicios de noviembre de 1933 (Aguiló Lucia, 1974; Calzado, 1996; Valero,
2012: 223-234).
En el ámbito nacional, como mostraba la reacción de Manuel Azaña, los
resultados de estas elecciones tuvieron una fría acogida por parte del Gobierno.
Y, aunque no le faltaba razón al considerar que las elecciones habían afectado a
un porcentaje mínimo de la población española y que obviamente no eran unos
resultados que debieran extrapolarse al ámbito nacional de forma directa, al mis-
mo tiempo era ingenuo si creía que la derrota no tendría consecuencias políticas.
Esta victoria le dio al grupo mayoritario de la oposición –el radicalismo,
del que el blasquismo valenciano formaba parte– una nueva razón para pedir
el fin del gobierno de socialistas y republicanos de izquierda. Aducían que los
resultados de las elecciones habían dejado ver “la protesta de todo un pueblo
contra el Gobierno”35, lo cual era bastante exagerado. Pero esto no fue un obs-
táculo para ellos, que se postulaban como “los llamados a gobernar”36. A partir
de este momento, el binomio PRR-PURA, junto a otros grupos de la oposición
conservadora, recrudeció la que ya era su estrategia política desde hacía varios
meses: el obstruccionismo (Ruiz Manjón, 1976: 371), impidiendo la aprobación
de nuevas reformas debido a la falta de quórum causada por la inasistencia de
sus miembros al pleno de la Cortes.
Además, una consecuencia indirecta de los resultados de estas elecciones fue
la apertura por el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, de una crisis
de gobierno en el mes de junio. Ahora bien, tras las correspondientes consultas
con los grupos parlamentarios, la crisis se cerró como se había abierto: con el
nombramiento nuevamente de Manuel Azaña como Presidente del Consejo y la
formación de un nuevo gobierno de coalición de republicanos de izquierda y
socialistas.
En todo caso, el clima político comenzó a ser de provisionalidad. Se perci-
bía cada vez más que ni el pacto de gobierno agotaría toda la legislatura ni esta
alcanzaría su fin. Sería la derrota de los partidos en el Gobierno en las elecciones
para vocales regionales del Tribunal de Garantías Constitucionales, celebradas en
septiembre de 1933, la que marcaría su punto y final. Poco después, llegaría el
fin de la legislatura y la convocatoria de elecciones para el 19 de noviembre de
1933, en las que las derechas se impusieron con vigor.
Conclusiones
El artículo 29 de la Ley Electoral de 1907 es una de las principales representa-
ciones del régimen monárquico de la Restauración y una de las muestras de la
35
El Pueblo, 25 de abril de 1933.
36
Manuel Villa, “¡Alerta, compañeros!”, República Social, 26 de mayo de 1933.
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Resumen
El presente trabajo aborda uno de los aspectos menos estudiados de la Guerra Civil
española, como es la relación entre la quinta columna y el cuerpo diplomático. Sobre la
base del estudio de la documentación original custodiada en distintos archivos, se pone
de manifiesto cómo en muchas ocasiones esa relación traspasó los límites propios de la
actividad diplomática y su labor humanitaria, convirtiendo a distintos diplomáticos en
colaboradores, no siempre de manera consciente, de la causa franquista. Asimismo, se
hace referencia a cómo tales actuaciones dificultaron las relaciones del Gobierno de la
República con las distintas representaciones internacionales.
Palabras clave: España. Guerra Civil. Colaboracionismo. Representaciones diplomáti-
cas. Quinta columna.
Abstract
This article addresses one of the least studied aspects of the Spanish Civil War: The
relationship between the Fifth Column and the diplomatic corps. Drawing on original
documentation kept in a variety of archives, it reveals how often that relationship went
beyond the limits of diplomatic activity and its humanitarian work. It also shows how
a different diplomats, sometimes unknowingly, became contributors to the Francoist
cause. Reference is also made to the way that behaviour hindered the Republican Gov-
ernment’s interaction with a series of international emissaries.
Keywords: Spain. Civil war. Espionage. Diplomatic corps. Fifth Column.
1. Introducción
La Guerra Civil es uno de los acontecimientos de la historia reciente española so-
bre el que se han realizado extensas investigaciones. Este trabajo profundiza en
uno de los aspectos menos estudiados, concretamente el de las relaciones entre
las organizaciones quintacolumnistas desplegadas en zona republicana1 y las re-
presentaciones diplomáticas, teniendo en cuenta que la mayoría de los estudios
sobre este tema se han centrado en el aspecto humanitario.
Partimos de la hipótesis de que la relación entre la quinta columna y algunas
representaciones diplomáticas, amparándose en el derecho de asilo, fueron más
allá de esta actividad, convirtiéndose en soporte de algunas de estas organizacio-
nes y favoreciendo su labor, ya que no sólo encontraron en los locales diplomá-
ticos un refugio frente a la persecución de las fuerzas de seguridad republicanas,
sino que también utilizaron la extraterritorialidad de las legaciones para realizar
sus operaciones clandestinas. Asimismo, consideramos que dichas actividades,
se realizaron, en muchas ocasiones, con la ayuda explícita de los miembros del
cuerpo diplomático y en otras con su consentimiento, al menos, implícito2.
La investigación ha sido posible gracias al estudio de un importante fondo
documental que ha permitido obtener datos originales sobre el tema. Una parte
proviene del Archivo General Militar de Ávila (AGMAV), principalmente de la
sección del Cuartel General del Generalísimo, que incluye el fondo del Servicio
de Información y Policía Militar (SIPM). También de los fondos del Archivo Ge-
neral de la Administración (AGA), donde está parte del Archivo del Ministerio
de Asuntos Exteriores. Concretamente se ha utilizado la sección proveniente del
1
Además de la bibliografía utilizada, resultan de interés los trabajos de Contreras, 1937;
Uribarri, 1943; Alcocer, 1976; Paz, 1976; Paniagua; Lajo Cosido, 2002; Heiberg; Ros Agudo,
2006; Soler Fuensanta; López-Brea Espiau, 2008; Laguna Reyes; Vargas Márquez, 2019.
2
En este periodo se produjeron hechos que no eran habituales en el derecho diplomá-
tico. Desde el traslado de embajadas, a la casi duplicidad de representaciones, ya que a veces
los embajadores permanecían en algún lugar específico mientras sus cónsules actuaban como
“diplomáticos de facto o los ascendían de iure” (Sellares Serra, 2017:135-136).
antiguo Archivo de Barcelona (AB), que recoge parte de los fondos del Ministerio
de Estado. Importante ha sido el estudio de la Causa General (CG), disponible
en el Archivo Histórico Nacional (AHN), pues contiene información significati-
va, si bien es necesario estudiarla con cautela y contrastarla, pues su parcialidad
es evidente. Asimismo, se ha consultado el Centro Documental de la Memoria
Histórica (CDMH). También se han usado periódicos, útiles para verificar datos,
pues publicaron cuestiones como relaciones de integrantes de la quinta colum-
na, fecha de detención, descripciones de las organizaciones desmanteladas y de
sus actividades. Además, reflejan la fuerte campaña que hubo en la zona repu-
blicana contra las representaciones diplomáticas debido a los escándalos por el
descubrimiento de actividades clandestinas bajo su protección.
Previo al análisis de esta documentación se realizó un estudio encaminado a
conocer el estado de la cuestión en esta temática. Como puede apreciarse a lo largo
del artículo, se ha consultado una profusa y actualizada bibliografía que nos ha rea-
firmado en la conveniencia y oportunidad de este trabajo, pues aporta información
interesante y pertinente sobre esta cuestión. Una vez realizado el estudio de la do-
cumentación original se ha utilizado una metodología típica del análisis de conte-
nido de los distintos documentos que ha permitido, a su vez, la elaboración de una
base de datos con el fin de extraer los puntos más importantes y recurrentes que
aparecen en los mismos. A partir de ahí, el examen de los textos se ha realizado
desde una perspectiva cualitativa que ha llevado a obtener una visión de conjunto,
a la vez que específica, que nos ha conducido a culminar esta investigación y obte-
ner las respuestas que aquí se ofrecen y que devienen de las hipótesis planteadas.
2. La quinta columna
La prensa republicana utilizó por primera vez dicha denominación el 3 de oc-
tubre de 1936, cuando Mundo Obrero publicó el artículo “Defensa de Madrid,
Defensa de España. Vigilancia y Decisión” de Dolores Ibárruri (Pasionaria), aler-
tando de la existencia de enemigos infiltrados en las filas republicanas y de la
necesidad de defender los frentes de la capital. Esta afirmación desencadenó
una persecución de los sospechosos de simpatizar con los franquistas que se fue
haciendo más tenaz a medida que las fuerzas sublevadas se acercaban a Madrid,
especialmente con la creación de la Junta de Defensa (6.11.36).
Desde el mismo momento del fracaso de la sublevación, podemos encon-
trar el germen de algunas de estas organizaciones, que iniciarían una oposición
latente a la República3. A partir de septiembre de 1936 ya conformarían una
3
Las quintas columnas son grupos organizados que actuaban en zona republicana,
realizando labores de subversión, derrotismo, propaganda, sabotaje o cualquier acto que per-
judicase al Gobierno de la República. También harían actividades de información para ayudar
al bando rebelde. Se incluyen quienes realizaban las mismas acciones individualmente. Pero
no puede aplicarse a aquellos simpatizantes de los sublevados que mantuvieran una actuación
pasiva (Núñez de Prado, 1989).
4
Madrid contaba con grupos derechistas, como Falange Española, que tenían una
importante organización, muchos afiliados y recursos de los que ya dispusieron durante el
golpe del 19 de julio, a pesar de que varios de sus líderes estaban encarcelados.
5
En esta ciudad tuvo un importante papel desde agosto de 1936 cuando comenzaron a
formarse los primeros grupos. Según el coronel Ungría, se caracterizaba por el intento de “re-
unir millares de afiliados para quiméricas sublevaciones, y por el deseo irrefrenable de fundir
todos los grupos en un solo mando único” (Arriba, 7.12.1941). Hubo más de 35 grupos, entre
los que destacaba TODOS, el cual realizó importantes tareas de espionaje en contacto con el
SIPM (AGMAV, C. 2871,7 y AGMAV, C. 2872,5).
6
Levante tendría gran presencia de organizaciones quintacolumnistas desde muy pron-
to, basándose en grupos derechistas como Comunión Tradicionalista, Derecha Regional Va-
lenciana, Renovación Española o Falange Española. Extenderían sus acciones hasta las posi-
ciones sublevadas y tendrían una importante labor al final de la guerra ocupando los distintos
pueblos y ciudades (AGMAV, C. 2872,4).
7
AGMAV, C. 3001, 20.
8
SHM, AGL, ZN, Leg. 274, Carp. 10, Ar. 5 y AGMAV, C. 2872,4.
9
AGMAV, C. 2872,1 y AGMAV, C. 2872,2. Muy interesante sobre esta cuestión la obra
de Rodríguez López (2008).
10
La quinta columna intentó sublevar la ciudad en marzo de 1939 con el fin de poner
bajo control rebelde la flota republicana.
11
La región de Castilla– La Mancha era vital para la retaguardia republicana como zona
de abastecimiento, entrenamiento y comunicación con el Levante y Cataluña (Alia Miranda,
2015).
12
AGMAV, C. 2870, 10.
13
En contacto con el Ejército franquista del Sur actuaba el grupo REM (SHM, AGL, ZN,
Leg. 274, Carp. 11, Ar. 5).
14
SHM, AGL, ZN, Leg. 274, Carp. 10, Ar. 5.
15
AGMAV, C. 2872,1 y AGMAV, C. 2872,2.
16
AGMAV, C. 3004,17.
17
AGMAV, C. 3010,3.
18
La quinta columna tuvo una importante presencia en las cárceles republicanas. Mu-
chos líderes de FE estaban en prisiones madrileñas desde la primavera, cuando se ilegalizó el
partido, convirtiéndose en lo que Fernández-Cuesta denominó Falange Clandestina, ya que “la
organización normal de la Falange había sido sustituida por otra clandestina, cuya dirección
encargó José Antonio a su hermano Fernando (...) La Falange seguía, pues, actuando con más
fuerza y más numerosa. (Fernández Cuesta, 1985: 38). Fracasada la sublevación, Fernán-
dez-Cuesta y Valdés Larrañaga desde la cárcel inspiraron la creación de grupos quintacolum-
nistas que actuaron en Madrid. En Barcelona, se dio una situación similar con Luis Gutiérrez
Santa Marina, líder regional que organizó uno de los principales grupos quintacolumnistas de
Barcelona (AGMAV, 2871,6).
19
AGMAV, C. 2871, 7 y AGMAV, C. 3011, 3-4.
a la otra zona o los distintos sabotajes, entre otras acciones. Ahora bien, una vez
creado el SIPM, las redes más activas y mejor organizadas convergían finalmente
en Salamanca o Burgos, con el fin de someterse al control y centralización que
este servicio impuso. Se intentaba reclutar perfiles específicos, buscando espe-
cialmente a quienes se encontraban bien posicionados dentro de las filas repu-
blicanas20. Había células quintacolumnistas permanentes que se organizaban en
unidades, regimientos, departamentos y centros administrativos donde trabajara
alguno de sus miembros. También existían células volantes que se desplazaban
por la zona republicana o a través del frente para enlazar los distintos grupos y
los mandos del Ejército sublevado. Y células “pasivas” listas para intervenir en el
caso de que un grupo fuera desmantelado o se hiciera necesaria su activación21.
Las más organizadas contaban con personal especializado (fotógrafos, delinean-
tes, falsificadores, telegrafistas, encargados de las emisoras clandestinas, cifrado-
res...) cuyo trabajo era esencial para realizar las distintas tareas de espionaje. Así,
consiguieron un sistema complejo por el gran número de integrantes y secciones
que se extendían por varias ciudades, el campo o incluso a través de las líneas
del frente o de las rutas marítimas22.
Es imposible saber cuántas organizaciones existieron o el número total de
sus integrantes, pues su propia naturaleza subversiva impide conocer cifras
reales. Además, muchas tuvieron poco protagonismo, se disolvieron al ser per-
seguidas o se integraron en grupos mayores, sin llegar a tener contacto con los
servicios de información del ejército sublevado. Pero a través de los expedien-
tes de los distintos grupos que el SIPM elaboró y de las relaciones de meda-
20
La infiltración en la administración civil y sindical fue importantísima, permitiendo
acceder a información de gran valor, como los planes republicanos de la Batalla de Brunete, los
planos de las defensas de Madrid, de las baterías de artillería y antiaéreas o sobre el cruce del
Ebro. También otorgaba cierta seguridad a la hora de moverse y actuar dentro de las filas re-
publicanas. Algunos grupos mantuvieron a sus integrantes en importantes puestos de decisión
de los Estados Mayores del Ejército Popular o en los distintos Ministerios. Esta infiltración fue
considerable en la CNT, donde se obtenían fácilmente carnets y certificados de afiliación. Esta
presencia del quintacolumnismo en el Ejército y en las Fuerzas de Seguridad fue un temor
constante para los servicios de información republicanos. Por ejemplo, algunos miembros de
la escolta del General Miaja eran quintacolumnistas, igual que el médico del coronel Casado, a
través de quien se iniciaron los contactos con Franco en los últimos meses del enfrentamiento
(AGMAV, C. 2924, 13; AGMAV, C. 2871, 7; AGMAV, C. 3002, 4).
21
AGMAV, C. 3002,4.
22
La organización “HATACA” se extendía por Murcia, Almería, Cartagena y parte del
Levante (AGMAV, C. 2872, 1 y AGMAV, C. 2872, 2). La organización “Dado de Póker”, forma-
da por personas provenientes de la aviación y la marina republicanas habría actuado en Bar-
celona, Cartagena, Madrid y Valencia (AGMAV, C. 2870, 9). La organización Laureano, tenía
enlaces para el envío de información y el paso de refugiados a través del frente de la sierra de
Madrid (AGMAV, C. 2870, 10).
23
AGMAV, C. 2963, 12 y AGMAV, C. 2964, 12.
24
AGMAV, C. 2924, 13.
25
ABC, 29 de agosto de 1939.
26
El SIPM establecía como objetivos informativos para las quintas columnas: fortifica-
ciones, movimientos de tropas, centros de estacionamiento, estado de la moral... Además,
pedía que la información se enviara mediante los cifrados establecidos y a través de los enlaces
de forma periódica. También solicitaba potenciar el derrotismo, el sabotaje o incluso debilitar
la economía republicana con la retirada y la falsificación de su moneda (SHM, AGL, ZN, Leg.
274. Carp 10. Arm. 5). Sobre las finanzas republicanas es de gran interés el libro de Sánchez
Asiaín (1999).
27
Bajo esta denominación englobamos embajadores acreditados, cónsules y cónsules
honorarios quienes ni son diplomáticos de carrera, ni tienen porqué ser nacionales del país
por el que actúan y al mismo tiempo pueden ser cónsules honorarios de más de un país.
28
Este último realizó un importante papel mediando entre la quinta columna y el coro-
nel Casado para la rendición de Madrid.
29
AGMV C, 2504, 18.
30
La búsqueda de un refugio para los perseguidos fue una de las principales misiones de
la quinta columna, junto con su sostenimiento a través del Socorro Azul o el Socorro Blanco.
Organizaciones dedicadas a esto principalmente fueron la Golfín-Corujo (AGMAV, C. 2870,
11) o la de Antonio Rodríguez Aguado (AGMAV, C. 2924, 13).
31
Rodríguez Aguado fue detenido en una cafetería de Madrid por agentes del SIM re-
publicano cuando estaba refugiado en la Embajada de Turquía (Cervera Gil, 2002: 445). O
Manuel Gutiérrez Mellado, que pese a estar asilado en un local bajo protección de chilena,
realizaba diversas actividades subversivas.
32
Esta actividad la realizaron diversas organizaciones como el Grupo Bouthelier a través
de los Servicios Especiales del Frente de Madrid, el Grupo Burgos (AGMAV, C. 2962, 17) o el
Grupo Laureano (AGMAV, C. 2870, 10).
33
El 24.03.37 llegaron a zona nacional 8 jefes de diverso rango de Falange asilados en
la Embajada mexicana y evacuados mediante sus gestiones. Después volvieron al frente de
Madrid encuadrados en milicias falangistas (AGMAV, C. 2325, 48, 74).
34
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
35
SHM, SHM, AGL, ZN, Leg. 274. Carp 11. Arm. 5.
36
AGMAV, C.2960,4,1. Esta no fue la única relación entre el Consulado de Costa Rica en
Barcelona y la quinta columna, pues otro agente de la legación, Rafael Cortada Oliveros, estaba
relacionado con la actividad de la organización Concepción (AGMAV, C. 2871,5). También,
en una nota enviada al SIPM por este grupo se atestiguaba que el “Sr. Comas, del Consulado
de Costa Rica, ha prestado excelentes servicios a la Causa Nacional al haber salvado a más de
doscientas personas y ahora facilitar la huida del General Martín Moreno y la hermana de Pi
Sunyer” (AGMAV, C. 2871,5 y AGMAV, C.2917, 2). Sin embargo, es posible que la actividad
de estas dos personas fuera de carácter extraoficial, ya que al desmantelarse el grupo se des-
cubrió que Francisco Romero no cumplió con los trámites para ser reconocido oficialmente
como Cónsul de Costa Rica en Barcelona y que esta legación había sido clausurada y su ac-
tividad suspendida (CDMH, PS-BARCELONA_GENERALITAT,16, 8-9, AHN, FC-CAUSA_
GENERAL, 1527, Exp.1. y AGA, Archivo de Barcelona, RE 100, Carp. 8, Plg. 2).
37
Archivo Histórico Nacional, FC-CAUSA_GENERAL,93, Exp.17.
38
Wilhelm Waconigg, Cónsul General de Austria, fue descubierto cuando transportaba
información de alto valor militar siendo detenido y ejecutado junto con Federico Martínez
Arias en noviembre de 1936 (AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp. 1).
39
AGMAV, C. 2945,15.
40
Era común dentro de las organizaciones quintacolumnistas que estas tomaran el nombre
de su líder, lo que fue causa de detención en múltiples ocasiones por parte del SIM republicano.
41
En la memoria de la Organización se afirma que existía un esbozo del grupo antes de
la rebelión militar que habría entrado en contacto con otras ciudades para alertar del momen-
to más favorable para la sublevación. Es posible que algunos miembros participaran en los
acontecimientos de Madrid durante el 19 de julio, como los del Cuartel de la Montaña. Pero
no ha sido posible encontrar datos concretos que avalen esto (AGMAV, C. 2870, 11).
42
Este grupo era una organización dedicada a la información militar dirigida por el
Capitán Médico Eduardo Isla Carande, quien consiguió unir en una extensa red a diversos
oficiales desafectos.
43
AGMAV, C. 2870, 11.
44
AHN, FC-CAUSA_GENERAL,1539, Exp.1
45
Por ejemplo, el informe sobre los efectivos militares y la situación de los aeródromos
en Madrid lo envió José María de Iraola a través de la Embajada de México al SIM burgalés
(AGMAV, C. 2870, 11).
46
AGMAV, C. 2870, 11.
47
Sobre la actividad de la marina argentina en la evacuación de los asilados protegidos
por la Embajada de Argentina resulta de interés la obra de Merino, 2016.
48
A esto se le debe sumar la existencia de otro agente llamado Peralva, que actuaría
dentro de la Embajada de México.
49
AGMAV, C. 2870, 11.
50
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1539, Exp.1.
51
Sobre la posible implicación de Félix Schlayer en labores de espionaje consultar el
trabajo de Crespo Caballeros, 2014.
52
AGMAV, C. 2870, 11 y AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1539, Exp.1.
53
AGMAV, C. 2870, 11
54
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1564, Exp. 18.
55
Según reflejan las memorias de Fernández Cuesta, este tendría una alta estima a Juan
Francisco Jiménez Martín, a quien consideraba un “entusiasta de Falange” (Fernández Cuesta,
1985).
56
AGMAV, C. 2870, 11 y AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1539, Exp.1.
57
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1564, Exp.13.
58
El procedimiento judicial sería utilizado por el Gobierno para justificar la detención
de los integrantes del POUM, el asesinato de Andreu Nin y la disolución del partido tras los
Sucesos de Mayo de Barcelona en 1937, acusados de pertenecer al grupo liderado por Fernán-
dez-Golfín.
59
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1539, Exp.1.
60
AGMAV, C. 2868, 3.
61
Esto provocaría la protesta formal del Gobierno, que reclamaría su cese y sustitución
o su traslado a la capital.
62
Tras la salida de Núñez Morgado el puesto lo ocuparía el embajador brasileño, Alcí-
biades Pecanha (Moral Roncal, 2008: 26-27).
63
El Cónsul provisional sueco en Madrid, Gumersindo Vallejo, posiblemente también
estuvo implicado en actividades quintacolumnistas, dada su simpatía por el bando sublevado
y sus gestiones humanitarias a favor de estos (Peix Geldart, 2013). Para el tema de la parti-
cipación de Suecia en la contienda española es interesante el trabajo de Camacho Padilla y
Asunción Criado (2018).
64
El político y militar cordobés José Cruz Conde pasaría por varias de estas represen-
taciones, entre ellas, las de Turquía, Alemania o Perú. Sobre este personaje es fundamental la
obra de Aguilar; Ponce, 2011.
65
La Embajada de Estados Unidos en Madrid asiló sólo a familiares directos de ciu-
dadanos estadounidenses. Merece destacar el caso del coronel Pugus, agregado militar de la
Embajada de EEUU, quien pasó importantes datos militares a los insurrectos en Salamanca en
mayo de 1937 (AGMAV, C. 2504,18 y AGMAV, C. 1173,4).
66
No obstante, consulados, embajadas y legaciones aceptaron también asilados repu-
blicanos a lo largo del conflicto. En Madrid, se dieron numerosos casos en las Embajadas de
Chile, Cuba o Panamá tras el golpe de estado del coronel Casado y la rendición de Madrid. La
cuestión del derecho de asilo se convirtió en un problema para el nuevo régimen franquista,
que utilizó incluso la fuerza en algunos casos para la detención de los refugiados, lo que inició
una nueva etapa en las relaciones entre el Gobierno franquista y las misiones diplomáticas.
67
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
68
Estos tuvieron conocimiento de lo que ocurría en las embajadas y legaciones a través
de los informes de evadidos y evacuados de las mismas o de los contactos no oficiales con
los representantes de los países enviados a Burgos (AGMAV, C. 1653, 30 o AGMAV, C.2320,
40, 47). También a través de las embajadas en Burgos de los Estados que reconocieron a los
insurrectos como la de Alemania (AGAMAV, C. 2325, 47, 10).
69
Esto fue objeto de un enconado debate entre el Cuerpo Diplomático y el Ministerio de
Estado (AGMAV, C. 2916, 26).
70
El Heraldo de Madrid publicaría titulares como: “La quinta columna en una casa pues-
ta bajo la protección de Finlandia, son detenidos 400 fascistas” (4.12.1936), “Falange espa-
ñola tiene en Madrid un comité directivo que actúa bajo el derecho de asilo, ¿hasta cuándo
ese problema en la retaguardia?” (7.12.1937). Castilla Libre, periódico cercano a la CNT, se
preguntaba el 9 de mayo de 1937: “¿Por qué se sigue consintiendo que la mayor parte de las
embajadas de Madrid sirvan de refugio de millares de fascistas peligrosos?”.
71
Las milicias sindicales o las fuerzas de seguridad realizaron otros asaltos de menor cali-
bre aunque violando el principio de extraterritorialidad como en el caso de los pisos protegidos
por la enseña peruana tras el reconocimiento de este país al bando sublevado en 1938; la entrada
en el Refugio de Guatemala protegido por la bandera de Chile con el robo de las posesiones del
embajador o la entrada en otros edificios bajo protección de Brasil, República Dominicana, Chile
o Finlandia (AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1). También el asalto a la Embajada de
Alemania al romper sus relaciones con la República en noviembre de 1936.
72
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
73
CDMH, C. 728.
74
Varios cónsules de Colombia serían asesinados durante el conflicto. También el Cón-
sul de Panamá en Cartagena, el hijo del Cónsul honorario de Venezuela, José María Torroja,
las hermanas del Vicecónsul de Uruguay en Madrid o el Cónsul de Reino Unido en Alicante
(AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1. y AGA, AB, RE 102, Carp. 3, Plg. 2.).
75
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1. Ver también la obra de Casanova (1992).
Además, sobre la investigación de su asesinato existe una gran cantidad de documentación al
respecto presentada por el Gobierno de la República ante el Tribunal Permanente de Justicia
Internacional (AGA, AB, RE. 113).
76
Existen múltiples casos de comunicaciones interceptadas por los servicios de informa-
ción republicanos en los Archivos del Servicio de Información Diplomática Especial (SIDE)
disponibles en AGA, AB, RE, 93 o AGA, Archivo de Barcelona, RE 99, Carp. 5.
77
Wilhelm Waconigg, Cónsul General de Austria, fue descubierto cuando transportaba
información de alto valor militar siendo ejecutado en noviembre de 1936 (Núñez de Prado,
1992: 208). Existen otros casos, como el Comandante de Estado Mayor Villar, asilado en la
embajada francesa y en contacto con el SIFNE a quien enviaría diversa información bélica
a través de la valija diplomática de esta representación (SHM, AGL, ZN, Leg. 274. Carp 10.
Arm. 5).
78
En la Embajada de Chile habría al menos un agente republicano que filtraría a la Di-
rección General de Seguridad la existencia de las armas y su ubicación. Además, alertaría de
la salida nocturna de asilados que realizarían diversas actividades consideradas como “ilícitas”
(Morla Lynch, 2008: 21-74).
79
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
80
Por ejemplo, en la Embajada de Chile el corte de luz duró más de dos meses y el de
agua tres días (Morla Lynch, 2008: 38-39).
de Uruguay, en las que podían leerse insultos como “hotel de fascistas” o “los
bandidos sudamericanos protegen a los fascistas”81. Además, las milicias popu-
lares confiscaron durante los primeros días del conflicto los automóviles de los
que disponían las representaciones diplomáticas. Fue el caso de la embajada de
Rumania82, la de Brasil o la Legación de Egipto83.
5. Conclusiones
El elemento humanitario estuvo siempre presente en las acciones llevadas a cabo
por los diplomáticos, tanto titulares como honorarios, aunque muchas veces se
entremezcló con las simpatías ideológicas, que también existieron y que en dife-
rentes ocasiones fueron reflejo de lo que opinaban los respectivos gobiernos. Por
ejemplo, entre los cónsules honorarios más activos está Porfirio Smerdou, quien
ayudó primero a personas de “derechas” mientras la ciudad de Málaga estaba en
manos de la República. Y después salvó la vida a otros que se habían destacado
como republicanos una vez que la ciudad fue conquistada por los franquistas.
O entre los diplomáticos titulares, Joe Berryer, Encargado de negocios belga,
que consiguió que personas significadamente republicanas (familia de Indale-
cio Prieto, entro otros) consiguieran salir de España. Excepciones a esta mezcla
ideológico-humanitaria también hubo, como el caso del Barón de Borchgrave,
quien actuó fundamentalmente movido por su simpatía hacia los franquistas.
Ahora bien, estas acciones favorecerían generalmente al bando sublevado, salvo
en determinados casos puntuales o en los últimos momentos de la guerra. Hay
que tener en cuenta que las sedes de las embajadas se encontraban en la capital
y que donde más consulados había era en las ciudades costeras que, en general,
quedaron en manos republicanas.
El uso del asilo diplomático y otras acciones humanitarias, por tanto, per-
mitió que muchos simpatizantes de los insurrectos, militares que habían parti-
cipado en el golpe o integrantes de partidos de derechas, no sólo encontrasen
refugio ante la persecución de las milicias izquierdistas o de las fuerzas de segu-
ridad republicanas, sino que también se organizaran para actuar en contra de la
República desde la impunidad que otorgaba la extraterritorialidad que ofrecían
los lugares bajo protección diplomática.
En un primer momento la política de asilo se habría orientado a la eva-
cuación y protección de los perseguidos, pero la imposibilidad de realizar la
salida de los hombres en edad militar haría que muchos de ellos entrasen en
los grupos clandestinos o salieran del territorio republicano mediante evasio-
81
AHN FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
82
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1563, Exp. 21.
83
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1527, Exp.1.
nes ilegales bajo amparo diplomático. Por lo anterior, puede decirse que varias
embajadas y legaciones actuaron como coadyuvantes de la quinta columna,
ya que además de otorgar un refugio seguro a líderes políticos de derechas y
a numerosos quintacolumnistas, les permitió evitar detenciones y mantener
vivas las secciones de estas organizaciones que pudieron extenderse gracias a
esa ayuda. Es más, en ocasiones, estos lugares se convirtieron en los centros de
mando y de contacto con el ejército sublevado.
Esta colaboración entre las representaciones diplomáticas y las organizacio-
nes quintacolumnistas queda perfectamente reflejada en el ejemplo de la quin-
ta columna Golfín-Corujo. Además, esta ayuda a los grupos quintacolumnistas
abarcó numerosos ámbitos, permitiendo también a la quinta columna establecer
y mantener las redes de comunicación con el Ejército sublevado. Por otra par-
te, la posible instalación de aparatos de radio en algunos locales diplomáticos
habría permitido el envío y recepción de información con mayor rapidez que
mediante la utilización de otros mecanismos.
Las evasiones clandestinas de los asilados en las representaciones diplomáti-
cas fue una práctica realizada y permitida por parte del personal del Cuerpo Di-
plomático, que colaboraría en la organización de estas fugas. También parte del
personal de las embajadas y legaciones realizarían diversas acciones de espionaje
o falsificación de documentación.
Consecuencia de todo ello fue la campaña realizada por la prensa republica-
na en contra del Cuerpo Diplomático y de su actividad humanitaria, consideran-
do que eran el principal foco de la quinta columna y el refugio de sus dirigentes.
El Gobierno republicano actuaría en contra de estos representantes diplo-
máticos solicitando su cese y expulsión o mediante su detención y su posterior
condena. Algunos de los obligados a salir de la zona republicana se dirigían a la
capital de los insurrectos para convertirse en los enlaces de sus respectivos paí-
ses frente al Gobierno franquista. Sin embargo, pese a la actividad de las fuerzas
de seguridad republicanas para desmantelar estos grupos quintacolumnistas, su
éxito fue parcial, pues no llegaron a acabar con estas agrupaciones a pesar de las
numerosas detenciones y la importante labor de represión que se realizó, sobre
todo hasta mediados de 1938. Sin olvidar tampoco que la República tuvo una li-
mitada capacidad de actuación para evitar la pérdida de apoyos internacionales.
Finalmente, referirse al grado de conocimiento que los Jefes de las misiones
internacionales tenían acerca de estas labores. A pesar de que consideremos que
fue muy alto, en las declaraciones, informes y memorias del personal diplomá-
tico no hay prácticamente referencias directas a estas actividades, seguramente
porque suponía reconocer la violación del derecho de gentes por parte de las
representaciones diplomáticas y un ejemplo de malas prácticas en un panorama
internacional cada vez más encrespado. Sí es posible encontrar distintas alu-
siones en los documentos consultados que indican que esta cooperación con
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Sara González
Universidad Complutense de Madrid
[email protected]
ORCID: 0000-0002– 3274-7980
Juan Mascareñas
Universidad Complutense de Madrid
[email protected]
ORCID: 0000-0001-5548-6309
Recibido:15-7-2019
Aceptado: 21-10-2019
Resumen
El relato monetario europeo, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la puesta
en marcha del Sistema Monetario Europeo y el ECU, se define mediante la paradoja de
que los estados miembros de la CEE aspiraban a una mayor unión económica y, al mismo
tiempo, se resistían a ceder soberanía en el terreno monetario. Los desajustes provocados
por esta paradoja ponían en peligro la viabilidad del proyecto europeo. Con objeto de
hacerles frente, el mundo privado impulsó la creación y utilización de “monedas-cesta”,
como la European Monetary Unit o el “Eurco” que, paralelamente, servían para señalar
al mundo político la necesidad de una moneda única europea. Todo ello en un contexto
internacional en el que el dólar y sus problemas se trasladaban a las divisas de los estados
de la CEE haciendo muy difícil mantener un equilibrio en el valor del comercio intraco-
munitario, lo que implicaba crisis monetarias continuas.
Palabras clave: Eurco. Sistema Monetario Europeo. Monedas-cesta. Triffin. Werner.
Abstract
The European monetary story, from the end of World War II to the implementation of the
European Monetary System and the ECU, is identified with the paradox that the member
states of the EEC wanted greater economic union while resisting sovereignty transfer in the
monetary field. The imbalances caused by this paradox endangered the viability of the Eu-
ropean project. In order to confront them, the private sector promoted the creation and use
of ‘basket currency’, such as the European Monetary Unit or the ‘Eurco’ which, at the same
time, served to point out to politicians the need for a single European currency. All this took
place in an international context where the dollar and its problems were transferred to the
currencies of the EEC states, making it quite difficult to maintain some balance in the value
of intra-community trade, which implied continuous monetary crises.
Keywords: ‘Eurco’. European Monetary System. Basket currencies.
1. El comienzo
Nuestro relato monetario de la actual Unión Europea comienza poco después de la
finalización de la II Guerra Mundial cuando se inicia la reconstrucción de la Euro-
pa occidental. Como es ampliamente sabido el Plan Marshall1 (cuyo nombre oficial
1
Georges Marshall había sido el Jefe del Estado Mayor del Ejército de los Estados Uni-
dos durante la II Guerra Mundial y fue el promotor directo del denominado ERP por sus siglas
en inglés.
2
Este problema no era solo europeo sino mundial. Para paliarlo surge el Acuerdo de
Bretton Woods (1944) en el que se decide que todas las monedas de los países firmantes serán
convertibles con relación al dólar americano (y, a través de él, serán convertibles entre ellas
mismas) y éste tendría un valor fijo con respecto al oro (35 USD/onza) y sería plenamente
convertible en dicho metal. Este sistema comenzó a funcionar en 1958. Su final real fue en
1971 aunque oficialmente duraría hasta 1978.
3
Fue creada por la OECE (Organización Europea para la Cooperación Económica) y
estuvo vigente hasta diciembre de 1958 cuando fue reemplazada por el Acuerdo Monetario
Europeo.
4
El BIS –como es internacionalmente conocido por sus siglas en inglés– se fundó en la
época de entreguerras, en 1930 en la Conferencia de la Haya, para facilitar el cobro por parte
de los aliados de las reparaciones impuestas a Alemania por la I Guerra Mundial. Se le conoce
como el banco central de los bancos centrales.
5
Véase Varela, 1967: 76.
6
La denominada por (Tsoukalis, 1977) “lógica acumulativa de la integración”.
7
El comercio entre los estados de la CEE pasó del 30% en 1958 al 50% en 1972, es
decir, aumentaba un 1,4% anualmente. (Van Ypersele y Koeune, 1983: 21). (Varela, 1967: 76)
achacaba el éxito de la CEE en aquellos años principalmente a las siguientes razones: la proxi-
midad geográfica, la comunidad de problemas y la homogeneidad en el grado de desarrollo.
8
Véase Triffin, R.: Gold and the Dollar Crisis: The Future of Convertibility. New Haven:
Yale University Press, 1960.
9
Tsoukalis, 1977: cap. 4.
10
En marzo de ese mismo año se produjo el primer acuerdo swap entre el Tesoro de los
Estados Unidos y el Bundesbank por el que se drenaban dólares en poder de este último que
podrían amenazar el sistema de tipos de cambios oro.
público a finales de 1962. La Comisión trató de llenar los vacíos sobre los temas
monetarios que había en el Tratado de Roma, proponiendo medidas concretas
que condujesen al establecimiento de una unión monetaria.
Para la segunda etapa del período de transición (que debería completarse en
1970), la Comisión propuso el establecimiento de un Comité de Gobernadores
de los Bancos Centrales, de un Comité de Política Presupuestaria, y de un Co-
mité de política económica a medio plazo; además de la adopción de un sistema
de consulta previa para todas las decisiones importantes de política monetaria,
un sistema de asistencia mutua y una extensión de la liberalización de los movi-
mientos de capitales.
En 1964, Italia sufrió una crisis en su balanza de pagos (y una depreciación
de la lira) y simultáneamente se produjo una fuerte entrada de dinero en Alema-
nia que provocó la apreciación del marco. Italia respondió solicitando ayuda a
los Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional (FMI) en lugar de soli-
citarla a sus propios socios de la CEE, lo que ponía en evidencia la fragilidad de
la Comunidad ante las crisis de alguno de sus socios. Forzado por estos aconte-
cimientos, el Consejo de Ministros de la CEE aprobó11 el establecimiento de los
tres comités propuestos por la Comisión con miras a institucionalizar el proceso
de consultas. Los Estados miembros también se comprometieron a no cambiar la
paridad de su moneda sin consultar previamente a sus socios tal y como indicaba
el artículo 107 del Tratado de Roma.
Por su parte, la Comisión propuso una tercera etapa hacia la unión moneta-
ria: la fijación definitiva de los tipos de cambio entre las monedas europeas y la
creación de una moneda de reserva europea. Sin embargo, Alemania no estaba
de acuerdo con esta propuesta porque sus gobernantes temían que la creación de
un bloque monetario europeo implicara un retroceso en la cooperación moneta-
ria atlántica; también temían que esto llevaría tanto a un aumento de la liquidez
monetaria internacional como a una relajación de la disciplina impuesta a los
gobiernos nacionales por la restricción de equilibrio de la balanza de pagos.
En el periodo 1964-1968 el nacimiento de la Política Agraria Común (PAC)
–elemento básico de la integración económica de la CEE– surgió, curiosamente,
como un nuevo obstáculo en el avance en la integración monetaria europea. La
PAC, al implicar la unidad de precios agrícolas en la CEE12, hacía que fuese mu-
cho más difícil cambiar las paridades entre las diversas divisas europeas, porque
11
Pero no adoptó la recomendación sobre la libre circulación de capitales ni aceptó la
idea de una fijación definitiva de los tipos de cambio ni la creación de una moneda única.
Véase González y Mascareñas, 1993: 8.
12
Para fijar los precios agrícolas se crearon en 1962 las denominadas “unidades de cuen-
ta europeas”, que estaban fijadas al oro. Se comenzaron a utilizar para fijar los precios agrícolas
en diciembre de 1964.
si éstas variasen entonces deberían alterarse los precios agrícolas para que real-
mente siguieran siendo equivalentes a los existentes antes de las variaciones de
los tipos de cambio. Esto hacía pensar que realmente existía una forma de unión
monetaria europea. Tanto que Alemania y Holanda –los estados más reticentes
a una fijación irrevocable de las paridades– empezaron a considerarlo como una
posibilidad; por otro lado, el estado que más se beneficiaba de la PAC, Francia,
apoyaba dicha fijación junto a Bélgica, así como la creación de una moneda euro-
pea. Por todo ello no había un interés real institucional en seguir con un proceso
que parecía avocado a completarse por sí solo.
Había otra razón de peso por la que el progreso institucional sobre la integra-
ción monetaria estaba detenido y era que el Comité monetario de la CEE estaba
centrado en los trabajos de la reforma del sistema monetario internacional. Mien-
tras que los estados de la CEE no tenían la misma postura sobre esta cuestión,
Francia apoyaba el retorno al patrón-oro como una forma de mantener su indepen-
dencia monetaria con respecto al dólar; por el contrario, los otros cinco miembros
preferían mejorar el sistema del patrón de cambios-oro antes que reemplazarlo13.
El 18 de noviembre de 1967 la libra esterlina se devaluó un 14,3% en pleno
debate sobre su incorporación, o no, a la CEE. Francia se oponía argumentando
la debilidad de la divisa británica14. Esto implicaba que un reforzamiento de la
integración monetaria europea podría ser contemplado, bien como una barrera
a la integración británica o, por el contrario, como un marco adecuado para fa-
cilitar la futura incorporación de la libra al grupo.
A comienzos de 1968 Pierre Werner –primer ministro luxemburgués– hizo
público un plan de acción que proponía la fijación irrevocable de los tipos de
cambio de las monedas de los seis estados miembros de la CEE, junto a la creación
de una unidad de cuenta europea y la creación de un Fondo monetario europeo.
Seguidamente, la Comisión –cuyo vicepresidente era Raymond Barre– emitió un
memorándum conocido como “primer plan Barre” con tres propuestas: el estable-
cimiento de un mecanismo comunitario de sostén monetario a corto plazo y ayuda
financiera a medio plazo, las decisiones de cambio de paridad deberían tener pre-
viamente el acuerdo de los demás socios, y examinar la posibilidad de eliminar los
márgenes de fluctuación entre las monedas europeas.
13
Francia había tenido una mala experiencia con el patrón de cambios oro en el periodo
de entreguerras al vincular su moneda –el franco– a la libra esterlina, por eso era reticente a
repetir la experiencia, aunque ahora fuese con el dólar americano.
14
Los Acuerdos de Basilea de 1968 permitieron que un grupo de países y el BPI (BIS)
proporcionasen 2.000 millones de dólares para paliar los efectos de las fluctuaciones de los
saldos en libras esterlinas, que habían aumentado a raíz de la devaluación de ésta. Véase Varela
(1968, 54) autor que además señala (pág. 55) que esta fue la segunda vez que una moneda de
reserva mundial se devaluaba –la primera fue en 1949 y también fue la libra la protagonista–.
15
Abarcó todo el mes de mayo y quince días de junio de 1968.
16
La idea era la siguiente: Como los precios en francos de los productos agrícolas debían
ser los mismos que antes de la devaluación, deberían ir aumentando progresivamente en el
mercado interior para alcanzar el nivel europeo. Mientras tanto, a los productos agrícolas
que exportaba Francia se les añadía un arancel en la frontera similar a la tasa de devaluación
aplicada, mientras que a los que importaba de sus socios se les subvencionaba. Los montantes
compensatorios monetarios tenían la misión de compensar los efectos de las variaciones de los
tipos de cambio para preservar los principios de la PAC.
17
El gobierno alemán ordenó el cierre de los mercados cambiarios desde el jueves 26 al
lunes 30 de octubre para evitar corrientes especulativas hacia su territorio.
18
El tipo de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos pasó del 4,22% en 1967
al 8,21% en 1969.
avalado por la Comisión Europea. A este “primer ECU” también se le conocía como European
Monetary Unit. Véase Von Furstenberg, G.M: International Money and Credit: The Policy Roles.
Fondo Monetario Internacional. 1983.
20
El origen del G-10 proviene de los Acuerdos Generales para la Obtención de Présta-
mos (General Arrangements to Borrow) de 1962. Los países componentes del G-10 eran Gran
Bretaña, Italia, Japón Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Suecia y
Suiza (aunque el país helvético hacía el número once al incorporarse en 1964, la denomina-
ción del grupo no varió).
21
La banda de fluctuación entre las monedas pasó a ser del 4,5% lo que implicaba un
rango de variación máximo del 9%.
22
Dos monedas de la CEE no podían oscilar entre sí más de un 2,25%. Como excepción,
las monedas del Benelux oscilaban un máximo del 1,5% entre ellas.
23
Boletín de las Comunidades Europeas nº 10/1972. Comunicado Final.
24
Pero la fuerte especulación entre ellas y el dólar las hizo abandonarla el 23 de junio
(ambas libras) mientras que la corona danesa salió de ella el 27 de junio para volver a entrar
el 10 de octubre.
25
Organismo para proveer de financiación para la intervención de los mercados de divi-
sas de los estados de la CEE.
26
En enero de 1973 entró en flotación el franco suizo, en febrero Japón e Italia se unie-
ron dejando flotar a sus monedas (la lira, por tanto, abandonó la “serpiente”) y en marzo de
1973 Alemania e Irlanda dejan sus monedas en flotación, Alemania revalúa el marco un 3% y
Austria revalúa el Chelín un 2,25%.
27
Volvería a entrar el 10 de julio de 1975, saliendo nuevamente el 15 de marzo de 1976
(Banco Exterior de España, 1979: 198-203). Desde enero de 1974 sólo permanecerían en la
“serpiente” Alemania, Dinamarca y el Benelux.
más amplios. Sus ideas buscaban mantener la cotización del dólar en un nivel
comunitario, incluso propuso una nueva unidad de cuenta. Su propuesta no cuajó
inmediatamente, pero algunas de sus ideas serían implantadas años después.
28
Fue la primera “moneda cesta” que inspiró al Arab Currency Related Unit (ARCRU) en
noviembre de 1974, al Asian Monetary Unit (AMU) en diciembre de 1974, y a la European Unit
of Account (EUA) –predecesor del ECU– en marzo de 1975. Ver De Grauwe y Peeters, 1989: 9.
29
Su nombre fue ideado por N. M. Rothschild and Sons en un memorándum al Banco
de Inglaterra el 8 de junio de 1973.
30
Von Furstenberg, 1983.
31
Véase “Eurco”. Información Comercial Española 489, mayo 1974, pp. 73-74.
32
Banco Exterior de España, 1979 : 198-203.
33
González y Mascareñas, 1993: 19-20.
34
Alemania deseaba la creación de una parrilla de paridades en la que sólo podrían
participar las monedas de los países miembros de la CEE. Para el tipo de cambio se fijaría
un margen de fluctuación del ±2,25% respecto de las restantes monedas, y si se superaba
este margen las autoridades debían intervenir. Por otra parte, el Reino Unido presentó una
propuesta alternativa que se basaba en construir una cesta formada por todas las monedas de
los países comunitarios, y su participación estaría ponderada según la importancia de la eco-
nomía del país. De esta forma cuando una moneda de las que componen la cesta se deprecia
respecto de las demás monedas, la cesta se depreciará también, pero en una cuantía inferior.
Este procedimiento permite detectar cuál es la moneda que genera inestabilidad en el sistema
y por tanto sería la autoridad monetaria del país cuya moneda origina el problema la que
tendría que realizar las intervenciones. La discusión se resolvió con la creación de un sistema
que consideraba simultáneamente las dos propuestas: la parrilla y la cesta de monedas (ECU),
que actúa como moneda de referencia.
5. Conclusiones
El relato monetario europeo desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta
la puesta en marcha del Sistema Monetario Europeo y el ECU se muestra en
un contexto donde los estados componentes de la CEE, siendo conscientes de
su necesidad de una mayor unión económica, al mismo tiempo, se resistían a
ceder soberanía en el terreno monetario. Los desajustes provocados por esta
paradoja, ponía en peligro la viabilidad del proyecto europeo. Para paliarlo en
alguna forma surgían continuamente ideas sobre unidades de cuenta europeas
muchas veces auspiciadas por el mundo privado y que luego se veían reflejadas
en el ámbito público, aunque desde el Tratado de Roma siempre se mostró que
el camino llevaba a una moneda única, pero esto parecía ser más una declaración
de intenciones que la muestra de una voluntad real de lograrla. Efectivamente, el
mundo privado impulsó la creación y utilización de monedas-cesta, la European
Monetary Unit o el Eurco, con objeto de paliar en cierta forma los problemas
cambiarios dentro de la CEE y que, paralelamente, servían para presionar al
mundo político para resolver este problema yendo hacia la creación de una mo-
neda única europea.
La situación internacional tampoco ayudó mucho durante esos años. Es-
tados Unidos y su moneda, el dólar, imponían su ley y sus problemas interna-
cionales (Vietnam, crisis del petróleo, abandono del patrón oro, etc.) se trasla-
daban a las divisas de los estados de la CEE haciendo muy difícil el mantener
un equilibrio en el valor del comercio intracomunitario lo que implicaba crisis
monetarias continuas con revaluaciones de las monedas fuertes (marco alemán,
florín holandés, etc.) y devaluaciones de las débiles (franco francés, lira italia-
na, etc.). Nuevamente, la creación de una moneda-cesta oficial de la CEE, o de
una moneda única, parecía ser parte de la solución a los problemas monetarios/
cambiarios europeos. A finales de 1978 el ECU y el Sistema Monetario Europeo
verían la luz; era el fin de una etapa y el comienzo de otra hacia la adopción de
una moneda única europea.
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Resumen
En la bibliografía sobre la Guerra Fría publicada a partir del año 2000, los distintos au-
tores que se reseñan en el presente ensayo, estudian el conflicto desde una perspectiva
historiográfica y epistemológica novedosa. Lejos de estereotipos anteriores que definen
esa confrontación como un enfrentamiento político y militar entre las dos superpotencias
surgidas de las cenizas de la II Guerra Mundial, los Estados Unidos y la Unión Soviética,
las interpretaciones más recientes consideran que estaba en juego el «alma de la humani-
dad», el modelo económico, social, cultural y político de dos sociedades muy distintas.
Con este trabajo acerca de las nuevas interpretaciones del significado de la Guerra Fría, se
pretende contrastar la visión particular e innovadora de los autores correspondientes con
la de la mayoría de los estudios realizados sobre la temática antes del año 2000.
Palabras clave: Guerra Fría. Humanidad. Propaganda.
Abstract
In the existing literature on the Cold War published since 2000, the different authors
reviewed in this essay study this conflict from an epistemological perspective and novel
historiography. Far from previous stereotypes that define that confrontation both as a
political and military contest between the two superpowers emerged from the ashes of
World War II –the United States and the Soviet Union– present mainstream considers
that it was the “soul of humanity” what was actually at stake, that is, the economic, social,
cultural and political model of two very different societies. The aim of this paper about
new interpretations of the meaning of the Cold War is to establish a contrast between
those authors’ innovative, personal vision and most works on this subject published
before the year 2000.
Keywords: Cold War. Humanity. Propaganda.
1. Introducción
La mayor parte de los estudios acerca de la Guerra Fría anteriores al siglo XXI
concluyen que esta no significó más que una lucha por el liderazgo mundial en-
tre las dos principales potencias mundiales que emergieron de la Segunda Gue-
rra Mundial, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Así, para Palma (2003), las
raíces de la Guerra Fría se encontrarían en un mundo postrado por un conflicto
global devastador, y los recelos opuestos para la creación de un orden internacio-
nal que Washington y Moscú pretendían imponer a un mundo inestable por la
destrucción que había ocasionado la guerra, caracterizado por el enfrentamiento
bipolar. Stonor (2013) señala que en un mundo tan polarizado como el de la
Guerra Fría, no había lugar para la neutralidad. Tanto los Estados Unidos como
la URSS, no ahorraron esfuerzos para deslegitimar los argumentos del neutra-
lismo. Lozano (2007) define la Guerra Fría como el prolongado conflicto entre
el bloque socialista y el bloque occidental que se libró en los frentes político,
económico y propagandístico, y solo de forma muy limitada en el frente militar1.
Parafraseando al expresidente George H. W. Bush, la Guerra Fría fue una lucha
por el alma misma de la humanidad, una lucha por un estilo de vida propio. Los
líderes soviéticos mantenían el convencimiento de que el marxismo-leninismo
supondría la felicidad para la humanidad y de que su sistema político y económi-
co erradicaría la explotación del hombre por el hombre. Además, consideraban
que el capitalismo tenía los días contados y que, tras su desaparición, el triunfo
del comunismo a nivel mundial supondría para la humanidad el disfrute de la
paz y justicia universal (Palma, 2003). A esta visión, Lozano (2007) contrapone
el punto de vista soviético del mundo, divergente al de los inquilinos de la Casa
1
Las dos superpotencias desarrollaron una estrategia basada en una guerra secreta que
apoyaba y fomentaba acciones subversivas, golpes de estado, manipulación de elecciones etc.,
con el objetivo de desmovilizar al enemigo ideológico y a sus aliados. La URSS apoyó a orga-
nizaciones como la OLP, las FARC o el grupo terrorista alemán, Baader Meinhof. La CIA creó
la Red Gladio para apoyar a los movimientos anticomunistas a nivel planetario (Ruiz, 2012).
2. Novedades interpretativas
Si en la Guerra Fría se dirimía nada menos que el alma de la humanidad, en-
tonces, resulta necesario fijarse señala Romero (2018) en las almas de los que
ostentaron la más alta responsabilidad a la hora de adoptar las decisiones que
determinarían el destino del mundo y de sus propias naciones durante casi cin-
cuenta años. En esta misma idea profundiza Arne (2018), al tratar en su obra de
los seres humanos y de todo aquello que inexorablemente va unido a la esen-
cia del hombre, el miedo, las ideas, los anhelos, etc. Como seres humanos, los
líderes de los Estados Unidos y la Unión soviética se vieron mediatizados en
sus decisiones por las circunstancias, y fueron rehenes de la ideología y de la
historia. La totalidad de los autores que se han acercado al estudio de la Guerra
Fría desde el siglo XXI coinciden en señalar como Stonor (2013) la importancia
de las relaciones personales, de los vínculos de amistad y de la «diplomacia de
salón» y la «política de tocador» en el escenario geoestratégico de la Guerra Fría.
El pensamiento del presidente Reagan constituye el mejor ejemplo de la impor-
tancia de los apriorismos ideológicos en el desarrollo de la Guerra Fría. Para
Reagan, la lucha contra el comunismo suponía un combate moral entre el bien y
el mal. Esta reformulación maniquea de la Guerra Fría como una batalla entre las
fuerzas de la luz y las tinieblas, sugería que no podía hacerse concesión alguna al
enemigo comunista. Zubok (2011), está convencido de que, para comprender la
política exterior soviética durante la Guerra Fría, resulta imprescindible conocer
la personalidad de los dirigentes de la URSS, especialmente de Stalin, Krus-
chev, Breznev y Gorbachov. La huella del individuo en la historia es un hecho
incontestable y, para Zubok, el caso de Gorbachov resulta paradigmático. Este
dirigente fue admirado en Occidente por su actuación en la desaparición pacífica
del Imperio soviético, mientras en Rusia fue considerado como el culpable últi-
mo de la desintegración de la URSS. Los Estados Unidos y la Unión Soviética se
2
«Doblepensar» significaba transformar la realidad en una falsedad construida con es-
mero, en rechazar la moralidad en privado mientras se reivindicaba en público (Ruiz, 2012).
acusación de Marx sobre que el capitalismo elevaba la codicia por encima de todo
se demostró falsa. Las perversiones del marxismo que Lenin y Stalin aplicaron a la
Unión Soviética, y Mao en China, provocaron el descrédito del comunismo no solo
en el plano económico, sino también en el de la justicia política y social.
Parte de la historiografía considera que la nueva generación de líderes so-
viéticos que alcanzó el poder en los años ochenta, había llegado a la conclusión
de que las políticas desarrolladas por sus predecesores habían fracasado en el
objetivo de superar la desastrosa herencia del estalinismo, reformar la economía,
democratizar el sistema y revitalizar la sociedad soviética. Soviéticos y estadouni-
denses creían que sus respectivos países actuaban impulsados por un propósito
que trascendía con mucho sus intereses nacionales. La Unión Soviética y los
Estados Unidos parecían convencidos de la nobleza que guiaba sus actuaciones
en política exterior, con el único objetivo de conducir a la humanidad a una
nueva era de paz, justicia y orden. Esos valores ideológicos, unidos al poder de
ambas naciones en un momento en el que gran parte del mundo yacía postrado,
proporcionaron un camino seguro para el conflicto entre las dos superpotencias
(Macmahon, 2016). Mediante esta forma de presentar las distintas posturas de
soviéticos y norteamericanos, de una forma hábil, introduce al lector en una de
las ideas básicas de su obra: los dirigentes de ambas superpotencias actuaban
mediatizados en la toma de decisiones por estas visiones tan divergentes del
futuro de la humanidad. Leffler (2008) añade a esta argumentación otra premisa
básica de la historiografía más reciente sobre la Guerra Fría: las afirmaciones
ideológicas no eran lo único que separaba a ambas posturas; los recuerdos his-
tóricos jugaron un papel fundamental en la toma de decisiones respecto del
contrario y prolongaron el conflicto de una forma que quizás no se hubiese
producido de mediar únicamente las diferencias ideológicas. Entre los momen-
tos del pasado, que tan importante papel desempeñaron en la prolongación de
la Guerra Fría, Arne (2018) destaca sobre los demás el recuerdo de lo acaecido
en la Segunda Guerra Mundial. Lewis (2008) defiende la teoría de que el origen
de la Guerra Fría en la Segunda Guerra Mundial explicaría la razón de que este
conflicto aflorara inmediatamente después del armisticio. Las rivalidades entre
las grandes potencias eran a pesar de todo un patrón histórico tan normal en el
comportamiento político de las naciones como establecer grandes alianzas de
poder. Desde Stalin hasta Gorbachov, la amenaza alemana pesó como una losa
en la toma de decisiones con respecto al potencial enemigo capitalista. Leffler
(2008) mantiene que en la medida en que el revanchismo alemán perdió fuerza
en el imaginario colectivo soviético, fue posible la existencia de un grado mayor
de entendimiento entre norteamericanos y soviéticos. Podrían resumirse las di-
ferentes posturas sobre este asunto y la propia evolución del conflicto analizando
la aptitud soviética respecto de la cuestión alemana en el comentario de Leffler
(2008), que nos recuerda las declaraciones al diario Pravda de Stalin:
3
Powaski (2000) indica que los factores económicos desempeñaron un papel importante
en el deseo de los dirigentes soviéticos de fomentar la distensión con Estados Unidos. Los sovié-
ticos creían que mejorando las relaciones con Estados Unidos podrían obtener la ayuda econó-
mica y tecnológica de Occidente, que era ya necesaria para una economía que a la altura de la
década de los años setenta del siglo XX comenzaba a dar síntomas de atraso y estancamiento.
4
Ataque sorpresa de Alemania a la Unión Soviética el 22 de junio de 1914, y ataque
japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
5
Muchas de las consecuencias sobre la vida cotidiana de la Guerra Fría ayudaron a mo-
delar el mundo actual. En Estados Unidos, por ejemplo, el sistema de autopistas interestatales
fue creado merced a la National Security Act, para facilitar el traslado de tropas y agilizar la
evacuación de los ciudadanos en caso de ataque nuclear. El aumento de la educación univer-
sitaria que se produjo en Estados Unidos obedeció a la necesidad de hacer frente a la amenaza
tecnológica soviética que había situado el Sputnik en órbita en 1957.
6
El principal objetivo de estos programas secretos era alejar de forma sutil a la inte-
lectualidad de Europa Occidental de sus históricas inclinaciones hacia el marxismo y el co-
munismo. El principal exponente del programa secreto de Estados Unidos en el ámbito de la
propaganda fue el denominado «Congreso por la libertad cultural», organizado por el agente
de la CIA Michael Josselson entre 1950 y 1961 (Stonor, 2013). Se pretendía que toda una se-
rie de falsedades basadas en aparentes verdades permitieran que las sociedades a las que iban
dirigidos este tipo de programas de propaganda tuvieran una percepción totalmente distor-
sionada del verdadero significado de la Guerra Fría. En palabras de Richard H. S. Crossman,
político laborista británico y declarado anticomunista, «la mejor manera de hacer propaganda
es que no parezca que se está haciendo propaganda».
consistió también en una lucha por ganar los corazones, las mentes y los estó-
magos del ciudadano medio, el éxito espectacular de las economías capitalistas
entre 1950 y 1975 vino a respaldar los argumentos políticos e ideológicos de
Estados Unidos y sus aliados occidentales. El que la Guerra Fría no acabase con
la humanidad fue providencial. La democracia continuó en Estados Unidos y,
aunque con deficiencias en Rusia, quizás sea esta la consecuencia más beneficio-
sa de la Guerra Fría.
Al lector crítico, no obstante, puede surgirle alguna duda. Como mantiene
Leffler (2008) si Gorbachov se vio liberado del peso de la historia al considerar a
la URSS suficientemente poderosa para no temer el ataque de ninguna potencia,
especialmente Alemania, cabe preguntarse si no lo era también la URSS en los
años sesenta o setenta. Esta pregunta, en la obra de Leffler, carece de respues-
ta. El poderío nuclear de la Unión Soviética no podía cuestionarse, y Alemania
Occidental no disponía de capacidad para atacar a este país, sin contar con que,
además, no podía considerarse una potencia nuclear. Los líderes soviéticos que
precedieron a Gorbachov7 tal vez vivieron la Segunda Guerra Mundial en prime-
ra línea, pero parece poco probable que el miedo a Alemania, a pesar de las de-
claraciones de algunos de ellos, constituyese, como defiende Macmahon (2016)
en su obra, un motor tan importante para la prolongación de la Guerra Fría.
Aunque pueda resultar paradójico, las armas nucleares constituían un seguro
de vida en contra de las aventuras bélicas a gran escala, como la invasión alemana
de la URSS, por Hitler en 1941. Sin embargo, el líder nazi no había desencadenado
la invasión por capricho, buscaba recursos económicos, el famoso lebensraum. ¿Te-
nía sentido que Alemania buscase recursos en la URSS de los años sesenta, setenta
y ochenta? Se podría llegar a la conclusión, de que la Guerra Fría no fue más que
la continuación de un conflicto iniciado en el periodo de entreguerras, cuando tres
sistemas político-económicos, fascismo-nazismo, comunismo y capitalismo demo-
crático, luchaban por el alma de la humanidad. En la historia de la Guerra Fría es
necesario advertir al lector sobre lo que Garton Ash, siguiendo al filósofo Henry
Bergson, ha denominado las ilusiones del determinismo retrospectivo. Con esta
expresión hace referencia al error de predecir resultados finales al analizar diversos
episodios de cualquier acontecimiento histórico (Garton, 1999).
3. Conclusiones
Realizar una valoración final sobre la novedad epistemológica que han supuesto
las obras analizadas en este ensayo resulta fundamental. La Guerra Fría no solo
7
Gorbachov cambió el contenido ideológico y los objetivos de la política exterior so-
viética, y abandonó el concepto de lucha de clases para defender la paz y la cooperación con
Occidente.
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dría llevar como antetítulo “Lecciones modelo difería del tipo de escuela laica
reformistas para la España de hoy”. En que preconizaban otros sectores fede-
el texto, por ejemplo, se tocan las con- rales, radicales u obreristas. La figura
troversias sobre el concepto de nación, de Giner de los Ríos –no podía ser de
la idea de España, el papel del Estado, otro modo– ocupa en el libro un lugar
la reforma educativa, el fenómeno re- destacado.
ligioso en su relación con el poder ci- Otra cuestión reseñable, palpitan-
vil o los problemas sociales en sentido te entonces y hoy, es la de la nación y
amplio. Por lo tanto, contiene muchos el Estado. En el imaginario institucio-
elementos que pueden servir para la nista a España se la concibe como una
reflexión actual a humanistas, cien- nación organizada en forma de Estado
tíficos sociales y personas inquietas e regional, donde no dejaban de tener
interesadas por la situación política, cabida los fueros, de acuerdo con un
social y económica de España o de Eu- planteamiento que rechazaba por igual
ropa en su conjunto. Veamos algunos el centralismo canovista, el pactismo
de los grandes ejes que vertebran la federal pimargalliano y los nacionalis-
obra independientemente de los capí- mos periféricos. Como resume Suárez
tulos en que se divide. Cortina, mediante “el reconocimiento
Un primer nervio destacado es de la personalidad de las regiones y la
el relacionado con la educación, que autonomía” se pretendía “hacer com-
constituyó uno de los principales cam- patible la unidad y la variedad de Es-
pos de actuación del institucionismo, paña como tal nación”. Se interpretaba
cuyos planteamientos pedagógicos se- así como “una unidad orgánica, forja-
guramente representan su faceta más da en la historia”, y que además aspi-
conocida. Tenían una confianza plena raba a constituir “una nación superior
en el poder reformador y regenerador a partir de su ideal iberista”.
de la educación: se la consideraba un No menos interesantes son las
instrumento fundamental para lograr consideraciones sobre el lugar de la
la mejora individual del ser humano y religión en la sociedad y su relación
también de la sociedad. En consonan- con el Estado, que debía ser neutro en
cia, los institucionistas defendieron esta materia. La defensa de la libertad
una enseñanza primaria obligatoria y religiosa es una de las claves del pensa-
gratuita a cargo del Estado. Pero a su miento institucionista, que pese a todo
juicio la escuela debía ser neutra, de ve en la religión “una dimensión fun-
acuerdo con el modelo que inspiró la damental” del ser humano. Sus formu-
Institución Libre de Enseñanza, don- laciones, en este sentido, se alejaban
de colaboró un variopinto grupo de de otras más rotundas que deseaban la
profesores que, más allá de su filiación secularización en general de la socie-
(krausistas puros, krausopositivistas, dad. En cualquier caso, su defensa de
católicos liberales…), compartían sus la independencia entre la Iglesia y el
ansias de libertad y democracia. Su Estado es inequívoca.
beral fueron elásticos y aceptaron cierta cabo. Ilustra cómo se formó una dico-
permeabilidad en sus discursos. Rom- tomía entre la mujer creyente y fuerte
pe así con la dicotomía radical que se y el varón indiferente y débil. Aun así,
tiende a formular entre ambas culturas, como punto relevante de sus tesis, sos-
analizando las consignas aceptadas por tiene que es preferible hablar de mas-
unos y otros para la conformación de culinidades en plural, donde “alguna
unos roles de género socialmente defi- de ellas puede llegar a ser hegemónica,
nidos como femeninos. aunque nunca excluyente” (p. 88). M.ª
En la misma línea discursiva, Mai- Pilar Salomón le da continuidad tem-
tane Ostolaza se centra en la construc- poral y temática a la anterior aporta-
ción de las feminidades y la interven- ción. La crisis finisecular, sobre todo
ción del catolicismo en este proceso. tras el “desastre del 98”, redefinió la
Como punto de partida, actualiza los anterior visión dicotómica. Los publi-
estudios sobre la tesis de la feminiza- cistas católicos plantearon una refor-
ción de la religión. En este sentido, mulación de la masculinidad en clave
para matizar algunos aspectos de esta nacional, de tal manera que se asocia-
teoría, confluye en su análisis la his- ron valores cristianos a la política y al
toria religiosa, de género y de la edu- sentimiento patriótico.
cación. Desde esta visión poliédrica En este sentido, ¿hubo una re-mas-
saca a la luz el potencial analítico de culinización del catolicismo? El si-
las congregaciones femeninas y su in- guiente capítulo de Inmaculada Blasco
tervención a la hora de conformar un nos ofrece las claves teóricas e interpre-
ideal femenino a través de la poderosa tativas de este fenómeno. Se concep-
herramienta educativa. tualizan las problemáticas existentes en
La crítica y renovación analíticas los estudios sobre las masculinidades y
a la tesis de la secularización y de la las feminidades en el catolicismo, como
feminización de la religión son buena procesos dinámicos y abiertos. De esta
muestra del potencial de estos estu- manera la autora expone el eje inter-
dios. Su consolidación ha alimentado pretativo y el marco conceptual para el
nuevas perspectivas y enfoques de tra- manejo idóneo de tales cuestiones en
bajo. Entre ellos se encuentra el aná- la Edad Contemporánea. Finaliza este
lisis histórico de las masculinidades bloque Mónica Moreno con un estu-
cristianas, al que varias autoras pres- dio sobre las masculinidades que nos
tan atención. María Cruz Romeo inda- desplaza al franquismo. Se centra para
ga en los discursos católicos sobre las ello en los Hombres de Acción Católi-
masculinidades en la España isabelina. ca, uno de los órganos principales de
En constante conexión con la historio- representación del prototipo de varón
grafía francesa, la autora investiga las cristiano. Aplica así el enfoque inter-
obras de los publicistas católicos y la pretativo de la re-masculinización de
construcción prototípica de masculi- la religión a la hora de configurar una
nidades y feminidades que llevaron a identidad católica y masculina.
estos estudios, en ocasiones todavía vieron lugar entre 2012 y 2014, en Pa-
anulados por sesgos apriorísticos. Sin rís, Viena y Ciudad de México. El pro-
duda, todas y cada una de las contri- pósito de la obra es presentar, a través
buciones que componen la obra co- de una serie de bloques, distintos en-
lectiva ayudan a dilucidar la compleja foques y estudios de caso novedosos,
relación entre género y religión en la que permiten redescubrir el impacto
España contemporánea. Son muestra, de la lucha europea en Latinoamérica.
a su vez, del potencial de estos estu- En la introducción, Olivier Com-
dios: dan nociones explicativas del pagnon, Camille Foulard, Guillemette
pasado sin hacer omisión a los discur- Martin y María Inés Tato elaboran, a
sos de género elaborados en el seno modo de balance, un repaso por los
del catolicismo. Como se ha podido estudios históricos de la Gran Guerra
comprobar, es una dimensión nece- en América Latina, partiendo de la
saria para conocer la construcción de premisa de que la región no ha sido
identidades y sus márgenes de acción considerada en toda su complejidad.
en la sociedad. Así pues, la obra cum- En este sentido, los autores proponen
ple con creces su objetivo inicial: hacer repensar la historia latinoamericana
una puesta al día de los estudios que desde una perspectiva comparada, co-
imbrican género y religión. Asimismo, nectada con el resto del mundo, que
da espacio en la historiografía españo- incorpora los efectos y repercusiones
la a una perspectiva enriquecedora al del conflicto en el continente.
mismo tiempo que abre otros caminos En el primer apartado, que de-
de debate y análisis que proyectan luz sarrolla algunos de los impactos po-
en investigaciones futuras. líticos, Pierre Purseigle cuestiona los
enfoques eurocéntricos que ha tenido
Verónica García Martín la historiografía y apela a una redefi-
Universidad de Castilla– La Mancha nición de la contienda, incorporando
espacios que no tuvieron una implica-
ción militar, pero que fueron igualmen-
te movilizados. Seguidamente, David
OLIVIER COMPAGNON, Camille Fou- Marcilhacy aborda las alteraciones en
lard, Guillemette Martin y María la Península Ibérica y en Latinoaméri-
Inés Tato (coords.). La Gran Gue- ca, remarcando cómo se consolidó allí
rra en América Latina. Una historia una referencia cultural hispana, rei-
conectada. México, CEMCA, 2018, vindicada por algunos sectores que se
492 pp. nutrieron del nacionalismo desarrolla-
do en el período de entreguerras. Por
La Gran Guerra en América Latina. otra parte, Jean Meyer analiza el modo
Una historia conectada es el producto en que la opinión pública mexicana se
del trabajo de varios años, resultado de dividió en torno a los beligerantes, a
algunos encuentros científicos que tu- partir del análisis de los debates perio-
uma monografia com uma missão – a classe média é tida como principal res-
de transmitir ao leitor um «olhar re- ponsável pela ascensão do fascismo ao
trospetivo sobre o regime salazarista e poder. No subcapítulo A unificação das
o mundo plúmbeo em que emergiu e várias direitas da direita, o autor cate-
se consolidou» (Rosas, 2019: 14). Na goriza os vários fascismos consoante a
introdução tripartida desta monografia, sua origem, compromissos e conflitos
Rosas justifica a demora na escrita des- para chegar ao poder.
te livro e apresenta, num primeiro mo- O Estado Novo é tratado particu-
mento aqueles que, para si, são os qua- larmente em O fascismo enquanto regi-
tro principais períodos historiográficos me: o Estado Novo e contém, entre ou-
do estudo do fascismo; a segunda par- tros subcapítulos, O Corporativismo, O
te incide no debate público que tem “Estado Forte” e A Violência, que certa-
(ou melhor, não tem) sido feito acerca mente irão interessar ao leitor. O Esta-
do Estado Novo, com referência à re- do Novo de Salazar: algumas conclusões,
cente polémica entre Fernando Rosas penúltimo capítulo da obra, revela os
e Manuel Loff; finalmente, na terceira principais motivos da manutenção do
parte, efetua-se a distinção fundamen- regime durante mais de quarenta anos.
tal e apropriada entre «fascismo mo- O quinto capítulo é, como indica o
vimento» e «fascismo regime político» seu título, a constatação de que existem
(Rosas, 2019: 26-30). Os desafios do presente, como o são os
O primeiro capítulo, Elementos extremismos políticos, os efeitos da cri-
para uma caracterização teórica do fas- se económica de 2008 e a necessidade
cismo enquanto regime, define os sete de transformação das democracias para
elementos considerados fundamentais lidar com esses novos desafios. É, sem
por Rosas para conduzir o fascismo dúvida, o capítulo desta monografia
ao poder, sendo eles: a ideologia; as em que Rosas abandona por instantes
circunstâncias gravosas de crise eco- o papel de historiador e se coloca como
nómica; a adesão primeira das elites, comentador da atualidade política.
e posteriormente dos estratos popula- Ensaio essencialmente bibliográ-
res, às soluções totalitárias; o contexto fico, Salazar e os fascismos é uma mo-
de “Guerra Civil Europeia”, expressão nografia estrutural e didaticamente
da autoria de Enzo Traverso; o tota- tripartida, estando a Introdução e os
litarismo; a violência. Consequência primeiros dois capítulos contidos na
da enunciação destes sete elementos primeira parte, o terceiro e quarto ca-
surge o segundo capítulo, intitulado pítulos na segunda parte, e finalmente
As pré-condições históricas para a emer- o comentário final na última parte em
gência dos regimes fascistas, em que o que se pode subdividir esta obra. Por
autor descreve as condições sociais na toda ela, o estilo de escrita mecânico e
Europa do pós-Primeira Guerra Mun- as divagações sucessivas do seu autor,
dial. Nos vários subcapítulos que o calcorreando caminhos escusos e atal-
constituem, a luta entre operariado e hos sem fim à vista, torná-la-ão certa-
1
Outras obras recentes têm tido como objetivo realizar comparações entre regimes
fascistas em termos gerais, das quais se destaca: Pinto, 2013.
2
Ekkart Zimmermann salienta, não apenas a existência de violência nos estados totali-
tários fascistas, mas a sua utilidade – reprimir protestos internos e a “internal war”. Neste as-
peto, a visão de Fernando Rosas em Salazar e os Fascismos é semelhante, embora não referindo
textualmente estes dois pontos fundamentais. Ver Zimmermann, 2011: 2710.
3
Federico Finchelstein ultrapassa a questão da origem da violência fascista ao nem
sequer referir a época ou situação inspiradora do uso dessa violência pelos regimes fascistas,
mas antes por a considerar inalienável a esses regimes. Ver Finchelstein, 2017.
PAYÁ LÓPEZ, Pedro (ed.), Desde las ce- funcionalistas como Hans Mommsen o
nizas de Auschwitz. Historia, memo- Ian Kershaw, argumenta que la Shoah
ria, educación, Granada, Comares, fue resultado de un proceso contingen-
2019, 325 pp. te donde concurrieron determinadas
circunstancias, como la política de re-
Pedro Payá López nos ofrece un li- asentamiento de grupos de origen ger-
bro dedicado a esa terrorífica mónada mánico, el comienzo de la Operación
del siglo XX que fue Auschwitz. El vo- Barbarroja o la experimentación con
lumen posee una indudable relevancia cámaras de gas móviles (Gaswagen). Su
historiográfica, no solo por ser uno de origen no habría residido tanto en la
los pocos libros editados en nuestro implementación de un proyecto ideado
país sobre el campo que se ha conver- en Berlín como en un cúmulo de inicia-
tido en epítome, símbolo y lugar de tivas y decisiones de las autoridades pe-
memoria del exterminio judío. El mo- riféricas y los comandantes de los cam-
tivo adicional es la naturaleza interna- pos, avaladas convenientemente desde
cional e interdisciplinar del elenco de el poder central.
investigadores de primer nivel que ha La historia del complejo de Aus-
reunido, los cuales proceden de paí- chwitz es competencia de Fabio Maria
ses (Italia, España, Francia, Alemania) Pace. La primera fase abarca su desarro-
y campos de saber (historia, filosofía, llo como campo de concentración, des-
pedagogía, lingüística) muy diversos. de el internamiento de presos políticos
Como no podía ser de otro modo, y el nacimiento del campo de Monowitz
el primer capítulo sintetiza la historia por iniciativa de la IG Farben, hasta el
del sistema concentracionario. Karin desarrollo de la terrorífica Aktion Rein-
Orth da cuenta del aparato administra- hard. La segunda comprende su trans-
tivo, destacando la Inspección de Cam- mutación en campo de exterminio, con
pos de Concentración y la vigilancia el traslado de las matanzas a Birkenau
de las SS; los criterios de persecución, y la sistematización del empleo de los
desde la disidencia política a la higiene crematorios. El relato finaliza con el
socio-racial; el nacimiento en 1936 del desplazamiento masivo de reclusos al
campo nacionalsocialista como tal y sus oeste y la liberación a manos del Ejérci-
tipos (concentración, exterminio, cam- to Rojo en enero de 1945.
pos-fábrica...); la terrible variedad de Recurriendo a la literatura testimo-
asesinatos (fusilamientos, inyecciones, nial francesa, José Luis Arráez estudia
gas, trabajo); y el balance de víctimas: la deshumanización de la mujer en la
1,7 millones en total, un millón de ju- Shoah, que fue especial debido a las
díos solo en Auschwitz. peculiaridades de su cuerpo y ciertas
La dicotomía clásica entre campos cuestiones culturales y religiosas. De-
de aniquilación y explotación es estu- limita cuatro etapas del proceso: cons-
diada y cuestionada por Brunello Man- trucción de la otredad, que implica
telli. Siguiendo la estela de historiadores exclusión social; hostigamiento estatal
hay que impedir que caigan en el nega- a cubrir esa laguna, Elisa Martín Orte-
cionismo, la indiferencia o la obsesión; ga estudia la literatura que escribieron
la finalidad es que Auschwitz les per- los supervivientes de los campos, los
mita comprender por qué hay minorías que sufrieron la persecución nazi y sus
marginadas a día de hoy. descendientes, profundamente conmo-
Por ser un acontecimiento trascen- vidos por el sufrimiento de sus proge-
dental, Auschwitz es también el lugar nitores. Martín analiza la terrible expe-
de memoria cardinal de Europa. Anne- riencia de los internos, la reinvención
tte Wieviorka disecciona su gestación y conservación de sus canciones por
atendiendo a la musealización y al ce- transmisión oral, y la invención de una
remonial. La historiadora demuestra poesía posterior al genocidio que perse-
cómo los primeros discursos ocultaron guía rescatar del olvido a sus muertos y
el genocidio judío, tanto la retórica ca- salvaguardar su propia cultura.
tólica del nacionalismo polaco como el También es objeto de análisis la
relato comunista de factura internacio- obra de Primo Levi, cuya dimensión
nalista y antifascista. La memoria he- histórica es desmenuzada pertinente-
brea no empezaría a imponerse hasta mente por Liliana Picciotto. La historia-
finales de los ochenta, al disponerse la dora estudia algunos pasajes de Si esto
reestructuración del museo y el desa- es un hombre, como su captura a manos
rrollo de una nueva narrativa cuyo ob- de la Milicia para la Seguridad Nacio-
jetivo era explicar la función de cada nal, su traslado al campo de Fossoli, su
construcción. metamorfosis en número –el 174.517–
El coordinador se encarga de la o su confinamiento en Monowitz. El
vertiente fílmica de Auschwitz. Payá cotejo de estos datos con documenta-
arranca con un balance del tratamien- ción archivística le permite explicar con
to cinematográfico del campo que le detalle importantes mecanismos del sis-
sirve para reflexionar sobre los límites tema concentracionario, como el apara-
de la representación. Luego acomete el to policiaco, el transporte de reclusos o
estudio de Nuit et Brouillard, de Alain su codificación identificativa.
Resnais. Enfatiza la naturaleza justa de José Antonio Zamora cierra el libro
su postura, evidente en el exhaustivo con una reflexión sobre el replantea-
trabajo documental, el protagonismo miento que Auschwitz desencadenó
de Birkenau y el peso concedido a la de la relación entre justicia y memoria.
Solución Final, pese a que el guionista Observando el imperativo categóri-
eliminó toda referencia explícita. La pe- co de Theodor Adorno, propone una
lícula cobra sentido así como una obra mirada orientada al sufrimiento de las
de arte que contempla el campo como víctimas que quiebre el continuo de in-
categoría interpretativa de la barbarie. justicia. La herramienta para alumbrar
Poca gente sabe que prácticamente otro presente sería la “justicia anamné-
la mitad de los sefardíes europeos pe- tica”, que a diferencia de la transicio-
recieron en la Shoah. Contribuyendo nal no se agota en la reparación, sino
que les otorga un papel central como analiza los cambios sociales y de gé-
artífices de la reconciliación. Puede re- nero acontecidos en España desde el
plicarse, sin embargo, que concederles comienzo de la dictadura hasta llegada
un excesivo poder puede devenir en de la democracia a través del estudio
políticas inspiradas por los conocidos de las empleadas del hogar.
“abusos” de la memoria que resulten Con un pormenorizado manejo de
contrarias al proceso democratizador. las fuentes, la autora muestra los cam-
Si algo comparten los especialistas bios que se van produciendo en las
reseñados es que todos abordan el fe- condiciones de trabajo en las que se
nómeno Auschwitz alcanzando dos ob- ejerce este oficio y en la percepción so-
jetivos no necesariamente antitéticos. cial del mismo. Además, da la voz a las
De una parte, efectúan un cepillado “a protagonistas en una marcada apuesta
contrapelo” de la historia, en buena ló- por rescatar sus experiencias y su pro-
gica benjaminiana, al tomar por sujeto pia percepción del trabajo realizado.
a las víctimas arrumbadas por el hura- La obra se divide en tres bloques
cán del progreso: los “hundidos” que que se corresponden con las figuras
mencionaba Levi. De otra, mantienen la más representativas de la profesión:
autonomía de la historia como discipli- la sirvienta (característica del periodo
na científica –tan encarecida por Santos 1939 hasta 1959), la empleada del ho-
Juliá– al analizar críticamente el aconte- gar (desde 1959 hasta la llegada de la
cimiento, alejándose de la sacralización Transición) y, finalmente, la trabajado-
del Holocausto y del consecuente olvi- ra del hogar (de 1975 en adelante).
do de las víctimas no judías, y oponien- La primera parte, dedicada a la fi-
do a la imposición de un relato mítico gura de la sirvienta coincide, en pala-
sobre el pasado un estudio riguroso bras de la autora, con “la edad de oro
fundamentado en la pluralidad de dis- del servicio doméstico”. En el primer
cursos y el libre intercambio de ideas. Franquismo, en un contexto en el que
se desincentiva el trabajo industrial
Sergio Vaquero Martínez femenino y se refuerza el ideal tradi-
Universidad Complutense de Madrid cional de madre y esposa, el servicio
doméstico se convierte en una de las
pocas opciones para las muchachas
FERNÁNDEZ, Eider de Dios, Sirvien- de las familias menos favorecidas que
ta, empleada, trabajadora del hogar. buscan con ello una salida a la pobre-
Género, clase e identidad en el fran- za. En este momento, el trabajo de las
quismo y la transición a través del empleadas del hogar no se entiende
servicio doméstico, Málaga, UMA como un empleo sino más bien como
editorial, 2019. una semi-adopción por parte de una
familia con una posición económica
El libro, galardonado con el XXVII desahogada hacia una joven de una
Premio Internacional Victoria Kent, familia humilde. La principal moti-
vación para trabajar como sirvienta lidad de las jóvenes, llevan a hablar de
era económica pero en algunos casos una “crisis” del servicio doméstico y,
subyacían además causas políticas. para hacer frente a la misma, se plan-
Así, para las hijas o esposas de repre- tea la necesidad de proteger a estas
saliados, era éste un medio de super- trabajadoras. Se constituyen entonces
vivencia y también para salir del pue- las primeras mutualidades para am-
blo y trasladarse a un entorno urbano parar a las sirvientas bajo patrocinio
más anónimo. de la Iglesia. Por su parte, el Estado
Las familias burguesas y de clase fundó en 1959 el Montepío Nacional
media se convertían en el nuevo ré- del Servicio Doméstico, supervisado
gimen en un modelo y un pilar del por la Sección Femenina, que estuvo
Estado Franquista, que reproducía en vigente hasta 1970 y contaba con una
su seno la jerarquía de clase y género normativa asistencial bastante extensa,
que debía imperar en el orden social. aunque sin entrar a regular cuestiones
El control del servicio doméstico fue referentes a horarios, sueldos, descan-
también objeto de pugnas entre la Sec- sos o permisos.
ción Femenina y los sectores católicos La segunda parte del libro abor-
conservadores. Las obras religiosas de- da la figura de la empleada del hogar,
dicadas al servicio doméstico asisten emblema de las décadas de los sesen-
en el primer franquismo a un rena- ta y setenta. Una nueva generación de
cimiento y se concretan en la puesta muchachas ocupa los puestos del ser-
en marcha de escuelas dominicales o vicio doméstico pero lo hace con unas
agencias de colocación para sirvien- expectativas diferentes a las de sus ma-
tas. Se trataba con estas iniciativas de dres. Muchas jóvenes se van ahora a las
mantener a este sector laboral bajo el ciudades a servir, pero ya no lo hacen
amparo de la Iglesia de manera que, para escapar del hambre y del miedo
primero como sirvientas y después de la posguerra, sino como un medio
como madres y esposas, fuesen piado- para buscar nuevos horizontes vitales
sas, abnegadas, humildes, laboriosas y en unas ciudades en crecimiento y en
obedientes. un país que comienza abrirse. El ser-
El modelo descrito inicia su trans- vicio doméstico toma la categoría de
formación a finales de los años cin- empleo y sus nuevas trabajadoras ya
cuenta, coincidiendo con los cambios no están dispuestas a tolerar los abu-
que estaba experimentando el país. sos que sufrieron sus antecesoras. La
Aumentan las empleadas por horas, autora concede gran relevancia al cam-
en lugar de internas, y algunas voces bio en las mentalidades que llevaría a
desde la Sección Femenina y desde Ac- estas muchachas a no aceptar pasiva-
ción Católica comienzan a demandar mente la vida de sus madres. No obs-
cierta protección para este oficio. Las tante, conviene tener presente que no
nuevas oportunidades laborales en las se puede desligar esa modificación en
fábricas, sumadas al cambio de menta- las expectativas vitales sin vincularlo al