Nódulo Tiroideo

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos


Programa de Medicina
CRH 86 Ambulatorio Dr. José María Vargas
UC: Cirugía I
Código: MG5729

NÓDULO
TIROIDEO

Facilitadora: Bachiller:
Dr. Iván Turkali Tovar Ydrogo, Jesús Adolfo
C.I 27.556.197

Maturín, Febrero de 2024


MANEJO DEL NÓDULO TIROIDEO

El nódulo tiroideo es una lesión intratiroidea concreta y definible desde el


punto de vista radiológico. Muchos nódulos tiroideos no se palpan y no todas las
lesiones tiroideas palpables se corresponden con una lesión concreta definida en
las pruebas de imagen. Solo se puede clasificar como nódulo tiroideo el que se ve
en una prueba de imagen. Aunque los nódulos tiroideos sean frecuentes, la
mayoría no requieren ninguna intervención, y son pocos los que precisan la
resección

tiroidea. La decisión final de aplicar la intervención quirúrgica, después de detectar


un nódulo tiroideo, depende de los hallazgos en un estudio estructural y coste-
efectivo. El algoritmo parece complicado, pero se simplifica si se considera que, en
última instancia, existen tres categorías de indicación para la resección tiroidea:

1. Síntomas compresivos o inflamatorios locales


2. Hiperfunción
3. Neoplasia maligna o sospecha de ella.

El estudio estructurado aborda sistemáticamente estas cuestiones. La mayoría de


los pacientes con un nódulo tiroideo solitario muestran una lesión benigna
asintomática, no funcionante; sin embargo, hay que plantear el cáncer de tiroides
en todos los casos. La decisión entre el tratamiento conservador y quirúrgico se
basa en un análisis cuidadoso de las manifestaciones clínicas, el riesgo, las
pruebas de imagen y las pruebas diagnósticas.

INCIDENCIA

Cada vez se descubren más nódulos tiroideos de manera casual, probablemente


por la mayor difusión y sofisticación de las pruebas de imagen. El 1% de los
hombres y el 5% de las mujeres presentan nódulos tiroideos palpables, y del 19 al
67% de los pacientes, no seleccionados según criterio alguno, tienen nódulos
tiroideos en la ecografía. La frecuencia de los nódulos tiroideos palpables y no
palpables aumenta con la edad. La mayoría de ellos son benignos y un 5% son
cánceres de tiroides.
Proporción entre mujeres y varones de 4:1.

En niños de corta edad, la prevalencia es de menos de 1%; en personas de 11 a


18 años, aproximadamente 1.5% o En sujetos de más de 60 años, de alrededor de
5%.

El cáncer tiroideo es una enfermedad relativamente rara, con una incidencia anual
de aproximadamente 8.7 × 100 000 habitantes. o Casi todos los nódulos tiroideos
son benignos → 95%

En 95% de los casos, el cáncer tiroideo se presenta como un nódulo o una masa
en la tiroides.

Los ganglios linfáticos cervicales agrandados son el primer signo de la


enfermedad, aunque en el examen cuidadoso a menudo puede palparse un
nódulo tiroideo pequeño o Rara vez, las metástasis a distancia y en los pulmones
o en los huesos son el primer signo de cáncer tiroideo

EVALUACIÓN INICIAL

El estudio de un paciente con un nódulo solitario comienza por una cuidadosa


anamnesis y exploración física. Las manifestaciones clínicas de hipertiroidismo se
deben recoger durante la anamnesis y exploración física. El médico ha de
interrogar acerca de síntomas locales, como disfagia, disnea subjetiva, disnea
postural, compresión o sensación de ahogo, dolor, sensación de globo en la
faringe o síntomas precipitados al levantar los brazos sobre la cabeza (signo
subjetivo de Pemberton).

La exploración se inicia palpando el anillo cricoideo, porque el istmo se palpa de


una manera fiable justo debajo de él. Luego, cada lóbulo se palpa directamente
por fuera del istmo. Recomendamos colocarse en el lado contralateral,
ligeramente detrás del paciente para examinar cada lóbulo, colocando las dos
manos alrededor del cuello y deslizando los dedos de cada mano lateralmente, a
partir del istmo, para desplazar lateralmente el músculo esternocleidomastoideo y
colocar directamente los dedos sobre el lóbulo tiroideo. Si se pide al paciente que
trague un sorbo de agua en ese momento, la tiroides se desplazará, bajo los
dedos exploradores, con la deglución. Esta maniobra revela muchas lesiones que
no se detectan con una palpación estática.

CLASIFICACION DEL NODULO SEGÚN SU SOSPECHA

CRITERIO DEL NODULO SEGÚN SU ESTUDIO CITOPATOLÓGICO

ESTUDIO DE LABORATORIO

Las pruebas de función tiroidea identifican a los pacientes con un estado


hipertiroideo no sospechado y dictan el estudio pertinente. Si se detecta un nódulo
tiroideo de 1 cm o mayor, se analizará la TSH sérica. Una TSH sérica baja denota
un hipertiroidismo franco subclínico. La TSH sérica baja también se correlaciona
con una menor probabilidad de malignidad en un nódulo tiroideo, los cánceres
tiroideos rara vez producen tirotoxicosis. Una TSH sérica alta indica hipotiroidismo,
en general secundario a una tiroiditis de Hashimoto.

La tiroglobulina sérica es importante para el seguimiento de los pacientes después


del tratamiento inicial del cáncer tiroideo, pero no debe analizarse por sistema
para el estudio inicial de un nódulo tiroideo.

PRUEBAS DE IMAGEN TIROIDEA

 Ecografía

La ecografía es capital para el estudio de la mayoría de los nódulos tiroideos.


Todo nódulo no tirotóxico exige una ecografía diagnóstica. Tiene un extraordinario
valor cuando el paciente recibe tratamiento conservador, porque determina, de un
modo reproducible, si el nódulo ha aumentado de tamaño o presenta
características sospechosas. Los signos ecográficos en el interior del nódulo que
se consideran sospechosos de malignidad son: microcalcificaciones,
hipervascularidad, bordes infiltrantes, hipoecogenicidad respecto del parénquima
circundante y una forma en la que la altura es mayor que la anchura en la imagen
transversal.

 Gammagrafía

La ecografía ofrece una evaluación anatómica, mientras que la gammagrafía mide


la función tiroidea. Si un nódulo tiroideo dominante mayor de 1 cm se asocia a una
TSH disminuida, debe solicitarse una gammagrafía diagnóstica con RAI para
averiguar si el nódulo es hiperfuncionante.

 Tomografía computarizada y resonancia magnética

La TC y la RM no aportan nada relevante al estudio de los nódulos tiroideos no


complicados que no se pueda caracterizar perfectamente en la ecografía. Sin
embargo, cada una de estas modalidades ayuda a examinar la extensión local en
los estadios más avanzados del cáncer tiroideo. La TC o la RM parecen
especialmente adecuadas ante una masa sospechosa (o cáncer confirmado por
biopsia) con adenopatías cervicales voluminosas.
 Biopsia por aspiración con aguja fina

La AAF es una herramienta coste-efectiva y valiosa y una técnica diagnóstica


esencial para el estudio de los nódulos tiroideos. La decisión de efectuar la AAF
de un nódulo tiroideo se basa en una combinación de factores del paciente,
características ecográficas y tamaño. En general, los nódulos, cuya dimensión
máxima mide menos de 1 cm no siguen evaluándose. Entre los ejemplos, en los
que estaría indicado ampliar el estudio de un nódulo menor de 1 cm, se
encuentran los nódulos con características ecográficas sospechosas; los nódulos
asociados a adenopatías sospechosas de acuerdo con la ecografía o la
exploración física.

TOMA DE DECISIONES Y TRATAMIENTO


La toma de decisiones ante los nódulos tiroideos depende de la aplicación
estructurada de las modalidades antedichas y de la consideración del contexto
clínico. Hay que plantear las tres indicaciones básicas para la resección de la
lesión tiroidea en cualquier caso. La presencia de

síntomas compresivos o inflamatorios de tipo local se determina


fundamentalmente a través de la anamnesis. La hiperfunción se detecta midiendo
la TSH en el suero. Si el paciente sufre hipertiroidismo, se aplicará una
gammagrafía con RAI para orientar mejor el diagnóstico y el tratamiento. El
estudio de la malignidad se basa en los datos clínicos, ecográficos y de la AAF
expuestos anteriormente.

A un paciente con bocio y síntomas compresivos locales parece razonable


ofrecerle la resección si no tiene problema alguno para la cirugía. Los síntomas
compresivos abarcan disnea, sibilancias, tos, disfagia o una sensación de presión
que empeora en decúbito supino.

La lobulectomía tiroidea y la tiroidectomía local constituyen opciones adecuadas


para los pacientes con una masa compresiva unilateral y de características
benignas en la biopsia. Habitualmente, se recomienda la tiroidectomía total a los
enfermos con bocio o nódulos bilaterales. Algunos pacientes con tiroiditis de
Hashimoto sufren síntomas compresivos desproporcionados al tamaño de la
tiroides. La mayoría de ellos experimentan un alivio sintomático tras la
tiroidectomía. Sin embargo, cuando se opere a un paciente por los síntomas de
compresión o inflamación, este debe saber que la tiroidectomía quizá no alivie
algunos o todos sus síntomas. A los pacientes con bocios grandes, bocios
retroesternales y tiroiditis de Hashimoto también se les advertirá de que existe un
riesgo marginalmente mayor de complicaciones técnicas que cuando la
tiroidectomía se aplica en otras indicaciones. El tratamiento de los nódulos que
requieren biopsia por AAF.

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