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CULTURA, FEMINISMO Y REPRESENTACIÓN POLÍTICA EN LAS PRÁCTICAS DE

ORGANIZACIÓN DE LAS PIQUETERAS ARGENTINAS


Author(s): Isabel Ramos Ávila
Source: INTI , PRIMAVERA 2003 - OTOÑO 2003, No. 57/58, Momento Histórico y
Realidad Argentina (PRIMAVERA 2003 - OTOÑO 2003), pp. 51-79
Published by: INTI, Revista de literatura hispánica; Roger B. Carmosino, Founder,
Director-Editor, 1974-

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/23288325

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CULTURA, FEMINISMO Y REPRESENTACIÓN POLÍTICA
EN LAS PRÁCTICAS DE ORGANIZACIÓN
DE LAS PIQUETERAS ARGENTINAS

Isabel Ramos Ávila


Universidad Nacional de Córdoba

1 presente trabajo intenta un acercamiento a las complejas relaciones


entre género, cultura y política, a partir del análisis de las prácticas de
organización y resistencia de las mujeres argentinas de clase popular
organizadas, las Piqueteras. Es nuestra intención indagar en los aportes de
estas mujeres a la generación de renovadas formas de participación
colectiva, nuevas formas de representación y nuevos espacios de discusión
y construcción política.
Esta aproximación se sustenta en una serie de conversaciones con
dirigentes y militantes del "Movimiento Piquetero Barrios de Pie"'
organización nacida con independencia de las instituciones tradicionales,
pero asentada en la estructura de militancia barrial que mantiene el partido
"Corriente Patria Libre" desde 1987 en los principales centros urbanos de la
Argentina.
Las razones por las cuales nos ha parecido relevante centrar nuestro
estudio en esta agrupación son tres:
• Se trata de la única organización piquetera que tiene estatura nacional,
puesto que sus militantes están distribuidos en 16 de las 20 provincias
argentinas.
• Barrios de Pie rescata su continuidad histórica con las luchas populares
de épocas pasadas y alberga en su seno dirigentes y militantes que viene
formándose a partir de la década del '60 hasta el presente.
• La organización ha generado un espacio definido institucionalmente
para la discusión de cuestiones de género2. Asimismo, la mayoría de las
militantes del Movimiento participa en la generación de diversas
actividades en la "Red de Mujeres Solidarias", estructura que nuclea,

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además de mujeres Piqueteras, a militantes partidarias, profesionales y


estudiantes.
El punto 2) resulta de gran importancia, en primer lugar, para el análisis
de la trascendencia de la memoria histórica en la articulación de las
luchas de las Piqueteras de Barrios de Pie, y, en segundo lugar, porque
aporta un elemento de discusión con algunos estudios acerca de los
movimientos Piqueteros que destacan su absoluta autonomía de las
estructuras partidarias y se limitan a considerarlos como un fenómeno
surgido exclusivamente al calor del desempleo y la pauperización que
hicieron crisis en los últimos años '90 en la Argentina3.
Resulta sorprendente que ciertos estudiosos tan críticos del
"determinismo económico" y el "reduccionismo de clase" que caracterizarían
al marxismo dogmático, se permitan desconocer el elemento cultural que ha
aportado al movimiento Piquetero argentino la experiencia previa de los
militantes barriales, gremiales y partidarios.
En función del presente estudio, hemos dialogado con militantes cuy
actividad se desarrolla en tres núcleos urbanos diferentes: Neuquén, Córdoba
y Capital Federal y Gran Buenos Aires.
Esta delimitación geográfica tiene que ver con diversas cuestiones: la
densidad poblacional y la existencia de grandes conglomerados industriales,
en el caso de Buenos Aires y Córdoba y los aportes realizados desde cada
una de esas ciudades a la consolidación y "nacionalización" del fenómen
Piquetero, tal es el caso de Neuquén y algunos sectores del Gran Bueno
Aires.
Según pudimos observar, en todo el país, las estrategias mediante las
cuales las Piqueteras enfrentan diariamente el hambre, el desempleo y la
marginación no son nuevas. Los comedores, roperos y guarderías
comunitarias son espacios en los cuales ellas continúan haciendo lo que han
hecho durante la mayor parte de sus vidas, es decir, actividades vinculadas
con el hogar y la crianza.
Proponemos que estas actividades, resignificadas en el marco más
amplio de las organizaciones de desocupados, movilizan diferentes formas
de subjetividad y nuevas construcciones identitarias. Contribuyen, asimismo,
a visibilizar diversas lógicas de acción política y promueven debates sobre
el poder y el Estado. Decimos, por ello, que estas prácticas resisten y
resignifican las definiciones hegemónicas de términos como ciudadanía,
derechos sociales y representación política.
Este trabajo intenta dar cuenta, por estos motivos, de los procesos
mediante los cuales las Piqueteras -mujeres marginadas, no solo de la "vida
pública", sino del acceso a condiciones mínimas de supervivencia- han
logrado erigirse a sí mismas como interlocutoras políticas, confrontando así
con la imagen estereotipada de las mujeres pobres como elemento pasivo -
o mudo- de la sociedad.

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Las prácticas de organización que revisaremos tienen su origen en la


implementación de políticas neoliberales en la Argentina, cuyo inicio se
remonta a la última dictadura militar (1976 - 1983) y tuvo su momento
cumbre durante el gobierno de Carlos Menem. Es decir, en el ámbito de un
Estado reducido a su mínima expresión y cada vez más limitado como
espacio público; en el marco de una democracia restringida al voto cada
cuatro años; en tiempos de la peor crisis de representación de la historia
argentina4, y, por todo ello, con la ciudadanía cada vez más reducida a un
conjunto de relaciones individuales entre "usuarios" o "clientes" frente a
"prestadores".
En el momento actual, Néstor Kirchner inicia su período presidencial en
un clima de mínima reactivación económica y de expectativas populares
alentadas por los signos de una cierta ruptura con el pasado reciente.
El presidente ha mantenido un discurso firme -sin llegar a la
confrontación abierta ni a modificar demasiado los términos de los acuerdos
con el FMI; se ha comprometido en la revisión de los contratos de las
empresas estatales privatizadas por el menemismo; ha realizado
pronunciamientos en favor del castigo efectivo a los militares genocidas de
la última dictadura y ha diseñado un plan económico cuyo norte, al menos
sobre el papel, es la recomposición del aparato productivo nacional.
Se trata, sin lugar a dudas de una coyuntura diferente, pero las
organizaciones piqueteras no han abandonado sus herramientas de lucha
puesto que, según se analiza en el órgano de difusión de la Corriente Patria
Libre:

Este [el gobierno nacional] no logrará vigoroso consenso si en sus primeros


pasos, aún contemplando la crisis, no muestra inequívocamente que tiene
como un componente principal mejorar la situación de las franjas más
humildes de la sociedad, de reactivar el consumo, la inversión y, como
consecuencia de ello, el mercado interno"5

En tanto no se encuentren soluciones de fondo para el atroz desempleo


y las desigualdades extremas que siguen imperando en la Argentina,
tendremos Piquetes para rato.

El Piquete

Los Piqueteros, irrumpieron en la escena pública argentina en 1997,


cuando el cierre de dos plantas de la petrolera nacional YPF -recientemente
privatizada y vendida a la española Repsol- dejara sin posibilidades de
conseguir empleo estable a la mayoría de la población de dos ciudades
argentinas, Tartagal, provincia de Salta, y Cutral-Co, provincia de Neuquén

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(Colmegna, 2003:3). Los ex trabajadores de YPF cortaron las vías de acceso


a las dos poblaciones durante semanas, enfrentando por ello una sangrienta
represión.
A nivel nacional, la consolidación del modelo neoliberal, esto es: la
flexibilización de las leyes laborales, la privatización de las empresas del
Estado y la virtual desarticulación del aparato productivo argentino, por
obra y gracia de la apertura de los mercados y el fomento a la importación,
expulsó a cientos de miles de argentinos del acceso al trabajo.
En un país en el cual los índices acumulados de desempleo y subocupación
llegaron hasta un 37%, según cálculos oficiales6, este colectivo heterogéneo
de ex trabajadores se ha construido a sí mismo a partir de la reivindicación
de una identidad común: la de trabajador desocupado, y mediante la
resignificación de algunas estrategias de lucha asociadas al movimiento
sindical, como el Piquete.
Tradicionalmente, el Piquete era una reunión de activistas gremiales
que se ocupaban de impedir la entrada de los obreros a las fábricas cuando
el sindicato había resuelto una medida de fuerza. Los trabaj adores afectaban,
así, la producción del plus valor al dificultar que la fuerza de trabajo pueda
ser incorporada al proceso productivo.
En la actualidad, esta herramienta gremial adquiere connotaciones
diferentes, pero no cambia su sentido. Se conoce como Piquetes a las
columnas de desocupados que cortan el tránsito en carreteras y avenidas,
arman barricadas y queman llantas en demanda de "paz, pan y trabajo". De
este modo, los expulsados del mercado laboral articulan sus reclamos
mediante acciones que obstaculizan la realización del plus valor, situándose
en otra esfera del proceso de producción, la de la circulación7.
Luego de los sucesos de Tartagal y Cutral Co, El Piquete se consolidó
como manifestación nacional a partir de una movilización que duró 17 días,
en el mes de mayo de 2001, en el partido bonaerense de La Matanza, el
mayor asentamiento urbano marginal del país. De este modo, luego de
innumerables Cortes de ruta8 y marchas protagonizadas por los integrantes
de las organizaciones de desempleados, la población, los medios de
comunicación y el gobierno nacional designan genéricamente como
Piqueteros a todos los desocupados que se movilizan.
Además de las movilizaciones, sus prácticas se plasman en diversas
actividades que buscan soluciones alternativas a problemas concretos:
comedores y huertas comunitarios, microemprendimientos productivos,
talleres abiertos, actividades de prevención sanitaria, cooperativas que han
reabierto fábricas abandonadas por las patronales luego de la última crisis
financiera.
Los Piqueteros se han convertido, así, en el sector más movilizado9 de
la Argentina de hoy y en el símbolo más representativo de la resistencia
frente a la exclusión generada por las políticas de ajuste neoliberal.

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¿Feministas o Femeninas?

Entre los Piqueteros, autodefinidos como trabajadores desocupados y


pobladores de barrios urbano marginales, organizados alrededor de la lucha
por una serie de reivindicaciones que tienen como eje el derecho al trabajo,
las mujeres son mayoría: ocho por cada dos hombres, según informaciones
periodísticas, aunque el número de mujeres dirigentes no refleje esta
proporción10.
La lucha de las mujeres Piqueteras, además de las responsabilidades
que enfrentan como integrantes de las organizaciones de desocupados,
reconoce una serie de desafíos adicionales:
1) La búsqueda de espacios autónomos de expresión, discusión y
construcción colectiva en el interior de las organizaciones.
2) La transformación de las estructuras de desigualdad y opresión femenina
no solo de la sociedad, sino de sus organizaciones y de sus mismos
hogares.
3) La ampliación de las agendas de los organismos del Estado encargados
de las políticas sociales mediante la discusión de cuestiones como la
comida, la salud materno-infantil, los derechos reproductivos y la
violencia contra las mujeres. Es necesario tomar en cuenta que esta
ampliación de agendas alcanza, también, a las de las organizaciones
piqueteras.
Estos frentes de lucha, añadidos por la participación de las mujeres, han
instalado una mirada diferenciada genéricamente en el seno de las
organizaciones piqueteras, posibilitando la articulación de la búsqueda de
justicia social con la justicia de género (Vargas, 2002: 313).
Según observa Lynn Stephen en su estudio comparativo asentado en
organizaciones populares de mujeres en cuatro países de América Latina,
esta articulación traduce una característica propia del activismo femenino
latinoamericano. Esto es, la de combinar -de múltiples maneras heterogéneas
y creativas- un compromiso con la supervivencia material concreta y los
cuestionamientos directos o indirectos a la subordinación femenina. Es por
ello que la autora encuentra irrelevante la distinción entre movilizaciones
feministas estratégicas, es decir las que cuestionan la subordinación de las
mujeres y movilizaciones femeninas prácticas11, esto es, las que refuerzan
los roles femeninos tradicionales (Stephen, 1997: 2 y 267 - 268).
Esta diferenciación subsiste en la base de algunas construcciones
conceptuales acerca del activismo y la militancia de las mujeres, tales como
el feminismo popular12, formulación con la cual, por lo antes expuesto, no
estamos de acuerdo.
El acercamiento a las demandas de las luchadoras populares conocidas
como Piqueteras intentan dar cuenta, por el contrario, de los sentidos que
adquieren las formas concretas en que la articulación de sus reivindicaciones

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construye, contesta y resignifica la supuesta dicotomía femenino práctico/


feminista estratégico.
Este trabajo surge, asimismo, de la necesidad de construir una distancia
reflexiva que no invalide las posibilidades de identificación con los
sentimientos y los sueños de las Piqueteras argentinas.
El riesgo de "romantizar" la participación de las protagonistas de las
historias que revisaremos está siempre presente. Por esta razón, vamos a
intentar conjurarlo recurriendo a la referencia que hace Fraser, acerca de una
definición de teoría crítica: "En mi concepto, nadie ha podido superar aún
la definición de teoría crítica propuesta por Marx en 1843: 'la auto
explicitación de las luchas y aspiraciones de la época" (Fraser, 1989: 113,
traducción mía).
Aproximarse a las luchas y deseos de las mujeres argentinas conocidas
como Piqueteras es, según entendemos, apreciar su agenciosidad13. Esto es,
valorar los movimientos estratégicos, la creatividad, la inteligencia y los
conocimientos que han hecho posible que estas mujeres se comprometan en
la transformación de las situaciones límite en las que viven, ellas, sus
familias y sus vecinos.
Desconoceremos siguiendo a Stephen, la desvinculación femenino /
feminista, en favor de una apuesta, teórica, ética y política por la valorización
y la discusión del "habeas teórico y la experiencia práctica" de los procesos
de autoafirmación femenina (Vargas, 2002:313), a partir de los espacios de
reflexión y las prácticas contestatarias que articulan las Piqueteras desde
sus cotidianidades extremas.

Mujeres Piqueteras

Según las militantes de Barrios de Pie, las razones de la participación


femenina mayoritaria obedecen a razones muy determinadas. Las Piqueteras
argentinas, según expresan, son impulsadas a organizarse y a salir a la calle
motivadas, primeramente, por el hambre que padecen sus hijos y por su
necesidad de cuidarlos. Es esta condición de madres la que las predispone
a la participación en iniciativas comunitarias.
Es de su condición de mujeres y amas de casa que provendría, según
señalan, el impulso emprendedor y la capacidad organizativa de las militantes
Piqueteras. Resulta, asimismo, sumamente interesante destacar que el
surgimiento de su particular capacidad de analizar la realidad y su
predisposición a la participación aparece ligado a algo que puede ser
entendido como la experiencia femenina de la pobreza:

La mujer ve más los problemas económicos del país que el hombre porque
el hombre está tranquilo cuando lleva la plata a la casa. La mujer sufre más
que el hombre la situación económica. (Vanesa, Neuquén).

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La experiencia de la pobreza, tal como ha sido enunciada por las


Piqueteras, tiene una clara diferenciación genérica. Es la relación con los
hijos, según estos análisis, la que impulsa a las mujeres a salir de sus casas
y a participar. En contraste con los hombres, a quienes la pérdida del trabajo
ha hecho volver derrotados al hogar, las mujeres han asumido la
responsabilidad de organizarse para buscar soluciones:

En el barrio se quedaron los compañeros sin laburo, y ellos sí pueden darse


el lujo de deprimirse y quedarse en la casa. Ese lujo no te lo podés dar vos,
porque los piojos te llevan a vos, a tu marido, a los chicos14. Entonces, uno
de los dos tenía que salir a buscar para parar la olla. Me parece que, por eso,
se sumaron más mujeres a todo esto. (Norma, Córdoba)

Algunos estudios sobre mujeres y política señalan como obstáculo para


la participación femenina la necesidad de luchar "contra las imágenes
tradicionales de feminidad y maternidad que son parte de su socialización
y, con frecuencia, contra su propia falta de confianza en sí mismas"
(Domínguez y Castro, 1998: 190)
Como hemos visto, las Piqueteras ponen en cuestión afirmaciones de
este tipo, ya que sus motivaciones para participar y las modalidades en que
lo hacen están fuertemente teñidas de esas "imágenes tradicionales". Ellas
no construyen su participación política en contra sino a partir de su
condición de madres y esposas, y asumiendo tareas y actitudes
tradicionalmente asociadas a la feminidad: alimentar, cuidar y proteger a la
familia.
En los comedores, guarderías, roperos y huertas comunitarias, las
Piqueteras han asumido los roles y actividades históricamente asignados a
las mujeres, pero el haberlo hecho fuera de su hogar y en forma colectiva les
ha otorgado un sentido modificado. La colectivización de actividades
"domésticas" como la cocina y el cuidado de niños, ha producido varios
desplazamientos de sentido que analizaremos a continuación con la ayuda
de las entrevistadas.
En primer lugar, ha posibilitado que dichas tareas sean visualizadas
como un trabajo, es decir como productoras -o portadoras- de valor:

Atender a los compañeros de otros merenderos y del comedor, ese es mi


trabajo, si no salimos a hacer un piquete o un corte. Trabajo todo el día,
desde las 8 de la mañana y me voy a acostar a las 10 de la noche. Dedicarme
de 12 a 14 horas, ese es mi trabajo, compañera. (Petrona, Buenos Aires)

En segundo lugar, ha hecho posible que estas mujeres sientan que sus
actividades tienen influencia más allá de sus hogares:

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Uno piensa, entonces, lo que estamos haciendo sirve para algo, para la
sociedad, o para otros. (Mauricia, Buenos Aires)

Porque vos tenés 10 mujeres todos los días, o más, trabajando en conjunto
para el resto de los vecinos de su barrio, que no tienen nada. Con esas 10
mujeres se multiplica la comida de cada niño. (Marta, Córdoba).

Asimismo, ha contribuido a generar lazos comunitarios y a destacar la


importancia de los procesos de organización colectiva:

Lo que se valora es que nos juntemos, salgamos a la calle a pelear todos


juntos. Hay que salir a luchar todos juntos porque cuando somos más,
conseguimos más. Ahora somos bastantes en Barrios de Pie. Antes éramos
muy poquitos. (Verónica, Neuquén)

Finalmente, el trabajo en los emprendimientos comunitarios de las


Piqueteras, continúa ligado a sentimientos maternos de protección y cuidado,
cuyos destinatarios ya no son solamente los hijos propios. Resulta ilustrativo,
aquí, el hecho de que la totalidad de las entrevistadas se refiriera al
"Movimiento" (Barrios de Pie) como a la extensión de su familia:

Yo me siento orgullosa porque, lo que no pudieron hacer por mí cuando era


chica, yo ahora lo puedo hacer no solo para mis hijos. Yo, para mí, todos
los chicos son hijos míos. Me siento orgullosa de decir "hoy vamos a hacer
otro plato de comida." (Marcela, Buenos Aires).

Proponemos que la participación de las mujeres en las organizaciones


Piqueteras y en manifestaciones callejeras como los Piquetes o los cortes
de ruta -tal como ellas la definen- está fuertemente teñida de las imágenes
tradicionales de maternidad y feminidad. Cuestión que, por una parte, las
aproxima y, por otra, las distancia de las concepciones que ven en los roles
históricamente asignados a las mujeres un impedimento a enfrentar en el
camino hacia la autonomía y la participación pública.
Este posicionamiento de las mujeres Piqueteras, confronta, también,
con algunas expresiones de lo que Virginia Vargas ha llamado la "vertiente
feminista propiamente dicha", esto es, el pensamiento que cuestiona los
arreglos sociales y sexuales establecidos, desarrollado por mujeres
predominantemente de clase media vinculadas a la izquierda (Vargas, 2002:
307 - 308).
A pesar de que la participación de las mujeres en los movimientos
piqueteros está produciendo fuertes desafíos a las estructuras de
subordinación femenina en la familia y en la sociedad, ninguna de las
Piqueteras entrevistadas se percibe a sí misma como feminista. La mayoría
de ellas asocia esta denominación a reivindicaciones que no tienen que ver
con la problemática de las mujeres urbano marginales desocupadas:

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ISABEL RAMOS ÁVILA 59

Me parece doblemente discriminada la mujer de barrio, desocupada y


humilde que una profesional. Porque tiene trabajo y tiene acceso a otras
cosas que las mujeres comunes de barrio no tienen acceso. Peleará por
otras cosas, porque es de otra clase. (Norma, Córdoba)

De este modo, las divergencias entre Piqueteras y Feministas son


construidas por las entrevistadas como diferencias de clase:

Nosotras también somos discriminadas por las mujeres. Explotadas por


mujeres. El caso que siempre hablamos, de las chicas que trabajan como
empleadas domésticas. Generalmente las patronas son las mujeres: las que
explotan, las que tratan mal. Por eso no nos consideramos feministas. Las
feministas consideran que una es discriminada y explotada solamente por
el hombre, cosa que nosotras no creemos que es así. (Susi, Buenos Aires)

El "Encuentro Nacional de Mujeres"15 (Rosario, agosto de 2003), fue el


escenario de una discusión que, sin lugar a dudas, continuará entre las
Piqueteras y las representantes de los movimientos feministas históricos. Si
bien, las feministas destacaron el carácter "diferente" que tuvo este 18°
Encuentro gracias a la multitudinaria presencia Piquetera16, los desacuerdos
entre las participantes fueron percibidos por las mujeres de Barrios de Pie
como originados, en primer lugar, en la diferencia social que las separa de
las "copetudas" y las "nariz para arriba" y, en segundo lugar en la influencia
de la iglesia católica en la discusión sobre el aborto y la anticoncepción17.
Todos los elementos antes mencionados se articulan de maneras diversas
en la(s) construcción(es) de la(s) identidad(es) de "Mujer Piquetera " que
realizan las militantes entrevistadas:

Me sentí Piquetera la primera vez que salimos a pedir algo para nosotros,
como desocupados, como organización: la verdura para los comedores o
la leche, o que se nos aprueben los convenios para los comedores y esas
cosas. (Norma, Córdoba)

A mí me parece que la palabra "Piquetera" es un sinónimo de dignidad para


mi. No sé si es.... a lo mejor los demás a nosotros nos marginan y piensan
que somos malos, negro, villeros, muertos de hambre por ser Piqueteros.
Para mí, la palabra Piquetero es sinónimo de dignidad. Es pelear por lo que
a uno le corresponde. (Tota, Buenos Aires)

El uso estratégico de la identidad de "Mujer Piquetera", ha hecho


posible la búsqueda de un espacio propio de reflexión y construcción
política desde el cual estas militantes, primeramente, enfrentan la
marginación a la cual las condena su condición de mujeres pobres y sin
empleo; en segundo lugar, visibilizan las contradicciones de un sistema
democrático formal que las margina, a ellas y a sus familias, y, finalmente,

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reinventan la ciudadanía a través de sus particulares formas de ejercer y


demandar los derechos ciudadanos.
Las Piqueteras entrevistadas reconocen haber construido un vínculo
con el Estado y los funcionarios encargados de administrar los recursos de
la asistencia social que es totalmente distinto del que tuvieron o hubiesen
tenido, de no haberse convertido en "Mujeres Piqueteras

Nosotros salimos a la calle con el palo en la mano. Si hay que prender


gomas, se prenden, si hay que cortar la calle, se corta. En sí, las mujeres,
en este momento somos las mujeres Piqueteras, pero también nos sentamos
a negociar, y también a diagramar políticas sociales. (Marta, Córdoba)

Recordemos que los dirigentes Piqueteros, hombres y mujeres, han


logrado un nivel de posicionamiento político tal, que les ha permitido
negociar con el gobierno nacional las prestaciones económicas dispuestas
en los programas de ayuda social, armando sus propios circuitos de
distribución para estos dineros.
Esto nos indica que la búsqueda de iniciativas desde lo colectivo y lo
comunitario pudo imponerse a la lógica burocrática de proyectos diseñados,
además de su objetivo asistencial, para neutralizar las protestas y favorecer
la desarticulación de las organizaciones populares.
Por lo aquí señalado, podemos afirmar que el aporte de las mujeres a
estos debates ha sido de gran importancia para la consolidación de los
movimientos piqueteros como interlocutores políticos en la Argentina.

Política Cultural

Como ya hemos dicho, las razones por las cuales las Piqueteras argentina
han tomado las plazas, calles y carreteras son muy específicas: reclaman
salud, educación, trabajo y vivienda dignos. Por esto, según ciertos análisis,
su accionar se inscribe en el ámbito de lo meramente reivindicativo. En el
seno del activismo argentino, este tipo de demandas se denominan sociales,
por oposición a las demandas políticas, vinculadas a la transformación o el
mantenimiento de las estructuras de poder y a las instituciones de la
democracia formal.
El ámbito de lo social, al decir de Arturo Escobar, cobró importancia en
el siglo XIX y se consolidó como espacio de intervención del Estado
benefactor, dando forma a un conjunto de técnicas relacionadas con la
administración de la pobreza: "No solo la pobreza, sino también la salud, la
educación, la higiene, el empleo y la baja calidad de vida en pueblos y
ciudades se convirtieron en problemas sociales y requerían un conocimiento
amplio de la población y modos apropiados de planeación social" (Escobar,
1996:54, énfasis mío). Había nacido un espacio de intervención y de control

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ISABEL RAMOS ÁVILA 61

sobre la vida de las poblaciones, sobre todo de las más vulnerables y, por
ello, más proclives a rebelarse y protestar.
La asociación de las Piqueteras al ámbito de lo social proviene, además
de su condición de pobres -o carenciadas, como reza el diccionario
políticamente correcto de la Argentina-, de la particular relación de las
mujeres con el sistema estatal de gestión de la pobreza. Como ha anotado
Nancy Fraser: "Como usuarias, como trabajadoras remuneradas del rubro
servicios y como proveedoras de cuidados gratuitos, las mujeres son los
principales sujetos del sistema de ayuda social. Es como si esta rama del
Estado fuera, en efecto, un Ministerio de Asuntos Femeninos" (Fraser,
1989: 149, traducción mía)18.
En la presente aproximación, en cambio, vincularemos la participación
de las mujeres argentinas de clase popular al terreno de lo político, es decir,
al de la lucha por la producción y validación social de sentidos, en ámbitos
de profundo conflicto y desigualdad social. Nos propondremos, por ello

{Distinguir entre "lopolítico", ligado a la dimensión de antagonismo y


de hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se
manifiesta como diversidad de las relaciones sociales y "la política " que
apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en
condiciones que son siempre conflictivas, pues están atravesadas por "lo"
político." (Mouffe, 1994:14, cursivas mías)

Ubicar las protestas, estrategias de organización colectiva y


construcciones identitarias de las Piqueteras en el terreno de lo político nos
permite, además de poner de manifiesto la diversidad de relaciones sociales
que allí se movilizan, como sugiere Mouffe en la cita precedente, valorar su
potencial revolucionario. Por ello, recurrimos a la formulación de Catherine
Walsh, que nos aclara que:

Lo político posibilita la subversión del orden institucional, sea del Estado


territorial, del poder colonial externo o interno, de los significados que
gobiernan subjetividades y los conceptos de ciudadanía y nación, del
proyecto neoliberal regionalizado, o del conocimiento universal/global
con su lógica de la verdad (Walsh, 2002: 191)

Estas concepciones nos resultan de gran utilidad para analizar los


procesos mediante los cuales las acciones reivindicativas de cuestiones
domésticas, cotidianas o personales se politizan. Esto es, transitan a partir
de voluntades en conflicto hacia su inclusión en las agendas de las
organizaciones populares las cuales, en virtud de sus prácticas militantes,
las colocan en el terreno de la política.
La dimensión política de las agrupaciones piqueteras se manifiesta en el
hecho de que, además de demandar las cuestiones "concretas" a las que nos

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referimos hace un momento, sus posicionamientos se inscriben en lo que


Evelina Dagnino ha llamado "la lucha por el derecho a tener derechos "
(2001: 72), evidenciando los límites de la ciudadanía formal.
No es necesario insistir en que las condiciones para el ejercicio de los
derechos consagrados en los cuerpos legales de nuestras sociedades
desiguales, se encuentran determinadas19 por variables como la raza, e
género y la clase, cuestiones que no aparecen contempladas en estos
esquemas normativos. "Ser pobre, como nos recuerda Dagnino -y ser mujer
pobre, añadimos nosotros- no sólo significa soportar carencias económica
y materiales, sino también estar sometido a reglas culturales que implica
una total carencia de reconocimiento de los pobres como sujetos, como
portadores de derechos" (Dagnino, 2001: 72 - 73).
Las mujeres Piqueteras ha contribuido a un proceso de reflexión muy
profundo acerca de las formas que reviste -para ellas- la lucha por este
derecho a tener derechos, puesto que, por obra de su participación en la
organizaciones de desocupados, estas militantes recorren un camino colectivo
de autoafirmación como sujetos de derecho, que supone aprendizajes y
desaprendizajes diversos, tales como:

1) Valorar sus virtudes y capacidades individuales "como mujeres":


Reconocí que yo, como mujer, valgo. Como ser humano, valgo. Tengo
dos manos, puedo trabajar. Puedo mantener mis hijos. Puedo mantener
mis nietos. (Tota, Buenos Aires)

2) Identificar las formas que reviste la opresión, en la sociedad y en la


familia, y reconocer su capacidad de lograr transformaciones:

Nosotros, para los políticos, somos ciudadanos de tercera, o de cuarta. De


10 poderosos que son los que manejan la guita del país, ellos tienen todos
los derechos e implantan los derechos que ellos quieren. Nosotros, como
ciudadanos, lo que estamos haciendo es lo que queremos transformar. En
las pequeñas cosas que hacemos, nosotros ponemos nuestro esfuerzo para
que esto se vaya transformando. (Marta, Córdoba).

A veces la mujer, cuando es agredida verbalmente, cuando no te valorizan


en tu casa... Eso es agresividad también. Entonces yo, desde que entré, voy
aprendiendo...Vas aprendiendo, vas viendo qué derechos tenés, qué es lo
que podés hacer, qué es lo que no podés hacer. Será que me valoricé más
como mujer. (Petrona, Buenos Aires)

3) Encontrar apoyo en las experiencias colectivas, a fin de clarificar los


objetivos de sus demandas:

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. ..ese día fue la primera vez que salí a la calle y desde ahí empecé a entender
por qué tenía que salir a luchar: para no morirse de hambre, para que tus
hijos no salgan a robar ni que se droguen. Mi meta ahora es eso, luchar para
un país mejor y para mis hijos. Y para mí también, porque no soy tan vieja.
(Patricia, Buenos Aires).

Todas estas discusiones acerca del derecho a tener derechos que surgen
de la participación de las mujeres en Barrios de Pie han logrado un espacio
específico en el seno de la organización, como ya hemos comentado. De
modo tal que, en los aprendizajes que realizan las Piqueteras, parece
plasmarse el hecho de que "El potencial transformador de la participación
femenina en movimientos sociales puede visualizarse únicamente si las
mujeres crean un 'espacio' para ellas, en el cual ellas puedan expresar sus
preocupaciones en diálogo con otras, y definir soluciones a sus problemas"
(Cubitt y Greenslade, 1997: 57, traducción mía).
Las prácticas militantes de las Piqueteras ponen de manifiesto los
límites de la democracia realmente existente (Fraser, 1999) que proclama
la igualdad de los ciudadanos en abstracto, pero que margina de las
posibilidades de su ejercicio concreto a la mayoría de ellos. Esto implica que
la evidencia y la fuerza de sus reclamos callejeros las visibiliza como sujetos
marginados del ejercicio pleno de la ciudadanía, situación que contradice
las formulaciones de los cuerpos legales que la consagran.
Por ello, decimos que estas mujeres no se limitan a reclamar su inclusión
en las garantías democráticas formalmente existentes, sino que promueven
la redefinición del sistema democrático y sus reglas de juego.
Una manifestación clara de las contradicciones del sistema democrático
en la Argentina es la criminalización de la pobreza. Si bien, según la
constitución nacional y las leyes, todo argentino tiene derecho a transitar
libremente, y realizar peticiones a las autoridades20, las militantes de
Barrios de Pie viven cotidianamente la persecución y la represión de la
policía:

Desesperante....fue el 19 y 2021, porque sabíamos que había chicos, y las


madres desesperadas. Fue terrible. Eso sí fue terrible. Cuando mataron a
Kosteki y al otro pibe también22. Ese día, nosotros estuvimos aquí en
Liniers, el helicóptero lo teníamos todo el tiempo encima. Es como que
estábamos en un lugar sin salida. Teníamos milicos de este lado, milicos
de este otro, del otro lado locales de negocios. No teníamos salida para
ningún lado. Era feo porque teníamos chicos chiquitos con cochecitos. Era
terrible. (Mauricia, Buenos Aires)

Debido a las frecuentes manifestaciones de brutalidad policial, la


demanda de libertad para manifestarse las ha impulsado, al mismo tiempo,
a organizar sus propios mecanismos de protección:

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Nosotros más o menos vamos viendo cuándo va a ser una cosa bien
tranquila pero, generalmente marchamos con los palos. No para ir a
pegarle a nadie, sino para evitar que nos golpeen primero a nosotros, para
cuidarnos a nosotras mismas. (Norma, Córdoba)

La elaboración que las militantes de Barrios de Pie realizan acerca de los


derechos de sus familias resulta profundamente perturbadora, puesto qu
apunta a cuestiones que, en apariencia, el discurso de la democracia form
da por sentadas: que los niños puedan comer diariamente con sus familia
y escolarizarse, que no mueran más argentinos por causas evitables, que
sistema de atención sanitaria incluya a los pobladores de los barrio
populares, que los desempleados no pierdan sus únicos bienes por deuda
entre otras.

Asimismo, el slogan "Que se vayan todos", acuñado por todos quienes


salieron a las calles la noche del 19 de diciembre de 2001 a repudiar el estado
de sitio decretado por Fernando de la Rúa, horas antes de su dimisión,
expresa un profundo cuestionamiento a las estructuras políticas tradicionales
y a las instituciones de la democracia representativa. Los movimientos
Piqueteros y sus mecanismos decisorios, las asambleas, aportan diariamente
a ese debate, destacando el valor del componente deliberativo en la toma de
decisiones que afectan a las mayorías.
De este modo, las organizaciones Piqueteras cuestionan al poder
político mediante la demanda de recuperación de la soberanía popular,
partir de la reivindicación de una democracia directa basada en el
protagonismo colectivo, en la adopción de decisiones en forma conjunta
en mandatos conferidos por asamblea, que pueden ser revocados, desafiando
la norma constitucional según la cual «el pueblo no delibera ni gobierna sino
por medio de sus representantes».
La redefinición de la democracia que plantean las Piqueteras, por la ví
de sus manifestaciones públicas en Piquetes y Cortes y, también mediant
la búsqueda de soluciones colectivas como los comedores o las actividades
de formación de promotores comunitarios de salud, se asienta, además, e
la lucha por el "poder de decidir" acerca de las cuestiones que afectan su
cotidianidad:

Me gustó que la gente tenía poder de decisión ahí. Se decidía por la


mayoría. Se decidía si nos quedábamos una semana o dos entre todos.
Discutíamos... si no hubiera sido por la fuerza que tuvo la gente en la ruta,
no hubiera habido planes acá en Neuquén porque el gobernador no quería.
Gracias al movimiento, hubo planes en Neuquén. (Gladys, Neuquén)

La conceptualización de sus derechos por parte de las Piqueteras


argentinas actualiza, asimismo, la discusión sobre las relaciones entre
estructura y superestructura puesto que, a partir de la lucha por

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reivindicaciones materiales como la comida y la vivienda, ellas controvierten


concepciones profundamente arraigadas en la cultura política de nuestras
sociedades.
A través de las diversas iniciativas en que participan, estas mujeres
evidencian su compromiso con las demandas "materiales" -al mismo tiempo
que promueven este "derecho a tener derechos"- al denunciar la " {C Jrisis
de un modelo económico de exclusión, pero también, de una democracia
restringida"23, que, por la vía de la persecución, la represión y la
criminalización de la protesta social y la militancia Piquetera, pretende
negarles la ciudadanía plena y, por ende, la posibilidad de realizar demandas
legítimas.
La lucha de las Piqueteras reconoce, así, su arraigo en lo material, pero
también su carácter cultural. Recordemos que los asuntos que estamos
acostumbradas a considerar "culturales", como nos ha enseñado Raymond
Williams (1981), se reproducen siempre materialmente. Y, asimismo, las
condiciones y posibilidades de la reproducción material inciden en la
construcción de imaginarios, subjetividades y legitimidades, es decir, en
cuestiones culturales.
Las cuestiones que acabamos de enunciar pueden ser analizadas a la luz
de un concepto que resulta de mucha utilidad a la hora de intentar superar
los binarismos material/cultural y social/político: el de Política Cultural,
entendida como

El proceso que se desata cuando entran en conflicto conjuntos de actores


sociales que a la vez que encarnan diferentes significados y prácticas
culturales, han sido moldeados por ellos. En esta definición se presupone
que significados y prácticas (...) pueden originar procesos cuyo carácter
político debe necesariamente ser aceptado (...) La política cultural es el
resultado de articulaciones discursivas que se originan en prácticas
culturales existentes -nunca puras, siempre híbridas, pero que muestran
contrastes significativos respecto a culturas dominantes- y en el contexto
de condiciones históricas particulares. (Escobar, Álvarez y Dagnino,
2001: 26).

De este modo, debe entenderse que todos los movimientos sociales, en


sus prácticas, en su accionar reivindicativo, en sus procesos de construcción
de identidades, de pertenencias, de subjetividades, articulan una Política
cultural, que está presente, moldea y es moldeada por una particular visión
sobre la historia, el ejercicio del poder y la resistencia.
Decimos, por todo esto, que el concepto de Política cultural supera la
separación entre lo social y lo político, al tiempo que otorga sentido político
a cuestionamientos y prácticas culturales tradicionalmente concebidos
como subproductos de la lucha política. (Escobar, Álvarez, Dagnino: 25).
Lo cultural y lo material serían, así, elementos constitutivos y necesarios de

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las luchas de las mujeres Piqueteras por otorgar nuevos significados y


alcances a la democracia en la Argentina.
Resulta muy ilustrativo, a este respecto, revisar las formas mediante las
cuales estas militantes construyen, además de la entidad de sujetos de
derecho que hemos analizado, el estatuto de legitimidad (cultural) para su
reclamos "materiales", justificando, inclusive, el uso de la fuerza:

Alguna gente lo relaciona con cara tapada, palo, goma quemada y un


montón de cosas y nunca lo vieron por el lado de que la gente sale a pedir
por algo que nos corresponde. No pedimos limosna ni que nos den, de
arriba, nada. Es algo que es nuestro, que lo hemos laburado toda la vida,
ahora nosotros, antes mi vieja, antes mi abuela. (Norma, Córdoba, énfasis
original).

Yo dije en una oportunidad en una reunión vecinal: si yo salgo a la calle,


es para conseguir algo y lo hago honradamente. No le estoy robando a
nadie y si lo conseguimos es por medio de la pelea. No ando rogándole a
nadie. Así que con eso les tapé la boca a más de uno. (Gladys, Neuquén)

Las manifestaciones de Norma, como vemos, recurren a la reivindicación


del trabajo y de la figura del trabajador desocupado como legitimador de los
derechos de los Piqueteros a peticionar públicamente. Otras formulaciones
al respecto se asientan, en cambio, en la importancia de lograr visibilidad
para su situación:

Tenemos que estar en la calle para lograr cosas. Si no, no sabe el gobierno.
Yo sé que nosotros molestamos, pero es la manera de que nos vean, de que
sepan que nosotros estamos mal. (Nora, Córdoba)

Según las militantes de Barrios de Pie, la energía y fuerza de sus


reclamos callejeros no se contrapone al cuidado y al cariño que afirman
como característica de la participación de las mujeres en las organizaciones
Piqueteras, pues:

Ambas cuestiones tienen que ver con lo mismo. Tenemos que marchar para
conseguir las cosas para poder cocinar. No se contradice en nada, es parte
de lo mismo. (Adriana, Córdoba)

Ahí es que agarrás palo, goma o lo que sea para conseguir lo que necesitás.
No está separado el participar en el comedor y el salir a marchar y estar en
el piquete. Es todo lo mismo. (Cristina, Neuquén)

Decimos, por todo esto, que las iniciativas de organización de estas


mujeres constituyen programas de intervención que, además de procurar el
"alivio" de condiciones adversas como el hambre, el desempleo, la falta de

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atención sanitaria, educación pública y vivienda, están encaminados a la


transformación de las estructuras sociales de poder.
Como afirman Escobar, Álvarez y Dagnino, el hecho de que estas
prácticas se encuentren socialmente aceptadas -o no- como políticas "es más
un reflejo de definiciones arraigadas y ancladas en culturas políticas
dominantes, que un indicador de la fuerza social, la eficacia política o la
relevancia epistemológica de la política cultural" (1997:26).
Las prácticas de organización y reivindicación de las Piqueteras de
Barrios de Pie pueden definirse, según ellas afirman, como "otras formas de
hacer política":

Ahora, el dar de comer a la cantidad de chicos a los que damos, es una


forma de hacer política, también. Es lo que hacemos nosotras, que es
mostrar la realidad: a qué situaciones nos han llevado ellos con su política
y a la situación que queremos llegar nosotros, con nuestra política.
(Norma, Córdoba)

Cuando una mujer sale a pelear por los hijos a la calle, o por lo que sea...
está haciendo política. (Mirta, Neuquén)

Además, se diferencia de las estructuras político-partidarias tradicionales,


contra las cuales surgió el reclamo popular de "que se vayan todos":

Ellos usaban las necesidades de la gente y nosotros, en cambio, la


sumamos a organizarse. No es que usamos la necesidad de los compañeros
para que sean de Barrios de Pie. Nosotros tratamos de cubrir las necesidades,
para que ellos mismos aprendan a pelear por sus derechos. (Nora, Córdoba)

Observamos, así, que las prácticas de representación, identificación y


reivindicación de las Piqueteras confrontan con las concepciones
tradicionales de la política y otorgan nuevos sentidos a lo que puede
considerarse como parte de lo político en la Argentina de hoy. Estas luchas
se inscriben, como ha anotado Fraser, en la tradición de la clase trabajadora
y los movimientos socialistas, que han pugnado históricamente por hacer
que las cuestiones "económicas" fueran aceptadas como parte de las agendas
"políticas". (Fraser, 1989:6).
De todo lo analizado se desprende que la política cultural de las mujeres
de Barrios de Pie no demanda pura y simplemente la "inclusión" en las
garantías de la democracia formal, sino que la desafía y promueve su
redefinición, a través, primeramente, del uso estratégico de la identidad de
Mujer Piquetera como nuevo sujeto de derecho; en segundo lugar, de su
reinvención de la ciudadanía y la política mediante la formulación de una
serie de derechos y de determinadas modalidades colectivas de demandarlos/
defenderlos, y, en tercer lugar, de la reivindicación de mecanismos decisorios

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que promueven el protagonismo popular, como las asambleas.


La política cultural de las Piqueteras, impulsa además, la consolidación
de espacios de debate autónomos y genéricamente situados que repercutan,
a su vez, en la política cultural del movimiento Piquetero al que pertenecen
y, asimismo, en los estamentos del Estado encargados de diseñar política
sociales.

Espacio Comunitario

Según Carole Pateman, la división dicotómica público/privado ha sido


un elemento central en la reflexión y en la práctica feministas: "En realidad,
esta dicotomía es aquello sobre lo que trata, fundamentalmente, el movimiento
feminista" (Pateman, 1996:31). La autora liga esta separación a la emergencia
del pensamiento político liberal y al surgimiento del contractualismo
remontándose a Locke, quien en su Segundo Tratado separa el poder
paternal (natural) del poder público (contractual), construyendo una esfera
pública que contiene todos los espacios de la vida social, salvo los de la vida
doméstica.
La influencia de estas formulaciones liberales en las teorías sobre la
democracia y las sociedades modernas no puede desconocerse. Pero e
posible observar, además, que estas ideas han servido de base a desarrollo
conceptuales más vinculados a paradigmas de inspiración crítica, como l
teoría social de Jürgen Habermas. El pensador alemán, según Nancy Fraser,
liga el surgimiento de una esfera pública y otra privada al carácter
diferenciado de la reproducción material y la reproducción simbólica de las
sociedades modernas. Así, esta distinción le sirve para proponer un sistema
clasificatorio de las actividades y funciones sociales (Fraser, 1989: 115).
Esta división, profundamente arraigada en tradiciones histórico
epistemológicas aparentemente diversas, plantea enormes desafíos al
pensamiento feminista, que debe confrontarla a partir de una tradición "en
construcción" que, según entendemos, dialoga y es puesta a prueba todos los
días por los movimientos de autoafirmación femenina que surgen en diversos
ámbitos, la mayoría de ellos no explícitamente identificados con el feminismo.
Las modalidades en las que se manifiestan el compromiso y la acción
para la transformación social que ponen en marcha las mujeres Piqueteras,
torna imperativa la búsqueda de claves interpretativas que, según demanda
Virginia Vargas, capitalicen tanto el hábeas teórico del pensamiento feminista
-académico y extraacadémico- como la experiencia práctica de los
movimientos de mujeres (Vargas, 2002: 313).
Consideraremos, por ello, que los comedores, las guarderías, huertas y
roperos comunitarios movilizan una particular construcción de lo público y
lo privado que ofrece importantes aportes, tanto a la transformación social

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como a la construcción de conocimiento, desde una óptica de género que


"...permite enfocar las cambiantes relaciones de poder entre hombres y
mujeres y las diferentes, y también cambiantes, representaciones de la
identidad de ambos en un contexto de violencia" (Meertens, 2000: 39,
énfasis de la autora)24.
Como analizaremos más en profundidad a partir de las expresiones de
las militantes de Barrios de Pie, la dicotomía público/privado resulta
problemática e insuficiente para ofrecer respuestas y caracterizar
adecuadamente los alcances de la participación femenina en las
organizaciones Piqueteras.
Esta dicotomía se traduce en una metáfora espacial (interior/exterior),
que localiza lo femenino en el costado subordinado y/o negativo de toda una
serie de oposiciones complementarias: razón y sentimiento; objetividad y
subjetividad; conservación y transformación; colectivo e individual; general
y particular; aislamiento y socialidad; producción y reproducción. A partir
de estas polaridades (y de otras de características similares) se articula un
determinado orden de lo social "su espacialización, sus lógicas de pertinencia
- pertenencia fijadas por los desiguales estatus de representación de lo
masculino (objetividad, generalidad) y de lo femenino (subjetividad,
particularidad) según normas de sujeción identitaria a pactados límites de
actuación" (Richard, 2000: 25)
La presencia de las Piqueteras en el escenario social de la Argentina
interpela de diversos modos este régimen de representación, en primer lugar
porque ubica a estas mujeres fuera de su lugar, en la interioridad del hogar.
Asimismo, las Piqueteras entrevistadas destacan la importancia que reviste
para ellas este "salir de la casa" y sus repercusiones en su vida personal -es
decir, privada- y en las características que ha adquirido su participación en
marchas, Cortes y Piquetes, esto es, en manifestaciones públicas.
Las formas como las militantes de Barrios de Pie desafían cualquier tipo
de representación dicotómica a este respecto pueden ser entendidas, de
acuerdo con Díaz Barriga, como la construcción de un terreno cultural
fronterizo, que establece puentes entre diversas experiencias sociales,
políticas y culturales y transforma identidades, significados y prácticas.
Así, "Esta zona no está fijada por dos esferas sociales, sino más bien es un
espacio híbrido marcado por la improvisación, la heterogeneidad e incluso
la ironía" (Díaz Barriga, 2001: 315)
Proponemos, por ello, que las Piqueteras ubican sus prácticas en una
zona fronteriza que redefine la división público/privado, sin desconocerla,
a través de dos mecanismos privilegiados:
1) El desplazamiento:
Una de las características de la participación de mujeres en el movimiento
Piquetero es su ubicación fuera de su lugar. Como ya hemos señalado, esta
"salida de la casa" es visualizada por las entrevistadas como una conquista

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privada que, a su vez, tiene repercusiones públicas.


Asimismo, las Piqueteras recurren a modalidades de protesta que ubican
prácticas domésticas -privadas- en espacios públicos. Un ejemplo
paradigmático son las ollas populares, es decir, las improvisadas cocina
que organizan las columnas de trabajadores desocupados frente a oficina
gubernamentales, a grandes supermercados y, también, en las plazas y
parques.
Las ollas funcionan como un medio para alimentar a los manifestantes,
pero constituyen, además, una estrategia de visibilización que da cuenta del
hambre y las carencias que sufren los desempleados en la Argentina.
Otra expresión de este tipo de desplazamiento son las carpas en las que
se instalan y organizan su cotidianidad las familias Piqueteras, incluso por
semanas enteras, en los Piquetes y Cortes de Ruta:

- Los camiones grandes no podían pasar durante todos esos días que
nosotros cortábamos la ruta. Los camioneros nos apoyaban, los que
pasaban con frutas nos dejaban los cajones para los chicos. Nos decían
"sigan adelante", "sigan luchando". Otros no, por supuesto, nos decían
"vayan a trabajar, vagos" y esas cosas.
- A los chicos les gustó, como si fuera un campamento. Se los entretenía
con juegos y esas cosas. Después pedían que hagamos otro campamento.
Además, teníamos carpas, frazadas, cordeles, como si fuera la casa
nuestra. Lavábamos ahí y colgábamos la ropa. Conseguíamos baño en las
heladerías.
- Hombres mujeres nos armábamos en grupos y cocinábamos, limpiábamos,
salíamos a pedir cosas. (Verónica, Mirta. Neuquén).

Estas irrupciones desplazadas de la protesta, en las que algo que no


debería estar allí irrumpe en el panorama social de la Argentina, despiertan
reacciones diversas y desconcertadas25. 2) La colectivización de prácticas
privadas:
Según han anotado Cubitt y Greenslade con referencia a los movimientos
populares de mujeres en México, el hecho de que tareas domésticas y, por
ello, propias del ámbito privado, sean realizadas en forma comunitaria y con
un alcance mayor que el del hogar, produce profundos cambios en l
valoración de estas tareas, cuestión que incide en una "modificación de
pensamiento de las mujeres" (Cubitt y Greenslade, 1997: 59).
En otro punto del presente trabajo, y en referencia a la resignificación
de los roles y actividades tradicionalmente asociadas a las mujeres que
surgen de las prácticas de las Piqueteras, hemos desarrollado esta idea.
Decíamos que la colectivización del trabajo doméstico ha contribuido a qu
las Piqueteras caractericen su actividad como trabajo-, ha facilitado que la
militantes perciban que su tarea tiene repercusión en el ámbito público y ha
posibilitado el fortalecimiento de vínculos comunitarios.

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Otra expresión de la colectivización a que aludimos se registra cuando


algunas celebraciones privadas adquieren connotaciones diferentes en el
ámbito de las iniciativas de organización conducidas por las Piqueteras:

En realidad, en las últimas cosas que hemos participado es en fiestas como


hemos hecho con el Movimiento: del Día de la Madre, de cumplir un año
como desocupadas. En el barrio donde yo estoy, festejamos mucho con los
proyectos, con torta de cumpleaños y todo: cuando cumplió un año el
ropero, cuando hizo un año y medio que se armó la olla, el cumpleaños de
cada uno de los compañeros, el tiempo que hace que estamos sin trabajo...
(Norma, Córdoba).

Como se desprende del relato de Norma, en el terreno fronterizo que


construyen las Piqueteras, se pueden festejar los logros colectivos y,
también, ironizar en conjunto sobre la tragedia del desempleo, utilizando la
misma ritualidad privada del cumpleaños familiar.
Finalmente, no solo el cocinar colectivamente, sino el compartir la mesa
con las vecinas y pasar gran parte del día en un espacio liminal, de
características públicas y domésticas a la vez, genera vínculos y solidaridades
que colectivizan temas privados como la violencia familiar y la salud
reproductiva. Cuestión que facilita su inserción en las agendas de las
organizaciones Piqueteras:

Habíamos conseguido una donación de 3 mil preservativos. Queríamos


más, no estábamos conformes. Nos trataron de golosas y, en eso, sale una
que se pone colorada y me pregunta: "¿cómo se usa?". Una mujer con hijos
que no sabía lo que era un preservativo! Y se dio el caso de varias mujeres
que nunca habían usado preservativos. Entonces empezamos la charla
junto con otras chicas que sabían bastante del tema. Una cree que todas las
mujeres saben lo que es un forro , pero hay mujeres que están a tu lado en
el comedor que no lo saben. (Gladys, Neuqucnj.

El terreno fronterizo en el cual las Piqueteras inscriben sus prácticas de


organización, movilización y protesta, es un ámbito, a la vez, público y
privado, conquistado y resignificado por la acción colectiva de las
organizaciones de desocupados. Por ello, a partir de los conceptos elaborados
por estas mujeres, proponemos la denominación de espacio comunitario
para esa zona liminal que contiene elementos de ambas esferas de la vida
social.
Esta denominación tiene que ver con la relevancia que las Piqueteras de
Barrios de Pie otorgan a la acción colectiva y a la construcción de vínculos
comunitarios. Como hemos visto, según estas mujeres, los reclamos
colectivos tienen más posibilidades de ser atendidos y la resolución de
problemas se vuelve más sencilla:

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Si vos salís solo a golpear las puertas no conseguís nada. En cambio nosotros
conseguimos bolsones, planes, la copa de leche. Son todas cosas que cada uno por
sí mismo no podría conseguir. (Cristina, Neuquén).

Las Piqueteras argentinas construyen este espacio comunitario a partir


de un proceso de colectivización de prácticas privadas que las lanza
constantemente allí donde no deberían estar, convirtiendo a dichas prácticas
en herramientas de visibilización del conflicto y la desigualdad social. Es
decir, en cuestiones que tienen que ver con lo político, según lo hemos
definido en páginas anteriores.
La noción de espacio comunitario incluye, a nuestro entender, una
resemantización sumamente creativa de lo doméstico26 operada por estas
mujeres y constituye una reelaboración, a partir de la experiencia Piquetera,
de la divisa feminista "lo personal es político". Respecto a esto último,
Carole Pateman argumenta que:

Las feministas han hecho hincapié en cómo las circunstancias personales


están estructuradas por factores públicos, por leyes sobre la violación y el
aborto, por el estatus de "esposa", por políticas relativas al cuidado de las
criaturas y por la asignación de subsidios propios del Estado de bienestar
y por la división sexual del trabajo en el hogar y fuera de él. Por tanto, los
problemas "personales" sólo se pueden resolver a través de medios y de
acciones políticas (Pateman, 1996: 47).

A la luz de lo analizado aquí, estamos en condiciones de afirmar que las


Piqueteras argentinas reactualizan estos criterios, a partir del espacio
comunitario que construyen sus prácticas cotidianas.
Podemos sostener que la participación de las mujeres Piqueteras en
iniciativas que, al mismo tiempo buscan "aliviar" las manifestaciones de la
marginación económica y social que sufren -ellas y sus familias- y redefinir
los términos y los alcances del sistema democrático, la ciudadanía y los
derechos, como ya hemos analizado, en diagonal las esferas pública y
privada e instaura espacios comunitarios que se resisten a ser etiquetados
de acuerdo al esquema binario que ha marginado la voz femenina de la
acción política y de la escritura de la historia.
Las Piqueteras que ganan la calle, que se ubican fuera de su lugar para
reclamar y protestar en demanda de trabajo y comida, cargan el lenguaje
masculinizado de la confrontación política con prácticas domésticas y
simbologías maternas. Así, el debate político se tiñe de espacios, temas y
agentes privados.
Asimismo, los espacios construidos como parte de la vida privada se
politizan: El barrio se convierte en ámbito de articulación de un nuevo tipo
de relaciones vecinales. La carretera deja de ser un lugar de tránsito y se
convierte en un escenario de protesta y visibilización de la desigualdad

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ISABEL RAMOS ÁVILA 73

social, y, al mismo tiempo, en un espacio convivencia, en los Cortes y


Piquetes. El comedor, la guardería y el salón comunitario, se constituyen en
lugares de reunión, de expresión y de identificación colectivas. Todos ellos
son nuevos espacios comunitarios, incorporados a la construcción política
por las mujeres Piqueteras.
Estas cuestiones, según entendemos, implican nuevas definiciones del
alcance de lo público, pues se incorporan otros ámbitos, temas y
protagonistas, al tiempo que existe, como decíamos: "una marcada ausencia
de claves interpretativas institucionales, conceptuales, políticas, etc. para
dar cuenta de este {estos} fenómeno{s} (Saur, 2001: 9).
La lucha diaria de las Piqueteras por el trabajo y por la comida en la
Argentina, las ha lanzado irremediablemente fuera de sus cocinas. Ellas han
empezado a recorrer un camino, que reconocen que no tiene retorno, hacia
la autonomía, la autodeterminación y la construcción de poder. Queda aún
un camino muy largo por recorrer, pero estas mujeres ya no pueden detener
su marcha. Como dicen Norma y Marta, militantes de Córdoba:

- ¿El poder? Es lo que queremos tener.


- Eso! Para qué lo vamos a negar. No sé si eso es poder, una forma de
sentir...pero en la Villa, donde yo estoy, es un lugar donde toda la vida el
poder lo han tenido los punteros políticos. Lo han manejado ellos y es una
forma de sentirse poderosos el que ellos den una caja con alimentos a
cambio de un voto, o de que los compañeros no hagan tal cosa que
peijudique al gobierno. Eso es algo que nosotros de a poco les hemos ido
arrebatando. En esa parte, el poder ahora lo tenemos nosotros.

Estamos convencidos de que los aportes de las Piqueteras al pensamiento


político y a la transformación social "desde abajo" no han terminado de
manifestar todo su potencial, su fuerza y su diversidad. Por ello, analizar los
alcances de la políticá cultural de las Piqueteras y aproximarse a los
procesos de comunicación y politización de sus necesidades y a la
construcción de nuevas subjetividades que resultan de su participación en
espacios comunitarios, nos obliga a revisar, además de las formulaciones
políticas del pensamiento binario, la supuesta homogeneidad de lo femenino
(Richard, 2000: 26) y hace posible pensar en construcción de proyectos
políticos que incorporen la diferencia como instancia articuladora de las
perspectivas de clase y de género.

Estas ideas sobre las experiencias de miles de mujeres urbano marginales


organizadas son meras hipótesis que podrán, o no, ser validadas por las
mismas Piqueteras en el camino hacia la consolidación en la Argentina de
lo que Nancy Fraser citada por Escobar, Álvarez y Dagnino llama
"escenarios discursivos paralelos donde miembros de grupos sociales
subordinados inventan y hacer circular contradiscursos con el fin de

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74 INTI N° 57-58

formular interpretaciones de oposición de sus identidades, intereses y


necesidades" (Escobar, Álvarez y Dagnino, 2001:43). La única forma de
averiguarlo es continuar manteniendo un ojo en el debate teórico y el otro
en la práctica política concreta.

NOTAS

1 Las entrevistas referidas fueron realizadas por la autora y por Cecilia Merchán
y Gabriela Cabús entre los meses de agosto y noviembre de 2003.
2 Incluso en la página web del movimiento (www.barriosdepie.org.ar'). existe un
espacio en el que se publican los documentos, actividades y convocatorias de las
Mujeres de Barrios de Pie.
3 Revisar, por ejemplo, Colectivo Situaciones: 19 y 20. Apuntes para el Nuevo
Protagonismo Social, Buenos Aires, Ediciones de Mano en Mano, 2002 y Dinerstein,
Ana "Recobrando la Materialidad: El desempleo como espacio de subjetivación
invisible y los Piqueteros" Herramienta (Buenos Aires) abril de 2004. On line:
ww.herramienta.org.ar.
4 Recordemos que, a raíz de la insurrección popular del 19 de diciembre de 2001
que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa, y en la que las organizaciones
Piqueteras fueron protagonistas destacadas, cada nueva manifestación promovía
una crítica profunda a las instituciones de la democracia formal a través de la frase
"que se vayan todos
5 "Lo Bueno y lo Malo". En Marcha. Revista de la Corriente Patria Libre.
(Buenos Aires), año XVI N° 198:2.
6 Confrontar: índice de octubre 2002 calculado por el Instituto Argentino de
Estadísticas y Censos, citado en Colmegna, 2003 y disponible en: http://
www.indec.mecon.ar/principal.asp? id_tema=29
7 Es un placer reconocer mi deuda con Daniel Saur (Córdoba, agosto de 2002)
por esta conexión entre protestas sindicales y protestas piqueteras y sus diferentes
repercusiones en el proceso productivo.
La distinción entre producción y realización del plus valor y las relaciones entre la
producción y la circulación de mercancías, ambas ampliamente desarrolladas en la
obra de Karl Marx, no será materia del presente trabajo, aunque estamos conscientes
de que sugieren interesantes perspectivas de análisis para el fenómeno Piquetero
y sus vínculos con las luchas de la clase trabajadora argentina.
8 Bloqueos de carreteras y avenidas de gran circulación.
9 Usamos este término en el sentido que adquiere en la expresión opinión
movilizada (Bourdieu, 1990: 248 y ss) Opinión movilizada es, según el autor, el
proceso de construcción de un discurso producido por un grupo, a partir de un
sistema de intereses determinados y que lucha por ser coherente e imponerse.
10 La mayoría de informaciones periodísticas destacan la importancia de la
participación femenina en la constitución y consolidación del corte de ruta como

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ISABEL RAMOS ÁVILA

herramienta de lucha. Se dice, además que fueron las mujeres las primeras en salir
a demandar trabajo y comida. Revisar, por ejemplo: Respighi, Emanuel: "Malena
Bystrowicz, Verónica Mastrosimone y Miguel Magud hablan de "Piqueteras"
Página 12 (Buenos Aires) 28 de junio de 2003.
11 Stephen sostiene que esta oposición, acuñada por Maxine Molineux (1986)
reproduce la separación entre los ámbitos público y privado que la práctica de las
activistas populares cuestiona y resignifica continuamente.
12 Es decir, en el cual el peso de las reivindicaciones femeninas prácticas es
sustancial.

13 Gracias a Hernán Reyes (abril, 2003) por esta maravillosa interpretación, en


lengua ecuatoriana, del concepto teórico "agency" (agencia, agencialidad,
agenciamiento), de tan difícil traslación al castellano
14 Norma utiliza aquí una expresión popular que define la miseria como el estado
en el cual, a quien la sufre "se lo comen los piojos"
15 Los Encuentros Nacionales de Mujeres tienen lugar anualmente y constituyen
espacios plurales de reflexión e intercambio acerca de las problemáticas de género
en la Argentina. Participan en ellos agrupaciones feministas, ONGs, grupos
vinculados a la iglesia católica, militantes partidarias, sociales y de derechos
humanos. En el 18° "Encuentro" (Rosario, agosto de 2003) participaron, por
primera vez, las Piqueteras argentinas nucleadas en diferentes organizaciones.
16 Revisar Dillon, Marta: "Muchas Voces, Una Voz" Página 12, Suplemento Las
Doce (Buenos Aires), 22 de agosto de 2003.
17 "Rosario - XVIII Encuentro Nacional de Mujeres. Mujeres, Solidarias y
Protagonistas" En Marcha. Revista de la Corriente Patria Libre (Buenos Aires)
año XVI n° 197 (Agosto 2003), pág 12).
18 Si bien estos argumentos han sido construidos por la autora en torno al sistema
de atención social de los Estados Unidos, el argumento de la relación privilegiada
de las mujeres con este ámbito del Estado puede ser trasladado a los países
latinoamericanos en general y a la Argentina en particular.
19 Es necesario aclarar que utilizamos este término en el sentido de limitado o
circunscrito, sin renunciar por ello a las resonancias que lo vinculan a un pensamiento
que sustenta que las relaciones sociales de producción inciden de forma categórica
en la construcción de las demás relaciones sociales.
20 El artículo 14 de la Constitución Nacional Argentina dice: "Todos los habitantes
de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten
su ejercicio, a saber: de trabajar y ejercer toda industria licita; de navegar y
comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir
del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de
usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines utiles; de profesar
libremente su culto; de enseñar y aprender."
21 de diciembre de 2001.

22 Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, militantes Piqueteros de la Coordinadora


de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, fueron asesinados por la policía

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76 INTIN0 57-58

durante una manifestación que cortó el puente Pueyrredón en la ciudad de Buenos


Aires el 26 de junio de 2002: "Fotos y vídeos tomados por periodistas y activista
de derechos humanos junto con imágenes televisivas y declaraciones de testigo
mostraron que se trató de asesinatos a sangre fría en los que participaron altas
autoridades de la policía. Darío fue baleado en la espalda mientras cuidaba
solidariamente de Maximiliano (a quien no conocía) cuando lo encontró herido y
sangrando en la estación de trenes de Avellaneda." Dinerstein, 2003: 1)
23 Documento "¿Qué es la Red de Mujeres Solidarias?". Correo electrónico
enviado a la autora por la organización, a raíz de la información solicitada a
[email protected]
24 Si bien Donny Meertens se refiere a investigaciones realizadas entre quienes
sufren los conflictos armados en Colombia, consideramos pertinente citarla aquí,
entendiendo que el hambre, el desempleo y la marginación social configuran, con
seguridad, "contextos de violencia "
25 Una manifestación de las reacciones desconcertadas a las que hacemos
referencia es la actitud del gobierno de Kirchner para con las organizaciones
Piqueteras. El Presidente, en primera instancia, declaró su intención de negociar
con ellas las políticas sociales y mantuvo reuniones con los dirigentes en la Casa
Rosada. Actualmente, la tensión entre el Gobierno y los Piqueteros aumenta día a
día debido a varias razones: En primer lugar, a la iniciativa del Ejecutivo de
reestructurar unilateralmente las modalidades de asignación de los subsidios al
desempleo conocidos como "Planes Jefes y Jefas de Hogar", que constituyen el
único sustento de 2.200.000 argentinos y sus familias. En segundo lugar, a que el
proyecto de desprocesar a los Piqueteros presos por acciones producidas en
manifestaciones, y que pueden ser categorizadas como delitos penales, como el
saqueo o los daños a la propiedad privada, no termina de encontrar consenso en las
cámaras legislativas. En algunos ámbitos gubernamentales se discute, incluso,
sobre la necesidad de "controlar" los reclamos Piqueteros mediante la creación de
una brigada antipiquetera. Revisar: Guagnigni, Lucas: "Conflictos y acercamientos
entre Kirchner y los desocupados. El Plan del Gobierno para Controlar a los
Piqueteros" Clarín (Buenos Aires), 2 de noviembre de 2003. Disponible en
www.clarin.com, y Hauser, Irina: "Oposición y dudas en el Gobierno y el Congreso
por la Ley Piquetera. El difícil camino de una ley de amnistía social". Página 12
(Buenos Aires), 15 de noviembre de 2003.
26 El concepto resemantización de lo doméstico ha sido extraído de Nelly Richard
(2000). Allí se analizan diversas connotaciones de la visibilización pública de la
rebeldía femenina, mediante la consideración de dos casos, primero, la Marcha de
las Cacerolas que protagonizaron las amas de casa de la burguesía chilena contra
el gobierno de Salvador Allende y, segundo, la protesta de las esposas de los
carabineros por los bajos salarios de los policías de rango inferior, en Santiago, en
el año 1998. Si bien nos arriesgamos a afirmar que los ejemplos utilizados en la
argumentación, especialmente el de la Marcha de las Cacerolas, nos resultan poco
felices, reconocemos que las formulaciones y conclusiones extraídas por la autora
resultan de gran utilidad para leer otras manifestaciones de rebeldía femenina más
comprometidas con proyectos de transformación de las estructuras de poder, como
el de las Piqueteras argentinas.

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ISABEL RAMOS ÁVILA

OBRAS CITADAS

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www.unq.edu.ar/revista-theomai/numero7/contenido7.htm.
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Dagnino, Evelina: "Cultura, ciudadanía y democracia: los discursos y prácticas
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Díaz - Barriga, Miguel: "Más allá de lo doméstico y lo público: la participación
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Arturo, Sonia Álvarez y Evelina Dagnino Política Cultural y Cultura Política. Una
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Escobar, Arturo: La Invención del Tercer Mundo, Bogotá, Norma, 1996


: Sonia Álvarez y Evelina Dagnino: "Lo cultural y lo político en
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DOCUMENTOS

Corriente Patria Libre

En Marcha. Revista de la Corriente Patria Libre. (Buenos Aires), año XVI


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Movimiento Piquetero Barrios de Pie
Ceballos Jorge: "Discurso del Coordinador nacional del Movimiento Piquetero
Barrios de Pie". Acto de Apertura del Segundo Congreso Nacional de Barrios de
Pie, 25 de octubre de 2002. Transcripción proporcionada por la Organización.
"Informe de la Comisión de Educación Popular". Segundo Plenario Nacional
del Movimiento Piquetero Barrios de Pie. Transcripción proporcionada por la
Organización.

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ISABEL RAMOS ÁVILA

"Por el hombre y la Mujer nuevos". Conclusiones del 2° Plenario Nacional del


Movimiento Piquetero Barrios de Pie. Documento on line. Internet
www.barriosdepie.org.ar.
"Qué es y qué hace el Movimiento Barrios de Pie", documento on line. Internet
www.barriosdepie.org.ar
Revista Barrios de Pie. (Buenos Aires), Año 1, N° 3 (septiembre, 2003).
Red de Mujeres Solidarias
Convocatoria al "Foro de la No Violencia contra la Mujer", volante, 27 de
Noviembre de 2002, Buenos Aires.
"Informe Final" de los talleres preparatorios del Día Contra la Violencia en
contra de las Mujeres en los comedores de la Capital Federal y Gran Buenos Aires,
agosto - septiembre de 2002.
"Intervención de la Red de Mujeres Solidarias en el Foro Social Mundial,
Capítulo Argentina", Buenos Aires, agosto 2002. Transcripción proporcionada por
la Organización.
"El Alca golpea a las Mujeres", volante de convocatoria a la Asamblea
Nacional de la Red de Mujeres Solidarias en adhesión a la Asamblea Nacional
contra el Alca, septiembre de 2003.
"¿Qué es la Red de Mujeres Solidarias?", documento proporcionado por la
Organización a través del correo electrónico [email protected].

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
Dillon, Marta: "Muchas Voces, Una Voz" Página 12, Suplemento Las Doce
(Buenos Aires), 22 de agosto de 2003. Disponible en www.paginal2.com.ar.
Guagnigni, Lucas: "Conflictos y acercamientos entre Kirchner y los
desocupados. El Plan del Gobierno para Controlar a los Piqueteros" Clarín (Buenos
Aires), 2 de noviembre de 2003.
Hauser, Irina: "Oposición y dudas en el Gobierno y el Congreso por la Ley
Piquetera. El difícil camino de una ley de amnistía social". Página 12 (Buenos
Aires), 15 de noviembre de 2003.
Respighi, Emanuel: "Malena Bystrowicz, Verónica Mastrosimone y Miguel
Magud hablan de "Piqueteras" Página 12 (Buenos Aires) 28 de junio de 2003.
Wanfeld, Mario: "La represión en Neuquén y los movimientos piqueteros en
debate. Cuando los hermanos no son unidos". Página 12 (Buenos Aires) 30 de
noviembre de 2003.

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