Ficha de Cátedra - Unidad 7

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UNIVERSIDAD DE LOMAS DE ZAMORA

Facultad de Ciencias Sociales

PSICOLOGÍA GENERAL
UNIDAD 7: Identificación e Identidades
Guía de lectura de “EL SEGUNDO SEXO”

“El segundo sexo” es un libro escrito en 1949 por Simone de Beauvoir. Comenzó a escribirlo
cuando reflexionó lo que había significado para ella ser mujer. Empezó a investigar acerca de la situación
de las mujeres a lo largo de la historia y escribió este extenso ensayo que aborda cómo se ha concebido
a la mujer, qué situaciones viven las mujeres y cómo se puede intentar que mejoren sus vidas y se
amplíen sus libertades. Constituye una de las obras fundacionales del feminismo donde se aborda la
identidad de las mujeres y la diferencia sexual desde los puntos de vista desde la sociología, la psicología,
la historia, la antropología, la biología, la reproducción y la relación afectivo-sexual.
La teoría principal que sostiene Beauvoir es que la “mujer” o lo que entendemos por mujer, es
un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia
siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija o hermana. Así pues, la principal tarea de la mujer es
reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las características
que presentan las mujeres no se les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y
socializadas. La frase que resume a esta teoría es muy célebre: “no se nace mujer: llega una a serlo”.
“El segundo sexo” es considerada hoy como la obra principal de referencia de la corriente
denominada feminismo de la equidad. La obra aspira a manejar una pluralidad de registros que van
desde lo biológico, lo psicoanalítico, pasando por lo histórico y lo marxista. La mirada desde el principio
estuvo marcada por la mirada masculina. Se desplaza hasta una descripción interna de la infancia de la
mujer de su iniciación sexual, de la época de madurez y por último de la ancianidad.
El propósito es destacar todo lo que en las diferentes circunstancias llevan a creer en la
inferioridad de la mujer y en los efectos que la internalización de esta creencia promueve en lo que
concierne a sus elecciones vitales. En este caso, la de contraer matrimonio o abandonar una carrera
emprendida. Por otro lado, se explica que en un mundo en el que predominase la igualdad de los sexos,
tanto hombres como mujeres estarían contribuyendo a la propia liberación de su propio sexo. Si la mujer
tuviese claramente definidos sus propios objetivos, se focalizarían menos sobre el hombre y ante el
hecho de una menor constricción este obtendría una mayor libertad.
Su obra se enmarca en un entorno del pensamiento racional que toma de la ilustración todos los
aspectos emancipadores y positivos. La diferencia entre ambos sexos no influye en su igualdad de
condición, según un pensamiento de igualdad entre humanos. Analiza la feminidad desde distintos
puntos de vista: cultural, historiográfico, psicológico, biológico, etc, aclarando que ninguno de estos
aspectos son suficientes para darnos una definición de mujer, pero contribuye a definir a la mujer como
lo “Otro” frente a “lo uno”: lo masculino. Se trata de una exhaustiva investigación general sobre la mujer
en un contexto mundial.
En general plantea la necesidad de la integración social de lo femenino, con los mismos derechos
que los hombres y con los mismos deberes, y con todas las conquistas que todo ello comporta: igualdad
en los salarios, posibilidad de control de los nacimientos, acceso legalizado al aborto y a todos los
reconocimientos civiles, políticos, jurídicos que han poseído y poseen los hombres.
“Toda mujer consiste en el útero”. Desde tiempos remotos la mujer ha sido limitada por su
constitución biológica. Para él, ella es tan solo sexo. El hombre tan solo ve en la mujer un cuerpo, que se
reproduce. No se ve más allá de eso.
La separación de los sexos, por tanto, es un acto biológico.
Mujeres y hombres participan del mismo modo en la categoría de seres humanos y de este modo
crean percepciones dedicadas a la práctica de la trascendencia. El problema es que, en el caso de la
mujer, no se le considera la inclusión y la participación en esa categoría: no es sujeto, no es un mismo;
por otro lado, la cultura y nuestra sociedad han hecho de ellas una persona distinta del hombre. La mujer
es la Otra: no existe ningún tipo de correspondencia a la hora de hablar de mujer como sujeto. Sin duda
alguna, podríamos culpabilizar a nuestra cultura y sociedad por ese nombramiento a la mujer, que hizo
que la condicionarán a lo largo de su historia.
En el momento de escribir su ensayo la autora tenía 41 años. Por detrás estaban los atisbos
esporádicos de lucha feminista, sea del siglo anterior o del precedente, como el de la inglesa Mary
Wollstonecraft. En el siglo XX será Simone de Beauvoir la que reinicie la lucha, con las diversas armas de
los nuevos tiempos.
Lo que la autora quiere dejar bien puntualizado es el rol inferior que la mujer ha cumplido
históricamente. Se busca señalar que, a lo largo de los tiempos, los hombres han procurado regir solos
el mundo, abandonando a la mujer a la tentación de consagrarse por completo a los quehaceres de la
vida matrimonial y al cuidado de los hijos. Esta situación se pudo sostener por una creencia: la
internalización femenina de la propia capacidad. Y la otra: la creencia de que quedarse soltera la habría
de ponerse en riesgo económicos y sociales. A este respecto, toda la comunidad en los diversos
momentos de la historia ha reafirmado la inferioridad femenina y la necesidad de que tener una familia
y un marido contribuirían a completar su ser carenciado.
El matrimonio y los hijos son obra de hombres y mujeres, pero en conjunto son tareas que
siempre han comportado mayores tareas para ellas que para los hombres. Tal rol las ha atado y les ha
impedido pensar en una realización fuera del hogar. La responsabilidad de esta situación histórica, de
hecho, no es solo de las mujeres. Los dos sexos han contribuido para que se sostuviera. Categóricamente
se establece y no está de más remarcarlo, que en un mundo de iguales ambos sexos se beneficiarían.
Solo tal igualdad y liberación posibilitarán papeles sociales y políticos de mayor envergadura, de la mujer.

Guía de lectura de “Pedagogías transgresoras”

Afectos, pedagogías, infancias y heteronormatividad.


*Reflexiones sobre el daño.
Debemos (re)pensarnos a partir de este texto en nuestras prácticas pedagógicas y en nuestras
prácticas sociales, dado que la heteronormatividad administrada a través de la ley binaria de los sexos
hegemónicos produce daños en los cuerpos y promueve la legalidad de esta binariedad opresora.
La comunidad LGTTTBIQ+ se enfrenta constantemente a estigmas de discriminación, de
violencias, debido a su orientación sexual e identidad de género real o percibida porque sus cuerpos,
son diferentes.
Casi no se habla de la heterosexualidad como forma de violencia que impone un estereotipo
político de regulación corporal, que modela nuestras palabras, nuestras vidas, nuestras prácticas
pedagógicas, nuestros cuerpos, nuestros afectos.
Estas prácticas heterosexuales producen distancias o acercamientos entre los cuerpos, debemos
permitirnos desarmar esas pedagogías de la ignorancia que performan nuestro quehacer educativo,
debemos (re) inventar prácticas emancipatorias, otros modos de conocer el cuerpo.
La heteronormatividad se plantea como una política del desconocimiento porque institucionaliza
una forma única de vivir el deseo y los placeres.
La homosexualidad y la heterosexualidad lejos de ser tendencias transhistóricas naturales, son
construcciones inventadas por un discurso médico legal centroeuropeo de fines del siglo XIX.
Esta se nos presenta como una lucha entre lo normal y lo patológico. Es nombrado como lo
anormal, desviado, perverso.
Planteando así lo que debemos considerar como autorizado socialmente. Cómo debemos mirar
los cuerpos, aquello que produce espanto, indignación, escándalo, o corrupción de la estructura social y
de las buenas costumbres es corrido de la escena.
Así la discriminación por identidad sexual o de género brinda una categoría de opresión, una
verdadera institución promovida, controlada, e instigada por la propia sociedad.
EL ARMARIO, este secreto guardado allí no es una elección voluntaria, no es un derecho, no
significa discreción, ni intimidad.
Sí, es una compulsión obligatoria de silencio, una imposición, una prohibición. Y la ignorancia
como política de conocimiento, es la forma que adquiere la heterosexualización del saber que promueve
el desconocimiento acerca de las sexualidades no-normativas. La ignorancia se constituye así, en una
forma de saber, en un des-conocimiento.
Todo aprendizaje es un (des) aprendizaje de cierto conocimiento, y por eso debemos saber que
cuando hablamos también estamos practicando una política del desconocimiento al nombrar y dirigirnos
solamente a un sexo en particular, estamos produciendo conocimiento heterosexualizado provocando
daños y constriñendo la posibilidad de vivenciar y habitar los cuerpos. ¡Ay que asco, son putos…!
Esta injuria, es una expresión habitual que puebla nuestro sentido común social. Demuestra
cómo la interpretación de los cuerpos y sus prácticas están vinculados a afectos y emociones regidas por
conceptos performativos.
Hablemos de la repugnancia, históricamente se utilizaba para excluir y marginar personas o
grupos, al igual que el asco. ¡Qué asco! …
Esta práctica hetero hegemónica de nuestro lenguaje, desestima, desautoriza a un conjunto de
relaciones sociales e identidades. El asco cumple una función primordial brindando a la sexualidad
hetero un lugar de privilegio.
En las instituciones encontramos prácticas y discursos que tratan de garantizar la
heterosexualidad y prevenir la homosexualidad.
En el ámbito escolar se refuerzan prejuicios, estereotipos y violencias, ya que la omisión, la falta
de escucha y el retaceo de la información acerca de las identidades sexuales y de género no
heteronormativas mutila las posibilidades y genera mitos.
A partir de la lectura de la ley nacional N°26.743 y de sus artículos podemos dar cuenta del sesgo
de esta mudez amordazante a la que las prácticas autorizadas y legales de la cultura nos van sometiendo
desde niñxs. Aun habiendo nacido a un lenguaje, hay palabras que todavía nos son difíciles de escribir.
Palabras que manchan, ensucian, contagian, impronunciables, inescribibles. Hablar es una
práctica pedagógica que nos configura como sujetos, demarca qué es lo que se puede decir, con qué
palabras se puede nombrar, articulando lo que queda dentro y fuera del lenguaje compartido.
Desde las prácticas pedagógicas no se plantea la mera introducción de la sexualidad en el
currículum o la tolerancia con la identidad sexual no normativa; sino que se busca desaprender las
formas heterosexualizadas del pensar, mirar, sentir e interrogar, un trabajo que va articulado con la
lucha contra el racismo, los privilegios de clase, los criterios de normalidad corporal, y otras coordenadas
de desigualdad social, visual y erótica, que los sujetos vamos padeciendo y naturalizando desde que
somos niños.
Estas reflexiones sobre el daño que cuestionan la heteronormatividad ensayan un tiempo
reflexivo y comunitario para (re)pensar y potenciar culturas sexuales más democráticas que reivindiquen
la justicia erótica, para que podamos escuchar y hablar(nos) con respeto y tolerancia.

Guía de lectura de “La ecología del desarrollo humano”

Bronfenbrenner construye una disciplina que sea a la vez experimental y descriptiva de nuestras
vidas, como nosotros la conocemos. Destaca la importancia de estudiar los ambientes en los que
actuamos; a diferencia de la psicología del desarrollo que era la ciencia de la extraña conducta de los
niños en situaciones extrañas, con adultos extraños durante el menor tiempo posible.
Las explicaciones de lo que hacemos se encuentran en las interacciones de las características de
las personas y sus ambientes, pasados y presentes. Un autor que se dedicó a estudiar el "entre" de las
relaciones, buscando trascender los enfoques interaccionistas de los 70´, fue Albert Bandura que
terminó postulando la existencia de una mutua interdependencia entre tres instancias: la persona, la
situación y la conducta, y la denominó determinismo recíproco. Donde cada uno de estos sistemas o
subsistemas es determinado por los otros dos, y los grafica en un triángulo.

En este modelo triádico, la persona no es una impotente presa de fuerzas exteriores, bajo el
exclusivo control ejercido por el medio externo; es principio de acción y, con su actividad práctica, incide
eficazmente en su medio y en las circunstancias que gobiernan su propia existencia.
Bronfenbrenner lo que se presenta es una teoría de las interconexiones ambientales y su impacto
sobre las fuerzas que afectan directamente el desarrollo psicológico. Esta teoría propone una concepción
del desarrollo, donde se da relevancia al contenido de los procesos psicológicos tradicionales
(percepción, motivación, pensamiento, aprendizaje, etc.), o sea, a aquello que se percibe, se desea, se
teme, se piensa, o se adquiere como conocimiento, y el modo en que la naturaleza de ese material
psicológico cambia según la exposición de la persona al ambiente y su interacción con él. Se define el
desarrollo como la concepción cambiante que tiene una persona del ambiente ecológico, y su relación
con él, así también como su capacidad creciente para descubrir, mantener o modificar sus propiedades.
El autor proporciona un esquema conceptual unificado pero muy diferenciado, para describir e
interrelacionar estructuras y procesos, tanto en el ambiente inmediato como en el más remoto, que va
dando forma al curso del desarrollo humano durante toda la vida.
La ecología del desarrollo humano comprende el estudio científico de la progresiva acomodación
mutua entre un ser humano activo, en desarrollo, y las propiedades cambiantes en los entornos
inmediatos en los que vive la persona en desarrollo, en cuanto este proceso se ve afectado por las
relaciones que se establecen entre estos entornos, y por los contextos más grandes en los que están
incluidos los entornos.
El término desarrollo supone un cambio (desde el nivel de la percepción y el nivel de la acción),
una reorganización que se da con una continuidad en el tiempo.
1. Cambio perdurable en el modo en que una persona percibe su ambiente y se relaciona
con él.
2. Concepción cambiante (ampliación, diferenciación y validación) que tiene una persona
del ambiente ecológico, y su relación con él; y su capacidad creciente de descubrir, mantener o modificar
sus propiedades.
El desarrollo implica un cambio que no es sólo momentáneo ni específico de una situación: no
basta con demostrar sólo que una cierta variación del ambiente ha producido una alteración de la
conducta. También hay que demostrar que este cambio presenta una cierta invariación a través del
tiempo, el espacio o ambos. Para demostrar que ha habido desarrollo humano es necesario establecer
que un cambio producido en las concepciones y/o actividades de la persona se extiende también a otros
entornos y otros momentos (por ej. el sostenimiento de un rol)
Transición ecológica: cambio de rol o de entorno que ocurre a lo largo de la vida. El cambio de
rol implica la modificación de las expectativas de conductas asociadas a determinadas posiciones en la
sociedad. Toda transición ecológica es, a la vez, consecuencia e instigadora de los procesos de desarrollo.
Ellas dependen conjuntamente de los cambios biológicos y de la modificación de las circunstancias
ambientales. Es un proceso de acomodación mutua entre el organismo y su entorno.
Ambiente ecológico: conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de la
siguiente. Se extiende mucho más allá de la situación inmediata que afecta directamente a la persona
en desarrollo. En el más interno está el entorno inmediato que contiene a la persona en desarrollo. Está
conformado por: el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el macrosistema. A continuación se
desarrolla cada una de estas dimensiones.

Microsistema

Es un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona en desarrollo


experimenta en un entorno determinado, con características físicas y materiales particulares.
Un entorno es un lugar en el que las personas pueden interactuar cara a cara fácilmente, como
el hogar, la escuela y otros. Los factores de la actividad, el rol y la relación interpersonal constituyen los
elementos o componentes del microsistema.
La actividad puede ser molecular o molar. Las actividades moleculares son efímeras y tienen una
importancia mínima, por ejemplo una sonrisa, un movimiento del brazo, etc. La actividad molar tiene
cierta persistencia en el tiempo, tiene un significado o una intención para los que participan en el
entorno, por ejemplo leer un cuento, hacer la tarea, etc. Una segunda propiedad de la actividad molar
es que tiene un momento propio, un sistema de tensión que contribuye a su persistencia en el tiempo y
a su resistencia a la interrupción hasta que se completa la actividad. Las actividades varían en la medida
en la que invocan objetos, personas y hechos que no están en realidad presentes en el entorno
inmediato. En la medida en que las actividades se refieran a hechos que se produzcan en otro lugar, en
otro momento, reflejan la expansión del mundo fenomenológico del actuante más allá de la situación
inmediata. Las actividades molares pueden realizarse en soledad o en interacción con otras personas. Se
pueden llevar más de una conducta molar al mismo tiempo.
Relaciones interpersonales: Se establece una relación cuando una persona en un entorno presta
atención a las actividades de otra, o participa en ellas. La presencia de una relación en ambas direcciones
cumple la condición mínima y definitoria para la existencia de una díada: una díada se forma cuando dos
personas prestan atención o participan cada una en las actividades de la otra. La díada puede adoptar
tres formas:
1. Una díada de observación se produce cuando uno de los miembros presta atención a la
actividad del otro, el cual reconoce el interés que demuestra.
2. Una díada de actividad conjunta es aquella en la cual los dos participantes se perciben a
sí mismos haciendo algo juntos.
3. Una díada primaria es aquella que continúa existiendo para ambos participantes, incluso
cuando no están juntos.
El aprendizaje y el desarrollo se facilitan con la participación de la persona en desarrollo en
patrones de actividad recíproca cada vez más complejos, con alguna persona con la que aquélla haya
desarrollado un apego emocional fuerte y duradero, y cuando el equilibrio de poderes cambia
gradualmente a favor de la persona en desarrollo, llamadas díadas de desarrollo.
La capacidad de una díada para funcionar efectivamente como contexto del desarrollo depende
de la existencia y la naturaleza de otras relaciones diádicas con terceros. El potencial de desarrollo de la
díada original aumenta en la medida en que cada una de estas díadas externas implica sentimientos
positivos mutuos, y los terceros apoyan las actividades de desarrollo que se realizan en la díada original.
Aquí radica la importancia de las redes sociales de contención, esas personas significativas que
todos debemos poseer para ayudarnos a desarrollarnos sanamente. Encontramos que la mayoría de los
hombres no poseen amigos sinceros, tienen compañeros, pero no pares con los que puedan hablar de
todo, en parte por su incapacidad para expresar lo que sienten, y por otra parte por no han sabido
cultivar amistades a lo largo de su vida, por su egocentrismo principalmente y su actitud crítica para con
los otros.
Un rol es un conjunto de actividades y relaciones que se esperan de una persona que ocupa una
posición determinada en la sociedad, y las que se esperan de los demás, en relación con aquella. Los
roles se suelen identificar con las etiquetas que se utilizan para designar distintas posiciones sociales en
una cultura. Estas en general se diferencian según la edad, el sexo, la relación de parentesco, la
ocupación o el status social, aunque hay otros parámetros (tales como el grupo étnico y la religión) que
también pueden entrar en juego. En asociación con cada posición en la sociedad, están las expectativas
de roles, que se refieren a cómo ha de actuar los demás con respecto a ella. Estas expectativas
pertenecen no sólo al contenido de las actividades sino también a las relaciones entre las dos partes, en
función de los parámetros diádicos ya indicados: grado de reciprocidad, equilibrio de poderes y relación
afectiva. Si colocamos a una persona en un rol, esto tiende a evocar percepciones, actividades, y
patrones de relación interpersonal, coherentes con las expectativas que se asocian con ese rol, y que
corresponden tanto a la conducta de la persona que ocupa el rol, como a la de los demás con respecto
a esa persona. La tendencia a evocar percepciones, actividades y patrones de relación interpersonal
coherentes con las expectativas de roles, aumenta cuando el rol está bien establecido en la estructura
institucional de la sociedad, y cuando existe un consenso amplio en la cultura o la subcultura acerca de
estas expectativas, que corresponden tanto a la conducta de la persona que ocupa el rol como a la de
los demás con respecto a esa persona. Cuanto mayor sea el grado de poder que la sociedad sanciona
para un rol determinado, mayor será la tendencia de la persona que ocupe el rol a ejercer y explotar el
poder, y la de los que se hallan en una posición subordinada, a responder con creciente sumisión,
dependencia y falta de iniciativa. La tendencia a evocar una conducta acorde con las expectativas para
un rol determinado depende de la existencia de otros roles en el entorno que inviten o inhiban la
conducta asociada con el rol en cuestión. Si colocamos a las personas en roles sociales en los que se
espera que actúen de manera competitiva o cooperativa, se tenderá a provocar e intensificar las
actividades y relaciones interpersonales que sean compatibles con las expectativas determinadas. El
desarrollo humano se facilita a través de la interacción con personas que ocupan una variedad de roles,
y a través de la participación en un repertorio de roles que se amplía constantemente.

Mesosistema

Los componentes serán los mismos elementos que en el microsistema. Pero en vez de producirse
dentro de un entorno, estos procesos tienen lugar a través de los límites de los entornos. El mesosistema
es el conjunto de relaciones entre dos o más entornos, en los que la persona en desarrollo participa de
una manera activa.
Hay cuatro tipos generales de conexiones:
1. Participación en entornos múltiples. Esta es la forma más elemental de conexión entre
dos entornos, ya que se requiere por lo menos una de sus manifestaciones para un mesosistema. Tiene
lugar cuando la misma persona realiza actividades en más de un entorno, por ejemplo cuando un niño
pasa tiempo en el hogar y en la escuela. Como esta participación se produce en forma de secuencia
también puede definirse de 1º orden. La transición ecológica es cuando la persona en desarrollo ingresa
por primera vez en un entorno nuevo. Cuando la persona participa en más de uno de los entornos de un
mesosistema, se la denomina vínculo primario. A las demás personas que participan en los mismos dos
entornos se las denomina vínculos complementarios. Una díada en uno de los entornos, que incluya
como miembro a una persona que sirva de vínculo, se designa con el nombre de díada de vinculación.
2. Vinculación indirecta. Cuando la misma persona no participa de una manera activa en
ambos entornos, aún puede establecerse una conexión entre ellos a través de un tercero, que funciona
como vínculo intermediario entre las personas de los dos entornos. En este caso, las personas que
participan en ellos ya no se encuentran cara a cara, de modo que podemos considerarlas miembros de
una red de 2º orden entre los entornos.
3. Comunicaciones entre entornos. Estos son mensajes que se transmiten de un entorno a
otro, con la intención expresa de proporcionar información específica a las personas del otro entorno.
Por ejemplo, interacción cara a cara, por teléfono, por correspondencia, por anuncios, etc. Puede ser
unilateral o bilateral.
4. El conocimiento entre entornos. Se refiere a la información o la experiencia que existen
en un entorno con respecto al otro. Puede obtenerse a través de comunicaciones entre entornos o de
fuentes externas. Por ejemplo, aviso en el diario de los beneficios de tal escuela.
El vínculo más crítico que puede existir entre dos entornos es el que establece la existencia de un
mesosistema en el primer caso: la transición de entornos, que tiene lugar cuando la persona ingresa en
un nuevo ambiente. La vinculación entre entornos puede ser solitarios, duales o múltiples y los vínculos
pueden ser primarios o secundarios.
Vínculos primarios: El potencial evolutivo de un entorno de un mesosistema se ve incrementado
si:
• la persona no realiza sola la transición inicial para entrar al entorno, es decir, si ingresa en
el nuevo entorno en compañía de una o más personas con las que haya participado en entornos previos.
• Las demandas de roles de los diferentes entornos son compatibles, y si los roles, las
actividades y las díadas en las que participa la persona en desarrollo estimulan la aparición de la
confianza mutua, una orientación positiva, el consenso de metas entre entornos, y un creciente
equilibrio de poderes a favor de la persona en desarrollo.
• En función directa del número de entornos con estructuras diferentes en los que la
persona en desarrollo participa en varias actividades conjuntas y díadas primarias con los demás, en
especial cuando éstos son más duros o experimentados.
• Cuando los entornos se producen en contextos culturales o subculturales que son
diferentes entre sí, en cuanto al grupo étnico, la clase social, la religión, la edad u otros factores del
medio.
• Variará en relación directa con el número de díadas transcontextuales, a través de varios
entornos, en los que la persona haya participado antes de esa experiencia.
Vínculos secundarios: El potencial evolutivo de los entornos de un mesosistema se ve
incrementado:
• Si los roles, las actividades y las díadas en las que participa la persona vinculante en ambos
entornos estimulan la aparición de la confianza mutua, una orientación positiva, el consenso de metas
entre entornos, y un creciente equilibrio de poderes que responda a la acción en nombre de la persona
en desarrollo. Un vínculo complementario que reúna estas condiciones se denomina vínculo de apoyo.
• En función del número de vínculos de apoyo que existen entre ese entorno y otros. La
condición menos favorable para el desarrollo es aquella en la que los vínculos complementarios no sirven
de apoyo o no existen en absoluto, cuando el mesosistema tiene vínculos débiles.
• Cuando los vínculos de apoyo comprenden a otras personas con las que la persona en
desarrollo ha establecido una díada primaria y que participan en díadas primarias y de actividad conjunta
con miembros del nuevo entorno.
• El impacto positivo de la vinculación llegaría al máximo con los niños pequeños, las
minorías, los enfermos, los ancianos y demás. Por el contrario, a medida que aumentan la experiencia y
la confianza en uno mismo, las relaciones propuestas disminuirían en magnitud, hasta llegar a un punto
en el cual cambian de sentido, de manera tal que, para una persona madura, que se encuentra cómoda
en su propia cultura, el desarrollo puede incrementarse aún más al ingresar a entornos nuevos, que no
tienen ningún vínculo anterior con el entorno de origen, o en el cual el equilibrio de poderes se inclina
en oposición a la persona en desarrollo y a los demás que actúan en su nombre.
Comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo
participa activamente.
Exosistema

Este subsistema refiere a que en uno o más entornos se producen hechos que afectan a lo que
ocurre en el entorno que comprende a la persona en desarrollo, o que se ven afectado por lo que ocurre
en ese entorno. A este nivel, las personas en desarrollo no funcionan como participantes activos.
El potencial evolutivo de un entorno se ve incrementado en la medida en que existen vínculos
directos o indirectos con los entornos de poder, a través de los cuales las personas que participan en el
entorno original pueden influir en la asignación de recursos y la toma de decisiones que responden a las
necesidades de desarrollo y a los esfuerzos de quienes actúan en su nombre. Este potencial varía en
relación inversa al número de vínculos intermedios en la cadena de la red que conecta ese entorno con
los de poder.

Macrosistema

Los contenidos de este sistema son correspondencias, en forma y contenido de los sistemas de
menor orden que existen o podrían existir, al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, junto
con cualquier sistema de creencias o ideologías que sustente estas correspondencias.
Se trata del marco de acción para la ecología del desarrollo humano y reflejan los supuestos
compartidos para un pueblo acerca del modo en que deben hacerse las cosas.
La influencia del macrosistema se da de manera secuencial y siempre a través de los niveles
intermedios. El exosistema conforma sus instituciones a partir de las manifestaciones de la ideología; y
los roles y actividades desarrolladas por las personas en el microsistema también son influidas por estos
contenidos. También a partir de cambios en las prácticas personales y sociales se producen cambios
históricos en las ideologías que prevalecen en cada cultura.

Integración Unidad 7

En esta última unidad de Psicología general, trabajamos la identificación y la identidad. Para ello,
debemos considerar la complejidad de la estructuración de la persona en la actualidad. Si bien todo
comienza con un proceso de diferentes imitaciones, especialmente de nuestras figuras cuidadoras más
cercanas y significativas, estos aspectos de los otros, los vamos incorporando, introyectando y
haciéndolos nuestros (identificación primaria e identificación secundaria). Este proceso de modificación
de nuestro yo, nos va constituyendo como personas, y a través del tiempo sostenemos una misma
identidad, ya que siempre somos nosotros mismos aunque podamos modificarnos y cambiar
constantemente.

Para entender, en parte, este complejo proceso, consideramos importante al modelo ecológico
por los conceptos teóricos que nos ayudan a comprender la cantidad de variables intervinientes a la hora
de la construcción de nuestra identidad. Estamos atravesados permanentemente por las distintas
dimensiones y entornos que nos rodean, desde lo micro sistémico junto a las relaciones cara a cara que
tenemos más cercanos, hasta lo macro sistémico dónde se encuentran las leyes, las creencias, los mitos,
los estereotipos, las reglas que nos regulan dentro de la comunidad a la que pertenecemos.
En este devenir, en este aprender, en este progresar, proponemos hacerlo de una manera crítica
a lo ya instituido, creando una tensión sobre lo ya existente y lo nuevo por existir. Ya no podemos ser
objetos de aprendizaje, debemos ser protagonistas y sujetos de lo nuevo por construirse,
permitiéndonos romper con lo establecido y ser co creadores de un nuevo mundo.

GRÁFICO SINTETIZADOR DEL MODELO ECOLÓGICO


(a modo de ejemplo en el caso de la violencia de género)

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