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Lecturas para el análisis de fuentes: Jules Michelet (1798-1874)

Lecturas:

Dosse
El historiador ejerce un verdadero sacerdocio. Es el encargado de descubrir el
sentido de la vida de los ancestros desaparecidos. De tal modo, presta su pluma a
los muertos para que confiesen el secreto de su muerte. El historiador tiene,
entonces, el poder de resucitarlos al develarles el enigma de su vida pasada

1 La gran heroína de la Edad Media, símbolo de la fe apasionada de los orígenes,


pero perdida y víctim a en el final del período, es desde luego Juana de Arco. En
ella, mujer inocente, virgen e iletrada, se encarnan los valores del pueblo y, al
mismo tiempo, ella lleva consigo los valores de la modernidad de la nación francesa
en marcha: “Esta últim a figura del pasado fue tam bién la primera del tiempo que
comenzaba. En ella aparecieron a la vez la Virgen [.„] y ya la Patria”

5 En consecuencia, Michelet se plantea una ruptura total con la historia del tipo de
las crónicas, condenada, a su juicio, al tartamudeo. Su ambición es totalizadora y
aspira a permitir la resurrección de la vivencia que es al mismo tiempo una
declaración de amor a la nación francesa: “Pues bien, Francia mía, la grande, si
para recuperar tu vida fue preciso que un hombre se entregara y cruzara y recruzara
tantas veces el río de los muertos, él se consuela con ello e incluso te lo agradece.
Y su mayor pesar es tener que abandonarte aquí”.36

Al consagrarse íntegram ente a la historia, M ichelet habría de intentar hablar la


lengua del pueblo, pues éste es para él, como dice Roland Barthes, “la piedra
filosofal”, una sustancia clave que el historiador debe hacer suya.x

Jablonka
Los detalles caprichosos de los que rebosa la descripción de los francos, inspirada
en Tácito y Sidonio (guerreros bañados en sudor y cubiertos con pieles de osos,
ojos que ruedan en medio de la sangre, cánticos de muerte), tienen tal poder de
evocación, testimonian un sentido tan grande de la dramatización, que el relato se
toma con ello no solo verosímil, sino también vivo. Es la "resurrección” del pasado,
como Michelet la llevará a la práctica algunas décadas después.

Contra esta profesión de fe neoaristotélica, que excluye la historia de la 'literatura”


(en el sentido romántico), los historiadores afirmarán que también ellos pueden ser
creadores. No por inventar seres de ficción; lo que sucede es que, al personificar
colectivos, designar fuerzas, dan origen a nuevos personajes. En Michelet serán
Francia, el Pueblo, laBruja, la Mujer; en Ranke, el Espíritu de la Época, las Ideas,
los Poderes invisibles como el Estado y la Iglesia;

“Mi vida estuvo en este libro, transcurrió en él”, escribe Michelet en el prefacio de
1869 que cierra su gran obra. El arte del historiador es profundamente personal, lo
que no quiere decir arbitrario. Quien se manifiesta es el hombrecreador, y quien
actúa, se lanza a la batalla y da su vida para reanimar a los muertos es el
hombre-historiador. Esto hace del historiador romántico, una vez más, un escritor,
movido por su sensibilidad y que encuentra en sí mismo la coherencia de su obra

FUENTES
En cuanto a Michelet, dirige la sección histórica de los Archivos Nacionales. Gran
erudito, devorador de archivos, descubridor de documentos inéditos, utiliza fuentes
muy diversas en su Histoire de France, así como en la Historia de la Revolución
Francesa y la precoz Histoire romaine (1831): suelos, paisajes, inscripciones,
medallas, manuscritos, impresos raros, textos legislativos, actas de procesos,
cuadernos de quejas.

ARTE y ciencia . Como Ranke y Michelet, Augustin Thierry tiene la ambición de


conciliar drama y exactitud, narración y problema, erudición y epopeya, para "hacer
arte al mismo tiempo que ciencia”.

HOMBRE VIVO y Michelet, pioneros de la historiografía moderna, que buscaron


detrás de los textos al hombre vivo dotado de pasiones

Bourde

Michelet desea alejarse radicalmente de la práctica histórica dominante, pero


manteniendo respeto y reverencia hacia sus colegas, dé ahí que frecuentemente
entone alabanzas ante la institución histórica en germen: «Hombres eminentes lo
habían estudiado» (párrafo 2);

Para los partidarios de la «Nueva Historia», Michelet constituye una referencia ritual
obligada, puesto que se había consagrado a la «resurrección del pasado integral».
Pretendió ser portavoz de una historia otra, diferente, apta para hacer hablar a los
«silencios», que diera amplio espacio a las pulsiones irracionales. Ser un
«resucitador», recrear la vida misma, constituye la ambición suprema de cualquier
historiador después de haber dedicado su vida a la investigación ERUDIA

Michelet afirmaba orgullosamente su ambición de haber decidido ser, desde el


comienzo de su. carrera, el resucitador de la totalidad nacional en gestación a través
de los siglos. Tal proclamación exige algunos correctivos y algunas aclaraciones.
Así podemos abarcar con más precisión el p r o b le m a h is tó r ic o de Michelet (p.
9), o sea, la re s u r re c c ió n d e la v id a in te g r a l, comprendido en sus cálidas
entrañas, en «sus organismos interiores profundos». Añade en otra parte: «son
necesarios el ardor y la emoción».

Michelet nos proporciona el sustituto laico de la resurrección de los muertos: «Un


inmenso movimiento se agita ante mis ojos» (p. 11)

HEGEL A pesar de tan atractiva proclama, los actores de Michelet «flotan» un tanto
«en el aire», en los espacios vaporosos de la mística republicana, como la Francia
«hija de la libertad» (p. 20). Esta última expresión nos incita a evocar e l tr a b a jo s
o b r e s í m is m a (p. 18) de toda sociedad que, según Michelet, constituye el
propio movimiento de la historia, cuya concepción es para él esencialmente
dinámiCA

IMPLICANCIA DEL HISTORIADOR


La relación existente entre el historiador y su obra está formulada en términos muy
originales. El autor está profundamente implicado en la operación que ha realizado.
La objetividad, según Michelet, es un falso problema. El historiador no debe
pretender siquiera eclipsarse ante su trabajo, sino estar presente en él, a todos los
niveles, con sus pasiones y emociones. La presencia del historiador en su obra es
comparable con la del artista en la suya

La propia vida de Michelet se «halla involucrada» (p. 25) en la Histoire de France,


libro nacido de la «tormenta (otra vez la inclinación a la turbulencia) de la juventud»
(p. 29), una locura, un trabajo abrumador, al que se ha dedicado como si se tratara
de la resolución de -un problema crucial (ver p. 9). «Ese ha sido mi único gran
acontecimiento» (p. 25), frase que suena a confesión: para el historiador, su
auténtica vida se halla entre los personajes del pasado, viviendo el tiempo presente
por delegación. Para Michelet, la historia se detiene en 1789, o más exactamente en
1790, en la Fiesta de la Federación.

F r a c a s o d e l a g l o b a l id a d La grandiosa ambidón enundada en el Prefacio


de 1869 no llega a realizarse a lo largo de la carrera de Michelet. Dos series de
razones explican 115 su fracaso. El autor de la Histoire de France contempla el
pasado, conias lentes de su ideología y sufre el peso de su inconsciente, lo que
determina que su aproximación a la materia histórica sea selectiva. ' Sin pretender
reprochar a Michelet el faltar a la objetividad que jamás predicó, vamos a destacar,
en primer lugar, dos ejemplos de la influencia determinante que sus opciones
ideológicas y políticas han ejercido sobre su visión del pasado. Su concepción de la
Edad Media fluctúa en función de su historia personal y de sus compromisos
sucesivos, como lo ha demostrado admirablemente Jacques Le Goff: a) Desde 1833
a 1844, bajo la influencia de la corriente romántica, monta una «hermosa Edad
Media», a la vez material y espiritual, en el seno de la cual se realiza «el gran
movimiento progresivo, interior, del alma nacional»Su visión de conjunto de la
historia se ordena siguiendo una bipolaridad que es como mínimo esquemática. Se
enfrentan los principios antitéticos en una especie de sustitución de la psicomaquia
de los autores medievales: gracia y justicia, fatalidad y libertad, Cristianismo y
Revolución. Todos lo excesos que se producen a lo largo del desarrollo de la historia
están curiosamente asociados a la acción de la gracia, enemiga de la justicia, fuente
de arbitrariedad y de tiranía.

Bibliografía

ejemplo: Berlin, I. (2015) Las raíces del romanticismo. Buenos Aires: Taurus.

Michelet, un historiador liberal y romántico, representante del romanticismo frances.


Tuvo como influencias a Voltaire y Vico y se asemejó en puntos como la narración al
escribir historia a Therry

jablonka ARTE y ciencia . Como Ranke y Michelet, Augustin Thierry tiene la


ambición de conciliar drama y exactitud, narración y problema, erudición y epopeya,
para "hacer arte al mismo tiempo que ciencia”.

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