Análisis de ''El Pánico'' de Kobo Abe

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La presión social y sus consecuencias – Análisis de ‘’El pánico’’ de Kobo Abe

Es importante el hecho de que el cuento comienza con una persona de clase baja ubicada
en Japón, narrándose en primera persona. Por lo tanto, en este relato es clara la influencia social
asiática, caracterizada por ser estrictamente conservadora y exigirles a los ciudadanos ser
personas con un nivel económico alto y estable, haciendo que muchas personas tengan que vivir
en ámbitos extremadamente deplorables e inhumanos. A partir de esta información se regirá el
análisis.
El protagonista es un japonés, un hombre prejuicioso y conservador de clase baja en busca
desesperadamente de un trabajo. Este consigue una entrevista para ser asistente de peluquería, un
trabajo denigrante para un hombre. A pesar de que su estado económico dependa de esa vacante,
este se siente decepcionado. Es ahí cuando se le acerca un hombre cuyo aspecto es de persona
con ‘’buenas intenciones’’1 -o así lo percibe él-. Este hombre le explicó que trabaja en una
empresa llamada Comercio Pánico y está dispuesto a darle un puesto, los simples pasos a seguir
son: llenar un formulario; posteriormente dirigirse a una dirección específica para conseguirse
con un señor llamado ‘’K’’.
No desaprovechó esta oportunidad y comenzó su recorrido hasta el sitio pautado. El lugar
resultó ser un bar donde el señor K estaba esperándolo en estado de embriaguez, por lo que se
lamenta un poco en haber ido. Sin embargo, los japoneses tienden a beber por presión social, ya
que a partir de cómo se dan las cosas se define qué tan bien simpatizas con las personas, sobre
todo si se bebe con gente relacionada al trabajo. Es por esa razón que este hombre empezó a
beber sake de una manera descontrolada, terminando inconsciente al final de la noche.2
Cuando despertó, se encontró en un apartamento desconocido con un supuesto cadáver:
era el señor K. No encontraba el porqué lo mató, pero salió de ese lugar lo más pronto posible. A
partir de aquí su actitud se volvió irracional, ya que este acontecimiento le generó un trauma tan
fuerte que empezó a desarrollar en su cerebro cierta inestabilidad mental, haciéndolo un ser más
insensible con el paso del tiempo. A los días, al no conseguir trabajo, comenzó a robar por
necesidad en el barrio donde se situaba, haciéndolo parte de su rutina. Sin embargo, en el
transcurso de esos días notó a una persona sospechosa siguiéndola, pero no hizo nada al respecto.
No obstante, al cuarto día hizo un plan ineficiente para robar y procurarse un lugar donde
pueda descansar esa noche. Al entrar a la casa se consiguió con la presencia de una mujer, la cual
gritó al verlo. En un acto desesperado, el hombre le clavó un machete en la cara, matándola
inmediatamente. Lo siguiente que pasó fue la aparición del perseguidor sospechoso, llevándolo a
rastras al apartamento donde se originó su descenso a la locura, esto con el objetivo de mostrarle
su identidad: era el señor K. Este señor le comenzó a explicar que la empresa Comercio Pánico
recluta ladrones principiantes con la finalidad de ‘’sistematizar crímenes’’3, de esta forma
aumentando la moral en la sociedad tomando de ejemplo lo que no se debe de hacer; y creando
trabajos para los jueces, policías, entre otros. Al negarse trabajar, sale de ese lugar. Sin embargo,
la policía lo atrapa inmediatamente. Al confesar absolutamente todo recibe una paliza y no se
1
Cfr. A. Kobo, Cuentos siniestros, versión digital, p. 2
2
A. Kobo, op. cit., Cuentos siniestros, p. 3
3
Ibíd., p. 10
toma su testificación como real, sospechando que la policía también es parte de esta empresa
maliciosa.
Sin duda, este relato demuestra lo terrible que es la vivencia de una persona pobre en un
país tan radical como lo es Japón. Claramente el hombre se negó a trabajar en la peluquería por la
homofobia enraizada de esta sociedad4, agarrando la primera oportunidad laboral que se le cruzó
y dejándole consecuencias traumáticas. Empero, lo impactante de este escrito es la presión social
que sintió el hombre para llevarlo a actuar de manera irracional e inhumana, incluso cometiendo
homicidio para tener dinero. Esto es un ejemplo claro de cómo las prácticas y pensamientos de la
sociedad puede hacer que se obligue a las personas a conseguir un puesto importante en esta,
cueste lo que cueste.

4
A. Kobo, op. cit., Cuentos siniestros, p. 1

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