El Suicidio de Occidente

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 19

El suicidio de Occidente: el libro de Raúl

González Zorrilla imprescindible para conocer


el mundo que viene (Prólogo)

Winston Galt.- Prólogo (Reproducido)


Una especie en extinción
La primera vez que tuve noticias de Raúl
González Zorrilla fue al conocer los números 1
y 2 de la revista Naves en Llamas, dedicados al
que parece inevitable ocaso de Occidente y al
marxismo cultural como nueva amenaza
comunista. Atónito ante el hecho de que alguien
de una vez se atreviera a escribir así y a decir la
verdad que nos quieren ocultar, indagué en la
revista y, cómo no, en la persona de su director.
Después conocí su periódico, La Tribuna del
País Vasco. Sufrí otro sobresalto al comprobar
que, en ese rincón de España tan castigado por
la historia reciente, que se estremece entre una
sociedad enferma y una iglesia criminal por un
lado y una clase política putrefacta y
delincuente, hubiera un oasis de razón y
libertad, y me pregunté incrédulo cómo algo así
seguía en pie, pese a la adversidad.
Mi primer contacto con Raúl fue a raíz de un
impertinente requerimiento mío que él tuvo la
amabilidad de responder. Tuve el honor de
conocerlo personalmente en esa ciudad
maravillosa que es San Sebastián, cuya
apariencia es la de un hermoso cuerpo corroído
internamente por el cáncer del nacionalismo, y
pasear por sus calles con mi particular Virgilio,
el cual me señalaba bellos rincones donde la
memoria de unos pocos dignos aún recuerda
cómo por ellos corrió la sangre de inocentes.
Durante ese encuentro Raúl me regaló dos de
sus libros: “Terrorismo y posmodernidad” y
“Territorio Bildu” y, al leerlos, constaté que
estaban escritos en los años de plomo. Entonces
advertí que había conocido a un hombre digno y
valiente, en el más pleno y profundo de los
sentidos de tales calificativos.
La dignidad de permanecer, a pesar del riesgo
de las amenazas, de las coacciones, de la
extorsión y del tiro en la nuca, en el lado
correcto de la humanidad, de la política y de la
historia. La valentía, desde el punto de vista
personal, de escribir la verdad sobre el
nacionalismo y sobre el terrorismo. La valentía,
desde el punto de vista profesional, de escribir
la verdad sobre los hechos.
No son la misma clase de valentía. Hay
periodistas que son capaces de escribir sobre el
terrorismo, pero no de decir la verdad. Y hay
periodistas que son capaces de conocer la
verdad, pero no de publicarla. Por eso, cuando
ambas clases de valentía se dan en una misma
persona, en un mismo periodista, es un hecho
por desgracia actualmente inusual. Para
comprobar la certeza de mis palabras basta
echar un vistazo al estado del periodismo patrio
y comprobar que la caterva de los mercenarios,
de los perros de la información, es muy
mayoritaria.
Son numerosos los ejemplos de periodistas
dignos y admirables a lo largo de la historia,
pero seguramente el caso de Carl Bernstein y
Bob Woodward sea paradigmático y de los más
conocidos y de los que más veces se pone de
ejemplo precisamente por esos periodistas de la
caterva sometida al poder. Se atrevieron a
desafiar a todo un Gobierno de los EE.UU. y a
desvelar las torticeras maniobras de espionaje
del Partido Republicano y provocaron la caída
del presidente del país más poderoso del mundo
y de la historia.
Se trataba de una era en la que el periodismo
gozaba de un prestigio y de una dignidad que
convertía a esa profesión en refugio de adalides
de la verdad y de románticos dispuestos a
desvelar dicha verdad sin atender al precio que
hubieran de pagar.
Lamen
tablemente, los tiempos han cambiado y, con
ellos, la profesión periodística. Podemos estar
seguros de que Bernstein y Woodward hubieran
desvelado un escándalo similar de la
Administración Trump, pero por desgracia no
podemos estar seguros de que lo hubieran
hecho si el mismo escándalo hubiera afectado a
la candidatura demócrata de Biden, como de
hecho ha ocurrido con todas las plataformas y
periódicos no sólo de EE.UU. sino del mundo
entero, ocultando durante la campaña electoral
norteamericana los posibles casos de corrupción
que afectan al hijo de Biden y al mismo
presidente electo.
No es el caso de Raúl González Zorrilla. Es de
una clase de periodista (y de persona) que
podemos estar seguros de que desvelará la
verdad allá donde se encuentre. Una especie en
extinción.
Podrás comprobarlo cuando leas este libro.
Raúl nos cuenta que Occidente se encuentra en
este momento sin medios de comunicación
fiables con los que alentar a la defensa de este
mismo Occidente, más necesaria que nunca.
Abonados al sensacionalismo barato y rendidos
al discurso ideológico-político dominante, de
corte socialdemócrata, los medios se alían con
una multiculturalidad fracasada, pero que es el
caldo de cultivo en el que “diluir la
preponderancia de los valores occidentales en
beneficio de todo tipo de irracionalismos y de
consignas totalitarias”.
Esa prensa que Raúl combate y denuncia
“construye un mundo paralelo, un Matrix
informativo, absolutamente irreal y
profundamente reaccionario en su imposición
casi violenta” que nos hace comulgar a las
sociedades occidentales con ruedas de molino y
que nos viene a decir que todo aquello en lo que
hemos creído, o en lo que han creído nuestros
padres y abuelos, no tiene el menor valor,
despreciando nuestro pasado, precisamente ése
que nos ha traído al más alto grado de
civilización alcanzado jamás por la Humanidad.
Y Raúl denuncia esa falsa democracia que nos
imponen las élites, democracia en la que no
caben más que sus principios y que es impuesta
a los pueblos sin los pueblos.
Los artículos que leerás en este libro no son
artículos de leer y olvidar, de consumo rápido y
fácil. Si eres de ese tipo de lector, seguramente
no son para ti. Son artículos profundos que
desvelan verdades también profundas y que
afectan a algo tan esencial como nuestro modo
de vida, ahora en inminente peligro. En ellos
descubrirás el aborrecimiento soterrado que,
increíblemente, muchos de nuestros
contemporáneos sienten por nuestra
civilización, que es precisamente la única capaz
de proporcionarles a esos destructores
profesionales el sustento material y la libertad
de expresión necesarias para llevar adelante su
irracional odio. Y comprenderás que, lejos de
sus promesas electorales, muchos de nuestros
políticos se están encargando de llevar adelante
una agenda programada de destrucción de las
clases medias que han hecho grande a esta
civilización: “Con una clase media reducida a
su mínima expresión, expoliada por los
impuestos abusivos que las élites exigen para
subvencionar sus objetivos y sus caprichos
multiculturales, feministas, empoderadores,
igualitarios y comunitaristas…”.
En este libro se te mostrarán también las
tácticas de poder que se levantan sobre la
imposición de las ideologías políticamente
correctas y la censura correlativa que éstas
imponen; que el igualitarismo que
hipócritamente proponen no es sino un modo de
subvertir la meritocracia, el esfuerzo y el
trabajo para así desarmar a los pobres y a las
clases medias, y que las discriminaciones
positivas que también hipócritamente imponen
no lo son para reparar errores del pasado, sino
para dividir a los ciudadanos en nuevos
estamentos medievales de modo que la sociedad
pierda su unión y su fuerza, y que se encuentre
desarmada y sea imposible o muy difícil la
movilidad social; o que las urgencias
sobrevenidas por la pandemia, de sospechosa
procedencia, se han convertido no en un medio
de combatirla, sino en un modo de gobierno aún
más propicio a los intereses bastardos de las
élites gubernamentales y de la industria política;
o que el cambio climático que dicen querer
combatir no es sino una excusa para
incrementar exponencialmente la exacción de
las clases trabajadoras, las cuales quedan
inermes al verse descapitalizadas; o que los
ataques a la familia tradicional y la promoción
del aborto son esquemas para impedir el
crecimiento de la población europea mientras
que se alienta la llamada a la inmigración
masiva no para sufragar la ausencia de
trabajadores europeos (una enorme falsedad)
sino para proporcionar una sustitución
poblacional en Europa que facilite sus planes…
Y entenderás que todo esto se está llevando a
cabo a través de una colusión cada vez más
evidente entre las élites económicas, los
partidos políticos de izquierdas y el islam
político. Y que lo que proponen no es sino una
vuelta a antiguos absolutismos, pues a pesar de
que intentan camuflar su rostro con nuevos
maquillajes que lo hagan irreconocible, lo cierto
es que no pueden ocultar que su modelo de
sociedad obedece a los viejos totalitarismos de
siempre conocidos: estatismo exacerbado,
comunismo, nuevas formas de fascismo más o
menos descafeinado o socialdemocracia
totalitaria. Todas, al fin y al cabo, variedades de
socialismo.

‘Destrucción’, de Thomas Cole, pintado entre


1833 y 1836. Resume la visión tradicional y
apocalíptica sobre el fin del Imperio de
Occidente.
Si no me crees, lee el extraordinario e inmenso
artículo El nuevo totalitarismo rojo, incluido en
este libro. Debería ser de lectura obligatoria en
todas las Facultades de Periodismo si fueran
dignas de llamarse así.
Y finalmente podrás comprender algo tan
sencillo como sarcástico y monstruoso: que
todo esto, además, lo están haciendo con
nuestro dinero. ¿Imaginas lo que sería dejar sin
nuestro dinero a esta basura política? Una gran
liberación. Pues el primer paso para hacerlo es
conocer los peligros que nos rodean. Y esto es
el inmenso legado de este libro: te los desvela.
Seguramente no se hablará de él en los grandes
medios. Lógico, son los cómplices de la
conspiración.
Pero de los hombres y mujeres valientes
siempre hay que esperar una reacción: si
reconocer e identificar la verdadera guerra
cultural que nos estrangula es primordial y para
ello este libro es de una importancia capital,
también lo es como una llamada a la reacción.
Menciona Raúl que Occidente se ha levantado
durante centurias sobre la fuerza del individuo y
la familia y que debemos volver a hacernos
fuertes en estas estructuras sociales frente a los
ataques que pretenden disgregar tanto la familia
como la identidad personal. ¿Dónde están los
nuestros?, se pregunta el autor. Este grito de
Munch no caerá en saco roto si hay personas
como tú que leen libros como éste.
Y es que los textos que se incluyen en El shock
de Occidente ponen en valor a esos ciudadanos
noqueados por los ataques a su forma de pensar,
de ser y de sentir. Y, por ello, destacan “a los
millones de hombres y mujeres de orígenes,
ideologías, convencimientos, preocupaciones y
esperanzas muy diferentes, con posiciones
políticas absolutamente transversales que en
cualquier caso se abrazan en un puñado de
certezas inamovibles”, en los que basar la
esperanza de la victoria en ese enfrentamiento
que comenzó hace mucho y que no encontró
oposición hasta fechas recientes, cuando
personas y profesionales como Raúl González
Zorrilla están desvelando la verdad con grave
riesgo personal y profesional. Raúl lo tiene
claro: millones de ciudadanos en todo el mundo
comienzan a salir a la luz pública “espoleados
por la indignación, azuzados por el hambre de
racionalidad, guiados por el sentido común y
dispuestos a negarse a seguir siendo por más
tiempo los conejillos de Indias del
multiculturalismo más soez, del marxismo
cultural más aniquilador, del nihilismo más
cruel y de la globalización más grosera”.
Confiamos en que así sea, aunque, a veces,
como ponen de manifiesto los artículos
dedicados a la situación española en particular,
uno teme caer en la desesperanza. Pues si los
dirigentes europeos y los nuevos dirigentes
norteamericanos incurren en los defectos
señalados, nuestros dirigentes patrios serían
dignos protagonistas de un esperpento aún más
cruel que el de Valle-Inclán. Moverían a risa si
no fuera por la tragedia que han instalado en la
sociedad española, a la que llevan
irremisiblemente a un despeñadero de miseria,
nacionalismo, socialismo y comunismo,
gobernando desde las más altas cotas de
desfachatez y fascismo hasta el punto de haber
convertido a España, en tan sólo dos años y
medio de Gobierno socialista, en “la gran
primera distopía socialista de la UE en el siglo
XXI”. Describe Raúl con acierto al PSOE como
una especie de secta a la que se unen lo peor de
la sociedad española: comunistas, nacionalista,
proterroristas, y una masa aborregada de
seguidores inconmovibles ante el espantajo de
la política nacional. Con el respaldo
incondicional de Europa, al menos hasta ahora,
no se ve el final a esta pesadilla que hasta el
más ingenuo sabe cómo terminará: en miseria y
pérdida de libertades. Es posible que en un par
de años más de este Gobierno no podamos decir
que España continúa siendo un país
democrático.
Hace noventa años, España fue la primera
incursión del comunismo en Europa. Hoy
vuelve a ocurrir lo mismo. En nuestra mano
está permitirlo o combatirlo.
Para alumbrarnos y alentarnos en la lucha, hay
que leer a Raúl González Zorrilla y a los pocos
que, como él, se atreven a decir la verdad. Son
nuestros héroes contemporáneos, como les
reconocerá la historia.
Cuando pienso en Raúl no pienso en un hombre
frente a una muchedumbre oclocrática, como
podría pensarse de lo escrito más arriba. Pienso
en Atlas sosteniendo a duras penas el Mundo.
Porque no otra cosa puede decirse de quien
pretende salvar no sólo un país, sino una
civilización.
El Shock de Occidente. Raúl González
Zorrilla
Ediciones La Tribuna del País Vasco
Comprar en Amazon:
https://amzn.to/3wbMyzW
El suicidio de Occidente: el libro de Raúl
González Zorrilla imprescindible para conocer
el mundo que viene (La alianza de Marx y Alá)
Raúl González Zorrilla.- La alianza de Marx y
Alá (capítulo 2) “La Marcha de las Mujeres” y
otros cientos de manifestaciones que lideradas
por personajes patéticos como la cantante
Madonna o por radicales demagogos e
incendiarios como el “cineasta” Michael
Moore, reúnen, bien aireadas por los medios de
comunicación más rastreros y manipuladores
que ha padecido Occidente desde el fin de la II
Guerra Mundial, todas las estereotipadas
proclamas que la extrema-izquierda occidental
utiliza desde la caída del Muro de Berlín para
llenar su listado de perennes protestas y
reclamaciones.

Basta observar algunas de las imágenes que se


han dado en esta “Marcha de las Mujeres” para
entender que esta iniciativa y similares
solamente son la punta de lanza de un
movimiento global anti-Occidente que se
construye sobre varios elementos perversos: el
apoyo a la inmigración ilegal sin control,
fundamentalmente islámica, como forma de
desgastar los valores tradicionales sobre los que
se levantan nuestros Estados democráticos; la
utilización de la ideología de género más
aberrante como herramienta básica para diluir el
papel fundamental que desempeña la familia
tradicional en nuestras vidas; la manipulación
de las minorías raciales y políticas como
instrumento de ataque contra los gobiernos de
nuestras naciones y la islamofilia como
pancarta disgregadora y destructora del bagaje
espiritual e intelectual judeocristiano y
grecorromano sobre el que se levantan nuestras
sociedades.

Todas estas banderas, utilizadas habitualmente


por los partidos, las organizaciones y los
movimientos de izquierda y de extrema
izquierda occidentales, son las que han llegado
para ocupar el hueco creado en el pensamiento
pretendidamente “progresista” tras el
hundimiento del marxismo con la caída de la
antigua URSS. Incluso, hace unas semanas, en
otra de las manifestaciones “anti-Trump” que
tuvo lugar en Nueva York se pudo contemplar
cómo el empleo de la violación femenina como
arma terrorista, tan utilizada por los actuales
movimientos terroristas islamistas, también se
ha introducido en la campaña de protestas
contra el nuevo presidente: un manifestante
concentrado ante la puerta de entrada a la Torre
Trump, situada en la Quinta Avenida de Nueva
York, portaba un cartel muy explícito: “Rape
Melania”. (“Viola a Melania” – nombre de la
esposa de Donald Trump -).

Hay que estar preparados porque las diferentes


marcas del totalitarismo de extrema-izquierda,
aliado con el totalitarismo político islamista,
quieren utilizar sus ataques a Donald Trump
como arietes para acabar con los valores
occidentales tradicionales. Y para ello, tal y
como están demostrando hasta el vómito moral
medios de comunicación como The New York
Times, The Washington Post, BBC, El País o
CNN, entre otros muchos, generalmente
abanderados serviles de todo tipo de causas
presuntamente progresistas, no dudarán en
manipular, mentir, tergiversar, señalar y
difamar para obtener sus objetivos.

Hay una alianza global de Marx y Alá,


santificada por el totalitarismo políticamente
correcto, impulsada por las elites mundiales
socialdemócratas, regada por recursos
económicos de oscuros orígenes y acelerada por
el poder de las nuevas tecnologías de la
comunicación, que se está convirtiendo, se ha
convertido ya, en el principal desafío contra las
democracias clásicas, contra nuestro legado y
contra los valores éticos y los mejores
elementos socioculturales que han permitido a
una buena parte del mundo alcanzar los
mayores niveles de libertad, tolerancia,
progreso y desarrollo de la historia. Y
solamente combatiendo con firmeza esta lacra
moral, intelectual, política y cultural, podremos
alcanzar lo que los votantes americanos de
Donald Trump han querido lograr a través de
las urnas: que las oportunidades han de
extenderse a todo el cuerpo social; que el
respeto a las minorías no debe confundirse con
ser esclavos de éstas; que la apertura a la
inmigración no debe mezclarse con la
aceptación ridícula de todo tipo de flujos
migratorios incontrolados, y, en definitiva, que
el individualismo como valor supremo, la
libertad personal y el derecho a la seguridad, no
debe ceder ante el empuje de los
comunitarismos populistas más agresivos,
groseros y desnortados.

También podría gustarte