Carta Final
Carta Final
Carta Final
Quisiera empezar por disculparme por hacerlo en estos momentos. Sé que estás pasando
por un muy mal rato y me gustaría haber podido estar ahí para ti, traerte estabilidad y
tranquilidad. Sin embargo, realmente no puedo continuar aplazando esta decisión. Es
necesario hacerlo ahora.
Sé que no podrás calmar tu mente si no te doy mis motivos, por lo que haré mi mejor intento
de expresarlo.
Primeramente me gustaría decirte que no guardo ningún rencor hacia ti por ninguna de las
cosas que sucedieron entre nosotros. Ambos somos jóvenes, inexpertos y estamos
bastante heridos. Lamento demasiado todo el daño que te han hecho, no merecías nada de
eso; aún así, no puedo continuar intentando sanar esas heridas ni cargar con tus traumas
cuando he estado embotellando el mío durante años. Durante mucho tiempo pensé que esa
sensación de que estarías mejor con alguien más no era más que inseguridad, pero durante
estas últimas semanas he aprendido a escuchar a mi corazón y entender el porqué detrás
de mis emociones. Lamentablemente, y por más que me duele admitirlo, hoy puedo decir
con total seguridad que nosotros no somos lo mejor para el otro. Tanto tú como yo
necesitamos personas estables en nuestras vidas, alguien que en lugar de disparar
nuestras inseguridades pueda calmarlas. Agradezco mucho todo el esfuerzo que hiciste, y
necesito que sepas que yo también estuve dando lo mejor de mí durante estos -casi- 4
meses.
Por supuesto, no puedo hablar por ambos, pero por lo menos por mi parte he llegado a
identificar que con cada discusión, cada noche que pasé llorando y sin comprender por qué
me costaba tanto ser la persona que necesitabas, más profundo me hundía. Una relación
donde ambos debemos cambiar necesidades y aspectos tan profundos e intensos solo nos
iba a herir. Creo que el motivo por el que me dolió tanto que me dijeran que nunca sería
suficiente para ti, es porque en el fondo sabía que era totalmente verdad. Hay muchas
cosas que puedo cambiar, hay muchas habilidades en las que puedo trabajar; pero incluso
cuando sentí que realmente había hecho un avance muy grande y que todo estaba
empezando a mejorar, sentía un dolor en el pecho. La persona con la que tú estuviste
saliendo no era yo, Maria del Mar Torrente. Era una versión insegura, herida, emocional de
la persona que conocí durante tanto tiempo. Intenté cambiar tanto para ti que cuando
finalmente empecé a convertirme en lo que necesitabas, ya no era capaz de reconocerme.
Me aceptaste con el corazón roto para luego preguntarte por qué latía tan callado.
Ahora me doy cuenta que durante los primeros meses no fuiste tú ni tus acciones las que
me hicieron daño, fui yo. Maté mi propia felicidad al amarte más de lo que me amaba a mí
misma, al esperar que serías el caballero en armadura brillante que estuve esperando
desde pequeña. Permití y justifiqué comportamientos que me hicieron daño una y otra vez
porque no sabía cuándo ni cómo dejar ir, porque toda mi vida giraba alrededor de ti.
Y no puedo culparte, no fue tu responsabilidad. Tú ya identificaste esos patrones, te
disculpaste y empezaste a trabajar para superarlos; lo agradezco y admiro demasiado. Aún
así, tenemos que darnos cuenta de algo: no estábamos en una relación con la persona que
teníamos el potencial de ser, sino con la persona que somos ahora; y realmente yo jamás
podré ser lo que esperabas de mí. Yo sé que dirás que tanto yo como mi amor éramos
suficiente, ¿pero entonces por qué tuve que cambiar y dejar de lado todo lo que yo era,
hasta el punto en el que no me reconocía? ¿y por qué tú también tendrías que dejar de lado
tus necesidades porque me hacían daño a mí?
No quiero que te culpes por necesitar aprobación y seguridad. Tu pasado ha sido bastante
doloroso, y es totalmente comprensible que ahora busques esa clase de cariño; pero creo
que ya ha quedado bastante claro que mi propio pasado realmente es algo que me hace
demasiado daño. Entre más cariño me pedías, más abrumada e insuficiente me sentía, me
empezaba a encerrar y eso te provocaba incluso más miedo e inseguridades. No puedo
calmar ni saciar tus necesidades.
Y duele, duele demasiado dejar ir. Sé que debo hacerlo, pero es tan duro… aún estoy
esperando que lo imposible suceda, que olvide todos mis problemas, que la intimidad se me
haga tan fácil como a ti, que pueda ser la Mar que tú querías como esposa; pero debo dejar
de definir mi vida y mi valor en ti. La persona correcta para ti te va a poder bañar en cariño
todos los días, va a poder decirte cada minuto lo mucho que le fascinas, va a poder
escribirte páginas y páginas hablando de lo mucho que te ama; no vas a tener que asumir ni
tomar por dado todo lo que siente por ti. Y de la misma manera, llegará alguien que se
sienta totalmente feliz con lo que yo puedo ofrecer. Realmente y de todo corazón te deseo
que encuentres esa persona, que tengas una relación bellísima y duradera, que logres
trabajar en tus heridas para disfrutarla al máximo, que veas todo lo que has avanzado, y
que lo que tuvimos sea un bonito recuerdo.
Yo sé que dirás que solo quieres un futuro así conmigo, pero no te cierres a encontrar un
amor que sea verdaderamente hecho a tu medida; yo sé que esa niña existe allí afuera y va
a llenar tus días de magia y color. Sé que llegará alguien más que verá todo lo bello que hay
en ti, esa luz que tantas veces te dije que brillaba tan fuerte.
No creas que no hiciste lo suficiente, que no diste la talla o que vas a ser una más de mis
relaciones olvidadas. Al contrario, tú superaste todas mis expectativas. Puedo decir con
todo el orgullo del mundo que fuiste mi primer amor, y la única persona por la que he
llegado a sentir una emoción tan fuerte. Jamás mentí cuando te dije que eras la única
persona para mí, la más atractiva, dulce, carismática e inteligente. No eres como los demás,
y siempre tendrás un trocito de mi corazón. Sin embargo, debo guardar el resto de ese
espacio para la única persona que puede amarme tal y como soy: yo.
Aún así, esta relación seguirá siendo la experiencia más hermosa que he tenido. Me diste la
oportunidad de entenderme a mí misma, de reconectar con mi corazón, de entender mis
dolores y empezar a sanar, de comprender que realmente soy capaz de amar y merezco ser
amada. Con el dolor viene la certeza de que las cosas solo pueden empezar a mejorar.
Eres una persona maravillosa, y agradezco infinitamente que te hayas cruzado por mi
camino. Sé con total certeza que debía conocerte, esto no fue casualidad; pero de la
misma, forma tampoco he derramado más de un par de lágrimas mientras escribo esto,
porque todo en mí me dice que esta es la decisión correcta.
Te agradezco profundamente por cada beso, cada abrazo, cada risa, cada mirada, cada
caricia, cada carta, cada palabra y cada minuto que estuvimos juntos. Jamás los olvidaré, y
jamás dejarán de ser un recuerdo hermoso para mí.
Quisiera pedirte que durante este tiempo conviertas tu propia felicidad, tus sueños y tu salud
mental en tu prioridad; sin excusas, sin pedir permiso ni disculpas.
No es que seas egoísta, es que quiero que veas que verdaderamente no existe nadie más
importante que tú.
Durante este tiempo que estuvimos separados volví a dibujar, a jugar con mis amigos, a
meditar, a escuchar música a todo volumen, a cantar y bailar, y sobre todo a amar a la
persona que veo en el espejo todos los días. Volví a conectar con mis valores, con la
persona que era antes, a recuperar mi confianza y autoestima de a pocos; y entre más
volvía a ser yo, más agradecida me sentía por haberte conocido. Aún así, creo que lo mejor
es terminar la historia con un bonito moño y un final agridulce en lugar de dejar que
nuestros dolores y heridas la conviertan en una tragedia. Quiero irme con un recuerdo
bonito de ti, de lo que vivimos juntos, de nuestro mundo de Minecraft, del gato negro que
nunca será… y del mismo modo, me gustaría que no me recuerdes como la persona que fui
durante estas últimas semanas, sino como la niña que conociste en la terraza de Molinos, la
que te hablaba medio dormida por las tardes, la que gritaba "PERRO!" cada que veía un
animalito, la que contaba tus pequitas y se restregaba contra tus cachetes, que solo
capturaba pokemones bonitos, la que pasaba noches escribiéndote cartas y haciéndote
dibujitos. Me gustaría ser un recuerdo tenue pero lindo, que en lugar de traerte dolor te
traiga paz y te saque una sonrisita. Que sigas adelante en tu vida, y que cuando consigas
esa relación tan bella que te deseo, puedas mirar atrás y darme la razón por última vez: sí
mereces ser amado, y sí encontrarás esa persona que te pueda amar como lo necesitas.
Quizás sea cliché y probablemente me digas que no quieres que suceda, pero me gustaría
que dentro de unos años cuando las heridas hayan sanado y el dolor se haya calmado,
podamos volver a ser amigos. Quiero que sepas que ahora que me he sacado todo esto del
pecho, si algún día deseas escribirme, desahogarte, mandarle videos de Henao dormido a
alguien, avisarle a una persona cuando llegas a tu casa, pedir consejos cuando estés
enamorado o ponerte a jugar Minecraft, voy a estar aquí. Te seguiré tratando amablemente,
sin ninguna clase de rencores. Si así lo deseas y me lo permites, te seguiré saludando con
cariño cuando nos veamos en el colegio, te seguiré contando de mi día, seguiré
chismoseando contigo o mostrándote gatos lindos durante el seminario. Ante mis ojos, tú
aún eres alguien que yo admiro y respeto bastante.
Aunque quiero dejar claro que sí no te sientes cómodo con eso, si prefieres que me aleje
totalmente y corte contacto, es totalmente entendible y respeto al 100% tú decisión. Limitaré
mi contacto al máximo para no hacerte daño. Como siempre te he dicho, yo siempre estaré
tan cerca de ti como me lo permitas.