Recurso de Apelacion Tutela Riohacha

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Medellín, Agosto 17 de 2012.

Doctora
MARIA MANUELA BERMUDEZ CARVAJALINO
Magistrada Ponente
SALA DE DE DECISION CIVIL FAMILIA LABORAL
Tribunal Superior de Riohacha-
RIOHACHA
ASUNTO: Recurso de Apelación
ACCIONANTE: Tempotrabajamos S.A.
ACCIONADO: Juzgado Laboral del Circuito de San Juan del Cesar
RADICADO: 2012-0052

ANDRES FELIPE VELASQUEZ GIRALDO, mayor de edad, domiciliado en la ciudad


de Medellín, abogado titulado e inscrito, identificado como aparece al pie de mi
correspondiente firma, actuando como apoderado judicial de la sociedad comercial
TEMPOTRABAJAMOS S.A.S. Según poder que me ha otorgado su representante legal.
Por medio del presente escrito procedo a presentar y sustentar recurso de Apelación en
contra de la decisión presentada por esa sala de decisión el pasado 13 de Agosto del año en
curso, y por medio de la cual negó la Tutela de los derechos de la accionante, lo anterior
para que sean tenidas en cuenta los siguientes:

MOTIVOS DE INCONFORMIDAD

Examinada con detenimiento las razones expuestas por el Ad-quo, para negar por
improcedente la presente acción de tutela que por intermedio de este recurso se impugna, y
con miras a disentir de sus motivaciones, atendiendo a que realiza un análisis formal de
unos supuestos requisitos. y que no fueron llenados a satisfacción dentro del libelo
introductor de la tutela, deja entrever que sin lugar a a dudas se cae en el mismo principio
por el cual se acciona es decir, si la acción de tutela fue precisamente instaurada para
proteger los derechos fundamentales, bajo la inexistencia de otros mecanismos de defensa,
no es entendible que acudiendo a esta el fallador, determine que no se llenan unos
requisitos para que la misma sea procedente, lo anterior es caer en el mismísimo rigor de la
formalidad adjetiva del derecho material violado, y es precisamente lo que el espíritu de la
tutela permite, que tenga esa vocación de acceso a la justicia , sin mayores rigorismos, ni
formalidades, y que su vocación de prosperidad recaiga sobre los hechos y derechos de la
personas, que están siendo atacados por terceras personas, es por ello que me aparto con
absoluto respeto, en cuanto el fallador desvió su intereses primigenio constitucional, y en su
defecto debió darle tramite a la presente acción, y presentar argumentos claros y razonables
dentro del marco de la presencia o no de la vulneración de los derechos fundamentales de la
sociedad accionante.
Al respecto me permito transcribir apartes de varia decisiones para efectos de fortalecer los
presentes argumentos.
La doctrina constitucional también ha sido precisada y reiterada en varias sentencias de
unificación proferidas por la Sala Plena de la Corte Constitucional proferidas entre las
cuales se encuentran las sentencias SU-1184 de 2001 (MP. Eduardo Montealegre Lynett) y
SU-159 de 2002 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa).

En la sentencia SU-1184 de 2001 se dijo lo siguiente:


“La Corte Constitucional ha construido una nutrida línea de precedentes en materia de
tutela contra providencias judiciales, bajo las condiciones particulares de lo que se ha
denominado la vía de hecho. No es de interés para este proceso en particular hacer un
recuento de dicha línea de precedentes. Baste considerar que sus elementos básicos fueron
fijados en la sentencia T-231 de 1994, en la que se señaló que existe vía de hecho cuando se
observan algunos de los cuatro defectos: sustantivo, orgánico, fáctico y procedimental.”

La Corte ha indicado que, en lugar para determinar la procedencia de la acción de tutela


contra providencias judiciales, debe verificarse en cada caso concreto si reúne los estrictos
requisitos precisados por la jurisprudencia de la Corte
Constitucional. A saber: MP. Eduardo Montealegre Lynett).

MP. Eduardo Cifuentes Muñoz. • Que la conducta del agente carezca de fundamento legal.
Dado que la ley es el principio de toda actuación que realice cualquier autoridad pública,
ésta no puede, por ende, extralimitarse en el ejercicio de sus funciones.

• Que la acción obedezca a la voluntad subjetiva de quien desempeña la autoridad judicial.


La Corte ha dicho que dado que en sistema jurídico colombiano, la determinación
subjetiva del juez no produce efectos jurídicos, sino que debe obedecer a la objetividad
legal para que su acto este totalmente legitimado. Lo anterior no quiere decir que el Juez
no cuente con la potestad de interpretar las normas adecuándolas a las circunstancias reales
y concretas. Sin embargo, “lo que nunca puede hacer es producir efectos jurídicos con base
en su voluntad particular, ya que sólo la voluntad general determina el deber ser en el seno
de la comunidad, donde prima el interés general.

• Que tenga como consecuencia la vulneración de los derechos fundamentales, de manera


grave e inminente. La actitud ilícita del juez debe violar los derechos y el orden legal grave
e inminentemente, para de esta manera justificar la acción inmediata por parte del Estado
para que no se produzca el efecto ilícito. La inminencia debe entenderse como “la evidente
probabilidad de una consecuencia negativa e ilícita producida por la actuación judicial.”

• Que no exista otra vía de defensa judicial, o que, existiendo, se interponga la acción
como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable, o que el examen
particular que realice el juez de tutela verifique que la otra vía, en cuanto a su eficacia, no
es la más adecuada para la protección inmediata del derecho fundamental violado o
amenazado.

Ahora bien, en los últimos años se ha venido presentando una evolución de la


jurisprudencia constitucional acerca de las situaciones que hacen viable la acción de tutela
contra providencias judiciales. Este desarrollo ha llevado a concluir que las sentencias
judiciales pueden ser atacadas mediante la acción de tutela por causa de otros defectos
adicionales, y que, dado que esos nuevos defectos no implican que la sentencia sea
necesariamente una “violación flagrante y grosera de la Constitución”, es más adecuado
utilizar el concepto de “causales genéricas de procedibilidad de la acción” que el de “vía de
hecho.” En la sentencia T-774 de 2004 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa) se describe la
evolución presentada de la siguiente manera:
“(...) la Sala considera pertinente señalar que el concepto de vía de hecho, en el cual se
funda la presente acción de tutela, ha evolucionado en la jurisprudencia constitucional. La
Corte ha decantado los conceptos de capricho y arbitrariedad judicial, en los que
originalmente se fundaba la noción de vía de hecho.

Corte Constitucional Sentencia T- 327 de 1994, MP: Vladimiro Naranjo Mesa.

Corte Constitucional, T- 327 de 1994, MP: Vladimiro Naranjo Mesa. Actualmente no ‘(…)
sólo se trata de los casos en que el juez impone, de manera grosera y burda su voluntad
sobre el ordenamiento, sino que incluye aquellos casos en los que se aparta de los
precedentes sin argumentar debidamente (capricho) y cuando su discrecionalidad
interpretativa se desborda en perjuicio de los derechos fundamentales de los asociados
(arbitrariedad). Debe advertirse que esta corporación ha señalado que toda actuación
estatal, máxime cuando existen amplias facultades discrecionales (a lo que de alguna
manera se puede asimilar la libertad hermenéutica del juez), ha de ceñirse a lo razonable.
Lo razonable está condicionado, en primera medida, por el respeto a la Constitución.’

En este caso (T-1031 de 2001) la Corte decidió que la acción de tutela procede contra una
providencia judicial que omite, sin razón alguna, los precedentes aplicables al caso o
cuando ‘su discrecionalidad interpretativa se desborda en perjuicio de los derechos
fundamentales de los asociados.’

“Este avance jurisprudencial ha llevado a la Corte a remplazar ‘(…) el uso conceptual de la


expresión vía de hecho por la de causales genéricas de procedibilidad.’ Así, la regla
jurisprudencial se redefine en los siguientes términos,
“Por lo anterior, todo pronunciamiento de fondo por parte del juez de tutela respecto de la
eventual afectación de los derechos fundamentales con ocasión de la actividad
jurisdiccional (afectación de derechos fundamentales por providencias judiciales) es
constitucionalmente admisible, solamente, cuando el juez haya determinado de manera
previa la configuración de una de las causales de procedibilidad; es decir, una vez haya
constatado la existencia de alguno de los seis eventos suficientemente reconocidos por la
jurisprudencia: (i) defecto sustantivo, orgánico o procedimental; (ii) defecto fáctico; (iii)
error inducido; (iv) decisión sin motivación, (v) desconocimiento del precedente y (vi)
violación directa de la Constitución.”

Corte Constitucional, sentencia T-1031 de 2001 (MP. Eduardo Montealegre Lynett)


En este caso se decidió que “(…) el pretermitir la utilización de los medios ordinarios de
defensa, torna en improcedente la acción de tutela. Empero, la adopción rigurosa de éste
postura llevaría, en el caso concreto, a una desproporcionada afectación de un derecho
fundamental. En efecto, habiéndose establecido de manera fehaciente que la interpretación
de una norma se ha hecho con violación de la Constitución, lo que llevó a la condena del
procesado y a una reducción punitiva, no puede la forma imperar sobre lo sustancial (CP.
art. 228). De ahí que, en este caso, ante la evidente violación de los derechos
constitucionales fundamentales del demandado, la Corte entiende que ha de primar la
obligación estatal de garantizar la efectividad de los derechos, por encima de la exigencia
de agotar los medios judiciales de defensa.”

Corte Constitucional, sentencia T-949 de 2003 (MP. Eduardo Montealegre Lynett). En este
caso la Corte decidió que “(…) la infracción del deber de identificar correctamente la
persona sometida al proceso penal, sumada a la desafortunada suplantación, constituye un
claro defecto fáctico, lo que implica que está satisfecho el requisito de procedibilidad
exigido por la Jurisprudencia para la procedencia de la acción de tutela contra providencias
judiciales.” Del anterior recuento jurisprudencial sobre la procedencia de la acción de tutela
contra providencias judiciales, pasa la Sala a abordar la subsidiaridad de la misma, a fin de
determinar su procedencia o no en el caso que se examina.

Con todo es claro, que el fallador debió darle tramite a la presente tutela y pronunciarse de
fondo, atendiendo su función constitucional como juez de tutela, y nos esgrimir razones
formales por supuestas violaciones adjetivas, es por ello que solicito a esta respetable
Corporación, se sirva revocar la decisión de la sala de decisión del tribunal de Riohacha, y
en su defecto tutelar los derechos constitucionales fundamentales de la sociedad accionante.

Cordialmente,

ANDRES FELIPE VELASQUEZ GIRALDO


C.C. Nº 71.788.554 de Medellín
T.P. Nº 113.941 C.S.Jud.

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