PCInt Sucesion de Formas de Produccion y de Sociedad en La Teoria Marxista
PCInt Sucesion de Formas de Produccion y de Sociedad en La Teoria Marxista
PCInt Sucesion de Formas de Produccion y de Sociedad en La Teoria Marxista
DE PRODUCCIÓN Y DE SOCIEDAD
EN LA TEORÍA MARXISTA
Partido Comunista Internacional (1957)
El esquema de las sucesivas formas de producción social .................................... 3
Relaciones en la sociedad comunista primitiva ................................................... 10
Naturaleza y trabajo ......................................................................................... 10
Trabajo y producción ........................................................................................ 13
La tierra, condición indispensable para el hombre y la producción ............... 14
La comuna consanguínea: condición previa para el hombre y el trabajo ........ 17
Producción y distribución ................................................................................ 19
Formas derivadas del comunismo primitivo ................................................... 24
Sucesión de comunidades primitivas ............................................................... 25
La forma de producción social secundaria .......................................................... 29
Premisas asiáticas de la forma secundaria.......................................................30
Características generales de las formas secundarias ....................................... 35
Variante asiática de la forma secundaria ......................................................... 36
Transición a la variante antiguo-clásica de la forma secundaria ................... 40
La variante antiguo-clásica de la forma secundaria ........................................ 41
Disolución de la forma antiguo-clásica ............................................................ 46
La forma germánica de la forma secundaria.................................................... 49
Disolución de la forma secundaria en Europa ................................................. 50
Notas sobre la forma secundaria ...................................................................... 51
La forma terciaria: el feudalismo ......................................................................... 54
Relaciones feudales en el campo ...................................................................... 55
Artesanía y ciudades ......................................................................................... 58
Relaciones en la sociedad feudal ...................................................................... 59
La victoria de la forma cuaternaria: el capitalismo ............................................. 62
Las relaciones de producción capitalistas, génesis del capital dinerario ........ 64
Las dos fases del desarrollo social de la producción capitalista ...................... 66
I. Fase de sumisión formal del trabajo al capital ......................................... 66
II. fase de sumisión real del trabajo al capital ..............................................68
Las figuras productivas del esclavo, el siervo, el artesano y el asalariado....... 70
¿Saltar por encima del capitalismo? .................................................................... 77
Economía y revolución ..................................................................................... 77
¿Por qué la fase capitalista? ............................................................................ 80
2
EL ESQUEMA DE LAS SUCESIVAS FORMAS DE
PRODUCCIÓN SOCIAL 1
Traducimos de la versión francesa editada por Le Fil Rouge, de la que hemos tomado solo las
notas a pie de página originales y no las incluidas por los editores. De todas formas, no queremos
dejar de indicar que la versión italiana, por su mayor extensión y por el apartado final sobre el
comunismo, también tiene indudablemente mucho interés. Para obtenerlo recomendamos
ponerse en contacto con los compañeros de n+1.
A modo de nota introductoria al texto, nos parece interesante traducir el comentario de
Matériaux Critiques: «Sucesión de las formas de producción y de sociedad en la teoría marxista
se publicó en el número 9 de Le fil du temps en julio de 1972. Este texto fundamental está fechado
en realidad en 1957 y procede de un trabajo anónimo realizado en el seno del Partido Comunista
Internacional. Fue tras la escisión antiactivista de 1966 cuando el núcleo de militantes agrupados
en torno a R. Dangeville (https://maitron.fr/spip.php?article21379), J. Angot y, en Bélgica,
Hilden (Henri Heerbrant, pintor surrealista) comenzó a publicar esta revista de 14 números y
numerosas obras originales de Marx-Engels, entre ellas el capítulo inédito de El capital, los
Fundamentos de la crítica de la economía política (Grundrisse), los Écrits militaires y
numerosas colecciones temáticas. El texto que aquí se presenta es un resumen de las grandes
líneas de la historia de la humanidad —que Marx prefería calificar de “prehistoria”— desde el
“comunismo primitivo” hasta la fase específicamente capitalista de la sociedad contemporánea.
Muestra que las condiciones materiales desarrolladas por el arco histórico de las sociedades de
clase son las que hacen posible y necesaria la revolución comunista. Es de las entrañas mismas de
la sociedad capitalista explotadora de donde puede surgir una nueva sociedad sin clases y sin
Estado».
Nos permitimos añadir que es muy recomendable acompañar la lectura de este texto con
la de «Formas que preceden a la producción capitalista» en Marx: Fundamentos de la crítica de
la economía política (Grundrisse) 1857-1858, vol. 1, pp. 433-477, ed. Siglo XXI, puesto que en
muchos momentos se parafrasean y desarrollan partes enteras de él. De las colecciones temáticas
que a las que se hacen referencia, hemos traducido la introducción de Roger Dangeville al libro
de Marx y Engels: Le parti de classe, disponible en barbaria.net/2023/03/27/roger-dangeville-
introduccion-a-marx-engels-el-partido-de-clase [NdT]
2 Marx: Manuscritos: economía y filosofía, p. 118, ed. Alianza
3 Y de la alienación. Ibid., p. 145
3
sucesión de los modos de producción social.
Marx analizó las leyes generales del desarrollo humano como materialista y
dialéctico que era, es decir, lo hizo en la práctica. Por eso comienza criticando la
ciencia burguesa que pretende ocuparse de las mismas cuestiones prácticas: la
economía política. Marx nos dice que esta comete un doble error, lo cual revela
sus límites históricos: «la Economía Política parte del hecho de la propiedad
privada, pero no lo explica» 5. El marxismo, por el contrario, afirma:
En el hecho de que división del trabajo e intercambio son configuraciones de
la propiedad privada, reside la doble prueba, tanto de que, por una parte, la
vida humana necesitaba de la propiedad privada para su realización, como
de que, de otra parte, ahora necesita la supresión y superación de lo propiedad
privada. 6
4 Engels: Dialéctica de la naturaleza, pp. 227-228, ed. Grijalbo. La cita está extraída de un
borrador para una nota que Engels, al principio, había previsto para el Anti-Dühring y que
finalmente incluyó en el segundo fajo de materiales de la Dialéctica de la naturaleza
5 Marx: Manuscritos: economía y filosofía, p. 104, ed. Alianza
6 Ibid., p. 175
4
Marx explica lo que la economía política burguesa considera un logro
suprahistórico definitivo. La propiedad privada y el intercambio fueron
necesarios para el desarrollo de las fuerzas productivas del hombre porque, al
principio, el hombre se manifestaba sólo dentro de límites estrechos y de forma
unilateral. Esto seguirá siendo así hasta el momento en que la propiedad
privada, junto con la división del trabajo y el intercambio, impidan el pleno
desarrollo de la humanidad debido a la fragmentación y a los antagonismos que
suscita en la actividad productiva y en la sociedad humana. El pleno desarrollo
del hombre —hombre social que se identifica con el individuo— exigirá, por
tanto, su abolición.
7Marx y Engels: La ideología alemana, pp. 83-84, coed. Pueblos Unidos y Grijalbo
8 «Estos antiguos organismos sociales son muchísimo más sencillos y transparentes que los
burgueses, pero o se fundan en la inmadurez del hombre individual, aún no liberado del cordón
umbilical de su conexión natural con otros integrantes del género, o en relaciones directas de
dominación y servidumbre. Están condicionados por un bajo nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas del trabajo y por las relaciones correspondientemente restringidas de los hombres
dentro del proceso material de producción de su vida, y por tanto entre sí y con la naturaleza. Esta
restricción real se refleja de un modo ideal en el culto a la naturaleza y en las religiones populares
de la Antigüedad», Marx: «El carácter fetichista de la mercancía y su secreto», El capital, Libro I,
vol. 1, p. 97, ed. Siglo XXI
5
unidad permanezca salvaguardada en el trabajo comunitario, y se mantenga la
propiedad colectiva de los objetos sobre los que actúa este trabajo y los medios
por los que actúa —aunque el producto, siempre colectivo al principio, pueda ser
asignado al individuo para su consumo particular. Podemos ver que, en esta
sociedad, ya han surgido nuevas fuerzas productivas sin afectar a las relaciones
sociales fundamentales. Cuando estas nuevas fuerzas productivas se oponen a la
base primaria, deben alcanzar una cierta extensión cuantitativa antes de
derribar la antigua forma de producción y dar nacimiento a un nuevo modo. Lo
que distingue a una formación social no es, dice Marx en El capital, los
productos consumidos; es sobre todo la forma de fabricar y los medios de trabajo
con los que se fabrica.
La pauta de este largo y penoso proceso puede encontrarse en todas las obras de
Marx y Engels que no son directamente polémicas, como el Manifiesto
comunista, la Miseria de la filosofía, La ideología alemana, Anti-Dühring, El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, etc., en las que muestran
la progresión dialéctica real desde la sociedad comunista primitiva a la antigua
sociedad esclavista, al feudalismo, al capitalismo y a la sociedad comunista
superior, tras la fase transitoria de la dictadura del proletariado. Es evidente que
este esquema se encuentra claramente en los escritos económicos de Marx, como
9 «Otra circunstancia favorable a la conservación de la comuna rusa (por la vía del desarrollo) es
que no sólo es contemporánea de la producción capitalista {en los países occidentales) sino que
ha sobrevivido además a la época en que el sistema social se presentaba todavía intacto y que en
cambio lo halla, en Europa occidental como en Estados Unidos, en lucha tanto contra la ciencia
como contra las masas populares, y con las fuerzas productivas que engendra {en una palabra,
que se ha transformado en arena de antagonismos flagrantes, conflictos y desastres periódicos,
que revela al más ciego que es un sistema de producción transitorio, destinado a ser eliminado
por el retorno de la soc[iedad] a [ ... ]}. Lo halla, en una palabra, en una crisis que sólo terminará
con su eliminación, con la vuelta de las sociedades modernas al tipo “arcaico” de la propiedad
común, forma donde —como dice un autor norteamericano [Lewis Morgan], nada sospechoso de
tendencias revolucionarias, apoyado en sus trabajos por el gobierno de Washington— {“el plan
superior”} “el sistema nuevo” al que tiende la sociedad moderna “será un renacimiento (a revival)
en una forma superior (in a superior form) de un tipo social arcaico”», primer borrador de la
carta de respuesta a Vera Zasúlich, en Marx y Engels: Escritos sobre Rusia. II El porvenir de la
comuna rural rusa, p. 33, ed. Cuadernos de pasado y presente
10 Marx: El capital, t. I, vol. 1, p. 97, ed. Siglo XXI
6
El capital y los Grundrisse 11 de 1857-1858, de los que hemos extraído las grandes
líneas de este trabajo (en particular del fragmento «Formas que preceden a la
producción capitalista» 12).
11 Traducido al francés por Roger Dangeville bajo el título Fondements de la critique de l'économie
7
la sociedad burguesa actual. 15
Esta visión clara, total e irrevocable del movimiento histórico surgió a finales de
la primera mitad del siglo pasado con el Manifiesto comunista. Sin cambiar
nada de ella, trazaremos aquí las grandes líneas del movimiento histórico de la
sociedad y, por lo mismo, de su necesaria progresión hacia el comunismo.
Para concluir esta breve introducción, y para mostrar que entendemos a Marx
como él pretendía ser entendido, extraemos un pasaje de su «Epílogo a la
segunda edición alemana» de El capital, Libro I. En él, Marx cita a un autor ruso
que describe admirablemente el método y el significado de su teoría:
Para Marx, sólo una cosa es importante: encontrar la ley de los fenómenos en
cuya investigación se ocupa. Y no sólo le resulta importante la ley que los rige
cuando han adquirido una forma acabada y se hallan en la interrelación que
se observa en un período determinado. Para él es importante, además, y sobre
todo, la ley que gobierna su transformación, su desarrollo, vale decir, la
transición de una a otra forma, de un orden de interrelación a otro. No bien
ha descubierto esa ley, investiga circunstanciadamente los efectos a través de
los cuales se manifiesta en la vida social ... Conforme a ello, Marx sólo se
empeña en una cosa: en demostrar, mediante una rigurosa investigación
científica, la necesidad de determinados órdenes de las relaciones sociales y,
en la medida de lo posible, comprobar de manera inobjetable los hechos que
le sirven de puntos de partida y de apoyo. A tal efecto, basta plenamente que
demuestre, al tiempo que la necesidad del orden actual, la necesidad de otro
orden en que aquél tiene que transformarse inevitablemente, siendo por
entero indiferente que los hombres lo crean o no, que sean o no conscientes
de ello. Marx concibe el movimiento social como un proceso de historia
natural, regido por leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la
conciencia y la intención de los hombres, sino que, por el contrario,
determinan su querer, conciencia e intenciones ... Si el elemento consciente
desempeña en la historia de la civilización un papel tan subalterno, ni qué
decir tiene que la crítica cuyo objeto es la civilización misma, menos que
ninguna otra puede tener como base una forma o un resultado cualquiera de
la conciencia. O sea, no es la idea, sino únicamente el fenómeno externo lo que
puede servirle de punto de partida. La crítica habrá de reducirse a cotejar o
confrontar un hecho no con la idea sino con otro hecho. Lo importante para
ella, sencillamente, es que se investiguen ambos hechos con la mayor precisión
posible y que éstos constituyan en realidad, el uno con respecto al otro,
15 Ibid., p. 102
16 Véase la introducción de Roger Dangeville a su recopilación de textos de Marx y Engels: Le parti
de classe, disponible en barbaria.net/2023/03/27/roger-dangeville-introduccion-a-marx-
engels-el-partido-de-clase [NdT]
17 Marx: Miseria de la filosofía, p. 81, ed. Siglo XXI
8
diversas fases de desarrollo; le importa, ante todo, que no se escudriñe con
menor exactitud la serie de los órdenes, la sucesión y concatenación en que se
presentan las etapas de desarrollo. Pero, se dirá, las leyes generales de la vida
económica son unas, siempre las mismas, siendo de todo punto indiferente
que se las aplique al pasado o al presente. Es esto, precisamente, lo que niega
Marx. Según él no existen tales leyes abstractas ... En su opinión, por el
contrario, cada período histórico tiene sus propias leyes ... Una vez que la vida
ha hecho que caduque determinado período de desarrollo, pasando de un
estadio a otro, comienza a ser regida por otras leyes. En una palabra, la vida
económica nos ofrece un fenómeno análogo al que la historia de la evolución
nos brinda en otros dominios de la biología ... Al equipararlas a las de la física
y las de la química, los antiguos economistas desconocían la naturaleza de las
leyes económicas ... Un análisis más profundo de los fenómenos demuestra
que los organismos sociales se diferencian entre sí tan radicalmente como los
organismos vegetales de los animales ... Es más: exactamente el mismo
fenómeno está sometido a leyes por entero diferentes debido a la distinta
estructura general de aquellos organismos, a la diferenciación de sus diversos
órganos, a la diversidad de las condiciones en que funcionan, etcétera. Marx
niega, a modo de ejemplo, que la ley de la población sea la misma en todas las
épocas y todos los lugares. Asegura, por el contrario, que cada etapa de
desarrollo tiene su propia ley de la población ... Con el diferente desarrollo de
la fuerza productiva se modifican las relaciones y las leyes que las rigen. Al
fijarse como objetivo el de investigar y dilucidar, desde este punto de vista, el
orden económico capitalista, no hace sino formular con rigor científico la meta
que debe proponerse toda investigación exacta de la vida económica ... El valor
científico de tal investigación radica en la elucidación de las leyes particulares
que rigen el surgimiento, existencia, desarrollo y muerte de un organismo
social determinado y su remplazo por otro, superior al primero. Y es éste el
valor que, de hecho, tiene la obra de Marx. 18
9
acrecentada (cf. El capital).
NATURALEZA Y TRABAJO
En el comunismo primitivo, la unión del hombre y la naturaleza es a la vez simple
y más evidente que nunca. El hombre no sólo está estrechamente vinculado al
entorno natural, sino que él mismo forma parte de la naturaleza, a la que
pertenece por su carne, su sangre y su cerebro. Él mismo es una fuerza natural,
un conjunto de sustancias naturales transformadas en un organismo humano —
como también demuestra su génesis.
Las fuerzas naturales que componen su cuerpo, sus brazos, piernas y manos, son
puestas en movimiento por el hombre para utilizar la materia natural en su
provecho. El hombre se comporta activamente con la naturaleza y realiza una
actividad propiamente fisiológica tanto en el trabajo intelectual como en el
manual. Al mismo tiempo que actúa sobre la naturaleza exterior y la modifica,
modifica también su propia naturaleza y desarrolla sus facultades latentes —hay
que señalar, sin embargo, que esta acción no se limita al hombre, sino que
10
pertenece a la naturaleza en su conjunto, de la que el hombre es un producto.
Lo que Engels dice sobre la química se aplica a toda la relación entre el hombre
y la naturaleza. Como se trata de una cuestión eminentemente práctica, y no
metodológica, la discutimos aquí, donde analizamos la evolución de la
producción humana. No se nos reprochará que incluyamos análisis de formas de
producción más tardíos: como ya se ha dicho, ciertos fenómenos sólo pueden
explicarse por su desarrollo y maduración posteriores.
Por tanto al principio la naturaleza y el trabajo son los dos presupuestos, las dos
fuentes de la riqueza material, los dos únicos medios de producción. Marx
escribe ciertamente que estas dos condiciones, unidas aquí aunque la naturaleza
siga dominando el segundo elemento, el trabajo, son constantes en todas las
formas sociales de producción, ya que el hombre siempre seguirá produciendo
sirviéndose de la naturaleza y siendo producido por ella. Sin embargo, estas
condiciones no son suprahistóricas y fijas. Cronológicamente, la naturaleza es lo
primero porque existía antes de que el hombre surgiera de ella. Pero no existe
separadamente, en sí misma, del mismo modo que no hay ningún elemento
19 Engels: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, p. 21, ed. Fundación Federico
Engels
11
inmutable en las cosas, ninguna sustancia fundamental absoluta. La materia no
es una abstracción ni una causa final. En La sagrada familia, Marx nos dice que
una de las propiedades inherentes a la materia es el movimiento, no sólo el
movimiento mecánico y matemático, sino el movimiento en forma de impulso,
vida y tensión, incluso sufrimiento. La materia y el movimiento sólo pueden
conocerse analizando los diferentes cuerpos y formas de movimiento:
conociéndolos, conocemos también la materia y el movimiento como tales. En
otras palabras, toda la naturaleza se resuelve en su movimiento, es decir, en su
historia. Las leyes de la historia —o de la naturaleza— están, por tanto, también
en constante movimiento, lo que no significa que el hombre pueda cambiarlas a
voluntad. No es por ser imaginariamente independiente de las leyes de la
naturaleza por lo que se es libre, nos dice Engels en el Anti-Dühring, sino por
reconocer estas leyes y por la posibilidad de hacerlas actuar según un plan
determinado con objetivos precisos.
Marx nos dice (Grundrisse) que la actividad que da forma consume el objeto y
se consume a sí misma. Consume la forma dada del objeto sólo para darle una
nueva forma de objeto, y se consume a sí misma sólo en su forma subjetiva de
actividad. Consume la objetividad del objeto, es decir, la indiferencia a la forma,
así como la subjetividad de la actividad: da forma a la primera y materializa la
segunda. En este sentido, el resultado del proceso de producción, el producto, es
“valor de uso”.
12
Solo en el comunismo superior los hombres podrán determinar su producción
de acuerdo con un objetivo y un plan concertado, es decir, las cosas podrán
cobrar vida para los hombres. En el sistema capitalista, en cambio, el valor de
uso muere en el valor de cambio. La finalidad de la producción, la finalidad a la
que se somete el trabajo, es la producción de valor de cambio para crear
plusvalía.
TRABAJO Y PRODUCCIÓN
Originalmente, el hombre producía y se reproducía principalmente a sí mismo.
El crecimiento demográfico, que también forma parte de la producción, es un
elemento esencial de esta sociedad. Para empezar, el hombre se apropia de
productos terminados, preparados por la naturaleza para el consumo. Pero es ya
como productor, y no simplemente como consumidor, como debemos
considerar al hombre. En efecto, incluso el descubrimiento de productos ya
preparados exige trabajo (recolección, pesca, caza), es decir, producción, y el
desarrollo de ciertas aptitudes y de una cierta organización de los sujetos. Así es
como la propia base de consumo aparece como un elemento constitutivo de la
base productiva. También el trabajo consume sus elementos materiales, su
objeto y sus medios; es, pues, un acto de consumo, además de un acto de
producción.
13
estas herramientas y convierte las cosas externas en órganos de su propia
actividad, órganos que añade a los suyos propios para ampliar su naturaleza
natural. Así como la tierra es su almacén primitivo de alimentos, también es el
arsenal primitivo de sus medios de trabajo —es decir, de sus instrumentos. Le
proporciona, por ejemplo, la piedra que utiliza para frotar, rebanar, prensar,
lanzar, etc. La tierra se convierte así en un medio de trabajo —para que funcione
como tal en la agricultura, sin embargo, se necesita previamente toda una serie
de otros medios de trabajo. En cuanto tiene un mínimo desarrollo, el trabajo no
puede prescindir de los medios ya elaborados. En las cuevas más antiguas se
pueden encontrar herramientas de piedra y armas. Junto a las conchas, las
piedras, la madera y los huesos moldeados, el animal domado y domesticado, es
decir, modificado por el trabajo, ocupa el primer lugar entre los medios de
trabajo primitivos. En la agricultura, las semillas y las plantas también se
seleccionan mediante el trabajo y no son exactamente los mismos productos que
el año anterior. Es un proceso continuo de generaciones bajo la supervisión y a
través del trabajo humano. El uso y la creación de los medios de trabajo, aunque
en germen en diversas especies animales, son eminentemente característicos del
trabajo humano.
14
la vinculación del individuo como miembro de la comuna. 22
22 A lo largo del texto, la palabra alemana Gemeinwesen se traduce por las palabras francesas
15
intenta dispersar a las demás tribus del territorio que pretende ocupar. 24
16
LA COMUNA CONSANGUÍNEA: CONDICIÓN PREVIA PARA EL
HOMBRE Y EL TRABAJO
La apropiación (propiedad) presupone aquí la pertenencia a una comuna (tribu)
en la que el individuo tiene una existencia subjetiva-objetiva; a través de la
relación de esta comuna con el suelo, que representa su cuerpo inorgánico,
tenemos así la relación del individuo con la tierra, presupuesto de su existencia.
En otras palabras, para que los individuos puedan existir y producir deben
pertenecer a una sociedad vinculada a la naturaleza, a una tribu. La pertenencia
a una determinada comuna produce una lengua común, un medio de
comunicación “intelectual” entre los individuos que componen la tribu o la
posterior confederación de tribus. Así como no sabría hablar, un individuo
aislado tampoco podría ser propietario de la tierra. En cuanto al individuo
aislado, está claro que sólo tiene lengua propia si es miembro de una comuna
humana. No tiene sentido una lengua que sea el producto de un individuo. La
lengua es el producto de una comuna al igual que, desde otro punto de vista, el
modo de hablar de esa comuna: la lengua es su modo de ser al hablar.
17
animales salvajes.
Se calcula que las hordas humanas originales, una masa itinerante compacta,
estaban formadas por entre dos y tres docenas de individuos, que era el tamaño
más adecuado para las posibilidades productivas de la época. El crecimiento de
estos grupos humanos aumentó sin duda las fuerzas productivas, pero a menudo
las condiciones ambientales dividieron la horda en dos antes de que las nuevas
fuerzas productivas pudieran manifestarse.
18
caracterizaba por la ayuda mutua que se prestaban sus miembros. El clan
contaba con una media de entre 100 y 150 individuos, pero podía llegar a tener
varios centenares.
Como ya hemos visto, para las tribus derrotadas son las condiciones naturales
del entorno las que determinan su destino: ¿serán exterminadas o incorporadas
fraternalmente entre los vencedores? De la misma manera aquí, el segundo
presupuesto natural —la tierra— determinará decisivamente el destino de la
comunidad racial que se instale definitivamente en una región determinada.
PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN
En general, podemos distinguir tres elementos esenciales en los factores de
producción: la fuerza de trabajo, los medios de trabajo y el objeto de trabajo.
19
Los medios de trabajo —y aquí también entra en juego la “naturaleza del hombre”
al principio, cuando en la recolección por ejemplo el hombre utiliza su propio
cuerpo como instrumento— también dependen de condiciones
El objeto de trabajo —cuyos límites están poco definidos y dependen del nivel de
producción— también varía en función de las condiciones
Lo que nos importa aquí es que las condiciones naturales del medio ambiente
pesan mucho sobre el destino de las sociedades humanas, cuya tecnología poco
desarrollada es incapaz de compensar las limitaciones locales. La naturaleza,
demasiado pródiga, lleva al hombre de la mano como a un niño con andador; le
impide desarrollarse al no hacer de su desarrollo una necesidad natural.
20
hombre, en razón de las condiciones multiformes en medio de las cuales se
encuentra, a multiplicar sus necesidades, sus facultades, sus medios y modos de
trabajo. Por lo que se refiere al desarrollo espontáneo de la producción social de
una forma a otra, y no a la importación posterior de una forma avanzada en una
región, parece que podemos establecer tres categorías de condiciones naturales
y, por tanto, de producciones posteriores:
Si hemos trazado aquí las grandes líneas de la evolución social posterior de las
distintas sociedades, es porque el punto de partida de su desarrollo reside en las
21
diferenciaciones productivas que surgen en la fase a la que hemos llegado en
nuestro análisis: la separación de los distintos elementos de producción entre sí,
y el predominio de algunos de ellos.
La primera división del trabajo que tiende a surgir es natural; tiene una base
fisiológica en los propios individuos y depende sobre todo del sexo y la edad.
22
y no, por supuesto, a una supuesta falta de “dotes” para la caza y la pesca, ni
siquiera a una debilidad “natural” que la incapacitaría para el trabajo duro: en
esta fase la mujer —como tantas veces después— trabaja más que el hombre.
23
FORMAS DERIVADAS DEL COMUNISMO PRIMITIVO
Algunos autores asimilan sociedades como las de los antiguos egipcios,
babilonios e incas, definiéndolas como simples formas asiáticas de producción
en relación con la forma asiática desarrollada de China e India de un período
bastante próximo al nuestro. En cuanto a los incas, su asimilación a los egipcios,
babilonios, chinos o indios es arbitraria. Engels nos dice que estas sociedades ya
conocían formas mercantiles, que nada tienen que ver con el comunismo
primitivo, hace miles de años. Por supuesto, es difícil distinguir entre un estrato
social, una burocracia o una casta, o entre los Estados antiguos y el Estado sin
clases, como la administración racional de los incas, que nosotros, como Marx,
clasificamos dentro del comunismo primitivo.
24
que sea el producto natural o adoptado de la comuna; la estructura social es la
de un árbol genealógico.
25
Pero hay dos hechos que demuestran su vitalidad natural [de la comuna
arcaica, NdT]. Quedan de ella ejemplares dispersos que han sobrevivido a
todas las peripecias de la Edad Media hasta nuestros días, por ejemplo, en mi
país natal, el distrito de Tréveris. Pero es lo más importante el haber señalado
tan fuertemente sus propios caracteres en la comuna que la suplantó —
comuna donde la tierra labrantía se ha vuelto propiedad privada, mientras
bosques, pastizales, baldíos, etc., siguen siendo propiedad comunal— que
Maurer al descifrar esa comuna (de origen más reciente) de formación
secundaria pudo reconstituir el prototipo arcaico. Gracias a los rasgos
característicos tomados de éste, la comuna nueva, introducida por los
germanos en todos los países conquistados, fue durante toda la Edad Media el
único foco de libertad y de vida popular. 28
La confusión que hay que evitar aquí es la de considerar de forma aislada el sector
de la producción comunitaria, en otras palabras, presentarlo como un ámbito en
el que la comuna existe y funciona en estado puro. A cierto nivel histórico, es
necesario analizar todas las relaciones sociales para determinar la forma
predominante de la sociedad: ¿privada o comunitaria? A mediados del siglo
pasado, Marx pensaba que en Rusia, por ejemplo, la comunidad seguía siendo
cuantitativa y cualitativamente importante, pero estaba amenazada de disolución
y corrupción por las formas privadas de producción. De ahí el equilibrio
dialéctico: si la propiedad comunista se imponía en el mundo —es decir, en el eje
esencial en aquel momento, Europa occidental—, la propiedad comunitaria rusa
podría salvarse y regenerarse, es decir, pasar con el acervo técnico moderno al
comunismo superior. O bien, si en la propia Rusia triunfaba el capitalismo y no
se producía la revolución proletaria, la propiedad comunitaria tendría que pasar
bajo el dominio del capital y convertirse en una forma cómoda de explotación de
los trabajadores, a la espera de que el capital transformara a su imagen el
conjunto de la sociedad. En resumen, la comuna primitiva se volvería
revolucionaria o reaccionaria según la evolución general de la sociedad. Por
consiguiente, la confusión surge inevitablemente en la apreciación de la forma
comunitaria tan pronto como aislamos este elemento convirtiéndolo en una cosa
en sí misma, inmutable.
Marx: primer borrador de la carta a Vera Zasúlich en «Los borradores de Marx», Escritos sobre
28
Rusia. II. El porvenir de la comuna rural rusa, p. 34, ed. Pasado y Presente
26
ejemplo), forma que a su vez evoluciona hacia la forma directamente privada
(capitalismo); o puede subsistir como una isla, un sistema cerrado, dentro de
otra forma de producción que prevalece socialmente.
Como observación general, podemos ver que hay muchas formas sociales que se
desarrollan y florecen sin evolucionar posteriormente hacia una forma superior
de producción. Así, en ciertas épocas, sociedades y países enteros permanecen
al margen del movimiento social progresivo, pero veremos que pueden
contribuir indirectamente al avance social general de la humanidad. Así, los
países coloniales que no evolucionaron directa y espontáneamente hacia el
capitalismo sirvieron, sin embargo, a la acumulación primitiva de los países que
sí lo hicieron al ser explotados por el imperialismo, que es la etapa suprema del
capitalismo, pero al mismo tiempo es inherente a este desde su nacimiento. Esta
explotación consiste no sólo en la rapiña de materias primas y de fuerza de
trabajo, sino también, muy a menudo, en préstamos técnicos (fabricación de
pólvora, imprenta, productos farmacéuticos, sistema algebraico, etc.). En
general, un modo de producción superior recién desarrollado incorpora las
adquisiciones de todas las formas de producción anteriores. Esta visión
dialéctica del desarrollo permite devolver al conjunto de la humanidad lo que le
corresponde, aunque la nueva forma de producción surja en un momento dado
en un país determinado.
La comuna rural rusa es uno de los tipos más recientes del estrato social
secundario y representa el equivalente oriental de la comuna germánica.
Mientras que la base económica de las comunidades primitivas, cuya existencia
había precedido a la introducción de la vida pastoril y agrícola, había sido la casa
común y el trabajo comunitario, en esta comuna la casa y su complemento, el
patio, son propiedad privada del labrador. Es cierto, sin embargo, que incluso a
mediados del siglo pasado había comunas agrícolas en las que las casas, aunque
habían dejado de ser viviendas colectivas, seguían cambiando periódicamente
de propietarios, combinándose el usufructo individual con la propiedad común.
Estas comunas se encontraban, por tanto, en un estado de transición. La tierra
cultivable, que era propiedad común e inalienable, se repartía periódicamente
entre los miembros de la comuna agrícola, cada uno de los cuales cultivaba por
su cuenta los campos que le habían sido asignados y se apropiaba de los frutos.
27
las formas más elevadas y evolucionadas posibles para el modo primario de
producción, pero que, al no evolucionar hacia una forma secundaria de
producción social, desapareció por completo ante los conquistadores venidos de
fuera. He aquí otras formas que no evolucionaron motu proprio hacia una forma
superior.
Sin embargo, no sólo entre los romanos, sino también entre los antiguos
germanos, existían asociaciones domésticas formadas por varias generaciones
que además con bastante frecuencia incluían esclavos. Lo mismo parece haber
ocurrido, por ejemplo, entre los celtas de Irlanda.
28
LA FORMA DE PRODUCCIÓN SOCIAL SECUNDARIA
Con la diferenciación entre tribus que ocupan la misma región o entre estratos
de la misma comunidad, la productividad del trabajo adquiere una dirección y
un significado nuevos. Mientras que antes el aumento de la producción estaba
directamente relacionado con el aumento de la población, ahora la relación ya
no es directa. Los dos factores reaccionan negativamente el uno sobre el otro. El
factor población se utilizará para la producción. Cuanto menor sea el número de
individuos, mayor será la parte de cada uno. Para un mismo producto, la
productividad será mayor si lo crea un menor número de trabajadores. Esta
productividad acabará regulando el número óptimo de individuos que forman la
colectividad. El acaparamiento de la producción por un determinado segmento
de la población tiene el mismo efecto. Así es como puede crearse la base del
modo de producción para la producción 30. El factor decisivo es el trabajo
29 «En el acto mismo de la reproducción no sólo se modifican las condiciones objetivas, p. ej. la
aldea se vuelve ciudad, la tierra inculta, campo despejado, etc., sino que también se modifican los
productores, en tanto despliegan nuevas cualidades, se desarrollan a sí mismos a través de la
producción, se transforman, construyen nuevas fuerzas y nuevas representaciones, nuevos modos
de interrelación, nuevas necesidades y nuevo lenguaje», Marx: Fundamentos de la crítica de la
economía política (Grundrisse) 1857-1858, vol. 1, p. 455, ed. Siglo XXI
30 Se refiere al capitalismo, el único modo de producción en el que la producción no está dirigida
a las necesidades, aunque sea acaparada por la clase dominante, sino a la reproducción ampliada
de valor, a producir (valor) para producir (más valor) [NdT]
29
humano.
Baste decir que estas últimas etapas del desarrollo de la propiedad basada en la
forma tribal, que fueron la esclavitud y la servidumbre y que necesariamente
transformaron toda la organización social, afectaron menos a la forma asiática.
Las conquistas han sido menos importantes —no es casualidad que China sea el
único país cuyo suelo ha visto continuar ininterrumpidamente la historia de una
misma raza.
30
de trabajo agrícola puede llevarse a cabo sin la adición de riego, mientras que en
los otros casos, la agricultura es totalmente imposible o sólo puede llevarse a
cabo con un suministro racional de agua por parte del hombre que trabaja
socialmente, es decir, riego artificial.
Toda Asia está determinada por estos factores naturales, y Marx nos dice que «la
propiedad de la tierra es la piedra angular de todo Oriente». El regadío
determina las estructuras sociales de China y la India, como escribe Marx en el
Libro I de El capital:
Una de las bases materiales del poder estatal sobre los pequeños e inconexos
organismos de producción de la India era la regulación del suministro de agua.
Los dominadores mahometanos de la India comprendieron esto mejor que sus
sucesores ingleses. Recordemos solamente la hambruna de 1866, que costó la
vida a más de un millón de hindúes en el distrito de Orisa, presidencia de
Bengala. 31
31
Naturalmente el clima de una zona determina, en el bajo nivel de producción en
el que nos encontramos aquí, el carácter tanto de la vegetación como de la fauna.
América del Sur carece de una fauna variada, y los hombres no pueden contar
con bestias de carga que les ayuden en el trabajo. En los Andes se crían llamas,
pero sólo se utilizan para producir lana y no entran en el proceso de producción
agrícola.
La historia de los millones de años a lo largo de los cuales se han ido formando
la tierra y los minerales que contiene, es decir, las reservas de materias primas y
la calidad del humus del que depende la agricultura (cf. las desfavorecidas
estepas africanas), no es más que el resultado de las condiciones climáticas y del
movimiento del agua sobre la tierra. Evidentemente, esta historia determina el
destino de las sociedades que viven en tal o cual región del globo.
Hay que insistir en el hecho de que la génesis de la tierra interesa mucho a los
capitalistas, y en especial en el período moderno: el imperialismo, etapa
suprema del capitalismo, presupone una explotación cada vez más intensiva de
las reservas de materias primas diseminadas por el mundo. A medida que
aumenta la productividad, los trabajadores transforman cantidades cada vez
mayores de materias primas en productos acabados.
En estos países, el desarrollo está ligado al dominio social de los cursos de agua
y a la capacidad de canalizar esta fuerza. Limitado inicialmente a las zonas
fluviales, el cultivo sólo adquirió realmente importancia y productividad cuando
sus habitantes pudieron embalsar los grandes ríos y compensar la escasez de
agua, estacional o no, mediante el riego artificial, que exigía también obras de
comunicación entre infraestructuras, es decir, enormes obras públicas. La nueva
técnica, que nació inicialmente de la necesidad de fertilizar una zona ingrata,
superó rápidamente este marco. Pronto se generalizó su uso para intensificar y
multiplicar los cultivos. Al trabajar socialmente, el ser humano encontró una
“máquina natural” cuya juiciosa aplicación le permitió intensificar la agricultura
hasta darle un carácter hortícola, llegando incluso hasta cuatro cosechas al año
e impulsándola así a un grado inaudito allí donde la lluvia caía en cantidades
suficientes y en el momento oportuno.
32
como anexo al plusproducto.
La subordinación del trabajador es, por tanto, total. Esto se debe esencialmente
a la debilidad de las fuerzas productivas del trabajo humano. Por lo tanto, es fácil
comprender que la pura esclavitud que se encuentra aquí y allá no tenga ninguna
repercusión en las relaciones sociales en general.
De este modo, vemos muy pronto la aparición esporádica de formas que no serán
generales ni estarán completamente desarrolladas hasta mucho más tarde. Nos
hemos acostumbrado a la inmensa mano de obra de las masas esclavizadas de la
Antigüedad oriental. Estos Estados asimilaban a los pueblos indígenas
conquistados, que proporcionaban a los antiguos asiáticos, egipcios, etruscos, etc.
una mano de obra desocupada que a veces no era agrícola. Como el monarca y los
sacerdotes tenían total libertad sobre este excedente de mano de obra, no tenían
que economizar recursos humanos y podían permitirse el lujo 33 de cubrir el país
con inmensos monumentos. Su construcción estaba asegurada por el número y la
concentración de trabajadores. Es cierto que la fuerza productiva individual de
estos trabajadores era irrisoria, y sólo eran fuertes gracias a su número.
mediante la cooperación es gratuito y no le cuesta nada: «En la sociedad moderna, ese poder de
los reyes asiáticos y egipcios o de los teócratas etruscos, etc., es conferido al capitalista, haga éste
su entrada en escena como capitalista aislado o —caso de las sociedades anónimas— como
capitalista combinado», Marx: El capital, Libro I, vol. 2, p. 406, ed. Siglo XXI
33
estrechamente ligado a la comunidad como la abeja a la colmena. Estos dos
puntos la distinguen de la cooperación capitalista.
Hay que recordar que en ninguna parte el comercio aparece como un asunto
privado de los individuos. Al contrario, era un asunto social, realizado con los
medios correspondientes: dentro de la arcaica comuna primitiva, no había
intercambio mercantil de productos, ni entre individuos ni entre grupos. Sin
embargo, si había excedente de producción, este podía intercambiarse de una
comuna a otra. Estos intercambios tenían lugar en la periferia y se referían a
excedentes ocasionales o más o menos constantes. La propia comuna
participaba a menudo en estos intercambios, o los realizaban pueblos
comerciantes cuya tarea consistía en establecer las vías de comunicación y los
medios para utilizarlas, así como su defensa armada: piratería y comercio fueron
de la mano desde el principio. Los cartagineses, los fenicios y los judíos se
especializaron en esta función, eminentemente progresista y revolucionaria en
su época, ya que era un factor extremadamente activo en la disolución de las
antiguas relaciones sociales, siempre que el Estado central lo permitiera.
Ciertamente el Estado esclavista de Grecia y Roma, basado en la propiedad
privada de los patricios, era mucho más frágil y vulnerable en virtud de su
dinámica extrema que los Estados de la forma asiática, cuya base era
directamente social y arraigada en un modo de producción estable. El comercio
conviertan en las formas dominantes del trabajo vivo, también pueden sobrevivir a su modo de
producción propio. En otras palabras, pueden ser compatibles con el modo de producción
capitalista. Esto es lo que dice Marx en Teorías de la plusvalía: «En la segunda clase de colonias
—plantations— [que son] de antemano especulaciones comerciales productoras para el mercado,
encontramos la producción capitalista, aunque solamente de un modo formal, ya que [aquí] la
esclavitud de los negros excluye al trabajo asalariado, es decir, al fundamento de la producción
capitalista. Se trata, sin embargo, de capitalistas que hacen sus negocios con esclavos negros. El
modo de producción introducido por ellos no nace de la esclavitud, sino que se injerta en ella. En
este caso, capitalista y terrateniente son una sola persona. Y la existencia elemental de la tierra
frente al capital y [al] trabajo no opone resistencia alguna a la inversión de capital ni, por tanto, a
la competencia entre capitales. Ni se desarrolla tampoco aquí una clase de arrendatarios de la
tierra distinta de los terratenientes», Marx: Teorías de la plusvalía, vol. 2, p. 272, ed. FCE
34
era practicado allí por una casta, dependiente como las demás del Estado que lo
dominaba todo. Debido a que el conjunto de la producción estaba englobado en
un sistema unitario formal, el comercio en Asia fue incapaz de insinuarse entre
la agricultura y la manufactura, separándolas y, en última instancia, haciéndolas
autónomas. Esto requeriría un asalto en toda regla del capitalismo europeo y
americano, es decir, del colonialismo imperialista.
Para que el individuo se comporte —no después, sino antes del trabajo— como
propietario, su existencia debe tener una forma muy específica: debe pertenecer
—como miembro y como posesión— a una comuna o a una tribu.
Contrariamente a lo que podría pensarse, la existencia de la esclavitud o incluso
de la servidumbre no contradice esta doble posesión del individuo, activa y
pasiva. La esclavitud no es más que una forma históricamente más desarrollada
de esta relación inicial. En Roma por ejemplo un estrato de individuos, los
patricios, al apropiarse privadamente de la comuna —que se convirtió así en el
Estado esclavista— pasó a poseer la propiedad de esta sobre los individuos que
trabajan. En el otro polo, la acumulación de la propiedad privada en manos de
unos pocos arrebató la propiedad a los demás, que perdieron así sus derechos
sobre sus condiciones objetivas de existencia: habiendo sido propiedad de la
comuna, el trabajador pasa a ser propiedad de unos pocos individuos. La
condición común en Oriente, que permaneció sin embargo activa y pasiva, se
convirtió en Roma y Grecia en una condición privada, activa en un polo y pasiva
en el otro en lo que se refiere a la propiedad, y allí por tanto la esclavitud adoptó
una forma explícita.
35
En la forma secundaria, si se presupone que pertenecen al individuo sus
condiciones objetivas de trabajo, él mismo se presupone miembro de una
comuna que media su relación con la tierra. Su comportamiento hacia las
condiciones objetivas de trabajo —herramientas, materias primas, etc.— está
mediado por su existencia como miembro de la comuna, del mismo modo que
la propia existencia de la comuna está determinada por las condiciones objetivas
de trabajo. Al apropiarse de la propiedad de la comuna, los patricios entran al
mismo tiempo en posesión de los medios de trabajo, y el trabajador queda
reducido a la condición de medio de trabajo para otros.
Esta propiedad mediada por la existencia de la comuna puede ser una forma de
propiedad colectiva, en la que el individuo es sólo el poseedor y en la que no
existe la propiedad privada de la tierra (forma asiática). Pero la propiedad
también puede aparecer al mismo tiempo en dos formas, privada y común
(estatal), sirviendo una de base a la otra, según el nivel de desarrollo histórico.
Cuando la propiedad privada está vinculada a la pertenencia a la comuna
(ciudadanía estatal), teniendo al mismo tiempo una existencia individual,
estamos ante la forma clásica antigua (griega o romana), donde la propiedad
común (estatal) constituye la base de la propiedad privada del ciudadano.
Finalmente, encontramos una propiedad común fundada sobre la propiedad
individual, de la que no es más que su complemento. Toda la existencia de la
comuna se reduce aquí a la asamblea de los miembros de la comuna y a su
reunión para fines comunes (forma germánica).
El tipo secundario aparece en todas partes como la forma final adoptada por la
organización social arcaica. En el curso de la historia europea, la comuna
agrícola ha servido de transición entre la propiedad común y la propiedad
privada. Pero esto no implica en absoluto que deba conducir siempre y en todas
partes directamente a la propiedad privada. Su constitución implica la siguiente
alternativa: o bien el elemento de propiedad privada que implica prevalecerá
sobre el elemento colectivo, o bien este último prevalecerá sobre el primero,
como en la forma asiática. Que se produzca una u otra de estas soluciones, ambas
posibles, depende del entorno histórico en el que se encuentre la comuna.
36
que engloban a los trabajadores y a sus familias.
37
los cultivos y registra y asienta en el catastro todo lo relativo a los mismos; un
tercer funcionario, que persigue a los delincuentes y protege a los forasteros
acompañándolos de una aldea a la otra; el guardafronteras, que vigila los
límites entre la comunidad y las comunidades vecinas; el inspector de aguas,
que distribuye, para su uso agrícola, el agua de los depósitos comunales; el
brahmán, que desempeña las funciones del culto religioso; el maestro, que
enseña a los niños de la comunidad a escribir y leer en la arena; el brahmán
del calendario, que en su condición de astrólogo indica los momentos
propicios para la siembra y la cosecha, así como las horas favorables o
desfavorables para todos los demás trabajos agrícolas; un herrero y un
carpintero, que construyen y reparan instrumentos de labranza; el alfarero,
que produce todas las vasijas de la aldea; el barbero; el lavandero, ocupado
en la limpieza de la ropa; el platero, y aquí y allá el poeta, que en algunas
comunidades remplaza al platero, en otras al maestro. Esta docena de
personas se mantiene a expensas de toda la comunidad. Si la población
aumenta, se asienta en tierras baldías una nueva comunidad, organizada
conforme al prototipo de la antigua. El mecanismo comunitario muestra una
división planificada del trabajo, pero su división manufacturera es aquí
imposible, puesto que se mantiene inalterado el mercado en el que vuelcan sus
productos el herrero, el carpintero, etc., y a lo sumo, según el tamaño diverso
de las aldeas, en vez de un herrero, un alfarero, etcétera, nos encontramos con
dos o tres de ellos. La ley que regula la división del trabajo comunitario opera
aquí con la autoridad ineluctable de una ley natural, mientras que cada
artesano particular, como el herrero, etc., ejecuta en su taller todas las
operaciones correspondientes a su oficio, a la manera tradicional, pero
independientemente y sin reconocer ninguna autoridad sobre él. El sencillo
organismo productivo de estas entidades comunitarias autosuficientes, que se
reproducen siempre en la misma forma y que cuando son ocasionalmente
destruidas se reconstruyen en el mismo lugar, con el mismo nombre,
proporciona la clave que explica el misterio de la inmutabilidad de las
sociedades asiáticas, tan sorprendentemente contrastada por la constante
disolución y formación de estados asiáticos y el cambio incesante de las
dinastías. Las tempestades en la región política de las nubes dejan indemne la
estructura de los elementos fundamentales económicos de la sociedad. 35
38
Y como en los mismos talleres conviven y trabajan siempre distintas
generaciones de obreros, los conocimientos técnicos adquiridos —conocidos
como trucos del oficio— se acumulan y se transmiten. Así, Diodoro de Sicilia
admiraba el alto nivel tecnológico alcanzado por Oriente en general y por Egipto
en particular, y lamentaba que en Roma los ciudadanos se dedicaran a
demasiadas ocupaciones diferentes e indiferenciadas. En cambio en Egipto,
decía, los artesanos nunca se inmiscuyen en los asuntos de otra clase de
ciudadanos, ya que estarán obligados por ley a cumplir su única vocación
hereditaria: así pues, nada puede perturbar a los trabajadores en su actividad
profesional. Es más, habiendo heredado de sus antepasados un sinfín de
procedimientos, recelan de inventar otros nuevos. Y Marx añade:
Castas y gremios surgen de la misma ley natural que regula la diferenciación
de plantas y animales en especies y variedades; sólo que cuando se alcanza
cierto grado de desarrollo el carácter hereditario de las castas o el exclusivismo
de los gremios son establecidos por decreto, como ley social. 36
Pero, dice Marx, es fácil ser liberal a costa de las sociedades antiguas, y constata
que al obrero nunca como en la gran industria capitalista se le ha mutilado,
parcelado, unilateralizado, sometido siempre al mismo gesto de mero apéndice
y dependencia de la maquinaria, que «dirige en todas direcciones, según sus
propias leyes, la actividad del obrero individual» 37.
39
TRANSICIÓN A LA VARIANTE ANTIGUO-CLÁSICA DE LA FORMA
SECUNDARIA
Esta segunda variante, que al igual que la primera sufrió considerables
variaciones locales, fue el producto de una vida histórica más agitada y de
transformaciones más complejas sobre las primitivas comunas endogámicas.
La razón por la que nos ocupamos en segundo lugar de esta antigua variante
clásica es que: 1) debe mucho a la forma asiática, de la que se ha beneficiado de
todos los avances tanto en la producción material como en la organización
social; 2) nació después de la primera y contribuyó a configurar el posterior
modo de producción feudal (forma terciaria).
En una carta a Engels fechada el 14 de marzo de 1868 39, Marx —que en aquella
38 Marx: Contribución a la crítica de la economía política, p. 16, nota 4, ed. Siglo XXI
39 «Hoy es interesante advertir que el sistema ruso de reparto de las tierras al cabo de cierto
tiempo (en Alemania primero anualmente) se haya mantenido en Alemania hasta el siglo XVIII e
incluso hasta el XIX. He ahí una nueva prueba en apoyo de la idea que yo he expresado (aun
cuando M[aurer] no sepa nada de ello), según la cual las formas de propiedad asiáticas o indias
han configurado en todas partes los orígenes de Europa. En cuanto a los rusos, ven cómo
desaparecen las últimas huellas de una pretendida originalidad [of originality] incluso en este
terreno [in this line]», Marx y Engels: «Carta de Marx a Engels del 14 de marzo de 1868», Cartas
40
época disponía de poco material sobre este tema— decía que personalmente
consideraba que las formas de propiedad asiáticas, y en particular indias,
estaban en el origen de la propiedad común en Europa, como lo demostraban el
reparto colectivo, la redistribución periódica de la tierra, etc. Podía decir, por
ejemplo, que el antiguo alemán se encontraba en el yata —la casta campesina
terrateniente del norte de la India— y el antiguo griego en el brahmán 40. El
reconocimiento de este parentesco nos proporciona un hilo conductor precioso
para seguir la transformación y el paso de esta forma-madre india a modos de
producción secundarios de tipo antiguo clásico y germánico.
sobre “El capital”, pág. 155, ed. EDIMA. Este es sin duda uno de los ejemplos más grandiosos de
la colaboración de una raza de un continente en la creación de un nuevo modo de producción y
civilización en otro. Marx se propuso descubrirlo no sólo en una época en que las monografías
sobre etnología estaban poco desarrolladas, sino también cuando los prejuicios de los eruditos
burgueses distorsionaban sus propios estudios y conclusiones
40 Cf. Marx: «Futuros resultados de la dominación británica en la India», New York Daily
41
comunidad sólo pueden provenir de otras comunidades, bien porque ya ocupan
la tierra, bien porque perturban la ocupación de la tierra por la comunidad. La
guerra es, por tanto, la gran tarea colectiva, la gran obra común necesaria, ya sea
para apoderarse de las condiciones materiales de existencia, ya para defender y
perpetuar la ocupación. Por eso, sobre todo en el caso de las tribus que están
migrando, la comunidad formada por familias se organiza primero
militarmente, como organismo armado y guerrero: es una de las condiciones de
su existencia como propietaria. Las relaciones sociales internas de las
comunidades se transforman y diferencian aún más por la mezcla con las tribus
sometidas y la apropiación de nuevas condiciones y técnicas de producción.
Cuando la comunidad se sedentariza, su carácter topográfico se extiende a todas
las tribus que la componen, imprimiéndole el sello de las condiciones históricas
locales.
41 El ager publicus incluye no sólo la parte de la tierra que sigue siendo propiedad indivisa de la
comunidad —como la marca germánica o la propiedad comunal (bosques, pastos, etc.) cuyo uso
pertenece a todos los miembros de la comunidad en virtud del derecho antiguo y del hecho de que
dicha propiedad no puede dividirse—, sino también todas las instalaciones, bienes y obras
pertenecientes a la colectividad
42
el propietario. A este nivel, es decir, una vez que las personas se han separado
de la madre tierra que les ha visto nacer y han partido hacia otros territorios
apoyándose sobre todo en la fuerza de su comunidad, el peso de la propiedad de
la tierra disminuye un poco y los vínculos comunitarios empiezan a desempeñar
un papel importante.
43
patricios concedían el usufructo de las tierras de las que se habían apropiado a
cambio de una renta. Antes de esta expropiación, era el propio deudor quien
poseía la tierra: hoy era su acreedor, y el antiguo propietario arruinado pagaba
una renta por el derecho a trabajarla. La diferencia entre los esclavos y los
colonos o clientes patricios era esta: los esclavos eran directamente reducidos al
rango de condiciones materiales para la producción ajena, como meras bestias
de carga o como un apéndice de la tierra. La mayoría de las veces los esclavos
eran prisioneros de guerra, es decir, extranjeros, no romanos. Los plebeyos, o
ciudadanos romanos endeudados y arruinados, debían ponerse bajo la
protección de un ciudadano romano para evitar caer en la esclavitud. El simple
hecho de no pagar una deuda conllevaba a menudo la sumisión del deudor y
aumentaba el prestigio del acreedor, que a menudo también se embolsaba las
posesiones del deudor. De este modo, el patricio al mismo tiempo acumulaba las
condiciones materiales de producción —la propiedad de sus conciudadanos— y
aumentaba su influencia privada en el Estado. Cuantos más clientes tenía, más
poderoso era. Terminó por “representar” en el Estado a todos los deudores a los
que había arruinado: los derechos de los plebeyos y de los deudores arruinados
en el ager publicus eran refrendados por sus acreedores, cuya influencia política
aumentaba considerablemente en los asuntos públicos (res publicæ): una ley
permitía compensar a los plebeyos por su participación en el ager publicus. El
propio trabajo de libertos, clientes y esclavos aumentaba así aún más el poder
de los patricios —sus patrones— y cada desarrollo de las fuerzas productivas de
estos trabajadores actuaría así de disolvente para la propiedad común originaria.
En adelante, el trabajo de la mayoría de los productores materiales no reforzaría
su propiedad, sino que aceleraría la ruina de los productores que aún no habían
sido desposeídos. En esta situación en la ya existe una separación entre los
miembros de la comuna como propietarios privados por una parte, y como
poseedores de un derecho sobre el ager publicus por otra, surgen rápidamente
las condiciones susceptibles de hacer perder al individuo su propiedad, es decir,
su doble existencia como propietario de su parcela de tierra y como ciudadano
de nacimiento igual como miembro de la comuna.
44
la tierra para el mayor número posible de ciudadanos. 42
Pero, como hemos visto, las guerras y las conquistas abolieron y transformaron
las relaciones sociales en Roma. Estos acontecimientos extraordinarios
perturbaron la reproducción normal de las condiciones de vida de la población.
Sabemos que simplemente una mala cosecha puede impedir que un campesino
reponga sus semillas en especie. Las guerras permitieron a los patricios romanos
arruinar a los plebeyos, sus conciudadanos, obligándoles a realizar el servicio
militar, lo que les impidió reproducir sus condiciones de trabajo y, en
consecuencia, les empobreció. Este empobrecimiento fue el factor dominante en
la Antigüedad. Quien perdía su propiedad terrateniente perdía también su
ciudadanía libre y plena. Y mientras la masa de ciudadanos-campesinos
romanos se empobrecía en las guerras, las bodegas y graneros de los patricios se
llenaban, a través de estas mismas guerras, con la moneda de la época: el cobre.
Lejos de conceder a los plebeyos los bienes que necesitaban para sus cosechas —
trigo, caballos y ganado—, los patricios les prestaban ese cobre inútil,
aprovechándose de la situación para extorsionarles intereses usurarios que
convertían a los plebeyos en sus esclavos deudores. Es más, sabemos que como
el individuo formaba parte de las condiciones de producción en este sistema de
propiedad de la tierra, no era raro que la escasez y las hambrunas provocaran la
venta de niños como esclavos a los más ricos y que los hombres libres se
vendieran a sí mismos. Es muy normal que la conservación o la pérdida de las
condiciones de trabajo del pequeño campesino-productor dependa de mil
accidentes, y cada accidente o pérdida significa el empobrecimiento y la
posibilidad de que la usura le parasite. Basta que al pequeño campesino se le
muera la vaca para que no pueda continuar la producción a la antigua escala.
42B. G. Niebuhr: Römische Geschichte. Erster Theil, zweite, völlig umgearbeitete Ausgabe, p.
245, Berlin 1827, cit. en Marx: «Formas que preceden a la producción capitalista», Fundamentos
de la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, vol. 1, p. 438, ed. Siglo XXI [NdT]
45
de la población, lo que condujo a la creación de un Estado de clase y a una cierta
diferencia entre el campo y la ciudad, por tanto a la dominación de esta última.
La relativa autonomía de la comuna y los vínculos sociales entre los individuos
crearon una nueva esfera de actividad: la política.
época. Entre los iroqueses, por ejemplo, eran grupos de voluntarios que se reunían en torno a un
jefe temporalmente al margen de la organización gentilicia para hacer la guerra por su cuenta.
Mientras que en la época romana el término se utilizó primero para designar a una escolta que
46
después de que el Estado romano fuera derrocado por los bárbaros germánicos,
las relaciones clientelares se transformaron en relaciones personales de
servidumbre de por vida, y las ciudades pudieron desarrollarse
independientemente del Estado (ciudades libres), ya no como centros rurales
dependientes de la propiedad de la tierra, sino como sedes industriales que se
desarrollaban sobre su propia base —el trabajo.
En los sitios en los que seguían existiendo los latifundios, estos no tenían
producción mecanizada ni trabajadores libres (asalariados), sino una economía
de plantación con esclavos, bárbaros de las más diversas nacionalidades, que a
menudo no se entendían entre sí. Frente a ellos había ciertamente proletarios,
pero no trabajaban; para ser precisos, eran el lumpenproletariado parasitario.
Sin embargo, toda la riqueza de la burguesía procede de los proletarios que
trabajan.
acompañaba a una persona importante, y después al séquito del emperador durante sus viajes, en
la época germánica los séquitos se convirtieron en organizaciones permanentes, que existían
incluso en tiempos de paz debido a lo turbulento de la época. En tiempos de guerra, los núcleos
permanentes se engrosaban con voluntarios. El líder atendía las necesidades de los hombres de
su séquito. Líderes y subordinados se juraban lealtad mutua y personal, al margen de la existencia
del Estado. Los séquitos germánicos crearon «compañías privadas para hacer la guerra por su
cuenta» (Engels). En las regiones germánicas no ocupadas por los romanos, pero donde la guerra
hizo estragos durante varios siglos, estos séquitos adquirieron una importancia creciente y
condujeron a la disolución de la organización basada en la comunidad de sangre. A medida que
Roma perdía su posición predominante económica y políticamente, las provincias adquirían una
independencia cada vez mayor: fue el período en que se formaron confederaciones de tribus
(pueblos) germánicas, que tomaron posesión de provincias enteras, más o menos en nombre de
Roma, pero que pronto se independizaron. Dentro de estas confederaciones se formó una
jerarquía. Podemos ver que el Estado esclavista romano fue el obstáculo a superar para lograr la
organización feudal. Estas consecuencias favorecieron el advenimiento del poder monárquico,
pues la nueva nobleza se reclutaba en el séquito de los reyes conquistadores
47
(campesinos que utilizaban sus tierras a cambio de intereses) 44. Vemos que
todas estas formas ya contenían relaciones de dependencia. El emperador
Constantino y sus sucesores reforzaron y confirmaron en su legislación la
dependencia de los colonos y de los campesinos libres respecto a los grandes
latifundios, pero el propio Estado era un obstáculo para el libre desarrollo de la
dependencia personal.
Era entre los metecos y los libertos de Roma donde se reclutaba generalmente a
los artesanos. Los plebeyos que abandonaban la agricultura quedaban reducidos
al mismo estatus. Tenían derecho a afiliarse a gremios legales, colocados
simbólicamente bajo la alta autoridad de Numa. Había nueve gremios:
flautistas, orfebres, carpinteros, tintoreros, zapateros, curtidores, herreros del
cobre y alfareros, y el noveno gremio englobaba todas las demás ramas. Algunos
artesanos eran pequeñoburgueses, es decir, vivían en la zona situada entre las
vallas y los postes de la muralla exterior de la ciudad (Pfahlbürger, en alemán).
Otros eran isopolitas que habían adquirido el derecho de ciudad, cuando este
existía, y no se habían subordinado a ningún patrón. Por último, algunos eran
descendientes de los séquitos que se habían disuelto con la extinción de la
familia de los patrones. Es fácil comprender que estas personas se mantuvieran
al margen de cualquier disputa que pudiera surgir entre los ciudadanos y el
Estado. Marx compara su situación y su actitud con las adoptadas por los
gremios florentinos frente a los güelfos (partidarios del Papa) y los gibelinos
(partidarios de los emperadores alemanes). Por necesidad, esta actitud será
siempre la de los pequeñoburgueses, incapaces como son de constituir una
verdadera clase.
Originalmente solo los patricios tenían derecho a utilizar las tierras comunales
(ager publicus). Más tarde concedieron este derecho a sus clientes, que eran
exclusivamente plebeyos (romanos). Como toda la tierra del Estado —a
excepción de la zona alrededor de las murallas de la ciudad— solo podía ser
ocupada por estos plebeyos, la plebe romana era esencialmente campesina. Sin
embargo, era el patricio quien, como representante más “válido”, seguía siendo
el poseedor del ager publicus, que explotaba a través de sus clientes y del que,
por tanto, se apropiaba cada vez más. El Estado romano conservaba así una
existencia económica autónoma gracias a la propiedad del ager publicus.
48
LA FORMA GERMÁNICA DE LA FORMA SECUNDARIA
En la variante germánica del estrato social secundario, el campesino no es
ciudadano del Estado, es decir, habitante de una ciudad. La base de esta
organización es la vivienda aislada y autónoma, cuya existencia está garantizada
por su unión con las demás viviendas familiares de la tribu y por las asambleas
que tienen lugar durante la guerra o por motivos religiosos, jurídicos, etc. La
propiedad individual de la tierra por parte de individuos que trabajan y son
autosuficientes no se opone a la de la comuna, ni está mediada por ella: al
contrario, son las relaciones recíprocas entre estos terratenientes individuales
las que dan existencia a la comuna. La propiedad comunal no es más que el
complemento común de las viviendas individuales, a través de las cuales la tribu
se apropia de la tierra. La comuna no es la sustancia en relación con la cual el
individuo representaría sólo un elemento contingente. Tampoco es una unidad
encarnada en una ciudad y sus propias necesidades —diferentes de las
necesidades individuales. No obstante, y aunque la comuna sólo exista
realmente en las asambleas celebradas por los distintos propietarios, se
presupone sin embargo a estos propietarios individuales como una comunidad
racial, lingüística, etc.
49
campesino alemán estaba sujeto en casi todas partes a ciertos tributos en forma
de trabajo y productos, pero por lo demás, al menos de hecho, era libre. Los
colonos alemanes de Brandemburgo, Pomerania, Silesia y Prusia Oriental
también eran reconocidos como libres por ley. La Guerra de los Campesinos, que
terminó con la victoria de la nobleza, puso fin a esta situación privilegiada
incluso en estas regiones remotas. Desde mediados del siglo XVI los campesinos
libres de Prusia Oriental, Brandemburgo, Pomerania y Silesia, y pronto los de
Schleswig-Holstein fueron reducidos al estado de siervos, y durante mucho
tiempo. Todas estas formas especiales explican que se produjera una transición,
a veces variable localmente, entre el cultivo colectivo de la tierra común y su
apropiación por usurpadores que ejercían su monopolio mediante la corvea y
otros tributos, hasta desembocar directamente en la servidumbre.
Lo mismo ocurrió durante todo el feudalismo y hasta los albores del capitalismo,
cuando los europeos tomaron prestadas técnicas superiores de China, de los
50
árabes, etc.
51
La cuestión sin embargo es delicada. Puesto que la forma terciaria es el
feudalismo, y la forma cuaternaria el capitalismo, esto implica que no es posible
que la forma asiática pase directamente, de forma espontánea, al capitalismo.
Esto explica ciertamente por qué el capitalismo tuvo que ser introducido allí por
las armas y los bienes de las burguesías europeas o americanas, pero no resuelve
la cuestión de su transición posterior al capitalismo.
Marx le dio una respuesta clara a la cuestión principal. China, por ejemplo, una
vez abierta —lo que es un hecho histórico— podría hacer rápidamente su
revolución burguesa, como se desprende de su primer artículo escrito como
conclusión en la revista política y económica de la Nueva Gaceta Renana
(1850):
múltiples. Puede consultarse nuestra crítica a esta idea y la táctica que se desprende de ella en
barbaria.net/2022/04/25/sobre-la-decadencia-del-capitalismo-la-revolucion-permanente-y-la-
doble-revolucion [NdT]
52
fundamental. Sólo teniendo en cuenta todo esto podemos clasificarla en la forma
secundaria, por ser a la vez la más antigua y la más duradera.
Como nos enseña Marx, la forma germánica tuvo poca importancia a lo largo del
tiempo. Sin embargo, la hemos analizado en detalle porque desempeñó un papel
fundamental en la formación del feudalismo, a partir del cual nació el
capitalismo en Europa. Fue gracias a un pequeño avance que se aprovechó la
energía de toda la sociedad para crear una forma superior, basada en el esfuerzo
de todos.
Una última observación sobre la comparación que hace Marx entre las formas
primarias, secundarias, terciarias, etc. de la sociedad y los estratos geológicos:
47 Marx: segundo borrador de la carta a Vera Zasúlich en «Los borradores de Marx», Escritos
sobre Rusia. II. El porvenir de la comuna rural rusa, pp. 52-53, ed. Pasado y Presente. El texto
entre corchetes es de los redactores del presente texto [NdT]
48 Marx: primer borrador de la carta a Vera Zasúlich en id., pp. 33-34, nota 2. El texto entre
53
como vemos, en ambos casos el método es el mismo, y nosotros lo hemos
asumido estrictamente (cf. en particular nuestro cuadro del apéndice al texto,
donde hemos subdividido cada forma en sus “estructuras” constitutivas,
empezando por los elementos que forman la base económica, siguiendo por la
forma de propiedad y terminando por las superestructuras sociales, que pueden
compararse así de una forma social a otra). Este esquema, que sitúa cada
elemento en el lugar y la función que le corresponden, constituye un valioso pro
memoria, así como un esquema para la introducción de una formación
destinada a los militantes. En resumen, el esquema de las formas sucesivas de
producción da cuenta del proceso de formación (génesis) de la sociedad actual,
que está constituida por las estructuras que se han desarrollado sucesivamente
en la producción y forman la columna vertebral o los órganos y miembros de la
sociedad actual, que son el producto de su historia y del trabajo de los
productores.
Durante los últimos siglos del Imperio Romano, la ciudad había perdido su
antiguo dominio sobre el campo y no lo había recuperado en los primeros siglos
de dominación germánica, lo que se correspondía con un bajo nivel de desarrollo
tanto en la agricultura como en la industria. Esta situación estaba destinada a
producir grandes terratenientes dominantes y pequeños campesinos
dependientes. De hecho, era imposible injertar en una economía de este tipo la
economía romana de los latifundios con esclavos, por un lado, y la agricultura
moderna a gran escala con corveas, por otro. Veremos ahora cómo la relación
entre los poderosos terratenientes y los campesinos esclavizados, que para los
romanos había sido la decadencia sin esperanza del mundo antiguo,
experimentaría ahora una nueva generación y sería el punto de partida de un
nuevo desarrollo del que surgirían las nacionalidades modernas, la nueva
organización y estructura de la humanidad en Europa occidental para la historia
venidera. La disolución de los Estados de la época germánica no iba a conducir
a su sometimiento por normandos y sarracenos, sino al feudalismo mediante la
54
evolución de los prestimonios y del pacto entre el campesino y el señor armado
que le aseguraba protección. Al mismo tiempo, la población creció con tanta
fuerza que apenas doscientos años después se soportó sin mayores daños las
fuertes sangrías de las Cruzadas.
La barbarie, las costumbres gentilicias, las herencias aún vivas de la época del
derecho materno de los germanos, combinadas con su sistema exclusivamente
bárbaro de colonización por linajes, salvaron y transportaron al estado feudal un
retazo de organización gentilicia en forma de comunidades de marca 49. Tras el
hundimiento de Roma, los germanos lograron desarrollar y hacer prevalecer
exclusivamente la forma mitigada de servidumbre que ya se practicaba entre
ellos y hacia la que, como hemos visto, evolucionaba también la esclavitud en el
Imperio Romano, una forma que proporcionaba a los campesinos los medios de
emancipación colectiva y progresiva que los situaba por encima de la esclavitud,
donde sólo era posible la emancipación individual, inmediata y sin transición.
De este modo, los siervos de la Edad Media conquistaron progresivamente su
emancipación como clase, mientras que la base industrial del capitalismo se
desarrollaba en las ciudades.
49 Cf. La marca (Die Mark) escrita por Engels en 1892. Como dice Lucien Sanial en su nota
introductoria para la edición norteamericana de 1902: «Este corto pero instructivo ensayo sobre
la forma primitiva de propiedad colectiva de la tierra en Alemania y el posterior desarrollo de la
propiedad privada, fue escrito por Engels en 1892 como apéndice a su conocidísimo trabajo
titulado Del socialismo utópico al socialismo científico. Pero al referirse en él a un asunto especial,
existe cierta ventaja en publicarlo separadamente. Aquí puede apreciarse que la institución
llamada en Alemania «la marca» de ninguna manera estaba confinada a Alemania solamente.
Restos de ella se encuentran aún en todos los países europeos, y hasta los orígenes de los commons
de los pueblos de Nueva Inglaterra se pueden seguir hasta esas costumbres de la Edad Media, que
siglos de apropiación de la tierra bajo el feudalismo no habían podido destruir completamente
cuando los puritanos arribaron a las costas de América», Engels: La marca, disponible en
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1892/engels-la-marca.htm
55
propiedad de la tierra.
50Los lites son una figura intermedia entre el colono y el esclavo en el bajo Imperio romano.
Aunque en castellano no se encuentran muchas referencias, Engels los cita en El origen de la
familia, la propiedad privada y el Estado, p. 166, ed. Fundación Federico Engels [NdT]
56
El prestimonio se concedía inicialmente para el periodo en el que tanto el
donante como el cesionario vivían. Si uno de ellos fallecía, el bien regresaba al
propietario o a sus herederos. Para renovarlo había que hacer una nueva
concesión al cesionario o a sus herederos. Al igual que el feudo, el prestimonio
estaba por tanto, según la expresión posterior, sujeto al homenaje al trono, así
como a la renovación de la investidura. Pero el homenaje al trono cayó pronto
en desuso, ya que sus grandes receptores eran más poderosos que el rey 51. Y no
era infrecuente que la renovación de la investidura mantuviera la concesión de
la propiedad a los herederos del anterior receptor, con lo que el prestimonio era
prácticamente hereditario. En la jerarquía creada por los prestimonios que,
partiendo de la corona, incluía a los grandes receptores (predecesores de los
príncipes del Imperio), a los medianos (la futura nobleza) y a los campesinos
libres y no libres, la mayoría de los cuales vivían en asociaciones de marca, ya se
vislumbraba el esqueleto del feudalismo. Es cierto que el prestimonio no
siempre era una propiedad sujeta a servicios y no exigía el servicio militar para
el soberano, a diferencia del futuro feudo. Sin embargo, se observa una
tendencia creciente en general en el siglo IX a convertirse en bienes sujetos a
servicios, transformándose así en feudos allí donde nada lo impedía. Poco a
poco, el gran terrateniente se convirtió en súbdito feudal. Como consecuencia de
las constantes guerras, las tierras se entregaban cada vez más a los sargentos de
la milicia feudal que se instalaban en las tierras del señor. El poder, que hasta
entonces ejercían directamente el rey y el conde, fue adquiriendo una forma cada
vez más indirecta: entre los hombres libres del pueblo y el Estado se interponía
el señor, al que cada vez estaban más vinculados por lazos de lealtad personal.
El conde, el motor más activo de la maquinaria estatal, pasó a un segundo plano.
Al igual que los demás «seniores», los condes intentaban a su vez que los
pequeños pueblos de su vecindad se sometieran a ellos como vasallos.
Maltratados en todas partes por el poder, los hombres libres de baja condición
debían de considerarse afortunados por encontrar un señor que les protegiera,
aunque ello supusiera renunciar a su alodio —es decir, cambiar seguridad por
libertad—, del que ahora no tenían más que el mero prestimonio.
57
con la tierra, es decir, de la expropiación de la pequeña propiedad por la gran
propiedad capitalista.
Pero hay otro aspecto de la separación del trabajador de la tierra que queda por
analizar, a saber, el establecimiento de la artesanía, el comercio, etc. sobre la
base de los gremios en las ciudades medievales que pudieron adquirir su
independencia respecto a los señores feudales: la industria podía, por fin,
desarrollarse independientemente de la tierra, con libertad.
ARTESANÍA Y CIUDADES
Junto a la Iglesia y los señores, ciertas ciudades pudieron formar un cuerpo, un
Estado (Stand), adquiriendo su independencia y desarrollando con ello una
industria. El artesano tenía la propiedad de sus herramientas en el seno de los
gremios. Podía hacerlo porque, como las fuerzas productivas estaban aún poco
desarrolladas, la herramienta era menos importante que el trabajo individual y
estaba subordinada a la habilidad del trabajador. Este trabajador-propietario o
propietario-trabajador se convierte en una fuerza autónoma, al lado y al margen
de la propiedad de la tierra: ya no es, como en la forma anterior, la forma
secundaria, un efecto de la propiedad de la tierra subordinado a ella. La
propiedad del artesano, su materia prima y sus medios de subsistencia están
mediatizados por la propiedad de la herramienta. Pero como la herramienta es
en sí misma producto del trabajo, el elemento constitutivo de la propiedad es
también en sí mismo postulado por el trabajo. Por lo tanto, ya no es la comuna
la que funda este tipo de propiedad; al contrario, es secundaria, puesto que se
58
deriva del trabajador: es una comuna producida por el artesano, por su arte. Es
evidente que allí donde la propiedad de la herramienta funda la relación con las
condiciones del trabajo, en tanto que propiedad, la herramienta aparece sólo
como medio del trabajo individual, del proceso mismo del trabajo: el arte de
apropiarse efectivamente de la herramienta, de empuñarla como instrumento
de trabajo, parece tener su fuente en la habilidad particular del trabajador,
habilidad que lo convierte en propietario de la misma.
59
Italia, en el sur de Francia, a orillas del Rin, los municipios de la Antigüedad
romana resurgían de sus cenizas, mientras que en otros países, sobre todo en
Alemania central, se creaban otros nuevos. Siempre rodeados de murallas y
fosos, eran ciudadelas mucho más fuertes que los castillos de la nobleza, pues
sólo un gran ejército podía reducirlos. Detrás de estas murallas y fosos se
desarrollaba la artesanía medieval —aunque de forma bastante reducida y a
través de gremios—, se concentraban las primeras capitales y nacía la necesidad
de las ciudades de comerciar entre sí y con el resto del mundo, seguida, poco a
poco, por los medios para proteger este comercio.
En el siglo XV, los ciudadanos urbanos se habían vuelto más indispensables para
la sociedad que la nobleza feudal. Las necesidades de la propia nobleza habían
crecido y cambiado hasta el punto de que, incluso para ella, las ciudades se
habían vuelto indispensables. ¿Acaso no extraía la nobleza de las ciudades el
único instrumento de su producción: sus armaduras y armas? Tejidos
autóctonos, muebles y joyas, sedas de Italia, encajes de Brabante, pieles del
Norte, perfumes de Arabia, frutas del Levante, especias de la India: todo lo
compraba en la ciudad, todo menos el jabón. El comercio mundial se había
desarrollado. Mientras la nobleza se hacía cada vez más superflua y
obstaculizaba cada vez más la evolución, la burguesía urbana, por su parte, se
convertía en la clase que personificaba el avance de la producción y el comercio,
así como las instituciones políticas y sociales. Mientras tanto, era un cuerpo de
la nación, el tercer estado de las asambleas del Imperio donde la burguesía
legislaba en la Cámara de los Comunes a escala nacional. La relación entre la
burguesía y el campo se manifiesta en los impuestos especiales y derechos
recaudados a las puertas de las ciudades (octrois) y en los impuestos indirectos
en general, mientras que los impuestos directos eran de origen rural. Estos
derechos no eran, como podría pensarse, cargas que la ciudad se imponía a sí
misma, sino que eran adelantados por la población rural, que se esforzaba por
recuperarlos con el precio del producto, aunque en realidad, como en la Edad
Media la demanda de sus productos (mercancías) se limitaba a la ciudad, no
podía repercutir la totalidad de los impuestos urbanos en él.
60
decadencia en toda Europa occidental. Sólo en países recién conquistados, como
Alemania, al este del Elba, o en zonas atrasadas alejadas de las rutas comerciales,
seguía floreciendo el antiguo dominio de la nobleza. Pero en todas partes, en las
ciudades y en el campo, crecía la demanda de poner fin al eterno y absurdo
“guerrear” —y la monarquía absoluta se esforzaba por traer la paz, es decir, por
arruinar la función feudal del señor. Del caos de los pueblos de la Edad Media
surgieron poco a poco las nuevas nacionalidades. Una vez delimitados los grupos
lingüísticos, las nacionalidades comenzaron a convertirse en naciones. El poder
de este elemento a partir del siglo X queda demostrado por el rápido colapso del
Estado mixto de Lotaringia. Está claro que en el caos general del feudalismo, la
realeza era el elemento de progreso. Representaba el orden en el desorden, la
nación en ciernes frente al desmoronamiento en Estados vasallos rivales. La
alianza entre la realeza y la burguesía, a menudo interrumpida por conflictos, se
remonta al siglo X, hasta que la burguesía ayudó a la realeza a obtener la victoria
final y, en señal de gratitud, sometió y saqueó a su aliada. La presión sobre el
feudalismo era doble: en el plano económico, la nobleza feudal empezaba a ser
superflua, incluso molesta, en la sociedad bajomedieval; en el plano político, era
un obstáculo para el desarrollo de las ciudades y del Estado nacional, posible en
aquella época sólo bajo la forma monárquica.
Durante toda la Edad Media, los productos agrícolas eran relativamente más
baratos que los manufacturados; en el capitalismo, lo son en proporción inversa.
A grandes rasgos, esto significa que en el modo más rudimentario,
precapitalista, la agricultura era más productiva que la industria, porque la
naturaleza participaba en el trabajo como máquina y organismo, mientras que
en la industria se requería inicialmente sólo la fuerza de trabajo humana para
poner en movimiento las materias naturales —como en la industria doméstica o
artesanal. En la fase manufacturera del capitalismo, la productividad de la
industria creció rápidamente en relación con la de la agricultura, aunque su
desarrollo presupone que en la agricultura se haya producido un cambio
importante entre lo que más tarde se llamará capital constante y capital variable,
es decir, que una gran masa de hombres haya sido expulsada de la tierra.
61
campesino en asalariado puro; 2) la agricultura realizada a gran escala y, por
consiguiente, con capital concentrado; 3) la introducción de la base propiamente
científica desarrollada por la gran industria: la mecánica ya estaba relativamente
completa en el siglo XVIII, pero sólo en el XIX, y sobre todo a finales, se
desarrollaron las ciencias susceptibles de proporcionar, directamente y a un alto
nivel, los fundamentos específicos de la agricultura moderna, explotada
industrialmente, esto es, la química, la geología y la fisiología.
62
principalmente en el campo, pero en las ciudades también había jornaleros que
no estaban dentro de los gremios.
Si los antiguos nunca llegaron a tener una gran industria fue porque sus artes
53Un emporio es un asentamiento comercial de la Alta Edad Media. Los emporia se establecieron
en el noroeste del continente europeo, en la periferia de los reinos, junto al Mar del Norte o el Mar
Báltico [NdT]
63
no iban más allá del ámbito urbano. La gran industria, que produce por el valor
de cambio y ya no por el valor de uso, en consecuencia y por fuerza debe
comenzar a instalarse en el campo, que es así el punto de partida de la
producción capitalista. Esto no significa que la producción capitalista comience
en la agricultura. Al contrario, es la industria la que se instala en el campo.
64
autóctonos sobre los que se ha injertado el imperialismo blanco para desarrollar
el modo de producción capitalista. Volvamos a Marx:
65
los elementos constitutivos de la producción. En definitiva, es un medio de
acumulación.
56 Este estudio de las etapas de la sumisión formal y real del trabajo al capital se basa en los análisis
que Marx hace de estas etapas desde el punto de vista de la producción capitalista en El capital,
la Contribución a la crítica de la economía política, los Manuscritos de 1861-1863 (Grundrisse)
[por la cita que se da a continuación, creemos que los redactores deben de referirse a
Fundamentos de la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 y no a los Zur Kritik
Der Politischen Okonomie: Manuskript 1861-1863, aún sin traducción completa al castellano,
NdT] y El capital. Libro I. Capítulo VI (inédito). En los Grundrisse, Marx desarrolla un aspecto
diferente de la dominación formal del capital, que también denomina etapa de la plusvalía
absoluta, por oposición a la dominación real o etapa de la plusvalía relativa. Se trata de la
superación continua del consumo por la producción, que crea constantemente un valor nuevo sin
equivalente, de ahí la propensión del capital a difundirse en cuanto aparece, no sólo perturbando
la producción existente, sino también el mercado: «La tendencia a crear el mercado mundial está
dada directamente en la idea misma del capital. Todo límite se le presenta como una barrera a
salvar», Marx: Fundamentos de la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, vol. 1,
p. 360, ed. Siglo XXI. Pero con la plusvalía relativa, el capital ya no se contenta con someterse al
mercado tradicional, sino que crea él mismo el consumo: «por lo demás, la producción de
plusvalor relativo —o sea la producción de plusvalor fundada en el incremento y desarrollo de las
fuerzas productivas— requiere la producción de nuevo consumo; que el círculo consumidor
dentro de la circulación se amplíe así como antes se amplió el círculo productivo», id. En términos
de clase, esto significa que las clases medias específicamente capitalistas, es decir, las
responsables de la valorización del capital en el mercado, además de esta función, son también la
nueva esfera natural para la absorción de las nuevas necesidades requeridas sin cesar por el
crecimiento de la producción capitalista. Al mismo tiempo que el desarrollo del capital destruye
y arruina a las clases medias precapitalistas, se rodea de nuevas clases medias parasitarias —
comercio y publicidad, finanzas, administración, ejército, empleados en las industrias de guerra
y destrucción, seguridad interior, control de la información (medios de comunicación),
organización del trabajo y gestión de los recursos humanos, etc.— dedicadas a su supervivencia,
de la que derivan su razón de ser. El plustrabajo se intercambia por el plustrabajo, y el capital
muestra así su límite en el desarrollo de las fuerzas productivas.
Otras transformaciones corresponden al paso a la dominación formal del capital, es decir, a la
fase imperialista y fascista del capitalismo [se refiere seguramente a la dominación real del
capital, NdT]: en el plano político, la instauración de la democracia “blindada” y el reforzamiento
del aparato represivo del Estado, acompañado de un control preventivo humanista-policial
ejercido ante todo sobre las clases “potencialmente” peligrosas de la sociedad; en el plano social,
66
Es más, las características del proceso real de trabajo no cambian porque el
trabajo se haga más intensivo, porque aumente la duración del proceso de
trabajo o porque el trabajo se haga más continuo y ordenado bajo la mirada
interesada del capitalista. De hecho, este modo de producción inicial contrasta
enormemente con el modo de producción específicamente capitalista que se
desarrolla cuando la producción ha progresado y la forma de trabajo y el modo
de producción real se han revolucionado al mismo tiempo que lo hayan hecho
los diferentes agentes de la producción.
67
desarrollo del modo de producción capitalista en el momento en que las
condiciones históricas sean favorables, por ejemplo en el siglo XVI, cuando
surge esporádicamente sin dominar al conjunto de la sociedad, incluso en el
seno de formaciones económicas anteriores. Pero se trata sólo de una
dominación formal del capital dentro de esferas limitadas. Cuando el capital
dispone de los medios de coerción social (el Estado político), la dominación
formal tiene acceso a todo el campo social, y la transformación en dominación
real se acelera. Pero antes de llegar a eso, veamos qué es lo esencial en la
sumisión formal del trabajo al capital:
Para que el capital someta realmente al trabajo, por tanto, debe haber: 1) un
determinado volumen de capital acumulado por cada capitalista; 2) un número
68
mínimo de obreros a los que explotar.
69
LAS FIGURAS PRODUCTIVAS DEL ESCLAVO, EL SIERVO, EL
ARTESANO Y EL ASALARIADO
Sería un error considerar como clase productiva solo a los trabajadores
explotados de los diversos modos de producción sucesivos. En realidad, la clase
revolucionaria es por definición una clase productiva por excelencia. En este
sentido, los antiguos patricios, la jerarquía militar feudal —e incluso el clero y la
nobleza terrateniente—, así como los capitalistas burgueses, fueron clases
revolucionarias en su tiempo, y su acción determinó un considerable aumento
de las fuerzas productivas. Por lo tanto, es más fácil comprender esta noción
fundamental del marxismo: el capitalismo es superior y, por lo tanto, preferible
—y a veces es necesario apoyarlo— a los demás modos de producción.
No es solo en este rol social que dichas clases dominantes han sido
revolucionarias y, por tanto, productivas, sino que lo son en el nivel mismo del
proceso de producción. Marx, por ejemplo, describe al capitalista de la siguiente
manera:
Puesto que en este trabajo hemos mostrado cómo cada elemento disolvente de
la vieja sociedad y cada elemento portador de la nueva constituían un elemento
revolucionario, hemos iluminado suficientemente el papel de las clases
dominantes, portadoras de una nueva sociedad y de un modo de producción
superior. Por eso vamos a esbozar ahora el papel y el retrato del trabajador
oprimido en cada modo de producción, que hemos dejado un poco en la sombra.
Lo haremos subrayando la dinámica que impulsa la evolución de los
trabajadores oprimidos en cada sociedad, en resumen, lo que los une y lo que los
separa. Veremos que la acción de las clases oprimidas es muy a menudo
socialmente incapaz de revolucionar el modo de producción existente: se
canaliza por tanto en beneficio de la clase dominante que representa un nuevo
modo de producción. El proletariado es la única clase revolucionaria hasta el
final: como clase oprimida se erigirá en clase dominante, pero el modo de
producción que esta acción introducirá ya no conocerá clases dominantes ni
clases dominadas, sino que implicará la abolición de todas las clases.
70
exigían sus necesidades, para que una parte de un estado trabajara con
la finalidad de mantener a la otra parte gratuitamente, únicamente
podía recurrirse a los esclavos; por ello se introdujo de manera general
la esclavitud. La esclavitud era entonces tan necesaria para la
multiplicación [de la producción] como hoy resultaría destructiva de la
misma. El motivo es sencillo. Si no se obligara a trabajar a la
humanidad, trabajaría solamente para sí misma; si tiene pocas
necesidades, el trabajo será poco. Pero cuando comienzan a formarse
los estados y los brazos ociosos tienen necesidad de defenderlos contra
la violencia de sus enemigos, se vuelve imperiosamente necesario
procurarles comida a quienes no trabajan; y como, en nuestra
hipótesis, las necesidades de los trabajadores son reducidas, debe
hallarse un método para aumentar su trabajo por encima del nivel de
sus necesidades. 58
58 Cita tomada de Marx: ibid., pp. 63-64, nota a*. Las cursivas y el texto entre corchetes vienen de
ahí [NdT]
59 Id.
71
y oficiales no es la del capitalista en cuanto tal, sino la del maestro en el oficio,
quien en su condición de tal ocupa en la corporación, y por ende frente a
aquéllos, una posición superior, que is supposed se funda sobre su propia
maestría en el oficio. Su capital, pues, tanto en lo que toca a su forma material
como al volumen de su valor, es un capital vinculado, que en modo alguno ha
adquirido ya la forma libre del capital. No constituye un cuanto determinado
de trabajo objetivado (valor en general) que puede adoptar y adopta a gusto
esta o aquella forma de condiciones de trabajo según se intercambie a
discreción por esta o aquella forma del trabajo vivo para apropiarse de
plustrabajo. Sólo después de haber recorrido las categorías de aprendiz,
oficial, etc., y de haber realizado él mismo su pieza de maestría, el maestro
puede colocar dinero en esa rama de trabajo determinada, en su propio oficio,
parcialmente en las condiciones objetivas del trabajo artesanal, parcialmente
para contratar oficiales y tener aprendices. 60
72
clientes mismos proporcionan la materia prima al maestro. Es ley aquí limitar
la producción ajustándola al total del consumo previamente existente; no se
la regula, pues, por los límites del capital mismo. En la relación capitalista
desaparecen esas limitaciones junto a las ataduras político-sociales dentro de
las cuales aún se mueve el capital y donde, por consiguiente, todavía no
aparece como capital.
73
trabajo se paga a destajo. Si bien, como hemos visto 62, esto no cambia en nada
la relación general entre el capital y el trabajo, entre el plustrabajo y el trabajo
necesario, la relación se manifiesta por ello de manera diferente para el obrero
individual y precisamente según el grado de su rendimiento personal. En el
caso del esclavo, su fuerza o habilidad particulares pueden elevar el valor
venal de su persona, pero esto a él no le va ni le viene. No sucede lo mismo en
el caso del trabajador libre, propietario exclusivo de su capacidad de
trabajo 63.
62Das Kapital, t. I, secc. VI, cap. 19: «El pago a destajo» [Nota de P. Scarón]
63Cfr. la comparación entre el trabajo asalariado y el trabajo esclavo en el tomo I de Das Kapital,
secc. VI, cap. 17 (pp. 565-567) [Nota de P. Scarón]
74
en asalariados. ¡Qué diferencia entre la orgullosa yeomanry de Inglaterra
(proud yeomanry of England), de la que habla Shakespeare, y los jornaleros
agrícolas ingleses! 64 Como en el caso de los asalariados el objetivo único del
trabajo es el salario, el dinero, un cuanto determinado de valor de cambio en
el cual se ha desvanecido toda particularidad del valor de uso, aquéllos son
plenamente indiferentes respecto al contenido de su trabajo y por tanto al tipo
particular de su actividad, mientras que ésta en el sistema corporativo o en el
de castas era tenida por actividad profesional (en el caso del esclavo, como en
el de las bestias de tiro, se trata sólo de determinado género de actividad
impuesto y tradicional, de la manifestación de su capacidad de trabajo). Hasta
tanto, pues, la división del trabajo no ha unilateralizado totalmente la
capacidad de trabajo, en principio el trabajador libre está predispuesto y
sujeto a cualquier variación de su capacidad y actividad laborales que le
prometa un salario mejor (tal como se aprecia en el caso de la sobrepoblación
(surpluspopulation) del campo, que incesantemente afluye a las ciudades). Si
el obrero adulto es más o menos incapaz de esta variación, la considera abierta
siempre para sus descendientes, y la nueva generación de jóvenes obreros está
siempre disponible para distribuirse entre las ramas de trabajo nuevas o en
las especialmente florecientes. En Norteamérica, donde el trabajo asalariado
se ha desarrollado liberándose en grado superlativo de las viejas
reminiscencias corporativas, etc., se revela también de manera particular esta
versatilidad, la indiferencia cabal con respecto al contenido determinado del
trabajo y al pasaje de un ramo a otro. Es por ello que todos los escritores de
los Estados Unidos ponen de relieve, como característica cierta del trabajo
asalariado libre en el Norte respecto al trabajo servil en el Sur, la antítesis
entre esta versatilidad y el carácter monótono y tradicional del trabajo
esclavo, que no varía con arreglo a las relaciones de producción, sino que por
el contrario exige que la producción se adapte al modo de trabajo establecido
otrora y trasmitido por la tradición. (Véase Cairnes). La formación constante
de nuevos tipos de trabajo, esta variación incesante —que corresponde a la
diversidad de los valores de uso y por tanto es también un desarrollo real del
valor de cambio—, y de ahí la creciente división del trabajo en el conjunto de
la sociedad, sólo son posibles con el modo capitalista de producción. 65
Pero todas estas ventajas que el sistema capitalista da a los trabajadores sólo
significan la pérdida del trabajador. Podríamos repasar lo anterior punto por
punto para demostrar que las ventajas sólo son ilusorias para el trabajador y sólo
refuerzan la explotación, el capital. Nos limitaremos a ilustrar el carácter
engañoso de la movilidad laboral para los trabajadores. Para que los
trabajadores puedan cambiar de rama de actividad, las diferencias de
cualificación profesional deben haber disminuido o incluso desaparecido, y la
64 Esta distinción entre los orígenes sociales de los que han sido proletarizados es importante,
porque determina la actitud de estos estratos ante el capital y el trabajo asalariado. El artesano y
el campesino ya disponían de los medios monetarios y de ventajas en el mercado, por lo que la
proletarización pesa mucho sobre ellos. Esto plantea precisamente el problema de la alianza del
proletariado, que es importante sobre todo en los países colonizados, donde la proletarización no
tiene el mismo carácter que la de los artesanos, los campesinos o los tenderos europeos [NdA]
65 Marx: El capital. Libro I. Capítulo VI (inédito). Resultados del proceso inmediato de
75
división del trabajo y su simplificación, es decir, su mecanización, deben haber
aumentado. Como nos dice Marx,
la simplificación de la máquina, del trabajo, se aprovecha para convertir en
obrero al hombre que está aún formándose, al hombre aún no formado, al
niño, así como se ha convertido al obrero en un niño totalmente abandonado.
La máquina se acomoda a la debilidad del hombre para convertir al hombre
débil en máquina. 67
76
¿SALTAR POR ENCIMA DEL CAPITALISMO?
ECONOMÍA Y REVOLUCIÓN
Todas las teorías recientes sobre nuevas categorías o clases —burocracia, capas de
intelectuales y técnicos, etc.— que abrirían un camino original hacia formas
superiores de revolución o de sociedad, fracasan ante el siguiente escollo: para
llevar a cabo una nueva forma de sociedad y de producción, se necesita una clase
que desempeñe un papel fundamental y decisivo en la producción y su
desarrollo. La historia ha demostrado que los esclavos, siervos y campesinos son
incapaces de una revolución económica y social, y el marxismo lo ha establecido
firmemente también en teoría, como hemos visto.
77
filosóficas, en suma, ideológicas, dentro de las cuales los hombres cobran
conciencia de este conflicto y lo dirimen. 68
78
capitalista —lo que algunos llaman dialécticamente el transcrecimiento del
capitalismo. Los ejércitos que el historiador convencional ve en primer plano,
con sus Estados Mayores y sus grandes capitanes que se juegan el destino de la
humanidad en el campo de batalla, no son más que una prolongación directa de
los Estados políticos e indirecta de los antagonismos económicos. Estos ejércitos
representan una de las formas —o actividades— organizadas del Estado de la
clase dominante —o de las clases que intentan alcanzar el poder político. En
cuanto a los propios Estados, son la expresión de la clase dominante y por tanto
de la división de la sociedad en clases, en la medida en que la clase en el poder
ha organizado su dominación no sólo sobre los trabajadores explotados, sino
también sobre el conjunto de la sociedad y en oposición a ella.
Sin embargo, una clase solo puede organizar su forma propia en un Estado si
antes se ha constituido en partido político, en el curso de una serie de luchas
sociales generadas por las relaciones en las que vive y produce, siendo este
partido político un órgano, una primera etapa, para la conquista y el ejercicio
del poder.
79
los que en la actualidad, por ejemplo, no pueden captar la rica fecundidad de los
choques de Estados y de clases que enfrentan a decenas de millones de hombres
de color, que viven desde hace decenios una actividad volcánica que choca con
la pasividad de la sociedad blanca, sumida en la mayor degeneración social de
su historia.
El marxismo es rico en una toda una gama de brillantes hipótesis sobre el curso
de las sociedades contemporáneas que deriva de su visión unitaria de la gran serie
de modelos de producción: la revolución puede ser entonces una fuerza que abra
el camino incluso para las formas sociales que se han congelado o han caído en
un callejón sin salida.
En la propia Rusia tras la conquista del poder, Lenin ya había atacado la noción
de un “gobierno de los productores” como una desviación anarcosindicalista
pequeñoburguesa por la que algunos querían sustituir la dictadura del
proletariado y su partido, demostrando que esta solo podía dar lugar a una
democracia económica sin color definido, prácticamente impotente —pero a la
que se uniría, en la utopía estalinista, un poderoso ejército técnicamente a la
altura de las circunstancias, que se comería gran parte del producto de la
industria pesada durante mucho tiempo:
En primer lugar, el concepto de “productor” engloba al proletario con el
semiproletario y con el pequeño productor de mercancías, apartándose así,
radicalmente, del concepto fundamental de la lucha de clases y de la exigencia
80
básica de diferenciar con precisión las clases.
En segundo lugar, orientarse hacia las masas sin partido o coquetear con ellas,
como se hace en la tesis citada, es apartarse del marxismo de un modo no
menos radical.
Más tarde Stalin inventó la teoría del socialismo en un solo país y emprendió la
“colectivización de la agricultura”, como si se tratara de introducir
inmediatamente el socialismo en la agricultura, mientras entregaba la tierra y el
71 Lenin: Proyecto inicial de resolución del X Congreso del PC de Rusia sobre la desviación
sindicalista y anarquista en nuestro partido (marzo 1921), t. 43, p. 95, ed. Progreso
72 Lenin: La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, p. 57, ed. Fundación
Federico Engels
81
suministro de alimentos a la clase campesina, a la que daba una parcela privada
de tierra, herramientas y ganado.
Este es uno de los puntos difíciles del marxismo, y poca gente comprende que el
capitalismo, con todos sus horrores, es una etapa progresiva de producción para
la humanidad.
73Marx: Teorías de la plusvalía, vol. 2, p. 100, ed. FCE. Se asimila erróneamente la socialización
de la producción al socialismo: «Dejando de lado la combinación del trabajo mismo, este carácter
social de las condiciones de trabajo —incluida entre otras cosas, su forma como maquinaria y
capital fixe de cualquier género— se presenta como algo absolutamente autónomo, existente
separadamente del obrero, como un modo de existencia del capital y por ende también como algo
organizado por los capitalistas independientemente de los obreros. Así como el carácter social
de su propio trabajo, el carácter social que las condiciones de producción han asumido en cuanto
condiciones de producción colectivas del trabajo combinado aparece como capitalista, como
trabajo inherente a estas condiciones de producción en cuanto tales, independientemente de los
obreros», Marx: El capital. Libro I. Capítulo VI (inédito). Resultados del proceso inmediato de
producción, p. 94, ed. Siglo XXI. De hecho, el socialismo consiste en resolver el antagonismo entre
el modo privado de apropiación, circulación e intercambio y las características sociales de la
producción, armonizándolas mediante una síntesis superior
82
vez más como fuerzas productivas sociales. [...] La transformación de las
grandes empresas de producción y transporte en sociedades por acciones y en
propiedad del Estado muestra que la burguesía ya no es imprescindible para
la realización de aquella tarea. Todas las funciones sociales de los capitalistas
son ya desempeñadas por empleados a sueldo. 74
83