Marco Aurelio
Marco Aurelio
Marco Aurelio
2. Nació en una familia noble, la familia de los Veros, cuyos miembros ocuparon muy altos cargos en la
administración del Imperio y cercanos a los dos emperadores que precedieron a Marco Aurelio.
La familia de los Veros, de origen hispánico (su bisabuelo Anio Vero había venido a Roma como pretor desde la
Bética em tiempos de Vespasiano), se había ennoblecido pronto y firmemente establecido en altos cargos de la
administración. El emperador Adriano honraba a este abuelo Vero con su amistosa confianza, y a través de esa
amistad llegó a apreciar a su nieto, al que designó como su mediato sucesor en la adolescencia de Marco.
3. Varias personas ejercieron una influencia fundamental en su niñez y su adolescencia (juventud): su madre, su
padre, su abuelo paterno y su bisabuelo materno. Precisamente, las Meditaciones comienzan con una evocación
escueta de estas cuatro figuras familiares, las primeras con quien quiere cumplir una deuda de gratitud al
recordarlas:
La figura más lejana de ellas es la de su padre (Marco Annio Vero), que murió cuando él tenía unos 10 años.
Su abuelo paterno, M. Anio Vero, seguramente trató de suplir con sus atenciones la ausencia de su padre. En la
formación de Marco Aurelio, Anio Vero se destaca por la amable atención en su niñez. Era un personaje
importante en la política romana de la época. Fue prefecto de roma (del 121 al 126) y cónsul en tres ocasiones.
Si bisabuelo materno, L. Catilio Severo, ocupó también altos cargos en la administración: gobernador de Siria,
procónsul de Asia, dos veces cónsul y luego prefecto de Roma (cargo del que le depuso Adriano en el 138, tal
vez para que no hiciera sombra a Antonio, designado como próximo emperador). Era un hombre de gran
cultura, relacionado con el círculo de Plinio.
Tito Aurelio Antonino (que se ganó el sobrenombre de “Pío” después de su ascenso al trono) fue un personaje
decisivo en la vida de Marco Aurelio y, en sus primeros años, se destaca por su presencia ejemplar. Marco
Aurelio expresa su admiración sin reservas por su antecesor en el trono, al dedicarle el capítulo más largo y
detallado de sus recuerdos. Antonino Pío estaba casado con la única hermana del papá de Marco Aurelio (Ania
Faustina), así que era su tío político, después fue padre adoptivo (desde el 138) y suegro (desde el 145).
- Tras la muerte de su hijo adoptivo, Adriano designó como su sucesor a Antonio con la condición de que
este adoptara a Marco Aurelio y a Lucio Vero (el fallecido hijo adoptivo) y los designara como sus
sucesores.
Tras su adopción por Antonio Pío, Marco Aurelio (ahora, Marcus Aurelius Antoninus) debió trasladarse de la
villa familiar en el Monte Celio (que había recibido su madre), donde transcurrieron los primeros años de este
muchacho meditativo y ascético, al Palacio de Tiberio, en el Palatino.
La educación juvenil
Su educación juvenil fue muy esmerada, con los mejores maestros particulares de la época, figuras prominentes
que destaca en sus Meditaciones. Junto a las lecciones de gramática, retórica y filosofía, aprecia en sus maestros
otras lecciones, más duraderas, de carácter o de moral, y sus trazos recuerdan, sobre todo, esas enseñanzas de
bondad o de firmeza ética.
Conviene destacar dos profesores. Frontón habría querido hacer de su discípulo un gran orador, un retórico
cuidadoso de las formulas verbales. Sin embargo, Rústico,
La muerte temprana de su padre es probable que impresionara a este muchacho sensible y reflexivo. Es la
primera de la numerosa serie de muertes familiares que Marco Aurelio ha de vivir. Será una experiencia muy
repetida luego: su padre, su abuelo, Adriano, Antonio, su madre, su hermano adoptivo Lucio Vero, su esposa,
más de la mitad de sus hijos, irán muriéndose cerca de él a lo largo de los años. Esta vivencia de las muertes
familiares, más que las muertes de la guerra y l apeste, puede haber influido en el sentir de Marco Aurelio
hondamente. En las Meditaciones, la idea de la muerte reaparece constantemente, y el emperador, que parece
sentir la suya acercarse, está siempre en guardia contra su asalto sorprendente e inevitable. Con cierto tono
melancólico, Marco Aurelio menciona asociada a ella no la gloria ni la inmortalidad, sino el olvido.
Fue emperador de Roma por 20 años. Fue el último emperador de lo que historiadores próximos consideraron
como al Edad de Oro del Imperio.
Entre su conducta y sus reflexiones hubo coherencia. Según Herodiano (I. 2. 4) fue “el único de los
emperadores que dio fe de su filosofía no con palabras ni con afirmaciones teóricas, sino con su carácter digno y
su virtuosa conducta”.
La idea del rey filósofo o, más sencillamente, del filósofo con actuación, se enfrenta a una difícil tensión
perenne entre las urgencias de la praxis concreta y la abstracción ética filosófica. En el mundo romano podemos
encontrar dos figuras políticas interesantes desde esta perspectiva: la del estoico Séneca, ambiguo y retórico, y
la de este estoico emperador, cuyo rasgo distintivo es, como A. Puecha firmaba, la sinceridad.