Revistas - Unal.edu - Co - Estratigrafia Sinclinal de Usme
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2 Smithsonian Tropical Research Institute, Box 0843-03092, Balboa, Ancon Republic of Panam
RESUMEN
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Extended ABSTRACT
Introducción
Si las unidades aflorantes en el Sinclinal de Usme y sus edades no están bien definidas, no
podremos ubicar temporalmente los cambios en las tasas de acumulación y el inicio de la
deformación reportada en el sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Por ejemplo, Julivert
(1963) indica la presencia de discordancias progresivas en las formaciones Bogotá, Regadera y
Usme en el flanco oriental del Sinclinal de Usme, sugiriendo actividad tectónica en el área desd
el Eoceno. Sin embargo, hacia el norte de la Sabana de Bogotá los contactos de las mismas
unidades son conformes (Montoya & Reyes,2005).
El análisis integrado de estos resultados indican que las áreas fuente de los sedimentos del
Paleógeno localizadas al oeste en el Paleoceno-Eoceno temprano cambian al este en el Eoceno
medio-Oligoceno temprano, con el inicio de la exhumación de la zona axial para inicios del
Oligoceno. Estos resultados deben integrarse al estudio de la evolución del Paleógeno de otros
sectores de la zona axial de la Cordillera Oriental y sus cuencas adyacentes. Otro rasgo
importante de las unidades del Paleógeno en el Sinclinal de Usme es el reporte del primer
registro paleontológico de mamíferos en Colombia (Villaroel 1987), de la cual se logra una
asignación a una edad Eoceno temprano en este estudio.
Antecedentes
Las unidades del Paleógeno en la Sabana de Bogotá han sido interpretadas principalmente com
el registro del avance de los sistemas deposicionales continentales sobre los ambientes
marginales a marinos del Cretácico Superior (Van der Hammen, 1957; Hoorn, 1988; Sarmient
1992). Higuera et al. (1993) propone ambientes desde pantanos a llanuras de inundación en
una zona influenciada por sistemas deltaicos para la Formación Guaduas. En el norte de la
Sabana de Bogotá, Cuervo & Ramírez (1985) y Jaramillo et al. (1993) reportan las
características sedimentológicas de la Formación Cacho interpretándola como canales
amalgamados de corrientes trenzadas.
En el Sinclinal de Usme, Hoorn (1988) define la Formación Bogotá como el registro de llanuras
de inundación y ríos meándricos, que la diferencian de las unidades litológicas infrayacente
(Formación Cacho) y suprayacente (Formación Regadera), las cuales los interpreta como el
registro de ríos trenzados. Acosta y Beltrán (1987) interpretan los depósitos de la Formación
Regadera en el Sinclinal de Usme como sistemas fluviales contiguos a zonas paludales
continentales y marismas. Hubach (1957), Van der Hammen (1957) y Hoorn et al. (1987)
interpretan la Formación Usme, con datos palinológicos y litológicos, como el registro de
ambiente salobre-marino que cambia a condiciones deltáicas hacia el tope con variaciones en
condiciones de agua salobre. Hoorn et al. (1987) reportan en una muestra de la Formación
Cacho Verrustephanoporites simplex y Proxapertites operculatos lo que sugiere una edad
Paleocena para la Formación Cacho (Van der Hammen & García Mutis, 1965). En una muestra
de la Formación Bogotá reportó Foveotricolpites perforatus y Retibrevitricolpites triangulatus;
ocurrencia de estos palinomorfos sugiere una edad de Paleoceno superior y Eoceno inferior.
Villaroel (1987) reporta el hallazgo de Etayoa bacatensis n. sp en la parte superior de la
Formación Bogotá, asignándole una edad Paleoceno medio (?). Este fósil es uno de los pocos
reportes de mamíferos que se tienen para el Paleoceno en el norte de Suramérica.
Localización
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El Sinclinal de Usme, al sur occidente de la ciudad de Bogotá, es una de las estructuras del
segmento sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Las unidades del Paleógeno fueron
descritas en el flanco oeste del Sinclinal de Usme a lo largo de la Quebrada El Mochuelo,
localidad sugerida como sección tipo de la Formación Bogotá por Hoorn (1988), y donde los
estratos presentan altos buzamientos y polaridad invertida (Figura 1). Aunque la base de la
sección Paleógena se encuentra cubierta y en contacto fallado con las rocas del Grupo
Guadalupe (Montoya y Reyes 2005), en este sector se realizó la medición y descripción de las
formaciones Guaduas (segmento superior), Cacho, Bogotá y Regadera. El segmento inferior de
la Formación Usme está cubierto por el relleno sanitario de Doña Juana, y el segmento superio
de la Formación Usme fue medido en la Quebrada Buenavista, en el sector sur del Sinclinal de
Usme (Figura 1).
FIGURA 1
Estratigrafía y Sedimentología
TABLA 1
De las cinco unidades formales descritas (formaciones Guaduas, Cacho, Bogotá, Regadera
y Usme), solamente la Formación Bogotá fue dividida en cuatro unidades informales y la
Formación Usme en tres unidades informales. A continuación se describe el conjunto de
litofacies característico para cada unidad (Figura 2), y se realiza la interpretación de un
ambiente sedimentario para la asociación de litofacies.
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Esta unidad corresponde a una morfología suave cuyo intervalo más inferior está cubierto. Un
sistema de fallas con vergencia al Este coloca diferentes unidades del Grupo Guadalupe con el
segmento cubierto. Los 300 m superiores descritos de esta unidad se caracterizan por present
a la base, múltiples intercalaciones de lodolitas rojizas macizas (Lmr) a lodolitas varicoloreada
(Lmm) con estructuras biogénicas formadas probablemente por raíces. En la parte media se
presentan juegos de capas delgadas a medias de areniscas con restos vegetales (Ah). En el
tope se presentan capas delgadas lenticulares de areniscas lodosas que posteriormente pasan
capas de areniscas lodosas (Amm y Am) con intraclastos (Figs. 3 y 5). Esta unidad se acumuló
en un dominio de llanuras fluviales de inundación, con una alta preservación del desarrollo de
paleosuelos.
El espesor medido fue de 103.5 m. El contacto inferior de esta unidad está marcado por la
aparición de juegos de capas delgadas de geometrías ondulosas de areniscas cuarzosas
altamente cementadas (ALhe y Ao) con intraclastos intercaladas con lodolitas varicoloreadas (L
y Lmm). En la parte media se observan espesos juegos de capas de areniscas con laminación
horizontal y cruzada planar (Ah y Ap) con una intercalación de lodolitas grises moteadas (Lmg
Hacia el tope se presentan capas muy gruesas con geometrías canaliformes (Am) y escasas
intercalaciones de lodolitas varicoloreadas (Lmg y Lmr) (Figura 3, B333). La intercalación rítmica
de areniscas y lodolitas con laminación ondulosa y heterolítica sugieren la influencia mareal en
fondos de llanuras costeras. Hacia el tope se incrementa el registro de canales con un
incremento en el régimen de energía, pasando de migración de barras de arena de fondo de
canal a relleno rápido de la estructura del canal por depósitos arenosos de gravedad. Esta
unidad registra el avance de dominios fluviales sobre las llanuras costeras.
FIGURA 3
La unidad C, con 436.5 m de espesor, presenta en la base juegos de capas delgadas a medias
de areniscas líticas subtabulares con estratificación horizontal (Ah) y laminación ondulosa (Ao)
al tope. La parte media y superior de esta unidad está conformada por lodolitas varicoloreadas
moteadas (Lmm), localmente con nódulos de carbonatos (Amm). Localmente se observan
intercalaciones de capas muy gruesas canaliformes (Figura 3, C540) de areniscas líticas con
micas, con estratificación cruzada planar y tangencial a la base, algunas presentan
bioperturbación (Aa, Ap, Am). Hacia la parte superior las intercalaciones de areniscas son
subtabulares en ocasiones con estrato-decrecimiento. Esta unidad registra la migración de
canales meandriformes en ambientes de llanuras de inundación continental con desarrollo de
paleosuelos y estructuras biogénicas. El estilo de relleno de los canales implica cambios rápido
en el régimen de energía (Ao a Ah) o el relleno de canales por corrientes de gravedad (Am)
sobre barras de fondo de canal (Aa, Ap). La inmadurez de las areniscas y las corrientes de
gravedad (flujos hiperconcentrados arenosos) sugieren la proximidad a una pendiente
topográfica. Aunque Hoorn (1988) propone un sistema fluvial meándrico para la Formación
Bogotá, las asociaciones litofaciales que se encuentran en la columna, muestran más cambios
abruptos entre las litologías que sucesiones granodecrecientes, como se esperaría para
depósitos meándricos.
La unidad D, de 330 m de espesor, incluye a la base (1) lodolitas arenosas pardas con
estratificación horizontal, que en sección delgada se identifican como tobas (Th) con fragmento
subredondeados de clorita según análisis de DRX (Carmen Cecilia Benavidez, ICP, comunicació
escrita, 2007) y (2) la aparición de capas muy gruesas de areniscas finas a medias macizas
(Avm), con presencia de feldespatos zonados sin alterar y fragmentos líticos de origen volcánic
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Esta unidad, de 210m de espesor, genera el escarpe morfológico que rodea el valle del Río
Tunjuelo. La Formación Regadera consiste en juegos de capas gruesas a muy gruesas de
areniscas medias a gruesas, de geometrías tabulares a subtabulares (Figura 3, G1978,7) con
estratificación cruzada planar y en artesa (Ap y Aa), y capas delgadas lenticulares de areniscas
conglomeráticas e intraclastos (Am). Hacia el tope de la unidad se presentan juegos de capas
medias a muy gruesas tabulares con estratificación cruzada planar a macizas (Ap y Am), con
intercalaciones de lodolitas grises macizas (Lmg), algunas con restos vegetales. Estos depósito
se acumularon como barras de arena de fondo de canal trenzado afectados por depósitos
hiperconcentrados, y en menor proporción con registro de las llanuras de inundación
adyacentes. Hacia el tope, la intercalación con las lodolitas grises macizas y algunos niveles
arenosos con estratificación heterolítica (ALhe) indica la mayor preservación de depósitos de
llanuras. Influencia mareal sobre estas llanuras es inferido por la estratificación heterolítica.
El espesor estimado de esta unidad es de 325m. los 80m inferiores se encuentran cubiertos
(Unidad H), 65m fueron medidos en la Quebrada Buenavista (Unidad I), y los 180m más
superiores corresponden a la parte superior de la Formación Usme reportado por Hoorn et al.
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(1987) (Unidad J). Lodolitas grises oscuras (Lmg) con presencia de hojas y madrigueras con
una capa delgada de carbón (C), se observó en la base de la sección medida (Unidad I). Hacia
la parte media, estas lodolitas (Lmg) están interestratificadas con las capas de areniscas. En la
parte más superior del segmento I se observaron capas medias a gruesas de areniscas
cuarzosas de grano muy fino a fino y estratificación cruzada (Aa) (Figura 3, I2200), o de
areniscas macizas (Am) con contenido de hojas y rastros de bioperturbación (Am). Aunque la
base de la columna no aflore, las litologías finas reportadas por Hoorn (1988) y la presencia de
algunos fósiles (Van der Hammen, 1957) indican que esta sucesión se trata de ambiente
sedimentario de llanuras costeras pantanosas (Hoorn, 1988). La sucesión granocreciente pued
ser interpretada como la llegada de sistemas deltáicos rellenando las zonas pantanosas. Las
asociaciones litofaciales presentes en la parte superior de la Formación Usme la sitúan en una
zona de influencia fluvial con barras de arena, rellenos de canal con cambios de régimen de flu
e interdigitados con llanuras de inundación y canales abandonados en su parte superior.
Bioestratigrafía
FIGURA 4
El intervalo entre 0 y 420 m (al tope de la Formación Guaduas, Formación Cacho, y base de la
Formación Bogotá), tuvo un recobro muy pobre y solo permite establecer que probablemente
corresponde al Paleoceno por la presencia de Laevigatosporites aff. granulatus y la ausencia de
la típica flora del Maastrichtiano en la Cordillera Oriental.
El intervalo entre 420 y 920 m (parte media de la Formación Bogotá) tuvo un pobre recobro q
permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas palinológicas Cu 02 a Cu 0
de Jaramillo et al. (2005). Estas zonas se han calibrado como Paleoceno medio a superior
(Jaramillo et al., 2005; Jaramillo et al., 2006). La siguiente asociación permitió reconocer esas
zonas: Bombacacidites protofoveoreticulatus (Figura 4-1), Corsinipollenites psilatus (Figura 4-2),
Monocolpopollenites ovatus (Figura 4-3), Perinomonoletes “acicularis", Polypodiaceoisporites?
fossulatus, Proxapertites operculatus (Figura 4-4), Psilamonocolpites operculatus,
Scabramonoletes? sp. 1 de Jaramillo y Dilcher (2001), Tricolpites protoclarensis (Figura 4-5), y
Verrutriletes virueloides (Figura 4-6).
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El intervalo entre 920 y 1965 metros (parte alta de la Formación Bogotá y parte baja - media d
la Formación Regadera), tuvo un variado recobro, pobre en la base, mejor hacia el techo, el cu
permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas palinológicas T05 a T06 de
Jaramillo et al. (2008). Estas zonas se han calibrado como Eoceno inferior a medio (Jaramillo e
al., 2005; Jaramillo et al., 2008; Jaramillo et al., 2006; Jaramillo & Dilcher, 2001). La siguiente
asociación permitió reconocer esas zonas: Annutriporites iversenii (Figura 4-7), Bombacacidites
nacimientoensis (Figura 4-8), Brevitricolpites macroexinatus, Cicatricosisporites dorogensis (Figu
4-9), Corsinipollenites undulatus, Cyclusphaera scabrata (Figura 4-10), Echitetracolpites?
tenuiexinatus, Gemmamonocolpites barbatus, Jandufouria minor, Margocolporites vanwijhei,
Monoporopollenites annulatus (Figura 4-11), Perfotricolpites digitatus, Perisyncolporites pokorny
Retibrevitricolpites triangulatus, Spirosyncolpites spiralis (Figura 4-12), Tetracolporopollenites
transversales y Spinizonocolpites grandis.
El intervalo entre 1965 y 2184 metros (parte alta de la Formación Regadera y a la parte baja d
la Formación Usme), tuvo un buen recobro, el cual permitió establecer que estos sedimentos
corresponden a las zonas palinológicas T07 de Jaramillo et al. (2008). Esta zona se ha calibrad
como Eoceno superior (Jaramillo, 2008; Jaramillo et al., 2006; Santos et al., 2008). La siguien
asociación permitió reconocer esa zona: Echitriporites trianguliformis var. Orbicularis (Figura 4-
13), Nothofagidites sp. 1 (Figura 4-14), y Multiporopollenites pauciporatus (Figura 4-15).
El intervalo ente 2184 y 2297 metros (parte media de la Formación Usme), tuvo un recobro
moderado, el cual permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas
palinológicas T08-T09 de Jaramillo et al. (2008). Esta zona se ha calibrado como Oligoceno
inferior. La siguiente asociación permitió reconocer esa zona: Magnastriatites grandiosus (Figura
4-16), Retibrevitricolporites grandis, Mauritiidites franciscoi pachyexinatus, Clavatricolpites
densiclavatus y Retitrescolpites magnus.
FIGURA 5
Análisis de Procedencia
armazón utilizando el método Gazzi- Dickinson para eliminar los problemas de la variación de
composición por el tamaño de grano (Ingersoll et al., 1984). El conteo se realizó teniendo en
cuenta la fracción arenosa excluyendo láminas de lodolitas. El cálculo modal para los triángulo
QtFL y QmFLt incluye las secciones con un armazón mayor al 60% (Tabla 3).
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FIGURA 6
Con los datos obtenidos en el cálculo modal se ubicaron las diferentes secciones con un
porcentaje de armazón mayor a 60%, en el triángulo de procedencia de Dickinson (1985) (Figu
7a). Según este diagrama, las areniscas proceden de orógenos cuarzosos y reciclados, con una
muestra que indica procedencia de un arco magmático. El diagrama triangular de líticos totales
(ver Tabla 3 para cálculo modal de las muestras con Lt >20%) permite determinar la variación e
la población de estos fragmentos en la sucesión paleógena, indicadores de la posible
composición de área(s) fuente (Figura 7b). Aunque en la Formación Guaduas comienza a
registrarse trazas de fragmentos sedimentarios y metamórficos, la población de fragmentos de
origen metamórfico y volcánico se incrementa en las unidades D y E de la Formación Bogotá.
Sin embargo, la unidad más superior de la Formación Bogotá vuelve a tener solo fragmentos
sedimentarios, indicando un cambio abrupto en la composición del área fuente. La variación
vertical de los principales componentes del armazón permite establecer la asociación de
componentes detríticos (petrofacies) y definir cómo varían verticalmente con respecto a las
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unidades litológicas. Los límites de las petrofacies no necesariamente corresponden con los
límites de las unidades litológicas anteriormente descritas.
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FIGURA 8
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Los cambios reportados en la composición de las areniscas por el análisis de detritos livianos s
corroboran con el cambio en la asociación de minerales pesados. Para los montajes de mineral
pesados, se identificaron los principales minerales constituyentes y se realizó un conteo de 300
puntos, incluyendo los minerales opacos (Mange & Maurer 1992). Debido a la fragilidad
mecánica de la biotita y a su potencial de sobre-estimación, se indicó su presencia pero no se
incluye en el conteo. En la Tabla 5 se indican los minerales identificados en 10 muestras de las
unidades Cacho, Bogotá, Regadera y Usme (ver Figura 5 para su distribución estratigráfica). Los
minerales identificados y su variación en la vertical se presentan en la Tabla 6 y Figura 9b y 9c,
respectivamente. Las variaciones en el contenido de minerales pesados están relacionadas con
la madurez composicional de la roca reportada con la petrografía. En las formaciones con may
contenido de detritos cuarzosos (formaciones Cacho, Regadera y Usme) el contenido de
minerales estables (circón, rutilo, apatito y turmalina) es alto en comparación con los minerale
inestables identificados en la Formación Bogotá, cuya composición petrográfica es la más
inestable (Figura 6b). En esta unidad se identificó epidota, hornblenda, talco, clinozoisita y
granate (Tabla 6, Figura 9a); además, los minerales opacos se encuentran en abundancia y en
ocasiones son euhedrales (posiblemente magnetita o ilmenita), asociados a rocas de alto
contenido de material volcánico.
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metodología y resultados
Con el propósito de conocer las edades U/Pb en las unidades estudiadas se realizó la separació
de circones, que siguió las técnicas convencionales incluyendo fragmentación manual y
pulverización a fracción menor que 100 mesh en molinos de discos y/o rodillos. Esta fracción
tamizada fue pasada por una mesa de separación gravitatoria tipo Winfley. Finalmente la
fracción no magnética fue pasada por líquidos densos (Ioduro de Metilo) con densidad mayor a
3.2. Los análisis fueron realizados en el laboratorio LASERCHRON de la Universidad de Arizona
Los circones fueron montados en un disco circular de resina epoxy. Los granos de circón fueron
seleccionados al azar. Los núcleos de los granos fueron escogidos con el fin de reducir la
posibilidad de tener granos con circón sobrecrecido.
La gran mayoría de las edades se agrupan sobre la curva de concordia, indicando que el sistem
isotópico se mantuvo cerrado, de manera que las edades tienen valor analítico y geológico (las
excepciones se indican en cada muestra). La mayoría de los circones analizados tienen
relaciones U/Th menores que 12 y por lo tanto afines con circones derivados de fuentes
magmáticas (Rubatto, 2002). Sólo en casos aislados, la relación U/Th es mayor que 12,
característica de circones de origen metamórfico (Vabra et al., 1999, Rubatto, 2002). A
continuación se presentan los resultados por las unidades litológicas definidas.
Formación Cacho
De la muestra B333 solo fue posible recuperar 47 circones para el análisis. Un cristal de circón
con edad de ca. 247 Ma tiene la relación U/Th mayor que 12. Un único cristal presenta una eda
Paleocena de 66.4 ± 2.5 Ma; edad que si bien no tiene la robustez de 3 réplicas para definir un
población confiable (Gehrels et al., 2006), limita el máximo de sedimentación al Paleoceno. La
población más significativa de edades de circones detríticos se encuentra definida por un pico d
distribución a ca. 91 Ma (Figura 10a). Otra población importante la definen circones con un pico d
distribución de edad de 246 Ma. Edades individuales mesoproterozoicas entre 890 y 1540 Ma,
paleozóicas entre 305 y 421 Ma, así como jurásicas de 159 y 174 Ma que también son
identificadas.
FIGURA 10
Formación Bogotá
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Fueron analizados 84 circones de las muestra D840.3. A excepción de algunas edades > 2400
Ma, los resultados son concordantes, y por lo tanto con significado geológico. El circón más
joven corresponde a un único grano con edad de 64.9 ± 2.8 Ma. Las poblaciones de circones
más representativas están marcados por picos a 161 y 86 Ma (Figura 10c). Otras poblaciones
incluyen edades triásicas de ca. 246 Ma y paleozóicas de 542 Ma. Una importante serie de
análisis presenta edades Grenvillianas en el rango entre 1000 y 1300 Ma, así como una
aparente población no muy extensa con circones de ca. 1467 Ma. Cristales únicos con edades
arqueanas de ca. 2700, 2800 y 2900 Ma fueron también reconocidos. De la muestra D928
fueron analizados un total de 97 circones. Esta muestra presenta dos tipologías de granos de
circón, una caracterizada por circones prismáticos con relaciones 2 a 1 y la otra con cristales
muchos más pequeños con relación 3-1 y caras euhedrales, que semejan bastante bien circone
de carácter volcánico. Un solo grano con relaciones afines a circones metamórficos (>12)
presenta una edad triásica de ca. 237 Ma. La distribución de edades se extiende entre el
Paleoceno y el Triásico (Figura 10d) que representan cerca del 76% de los granos, y que se pued
agrupar en intervalos entre 5-72 Ma (n=54), 80-93 Ma (n=10), 140-168 (6) y 200- 237 Ma
(n=3). Otra serie menos extensa (n=4) incluye circones del Paleozoico inferior (526-545 Ma).
Circones mesoproterozoicos entre ca 1100-1300 Ma representan otro 13% de los granos
analizados. Los cinco picos fundamentales de distribución de probabilidad de edad incluyen 55
64, 90, y 164 Ma. Otros picos de distribución de edades 544 y 1229 Ma están registrados por
<3 cristales. Seis circones con edades paleógeno se sobreponen en error y permiten establece
como edad más joven en la carga detrítica de 56.2 ± 1.6 Ma (Figura 10d). De la muestra D937
fueron analizados 89 circones, con muy pocos circones discordantes del Paleozoico y Arqueano
Tres cristales de edades del Triásico Inferior (ca. 250 Ma) presentan relaciones de U/Th mayor
de 12 sugiriendo su origen metamórfico. El intervalo principal de edades que incluye cerca de
mitad de los cristales analizados se agrupa entre 58 y 72 Ma (n=47), con dos picos de
distribución a ca. 62.5 y 70 Ma (Figura 10e). Otros intervalos de edades incluyen circones del
Jurásico (160-191 Ma), Carbonífero-Triásico (220-313 Ma) con picos a 220 y 242 Ma, Cámbrico
(502-553 Ma) y algunos picos Mesoproterozóicos de 1000 y 542 Ma. La población más antigua
definida por tres cristales define un pico de cerca de 2262 Ma, y dos cristales que presentan
edades de ca. 2524 y 2766 Ma.
Formación Regadera
Fueron analizados un total de 92 circones de la muestra G2010. Un grano con edad de ca. 354
Ma presenta relaciones U/Th mayor de 12. La edad más joven de 64.3 ± 0.6 Ma fue identificad
en un único cristal y presenta limitaciones estadísticas (Gehrels et al., 2006). Cuatro
poblaciones definidas por picos de distribución de edades caracterizan esta muestra. Circones
del Mesozoico incluyen poblaciones a ca. 85, 166 y 261 Ma. La población del Jurásico con cerca
de 20 granos constituye la más extensamente representada (Figura 10f). Otras poblaciones más
antiguas incluyen edades Grenvillianas de ca. 1168 Ma. Si bien esta población constituye un
pico en la distribución de edades, es evidente que las contribuciones Grenvillianas presentan u
rango más extenso entre 900 y 1260 Ma. Otro pico de distribución representado por circones
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paleozoicos de ca. 346 Ma, así como edades dispersas cámbricas a proterozóicas son también
comunes.
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Las edades AHe documentan que la deformación ya ocurría en el Oligoceno temprano para el
extremo sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Las rocas de base de la Formación Bogot
expuesta en el flanco oeste del sinclinal (muestra C540, elevación 2790 m, 30.7 ± 1.8 Ma)
pasaron primero la isoterma de ~40-80 °C que niveles estratigráficos superiores de esta mism
unidad, los cuales localizados más hacia el núcleo del pliegue y en elevaciones más bajas
(muestra D937, elevación 2700 m, 26.4 ± 1.6 Ma).
Discusión
El aporte de cobertera sedimentaria cuarzosa del Cretácico al oeste del área de estudio, (Figura
12a) se apoya por el incremento de cuarzo y minerales pesados ultraestables (circón, rutilo,
turmalina) en las areniscas cuarzosas en las formaciones Guaduas y Cacho, a pesar de la
inmadurez textural de las rocas (contenido de material intersticial, i.e., matrix, varía entre 10-
26%). Adicionalmente, el reporte de retrabajamiento de polen de edad Campaniano-
Maastrichtiano en la base de la Formación Bogotá indica que esta área fuente está expuesta
relativamente cerca al sitio de acumulación. Esta deformación del Paleoceno de muy baja
amplitud en el flanco oeste al sur de la Cordillera Oriental no ha sido identificado por huellas d
fisión (e.g. Mora et al., 2010), pero sí ha sido propuesta por análisis de procedencia en el
Sinclinal de Fusa (Bayona et al., 2003), y por paleotermómetros (Ro) entre la Falla de Bituima
el Sinclinal de Guaduas que sugieren deformación temprana de la Falla de Bituima (Moretti et
al., 2010; Cortés, 2004). Hacia el norte, procesos de exhumación del Paleoceno están siendo
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reportados en el flanco occidental de la Cordillera Oriental (Mora & Parra, comunicación verbal
2011) y en rocas del Mesozoico al este del Sinclinal de Nuevo Mundo (norte del Valle Medio de
Magdalena, Ross et al., 2009).
FIGURA 12
Estos resultados indican suministro de rocas del basamento de la Cordillera Central expuesto a
este del sistema de fallas de Romeral desde inicios del Paleoceno en la zona sur de la Cordiller
(Figura 12). Los datos reportados de geocronología detrítica en rocas del Paleoceno en el norte d
Valle Medio del Magdalena (Nie et al., 2010) y zona axial de la Cordillera (Horton et al., 2010a
b) sugieren procedencia desde el craton para el Paleoceno temprano. Sin embargo, los trabajo
de petrografía reportan presencia de fragmentos de rocas metamórficas en rocas del Paleoceno
inferior tanto en el Valle del Magdalena (Hatton y Espejo, 1997; Gómez et al., 2003, 2005),
como al norte de Bogotá en la zona axial de la Cordillera Oriental (Torres, 2003; Calderón,
2007). La alta subsidencia tectónica durante el Paleoceno tardío y Eoceno temprano favoreció
acumulación de los estratos de llanuras fluviales y el registro de volcanismo en la Formación
Bogotá. Este es el registro más completo del Eoceno temprano de la zona axial de la Cordillera
(Bayona et al., 2008), y es sólo comparable con algunos depocentros en el sector sur del Valle
Medio del Magdalena (Gómez et al., 2003). La composición de las areniscas, la asociación de
minerales pesados y la población de circones confirma la continua denudación del basamento e
la Cordillera Central con leve mezcla de cobertera sedimentaria del Cretácico. La variedad de
minerales pesados encontrados en esta formación pasa de fases ultraestables (abundante
circón, rutilo, turmalina) a fases inestables como hornblenda, epidota, clinozoisita. Hacia el top
de la Formación Bogotá, el aporte de origen metamórfico incluye material grafitoso,
acompañado de minerales pesados tales como talco y granate. El intervalo de origen volcánico
incluye líticos volcánicos, plagioclasa euhedral maclada, hornblenda, epidota y circones
volcánicos que permiten asignar una edad deposicional de 56.2 ± 1.6 Ma. Estos son marcador
de volcanismo Paleógeno temprano cercano a la Cordillera Oriental, sin descartar su origen en
Cordillera Central (plutones paleocenos documentados por Aspden et al., 1987; Ordóñez, 2001
o en el Valle del Magdalena. La actividad volcánica favoreció la dispersión de material muy
inestable reportado en los sistemas fluviales de la Formación Bogotá.
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El cambio abrupto a una composición cuarzosa indica una composición muy diferente del área
fuente propuesta para las unidades infrayacentes (Figura 12b). La nueva área fuente para el
Eoceno medio-Oligoceno temprano incluye cobertera del Cretácico cuarzosa, como también lo
indica el retrabajamiento de polen de edad Campaniano- Maastrichtiano, glauconita retrabajad
y el incremento de la población de circones detríticos con edades más antiguas a 900 Ma, com
lo indican las muestras del Cretácico Superior reportadas por Horton et al. (2010b). La
referencia de deformación del flanco este del Sinclinal de Usme (Julivert, 1963) y las
paleocorrientes reportadas con dirección de flujo hacia el oeste (Cuervo & Ramírez, 1985) y
hacia el Norte (Acosta & Beltrán, 1987) indican que la deformación se concentraba hacia el est
del área de acumulación y el área de estudio era parte de un sistema longitudinal de transport
de detritos hacia el norte. Los datos de termocronología soportan la exhumación de una
estructura ya formada para el Oligoceno temprano, ya que las edades siguen el patrón de
relieve actual. Hacia el Norte, en los bloques colgantes del sistema de fallas de Boyacá y
Soapaga, datos de modelamiento inverso de huellas de fisión documentan procesos de
exhumación del Eoceno medio-Oligoceno temprano y una migración hacia los flancos en el
Oligoceno tardío (Mora et al., 2010).
Conclusiones
Agradecimientos
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