Revistas - Unal.edu - Co - Estratigrafia Sinclinal de Usme

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Estratigrafía, procedencia, subsidencia y exhumación de las unidades


paleógenas en el Sinclinal de Usme, sur de la zona axial de la Cordillera
Oriental

Stratigraphy, provenance, subsidence and exhumation of the Paleogene


succession in the Usme Syncline, southern axial zone of the Eastern
Cordillera
Germán Bayona1,2, Omar Montenegro1,2, Agustín Cardona1,2, Carlos Jaramillo1,2, Felipe
Lamus1,2, Sara Morón1,2, Luiz Quiroz1,2, María C. Ruíz1,2, Víctor Valencia3, Mauricio Parra4,
Daniel Stockli5

1 Corporación Geológica ARES,, Calle 44A N. 53-96, Bogotá, [email protected]

2 Smithsonian Tropical Research Institute, Box 0843-03092, Balboa, Ancon Republic of Panam

3 Department of Geosciences, University of Arizona, Tucson, Arizona 85721, USA.

4 Institut für Geowissenschaften, Universität Potsdam, Golm, Germany.

5 Department of Geology, University of Kansas, Lawrence, Kansas 66045

Manuscrito recibido: 30 de mayo 2010; aceptado: 30 de septiembre 2010

RESUMEN

Se efectuaron análisis estratigráficos, procedencia y termocronología en los 2200 metros de la


sucesión Paleógena en el sector sur de la zona axial de la Cordillera Oriental (Sinclinal de
Usme), permiten establecer la evolución tectónica y paleogeográfica de este sector de la
Cordillera Oriental. El análisis sedimentológico permite identificar un dominio de ambientes
continentales con leves incursiones salobres y desarrollo de pantanos. La composición de las
areniscas cambia, de base a techo, de cuarzoarenitas a sublitoarenitas para las formaciones
Guaduas y Cacho, y a sublitoarenitas y litoarenitas feldespáticas para la Formación Bogotá.
Siguiendo hacia el techo, la composición tiende a ser más cuarzosa en la unidad más superior
de la Formación Bogotá, y en las formaciones Regadera y Usme son cuarzoareniscas. La
asociación de minerales pesados sigue la misma tendencia de madurez composicional de las
areniscas, reportándose minerales inestables (hornblenda, talco, clinozoisita) en la parte medi
de la Formación Bogotá; este nivel consiste de depósitos volcaniclásticos con circones volcánic
de edad 56.2 ± 1.6 Ma. La población de edades de circones detríticos, la presencia de
glauconita retrabajada, el retrabajamiento de polen de edad Campaniano-Maastrichtiano en la
base de la Formación Bogotá y en la Formación Regadera, y el cambio composicional de las
areniscas entre las formaciones Cacho-Bogotá y Regadera-Usme nos permite inferir una
procedencia del Occidente (Cordillera Central y estructuras occidentales de la Cordillera
Oriental) para las formaciones Cacho y Bogotá (Paleoceno inferior-Eoceno inferior). Las
areniscas cuarzosas de las formaciones Regadera y Usme (Eoceno medio – Oligoceno inferior)
proceden de cobertera cretácica involucradas en estructuras al oriente del Sinclinal de Usme.
Las tasas de subsidencia tectónica del Paleoceno-Eoceno inferior son más altas que las
registradas durante el Eoceno medio-Oligoceno temprano. Esta disminución en la tasa de
subsidencia coincide con el inicio de la exhumación en el Oligoceno temprano y el cese del
registro sedimentario en la zona axial de la Cordillera.

Palabras clave: Sinclinal de Usme, procedencia, Paleógeno, volcanismo.

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Extended ABSTRACT

Stratigraphic, provenance and thermochronological analyses in the 2.2 km thick Paleogene


succession of the southern axial zone of the Eastern Cordillera (Usme Syncline, Figura 1) allow
proposing a tectonic and paleogeographic evolution of this region. Four stratigraphic units were
studied along the Mochuelo creek: the upper Guaduas Formation, and the complete sections o
the Cacho, Bogotá and Regadera formations (Figura 2). The top of the Paleogene succession
(upper segment of the Usme Formation) was surveyed in the Buenavista creek (Figura 1).
Sedimentological and palynological analyses indicate the dominance of continental environmen
for most of the Paleogene succession with short periods of lacustrine deposition and brackish-
water incursions in the lower Cacho and upper Regadera formations (Figura 2 and Figura 3). The
pollen association in the Bogotá Formation indicates a late Paleocene-early Eocene age for this
unit, whereas the contact with the Regadera Formation is in the early-middle Eocene range. La
Eocene pollen association was identified at the top of the Regadera Formation, and the pollen
association in the Usme Formation assigned an early Oligocene age (Figura 4). Provenance
analysis includes the integration of sandstone petrography, heavy mineral association, and
detrital zircon geochronology (Figura 5). Sandstone compositional maturity decreases up section
from quartzarenites and sublitharenites in Guaduas and Cacho formations to litharenites and
feldspathic litharenites in the Bogotá Formation (Figura 6), with a volcaniclastic interval in the
middle of the Bogotá Formation. In contrast, compositional maturity increases upsection from
the uppermost Bogotá Formation to the Regadera and Usme formations (Figura 6). Provenance
diagrams, lithic fragment distribution and petrofacies analysis of the Bogotá and Regadera
formations suggest at least two different source areas (Figura 7 and Figura 8). Heavy mineral
association change similarly to the sandstone composition, being the volcaniclastic interval in
the middle Bogotá Formation with the highest concentration of unstable minerals such as
hornblende, talc, clinozoisite, etc (Figura 8 and Figura 9); volcanic zircons of this interval reports a
U/Pb age of 56.2 ± 1.6 Ma (Figura 10). In addition to the Paleocene ages, other population ages
(mainly 70-90 Ma; 220-290 Ma) reported in one sample of the Cacho and four samples of the
Bogotá formations clearly indicate a source from the Central Cordillera of Colombia (Figura 10)
since early Paleocene time. Detrital zircon ages older than 500 Ma increased in the sample of
the Regadera Formation; these ages were interpreted as reworking of the cretaceous
sedimentary cover. This shift in sandstone composition, heavy mineral association and detrital
zircon ages is coincident with a change from high subsidence rates in late Paleocene – early
Eocene time to an interval of low subsidence rates in middle to late Eocene time (Figura 11).
Detrital zircon population, reworked cretaceous pollen and glauconite and the change in
sandstone composition indicate provenance from westerly uplifts during the Paleocene-early
Eocene (Central Cordillera and nearby uplifts with cretaceous cover), (Figura 12a). Source areas
for middle Eocene-lower Oligocene Regadera and Usme formations were composed of quartzos
cretaceous rocks located to the east (Figura 12b); at this interval the rate of tectonic subsidence
decreased in comparison with Paleocene-early Eocene rates of subsidence (Figura 11). Onset of
exhumation in early Oligocene time (Tabla 7) coincides with culmination of deposition along the
axial zone of the Eastern Cordillera.

Key words: Usme Syncline, Provenance, Paleogene, Volcanism.

Introducción

La identificación y datación de las unidades paleógenas acumuladas en ambientes continentale


en la zona axial de la Cordillera Oriental, así como la identificación de las áreas positivas que
aportaron los detritos terrígenos para esas unidades, tienen implicaciones en las
interpretaciones paleogeográficas y paleotectónicas que precedieron al levantamiento vertical
la Cordillera Oriental de Colombia.
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En el norte de la Sabana de Bogotá las unidades del Maastrichtiano-Eoceno han sido


cartografiadas sin mayores controversias (formaciones Guaduas y Cacho; MacLaughlin & Arce
1975; Cuervo & Ramírez, 1985; Sarmiento, 1992; Montoya & Reyes, 2005); sin embargo, la
definición de estas mismas unidades al sur de la Sabana de Bogotá continúa controversial. No
todos los autores concuerdan con la postulación de la sección tipo de la Formación Bogotá
(Julivert, 1963) en el flanco oeste del Sinclinal de Usme (Quebrada Zo Grande; ver discusión e
De Porta, 1974). Según Julivert (1963), la Formación Bogotá limita al este por el escarpe más
prominente en el Sinclinal de Usme, el cual corresponde a la Formación Regadera, y así fue
identificado en los estudios de Acosta & Beltrán (1987), Hoorn (1988), Montoya & Reyes (2005
Sin embargo, los trabajos de Cuervo & Ramírez (1985), Jaramillo et al. (1993) y Díaz (2010) l
identifican como Formación Cacho. Según Julivert (1963) y Hoorn (1988), la Formación Cacho
corresponde a una unidad arenosa de 100 m de espesor que infrayace la sección tipo de la
Formación Bogotá; Montoya & Reyes (2005) consideran ese escarpe como parte de la Formaci
Bogotá.

Si las unidades aflorantes en el Sinclinal de Usme y sus edades no están bien definidas, no
podremos ubicar temporalmente los cambios en las tasas de acumulación y el inicio de la
deformación reportada en el sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Por ejemplo, Julivert
(1963) indica la presencia de discordancias progresivas en las formaciones Bogotá, Regadera y
Usme en el flanco oriental del Sinclinal de Usme, sugiriendo actividad tectónica en el área desd
el Eoceno. Sin embargo, hacia el norte de la Sabana de Bogotá los contactos de las mismas
unidades son conformes (Montoya & Reyes,2005).

Además de la incertidumbre en la identificación de las unidades, se suma la incertidumbre de


las posibles áreas fuentes para las areniscas del paleógeno en el Sinclinal de Usme y al norte d
la Sabana de Bogotá. Hoorn et al. (1987), Hoorn (1988), Cuervo & Ramírez (1985), Jaramillo
al. (1993) y Torres (2003) consideran las areniscas de la Formación Cacho como un primer
indicio de deformación al sur y este de la Sabana de Bogotá (Macizo de Quetame y cobertera
sedimentaria suprayacente). Aalto (1972), Jaramillo et al. (1993) y Gómez et al. (2005)
interpretan una procedencia desde el Escudo de Guyana. Calderón (2007) y Montenegro (2008
sugieren una procedencia desde la Cordillera Central debido a la alta presencia de fragmentos
metamórficos y volcánicos. Hoorn (1988) reporta material volcanicástico en la Formación
Bogotá, cuyo origen es aún desconocido.

Estudios recientes de termocronología (huellas de fisión en apatitos y circones: Mora et al.,


2008 y 2010; Parra et al., 2009) indican que las estructuras que involucran el Macizo de
Quetame y rocas de este macizo no pueden considerarse como posible área fuente de estratos
del Paleoceno. Las rocas del Macizo de Quetame y su cobertera sedimentaria de edad
Valanginiana, o más antigua, estuvieron enterrados a una isoterma superior de 250 ºC en el
Mioceno temprano. El proceso de exhumación de esas rocas comenzó hace aproximadamente
18 Ma (Parra et al., 2009), con un proceso rápido de exhumación por debajo de los 120 ºC
desde hace aproximadamente 3Ma (Mora et al., 2008). Modelos inversos de huellas de fisión
realizados al norte del área de estudio y en los dos flancos de la Cordillera (Mora et al., 2010)
documentan procesos de deformación desde el Oligoceno tardío en ambos flancos de la
Cordillera, y en el Mioceno temprano en la zona axial; sin embargo, los autores infieren que el
acortamiento en la zona axial comenzó desde el Eoceno tardío.

En este estudio se integra la información cartográfica, sedimentológica, estratigráfica,


bioestratigráfica junto con diversos análisis de procedencia (petrografía, minerales pesados,
retrabajamiento de polen y glauconita, geocronología de circones detríticos), subsidencia
tectónica y exhumación con el objeto de documentar: (1) los procesos que controlaron la
sedimentación de las unidades del Paleógeno en el sector sur de la Sabana de Bogotá, (2) las
posibles causas de los cambios en los patrones de sedimentación con los cambios en la
composición de las areniscas, y (3) la variación espacial y temporal de las áreas involucradas e
la deformación durante el Paleógeno en el sector sur de la zona axial de la Cordillera Oriental.
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El análisis integrado de estos resultados indican que las áreas fuente de los sedimentos del
Paleógeno localizadas al oeste en el Paleoceno-Eoceno temprano cambian al este en el Eoceno
medio-Oligoceno temprano, con el inicio de la exhumación de la zona axial para inicios del
Oligoceno. Estos resultados deben integrarse al estudio de la evolución del Paleógeno de otros
sectores de la zona axial de la Cordillera Oriental y sus cuencas adyacentes. Otro rasgo
importante de las unidades del Paleógeno en el Sinclinal de Usme es el reporte del primer
registro paleontológico de mamíferos en Colombia (Villaroel 1987), de la cual se logra una
asignación a una edad Eoceno temprano en este estudio.

Antecedentes

Las unidades del Paleógeno en la Sabana de Bogotá han sido interpretadas principalmente com
el registro del avance de los sistemas deposicionales continentales sobre los ambientes
marginales a marinos del Cretácico Superior (Van der Hammen, 1957; Hoorn, 1988; Sarmient
1992). Higuera et al. (1993) propone ambientes desde pantanos a llanuras de inundación en
una zona influenciada por sistemas deltaicos para la Formación Guaduas. En el norte de la
Sabana de Bogotá, Cuervo & Ramírez (1985) y Jaramillo et al. (1993) reportan las
características sedimentológicas de la Formación Cacho interpretándola como canales
amalgamados de corrientes trenzadas.

En el Sinclinal de Usme, Hoorn (1988) define la Formación Bogotá como el registro de llanuras
de inundación y ríos meándricos, que la diferencian de las unidades litológicas infrayacente
(Formación Cacho) y suprayacente (Formación Regadera), las cuales los interpreta como el
registro de ríos trenzados. Acosta y Beltrán (1987) interpretan los depósitos de la Formación
Regadera en el Sinclinal de Usme como sistemas fluviales contiguos a zonas paludales
continentales y marismas. Hubach (1957), Van der Hammen (1957) y Hoorn et al. (1987)
interpretan la Formación Usme, con datos palinológicos y litológicos, como el registro de
ambiente salobre-marino que cambia a condiciones deltáicas hacia el tope con variaciones en
condiciones de agua salobre. Hoorn et al. (1987) reportan en una muestra de la Formación
Cacho Verrustephanoporites simplex y Proxapertites operculatos lo que sugiere una edad
Paleocena para la Formación Cacho (Van der Hammen & García Mutis, 1965). En una muestra
de la Formación Bogotá reportó Foveotricolpites perforatus y Retibrevitricolpites triangulatus;
ocurrencia de estos palinomorfos sugiere una edad de Paleoceno superior y Eoceno inferior.
Villaroel (1987) reporta el hallazgo de Etayoa bacatensis n. sp en la parte superior de la
Formación Bogotá, asignándole una edad Paleoceno medio (?). Este fósil es uno de los pocos
reportes de mamíferos que se tienen para el Paleoceno en el norte de Suramérica.

Petrográficamente, los resultados de estudios previos en areniscas del Paleógeno al norte de la


Sabana de Bogotá indican una composición de cuarzoareniscas para los niveles inferiores de la
Formación Guaduas, mientras que en los superiores de la Formación Guaduas y en la Formació
Cacho se clasifican como sublitoarenitas (Aalto, 1972; Sarmiento 1992, Torres, 2003; Calderón
2007; Montenegro, 2008). Para el Sinclinal de Usme se reportan sublitoarenitas y litoarenitas
para las formaciones Cacho y Bogotá, con presencia de plagioclasas zonadas y vidrio
recristalizado indicativo de material de origen volcánico (Hoorn, 1988). En contraste, las
formaciones Regadera y Usme tienen un alto contenido de cuarzo (Acosta & Beltrán, 1987). La
direcciones de transporte de sedimentos reportadas indican una dirección de flujo hacia el nort
y noreste para la Formación Cacho (Cuervo & Ramírez, 1985; Jaramillo et al., 1993), y norte y
oeste para la Formación Regadera (Acosta & Beltrán, 1987). Estos autores sugieren al Grupo
Guadalupe y al Macizo de Quetame, como rocas fuente de los sedimentos de las formaciones
Guaduas y Bogotá, expuestas en el Sinclinal de Usme, y el cratón para las unidades cuarzosas
de las formaciones Cacho y Regadera.

Localización

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El Sinclinal de Usme, al sur occidente de la ciudad de Bogotá, es una de las estructuras del
segmento sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Las unidades del Paleógeno fueron
descritas en el flanco oeste del Sinclinal de Usme a lo largo de la Quebrada El Mochuelo,
localidad sugerida como sección tipo de la Formación Bogotá por Hoorn (1988), y donde los
estratos presentan altos buzamientos y polaridad invertida (Figura 1). Aunque la base de la
sección Paleógena se encuentra cubierta y en contacto fallado con las rocas del Grupo
Guadalupe (Montoya y Reyes 2005), en este sector se realizó la medición y descripción de las
formaciones Guaduas (segmento superior), Cacho, Bogotá y Regadera. El segmento inferior de
la Formación Usme está cubierto por el relleno sanitario de Doña Juana, y el segmento superio
de la Formación Usme fue medido en la Quebrada Buenavista, en el sector sur del Sinclinal de
Usme (Figura 1).

FIGURA 1

Estratigrafía y Sedimentología

Posterior a la identificación de las unidades formales cartografiables, se realizó la descripción d


estas unidades en una columna estratigráfica a escala 1:200 medida por el método del bastón
de Jacob. A lo largo de esta sección se tomaron 135 muestras para palinología y 44 muestras
para petrografía, de las cuales se seleccionaron 10 muestras para análisis de minerales pesado
y 6 muestras para geocronología. Después de realizado el levantamiento estratigráfico se
identificaron 5 litofacies de granulometría sedimentaria fina (carbón, lodos), 7 litofacies para la
unidades detríticas arenosas sedimentarias, 4 litofacies para unidades conglomeráticas
sedimentarias, 1 litofacies para las unidades de origen volcánico, y 1 litofacies para rocas
volcano-sedimentarias. En la Tabla 1 se especifican las estructuras sedimentarias características
de cada litofacie y el mecanismo de acumulación de cada una.

TABLA 1

De las cinco unidades formales descritas (formaciones Guaduas, Cacho, Bogotá, Regadera
y Usme), solamente la Formación Bogotá fue dividida en cuatro unidades informales y la
Formación Usme en tres unidades informales. A continuación se describe el conjunto de
litofacies característico para cada unidad (Figura 2), y se realiza la interpretación de un
ambiente sedimentario para la asociación de litofacies.

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Formación Guaduas (unidad A)

Esta unidad corresponde a una morfología suave cuyo intervalo más inferior está cubierto. Un
sistema de fallas con vergencia al Este coloca diferentes unidades del Grupo Guadalupe con el
segmento cubierto. Los 300 m superiores descritos de esta unidad se caracterizan por present
a la base, múltiples intercalaciones de lodolitas rojizas macizas (Lmr) a lodolitas varicoloreada
(Lmm) con estructuras biogénicas formadas probablemente por raíces. En la parte media se
presentan juegos de capas delgadas a medias de areniscas con restos vegetales (Ah). En el
tope se presentan capas delgadas lenticulares de areniscas lodosas que posteriormente pasan
capas de areniscas lodosas (Amm y Am) con intraclastos (Figs. 3 y 5). Esta unidad se acumuló
en un dominio de llanuras fluviales de inundación, con una alta preservación del desarrollo de
paleosuelos.

Formación Cacho (unidad B)

El espesor medido fue de 103.5 m. El contacto inferior de esta unidad está marcado por la
aparición de juegos de capas delgadas de geometrías ondulosas de areniscas cuarzosas
altamente cementadas (ALhe y Ao) con intraclastos intercaladas con lodolitas varicoloreadas (L
y Lmm). En la parte media se observan espesos juegos de capas de areniscas con laminación
horizontal y cruzada planar (Ah y Ap) con una intercalación de lodolitas grises moteadas (Lmg
Hacia el tope se presentan capas muy gruesas con geometrías canaliformes (Am) y escasas
intercalaciones de lodolitas varicoloreadas (Lmg y Lmr) (Figura 3, B333). La intercalación rítmica
de areniscas y lodolitas con laminación ondulosa y heterolítica sugieren la influencia mareal en
fondos de llanuras costeras. Hacia el tope se incrementa el registro de canales con un
incremento en el régimen de energía, pasando de migración de barras de arena de fondo de
canal a relleno rápido de la estructura del canal por depósitos arenosos de gravedad. Esta
unidad registra el avance de dominios fluviales sobre las llanuras costeras.

FIGURA 3

Formación Bogotá (unidades C, D, E, F)

La unidad C, con 436.5 m de espesor, presenta en la base juegos de capas delgadas a medias
de areniscas líticas subtabulares con estratificación horizontal (Ah) y laminación ondulosa (Ao)
al tope. La parte media y superior de esta unidad está conformada por lodolitas varicoloreadas
moteadas (Lmm), localmente con nódulos de carbonatos (Amm). Localmente se observan
intercalaciones de capas muy gruesas canaliformes (Figura 3, C540) de areniscas líticas con
micas, con estratificación cruzada planar y tangencial a la base, algunas presentan
bioperturbación (Aa, Ap, Am). Hacia la parte superior las intercalaciones de areniscas son
subtabulares en ocasiones con estrato-decrecimiento. Esta unidad registra la migración de
canales meandriformes en ambientes de llanuras de inundación continental con desarrollo de
paleosuelos y estructuras biogénicas. El estilo de relleno de los canales implica cambios rápido
en el régimen de energía (Ao a Ah) o el relleno de canales por corrientes de gravedad (Am)
sobre barras de fondo de canal (Aa, Ap). La inmadurez de las areniscas y las corrientes de
gravedad (flujos hiperconcentrados arenosos) sugieren la proximidad a una pendiente
topográfica. Aunque Hoorn (1988) propone un sistema fluvial meándrico para la Formación
Bogotá, las asociaciones litofaciales que se encuentran en la columna, muestran más cambios
abruptos entre las litologías que sucesiones granodecrecientes, como se esperaría para
depósitos meándricos.

La unidad D, de 330 m de espesor, incluye a la base (1) lodolitas arenosas pardas con
estratificación horizontal, que en sección delgada se identifican como tobas (Th) con fragmento
subredondeados de clorita según análisis de DRX (Carmen Cecilia Benavidez, ICP, comunicació
escrita, 2007) y (2) la aparición de capas muy gruesas de areniscas finas a medias macizas
(Avm), con presencia de feldespatos zonados sin alterar y fragmentos líticos de origen volcánic
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identificados en sección delgada (Figura 3, D928-937). Suprayaciendo este primer intervalo de


areniscas feldespáticas, predominan las lodolitas rojizas, grises y moteadas macizas (Lmr, Lmg
y Lmm) localmente con nódulos de carbonato. Algunos niveles de lodolitas arenosas rojizas
presentan intensa bioperturbación, con estructuras biogénicas de diámetros menores a 1 cm. S
intercalan a estos bancos de tobas líticas laminadas (Th) a areniscas volcaniclásticas macizas
(Avm; depósitos sedimentarios cuyos fragmentos son de origen volcánico), algunas con
intraclastos lodosos a la base y tendencia granodecreciente. La asociación de litofacies de esta
unidad indica el predominio de las llanuras de inundación y los canales abandonados con
desarrollo de paleosuelos y bioperturbación, interestratificados con depósitos hiperconcentrado
y flujos críticos con influencia volcánica (Th y Avm).

La unidad E, de 575 m de espesor, se caracteriza por intervalos espesos de lodolitas


varicoloreadas macizas (Lmm, y posibles niveles cubiertos) localmente con nódulos de
carbonato (Lmm*) e intercalaciones de capas gruesas a muy gruesas de areniscas líticas. A
diferencia de la unidad D, las litofacies arenosas presentan geometrías canaliformes y juegos d
capas con estratificación cruzada tangencial y planar (Aa yAp). En los niveles conglomeráticos
se encuentran restos de vertebrados; esta secuencia termina en un banco de geometría
cuneiforme de areniscas líticas macizas (Am), con desarrollo de paleosuelos marcados por
abundantes nódulos de carbonatos a la base (Am). En esta parte de la sucesión domina la
acumulación en llanuras de inundación y canales abandonados con rellenos de barras de arena
de fondo de canal, con mayor energía en la parte superior donde se incluyen intraclastos
procedentes de antiguas terrazas.

La unidad F, de 79 m de espesor, consiste en un banco de geometría canaliforme de areniscas


de grano medio a grueso con un bajo o nulo porcentaje de líticos y feldespatos en su parte má
inferior. Estas areniscas pasan lateralmente a areniscas conglomeráticas macizas con tamaños
hasta guijo, con concentraciones de los conglomerados en cuerpos lenticulares. La composición
es predominantemente chert, cuarzo lechoso y cuarzo hialino. Hacia el tope se presentan jueg
de capas delgadas de areniscas con niveles de intraclastos de lodolitas y capas delgadas
subtabulares de conglomerados de gránulo con matriz de arenita media a gruesa (Cmm). Las
estructuras canaliformes con gradaciones internas, intraclastos en la base y cambios laterales
de litofacies, indican procesos de rellenos de canal en canales meandriformes. La presencia de
niveles de conglomerados y areniscas macizas indica la interdigitación de flujos de gravedad
sobre estas barras de areniscas de fondo de canal.

Formación Regadera (unidad G)

Esta unidad, de 210m de espesor, genera el escarpe morfológico que rodea el valle del Río
Tunjuelo. La Formación Regadera consiste en juegos de capas gruesas a muy gruesas de
areniscas medias a gruesas, de geometrías tabulares a subtabulares (Figura 3, G1978,7) con
estratificación cruzada planar y en artesa (Ap y Aa), y capas delgadas lenticulares de areniscas
conglomeráticas e intraclastos (Am). Hacia el tope de la unidad se presentan juegos de capas
medias a muy gruesas tabulares con estratificación cruzada planar a macizas (Ap y Am), con
intercalaciones de lodolitas grises macizas (Lmg), algunas con restos vegetales. Estos depósito
se acumularon como barras de arena de fondo de canal trenzado afectados por depósitos
hiperconcentrados, y en menor proporción con registro de las llanuras de inundación
adyacentes. Hacia el tope, la intercalación con las lodolitas grises macizas y algunos niveles
arenosos con estratificación heterolítica (ALhe) indica la mayor preservación de depósitos de
llanuras. Influencia mareal sobre estas llanuras es inferido por la estratificación heterolítica.

Formación Usme (unidades H, I y J)

El espesor estimado de esta unidad es de 325m. los 80m inferiores se encuentran cubiertos
(Unidad H), 65m fueron medidos en la Quebrada Buenavista (Unidad I), y los 180m más
superiores corresponden a la parte superior de la Formación Usme reportado por Hoorn et al.
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(1987) (Unidad J). Lodolitas grises oscuras (Lmg) con presencia de hojas y madrigueras con
una capa delgada de carbón (C), se observó en la base de la sección medida (Unidad I). Hacia
la parte media, estas lodolitas (Lmg) están interestratificadas con las capas de areniscas. En la
parte más superior del segmento I se observaron capas medias a gruesas de areniscas
cuarzosas de grano muy fino a fino y estratificación cruzada (Aa) (Figura 3, I2200), o de
areniscas macizas (Am) con contenido de hojas y rastros de bioperturbación (Am). Aunque la
base de la columna no aflore, las litologías finas reportadas por Hoorn (1988) y la presencia de
algunos fósiles (Van der Hammen, 1957) indican que esta sucesión se trata de ambiente
sedimentario de llanuras costeras pantanosas (Hoorn, 1988). La sucesión granocreciente pued
ser interpretada como la llegada de sistemas deltáicos rellenando las zonas pantanosas. Las
asociaciones litofaciales presentes en la parte superior de la Formación Usme la sitúan en una
zona de influencia fluvial con barras de arena, rellenos de canal con cambios de régimen de flu
e interdigitados con llanuras de inundación y canales abandonados en su parte superior.

Bioestratigrafía

Con el propósito de establecer la asociación de palinomorfos, identificación de biozonas, aporte


para los ambientes de acumulación y retrabajamiento de polen se prepararon y analizaron
palinológicamente 135 muestras de afloramiento de dos secciones en la región del Sinclinal de
Usme, 95 muestras de la sección El Mochuelo y 40 muestras de la sección Quebrada Buenavist
Debido al pobre recobro de polen en la base de la Formación Bogotá, se usaron tres muestras
colectadas en la base de la Formación Bogotá al norte de Nemocón (X: 1.059.750; Y:
1.025.480), y se proyectaron a los afloramientos de la base de la Formación Bogotá de la
sección El Mochuelo (metro 485). Las muestras de la sección del Mochuelo corresponden al
intervalo estratigráfico Guaduas-Regadera, mientras que la sección de Buenavista corresponde
la parte media y alta de la Formación Usme.

La preparación de las muestras siguió la metodología estándar para procesamiento palinológico


descrita en Traverse (2007). Para identificación de los granos se comparó con una base de dat
morfológica derivada de las publicaciones palinológicas de la región (Jaramillo et al., 2001,
2005, 2008, 2009; Santos et al., 2008). Se contaron 2462 granos, encontrándose 192 especie
10 de las cuales corresponden a especies aún no descritas en la literatura.

La asociación palinológica encontrada (Figura 4) permite ubicar a las muestras estudiadas en


cinco diferentes segmentos:

FIGURA 4

El intervalo entre 0 y 420 m (al tope de la Formación Guaduas, Formación Cacho, y base de la
Formación Bogotá), tuvo un recobro muy pobre y solo permite establecer que probablemente
corresponde al Paleoceno por la presencia de Laevigatosporites aff. granulatus y la ausencia de
la típica flora del Maastrichtiano en la Cordillera Oriental.

El intervalo entre 420 y 920 m (parte media de la Formación Bogotá) tuvo un pobre recobro q
permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas palinológicas Cu 02 a Cu 0
de Jaramillo et al. (2005). Estas zonas se han calibrado como Paleoceno medio a superior
(Jaramillo et al., 2005; Jaramillo et al., 2006). La siguiente asociación permitió reconocer esas
zonas: Bombacacidites protofoveoreticulatus (Figura 4-1), Corsinipollenites psilatus (Figura 4-2),
Monocolpopollenites ovatus (Figura 4-3), Perinomonoletes “acicularis", Polypodiaceoisporites?
fossulatus, Proxapertites operculatus (Figura 4-4), Psilamonocolpites operculatus,
Scabramonoletes? sp. 1 de Jaramillo y Dilcher (2001), Tricolpites protoclarensis (Figura 4-5), y
Verrutriletes virueloides (Figura 4-6).

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El intervalo entre 920 y 1965 metros (parte alta de la Formación Bogotá y parte baja - media d
la Formación Regadera), tuvo un variado recobro, pobre en la base, mejor hacia el techo, el cu
permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas palinológicas T05 a T06 de
Jaramillo et al. (2008). Estas zonas se han calibrado como Eoceno inferior a medio (Jaramillo e
al., 2005; Jaramillo et al., 2008; Jaramillo et al., 2006; Jaramillo & Dilcher, 2001). La siguiente
asociación permitió reconocer esas zonas: Annutriporites iversenii (Figura 4-7), Bombacacidites
nacimientoensis (Figura 4-8), Brevitricolpites macroexinatus, Cicatricosisporites dorogensis (Figu
4-9), Corsinipollenites undulatus, Cyclusphaera scabrata (Figura 4-10), Echitetracolpites?
tenuiexinatus, Gemmamonocolpites barbatus, Jandufouria minor, Margocolporites vanwijhei,
Monoporopollenites annulatus (Figura 4-11), Perfotricolpites digitatus, Perisyncolporites pokorny
Retibrevitricolpites triangulatus, Spirosyncolpites spiralis (Figura 4-12), Tetracolporopollenites
transversales y Spinizonocolpites grandis.

El intervalo entre 1965 y 2184 metros (parte alta de la Formación Regadera y a la parte baja d
la Formación Usme), tuvo un buen recobro, el cual permitió establecer que estos sedimentos
corresponden a las zonas palinológicas T07 de Jaramillo et al. (2008). Esta zona se ha calibrad
como Eoceno superior (Jaramillo, 2008; Jaramillo et al., 2006; Santos et al., 2008). La siguien
asociación permitió reconocer esa zona: Echitriporites trianguliformis var. Orbicularis (Figura 4-
13), Nothofagidites sp. 1 (Figura 4-14), y Multiporopollenites pauciporatus (Figura 4-15).

El intervalo ente 2184 y 2297 metros (parte media de la Formación Usme), tuvo un recobro
moderado, el cual permitió establecer que estos sedimentos corresponden a las zonas
palinológicas T08-T09 de Jaramillo et al. (2008). Esta zona se ha calibrado como Oligoceno
inferior. La siguiente asociación permitió reconocer esa zona: Magnastriatites grandiosus (Figura
4-16), Retibrevitricolporites grandis, Mauritiidites franciscoi pachyexinatus, Clavatricolpites
densiclavatus y Retitrescolpites magnus.

Polen retrabajado de edad Campaniano-Maastrichtiano se detectó en dos niveles de la sección


(Figura 5). A 486 metros (parte baja de la unidad C de la Formación Bogotá) se encontró materi
Cerodinium y Oligosphaeridium. A 2141.6 metros (Unidad I) se encontró Buttinia andreevi.

FIGURA 5

1. Bombacacidites protofoveoreticulatus, 2. Corsinipollenites psilatus, 3. Monocolpopollenites


ovatus, 4. Proxapertites operculatus, 5. Tricolpites protoclarensis, 6. Verrutriletes virueloides,
Annutriporites iversenii, 8. Bombacacidites nacimientoensis, 9. Cicatricosisporites dorogensis,
10. Cyclusphaera scabrata, 11. Monoporopollenites annulatus, 12. Spirosyncolpites spiralis, 13
Echitriporites trianguliformis var. Orbicularis, 14. Nothofagidites sp. 1, 15. Multiporopollenites
pauciporatus, 16. Magnastriatites grandiosus.

Análisis de Procedencia

En este estudio integramos análisis petrográfico de 44 secciones delgadas, el análisis de 10


muestras para minerales pesados y 6 muestras para geocronología U/ Pb en circones detríticos
La localización de las muestras se presenta en la Figura 5.

Composición de las areniscas: metodología y resultados

Un total de 44 secciones delgadas se analizaron con el propósito de establecer la diferencia


composicional en la fracción arenosa de las unidades definidas anteriormente. Para las seccion
petrográficas se hizo un reconocimiento de fragmentos del armazón teniendo en cuenta su
origen extracuenca e intracuenca según los criterios de Zuffa (1980), volcánico sin-deposiciona
y material intersticial (Tabla 2). Las secciones fueron teñidas con cobalnitrito de sodio para la
identificación de feldespato potásico. Posteriormente se realizó un conteo de 300 puntos de
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armazón utilizando el método Gazzi- Dickinson para eliminar los problemas de la variación de
composición por el tamaño de grano (Ingersoll et al., 1984). El conteo se realizó teniendo en
cuenta la fracción arenosa excluyendo láminas de lodolitas. El cálculo modal para los triángulo
QtFL y QmFLt incluye las secciones con un armazón mayor al 60% (Tabla 3).

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Los porcentajes totales de composición de cada roca se observan en la Tabla 4. La inmadurez


textural de las rocas es alta y a excepción de dos muestras, las rocas del Paleógeno se
clasificarían texturalmente en el campo de las wackas ya que el porcentaje de armazón varía
entre el 58% y 90% (Tabla 4). Las areniscas de la Formación Bogotá son las más inmaduras y
deleznables (reflejado por las altas porosidades). El tamaño de grano que persiste en todas las
unidades es arena fina. Los granos son angulares a subredondeados, pero en la unidad D de la
Formación Bogotá la angularidad de los detritos es alta. En los diagramas ternarios de
composición de Dickinson (1985) (Figura 6) se ilustra el cambio abrupto en la tendencia
composicional entre las areniscas de la formaciónes Bogotá y Regadera. La composición de las
areniscas de las formaciones Guaduas, Cacho y Bogotá hasta la unidad E tiende a ser más
inmadura hacia el tope. En la unidad F (tope Formación Bogotá) y las formaciones Regadera y
Usme, la composición de las areniscas tiende a ser más madura hacia el tope.

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FIGURA 6

Con los datos obtenidos en el cálculo modal se ubicaron las diferentes secciones con un
porcentaje de armazón mayor a 60%, en el triángulo de procedencia de Dickinson (1985) (Figu
7a). Según este diagrama, las areniscas proceden de orógenos cuarzosos y reciclados, con una
muestra que indica procedencia de un arco magmático. El diagrama triangular de líticos totales
(ver Tabla 3 para cálculo modal de las muestras con Lt >20%) permite determinar la variación e
la población de estos fragmentos en la sucesión paleógena, indicadores de la posible
composición de área(s) fuente (Figura 7b). Aunque en la Formación Guaduas comienza a
registrarse trazas de fragmentos sedimentarios y metamórficos, la población de fragmentos de
origen metamórfico y volcánico se incrementa en las unidades D y E de la Formación Bogotá.
Sin embargo, la unidad más superior de la Formación Bogotá vuelve a tener solo fragmentos
sedimentarios, indicando un cambio abrupto en la composición del área fuente. La variación
vertical de los principales componentes del armazón permite establecer la asociación de
componentes detríticos (petrofacies) y definir cómo varían verticalmente con respecto a las
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unidades litológicas. Los límites de las petrofacies no necesariamente corresponden con los
límites de las unidades litológicas anteriormente descritas.

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La petrofacies 1 corresponde al tope de la Formación Guaduas (unidad A) y a la Formación


Cacho (unidad B) cuya composición es sublitoarenita (Figura 6a). Esta petrofacies se caracteriza
por un alto contenido de chert 1 al 16%, ausencia de feldespatos, presencia de líticos
sedimentarios y metamórficos y una variable abundancia de intraclastos silíceos 1al 21% (Figur
8a).

FIGURA 8

La petrofacies 2 agrupa las areniscas de la unidad C y la parte inferior de la unidad D de la


Formación Bogotá, las cuales son de composición sublitoarenita y litoarenita (Figura 6b). Estas
areniscas se caracterizan por la disminución de cuarzo, chert (5%-8%), la aparición de
plagioclasas del 0 al 2% y el aumento en los líticos sedimentarios del 5 al 18% (Figura 8b). Los
intraclastos silíceos aumentan a la base de la unidad D.

La petrofacies 3 corresponde a un segmento de la parte media de la unidad D de la Formación


Bogotá, y se identifica como tobas, areniscas volcaniclásticas cuya composición es litoarenita
feldespática (Figura 6b). Estas rocas tienen un alto contenido de líticos volcánicos, presencia de
plagioclasas macladas (Figura 8c) y circones de origen volcánico como se evidencia en la sección
de geocronología.

La petrofacies 4 corresponde a las rocas de la parte superior de la Formación Bogotá (Tope


unidad D y unidad E). Las areniscas son composicionalmente sublitoarenitas (Figura 6c) e incluy
altos contenidos de detritos intracuenca del 10 al 30%, en especial intraclastos silíceos y de
carbonato. Los contenidos de cuarzo disminuyen del 11 al 15% y se presenta variedad de lítico
sedimentarios, metamórficos y volcánicos (Figura 8d).

La petrofacies 5 incluye las areniscas pertenecientes al tope de la Formación Bogotá (Unidad F


Formación Regadera (Unidad G) y Formación Usme (Unidad I), que composicionalmente se
agrupan como sublitoarenitas a cuarzoarenitas (Figura 6d). Estas rocas presentan un aumento e
el contenido de chert y los contenidos de líticos sedimentarios y líticos metamórficos son
constantes. La presencia de feldespato potásico es irregular en estas unidades, mientras el
contenido de plagioclasa es en la fracción traza (Figura 8e).

Minerales pesados: metodología y resultados

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Los cambios reportados en la composición de las areniscas por el análisis de detritos livianos s
corroboran con el cambio en la asociación de minerales pesados. Para los montajes de mineral
pesados, se identificaron los principales minerales constituyentes y se realizó un conteo de 300
puntos, incluyendo los minerales opacos (Mange & Maurer 1992). Debido a la fragilidad
mecánica de la biotita y a su potencial de sobre-estimación, se indicó su presencia pero no se
incluye en el conteo. En la Tabla 5 se indican los minerales identificados en 10 muestras de las
unidades Cacho, Bogotá, Regadera y Usme (ver Figura 5 para su distribución estratigráfica). Los
minerales identificados y su variación en la vertical se presentan en la Tabla 6 y Figura 9b y 9c,
respectivamente. Las variaciones en el contenido de minerales pesados están relacionadas con
la madurez composicional de la roca reportada con la petrografía. En las formaciones con may
contenido de detritos cuarzosos (formaciones Cacho, Regadera y Usme) el contenido de
minerales estables (circón, rutilo, apatito y turmalina) es alto en comparación con los minerale
inestables identificados en la Formación Bogotá, cuya composición petrográfica es la más
inestable (Figura 6b). En esta unidad se identificó epidota, hornblenda, talco, clinozoisita y
granate (Tabla 6, Figura 9a); además, los minerales opacos se encuentran en abundancia y en
ocasiones son euhedrales (posiblemente magnetita o ilmenita), asociados a rocas de alto
contenido de material volcánico.

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Geocronología U/Pb en circones detríticos:

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metodología y resultados

Circones detríticos de una muestra de la Formación Cacho, cuatro muestras de la Formación


Bogotá (unidades C y D) y una muestra de la Formación Regadera, fueron seleccionados para
examinar la población de edades de los circones que nos permita inferir la procedencia de los
detritos terrígenos (ver Figura 5 para su ubicación estratigráfica). Las muestras de la Formación
Bogotá D937 y D928 fueron seleccionadas por el significativo aporte de material volcánico, de
manera que permitieran limitar temporalmente la sedimentación, estableciendo una edad
máxima de acumulación.

Con el propósito de conocer las edades U/Pb en las unidades estudiadas se realizó la separació
de circones, que siguió las técnicas convencionales incluyendo fragmentación manual y
pulverización a fracción menor que 100 mesh en molinos de discos y/o rodillos. Esta fracción
tamizada fue pasada por una mesa de separación gravitatoria tipo Winfley. Finalmente la
fracción no magnética fue pasada por líquidos densos (Ioduro de Metilo) con densidad mayor a
3.2. Los análisis fueron realizados en el laboratorio LASERCHRON de la Universidad de Arizona
Los circones fueron montados en un disco circular de resina epoxy. Los granos de circón fueron
seleccionados al azar. Los núcleos de los granos fueron escogidos con el fin de reducir la
posibilidad de tener granos con circón sobrecrecido.

Los granos fueron analizados en un espectrómetro de masas (ICPMS) con multicolectores de


marca Micromass Isoprobe, acoplado a un laser ArF Eximer. El colector permite el conteo de
204Pb y la medida simultánea de 206Pb, 207Pb, 208Pb, 232Th. El diámetro del laser fue de 35
micrómetros. Cada 5 análisis fue analizado un standard conocido. Los procedimientos analítico
más detallados se encuentran en Gehrels et al. (2006). El análisis de edades fue realizado en e
software ISOPLOT 3.62 (Ludwig, 2007) y el error sistemático fue calculado según Gehrels et a
(2006). Los resultados son analizados en el diagrama de concordia y en histogramas. Para
edades mayores de 1000 Ma son preferidas edades 206Pb/207Pb, mientras que para edades
menores fueron seleccionadas las 206Pb/238U, dado que la producción de 207Pb por su tiemp
de vida media se hace mucho menor. En términos estadísticos se considera como edades con
significado geológico los grupos de edades ≥ 3 (Gehrels et al., 2006).

La gran mayoría de las edades se agrupan sobre la curva de concordia, indicando que el sistem
isotópico se mantuvo cerrado, de manera que las edades tienen valor analítico y geológico (las
excepciones se indican en cada muestra). La mayoría de los circones analizados tienen
relaciones U/Th menores que 12 y por lo tanto afines con circones derivados de fuentes
magmáticas (Rubatto, 2002). Sólo en casos aislados, la relación U/Th es mayor que 12,
característica de circones de origen metamórfico (Vabra et al., 1999, Rubatto, 2002). A
continuación se presentan los resultados por las unidades litológicas definidas.

Formación Cacho

De la muestra B333 solo fue posible recuperar 47 circones para el análisis. Un cristal de circón
con edad de ca. 247 Ma tiene la relación U/Th mayor que 12. Un único cristal presenta una eda
Paleocena de 66.4 ± 2.5 Ma; edad que si bien no tiene la robustez de 3 réplicas para definir un
población confiable (Gehrels et al., 2006), limita el máximo de sedimentación al Paleoceno. La
población más significativa de edades de circones detríticos se encuentra definida por un pico d
distribución a ca. 91 Ma (Figura 10a). Otra población importante la definen circones con un pico d
distribución de edad de 246 Ma. Edades individuales mesoproterozoicas entre 890 y 1540 Ma,
paleozóicas entre 305 y 421 Ma, así como jurásicas de 159 y 174 Ma que también son
identificadas.

FIGURA 10

Formación Bogotá
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Un total de 97 análisis en granos individuales de circón fueron obtenidos de la muestra C540 e


la parte inferior de la secuencia. Los cinco granos con relación U/Th mayor que 12 incluyen
cristales con edades entre 218 y 243 Ma. El rango de edades dentro de la muestra varía entre
Cretácico Superior (ca. 76 Ma) y el Arqueano (ca. 2927 Ma) (Figura 10b). Alrededor de un 67% d
los datos presentan edades Fanerozóicas, entre 76 y 542 Ma, con cuatro picos de probabilidad
con edades de ca. 90 Ma, 165 Ma y 255-270 Ma. Otras edades representativas incluyen circon
Neoproterozóicos con edades entre 507-700 Ma (picos a 540 y 697 Ma), picos en edades
Grenvillianos (1177 Ma) y algunos circones más antiguos de ca. 1277 Ma y ca. 1500 Ma. Edad
con menor representatividad estadística (n<3) son paleoproterozóicas de ca. 2000-2200 Ma y
un grano del Arqueano. Esta última edad si bien presenta una leve discordancia, se aproxima a
la curva de la concordia, lo cual indica claramente la existencia de material antiguo.

Fueron analizados 84 circones de las muestra D840.3. A excepción de algunas edades > 2400
Ma, los resultados son concordantes, y por lo tanto con significado geológico. El circón más
joven corresponde a un único grano con edad de 64.9 ± 2.8 Ma. Las poblaciones de circones
más representativas están marcados por picos a 161 y 86 Ma (Figura 10c). Otras poblaciones
incluyen edades triásicas de ca. 246 Ma y paleozóicas de 542 Ma. Una importante serie de
análisis presenta edades Grenvillianas en el rango entre 1000 y 1300 Ma, así como una
aparente población no muy extensa con circones de ca. 1467 Ma. Cristales únicos con edades
arqueanas de ca. 2700, 2800 y 2900 Ma fueron también reconocidos. De la muestra D928
fueron analizados un total de 97 circones. Esta muestra presenta dos tipologías de granos de
circón, una caracterizada por circones prismáticos con relaciones 2 a 1 y la otra con cristales
muchos más pequeños con relación 3-1 y caras euhedrales, que semejan bastante bien circone
de carácter volcánico. Un solo grano con relaciones afines a circones metamórficos (>12)
presenta una edad triásica de ca. 237 Ma. La distribución de edades se extiende entre el
Paleoceno y el Triásico (Figura 10d) que representan cerca del 76% de los granos, y que se pued
agrupar en intervalos entre 5-72 Ma (n=54), 80-93 Ma (n=10), 140-168 (6) y 200- 237 Ma
(n=3). Otra serie menos extensa (n=4) incluye circones del Paleozoico inferior (526-545 Ma).
Circones mesoproterozoicos entre ca 1100-1300 Ma representan otro 13% de los granos
analizados. Los cinco picos fundamentales de distribución de probabilidad de edad incluyen 55
64, 90, y 164 Ma. Otros picos de distribución de edades 544 y 1229 Ma están registrados por
<3 cristales. Seis circones con edades paleógeno se sobreponen en error y permiten establece
como edad más joven en la carga detrítica de 56.2 ± 1.6 Ma (Figura 10d). De la muestra D937
fueron analizados 89 circones, con muy pocos circones discordantes del Paleozoico y Arqueano
Tres cristales de edades del Triásico Inferior (ca. 250 Ma) presentan relaciones de U/Th mayor
de 12 sugiriendo su origen metamórfico. El intervalo principal de edades que incluye cerca de
mitad de los cristales analizados se agrupa entre 58 y 72 Ma (n=47), con dos picos de
distribución a ca. 62.5 y 70 Ma (Figura 10e). Otros intervalos de edades incluyen circones del
Jurásico (160-191 Ma), Carbonífero-Triásico (220-313 Ma) con picos a 220 y 242 Ma, Cámbrico
(502-553 Ma) y algunos picos Mesoproterozóicos de 1000 y 542 Ma. La población más antigua
definida por tres cristales define un pico de cerca de 2262 Ma, y dos cristales que presentan
edades de ca. 2524 y 2766 Ma.

Formación Regadera

Fueron analizados un total de 92 circones de la muestra G2010. Un grano con edad de ca. 354
Ma presenta relaciones U/Th mayor de 12. La edad más joven de 64.3 ± 0.6 Ma fue identificad
en un único cristal y presenta limitaciones estadísticas (Gehrels et al., 2006). Cuatro
poblaciones definidas por picos de distribución de edades caracterizan esta muestra. Circones
del Mesozoico incluyen poblaciones a ca. 85, 166 y 261 Ma. La población del Jurásico con cerca
de 20 granos constituye la más extensamente representada (Figura 10f). Otras poblaciones más
antiguas incluyen edades Grenvillianas de ca. 1168 Ma. Si bien esta población constituye un
pico en la distribución de edades, es evidente que las contribuciones Grenvillianas presentan u
rango más extenso entre 900 y 1260 Ma. Otro pico de distribución representado por circones
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paleozoicos de ca. 346 Ma, así como edades dispersas cámbricas a proterozóicas son también
comunes.

Subsidencia tectónica y exhumación

El análisis de subsidencia tectónica permite identificar cambios en la tasa de subsidencia en la


sección de Usme por compensación isostática; detalles del soporte teórico se encuentra en Alle
& Allen (1992). La curva de subsidencia tectónica presenta tres perfiles dominantes (Figura 11).
La pendiente para las unidades del Maastrichtiano-Eoceno inferior es relativamente alta y
disminuye brevemente durante el tiempo de acumulación de la Formación Cacho; sin embargo
esa disminución es relativa debido a la incertidumbre de edad de los topes de las formaciones
Guaduas y Cacho (i.e., tiempo de acumulación de la Formación Cacho puede ser más breve). E
segundo perfil es la pendiente de la curva entre el tope de la Formación Bogotá hasta la
Formación Regadera, la cual decrece significativamente indicando un periodo de menor
subsidencia tectónica. El leve incremento de la pendiente en el Oligoceno inferior debe
considerarse como el mínimo, debido a la truncación de estos estratos por el perfil de erosión
actual.

El análisis de termocronómetros de baja temperatura, como dataciones de U-Th/He en apatito


(ó AHe), nos permite documentar cuando las rocas pasaron en un rango de temperaturas de
~40-80 °C (e.g., Wolf et al., 1996; House et al., 1999; Stockli et al., 2000). Dos muestras de
Formación Bogotá fueron seleccionadas para análisis U-Th/He en apatitos detríticos. Granos
euhedrales no fracturados de apatito, con >65mm en el ancho del prisma y libres de inclusione
fueron escogidos para análisis AHe (Farley 2002; Ehlers y Farley, 2003). Edades aparentes de
AHe fueron medidas en la Universidad de Kansas de acuerdo con la metodología descrita en
Farley (2002), Reiners et al. (2003) y Stockli et al. (2000). Las concentraciones de U, Th, Sm y
He, el valor de la corrección Ft (corrección a partir de la estimación de la cantidad de 4He
eyectado de acuerdo con la geometría del mineral) y las edades AHe (± 2s) corregidas por
eyección de partículas alfa para cuatro alícuotas de cada muestra, se consignan en la Tabla 7.

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Las edades AHe documentan que la deformación ya ocurría en el Oligoceno temprano para el
extremo sur de la zona axial de la Cordillera Oriental. Las rocas de base de la Formación Bogot
expuesta en el flanco oeste del sinclinal (muestra C540, elevación 2790 m, 30.7 ± 1.8 Ma)
pasaron primero la isoterma de ~40-80 °C que niveles estratigráficos superiores de esta mism
unidad, los cuales localizados más hacia el núcleo del pliegue y en elevaciones más bajas
(muestra D937, elevación 2700 m, 26.4 ± 1.6 Ma).

Discusión

El Paleógeno de la cuenca de la Sabana de Bogotá en el sector del Sinclinal de Usme se


caracteriza por ser una sucesión dominada en su mayoría por ambientes fluviales con ríos
trenzados y meándricos que pasa de zonas deltaicas-pantanosas, como lo interpretaron estudi
anteriores (ver antecedentes). Nuestras observaciones indican que este sistema continental
incluye: (1) el registro de flujos hiperconcentrados y volcánicos como mecanismo de transport
de detritos en la Formación Bogotá, y (2) asociaciones de litofacies indicativas de leve influenc
mareal en las llanuras de inundación hacia la base de la Formación Cacho y hacia el tope de la
Formación Regadera. La influencia de aguas salobres ha sido reportada por Hoorn et al. (1987
en la base de la Formación Usme. La alta preservación de paleosuelos y depósitos de llanuras
inundación en la Formación Guaduas (Figura 2), junto con las intercalaciones de sublitoarenitas
(Figura 6), ya es indicio de un aumento en la tasa de subsidencia vinculada con actividad
tectónica (Figura 11 y Figura 2a). Esta actividad genera inestabilidad en los fondos de acumulación
como se registra por la presencia de intraclastos lodosos en la base de los canales, el alto
contenido de matriz lodosa en las areniscas y expone rocas del Cretácico relativamente cerca a
sitio del depósito como lo sugieren la presencia de glauconita retrabajada y el dominio de la
fracción de fragmentos sedimentarios en las areniscas.

El aporte de cobertera sedimentaria cuarzosa del Cretácico al oeste del área de estudio, (Figura
12a) se apoya por el incremento de cuarzo y minerales pesados ultraestables (circón, rutilo,
turmalina) en las areniscas cuarzosas en las formaciones Guaduas y Cacho, a pesar de la
inmadurez textural de las rocas (contenido de material intersticial, i.e., matrix, varía entre 10-
26%). Adicionalmente, el reporte de retrabajamiento de polen de edad Campaniano-
Maastrichtiano en la base de la Formación Bogotá indica que esta área fuente está expuesta
relativamente cerca al sitio de acumulación. Esta deformación del Paleoceno de muy baja
amplitud en el flanco oeste al sur de la Cordillera Oriental no ha sido identificado por huellas d
fisión (e.g. Mora et al., 2010), pero sí ha sido propuesta por análisis de procedencia en el
Sinclinal de Fusa (Bayona et al., 2003), y por paleotermómetros (Ro) entre la Falla de Bituima
el Sinclinal de Guaduas que sugieren deformación temprana de la Falla de Bituima (Moretti et
al., 2010; Cortés, 2004). Hacia el norte, procesos de exhumación del Paleoceno están siendo

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reportados en el flanco occidental de la Cordillera Oriental (Mora & Parra, comunicación verbal
2011) y en rocas del Mesozoico al este del Sinclinal de Nuevo Mundo (norte del Valle Medio de
Magdalena, Ross et al., 2009).

FIGURA 12

El registro en las formaciones Guaduas, Cacho y Bogotá de fragmentos de rocas metamórficas


circones originados en la Cordillera Central, los cuales son primariamente de origen magmático
(relaciones U/ Th < 12), nos indica que fragmentos de la cobertera sedimentaria expuesta en
estructuras cercanas hacia el oeste se mezclan con un drenaje derivado de la Cordillera Centra
La asociación de edades de 70-90 Ma en circones corresponden a edades que son comunes en
el magmatismo del Cretácico Superior que constituye el Batolito Antioqueño en la Cordillera
Central (Ibáñez- Mejía, 2007, Ordoñez et al., 2007, Restrepo et al., 2007, Villagómez et al.,
2008; Villagómez, 2010). Unos pequeños plutones Paleocenos, junto con las secuencias
volcánicas y las rocas plutónicas que constituyen gran parte del flanco oriental de la Cordillera
Central (Aspden et al., 1987; Ordoñez, 2001) explicarían la asociación de las edades Jurásicas
con trazas de edad Paleoceno. Las edades Pérmico - Triásico (220-290 Ma) constituyen
igualmente el eje fundamental de la Cordillera Central (Vinasco et al., 2006, Ibáñez-Mejía et a
2008); algunos circones de este rango de edad presentan relaciones U/Th > 12 indicativas de
fuentes metamórficas. Los circones de edades de 500 Ma y edades más antiguas son el registr
del retrabajamiento de cobertera sedimentaria del Cretácico, cuyo aporte dominante pudieron
ser los macizos intra-cordillera (Floresta-Santander y/o Garzón) y el cratón de La Guyana
(Fabre, 1987; Sarmiento, 2001, Sarmiento et al., 2006).

Estos resultados indican suministro de rocas del basamento de la Cordillera Central expuesto a
este del sistema de fallas de Romeral desde inicios del Paleoceno en la zona sur de la Cordiller
(Figura 12). Los datos reportados de geocronología detrítica en rocas del Paleoceno en el norte d
Valle Medio del Magdalena (Nie et al., 2010) y zona axial de la Cordillera (Horton et al., 2010a
b) sugieren procedencia desde el craton para el Paleoceno temprano. Sin embargo, los trabajo
de petrografía reportan presencia de fragmentos de rocas metamórficas en rocas del Paleoceno
inferior tanto en el Valle del Magdalena (Hatton y Espejo, 1997; Gómez et al., 2003, 2005),
como al norte de Bogotá en la zona axial de la Cordillera Oriental (Torres, 2003; Calderón,
2007). La alta subsidencia tectónica durante el Paleoceno tardío y Eoceno temprano favoreció
acumulación de los estratos de llanuras fluviales y el registro de volcanismo en la Formación
Bogotá. Este es el registro más completo del Eoceno temprano de la zona axial de la Cordillera
(Bayona et al., 2008), y es sólo comparable con algunos depocentros en el sector sur del Valle
Medio del Magdalena (Gómez et al., 2003). La composición de las areniscas, la asociación de
minerales pesados y la población de circones confirma la continua denudación del basamento e
la Cordillera Central con leve mezcla de cobertera sedimentaria del Cretácico. La variedad de
minerales pesados encontrados en esta formación pasa de fases ultraestables (abundante
circón, rutilo, turmalina) a fases inestables como hornblenda, epidota, clinozoisita. Hacia el top
de la Formación Bogotá, el aporte de origen metamórfico incluye material grafitoso,
acompañado de minerales pesados tales como talco y granate. El intervalo de origen volcánico
incluye líticos volcánicos, plagioclasa euhedral maclada, hornblenda, epidota y circones
volcánicos que permiten asignar una edad deposicional de 56.2 ± 1.6 Ma. Estos son marcador
de volcanismo Paleógeno temprano cercano a la Cordillera Oriental, sin descartar su origen en
Cordillera Central (plutones paleocenos documentados por Aspden et al., 1987; Ordóñez, 2001
o en el Valle del Magdalena. La actividad volcánica favoreció la dispersión de material muy
inestable reportado en los sistemas fluviales de la Formación Bogotá.

En la unidad más superior de la Formación Bogotá y para la Formación Regadera se observan


ambientes fluviales de más alta energía pasando a condiciones pantanosas y deltáicas en
estratos del Eoceno superior-Oligoceno inferior de la Formación Usme (Figura 12b). Sin embargo
estas unidades tienen en común una composición cuarzosa en las areniscas, con un increment

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de chert y líticos sedimentarios, y una asociación de minerales pesados ultraestables (zircón,


rutilo, turmalina). La disminución en las tasas de subsidencia tectónica y el incremento de
registro de estratos fluviales de alta energía en el Eoceno medio es característico de otras
regiones de la zona axial de la Cordillera Oriental (Bayona et al., 2008).

El cambio abrupto a una composición cuarzosa indica una composición muy diferente del área
fuente propuesta para las unidades infrayacentes (Figura 12b). La nueva área fuente para el
Eoceno medio-Oligoceno temprano incluye cobertera del Cretácico cuarzosa, como también lo
indica el retrabajamiento de polen de edad Campaniano- Maastrichtiano, glauconita retrabajad
y el incremento de la población de circones detríticos con edades más antiguas a 900 Ma, com
lo indican las muestras del Cretácico Superior reportadas por Horton et al. (2010b). La
referencia de deformación del flanco este del Sinclinal de Usme (Julivert, 1963) y las
paleocorrientes reportadas con dirección de flujo hacia el oeste (Cuervo & Ramírez, 1985) y
hacia el Norte (Acosta & Beltrán, 1987) indican que la deformación se concentraba hacia el est
del área de acumulación y el área de estudio era parte de un sistema longitudinal de transport
de detritos hacia el norte. Los datos de termocronología soportan la exhumación de una
estructura ya formada para el Oligoceno temprano, ya que las edades siguen el patrón de
relieve actual. Hacia el Norte, en los bloques colgantes del sistema de fallas de Boyacá y
Soapaga, datos de modelamiento inverso de huellas de fisión documentan procesos de
exhumación del Eoceno medio-Oligoceno temprano y una migración hacia los flancos en el
Oligoceno tardío (Mora et al., 2010).

Los circones de origen de la Cordillera Central, en la muestra de la Formación Regadera, se


explican ya sea por retrabajamiento de cobertera Paleoceno-Eoceno Inferior, o por la mezcla e
el sistema deposicional longitudinal. La composición de litoarenitas feldespáticas y litoarenitas
de las areniscas de igual edad hacia el oeste en el Sinclinal de Fusa (Bayona et al., 2003), nos
indica que estos dos sistemas deposicionales no estaban conectados, lo que favorece la
hipótesis de retrabajamiento de rocas de las formaciones Guaduas, Cacho y Bogotá acumulada
hacia el este del área de estudio (Figura 12b).

Conclusiones

La sucesión del Paleógeno en el sur de la zona axial de la Cordillera Oriental es el registro de la


acumulación en condiciones continentales fluviales, cuyo aporte de sedimentos, energía de fluj
del sistema fluvial, generación de lagos y las leves incursiones mareales fueron controladas po
el cambio de ubicación de la actividad tectónica y el régimen de subsidencia tectónica de la
cuenca. El levantamiento de la Cordillera Central y bloques en el flanco oeste de la Cordillera
Oriental suministraron los detritos y controlaron la alta tasa de subsidencia tectónica durante e
Paleoceno al Eoceno temprano. Esto es opuesto a lo que otros estudios previos sugerían de
aporte desde el este, ya sea del Macizo de Quetame o del Escudo de Guyana. En el Eoceno
medio, el cambio de patrón de acumulación y subsidencia tectónica, sumado al cambio abrupto
en la composición de los detritos, minerales pesados y población de circones, se debe al camb
de área de deformación hacia el este del Sinclinal de Usme, en donde domina el retrabajamien
de cobertera del Paleoceno y Cretácico. Para el Oligoceno temprano, la deformación involucró e
Sinclinal de Usme, como lo indican los datos de exhumación y el cese del registro sedimentario

La sección expuesta en la Quebrada el Mochuelo debe considerarse como la sección tipo de la


Formación Bogotá, como lo sugirieron Julivert (1963) y Hoorn (1988). Sin embargo, una nueva
sección de referencia debe buscarse debido al crecimiento del relleno sanitario de la Ciudad de
Bogotá, el cual va a cubrir esta zona en pocas décadas. La presencia de material de origen
volcánico y la palinología han permitido ubicar el límite Paleoceno-Eoceno dentro de esta
unidad. La fuente del volcanismo cercano al límite Paleoceno-Eoceno en esta latitud es aún
incierta, pero los circones volcánicos permitieron asignar una edad deposicional de 56.2 ± 1.6
Ma. Al tope de la Formación Bogotá se reporta el primer registro de fósiles de mamíferos en Su
América, los cuales son de edad Eoceno temprano según nuestro estudio.
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Agradecimientos

A la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) Alcaldía Mayor de Bogotá D.


por el permiso de ingreso al Relleno Sanitario de Doña Juana, a las ladrilleras Los Cristales,
Doisar y La Estrella por el ingreso a sus propiedades y a la comunidad del Mochuelo Alto y Baj
por su apoyo en las labores de campo. A INGEOMINAS, en especial a Elizabeth Cortez, por el
préstamo del microscopio para el conteo de las secciones delgadas. Al equipo de GMAS Ltda po
la separación de minerales pesados. A las empresas ECOPETROL S.A., PETROBRAS, HOCOL S.A
CEPCOLSA y CHEVRON por el soporte de esta investigación. Germán Ojeda de ECOPETROL S.A
nos facilitó el programa para el cálculo de subsidencia 1D. Agradecemos los comentarios de Lu
F. Sarmiento Ph. D., y los comentarios y sugerencias editoriales de Martín Mantilla M.Sc. y
Camilo Montes Ph. D. para mejorar el contenido de este manuscrito. Agradecemos a
COLCIENCIAS por el apoyo institucional a ARES en el 2008 y 2009. Este trabajo lo presentamo
como homenaje al Dr. Thomas Van der Hammen, inspirador en la investigación en Ciencias de
Tierra en Colombia.

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