Textos
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Yo no existo
yo no muero
yo no pervivo.
Yo nada más deseo
porque soy
muy pobre porque soy muy absurdo.
Yo sólo quiero.
Yo sólo quiero, y si esta angustia es
pura fatuidad
pues que se la coman los
enanos porque todos lo son
Yo no quiero la gloria
de hecho yo no quiero sino la nada.
no quiero querer
deseo un esfuerzo por mis dioses.
Y si los dioses existen,
ojalá pronto se mueran.
el ser humano no puede ser
cuando los dioses se hacen presentes.
yo soy el despojo,
la muerte
la cobardía
la cobardía por la muerte.
el olvido
la penuria .
y Tú, tú la responsable eras mi todo.
hoy me di cuenta :
una más de mis fobias es por la belleza.
he descubierto que sólo me queda
el patrimonio de la fealdad y la pobreza
que por fortuna son sinónimos.
descubrí que me odio. Descubrí que soy el gran cobarde.
Solamente sin testigos, sin que las cosas que digo o pienso puedan contaminar más aún el
exceso de ideas y escrituras que pululan por todos lados. Solamente de ese modo puedo
atreverme a expresar cosas. ¿Qué puedo añadir a lo que todos los gigantes y semidioses de
la palabra y el pensamiento han dicho ya? De hecho ellos mismos, ¿qué cosa pueden ahora
decirnos, que no haya sido ya expresada?. Ni siquiera se percibe el cambio eterno sino
únicamente un refrito asqueroso ya. Sin embargo estos semidioses, estos enanos, insisten en
barbotar su letanía de sumos sacerdotes, de jefes de mafias y clanes. Permanecen sentados
en sus tronos recibiendo premios de los poderosos, según ellos sin mancharse porque ¿a
quién la caen mal unos pesos?. A nadie por supuesto, pero que no nos quieran vender su
imagen inmaculada de eternos críticos o inconformes. Es como un cuento del eterno crítico
que por serlo siempre dejó de serlo. De tanto reiterarse le vaciaron el significado a las
palabras, no las transformaron en verdad como dijera el demagogo.
Esta es la justificación, o pretende serlo, al silencio propio, a la incapacidad para decir, para
comunicar, para expresar. ¿Qué por que ya no escribo? ¿Para qué? Hace falta un mínimo de
soberbia o de seguridad en sí mismo para tener el atrevimiento de emponzoñar con más
mediocridad y resentimiento el espacio incomunicante de los medios. Tengo algunas ideas
es cierto, pero siempre me doy cuenta que alguien tendrá, o ya tuvo, la capacidad de
expresarlas en una forma infinitamente más bella, con mejor adorno y concierto que yo: en
todo lo que pretendo hacer ya sea escribir, dibujar, diseñar espacios; en suma todas las
cosas que yo creía poder hacer. En la creación. Por eso es que también me queda la exigua
felicidad de disfrutar todo eso que los demás han hecho. Y ¿cómo no enmudecer ante la
música, la arquitectura, la literatura y todas las obras de arte que nos han legado los
verdaderos gigantes de todos los tiempos? Hay que ser muy bruto o muy talentoso para
pretender siquiera tomar un lápiz. Y es que los que como yo, lo queremos todo, terminamos
por inmovilizarnos. Disfrutemos de las joyas. Ni toda la vida nos alcanzará para disfrutarlas
todas: ese es el pequeño paraíso terrenal, ese es nuestro patrimonio universal, esas piezas
del humano cuando no se ocupa en asesinar al otro.
Benditos sean los artistas anónimos, populares o “cultos” y bien hayan los Per Abat que
solamente transmitieron las gemas para las generaciones futuras. A nosotros nos toca el
deleite y por supuesto la responsabilidad de la conservación y transmisión al futuro.
Cuidemos hoy lo que por definición no nos pertenece sino en función de las próximas
generaciones ¿cómo nos atreveremos a destruir, si ni siquiera somos capaces de crear?.
Me derroto ante una sola exigencia de una persona que me ama, pero ¿cómo saber que eso
es cierto?
Lo único verdadero sigue siendo la muerte.
La vida como tal y como accidente que es: es bastante simpática.-Yo solamente quisiera un
poco, solamente un poco de piedad para no pensar, pero es demasiado pedir.
Yo a veces quisiera ni siquiera existir, pero eso es mucho pedir. Dios es el único que sabe,
A dios le encomiendo el dolor, a dios le encomiendo el placer, a dios le encomiendo las
veces de mis frustraciones de las que todos abominan. Sin embargo me atrevo a pedirle a
dios alguna gracia que me dure un minuto. -adiós.
Con la pequeña Mariana he comprendido por fin la sentencia de san Agustín: “La medida
del amor es amar sin medida”.
Si de cierto encanto
Desconocido un tanto,
Pero sabido siempre
Me hubiesen conversado.
Pero del saber al vivir
queda siempre un gran trecho
y hoy es cuando me digo:
¡Que viva la Mariana!
avm
Regateando a la ciudad
un trozo natural se niega
a la muerte por los hombres.
Cielo o nube capturada,
en susurros apenas escuchados.
Intenso tráfico e indiferencia
más letal que un relleno.
Susurros de juncos con el viento
y de aves transmigrantes.
Pero nada se escucha ya:
sólo el zumbido de las ruedas
o el áspero sol calcinando
sobre asfalto toda posibilidad
de germinación...
avm
Tú
De miradas inocentes
y ojos como ventanas
invitando a penetrarlos
He sucumbido al embeleso
mas detengo el viaje:
Imposible
Misericordiosos
Avm
Marzo
¡cuánta soledad!
Aveme
Bueno, planteado el problema:
soy malo
Aveme
Aveme
¿Y de qué sirve?
¿Había de servir?
¿Era necesaria alguna utilidad?
Sólo transcurrir
Dejar pasar
Dejar ser
Amoldarse
Junco al viento
Cáscara a la tormenta
Indolencia
Indolencia
¿De qué sirve?
Nada sirve
Sólo existe
No busques más
No hay propósito
Sólo vamos a la nada
O al ruido de fondo
O al colapso
O entropía
O desgaste
Vamos y vamos
Corre que corre
Vuela que vuela
Repta que repta
Rueda que rueda
Allí nos vemos
En el gran sumidero
Vertedero
Basurero…
Entropía, entropía, entropía
Aveme