Dante Alighieri
Dante Alighieri
Dante Alighieri
Capítulo
LITERATURA MEDIEVAL
2 ITALIANA
EL TRECENTO ITALIANO
(1300 – 1399)
DANTE ALIGHIERI
(1265-1321)
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Literatura
OTROS AUTORES
PETRARCA BOCACCIO
1. “Padre del Humanismo”. 1. Escritor Prerrenacentista.
2. Maestro del Soneto. 2. Padre del cuento
3. Gran humanista que Moderno.
impulsó el estudio de las 3. Le añadió el adjetivo de
letras antiguas. Divina a la Comedia de
4. Amada : Laura de Noves. Dante.
4. Amada: María de Aquino
OBRA :
OBRA:
- Cancionero
- Triunfos - Decamerón
- El Corbaccio
DANTE ALIGHIERI
1. Ducante Degli Alighieri, nace en Florencia (Italia) en mayo de 1265. Desde tierna edad, nueve años, se enamoró
apasionadamente de una niña, su coetánea, Beatriz Portinari, la que tuvo en la vida del poeta mucha importancia. A
pesar de no entablar una relación concreta con Beatriz, Dante la celebró en sus Rimas, dedicándole sus mejores
poemas.
2. A la edad de 21 años Beatriz se casó con Simón de Geri de Bardi, pero el poeta continuó soñando con ella. Sin
embargo, cuatro años después, Beatriz fallece y grande fue el dolor del poeta que juró “no escribir ni hablar jamás
acerca de Beatriz hasta cuando estuviese en la capacidad de decir de ella lo que nunca había dicho para otra”, en esta
sublime promesa encontramos el germen de su más grande obra “La Divina Comedia”.
3. Cultivó el “Dolce Stil Nuovo”, movimiento poético que intentó sustituir la cultura tradicional por una cultura innovadora;
pero que no prescindía de sus raíces religiosas.
4. Perteneció al partido de los Güelfos (partidarios del Papa), quienes luchaban contra los Gibelinos (monarquistas). En
los últimos años de su vida, pasó a integrar el partido de los Gibelinos.
5. En 1307, es desterrado de Florencia por discusiones políticas sin poder retornar a ella bajo pena de muerte.
6. Desterrado de Florencia se traslada a París y Lyon. Posteriormente es recibido en Lunigia, Verona y Rávena. En esta
última ciudad fallece el 14 de setiembre de 1321.
OBRAS
Cabe aclarar que es el escritor italiano Giovanni Bocaccio quien le agrega el apelativo de “Divina”, no sólo a la obra sino
también al autor.
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LA DIVINA COMEDIA
Dante inicia la composición de La Divina Comedia, en 1307, año en que fue desterrado de Florencia por problemas
políticos. Dicha composición se prolongó hasta 1319; prácticamente, doce años se dedicó Dante a escribir esta obra, de allí
que Jorge Luis Borges haya considerado a esta epopeya religiosa como la obra más perfecta de la humanidad.
El primer punto que debemos destacar es el carácter alegórico de la composición. Por ejemplo la presencia del número 3,
que simboliza la Santísima Trinidad (tres son los reinos que visita Dante, tres las fieras que se aparecen en la Selva oscura,
tres los rostros de Lucifer, la estrofa utilizada es el terceto) Otro punto que debemos señalar es la finalidad religiosa de la obra:
Dante escribe La Divina Comedia para inducir a la humanidad a apartarse del pecado y optar por el camino de la virtud, el
fin trascendental de esta epopeya es orientar a los cristianos para conducirlos por el camino del bien.
En la obra, Dante finge hacer un viaje imaginario, que se inicia la noche del viernes santo del 8 de abril de 1300 (cuando el
poeta tiene 35 años), comenzando su peregrinación por el infierno, el Purgatorio y el Paraíso.
INFIERNO
Tiene el poeta 35 años cuando finge encontrarse perdido en medio de una selva oscura (pecado), llena de tupidos árboles
que le hacen perder la ruta, aquella de la virtud y la fe. El primer terceto con que se inicia la obra es el siguiente:
Después de muchas horas de angustia, ve a lo lejos la primera luz del alba sobre una colina cercana que representa la vida
virtuosa. Se dirige hacia ella, pero le obstruyen el camino tres bestias feroces, un león (soberbia), una loba (avaricia) y una
pantera (lujuria). Estos vicios le impiden al hombre salir del pecado y tomar el camino de la virtud. Sin embargo, se le
presenta la sombra de Virgilio (enviado por Beatriz), el poeta latino que simboliza la razón humana, y le comunica que le va
a servir de guía, pero que para salir de esta selva oscura (pecado), primero tiene que atravesar el infierno, después el
purgatorio para finalmente llegar al paraíso. Y es así como inician su viaje por los reinos de ultratumba. El primer reino que
visitan es el infierno, que Dante imagina como un inmenso cono invertido, que va desde la superficie del hemisferio
septentrional hasta tocar con el vértice del centro de la tierra donde se encuentra Lucifer. Al ingresar Dante al infierno, lee
sobre las puertas de este primer reino la siguiente inscripción:
El infierno consta de un ante infierno y posteriormente de 9 círculos; el primero de ellos es el limbo, en los cuatro siguientes
se castigan a los incontinentes (lujuriosos, golosos; avaros y pródigos; iracundos, indolentes, soberbios y envidiosos). Al
otro lado de la laguna del Estigia, se encuentra la ciudad del Dite, donde son castigados los maliciosos (herejes, violentos,
fraudulentos y traidores) en los siguientes cuatro círculos del infierno y en el centro de la tierra se encuentra Lucifer,
considerado el más grande traidor de la historia.
1. Ante infierno
Llamado “el vestíbulo de los cobardes”. Aquí se encuentran los cobardes; aquellas personas que no se dignaron a
hacer el bien ni tampoco el mal. Los cobardes están condenados a correr eternamente tras una bandera que no tiene
ningún significado, hostigados incesantemente por tábanos y avispas. Atravesando el ante-infierno, Dante llega a
orillas del Aqueronte (alimentado por las lágrimas del género humano). Para cruzar este río, solicitan los servicios de
Caronte, “el barquero de la muerte”, que transporta a las almas pecadoras a la otra orilla del Aqueronte.
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Literatura
Entre los lujuriosos que observa Dante están Cleopatra, Helena, Dido, Aquiles, Paris y Tristán. Ellos son empujados
por un viento impetuoso de aquí para allá; representación magistral del instinto que domina y arrastra la voluntad
del hombre, haciéndoles perder todo dominio sobre sí mismos. Este viento los empuja y revuelve; percutiéndolos
unos contra otros.
Cuando Dante observa a Lucifer no puede soportar tan horrible espectáculo y está a punto de desfallecer, Virgilio
aprovecha que Lucifer extiende las alas para cruzar hacia el otro lado. A lo lejos, distinguen una montaña que emerge
sobre el mar, representación alegórica del purgatorio.
Debe tenerse en cuenta que el recorrido de Dante por el infierno es en forma descendente, desde el pecado más leve
hasta el pecado más grave, simbolización magistral de la degradación del hombre.
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PURGATORIO
Dante y Virgilio han logrado salir de las entrañas del infierno y ahora contemplan el Purgatorio, reino que Dante coloca en
una isla situada en las antípodas de Jerusalén.
Una isla en forma de montaña, en la cual se pueden distinguir los círculos o colinas de los pecadores, en donde las almas
penitentes purifican sus espíritus a través del arrepentimiento. Este segundo reino está también dividido como el infierno en
nueve partes : Antepurgatorio, los siete círculos y el Paraíso terrenal. El guardián del Purgatorio es Marco Poncio Catón.
1. Antepurgatorio
El primer lugar que Dante y Virgilio visitan es el antepurgatorio, donde las almas llegan en una barca impulsada por el
ángel Nauta que viene desde el Tíber. Las almas del Antepurgatorio pertenecen a aquellos que se arrepintieron del
pecado a última hora y su castigo consiste en tener que quedarse esperando al pie del Monte por un tiempo más o
menos largo. Después de haber atravesado el Antepurgatorio, Dante y Virgilio se encuentran ante la Puerta del
Purgatorio, delante de esta puerta el poeta observa tres escalones que representan los grados teologales de la penitencia,
el primero de mármol blanco (arrepentimiento), el segundo, color rosa (confesión) y el tercero, color rojo vivo (el ardor
de la caridad y el amor después de la confesión). Sobre el tercer escalón, está sentado el Ángel Portero delante del cual
Dante, postrándose y golpeándose el pecho, pide misericordia para que le abra la puerta. Al ingresar al Purgatorio, un
ángel dibuja en la frente de Dante siete letras “p” (siete pecados capitales).
2. Círculo primero : Soberbios
3. Círculo segundo : Envidiosos
4. Círculo Tercero : Iracundos
5. Círculo Cuarto : Perezosos
6. Círculo Quinto : Avaros y Pródigos
7. Círculo Sexto : Golosos
8. Círculo Séptimo : Lujuriosos
9. Paraíso Terrenal
PARAÍSO
Dante imagina el Paraíso según el sistema cósmico de Ptolomeo, con un planeta al centro y nueve planetas más girando a su
alrededor.
Dante, junto a Beatriz, va a visitar estos nueve planetas o cielos, en los cuales habitan los ángeles de Dios, quienes gozan de
la paz y beatitud que le otorga el Creador. Los diez planetas que visita Dante son los siguientes:
Cabe señalar que el objeto de esta obra fue el inducir a la humanidad a meditar más seriamente sobre el pecado y sobre el
modo de librarse de él, a fin de poder gozar de la paz del alma en la tierra y ser digno de la beatitud en el cielo. Este epopeya
fue denominada “Comedia” por su autor, porque, como en las comedias, todo llega a feliz término: el encuentro de Dante
con Beatriz, y posteriormente, con Dios.
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Literatura
LECTURA
NOVELA PRIMERA
Tancredo, príncipe de Salerno, mata al amante de su hija y le manda el corazón en una copa de oro; la cual, echando sobre
él agua envenenada, se la bebe y muere .
Duro asunto para tratar nos ha impuesto hoy nuestro rey, si pensamos que cuando para alegrarnos hemos venido, tenemos
que hablar de las lágrimas de otros, que no pueden contarse sin que deje de sentir compasión quien las cuenta y quien las
escucha. Tal vez por moderar un tanto la alegría sentida los días pasados lo ha hecho; pero sea lo que le haya movido, como
a mí no me incumbe cambiar su gusto, un caso lastímero, y por lo mismo desventurado y digno de nuestras lágrimas,
contaré. Tancredo, príncipe de Salerno , fue señor asaz humano, y de benigno talante, si en amorosa sangre, en su vejez, no
se hubiera ensuciado las manos; el cual en todo el tiempo de su vida no tuvo más que una hija, y más feliz hubiera sido si
no la hubiese tenido. Ésta fue por el padre tan tiernamente amada cuanto hija alguna vez fuese amada por su padre; y por
este tierno amor, habiendo ella ya pasado en muchos años la edad de tener marido, no sabiendo cómo separarla de él, no
la casaba; luego, por fin, habiéndola dado por mujer a un hijo del duque de Capua, viviendo con él poco tiempo, se quedó
viuda y volvió con su padre. Era hermosísima en el cuerpo y el rostro como la mujer que más lo hubiera sido, y joven y
gallarda, y más discreta de lo que por ventura convenía a una mujer serlo. Y viviendo con el amante padre como una gran
señora, en mucha blandura, y viendo que su padre, por el amor que le tenía, poco cuidado se tomaba por casarla otra vez,
y a ella cosa honesta no le parecía pedírselo, pensó en tener, ocultamente si podía hallarlo, un amante digno de ella. Y viendo
a muchos hombres en la corte de su padre, nobles y no, como nosotros los vemos en las cortes, y consideradas las maneras
y las costumbres de muchos, entre los otros un joven paje del padre cuyo nombre era Guiscardo, hombre de nacimiento
asaz humilde pero por la virtud y las costumbres noble, más que otro le agradó y por él calladamente, viéndolo a menudo,
ardientemente se inflamó, estimando cada vez más sus maneras. Y el joven, que no dejaba de ser perspicaz, habiéndose
fijado en ella, la había recibido en su corazón de tal manera que de cualquiera otra cosa que no fuera amarla tenía alejada
la cabeza. De tal guisa, pues, amándose el uno al otro secretamente, nada deseando tanto la joven como encontrarse con él,
ni queriéndose sobre este amor confiarse a nadie, para poderle declarar su intención inventó una rara estratagema. Escribió
una carta, y en ella lo que tenía que hacer el día siguiente para estar con ella le mostró; y luego, puesta en el hueco de una
caña, jugando se la dio a Guiscardo diciendo: -Con esto harás esta noche un soplillo para tu sirvienta con que encienda el
fuego. Guiscardo la tomó, y pensando que no sin razón debía habérsela dado y dicho aquello, marchándose, con aquello
volvió a su casa, y mirando la caña, y viéndola hendida, la abrió y, hallada dentro la carta de ella y leída, y bien entendido
lo que tenía que hacer, se sintió el hombre más contento que ha habido en el mundo, y se dedicó a prepararse para reunirse
con ella según el modo que le había mostrado. Había junto al palacio del príncipe una gruta cavada en el monte, hecha en
tiempos lejanísimos, a la que daba luz un respiradero abierto en el monte; el cual, como la gruta estaba abandonada, por
zarzas y por hierbas nacidas por encima, estaba casi obturado; y a esta gruta, por una escala secreta que había en una de las
cámaras bajas del palacio, que era la de la señora, podía bajarse, aunque con un fortísimo portón cerrada estaba. Y estaba
tan fuera de la cabeza de todos esta escala, porque hacía muchísimo tiempo que no se usaba, que casi ninguno de los que
allí vivían la recordaba; pero Amor, a cuyos ojos nada está tan secreto que no lo alcance, se la había traído a la memoria a
la enamorada señora. La cual, para que nadie de ello apercibirse pudiera, muchos días con sus arneses mucho había
trabajado para que aquel portón pudiera abrirse; abierto el cual, y sola bajando a la gruta y visto el respiradero, por él había
mandado decir a Giuscardo que se industriase en bajar, habiéndole dibujado la altura de aquél a la tierra haber podía. Y
para cumplir esto, Guiscardo prestamente, preparada una soga con ciertos nudos y lazadas para poder descender y subir por
ella, y vestido con un cuero que de las zarzas le protegiese, sin haber dicho nada a nadie, a la noche siguiente al respiradero
se fue, y acomodando bien uno de los cabos de la soga a un fuerte tocón que en la boca del respiradero había nacido, por
ella bajó a la gruta y esperó a la señora. La cual, al día siguiente, fingiendo querer dormir, mandadas afuera sus damiselas
y encerrándose sola en la alcoba, abierto el portón, a la gruta bajó, donde, encontrando a Guiscardo, uno a otro maravillosas
fiestas se hicieron, y viniendo juntos a su alcoba, con grandísimo placer gran parte de aquel día se quedaron, y puesto
discreto orden en sus amores para que fuesen secretos, volviéndose a la gruta Guiscardo y ella cerrando el portón, con sus
damiselas se vino afuera.
Guiscardo luego, al venir la noche, subiendo por su soga, por el respiradero por donde había entrado salió afuera y se volvió
a su casa; y habiendo aprendido este camino, muchas veces luego, andando el tiempo, allí retornó. Pero la fortuna, envidiosa
de tan largo y de tan grande deleite, con un doloroso suceso el gozo de los dos amantes volvió triste llanto. Acostumbraba
Tancredo a venir alguna vez solo a la cámara de su hija, y allí hablar con ella y quedarse un rato, y luego irse; el cual, un día
después de comer, bajando allí, estando la señora, que Ghismunda tenía por nombre, en un jardín suyo con todas sus
damiselas, en ella entrando, sin haber sido por nadie visto u oído, no queriendo apartarla de su distracción, encontrando las
ventanas de la alcoba cerradas y las cortinas de la cama echadas, junto a ellas en una esquina se sentó en un almohadón;
y apoyando la cabeza en la cama y cubriéndose con la cortina, como si deliberadamente se hubiera escondido allí, se quedó
dormido. Y estando durmiendo de esta manera, Ghismunda, que por desgracia aquel día había hecho venir a Guiscardo,
dejando a sus damiselas en el jardín, calladamente entró en la alcoba y, cerrándola, sin apercibirse de que nadie estuviera
allí, abierto el portón a Guiscardo que la esperaba y yéndose los dos a la cama como acostumbraban, y juntos jugando y
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solazándose, sucedió que Tancredo se despertó y oyó y vio lo que Guiscardo y su hija hacían; y dolorido por ello sobrema-
nera, primero quiso gritarles, luego tomó el partido de callarse y de quedarse escondido, si podía, para poder más cautamen-
te obrar y con menor vergüenza suya lo que ya le había venido la intención de hacer. Los dos amantes estuvieron largo
tiempo juntos como acostumbraban, sin apercibirse de Tancredo; y cuando les pareció tiempo, bajándose de la cama,
Guiscardo se volvió a la gruta y ella salió de la alcoba. De la cual Tancredo, aunque era viejo, desde una ventana bajó al jardín
y sin ser visto por nadie, mortalmente dolorido, a su cámara volvió. Y por una orden que dio, al salir del respiradero, la noche
siguiente durante el primer sueño, Guiscardo, tal como estaba con la vestimenta de cuero embarazado, fue apresado por dos
y secretamente llevado a Tancredo; el cual, al verle, casi llorando dijo: -Guiscardo, mi benignidad contigo no merecía el
ultraje y la vergüenza que en mis cosas me has hecho, como he visto hoy con mis propios ojos.
Mandó entonces Tancredo que calladamente en alguna cámara de allí adentro guardado fuese; y así se hizo. Venido el día
siguiente, no sabiendo Ghismunda nada de estas cosas, habiendo Tancredo consigo mismo pensado varios y diversos
procedimientos, después de comer, según su costumbre se fue a la cámara de la hija, donde haciéndola llamar y encerrán-
dose dentro con ella, llorando comenzó a decirle: -Ghismunda, pareciéndome conocer tu virtud y tu honestidad, nunca
habría podido caberme en el ánimo, aunque me lo hubieran dicho, si yo con mis ojos no lo hubiera visto, que someterte a
algún hombre, si tu marido no hubiera sido, hubieses no ya hecho sino ni aun pensado; por lo que yo en este poco resto
de vida que mi vejez me conserva siempre estaré dolorido al recordarlo. Y hubiera querido Dios que, pues que a tanta
deshonestidad encaminarte debías, hubieses tomado un hombre que a tu nobleza hubiera sido conveniente; pero entre
tantos que mi corte frecuentan, elegiste a Guiscardo, joven de condición vilísima en nuestra corte casi como por el amor de
Dios desde niño hasta este día criado; por lo que en grandísimo afán de ánimo me has puesto no sabiendo qué partido
tomar sobre ti. De Guiscardo, a quien esta noche hice prender cuando por el respiradero salía y lo tengo en prisión, ya he
determinado qué hacer, pero de ti sabe Dios que no sé qué hacer. Por una parte, me arrastra el amor que siempre te he tenido
más que ningún padre tuvo a su hija y por la otra me arrastra la justísima ira ocasionada por tu gran locura: aquél quiere que
te perdone y éste quiere que contra mi misma naturaleza me ensañe; pero antes de tomar partido, deseo oírte lo que tengas
que decir a esto.
Y dicho esto, bajó el rostro, llorando tan fuertemente como habría hecho un muchacho apaleado. Ghismunda, al oír a su
padre y al conocer no solamente que su secreto amor había sido descubierto sino que Guiscardo estaba preso, un dolor
indecible sintió y de mostrarlo con gritos y con lágrimas, como la mayoría de las mujeres hace, estuvo muchas veces cerca,
pero venciendo esta vileza su ánimo altanero, su rostro con maravillosa fuerza contuvo, y se determinó a no seguir con vida
antes que proferir alguna súplica por ella misma, imaginando que ya su Guiscardo había muerto, por lo que no como
dolorida mujer o arrepentida de su yerro, sino como mujer impasible y valerosa, con seco rostro y abierto y en ningún rasgo
alterado, así dijo a su padre:
-Tancredo, ni a negar ni a suplicar estoy dispuesta porque ni lo uno me valdría ni lo otro quiero que me valga; y además de
esto, de ningún modo entiendo que me favorezcan tu benevolencia y tu amor sino la verdad confesando, primero defender
mi fama con razones verdaderas y luego con las obras seguir firmemente la grandeza de mi ánimo. Es verdad que he amado
y amo a Guiscardo, y mientras viva, que será poco, lo amaré y si después de la muerte se ama, no dejaré de amarlo; pero a
esto no me indujo tanto mi femenina fragilidad como tu poca solicitud en casarme y la virtud suya. Debe serte, Tancredo,
manifiesto, siendo tú de carne, que has engendrado a una hija de carne y no de piedra ni de hierro; y acordarte debías y
debes, aunque tú ahora seas viejo, cómo y cuáles y con qué fuerza son las leyes de la juventud, y aunque tú, hombre, en
parte de tus mejores años en las armas te hayas ejercitado, no debías, sin embargo, conocer lo que los ocios y las delicadezas
pueden en los viejos, no ya en los jóvenes. Soy, pues, como engendrada por ti, de carne, y he vivido tan poco que todavía
soy joven, y por una cosa y la otra llena del deseo concupiscente, al que asombrosísimas fuerzas ha dado ya, por haber
estado casada, el conocimiento del placer sentido cuando tal deseo se cumple. A cuyas fuerzas, no pudiendo yo resistir, a
seguir aquello a lo que me empujaban, como joven y como mujer, me dispuse, y me enamoré. »Y ciertamente en esto puse
toda mi virtud al no querer que ni para ti ni para mí, de aquello que al natural pecado me atraía (en cuanto yo pudiera
evitarlo) viniese ninguna vergüenza. A lo que el compasivo Amor y la benigna fortuna una muy oculta vía me habían
encontrado y mostrado, por la cual, sin nadie saberlo, yo mis deseos alcanzaba: y esto (quien sea que te lo haya mostrado
o como quiera que lo sepas) no lo niego. A Guiscardo no escogí por acaso, como muchas hacen, sino que con deliberado
consejo lo elegí antes que a cualquiera otro, y con precavido pensamiento lo atraje, y con sabia perseverancia de él y de mí
largamente he gozado en mi deseo. En lo que parece que, además de haber pecado por amor, tú, más la opinión vulgar que
la verdad siguiendo, con más amargura me reprendes al decir, como si no te hubiese enojado si a un hombre noble hubiera
elegido para esto, que con un hombre de baja condición me he mezclado; en lo que no te das cuenta de que no mi pecado
sino el de la fortuna reprendes, la cual con asaz frecuencia a los que no son dignos eleva, dejando abajo a los dignísimos.
»Pero dejemos ahora esto, y mira un poco los principios del asunto: verás que todos nosotros de una sola masa de carne
tenemos la carne, y que por un mismo creador todas las almas con igual fuerza, con igual poder, con igual virtud fueron
creadas. La virtud primeramente hizo distinción entre nosotros, que nacemos y nacíamos iguales; y quienes mayor cantidad
de ella tenían y la ponían en obra fueron llamados nobles, y los restantes quedaron siendo no nobles. Y aunque una
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Literatura
costumbre contraria haya ocultado después esta ley, no está todavía arrancada ni destruída por la naturaleza y por las
buenas costumbres; y por ello, quien virtuosamente obra, abiertamente se muestra noble, y si de otra manera se le llama, no
quien es llamado sino quien le llama se equivoca.
»Mira, pues, entre tus nobles y examina su vida, sus costumbres y sus maneras, y de otra parte las de Guiscardo considera:
si quisieras juzgar sin animosidad, le llamarías a él nobilísimo y a todos estos nobles tuyos villanos. En la virtud y el valor de
Guiscardo no creí por el juicio de otra persona, sino por tus palabras y por mis ojos. ¿Quién le alabó tanto cuando tú le
alababas en todas las cosas loables que deben ser alabadas en un hombre valeroso? Y ciertamente no sin razón: que si mis
ojos no me engañaron, ninguna alabanza fue dicha por ti que yo ponerla en obra, y más admirablemente que podían
expresarlo tus palabras, no le viese; y si en ello me hubiera engañado en algo, por ti habría sido engañada. ¿Dirás, pues, que
con un hombre de baja condición me he mezclado? No dirás verdad; si por ventura dijeses que con un pobre, con
vergüenza tuya podría concederse, que así has sabido a un hombre valioso servidor tuyo traer a buen estado; pero la
pobreza no quita a nadie nobleza, sino los haberes. »Muchos reyes, muchos grandes príncipes fueron pobres, y muchos que
cavan la tierra y guardan ovejas fueron riquísimos, y lo son. La última duda que me expusiste, es decir, qué debas hacer
conmigo, deséchala por completo: si en tu extrema vejez estás dispuesto a hacer lo que de joven no acostumbraste, es decir,
a obrar cruelmente, prepárate a ello, sé cruel conmigo porque no estoy dispuesta a rogarte de ningún modo que no lo seas
como que eres la primera razón de este pecado, si es que pecado es; por lo que te aseguro que lo que de Guiscardo hayas
hecho o hagas si no haces conmigo lo mismo, mis propias manos lo harán. Y ahora anda, vete con las mujeres a derramar
lágrimas, y para descargar tu crueldad con el mismo golpe, a él y a mí, si te parece que lo hemos merecido, mátanos.
Conoció el príncipe la grandeza de ánimo de su hija, pero no por ello creyó que estuviese tan firmemente dispuesta a lo que
con sus palabras amenazaba como decía; por lo que, separándose de ella y alejando el pensamiento de obrar cruelmente
contra ella, pensó con la condenación del otro enfriar su ardiente amor, y mandó a los dos que a Guiscardo guardaban que,
sin hacerlo saber a nadie, la noche siguiente lo estrangularan y, arrancándole el corazón, se lo llevasen. Los cuales, tal como
se les había ordenado, lo hicieron, por lo que, venido el día siguiente, haciéndose traer el príncipe una grande y hermosa
copa de oro y puesto en ella el corazón de Guiscardo, por un fidelísimo sirviente suyo se lo mandó a su hija y le ordenó que
cuando se lo diera le dijese:
-Tu padre te envía esto para consolarte con lo que más amas, como le has consolado tú con lo que él más amaba.
Ghismunda, no apartada de su dura decisión, haciéndose traer hierbas y raíces venenosas, luego de que su padre partió, las
destiló y las redujo a agua, para tenerla preparada si lo que temía sucediese. Y venido el sirviente a ella con el regalo y con
las palabras del príncipe, con inconmovible rostro la copa recibió, y descubriéndola, al ver el corazón y al oír las palabras,
tuvo por certísimo que aquél era el corazón de Guiscardo, por lo que, levantando los ojos hacia el sirviente, dijo: -No
convenía sepultura menos digna que el oro a tal corazón como es éste; discretamente ha obrado mi padre en esto. -Y dicho
esto, acercándoselo a la boca, lo besó y después dijo-: En todas las cosas y hasta en este extremo de mi vida he encontrado
tiernísimo el amor que mi padre me tiene, pero ahora más que nunca; y por ello las últimas gracias que debo darle ahora por
tan gran presente, de mi parte le darás. -Dicho esto, mirando la copa que tenía abrazada, mirando el corazón, dijo-: ¡Ay!,
dulcísimo albergue de todos mis placeres, ¡maldita sea la crueldad de aquel que con los ojos de la cara me hace verte ahora!
Bastante me era mirarte a cada momento con los del espíritu. Tú has cumplido ya tu carrera y te has liberado de la que te
concedió la fortuna; llegado has al final a donde todos corremos; dejado has las miserias del mundo y las fatigas, y de tu
mismo enemigo has recibido la sepultura que tu valor merecía. »Nada te faltaba para recibir cumplidas exequias sino las
lágrimas de quien mientras viviste tanto amaste; las que para que las tuvieses, puso Dios en el corazón de mi cruel padre que
te mandase a mí, yo te las ofreceré aunque tuviera el propósito de morir con los ojos secos y con el gesto de nada espantado;
y después de habértelas ofrecido, sin tardanza alguna haré que mi alma se una a la que, rigiéndola tú, con tanto amor
guardaste.
»¿Y en qué compañía podré ir más contenta y más segura a los lugares desconocidos que con ella? Estoy segura de que está
todavía aquí dentro y que mira los lugares de sus deleites y los míos, y como quien estoy segura de que sigue amándome,
espera a la mía por la cual sumamente es amada. Y dicho esto, no de otra manera que si una fuente en la cabeza tuviese, sin
hacer ningún mujeril alboroto, inclinándose sobre la copa, llorando empezó a verter tantas lágrimas que admirable cosa era
de ver, besando infinitas veces el muerto corazón. Sus damiselas, que en torno de ella estaban, qué corazón fuese éste y qué
querían decir sus palabras no entendían, pero por la piedad vencidas, todas lloraban; y compasivamente le preguntaban en
vano por el motivo de su llanto, y mucho más, como mejor podían y sabían, se ingeniaban en consolarla. La cual, después
de que cuanto le pareció hubo llorado, alzando la cabeza y secándose los ojos, dijo:
-Oh, corazón muy amado, todos mis deberes hacia ti están cumplidos y nada me queda por hacer sino venir con mi alma a
estar en tu compañía.
Y dicho esto, se hizo dar la botijuela donde estaba el agua que el día anterior había preparado; y la echó en la copa donde
el corazón estaba, con muchas lágrimas suyas lavado; y sin ningún espanto puesta allí la boca, toda la bebió, y habiéndola
bebido, con la copa en la mano subió a su cama, y lo más honestamente que supo colocó sobre ella su cuerpo y contra su
corazón apoyó el de su muerto amante, y sin decir palabra esperaba la muerte. Sus damiselas, habiendo visto y oído estas
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cosas, como no sabían qué agua fuera la que había bebido, a Tancredo habían mandado a decir todo aquello, el cual,
temiendo lo que sucedió, bajó prontamente a la alcoba de su hija. Adonde llegó en el momento en que ella se echaba sobre
la cama, y tarde, con dulces palabras viniendo a consolarla, viendo el término en que estaba, comenzó doloridamente a
llorar; y la señora le dijo:
-Tancredo, guarda esas lágrimas para algún caso menos deseado que éste, y no las viertas por mí que no las deseo. ¿Quién
ha visto jamás a nadie llorar por lo que él mismo ha querido? Pero si algo de aquel amor que me tuviste todavía vive en ti,
por último don concédeme que, pues que no te fue grato que yo calladamente y a escondidas con Guiscardo viviera, que
mi cuerpo con el suyo, dondequiera que lo hayas hecho arrojar muerto, esté públicamente.
La angustia del llanto no dejó responder al príncipe, y entonces la joven, sintiéndose llegar a su fin, estrechando contra su
pecho el muerto corazón, dijo:
Y velados los ojos y perdido todo sentido, de esta dolorosa vida se partió. Tal doloroso fin tuvo el amor de Guiscardo y de
Ghismunda, como habéis oído; a los cuales Tancredo, luego de mucho llanto, y tarde arrepentido de su crueldad, con
general dolor de todos los salernitanos, honradamente a ambos en un mismo sepulcro hizo enterrar .
SONETO DE PETRARCA
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Literatura
PRÁCTICA
01. ¿Cuál fue el concepto de vida para el hombre medieval? 08. Para ingresar al INFIERNO se debe cruzar el río:
a) Un castigo divino. a) Caronte.
b) Una etapa de prueba material. b) Aqueronte.
c) Un tránsito pasajero hacia la verdadera vida des- c) Negro.
pués de la muerte. d) Infernal.
d) Un mar inmenso en el que todos los hombres son e) Limbo.
iguales.
e) Un río turbulento, lleno de obstáculos metafísicos. 09. ¿Qué edad tiene Dante cuando inicia su viaje al reino
de los muertos?
02. Dante tituló a su obra cumbre La Comedia. ¿Quién le a) Veinticinco años.
agregó el adjetivo DIVINA? b) Treinticinco años.
a) El mismo Dante. c) Setenta años.
b) Francesco Petrarca. d) Treinta años.
c) Giovanni Bocaccio. e) Quince años.
d) Brunetto Latini.
e) Leonardo de Vinci. 10. Dante es guiado en su travesía por el INFIERNO y el
PURGATORIO por.......que simboliza..........
03. Indique el género y la especie a la cual pertenece : La a) Cicerón-el saber de los hombres.
Divina Comedia: b) La sombra de Virgilio - La Sabiduría humana.
a) Dramático – drama. c) Virgilio - la razón divina.
b) Épico – epopeya religiosa. d) Beatríz - la fe revelada.
c) Épico – epopeya heroica. e) Virgilio - el saber.
d) Lírico – poema épico.
e) Dramático – cantar de gesta. 11. El poeta latino Virgilio pertenece originalmente a uno
de los círculos del INFIERNO, denominado:
04. Indique el número de cantos que contiene “La Divina a) Antesala.
Comedia”: b) Limbo.
a) 99 c) No bautizados.
b) 100 d) Lujuria.
c) 14 110 e) Traición.
d) 33
e) 34 12. Lucifer, el amo de las regiones infernales, se encuentra en:
a) El noveno círculo.
05. El orden en que recorre Dante el mundo de los muertos b) El séptimo círculo.
es: c) El primer círculo.
a) Purgatorio – infierno – paraíso. d) El segundo círculo.
b) Infierno – purgatorio – paraíso. e) El quinto círculo.
c) Paraíso – purgatorio – infierno.
d) Paraíso – infierno – purgatorio. 13. Las almas condenadas al PURGATORIO alcanzan la
e) Infierno – paraíso – purgatorio. salvación cuando:
a) Llegan al PARAÍSO TERRENAL.
06. La descripción más acertada del infierno sería: b) Escalan toda la montaña hasta llegar a la quinta
a) Un gigantesco cono invertido compuesto por diez
cornisa.
niveles ordenados desde la superficie hasta el cen-
c) Llegan ante la presencia de Dios.
tro de la tierra.
b) Una montaña gigantesca que se recorre en forma d) Cargan rocas como símbolo de humanidad.
descendente. e) Caen al abismo infinito.
c) Un horrendo cono invertido que se recorre en for-
ma ascendente. 14. El peor pecado que se castiga en el PURGATORIO es:
d) Nueve círculos concéntricos que giran alrededor a) La envidia.
de Lucifer. b) La avaricia.
e) Un gigantesco cono invertido compuesto por nue- c) La lujuria.
ve niveles que se recorren en forma ascendente. d) La traición.
e) La soberbia.
07. El peor pecado que se castiga en el INFIERNO es:
a) La lujuria. 15. Dante, finalmente, es llevado ante la presencia de Dios
b) La avaricia. por:
c) La traición. a) Virgilio.
d) La violencia. b) Beatriz.
e) La herejía.
c) San Bernardo.
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d) El Arcángel San Gabriel. 23. ........guía a Dante por el Infierno y el Purgatorio.
e) Llega solo. a) Cicerón.
b) Sófocles.
16. La amada que inspira al poeta Francesco Petrarca sus c) Virgilio.
d) Sócrates.
mejores versos de El Cancionero fue:
e) Lucifer.
a) Laura de Noves.
b) Isabel de Freyre.
24. El pecado más leve que se castiga en el Purgatorio es:
c) María de Todos los Santos.
a) La soberbia.
d) Marta de Nevares.
b) La gula.
e) Isabel Montero.
c) La mentira.
d) La envidia.
17. El Decamerón de Giovanni Bocaccio pertenece al e) La lujuria.
género:
a) Narrativo. 25. Indique el género y la especie a la que pertenece El
b) Epico. Decamerón:
c) Lírico. a) Dramático - drama.
d) Dramático. b) Narrativo - Cuento.
e) a y d c) Epico - epopeya épica.
d) Lírico - poema épico.
18. Composición poética, escrita en italiano, la cual fue e) Dramático - Cantar de Gesta.
dedicada a Laura:
a) Cancionero. 26. Dante simboliza al "cristiano débil", en tanto su guía, la
b) Decameron sombra de Virgilio simboliza:
c) Sonetos. a) La fe revelada.
d) Rimas. b) La razón humana.
e) La vida nueva.
c) Las tentaciones.
19. Sobre La Divina Comedia, podemos afirmar que: d) La teología.
a) La obra se dividió en tres partes: el infierno, el pur- e) El pecado.
gatorio y el paraíso, los cuales constaban de 30
cantos cada uno. 27. Beatriz simboliza en la Divina Comedia:
b) Sus estrofas son tercetos de versos endecasílabos. a) El amor terrenal.
c) La lengua original de esta obra fue el francés. b) La salvación del hombre.
d) Las figuras literarias más resaltantes en esta epope- c) La razón.
ya religiosa son: los epítetos y las anáforas. d) La vida humana.
e) Estuvo escrita en prosa. e) La gracia divina.
20. Según Dante, en el infierno de la Divina Comedia el 28. El más grande monumento de la literatura italiana
pecado más leve que se castiga es: medieval es:
a) La gula. a) El cancionero.
b) La traición. b) El Decamerón.
c) La lujuria c) La Divina Comedia.
d) La hipocresía. d) De la monarquía.
e) El pecado original. e) La vida nueva.
21. Guía a Dante por el Paraíso: 29. Virgilio, el primer guía de Dante, simboliza:
a) Laura. b) Beatriz. c) María. a) La virtud.
d) Isabel. e) Lucía. b) La fe.
c) La razón.
22. Acerca del infierno de La Divina Comedia, no es la d) La teología.
alternativa correcta: e) La gracia divina.
a) Está dividido en nueve círculos concéntricos.
b) En el noveno círculo se encuentra Lucifer, el cual 30. Los pecadores que son empujados por un viento
posee tres rostros en su cabeza: uno rojo, otro ama- impetuoso:
rillo y el tercero negro. a) Los golosos.
c) Judas Iscariote, el más grande traidor de la historia, b) Los lujuriosos.
es castigado en el segundo círculo. c) Los avaros.
d) Los suicidas son convertidos en árboles sin frutos. d) Los iracundos.
e) Helena, Paris y Dido, personajes de la mitología e) Los herejes.
greco latina, son castigados en el círculo de los
lujuriosos.
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