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Ficha 2 - 5tos

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FICHA 2

FILOSOFÍA / PROF. NATALIA BAS / 5tos/ LICEO DPTAL Nº1 /LICEO ENRIQUE ALZUGARAY, CERRO
CHATO/ AÑO: 2024
UNIDAD I: “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” ¿Cuál es nuestra posibilidad de acceder al
conocimiento? ¿Cómo conocemos?

¿Cómo podemos estar


seguros/as de algo?
Para continuar nuestra investigación filosófica acerca del problema, en este material de
trabajo abordaremos la postura del filósofo francés René Descartes (1596-1650). Para conocer
su pensamiento les invito a la lectura de su obra: “Meditaciones Metafísicas”. Veremos la
Primera Meditación completa y parte de la Segunda.

PRIMERA MEDITACIÓN
Acerca de las cosas que se pueden poner en duda
Hace ya algún tiempo que advertí cómo desde mis primeros años había recibido por
verdaderas una cantidad de falsas opiniones, y que aquello que después he
fundamentado sobre principios tan mal asegurados no podía ser sino muy dudoso e
incierto; de manera que me hacía falta intentar seriamente una vez en mi vida
deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y
comenzar todo de nuevo desde sus fundamentos, si quería establecer algo firme y
constante en las ciencias.
Pero como me parecía que tal empresa era enorme, esperé hasta haber alcanzado una
edad que fuese tan madura, que no pudiese esperar que hubiese otra en la que estuviera
en condiciones para ejecutarla; lo cual me ha hecho diferirla tanto tiempo, que en
adelante creeré cometer una falta si continuara empleando en deliberar, el tiempo que
me queda para obrar.
Ahora, pues, cuando mi espíritu se halla libre de toda preocupación, y habiéndome
procurado un seguro reposo en una soledad apacible, me aplicaré seriamente y con
libertad a destruir de manera general todas mis antiguas opiniones. Ahora bien, no será
necesario, para lograr este empeño, probar que todas ellas son falsas, a lo que tal vez
nunca podría llegar; sino que, dado que la razón me persuade desde un principio que no
debo negarme con más cuidado a otorgar crédito a las cosas que no son por completo
ciertas e indubitables, que a las que nos parecen con evidencia falsas, será suficiente
que yo encuentre el más mínimo motivo de duda para hacer que las rechace a todas. Y
para ello no es necesario que las examine a cada una en particular, lo que sería un
trabajo infinito; sino que, dado que la ruina de los fundamentos arrastra consigo
necesariamente el resto del

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FICHA 2
FILOSOFÍA / PROF. NATALIA BAS / 5tos/ LICEO DPTAL Nº1 /LICEO ENRIQUE ALZUGARAY, CERRO
CHATO/ AÑO: 2024
UNIDAD I: “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” ¿Cuál es nuestra posibilidad de acceder al
conocimiento? ¿Cómo conocemos?

edificio, atacaré en primer lugar los principios sobre los cuales se apoyaban todas mis
viejas opiniones. (…) (Descartes, 1953, pp 165-166).
PENSEMOS…
1. Antes que nada, realiza vocabulario si lo consideras necesario.

2. ¿Qué implica para el filósofo deshacerse de todas sus viejas opiniones?

3. Siguiendo a Descartes, ¿Cómo actuar en caso de querer deshacernos de dichas opiniones?


¿Qué propone el filósofo? ¿Qué papel cumple la duda para él?

4. ¿Se podrá poner todo en duda? ¿Tú que crees?

Avancemos en la lectura…

(…) Todo lo que hasta ahora he recibido como lo más verdadero y seguro lo he
aprendido de los sentidos, o por los sentidos: ahora bien, algunas veces he
comprobado que esos sentidos eran engañadores, y es prudente no fiarse nunca por
completo de quienes hemos sido alguna vez engañados. Pero, aun cuando los sentidos
nos engañen algunas veces con respecto a las cosas poco sensibles y muy alejadas, tal
vez haya muchas otras de las que no se pueda dudar razonablemente, aunque las
conozcamos por su medio: por ejemplo, que estoy aquí, sentado cerca del fuego,
vestido con una bata, teniendo este papel entre mis manos, y otras cosas por el estilo.

Y ¿cómo podría acaso negar que estas manos y este cuerpo son míos?, a no ser que me
compare con esos insensatos cuyo cerebro está de tal manera perturbado y ofuscado
por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente que son reyes, siendo
muy pobres; que están vestidos de oro y púrpura, estando por completo desnudos; o
que se imaginan que son cántaros, o que tienen un cuerpo de vidrio. Pero no son más
que locos, y yo no sería menos extravagante si me guiase por sus ejemplos.

Sin embargo, tengo que considerar que soy hombre, y que por consiguiente
acostumbro dormir y representarme en mis sueños las mismas cosas, y algunas veces
hasta menos verosímiles, que esos insensatos cuando están despiertos.

¿Cuántas veces me ha sucedido soñar, durante la noche, que estaba en este lugar,
vestido, cerca del fuego, aunque estuviese dentro de mi lecho y por completo
desnudo? Es cierto que me parece ahora que no es con ojos dormidos que miro este
papel; que esta cabeza que muevo no está adormecida; que extiendo esta mano con
intención y deliberado propósito, y que la siento: lo que acontece en el sueño no
parece, ni tan claro, ni tan distinto como todo esto. Pero, pensando en ello con
cuidado, me acuerdo de haber sido engañado con frecuencia por semejantes ilusiones
mientras dormía.

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UNIDAD I: “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” ¿Cuál es nuestra posibilidad de acceder al
conocimiento? ¿Cómo conocemos?

Y al detenerme en este pensamiento; veo con tal evidencia que no hay indicios
concluyentes, ni marcas tan ciertas por las cuales se pudiese distinguir con nitidez la
vigilia del sueño, que me lleno de extrañeza; y esta extrañeza es tal, que es casi capaz
de persuadirme de que estoy dormido. (…) (Descartes, 1953, p. 166).
PENSEMOS…
1- Antes que nada, realiza vocabulario si lo consideras necesario.
2- ¿Qué es lo primero que somete Descartes a la duda?
3- ¿Cuál es su argumento para llevar a cabo esta primera tarea?
4- ¿Cuál es su reflexión respecto a este argumento? 5- Mientras avanza, introduce un
nuevo argumento… ¿puedes identificarlo?

Sigamos avanzando…
(…) Supongamos pues ahora que estamos dormidos, y que todas esas particularidades,
a saber, que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos las manos, y
cosas semejantes, no son sino falsas ilusiones; y pensemos que tal vez nuestra manos,
o todo nuestro cuerpo, no son como nosotros los vemos. Sin embargo, hay que
confesar al menos que las cosas que se nos representan en el sueño son como cuadros
o pinturas que no pueden estar formadas sino a semejanza de algo real y verdadero; y
que así, por lo menos, esas cosas generales, a saber, los ojos, una cabeza, las manos y
todo el resto del cuerpo, no son cosas imaginarias, sino verdaderas y existentes.
Porque es verdad que los pintores, aun cuando se empeñen con todo su artificio en
representar Sirenas y Sátiros mediante formas bizarras y extraordinarias, sin embargo
no les pueden atribuir formas y naturalezas por completo novedosas, sino que hacen
una cierta mezcla y composición de los miembros de diversos animales; o bien, si
acaso su imaginación es tan extravagante como para inventar algo tan nuevo que
nunca hayamos visto nada semejante, y que así su obra nos represente algo
puramente fingido y falso en absoluto, al menos los colores con los cuales lo
componen deben ser verdaderos.
Y por la misma razón, aunque esas cosas generales, como los ojos, una cabeza, las
manos y otras semejantes, puedan ser imaginarias, es necesario confesar, sin
embargo, que hay cosas aún más simples y más universales que son verdaderas y
existentes; de cuya mezcla, ni más ni menos que de la mezcla de aquellos colores
verdaderos, están formadas todas esas imágenes de las cosas que residen en nuestro
pensamiento, sean verdaderas y reales, sean fingidas y fantásticas. De este género de
cosas es la naturaleza corporal en general y su extensión; igualmente la figura de las
cosas extensas, su cantidad o magnitud, y su número; así como el lugar donde están, el

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UNIDAD I: “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” ¿Cuál es nuestra posibilidad de acceder al
conocimiento? ¿Cómo conocemos?

tiempo que mide su duración y otras semejantes. Por lo cual tal vez no concluiríamos
mal si dijéramos que la Física, la Astronomía, la Medicina y todas las otras ciencias que
dependen de la consideración de las cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas;
pero que la Aritmética, la Geometría y las otras ciencias de esta naturaleza, que no
tratan sino de cosas muy simples y muy generales sin preocuparse mucho de si se dan
en la naturaleza o no, contienen algo cierto e indudable. Porque, ya sea que yo esté
despierto o que duerma, dos y tres juntos forman siempre el número cinco, y el
cuadrado no tendrá nunca más de cuatro lados; y no parece posible que verdades tan
patentes puedan ser sospechosas de alguna falsedad o incertidumbre. (…) (Descartes,
1953, p. 167).
PENSEMOS…
1- Antes que nada, realiza vocabulario si lo consideras necesario.
2- ¿Qué concluye Descartes hasta aquí?
3- ¿Cómo llega a tal conclusión?
4- Al parecer, ¿de qué no podría dudar? ¿Por qué?
5- ¿Qué piensas de su razonamiento hasta el momento?

Un poco más…
(…) Sin embargo, hace mucho tiempo que tengo en mi espíritu una cierta opinión, de
que hay un Dios que todo lo puede, y por el cual he sido creado y producido tal como
soy. Ahora bien, ¿quién puede haberme asegurado de que ese Dios no ha hecho que
no haya tierra alguna, ni cielo, ni cuerpo extenso, ni figura, ni magnitud, ni lugar, y que
sin embargo yo tenga las sensaciones de todas estas cosas, y todo ello no me parezca
existir sino como yo lo veo? Más aún, como juzgo a veces que los demás se equivocan
aun en las cosas que piensan saber con mayor certeza, podría ser que Él hubiese
querido que yo me engañe todas las veces que hago la adición de dos y tres, o que
enumero los lados de un cuadrado, o que juzgo de algo aún más fácil, si es que se
puede imaginar algo más fácil que eso.
Pero puede ser que Dios no haya querido que me engañe de esa manera, porque se
dice de Él que es la suprema bondad. Sin embargo, si repugnase a su bondad el
haberme hecho de tal suerte que me engañara siempre, parecería serle de igual
manera contrario el permitir que me engañara a veces, y sin embargo no puedo dudar
que lo permita. Tal vez haya aquí personas que preferirán negar la existencia de un
Dios tan poderoso, antes que creer que todas las demás cosas son inciertas. Pero por
ahora no les hagamos resistencia, y supongamos, en favor suyo, que todo lo que se ha
dicho aquí de Dios es una fábula.

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conocimiento? ¿Cómo conocemos?

Sin embargo, cualquiera que sea la manera como supongan que he llegado al estado y
al ser que poseo, ya sea que se lo atribuyan a algún destino o fatalidad, ya sea que lo
refieran al azar, ya sea que pretendan que haya sido por una sucesión y
encadenamiento continuo de las cosas, es cierto que, puesto que equivocarse y errar
es una especie de imperfección, cuanto menos poderoso sea el autor que ellos le
atribuyen a mi origen, tanto más probable será que yo sea de tal manera imperfecto
que me engañe siempre. Razones estas a las que no tengo en verdad nada que
responder, aunque me veo en la obligación de confesar que, de todas las opiniones a
las que en otro tiempo les he otorgado crédito como verdaderas, no hay ninguna de la
cual no pueda ahora dudar, no por alguna falta de consideración y por ligereza, sino
por razones muy fuertes y consideradas con mucha madurez: de manera que si deseo
encontrar algo constante y firme en las ciencias, es necesario que suspenda en
adelante mi juicio acerca de tales pensamientos, y que no les otorgue más crédito del
que les otorgaría a cosas que me parecieran evidentemente falsas.
Sin embargo, no es suficiente con haber hecho estos señalamientos, es necesario
además que me cuide de acordarme de ellos; porque esas viejas y ordinarias opiniones
me siguen viniendo con frecuencia al pensamiento, ya que el largo y familiar trato que
han tenido conmigo les otorga el derecho de ocupar mi espíritu contra mi voluntad, y
de convertirse casi en dueñas de mi convicción. Y nunca perderé la costumbre de
darles mi beneplácito y de confiar en ellas, mientras que no las considere tal y como
son efectivamente, a saber, en cierta forma dudosas, como acabo de mostrar, y sin
embargo muy probables, de manera que se tiene mayor razón para creerlas que para
negarlas.
Por ello pienso que las utilizaría con mayor prudencia si, tomando el partido contrario,
empleo todos mis cuidados en engañarme a mí mismo, fingiendo que todos esos
pensamientos son falsos e imaginarios; hasta que, habiendo balanceado de tal manera
mis prejuicios que no puedan hacer que mi opinión se incline más de un lado que del
otro, mi juicio no vuelva a verse dominado por malos hábitos y apartado del recto
camino que puede conducirlo al conocimiento de la verdad. Porque estoy seguro de
que a pesar de ello no puede haber en este camino ni peligro ni error, y que hoy no
podría concederle demasiado a mi desconfianza, ya que ahora no se trata de obrar,
sino únicamente de meditar y de conocer (…) (Descartes, 1953, pp. 168-169).
PENSEMOS…
1- Antes que nada, realiza vocabulario si lo consideras necesario.
2- ¿A qué idea se enfrenta nuestro amigo Descartes aquí?
3- ¿Logra poner dicha idea en tela de juicio?
4- ¿Tú que piensas al respecto?

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conocimiento? ¿Cómo conocemos?

NOS ACERCAMOS AL
FINAL DE LA PRIMERA
MEDITACIÓN

(…) Supondré entonces que hay, no un verdadero Dios que es fuente soberana de
verdad, sino un cierto genio maligno, no menos astuto y engañador que poderoso, que
ha empleado toda su destreza para engañarme.
Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todas las
cosas exteriores que vemos no son más que ilusiones y engaños, de los cuales se sirve
para sorprender mi credulidad. Me consideraré a mí mismo como si no tuviera manos,
ni ojos, ni carne, ni sangre, como si no tuviera sentido alguno, pero creyera
erradamente tener todas esas cosas. Con obstinación permaneceré aferrado a este
pensamiento; y si por este medio no está en mi poder llegar al conocimiento de
ninguna verdad, por lo menos está en mi potencia el suspender mi juicio. Por ello me
cuidaré mucho para no darle crédito a ninguna falsedad, y prepararé de tal manera mi
espíritu contra todas las astucias de ese· gran engañador, que, por más poderoso y
astuto que sea, nunca podrá imponerme nada. Sin embargo, esta resolución es ardua y
laboriosa, y cierta pereza me arrastra insensiblemente al trajín de mi vida ordinaria. Y
de la misma manera que un esclavo que goza en el sueño de una libertad imaginaria,
cuando comienza a sospechar que su libertad no es más que un sueño, teme ser
despertado y conspira con sus agradables ilusiones para que lo engañen por más
tiempo, así también recaigo insensiblemente por mí mismo en mis antiguas opiniones,
y temo despertarme de esta somnolencia, por temor a que las vigilias laboriosas que
seguirían a la tranquilidad de este reposo, en lugar de aportarme alguna claridad y
alguna luz en el conocimiento de la verdad, no sean suficientes para aclarar las
tinieblas de las dificultades que acaban de ser suscitadas. (Descartes, 1953, pp. 169 -
170).
PENSEMOS…
1- Antes que nada, realiza vocabulario si lo consideras necesario.
2- ¿Qué hipótesis introduce el filósofo para poder llevar su duda al extremo?
3- ¿Pudo llegar a alguna verdad de la cual no pudiese dudar?
4- ¿Qué piensas de su razonamiento?

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conocimiento? ¿Cómo conocemos?

VAMOS POR LA SEGUNDA…

SEGUNDA MEDITACIÓN
Acerca de la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil de conocer que el
cuerpo
La Meditación que hice ayer me ha llenado el espíritu con tantas dudas, que en
adelante ya no está en mi potencia olvidarlas. Y sin embargo no veo de qué manera
podría resolverlas; y como si de golpe yo hubiera caído en aguas muy profundas, me
hallo tan sorprendido, que no puedo ni afianzar mis pies en el fondo, ni nadar para
sostenerme a flote. Me esforzaré, sin embargo, y continuaré otra vez el mismo camino
por el que me encaminé ayer, alejándome de todo aquello en lo cual pueda imaginar la
menor duda, lo mismo que si supiera que es por completo falso; y continuaré siempre
por este camino hasta que haya encontrado algo cierto, o por lo menos, si no puedo
otra cosa, hasta que haya aprendido con certeza que en el mundo no hay nada cierto.

¿A qué se estará refiriendo Descartes cuando dice


“como si de golpe yo hubiera caído en aguas muy
profundas”?

(…) Supongo entonces que todas las cosas que veo son falsas; me persuado de que, de
todo lo que mi memoria repleta de mentiras me representa, nada ha sido jamás;
pienso que no tengo sentidos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el
movimiento y el lugar no son más que ficciones de mi espíritu. ¿Qué será entonces lo
que podrá ser considerado verdadero? Tal vez únicamente que en el mundo no hay
nada cierto. Pero ¿qué sé yo si no hay alguna otra cosa diferente de las que acabo de
juzgar como inciertas, de la cual no se pueda tener la menor duda? ¿No hay acaso
algún Dios, o alguna otra potencia que me introduzca en el espíritu estos
pensamientos? Esto no es necesario; porque bien puede ser que yo esté en capacidad
de producirlos por mí mismo. Pero entonces al menos yo ¿no soy algo? Ya he negado,
sin embargo, que tuviese sentidos, o cuerpo. Pero sin embargo titubeo, porque ¿qué
se sigue de ello? ¿Soy acaso tan dependiente del cuerpo y de los sentidos como para
no poder ser sin ellos? Me he persuadido, empero, de que no había absolutamente
nada en el mundo, de que no había cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpo alguno; pero
entonces ¿no me he persuadido también de que yo no era? Ciertamente no; sin duda
que yo era, si me he persuadido, o sólo si yo he pensado algo. Sin embargo, hay no sé
qué engañador muy poderoso y muy astuto que emplea toda su destreza en

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UNIDAD I: “TEORÍA DEL CONOCIMIENTO” ¿Cuál es nuestra posibilidad de acceder al
conocimiento? ¿Cómo conocemos?

engañarme siempre. Pero entonces no hay duda de que soy, si me engaña; y que me
engañe cuanto quiera, él no podrá nunca hacer que yo no sea nada mientras que yo
piense ser algo. De manera que después de haberlo pensado bien, y de haber
examinado con cuidado todas las cosas, hay que llegar a concluir y a tener como firme
que esta proposición: yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera cada vez que la
pronuncie, o que la conciba en mi espíritu (…) (Descartes, 1953, pp. 170-171)

REFLEXIONEMOS CON DESCARTES…


1. Analicemos en colectivo la reflexión del filósofo.
2. ¿Podemos decir que alcanza alguna verdad de la que pueda sentirse seguro?
3. ¿De qué no puede dudar? ¿Por qué?
4. ¿Nos ayuda a responder el problema?

https://www.youtube.com/watch?v=n24M6WJaoHQ

Bibliografía: Descartes, R. (1953). Meditaciones metafísicas


seguidas de objeciones y respuestas. Editorial Gredos

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