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Problemas Relato

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Por Esteban Jaureguizar

Del libro “Ajedreteca” (en preparación)

El diario por la mitad

El domingo, un rato antes de la merienda, Mafalda se puso a leer el diario.

A ella le gustaba mucho enterarse de muchas cosas, de qué había dicho el presidente,
de si había subido el precio de la lechuga, quién hizo el gol de Peñarol y quién el de
Nacional, si encontraron al asesino misterioso de Nueva York, qué se puso en la fiesta
del sábado Eunice Castro y qué dice el horóscopo de la semana que viene…. Y, por
supuesto, leía sin parar de reírse todos los chistes de la última página.

Pero lo que Mafalda más esperaba del diario del domingo, era esa jugada de ajedrez
que solían publicar. A ella le encantaba resolver los problemas y concursar con su
solución junto a todos los lectores, y también le gustaba ver cómo había ganado el
campeón mundial su última partida.

Y en eso estaba Mafalda, cuando se dio cuenta de lo que había pasado… ¡Su queridísimo
Pluto (su perrito), se había comido un pedazo del
diario! ¡Y justo había dejado el jaque Mate del
campeón mundial por la mitad! ¡Qué desgracia!

Por supuesto, Mafalda no podía enojarse con el


bueno de Pluto, a quien tanto quería. Así que se
decidió a intentar descubrir por sí misma las
jugadas del campeón, Magnus Carlsen.

El tablero que aparecía en el diario traía la siguiente


posición, en la que era el turno de las blancas.
Magnus parecía estar al borde del abismo, con su
rey acorralado por las piezas negras, que
amenazaban a dar mate en su siguiente jugada tanto con 1… Dg2 -apoyada por el
caballo- como con 1...Dxg1 -defendida por la torre-.

¿Cómo habría salido airoso esta vez Carlsen? Mafalda se desesperaba por averiguarlo,
pero en la parte del diario que Pluto había dejado sana, se podían leer las jugadas de las
negras, y tan sólo la última jugada de las blancas:
Blancas Negras Y a continuación podía leerse: “Y con su cuarto movimiento,
Carlsen dio el Jaque Mate de la Escalera al Rey negro”

Rc3 -Hmmm… - pensó Mafalda- ¡El jaque Mate de la Escalera!...


¡Ese yo lo sé!... Pero no me lo acuerdo bien….

¡Ja! ¡Qué problemita! ¿Podrías ayudar a Mafalda y completar


Rb4
las jugadas con qué Carlsen dio el Mate de la Escalera en esta
posición? ¡Completa el cuadrito con las jugadas correctas!
Ra5
Este problema tiene una solución sencilla, respetando la idea
original, de dar el Mate de la Escalera, que por el nivel de
4. Ta6 mate complejidad de la propuesta, se encuentra como un contenido
adecuado al mismo.

La solución, sencilla, es la siguiente:

1.Dxd7 jaque Rc3

2.Txc6 jaque Rb4

3.Db7 jaque Ra5

4.Ta6 mate

Sin embargo, existe una solución alternativa, muchísimo más compleja, que nos puede
auxiliar si lo que nos interesa es trabajar en búsqueda de soluciones no convencionales
con nuestros alumnos.

Conociendo las movidas que realizará nuestro oponente, sólo es cuestión de imaginar
dónde deben quedar nuestras piezas en la posición final, independientemente de lo
lógicas que puedan resultar las jugadas.

Entonces, aparece una segunda solución.

1. Dg8 (ó f7) Rc3


2. Txc6+ Rb4
3. Dc4 Ra5
4. Ta6 mate!

Este cuento está inspirado en un viejo relato creado por Sam Loyd, que propone un mate
en sólo cuatro jugadas desde la posición inicial.

Lo que sabemos es que las blancas realizaron la secuencia siguiente:

1. f3
2. Rf2
3. Rg3
4. Rh4
Y en este momento, las negras dieron jaque mate.

La única secuencia posible es verdaderamente insólita. ¡Tan insólita como inspiradora!

1. f3 e5 (ó e6)
2. Rf2 Df6
3. Rg3 Dxf3???!!!
4. Rh4 Ae7 mate!

¡Cuándo no, Sam Loyd!

El Avivado que terminó mal

Daniel y Juanma jugaban una difícil y pareja partida de ajedrez .

Tan difícil y tan pareja, que nadie podía adivinar quién ganaría…. ¡Y ninguno de los
jugadores podían distraerse ni un segundo, pues ello podría resultar fatal!

Y así fue que comenzó esta historia…. Cuando la partida llegó a la posición del tablero,
a Juanma lo llamaron por teléfono.

- ¡Es sólo un minuto, no demoraré! – le dijo Juanma a su amigo.

Y salió presuroso a atender la llamada, confiando plenamente en su amigo. Pero


parece que se equivocó…..

Cuando Juanma se retiró del tablero, Daniel comenzó a pensar su movimiento…. A ver…
puedo comer el peón de a7, puedo comer
también el de d4… ¡Uy! ¡Tengo mi alfil en
peligro!… Hmmm… entonces… ¡Hago esta
movida!

Y la hizo, nomás.

Pero al ver que Juanma demoraba, pensó:

_ Voy a aprovechar, y voy a hacer otra movidita…


¡Total, no se va a dar cuenta!

Y se mandó la segunda jugada, nomás.

Pero la conversación de Juanma ya iba para largo.


Entre un poco aburrido y otro poco avivado, Daniel se decidió por… ¡Hacer otra jugada
más! Y así, habiendo hecho tres movidas seguidas, esperó que volviera su amigo.

• ¡Total… no se va a dar cuenta…!.- pensó.

Pero cuando Juanma volvió, lo primero que advirtió fue la terrible trampa de su amigo.
Y estaba a punto de decirle que estaba muy enojado por eso, cuando se dio cuenta de
que en realidad, le había dejado el partido servido… ¡Podía darle Jaque Mate!
• Te daré una lección – dijo Juanma, e inmediatamente ¡le dio el mate del Pasillo!

¿Puedes descubrir cuáles fueron las tres jugadas tan pero tan malas que hizo Daniel y
cómo le dio Jaque Mate Juanma? Muéstralas sobre el tablero con flechitas

¿Estás de acuerdo con la actitud de Daniel en la partida?

¿Y con la de Juanma?

La posición que se propone en el relato es de muy simple resolución, y apunta a un


determinado momento del aprendizaje. Trabaja sobre la idea de construcción de la
figura de mate más sencilla -el mate del pasillo-, componiendo su imagen a partir de ir
descubriendo los insumos que se precisan para que pueda producirse.

En realidad, siendo el peón de a7 de color blanco, el problema tiene dos soluciones


(está colocado así de manera intencional, un poco para sostener la narrativa y otro
poco para permitir que se visualicen las dos ideas). Estas soluciones son.

1...Ah7 (libera la columna e para la torre blanca y


obstruye a su propio rey) 2….exd4 (completa la apertura
de línea) y 3.... Txa7 (desprotegiendo la última fila) o en
su defecto 3… Te8, colocando su torre a tiro de la
oponente. Luego de ello, las blancas juegan 4.Te8 (ó
4.Txe8, según el caso) y dan mate al rey negro.

La hija del Rey Midas

El siguiente relato pertenece al profesor de ajedrez argentino, Juan José Converset, un


apasionado absoluto tanto del juego como de la docencia, y propietario de una enorme
cultura ajedrecística y una riquísima imaginación, fruto en parte de esa pasión con la
que Juan José se entrega a la labor docente y a sus alumnos.

El relato toma además elementos de la mitología griega, algo que le otorga el valor
adicional de vincularnos con una parte importante de la cultura de la humanidad, y abre
las puertas a un trabajo interdisciplinar de singular interés.

En este caso, como indica el nombre del cuento, el relato nos llevará al Rey Midas, ese
monarca que tenía la capacidad de convertir en oro todo lo que tocaba…

Los dejo con Juan José.

La mitología griega cuenta que el Rey Midas en cierta ocasión agasajó por una semana
al tutor del dios del vino Dioniso y este, en agradecimiento prometió concederle el deseo
que Midas quisiera. El rey pidió el poder mágico de transformar todo lo que tocase en
oro y Dioniso cumplió.
Al principio todo parecía maravilloso pero… ¡todo don tiene un precio! Y este fue para
Midas el que no pudiera usar su mano como lo hacía habitualmente: en algún momento,
por ejemplo, tocó a una persona amada y también la transformó en oro. Por ello fue que
Midas habló con Dioniso contándole lo sucedido y rechazó el don. Dioniso se rió, lo
mandó a bañarse en el río Pactolo y así todo volvió a la normalidad. Por ese motivo es
que, tiempo después, a orillas de ese río se encontraron pepitas de oro.

Una versión de la historia cuenta que a Midas le habían dado un guante que anulaba
momentáneamente su toque de oro, pero más allá de todo lo que se pueda decir sobre
este rey, hoy quiero contar la historia de su hija.

Zoe era una inteligentísima y bellísima princesa que creció disfrutando de los placeres
que da la riqueza pero su verdadero goce lo tenía jugando ajedrez. Era casi invencible.
Tanto le gustaba jugar, que su padre le regaló un hermoso ajedrez ¡hecho de... oro! Pero
no todas las piezas -sino no se podría diferenciar cada bando- así es que las blancas eran
de oro pero las negras, de plata. En este increíble tablero, Zoe llevaba adelante sus
mejores batallas.

Cierto día, llegó al palacio, el príncipe Sargón para pedirle a Midas la mano de su bella
hija.

-No puedo decidir por mi hija. Le preguntaré a ella –dijo Midas.

Cuando le comunicó a la hija el ofrecimiento de Sargón, se encontró con una rotunda


negativa.

-Ya mismo le diré tu respuesta y lo echaré de palacio.

-¡Espera padre! –dijo Zoe y agregó –A Sargón lo conozco. Sé que es ambicioso. Tal vez
venga acá por tu riqueza. También sé que es un embustero peleador, que podría tomar
mi negativa como una ofensa y así generar una pelea entre reinos.

-¿Y entonces? ¿Qué prefieres que haga?

-Tengo una idea. Lo vi jugar ajedrez y lo hace mal. ¿Por qué no le propones que juegue
un partido conmigo? Si me gana, me caso con él; caso contrario puede darse por
rechazado. De esa manera no podrá acusarte de nada.

-¿Y si te gana? ¿Estás dispuesta a apostar tu futuro en un partido de ajedrez?

-Confía en mí.

Así fue como el rey Midas, haciéndole caso a su hija, lo invitó a cenar a Sargón y le
comunicó la propuesta. Al terminar de comer, trajeron el juego de Zoe y dispusieron una
mesa para que los dos pudieran jugar más cómodos. El rey junto con el resto de la corte
eran los espectadores privilegiados del evento.
-¡Qué hermoso juego! Muy lindo material.

-¿Juegas con blancas, negras o sorteamos? –preguntó Zoe.

-Elijo las de oro así me voy acostumbrando al color de la riqueza.

Jugaron un rato largo hasta que llegaron a la posición del diagrama

En este momento, era el turno a Zoe, quien ya


había visto la jugada ganadora 1…De3+ dado que
dejaría al blanco sólo dos respuestas:

a) 2.Tf3 a lo que continuaría con 2…Dxg1


amenazando Dxg2 mate, que no tiene defensa
satisfactoria.

y b) 2.g3 entonces 2…hxg3+ 3.Rg2 Th2++ también


terminaría la partida.

Todos habían visto esta secuencia, incluso su rival pero en el preciso instante en que Zoe
agarró su dama, Sargón, con la excusa de acomodarse en la silla, le dio un rodillazo a la
mesa y tiró el peón blanco de c6. Por supuesto, la princesa tomó al peón caído, lo volvió
a colocar en la casilla y entonces realizó la esperada 1.De3+.

-¿Qué está usted haciendo, princesa? –le increpó Sargón -¡No resulta válido realizar tal
cosa!

-No comprendo, príncipe Sargón ¿Insinúa usted que no resulta posible que mi dama
pueda ofender a su majestad negra? ¡No he hecho más que darle un Jaque!

-Sí, princesa, está usted en lo correcto: esa jugada da jaque. Pero es importante que
observe que luego de tomar su dama, ha tocado mi peón… Y como reza la regla sagrada
del ajedrez: ¡Pieza tocada, pieza movida!

-Es correcto príncipe. Lo he tocado con mi delicada mano, pero tan sólo para acomodarlo
en el tablero porque usted lo había tirado involuntariamente.

-Comprendo princesa, pero tal comportamiento no se adecúa a las reglas de este noble
juego. Entiendo que el rey Midas y su noble familia respetarán las reglas de juego y los
acuerdos. Según el reglamento al tocar su dama debe usted moverla, pero si en el mismo
acto toca usted también mi peón, está obligada a capturarlo con ella.

-¡Es usted un verdadero tramposo! ¡Lo ha hecho a propósito!- bramó la princesa


perdiendo la compostura.

-¡Qué modales los de mi futura esposa! Llamarme tramposo a mí, cuando la que no
respeta las reglas es ella.
El murmullo de los presentes sólo era silenciado por la preocupante mirada de Midas.
De hecho, el rey estaba a punto de frenar todo cuando Zoe lo miró y mientras capturaba
el peón, le hizo una seña tranquilizadora.

La partida continuó 1…Dxc6 a lo que Sargón


contestó la obvia 2.Axc6 mientras emitía una
burlona carcajada sabiendo que ahora tenía gran
ventaja material y además, amenazaba un mate
en la próxima con 3.Ae4++.

-No importa.Creo que voy a ganar de todas


formas. –dijo la princesa.

-Jajaja -río Sargón- Me estimula saber que me


casaré con una mujer obstinada, que nunca baja
los brazos, ni aún vencida

-No resultaría de mi agrado contradecirlo, príncipe . Pero realmente, creo que es usted
un oponente menos calificado en estas artes que en muchas otras. Diría que puedo
vencerlo hasta con las manos atadas…

-¿Si? ¡Me gustaría ver algo semejante! –dijo Sargón riendo.

-¿Cree usted que está en condiciones de apostar al respecto? ¡Prometo darle Jaque
Mate en dos jugadas y con mis manos atadas!

-¿Jaque Mate? ¡Quizás los nervios del momento han confundido a la princesa, y no ha
notado que las piezas de oro son las mías!

- Veo que tiene más rapidez para el sentido del humor que para aceptar mi reto, príncipe
Sargón. ¿Se siente quizás intimidado? Haré mi próxima movida y entonces
encomendaremos a los guardias que han tenido la delicadeza de acompañarlo que me
aten las manos detrás de la espalda. Tan sólo entonces, usted moverá una de sus piezas
y yo encomendaré a una persona de mi confianza que realice la jugada precisa para dar
Jaque Mate, dado que tendré mis manos
inmovilizadas.

- La oferta de mi futura esposa parece muy


generosa. No veo cómo podría perder, de modo que
aceptaré el reto.

La tensión en el ambiente era máxima. ¿Y ahora qué


ocurriría? ¿Cómo podría ganar la princesa?, era lo
que se preguntaban todos en la sala.
Entonces, Zoe movió 2…Tg3+ e inmediatamente le ataron las manos según lo acordado.
Sargón respondió con la única 3.hxg3 e increpó a la princesa.

-Le queda una movida, majestad. Una movida para ser mi legítima esposa, a menos que
logre dar un jaque mate poco menos que imposible... ¿Está usted preparada?

-Por supuesto. Le diré a una persona muy querida por mí que realice la jugada final. -
dijo Zoe, y sin más, llamó al Rey Midas.

-¡Padre! ¿Serías tan amable de quitarte el guante de tu mano y jugar por mi 3…hxg3?

Al realizar esa movida, el peón negro de plata que estaba en h4 se transformó en oro
por lo que en el tablero quedó la siguiente posición con el rey blanco en Jaque Mate.

Así, la princesa superó con astucia a Sargón, quien


creyó que con su ardid lograra quedarse con la mano
de su pretendida. Pero fue otra mano, la de Midas,
la que al darle un poco más de oro, dejó a su
ambición y su avaricia, sin absolutamente nada...

El peor jugador del mundo

El peor jugador del mundo resulta un hombre que podemos inventarnos de distintas
maneras. Un apasionado por el juego, algo distraído, de escasa fortuna y mucha timidez,
que se pone excesivamente nervioso cuando está a punto de ganar un juego.

No es que juegue especialmente mal, no, para nada. El peor jugador del mundo ama al
ajedrez y lo ha jugado por mucho tiempo, lo ha abrazado con pasión y ha entregado
horas y horas a su estudio. De hecho, suele obtener buena ventaja en partidas con
jugadores de buen nivel, e incluso alcanza situaciones completamente ganadoras. ¿Y
entonces? ¿Qué sucede?

Entonces sucede que el peor jugador del mundo, siempre, absoluta e invariablemente
siempre, entra en estado de pánico ante la proximidad de la victoria. Una victoria que
no se le ha presentado nunca en primera persona, a la que aún no ha tenido el gusto de
conocer.

Nunca el peor jugador del mundo ha logrado ganar una partida. Cada vez que está a
punto de hacerlo, comete una torpeza de un nivel inimaginable, y, lejos de ganar el
juego, la derrota se le presenta una vez más, inexorable y vacía.

Tal es el caso de lo acontecido en esta aciaga jornada. Nuestro héroe -o antihéroe


deberíamos decir- estaba una vez más al borde del éxito. Su dama brillaba en soledad,
sin que su oponente pudiera hacerle mella desde el borde de la mesa. Podía ya capturar
con su torre al molesto alfil de a8, pero mejor que todo
aún, podía dar jaque mate al fin con la jugada 1.Dh8!

Empezó a analizar, y de golpe su vista se nubló: vio al alfil


negro crecer en dirección de su rey… a la torre apuntarle
vertical y despiadadamente. Al peón de h3 como una
amenaza más real que latente, y al caballo de f1 un
enemigo agazapado, capaz de atacarlo por la espalda. Y
más aún: confió ciegamente en el peón de f5, su guardia
fiel, pero que ahora se encontraba triplemente
amenazado de muerte, por el peón de g6, el caballo de
e7 y esa malvada torre de f7, que finalmente le daría un jaque espantoso…

Sus manos sudorosas se acercaron a sus piezas, pero no movió. Dudó, dudó y volvió a
dudar. ¿Ataco o me defiendo? ¿Me defiendo o ataco? La duda lo carcomía, tanto que
optó por dejar de lado sus pensamientos y guiarse por sus emociones. ¡Craso error!
Justo esas emociones que son las que lo traicionan en los momentos decisivos.

Y así, el peor jugador del mundo volvió a cometer el error decisivo. ¿Sabes qué jugada
eligió, y cómo lo condujo a la derrota?

Bueno, el fin del relato en forma de interrogante puede ser el disparador en el aula para
entregarnos colectivamente al despeje de esa incógnita. Muchas jugadas muy malas se
pueden sugerir, y los chicos suelen proponer aquellas en que las blancas entregan
sosamente su dama perdiendo toda ventaja. 1.Dg8+, 1.Df8+, 1.Dd2, 1.Dd5, etcétera…

Sin embargo, el peor jugador del mundo es realmente el peor: sus errores lo conducen
a algo mucho menos irrevocable que la pérdida de una pieza, por más valiosa que esta
sea: sus errores lo llevan a recibir jaque mate de manera instantánea, sin posibilidad de
levantarse más…

De modo que el peor jugador del mundo movió aquí


1.f6+??? Y la respuesta forzada de las negras fue 1… Txf6
jaque mate! ya que el caballo no puede tomarla por
encontrarse clavado por el alfil de a8. ¡Qué decepción!

Sin embargo, un día el peor jugador del mundo, ¡al fin


ganó!

El acontecimiento más esperado del año -especialmente


por todos nuestros alumnos, si es que hacemos de El peor jugador del mundo uno de los
acompañantes más queridos de todos nuestros encuentros en clase- al fin se produjo
un día, en que nuestro personaje disputaba una partida con Delfina, quien secretamente
estaba enamorada de él.

Delfina era una excelente jugadora. Realmente era muy superior a nuestro héroe. Tan
superior, que logró encontrar una forma de que él pudiera ganarle, sin que pudiera
evitarlo cometiendo ningún tipo de sus habituales torpezas de último minuto…
La posición a la que arribaron es la que muestra el diagrama. ¡El peor jugador del mundo
debía mover con negras en este momento, y no tenía más que retroceder con su alfil de
h4 -por ejemplo 1...Ag5- para permitir que la torre de h6
ataque al rey y dé… jaque mate!

Pero no será preciso describir lo que ocurrió. Otra vez los


nervios, otra vez la mirada fija en las piezas rivales… esta
vez en el intruso alfil de h7, que parecía hablarle de
manera poco amable al rey negro, al que nuestro
protagonista veía acorralado. Por eso, no pensó más en
nada y lo eliminó del tablero:

1… Txh7?????

¡¡Tremendo error!! La torre optó por comerse un alfil inexpresivo, que atacando por
casillas blancas no molestaba de momento a su rey, amén de que se encontraba en un
cuadro en el que el propio rey podía capturarlo, y de que, por supuesto, perdiera la
oportunidad de dar jaque mate.

¡Pero no sólo eso! Además, ahora la torre ha encerrado a su propio rey, y son las blancas
las que pueden dar un simple mate del pasillo…

Delfina lo pensó muy bien… podría acabar ya mismo la partida si movía 2.Tf8 mate…
pero ella, desde su profundo amor, tuvo una idea mucho mejor. ¿Sabes cómo hizo
Delfina para ayudar al peor jugador del mundo a ganar su primer partida de ajedrez?

2.Tc8+????

¡Así! En un “descuido”, Delfina se “equivocó” de torre y


para que no queden dudas de que se trataba de un error
involuntario, anunció jaque mate…

-¡Ah, no! ¡Perdón! -se corrigió de inmediato-. Aún puedes


tapar con el alfil, aunque no creo que sirva de mucho -
agregó, para asegurarse de que su rival vería la jugada
que ella misma deseaba que hiciera-.

Nuestro héroe estaba apesadumbrado y pronto para


darse por vencido, cuando una extraña gestualidad en la
cara de Delfina, que miraba el tablero con una exagerada
cara de asombro, llamó su atención. Y creyó entenderlo
todo…

Así, el peor jugador del mundo movió:

2… Ad8 jaque mate!

El alfil no sólo cubre a su rey, sino que a la vez habilita a


la torre de h7 a atacar al suyo. Esta jugada era forzada, única, gracias a el errorcito que
cometió Delfina. Si hubiese atacado con su otra torre, el resultado hubiese sido
exactamente el opuesto…
Y así, con algo de ayuda y mucho amor, el peor jugador del mundo pudo disfrutar del
sabor de una victoria. Que no fue más que la primera de muchas…

¡Gracias Delfina!

El Dr. Copiowsky contra el Barón Münchaussen

El Dr. Copiowsky era uno de los hombres menos conocidos de su Varsovia natal. Lo
conocían sus padres, una abuela –pero que en los tiempos que corrían al relatar esta
historia, ya había abandonado esta tierra-, un primo lejanísimo, tan lejano que vivía en
Rumania, y también lo conocían dos vecinos y tres pacientes a los que atendió hasta el
día en que se jubiló, dos de los cuales, tal vez –pensaba Copiowsky- ya estarían visitando
a su abuelita en el más allá… Eran pacientes que lo estimaban mucho, y se atendieron
con él durante años: les encantaba que Copiowsky abriera el libro añejo de sus tiempos
de Facultad, y buscara en las imágenes del libro cuál era la dolencia que había que curar.
Y que les recetara exactamente –ni más ni menos-, lo que en el libro indicaba…

Sí, Copiowsky era un hombre gris. Gris, ni siquiera en blanco y negro. Gris, todo gris,
totalmente gris. Hasta se vestía de gris. Y no era porque le gustara especialmente el gris,
sino más bien porque nunca había tenido una idea brillante. Ni siquiera una idea no tan
brillante. Casi ninguna idea, casi casi se podría decir que tampoco había tenido jamás
una mala idea. Ni una sola idea.

Un día gris, como casi todos, caminaba Copiowsky por el centro de su Varsovia. Al pasar
frente al Klub Szachowy Warszawa (el club de ajedrez de Varsovia), inesperadamente se
encuentra con uno de sus viejos pacientes, uno de los más más más viejos de todos ellos,
al que Copiowsky ya imaginaba junto a su abuelita en alguna nube, pero que estaba allí,
junto a un señor muy alto y delgado, con un bigote largo que se enrulaba en las puntas
y vestía trajes de colores muy llamativos.

- ¡Doctor Copiowsky! ¿Es usted? –exclamó alegre el anciano-


- Sí, por supuesto, cómo le va, ¿Don Bartosz? ¿Es que acaso no me
reconoce?
- Copiowsky, ¡qué alegría verlo!... Digo, o al menos escucharlo, porque le
digo que casi ya no veo… y usted se ha retirado, y ya no tengo en qué
médico confiar… ¡Es que estos médicos jóvenes tienen sus propias ideas,
y lo quieren curar a uno como a ellos se les ocurre!
- Tranquilo, Bartosz, ya encontrará alguien mejor que yo… Y el buen amigo
que lo acompaña es…
- Encantado de conocerlo, Doctor… -interrumpió el extraño, pero muy muy
muy extraño personaje-. Soy el Barón Münchaussen, vengo de
Alemania… ¡El señor Bartosz me ha hablado mucho de usted!

Y así comenzó una larga conversación en la que el Barón contó sus peripecias en los
países más exóticos, y las aventuras más desopilantes… y Copiowsky se limitaba a decir…

- ¡A mí me pasó algo muy parecido!


Y cuando la conversación avanzaba por senderos que ya parecían inverosímiles de toda
inverosimilitud, el señor Bartosz se disculpó argumentando que estaba ya cansado, y
que sólo había acompañado a Münchaussen hasta el Klub Szachowy Warszawa, donde
iba a despuntar un poco el placer del juego a que era tan aficionado.

- ¿Pero el doctor me acompaña a una partidita, imagino? – imploró


Münchaussen.
- Es que…
- Suba por acá, cuidado los escalones que son muy altos – se apresuró a
acotar el Barón, mientras tomaba del brazo a Copiowsky y se despedía
presuroso de Bartosz.

Ambos subieron los cuarenta y ocho escalones que separaban la bellísima puerta de
entrada del salón principal, y al cabo de unos pocos instantes estaban apoltronados en
unas antiguas y muy cómodas sillas, frente a frente, y separados por un juego de ajedrez
de madera, tallado a mano, bien de época y con rasgos evidentes de haber sido utilizado
en muchísimas batallas memorables.

En unos instantes, la partida comenzó… El Barón se había sentado del lado de las
blancas.

Partida número 1

Blancas: Münchaussen Negras: Copiowsky

1. c4
El Barón eligió comenzar con esta movida, llamada “Apertura Inglesa”, que según él
había aprendido en una tarde de alto el fuego en plena primera guerra mundial, ¡cuando
compartió trincheras con el gran Howard Staunton! ¡Pero los conocimientos
ajedrecísticos de Copiowsky no eran lo suficientemente amplios como para saber qué
Staunton había muerto mucho antes de la Primera Gran Guerra!

1…. c5
Copiowsky elige la llamada “Variante Simétrica”, una de las maneras más utilizadas para
luchar contra esta apertura.

2. Cf3, Cf6
3. g3, g6
4. Ag2, Ag7
Ambos bandos han elegido desarrollar sus piezas de una manera muy normal… sin
embargo, una leve sospecha entra en la cabeza del Barón. Y para comprobarla, hace una
mala jugada a propósito…

5. a3, a6
- Mmmmm… “¡probaré con otra!” – pensó el Barón, que seguía
sospechando cada vez más, y jugó…

6. h4, h5

- ¡Este hombre me está copiando! –Pensó el Barón, ya sin lugar a dudas-


¡Haré una movida que no me podrá copiar!

7. Da4

- Jeje, ahora tendrás que pensar tu propia jugadita, jajaja –se relamió para
sus adentros-.

Pero sin embargo, la respuesta del imperturbable hombrecito de gris fue inmediata
y sin lugar a duda alguna:

7… Da5????
- ¡Pero esto no me ha sucedido ni en Kamchatka! ¡Le comeré la dama de
inmediato! Ahhh noooo… se me ocurre una idea mucho mejor… Quiero
ver si este hombre copia todas las movidas, y asumiré el riesgo de que
me coman la dama en lugar de aprovecharme y comerla yo… Total, si
pierdo, le digo que me distraje y empezamos una nueva partida, jejejeje.

8. Dc6??!!
¡El Barón se arriesga al todo o nada! En lugar de comer la dama negra, hace esta insólita
movida, ¡que permite a su oponente comer la suya de tres maneras diferentes! ¡La
jugada es muy mala en sí misma, pero si Copiowsky sigue con su plan imitativo…
funcionará!

La respuesta de Copiowsky, una vez más, fue instantánea

8….Dc3????
- Jeje, ¡Lo sospeché desde un principio! –pensó el Barón, muy feliz por su
astucia.

9. Dxc1 jaque mate!


- ¿Jaque mate? –preguntó Copiowsky- Oh, disculpe, no estoy en un buen día, no he
jugado del todo concentrado… ¿Seguimos otro día?

- No, por favor, siéntese… ¡Nunca dejo a un oponente sin derecho a una revancha!
Copiowsky retornó a su silla, y rápidamente volvió a acomodar las piezas negras de su
lado. El Barón sabía que debían cambiar de color, pero entendió que Copiowsky no sabía
mucho de ajedrez, y decidió aprovecharse de la ventaja que su oponente le concedía.
En tantos años de guerras e historias de supervivencias, Münchaussen había aprendido
que ninguna oportunidad de salir airoso debía dejarse pasar…

Partida número 2

Blancas: Münchaussen Negras: Copiowsky

Esta vez, el barón cambió de apertura, pero no de táctica… ¡Y la victoria fue más rápida
aún!

1. d4, d5
Apertura de peón dama, pero… ¿A quién sorprende a estas alturas que Copiowsky imite
a su oponente?

2. Dd3, Dd6
El hábil Barón Münchaussen tenía un plan entre manos…

3. Dh3??!!!!
¿Muy mal jugado? El alfil de c8 podría comer la dama ya mismo, pero conociendo al
oponente, una vez más el Ba rón aceptó correr el riesgo. Y una vez más, los resultados
le dieron la razón!

3…Dh6??????
Ninguna sorpresa, ¿Verdad?

4. Dxc8 jaque mate!

- ¡Jaque Mate! –exclamó Münchaussen- ¡Hoy estoy realmente inspirado!...


¿Quiere que sigamos otro día?

El Barón había notado que no había equivalencias en la lucha, y quiso ser cortés con su
nuevo amigo. Sin embargo, por primera vez, o al menos por primera vez en muchísimo
tiempo, o mejor dicho, por primera vez que él recuerde, a Copiowsky se le había ocurrido
una idea. Es más: ¡Se le había ocurrido una genial idea!

Y así fue que volvió a tomar las piezas negras, con la complicidad secreta del Barón, que
esperaba una nueva y rápida victoria…

Partida número 3

Blancas: Münchaussen Negras: Copiowsky

1. e4
Esta vez, un poco aburrido por los juegos precedentes, el Barón Münchaussen decidió
comenzar con el peón del rey. Esperaba la respuesta automática 1… e5, pero Copiowsky
lo sorprendió.

1….d5!!
Esta era la idea del Doctor… ¡En pocas jugadas, serán testigos de su nueva técnica!

2. e5 d4
3. c3 f6!
4. exf6 dxc3!
Copiowsky está copiando las jugadas…. ¡Pero en sentido inverso! Les tengo que confesar
que esto a Münchaussen lo estaba poniendo nervioso… y eso que no era fácil poner
nervioso a un hombre que había pasado por tantas aventuras en su vida. La partida
continuó por esas sendas…

5. fxe7 cxd2+
6. Axd2 Axe7
7. Cf3 Cc6
8. Cc3 Cf6
9. Ce2 Cd7
10. C3d4 C3e5
11. Ce6
- jejeje… ¡La nueva técnica no le ha servido al pobre! ¡Le he encerrado la dama! –pensó
Münchaussen con una sonrisa triunfal debajo de su enrulado y largo bigote-.

Pero una desagradable sorpresa llegaría de inmediato:

11….Cd3 jaque mate!


- ¡Jaque Mate! –exclamó sorprendido el Barón – ¡Excelente técnica la suya!
Confieso que no he podido descubrir su estrategia.

Tras la inesperada derrota, Münhaussen invitó a su rival a una nueva partida de


revancha. Un sonriente Dr. Copiowsky, feliz por haber tenido una idea, aceptó gustoso…
¡Y volvió a derrotarlo!

Partida número 4

Blancas: Münchaussen Negras: Copiowsky


1.e4 d5 2.d3 e6 3.Cf3 Cc6 4.Cc3 Cf6 5.Ag5 Ab4 6. Re2 Dd7 7.a3 h6 8.Ah4
Aa5 9.e5 d4 10.Ca4 Ch5 11.Cc5 Cf4++
¡De nuevo jaque mate! La estrategia de Copiowsky era un éxito, el Barón estaba rojo de
rabia, y ya varios se habían acercado a mirar el match, que estaba empatado dos a dos…

• No se enoje, Barón, pero se me hace muy tarde… Es que son las 8 de la noche en
punto, y ni una sola vez en toda mi vida adulta, he dejado de llegar a casa a la
misma hora…
• ¡Pamplinas! –bramó Münchaussen- Una vez en la vida… ¡Deje sus insoportables
rutinas! ¡Esta partida es mucho más importante que cualquiera de ellas!

Copiowsky no se atrevió a contradecirlo. Simplemente, volvió a sentarse y a tomar las


piezas negras…

Partida número 5

Blancas: Münchaussen Negras: Copiowsky

1.e4 e5 2.d4 d5 3.c4 f5 4.f4 c5 5.exf dxc 6.dxc exf 7.Axc4 Axf5 8.Axg8 Axb1
9.Axf4 Axf5 10.Axb8 Axg1 11.Txb1 Txb8 12.Txg1 Tx g8 13.Dxd8+
Y ahora sí, por fin, el Barón sabía que había arruinado definitivamente los planes de su
archirrival. Ahora no había más opción que tomar la dama, terminando con las simetrías
definitivamente…

Pero si aún no se había sorprendido lo suficiente aquella extraña tarde, no se imaginarán


la expresión de su rostro al ver la respuesta de su impávido oponente:

13….. Rxe1 ¡?!?!?!?!?!?!?!?!


Al ver tan absurda jugada, el Barón Münchaussen saltó de su silla, se tomó la punta de
los bigotes, y en medio de una crisis nerviosa alcanzó a exclamar:

- ¡Deje usted ahí mi rey, esa jugada no es posible!


- ¿Pero por qué razón no puedo hacerlo yo si usted ha hecho lo mismo? –
respondió cándidamente Copiowsky
- ¡Lo que yo he jugado ha sido la dama!
- Ahhh…. ¡La dama! ¿Eso es la dama? –Contestó el doctor sin salirse de su
estado invariable de ánimo, lloviera o cayeran bombas.
- ¿Pero es que no sabe usted jugar al ajedrez?
- No, señor, usted no me dejó que le explicara cuando me invitó a jugar y
me he limitado a hacer el mismo movimiento que usted… sólo que en
estos últimos juegos, en el lado contrario.

Los rivales se estrecharon las manos y se retiraron sin hablar. Ambos habían aprendido
algo muy importante para el resto de sus vidas: Copiowsky comprendió que el valor de
las ideas propias, y que copiar no era una buena “receta” para la vida. Y el Barón terminó
de entender que en la vida, el rival a superar es siempre… ¡Uno mismo!
¡¿Vale retroceder la jugada?!

Cuando Irina y Matías se encontraban a la salida de la Escuela, entre cafés con leche y
tostadas con mermelada jugaban muchas partidas de ajedrez.

Los Simpson eran su dibujo preferido, y, como los daban siempre a esa hora, ponían la
tele mientras jugaban. Por ese motivo, mientras se reían de lo que había hecho Burt, o
de la ingeniosa respuesta de Lisa, los partidos transcurrían sin demasiada concentración
de ninguno de los dos, que solían meter la pata bastante seguido…

Por eso, habían puesto una regla que respetaban a rajatabla, de la que nadie se quejaba:
se podía pedir disculpas y retroceder la jugada tres veces por partida para cada uno,
siempre y cuando lo pidiese antes de que su rival tocara la pieza para mover.

Así, llevaban muy bien la cuenta de quien había ya usado ese derecho, anotando con
palitos en una servilleta de papel.

Cuando en la primera partida de la tarde llegaron a la posición del diagrama, las blancas,
que las estaba usando Irina, acababan de mover.

Mientras ambos reían a pata suelta de la macana de Homero, Irina advirtió su error, y
exclamó:

- ¡¡Me queda una chance de retroceder!! ¡Voy a


cambiar mi jugada!

- Está bien, dale…- le contestó Mati, que no sacaba


los ojos de la tele ni las manos de las tostadas – mové lo
que quieras….

Y así fue: Irina retrocedió su jugada, hizo la que más le


convenía y dio jaque mate al rey negro. ¿Sabés cómo lo
hizo?

Irina había movido


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Pero en la siguiente partida fue la posibilidad de Matías de tomarse un desquite. En esta


posición, Mati solicitó su derecho a volver atrás su última
jugada, y la cambio por la que hacía jaque mate….

¡¡Encuentra la manera!!!
Las blancas habían movido
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Una Historia de Piratas

Mientras navegaban por el Atlántico, en busca de tesoros y aventuras inesperadas, los


piratas Parche Torcido y Calavera No Chilla se entretenían jugando partidas de ajedrez.

Durante sus travesías, habían construido un tablero con las maderas de una balsa que
encontraron en el mar, seguramente de algún náufrago que se la había dejado olvidada
en el agua… Y las piezas, lograron hacerlas con migas de pan. Para colorear las negras,
usaron tinta de calamar, de los que pescaban todos los días.

Casi siempre, Parche Torcido y Calavera No Chilla jugaban sus partidas en la cocina del
barco, dónde comían más pescado que piezas contrarias.

Pero ese día, el sol estaba precioso, y decidieron salir a jugar una partidita en la cubierta
del barco. Claro, con el olorcito a pan y tinta de calamar que salía del tablero, la cubierta
se llenó de hermosas gaviotas que revoloteaban
sobre ambos jugadores, en busca de poder comer
alguna miguita.

En un momento dado, cuando la posición estaba


como se muestra en el diagrama, Parche Torcido
gritó:

- ¡Ahora tomaré mi dama y te daré el


mate del Beso de la Muerte!

Pero para su desgracia, una de las gaviotas que


rondaban a los jugadores se abalanzó sobre el
tablero y se llevó la dama blanca.

- ¡Devuélveme mi dama! ¡No sabes con quién te has metido! Te daré tu


merecido!- Bramaba Parche Torcido.

- ¡Ja ja ja ja! ¡Ahora no podrás darme Jaque Mate! – Rió socarronamente


Calavera No Chilla.

Pero fue entonces que otra gaviota cayó inesperadamente sobre el tablero, llevándose
a la panza la torre negra de b5…

- ¡Quien ríe último ríe mejor, tonto! - se burló Parche Torcido-. Ahora te
daré mi favorito “Mate de las Dos Espadas”
Y sin esperar que otra gaviota le arruine la
partida, dio Jaque Mate a su sorprendido
oponente, que juró vengarse en la próxima
partida.

¿Sabes cómo pensaba dar Parche Torcido el


primer jaque Mate? Muéstralo con una flecha
en el primer diagrama.

¿Y cómo ganó con el Mate de las Dos Espadas?


(Haz una flecha en el segundo tablero)

Esta historia siempre la tuve en un sitial de privilegio, dentro de las que más me gustan
de mi propia cosecha hasta el momento…. Me gusta la idea de que las piezas se hicieran
con migas de pan y tinta de calamar y que eso atrajera a las gaviotas y así se llegase al
nudo del problema. También, por supuesto, la escenificación ajedrecística que se
produce, con dos problemas de mate en la misma situación, lo que también implica un
desafío creativo bien interesante.

Las soluciones en este caso resultan bastante simples:

• En la primera situación, las blancas podía jugar 1.Dc7 mate, ya que la dama se
encontraría defendida por el alfil de g3. Sería un grave error 1.Db8+?? porque las
negras comerían la dama con su torre.
• En la segunda posición, desaparecidas la dama y la torre, las blancas darían un
bonito jaque mate con 1.Axa6, coordinando la acción de ambos alfiles y
controlando los cuadros de ambos colores en torno al rey adversario.

Para niños de un nivel más avanzado, generé posiciones de mate en dos jugadas con
idéntica lógica.
En la posición del primer diagrama, las blancas planean dar mate con su dama en g7 ó
h8. Para ello, deben despejar la diagonal que obtura su propia torre. Por lo tanto, la
jugada planificada es 1.Txg6+! y ante cualquier respuesta de las negras (tanto 1… fxg6
como 1...Rf8), las jugadas 2. Dg7 ó 2. Dh8 serían jaque mate. En caso de no tomarse la
torre (1… Rf8), hay otros dos jaques mate posibles, tanto con 2. Txf7, dando acción a la
potente torre blanca de f2, como con 2.Ce6!, aprovechando la clavada del peón de f7.

Pero para el segundo diagrama, las cosas han cambiado: la dama blanca desapareció, y
también el peón negro de g4. Esto nos habilita a pensar que será el alfil blanco de h3 el
que cobre vida, y nuevamente la jugada clave 1.Txg6+!! resuelve el conflicto: si la torre
es capturada (1… fxg6), es mate con 2.Ae6! y si el rey se retira (1… Rf8), continúan
vigentes las posibilidades de dar mate con 2. Txf7 y 2.Ce6.

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