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¿SOSTENIBILIDAD URBANA?

100 años después


de Ebenezer
Howard: que ver las ciudades como «parásitos» que chupan ener-
gía y materiales y excretan residuos, o más bien, para
usar otra metáfora, como «cerebros» que, con su me-
Economía tabolismo más intenso, consiguen convertir la energía
ecológica y los materiales en informaciones útiles para el desa-
rrollo sustentable de todo el sistema del cual forman
y planificación parte? En la economía urbana convencional se hace
mucho hincapié en las externalidades positivas de la
urbana aglomeración que pueden convertirse en negativas. Pero
en la economía ecológica vamos más allá del estudio
Joan Martínez Alier de esas repercusiones económicas indirectas, e intentamos de-
cir algo más sistemático sobre las ciudades, viendo su econo-
mía dentro de un marco físico.
La economía convencional sostiene que, el aumentar la pro- Durante mucho tiempo la planificación urbana se ha he-
ductividad en la agricultura, y la ser la elasticidad-ingreso del cho de espaldas a las consideraciones ecológicas, y eso ha sido
consumo de alimentos en conjunto muy baja, la agricultura particularmente así en la época «corbuseriana», es decir, a par-
expulsa población activa. Esto está en la raíz de la urbaniza- tir de las décadas de 1920 y 1930. La Carta de Atenas de
ción, que en parte crece también por el propio crecimiento 1933 consagró el principio de separación de las distintas zonas
demográfico. Así, si en la China o en la India la población de la ciudad —las zonas de dormitorio, las zonas industriales,
activa agraria descendiera a un porcentaje inferior al veinte o las zonas de diversiones, las zonas de adquisición de mercan-
hasta el diez por ciento, entonces veremos, si se mantiene la cías (en los malls a los que se accede en automóvil). Esa sepa-
actual jerarquía de ciudades, conurbaciones de 40 o 60 millo- ración incrementa los viajes dentro de las conurbaciones, que
nes de habitantes, que no tienen precedentes. Nótese que hoy en la era del automóvil privado iban a ser facilitados por las
en día las mayores ciudades (Nueva York, Tokyo, São Paulo, redes de autopistas urbanas. La ciudad crece en forma de urban
México) no están en los países de mayor población, pero eso es sprawl o de «mancha de aceite» (un término introducido en
así porque los países más poblados (India, China) mantienen 1955 por el sociólogo W. F. Whyte con referencia a Los An-
aún una población activa agraria muy alta, además de las res- geles).
tricciones internas a la emigración en la China. Así pues, a El modo de transporte tiene una influencia enorme en la
menos que, al amparo de la crítica ecológica y gracias a movi- calidad ambiental de las ciudades, y el automóvil ha sido en los
mientos agraristas, se logre rápidamente una revalorización de países ricos el gran agente del urban sprawl. Todavía existen
la producción agraria tradicional, el camino señala hacia una pocos movimientos sociales urbanos de gente pobre contra el
urbanización creciente y sin precedentes de la población mun- automóvil privado, que les perjudica. Los ciclistas pobres de
dial. ¿Cuáles son las líneas de pensamiento y de planificación ciudades asiáticas, que van al trabajo en bicicleta para ahorrarse
que guiarán ese proceso? el precio del mal transporte público, son atropellados por
¿Cabe hablar realmente de «ciudades sostenibles»? ¿No son autobuses o automóviles privados, con indemnizaciones muy
las ciudades ecológicamente insostenibles por definición? ¿Hay baratas, y el trato a los peatones no es mucho mejor. Las

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mujeres tienen por lo general menor acceso al automóvil pri- autor de Ciudades en evolución, 1915, heredero a su vez de
vado. Ruskin y William Morris), para designar el fenómeno adverti-
Actualmente hay un amplio movimiento internacional en do en Inglaterra de ciudades que se expandían y capturaban los
favor de la «sustentabilidad urbana» que se enfrenta al anti- pueblos y ciudades cercanos, dejando terrenos malogrados y
ecologismo que caracteriza tanto la teoría urbanística de Le mal definidos. Geddes y su discípulo Mumford pensaban que
Corbusier como la práctica de muchas ciudades que han se- las tecnologías de la revolución industrial habían llevado a esos
guido el camino de Los Angeles. Este nuevo movimiento nace desastres, pero una nueva era tecnológica revertiría la tenden-
al amparo de la Agenda 21 introducida en la conferencia de cia. Sin embargo, sus esperanzas de una descentralización basa-
Río de Janeiro de 1992. Uno de los instrumentos preferidos da en las pequeñas centrales hidroeléctricas fueron negadas por
de ese movimiento de «sustentabilidad urbana» es el cálculo de la realidad.
la «huella ecológica» tal como lo han desarrollado Rees y Los principales obstáculos a la aplicación práctica de ese
Wackernagel.1 El propio William Rees reconoce que sus ideas intento de urbanismo anti-expansivo de las ciudades-jardín han
(aunque no sus cálculos detallados) estaban ya presentes en el sido tres, a mi juicio. Por un lado, el aumento de la población
movimiento de planificación urbana anterior al imigrante en las ciudades, particularmente en el Sur del plane-
«corbuserianismo» representado por autores como Patrick ta, que rápidamente hace obsoletos los cinturones verdes que
Geddes y Ebenezer Howard (el creador de la «ciudad jardín») traten de contener el crecimiento de la ciudad para acomodar
cien años atrás. Se trata pues de volver a ese pasado, pero aña- esas mareas humanas. Esas invasiones son producto del creci-
diendo algunos nuevos instrumentos de evaluación y usando miento demográfico y de la diferencia de ingresos entre campo
aquella tecnología moderna que pueda llevar a una mayor y ciudad, que es efecto de las políticas en pro de lo deseable de
sustentabilidad urbana. aumentar la productividad (falsamente medida) de la agricul-
Entre 1898 y 1902 Ebenezer Howard publicó las dos pri- tura. De otro lado, los intereses privados de capturar las rentas
meras ediciones de su libro Garden Cities of Tomorrow. En su que se pueden conseguir al urbanizar los terrenos contiguos a
utopía practicable, Howard proponía la teoría de la «ciudad- las conurbaciones ya existentes, aumentando la extensión de
jardín» que no quiere decir el suburbio ajardinado contiguo a las ciudades, ya sea en terrenos para ricos o en suburbios em-
la metrópolis en la pauta estadounidense de urban sprawl, sino pobrecidos. En Lima, por ejemplo, observamos no sólo la ocu-
la creación de nuevas ciudades separadas de las conurbaciones pación de tierras desérticas circundantes, sino también la des-
por un amplio territorio donde la urbanización y la edificación trucción de las excelentes tierras de cultivo irrigadas, en nuevas
estarían prohibidas. Howard propuso así la existencia de urbanizaciones de clase alta en Monterrico, Barranco, Surco, o
greenbelts, de cinturones verdes agrícolas y forestales, unas fajas más frecuentemente en miserables «pueblos jóvenes». En tercer
de decenas de kilómetros para evitar la extensión de las lugar, en un plano ideológico, las teorías urbanistas favorables
conurbaciones en mancha de aceite. Tales cinturones podrían a la expansión de las ciudades ayudan también a ese proceso de
servir como fuentes de alimentos y como sumideros de resi- extensión ilimitada de las conurbaciones.
duos. Para Howard, las nuevas ciudades-jardines separadas de Un momento crucial en el debate sobre teorías urbanistas
las metrópolis mantendrían la titularidad pública del suelo, de del siglo XX se dio en Moscú en 1930 un par de años antes de
manera que el incremento de rentas por el uso urbano de sue- la reunión que proclamó la Carta de Atenas, y tuvo también
lo revertiría en la administración de la propia ciudad y no en el por protagonista a Le Corbusier. Algunos arquitectos soviéti-
beneficio privado. Los habitantes de las nuevas ciudades serían cos habían propuesto la «desurbanización» de Moscú, en el
usufructuarios de los solares, no propietarios. contexto de las polémicas previas a la colectivización del cam-
Evitar la extensión ilimitada de la «conurbación»: ése era
el propósito de la teoría de la ciudad-jardín. La palabra 1
Ver un resumen de sus ideas en el artículo «Indicadores territoriales
«conurbación» había sido introducida por Patrick Geddes (el de sustentabilidad», Ecología Política, 12, 1996.

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pesinado y las grandes campañas de industrialización. Se pro- verdes» agrícolas y forestales más allá de los cuales se crea-
ponía un mayor apoyo a la agricultura campesina y una mayor rían nuevas ciudades-jardín, que no serían suburbios
vinculación entre la vida urbana y la vida rural, evitando el ajardinados, sino todo lo contrario, entidades urbanas lo
crecimiento de las grandes ciudades. El Partido Comunista de más autosuficientes posible, dentro de las cuales se realiza-
Stalin se mostró totalmente contrario a esas propuestas, y con- rían casi todas las funciones urbanas y que estarían conec-
tó con el apoyo de Le Corbusier, quien se burló en una cono- tadas con la ciudad central por transporte público.
cida carta a Moisés Ginzburg de la tendencia «desurbanizadora».2 2) Más tarde, a partir de los años 1920, el urbanismo expan-
Como puede comprenderse, la pinza entre el urbanismo occi- sivo, el elogio al transporte en automóvil, la división espa-
dental expansivo corbuseriano y la crítica desde el stalinismo cial de las funciones urbanas, el urbanismo mal llamado
contra la desurbanización, aplastó políticamente durante cin- «racionalista» de Le Corbusier y sus seguidores.
cuenta o sesenta años cualquier intento de plantear un urba- 3) La tercera etapa recién comienza a surgir de la confusión
nismo alternativo, más ecológico. Pocas escuelas de arquitectu- del post-modernismo de los años 1980 y 1990. La planifi-
ra y urbanismo han dado voz a Geddes, Sitte, Howard, cación urbana corbusieriana está desacreditada, y durante
Mumford. La teoría de la ciudad-jardín no sólo no fue enseña- los últimos veinte años ha triunfado el «Haz lo que quie-
da sino que fue expresamente tergiversada, como si fuera una ras» postmodernista. De esa confusión surge ahora la ten-
«teoría» del suburbio ajardinado contiguo a la metrópolis. dencia del ecologismo urbano, apoyada en una sólida base
Así pues, en las teorías urbanísticas del último siglo pode- de estudios de Ecología Urbana (como los que comenzó a
mos distinguir tres etapas. Ya las hemos señalado: auspiciar la Unesco con el programa MAB en los años 1970
y 1980), y en nuevos indicadores e índices de
1) La tendencia anti industrializadora, preocupada por la con- (in)sustentabilidad urbana como la «huella ecológica».4
taminación y por la producción de residuos, preservadora
de los centros históricos medievales en Europa, «románti- Es importante, cuando se discute la economía ecológica
ca» y al mismo tiempo más científica por ser más ecológica, de las ciudades, especificar claramente la escala en la cual se
con nombres como Patrick Geddes y Ebenezer Howard miden los impactos. En efecto, consideremos el caso de una
en Gran Bretaña, Camillo Sitte en Europa Central...3 y ciudad que se expanda. Tal vez su antiguo centro se deteriore
después Lewis Mumford. Ellos tenían ya implícitamente social y ambientalmente, como ha ocurrido en ciudades esta-
una visión ecológica. Frente a la expansión de la dounidenses y en algunas ciudades latinoamericanas (como Lima
conurbación industrial, Geddes y Sitte propusieron el res- o, en cierta medida, ciudad de México). Puede ocurrir, por el
peto a las formas urbanas medievales «orgánicas» con sus contrario, como en muchas ciudades europeas, que al tiempo
plazas y calles irregulares, su convivencia social en los espa- que la ciudad se expande por suburbios obreros de bloques de
cios públicos, su transporte a pie, mientras que Howard viviendas o por suburbios ajardinados de clase media, el centro
proponía frenar la expansión urbana mediante «cinturones se matenga en muy buen estado debido a la inversión pública
y a sus valores culturales, turísticos y arquitectónicos. Desde el
punto de vista ambiental, es también posible que el centro ofrez-
ca una mejor calidad del aire con un descenso del dióxido de
2
P. Ceccarelli, La construcción de la ciudad soviética, Gustavo Gili,
azufre y de partículas (como aún no se ha logrado en Santiago
Barcelona, 1972.
3
Camillo Sitte, Der Staedtebau nach seinen kuenstlerichen Grundsätzen, de Chile o en ciudad de México), amplia disponibilidad de
primera edición 1889, reimpresión de la cuarta edición de 1909, Vieweg, agua de buena calidad, muchos espacios públicos verdes bien
Braunschwig-Wiesbaden, 1983.
4
cuidados, circulación fluida con transporte público y en bici-
Véase, por ejemplo, el excelente libro de Virginio Bettini, Elementos de
ecología urbana, edición a cargo de Manuel Peinado, Editorial Trotta,
cleta o a pie (como en Amsterdam o en Bolonia, por ejemplo).
Madrid, 1998. Posiblemente en el antiguo centro disminuya el hacinamiento

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anterior (como está ocurriendo en Barcelona y en Nápoles, distantes, importación de energía nuclear y consecuente pro-
por ejemplo), y la salud pública y la calidad de vida mejoran. ducción de residuos radioactivos... El estudio de esos indicadores
Pero si consideramos la conurbación en su conjunto y acudi- desde una perspectiva multi-criterial, en las escalas geográficas
mos a otros indicadores ambientales, observaremos un deterio- y temporales pertinentes, ayudará a las decisiones de un nuevo
ro: gran pérdida de tierra agrícola y forestal, pérdida de urbanismo ecológico.
humedales, aumento de la producción de dióxido de carbono, Así, cuando observamos que la calidad ambiental del cen-
de óxidos de nitrógeno y de compuestos orgánicos volátiles y tro de una ciudad mejora (por ejemplo, la desaparición en
del ozono superficial («smog» de los Angeles) por la circulación Londres del «smog» de Londres, la presencia de peces en la
de automóviles y camiones, sacrificio de manantiales locales de Támesis), nos hemos de preguntar si los problemas se están
agua y por tanto traída de agua desde lugares cada vez más desplazando a otra escala más amplia en el espacio y en el tiempo.

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