4to Biologia
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4to Biologia
El cuerpo humano a debate: diferentes representaciones del cuerpo humano a lo largo de la historia. El fin del
dogmatismo escolástico y el surgimiento de la anatomía y la medicina modernas.
Salud humana, alimentación y cultura. Los distintos requerimientos nutricionales en función de la edad y la
actividad. Concepto de dieta saludable.
La alimentación a debate: posturas críticas hacia las pautas de producción y consumo de alimentos en las sociedades
modernas. Las inequidad mundial en la distribución de los alimentos y su relación con la salud.
Función de la nutrición
El aparato digestivo es uno de los que interviene en la función de la nutrición en los seres humanos
La función de la nutrición es la serie de procesos que nuestro cuerpo lleva a cabo para obtener de los alimentos los
elementos y sustancias que necesitamos para vivir todos los días. De ellos obtenemos lo necesario para crecer, tener
energía para jugar y estudiar, y para sanar heridas o recuperarnos de alguna enfermedad.
En otras palabras, la nutrición es el proceso por el cual el cuerpo se sostiene al transformar los alimentos en energía y
en tejidos corporales.
Además, también se conoce como nutrición al área de las ciencias de la salud que se encarga del estudio de cómo
nuestro cuerpo utiliza dichos elementos contenidos en los alimentos que consumimos, y de cómo mantener una dieta
saludable que nos aporte todo lo que necesitamos.
A través de la nutrición nuestro cuerpo no solo es capaz de mantenerse con vida y de tener energía para las
actividades diarias. También puede reemplazar algunos tejidos que necesitan ser renovados –como la piel, por
ejemplo– y de recuperarse de las distintas enfermedades a las que nos enfrentamos.
Una alimentación adecuada, actividad física regular y un consumo constante de agua todos los días son puntos clave
para mantener nuestros cuerpos y mentes saludables y activos para cualquier actividad.
Procesos de la nutrición
La función de la nutrición es llevada a cabo por 4 procesos que ocurren en el organismo de los seres humanos:
Digestión: el proceso de descomposición de los alimentos en el tubo digestivo en sustancias que pueden ser
utilizadas por el cuerpo.
Respiración: proceso de inhalar y exhalar aire desde los pulmones para facilitar el intercambio de gases con
el ambiente interno. Se elimina dióxido de carbono y se obtiene oxígeno.
Circulación: movimiento continuo por el cual la sangre viaja a través de todas las partes del cuerpo bajo la
acción del corazón.
Alimentos y nutrientes
Aunque puede que comamos mucho durante el día, sucede que no siempre lo que comemos nos aporta lo que
necesitamos en términos de nutrientes, vitaminas y minerales. Por ello es muy importante entender cómo funciona
nuestro cuerpo y, por lo tanto, qué necesita para seguir funcionando.
-Nuestro cerebro y los glóbulos rojos de nuestra sangre, por ejemplo, necesitan glucosa, la cual obtenemos
principalmente de los carbohidratos (como las patatas y las harinas), y también de las frutas y legumbres.
-Nuestros músculos y muchos otros órganos de nuestro cuerpo necesitan proteínas, que las obtenemos de alimentos
como los huevos, las carnes, los lácteos y de muchos vegetales, granos y cereales.
-Nuestros intestinos funcionan mejor si les damos agua y fibra, estas últimas no necesariamente son digeridas, pero
sí contribuyen al movimiento intestinal; las obtenemos de cereales y vegetales, principalmente.
-Para que nuestros huesos puedan formarse bien necesitan fundamentalmente de minerales como el calcio, el cual lo
conseguimos en algunas semillas y en la leche de vaca y sus derivados, como el yogur y el queso.
-Nuestras células también necesitan grasas, por lo que nuestra dieta debe incluir algunos alimentos que tengan
grasas “saludables”, como los aguacates, los frutos secos, las aceitunas, etc.
Los nutrientes pueden clasificarse en dos grupos según la cantidad que necesitamos diariamente de ellos:
los macronutrientes y los micronutrientes.
Macronutrientes
Los nutrientes que forman este grupo son los carbohidratos, las proteínas y las grasas. Estos tres tipos de nutrientes
usualmente representan el grueso de nuestra dieta diaria, por lo que son de los que tal vez has oído hablar más.
Carbohidratos
Son la principal fuente de energía para nuestro cuerpo. Son carbohidratos los almidones, los azúcares y la fibra
dietética.
Las diferentes formas de carbohidratos que consumimos a diario son descompuestas por nuestro cuerpo para
obtener carbohidratos más simples, que son utilizados para obtener energía en forma de moléculas especiales como,
por ejemplo, el trifosfato de adenosina o ATP.
Hay distintos tipos de azúcares, pero podemos distinguir dos: los naturales y los refinados.
Los azúcares naturales son los que encontramos naturalmente en los alimentos, bien sea en las frutas o en las
verduras, y vienen acompañados de otros tipos de moléculas nutritivas, entre ellos fibras, vitaminas, minerales y
cantidades variables de agua.
Los azúcares refinados son obtenidos a partir de plantas como la caña de azúcar o la remolacha, pero estos son
utilizados como endulzantes y su consumo aporta muy pocos nutrientes adicionales.
Además, el consumo excesivo de azúcar refinada puede producir obesidad y muchos problemas para nuestros
dientes.
Proteínas
Las proteínas están formadas por unas moléculas más pequeñas –los aminoácidos–, imprescindibles para que
nuestro cuerpo fabrique más proteínas y pueda crecer o reparar tejidos cuando sea necesario. Obtenemos las
proteínas del consumo de alimentos de origen animal y también de origen vegetal.
Nuestro cuerpo tiene gran proporción de proteínas; nuestro cabello, nuestra piel, nuestros músculos y órganos
internos y nuestros huesos están hechos fundamentalmente de proteínas.
Por esta razón es importante que nuestra dieta incluya estos macronutrientes, ya que debe “construir” diferentes
tejidos diariamente.
Grasas
Las grasas generalmente se definen como “formas concentradas de energía”, puesto que tienen más del doble de la
energía por gramo que tienen los carbohidratos y las proteínas.
Aunque el consumo en exceso de grasas (y de grasas “malas”, ricas en unas moléculas llamadas ácidos grasos
saturados) puede tener muchos efectos negativos para nuestra salud, necesitamos consumir grasas para que nuestra
piel y nuestro cabello, por ejemplo, crezcan adecuadamente.
Además, las grasas generalmente están formadas por unas moléculas –los ácidos grasos– que son las mismas
moléculas que nuestras células utilizan para construir las membranas que las delimitan.
Micronutrientes
A este grupo pertenecen las vitaminas y los minerales que, aunque los necesitamos en muy pequeñas cantidades, son
indispensables para nuestra vida.
Vitaminas
Las vitaminas son fundamentales para que nuestro cuerpo funcione adecuadamente. Hay algunas que son
liposolubles, es decir, que son solubles en grasas (otra razón por la cual estos macronutrientes son importantes),
mientras que otras son solubles en sustancias acuosas.
Las vitaminas tienen todas funciones muy específicas y generalmente las llamamos con alguna letra del alfabeto.
La vitamina A, por ejemplo, es necesaria para la salud de la piel y del sistema inmune, mientras que la vitamina D
ayuda tanto a la formación de los huesos y los dientes como a la protección de la piel frente a los rayos del sol.
Por otra parte, la vitamina C ayuda a mantener saludables nuestros dientes y vasos sanguíneos, así como también
participa en la sanación de heridas y la resistencia a infecciones. El grupo de las vitaminas B nos ayudan a convertir
los carbohidratos en energía y además son necesarias para nuestro sistema nervioso.
Minerales
Los minerales no solo se encuentran en los alimentos que consumimos, sino también en el agua que bebemos. Estos
ayudan a nuestro cuerpo a mantener y regular los procesos corporales y el balance de fluidos y, además, son los
principales elementos estructurales de nuestros huesos y dientes.
Los minerales que necesitamos en mayor proporción son el calcio, el fósforo, el magnesio, el azufre, el cloruro de
sodio y el potasio. Los que necesitamos en menores cantidades son el cromo, el cobre, el flúor, el yodo, el hierro, el
manganeso, el molibdeno, el selenio, el zinc y el cobalto.