02 Sacrosantum Concilium Cap VI Sobre Música
02 Sacrosantum Concilium Cap VI Sobre Música
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44. Conviene que la competente autoridad eclesiástica territorial de que habla el artículo
22,2, instituya una Comisión litúrgica, con la que colaborarán especialistas en la ciencia
litúrgica, música, arte sacro y pastoral. A esta Comisión ayudará en lo posible un Instituto
de Liturgia Pastoral compuesto por miembros eminentes en esta materia, sin excluir a los
seglares, según las circunstancias. La Comisión tendrá como tarea encauzar dentro de su
territorio la acción pastoral litúrgica bajo la dirección de la autoridad territorial eclesiástica
arriba mencionada y promover los estudios y experiencias necesarias cuando se trate de
adaptaciones que deben proponerse a la Santa Sede.
En efecto, el canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por los
Santos Padres, los Romanos Pontífices, los cuales, en los últimos tiempos, empezando por
San Pío X, han expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sacra en
el servicio divino.
La música sacra, por consiguiente, será tanto más santa cuanto más íntimamente esté
unida a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración o
fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo la mayor solemnidad los ritos sagrados.
Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico
que estén adornadas de las debidas cualidades.
113. La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran
solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participa
activamente.
En cuanto a la lengua que debe usarse, cúmplase lo dispuesto en el artículo 36; en cuanto
a la Misa, el artículo 54; en cuanto a los sacramentos, el artículo 63, en cuanto al Oficio
divino, el artículo 101. La Lengua latina es la Lengua oficial. Se puede usar la lengua
popular.
Participación activa de los fieles
114. Consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra. Foméntense
diligentemente las "Scholae cantorum", sobre todo en las iglesias catedrales. Los Obispos
y demás pastores de almas procuren cuidadosamente que en cualquier acción sagrada con
canto, toda la comunidad de los fieles pueda aportar la participación activa que le
corresponde, a tenor de los artículos 28 y 30.
Formación musical
Dése también una genuina educación litúrgica a los compositores y cantores, en particular
a los niños.
Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han
de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la
acción litúrgica a tenor del artículo 30.
117. Complétese la edición típica de los libros de canto gregoriano; más aún: prepárese
una edición más crítica de los libros ya editados después de la reforma de San Pío X.
También conviene que se prepare una edición que contenga modos más sencillos, para
uso de las iglesias menores.
118. Foméntese con empeño el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios
piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con las normas y
prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los fieles.
Por esta razón, en la formación musical de los misioneros procúrese cuidadosamente que,
dentro de lo posible, puedan promover la música tradicional de su pueblo, tanto en las
escuelas como en las acciones sagradas.
120. Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento
musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias
eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades
celestiales.
Compongan obras que presenten las características de verdadera música sacra y que no
sólo puedan ser cantadas por las mayores "Scholae cantorum", sino que también estén al
alcance de los coros más modestos y fomenten la participación activa de toda la asamblea
de los fieles.
Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica;
más aún: deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes
litúrgicas.