Anexo 13.1 Informe Prospección Arqueológica
Anexo 13.1 Informe Prospección Arqueológica
Anexo 13.1 Informe Prospección Arqueológica
ANEXO 13.1
INFORME DE PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA
1 INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... i
2 OBJETIVOS ...................................................................................................................................... ii
2.1 OBJETIVO GENERAL ....................................................................................................................... ii
2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS .............................................................................................................. ii
3 METODOLOGÍA ............................................................................................................................... ii
3.1 TRABAJO DE GABINETE ................................................................................................................. ii
3.2 CAMPAÑA DE TERRENO ................................................................................................................ iii
4 RESULTADOS................................................................................................................................. vi
4.1 ANTECEDENTES BIBLIOGRÁFICOS ............................................................................................. vi
4.1.1 Antecedentes bibliográficos sobre monumentos nacionales en la zona de estudio y zonas
aledañas ............................................................................................................................................ vi
4.1.2 Antecedentes Arqueológicos de la zona de estudio y zonas aledañas ............................................ vi
4.2 CAMPAÑA DE TERRENO ............................................................................................................. xxv
5 CONCLUSIONES ...................................................................................................................... xxviii
6 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................. i
ÍNDICE DE FIGURAS
ÍNDICE DE TABLAS
LISTADO DE APENDICES
El proyecto “Parque Solar Sol del Verano” se localiza en la Tercera Región de Atacama,
Provincia de Huasco, comuna de Vallenar, este considera una superficie de ocupación efectiva
para sus instalaciones y obras de 171, 5 Hectáreas, mientras que para caracterizar el
componente Arqueología se consideró un buffer, abarcando un total de 273,02 ha de terreno
(Ver en Figura 1 Localización de Área Prospectada). Cercano a esta área se encuentra el
caserío de Cachiyuyo a una distancia de 1 kilómetro, seguido del poblado de Domeyko a 10
kilómetros aproximadamente.
El objetivo general del presente estudio es identificar y registrar los recursos arqueológicos y
patrimoniales presentes en el área prospectada, para evaluar la interacción potencial del
Proyecto Parque Solar Sol del Verano.
3 METODOLOGÍA
En consideración a los objetivos del estudio se desarrollaron dos actividades principales: trabajo
de gabinete y trabajo de terreno.
El trabajo de gabinete contempló dos etapas, una previa a los trabajos de terreno orientada a la
revisión bibliográfica de los componentes del patrimonio cultural del área de estudio, en relación
a la presencia de yacimientos arqueológicos. Para esto se revisaron las siguientes fuentes
documentales:
Para el trabajo en terreno, se empleó una técnica de Inspección Superficial, la que forma parte
de la Prospección Arqueológica. Esta técnica desarrollada de forma pedestre, permite generar
un incremento de los registros de patrimonio cultural para su posterior puesta en valor y por lo
tanto protección, tanto a nivel regional como nacional.
La visibilidad “dice relación con las características y variabilidad del medio ambiente en el área
de estudio y especifica las dificultades para que un observador pueda detectar la presencia de
materiales culturales sobre o bajo el terreno” (Gallardo y Cornejo, 1986). La visibilidad es a
menudo el resultado de cualquier material opaco que se interpone entre el observador y los
ítems arqueológicos, actuando como filtro o barrera que disminuye la capacidad de detectarlos
(por ejemplo, cobertura vegetal, sedimentación, composición de la superficie, topografía,
construcciones, pavimento, entre otros). Por esta razón, es de gran importancia poner atención
en los cortes o áreas que exponen depósitos subsuperficiales, ya sea por erosión, corte
caminos, u otros (Banning, 2002).
Para el presente estudio, la visibilidad fue dividida en cuatro categorías para lo cual es
necesario apreciar, en un metro cuadrado como muestra representativa, las características
propias del terreno en su totalidad:
Además, durante esta etapa del trabajo es necesario considerar el rol de los llamados procesos
de formación de sitio (Schiffer, 1987), agentes que actúan antes, durante y después del proceso
de depositación de los materiales arqueológicos y que inciden en las posibilidades de identificar
asentamientos arqueológicos y la distribución interna de sus materiales constituyentes a partir
de la evidencia cultural dispuesta en la superficie del sitio.
Investigador Responsable:
Camilo Valdivieso Rizzo
Colaboradores:
Daniela Meza
Ariadna Cifuentes
Edgar Bugueño
Fuente: Tierra Consultores.
Para el registro de los sitios arqueológicos y/o históricos, se aplicó una ficha de registro
estándar (ver Apendice 13.1..A) y Ficha Situs (Ver Apendice 13.1.B) que exige el Consejo de
Monumentos Nacionales. Ambas fichas permiten caracterizar en términos generales los
hallazgos, considerando información correspondiente a ubicación, funcionalidad, adscripción
histórico-cultural y conservación. La ubicación consignó variables de emplazamiento y
coordenadas geográficas tomadas con navegador satelital (GPS) utilizando el Datum WGS84.
La funcionalidad se asignó en relación al tipo de asentamiento considerando las eventuales
Prehispánicos.
Históricos.
Subactuales.
Se entenderá como monumento arqueológico a aquellas piezas, lugares o yacimientos con
vestigios de ocupación humana, que existen en un contexto arqueológico, es decir, que no
están siendo utilizados por una sociedad viva o en funcionamiento. La ley establece que todos
los bienes arqueológicos son propiedad del Estado. A esta categoría pertenecen aquellos Sitios
Arqueológicos que posean una cronología de data Prehispánica y los sitios Arqueológicos de
data Histórica.
Por otra parte, se entenderá como Sitio Subactual, aquellos vestigios de ocupación humana que
han dejado de ser utilizados en época reciente y cuyos restos materiales datan de no hace más
de 50 años, tratándose por lo general de elementos de tecnología industrial moderna de una
sociedad viva o en funcionamiento. Sin embargo, caben dentro de esta categoría sitios de
índole religioso tales como animitas, o lugares de culto, muchas de las cuales a pesar de tener
un origen histórico se mantienen en un contexto sistémico.
4 RESULTADOS
En general, los trabajos existentes para la región se han desarrollado desde enfoques históricos
culturales y procesuales (entre algunos de ellos Niemeyer y Schiappacasse 1967; Iribarren
1969; Hidalgo 1972; Niemeyer et.al 1989, 1998) contándose con muy pocos trabajos de
enfoque postpropcesual (Guajardo 2008; Garrido 2007, 2010; Borlando 2011). Esta situación
implica contar con escasas fuentes bibliográficas y por lo tanto con un conocimiento parcial de
las dinámicas socio culturales que se dieron en esta zona. En cuanto a la IV región, esta
presenta una mayor cantidad de investigaciones, centradas en su mayoría en la cultura Molle y
Diaguita, que permiten documentar mucho mejor esta zona.
a. Paleoindio y Arcaico
Para el período Paleoindio que se emplazaría antes del 9000 a.C. no hay evidencias de
ocupaciones humanas en la III Región de Atacama (Cervellino, 1998), destacándose en el Norte
Chico sólo dos ocupaciones paleoindias ubicadas en la IV Región de Coquimbo. Uno de ellos
es el sitio de Quereo, el cual presenta una ocupación de poblaciones de cazadores-
recolectores con presencia de fauna pleistocénica, entre la que se cuenta caballo americano,
mastodonte, paleolama y ciervo, datado en 9.650+/-190 antes del presente (Núñez et al.1983).
El otro sitio con ocupación paleoindia sería Santa Julia, que presenta un contexto de talla lítica
asociada a paleofauna (Jackson et al., 2006).
El Arcaico Temprano se ubica entre los años 9.000 a.C a 4.000 a.C. y se caracteriza por la
presencia del Complejo Huentelauquén, que debe su nombre el sitio tipo ubicado en la localidad
de Huentelauquén (Cervellino, 1998) y que es posible encontrar tanto en la III como en la IV
región. Este es un grupo cazador recolector de orientación costera, cuya ergología estaría
constituida por artefactos de molienda, morteros y manos de moler, raspadores, raederas,
hojas, puntas lanceoladas y pedunculadas (Iribarren, 1969; Hidalgo, 1972; Cervellino, 1998).
Uno de los elementos más característicos de esta cultura son los “litos geométricos”, o
artefactos de piedra con formas geométricas de diversas cantidad de lados, hasta círculos con
muescas de 22 lados (Iribarren, 1969). Su presencia estaría ligada a los aspectos rituales de la
cultura, básicamente por carecer de elementos que nos remitan a otro tipo de funcionalidad.
Hacia el interior, en la zona cordillerana, existen escasas referencias de sitios atribuidos a este
Período en la zona de Atacama, sin embargo en la IV Región, existe la evidencia de la Cultura
San Pedro Viejo, cuyo sitio tipo se ubica en un abrigo rocoso en el valle del Río Hurtado. Este
sitio nos da cuenta de una ergología compuesta por puntas de proyectil bifaciales,
pedunculadas y triangulares, cestería de juncáceas y gramíneas, valvas de molusco con
desgaste en bordes por uso, y el consumo de semillas como maíz y frejoles negros (Iribarren
1969).
Para el periodo Alfarero temprano, se encuentran una serie de tradiciones culturales, dentro de
las cuales resalta la cultura Molle, de la cual aún no existe una información acabada y la cual es
posible de encontrarse tanto en la III como en la IV Región. Comprender el proceso de
transición entre el período Arcaico y el período Alfarero Temprano resulta muy complejo, ya que
hay ciertas prácticas cazadoras recolectoras que se conservan, observándose variación en la
inclusión de un incipiente desarrollo alfarero, por lo que cuándo y cómo se produce este cambio
es desconocido, ya que además no han existido trabajos en torno a este tema. Sitios costeros
como quebrada Tilgo o quebrada Honda evidencian la presencia de grupos Cazadores
Recolectores con contactos con grupos de interior más sedentarios y productores de cerámica
como El Molle, lo cual nos estaría dando cuenta de que existe una coexistencia entre grupos
arcaicos y agroalfareros tempranos. Este proceso de transición en el interior no está bien
evaluado y es un tema para evaluarse en futuras investigaciones, manteniéndose por el
momento la tesis de que tal vez este sea un proceso de imposición directa de los Molle sobre
los cazadores-recolectores (Niemeyer, 1998a).
Los primeros trabajos en torno a la cultura El Molle son de Francisco Cornely, descubridor de
esta cultura en 1938, cuando realizaba excavaciones en búsqueda de mayores antecedentes
de la cultura diaguita (Orellana 1996, Niemeyer, 1998). Los trabajos de Cornely (1956) denotan
un apego al enfoque Histórico Cultural, ya que se basan en descripciones de los distintos tipos
de hallazgos materiales, como alfarería, tembetás, pipas, objetos de piedra, de cobre y
ornamentas, pero sin generar ninguna teoría o hipótesis al respecto, razón por la cual por
mucho tiempo sólo se conoció la ergología de esta cultura, pero no se le comprendió ni conoció
en un sentido amplio, desde el por qué habitan un lugar, si realmente existe unidad cultural
entre todos los grupos que se consideran Molle, o bien corresponden a grupos con una base
común pero con desarrollos locales, entre otros temas por abordar. Hay que recalcar que
actualmente tampoco existe mucho conocimiento al respecto, sólo pequeños avances.
El problema con la unidad ergológica como factor de adscripción cultural, es que algunos de
estos elementos los comparten gran parte de las tradiciones formativas del extremo sur del
altiplano, el noroeste argentino, el norte grande de chile, el norte chico, la zona central e incluso
el centro-sur de nuestro país (Niemeyer, 1998a).
En los años más recientes, se han escrito artículos (Pavlovic y Rodríguez, 2006; Pavlovic, 2004)
sin un énfasis descriptivo, aunque tampoco mayormente explicativo, es decir, las
investigaciones son orientadas a definir los tipos de cerámica y las principales características de
ocupación del espacio y los diferentes emplazamientos de los diferentes sitios encontrados,
además de las estrategias de subsistencia, orientados principalmente a la obtención de
recursos y con un fuerte énfasis en el medioambiente.
Con respecto a la subsistencia, Cornely (1956) plantea grupos sedentarios, que cultivaban y
criaban camélidos. Sin embargo, no se han encontrado evidencias claras como corrales,
aunque estos podrían haber sido de palos ya desaparecidos.
El Molle habría tenido acceso a ecotonos y distintos ambientes, sin embargo, existió una
ocupación intensa de valles e interfluvios semiáridos (posiblemente en condiciones más
húmedas que las actuales) en la precordillera (Niemeyer et.al., 1989). La movilidad de estos
grupos está claramente vinculada con el modo de vida desarrollado, ya que se relaciona con el
grado de sedentarismo y las prácticas de subsistencia particulares. La presencia de conchas del
pacífico en El Torín (Niemeyer y Cervellino, 1982) y otros sitios de la precordillera indican
movimientos o relaciones con poblaciones costeras. También se evidencian contactos entre
distintos valles o zonas geográficas, como es el caso de piezas de San Pedro Pulido en El
Molle, además, de la probable presencia de piezas del noroeste argentino (Niemeyer,
1998a).Del mismo modo, la cerámica posee características que se relacionan con grupos
móviles, ya que la forma y el tamaño de éstas son más bien estándar y de paredes delgadas,
para hacer más rápida su elaboración y más fácil de transportar; asimismo, sus antiplásticos
son más finos para crear una resistencia mecánica, y sus decoraciones son más bien
homogéneas (Niemeyer et.al., 1989).
El Período Medio en la prehistoria del norte chico se identificó y comenzó a estudiarse como un
período intermedio entre Cultura El Molle y Cultura Diaguita y Copiapó en 1969, representado
por un complejo distinto los que se habían identificado para esta zona, y se fue denominado
Complejo Cultural Las Ánimas, cuando Julio Montané inicia el análisis de un conjunto de
cerámicas consideradas alfarería arcaica de la Cultura Diaguita, que resultaron ser de un tipo
tecnológico y decorativo muy distinto a lo Diaguita, y por lo tanto corresponderían a un nuevo
complejo cultural. Montané decidió estudiar esta cerámica, porque le llamaba enormemente la
atención que no hubiera ninguna cultura en el Período Medio (Castillo 1989; Niemeyer 1998b;
Guajardo 2008). Sin embargo, es importante destacar que los primeros sitios diaguitas (Las
Ánimas, El Olivar) fueron excavados por Cornely hacia 1930, correspondiendo estos, antes de
los análisis de Montané, al período arcaico de los Diaguita (Castillo 1989; Guajardo 2008).
El Complejo Cultural Las Ánimas se desarrolló desde Copiapó hasta los valles Hurtado y Limarí,
abarcando territorialmente desde los valles hasta la costa, entre los años 600 y 1200 d.C.
(Castillo 1989). Los asentamientos que más se conocen se ubican principalmente en el curso
de los valles y del litoral (Castillo, 1989). Cómo es posible observar en el registro arqueológico,
este Complejo Cultural es muy distinto respecto a los grupos El Molle que habitaron
previamente el mismo territorio. Muy pocas semejanzas son posibles de encontrar en la
cerámica más burda de Las Ánimas, sin embargo, el resto de la ergología, tanto a nivel
tipológico como tecnológico difieren bastante (Castillo 1989), a lo cual se suman los modos de
subsistencia, encontrándonos con que los grupos de El Molle cazadores-recolectores con un
Si bien parece ser que no hay una relación directa entre los grupos que conforman el Complejo
Cultural Las Ánimas con los de El Molle, sí parece ser que hay relación entre Las Ánimas y
grupos del Noroeste argentino específicamente con los de la Cultura Aguada (Niemeyer. 1998b;
Guajardo, 2008), lo cual se observa en sitios como Plaza de Coquimbo y La Serena (Niemeyer,
1998b). La Cultura Aguada sería entonces la responsable de este nuevo complejo cultural del
Período Medio, tras la migración de algunos de ellos hacia Copiapó. Asimismo, también se
plantea que no hay migración de grupos Aguada, sino que hay interacción entre grupos de Las
Ánimas de Copiapó y Aguada que se traduce en adopción de elementos esta última por Las
Ánimas (Guajardo, 2008). También se postula que hay semejanzas con materiales de sectores
costeros del norte grande, específicamente de la zona de Taltal, estos últimos similares a los de
San Pedro de Atacama (Castillo, 1989). Es importante destacar que los sitios de la región de
Coquimbo, tales como El Olivar, Plaza de Coquimbo, y Las Ánimas, las características Aguada
no se encuentran presentes, lo cual puede dar cuenta de que en su avance hacia el sur, la
influencia se va perdiendo, dando paso a un desarrollo local (Niemeyer, 1998b; Guajardo,
2008).
El Complejo Cultural Las Ánimas se desarrolla hasta que surgen los Diaguita en la región de
Coquimbo, y los Copiapó en la región de Copiapó, siendo observable en el registro material
cierta evolución, ya que ambas culturas continúan con las prácticas culturales instauradas por
Las Ánimas (Castillo 1998). Aun así, pese a conocer este aspecto, tampoco se ha abordado
mucho este tema; sólo se sabe porque se ha observado en el registro material, sin embargo, no
ha sido problema de investigación en ningún proyecto, por lo que no se sabe realmente cómo
se produce este cambio y/o evolución de una cultura a otra y por lo tanto si son los mismos
grupos humanos que evolucionan o es otro grupo humano que adopta el conocimiento de la
zona y lo adapta y evoluciona.
En cuanto a la ergología del Complejo Cultural Las Ánimas, es posible observar que este
complejo cultural desarrolló la pesca, ya que cuentan con elaboración de anzuelos de cobre, de
al menos dos tipos, lo cual nos permite observar que existe pesca de al menos dos especies
que requieren distintos tipos de anzuelo, ergo hay especialización (Castillo 1989; Niemeyer
1998b). Además desarrollan la agricultura, ya que dentro de los materiales que se han
recuperado en algunos sitios, principalmente los de Copiapó (Cabra Atada) se encuentran palas
líticas ocupadas para la agricultura, así como también semillas (Castillo 1989). A estas
actividades se suma el manejo de camélidos, que ha quedado patente en la gran cantidad de
camélidos que se han encontrado en diferentes contextos mortuorios.
Respecto a los contextos mortuorios, existen varios tipos de entierros. Algunos se realizan con
estructuras y camélidos, en túmulos, individuos solos o en grupo, y todos, independiente del tipo
En la región de Coquimbo, los entierros se caracterizan por presentar como ofrenda camélidos
y vasijas cerámicas. En cementerios como Plaza de Coquimbo, Plaza de La Serena y El Olivar,
se han encontrado entierros con cuerpos flectados, cubiertos por tierra o tapados por
estructuras de piedras con forma circular, con camélidos, que en ocasiones son uno por
persona, llegando a ser hasta de cinco animales por sepultura (Castillo, 1989).
Los textos que hemos decidido utilizar para este trabajo, se centran principalmente en la
descripción del material cultural de Las Ánimas, y realizan breves descripciones de tipo
procesual. El trabajo de Guajardo (2008), se centra principalmente en el material cerámico,
buscando a partir de él diferencias territoriales que den cuenta de diferentes grupos. Las
descripciones de materiales que se realizan en los tres textos, nos permiten presentar a
continuación las principales características de la cultural material del complejo cultural que nos
ocupa.
La cultura material del Complejo Cultural Las Ánimas es muy distinta respecto a la que
caracteriza a la cultura El Molle, que le antecede en el uso del territorio. Las Ánimas parece
romper con las pautas culturales antecesoras y revolucionar la cultura material existente
durante el Período Temprano (Castillo 1989). Uno de los cambios más destacados que introdujo
este complejo es la decoración de la cerámica, que hasta antes de su aparición había sido
escasamente observada en la alfarería de la zona. Las formas de elaborar alfarería de estos
grupos dan cuenta de una experticia que tal vez se remonta a un bagaje cultural de años de
desarrollo.
La cerámica se ha clasificado en varios tipos, siendo una de las clasificaciones más reciente y
más completa la efectuada por Guajardo (2008). En ella, se nos señala que los tipos cerámicos
Ánimas se pueden clasificar en dos grandes tipos, y éstos a su vez en subtipos. Los grandes
tipos son Tipo Ánimas sin cuello y Tipo Ánimas con cuello. Es importante señalar que la
mayoría del conjunto cerámico presenta huellas de uso.
Dentro del tipo ánimas sin cuello se encuentran las siguientes 9 clasificaciones: Tipo Ánimas I,
Tipo Ánimas II, Tipo Ánimas III, Tipo Ánimas con Banda Perimetral en Zigzag (BPZ), Tipo
Monócromos sin cuello, Tipo La Puerta I, Tipo La Puerta II, Tipo La Puerta III, Tipo La Puerta IV.
Estos tipos se caracterizan por ser monocromas como policromas, predominando estas últimas,
con formas de pucos y cuencos.
Dentro del Tipo Ánimas con cuello, nos encontramos con que más del 80% es monocroma
siendo las formas principales los jarros, urnas y ollas. Las clasificaciones de este tipo son 4:
Jarros monocromos, ollas monocromas, urnas monocromas y fragmentos indeterminados.
Además es importante señalar que la mayoría del conjunto cerámico presenta huellas de uso.
Los instrumentos de hueso, los realizaban en hueso de aves marinas y camélidos. Los
instrumentos que elaboraron corresponden a espátulas de manufactura tosca usados para
inhalar alucinógenos; tubos largos y ahuecados, que probablemente fueron usados para inflar
balsas de cuero (Castillo, 1989).
Las conchas marinas fueron utilizadas para elaborar colgantes, tabletas de rapé y cucharas
para inhalación de alucinógenos, y el material lítico comprende la elaboración de cuentas de
collar de turquesa y combarbalita, y puntas de proyectil triangulares, algunas con largo
pedúnculo. Además elaboraron cuchillos triangulares, y las lascas grandes y filudas fueron
utilizadas como raspadores y perforadores (Castillo, 1989).
Por último, se debe considerar que sólo Guajardo (2008) ha llevado a cabo un análisis en busca
de establecer patrones tipológicos que permitan establecer particularidades territoriales, análisis
que es un gran avance en las investigaciones de este complejo cultural, pero lamentablemente
sólo considera el material cerámico. Esto último, nos deja ante un escenario en que el Período
Para el período intermedio Tardío en el norte chico, existen dos desarrollos culturales distintos
en la zona y sin contacto entre sí, que dividen el norte chico en norte y sur, siendo la frontera
entre ambas culturas el valle del Huasco (Castillo 1998). En la zona norte del valle del Huasco
se encuentra la Cultura Copiapó, y al sur del valle del Huasco la Cultura Diaguita. La zona norte
corresponde por tanto a la región de Copiapó, y la sur a la región de Coquimbo.
Cultura Diaguita
La formación de lo diaguita se hace en los años setenta, y hay 3 fases propuestas por Ampuero
e Hidalgo (1975), las que cambian por incorporación y modificación estilística de la cultura
material y están basadas en excavaciones en cementerios. Las fases son Diaguita I, II mas una
fase inca denominada Diaguita III. Las fases I y II fueron confirmadas en el valle de Illapel en
sitios habitacionales (Rodriguez 2006). De diaguita se sabe muy poco porque las excavaciones
se han centrado en cementerios. Se desconocen contextos habitacionales, a lo que se suma
que no hay dataciones absolutas. Además debemos considerar que los estudios de la Cultura
diaguita se han centrado principalmente en el valle del Choapa, los que en el último tiempo se
han orientado a comprender características como el patrón de asentamiento, estrategias de
subsistencia, etc. (Rodriguez 2006; Troncoso 2011), con lo cual los niveles de conocimiento de
la Cultura Diaguita se han ido ampliando paulatinamente, pese a que aún falta mucho por
conocer.
Un aspecto importante de los asentamientos Diaguita es que los espacios que no son útiles
para la agricultura no los ocupan. En la costa se concentran en dos sectores en puerto
Pelambres y en la zona de Huentelauquén. Son rutas de conexión hacia el interior y tienen
configuración de valle. Hay desarrollos sociales en las 3 áreas del semiárido. El desarrollo
diaguita va entre el 1000 y 1450 d.C. Por lo cual no hay modelo de variabilidad en estos años.
Cuando comienza a fecharse los sitios, las cronologías que antes existían basadas en
tipologías se contrastan. Fase I la tenían registradas hasta mediados de 1350, y la fase 2 desde
1450. Los fechados han mostrado que hay ocupaciones de distintas fases, a veces
contemporáneas, sin embargo hay desconocimiento del proceso diaguita, y las fases no dan
cuenta de la realidad obtenida tras los fechados. Sólo hay cambios observables en la
decoración cerámica, pero no se conoce el cambio a nivel social de las poblaciones. Uno de los
problemas de hoy es qué ocurre, si existen o no las dos fases (Troncoso 2011). Lo anterior se
observa en que estratigráficamente las dos fases previas al inca son un tanto difusas, siendo
difícil la separación entre ellas, ya que responden a una evolución gradual, que deber realizarse
en función de todo el conjunto ergológico, y no sólo de la cerámica (Cantarutti 2002). Por lo
mismo, tal vez es mejor separar en diaguita preinca y diaguita inca (González 1995, 2004).
Las fechas más tempranas de diaguita están en el Choapa antes el 1000 d.C. Se observa
continuidad de la práctica funeraria en período tardío en el cual se sigue enterrando con
camélidos en algunos casos, tal cómo es posible de observar en cementerios como El Olivar
loteo Brillamar (ubicado en el sector de Compañía Baja en La Serena y excavado en noviembre
del 2011), a lo que se suman las superposiciones en las tumbas, también posible de observar
en este sitio. En época incaica hay sitios sin cerámica incaica, lo cual daría cuenta de
desarrollos locales (Troncoso 2011).
En el valle del Elqui y del Limarí hay antecedentes de enterratorios con cistas que no se dan en
otras zonas, y por lo tanto indican que las cistas sólo están en estos valles, en donde hay
El patrón de asentamiento Diaguita es disperso, donde los estudios muestran que al parecer
cada unidad habitacional es una unidad económica autosuficiente. Este patrón se observa en
que hay materias primas locales y lascas con filo vivo. Además, los estudios de pasta sobre
alfarería no decorada, muestran que las pastas son un poco de arcilla con piedras sin selección,
por lo tanto la materia prima se saca de sitios cercanos. Las vasijas son chicas, por lo que
sirven para pocas personas. Esta dinámica muestra que todo el modo diaguita se organizaba en
unidades familiares. Esto nos impide observar las relaciones entre grupos sociales y dónde se
genera la identidad, y por eso son importantes las vasijas decoradas; primero porque cruzan a
todos los sitios habitacionales, siempre están en baja cantidad, pero están. Toda la alfarería
cumple pautas decorativas similares, remitiendo todos a las mismas simetrías y colores. Al
parecer las decoradas y las no decoradas tienen distintas manufacturas, y al parecer la
cerámica decorada era hecha por especialistas lo que se ve en la perfección de la decoración
(Troncoso 2011).
Un aspecto interesante de la alfarería es que en su corpus cerámico hay una vasija que es
excepcional. Es una vasija zoomorfa con rasgos humanos y animales, que está en una vasija
particular, ya que al extender el diseño tiene una cara en el centro y dos bandas laterales. Al
observar el patrón se ve una organización espacial y semántica andina ya que tiene dos
mitades y un centro, tal como la organización espacial de la puerta del sol de Tiwanaku. Nos
muestra un principio básico andino de un centro que domina dos mitades, lo cual es relevante
porque al generarse estas organizaciones es que son espacios sagrados o seres sagrados, ya
que median en dos mitades. Este personaje muestra que hay un personaje que unifica la
identidad, en este caso, este aparece en los platos de comida, por lo que entendemos que nos
muestra un personaje relevante (Troncoso 2005). Esto también recuerda el consumo de
alucinógenos. Este personaje genera integración social. Un dato más relevante es que en los
sitios diaguitas hay espátulas que sugieren uso de psicoactivos, lo cual tal vez se reflejaría en
las decoraciones cerámicas observable en las configuraciones de los diseños cerámicos
(González 2001). Se cree que habían chamanes ya que se ha encontrado un cuerpo sin
inserciones musculares y con dieta diferente y evidencias de consumo de alucinógenos. Este
sería un personaje sin mucho prestigio, ya que no hay arquitectura monumental y diferencias
sociales en la cultura material.
Hay asentamientos importantes de sepulturas. Sobre las tumbas suelen encontrarse evidencias
de festines asociadas a los entierros. Se relaciona con la vida campesina ya que la apropiación
de tierra se relaciona a los ancestros. Por la distribución espacial, tal vez los cementerios son
por áreas, por lo cual constituirían espacios comunales que relacionan a los diferentes
asentamientos de una misma área. Otro espacio de comunidad corresponde al arte rupestre,
La Fase Diaguita II, está mucho mejor estudiada, siendo sus sitios representativos el nivel
superior de Punta Piedra y Parcela 21 de Peñuelas. Acá existe presencia de entierros en costas
elaboradas con piedras lajas de granito o de roca sedimentaria subfosilizada de la costa. Su
profundidad es baja, no más de 60 cm, y los cuerpos se disponen en eje oeste-este. Abundan
las sepulturas colectivas, lo que indica que podrían haber sido utilizadas por grupos familiares
(Ampuero 1989). Esto podría confirmar lo planteado por Troncoso (2011) respecto a que es
Cultura Copiapó
Los datos que a continuación se presentan están basados en el texto de culturas de Copiapó,
ya que todas las publicaciones existentes para esta región fueron publicadas entre los años
cincuenta y ochenta, por lo tanto antes de la identificación y separación de la Cultura Copiapó
de la diaguita. Sólo se cuenta con una publicación de Francisco Garrido (2010), que da cuenta
del rol de la iconografía del camélido en la cultura Copiapó.
La región de Copiapó fue un lugar especial, ya que la cercanía con la puna atacameña, el sur
de Bolivia y el noroeste argentino facilitaron la influencia de culturas asentadas en estos lugares
con un gran desarrollo cultural. A lo anterior se suma la presencia de diferentes espacios
ecológicos, que permitieron a diversos grupos culturales explotar estos ambientes y aprovechar
la diversidad de productos disponibles. Se pensaba que el período intermedio en la zona de
Copiapó se caracterizaba por grupos diaguitas con decoraciones cerámicas diferenciadas de
las de la región de Coquimbo, sin embargo, la cerámica conocida como Copiapó Negro sobre
rojo caracterizaba a un grupo cultural distinto, que no permitió el desplazamiento hacia el norte
de la cultura diaguita. Si bien hay similitudes en uso de determinados artefactos para el
consumo de alucinógenos, ollas tipo jarro zapato y similitud estilística de urnas de Punta Brava
y Diaguita, los habitantes de la zona de Copiapó corresponden a un nuevo grupo cultural, al
cual Castillo denomina “Cultura Copiapó”, cuyo espacio cronológico ocupado por esta cultura
abarca desde el 1200 al 1300 d.C. y espacialmente se distribuye en diferentes nichos
ecológicos de la región, concentrándose mayoritariamente en valles y riberas de ríos (Castillo
1998).
El patrón de las habitaciones y tipo de asentamiento de sitios como Los Molinos, Los Fósiles
cerca del valle del río Jorquera, son similares a las viviendas del sitio Cabra Atada y Punta
Brava del período medio. Estas características darían cuenta de la continuación de tradiciones
que se mecionaron previamente, desde el período Medio hasta Intermedio Tardío en todo el
norte chico. La tendencia de los asentamientos de la Cultura Copiapó es a ubicarse dispersos
por la ribera de los ríos más interiores a un paso de las vegas cordilleranas y altamente
fortificados. Estos asentamientos cuentan con corrales, que dan cuenta del manejo de
camélidos; desarrollan agricultura, destacándose el inédito hallazgo de maní da cuenta del
abastecimiento a partir de tierras más cálidas tras la cordillera, además del acceso a bienes
costeros como el pescado. Su arquitectura es más bien monumental, de la cual se destacan
fortificaciones en cerros precisos, compuestos por muros y recintos internos. Así como es
posible encontrar estos sitios con arquitectura monumental, también hay poblados más
modestos, correspondientes a aldeas simples, como es el caso de sitio Ojos de Agua del río
Montosa que cuenta con tres sectores de estructuras en un sector elevado del valle a 100
metros de altura. El primer sector se caracteriza por una agrupación de 24 recintos de planta
circular, y en menor cantidad de plantas cuadrangulares, con muros en una hilera de piedra
acomodada 30 metros debajo de esta agrupación, se encuentra el tercer sector que
corresponde a otra agrupación de 24 recintos circulares rodeados por un muro defensivo natural
Respecto a los contextos funerarios, para la cultura Copiapó sólo se han excavado al momento
de la publicación el cementerio de Altos Blancos ubicado en la ribera del río El Potro. Este
cementerio sufrió daños por trabajos efectuados por los lugareños, pero se recuperaron
ofrendas de los contextos, correspondientes a ceramios, espátulas de hueso, tubos de
inhalación, calabazas, trozos de ramas y troncos, conchas de moluscos, torteros de madera y
piedra. Los esqueletos correspondían a adultos. Una excavación realizada por Niemeyer en
1974 en el mismo lugar, permitió registrar el hallazgo de un infante en posición semiflectado
sobre costado derecho, con cara orientada al noreste, situado sobre una posible estera de
totora. A su lado derecho se encontraba una ofrenda y cerca del cráneo una olla asimétrica que
contenía carbones; en la zona ventral tenía un plato Copiapó negro sobre rojo puesto boca
abajo que protegía una espátula de hueso, un tubo de inhalación, una pluma de cóndor con
boquilla de madera de algarrobo y un cesto circular playo en técnica de aduja que contenía una
calabaza semicircular; por último, cerca de los pies, tenía un jarro zapato pequeño (Castillo
1998).
La alfarería Copiapó se puede dividir en dos tipos: Copiapó Negro sobre Rojo y Punta Brava
Tricolor. El tipo Copiapó Negro sobre Rojo, fue clasificado por Niemeyer en 1986, y la define
como una cerámica bien cocida en medio oxidante, de forma campaniforme con paredes
ligeramente inflectadas y fondo plano pequeño. Poseen un tamaño casi estándar que roda los
18 y 19 cm de diámetro en la boca, 5cm en la base y 10 cm de alto, con una gruesa capa de
engobe rojo, que a veces se combina con campos color rojo. La decoración se caracteriza por
diseños de camélidos en grupos de tres o cuatro, racimos de volutas o espirales en posición
vertical, franja vertical formando una o dos hileras de pequeños rectángulos que se suceden en
color rojo y negro, formas de coma, grupos de tres o cuatro líneas verticales. De todos estos
diseños, el más popular y que predomina mayormente es el de la llamita. Además es posible
encontrar ceramios con diseño de rostro antropomorfo. Las formas características corresponden
El tipo Punta Brava Tricolor fue descrito por Jorge Iribarren, quien establece dos tipos: Tipo I o
alfarería rústica, y Tipo II o alfarería pintada. El primer tipo es de un regular cocimiento oxidante,
superficie lisa y pasta de grano mediano con inclusiones de piedrecillas. El segundo tipo es de
cocimiento deficiente en horno oxidante con grano mediano a fino y paredes gruesas de 1 cm
aproximadamente, con un baño amarillento naranja sobre una superficie apenas suavizada, con
decoración negro y rojo opaco en colores atenuados o absorbidos en la pasta. Sus formas son
esferoidales con cuello recto y asas laterales en posición inclinada, con altura de 60 cm,
decoradas con grandes dibujos geométricos lineales o rellenos con trazos paralelos, diagonales
cruzados, triángulos, grecas y puntos entre otros. Algunas piezas tienen un cordón en la boca o
cuerpo que se combina con un rostro humano de nariz aguileña y ojos oblicuos. Niemeyer
destaca de estos diseños la maestría en su ejecución (Castillo 1998).
Como se ha presentado, los dos desarrollos culturales del norte chico para el Período
Intermedio Tardío, son muy disímiles uno del otro, pese a que conservan ciertas características
en común respecto a qué espacio utilizan, los cuales son en su mayoría hacia tierras interiores,
debido a que estas les permiten desarrollar agricultura y ganadería, y a la costa se acercarían
sólo para explotar los recursos marinos y trasladarlos hacia el interior. Ambas culturas poseen
una ergología particular a su cultura, que se ve mayormente reflejada a partir de los diseños y
formas cerámicos.
Para el Período Tardío, la diferenciación cultural que se observa para el Período Intermedio
Tardío, en donde se presentan dos culturas separadas por un valle se mantiene, y pese a que
aún falta por investigar, es probable que esto se mantenga hasta la conquista española, pese a
la llegada del inca y sus influencias en las culturas locales.
Si bien en Copiapó se encuentran elementos Inca, e incluso elementos diaguita inca (Castillo
1998), al parecer esta cultura se vio mucho menos influenciada por el inca que su vecina del
sur. Aún no se sabe con certeza por dónde llegó el inca, por qué los incorporó al Tawantinsuyu,
a quién dominó o incorporó y cómo dominó o incorporó a los habitantes locales, sin embargo,
se manejan variadas hipótesis de este proceso, las cuales veremos más adelante. Lo que es
muy probable, es el hecho de que los incas establecieron contacto en primera instancia con
poblaciones diaguitas, ya que son éstas las que presentan mayores indicadores de contacto,
por sobre Copiapó. Para el punto anterior, es cuestionable el poco trabajo desarrollado en la
zona de Copiapó, ya que si bien las evidencias indican que hubo mayor contacto con Diaguita,
también es importante considerar que las evidencias Copiapó son prácticamente inexistentes, lo
cual podemos observar en la ausencia de publicaciones al respecto. De todas maneras, tal vez
sería importante considerar la información existente en el Consejo de Monumentos de impactos
ambientales de la zona, ya que es probable que exista información respecto a estas
ocupaciones.
De una u otra forma, está claro que los Diaguitas cumplieron roles importantes como mitimaes
en zonas aledañas al norte chico como la zona central, el Centro-oeste argentino y en zonas del
norte chico sin presencia de diaguitas pre incas, tal como Copiapó (Castillo 1998). En ese
sentido llama la atención que no se registren pucaras incaicos en el norte chico, a diferencia de
los que pasa en Copiapó y el valle de Aconcagua, donde habitaban otras poblaciones que, al
parecer, enfrentaron a los Incas cuando estos intentaron incorporar estos territorios. También es
significativo constatar que en estas zonas no residían grupos Diaguita (Stehberg 1995).
Respecto a la modalidad de incorporación que pudo haber efectuado el inca, se presentan tres
modelos. Uno con bases en la etnohistoria, la cual ha sido sostenida por Ampuero e Hidalgo, la
cual plantea que la conquista del norte chico se desarrolló a lo largo de varios años durante los
cuales los incas mantuvieron grandes ejércitos en la zona, pacificando a sus habitantes y
La alfarería de la Fase Diaguita III, presenta claros ejemplos de la influencia inca sobre los
diaguitas. Tanto las formas como los diseños se ven modificados. Las nuevas formas son
campaniformes, arríbalos, escudillas playas, jarros patos con estilos decorativos y formales
nuevos. En contextos funerarios como Fundo Coquimbo se encontraron piezas diagnósticas de
este cambio cultural, piezas que además dan cuenta de una coexistencia de los diseños locales
con los diaguita-inca (Cantarutti 2002). Se han encontrado fragmentos de cerámica muy
gruesos, sin pulido, alisado y con decoración no desarrollada. Se encuentran en muchos sitios.
Deberían haber dos tipos de sitios, los de locales y de incas, y estos fragmentos se encuentran
en los posibles locales. Otro motivo es el del cuarto estilo, aparecen figurillas de arcilla, el
escobillado interior de las vasijas y siguen apareciendo decoraciones incas y diaguitas que son
con patrones de simetría complejos y fondos blancos, con trazos muy finos y bien hechos. En el
Choapa aparecen muchos torteros, maíz y metalurgia en cobre. La existencia de sitios en
periodo inca con alfarería y motivos locales, dan cuenta de la existencia de grupos locales que
conviven con incas, además de que hay más intercambio de productos (Troncoso 2011).
La sociedad Diaguita ha sido caracterizada (Ampuero e Hidalgo 1975), como una sociedad
estratificada, sin división de “clases sociales” o mejor dicho, sin una clara especialización de
actividades (Ampuero e Hidalgo 1975: 105). Las diferencias más pronunciadas, han sido
advertidas en los privilegios que distinguían a autoridades o jefes en ámbitos como el vestuario;
vivienda; número de esposas; posiblemente un mayor número de tierras y ganado; mando
militar; prestigio y funciones de gobierno (Cantarutti 2002), y en quienes desarrollaban la
cerámica, por la precisión y experticia necesaria para ejecutarla (Troncoso 2011). Entre las
autoridades con mando político y militar, se reconoce una jerarquía que tiene en lo más alto a
los “gobernadores incaicos”. Después de estos, siguen dirigentes o “caciques principales”
aparentemente locales, que tienen a su cargo las mitades de los valles y, subordinados a ellos,
figuran “jefes”, “principales” o capitanes”. Los “caciques principales” y los “principales”,
generalmente figuran constituyendo asambleas o consejos donde se resuelven problemas de
las parcialidad (Hidalgo 1972: 75). Algunas de estas evidencias “indican que las decisiones
importantes debían tomarse colectivamente”, en ceremonias que a veces eran calificadas como
“solemnes borracheras” (Hidalgo 1989: 292). Con una posición social algo inferior o similar a la
de los “principales”, podrían figurar personajes vinculados a la celebración de ritos religiosos
Los métodos de dominio del norte chico por parte del inca no se deben haber dado de la misma
forma para Copiapó que para Coquimbo, ya que en Coquimbo su presencia es mucho más
fuerte. Tal como se ha señalado el inca habría desarrollado alianza con los señores locales
diaguitas, potenciando su prestigio y jerarquía, al mando de las comunidades más importantes.
Es muy probable que estos hayan actuado como mitimaes y hayan llegado a Copiapó,
estableciendo influencias en la cultura local (Castillo 1998; Troncoso 2011). Para Castillo
(1998), la llegada del inca a Copiapó se efectúa por mitimaes diaguitas que se movilizan
primero de norte, entrando por el despoblado de Atacama, enfrentándose bélicamente y
ganando los incas, lo cual no lleva consigo el dominio efectivo, el cual posteriormente logran
otros contingentes que lo hacen desde el sur hacia el norte. Materialmente, esta influencia se
observa en el surgimiento de estilos cerámicos que combinan formas locales con decoraciones
incas, o formas incas con decoraciones locales. Esta situación ha sido más estudiada para el
Diaguita, aunque también se presenta en Copiapó. En Copiapó aparece un rostro triangular, no
presente con anterioridad, al cual se suman decoraciones tipo diaguita en formas
campaniformes. Además aparece gran cantidad de metal fundido, herramientas decorativas y
funcionales, escoria, restos de huairas, crisoles, etc. (Castillo 1998).
Los asentamientos se dan en los mismos lugares ocupados previamente por la Cultura
Copiapó, los que se distribuyen por los valles de los principales ríos tributarios del río Copiapó,
es decir en torno al río Pulido y al río Jorquera. Los sitios de Punta Brava, potrero El Damasco y
Potrero Las Tamberías en el valle del Pulido dan cuenta de ocupaciones preincaicas e incaicas
(Castillo 1998). Sólo se conoce para esta cultura bajo dominio incaico, que las fortificaciones y
construcciones arquitectónicas se magnifican y aumentan, de cuyas excavaciones se observa
que hay elementos foráneo, seguramente insertados por el inca, los que se observan
principalmente en cerámica. Lamentablemente, las evidencias para la cultura de Copiapó son
muy escasas, y sólo se cuenta con descripciones arquitectónicas como las presentadas por
Castillo (1998) y de los trabajos y áreas de excavación, pero son antecedentes que nos impiden
aún comprender el verdadero proceso de dominación incaica, y las implicancias que esta tuvo
en los grupos que componen la cultura Copiapó. Hasta el momento, sólo se puede saber, que la
cultura Copiapó al parecer continuó con su estilo de vida previo a la llegada del inca, sin
embargo, vivió un leve proceso de transculturación al insertar a su cultura elementos incas, pero
Durante la campaña de terreno llevada entre los días 25 y 28 de agosto de 2013 se realizó el
hallazgo de 28 sitios con valor patrimonial (Figura 2 y Tabla 2), los cuales por cronología se
clasifican en:
20 sitios prehispánicos.
6 sitios históricos.
2 sitios de cronología indeterminada.
Respecto a la distribución de los sitios dentro del trazado podemos observar que si bien es
heterogénea, existe una mayor concentración de ellos en el polígono este de la zona de
estudio. Además podemos concluir que la mayoría de los sitios registrados, según tipología se
asocian con el trabajo lítico de desbaste primario y secundario, lo cual se relaciona con la
abundante materia prima disponible en el área.
Coordenadas UTM
Sigla Sitio WGS84 huso 19 sur Altura Tipo de Sitio Cronología
Este (m) Norte (m)
CACH1 315.764 6.784.442 882 Taller lítico y estructura Prehispánico
CACH2 315.823 6.785.279 860 Túmulo Indeterminado
CACH3 316.815 6.784.905 879 Estructura Histórico
CACH4 316.747 6.784.574 882 Taller lítico Prehispánico
CACH5 316.730 6.784.041 891 Evento de talla Prehispánico
Estructura y alineamiento de
CACH6 316.383 6.785.264 870 piedras Indeterminado
CACH7 316.358 6.784.755 881 Taller lítico Prehispánico
CACH8 315.685 6.784.279 896 Hallazgo aislado Prehispánico
CACH9 316.821 6.784.456 879 Hallazgo aislado Prehispánico
CACH10 316.795 6.784.201 885 Taller lítico Prehispánico
CACH11 316.788 6.784.022 889 Taller lítico Prehispánico
CACH12 316.758 6.783.841 895 Evento de talla Prehispánico
CACH13 316.411 6.784.319 886 Evento de talla Prehispánico
CACH14 316.372 6.783.953 901 Evento de talla Prehispánico
CACH15 315.269 6.784.539 901 Estructura Histórico
CACH16 314.999 6.784.491 914 Horno de carbón Histórico
Evento de talla con punta de
CACH17 315.668 6.785.363 856 proyectil Prehispánico
CACH18 315.633 6.784.314 872 Estructura Histórico
CACH19 315.624 6.784.479 871 Escorial Histórico
CACH20 315.651 6.784.351 887 Estructura (corral) Histórico
CACH21 315.622 6.784.307 892 Fragmentos de cerámica Prehispánico
CACH22 315.387 6.783.687 909 Taller lítico Prehispánico
Taller lítico y fragmentos
CACH23 316.670 6.784.289 882 decerámica Prehispánico
CACH24 316.615 6.783.610 910 Taller lítico Prehispánico
CACH25 316.446 6.783.974 892 Taller lítico Prehispánico
Taller lítico y fragmentos
CACH26 316.454 6.784.098 885 decerámica Prehispánico
CACH27 316.500 6.784.772 877 Taller lítico Prehispánico
CACH28 316.277 6.784.396 868 Evento de talla Prehispánico
Fuente: Tierra Consultores, 2013.
En el caso particular de los sitios arqueológicos, se puede observar que del total de sitios
registrados, un 90% de los sitios identificados presentan material lítico, de este 90% hay un
40% que corresponde a talleres líticos, un 30% a eventos de talla, un 10% a hallazgos aislados,
y un 20% a talleres lísticos con fragmentos de cerámica. Del total de sitios registrados un 15%
presenta material cerámico, y un 5% presenta estructuras.
5 CONCLUSIONES
En relación a los Hallazgos Aislados, que tienen un valor patrimonial bajo debido a que se
encuentran descontextualizados, y para los eventos de talla líticos, cuyo valor patrimonial es
medio bajo, se recomienda su Registro y Recolección Superficial, los cuales deberán ser
analizados y entregados posteriormente a una institución que cuente con estándares para la
depositación de material arqueológico. Dicho procedimiento deberá ser autorizado por el
Consejo de Monumentos Nacionales, una vez que sea solicitado por un arqueólogo.
Para los talleres líticos y sitios con fragmentos de cerámica en superficie cuyo valor patrimonial
es medio alto, se recomienda que el área prospectada no contemple la alteración o modificación
de estos sitios. En este caso se deberá realizar su registro arqueológico especializado, cercado
perimetral y señalización para garantizar su preservación. El cercado perimetral deber ser
mediante malla y se debe instalar señalética que impida el tránsito por su área (Ej. No pasar,
Ley N°17.288). Dicha malla debe contemplar un alto que impida el ingreso de personas y de
fauna local al área protegida, la implementación de ésta debe ser supervisada por parte de un
arqueólogo y debe ser informada al Consejo de Monumentos Nacionales.
En el caso de que el Proyecto considere la intervención de los sitios para los cuales se propone
la medida de Preservación Mediante Cercado Perimetral, se deberá realizar su registro y
caracterización arqueológica con el fin de determinar la presencia de recursos arqueológicos en
el subsuelo. Esta caracterización se realizará mediante una grilla de pozos de sondeo
equidistantes entre sí, lo que permitirá evaluar tanto intensivamente como extensivamente el
sitio, para de esta forma, plantear en etapas posteriores las acciones a realizar en el sitio.
Por último, para las estructuras, horno de carbón, escorial y túmulo, cuyo valor patrimonial es
medio bajo, se recomienda realizar su registro mediante fichas especializadas, registro
audiovisual y levantamiento topográfico.
Valor
Sitio Tipo de Sitio Cronología Acción de Protección
Patrimonial
Preservación mediante cercado
2
Taller lítico y perimetral 484 m , señalética y registro
CACH1 Prehispánico Medio Alto
estructura especializado o caracterización
arqueológica mediante sondeos
Registro mediante fichas
CACH2 Túmulo Indeterminado Medio Bajo especializadas, registro audiovisual y
levantamiento topográfico
Registro mediante fichas
CACH3 Estructura Histórico Medio Bajo especializadas, registro audiovisual y
levantamiento topográfico
Preservación mediante cercado
2
perimetral 484 m , señalética y registro
CACH4 Taller lítico Prehispánico Medio Alto
especializado o caracterización
arqueológica mediante sondeos
Registro audiovisual, arqueológico
CACH5 Evento de talla Prehispánico Medio
especializado y Recolección Superficial
Estructura y Registro mediante fichas
CACH6 alineamiento de Indeterminado Medio Bajo especializadas, registro audiovisual y
piedras levantamiento topográfico
Preservación mediante cercado
2
perimetral 1.600 m , señalética y
CACH7 Taller lítico Prehispánico Medio Alto
registro especializado o caracterización
arqueológica mediante sondeos
CACH8 Hallazgo aislado Prehispánico Bajo Registro y recolección superficial
CACH9 Hallazgo aislado Prehispánico Bajo Registro y recolección superficial
Preservación mediante cercado
2
perimetral 256 m , señalética y registro
CACH10 Taller lítico Prehispánico Medio Alto
especializado o caracterización
arqueológica mediante sondeos
Preservación mediante cercado
2
perimetral 100 m , señalética y registro
CACH11 Taller lítico Prehispánico Medio Alto
especializado o caracterización
arqueológica mediante sondeos
Registro audiovisual, arqueológico
CACH12 Evento de talla Prehispánico Medio
especializado y Recolección Superficial
Registro audiovisual, arqueológico
CACH13 Evento de talla Prehispánico Medio
especializado y Recolección Superficial
Registro audiovisual, arqueológico
CACH14 Evento de talla Prehispánico Medio
especializado y Recolección Superficial
Registro mediante fichas
CACH15 Estructura Histórico Medio Bajo especializadas, registro audiovisual y
levantamiento topográfico
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Material Cultural
Lítico, escoria
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. 815 - 816
Fecha Registrado por
26/08/2013 Daniela Meza Marchant
Fotos
Descripción General
Se ubica al oeste de línea de ferrocarril, y corresponde a túmulo elaborado con sedimento y
piedras de materia prima local.
Material Cultural
No registra
Descripción General
Estructura pircada de planta semicircular elaborada con piedras de materia prima local, en
cuyo centro el muro se encuentra casi a nivel de suelo.
Material Cultural
Vidrios, latas.
Descripción General
Se emplaza en un sector plano abierto, y corresponde a evento de talla compuesto por lascas
secundarias de sílice blanco.
Material Cultural
Lítico
Descripción General
Se emplaza en una explanada abierta y corresponde a evento de talla compuesto por las primarias
y secundarias de sílice gris, y un núcleo de la misma materia prima.
Material Cultural
Lítico
Descripción General
Se emplaza en un sector plano, abierto. Corresponde a estructura, probablemente de
señalización elevada a hueso con base semienterrada, y alineamiento de piedra que se extiende
desde estructura hacia el sur, cuyas piedras se encuentran alineadas a hueso.
Material Cultural
No presenta
Descripción General
Se emplaza sobre una pequeña loma con abundantes rocas en superficie. Corresponde a
taller lítico de gran extensión, compuesto principalmente por lascas secundarias de tamaño
pequeño de sílice de diversos colores y cristal de cuarzo. Se destaca la presencia de una
cuenta lítica de cuarzo lechoso. El sitio presenta reocupación actual, observándose abundante
basura y fogones.
Material Cultural
Lítico, cuenta lítica, plástico, vidrio, madera, ropa (abundante basura actual)
Estado de Conservación Nº de Fotos
Regular, ya que se encuentra alterado por basura 839 – 840 - 841
actual.
Fecha Registrado por
26/08/2013 Daniela Meza Marchant
Fotos
Descripción General
El hallazgo se ubica sobre cerro o promontorio de baja altura, en un sector de bloques de
granodiorita, a unos 50 metros de la línea férrea. Se trata de un único fragmento cerámico
correspondiente a un borde monocromo de pasta anaranjada con inclusiones minerales de
grano grueso. Este hallazgo se asocia a restos de vidrio actual y 1 fragmento de escoria. La
escoria posiblemente vinculada al “escorial” que se encuentra próximo al sitio del hallazgo.
Material Cultural
Fragmento de cerámica correspondiente a un borde monocromo de pasta anaranjada con
inclusiones minerales de grano grueso.
Descripción General
Sobre explanada se registran cuatro lascas de materia prima silícea, dos son de sílice de color
blanco de grano fino y las dos restantes son de sílice de color gris-café. Todas corresponden a
lascas primarias.
Material Cultural
Lítico: lascas (4).
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. IMG_0001; IMG_0002; IMG_0003;
IMG_0004.
Descripción General
Ubicado en una explanada abierta, el sitio corresponde a un taller lítico con una gran área de
dispersión espacial, en donde es posible observar núcleos, posibles percutores, 1 instrumento
(posible tajador) y desechos primarios y secundarios de talla lítica.
Material Cultural
Líticos: núcleos; percutores; 1 posible instrumento (tajador) y desechos primarios y
secundarios de talla lítica.
Material Cultural
Lítico: lascas primarias y secundarias; 1 raspador o cepillo.
Descripción General
Emplazado en una explanada, se registran dos fragmentos de núcleo de sílice gris claro y 9
lascas primarias y secundarias de la misma materia prima, dispersas en un radio aproximado de
2 metros.
Material Cultural
Lítico: 2 núcleos, 9 lascas (sílice gris claro)
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. IMG_0019; IMG_0020.
Material Cultural
Lítico: lascas (5), percutor (1).
Material Cultural
Lítico: lascas de cuarzo y posible percutor de mineral de hierro.
Material Cultural
Fragmentos de vidrio republicano, latas, metal.
Material Cultural
Material Cultural
Lítico. Desechos secundarios, Fragmento distal de punta de proyectil.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. 9- 16.
Fecha Registrado por
26/08/2013 E. Bugueño. R.
Fotos
Material Cultural
Estructuras. Vidrio republicano, metales, ladrillos refractarios.
Material Cultural
Escoria, metal, ladrillos refractarios.
Corral estructurado en un pircado de 5 x 20 mt, configurando un área de 100 m², sus muros
son de 1,5 mts de alto por 60 cm de ancho. Posiblemente en uso actual por presencia de
basura actual y buen estado de conservación. Se asocia a vidrio republicano, latas y al
escorial productivo ubicado 70 mts. al Norte.
Material Cultural
Material Cultural
Cerámica.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Regular. Alto grado de fragmentación. 39 – 44.
Fecha Registrado por
26/08/2013. E. Bugueño. R.
Fotos
Material Cultural
Lítico, cerámica.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Malo. Posiblemente escavado por huaqueo. 47- 53.
Pérdida de estratigrafía de puntos en el sitio.
Material Cultural
Lítico, cerámica.
Material Cultural
Lítico.
Material Cultural
Lítico.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. 93- 96
Fecha Registrado por
28/08/2013 E. Bugueño. R.
Fotos
Sitio alfarero de 200 m² sobre sedimento arenoso, que presenta en superficie al menos 10
fragmentos cerámicos de color rojo engobado exterior e interior, tres de ellos bordes
decorados con una franja pintada de negro en el labio. Uno de los bordes presenta un
decorado rojo y negro sobre blanco. Posiblemente asociados al material cultural Diaguita.
Los líticos son de desbastes primarios y secundarios, de materia prima cuarzo y sílice, y un
posible uso de filo vivo.
Material Cultural
Cerámica. Lítico.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Regular. Alta fragmentación cerámica y erosión 97- 112.
de la superficie, que provoca faltantes de los
tratamientos de superficie.
Fecha Registrado por
28/08/2013 E. Bugueño. R.
Fotos
Material Cultural
Lítico.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. 113- 121.
Fecha Registrado por
28/08/2013 E. Bugueño. R.
Fotos
Material Cultural
Lítico.
Estado de Conservación Nº de Fotos
Bueno. 131- 135
Fecha Registrado por
28/08/2013 E. Bugueño. R.
Fotos