Tema 2

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TEMA 2

INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL: CONCEPTOS Y MODELOS DE


ACTUACIÓN

1. INTERVENCIÓN SOCIAL: OBJETIVO .


Intervención Psicosocial → Cambio social planificado. La solución de los problemas sociales
implica un cambio. Este puede actuar a través de dos vías distintas:
- Incrementalista: lineal pero secuencial, “a pequeñas dosis”. Pequeños cambios realistas y
secuenciales, que se van incorporando dentro de las políticas sociales, sin provocar rupturas
ni recelos dentro de las instituciones. Es el resultado de una crisis, precipitada por la
incapacidad de lo viejo para seguir funcionando. Es el resultado de un simple efecto
acumulativo de pequeños cambios. Ej: conciliación familiar, ley de igualdad,
- Transformaciones revolucionarias → Se considera esencial y representa transformaciones
rotundas. Discontinuidad y alteración de estructuras básicas de un grupo social o sociedad.

1.1 Tipos de cambios en función de los objetivos


Han sido diversas las propuestas relativas a los tipos de cambio social. La que nos permite la
evaluación y llevar a cabo cambios planificados a través de la intervención social, es la que proviene
de los ámbitos comunitario y organizacional, que clasifica los tipos de cambios en función de los
objetivos que se persiguen:
- Cambios para el desarrollo de personas y colectivos sociales
- Dirigidos en la justicia distributiva
- Dirigidos a la resolución de conflictos y desviación social
- Dirigidos a aliviar el sufrimiento y dolor de las personas → grupos vulnerables.

Además, Sánchez Vidal contempla 5 tipos o funciones del cambio en la acción social:
- Prestación de servicios personales, sociales o comunitarios
- Desarrollo de RRHH
- Prevención (primaria, secundaria y/o terciaria) de problemas psicológicas o sociales. Prevención
terciaria sería cuando ya ha ocurrido y se hace prevención para que no vuelva a ocurrir. Ocurre cuando
se radicaliza el problema (con los primeros casos sería secundaria).
- Reconstrucción social a través de la potenciación de determinados contextos o instituciones. Ej:
solucionar el problema de bajo grado de población activa en el Puche a través del uso de capacitación
profesional (potenciamos un contexto). Luego se pueden producir impactos (resultado inesperados
producto de esa intervención).
- Cambio social de una sociedad o comunidad, incluyendo la redistribución del poder.

1.2 Definiciones
Collerete y Delise (1988) definieron la intervención como “esfuerzo deliberado para cambiar una
situación que resulta insatisfactoria, mediante una serie de acciones cuya elección y coordinación
son producto de un análisis sistémico de la situación en cuestión”.

En resumen, los cambios planificados son provocados por intervenciones planificadas (programas
sistemáticos) con acciones organizadas, estructuradas y secuenciadas; y orientadas a la
optimización del comportamiento de individuos, grupos, organizaciones, etc.
Sin embargo, también se pueden producir cambios no intencionales. Los efectos finales pueden ser
positivos o negativos. Así, toda intervención, por muy planificada que esté, debe asumir el cambio
intencional y el no intencional.

1.3 Estrategias de cambio planificado (Fisher,1982)


Todo cambio social lleva asociado un proceso de desarrollo. Aunque existen diferentes teorías del
cambio social y no todas apuntan hacia el progreso y mejora como consecuencia del cambio, aquí
asumimos el cambio social como pilar básico para la búsqueda del bienestar y emancipación,
representando un concepto básico en la definición de la P. Social y evaluación de programas.

Fisher (1982) describe las estrategias del cambio planificado desde tres perspectivas:
- Perspectiva racional-empírica. Ej: covid. Cambio que se produce cuando las personas
reciben suficiente info que justifique el cambio. Se entiende que los individuos son racionales
y actúan en interés propio.
- Perspectiva reeducativa-normativa. Además de la racionalidad se asume una serie de
normas sociales y compromisos (actitudes, valores) que guiarán la conducta.
- Perspectiva coercitiva de poder: Cambio por presión del poder político establecido (ej:
tabaco).

Perseguir el cambio social debe constituir siempre una meta continua a formular tanto teórica como
prácticamente, independientemente del tipo o modelo de intervención social que se lleve a cabo.

2. ACCIÓN SOCIAL E INTERVENCIÓN SOCIAL .


Desde la Psicología Social, son muchos los autores que asumen que toda la intervención es, por
naturaleza, intervención social. Algunos ponen el énfasis en el carácter intencional de la intervención.
Otros, por su parte, hablan de acción social (Caplan) o se refieren a intervenciones que traten de tener
un impacto en el bienestar psicológico de un grupo de población definido (Bloom).

En general, las definiciones del concepto de intervención están muy vinculadas al concepto de acción,
pero no a una acción causal ni sistémica, sino intencionada y planificada, llevada generalmente a
cabo a través de algún tipo de interacción interpersonal, con el objetivo de buscar soluciones efectivas
a problemas prácticos concretos y proveer de bienestar a la población destinataria. Para algunos
autores el término intencional es impreciso, por lo que se entiende que hay que hacer explícito que se
alude convencionalmente a las intervenciones derivadas de las decisiones de las políticas sociales
públicas (Casas).

Sánchez Vidal, por su parte, distingue entre intervención social y acción social (A raíz de una
acción social, se puede generar una intervención social):
- Intervención social → alude a un enfoque técnico y externo, cuyo protagonista es el
interventor.
- Acción social → la estrategia de cambio la protagoniza la comunidad. El profesional se limita
a animar, asesorar o impulsar acciones interventivas.
Define intervención social como: “Acción intencionada desde la autoridad para cambiar una
situación, que según algún criterio se considera intolerable o marcadamente alejada de una pautas
ideales de funcionamiento humano o social”. (Sánchez Vidal, 2002).
Este autor considera 5 características básicas de toda intervención social:
- El sujeto o destinatario de la intervención social son los sistemas sociales, ya sea a nivel
comunitario u organizacional, y los procesos complejos y multidimensionales en interacción
ecológica con su entorno.
- Existe un estado inicial a partir del cual se implantará la intervención social; estado que será objeto
de evaluación y permitirá conocer las necesidades de los individuos. La intervención se planifica para
dar respuesta a esas necesidades. → evaluación de necesidades.
- El objetivo es el cambio, la transformación social, que no se da directamente sobre los individuos
sino que se incide sobre ellos a través de la intervención sobre las estructuras y procesos sociales.
- Los objetivos específicos de la intervención social se fijarán tras la evaluación de contexto y análisis
de necesidades (se fijan según la dirección que se pretenda dar a la intervención)
- Los campos de aplicación de la intervención social son múltiples, recogiendo todos los ámbitos de la
vida social.
- Utilización de técnicas o estrategias de intervención múltiple adaptadas a la complejidad de los
problemas sociales.
- Principios de organización de servicios y recursos para proporcionar atención integral.

El resultado inmediato de la intervención es el cambio social; el mediato o último es el cambio


personal.

3. POLÍTICAS, PROGRAMA Y PLAN .


Todo programa responde a un diseño específico además de contar con una planificación perfectamente
estructurada, acompañada de una implantación escrupulosa, para la cual se ponen a disposición un
conjunto de recursos humanos y materiales.
A pesar de que el término programa es ampliamente aceptado, existen otros términos o conceptos que
corresponden a distintos niveles contextuales del objeto a evaluar, es decir, a la complejidad de sus
elementos constituyentes (lo que Cook denomina el continuo de la molaridad-molecularidad, donde
el programa ocupa el nivel intermedio de enlace entre las políticas sociales y las acciones o
elementos concretos):
Políticas → (BOJA, BOE) Principios para el curso de una acción. Constituye el escalón más molar
dentro del continuo. Su evaluación supone un mayor nivel de complejidad.
Plan → Siguiente escalón. Suele estar integrado por un conjunto diverso de proyectos, establecido
para dar respuesta a diferentes objetivos
Programa/s → Nivel intermedio de complejidad, donde se plasman de forma operativa los principios
o directrices teóricas que emanan de las políticas sociales. Son el conjunto de acciones humanas y
recursos materiales implantados organizadamente con un propósito común. Ej: plan para bajar de peso
en el colegio que se recoge a través de los programas
Sub-programas → acciones y estructuras que dentro de un programa de ámbito general se lleva a
cabo en una concreta circunscripción geográfica. Por ejemplo, solo el plan de los niños en los
colegios públicos. Se pueden hacer pequeñas modificaciones justificadas de alguna actividad.
Elementos → componentes de los programas y/o subprogramas. Recursos: materiales, económicos,
temporales, personales (todo lo que implica cada acción).

Podemos establecer el alcance de la intervención social, ya que el objeto a evaluar puede estar
asentado en distintos niveles contextuales: estatal, autonómico, provincial y loca. En este sentido es
importante subrayar el interés por describir esta pluralidad y la articulación contextual entre política,
programas, proyectos y elementos que integran los mismos. Se diferencian en función de los distintos
niveles contextuales en que se encuentren, yendo la secuencia lógica desde la política social a los
proyectos específicos, pasando por los planes y los programas.

El programa se relaciona más directamente con el nivel de acción, mientras que la política engloba un
planteamiento más amplio, de filosofía subyacente a la intervención.

4. FASES DEL CICLO DE INTERVENCIÓN SOCIAL: ANTECEDENTES .


No solo nos limitamos a diseñar y poner en marcha una serie de acciones perfectamente planificadas,
sino que además se lleva a cabo la evaluación de los efectos de dichas acciones. Resulta complicado
evaluar de forma adecuada, si no existe una planificación social correcta, pero, asimismo, no es
posible planificar sin considerar la evaluación.

El ciclo de planificación e intervención social tiene un claro antecedente en la propuesta de


investigación-acción de Lewin.
→ Figura inicial del modelo de Lewin.
La intervención social procede como una espiral de conocimiento en la que se suceden las fases de
diagnóstico, planificación, intervención y evaluación, aunque estas han sido ampliadas por algunos
autores y modificadas por otros.

4.1 Modelo de Sánchez Vidal


La mayoría coinciden en las fases generales aunque cada propuesta presenta elementos específicos
dentro de cada una de ellas. Según Sánchez Vidal (2002), el proceso de intervención social sigue un
esquema:
- Identificación y definición del problema → se define el tema positivo que se pretende
potenciar con la intervención, así como el problema/s que deben ser resueltos. La elección del
tema se hará en base a su relevancia social para el colectivo implicado, y no tanto por el
investigador, con el fin de asegurar la implicación y participación de dicho colectivo en la
intervención.
- Evaluación inicial (necesidades y recursos) → Los recursos hacen referencia tanto a
humanos como a los materiales con los que se cuenta en la intervención.
- Diseño y planificación del programa interventivo → Se pasa a la creación y desarrollo
sistemático de un conjunto de acciones integradas y organizadas que permitirán alcanzar los
objetivos establecidos. En esta fase hay que considerar:
a) determinación de objetivos de la intervención, jerarquizados, realistas y precisos. Tb
de los intereses y valores éticos y políticos.
b) Establecimiento de los componentes, acciones y estrategias de actuación, niveles
contextuales de la implantación y poblaciones a las que afectará.
c) Planificación de los medios financieros, RRHH, materiales, infraestructuras
necesarios, planeados previamente en un contexto real y concreto y en tiempo
definido.
- Ejecución → se lleva a cabo lo planificado, explicitando los distintos elementos estratégicos
de la intervención.
- Evaluación de resultados (evaluación sumativa). Distintos tipos de evaluaciones dirigidos a
la medida de la eficacia de la intervención, eficiencia, impacto o satisfacción de usuarios.
Clásicas valoraciones como la rendición de cuentas y responsabilidad. Tb es necesaria la
existencia de un proceso de seguimiento con evaluaciones que permitirían asegurar si los
resultados de la intervención se mantienen a lo largo del tiempo.

Limitaciones del modelo de Sánchez Vidal:


- Concepción de la intervención como un proceso lineal y secuencial.
- La evaluación se concibe solo como medida de los resultados (y no de proceso) y que se lleva a
cabo únicamente una vez que este ha concluido.

Esta limitación la subsana en cierta medida la propuesta de Hernández y Valera (2001). Incluye un
proceso valorativo en tres momentos o fases del ciclo: evaluación inicial, evaluación de la
implantación y evaluación final. En definitiva, podríamos decir que hablan de 2 tipos de evaluación:
- de los resultados obtenidos (eficacia)
- De los efectos producidos (cambio social)

4.2 Modelo de Carmen Pozo

Su propuesta asume que la evaluación adquiere un papel


relevante a lo largo de todo el ciclo de intervención
social, desde el momento mismo en que se analizan las
necesidades de un grupo de población, a lo largo del
proceso de implantación del programa, y una vez que
este ha llegado a su fin provocando unos determinados
efectos o resultados. (De dentro hacia afuera)
Según Pozo (2013), Las necesidades sociales pueden ser
definidas como todas aquellas condiciones sociales
negativas que violan las expectativas de algún grupo en
relación al estado que se considera adecuado o
satisfactorio en un ámbito determinado ”.

El inicio del ciclo se sitúa en el reconocimiento de la existencia de un problema social captado a


través de la identificación de las necesidades percibidas o expresadas de un grupo determinado
de población (población diana).
La evaluación de necesidades representa un tipo particular de evaluación llevado a cabo durante las
primeras fases del ciclo de intervención social centrado en la identificación y valoración de los
problemas de un determinado colectivo, con el propósito último de diseñar intervenciones para
solventar aquellos identificados como prioritarias. No queda en la mera descripción de carencias o
limitaciones sino que permite la emisión de juicios de valor acerca de los problemas mediante el
establecimiento de prioridades.

Tras esta primera actividad evaluativa ya es posible la emisión de un juicio por parte del evaluador
acerca de la pertinencia o no del programa.

La siguiente fase es la de planificación de la intervención. Implica diseñar el programa que permita


cubrir las necesidades identificadas.
Antes de establecer las acciones es preciso determinar los objetivos. La consecución de los mismos
será la demostración de que el problema existente se ha resuelto. Deberán estar claramente definidos,
ser específicos, medibles (cuantificables), factibles, temporalizados adecuadamente según las metas y
si han sido trasladados al lenguaje científico y evaluativo.

El momento de la selección de la intervención más


adecuada se produce en la pre-evaluación donde
se examinan potenciales intervenciones que han
dado buenos resultados en otros contextos
similares.
El intento de solución para por un análisis
exhaustivo y minucioso del problema que se dea
resolver y de los posibles cursos de acción
alternativos: teoría del programa.

Estudiar la evaluabilidad del programa es esencial, es decir, el grado en el que es viable y


evaluable. Dependerá del grado en que las fases anteriores hayan sido desarrolladas adecuadamente.
Una vez establecidas las mejores acciones a implantar, el planificador procede al diseño del programa,
especificando pormenorizadamente qué acciones se dispensarán, qué medios materiales,
infraestructura y medios humanos se requieren.
La implantación del programa supone poner en marcha las acciones tal y como fueron previstas, con
los medios especificados y con la temporalización y contextos establecidos. Tras su implantación en
un contexto determinado, se procederá a la evaluación sumativa del programa. (Pozo, 2013) Fases:

Fase Actividades/propósitos

- Concretar alcance y magnitud


1ª Planificación de la - Determinar información previa
evaluación - Determinar técnicas de recogida de info, fuentes y usos
- Establecer contactos
- Informantes clave

2ª Análisis y - Identificar necesidades formativas


priorización de - Describirlas y priorizarlas
necesidades - Determinar técnicas de recogida
- Recopilar información de IC
- Valorar la severidad y relevancia de las necesidades detectadas
- Analizar sistema formal de recursos existente
3ª Análisis de los - Valorar su capacidad para satisfacer las necesidades
recursos existentes - Comparar necesidades detectadas con recursos disponibles
- Identificar ofertas de la organización y/o la sociedad (programas,
servicios,……) o de otras instituciones, su conocimiento y uso

En relación a la primera fase, es importante contactar y acercarse a la población afectada: ver


informantes clave. personas que pueden aportar información sobre el problema que se aborda.
Además, en la evaluación de necesidades, Bradshaw destaca cuatro tipos de necesidades:
- Necesidades normativa → discrepancia entre la situación social y una norma o estándar
establecida en términos de cantidad o calidad.
- Necesidad expresada → Demanda explícita de un servicio, un programa, producto, etc
- Necesidad percibida → Percepción de una población determinada de cuales son sus carencias
- Necesidad relativa → discrepancia o desfase entre varias comunidades o grupos sociales.
Falta de equidad a la hora de acceder a los servicios.

Se llevará a cabo la emisión de juicios sobre la suficiencia del programa y el nivel de cobertura.
Además, la evaluación formativa (Scriven, 1967) permitirá el perfeccionamiento y mejora del
programa.

En general, las condiciones para una adecuada implementación son (Pozo, 2013):
- Compromiso de la organización (responsables y líderes).
- Establecimiento de roles y funciones claramente definidos
- Personal con dedicación al Programa
- Disponiblidad de recursos materiales y financieros
- Compromiso de los miembros de la organización
- Liderazgo fuerte
- Formación del personal en las áreas deficitarias
- Establecimiento de conexiones con otras organizaciones de la comunidad.

La evaluación sumativa incluirá mostrar los resultados finales, la rendición de cuentas y la toma de
decisiones con respecto al Programa.
La emisión de juicios se llevará a cabo sobre eficacia, efectividad, eficiencia e impacto.

Son importantes el compromiso de la organización, así como el de los miembros de la


organización. Tb mejor liderazgo fuerte, establecimiento de roles y funciones bien definidos, etc.

La evaluación sumativa contienen los resultados finales, la rendición de cuentas y la toma de


decisiones con respecto al programa.
Se emitirán juicios de valor sobres

5. MODELO DE RODRÍGUEZ - MARÍN .

1. Identificación del problema o necesidad


El primer paso es la identificación y definición del problema, así como de la población en al que se
produce (población diana). Es esencial establecer un enunciado descriptivo en términos que nos
permitan comprender y compartir con el resto del equipo su problema y sus manifestaciones.
El enunciado del problema está muy ligado a su fundamentación teórica porque la manera en que
es conceptualizado está íntimamente relacionada con la teoría mediante la cual es visto.
Hay que definirlo en términos de conductas problema, establecer indicadores para evaluarlo y
analizar la pertinencia de esos indicadores, es decir, establecer si están justificados en términos
sociales, si responden al problema, si permiten determinar las consecuencias de poner o no en marcha
el problema y determinar razones que aconsejen interrumpir el programa, si permiten evaluar y
decidir si modificar, parar o continuar; y si se corresponden con las metas a corto, medio y largo
plazo.
Una vez identificado el problema y adecuadamente definido, deberemos traducir esa definición de
manera operativa. Definir las variables significa concretarlas y especificarlas lo más posible y
establecer cómo pueden ser medidas. En este estadio, el interventor debería considerar una amplia
variedad de métodos.

2. Evaluación del problema o necesidad sobre la que intervenir


Es necesario analizar el problema o necesidad sobre el que pretendemos intervenir. Necesitamos saber
en qué consiste, explorar, analizar y medir el acontecimiento, o en qué se traduce la necesidad, y el
contexto/s en los que se producen los
problemas. Implica dos pasos:
- aplicación de instrumento/s de medida a un
área social definida
- aplicación de un juicio para valorar la
relevancia de la info recogida, con el fin de
determinar las prioridades para la
planificación de programas y el desarrollo
de servicios.

Es parte del proceso de diseño de un programa.


Debemos establecer tb dónde (fuentes o unidades de análisis)
vamos a obtener la info y cómo (métodos) vamos a hacerlo.
La elección de las fuentes está condicionada por las unidades de
observación (lo que se quiere medir), por la naturaleza del
programa, por los objetivos, los RRHH, técnicos y financieros
disponibles la posibilidad de acceder a las fuentes y por la
disponiblidad de tiempo.
Habrá que analizar si las fuentes son suficientes y asignaremos
significado a la info o datos recogidos a partir de ciertos criterios lógicos, teóricos, experienciales o de
los valores personales, profesionales, organizacionales o sociales dominantes.
Con respecto al método, estableceremos el que vamos a utilizar, señalando la necesidad, en la
mayoría de los casos, de integrar las metodologías cuantitativas y cualitativas.
Respecto a cuáles son los elementos más relevantes en la evaluación de necesidades Achúcarro y San
Juan (1996) proponen:
- Documentación sobre las características de la población
- Análisis de la comunidad → entrar en contacto con los individuos que constituyen la
comunidad. Es interesante contar con la opinión de expertos de esa comunidad mediante el
empleo de técnicas grupales o de todos aquellos recursos que nos faciliten la entrada en el
foro comunitario.
- Análisis de los recursos comunitarios → pueden constituir las estrategias de enfrentamiento
(coping) propias de la comunidad, infraestructuras para locales, identificación de las partes
interesadas.
No podemos dejar de lado el contexto bajo el cual se realiza. Además de identificar y evaluar la
necesidad o problema, tb hay que valorar la situación en la que se produce: importancia de la
situación social, cuya expresión máxima es la cultura.

Gerardo Marín afirma que los requisitos mínimos que una intervención debe cumplir para
considerarse como culturalmente apropiada son:
- la intervención está basada en los valores culturales del grupo
- las estrategias que forman parte de la intervención reflejan las características de la cultura subjetiva
de los miembros del grupo (actitudes, expectativas, etc).
- los componentes que conforman la estrategia reflejan las preferencias comportamentales y
expectativas de los miembros del grupo.

Al final de esta fase es deseable comunicar los resultados obtenidos a los agentes implicados en la
intervención con el fin de planificar la misma de una manera consensuada, realista y viable.

3. Determinación del programa de intervención


Primero, debemos considerar sobre qué fundamentos teóricos construiremos nuestro diseño de
intervención. La modalidad de intervención que elijamos se refiere a la selección de unos métodos
particulares apropiados para la solución del problema y para la población afectada. Sobre la base
teórica que hayamos establecido, definiremos qué queremos hacer y cómo hacerlo.

A la hora de establecer los objetivos


debemos tener en cuenta que la
principal función es proporcionar buena
calidad de vida y bienestar social. Para
ello, cabe utilizar diversos métodos:

- Acciones preventivas → para impedir el surgimiento del problema.


- Acciones impulsoras o dinamizadoras → facilitan la realización del cambio social. Implican la
elaboración de constructos teóricos para explicar situaciones, produciendo un diagnóstico social y
permiten el diseño de instrumentos de cambio.
- Acciones terapéuticas o integradoras → implican estrategias curativas, rehabilitadoras o
compensatorias.

En esta etapa debemos establecer estrategias de ejecución del programa, distinguiendo entre ellas,
por niveles: centradas en la persona, en el grupo-pequeño, en la comunidad, organización o en
instituciones. También podemos distinguir estrategias por funciones u objetivos: presentación de
servicios, desarrollo de rrhh, prevención, reconstrucción social, cambio social y comunitario.
Tb deberemos asignar responsabilidades respecto de las actividades a realizar para conseguir los
objetivos: quién hace y para qué. Esta asignación está relacionada con la formación de equipos. Es el
momento para diseñar el conjunto de acciones a realizar, definir los materiales, criterios e
indicadores de resultado, analizar costos y procurar determinar si es posible alcanzar los mismos
objetivos por métodos más económicos.

Habrá que establecer los elementos y medios de mantenimiento del programa, fuentes de
financiación e identificar las fuentes para obtención de recursos.

Otro elemento importante es la formación (de equipos de trabajo, equipos de apoyo y base social; y
del personal local). El equipo de trabajo debe incorporar, además de su director, un productor,
metodólogo, equipo de formadores, de apoyo, comunicadores, promotores.
Además de contar con el equipo de trabajo y la participación de personal de apoyo, la mayoría de
veces resulta imprescindible preparar y contar con la participación de personas vinculadas al contexto
donde se va a realizar la intervención. Tendremos que formar o conseguir fomentar la aparición de
líderes locales que colaboren en promover la participación y que facilitan el acceso del equipo
inventor.

4. Selección de participantes del programa


La determinación de los afectados por el problema puede hacerse atendiendo a diferentes criterios:
zona geográfica, naturaleza del problema, población diana para la que ha sido diseñado, características
culturales, sociales o de género, etc.
Nos preguntamos cuál es el método de selección más adecuado. La respuesta no es sencilla pues
existen multitud de técnicas. Uno muy utilizado para seleccionar una muestra representativa de la
población diana es el examen de red o pirámide, tb denominado muestreo bola de nieve. Se trata
de un procedimiento de muestreo no aleatorio consistente en seleccionar individuos clave con
características representativas del grupo diana a través del contacto con la comunidad.

5. Ejecución
Durante la ejecución, los sujetos reciben el tratamiento. Es importante el “compromiso con la
especificidad y flexibilidad en la implementación de un programa. Un programa correctamente
diseñado debe permitir a todos los agentes implicados en su desarrollo conocer con claridad cuáles
son los objetivos, qué tareas deben realizar, cómo y en qué plazos deben llevarlas a cabo y con qué
recursos cuentan para ello (Rodríguez- Marín et al.,2007).
Además, a la hora de llevar las ideas a la práctica siempre surgen imprevistos que requieren una
respuesta adecuada o eficaz. El diseño y la preparación de los agentes implicados en su ejecución se
debe realizar con un margen de flexibilidad suficiente como para poder afrontar con éxito este tipo de
situaciones. Según Achúcarro y San Juan, resulta clave que antes de iniciar un programa se prepare a
entrevistadores o ejecutores teniendo en cuenta: la demanda, recursos comunitarios, el caso objeto
de la intervención, la ev. inicial, los profesionales-mediadores y los ajustes en el programa.

6. Obtención de datos, medida, procesamiento de info y establecimiento de los resultados


Debemos prever cómo registrar y editar los
datos, cómo los codificaremos, tabularemos
y analizaremos.
Debemos emparejar las medidas con los objetivos y las cuestiones de la intervención. Tb con la
población a investigar.
Hay que ser selectivos con los datos que deseamos conocer, y tener en cuenta la existencia de
muchos tipos de datos que ya están recogidos en diferentes registros (conocer qué registros existen,
que nos pueden ayudar a entender el marco de trabajo).
Tb debemos proporcionar el fundamento para cada tipo de info: tener claro por qué necesitamos un
tipo de info y ser capaces de explicarlo con claridad a la persona adecuada. El método de recogida de
datos debe proteger la confidencialidad del participante.

Para cada instrumento de autoinforme debe documentarse la fiabilidad (si es precisa la medida) y la
validez (si mide lo que tiene que medir).
Además de los comportamientos, cogniciones y emociones que nos interesen, también debemos
intentar evaluar el entorno. Por observación es muy costosa y a veces imposible. Por eso, la mayoría
de veces se hace por autoinforme. Las medidas del entorno social pueden ir desde cuestiones simples
acerca de la composición de la familia hasta medidas muy elaboradas del apoyo social.

7. Evaluación
Una parte importante del diseño es
contemplar cómo haremos una
“pre-evaluación”.
Debemos considerar la distinción entre
ev. de proceso y ev. de resultados. Si
bien la de resultados es lo que se
suelte entender por evaluación del
programa, la evaluación de proceso
debe llevarse a cabo a medida que se
ejecuta. Para Thompson y
McClintock, toda evaluación deberá
tener ciertos componentes básicos:

Debemos programar que, en la fase de evaluación, habrá que analizar qué hemos hecho, con qué
resultados, si se corresponde con lo previsto, si se ha concluido conforme al calendario, si existe
desfase entre el presupuesto y el coste, si se ha atendido a un nº de personas diferente al previsto, etc.
Dejaremos señalado en el diseño cómo evaluaremos esos elementos y estudiaremos qué modificar
para ser más eficientes.
Un buen diseño:
- permite al evaluador sacar conclusiones sobre los efectos del programa con cierto grado de
seguridad.
- ayudará a establecer hipótesis con cierto grado de confianza sobre lo que habría pasado si los
participantes no hubiesen participado.

8. Seguimiento
Se debe contemplar cómo vamos a realizar el examen del progreso del programa una vez ha sido
implantado. A la hora de planificar el seguimiento debemos tener en cuenta los siguientes parámetros:
- Cuál es la finalidad: por qué y para qué se va a realizar. Podemos distinguir dos grandes tipos de
objetivos, el de impacto y el de mejora del programa. El seguimiento del impacto se puede centrar en
las consecuencias directas para los participantes o en las indirectas pra el entorno social inmediato y
para el entorno comunitario-institucional. El seguimiento de mejora se centra en relacionar los
resultados de seguimiento del impacto con la info y con el diseño y ejecución del programa, para
detectar puntos fuertes y débiles del mismo y las medidas que se pueden acometer para su mejora.
- Quién va a realizar: pueden ser agentes internos o externos.
- Sobre qué vamos a realizarlo: el establecimiento de los objetivos de seguimiento facilitará
clasificar las áreas prioritarias que podemos desglosar en el contenido del propio programa, el
contexto en el que se inserta o la gestión necesaria llevada a cabo.
- Cuándo realizarlo: Normalmente se utilizan tres grandes etiquetas para acotar esta dimensión
temporal: corto, medio y largo plazo:
a) Largo plazo: proporciona info sobre el éxito en la estrategia general que se eligió para su
diseño.
b) Medio plazo: info sobre el conjunto de acciones o tácticas que se eligieron para desarrollar la
estrategia y articular todo el programa de intervención.
c) Corto plazo: info técnica sobre las acciones más concretas y específicas que se utilizaron para
realizar el programa.
Dada la importancia, y si la complejidad del programa lo requiere, puede ser conveniente y práctica
planificar la existencia de un grupo o comisión de seguimiento que se encargará de elaborar y
utilizar protocolos de recogida de información. Esta comisión debería incluso prever la evaluación del
funcionamiento del propio sistema de seguimiento para seguridad que están presentes todas las
informaciones necesarias, así como la participación de todos los agentes implicados.

9. Informe
Deberán ser varios y adaptarse a cada una de las fases del proceso. Debemos informar tras la
elaboración del diseño y planificación, en cada una de las etapas establecidas en la ejecución, al
finalizar la intervención, e incluso, en el proceso de seguimiento de la misma.

Para la elaboración de un informe deberemos tener en cuenta varios aspectos como son la audiencia,
los contenidos y el formato. Un buen informe debe constituir el documento maestro sobre el que se
basará todo el desarrollo de la intervención
- Audiencia → eje principal sobre el que se debe desarrollar el informe
- Contenidos → debe contener, al menos, los siguientes apartados.

A la hora de redactar, es preciso cuidar:


A) Formato de presentación:
- Los apartados deben contener título, resumen, índice, contenidos,
referencias y anexos.
- La presentación puede ser oral o escrita, en función de la audiencia.
B) Estilo de redacción:
- lenguaje preciso, completo y claro. Vocabulario en función de
audiencia.
- Párrafos cortos. Apoyo en tablas, cuadros, gráficos.
-Comenzar informe y cada apartado con lo más relevante.
- Info ni excesiva ni escasa. Ajustada al contexto de presentación.

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