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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

Provincia de Misiones

Norberto M. Pahr(1,3), Domingo A. Sosa(2), Sebastián E. Bárbaro(2)


, Jorge L. Lutty Florentín(2), Nestor Munaretto(1), Alejandra Von
Wallis(1,3), Roberto A. Fernández(1,3)
(1)
Estación Experimental Agropecuaria Montecarlo-INTA.
Centro Regional Misiones
(2)
Estación Experimental Agropecuaria Cerro Azul-INTA. Centro
Regional Misiones
(3)
Facultad de Ciencias Forestales-UNaM. Eldorado, Misiones

Regiones ecológicas-productivas
La provincia de Misiones se ubica en el extremo nordeste de la
República Argentina, entre los paralelos 25º 28' y 28º 10' de Latitud
Sur, y los meridianos 53º 38' y 56º 03' de Longitud Oeste y ocupa
una superficie de 29.801 km2. Al norte y al este limita con la
República Federativa de Brasil, al sur con esta última y con la
provincia de Corrientes, y al oeste con la República del Paraguay
(IPEC, 2015).
El clima es de tipo subtropical, isohigro, sin estación seca definida.
Las isolíneas de precipitación anual van de 1600 mm en el suroeste
a 2100 mm en el nordeste. La temperatura media anual oscila en
torno de los 21º C, disminuyendo hacia el este-noreste a causa de
la mayor altitud. La amplitud térmica media anual es de 11º C. Se
registran de 2 a 4 heladas por año en las áreas cercanas a los
grandes ríos, y más de 9 en las zonas más altas (Ligier et al., 1990;
IPEC, 2015).

El relieve responde a una formación mesetaria original muy


erosionada por los ríos y arroyos presentando el aspecto de
serranías cubiertas de selva, entre las que se destacan desde el SO
al NE, las sierras del Imán, de Misiones, de la Victoria y Morena.
La altitud decrece en dirección NE-SO, desde los 805 msnm en
Bernardo de Irigoyen, hasta los 100 msnm en las cercanías de
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Apóstoles y San Javier. La altitud media está comprendida entre


300 y 400 msnm. Se destacan además las planicies onduladas
ubicadas al sur de la provincia y la del Río Paraná, que se
caracterizan por un relieve surcado por ríos y arroyos originando
suaves colinas y lomadas que limitan hacia el interior con las
sierras (IPEC, 2015).
De acuerdo al relevamiento del INTA (Ligier et al., 1990), el área
de suelos “rojos profundos” pertenecientes a los ordenes Ultisoles,
Alfisoles, y Oxisoles, totaliza 962.408 ha (32.3 %). Los
“pedregosos”, en su mayoría someros de los ordenes Entisoles,
Molisoles e Inceptisoles, ocupan 1.029.731 ha (34,5 %); cifra que
incluye 103.411 ha de afloramientos rocosos. Los “pardos”
preferentemente del orden Alfisoles de profundidad variable,
generalmente inferior a 200 cm, cubren 651.952 ha (22,0 %). Y el
área ocupada por suelos hidromórficos de los ordenes Molisoles y
Alfisoles es de 136.376 ha (4,6 %).
Con la finalidad de disponer de información sobre los sistemas
productivos presentes en las diferentes zonas de la provincia,
orientada al diseño de políticas, priorización de líneas de
investigación y campos de intervención, así como para la
planificación estratégica del sector agroindustrial, Günther et al.
(2008) establecieron 5 zonas agroeconómicas homogéneas (ZAH)
en la provincia de Misiones (Figura 1), en función de las
características ambientales, socio-económicas y de aspectos
referidos a la estructura agraria y de los sistemas productivos. La
delimitación territorial tuvo en cuenta características similares de
suelos, clima y uso de la tierra, como también aspectos sociales,
productivos, económicos e institucionales, ajustados a los límites
políticos de los departamentos.
Según dicho trabajo “la ZAH 1 Noroeste comprende los
departamentos Iguazú, Eldorado y Montecarlo, abarcando una
superficie de 643.300 ha (21,6 % de la provincia), conteniendo en
el año 2008 alrededor de 1.800 explotaciones (6,6 % del total
provincial); con predominio de pequeñas chacras de hasta 50 ha,
representando el 56 % en cantidad y el 4,6 % de la superficie,
mientras que las explotaciones mayores a 500 ha, presentes en muy
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poca cantidad, 5,2 %, pero ocupando mucha superficie, el 78,6 %.


En cuanto al sistema productivo predominante, el 90,3 % de los
establecimientos es forestal-yerbatero-ganadero, puro o mixto”.
La ZAH 2 Oeste abarca los departamentos Libertador General San
Martín y San Ignacio, los que cubren una superficie de 311.300 ha
(10,5 % de la provincia). Al 2008 tenían unas 3.030 explotaciones
(11,2 % del total provincial). En este caso predominan predios
menores a 50 ha, 80,6 % en cantidad, abarcando el 22,5 % de la
superficie, en cambio los predios mayores a 500 ha, muy escasos
en cantidad, 1,6 %, aparecen ocupando el 49,2 % de la superficie.
En esta ZAH el sistema productivo predominante es yerbatero-
forestal-ganadero, puro o mixto, presente en el 83,0 % de los
establecimientos, mientras que el 17 % restante se dedica a cultivos
agrícolas principalmente de mandioca.
La ZAH 3 Noreste comprende los departamentos General Manuel
Belgrano, San Pedro y Guaraní, los cuales ocupan una superficie
de 1.016.200 ha (34,0 % de la provincia), conteniendo al año 2008
unas 7.935 explotaciones (29,3 % del total provincial). En esta
ZAH existe un neto predominio de predios de hasta 50 ha, 83,2 %
en cantidad, los que en superficie representan el 24,3 %. Los
establecimientos mayores a 500 ha no son significativos en
cantidad, 0,8 %, pero sí en superficie, ocupando el 54,5 %. En el
65,2 % de las explotaciones el sistema de producción es ganadero
y agrícola diversificado, siendo el tabaco el principal cultivo
agrícola, mientras que en el 33,2 % de los predios es forestal-
yerbatero-ganadero, puro o mixto.
La ZAH 4 Centro abarca los departamentos Cainguás, Oberá,
Leandro N. Alem, 25 de Mayo y San Javier, cubriendo una
superficie de 646.100 ha (21,7 % de la provincia). En el año 2008
había unas 11.966 explotaciones (44,2 % del total provincial). En
esta ZAH existe un gran predominio de chacras menores a 50 ha,
86,4 % en número, representando el 52,7 % de la superficie, y si se
incluyen las menores a 100 ha, representan el 96,1 % en cantidad
y el 70,6 % de la superficie. Las explotaciones mayores a 500 ha
solo representan el 0,3 % de los casos y el 12 % en superficie. Los
sistemas productivos predominantes son varios, el yerbatero-
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tealero, seguido por el ganadero, el forestal-yerbatero y el agrícola-


tabacalero.
La ZAH 5 Sur, integrada por los departamentos Capital, Apóstoles,
Candelaria y Concepción, abarca una superficie de 363.200 ha
(12,2 % de la provincia), y contenía al año 2008 unas 2.348
explotaciones (8,7 % del total provincial). En este caso sobresalen
en cantidad las chacras menores a 100 ha, 85,5 %, pero no tanto en
superficie, representando el 30,5 %. En cambio, las explotaciones
mayores a 500 ha representan solo el 2,6 % en cantidad, pero les
corresponde el 47,2 % de la superficie. El 75,0 % de los
establecimientos cuentan con un sistema productivo ganadero-
yerbatero y el 25,0 % restante comprende actividades agrícolas y
forestales.

Figura 1. Zonas Agroeconómicas Homogéneas de la Provincia de


Misiones (Günther et al., 2008)

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En este contexto de diversidad de condiciones agroecológicas,


sumado a la situación del agro misionero en el que coexiste una
variada gama de sistemas de producción propios de la agricultura
familiar, como los agroforestales y silvopastoriles de renta y
autoconsumo de pequeña escala y de bajos insumos; los cuales
alternan con predios donde predominan cultivos perennes, sistemas
ganaderos y silvopastoriles, extensivos, en muchos casos con
elevado nivel tecnológico; se establece la necesidad de incorporar
el proceso de planificación del uso y el manejo del suelo y el agua
a nivel de predio, siendo recomendable ampliarlo a nivel de
cuenca/microcuenca, como estrategia orientada a sostener la
productividad, cuidar los recursos, minimizar los impactos sobre
los servicios ambientales y, en particular, para manejar el agua de
escurrimiento y prevenir la erosión.

Principales procesos de degradación de los suelos


En el Atlas de Suelos de la República Argentina, Ligier et al.
(1990) establecieron la aptitud de uso de los suelos de la provincia
de Misiones utilizando el sistema de clasificación de las tierras por
capacidad de uso del USDA (Klingebiel y Montgomery, 1966), y
se observa que en todas las clases descriptas correspondientes a
suelos con posibilidad de ser arables y aptas para cultivos y pastos
(II, III y VI) son acompañadas en todos los casos por la letra “e”
que corresponde a la subclase con limitación por riesgo de erosión
hídrica (Figura 2), condición que debe ser tomada en consideración
en todo proceso de planificación de cualquier sistema de
producción.

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Figura 2. Capacidad de uso de las tierras de la provincia de


Misiones (Ligier et al., 1990)

Según Fernández et al. (2015), en Misiones, la incidencia de la


erosión hídrica despertó inquietudes desde los albores de su
agricultura, tal lo certifican antecedentes como los de Behr (1936)
y de Gruner (1955), en los cuales se proponen técnicas de control
y resultados y observaciones relacionadas a este proceso, y el
hecho de que en 1958 el agricultor Alberto Roth recibiera la
medalla Interamericana al Mérito de la Conservación del Suelo, a
propuesta del Dr. Hugh Hammond Bennett.
Quienes indican asimismo que en bosques de ambientes cálidos y
húmedos como los de Misiones, la productividad primaria neta y
los aportes de materia orgánica fresca son comparativamente
elevados respecto de otros ecosistemas. Como consecuencia del
desmonte y el cambio de uso, disminuyen drásticamente los
aportes y a la vez que se incrementa la tasa de mineralización,
factores concurrentes que inducen a una disminución del contenido
de materia orgánica en el suelo.
Si además se tiene en cuenta que una superficie significativa ha
sido habilitada utilizando el arrastre con topadoras para formar
escolleras a efectos de facilitar la quema de residuos, es evidente

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que los suelos de la provincia fueron objeto de impactos


significativos, por lo menos en cuanto a remoción superficial y a
mermas en el contenido de materia orgánica, nutrientes, velocidad
de infiltración y porosidad. Con estos procesos como
predisponentes, y frente a condiciones de lluvias intensas y relieves
de pendientes acentuadas, la erosión hídrica es consecuencia
inevitable. De esta manera, los efectos de la erosión pueden
observarse en toda el área bajo cultivo, tanto de especies anuales
como perennes.
A pesar del conocimiento disponible y a las actividades de
extensión realizadas, se observa que la implementación en terreno
de buenas prácticas de manejo del suelo, en términos generales,
cuenta aún con pocos ejemplos de aplicación. Como consecuencia,
los procesos de degradación continúan su marcha y, si bien pueden
resultar poco perceptibles, están deteriorando la base misma del
sistema productivo provincial.
El diseño de los caminos poco adecuados al relieve, conjuntamente
con los métodos comúnmente utilizados para el mantenimiento de
los terrados, contribuye de manera significativa en los procesos de
erosión hídrica. Por más que existen iniciativas bien orientadas, es
aún muy incipiente la aplicación de criterios y técnicas tendientes
al manejo integrado del agua entre los caminos y las áreas
circundantes.
Si bien con diferentes grados, prácticamente todos los suelos
cultivados de la provincia han sufrido procesos erosivos (Imagen
1). A los efectos de dimensionar esta problemática, Ligier et al.
(1993) estimaron el riesgo de erosión máxima teórica de los suelos
de Misiones y determinaron que el área correspondiente a las clases
Alta, Muy Alta y Extremadamente Alta, representa alrededor del
63 % de las tierras y se corresponden con relieves fuertemente
ondulado a escarpado. La clase Moderadamente Alta representa el
33 % de la superficie provincial y se asocia con relieves suave
ondulados a ondulados, siendo ese el espacio ocupado por los
suelos “rojos profundos”. Finalmente, menos de 5% del área
presenta Bajo riesgo de erosión, y se corresponden con suelos cuya
aptitud se restringe prácticamente a ganadería extensiva.
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Imagen 1. Erosión hídrica en un suelo rojo profundo. Localidad de


Puerto Rico. Misiones
Las referidas características biofísicas de Misiones, sumadas a los
modos de intervención en el ecosistema, han generado impactos
indeseables de relevancia, particularmente en cuanto a pérdida de
diversidad biológica y de calidad de suelo. Si bien la erosión es el
principal riesgo y proceso de degradación edáfica, la disminución
de la materia orgánica, la compactación y la pérdida de nutrientes
tienen un rol destacado entre las causas que provocan disminución
en la fertilidad de los suelos (Fernández et al., 2015).
Respecto de los procesos de degradación física, y dada la
importante superficie destinada a plantaciones forestales, merecen
especial mención los procesos de compactación sub-superficial, los
cuales ocurren cuando la operación de cosecha se realiza en
condiciones inadecuadas de humedad en el suelo (Fernández et al.,
2002).
Trabajos realizados en cultivos de tabaco y yerba mate muestran
que la aplicación de prácticas conservacionistas, como labranza
cero o reducida y cubiertas verdes, resultan adecuadas para
conservar la condición física, química y biológica de los suelos en
niveles compatibles con criterios de manejo sustentable del recurso
(Bárbaro et al., 2014 a y b; Sosa et al., 1996 y 2013).

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En el diverso paisaje del agro misionero coexiste una variada gama


de sistemas de producción. Esta característica representa una
complejidad particular a efectos de organizar la presentación de
propuestas adecuadas para el buen uso y conservación de los
suelos.
Normativas legales
La Ley XVI 105 (Digesto Jurídico de Misiones, 2010) establece
los mecanismos a implementar en la Provincia de Misiones para el
ordenamiento y la conservación de los Bosques Nativos y el
régimen de promoción de Manejo Sostenible. Según los criterios
de sustentabilidad de esta ley, asigna la Categoría I (Rojo) a las
Áreas Naturales Protegidas, las cuales, bajo diferentes categorías
de conservación, totalizan 223.468 ha; mientras que adjudica
957.192 ha a la Categoría II (Amarillo) que incluye selvas de
cobertura cerrada y variable, bosques en galerías, cañaverales,
bosques protectores de los suelos con pendientes mayores al 15 %,
bosques secundarios, bosques rurales y bosques degradados en
tierras agropecuarias. Finalmente, la Categoría III (Verde)
representa 447.487 ha cubiertas con bosques nativos y que, por la
aptitud de los suelos, pueden ser utilizadas para desarrollar
actividades productivas.
De acuerdo a los criterios enunciados por dicha ley, se habilitan los
terrenos de la Categoría III (Verde) a la producción, siempre y
cuando las actividades sean sostenibles, no afecten áreas pobladas
por comunidades indígenas, no afecten corredores biológicos, ni
áreas con existencia de especies protegidas, y se dé cumplimiento
a todas las normativas provinciales vigentes sobre la prohibición
de desmontar bosques protectores de cursos de agua, nacientes,
divisorias de cuencas, bañados y de suelos con pendientes iguales
o mayores al 15 % medidos en tramos mayores a 100 m, y además
respeten las fajas ecológicas de bosques nativos que deben dejar
alrededor de las parcelas desmontadas.
Por otra parte, la ley XVI – Nº 12 (antes Decreto Ley 1378/81),
adhiere a la Provincia de Misiones al régimen establecido en la Ley
Nacional 22.428 de Conservación de Suelos. En su ley XVI – Nº
115 establece como autoridad de aplicación al Instituto Misionero
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de Suelos, quién debe articular sus funciones en las áreas de


manejo, conservación y/o recuperación de suelos de acuerdo a lo
establecido en la ley XVI – Nº 105 (Artículo 6) de Ordenamiento
Territorial de los Bosques Nativos, atendiendo a la magnitud del
proceso de degradación, como así también para establecer
obligaciones y medidas de estímulo articulado
En todos los casos, “las áreas de producción deben ser
caracterizadas según el potencial productivo de los suelos, su
sensibilidad y los requerimientos de manejo, a los efectos de definir
las prácticas que son pertinentes de aplicar para manejar y conducir
adecuadamente el agua, y para evitar, controlar y revertir los
diferentes procesos de degradación que sufren los suelos de la
provincia destinados a la producción agrícola, ganadera, forestal y
sistemas agroforestales en todas sus variantes”.
Prácticas de manejo y conservación del suelo y del agua en la
Provincia de Misiones
A continuación, se proponen las principales prácticas de manejo y
conservación de los suelos y el agua recomendadas en la Provincia
de Misiones. Las mismas se pueden implementar de manera
individual o combinada, en este último caso, buscando
complementar los efectos favorables que ofrece cada una con la
finalidad de obtener los mejores resultados. Algunas son de uso
general, aplicables a cualquier situación de uso del suelo, mientras
que otras son de aplicación más específica, de acuerdo al cultivo o
proceso de degradación considerado.

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1.- Cultivo en contrapendiente


Definición: El cultivo en contrapendiente, también conocido como
cultivo en curvas a nivel, consiste en instalar las hileras de plantas
siguiendo trayectorias lo más próximas a un trazado de pendiente
cero, buscando cortar de manera perpendicular la dirección de
mayor inclinación del terreno (Imagen 2).
Objetivo: Evitar que el agua adquiera la velocidad y fuerza
necesaria para generar erosión hídrica, además de aumentar las
posibilidades de que se produzca infiltración al frenar el
desplazamiento del agua en superficie.
La importancia de esta práctica radica en el hecho de que al
sembrar o plantar las hileras del cultivo en contra de la pendiente,
las demás labores del cultivo de mantenimiento, manejo y cosecha,
se hacen de la misma manera, disminuyendo las posibilidades de
que se desarrollen procesos erosivos. Además, cada hilera del
cultivo se opone al paso del agua de lluvia que no logra infiltrar en
el suelo, disminuyendo su velocidad y capacidad de arrastre del
suelo.
Condiciones para su aplicación: Se considera que es necesario
implementar esta práctica en cualquier planteo productivo, debido
a las condiciones predisponentes de relieve, clima y suelos que
tiene la provincia de Misiones para la ocurrencia de la erosión
hídrica.
Resulta más efectiva para el control de la erosión hídrica en
aquellos suelos ubicados en ambientes de relieve suave ondulado
con pendientes no mayores a 3 %. Cuando se trata de sectores de
relieve más pronunciado, es conveniente acompañar esta técnica
con otras, que se describen a continuación, a los efectos de mejorar
el manejo y la conservación del suelo y el agua.
Equipo necesario: Esta práctica requiere de la demarcación de al
menos una curva a nivel, para lo cual es necesario disponer de
alguno de los siguientes implementos: Nivel óptico y accesorios,
nivel de manguera, o nivel tipo “A”. En todos los casos se requiere
de estacas o jalones y de un mazo para señalizar los puntos que

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definen la curva a nivel. Cuando se utiliza el nivel óptico se


requiere además de una cinta métrica para medir la distancia entre
los puntos de demarcación de la curva a nivel.
Normas técnicas: En primer lugar, hay que establecer, en función
del rango de pendiente del terreno, si es suficiente para el control
de la erosión hídrica utilizar únicamente la práctica de cultivo en
contrapendiente. Definido esto, dicha técnica requiere de la
demarcación en el terreno, con alguno de los instrumentos antes
mencionados, de una curva a nivel que se utilizará de curva guía o
de referencia, tratando de ubicarla de tal manera que atraviese la
parte media del área de cultivo. A los efectos de facilitar la
realización de las tareas que implica instalar un cultivo, más aún
cuando se utiliza maquinaria, se recomienda suavizar el trazado de
dicha curva corrigiendo su sinuosidad.
Una vez trazada la curva a nivel de referencia, se procede a sembrar
o plantar siguiendo la trayectoria de la misma, quedando las demás
hileras del cultivo ubicadas de manera paralela entre sí, tanto hacia
arriba como hacia abajo del terreno hasta cubrir toda el área.
Mantenimiento: En el caso de los cultivos perennes como yerba
mate, té, citrus, caña de azúcar, forestales y agroforestales, la
demarcación de la curva a nivel de referencia se realiza una sola
vez, quedando establecido el cultivo en contrapendiente mientras
perdura el mismo, sin requerir mantenimiento alguno. Cuando se
realiza cultivos anuales en contrapendiente, como tabaco,
mandioca, maíz, para evitar tener que remarcar la curva guía cada
temporada, se recomienda fijar la misma con vegetación perenne
como Cymbopogon citratus (citronela), Saccharum officinarum
(caña de azúcar), Pennisetum purpureum (pasto elefante), Cajanus
cajan (guandú), entre otras. En este caso es necesario controlar de
manera periódica el estado del cultivo perenne, y si es necesario,
proceder a replantar las fallas o reemplazar la especie utilizada.
Superficie de aplicación: Se estima que existen alrededor de
65.000 ha cultivadas en la Provincia con la implementación de esta
práctica, las cuales se aplican preferentemente en los cultivos de té,
tabaco y yerba mate.

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Imagen 2. Cultivo en contrapendiente. Plantación de yerba mate.


Andresito. Misiones

2.- Barreras vivas


Definición: Esta práctica consiste en instalar hileras de plantas
perennes a manera de fajas angostas, de forma intercalada a
espacios regulares con el cultivo principal, siguiendo el trazado de
curvas a nivel (Imagen 3). La especie a implantar como barrera
viva debe ser rústica, de crecimiento rápido, de estructura densa y
en lo posible con un sistema radicular agresivo y profundo.
Objetivo: Se pretende con esta práctica colocar barreras a lo largo
de la pendiente del terreno, buscando acortar los tramos en los
cuales se puede producir escurrimiento superficial e interrumpir el
proceso de erosión hídrica si lo hubiera, favoreciendo la infiltración
del agua al suelo, además de lograr la retención de sedimentos, de
materia orgánica y de nutrientes.
Condiciones para su aplicación: El uso de las barreras vivas es
aplicable mayormente en los terrenos destinados a cultivos anuales
como maíz, mandioca, tabaco. En el caso de los cultivos perennes
como yerba mate, té, citrus, caña de azúcar y forestales, esta técnica
es de aplicabilidad relativa debido a que cada hilera de plantas ya
cumple la función de barrera viva, con las correspondientes
limitaciones.
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La implementación de esta práctica comienza a justificarse en


terrenos con pendientes superiores al 3 %, en los cuales el riesgo
de ocurrencia de la erosión hídrica se acentúa y la aplicación
únicamente de la técnica de cultivo en contrapendiente no alcanza
para evitar la escorrentía, haciendo necesario colocar barreras de
manera regular, que se interpongan al desplazamiento superficial
del agua.
Equipo necesario: Es necesario un nivel, en cualquiera de sus
modalidades, para determinar la pendiente media del terreno y el
trazado de las curvas a nivel. También se necesita de un arado
cincel o de un subsolador, tirados a tracción a sangre o tractor, para
roturar el suelo a lo largo de cada curva a nivel, a los efectos de
facilitar la plantación y mejorar las condiciones de crecimiento de
la barrera viva. Además, se requiere disponer de material de
propagación en cantidad y calidad, como semillas, estacas o
plantas, según la especie a implantar.
Normas técnicas: Evaluada la necesidad de su implementación en
función de las características topográficas del terreno y el tipo de
cultivo a realizar, se procede a demarcar y suavizar las curvas a
nivel. Luego, con el implemento que se disponga, cincel o
subsolador, se rotura el suelo en la curva a nivel, siendo
recomendable hacerlo con cierto tiempo de anticipación a la
implantación de la barrera viva, para dar tiempo a que las
precipitaciones acomoden las partículas y terrones de suelo, para
evitar la presencia de cámaras de aire.
Logrado esto, se procede a implantar la barrera viva tratando de
ocupar el menor ancho posible del terreno, 2 m como máximo, pero
sin resentir la capacidad de controlar la erosión hídrica. Estas fajas
se instalan con plantas gramíneas de tallo duro y porte erecto como
Saccharum officinarum (caña de azúcar) y Pennisetum purpureum
(pasto elefante), o gramíneas herbáceas como Cymbopogon
citratus (citronela), o de tipo arbustivas como Tithonia diversifolia
(botón de oro) y Cajanus cajan (guandú).
El distanciamiento entre las barreras vivas se determina en función
del gradiente de pendiente y tipo de suelo, con el criterio de dejar
el espacio suficiente para el desarrollo del cultivo principal. A
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

modo de referencia, en un terreno de 3 % a 6 % de pendiente, con


presencia de un suelo rojo profundo arcilloso y bien drenado, la
distancia entre barreras estaría comprendida entre los 25 y 30 m.
Mantenimiento: Una vez instaladas las barreras vivas, las mismas
requieren de un seguimiento periódico para evaluar su estado y
determinar la necesidad de la reposición de plantas muertas por
efecto de heladas o ataque de plagas, a los fines de reparar los
sectores vulnerables y permeables al pasaje del agua de escorrentía.
Es común realizar la poda de rebaje de las barreras vivas con
machete en el período estival, con la finalidad de rejuvenecer las
plantas a partir del rebrote y favorecer la sobrevivencia.
Superficie de aplicación: Los relevamientos indican que unas
8.000 ha, principalmente cultivadas con tabaco, disponen de la
aplicación de esta técnica de manejo del suelo en la Provincia de
Misiones.

Imagen 3. Barrera viva de Cymbopogon citratus (citronela) en


plantación de tabaco. Cerro Azul. Misiones

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3.- Terrazas
Definición: Una terraza es un terraplén formado por la
combinación de un bordo de tierra y un canal, construido en sentido
perpendicular a la pendiente del terreno siguiendo el trazado de una
curva a nivel (Imagen 4).
Según la sección transversal del bordo y del canal, existen varios
modelos de terraza que pueden adaptarse a las diferentes
condiciones de cada lugar. En el caso particular de la provincia de
Misiones se conocen las terrazas a nivel o de absorción, o con
declive o de desagüe. Debido a las características ambientales de
Misiones, conviene utilizar las de desagüe, que son recomendadas
para zonas con precipitaciones importantes y con condiciones
topográficas y edáficas que propician la acumulación excesiva de
agua que es necesario desalojar hacia una salida natural o artificial
debidamente protegida.
Además, las terrazas pueden ser de base ancha y de base angosta,
siendo esta última la más utilizada en la provincia. La de base
ancha tiene un bordo con una base lo suficientemente amplia, como
para que se lo pueda laborear con la maquinaria agrícola y también
cultivar, sin reducir la superficie de terreno productivo. En cambio,
las de base angosta tienen una sección transversal formada por un
pequeño bordo y un canal, donde el bordo no se cultiva, pero debe
protegerse con vegetación permanente.
Objetivo: Con esta práctica se busca acortar la longitud de la
pendiente, colocando obstáculos físicos a intervalos regulares para
disminuir el volumen de la escorrentía e interrumpir el proceso de
la erosión hídrica, aumentar la infiltración del agua al suelo y
manejar los excesos del agua superficial a velocidades no erosivas.
Condiciones para su aplicación: Como se trata de una práctica
que tiene un determinado costo de instalación, en primer lugar, es
conveniente evaluar la necesidad de su implementación en función
de las características del terreno en cuanto a relieve, drenaje, tipo
de suelo, estado del mismo y uso y manejo a aplicar.
Es así que, cuando las prácticas de cultivos en contrapendiente y
barreras vivas no son lo suficientemente efectivas para el control
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de la escorrentía debido a la pendiente del terreno y al riesgo


potencial de erosión hídrica, se recomienda incorporar la
construcción de terrazas. En Misiones, en general, se comienza a
utilizarlas en terrenos con pendientes mayores al 6 %, sin embargo,
en el caso particular de cultivos anuales como mandioca, maíz y
tabaco, se aconseja implementarlas en suelos con pendientes
inclusive menores a ese valor de referencia.
La construcción de las terrazas se ve facilitada en terrenos con
suelos profundos, bien drenados y libres de fragmentos gruesos
como toscas, cascajos y piedras. En cambio, cuando mayor es la
presencia y tamaño de los fragmentos de roca en el terreno, más
dificultoso es el desempeño de la maquinaria y el equipo necesario
para la formación de las terrazas, pudiendo resultar imposible en
determinados casos.
Equipo necesario: Se requiere, un nivel óptico o un equipo de GPS
geodésico para demarcar las curvas a nivel y el trazado de las
terrazas. Como en la provincia de Misiones por lo general se
construyen terrazas de base angosta, es necesario contar con un
tractor agrícola de potencia suficiente para arrastrar el arado de
discos o el arado terraceador o “taipero”, utilizados para construir
el bordo y el canal de cada terraza. Si se trata de terrazas de base
ancha, se requiere de maquinaria de mayor porte del tipo
motoniveladora.
Cuando se busca mejorar la velocidad de infiltración en el área de
la terraza, se necesita un arado subsolador estirado por un tractor
agrícola de potencia adecuada. Para estabilizar el bordo con vegeta-
ción permanente se requiere de material de propagación, como
semillas, estacas o plantas, según la especie.
Normas técnicas: El proceso de construcción de terrazas requiere
de un relevamiento topográfico y de información sobre las
características del suelo, régimen de precipitaciones,
características del cultivo a implantar (perenne o anual) y criterios
de manejo. Lo anterior permite determinar el tipo de terraza a
instalar, su distribución y el espaciamiento vertical y horizontal
entre ellas, además sirve para identificar las vaguadas naturales que
podrán utilizarse como desagües.
79
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

La distancia horizontal entre terrazas o intervalo horizontal (IH) y


la diferencia de altura o intervalo vertical (IV) entre terrazas,
ambos medidos en metros, son dos parámetros esenciales del
diseño, existiendo diferentes metodologías de cálculo para su
determinación, que se pueden consultar en Cisneros, et al. (2012).
Delineadas las curvas a nivel de cada terraza se las construye
empujando la tierra suelta hacia abajo del declive con la maquinaria
y equipo disponible y requerido, según el caso, hasta formar el
bordo y el canal. Si la terraza es de desagüe, se trazan con una leve
inclinación, inferior al 0,4 % de pendiente, para producir la
descarga del agua hacia un canal colector, pero de manera no
erosiva. Se inicia el proceso siempre desde la parte superior del
terreno para evitar inconvenientes generadas por la posible
ocurrencia de lluvias torrenciales.
Un sistema de terrazas, para que cumpla mejor su función, se
recomienda que vaya acompañado de prácticas como el subsolado
en contrapendiente, barreras vivas, entre otras.
Mantenimiento: Se recomienda revisar periódicamente el estado
de funcionamiento del sistema de terrazas para corregir problemas
que pueden surgir por la ocurrencia de lluvias abundantes e
intensas. Se deberá reparar en altura y ancho los bordos afectados
y realizar el mantenimiento frecuente de los canales para facilitar
el desagüe. Si se trata de terrazas de absorción, aplicar subsolador
en la zona del canal de forma periódica para reestablecer la
capacidad de infiltración. La consolidación del bordo o camellón
con vegetación, principalmente gramíneas, es vital para su vida
útil.
Superficie de aplicación: Esta técnica es implementada en
alrededor de 15.000 ha en la Provincia de Misiones, prácticamente
circunscripta a los cultivos de té y tabaco.

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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

Imagen 4. Terreno sistematizado con terrazas de desagüe de base


angosta. Cerro Azul. Misiones

4.- Labranza cero y labranza mínima


Definición: En principio, ambas prácticas requieren del
mantenimiento de los rastrojos de cosecha o remanentes de cultivos
de cobertura sobre el terreno. La labranza cero implica realizar la
siembra o plantación sin previo laboreo del suelo. En cambio, en la
labranza mínima se reduce al máximo la labor de remoción y se
prepara el suelo únicamente en las franjas o líneas del cultivo,
pudiendo ser continua cuando se trabaja en surcos de siembra a
plantación (Imagen 5), o individual cuando se siembra o planta en
huecos.
Objetivo: Con estas prácticas se busca evitar o reducir al máximo
la roturación del suelo, pero tratando de ofrecer condiciones
adecuadas para la germinación, establecimiento y el desarrollo de
las plantas, siendo su principal propósito mantener el suelo
cubierto con restos orgánicos la mayor parte del tiempo a los
efectos de protegerlo contra la radiación solar directa, el golpe de
las gotas de lluvia y de la erosión hídrica.

81
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

Se pretende, además, conservar la materia orgánica y los nutrientes


del suelo, mantener una buena estructura y porosidad, favorecer la
infiltración y aireación, mantener la humedad, alimentar y proteger
a los organismos del suelo y contrarrestar el crecimiento de
especies vegetales competidoras.
Condiciones para su aplicación: La implementación de una de
estas dos prácticas resulta adecuada en combinación con cualquiera
de las técnicas anteriores, cultivos en contrapendiente, barreras
vivas, o terrazas, con lo cual se garantiza que las tareas de siembra
o plantación se realicen en curvas a nivel, respetando la condición
de mantener sobre el terreno los rastrojos de cosecha o de
coberturas anteriores.
Es más sencillo de comprender su uso cuando se trata de cultivos
anuales como maíz, mandioca, tabaco, porque se aplican en cada
campaña productiva, en cambio, en cultivos perennes como yerba
mate, té, citrus, caña de azúcar, forestales, es posible su
implementación al momento de la plantación, luego el manejo
consiste en aplicar labranza cero o mínima en la entrelinea sobre la
cobertura vegetal presente, implantada o nativa.
Cuando se toma en consideración las condiciones del terreno, la
labranza cero se recomienda aplicar en los ambientes con
dificultades para mecanizar las tareas de roturación por problemas
de drenaje o pedregosidad, en cambio la labranza mínima se
aconseja realizar en terrenos con suelos profundos, arcillosos y
bien drenados, para revertir posibles densificaciones superficiales
generadas por el uso anterior.
Cabe mencionar que para poder implementar cualquiera de las dos
prácticas es necesario que el rastrojo de cosecha del cultivo anterior
o biomasa remanente del cultivo de cobertura este acondicionado
sobre el terreno, cortado, aplastado o triturado según el caso, para
poder realizar las tareas de siembra o plantación.
Superficie de aplicación: En la Provincia de Misiones suman
alrededor de 26.000 ha sujetas al manejo del suelo con estas
técnicas. Debido a sus características, su implementación se da
mayoritariamente en los cultivos anuales, principalmente en el
82
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

cultivo de tabaco y algo en el de mandioca. En la actividad forestal


el uso de la labranza mínima (solo subsolado) se va generalizando
como técnica de implantación.

Normas técnicas: En primer término, para utilizar las prácticas de


labranza cero o labranza mínima es conveniente adecuar el estado
del terreno, manejando y acomodando todos aquellos obstáculos o
impedimentos físicos que dificulten la siembra o plantación.
También se recomienda corregir las limitaciones físicas, químicas
y biológicas del suelo previo al cultivo, lo que implica
complementarlas con otras prácticas que se desarrollan a
continuación.
Para el establecimiento de plantaciones perennes, se recomienda
efectuar la labranza mínima utilizando un arado subsolador hasta
una profundidad de al menos 50 cm, luego es conveniente esperar
que precipiten alrededor de 100 mm de lluvias para que acomoden
las partículas y terrones de suelo y así evitar la presencia de
cámaras de aire. Por este motivo es conveniente anticipar la
labranza de manera tal que, al llegar el momento de la siembra o
plantación, el suelo se encuentre en condiciones adecuadas.
En el caso de los cultivos anuales, es importante planificar la
rotación o sucesión de cultivos, de manera tal de generar el aporte
necesario de rastrojo y la cobertura adecuada del suelo. También
es importante prever el sistema de manejo del rastrojo o cobertura
vegetal, ya sea de forma mecánica y/o química.
Equipos necesarios: Para acondicionar el material vegetal
preexistente derivado de un cultivo anual o de cobertura se requiere
de moto-guadaña, macheteadora mecánica, rastra de discos liviana
o rolo con cuchillas. Los remanentes de cosecha forestal requieren
de la aplicación de rastra de discos pesada, rolo con cuchillas o
triturador de residuos.
En el caso particular de la labranza mínima, para el laboreo del
suelo se necesita de un arado cincel o subsolador cuando el cultivo
es en líneas o de un hoyador si es individual. Ambas prácticas
requieren además de sembradoras o plantadoras, mecanizadas o
manuales. La mayoría de las tareas exigen disponer de un tractor
83
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

agrícola de potencia adecuada para tirar o accionar los


implementos utilizados. El uso de tracción a sangre es común en
determinados cultivos y zonas de la provincia de Misiones en tareas
que no requieren elevada potencia.
Mantenimiento: Se recomienda simplemente tomar la precaución
de mantener la mayor cantidad de material vegetal posible sobre el
suelo proveniente de las cosechas, cultivos de cobertura y abonos
orgánicos. Periódicamente evaluar el contenido de nutrientes y
distribución en el perfil, además de posibles formaciones de capas
densas o compactas, para implementar prácticas específicas para
su corrección.

Imagen 5. Manejo de remanentes de cosecha anterior. Plantación


de pino. Colonia Delicia. Misiones

5.- Cubiertas y abonos verdes


Definición: Es una cobertura vegetal viva, generalmente de uso
temporario, que cubre el suelo (Imagen 6). Puede consistir en una
sola especie o combinación de especies, cultivadas o de
regeneración natural, de origen nativo o exóticas, manejadas en

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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

monocultivo o en asociación con un cultivo principal, y se pueden


utilizar tanto en el período estival como invernal.
Los términos “cultivo de cobertura” y “abono verde” se suelen
utilizar como sinónimos. Sin embargo, los cultivos de cobertura
están caracterizados por funciones más amplias y multipropósitos
que abarcan la supresión de malezas, la conservación del suelo y
del agua, el control de plagas y enfermedades, la alimentación
humana y animal. Algunos autores denominan cultivo de cobertura
cuando se deja cumplir todo el ciclo biológico y abono verde si se
lo incorpora al suelo en determinada etapa de su desarrollo.
Objetivo: Con esta práctica se busca mantener el suelo cubierto la
mayor parte del tiempo a los efectos de protegerlo contra la
radiación solar directa y el golpe de las gotas de lluvia. Se pretende
aportar materia orgánica fresca y sostener el nivel de materia
orgánica del suelo. Mantener una estructura y porosidad que
favorezcan la infiltración, la aireación y la humedad del suelo,
reduciendo la evaporación y calentamiento en exceso. Incrementar
la actividad biológica de especies que se alimentan del material
incorporado al suelo Reciclar los nutrientes. Fijar nitrógeno
atmosférico. Evitar el crecimiento de especies vegetales
acompañantes competidoras.
Condiciones para su aplicación: Cuando se opta por utilizar la
cobertura de regeneración natural es necesario contar con
diversidad y densidad de especies, con esto se asegura que el suelo
sea explorado por las raíces en diferentes estratos, reciclando los
nutrientes y generando mejores condiciones físicas. En suelos
donde la regeneración natural es baja se recomienda utilizar
cobertura implantada, las mismas se siembran o plantan en alta
densidad generalmente como monocultivo hasta lograr la
recuperación de la fertilidad del suelo.
Las características ambientales de la provincia de Misiones son
propicias para implementar esta práctica de manera rutinaria y
permanente. Las coberturas vegetales son aplicables en diferentes
situaciones. En áreas con suelos degradados por el uso, se las puede
dejar en descanso utilizando la práctica de cubrir el suelo con un
cultivo de cobertura o dejando la vegetación de regeneración
85
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

natural durante un período suficientemente prolongado, por lo


general superior a los dos años, para recomponer condiciones
físicas, químicas y biológicas. También se la utiliza como
complemento de la labranza cero o mínima.
Es común en Misiones utilizar esta práctica en los sistemas de
cultivos anuales, principalmente en tabaco, alternándolo con
períodos con abonos verdes. En cultivos perennes, esta práctica se
utiliza en el espacio entre las líneas de plantas.
Las especies más utilizadas como cultivos de cobertura durante el
período estival en la provincia de Misiones son Canavalia
ensiformis (poroto sable), Mucuna pruriens (mucuna ceniza),
Mucuna deeringianum (mucuna enana), Vigna unguiculata (L.)
Walp. (caupí colorado), Cajanus cajan (L.) Millsp (guandú),
Crotalaria juncea (crotalaria), entre otras. Mientras que para el
período invernal se utilizan la Avena strigosa (avena negra),
Lolium multiflorum (rye grass), Vicia villosa (vicia velluda),
Lupinus albus (lupino), Medicago polimorfa (trébol de carretilla),
Raphanus sativus (nabo forrajero), además de otras.
Superficie de aplicación: En alrededor de 80.000 ha de la
Provincia de Misiones se está implementando está práctica.
Correspondiendo su aplicación mayoritariamente al cultivo de la
yerba mate, además de utilizarse en otros cultivos como el tabaco,
citrus, mandioca y plantaciones forestales jóvenes.
Normas técnicas: El manejo de las cubiertas y abonos verdes
dependerá de la especie o especies a utilizar. Las opciones son
variadas en función del objetivo, época del año, tipo de cultivo
principal, etapa del cultivo, hábito y duración del ciclo biológico
de la cobertura, disponibilidad de semillas, entre otras. Deben
utilizarse especies de fácil adaptación a las condiciones ecológicas
de la zona, en lo posible de hábito rastrero con el fin de
proporcionar la mayor cobertura en el menor tiempo, y tolerar las
condiciones propias de la asociación a la que esté sometida con el
cultivo principal.
En los cultivos forestales esta práctica se implementa durante el
período de establecimiento bajo la modalidad de manejo de
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

cobertura de regeneración natural, evitando el exceso de


competencia de la vegetación acompañante para no comprometer
el crecimiento de la especie implantada. En las plantaciones de
yerba mate, té y citrus se recomienda utilizar abonos y cubiertas
verdes, tanto implantadas o de regeneración natural, de tal manera
de mantener permanentemente protegido el suelo en las entrelineas
de plantas, lo que demanda el manejo de las coberturas con cortes
o control químico.
En los cultivos anuales como mandioca y maíz, una vez que las
plantas alcanzan suficiente desarrollo para no ver comprometido su
crecimiento por la presencia de vegetación acompañante, se
permite el crecimiento de las especies de regeneración natural o se
implanta un cultivo de cobertura a los fines de proteger el suelo
hasta el momento de la nueva siembra a plantación.
Insumos y equipos necesarios: Cuando se trata de coberturas
cultivadas, el principal insumo requerido es la disponibilidad de
semilla en cantidad y calidad. La siembra, si es al voleo se hace de
manera manual, en cambio, si es dirigida, por lo general se realiza
con sembradora manual o “taca taca”, o con sembradora mecánica
y tractor agrícola.
Cuando se aplica el criterio de uso como abono verde, es necesario
contar con un rolo con cuchillas o rastra de discos liviana para
cortar y aplastar la cobertura. Otros implementos utilizados para
cortar el material vegetal verde son, la macheteadora mecánica y la
moto-guadaña. También se recurre al uso de herbicidas para el
control del abono verde.
Mantenimiento: Las coberturas tanto cultivadas como de
regeneración natural requieren del control de determinadas
especies acompañantes no deseadas, lo cual se realiza de manera
manual, mecánica o química. En el caso de las especies que se
manejan con resiembra es importante permitir que alcancen la
madurez fisiológica, y en el caso de las especies que requieren de
la siembra anual, se recomienda cosechar las semillas para disponer
de ellas para la próxima campaña. Cuando se opta por utilizar la
cobertura espontánea la altura de corte no debería ser menor a 20

87
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

cm de altura para posibilitar el desarrollo de una amplia diversidad


de especies.

Imagen 6. Plantación de yerba mate con cultivo de cobertura de


invierno. Caraguata-í. Misiones

6.- Rotación de cultivos


Definición: Consiste en la alternancia del cultivo de diferentes
especies vegetales en la misma parcela, de acuerdo a un plan
establecido acorde a las condiciones existentes y propósitos
buscados. Esta práctica mayormente está relacionada a los cultivos
anuales, pero se puede involucrar especies de características y
ciclos biológicos diferentes. En la rotación de cultivos las especies
que se plantan en un terreno se van alternando en ciclos que suelen
estar vinculados a las estaciones del año.
Objetivo: Mantener o mejorar la capacidad productiva del suelo a
través de un sistema de producción con variada participación de
cultivos, que se suceden en el tiempo en la misma parcela,
contribuyendo con el control de enfermedades, plagas y hierbas
dañinas, con el aprovechamiento y ciclado diferencial de los
recursos agua y nutrientes del suelo, con la conservación de la

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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

materia orgánica y reparación de las propiedades físicas, evitando


la degradación por acción de la erosión hídrica.
Condiciones de aplicación: La rotación de cultivos es una práctica
de manejo que busca maximizar la productividad por unidad de
superficie, optimizando el uso de los recursos. Se recomienda
utilizarla mayormente en la producción de cultivos anuales. Este
sector, en la provincia de Misiones, se caracteriza por el cultivo de
una gran variedad de especies, como maíz, tabaco, mandioca,
poroto, zapallo, soja, entre otras, participando cada una con
superficies de cultivo diferente, pero generalmente sin una
estrategia que contemple los principios de la rotación de cultivos.
Para establecer esta práctica es conveniente definir las
posibilidades de mercado de las cosechas, que los suelos sean los
adecuados, que las especies estén adaptadas a las condiciones
ambientales del lugar, que se disponga de la tecnología de
producción, como semillas, maquinaria para siembra y cosecha,
entre otros.
En Misiones, la implementación de esta práctica está más
relacionada con el cultivo del tabaco y del maíz, siendo las
rotaciones más comunes las de tabaco-maíz-avena o maíz-poroto-
avena (Imagen 7), con la posibilidad de reemplazar la avena con
otras especies, generalmente de comportamiento forrajero. En el
caso del cultivo de la mandioca, debido a lo prolongado de su ciclo
productivo, a veces bianual, no ofrece condiciones de tiempo
suficiente para incorporar otro cultivo en rotación, por lo que se
acostumbra, luego de la cosecha, dejar el terreno cubierto con
vegetación de regeneración natural o con un cultivo de cobertura
de invierno, más comúnmente con avena negra, rye grass, o ambas.
Superficie de aplicación: Por sus características, su
implementación se circunscribe a los cultivos anuales, aplicándose
en alrededor de 20.000 ha de la Provincia, principalmente en los
cultivos de tabaco y maíz, y algo en mandioca.
Normas técnicas: Para implementar la práctica de la rotación de
cultivos se debe trazar un plan, abordando aspectos relativos a las
características de las especies, como el período de cultivo,
89
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

variación en cuanto a tipo de raíz, profundidad de exploración,


demandas nutricionales y producción de biomasa (aportes de
materia orgánica). También respecto al comportamiento frente al
ataque de plagas y enfermedades, al sistema de preparación de
suelo, método de siembra o plantación, fertilización, cosecha, entre
otras, tratando de conseguir que se generen efectos favorables entre
las especies, buscando la influencia positiva entre los cultivos y el
mejoramiento de las condiciones para su desarrollo.
Es importante conocer las propiedades de las especies para
determinar cuál es el mejor ciclo a seguir en la rotación de cultivos.
Esto permite potenciar el uso del suelo y reducir su desgaste. Todo
esto forma parte del diseño, por lo que la fase de planificación
resulta absolutamente necesaria para obtener el mayor número de
beneficios. A la hora de implementar la rotación de cultivos se
recomienda incorporar varias de las prácticas ya mencionadas, para
potenciar y conjugar los efectos de cada una y obtener los mejores
resultados.
Equipos e insumos necesarios: El principal insumo que requiere
esta práctica es la disponibilidad en cantidad y calidad de material
de propagación, semillas, esquejes o plantines, de acuerdo a las
especies cultivadas.
Los demás equipos e insumos requeridos, son los mencionados en
las prácticas anteriores, plantación en contrapendiente, barreras
vivas, terrazas, labranza cero y mínima, cubiertas y abonos verdes,
debido a que se considera oportuno aplicar dichas estrategias de
manejo del suelo para alcanzar los objetivos de la rotación de
cultivos.
Mantenimiento: En este caso hace referencia al manejo particular
que requiere cada especie cultivada. Es importante intervenir, por
ejemplo, en el manejo o control de especies acompañantes
indeseables ya sea de forma mecánica o con el uso de herbicidas,
en la fertilización, adecuándola a las necesidades específicas de
cada especie, y también sobre el momento de la siembra o
plantación en función del ciclo biológico de cada especie y a las
condiciones climáticas de la región. Se recomienda además realizar

90
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

periódicamente análisis químico de los suelos para monitorear la


evolución de la materia orgánica y de los nutrientes.

Imagen 7: Rotación de cultivos en contrapendiente, tabaco-maíz-


avena. Cerro Azul. Misiones

7.- Fertilización y/o encalado


Definición: Cabe mencionar que estas prácticas en un contexto de
producción agroecológica u orgánica no son consideradas
adecuadas y aplicables, por lo que surge cierta controversia
respecto a su abordaje.
La fertilización consiste en la aplicación de productos químicos
con el propósito específico de aportar determinados elementos
nutritivos para mejorar las condiciones de fertilidad química de los
suelos. La formulación de los fertilizantes varía en función de los
nutrientes que se quiera aportar. El encalado es una enmienda
química consistente en la aplicación de material calcáreo al suelo,
calcita, dolomita o similar, con la finalidad de modificar
favorablemente las propiedades físicas y químicas de estos, pero
sin tener en cuenta su valor como fertilizante (Imagen 8).
Objetivo: La fertilización es una práctica orientada a reponer
parcialmente o corregir deficiencias o limitaciones de elementos
nutritivos, necesarios para el adecuado crecimiento y desarrollo de
91
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

los cultivos. El encalado en cambio, se utiliza principalmente para


neutralizar la acidez a través de la insolubilización del catión
aluminio (Al3+) presente en el sistema de intercambio de los suelos
ácidos. Permite además intentar elevar el valor de pH de los suelos
ácidos al intervalo en el que la mayoría de los nutrientes se
encuentran disponibles, como así también incrementar el valor de
capacidad de intercambio catiónico (CIC), el porcentaje de
saturación de bases y mejorar la estabilidad estructural del suelo.
Condiciones para su aplicación: En Misiones la fertilización no
es una práctica generalizada y cuando se la aplica en la mayoría de
los casos es con fertilizantes formulados a base de N-P-K. Pero,
por otro lado, es evidente que su uso va en aumento, en parte debido
a las condiciones de desgaste y deterioro de la fertilidad de los
suelos como consecuencia del prolongado uso con cultivos
agrícolas anuales o perennes, lo que viene despertando el interés y
la necesidad de implementarla, pero por el momento con la premisa
urgente de corregir, al menos de manera parcial las posibles
deficiencias nutricionales, buscando alcanzar mejores
rendimientos productivos.
En el caso particular de los cultivos forestales, estudios realizados
en la región por Martiarena et al. (2002) y Fernández et al. (2003),
han encontrado resultados que señalan únicamente un mayor
incremento en el crecimiento inicial al adicionar fósforo, al
fertilizar suelos rojos cultivados con Araucaria angustifolia, Pinus
taeda y Eucalyptus grandis.
La enmienda con material calcáreo en Misiones se encuentra en un
proceso de implementación similar a las condiciones descriptas
para los fertilizantes, aunque en menor extensión. Se está
empezando a aplicar en suelos con elevada condición de acidez, la
cual puede estar generada por procesos evolutivos naturales o
inducida por el uso y manejo, lo cual es común que se presente en
suelos rojos profundos bien drenados de la provincia,
pertenecientes a los órdenes Alfisoles, Ultisoles y Oxisoles.
Además, se sabe que los cultivos presentan diferentes grados de
tolerancia y adaptación a la acidez y requieren un rango de pH
adecuado para su normal desarrollo, lo que está generando la
92
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

necesidad de evaluar la conveniencia real de utilizar esta práctica.


La yerba mate, el té y la mandioca tienen un buen comportamiento
en un rango de pH entre 5,0 a 5,7, en cambio los demás cultivos
anuales de la región requieren en su mayoría un valor de pH entre
5,6 a 6,0. En el caso de las especies forestales, las coníferas como
Pinus sp. y Araucaria angustifolia, son más tolerantes a la
condición de suelos ácidos, en cambio las latifoliadas, como el caso
del Eucalyptus grandis, exigen un rango de pH más elevado.
Superficie de aplicación: Son prácticas que se van incrementando
en su superficie de aplicación, principalmente la fertilización,
estimándose en la actualidad que unas 90.000 ha de la Provincia de
Misiones están sujetas al manejo del suelo con estas técnicas,
principalmente en los cultivos industriales como la yerba mate, té
y tabaco. También se la implementa en mucha menor medida en
plantaciones forestales y de citrus.
Normas técnicas: La aplicación de estas prácticas requiere del
conocimiento de diversas áreas de la agronomía, como ser,
características y propiedades de las enmiendas y fertilizantes,
características y funcionamiento de los equipos de aplicación,
fertilidad de suelos y nutrición mineral de plantas, entre otras.
La aplicación de cualquier tipo de enmienda o fertilizante se define
a partir de un muestreo y análisis de suelo y del conocimiento de
los requerimientos nutricionales de las especies en sus distintos
estadios de crecimiento. Para aumentar la eficiencia de las
enmiendas y fertilizantes, se tiene en cuenta las características
físico-químicas de los productos - formulación, pureza, velocidad
de reacción, fuente de acidez, etc. - para lograr el mejor desempeño
de las aplicaciones y obtener los rendimientos esperados de los
cultivos.
La implementación de estas prácticas responde a un plan de trabajo
basado en la respuesta a las siguientes consignas, que, para que,
cuanto, como, donde y cuando aplicar las enmiendas y fertilizantes.
Las alternativas de cómo se utilizan los productos son variadas, al
suelo o foliar, previo, al momento o posterior a la siembra o
plantación, al voleo en cobertura total con o sin incorporación, en
forma dirigida en fajas superficiales con o sin incorporación o en
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

surcos o pozos sub-superficiales abajo o a un lado de las semillas


o plantas. La adopción del sistema de aplicación depende del
propósito establecido en el plan.
Investigaciones han demostrado que encalar en suelos tropicales de
los órdenes Alfisoles, Ultisoles y Oxisoles, como los de Misiones,
a valores mayores de pH 6, no solo es innecesario sino también
riesgoso, debido a que el sobreencalado puede deprimir el
rendimiento del cultivo al deteriorar la estructura del suelo e
inducir deficiencias de nutrientes como zinc, boro y manganeso.
Para determinar la cantidad de material calcáreo a aplicar en un
plan de encalado se recomienda consultar a Espinosa y Molina
(1999). Para el trazado de un plan de fertilización recurrir a
Echeverría y García (2005).
Insumos y equipos necesarios: El encalado requiere de material
calcáreo, como calcita, dolomita o similar. La fertilización de
productos químicos formulados y presentados de acuerdo a las
necesidades y objetivos planteados. La aplicación de los productos,
cuando se hace al suelo, ya sea en forma dirigida o al voleo,
comúnmente se realiza de manera manual, debido principalmente
a las reducidas superficies de los cultivos. Por ejemplo, en el caso
del encalado y la fertilización de plantaciones de yerba mate, lo
más común es aplicar los productos utilizando baldes o tachos
como depósito y un recipiente pequeño, tipo vaso o lata, para la
distribución. Para incorporar o aumentar el contacto de los
productos con el suelo, se suele cubrir con azada cuando la práctica
es dirigida, o uso de rastra de discos con poca o sin traba con un
tractor agrícola, cuando es al voleo.
También se dispone de sembradoras y plantadoras mecánicas o
manuales, que vienen equipadas con dispositivos para la aplicación
de productos químicos al momento de la siembra o plantación. En
cambio, para la fertilización foliar, más común en los cultivos de
tabaco y citrus, se cuenta con pulverizadoras tipo mochila o
mecanizadas.
Mantenimiento: El encalado es una práctica que requiere una
revisión al 4to o 5to año, se determina a través de un análisis de suelo
94
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

si es necesaria su aplicación, en función de los valores de pH,


porcentaje de aluminio intercambiable y porcentaje de saturación
de bases. La fertilización se recomienda realizarla al menos una vez
por año en función de las limitaciones detectadas y los
requerimientos de los cultivos, de acuerdo a su etapa de desarrollo
(anuales) o período de crecimiento (perennes).

Imagen 8. Fertilización dirigida en una plantación de Grevillea


robusta. Posadas. Misiones

8.- Enmienda orgánica


Definición: Como enmienda orgánica se entiende a todo material
orgánico muerto, necromasa, mantenido sobre el suelo o aportado
al sistema (Imagen 9). Los aportes pueden provenir de restos
orgánicos de la producción agropecuaria (guano, estiércol, purín),
restos orgánicos de la foresto-industria (aserrín, viruta, corteza,
cenizas), desechos orgánicos domiciliarios, o materia orgánica
humificada a partir del compostaje en lombricarios; siendo también
una enmienda el mantenimiento sobre el terreno de los rastrojos o
remanentes de la cosecha de los cultivos.
Objetivo: Desde lo productivo, mantener o mejorar el contenido
de materia orgánica e incidir positivamente sobre las propiedades
químicas, físicas y biológicas del suelo. Favorecer la estabilidad
estructural, la aireación, la infiltración, el almacenamiento del
95
MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

agua, la disponibilidad de nutrientes para las plantas, la capacidad


de intercambio catiónico y aportar una fuente de energía para los
microorganismos del suelo. Desde lo ambiental, reducir la
contaminación, utilizando los desechos orgánicos como
enmiendas.
Condiciones de aplicación: Las condiciones ecológicas de la
provincia son adecuadas para la producción de biomasa, de igual
forma favorecen el proceso de la mineralización, resultando el
balance de carbono, positivo, equilibrado o negativo, según sean
los aportes y las transformaciones (humificación-mineralización).
En condiciones naturales, en Misiones, el contenido de materia
orgánica en el suelo es de 6 a 10 %, lo que suele disminuir a valores
de 1,5 a 3 % cuando son habilitados para la agricultura,
principalmente por uso del fuego, por la excesiva remoción del
suelo con las labranzas, y por la erosión hídrica.
Queda claro que una vez reemplazado el bosque nativo y generado
el cambio del uso de la tierra, en forma inmediata y paulatina se
desarrolla el proceso de pérdida de materia orgánica del suelo al
modificarse de manera superlativa el aporte de la materia orgánica
fresca o necromasa. Es por ello que esta práctica está orientada a
intentar suplir en parte esa carencia, lo que implica por otro lado
descartar el uso del fuego como estrategia de habilitación o de
preparación del terreno. En el caso del manejo del rastrojo, esta
práctica se constituye en el complemento necesario para
implementar las técnicas de labranza cero y mínima.
La práctica de incorporar enmiendas orgánicas en la provincia de
Misiones es poco utilizada, en parte por la dificultad de conseguir
el material orgánico necesario y por el costo de transporte y
distribución. Un caso particular es el desarrollado por
establecimientos que cuentan con producción de ganado bovino en
sistema de engorde a corral o feed lot, los cuales están transfiriendo
el material orgánico a las plantaciones de yerba mate con resultados
favorables.
En cuanto al mantenimiento de los remanentes de cosecha es más
común, principalmente en la actividad forestal como sistema de
preparación de terreno, situación que se está modificando debido
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

al uso de este material para la generación de dendroenergía por


parte de varias empresas del sector, proceso que a su vez plantea el
desafío de determinar el uso a dar a las cenizas generadas a partir
de la combustión de la biomasa forestal en las calderas.
Insumos y equipos necesarios: Se requiere disponer de material
orgánico para aportar al suelo, lo que estará en función de las
condiciones y recursos con que se cuenta. Cuando se incorpora una
enmienda orgánica se necesita un acoplado y un tractor agrícola
para el traslado y distribución. En Misiones se han diseñado y
fabricado equipos para distribuir el material compostado a partir de
purín de feed lot bovino en las plantaciones de yerba mate. Si se
trata de rastrojo de cosecha o coberturas, generalmente es necesario
aplastar el material con algún implemento, rastra de discos liviana,
pasaje de una cubierta tirada con tractor o un rolo con cuchillas. En
el caso de remanentes de la cosecha forestal se debe aplastar y
quebrar con el uso de rastra de discos pesada o rolo con cuchillas.
Normas técnicas: Para implementar esta práctica es importante
considerar una serie de factores como el sistema productivo, las
características del lugar en donde se acumulan los desechos, su
manipuleo, la dosis, el momento, la frecuencia de aplicación y la
forma de incorporación. Por otro lado, se debe adecuar la cantidad
y tipo de enmienda orgánica a usar en función de los resultados de
los análisis de suelo. También es conveniente realizar una
evaluación de los costos de aplicación de esta práctica para evitar
poner en riesgo la rentabilidad de la actividad productiva.
Es importante tener presente que, como uno de los principales
objetivos de la práctica es aportar materia orgánica al suelo –
humus -, el material agregado debe contener una proporción
adecuada de fibras o leño, porque cuando se trata de compuestos
orgánicos de baja relación carbono/nitrógeno, sufren una elevada
tasa de mineralización rápida y muy escasa tasa de humificación.
Se recomienda que el material orgánico aplicado como enmienda
esté lo más avanzado en su proceso de descomposición-
humificación, siendo el proceso de compostaje uno de los más
eficaces y utilizados, para evitar la inmovilización de nitratos del
suelo por parte de los microorganismos descomponedores o la
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

liberación de sustancias fitotóxicas como el amoníaco. Por lo tanto,


hay que evitar incorporar material fresco y si así fuera, no
distribuirlo en las líneas de plantación, solo en las entrelíneas.
Situación que no se puede controlar en el caso del mantenimiento
del rastrojo de la cosecha del cultivo o plantación anterior. En el
caso de la competencia por el nitrógeno, se puede resolver en parte
agregando fertilizantes nitrogenados para compensar las demandas
temporales.
Mantenimiento: Es conveniente realizar un monitoreo del
contenido de materia orgánica del suelo cada dos o tres años a los
fines de determinar la necesidad de incorporar una enmienda
orgánica para alcanzar un valor mínimo de alrededor de 3,5 a 4 %
en los primeros 10 cm de espesor. Tener presente que el agregado
de dosis elevadas o acumuladas de enmiendas orgánicas, puede
incrementar la salinidad, aumentar la concentración de iones
tóxicos, introducir gérmenes patógenos al suelo, y contaminar las
aguas subterráneas con sustancias nocivas.
Superficie de aplicación: Se estima que existen unas 10.000 ha en
la Provincia de Misiones en las cuales se aplica esta técnica,
mayormente en el cultivo de té, y algo en tabaco y yerba mate.

Imagen 9. Compost a partir de purín de feedlot bovino en cultivo


de yerba mate. Andresito. Misiones

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9.- Manejo del escurrimiento en caminos


Definición: Consiste en la conducción no erosiva del agua de lluvia
a través de construcciones especiales que se realizan en los caminos
hasta lugares de recepción adecuadas.
Objetivo: Reducir la acumulación y la velocidad de escurrimiento
del agua de lluvia a lo largo del trazado del camino para evitar la
erosión y mantener la transitabilidad de los mismos.
Condiciones para su aplicación: La provincia de Misiones tiene
una densa red de drenaje integrada por una gran diversidad de
cursos de agua contenidos en una amplia variedad de tamaños de
cuencas y sub-cuencas hídricas. El trazado de los caminos
generalmente coincide con los interfluvios o divisorias de agua
debido a las menores pendientes y costo de construcción, no
obstante, gran parte de la red vial atraviesa relieves inclinados e
interceptan cursos de agua alterando los patrones naturales de
drenaje. En estos casos es común que se produzca concentración y
encauzamiento del agua y se desencadenen procesos erosivos,
especialmente en los caminos terrados, generándose una
profundización y presencia de barrancas cada vez más elevadas a
ambos lados.
También es común observar que el mantenimiento de los caminos,
realizada con bastante frecuencia por el rápido deterioro, se enfoca
en el desalojo del agua hacia los cauces de arroyos, ignorando la
importancia que tiene su captura y aprovechamiento como recurso
fundamental para el desarrollo productivo, por lo cual debe ser
conducida para su mejor administración y gestión en el territorio.
Insumos y equipos necesarios: Para la planificación y
dimensionamiento de las obras a ejecutar se requiere de un nivel
óptico y accesorios para realizar el relevamiento topográfico
previo. Luego, para la construcción de las obras es necesario contar
con las máquinas correspondientes. Es indispensable la
retroexcavadora para la realización de los terraplenes y pozos de
infiltración en caminos terrados ya erosionados que tengan
barrancos. La motoniveladora para trabajar en la calzada, cuneta,
barranco, o simples canales de desviación. Además de estacas o
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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

bolsas cargadas con tierra para instalar disipadores en las cunetas


de los caminos.
Normas técnicas: Como la mayor parte de la precipitación que cae
sobre los caminos generalmente no se infiltrar y comienza a
escurrir, para evitar que adquiera caudal y velocidad erosiva, se
recomienda construir barreras físicas en forma de terraplén de
manera perpendicular al camino para detener el flujo del agua y
conducir la escorrentía hacia canales de derivación y pozos de
decantación (Imagen 10).
El correcto manejo del escurrimiento del agua de lluvia en los
caminos requiere en primer lugar realizar una planificación de la
cantidad, tipo, tamaño y ubicación de las obras que son necesarias
construir. Para ello es indispensable realizar un relevamiento
topográfico y el dimensionamiento de los volúmenes de agua que
hay que conducir según los conceptos de hidrología superficial
(Cisneros et al., 2012), tomando en consideración los valores de
precipitación, interceptación, infiltración, retención, humedad del
suelo, escurrimiento superficial, rugosidad del terreno, superficie,
pendiente, entre otras.
Los conceptos de diseño de los terraplenes son similares a los de
construcción de terrazas de base ancha, se dimensionan y
distancian tomado en cuenta eventos de precipitación importantes
o extraordinarios, pero no deben ser un obstáculo al tránsito de los
vehículos.
En el caso que no exista un barranco entre las áreas adyacentes y
el camino, el agua de escorrentía se conduce hacia el interior de las
chacras, construyendo canales de derivación sencillos, con la
finalidad de reducir el caudal, la velocidad de escurrimiento y
lograr la incorporación e infiltración del agua en las zonas de
cultivo.
Además de las obras mencionadas, en las cunetas de los caminos
se puede instalar disipadores en forma de diques de diseño
cóncavo, hechos con estacas o bolsas con tierra, para frenar el flujo
del agua a velocidades no erosivas y retener buena parte de los
sedimentos. Para el caso particular de los caminos internos de los
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establecimientos, se recomienda mantenerlos cubiertos con pasto,


para facilitar la infiltración y evitar la erosión hídrica.
Mantenimiento: La etapa inicial requiere del mantenimiento
constante de los canales de derivación y los pozos de decantación,
debido a la acumulación de sedimentos que provienen tanto del
camino como de la remoción producida durante la construcción de
la obra. Toda la obra en su conjunto, barrancos, canales, calzada y
terraplenes se mantendrán con cobertura vegetal controlada con
moto-guadaña.
Superficie de aplicación: En este caso el nivel de implementación
se expresa en kilómetros de caminos manejados. De acuerdo a las
estimaciones disponibles, se calcula que existen en la Provincia de
Misiones alrededor de 4.000 km en los cuales se aplican prácticas
de conducción del agua, tanto en caminos vecinales como internos
de los predios.

Imagen 10. Canal de derivación y pozo de decantación en camino


terrado. Campo Viera. Misiones

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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS DE CONSERVACION DEL SUELO Y DEL AGUA EN ÁREAS DE SECANO – TOMO II

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