BAUTISMO

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BAUTISMO

Lourdes:
El bautismo es un sacramento de iniciación.
El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra. Recibe el nombre
de bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar, en griego
significa sumergir- introducir dentro del agua o inmercion. El agua simboliza el acto de sepultar
al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección como nueva criatura.
Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”
porque significa y realiza ese nacimiento del agua y el espíritu sin el cual nadie puede entrar en
el reino de Dios. Este baño se llama iluminación para dar a entender que son iluminados los que
aprenden estas cosas.
El bautismo es don porque es conferido a los que no aportan nada, gracia porque es dado
incluso a los culpables; bautismo porque el pecado es sepultado en el agua y unción porque es
sagrado irreal, vestidura porque cubre nuestra vergüenza, baño porque lava, sello porque nos
guarda.
Quizás nunca lo pensamos, pero nacemos dos veces. La primera por el amor de nuestros padres.
El amor de esposos da vida a nuestros hijos, una vida llena de esperanzas y de temores, una vida
que acabaría con la muerte si no renaciéramos a la vida plena y eterna por medio del bautismo:
“El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” Jn 3,5.
Dios creo al hombre “a imagen y semejanza suya” destinado a participar de la propia vida
divina. Dios nos brinda su amistad, felicidad y paz eterna, pero desde los primeros tiempos los
hombres rompieron esos lazos vitales de unión con Dios, esa unión se rompe con el pecado
original de Adán y Eva. Desde los primeros tiempos de la humanidad el hombre vive lejos de
Dios, nacemos en un mundo que es reacio a Dios, “NACEMOS CON EL PECADO
ORIGINAL”
Pero este Dios nos muestra su amor una y otra vez, tal así que envió a su único hijo a este
mundo para darnos la vida por medio de él. Es así como se manifestó el amor de Dios por
nosotros. Jesucristo vino a unir lo que el pecado ha roto, vino a construir el puente entre
nosotros y Dios.
La importancia que tiene el sacramento del bautismo: este nos hace miembro de la iglesia. Por
el bautismo dios nos llama a emprender juntos la marcha hacia Él. También es la puerta de
entrada en la familia de dios, la iglesia.Por el bautismo somos liberados del pecado y
regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la
iglesia y participes de su misión. El bautismo es una señal de aceptación mutua: la iglesia recibe
al que se bautiza y este acepta a la iglesia. La iglesia me ayuda alcanzar la meta de vida y yo me
comprometo vivir como miembro activo de ese pueblo de Dios.
El bautismo vincula a todos los que los reciben a la iglesia que es ante todo comunidad de
hermanos que:

 Creen en dios como padre,


 Aceptan a Jesucristo como modelo de su vida, salvador y señor del mundo´
 Se comprometen a ser luz del mundo y sal de la tierra.
El bautismo nos hace hermanos de Jesucristo, nos asemeja a él, nos identifica con él,
íntimamente unidos a él, particularmente en su misterio pascual, pasamos del pecado y de la
muerte a la Vida. El bautismo nos quita el pecado original y nos hace hijos adoptivos de DIOS.
No nos salva el mero rito del bautismo, porque un sacramento es un encuentro entre dios y yo.
Por lo tanto, este sacramento, este encuentro se hace realidad solamente si yo acepto esta
amistad y vivo este encuentro toda la vida. Lo que me salva es vivir como bautizado.
Ceci:
Los signos bautismales / mistagogia

La señal de la cruz:
Para los cristianos la cruz tiene un gran valor, es signo de triunfo y victoria porque en ella murió
Jesús para nuestra salvación.
Al inicio de la ceremonia del bautismo, el sacerdote traza una cruz sobre la frente de la criatura
e invita a los familiares a hacer lo mismo. Este gesto marca el inicio de la vida cristiana,
poniéndonos en manos de Dios.

La señal de la cruz es:


 Recuerdo de la Pasión de Cristo que nos salva.
 Oración cada vez que la hacemos.
 Invocación al poder de Dios.
 Señal de Su presencia en nuestro hogar.

Los cristianos no debemos quitarle a la cruz su sentido religioso y profundo, sino acompañarla
con el testimonio de nuestra vida cristiana.

El óleo de los catecúmenos:


Con el mismo se hace la unción en el pecho como símbolo de la protección de Cristo y de las
arduas luchas espirituales que el cristiano ha de librar para serle fiel.
En los tiempos antiguos era muy popular la lucha libre. Los atletas se ungían no solo para tener
más valor sino también para que el enemigo al querer atraparlo se resbalara fácilmente con el
aceite. Así el bautizado debe saber escurrirse a sus adversarios espirituales.

El agua:
La palabra bautismo significa “baño”, “zambullida”. En la antigüedad, el adulto que se
bautizaba entraba en una piscina donde se sumergía por completo. En la actualidad, en general,
es solo un chorrito de agua que se echa sobre la frente.

¿POR QUÉ EL AGUA? Porque es el gran símbolo de la vida y la muerte de los hombres.
El agua nos recuerda:
 Del agua nace toda la vida; la necesitamos para vivir.
 Pero el agua también mata y destruye. Ahoga, inunda, arrasa. Y el bautismo destruye la
maldad que hay en nosotros; lava y purifica.
 El agua une y separa. Separa dos orillas, pero también las une para que los barcos
puedan pasar. Y el bautismo es una travesía: hay que sumergirse en las aguas para salir
distinto, pasamos del reino del demonio al reino de Dios.

El Santo Crisma:
El sacerdote unge la frente del bautizado con el Santo Crisma (aceite mezclado con bálsamo).
El aceite penetra profundamente en los tejidos, en la madera, en el papel, y hasta en una
piedra… Por eso en la antigüedad se consagraba con aceite a los reyes, a los sacerdotes, y a los
profetas.
El Santo Crisma significa esa marca imborrable que llevamos en nuestro corazón, por lo que
hemos sido consagrados a Dios en forma definitiva, para ser sus hijos y formar parte de su
famila, que es la Iglesia.
El signo del Crisma expresa nuestra consagración e identificación con Cristo Sacerdote,
Profeta y Rey por excelencia.

La vestidura blanca:
La vestidura blanca nos recuerda que ahora, el bautizado comienza a ser distinto: ha sido
purificado por el agua, tiene en sí la Gracia, la misma Vida del Dios.

La blancura simboliza la pureza del alma, propiedad de los santos purificados de sus pecados,
blanqueados en la sangre de Cristo.

La vela encendida:
La vela encendida es símbolo de la Fe, que ilumina toda la vida del cristiano, para que conozca
a Jesús y a su doctrina, e ilumine con ella a los demás hombres.

Dice Jesús: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la
luz de la Vida.

Las prefiguraciones del Bautismo en la Antigua Alianza


En la liturgia de la Noche Pascual, cuando se bendice el agua bautismal, la Iglesia hace
solemnemente memoria de los grandes acontecimientos de la historia de la salvación que
prefiguraban ya el misterio del Bautismo:
La Iglesia ha visto en el arca de Noé una prefiguración de la salvación por el bautismo. En
efecto, por medio de ella fueron salvados a través del agua.
Finalmente, el Bautismo es prefigurado en el paso del Jordan por el que el pueblo de Dios
recibe el don de la tierra prometida a la descendencia de Abraham, imagen de la vida eterna. La
promesa de esta herencia bienaventurada se cumple en la nueva Alianza.
Todas las prefiguraciones de la Antigua Alianza culminan en Cristo Jesús. Comienza su vida
pública después de hacerse bautizar por san Juan el Bautista en el Jordán y después de su
Resurrección, confiere esta misión a sus apóstoles.
Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de san Juan, destinado a los pecadores,
para "cumplir toda justicia". En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del
Bautismo. En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un
"Bautismo" con que debía ser bautizado. La sangre y el agua que brotaron del costado
traspasado de Jesús crucificado son figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos do la
vida nueva: desde entonces, es posible "nacer del agua y del Espíritu" para entrar en el Reino de
Dios.
Cele:
QUIEN PUEDE RECIBIR EL BAUTISMO
"Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano, aún no bautizado, y sólo él".
LA CELEBRACION DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
La iniciación cristiana
Desde los tiempos apostólicos, para llegar a ser cristiano se sigue un camino y una iniciación
que consta de varias etapas. Este camino puede ser recorrido rápida o lentamente. Y comprende
siempre algunos elementos esenciales: el anuncio de la Palabra, la acogida del Evangelio que
lleva a la conversión, la profesión de fe, el Bautismo, la efusión del Espíritu Santo, el acceso a
la comunión eucarística.
Esta iniciación ha variado mucho a lo largo de los siglos y según las circunstancias. En los
orígenes de la Iglesia, cuando el anuncio del Evangelio está aún en sus primeros tiempos, el
Bautismo de adultos es la práctica más común. El catecumenado (preparación para el Bautismo)
ocupa entonces un lugar importante. Iniciación a la fe y a la vida cristiana. Se les exigía
primero que cambiaran su manera de vivir, y recién entonces se le aceptaba plenamente en la
familia celestial, por el Bautismo.
En los principios de la Iglesia, la norma era el Bautismo de adultos de quienes la fe sin duda era
autentica y comprometida, ya que confesarse cristiano significo ponerse en peligro de
persecución y martirio. Como dieron seguridad de que iban a educar cristianamente a sus hijos,
no hubo dificultad de bautizar a estos niños. La educación en la fe de los niños bautizados se vio
asegurada. Pero hoy, la situación cambio. Mientras que los bautizados forman la gran mayoría
de la población, solo el 5% va a misa.
Desde que el Bautismo de los niños vino a ser la forma habitual de celebración de este
sacramento, ésta se ha convertido en un acto único que integra de manera muy abreviada las
etapas previas a la iniciación cristiana. Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un
catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al
Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona.
Es el momento propio de la catequesis.
Hoy, pues, en todos los ritos latinos y orientales, la iniciación cristiana de adultos comienza con
su entrada en el catecumenado, para alcanzar su punto culminante con una sola celebración de
los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía. En los ritos orientales
la iniciación cristiana de los niños comienza con el Bautismo, seguido inmediatamente por la
Confirmación y la Eucaristía, mientras que en el rito romano se continúa durante unos años de
catequesis, para acabar más tarde con la Confirmación y la Eucaristía, cima de su iniciación
cristiana.
El Bautismo de niños
Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños
necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del poder de las
tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios, a la que todos los
hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta
particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la
gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su
nacimiento.
Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de
alimentar la vida que Dios les ha confiado.
Algunos consejos para los padres: Elijan para su hijo un nombre de un santo, que le recuerde su
condición de cristiano, y que tenga un ejemplo para imitar y un patrono que le acompañe en esta
tierra.
Piensen con seriedad quien puede ser el padrino/madrina. Es suficiente con uno. Pero si quieren
seguir la costumbre, pueden elegir dos.
No se dejen llevar por los compromisos sociales o familiares. Lo que más interesa es que los
padrinos le enseñen a su hijo a vivir como cristiano. Padrinos maduros como para cumplir con
su misión, y que hayan recibido los tres sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo,
Confirmación y Eucaristía. Si son casados que lo sean por Iglesia, y si son solteros que vivan
como tal. Los padrinos deber tener una edad mínima de 16 años.
El Bautismo es el sacramento de la fe. En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer
después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la noche pascual la renovación de
las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida
nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida
cristiana. Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres.
Ese es también el papel del padrino o de la madrina.

¿Está bien bautizar a los niños?

El niño no tiene aún conciencia y no es, consiguientemente, capaz de conversión ni de fe


personal. ¿Cómo puede recibir el sacramento que es signo de la conversión y de la fe?

El niño recibe este sacramento de la manera como vive en los demás: en dependencia de los
adultos, Cristo ha dado la salvación socialmente, a un pueblo. Los niños son seres pequeños,
cuya experiencia humana está eternamente sostenida por la de sus mayores. Le transmitimos e
introducimos a los niños en nuestra fe, los introducimos en la fe de la Iglesia.
El bautismo no debe separarse del conjunto. A su manera infantil, aunque auténtica, los niños
quedan, por el bautismo, llenos del Espíritu Santo y de su gracia, son incorporados a Cristo y
Consagrados para un servicio y muerte redentora y para la vida eterna. Pero después es
necesario desarrollar todo esto, mediante una educación cristiana. El bautismo no debe ni
mirarse, ni teórica ni prácticamente, aislado de esta educación.
La Iglesia exige la garantía de una educación cristiana, para que así estos puedan ser llamados
realmente cristianos, verdaderos miembros de la misma.

Tampoco se debe considerar el bautismo sin tener en cuenta la autonomía e independencia del
niño. A la larga tiene que haber una entrega PERSONAL.
Como signo de ella, en el paso a la edad adulta, se renuevan solemnemente las promesas del
bautismo. Esta renovación puede hacerse junto con los adultos en la vigilia pascual. Pero la
renovación auténtica vendrá seguramente después y se convertirá en diaria: la respuesta en
momento dado a un compañero o amigo, la resistencia secreta a una tentación, una vida de
bondad, de espíritu de servicio, de aceptación a la muerte.

QUIEN PUEDE BAUTIZAR


Son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero. En la Iglesia latina, también el
diácono. En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, si tiene la intención
requerida, puede bautizar. La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia
al bautizar, y emplear la fórmula bautismal trinitaria. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad
en la voluntad de Dios y en la necesidad del Bautismo para la salvación.
Mel:
LA NECESIDAD DEL BAUTISMO
El Señor mismo alarma que el Bautismo es necesario para la salvación. Por ello mandó a sus
discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones. El Bautismo es necesario
para la salvación en aquéllos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la
posibilidad de pedir este sacramento. Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que
quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por
su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo,
produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento.
A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el Bautismo,
unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han
podido recibir por el sacramento.
Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la
voluntad de Dios según El la conoce, puede ser salvado. Se puede suponer que semejantes
personas habrían pedido explícitamente el Bautismo si hubiesen conocido su necesidad.
En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia
divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios,
que quiere que todos los hombros se salven y la ternura de Jesús con los niños nos permiten
confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo.
LA GRACIA DEL BAUTISMO
Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos sensibles del rito
sacramental. La inmersión en el agua evoca los simbolismos de la muerte y de la purificación,
pero también los de la regeneración y de la renovación. Los dos efectos principales, por tanto,
son la purificación de los pecados y el nuevo nacimiento en el Espíritu Santo.
Para la remisión de los pecados todos los pecados son perdonados del pecado original y todos
los pecados personales. En efecto, en los que ha sido regenerados no permanece nada que les
impida entrar en el Reino de Dios, ni el pecado de Adán, ni el pecado personal, ni las
consecuencias del pecado, la más grave de las cuales es la separación de Dios.
No obstante, en el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado, como los
sufrimientos, la enfermedad, la muerte o la debilidad de carácter, etc., así como una inclinación
al pecado que la Tradición llama concupiscencia.

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