Arte
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Arte
El arte (del latín ars, artis, y este calco del griego τέχνη, téchnē)1 es entendido
generalmente como cualquier actividad o producto realizado con una
finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se
expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de
diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos.2
El arte es un componente de la cultura, reflejando en su concepción las
bases económicas y sociales, y la transmisión de ideas y valores, inherentes a
cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo. Se suele considerar
que con la aparición del Homo sapiens el arte tuvo en principio una
función ritual, mágica o religiosa (arte paleolítico), pero esa función cambió con la
evolución del ser humano, adquiriendo un componente estético y una función
social, pedagógica, mercantil o simplemente ornamental.
Concepto[editar]
Artículo principal: Teoría del arte
El concepto ha ido variando con el paso del tiempo: hasta el Renacimiento, solo
las artes liberales eran consideradas arte; la arquitectura, la escultura y
la pintura eran consideradas “manualidades”. El arte ha sido desde siempre uno
de los principales medios de expresión del ser humano, a través del cual
manifiesta sus ideas y sentimientos, la forma como se relaciona con el mundo. Su
función puede variar desde la más práctica hasta la más ornamental, puede tener
un contenido religioso o simplemente estético, puede ser duradero o efímero. En
el siglo XX se pierde incluso el sustrato material: decía Beuys que la vida es un
medio de expresión artística, destacando el aspecto vital, la acción.
El término arte procede del latín ars, y es el equivalente al término griego τέχνη
(téchne, de donde proviene ‘técnica’). Originalmente se aplicaba a toda la
producción realizada por el hombre y a las disciplinas del saber hacer. Así, artistas
eran tanto el cocinero, el jardinero o el constructor, como el pintor o el poeta. Con
el tiempo la derivación latina (ars -> arte) se utilizó para designar a las disciplinas
relacionadas con las artes de lo estético y lo emotivo; y la derivación griega
(téchne -> técnica), para aquellas disciplinas que tienen que ver con las
producciones intelectuales y de artículos de uso.3 En la actualidad es difícil
encontrar que ambos términos (arte y técnica) se confundan o utilicen como
sinónimos.
A finales del siglo XIX surgió el esteticismo, que fue una reacción
al utilitarismo imperante en la época y a la fealdad y el materialismo de la era
industrial. Frente a ello, surgió una tendencia que otorgaba al arte y a la belleza
una autonomía propia, sintetizada en la fórmula de Théophile Gautier “el arte por
el arte” (l'art pour l'art), llegando incluso a hablarse de “religión estética”.15 Esta
postura pretendía aislar al artista de la sociedad, para que buscase de forma
autónoma su propia inspiración y se dejase llevar únicamente por una búsqueda
individual de la belleza.16 Así, la belleza se aleja de cualquier componente moral,
convirtiéndose en el fin último del artista, que llega a vivir su propia vida como una
obra de arte –como se puede apreciar en la figura del dandi–.17 Uno de los
teóricos del movimiento fue Walter Pater, que influyó sobre el
denominado decadentismo inglés, estableciendo en sus obras que el artista debe
vivir la vida intensamente, siguiendo como ideal a la belleza. Para Pater, el arte es
“el círculo mágico de la existencia”, un mundo aislado y autónomo puesto al
servicio del placer, elaborando una auténtica metafísica de la belleza.18
La estética sociológica tuvo una gran vinculación con el realismo pictórico y con
movimientos políticos de izquierdas, especialmente el socialismo utópico: autores
como Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Pierre Joseph
Proudhon defendieron la función social del arte, que contribuye al desarrollo de la
sociedad, aunando belleza y utilidad en un conjunto armónico. Por otro lado, en
el Reino Unido, la obra de teóricos como John Ruskin y William Morris aportó una
visión funcionalista del arte: en Las piedras de Venecia (1851-1856) Ruskin
denunció la destrucción de la belleza y la vulgarización del arte llevada a cabo por
la sociedad industrial, así como la degradación de la clase obrera, defendiendo la
función social del arte. En El arte del pueblo (1879) pidió cambios radicales en la
economía y la sociedad, reclamando un arte “hecho por el pueblo y para el
pueblo”. Por su parte, Morris –fundador del movimiento Arts & Crafts– defendió un
arte funcional, práctico, que satisfaga necesidades materiales y no solo
espirituales. En Escritos estéticos (1882-1884) y Los fines del arte (1887) planteó
un concepto de arte utilitario pero alejado de sistemas de producción
excesivamente tecnificados, próximo a un concepto del socialismo cercano
al corporativismo medieval.21
Representación de El cascanueces, de Piotr Chaikovski.
Por otro lado, la función del arte fue cuestionada por el escritor ruso Lev Tolstoi:
en ¿Qué es el arte? (1898) se planteó la justificación social del arte,
argumentando que siendo el arte una forma de comunicación solo puede ser
válido si las emociones que transmite pueden ser compartidas por todos los
hombres. Para Tolstoi, la única justificación válida es la contribución del arte a
la fraternidad humana: una obra de arte solo puede tener valor social cuando
transmite valores de fraternidad, es decir, emociones que impulsen a la unificación
de los pueblos.22
Wilhelm Dilthey, desde la estética cultural, formuló una teoría acerca de la unidad
entre arte y vida. Prefigurando el arte de vanguardia, Dilthey ya vislumbraba a
finales del siglo XIX cómo el arte se alejaba de las reglas académicas, y cómo
cobraba cada vez mayor importancia la función del público, que tiene el poder de
ignorar o ensalzar la obra de un artista determinado. Encontró en todo ello una
“anarquía del gusto”, que achacó a un cambio social de interpretación de la
realidad, pero que percibió como transitorio, siendo necesario hallar «una relación
sana entre el pensamiento estético y el arte». Así, ofreció como salvación del arte
las “ciencias del espíritu”, especialmente la psicología: la creación artística debe
poder analizarse bajo el prisma de la interpretación psicológica de la fantasía.
En Vida y poesía (1905) presentó la poesía como expresión de la vida, como
‘vivencia’ (Erlebnis) que refleja la realidad externa de la vida. La creación artística
tiene pues como función intensificar nuestra visión del mundo exterior,
presentándolo como un conjunto coherente y pleno de sentido.25
Visión actual[editar]
Como conclusión, cabría decir que las viejas fórmulas que basaban el arte en la
creación de belleza o en la imitación de la naturaleza han quedado obsoletas, y
hoy día el arte es una cualidad dinámica, en constante transformación, inmersa
además en los medios de comunicación de masas, en los canales de consumo,
con un aspecto muchas veces efímero, de percepción instantánea, presente con
igual validez en la idea y en el objeto, en su génesis conceptual y en su realización
material.35 Morris Weitz, representante de la estética analítica, opinaba en El papel
de la teoría en la estética (1957) que «es imposible establecer cualquier tipo de
criterios del arte que sean necesarios y suficientes; por lo tanto, cualquier teoría
del arte es una imposibilidad lógica, y no simplemente algo que sea difícil de
obtener en la práctica». Según Weitz, una cualidad intrínseca de la creatividad
artística es que siempre produce nuevas formas y objetos, por lo que «las
condiciones del arte no pueden establecerse nunca de antemano». Así, «el
supuesto básico de que el arte pueda ser tema de cualquier definición realista o
verdadera es falso».36
El arte es una actividad humana consciente capaz de reproducir cosas, construir formas,
o expresar una experiencia, si el producto de esta reproducción, construcción, o expresión
puede deleitar, emocionar o producir un choque.
Władysław Tatarkiewicz, Historia de seis ideas (1976).37
Clasificación[editar]
Sin embargo, la clasificación que tuvo más fortuna –llegando hasta la era
moderna– fue la de Galeno en el siglo II, que dividió el arte en “artes liberales” y
“artes vulgares”, según si tenían un origen intelectual o manual. Entre las liberales
se encontraban: la gramática, la retórica y la dialéctica –que formaban el trivium–,
y la aritmética, la geometría, la astronomía y la música –que formaban
el quadrivium–; las vulgares incluían la arquitectura, la escultura y la pintura, pero
también otras actividades que hoy consideramos artesanía.40
Durante la Edad Media continuó la división del arte entre artes liberales y vulgares
–llamadas estas últimas entonces “mecánicas”–, si bien hubo nuevos intentos de
clasificación: Boecio dividió las artes en ars y artificium, clasificación similar a la de
artes liberales y vulgares, pero en una acepción que casi excluía las formas
manuales del campo del arte, dependiendo este tan solo de la mente. En el
siglo XII, Radulfo de Campo Lungo intentó hacer una clasificación de las artes
mecánicas, reduciéndolas a siete, igual número que las liberales. En función de su
utilidad cara a la sociedad, las dividió en: ars victuaria, para alimentar a la
gente; lanificaria, para vestirles; architectura, para procurarles una
casa; suffragatoria, para darles medios de transporte; medicinaria, que les
curaba; negotiatoria, para el comercio; militaria, para defenderse.41
Batteux incluyó en las bellas artes pintura, escultura, música, poesía y danza,
mientras que mantuvo el término artes mecánicas para el resto de actividades
artísticas, y señaló como actividades entre ambas categorías la arquitectura y la
retórica, si bien al poco tiempo se eliminó el grupo intermedio y la arquitectura y la
retórica se incorporaron plenamente a las bellas artes. Sin embargo, con el
tiempo, esta lista sufrió diversas variaciones, y si bien se aceptaba comúnmente la
presencia de arquitectura, pintura, escultura, música y poesía, los dos puestos
restantes oscilaron entre la danza, la retórica, el teatro y la jardinería, o, más
adelante, nuevas disciplinas como la fotografía y el cine. El término “bellas artes”
hizo fortuna, y quedó fijado como definición de todas las actividades basadas en la
elaboración de objetos con finalidad estética, producidos de forma intelectual y con
voluntad expresiva y trascendente. Así, desde entonces las artes fueron “bellas
artes”, separadas tanto de las ciencias como de los oficios manuales. Por eso
mismo, durante el siglo XIX se fue produciendo un nuevo cambio terminológico: ya
que las artes eran solo las bellas artes, y el resto de actividades no lo eran, poco a
poco se fue perdiendo el término ‘bellas’ para quedar solo el de ‘artes’, quedando
la acepción ‘arte’ tal como la entendemos hoy día. Incluso sucedió que entonces
se restringió el término “bellas artes” para designar las artes visuales, las que en el
Renacimiento se denominaban “artes del diseño” (arquitectura, pintura y
escultura), siendo las demás las “artes en general”. También hubo una tendencia
cada vez más creciente a separar las artes visuales de las literarias, que
recibieron el nombre de “bellas letras”.44 Se podría decir que las “bellas artes” son
aquellas que cumplen con ciertas características estéticas dignas de ser
admiradas: tienen como objetivo expresar la belleza aunque esta sea definida por
el artista o por la particular perspectiva del observador, cayendo en la ambigüedad
de lo que es bello. Gary Martin señaló que debido a que constituye una
experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del
observador». Las “bellas artes” han tenido históricamente tal adjetivo debido a que
representan la máxima expresión sentimental del ser humano desde épocas
remotas.
Cinco artes son comúnmente citadas en el siglo XIX, a las cuales en el siglo XX se
le añadirán cuatro más para llegar a un total de nueve artes, sin ser capaces los
expertos y críticos de ponerse de acuerdo sobre la clasificación un "décimo arte".
Al final del siglo XX, la siguiente lista establece las nuevas clasificaciones, al igual
que el número de musas antiguas:
1. Arquitectura
2. Escultura
3. Artes visuales, que incluyen la pintura, el dibujo y el grabado
4. Música
5. Literatura, que incluye la poesía
6. Artes escénicas, que incluyen el teatro, la danza, el mimo y el circo
7. Cinematografía
8. Fotografía
9. Historieta
Ciertos críticos e historiadores consideran otras artes en la lista, como
la gastronomía, la perfumería, la televisión, la moda, la publicidad, la animación y
los videojuegos. En la actualidad existe aún cierta discrepancia sobre cuál sería el
“décimo arte”.46
Las artes creativas a menudo son divididas en categorías más específicas, como
las artes decorativas, las artes plásticas, las artes escénicas o la literatura. Así, la
pintura es una forma de arte visual, y la poesía es una forma de literatura. Algunos
ejemplos son:
Artes visuales
Estilos artísticos
Fase preclásica:
Kurós del Asclepeion de
Paros.
Fase clásica:
Discóbolo, de Mirón.
Fase manierista:
Apolo Sauróctono,
de Praxíteles.
Fase barroca:
Laocoonte y sus hijos, de
Agesandro, Polidoro y
Atenodoro de Rodas.
Fase arcaizante:
Grupo de San
Ildefonso, escultura
romana inspirada en
modelos griegos.
Fase recurrente:
Napoleón divinizado,
de Antonio Canova,
escultura neoclasicista ins
pirada en modelos
clásicos grecorromanos.
Géneros artísticos[editar]
Artículo principal: Tema artístico
Un género artístico es una especialización temática en que se suelen dividir las
diversas artes. Antiguamente se denominaba “pintores de género” a los que se
ocupaban de un solo tema: retratos, paisajes, pinturas de flores, animales, etc. El
término tenía un cierto sentido peyorativo, ya que parecía que el artista que
trataba solo esos asuntos no valía para otros, y se contraponía al “pintor de
historia”, que en una sola composición trataba diversos elementos (paisaje,
arquitectura, figuras humanas). En el siglo XVIII, el término se aplicó al pintor que
representaba escenas de la vida cotidiana, opuesto igualmente al pintor de
historia, que trataba temas históricos, mitológicos, etc. En cambio, en el siglo XIX,
al perder la pintura de historia su posición privilegiada, se otorgó igual categoría a
la historia que al paisaje, retrato, etc. Entonces, la pintura de género pasó a ser la
que no trataba las principales cuatro clases reconocidas: historia, retrato, paisaje y
marina. Así, un pintor de género era el que no tenía ningún género definido. Por
último, al eliminar cualquier jerarquía en la representación artística, actualmente se
considera pintura de género cualquier obra que represente escenas de la vida
cotidiana, temas anecdóticos, al tiempo que aún se habla de géneros artísticos
para designar los diversos temas que han sido recurrentes en la Historia del
arte (paisaje, retrato, desnudo, bodegón), haciendo así una síntesis entre los
diversos conceptos anteriores.62
Paisaje:
Puerto con el embarque de la
Reina de Saba (1648),
de Claudio de Lorena.
Desnudo:
Venus del espejo (1647-1651),
de Diego Velázquez.
Bodegón:
Bodegón con cebollas (1895-
1900), de Paul Cézanne.
Técnicas artísticas[editar]
Grabado
Orfebrería
Es el arte de confeccionar objetos decorativos con metales nobles o piedras
preciosas, como el oro, plata, diamante, perla, ámbar, coral, etc.
Restauración[editar]
Artículo principal: Restauración (arte)
El Juicio Final de Miguel Ángel antes de la restauración.
Estética[editar]
Artículo principal: Estética
Según Arnold Hauser, las «obras de arte son provocaciones con las cuales
polemizamos», pero que no nos explicamos. Las interpretamos de acuerdo con
nuestras propias finalidades y aspiraciones, les trasladamos un sentido cuyo
origen está en nuestras formas de vida y hábitos mentales. Nosotros, «de todo
arte con el cual tenemos una relación auténtica hacemos un arte moderno». Hoy
día, el arte ha establecido unos conjuntos de relaciones que permiten englobar
dentro de una sola interacción la obra de arte, el artista o creador y el público
receptor o destinatario. Hegel, en su Estética, intentó definir la trascendencia de
esta relación diciendo que «la belleza artística es más elevada que la belleza de la
naturaleza, ya que cambia las formas ilusorias de este mundo imperfecto, donde la
verdad se esconde tras las falsas apariencias para alcanzar una verdad más
elevada creada por el espíritu».
El arte es también un juego con las apariencias sensibles, los colores, las formas,
los volúmenes, los sonidos, etc. Es un juego gratuito donde se crea de la nada o
de poco más que la nada una apariencia que no pretende otra cosa que
engañarnos. Es un juego placentero que satisface nuestras necesidades eternas
de simetría, de ritmo o de sorpresa. La sorpresa que para Baudelaire es el origen
de la poesía. Así, según Kant, el placer estético deriva menos de la intensidad y la
diversidad de sensaciones, que de la manera, en apariencia espontánea, por la
cual ellas manifiestan una profunda unidad, sensible en su reflejo, pero no
conceptualizable.
Para Ernst Gombrich, «en realidad el arte no existe: solo hay artistas». Más
adelante, en la introducción de su obra La historia del arte, dice que no tiene nada
de malo que nos deleitemos en el cuadro de un paisaje porque nos recuerda
nuestra casa, o en un retrato porque nos recuerda un amigo, ya que, como
humanos que somos, cuando miramos una obra de arte estamos sometidos a un
conjunto de recuerdos que para bien o para mal influyen sobre nuestros gustos.
Siguiendo a Gombrich, se puede ver cómo a los artistas también les sucede algo
parecido: en el Retrato de un niño (Nicholas Rubens), el pintor flamenco Rubens lo
representó hermoso, ya que seguramente se sentía orgulloso del aspecto del niño,
y nos quiso transmitir su pasión de padre a la vez que de artista; en el Retrato de
la madre, el pintor alemán Alberto Durero la dibujó con la misma devoción y amor
que Rubens sentía por su hijo, pero aquí vemos un estudio fiel de la cara de una
mujer vieja, no hay belleza natural, pero Durero, con su enorme sinceridad, creó
una gran obra de arte.
Crítica de arte[editar]
Artículo principal: Crítica de arte
En la génesis de la crítica de arte hay que valorar, por un lado, el acceso del
público a las exposiciones artísticas, que unido a la proliferación de los medios de
comunicación de masas desde el siglo XVIII produjo una vía de comunicación
directa entre el crítico y el público al que se dirige. Por otro lado, el auge de
la burguesía como clase social que invirtió en el arte como objeto de ostentación, y
el crecimiento del mercado artístico que llevó consigo, propiciaron el ambiente
social necesario para la consolidación de la crítica artística. La crítica de arte ha
estado generalmente vinculada al periodismo, ejerciendo una labor de portavoces
del gusto artístico que, por una parte, les ha conferido un gran poder, al ser
capaces de hundir o encumbrar la obra de un artista, pero por otra les ha hecho
objeto de feroces ataques y controversias. Otra faceta a remarcar es el carácter de
actualidad de la crítica de arte, ya que se centra en el contexto histórico y
geográfico en el que el crítico desarrolla su labor, inmersa en un fenómeno cada
vez más dinámico como es el de las corrientes de moda. Así, la falta de
historicidad para emitir un juicio sobre bases consolidadas, lleva a la crítica de arte
a estar frecuentemente sustentada en la intuición del crítico, con el factor de riesgo
que ello conlleva. Sin embargo, como disciplina sujeta a su tiempo y a la evolución
cultural de la sociedad, la crítica de arte siempre revela un componente de
pensamiento social en el que se ve inmersa, existiendo así diversas corrientes de
crítica de arte: romántica, positivista, fenomenológica, semiológica, etc.82
Para ser justa, es decir, para tener su razón de ser, la crítica debe ser parcial,
apasionada, política; esto es: debe adoptar un punto de vista exclusivo, pero un punto de
vista exclusivo que abra al máximo los horizontes.
Charles Baudelaire, Salón de 1846.83
Entre los críticos de arte ha habido desde famosos escritores hasta los propios
historiadores del arte, que muchas veces han pasado del análisis metodológico a
la crítica personal y subjetiva. Como nombres, se podría citar a Charles
Baudelaire, John Ruskin, Oscar Wilde, Émile Zola, Joris-Karl
Huysmans, Guillaume Apollinaire, Wilhelm Worringer, Clement Greenberg, Michel
Tapié, etc.; en el mundo hispanohablante, destacan Eugeni d'Ors, Aureliano de
Beruete, Jorge Romero Brest, Juan Antonio Gaya Nuño, Alexandre Cirici, Juan
Eduardo Cirlot, Enrique Lafuente Ferrari, Rafael Santos Torroella, Francisco Calvo
Serraller, José Corredor Matheos, Irma Arestizábal, Ticio Escobar, Raúl Zamudio,
etc.84
Durante el siglo XIX, la nueva disciplina buscó una formulación más práctica y
rigurosa, sobre todo desde la aparición del positivismo. Sin embargo, esta tarea se
abordó desde diversas metodologías que supusieron una gran multiplicidad de
tendencias historiográficas: el romanticismo impuso una visión historicista y
evocadora del pasado, rescatando y poniendo nuevamente de moda estilos
artísticos que habían sido minusvalorados por el neoclasicismo winckelmanniano;
así lo vemos en la obra de Ruskin, Viollet-le-Duc, Goethe, Schlegel, Wackenroder,
etc. En cambio, la obra de autores como Karl Friedrich von Rumohr, Jacob
Burckhardt o Hippolyte Taine, supuso un primer intento serio de formular una
Historia del arte basada en criterios científicos, basándose en el análisis crítico de
las fuentes historiográficas. Por otro lado, Giovanni Morelli introdujo el concepto
del connoisseur, el experto en arte, que lo analiza en base tanto a sus
conocimientos como a su intuición.88
Venus de Willendorf