Ped 03
Ped 03
Ped 03
CURSO
DE
PEDAGOGIA
TEÓRICA Y PRACTICA
P OK
GABRIEL COMPAYRÉ
D E L M I S M O A U T O R
DISCIPULO DE LA ESCICELA NORMAL SUPERIOR, DOCTOR ES LETRAS,
ACREOADO DE FILOSOFÌA,
RECTOR DE LA ACADEMIA DE LYON
Y OFICIAL DF. LA LEC1ÓN DE HONOH
Historia de la Pedagogia. S e g u n d a edición castellana.
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1 t. 1?. Tela
T r a d u c c i ó n e s p a ñ o l a de l a d é c i m o t e r c i a e d i c i ó n p o r
F. SARMIENTO
L I B R E R Í A DE LA YD1 DE CH. B O U R E T
MÉXICO .
PARÍS
14, CISCO DE MAYO, 14
23, R O E VISCONTI, 23
No l e ñ e m o s l a p r e t e n s i ó n d e o f r e c e r a l p u b l i c o u n t r a t a d o
c o m p l e t o de e d u í a c i ó n : n u e s t r o objeto es m a s sen e l l o y
m á s modesto. liemos querido tan sólo n r m a r u n m a n u a l
d e p e d a g o g í a e l e m e n t a l c o l e c c i o n a n d o l a s l e c c i o n e s eM -
c a d a s e n las escuelas n o r m a l e s superiores de b o n t e n a ^ u ^
R o s e s y d e S a i n t - C l o u d . De t o d o e s t e v a s t o a s u n t o d e los
Q u e d a n a s e g u r a d o s los d e r e c h o s d e p r o p i e d a d p r i n c i p i o s y d e l a p r á c t i c a d e la e d u c a c i ó n n o h e m o s c o n -
c o n f o r m e á la l e y . servado más que lis „..cionesindispensables,s.n ascua e
n o p u e d e p a s a r s e el m a e s t r o q u e e d u c a e i n s t r u y e a l o s
\
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encontrar un justo medio. Nuestra pedagogía hemos
querido que sea al mismo tiempo viviente y sencilla. No
nos hemos contentado con citar un cierto número de
reglas abstractas y de fórmulas escolásticas; sino que nos
hemos elevado hasta los principios, procurando hacerlo
con la mayor discreción posible. Hemos dejado á un lado
lodo lo superfluo del fárrago de lucubraciones modernas y
aprovechado' lo esencial, ateniéndonos á las nociones más
claras y más prácticas.
Nuestra obra se divide en dos partes bien diferenciadas;
la que estudia al niño en si mismo, en el desarrollo
natural y en el cultivo escolar de sus facultades, y la que
abandonando el sujeto de la educación, examina el objeto,
es decir la enseñanza y la disciplina, los métodos de la
una y los principios y reglas de la otra.
En la primera parte hemos recurrido á todos los obser- PRIMERA PARTE
vadores de la infancia y hemos comprobado y completado
sus observaciones, con las hechas personalmente por
nosotr os.
En la segunda parte hemos consultado sobre todo á los
hombres de la profesión, á los que han experimentado
prácticamente los métodos de instrucción y las leyes de la
PEDA GOGIA T E O R I C A
disciplina. Hemos aprovechado también todos los consejos
prácticos que están como perdidos en los voluminosos é
interesantes informes de los inspectores generales acerca
de la situación de la enseñanza primaria.
Seguramente, la mejor de las pedagogías, como la mejor
de las lógicas, es la que nos formamos nosotros mismos
por el estudio, la experiencia y la reflexión personal.
Desde luego, no se trata de hacer aprender de memoria y
recitar, como lo exigen aún algunos autores de manuales
pedagógicos, un catecismo de pedagogía. Pero á fin de
ayudar á la reflexión y de guiar la experiencia de los recién
entrados en la enseñanza, no es inútil el libro, que se hace
i
preciso aun cuando no sea más que para excitar el juicio
personal. Respondiendo á ese criterio ha sido escrito este
modesto ensayo, más para sugerir reflexiones que para
imponer doctrinas. Sólo deseamos que tenga la misma
acogida que nuestra Historia de la Pedagogía, con la que
está en intima relación.
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CURSO
DE P E D A G O G Í A
TEÓRICA Y PRÁCTICA
LECCIÓN PRIMERA
LA EDUCACIÓN EX GENERAL.
O r í g e n e s d e l a p a l a b r a e d u c a c i ó n . — La p a -
labra « educación » es relativamente nueva en la
lengua francesa. Montaigne la empica solamente u n a
vez"en esta frase citada con frecuencia : « Rechazo
toda violencia en l a educación de un alma tierna á la
q u e se adiestra para el honor y la libertad 1 ». Ordi-
nariamente emplea la expresión « instrucción (Je los
(1) Obras escogidas de Diesterweg, j>. 272. (1) üieslerweg, obra citada, p. ¿4.
mente la pedagogía abraza todas las partes del alma m e j o r e s métodos p a r a examinar los conocimientos y
y tiene que recurrir á la psicología entera. para descubrir la verdad.
La pedagogía, ó ciencia de la educación, tiene pues
¿ E x i s t e u n a p s i c o l o g í a d e l n i ñ a ? — No es
su método, que consiste en observar todos los hechos
sólo la psicología g e n e r a l , la psicología del hombre
de la vida física y de la vida moral del hombre, ó, más
formado, la que debe inspirar á la pedagogía. Dígase
bien, en aprovechar las leyes generales que la reflexión
lo que se quiera, hay una psicología del niño, porque
inductiva ha establecido sobre esos hechos. Definamos
el alma tiene su infancia. Los idealistas como Male-
ahora con más precisión su objeto y los principios
branche han pretendido que el espíritu humano no
que deben guiarla.
tiene edad y que es desde el nacimiento todo lo que
puede ser y capaz de c o m p r e n d e r las abstracciones D i v e r s a s definiciones de l a e d u c a c i ó n . — Hay
m á s elevadas. P a r a un observador imparcial es evi- muy pocos p e d a g o g o s que. como Locke, hayan escrito
dente que el espíritu se desarrolla y se forma según un hermoso libro sobre la educación, sin definirla, sin
ciertas leyes de crecimiento que constituyen precisa- reunir en una fórmula única los elementos de su sis-
mente la psicología del niño. La psicología, en una tema (1). Generalmente cada pedagogo tiene su defi-
palabra, no es una geometría invariable que establece nición personal, diversidad debida á que la mayor
inmutables teoremas, sino una historia que, en lo que parte han incurrido en el error de hacer entrar en sus
se refiere á los primeros años de la vida, cuenta la definiciones la indicación de los métodos particulares
evolución gradual de las diversas facultades. v de los diferentes medios de que se vale la educación.
Se ha dicho con razón : Es preciso conocer la psico- No dejará de ser interesante recordar aquí las prin-
logía del hombre si se quiere formar un hombre; pero cipales definiciones dignas de atención por los nom-
nosotros añadiremos : H a y que e s t u d i a r l a psicología bres de sus autores ó por la relativa exactitud de su
del niño si se quiere educar un niño. contenido.
Relación de l a p e d a g o g í a con o t r a s ciencias. U n a de las más antiguas y una también de las me-
— Puesto que la pedagogía abraza al ser humano jores, es la de Platón :
entero, no basta, naturalmente, que se inspire en la « La e d u c a c i ó n t i e n e p o r fin d a r al c u e r p o y al a l m a toda la
psicología. P a r a tratar con competencia de la educa- belleza y toda la p e r f e c c i ó n d e q u e s o n s u s c e p t i b l e s . »
ción física y hasta de ciertas p a r t e s de la educación
intelectual y moral, la biología en general y m i s par- La perfección de la naturaleza humana, tal es, en
ticularmente la anatomía y la fisiología del hombre efecto, el ideal de la educación.
están llamadas á p r e s t a r g r a n d e s servicios. En el mismo sentido, Kant, m a d a m e Necker de
También sería fácil probar que la pedagogía 110 Saussure y Stuart Mili, han dado las definiciones
puede prescindir del concurso de la moral ni del de la siguientes :
lógica. L a educación, e n efecto, tiende á conducir al « La e d u c a c i ó n es el d e s a r r o l l o e n el h o m b r e de t o d a la p e r -
hombre á su fin, y la moral es la que determina el f e c c i ó n q u e lleva c o n s i g o su n a t u r a l e z a . »
verdadero fin de las acciones humanas, la naturaleza „ E d u c a r un niño es p o n e r l e en e s t a d o de c u m p l i r lo mejor
p o s i b l e el d e s t i n o de su v i d a . »
íntima de todo lo que llamamos bueno y deseable. P o r
otra parte la educación es la cultura de la inteligen-
(1) Véase el principio de « Pensées sur léducation. »
cia y del razonamiento, y la lógica da á conocer los
}
" La e d u c a c i ó n c o m p r e n d e t o d o lo q u e t u c e m o s p o r n o s o t r o s Kant pedía con razón que la educación se p r o p u -
m i s m o s y l o d o lo q u e los d e m á s h a c e n p o r n o s o t r o s p a r a a c e r -
siese educar á los niños, no con relación á su« éxitos
c a r n o s á la p e r f e c c i ó n de n u e s t r a n a t u r a l e z a . »
e n el estado presente de la sociedad humana, sino de
Hasta aquí se hace referencia al fin general de la un estado mejor, posible en el porvenir, y según un
educación. Pero la palabra perfección es algo vaga y concepto ideal de la humanidad. Conviene, segu-
exige algunas explicaciones. La definición de M. Her- ra,nenie, adherirse á esas altas y nobles preten-
bert Spencer responde en parte á esa necesidad : siones, sin olvidar, sin embargo, el fin práctico de
los esfuerzos de la educación. En este sentido escribía
« L a e d u c a c i ó n es ta p r e p a r a c i ó n p a r a la v i d a c o m p l e t a . »
J u a n Mili :
Mas la vida completa, ¿en qué consiste? Las defini- « L a e d u c a c i ó n t i e n e p o r fin h a c e r d e l i n d i v i d u o u n i n s t r u -
ciones do los pedag-og-os a lemanes nos dan la respuesta: m e n t o de d i c h a p a r a si m i s m o y p a r a l o s d e m á s . »
encentraremos los elementos para ello dispersos en las inteligencia, la educación de los sentimientos y la
diferentes fórmulas que hemos citado. Bastará reunir- educación de la voluntad.
las y decir: Horacio \ I a n n , el pedagogo americano, diferencia
las tres parles esenciales de la educación en esta elo-
« La e d u c a c i ó n es el c o n j u n t o de a c t o s reflexivos p o r m e d i o de cuente página :
los cuales se a y u d a á la n a t u r a l e z a en el d e s a r r o l l o de las facul-
t a d e s físicas, (l) i n t e l e c t u a l e s y m o r a l e s del h o m b r e , p a r a p r o - « E n t i e n d o p o r educación m u c h o m á s q u e la f a c u l t a d de leer,
c u r a r su perfección, su d i c h a y ta realización de su d e s l i n o e s c r i b i r y c o n t a r . C o m p r e n d o b a j o ese n o b l e titulo" los e j e r c i -
social. » cios físicos q u e t i e n e n p o r o b j e t o a d i e s t r a r al c u e r p o , a u m e n t a r
s u v i g o r y su energía, g a r a n l i r l e c o n t r a las e n f e r m e d a d e s ,
p o n e r l e e n e s t a d o de e j e r c e r u n a a c c i ó n en c i e r t o m o d o c r e a -
D i v i s i ó n d e l a e d u c a c i ó n . — La educación com- d o r a s o b r e las s u s t a n c i a s v í r g e n e s de la naturaleza, de t r a n s - *
prende diversas p a r t e s que corresponden á la divi- l o r m a r un d e s i e r t o en c i m p o s cultivados, los b o s q u e s e n n a v i o s
y las c a n t e r a s en c i u d a d e s . E n t i e n d o i g u a l m e n t e p o r e d u c a c i ó n
sión misma de las facultades de la naturaleza humana.
el cultivo de la i n t e l i g e n c i a , g r a c i a s á la cual n o s es posible
Cualquiera opinión que se profese sobre la natura- d e s c u b r i r las leyes a u g u s t a s y p e r m a n e n t e s q u e r i g e n el u n i -
leza del alma, ya considerándola como una sustancia v e r s o c r e a d o , y a en el o r d e n m a t e r i a l , y a e n el m o r a l . La e d u -
cación, en fin, c o n s i s l e en el d e s a r r o l l o de l o s s e n t i m i e n t o s
distinta é independiente, ya unida al cuerpo como el
m o r a l e s y religiosos, los cuales, con l a a y u d a d e la n a t u r a l e z a y
efecto á la causa, siempre subsiste el dualismo de la de la P r o v i d e n c i a , n o s llevan á s o m e t e r n u e s t r o s a p e t i t o s , n u e s -
parte física y de la parte moral. De aquí se deduce la t r a s i n c l i n a c i o n e s y n u e s t r o s deseos á la v o l u u t a d s u p r e m a ( I ) . »
primera distinción que h a y que hacer entre la educa-
ción del cuerpo y la del espíritu. O t r a d i v i s i ó n d e l a e d u c a c i ó n . — La división que
El espíritu, á s u vez, se divide en un cierto número precede está fundada en el estudio del sujeto, es decir,
de facultades, y por eso existe la costumbre hace de las facultades del h o m b r e ; pero si se considera el
mucho tiempo de diferenciar la educación inte- objeto, el fin de la educación, se imponen otras divi-
lectual y la educación moral, una que cultiva las siones.
diversas facultades intelectuales y comunica cono- En efecto, una cosa es la educación general, esen-
cimientos y otra que desarrolla el corazón y la volun- cial, que conviene á todos, y otra la profesional ó
tad y forma los sentimientos, las costumbres, la con- técnica, que prepara solamente para una profesión
ciencia y la energ-ía moral. determinada. En la escuela normal, por ejemplo, no
Verdaderamente, sería preferible, una vez empren- se trata sólo de educar hombres, sino de formar pro-
dido ese camino, seguir hasta el Tin la división psicoló- fesores. A la educación general se añade entonces
gica de las facultades y distinguir la educación de la una especial, que es la educación pedagógica.
(I) En una definición de la educación no debe en modo alguno omitirse el « E s t o s dos g é n e r o s de e d u c a c i ó n , dice D u p a n l o u p . la g e n e r a l
desarrollo do las funciones físicas. Muchos pedagogos, sin embargo, las pasan y esencial y la e s p e c i a l y p r o f e s i o n a l , t i e n e n la m i s m a i m p o r -
en Silencio, lo que se comprende en los teólogos que. como Dupanloup, definen t a n c i a p a r a el h o m b r e . No s o n p o r o t r a p a r t e o p u e s t a s , s i n o
la educ.ición : o El arte de preparar la vida eterna levantando el nivel de la q u e , p o r el c o n t r a r i o , se f o r t i f i c a n , se p e r f e c c i o n a n y se c o m -
vida presente. » Se explica menos que M. Bain diga: I.a educación física, p l e t a n m u t u a m e n t e . D e s c u i d a r la u n a en beneficio de la o t r a
cualquiera que sea su importancia, puede dejarse á un lado. » (Ciencia de la s e r í a d e b i l i t a r l a s y con f r e c u e n c i a a r r u i n a r las d o s á la vez (1).»
educa lón). Asimismo otro pedagogo inglés. M. James Sully, define en un
sentido muy estrecho la educación cu indo dice o que es la ciencia práctica que
tiende á cullivar el espíritu en el triple concepto de los c«nocimicut..s, de los (1) Horacio Mann. Delaimpirlanciade la educación en una República, p. 1C.
sentimientos y de la voluntad. » [Quilines of psyc/tology, I.ondon, 1884, p. 6). (2) Dupanloup, Vela Educación, I . I, p. 312.
E d u c a c i ó n l i b e r a l . — El nombre que verdade- los espíritus. Por el contrario, un pobre obrero da a
ramente convendría á la educación general y esencial, sus hijos una educación liberal si procura abr.r su
es el de educación liberal, aunque hasta hoy esta de- inteligencia v fortificar su energía moral, aunque sus
nominación se haya reservado con preferencia para medios no Le permitan darle más que los ele-
los estudios preparatorios de las profesiones liberales. mentos de las ciencias.
Si lodos los hombres son libres ihoralmente para E l p r i n c i p i o d e l a n a t u r a l e z a . - De.de Rous-
delerminar sus acciones, y politicamente por su par- seau sobre todo, los pedagogos repiten a porha que
ticipación en el gobierno de la sociedad de que forman el gran p r i n c i p i é de la educación es su contornndad
parte, es evidente que todos tienen derecho, cual- con las leves de la naturaleza. No hemos de conl a-
quiera que sea su condición, á una educación liberal decirles nosotros. Cuanto más nos aproximemos a las
que esclarezca y liberte su espíritu y su voluntad. Las n e c e s i d a d e s naturales del niño y mas tengamos en
humanidades clásicas y las lenguas muertas pasaban cuenta sus aptitudes, más adaptaremos os objetos >
en otro tiempo por ser el único instrumento de la edu- C n " t o d o s de la instrucción a l desarrollo p r o g r e s a
cación liberal, pero hoy los estudios históricos y cien- de su facultades y m á s convertiremos la e< ucacion en
tíficos, aun reducidos á sus elementos más sencillos, una obra útil y verdaderamente eficaz, sobre todo»
son considerados como verdaderamente libertadores tenemos en cuenta, no sólo a na U n a l e a general
y constituyen lo que se podría llamar las h u m a n i - (1 ,1 hombre, sino la particular d e cada nmo.
d a d e s primarias. Hasta los ejercicios físicos, que dan
agilidad al cuerpo y le preparan á ser más tarde el
dócil instrumento de la educación profesional, forman
parte en cierto sentido de la educación liberal. • a M E i e B S S E
aptitudes. En vano se p i » i e , porque no
c u a l e s no es p r o p i o ; j a m * y e b a r , cle el u nr e<.c. i a„ m a nJ y l l e v a n
« U n h o m b r e h a r e c i b i d o u n a e d u c a c i ó n l i b e r a l , dice M. I l u x l e y ,
Cada i n d i v i d u o a su v e z . llega u n M o z a r t de u n
c u a n d o h a s i d o e d u c a d o de tal m a n e r a q u e su c u e r p o s e a p a r a
01 u n s e r v i d o r s i e m p r e p r o n t o á c u m p l i r su v o l u n t a d y ¡i e j e -
c u t a r f á c i l m e n t e el t r a b a j o d e q u e e s c a p a z ; c u a n d o la inteli-
gencia de ese h o m b r e s e a un i n s t r u m e n t o de lógica lúcida y No se t r a t a , pues, hoy. como en otro tiempo, de
f r í a , c u y a s p a r t e s e s t é u e n b u e n o r d e n y t e n g a n f u e r z a igual,
s e m e j a n t e , e n u n a p a l a b r a , á u n a m á q u i n a de v a p o r a p l i c a b l e á luehai^ contra a naturaleza, de tratarla como una
t o d a e s p e c i e d e t r a b a j o (l). » enemiga ni de combatirla como á una mlluencia en-
o Fsnreciso por el contrario, tener confianza
No es, pues, necesario, para recibir una educación t a s i n embargo, todo el trabajo
liberal aspirar á una alta instrucción intelectual. como se hace con un amigo al que se escucha v su
Basta que la elemental haya sido dirigida de modo sigue, pero al cual es á veces necesario n e g a r c i e r t a .
tal que (trepare el libre desarrollo de la razón. Se
C
p u e d e decir, e n cierto modo, que la anligua educación ^ S e n t i e B d e p o r n ^ u r a l e Z a ? - S , e i 1 ; m -
de los jesuítas no era una educación liberal, porque
no tendía suficientemente a libertar las voluntades y
4 o Q d e hf naturaleza es excelente, no hay que
(1) Huilny, Sermón» laiqwp. 49.
wmmm
esfm i' ?leno? ' ^ r e s p o n s a b i l i d a d d e l nía e n c a d e n a d a a. s u e l o j j g t o «n tar-to
, n iersona noesm
,-it ;)eh!h' l ' ásquelacontinua-
Fn ^ b u e n a s c o s t u m b r e s a d q u i r i d a s en la c h u r l a
is-Bmmms
En a n l o a las n, „encías e x t e r n a s , no son m á s ,p,e
' ^ •1,6 " ! , , u e d e n s i n l i l a c c i ó " esencial de
es nreér '| 0 '' ^ ^ ° enem^0S ' o s cuales
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t ' r ° " b r a r por medio de u n a b u e n a culi,,ra esco-
« í ^ e S r á S C Í e f t a la afirmación d e Leibnitz
en°sus mnnn d e l a educación tienen
< n sus m a n o s el p o n e n , r del m u n d o . »
educa
. - c i ó n en u n a r e p ú b l i c a . - Baio un y s a n t a s e m o c i o n e s s o n a h o g a d a s las n e
S S ? re,Hhl"an0' en una democracia^ ¿ i o n e s del corazón se t r u c c a n e n od o h a a ! ,. y ^
(,Uie, e
S V ' , n u e V a i m P ^ t a n c i a . p o r q u e en lña
, h a C Í a e
n '¿UaJToS* n d í c í e l . sociedad p u e d e e x p e r i -
te -aso h a y q u e pedir á las v i r t u d e s , al s a b e r á la í Q S t r u c c i o n . El d a ñ o u , J e l a s t e n t a t i v a s de la
I t e r ad d e cada ciudadano el o r d e n x la , a ñe e
¡ S ^ J S í W ' i - - - -1—
tari as I)."
rssu-*"*—
4rt que nuestro carácter d e p e n d e sobre todo de
1 e n 0 m b r e d e Iil
« ^ S T " d e i d a d hu- . T t m i r n i e n t o s v d e nuestros pensamientos.
m o d h °'S C O n V ' t í n e r e c I
^ r e l libre dea- S I S ^ la educación mora, proviene
^ n n a r l e d e la intelectual, p e r o no p a r eso d e j a d e se,
r e e d u c a c i ó n m o r a l el fin último de nuestros esluerzos
P i r a ídcaiizarle. no basta e v i d e n t e m e n t e poseer
con a y u d a de l , c i n , c ¡ a e ^ o d ^ n F * r
f° r , V r i i istruccióii es preciso tener también las virtudes del
c a r s e p o r s i m p a t í a con t o d o s o s d ¿ \ o Í T l o V T " T d e la voluntad. S e h a dicho q u e la educa-
P - a c o n o c e r a su a u t o r y su
P o r otra parte, no se trata solamente de una cues- Las facultades morales no se desarrollan cómoda-
tión de interés positivo y práctico ; la conservación de m e n t e más que en un cuerpo vigoroso, y u n a vez for-
la salud forma parte de nuestros deberes. Toda infrac- madas, no se ejercen libremente si no disponen de
ción consciente de las leyes d e la higiene es un acto miembros sólidos y ágiles. La buena consh u c i o n d d
culpable y, como dice ingeniosamente H. Herbert cuerpo « h a c é las operaciones del espuria f a e d e ^
Spencer, todo perjuicio causado voluntariamente á la s e c u r a s » : v al mismo tiempo que contribuye a foi-
salud es un pecado físico. n arle, es tna condición precisa p a r a que pueda mani-
a t a r e al exterior y no esté condenado a replegarse
La educación física p a r a bien del espíritu.
en si mismo y á perderse en impotentes contempla-
Está completamente averiguado que los intereses del
espíritu y los del cuerpo son solidarios. Lo físico y lo
™Bien sé que se encuentran á veces inteligencias de
primer orden v voluntades fuertes y valerosas en
(I) De l'iducalion, ele. p. 233. « So empieza A observar que la primera ven-
dija que el hombre puede obtener en la vida es que ea ¿I la bestia sea sólida. cuerpos débiles y enfermizos. P u e d e haber un h o m b r e
Bl cerebro mejor organizado «o le servirá de nada si uo posee una fuerza vital cuya vida física no sea más que un perpetuo sufrí-
suficiente para ponerle en actividad. »
miento y que se distinga por la energía de su espíritu Rousseau, el aprendizaje de un oficio manual. Pero
y la elevación de su corazón. El ejemplo de Pascal, e n todas las condiciones sociales, sin embargo, es
enfermo y hombre d e genio, acude á la m e n t e d e bueno saber servirse de las manos y de los miem-
todo el m u n d o . P u e d e , en efecto, ocurrir que en ciertos bros :
casos, por una reacción misteriosa, los sufrimientos ,, Uno de los m a y o r e s elogios q u e se p u e d e h a c e r de u n
del organismo afinen y exciten las facultades morales; h o m b r e , decía S a i n t - M a r c G i r a r d i n , es d e c i r q u e sabe s a l i r de
el dolor es entonces el principal a g e n t e del progreso apuros, no va por un discurso hábil ó por u n a conversación
e s p i r i t u a l , s i n o t a m b i é n p o r la d e s t r e z a de s u s m a n o s si es
inesperado del espíritu. Pero estas excepciones no
p r e c i s o , no s o l a m e n t e s a l i r de a p u r o s e n las g r a n d e s c o s a s ,
prueban nada contra la ley general. Pascal, en buena s i n o t a m b i é n en las p e q u e ü a s ; q u e n o t i e n e n e c e s i d a d j a m a s
salud, hubiera vivido más tiempo y probablemente de s e r v i r s e de los b r a z o s a j e n o s n i está e m b a r a z a d o c o n su
nada hubiera p e r d i d o con eso su genio. Según su p e r s o n a ni con s u s e f e c t o s ; q u e t i e n e el e s p í r i t u e x p e d i t i v o y
lleno de a c t i v i d a d ; q u e n o es ni t o r p e ni b l a n d o y q u e s a b e , e n
misma expresión, no conviene desdeñar la bestia; por- fin. vivir de o t r o m o d o q u e c o n u n a c a m p a n i l l a en la m a n o y
que se venga tarde ó temprano. De él se vengó m a - u n criado al o t r o e x t r e m o de la c a m p a n i l l a (1). »
tándole.
En la escuela elemental, sobre todo, es donde la
« La p e r f e c c i ó n física s i r v e p a r a a s e g u r a r la p e r f e c c i ó n
educación física debe seguir una dirección práctica,
m o r a l . No h a y n a d a m á s t i r á n i c o q u e un o r g a n i s m o débil. Nada
paraliza m á s el libre m o v i m i e n t o d e la razón, el í m p e t u de la según el destino especial de los que la frecuenlan, pre-
i m a g i n a c i ó n y el e j e r c i c i o d e la r e f l e x i ó n ; n a d a seca t a n p r o n t o parando al muchacho p a r a los futuros trabajos del
las f u e n t e s del p e n s a m i e n t o c o m o u n c u e r p o e n f e r m o c u y a s obrero y del soldado y á las niñas para los cuidados de
f u n c i o n e s l a n g u i d e c e n y p a r a el cual t o d o e s f u e r z o es un s u f r i -
m i e n t o . No t e n g á i s , p u e s , n i n g ú n e s c r ú p u l o y si q u e r é i s h a c e r
la casa v p a r a las labores de su sexo.
u n a l m a q u e s e e x p a n s i o n e a n c h a m e n t e , un h o m b r e de v o l u n t a d El p r o g r a m a oficial de la enseñanza primaria en
g e n e r o s a é i n t r é p i d a , u n o b r e r o de g r a n d e s t a r e a s y de d u r o s Francia se expresa así sobre este punto :
t r a b a j o s , h a c e d a n t e t o d o u n o r g a n i s m o vigoroso", de sólida
r e s i s t e n c i a y m ú s c u l o s d e a c e r o (I). » „ La e d u c a c i ó n f í s i c a n o t i e n e s o l a m e n t e p o r fin f o r t i f i c a r e!
c u e r p o v a f i r m a r el t e m p e r a m e n t o del n . n o colocándole e n las
c o n d i c i o n e s h i g i é n i c a s m á s f a v o r a b l e s . . . D e b e t a m b i é n da le
La educación f í s i c a como preparación de l a d e s d e m u y t e m p r a n o c o n d i c i o n e s de d e s t r e z a y agilidad, h a b i -
e d u c a c i ó n p r o f e s i o n a l . — La educación física, lidad e n la m a n o , e s a p r o n t i t u d y e s a s e g u r i d a d de m o v i m i e n -
como la educación intelectual y moral, no consiste t o s p í e c osas p a r a t o d o s y m á s p a r t i c u l a r m e n t e n e c e s a r i a s á
solamente e n una c u l t u r a desinteresada de las f u e r - !osalumnos d é l a s escuelas primarias, destinados en s u mayoría
zas n a t u r a l e s ; tiende además á un fin práctico, pues á p r o f e s i o n e s m a n u a l e s {%). »
debe ser u n a p r e p a r a c i ó n para la vida y, en razón
d e su carácter p r o p i o , u n a preparación para la principios de la educación física. — En la edu-
educación profesional ó al menos para la habilidad cación del cuerpo parece que tiene más razón de ser
corporal. el prejuicio de que se debe d e j a r obrar a l a naturaleza
V confiarla exclusivamente el cuidado de desarrollar
No es posible q u e e n t r e en la educación de todos
los h o m b r e s lo «pie e r a la aspiración de Locke y de los órganos y a r r e g l a r las funciones, grave error que
,
teoría y la práctica de la p e d a g o g í a han puesto los
ejercicios físicos en el l u g a r que les corresponde, y
hay ya ciertos espíritus q u e se alarman por los incier-
tos progresos de la g i m n á s t i c a . Se teme, á lo que
parece, que las g e n e r a c i o n e s nuevas « se acostumbren
á la obediencia pasiva p o r el aumento de los ejerci-
cios corporales. » Se llega h a s t a decir que la educación LECCIÓN III
así comprendida aproxima el hombre á la bestia; pero
es seguramente alarmarse sin motivo lanzar un ana- U EDUCACIÓN INTELECTUAL. - PRINCIPIOS
tema contra la cosa más inocente y más legitima del GENERALES.
mundo, como es el desarrollo de "la fuerza física. Si
fuera necesario escoger e n t r e la inteligencia v la gim- ¿ H a y u n a e d u c a c i ó n i n t e l e c t u a l ? — R e l a c i o n e s de la e d u c a c i ó n
nástica, gritaríamos de b u e n a g a n a : « ¡ Viva'la inteli- i n t e l e c t u a l c o n la e d u c a c i ó n f í s i c a y m o r a l . — Definición de
la e d u c a c i ó n i n t e l e c t u a l . — La i n s t r u c c i ó n y la e d u c a c i ó n del
gencia! ¡Abajo la g i m n á s t i c a ! » P e r o no hav seme- e s p í r i t u . — M é t o d o s d e c u l t u r a y m é t o d o s de i n s t r u c c i ó n . —
j a n t e cosa ; la inteligencia no puede menos de salir O r d e n del d e s a r r o l l o de las f a c u l t a d e s . — L a i n t e l i g e n c i a e n
beneficiada por un ejercicio moderado del cuerpo. En el n i ñ o . — Educación p r o g r e s i v a . — A r m o n í a y e q u i l i b r i o de
cuanto á pretender que este gusto nuevo por los ejer- las f a c u l t a d e s . — C o n c u r s o m u t u o de las f a c u l t a d e s . — Ca-
r a c t e r e s g e n e r a l e s de la e v o l u c i ó n i n t e l e c t u a l . — El e s p í r i t u
cicios del cuerpo dará por resultado la costumbre ríe es un hogar que hay que caldear, n o un recipiente que hay
ja obediencia pasiva, sería preciso olvidar, para creerlo, q u e l l e n a r . — R e s p e t o á la l i b e r t a d y á l a iniciativa d e l n i ñ o .
la verdad vulgar de que un h o m b r e es tanto más libre — C o n v i e n e s a b e r p e r d e r el t i e m p o . — T r a b a j o a t r a c t i v o .
y mas independiente cuanto m á s fuerza tiene á su dis- — Necesidad del e s f u e r z o . — D e s a r r o l l o i n t e r i o r del e s p í r i t u .
— Medios q u e h a y q u e e m p l e a r . — D e s i g u a l d a d e s i n t e l e c t u a -
posición. No hemos visto n u n c a que en las órdenes
les. _ A p t i t u d e s e s p e c i a l e s . — L a m i s m a e d u c a c i ó n i n t e l e c -
religiosas donde más se h a recomendado la obedien- tual d e b e t e n e r u n fin p r á c t i c o .
cia y practicado la máxima perinde ac cadaver, se hava
pensado en fortificar el c u e r p o . El ascetismo v no la
gimnástica era lo que en ellas reinaba. ¿ H a y una educación intelectual? — El uso
g e n e r a l consiste aún en reservar la palabra educación
para designar la formación de las costumbres y del
carácter. El objeto de la educación propiamente dicha,
como distinta de la instrucción, es precisamente la
cultura de la voluntad y del corazón por oposición á la
de la inteligencia (1). Hay, sin embargo ¿ u n a educación
intelectual distinta de la instrucción, aunque la com-
prende y depende en gran parte de ella.
« El espíritu, decía Locke, es la parte principal de
la naturaleza h u m a n a y la educación debe referirse
sobre todo al interior del hombre. » No se puede du-
.
dar, en efecto que la inteligencia y las facultades in- instruirla de los conocimientos que constituyen un
ternas s o n , m a s q u e las físicas, materia de educación, saber elemental ó la alta ciencia.
á causa de la dignidad del pensamiento « por medio No confundamos, pues, la eduoación propiamente
del cual debemos elevarnos », y porque la naturaleza dicha ó sea el estudio de todo lo que conviene apren-
y el instinto hacen el mismo papel en el desarrollo del der y saber, y la cultura general de la inteligencia, el
espíritu y es en ellos más necesaria la intervención del esfuerzo educador gracias al cual el niño sale de la
educador. escuela no sólo instruido sino capaz de instruirse más,
Relaciones de la educación intelectual con <. instruible », dotado de facultades fuertes, de una
l a educación física y moral. — La educacióa in- memoria ágil y segura, de un juicio recto y de un
telectual no es, por otra parte, una obra aislada y razonamiento exacto.
separada de todo ; es, al contrario, un f r a g m e n t o de
la educación general del hombre y tiene relaciones « La educación, dice D u p a n l o u p , consiste e s e n c i a l m e n t e e n
m u y estrechas con la educación física y con la educa- el desarrollo d é l a s f a c u l t a d e s h u m a n a s .
ción moral. « Si los cuidados del m a e s t r o y los e s f u e r z o s del discípulo n o
logran e x t e n d e r , educar y a f i r m a r las f a c u l t a d e s ; si se limitan,
Guando la ciencia haya acabado de poner en claro p o r e j e m p l o , á p r o v e e r al e s p í r i t u de ciertos conocimientos y ,
la cuestión, todavía oscura, de las relaciones de lo si puedo decirlo así, á almacenarlos, sin a ñ a d i r algo á s u ex-
t e n s i ó n , á su f u e r z a y á su actividad n a t u r a l , la educación n o
físico y de lo moral, del cerebro y del pensamiento, la
e s t a r á realizada y n o h a b r á m á s que instrucción. E n este caso
influencia de la educación del cuerpo sobre la del es- n o r e c o n o c e r é esa g r a n d e y h e r m o s a o b r a c r e a d o r a que se
píritu brillará ante todos los ojos. Pero, ahora mismo, l l a m a educación, educare. El n i ñ o p o d r á e n todo caso e s t a r
basta h a b e r observado á los niños para estar con- i n s t r u i d o , p e r o n o educado. Hasta f a l t a r í a la educación m i s m a
del e s p í r i t u .
vencido de que su evolución intelectual corresponde
á su estado de salud, á la índole de su temperamento, No h a b r í a allí sino, t o d o lo m á s , u n a instrucción vulgar y en
cierto m o d o pasiva, t a l c o m o puede recibirla u n s e r débil é
á su fuerza ó á su debilidad física. i n c o m p l e t o (I).
Además, pese á las afirmaciones célebres de
M . Herbert Spencer sobre la impotencia de la instruc- En otros términos ; la educación no tiende sólo á
ción y sobre su esterilidad moral, es evidente que la ofrecer conocimientos á un espíritu ya formado, sino
educación del espíritu prepara la del corazón y del que tiene como principal deber el formar ese espíritu.
carácter, y que h a y algo de verdad en la antigua La instrucción y l a educación del espíritu. —
máxima de Sócrates : « Ciencia y virtud son la misma La educación intelectual es, pues, distinta de la ins-
cosa. » trucción, de la que es el fin, al que se llega por medio
Definición de l a educación intelectual. — Todo de aquélla. Pero además de lo que la instrucción vale
lo que contribuye á ejercitar el espíritu, á desarro- por sí misma, es el medio esencial, el instrumento
llarlo, á fortificarlo, á formarlo, y también á esclare- más poderoso de la educación intelectual.
cerlo y á adornarlo, forma parte de la educación inte- La instrucción, en efecto, proporciona al espíritu
lectual. P e r o h a y q u e h a c e r una distinción importante : los alimentos que necesita para nutrirse y crecer.
una cosa es edificar una casa y otra amueblarla. Así, Los pedagogos americanos comparan en este punto
cuando se trata de la inteligencia es una cosa culti-
varla en sí misma, desarrollando sus facultades, y otra (i) Dupanloup, de l'Éducation, libro I, capitulo II.
la inteligencia y el cuerpo é insisten en establecer que
los conocimientos son los alimentos del espíritu. van demasiado lejos, le estorban y le d a ñ a n ; si son
irregulares é incoherentes, le turban y le deforman.
« El a p e t i t o físico, dice M. B a l d w i n , exige a l i m e n t o y en
p r e s e n c i a de a l i m e n t o s a p r o p i a d o s , el a p a r a t o d i g e s t i v o e n t e r o Métodos de cultura y métodos de instrucción.
se p o n e e n a c c i ó n . Estos a l i m e n t o s s e t r a n s f o r m a n e n m ú s - — La instrucción y la educación intelectual son pues,
culos ; los m ú s c u l o s o b r a n , y el r e s u l t a d o es u n a u m e n t o de inseparables. Todos los defectos y todas las cualidades
la fuerza f í s i c a . Del m i s m o m o d o el a l m a a s p i r a á c o n o c e r , y
en p r e s e n c i a de c o n o c i m i e n t o s a p r o p i a d o s cada f a c u l t a d del de la instrucción repercutirán en el desarrollo de las
a l m a e n t r a e n m o v i m i e n t o ; el n i ñ o c o n o c e , s i e n t e , elige, o b r a , m i s m a s facultades y contribuirán, para mal ó p a r a
y el r e s u l t a d o es u n a u m e n t o de la f u e r z a i n t e l e c t u a l (1). » bien, á la cultura del espíritu.
No hay otra m a n e r a de cultivar y de formar las
Nadie duda que el espíritu se empobrecería y se facultades intelectuales que un ejercicio prudente y
debilitaría si no, se le alimentase. Lo mismo sucede juicioso; y no hay más ejercicio intelectual que la ins-
en la edad m a d u r a á la inteligencia si no renueva por trucción bajo sus diversas formas.
el estudio su provisión de ideas, como el cuerpo se ¿Se sigue de aquí que el pedagogo deba abordar
aniquila por la influencia de las privaciones y de un inmediatamente el examen de los diversos ramos de
ayuno prolongado. Con tanto m a y o r razón, pues, en la enseñanza para estudiar sus métodos, y que no
la edad del primer desarrollo la inteligencia no puede tiene otro camino que seguir para arreglar la educa-
fortificarse si no se la a l i m e n t a ; y la instrucción es el ción intelectual y establecer sus leyes?
alimento del espíritu. Ciertamente no. Existen dos puntos de partida en
Hay que añadir que si los alimentos están bien es- p e d a g o g í a : el sujeto pensador que se trata de educar,
cogidos ; si los conocimientos son presentados con ó los objetos que se deben enseñar. En el primer caso
orden y con discernimiento ; si los estudios son r e g u - se parte de la naturaleza del hombre, se consideran
lares y bien conducidos, no sólo se fortificará con ellos las leyes de la formación de las facultades y se pro-
el espíritu, sino que se f o r m a r á . El fruto natural de ponen métodos generales de cultura conformes con
una instrucción sabiamente o r d e n a d a no es solamente esas leyes. En el segundo se parte de cada una de
el saber, sino las buenas c o s t u m b r e s del espíritu, la las diversas r a m a s de la enseñanza, se determina su
precisión en el uso de las facultades, la educación naturaleza y sus caracteres y se establecen méto-
intelectual en una palabra. dos de instrucción en conformidad con esos carac-
En desquite, si la instrucción está mal dirigida po- teres.
d r á transmitir conocimientos, p e r o sin provecho para Hay, en otros términos, métodos de cultura, d e d u -
la cultura general del espíritu. Los estudios incom- cidos VÍe las leyes de la psicología, y métodos de ins-
pletos dejan en la inteligencia peligrosas l a g u n a s : no trucción que, sin d e j a r de estar de acuerdo con la psi-
desarrollan más que una ó dos facultades, á expensas cología, se inspiran sobre todo en la naturaleza de los
de las demás. Los estudios demasiado apresurados conocimientos que se han de enseñar.
fatigan el espíritu y pueden a n u l a r l e para siempre; si Los métodos de cultura son los que hay que estudiar
los primeros, examinando una tras otra las diversas
(1) Baldwin, The Artofschool management, p. 313. Véanse las mismas ideas
desenvueltas en los Principies and Practice of leaehing, de James Joliannot, facultades. Pero antes de entrar en este examen de-
p. 15.
tallado, es necesario examinar algunas cuestiones
generales que se refieren al asunto entero y recordar
ciertos principios que se aplican indistintamente á diversos en la educación intelectual. A las facultades
todas las partes de la educación intelectual. Conviene, sensibles que se manifiestan en los primeros años, su-
por o t r a parte, no abusar de estas consideraciones ceden mucho más tarde las facultades de abstracción
que, precisamente por ser m u y generales, ofrecen poco y de razonamiento.
interés práctico. Un pedagogo americano e n u m e r a Otros escritores que se aproximan más á la verdad,
nada menos que catorce principios generales de la se inclinan hacia la exageración contraria, y al princi-
educación intelectual (1). No le seguiremos en este pio de la sucesión sustituyen el de la simultaneidad.
camino, pues seria preciso decidirse á copiar aquí to-
dos los resultados de las observaciones psicológicas. « Quisiéramos, dice M. Joly, r e u n i r todas las f a c u l t a d e s a n t e
la v i s t a del e d u c a d o r para que las c o n s i d e r a s e á la luz de u n
Damos como conocidos esos resultados y nos limita- principio útil y práctico. Este p r i n c i p i o le f o r m u l a m o s a s í : La
mos á algunas observaciones sobre el orden del des- inteligencia es u n c o n j u n t o de f a c u l t a d e s que se desarrollan
arrollo de las facultades, sobre su armonía necesaria, simultáneamente y se p r e s t a n u n concurso m u t u o (1). »
sobre los caracteres esenciales de la educación inte-
lectual y sobre las consecuencias p e d a g ó g i c a s que de La verdad es que todas las facultades del espíritu,
todo esto resultan. " consideradas en sus gérmenes, aparecen á la vez en
Orden del desarrollo de las facultades. — ¿Es el niño, pero no adquieren toda su fuerza ni llegan á
cierto que todas las facultades intelectuales brotan á la madurez más que unas después de otras en un or-
la vez. como al caer la noche se encienden las estre- den invariable determinado por el progreso de la
llas en el cielo? ¿Ó se desarrollan sucesivamente, por edad.
el contrario, como las flores s u r g e n una tras otra en M . Herbert Spencer, en las conocidas páginas
el tallo común que las sostiene ? Los pedagogos han Essais sur l'éducation, ha determinado las leyes de la
contestado con diversidad á estas p r e g u n t a s . Si se cree evolución intelectual. En ellas establece que el espí-
á Rousseau el espíritu está formado, por decirlo asi, ritu va de lo simple á lo complejo, de lo concreto á lo
d e c a p a s sucesivas. Hay en él distintos pisos y g r a d o s abstracto, de lo particular á lo general, de lo indefi-
nido á lo definido, de lo empírico á lo racional (2). De
(1) He aquí, en resumen, los catorce principios establecidos por Wickcrsham : esto deduce que no se deben someter al principio á
- 1°. Las facultades intelectuales no pueden ser cultivadas más que por un los niños más que asuntos de estudio simples, de los
ejercico juicioso. - 2». El espíritu comprende varias facultades distintas, cada
una de las cuales reclama una cultura especial. - 3». Los gustos y los talentos objetos sensibles, de las cosas particulares, á fin de
mueren según los individuos y los predestinan á empleos diferentes en la vida encaminarlos poco á poco á las verdades complejas, á
- -»". Las facultades de percepción son más activas en el niño. — 5- Á éstas las generalidades abstractas, á las concepciones de la
suceden la memoria, en sus diversas formas, la imaginación, el entendimiento
y la razón. - 6''. t i espíritu posee dos fuentes de conocimiento, los sentidos v razón. Deduce además que no se pueden exigir de
la razón. - T . t i espíritu distingue sucesivamente en los objetos la especie, la la inteligencia infantil sino nociones incompletas y
cantidad y. por fin, las relaciones. - 8«. El razonamiento procede por induc-
ción ó por deducción, por análisis ó por síntesis. - a». Las facultades inteiec vagas que después aclarará y terminará gradualmente
tuales de imaginación obran según ciertas leyes de sugestión. — 10« Las facul- el trabajo.
tades intelectuales de reproducción obran según las leves de la asociación. -
(1°. tas facultades intelectuales de invención ponen el espíritu en estado de
La inteligencia en el niño. — Si se examina de
hacer descubrimientos. 12«. La inteligencia humana no se desarrolla más
que en virtud de sus energías propias. - 13». Las acciones humanas no toman (1) E . Joly, Nolions de pédagoyie, p. 32.
de la inteligencia su carácter moral. - 14». La inteligencia humana tiene dos (2) Véase la crítica que hace M. Joly de las leyes consignadas por M. Spencer.
limites, que uo puede hacerle franquear ninguna extensión de la educación. Notion* depédagogie, pag. 46 y siguientes.
cerca al niño se encontrará que sus facultades se pare- Así como todos los alimentos no convienen al estómago
cen más de lo que se c r e e generalmente á las del del recién nacido, que no digiere aún más que leche,
hombre hecho. así todas las razones no son propias para el raciocinio
o El n i ñ o de c i n c o a ñ o s , d i c e l i m e N e c k e r de S a u s s u r e , está
del niño. Siente ya necesidad de explicarse las cosas
e n posesión de todas las f a c u l t a d e s i n t e l e c t u a l e s c o n c e d i d a s á y de buscar su causa y su fin, pero se contenta, como
la h u m a n i d a d . Algunas de e s t a s f a c u l t a d e s , d é b i l e s y p o c o explicaciones, con razones fútiles y pueriles. El pro-
e j e r c i t a d a s , y c o n f r e c u e n c i a p u e s t a s en a c c i ó n p o r los m á s greso que se realiza en el hombre desde sus primeros
fútiles m o t i v o s , n o se m a n i f i e s t a n a ú n s i n o p o r a c t o s i n s i g n i -
años hasta la madurez no introduce en su espíritu
ficantes, p e r o q u e se p e r c i b e n , s i n e m b a r g o (I). »
potencias verdaderamente nuevas, pero modifica su
En el sencillo hecho de retirar la mano del fuego carácter, a u m e n t a su vigor y extiende su alcance.
porque se ha quemado en él una vez, el niño m u e s t r a Todas las facultades nacen á un tiempo en la inteli-
memoria, juicio y raciocinio inductivo. No es por eso, gencia h u m a n a , como en un hipódromo todos los
no obstante, menos cierto que, en general, siente corredores parten j u n t o s ; pero no todos avanzan con
más que razona y que cuando razona lo hace á su la misma velocidad y unos van delante, m i e n t r a s
manera. otros se quedan rezagados y llegan después d e
aquellos á la meta.
« Las f a c u l t a d e s de p e r c e p c i ó n , dice M. W i c k e r s h a m , s o n E d u c a c i ó n p r o g r e s i v a . — La educación intelec-
m á s a c t i v a s e n el n i ñ o q u e l a s d e m á s f a c u l t a d e s i n t e l e c - tual debe acomodarse á ese desarrollo sucesivo de las
tuales (2). »
facultades. Será, pues, progresiva, y no olvidará que
el espíritu, en su lenta evolución, no es j a m á s idéntico
Y el pedagogo americano a ñ a d e :
á sí mismo, que hay edades p a r a la inteligencia como
« El n i ñ o n o es m á s q u e u n a n i m a l i l t o h a s t a el día e n q u e se para el cuerpo, que las disposiciones primitivas s e
d e s p i e r t a en él la c o n c i e n c i a p e r s o n a l . Desde ese m o m e n t o , n o renuevan y se transforman poco á poco y que el s e r
veo q u e h a y a u n solo día e n q u e t o d a s s u s f a c u l t a d e s n o e s t é n moral se crea insensiblemente. En su consecuencia,
en a c t i v i d a d e n c i e r t a m e d i d a . P e r o las p o t e n c i a s p e r c e p t i v a s
la ayuda que la educación preste al niño, ya para
s o n las q u e o b r a n con m á s f u e r z a d u r a n t e t o d a la i n f a n c i a y
aun la juventud. » excitar, ya para moderar sus facultades, será propor-
« En la n a t u r a l e z a , dice M m e N e c k e r de S a u s s u r e , n o se v e cionada exactamente á las condiciones de la naturaleza
e n p a r t e a l g u n a el a c t o de c o m e n z a r ; n o se la s o r p r e n d e y á los cambios que se realizan en el alma con el
creando, y parece que siempre desarrolla sus energías. » transcurso del tiempo; acompañará al espíritu en todos
sus progresos y se p l e g a r á á todos sus movimientos,
En otros términos, si el niño es ya, desde el punto siendo, como dice Spencer, « La correspondencia
de vista intelectual, un h o m b r e en miniatura; si se objetiva del desarrollo subjetivo del espíritu.»
encuentra en él el g e r m e n y casi el equivalente d e Equilibrio y armonía de las facultades. —
todas las facultades de la edad m a d u r a , esas facul- Por h a b e r reconocido las diferencias que la naturaleza
tades no tienen en él el m i s m o alcance, ni se presentan establece, en cuanto al desarrollo, entre las facultades
todas en el mismo grado d e potencia y de precisión. del niño, no hemos de olvidar la unidad del alma
(1) L'Éducation progressive, t . I. P r e f a c i o .
humana. La educación debe ser progresiva y no suce-
(i) M. Wickersham, Methods of imtruction. siva, como quería Rousseau. El autor del Emilio cor-
taba, por decirlo así, la existencia de su discípulo en Así como en el conjunto del alma la sensibilidad y
trozos diferentes : la edad de las percepciones sensi- la voluntad no deben ser ni sacrificadas ni preferidas
bles, la edad del juicio. No, el espíritu del niño es ya á la inteligencia, así en la inteligencia misma no debe
un todo organizado y completo, que contiene en ser descuidada n i n g u n a aptitud ni hacer objeto á
g e r m e n todas las facultades, y si no es posible ponerlas n i n g u n a de una cultura privilegiada.
todas al mismo paso y hacerlas marchar de frente, no Que las facultades se presten un concurso
hay un solo instante ele la vida en que.no sea preciso m u t u o . — La armonía' de las facultades está tan
pensar en cultivarlas, y en desarrollarlas todas aunque conforme con la tendencia de la naturaleza y por con-
en g r a d o s diferentes. secuencia con el fin de la educación, que en realidad
todas esas facultades se ayudan m u t u a m e n t e y es casi
L a cultura aislada de cada facultad no debe hacer
imposible desarrollar una sin p r e p a r a r p o r ese mismo
perder de vista el último fin, que es la armonía y el
hecho el desarrollo de las demás. Nicole lo hacía ya
equilibrio de todas ellas. notar :
« El e q u i l i b r i o de las f a c u l t a d e s es en la i n t e l i g e n c i a h u m a n a
<• La i n s t r u c c i ó n , d e c i a , n o da m e m o r i a , n i i m a g i n a c i ó n n i
lo q u e e n el m u n d o lísico el e q u i l i b r i o de las f u e r z a s ; m a n t i e n e
i n t e l i g e n c i a , p e r o c u l t i v a t o d a s esas p a r t e s f o r t i f i c á n d o l a s u n a
el o r d e n s i n e s t o r b a r el m o v i m i e n t o . T o d a f a c u l t a d b a s t a n t e
c o n o t r a . Se a y u d a al j u i c i o p o r la m e m o r i a y se alivia la
p o d e r o s a p a r a s u s p e n d e r ó e n c a d e n a r la a c c i ó n de las d e m á s , m e m o r i a p o r la i m a g i n a c i ó n y el j u i c i o (1). »
es u n d é s p o t a , y p a r a e s t a r s a n o , el e s p í r i t u t i e n e n e c e s i d a d de
s e r libre (I). «
Solamente en los espíritus mal equilibrados las
Desconfiemos, pues d e J o s espíritus en que dominan diferentes facultades se combaten y manifiestan por
exclusivamente ciertas disposiciones intelectuales que decirlo así tendencias anárquicas. Un espíritu sano es
ahogan á las demás. Cuando ciertas facultades rom- un verdadero organismo en el que todo se corresponde
pen el equilibrio s u r g e algunas veces el genio, pero lo y conspira al mismo fin. ^ ,
que resulta con más frecuencia de esta educación des- C a r a c t e r e s generales de la evolución inte-
igual es la incoherencia, el desorden y la impotencia. l e c t u a l . — Resulta de todo lo que precede que el
punto de partida de la educación intelectual es el pro-
El ideal de una buena educación intelectual es
greso con rapidez desigual, la evolución progresiva
formar un espíritu en q u e todas las facultades ocupen
de las diversas faculdades, y que el fin es el desarrollo,
un lugar proporcionado á su valor y á su importancia,
si no igual, normal y proporcionado, de esas mismas
como el ideal de una educación física es un cuerpo
facultades. Se ve, pues, ahora á dónde hay que llegar
completo en el que todos los órganos estén armóni-
y de dónde se ha partido.
camente desarrollados y en que todas las funciones
Pero, ¿ qué caminos habrá que s e g u i r ?
concurran r e g u l a r m e n t e á la vida.
¿ .. qué principios generales deberá ajustar su acción
>< L a r e g l a p r i n c i p a l , dice K a n t , es n o c u l t i v a r a i s l a d a m e n t e el e d u c a d o r ? No basta decir que la educación, en su
n i n g u n a f a c u l t a d p a r a ella m i s m a , s i n o cada u n a p a r a l a s conjunto, se conformará con la marcha de la natura-
d e m á s , c o m o , p o r e j e m p l o , l a i m a g i n a c i ó n e n p r o v e c h o de la leza, palabra vaga á la cual los pedagogos, como los
inteligencia. »
|| -II
H1
sarán sus instintos ó sencillamente su .necesidad
general de acción. Por fin, al cabo de algunos meses,
una especie de susurro, unos pequeños gritos repetidos
indefinidamente testifican que aquel débil niño tiene
ya algunos resplandores de pensamiento y que quiere
comunicarlos.
LECCIÓN IV
Se ha hablado con frecuencia de la lentitud de la
LA EDUCACIÓN DE LOS SENTIDOS. naturaleza para organizar las facultades del niño, pero
confieso que lo que m e llama la atención es precisa-
Comienzos de la i n t e l i g e n c i a . — S e n s a c i o n e s y p e r c e p c i o n e s . — m e n t e lo contrario. Cuando se piensa en los orígenes
I m p o r t a n c i a de las n o c i o n e s s e n s i b l e s . — C u l t u r a g e n e r a l de del niño, cuando se recuerda que hace a p e n a s algunos
los s e n t i d o s . — O p i n i ó n de R o u s s e a u . — M é t o d o s de P e s t a - meses no existía, ¿ cómo no asombrarse ante ese pro-
lozzi y de Frcebe!. — E d u c a c i ó n e s p e c i a l de cada s e n t i d o . — digio que se repite todos los días, y que hace s u r g i r
El g u s t o y el o l f a t o . — E d u c a c i ó n d e l o í d o . — E d u c a c i ó n del
t a c t o . — P o t e n c i a de la vista en el n i ñ o . — D e s a r r o l l o n a -
en tan poco tiempo un nuevo ser semejante en todo,
t u r a l del s e n t i d o de la v i s t a . — I m p o r t a n c i a de las p e r c e p - excepto en el tamaño, á los que le han dado la exis-
ciones v i s u a l e s . — E d u c a c i ó n d e l s e n t i d o de l a v i s t a . — tencia ? « La edad en que el niño no tiene maestro,
I n s t r u c c i ó n del s e n t i d o de la v i s t a . — E j e r c i c i o reflexivo de dice M . E g g e r , es acaso en la que aprende más y
las p e r c e p c i o n e s . — I n s t r u m e n t o s p e d a g ó g i c o s . — P e r c e p -
m á s rápidamente. Que se compare el número de ideas
ción y o b s e r v a c i ó n . — La o b s e r v a c i ó n e n el n i ñ o . — P a r a d o j a
de M. H. S p e n c e r . — P e l i g r o s de l a e d u c a c i ó n de los s e n t i - adquiridas entre el nacimiento y la edad de cinco ó
d o s . — C o n s e c u e n c i a s de u n a b u e n a e d u c a c i ó n de los s e n - seis años con las que se adquieren en los años siguientes
tidos . y no h a b r á quien no se asombre por esa profunda pre-
cocidad ( i) ».
Comienzos de la inteligencia. — El que quiera Sensaciones y percepciones. — Suponemos co-
conocer en su conjunto la n a t u r a l e z a de la inteligencia, nocido todo lo que la psicología y la fisiología enseñan
debe estudiar al niño en la cuna. sobre los órganos y las funciones de los cinco senti-
El niño no es al principio m á s q u e una masa inerte dos, la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto, y
que no se despierta más que p a r a suspenderse del nos limitamos á recordar lo que es indispensable que
seno d e la nodriza ó para llorar. Y, sin e m b a r g o , en el pedagogo t e n g a en cuenta si quiere proceder de un
aquel cuerpo aún tan débil, d u e r m e n los g é r m e n e s d e modo útil á la educación de los sentidos.
una persona moral. Todos esos g é r m e n e s van á tomar Las sensaciones propias de los cinco sentidos no son
vida al contacto del mundo e x t e r i o r ; toda esa vida solamente percepciones afectivas, ó sea fuentes de
latente va á despertarse y todo e s e ser en potencia va placer ó de pena, sino percepciones representativas,
á pasar al acto. Parece que una m a n o invisible vierte es decir fuentes de imágenes, de ideas y de conoci-
como gota á gota el alma y la inteligencia en aquel mientos (2). Mientras que las sensaciones internas,
vaso delicado y frágil. que acompañan el ejercicio de las funciones orgánicas,
a. los pocos días vendrá la sonrisa á animar los (1) M. Egger. Obsercations sur le developpcment de l'intelliyence, etc., 1*79.
labios del recién nacido. Unos movimientos cada vez (2) Rousseau se lia equivocado al decir : « Las primeras sensaciones de los
«liños son puramente afectivas ; no perciben más que el placer y el dolor. »
más caracterizados atestiguarán su vitalidad y expre-
5
no nos enseñan nada acerca de la naturaleza de los
órganos en que se desarrollan, las sensaciones externas constitución propia, sus leyes esenciales; natural ó
nos hacen conocer las cualidades de los objetos que adquirida, innata ó hereditaria, la razón preexiste á
los producen y los objetos mismos. los sentidos y gobierna su ejercicio, como, por ejemplo,
Desde los primeros años de la vida, la percepción se cuando nos obliga á admitir una realidad externa,
causa y principio de las representaciones sensibles.
desprende de ln sensación, y la percepción es ya un
conocimiento, pues consiste esencialmente en distin- Pero los sentidos no dejan por eso de ser el origen
guir la diferencia de los objetos : de la mayor parte de nuestros conocimientos, pues
enriquecen el espíritu con una multitud de nociones.
« El e s p í r i t u , dice M. Bain, t i e n e p o r p u n t o de p a r t i d a el P a r a juzgar su importancia b a s t a ver el miserable
d i s c e r n i m i e n t o . La c o n c i e n c i a de las d i f e r e n c i a s e s el p r i n c i p i o estado á que se reduce la inteligencia de los d e s g r a -
de t o d o e j e r c i c i o de la i n t e l i g e n c i a . »
ciados que están privados de varios ó de uno solo de
los sentidos. El espíritu no es, como creen ciertos
Y al mismo tiempo que el espíritu diferencia los
filósofos, una fuerza que se basta á sí m i s m a ; tiene
objetos unos de otros por las percepciones sucesivas,
necesidad de alimentarse fuera por una incesante
llega á distinguirse á si mismo d e esos objetos. La
comunicación con la naturaleza, y no es más que el eco
conciencia del yo, el sentido íntimo, es inseparable de 1 consciente del mundo exterior.
desarrollo de los sentidos externos.
Importancia de las nociones sensibles. — Las Cultura general de los sentidos. — Los sentidos
nociones proporcionadas por los sentidos son uno de están en g r a n parte organizados y formados por la
los elementos esenciales de la inteligencia h u m a n a . naturaleza. Una evolución natural encamina á cada
uno de ellos á su perfección normal. Hay, sin embargo,
Sería un error creer que los sentidos no nos dan
para las facultades de percepción sensible, como para
ideas. « Antes de la edad de la razón, decía con g r a n
las demás, una educación propiamente dicha, una
error Rousseau, el niño no recibe ideas, sino imá-
verdadera cultura, que es la única que puede procurar
genes. » Por ser sensibles, las representaciones de la
á los sentidos toda la precisión y toda la finura de que
vista, del oído, etc., no dejan de ser ideas.
son susceptibles.
Sin duda la conciencia, aplicada á las modificaciones
interiores del yo, es una fuente fecunda de conoci- El punto de partida de esta educación de los senti-
dos está en la fisiología y en la higiene.
miento. P e r o ¡ cuánto m á s rico, cuánto más vasto e s
el dominio de la percepción e x t e r i o r ! Nuestras ideas Hay que g a r a n t i r la integridad y la salud de los
órganos. En la educación de la vista, por ejemplo, el
abstractas y n u e s t r a s mismas ideas generales no pro-
p r i m e r papel es el del oculista. Los sentidos son ins-
vienen más que de un trabajo del espíritu que com-
trumentos, herramientas materiales, que se deben
para, que separa ó que aproxima los datos concretos
tener limpias, sólidas y en un estado normal. Por otra
de los sentidos.
parte, la naturaleza presenta en muchos individuos
No se trata ya sin duda de h a c e r de los sentidos el imperfecciones graves que deben ser corregidas en lo
principio único del espíritu, como querían Locke, Con- posible, por medios físicos, en su principio. Hay vistas
dillac y también Gomenio (1). El espíritu tiene su cortas ó incompletas, que no perciben ciertos colores,
(I) « Es cierto, dice Comenio en el prefacio de l'Orbis pietus, que no hay nada y oídos flojos y perezosos, para los cuales tienen r e m e -
en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos. - dios, ó al menos paliativos, la medicina y la higiene.
Algunas vcces la imperfección de los sentidos tiene rectilicarse m u t u a m e n t e y á llegar á ser en su con-
por causa, no un defecto de conformación especial de junto el admirable é infalible instrumento del conoci-
los órganos, sino la debilidad general del tempera- miento del mundo material.
mento.Fortificando el c u e r p o entero y la salud general, Opinión de Rousseau. — Rousseau fué el pri-
se asegura la salud y el vigor de los órganos de la mero que comprendió la importancia de la educación
percepción sensible. L a educación, en fin, desde este de los sentidos :
punto de vista, d e b e evitar con cuidado todas las
causas materiales de debilidad d e los sentidos, como, i> Un n i ñ o , dice, es m e n o r q u e u n h o m b r e ; n o t i e n e ni s u
f u e r z a ni su r a z ó n , p e r o v e y o y e t a n b i e n c o m o él, poco m á s
por ejemplo, las m a l a s condiciones de alumbrado, que ó m e n o s . . . Las p r i m e r a s f a c u l t a d e s q u e se f o r m a n y se p e r f e c -
puedén alterar la sensibilidad natural y normal de la c i o n a n e n n o s o t r o s s o n los s e n t i d o s , y s i e n d o las p r i m e r a s
vista. q u e se d e b i e r a n c u l t i v a r , s o n las ú n i c a s que se o l v i d a n ó q u e
se d e s c u i d a n .
Pero no es todo el a s e g u r a r por la higiene la salud
« E j e r c i t a r l o s s e n t i d o s n o es s o l a m e n t e u s a r l o s , s i n o a p r e n d e r
de los órganos de los sentidos, asi como no es sufi- á j u z g a r b i e n p o r m e d i o de ellos, p u e s n o s a b e m o s n i t o c a r ni
ciente disponer de b u e n a s h e r r a m i e n t a s si no se sabe v e r ni oir m á s q u e como h e m o s a p r e n d i d o . »
usarlas. Los sentidos, como todas las facultades, son
perfectibles. Hay u n a distancia considerable entre lo Lo que más nos a g r a d a en el pensamiento de Rous-
que son naturalmente y lo que pueden llegar á ser por seau, es que no considera solamente los sentidos como
medio de un cultivo melódico y regular, cuyo gran instrumentos de perfección p a r a el espíritu. Los
secreto es el ejercicio. P o r el ejercicio, el pintor y el estudia en si mismos y busca los medios de formarlos.
músico, el artesano y el artista, a p r e n d e n á ver y á oir Lo que le preocupa no es sólo la educación del espíritu
con un grado de exactitud y de fuerza al que no llega por los sentidos, sino la educación propia de los senti-
el vulgo. Es sabido á q u é maravillosa potencia llegan dos mismos.
el oído de los salvajes, el tacto de los ciegos y la vista Métodos de Pestalozzi y de Froebel.— A Rous-
de los marinos. L a u r a B r i d g m a n n , la joven americana seau pertenece el mérito de haber recomendado teó-
sorda, m u d a y ciega, llegó á distinguir, sólo con el ricamente la educación de los sentidos, y á Pestalozzi
tacto, los colores de los diversos ovillos de lana ó de y á Froebel el honor de haberla practicado y de
seda que empleaba e n sus trabajos d e costura y de haberla hecho e n t r a r en el dominio de los ejercicios
bordado. escolares.
Por último, los s e n t i d o s , conviene 110 olvidarlo, se S e g ú n Pestalozzi, el punto de partida de toda edu-
completan unos con o t r o s . El tacto corrige las ilusiones cación intelectual está en las sensaciones. Quería des-
de la vista y a u m e n t a su alcance. La vista aclara y arrollar la inteligencia de sus discípulos por las cosas
guia las percepciones del oído. mismas y no se limitaba á enseñar los objetos, sino
A d e m á s de sus p e r c e p c i o n e s propias y especiales, que hacía que el niño los tocase y los volviese en
percepciones n a t u r a l e s , como dicen los° psicólogos, todos sentidos hasta q u e d a r completamente enterado
cada sentido tiene s u s percepciones adquiridas, que de su forma y de sus cualidades. Iba m á s lejos aún
debe en parte al c o n c u r s o de los d e m á s , lo que da Pestalozzi y obligaba al niño á pesar, medir y analizar
al educador una nueva ocasión de intervenir á fin de las cosas materiales que ponía en sus manos, y al
a y u d a r á los sentidos á intervenirse y á a y u d a r s e y á mismo tiempo le ejercitaba en n o m b r a r y designar
con la palabra propia las cualidades, las proporciones,
das por algunas vagas sensaciones del tacto. El niño
y los (amaños que su mirada ó su mano había distin-
advierte en seguida el sabor azucarado de la leche de
guido en los objetos. « Ver y nombrar » tal era el
la nodriza, y si se le presenta un biberón lleno de a g u a
principio de su método elemental de instrucción.
ó de leche poco azucarada, le rechaza. T o d o lo rela-
Dentro del mismo principio, Froebel desenvolvía ciona con el sentido del gusto y se lleva todos los
sucesivamente ante los ojos del niño las maravillas d e objetos á la boca.
sus seis regalos, exponía desde luego ante su vista
El olfato y el gusto son sentidos inferiores que
objetos concretos, como pelotas de lana teñidas ó
no tienen relación alguna con la vida intelectual. No
cuerpos geométricos, cuyo contenido, forma y m a t e r i a
proporcionan sensaciones sino percepciones; son los
le enseñaba á distinguir, « de modo, dice M . Greard,
agentes de la vida física y de las funciones diges-
de enseñarle á ver, ó sea á hacerse cargo de los tivas; nos ponen en guardia contra ciertos peligros ;
aspectos, las figuras, las semejanzas, las diferencias nos informan acerca de los alimentos y de las bebidas,
y las relaciones de las cosas. » y son fuentes de placer ó de daño, más que d e conoci-
Educación especial de c a d a sentido. — Madame mientos y de ideas. Pueden contribuir p o r su des-
Necker de Saussure no está completamente en lo arreglo ó por su excitación enfermiza á desarrollar y
cierto cuando pide que el niño realice al mismo á entretener pasiones malas como la glotonería y la
tiempo el aprendizaje de los cinco sentidos. Estos son, embriaguez; pero no desempeñan más que un papel
en efecto, los unos m á s precoces y los otros m á s tar- mediano, si no nulo, en la vida del espíritu.
díos en su desarrollo. Por una parte tienen una impor- Estos sentidos pertenecen á la esfera de la educa-
tancia desigual y como no prestan los mismos servicios ción moral, que debe ocuparse de moderarlos, de
no merecen igual atención; y por otra, cada uno de poner coto á sus excesos, de reprimir sus fantasías,
ellos tiene sus condiciones y sus leyes propias. Dé aquí sus delicadezas y sus preferencias caprichosas y
se deduce la necesidad que tiene el educador de estu- violentas.
diarlos y cultivarlos separadamente, sin p e r d e r de
vista por eso sus relaciones mutuas. •< El a l i m e n t o del n i ñ o , dice R o u s s e a u , d e b e s e r c o m ú n y s e n -
El olfato y el gusto. — El olfato es, acaso, el que cillo p a r a q u e su p a l a d a r n o se f a m i l i a r i c e m á s q u e c o n s a b o r e s
p o c o p r o n u n c i a d o s y n o se le f o r m e u n g u s t o e x c l u s i v o . » —
más tarde se desarrolla de todos los sentidos. Rous- « El a b u s o de los o l o r e s y de los p e r f u m e s , d i c e á su vez
seau hace constar con razón que los niños permane- M. Pérez, e n e r v a el c u e r p o y debilita la v o l u n t a d . No q u e r r í a
cen mucho tiempo insensibles á los buenos y á los v e r n u n c a u n r a m o en la h a b i t a c i ó n de u n n i ñ o ; n a d a de p e r -
f u m e s e n s u s b a ñ o s , en s u s c a b e l l o s n i e n s u s v e s t i d o s . E n
malos olores. No se comprende, por otra parte, por
c a m b i o q u i s i e r a verle m u y sensible á los s u a v e s o l o r e s de las
qué llama al olfato « el sentido de la imaginación », llores (1). »
bajo el pretexto de que los olores y los p e r f u m e s des-
piertan algunas veces recuerdos dormidos hace mucho El gusto y el olfato pueden, sin e m b a r g o , hacer
tiempo. algunos servicios á la inteligencia. El químico reco-
El gusto, por el contrario, se manifiesta desde m u y noce un cuerpo por su olor característico y distingue
temprano, precisamente porque responde á la nece- las sustancias sápidas é insípidas. El calador conoce la
sidad esencial de la vida infantil. Las sensaciones del
gusto serían las primeras si 110 hubieran sido precedi- (1) M . Pérez, l'Kducation des le berceau, p. 49.
clase y la edad de ios vinos por la impresión q u e le sical del oído. En los primeros tiempos todos los
ruidos gustan al niño. A m a el ruido por el ruido y no
producen en el paladar. Hay, pues, a l g ú n i n t e r é s ,
es más difícil de contentar en materia de música que
desde el punto de vista intelectual, en ejercitar t a m -
los animales, como los monos ó las abejas. Parece que
bién el olfato y el gusto, en volverlos más hábiles y
su sentido acústico halla sólo placer en ser excitado, sea
jen discernir los matices de las impresiones sensibles.
como quiera. Cuanto m á s atronado esté y más atruene
E d u c a c i ó n d e l o í d o . — L a s percepciones del oído á los demás, mayor parece su placer. La cultura del
tienen una importancia enteramente distinta. El oído sentido musical es, pues, una necesidad, hoy que el
nos hace conocer los sonidos y sus diversas cualidades, canto ha llegado á ser una parte de la educación, y
su agudez ó g r a v e d a d , su intensidad, su volumen, su teniendo en cuenta que la falta de aptitud para la
timbre. Así el oído nos pone en comunicación con música es un resultado de falta de cultura del oído.
multitud de objetos; pero lo que conviene o b s e r v a r
En general convendrá inspirarse, p a r a la educación
sobre todo es que el pido es el sentido social por
del oído, en las siguientes reglas :
excelencia, pues por él oímos la voz de nuestros s e m e -
jantes y conocemos sus pensamientos. Es t a m b i é n un « P e r a el oído, c o m o p a r a los d e m á s s e n t i d o s , es de r i g o r la
sentido artístico, puesto que hace posible la música, la m o d e r a c i ó n si se q u i e r e c o n s e r v a r su i n t e g r i d a d y su s e n s i b i -
más popular y la más sugestiva de las bellas a r t e s . lidad. Es posible a c o s t u m b r a r s e al r u i d o , p e r o s u efecto es
p e r n i c i o s o . P o r o t r a p a r t e , la falta c o m p l e t a de r u i d o d a al oído
El oído es con frecuencia defectuoso. « El n ú m e r o u n a s e n s i b i l i d a d m a l s a n a , c o m o la q u e c o n t r a e n en la v i s t a l a s
de los niños que oyen mal, dice M. Jacoulet, es m a y o r p e r s o n a s p r i v a d a s m u c h o t i e m p o de luz (1 . »
de lo que se cree. » F r e c u e n t e m e n t e esta imperfec-
ción no tiene por causa más que la suciedad de las Educación del tacto. — Las sensaciones gene-
orejas y puede ser corregida fácilmente; pero en rales del tacto son muy precoces en el niño, p o r q u e
otros casos existe un vicio orgánico y natural y e n t o n - tienen por órgano al cuerpo entero. Desde m u y tem-
ces el niño confunde ciertas silabas y ciertas p a l a b r a s prano el recién nacido da muestras de que es sensible
con otras de asonancia análoga. El maestro debe t e n e r á los contactos duros y ásperos y á las presiones algo
para estos alumnos una particular indulgencia, aproxi- f u e r t e s v que le hacen sufrir. Un contacto que seria
marlos á él todo lo posible en la clase é imponerse á sí indiferente para el adulto, le hace llorar y le obliga
mismo, corno á todos los discípulos, la obligación d e á hacer gestos, y del mismo modo el contacto de una
hablar siempre m u y claramente. mano templada y acariciadora le produce un placer
La educación n a t u r a l del oído es relativamente m u y vivo.
rápida. El niño oye desde el primer día de su vida. Conviene, por otra parte, distinguir la sensación
<• A los treinta y seis días, dice M . Cuignet, el niño q u e primitiva, pasiva por completo, del tacto en general,
estoy observando no conoce á nadie con la vista; poco v la sensación activa cuyo órgano esencial es la mano.
le importa qué le cojan ó que le paseen ;pero r e c o n o c e El niñoempieza por palpar con los labios y aprende m u y
á su m a d r e en la voz (1). » El m á s pequeño ruido h a c e lentamente á hacer uso de las manos. Durante muchos
estremecerse al niño en la cuna. meses ve los objetos sin tener la idea de cogerlos.
Pero lo que es lento y delicado es la educación m u -
(1) Dr. Saffrav, Dictionnaire de pédagogie, art. Oute.
i r Air. Cuignet, Anuales <foculistique, t. I.WI, p. | | 7
•• Es fácil, dice M m e de S a u s s u r e , o b s e r v a r las t e n t a t i v a s de
la e x p e r i e n c i a en el m o d o q u e t i e n e el n i ñ o de a p r e n d e r á niño recién nacido es ciego ; pero la verdad es que si
s e r v i r s e del t a c t o y c u á n t a r d í o es este s e n t i d o en o b e d e c e r ve en seguida lo suficiente para que la luz le hiera, no
las ó r d e n e s de la v o l u n t a d . Necesita, en c i e r t o m o d o , r e c i b i r el
ve bastante para percibir los objetos.
e s t í m u l o del s e n t i d o de la v i s t a , c u y a e d u c a c i ó n p e r f e c c i o n a á
su vez. » En los primeros días de la vida, el niño tiene miedo
de la luz. Padece una especie de fotofobia (1) natural
Potencia de l a vista en el niño. — Á la edad de q u e se explica por la delicadeza y la imperfección de
tres ó cuatro años, el niño asombra ya por la admirable sus órganos visuales y que es análoga á esas fotofobias
precisión de su vista, por la facilidad y por la ligereza morbosas que producen las inflamaciones de los ojos
de su mirada. P a r e c e que no ha mirado nada y lo ha y otras enfermedades. Si se aproxima una bujía á un
visto todo. niño que acaba de nacer, se verá que cierra los ojos ó,
El hombre maduro y aun el joven, preocupados por al menos, que pestañea fuertemente. El ojo se esquiva,
el pensamiento ó por la pasión interior, no dirigen á en cierto modo, y se encierra en el ángulo oscuro de
veces hacia las cosas exteriores más que miradas dis- la órbita, á fin de evitar la luz. Pero esto cambia al
poco tiempo y el niño manifiesta entonces un gusto
Iraídas, mientras que el niño, libre d e preocupaciones,
marcado y una especie de apetito por la luz. P a r a cal-
ávido y curioso, en toda la frescura y e n toda la fuerza
m a r su llanto basta á veces colocar una luz al lado de
d e sus nacientes facultades, no deja escapar nada de
la cuna. Bueno es observar, sin embargo, que p a r a un
lo que le presentan los cambiantes cuadros de la r e a -
niño de pocas semanas la luz no debe ser muy intensa,
lidad. Podría decirse que tiene toda su alma en los
p a r a que la soporte y no le deslumbre.
ojos. Un amable observador de la infancia, M . Legouvé,
lo ha hecho así observar en forma humorística : El niño, además, d u r a n t e algún tiempo, goza de la
luz más que la percibe, pues no sabe fijar en seguida
« El n i ñ o es t o d o o j o s . T i e n e u n a p o t e n c i a d e m i r a d a i n c o m -
los objetos. Cuando está por fin en estado de hacerlo,
p a r a b l e ; s o m o s ciegos c o m p a r a d o s con él. E n t r a d c o n v u e s t r o
h i j o en u n a h a b i t a c i ó n , en u n t a l l e r , en un p a l a c i o , y p r e g u n - será un primer progreso que pueda seguir con la mi-
tadle al s a l i r . Q u e d a r é i s e s t u p e f a c t o s de lo q u e h a v i s t o . De u n r a d a el movimiento de los objetos por medio de un
solo g o l p e de v i s t a h a b r á h e c h o el i n v e n t a r i o de los m u e b l e s , movimiento del globo del ojo. Otro progreso es que
de las p a r e d e s , de los o b j e t o s de a r t e ó de t r a b a j o . Un h o m b r e s e p a volver la cabeza y prolongar así la mirada.
del oficio n o lo h u b i e r a h e c h o m á s p r o n t o . Todos l o s n i ñ o s
nacen a l g u a c i l e s de e m b a r g o s (1). » Pero al llegar á ese punto el niño no está todavía
e n plena posesión de la facultad de ver. La vista del
Desarrollo n a t u r a l del sentido de la vista. — adulto tiene cierta extensión en el sentido de la an-
El niño no adquiere en seguida esta maravillosa pers- chura, es decir que abarca cierto campo visual á de-
picacia de la mirada. El sentido de lq, vista 110 se sus- recha é izquierda. A d e m á s tiene cierto alcance de pro-
trae á la ley de educación natural y de desarrollo pro- fundidad y percibe los objetos colocados delante de
gresivo que rige la organización de todas nuestras ella más ó menos lejos. Tratándose de niños pequeños
facultades. Los ojos a p r e n d e n á ver, como la lengua á es fácil observar que su vista no tiene la extensión ni
hablar y las piernas á a n d a r . el alcance normales, pues pierden en seguida de vista
Sería sin duda una exageración pretender que el los [objetos que se colocan delante de ellos, y si se
« Igual locura sería, dice M. James Sully, presentar al niño « El maestro debe permanecer todo lo posible en su sitio, con
al mismo tiempo gran n ú m e r o de estudios diversos, que tratar la clase delante de él y exigir que todas las miradas estén diri-
gidas á él. La enseñanza no empieza hasta que todos los niños
de obligarle á tener su espíritu e n tensión por tiempo indefinido
h a n adoptado u n a actitud correcta y recogida. Un golpe en la
sobre el mismo asunto (I). »
mesa ó u n a palabra convencional indicarán que la clase ha
empezado. Las preguntas deben dirigirse á la clase entera. El
(1) I I . Sully, Éléments de psychologie, p. 104. maestro hará la pregunta y dejará, después, pasar el tiempo
necesario para que cada cual encuentre la respuesta; sólo e n -
tonces nombrará al alumno que debe responder. Si éste empieza Casos en que es rebelde la atención. — La
por buscar la respuesta después que ha sido preguntado, esto falta de atención procede, ya de un modo acciden-
probará su falta de atención. Si la respuesta dada por un alumno tal, de circunstancias p a s a j e r a s que es fácil modificar,
es correcta, se debe dirigir á otro la m i s m a pregunta; si no lo
ya de la torpeza general de un espíritu incapaz de
es, debe ser corregida por él. Las frases importantes deben ser
repetidas á coro por toda la clase. En cuanto se indique la falta fijarse.
de atención el maestro debe detenerse. Un medio de avivar la En el primer caso los remedios que se deben em-
clase, pero del cual no se debe abusar, es hacer que todos se plear son la aplicación de los consejos que hemos
levanten y se sienten de nuevo á una voz de mando. Los discí-
pulos deben responder siempre en voz m u y alta; el maestro dado y que tienden á colocar el espíritu e n las cir-
puede hablar b a j o . El oído de los discípulos se acostumbra cunstancias más favorables para el desarrollo de la
pronto á las voces, que no sirven ya para nada desde ese m o - atención. Esas reglas deben ser aplicadas con delica-
mento (I). ». deza y teniendo en cuenta las excepciones que exi-
gen. Es una ley general que la atención es especial-
A esas precauciones hay que añadir otras sugeridas m e n t e poderosa en el discípulo al empezar la clase,
por la experiencia. La atención varía según las horas y, sin embargo, ¿quién no ha observado que al niño
del día, los días de la semana y el intervalo entre el tra- le cuesta a l g ú n trabajo ponerse en situación de estu-
bajo y las comidas. Es m á s poderosa por la tarde, y diar? Generalmente vacila al empezar la lección y
durante las primeras horas más que durante el resto necesita unos minutos p a r a volver en si y reunir las
del tiempo (2). Un educador circunspecto tendrá en fuerzas dispersas de su espíritu. Al principio está re-
miso como un caballo al que hay que fustigar para
cuenta todas estas diferencias p a r a arreglar el orden
que se ponga en m a r c h a .
de los estudios. Empezará por los ejercicios más difí-
ciles y dejará para el fin de la clase los que requieran La situación es más grave cuando hay que habérse-
menos atención. las con naturalezas completamente ing'ratas y cuando
No se deben t o l e r a r las distracciones. — No la falta de atención es resultado de una indiferencia
se asegura en realidad el vuelo de una cualidad intelec- general del espíritu.
tual, m á s que reprimiendo los defectos opuestos;
« Este descuido de carácter, dice Locke, es el peor defecto
así es preciso combatir á toda costa la distracción y, que puede presentarse en un niño y el más difícil de corregir,
después de haber agotado los medios de corregirla porque tiene su origen en el t e m p e r a m e n t o (1). »
suavemente, saber recurrir á los castigos para prohi-
birla. Pero, á decir verdad, esta falta de atención incu-
rable es muy r a r a . Lo más frecuente es que el niño,
« Las distracciones, dice Kant, no deben ser toleradas jamás hasta el más distraído en clase, recobra todo su ardor
al menos en la escuela, porque acaban por degenerar en cos- y toda su energía, ya en el juego, ya en una ocupa-
t u m b r e . Los mejores talentos se pierden en los hombres sujetos
á distracciones... Los niños distraídos no oyen sino á medias,
ción favorita. Es, pues, preciso observar con cuidado
responden al revés y n o saben lo que leen. » su carácter y si es indiferente en todas sus acciones
h a b r á poco que esperar de é l ; pero si hay cosas, sean
(1) Dictionnaire de pédagogie, articulo Attention.
las que quieran, que conquistan su preferencia y que
(2) El r e g l a m e n t o de 1882, en F r a n c i a , dice f o r m a l m e n l c : « Los ejercicios
q u e e l i j a n mayor e s f u e r z o de atención, tales c o m o l a a r i t m é t i c a , la g r a m á -
tica, etc., se e f e c t u a r á n con p r e f e r e n c i a p o r la m a ñ a n a . » (1) Locke, Quelques pensécs sur V¿ducalion, p. 190.
hace con gusto, cuidemos de cultivar esa afición par-
ticular y aprovechémosla para ejercitar su actividad
y obtener su atención. Una vez fijada y desarrollada
sobre un punto, su atención podrá irradiarse sobre
otros y e x t e n d e r s e poco á poco á los estudios que le
habían r e p u g n a d o al principio.
Consecuencias morales de la f a l t a de aten-
c i ó n . — La a t e n c i ó n no aprovecha solamente al estu-
LECCIÓN VI
dio y al trabajo intelectual. La conducta y el carácter CULTIVO D E LA MEMORIA.
tienen tanta necesidad de ella como las cualidades de
la inteligencia. L a falta de atención en la vida práctica I m p o r t a n c i a de l a m e m o r i a . — La m e m o r i a e n el n i ñ o . — O p i -
es sinónima de l i g e r e z a y aturdimiento. El ser habi- n i ó n de R o u s s e a u y de M m e C a m p a n . — C a r a c t e r e s de la m e -
tualmente atento n o es sólo el mejor medio de ins- m o r i a i n f a n t i l . — El c u l t i v o de la m e m o r i a . — ¿ E s n e c e s a r i o ?
— ¿ E s p o s i b l e ? — E j e r c i c i o de la m e m o r i a . — Diversas cua-
truirse y de p r o g r e s a r en las ciencias, ni la solicitud l i d a d e s de la m e m o r i a . — 1» P r o n t i t u d en a p r e n d e r . — 2 o Per-
más eficaz que p o d e m o s dirigir á la verdad para que s i s t e n c i a del r e c u e r d o . — 3 o P r o n t i t u d p a r a r e c o r d a r . — Me-
se nos entregue, s i n o que es también uno de los ins- m o r i a y j u i c i o . — M e m o r i a y r e l a t o . — O p i n i ó n de M. I l e r -
bert Spencer. — Argumentos en pro y en contra. — Cuándo
trumentos más preciosos de la perfección moral, el
es n e c e s a r i o el r e c i t a d o l i t e r a l . — E j e r c i c i o s de r e c i t a d o . —
modo más s e g u r o d e evitar los deslices y las faltas y A b u s o s del r e c i t a d o . — Elección de los ejercicios. — R e s u m e n
uno de los e l e m e n t o s más necesarios para la virtud. de las c o n d i c i o n e s p a r a el d e s a r r o l l o de la m e m o r i a . — P r o -
c e d i m i e n t o s m n e m o t é c n i c o s . — Asociación de las ideas. —
D i v e r s a s f o r m a s de la m e m o r i a .
LECCION VII
C U L T I V O DE LA IMAGINACIÓN.
Papel de la i m a g i n a c i ó n . — S u s b e n e f i c i o s . — S u s p e l i g r o s . —
S u p o d e r e n el n i ñ o . — D i v e r s a s f o r m a s de la i m a g i n a c i ó n .
— Imaginación representativa. — Su cultivo.—Las imágenes
propiamente dichas. — Imaginación creadora. — ¿ Existe en
el n i ü o ? — Sus d i v e r s a s m a n i f e s t a c i o n e s . — T e n d e n c i a m i t o -
lógica. — T e n d e n c i a p o é t i c a . — Los c u e n t o s . — Los r e l a t o s .
— Necesidad de la p o e s í a . — Las n o v e l a s . — Las c r e a c i o n e s
p e r s o n a l e s de la i m a g i n a c i ó n i n f a n t i l . — La i m a g i n a c i ó n e n
l o s j u e g o s . — Los e j e r c i c i o s de c o m p o s i c i ó n l i t e r a r i a . — El
d i b u j o y las a r t e s . — Disciplina de la i m a g i n a c i ó n . — A l g u n o s
p e l i g r o s p a r t i c u l a r e s q u e h a y q u e evitar - . — El d e s v a r í o . —
Importancia de la imaginación.
LECCION VII
C U L T I V O DE LA IMAGINACIÓN.
Papel de la i m a g i n a c i ó n . — S u s b e n e f i c i o s . — S u s p e l i g r o s . —
S u p o d e r e n el n i ñ o . — D i v e r s a s f o r m a s de la i m a g i n a c i ó n .
— Imaginación representativa. — Su cultivo.—Las imágenes
propiamente dichas. — Imaginación creadora. — ¿ Existe en
el n i ñ o ? — Sus d i v e r s a s m a n i f e s t a c i o n e s . — T e n d e n c i a m i t o -
lógica. — T e n d e n c i a p o é t i c a . — Los c u e n t o s . — Los r e l a t o s .
— Necesidad de la p o e s í a . — Las n o v e l a s . — Las c r e a c i o n e s
p e r s o n a l e s de la i m a g i n a c i ó n i n f a n t i l . — La i m a g i n a c i ó n e n
l o s j u e g o s . — Los e j e r c i c i o s de c o m p o s i c i ó n l i t e r a r i a . — El
d i b u j o y las a r t e s . — Disciplina de la i m a g i n a c i ó n . — A l g u n o s
p e l i g r o s p a r t i c u l a r e s q u e h a y q u e evitar - . — El d e s v a r í o . —
Importancia de la imaginación.
, aU ! e C e ta ue una iña
JL : n! : j- " " ? ('' . e s t a n d o visitando n n museo de historia ' ( I ) M. E g g e r . obra citada, p . 13.
n a t u r a l , p d,o v e r las « g a r r a s . Le m o s t r a r o u d o s y p r e g u n t ó : « , Cuál de éstas
(2) Mme de S a u s s u r e , t. III, cap. v.
e s la q u e t u v o u n a cuestión con una h o r m i g a ? »
ávido ; apoderémonos de sii gusto hacia las cosas ima- más que nutriéndola de ficciones y exlraviándola con
ginarias y añadamos así al desarrollo espontáneo de los cuentos de hadas. L a imaginación se aplica lo
la imaginación infantil, la nueva excitación producida mismo y con más provecho todavía, á la realidad
por la imaginación de los demás. misma.
L o s c u e n t o s . — El austero K a n t excluía los cuen-
tos de la educación, pero es imposible asentir á su jui- « No h a y n e c e s i d a d de leer n o v e l a s p a r a e n c o n t r a r p i n t u r a s
de s i t u a c i o n e s y de c a r a c t e r e s á p r o p ó s i t o p a r a a g r a d a r á la
cio. Los cuentos producen alegría en el espíritu del f a n t a s í a y e d u c a r l a i m a g i n a c i ó n . La v i d a de A l e j a n d r o Magno,
niño y la alegría forma parte de la higiene intelectual. la de L u t e r o , la de G u s t a v o Adolfo y las de t a n t o s nobles p e r -
Por otra parte, despiertan la inteligencia y, como hace s o n a j e s q u e c r e a n ellos m i s m o s la h i s t o r i a , t i e n e n u n a v i r t u d
e d u c a d o r a mil v e c e s m á s eficaz q u e la m e j o r n o v e l a y a c a s o q u e
observar M. Sully, « el niño que en su casa se divierta
la m á s b e l l a p o e s í a . . . A p r o v é c h e n s e esas vías g r a n d e s y p r u -
más escuchando historias, será un buen estudiante. » d e n t e s p a r a e j e r c i t a r l a i m a g i n a c i ó n (1). »
No temamos, pues, los cuentos, los verdaderos, ni
sequiera los que no tienen pretensiones d e moral ni La historia, realmente, sería poco inteligible sin
esconden lección a l g u n a seria bajo sus agradables imaginación. P a r a que instruya al niño, es preciso que
ficciones, sea como una serie de cuadros que pasan ante él, por
los que su espíritu se pasea como en un museo y que
« C u a n d o se c u e n t a u n c u e n t o á tos n i ñ o s , dice Mlte Chalamet,
le hacen fijar la m i r a d a en los retratos de los g r a n d e s
¿ p o r q u é n o n o s h e m o s de p r o p o n e r s e n c i l l a m e n t e d i v e r t i r l o s ?
i P o r q u é n o c o n t e n t a r n o s c o n contar por contar, p a r a s a t i s f a c e r
hombres y en los países en que se verifican los sucesos.
s u i m a g i n a c i ó n q u e p i d e a l i m e n t o ? •> (I) Pasemos, pues, lo más pronto posible de los cuentos
p u r a m e n t e ficticios á los relatos exactos y verdaderos,
Es, sin e m b a r g o , insuficiente el presentar los cuen- pero en éstos hablemos al niño el lenguaje de la
tos como simples diversiones. Si se los escoge con imaginación, esa lengua en que, s e g ú n la expresión
cuidado, sencillos, delicados, honrados, y se pres- popular, las palabras tienen colorido. No esperemos
cinde de detalles groseros y de mal gusto, los cuentos nada de una enseñanza siempre seca y siempre abs-
t e n d r á n un alcance mucho más alto, pues serán para tracta, en la que no animen ni embellezcan los hechos
el educador un medio s e g u r o de fijar la atención al la imagen brillante y la pintura viva.
interesarla. Serán también una especie de cebo para Necesidad de l a poesía. — Ya hemos dicho que
estudios futuros y también una preparación para la Rousseau no quiere que se ofrezca al niño más que la
inteligencia de la verdadera poesía, de la que conviene verdad desnuda. Pero esto sería prohibirle para siem-
q u e ningún hombre esté desprovisto (2). pre el sentido de la poesía, que está formada de ficcio-
L o s r e l a t o s . — Sería, por otra parte, un error nes y en la que la verdad aparece siempre cubierta
c r e e r que no se puede ejercitar la imaginación infantil de velos. Algunos espíritus positivistas de nuestro siglo
se conformarían, acaso, con este empobrecimiento de
(1) L'École mnternelle, p. 234. la imaginación; pero nosotros no podemos consentir
(2) o ¿ De d ó n d e v i e n e el g u s l o s i n g u l a r q u e tienen los h o m b r e s p o r los s e m e j a n t e sacrificio. J a m á s habrá en el mundo bas-
e u e n t o s d e h a d a s ? ¿ Será q u e la m e n t i r a e s m á s dulce q u e la verdad ? No ; los
c u e n t o s de h a d a s 110 son una m e n t i r a ; el n i ñ o q u e se divierte ó q u e se espanto
t a n t e poesía, no ya para embellecer y alegrar la vida,
con ellos no se e n g a ñ a ni un i n s t a n t e . Los c u e n t o s son el ideal, a l g o m á s ver-
d a d e r o q u e la v e r d a d del m u n d o ; el t r i u n f o del bien, d e la belleza y d e la j u s -
ticia. (Laboulave, i n t r o d u c c i ó n d e los Cantes bteus.) (I) M. Blaclie, VÉducation de soi-ménie, p . 17.
sino para elevarla y ennoblecerla. L a educación popu- Creaciones personales de la imaginación
lar no podría p a s a r s e sin ella y en la escuela es, sobre i n f a n t i l . — L a imaginación del niño no es solamente
todo, donde hay q u e a b r i r las puertas de p a r en par ñ una facultad que gusta de los bellos relatos y de las
los poetas. invenciones de los d e m á s ; es también una facultad
activa que necesita crear por su propia cuenta y que
« En la e n s e ñ a n z a p r i m a r i a es d o n d e l a ficción es b i e n h e c h o r a se manifiesta por obras efectivas, en los juegos pri-
é i n d i s p e n s a b l e m á s q u e e n p a r t e a l g u n a . Allí, d o n d e la c u l t u r a mero y después en los ejercicios de composición lite-
está f o r z o s a m e n t e l i m i t a d a á lo e x t r i c t a i n e n t e n e c e s a r i o ; d o n d e
n o se p r o p o n e m á s q u e l o útil y lo p r á c t i c o y p r o n t o acaba p o r
raria ó en el dibujo.
d a r l u g a r á p r e o c u p a c i o n e s positivas, es d o n d e i m p o r t a p r o y e c t a r Comenio había observado, antes que Frcebel « que
u n r a y o p u r o de p o e s í a q u e p u e d a d u r a r l a r g o t i e m p o ; s i e m p r e ,
á los niños les gusta construir casas de barro ó de
si es posible. En el n i ñ o de las c l a s e s s u p e r i o r e s , la v i d a , c o n
sus revelaciones n a t u r a l e s , la l e c t u r a , los v i a j e s , el t e a t r o , la piedras ».
v i s t a de las o b r a s de a r t e , el c o m e r c i o de los e s p í r i t u s , a c a l l a - P o r su parte el P . Girard dice :
r á n , acaso, p o r r e p a r a r l o s e r r o r e s ó l l e n a r las l a g u n a s de la
educación. Pero la vida n o r e s e r v a f r e c u e n t e m e n t e al a l u m n o « La i m a g i n a c i ó n c r e a d o r a se m u e s t r a de la m á s t i e r n a edad
de la escuela p r i m a r i a m á s q u e u n a l a r g a lección de e x p e r i e n c i a b a j o la f o r m a de m a n í a c o n s t r u c t o r a ó d e s t r u c t o r a , p o r q u e si
positiva, de á r i d a p r u d e n c i a y de b a j o cálculo. Si la luz ha de el n i ñ o g u s t a de p r o b a r su f u e r z a d e s t r u y e n d o , se c o m p l a c e
a l u m b r a r l e , tiene q u e v e n i r de v o s o t r o s ; p o r eso i m p o r t a d á r - t a m b i é n e n p r o d u c i r á su m o d o lo n u e v o y lo b e l l o . Ved c ó m o
sela y q u e sea lo m á s b r i l l a n t e p o s i b l e . El a l m a h u m a n a n o alinea s u s s o l d a d o s , s u s casi tas y s u s c a r n e r o s y c ó m o se r e g o c i j a
p u e d e p a s a r sin ficciones ó, si se q u i e r e , de u n m u n d o i d e a l . con las c o m b i n a c i o n e s n u e v a s y l l a m a á s u m a d r e p a r a q u e
Q u i t a d ' e lo m a r a v i l l o s o , e s t ú p i d o y g r o s e r o de la s u p e r s t i c i ó n ; t a m b i é n goce c o n ellas (I). »
n a d a m á s cuerdo. P e r o r e e m p l a z a d l o c o m o m e j o r p o d á i s . Si n o ,
u n a de d o s ; ó la d e s e c a r é i s , a g o t a n d o las f u e n t e s de la p o e s í a
i n t e r i o r , ó, lo que s e r á m u c h o m á s f r e c u e n t e , la h a b r é i s a r r a n -
La imaginación en los juegos. — En el juego
c a d o de u n s u e ñ o p a r a s u m i r l a e n o t r o d i f e r e n t e m á s p e r n i c i o s o es donde el niño empieza á demostrar su naciente
a c a s o . Todo el q u e h a y a r e f l e x i o n a d o s o b r e la p r o d i g i o s a c r e d u - imaginación ; en ellos inventa, combina á su placer y
lidad que e n c u e n t r a la u t o p i a s o c i a l i s t a , c o m p r e n d e r á f á c i l m e n t e se abandona libremente á los caprichos de su fan-
nuestro pensamiento (1). »
tasía.
Bueno es observar que los j u g u e t e s que más gustan
L a s n o v e l a s . — L a s novelas son los cuentos de á los niños no son los más refinados que por su misma
hadas de la edad m a d u r a y las personas mayores se perfección no dejan nada que hacer al espíritu de
complacen con ellas tanto como el niño en la historia invención, sino los que se prestan mejor al ejercicio
de la Cenicienta. P e r o sin prohibírselas por completo d e su actividad personal.
ú los niños, no hay q u e permitirles su lectura sino con
« El n i ñ o q u i e r e c r e a r c o n t i n u a m e n t e . El a g u j e r o que h a c e
reservas, y en todo caso, elegir con escrupuloso cui- e n t i e r r a es u n a c r e a c i ó n . Con la m i s m a t i e r r a q u e saca de s u
dado las que se p o n g a n en sus manos. Las novelas h o y o y q u e a m o n t o n a c o n las m a n o s , h a c e m o n t a ñ a s q u e le
morales, como la m a y o r parte de las inglesas, las cien- p a r e c e n de u n a a l t u r a i n c a l c u l a b l e , m i e n t r a s q u e un m o n t ó n de
p o l v o r e p r e s e n t a p a r a él a r q u i t e c t u r a s m a r a v i l l o s a s .
tíficas, como las de J u l i o Yerne, y hasta de pura ima-
« Este m i s m o e s p e j i s m o se p r o d u c e con la m u ñ e c a de c i n c o
ginación, pueden s e r leídas sin peligro y hasta con c é n t i m o s , á la q u e es p r e c i s o e m b e l l e c e r .
provecho.
( • ) El P . G i r a r d , de l'Enseiynemenl régulier de la langue malerneUe,
t. III, y. 88.
(I) Articulo Ficlion, d e l D r . Elie P é c a u t . en el Dictiomiaire de pédagogie.
« La otra, la rica, la q u e e s t á vestida de seda, n o n e c e s i t a n a d a
y la n i ñ a lo s a b e y la d e s d e ñ a . Pero la p e q u e ñ a c r i a t u r a q u e n o « P a r a Pestalozzi, dice G a u t h e y , el d i b u j o e r a s o b r e t o d o u n
p o s e e m á s q u e s u s o j o s azules, su placidez, sus c a r r i l l o s s o n - a r t e de i m a g i n a c i ó n . Con a l g u n o s d a t o s , s u s d i s c í p u l o s i n v e n -
r o s a d o s y u n a s o n r i s a e t e r n a e n sus labios de c e r e z a . ; q u é p r o - t a b a n toda especie de figuras y de c o m b i n a c i o n e s , y c o n f r e -
digios de i m a g i n a c i ó n h a c e n falta p a r a que t e n g a u n v e s t i d o c u e n c i a llegaban á o b t e n e r r e s u l t a d o s m u y n o t a b l e s d e s d e e
h e c h o c o n u n t r a p o d e i n d i a n a y un c o r p i n o c o n f e c c i o n a d o c o n p u n t o de vista de la o r i g i n a l i d a d y l a elegancia.
un r e t a z o de t u l ! « Ese ejercicio f o r m a el g u s t o y la i n v e n t i v a en a l u m n o s d e s -
« La m u ñ e c a tosca d e s a r r o l l a la i m a g i n a c i ó n del niño, c o m o el t i n a d o s á p r o f e s i o n e s m u y d i v e r s a s . El j a r d i n e r o , el c e r r a j e r o ,
p o e t a d e s a r r o l l a b a e n o t r o t i e m p o la del p u e b l o ( I ) . » el e b a n i s t a , el t a p i c e r o , el albaüil, t i e n e n n e c e s i d a d d e a m b a s
c o s a s , y tratar de q u e se les d e s a r r o l l e n e s a s f a c u l t a d e s es p r e -
M m e Saussure hace notar « que los j u g u e t e s que el p a r a r l e s los m a y o r e s é x i t o s e n su t r a b a j o (I). »
niño inventa son los que más le divierten (2) »>.
Guardémonos de molestar al niño en este desarrollo Disciplina de l a imaginación. — Resulla de lo
libre y franco de su imaginación, que después de dicho que hay un verdadero cultivo escolar de la ima-
haberse ejercido en las diversiones de la infancia, se ginación (2). Hemos enseñado cómo se desarrolla esta
encontrará dispuesto á un empleo serio en el trabajo facultad y cómo se consigue excitarla siguiendo á la
y en el estudio. naturaleza; no olvidemos que conviene también disci-
plinarla, moderarla y restringirla.
Los ejercicios de composición l i t e r a r i a . —
Los t r a b a j o s de composición literaria ponen en juego
« N a d a m á s p e l i g r o s o , decía David H u m e , q u e la f u g a de l a
todas las facultades del espíritu, memoria, entendi- i m a g i n a c i ó n . Los h o m b r e s de i m a g i n a c i ó n p o d e r o s a p u e d e n
miento, etc., pero la imaginación desempeña en ellos s e r c o m p a r a d o s á e s o s á n g e l e s q u e n o s p i n t a la E s c r i t u r a c u -
un papel importante, sobre todo cuando se trata de b r i é n d o s e los o j o s c o n las alas. »
escribir una narración ó una descripción. P a r a em-
pezar conviene apelar solamente á la imaginación E n efecto, las concepciones ardientes de la imagi-
representativa. El n a r r a d o r dirá lo que ha visto en nación oscurecen el espíritu, ocultan la verdad, exal-
cualquier incidente de su vida y habrá solamente de tan el sentimiento y nos precipitan en la locura de las
probar que ha visto bien. Pero insensiblemente se le pasiones. Adormecen también la actividad y nos hacen
enseñara á hacer más, á inventar y á combinar por sí caer en infecundos ensueños.
mismo sucesos imaginarios. Por poco que se le avude T a n útil y necesaria como es para el equilibrio del
á encontrar asuntos y que se le p o n g a en condiciones espíritu una imaginación moderada, el exceso de
d e hallar en sus recuerdos materiales p a r a la compo- imaginación es fatal para el buen sentido, p a r a la
sicton, el niño se dedicará con gusto á este trabajo e n e r g í a del carácter y para la rectitud de conducta.
personal. ¿De qué medios dispone la educación para contener
á la imaginación en sus justos límites ? El m e j o r es
El dibujo y l a s artes. — Entre los ejercicios más
suscitar las fuerzas contrarias. El difícil es reprimirla
naturales de la imaginación figuran el dibujo, el
canto y las artes en general. directamente, por lo que resulla mas cuerdo v más
seguro buscarle un contrapeso en el desarrollo de la
(1) M. Champfleury. Les Enfants, p 154
CÍert0
(1) Gauthey, obra citada, t . I, p. 47.
t T ' 1 d i c e A t a m b i é ¡ ' M. Eggcr, q u e el j u g u e t e d e m a s i a d o d e t e r m i -
(2) M . Iíousselol dice con e r r o r : <• Es tal la índole d e la i m a g i n a c i ó n q u e n o
" I T l f T ° S ° ^ e ' ° s ° b ¿ e l o s g r o s e r o s d e los q u e su i m a g i n a c i ó n
p u e d e h a c e r lo q u e q u i e r e . » (obra citada, p . 42.) fc e s susceptible d e u n a educación escolar especial en el mismo g r a d o q u e las
•demás f a c u l t a d e s i n t e l e c t u a l e s » ( P é d a g o y i e , p. 125.)
razón y de las facultades que de ella dependen. Si h a y lo q u e p u e d e c o n t e n e r l a en el c í r c u l o del b i e n . Los e s t u d i o s q u e
que habérselas con un niño cuya imaginación se e n g r a n d e c e n n u e s t r o h o r i z o n t e i n t e l e c t u a l , el e s p e c t á c u l o de la
n a t u r a l e z a c o n s u s m a r a v i l l o s o s detalles, las e m o c i o n e s de las
exalte y se inflame, ejercítese en lo posible su espíritu
a r t e s , n a d a le p a r e c e s u p e r í l u o n i peligroso p a r a d i r i g i r la i m a -
de observación y a u m é n t e n s e sin cesar sus conoci- g i n a c i ó n p o r el b u e n c a m i n o , p u e s t e m e verla e s c a p a r s e h a c i a
mientos positivos. No se conseguirá templar esa ima- o t r a s vías p o r f a l t a de p l a c e r e s b a s t a n t e v i v o s (1). »
ginación ardiente, siempre pronta á caer en la qui-
mera, más que poniéndola bajo la inspección de una
Peligros particulares que h a y que evitar. —
razón fuerte y de una reflexión juiciosa, y dándole, p o r
A d e m á s de los g r a n d e s peligros (|ue u n a imaginación
decirlo así vecinos buenos y seguros que la rodeen de
fogosa hace correr al espíritu y al corazón, hay ciertos
facultades poderosas y ejercitadas, que la vigilen, que
escollos que evitar en el desarrollo mismo de una
obren sobre ella y que, al desarrollarse ellos mismos,
imaginación mediana.
la obliguen á ocupar su lugar.
Importa evitar que el niño confunda la ficción con la
Otro medio de g o b e r n a r la imaginación y de pre- realidad. Sucede á veces que cuando estando dormidos
venir sus excesos es ocuparla, proporcionarle alimen- hemos sido emocionados por un sueño apasionador,
tos sanos y nutritivos, á fin de que no se busque ella nos vemos obligados al despertar á hacer esfuerzos
sola ocupaciones nocivas. para disipar los fantasmas que pueblan nuestra imagi-
nación y convencernos de nuestro error. Así el niño,
« O c u p a r la i m a g i n a c i ó n es t a n n e c e s a r i o . c o m o c o n t e n e r l a , que no tiene aún nociones precisas sobre lo real y
dice Mme de S a u s s u r e , y a c a s o n o se la c o n t i e n e m á s q u e c u a n d o
sob're lo posible y que ignora completamente las leyes
se la o c u p a . »
de la naturaleza, puede ser fácilmente víctima de un
e n g a ñ o de la imaginación. Cuidemos de que no deje
Sea como quiera, no se puede a p a g a r l a imaginación
entrar ficciones en la t r a m a de sus pensamientos
y hay que tratar de que no m u e r a por falla de ali-
como nociones verdaderas. Advirtámosle, al contarle
mento. Sería, por otra parte un g r a n mal secar en el
una fábula, que no dé crédito á nuestro reíalo, pues,
h o m b r e la fuente fecunda de tantas bellas y nobles
como hace notar M. E g g e r , « hace falta mucho
cosas. La imaginación es una fuerza indestructible
liempo p a r a que se forme en el espíritu la noción de
del espíritu ; vale más, por lo tanto, tenerla con nos-
lo verosímil ». No creamos que el ser nuestras inven-
otros que contra nosotros, y trazar su curso que verla
ciones m u y extrañas resulta suficiente p a r a descon-
desbordarse al azar y en desorden.
certar la credulidad del niño.
M m e de S a u s s u r e h a h e c h o v e r q u e la i m a g i n a c i ó n , e s t a
p o t e n c i a i r r e s i s t i b l e , a u n c u a n d o se c r e a h a b e r l a d o m a d o , t o m a « U n a de las c o s a s q u e m á s se o l v i d a n es los e f e c t o s de una-
las f o r m a s m á s d i v e r s a s y se c o n v i e r t e en p e q u e ñ a p a r a a n i m a r i g n o r a n c i a c o m p l e t a . Se t i e n e p o r n a t u r a l lo que y a se h a visto-
c o n f u e g o s e c r e t o las m á s m i s e r a b l e s p a s i o n e s . Si se le n i e g a y n o se c o m p r e n d e q u e p a r a el n i ñ o , que n o ha visto n a d a , todo-
el a i r e y la l i b e r t a d , cae en las p r o f u n d i d a d e s del e g o í s m o y s e es i g u a l m e n t e n a t u r a l . Lo p o s i b l e n o tiene límites p a r a él (2). »
convierte en avaricia, en pusilanimidad ó en vanidad.
« Hay q u e v e r c o n q u é d u l c e i n t e r é s e s p í a M m e N e c k e r tos Con esto está dicho que hay que proscribir todas
p r i m e r o s m o v i m i e n t o s de l a i m a g i n a c i ó n e n el a l m a del n i ñ o ;
con qué i n t e l i g e n t e s c u i d a d o s p r o c u r a q u e sea, desde la e n t r a d a
(1) P r e f a c i o d e VEducation progressire.
e n la v i d a , la c o m p a ñ e r a de la v e r d a d ; c ó m o la r o d e a de t o d o
(2) Mme de S a u s s u r e , obra citada, 1. III, cap. v.
« T e m o , dice M. Btackie, q u e p r o f e s o r e s y discípulos 110 e s t é n
las historias terroríficas d e q u e se sirven para gobernar bien p e n e t r a d o s de la i m p o r t a n c i a de la i m a g i n a c i ó n . . . E s t a n o
á los niños educadores inhábiles é imprudentes. es e n e m i g a de l a c i e n c i a m á s q u e c u a n d o o b r a s i n la r a z ó n , e s
L o s d e s v a r i o s . — Otra tendencia viciosa de la d e c i r , a r b i t r a r i a m e n t e y s i n o t r a r e g l a q u e el c a p r i c h o . Con l a
r a z ó n es el m e j o r y el m á s i n d i s p e n s a b l e de los a u x i l i a r e s (1,. »
imaginación es la de perderse en vagas contempla-
ciones y e n t r e g a r s e á desvarios indecisos. Muchas
veces somos distraídos de una atención seria ó de una En ciertos niños cuyo espíritu es lánguido é inac-
acción precisa y determinada por los fantasmas que tivo, que « nacen viejos », no basta con ejercitar la
flotan en nuestro espíritu y que pueden convertirse en imaginación; hay que estimulársela, no sólo para
una e n f e r m e d a d de la inteligencia. despertarles á la vida poética, sino también por el
S e g u r a m e n t e , no se pueden eliminar enteramente, interés más modesto del éxito en los negocios prác-
ni aun d e la conciencia más estudiosa y más reflexiva, ticos. La imaginación es uno de los estimulantes de la
esas concepciones parásitas de la imaginación, así actividad en todas las cosas, la inspiradora de los
como no se extirpan enteramente las malas hierbas inventos útiles, y por lo menos, el principio de los
del campo mejor cultivado. Pero es preciso impedir recursos útiles.
q u e el desvarío d e g e n e r e en costumbre, y para esto
(I) M. li'ackie, obra citada, p. 16.
hay que ocupar el espíritu por el ejercicio de una
reflexión sostenida. Conviene dar á la imaginación
alimentos sustanciosos, buenos versos, aprendidos de
memoria, ó g r a n d e s acciones que se recuerdan 'en
c u a n t o el espíritu tiene un momento de descanso. La
imaginación ociosa está pronta á desvariar. Haced
t r a b a j a r la imaginación y las otras facultades y evita-
réis en el niño los desvarios, que son la pereza del
pensamiento.
Importancia de la imaginación. — Habrá quien
se asombre por la importancia que hemos dado al
cultivo de la imaginación. S e g u r a m e n t e , esta facultad
no puede ser comparada, en cuanto á los servicios que
presta, con la m e m o r i a ni con el juicio, ni es en igual
grado una facultad pedagógica. Pero no concederemos
j a m á s á los espíritus positivistas y exclusivamente
científicos, que traten de sacrificarla. En lodos los
tiempos se le ha atribuido g r a n importancia en la
enseñanza, puesto que las composiciones literarias
usadas en los colegios son en g r a n parte ejercicios de
imaginación. Nos conformamos con que se la limite
para dar m á s extensión al dominio de los conoci-
mientos científicos, p e r o no se pretenda suprimirla.
psicológica, es el acto esencial del pensamiento, la
vida del espíritu. En el juicio es donde las ideas se
asocian y se animan. En la proposición, que es la
expresión verbal del juicio, las palabras, signos de
las ideas, se unen y toman cuerpo.
Por otra parte, el juicio domina V comprende las
LECCIÓN Vili demás operaciones del espíritu, es la fuente de nues-
tras ideas y sirve de conclusión á nuestros razona-
LAS F A C U L T A D E S DE R E F L E X I Ó N , J U I C I O ,
A B S T R A C C I Ó N Y RAZONAMIENTO. mientos.
Las percepciones de los sentidos y de la conciencia
J u i c i o y r a z o n a m i e n t o . — Definición p s i c o l ó g i c a del j u i c i o - nos proporcionan juicios ya formados y, por decirlo
D i v e r s o s s e n t i d o s de e s a p a l a b r a . - I m p o r t a n c i a de la r e c t i t u d así, primitivos, de los que el espíritu d e s p r e n d e inme-
d e e s p í r i t u . - F o r m a c i ó n del j u i c i o . - El j u i c i o en el n i ñ o diatamente las ideas particulares y, por un lento tra-
— P r i m e r a e d u c a c i ó n . — Cultivo escolar del j u i c i o . — .Método bajo de abstracción, las generales.
g e n e r a l . — Reglas p a r t i c u l a r e s . — Libertad del j u i c i o . — D i s -
creción del j u i c i o . - E x a c t i t u d del j u i c i o . - El j u i c i o v la Hay también juicios reflexivos, que suponen una
abstracción. - Abstracción y generalización. - Formación atenta comparación de las ideas anteriormente adqui-
d e las i d e a s a b s t r a c t a s y g e n e r a l e s . - Las i d e a s g e n e r a l e s ridas y en los cuales existe siempre algo de razona-
a n t e s del l e n g u a j e . - T e n d e n c i a del n i ñ o á g e n e r a l i z a r —
¿ Que se debe p e n s a r d e la r e p u g n a n c i a del n i ñ o h a c i a la miento, ya que no sea completo.
a b s t r a c c i ó n ? - A b u s o d e la a b s t r a c c i ó n en la e n s e ñ a n z a - Diversos sentidos de la p a l a b r a juicio. — La
I m p o r t a n c i a de l a s i d e a s g e n e r a l e s . - D i f i c u l t a d e s de la función esencial que Rousseau llamaba « facultad
abstracción. - Reglas p e d a g ó g i c a s . - El r a z o n a m i e n t o . - judicial » consiste, pues, en percibir las relaciones de
I m p o r t a n c i a del r a z o n a m i e n t o . - Educación del r a z o n a m i e n t o
las ideas. Pero en el lenguaje corriente la palabra
— El r a z o n a m i e n t o e n e l n i ñ o . — T e n d e n c i a p a r t i c u l a r h a c i a
juicio se separa con frecuencia de su sentido psico-
la i n d u c c i ó n . - M e d i d a q u e h a y q u e g u a r d a r . - E j e r c i c i o s
especiales del r a z o n a m i e n t o . 10
Asi," por,ejemplo, para M m e Necker de Saussure el
juicio no es más que el sentido práctico, el buen sen-
J u i c i o y r a z o n a m i e n t o . — Juzgar y razonar son tido p a r a las cosas de la vida.
operaciones distintas del espíritu, que no se someten
« Lo q u e es esencial d e s a r r o l l a r , dice, es esa r a m a especial
a las demás. Hay en la actividad de la inteligencia
del r a z o n a m i e n t o que se aplica á la c o n d u c t a de la vida y q u e
tres, grados, tres m o m e n t o s esenciales : concebir ó
s e llama c o m u n m e n t e juicio (1). »
tener ideas, juzgar ó a s o c i a r l a s concepciones, razonar
o unir los juicios. Así c o m o el juicio es la unión de dos Esto supone el olvido de que el juicio se ejerce
ideas, asociadas por un acto de afirmación que expresa también en las ciencias y en las investigaciones
el verbo ser, el razonamiento es una serie, una unión especulativas y de que el observador, el sabio y
de juicios relacionados unos con otros de tal modo que el filósofo no j u z g a n menos que el hombre de
el ultimo aparece como la conclusión legítima v la acción.
consecuencia necesaria de los primeros.
Definición del j u i c i o . - El juicio, en su acepción (I) De VÉducation progressive, 1. III, cap. vi.
Otro empleo aún más frecuente de la palabra juicio
C u l t i v o d e l j u i c i o . — Por eso el cultivo del juicio,
consiste en comprenderle en un sentido limitado como
desde Montaigne y Port-Roval, ha llegado á ser la
sinónima de buen juicio. Las lenguas son general-
palabra de orden de la pedagogía.
mente optimistas y dan con frecuencia á las palabras
el sentido más favorable. Decir que una persona tiene Hasta los más refractarios comprenden la impor-
juicio es afirmar que su espíritu es justo, que se tancia del juicio. En el prefacio de la nueva edición de
engaña menos que los demás, que tiene una especie la Conduitedes écoles chrétiennes (1800), fray Felipe se
de afinidad natural con la verdad y que aprecia sana expresa de este modo :
y seguramente las cosas, cuando se trata, natural- « La enseñanza elemental ha tomado en estos tiempos u n
mente, de juicios que requieren penetración v discer- carácter particular que debemos tener en cuenta y que con el
nimiento, pues no se dirá de un hombre que tiene propósito de formar el juicio del discípulo, da menos i m p o r -
juicio porque sea capaz de afirmar que la nieve es tancia que antes al cultivo de la memoria, sirviéndose de mé-
blanca ó que el fuego quema. todos que ejercitan la inteligencia é inducen al niño á reflexionar,
á darse cuenta de los hechos y á salir del dominio de las pala-
bras p a r a e n t r a r en el de las ideas. »
I m p o r t a n c i a d e l j u i c i o . - La Lógica de Port-
Koyal presenta el juicio como la cualidad más impor-
tante del espíritu : E l j u i c i o e n el n i ñ o . — Como quiera que el juicio
es inseparable del pensamiento, el niño juzga desde
t i h u f l f ^ n ^ a más estimable que el buen sentido y la exac- muy temprano. Sus primeras impresiones, la afirma-
ción de ló que ve y de lo que oye, son ya juicios. No
d Í i I f U r dlSCen,Ír
"verdadero de lo falso. Las
demás facultades tienen un uso limitado, pero la exactitud de a es capaz aún de juicios reflexivos, pero sí de esos
razón es ú ü en todas partes y en todos l ^ s ^ m p l e o s de la vida juicios espontáneos que son la adhesión inmediata del
J a principal aplicación que debiéramos tener es f o r m a r n u e s t r o espíritu á la verdad percibida. Antes de estar en dis-
H I í a c e r l e t 0 d ° 10 e x a c t 0 P° s i b 'e; á esto debería e S posición de hablar, la percepción determina en él
dedicada ta mayor parte de nuestros estudios. Nos seívSios
de la razón corno de un instrumento para adquirir el coTci- pequeñas creencias manifestadas por sus gestos, sus
miento de las ciencias, cuando debiéramos, por e l c o n E sonrisas y sus movimientos. Juzga que la bujía quema
cuando se ha quemado una vez, y procura evitarlo.
que la exactitud del espíritu es mucho más digna de atención
que todos los conocimientos especulativos, á los cuales se nuede Juzga que un objeto está á su alcance, puesto que
llegar por medio de las ciencias más verdaderas y í S X f f i í extiende los brazos para alcanzarle y cogerle. Se
engaña sin duda, con frecuencia, en esta apreciación
Porl-Royal desdeña demasiado, seguramente las de las distancias, pero el error es también un juicio.
cencías, sus resultados positivos y los conocimientos
que transmiten pero no existe exageración en « Examinad un niño, y veréis en la m a n e r a de procurar coger
lo que tiene cerca, de tirar, de empujar, de levantar el c u e r p o ,
t l a : a r q T , t 0 d 0 S l 0 S e S t u d Í 0 S ' ' e n c n por objeto la que hace una especie de razonamiento, puesto que aplica ciertos
formación del juicio y que todas las demás facultades medios á u n objeto determinado mucho tiempo antes de poder
le deben estar subordinadas. Con mucha memoria se expresarlos hablando (1). »
puede ser incapaz de conducirse en la vida ; con
mucha imaginación puede haber frecuentes extravíos • Se sabe además que el niño, en sus primeros en-
pero con mucho juicio se camina derecho v se pueden
P
vencer todas las dificultades. ' (1) Miss E d g e w o r l l i , Education pratique, t. II, p. 303.
sayos de lenguaje no logra e n seguida d a r ¡i sus jui- „ k los cinco a ñ o s y medio, el hijo de u n sabio g r a m á t i c o
cios una expresión exacta y completa. No exijáis de dice á su p a d r e : « Hav v e r b o s f e m e n i n o s . - ¿ Cómo es e s o ? -
él proposiciones regulares. S u p r i m e cuanto puede el Poner el huevo es u n v e r b o f e m e n i n o ; se d i c e s i e m p r e ella
verbo ser, esa cópula lógica d e las ideas con la frase. pone; jamás él.;. »
,, Á los c u a t r o a ñ o s y dos m e s e s , Emilio ve c e r r a r la v e n t a n a
El verbo ser es, en cierto m o d o , un verbo abstracto de u n a habitación en la q u e se está f u m a n d o . El n m o se p r e -
y el niño prefiere los verbos atributivos, que son con- g u n t a por dónde va á salir el h u m o y se r e s p o n d e indicando
cretos. En lugar de los v e r b o s existentes, inventa f a s r e n d i j a s de la v e n t a n a c e r r a d a : « P o r q u e , dice, el h u m o es
otros y transforma el adjetivo en verbo. Así dirá pequeñilo: es como el agua : c u a n d o m e p o n g o a g u a en la m a n o
se va p o r a q u í ; » é indica el i n t e r s t i c i o de los dedos a p r e -
Pablo malo, en vez de Pablo es malo. Con frecuencia
t a d o s (1). »
la expresión de su juicio no es más que una superpo-
sición del sujeto y del atributo. Su repugnancia por P r i m e r a e d u c a c i ó n . — L a pedagogía no tiene
emplear el verbo ser es igual á su torpeza p a r a para qué intervenir en el desarrollo elemental del
servirse de él. El mismo defecto se ha observado, juicio del niño. La educación negativa, la que preco-
en los sordos mudos cuando a p r e n d e n á escribir. nizaba Rousseau, aunque prolongándola demasiado ; la
Pero no hay que deducir d e esta insuficiencia de que consiste en d e j a r obrar á la naturaleza é impedir
lenguaje que el juicio es incompleto en el niño* Sola- solamente que ninguna influencia mala altere su libre
mente le falta su expresión. P u e d e n emplear á veces curso, es la que mejor conviene á los primeros anos
expresiones extrañas, como las del niño citado p o r de la infancia. I m p o r t a menos á esa edad que se ac-
Taine, pero no por eso dejan d e formular juicios m u y cione sobre el juicio por un cultivo especial, que prote-
precisos (1). o-erle contra los errores groseros que, gracias a la
J u i c i o s r e f l e x i v o s . — Es difícil decir / érfqué época ignorancia y á la credulidad del niño, se instalan fácil-
se desarrolla en el niño la f a c u l t a d del juicio reflexivo. m e n t e en su espíritu y echan en él raíces indestruc-
P a r a que llegue este caso es necesario que el espí- tibles.
ritu haya dejado de estar á m e r c e d de las percep- En lo que se refiere á los juicios primitivos no hay
ciones sensibles, que haya e n t r a d o en posesión de sí más consejos que dar que los concernientes á la edu-
mismo, que se h a y a hecho capaz de atención y que cación de los sentidos á fin de a s e g u r a r la claridad,
tenga, en fin, á su disposición, no sólo g r a n número la exactitud v la fuerza de las percepciones. Conviene
de observaciones particulares q u e sirvan de materia ser m u y indulgentes con los juicios comparativos del
á sus reflexiones, sino también ¡deas generales que le niño que indican va cierta iniciativa de espíritu, aun
sirvan de término de comparación. siendo inocentes v ridículos, pues por infantiles (pie
El niño percibe rápidamente los parecidos, y sus pri- parezcan, son el preludio de u n a cualidad infinita-
meros juicios personales se f u n d a n con frecuencia en m e n t e preciosa, la libertad de espíritu.
analogías, á veces ligeras. M . E g g e r cita algunos C u l t i v o e s c o l a r d e l j u i c i o . — Se h a dicho no sin
interesantes ejemplos de esto : razón, que la influencia de la familia es mayor que la
de la escuela en la formación del juicio. En efecto,
(i) M. T a i n e cila u n n i ñ o q u e para d e c i r : Le soleil se couche (« el sol s e e n la libertad relativa de la vida doméstica, el nmo,
a c u e s t a », frase q u e equivale e n f r a n c é s á « e l sol se | one »j decía : « Ça brule.
coucou » (ça brule, e s t o q u e m a , es decir algo b r i l i a u l e c o m o el fuego, y coucou,
acción d e acostarse). del T . ( I ) 51. E g g e r , obra citada, p . 51, 36.
algo más entregado á sí mismo, halla más ocasiones se le enseña que á manifestar juicios personales. Así
de observar y de ejercitar el espíritu. Pero no por como aprende á hablar recogiendo fielmente las pala-
esto deja de ser cierto que los estudios bien dispues- bras de labios de su m a d r e , aprende á p e n s a r repi-
tos son excelentes ejercicios de reflexión personal v tiendo los pensamientos de los demás. Para remediar
que existe un cultivo escolar del juicio. esta pereza del espíritu hay q u e contar mucho con la
M é t o d o g e n e r a l . — En varias escuelas alemanas naturaleza y con el progreso de la edad. Cuando el
se han consagrado ciertas h o r a s de la semana al cul- niño haya adquirido pasivamente cierto número de
tivo del juicio. No comprendemos bien lo que pueden conocimientos, llegará por si mismo á comparar las
ser esas clases de juicio, que nos recuerdan las clases ideas y á percibir relaciones nuevas entre ellas. El
de virtud imaginadas por el cura de Saint-Pierre. ¿ Se papel del maestro consiste en favorecer en el niño esta
concibe un maestro diciendo á sus alumnos: « Ahora, tendencia natural, en ayudarle presentándole asuntos
amigos míos, vamos á ejercitarnos en juzgar? » de reflexión apropiados á sus gustos, en sugerirle
No, la educación del juicio no debe ser buscada pensamientos fáciles por la aproximación de objetos
por lecciones especiales, sino que debe resultar de análogos ó por la oposición de cosas diferentes.
todas las lecciones de la escuela. No hay, en efecto, P e r o si es de desear que el maestro s e p a excitar
enseñanza que no se preste en las manos de un buen los espíritus, es preciso ante todo que evite todo lo
maestro á provocar la iniciativa del discípulo, á p o n e r que pueda contrariar ó restringir su impulso natural.
en j u e g o su reflexión y á excitar la energía de su espí- Con frecuencia somos responsables del servilismo de
ritu. Si descartáis resueltamente los procedimientos espíritu que afeamos á nuestros hijos. No bien han
de la enseñanza mecánica y de la educación pasiva; si aventurado un juicio inexacto, nos alarmamos, nos en-
sabéis apelar á la actividad natural del niño; si le inci- fadamos y le humillamos con demostraciones dema-
táis con vuestras p r e g u n t a s á pensar por sí mismo, siado duras v vivas; les desanimamos, en fin, y p o r
su juicio se desarrollará natural y espontáneamente,' no h a b e r sido indulgentes con sus primeros ensayos,
como se desarrollan todas las fuerzas cuando se las les quitamos la costumbre de pensar ó al menos la de
desembaraza de las trabas que las molestan y se les expresar su pensamiento. Mal acogidos cuando han
deja libre curso. Cuanto más vida y más libertad in- querido hacerse oir, no se atreven á abrir la boca, se
troduzcáis en los estudios, más ejercitará su juicio el quedan callados y se hacen inertes y pasivos, asi
niño y más se desarrollará su facultad de juzgar. como no se atreverían á a n d a r si se les r e g a ñ a s e de-
Métodos particulares. — Hay, siii embargo, masiado por su primer tropiezo.
algunas precauciones particulares que adoptar para Es, pues, preciso fomentar con una excitación cons-
f o r m a r el juicio, sobre todo, en los niños pequeños y tante la libertad de juicio del niño y t e n e r cuidado de
en razón de la diversidad misma de las naturalezas. no desanimarle con burlas ó reprimendas cuando se
El juicio del niño es con frecuencia tímido v hay que extravíe.
a n i m a r l e ; á veces temerario y hay que moderarle é Discreción del juicio. — Apenas se ha conse-
infundirle discreción; fácilmente inexacto v hav que guido formar en el niño el juicio personal, hay que
rectificarle. temer d a r en otro escollo, el abuso y la temeridad del
L i b e r t a d d e l j u i c i o . — El niño parece al princi- juicio. Así sucede siempre en la educación; no bien se
pio más dispuesto á aceptar dócilmente todo lo q u e han desarrollado las facultades más preciosas, cuando
ya pueden, si no se las vigila, e n g e n d r a r graves defec- cidas, se h a b r á hecho ya mucho para a s e g u r a r la
tos. En cuanto el niño h a aprendido penosamente á ha- exactitud de su juicio. Los juicios inexactos, en efecto,
blar, se impone un nuevo cuidado al m a e s t r o ; el de provienen con frecuencia de la ignorancia ó de la lige-
enseñarle á que se calle. Y así, cuando se ha obtenido reza y la precipitación. R e t e n g a m o s el juicio del niño
el importante resultado de afinar la inteligencia del e n las cosas que conozca bien y no se e n g a ñ a r á .
niño, hay que cuidar de q u e no se emancipe demasiado, Obtengamos de él que sea atento y disminuiremos
de que no se aventure en juicios temerarios y de que no aún las causas de error.
se vuelva respondona y charlatana. En este caso hay
que cambiar de método, seguir un camino casi inverso « La v e r d a d e r a r e g l a p a r a j u z g a r b i e n , dice B o s s u e t , es 110
h a c e r l o s i n o c u a n d o se v e claro, y p a r a e s t o h a y q u e j u z g a r
al que acabamos de r e c o m e n d a r y moderar suavemente
con gran atención. »
la iniciativa que habíamos provocado. El arte de la edu-
cación, como el arte militar, se compone de marchas y Otro modo de formar del juicio propio del niño
contramarchas, de vivos ataques seguidos de pruden- es empezar por hacerle comprender bien los juicios de
tes retiradas. los demás, cuidando de no ofrecerle más que buenos
modelos.
" El p r o b l e m a m á s d e l i c a d o de la e d u c a c i ó n del j u i c i o , d i c e
En esto, como en todo, hay que contar con la efica-
M. Sully, GS e n c o n t r a r u n j u s t o m e d i o e n t r e el e x c e s o de Id
independencia individual y u n a deferencia no justificada hacia cia del ejemplo. Que no se presenten al alumno sino
la a u t o r i d a d . » juicios seguros, severamente comprobados; que se le
expliquen claramente todas las palabras que los expre-
No es difícil evitar la temeridad de juicio del niño, san ; que se le obligue á darse cuenta del sentido de
al que se hace avergonzarse sin trabajo por su presun- todo lo que estudia, y llegará á su vez á ser exacto en
ción. Lo difícil es convencerle de su error sin sumirle sus juicios personales.
en una confusión que paralice su buen ánimo. Juicio y abstracción. — El juicio es una cons-
Hasta cuando se equivoca más groseramente, dejé- traceión del espíritu y, como toda construcción,
mosle desenvolver su p e n s a m i e n t o ; tratemos de com- necesita materiales. Los materiales del juicio son
prenderle ; y entonces no nos contentemos con decirle las ideas, tanto las particulares que recoge la sim-
secamente que se ha equivocado; demostrémosle en ple aprehensión, como las generales y abstractas que
qué y cómo con explicaciones terminantes y claras ; elabora el espíritu: y así como la perfección de un edi-
detallémosle las causas de su e r r o r ; y hagámosle ficio depende en parte de la calidad de los materiales
entender que hay cosas q u e exceden á su juicio y que que en él se emplean, así la exactitud del juicio descansa
e n la precisión de las ideas que sirven para formarle.
aun en las que puede j u z g a r , debe hacerlo reflexio-
nando bien. Y restableciéndole la verdad en el punto Examinemos, pues, p o r q u é medios puede el maestro
particular de su error, p r e p a r é m o s l e á no caer de nuevo favorecer el desarrollo normal y rápido de las facul-
en errores análogos en otros puntos á causa de su lige- tades de abstracción y generalización.
reza y de su irreflexión. Abstracción y generalización. — Nosotros no
E x a c t i t u d del j u i c i o . — Poniendo al niño en separamos la abstracción y la generalización. Una idea
guardia contra su predisposición á juzgar las cosas abstracta es al mismo tiempo general, como la idea de
un carácter común á varios individuos ó la de un grupo
que no conoce ó á j u z g a r de ligero las que le son cono-
de seres que se unen por uno ó varios caracteres co-
munes, la idea de la razón, por ejemplo, ó la de hombre. blancura del papel que tiene ante la vista, particulari-
Se generaliza porque se abstrae y recíprocamente. El zará acaso durante algún tiempo esa palabra abstracta
niño considera por separado una cualidad que en la v í a blancura no se aplicará en su espíritu más que al
realidad de las cosas está unida á otras cualidades, y papel; pero pronto llegará á emplear la misma palabra
esta abstracción resulta, ya de un análisis inconsciente', p a r a expresar la blancura de todos los objetos blancos.
ya de uno reflexivo. Encuentra en seguida la misma Las ideas generales a n t e s del lenguaje. —
cualidad en otros objetos y de ahí viene á percibir de Las palabras son, pues, los a g e n t e s esenciales del
un solo golpe de vista de su espíritu, ya la misma cua- t r a b a j o de generalización que se realiza desde m u y
lidad general, ya las personas ó cosas que la poseen. temprano en el espíritu del n i ñ o ; pero una observa-
Pero esta no es m á s que una descripción incompleta de ción atenta prueba que el niño es capaz de generalizar
las operaciones mentales del niño. H a y que ver más aun antes de saber hablar.
de cerca y con más precisión cómo pasan las cosas. No podría ser de otro modo, puesto que el animal
Formación de las ideas a b s t r a c t a s y gene- mismo tiene algunos principios de ideas generales.
r a l e s . — El lenguaje desempeña, ciertamente, un Los perros, por ejemplo, distinguen perfectamente
g r a n papel en la formación d e las ideas generales. No los pordioseros á quienes h a y que ladrar, de los indi-
conviene por eso adherirse á la opinión absoluta de los viduos á quienes hay que recibir. Así el recién nacido
filósofos que pretenden que sin el concurso de las manifiesta preferencia hacia las caras jóvenes y bellas
palabras sería el niño incapaz de percibir las relaciones é inicia así una especie de avance de generalización.
de las cosas; [»ero la's palabras son, por lo menos, M. Pérez cita un niño de ocho meses cuyo j u g u e t e
necesarias para precisar las ideas abstractas y para favorito era una caja de metal blanco provista de una
permitir su funcionamiento fácil y rápido. abertura en la que metía todo lo que podía entrar, y
El niño a p r e n d e al principio una palabra pronun- en cuanto se le daba u n objeto Cualquiera le daba
ciada delante de él y que designa un objeto individual vueltas en lodos sentidos para encontrar en él también
y determinado, la palabra papá, por ejemplo, y desde una abertura. « Tenía, pues, las ideas generales d e
entonces la aplica -á su padre y también á otras per- abertura y de capacidad, percibidas en algunos objetos
sonas. Que se presente delante de él un señor de pare- y que él buscaba en todos (1). »
cida estatura y voz y vestidos semejantes, y el niño le T e n d e n c i a d e l n i ñ o á, g e n e r a l i z a r . — Sin em-
llamará papá. La palabra era individual y él la hace bargo, cuando el niño ha aprendido á hablar es cuando
general, puesto que la emplea 110 p a r a designar una manifiesta sobre todo su instinto de generalización,
persona, sino una clase (1). Hay, pues, u n a tendencia y una m a r c a d a tendencia á percibir las semejanzas
instintiva en el niño á generalizar y á percibir las de las cosas, gracias á la fuerza de su memoria, v
semejanzas de las cosas. hasta á inventarlas, gracias á su potencia de imagi-
nación. Generaliza sin regla y fuera de toda clasifi-
Naturalmente, si el niño generaliza las palabras in-
cación conocida, y hace clasificaciones nuevas, á veces
dividuales que le sugerimos, generaliza también, vcon
m u y originales, f u n d a d a s en u n a analogía superficial
mayor razón, las palabras generales. S í s e l e habla de la
y en relaciones vagas y lejanas.
(I) M. J a n e l o b s e r v a con r a z ó n q u e el n i ñ o generaliza la palabra papú más
fácilmente q u e la d e m a m á .
( I ) M. P é r e z , Psycltologie de l'enfant, 2» edición, p. 234.
Los observadores de la infancia citan sobre esto ritu. Pongámosle en presencia de las cosas, a g r u p e m o s
g r a n numero de e j e m p l o s . Un niño inglés que había ante él los objetos del mismo género y su instinto
aprendido el significado d e la palabra quack, pato generalizador funcionará fácilmente. P a r a enseñarle
empleaba indistintamente esta palabra p a r a designar las palabras generales, esperemos que haya recogido
el agua, todas las aves, todos los insectos, todos los bastantes experiencias y que haya tenido ante la
líquidos y, por fin, las m o n e d a s , porque había visto un vista suficientes ejemplos concretos p a r a comprender
a g u d a en una pieza f r a n c e s a . Esas generalizaciones exactamente su sentido. No le pidamos, sobre todo,
indiscretas y abusivas consisten sin duda en primer que generalice ni que abstraiga en el dominio de las
lugar en la pobreza del vocabulario infantil. Como el cosas morales : dirijamos su atención hacia el mundo
hombre que por no tener b a s t a n t e s platos comiera en sensible que es el único accesible para su inteligencia.
el mismo todos los m a n j a r e s de sus comidas, el niño se
ve precisado a encajar v a r i o s sentidos en una misma Abuso de l a abstracción en la enseñanza. —
palabra. De este modo los romanos llamaban á los Por mucho tiempo se ha abusado de la abstracción en
elefantes bueyes de L u c a n i a . P e r o no es sólo por eco- la enseñanza. En gramática, por ejemplo, se daban
nomía por lo que hace e s t o el niño : hace viajar las las definiciones y las regias antes de los ejemplos, y en
palabras de un sentido á o t r o porque tiene realmente general, se anonadaba al niño con una multitud de
una maravillosa aptitud p a r a descubrir en las cosas palabras generales que no comprendía sino m u y difí-
relaciones y parecidos q u e s e escapan á l a perspicacia cilmente. Así se obedecía acaso á la lógica, pero se
del hombre maduro. marchaba contra la naturaleza. Hoy se ha roto con
este método vicioso y, como dice M . Bain, « es ahora
una regla umversalmente conocida que para llegar
. ni a d
" « dos a ñ o s y m e d i o l l e v a b a al cuello u n a medalla á una idea general ó abstracta, la preparación esencial
b e n d i t a que se le habm dicho q u e e r a Dios. Un día, e s t a b a s e n - es el conocimiento de los objetos particulares. »
tada en las rodillas de su tío y le cogió los lentes diciendo :
i J L ™ ? Cl 1 0 3 d e T Ü 0 ~ U n n i n ° d e u n año había via- Importancia de las ideas generales ó abs-
s „ h, m n T h C K S e n , f e r r ? c a i ; r i l y I a m 4 t l u i n a - c o n silbido y t r a c t a s . — Es preciso, sin e m b a r g o , que por reaccio-
n, S X , 1 0 C a d , ° - , L a P r i m e r a P a I a b r a <l u e P r o n u n c i ó nar contra cl abuso de la abstracción no se llegue á des-
í
r í d e s d e e n t o n c e s " " b a r c o de v a p o r , una terrarla de la escuela, ni siquiera áaplazarla. Si las ideas
n, 1 H a l C , ° b 0 1 - t 0 d ° S l 0 S ° b j e t o s ' e n fin- ' I u e Silb
a n , hacen abstractas son las más difíciles de adquirir, son tam-
ruido y echan h u m o , eran p a r a é l fafer (1). »,
bién las más importantes. Las intuiciones particulares
¿ Qué hay que p e n s a r de la repugnancia sólo tienen precio á condición de que conduzcan poco
del nino hacia la a b s t r a c c i ó n ? - La primera á poco el espíritu hacia las ideas generales que las domi-
consecuencia pedagógica d e estos hechos es que la nan y las resumen. No nos detengamos con exagera-
repugnancia del niño hacia la generalización v la ción en la educación de los sentidos, que debe ser una
abstracción no es más q u e a p a r e n t e . Lo que" no iniciación del pensamiento abstracto. No servirá de
soporta es la generalización f u e r a de su alcance, v las nada hacer pasar ante el niño una multitud de objetos
abstracciones que no c o m p r e n d e porque no las lm con- particulares, si no se le hace adquirir al mismo tiempo
la costumbre de la generalización.
cebido el mismo por un t r a b a j o espontáneo de su espí-
Dificultades de l a abstracción. — Lo que hace
(1) M. Taine, de Vintelligence, t. 11. complicado é incómodo para el niño el trabajo de la
abstracción es que la generalización, no lo olvidemos,
nerlos simétricamente p a r a hacer resaltar sus seme-
comprende varios grados. Su instinto, ya lo hemos
janzas, en multiplicar los ejemplos escogiéndolos¡de
dicho, le conduce sólo á la generalización de las pri-
"modo que el interés no se refiera a sus caracteres
meras nociones, que brotan, por decirlo así, espontá-
n e a m e n t e de la comparación de los objetos sensibles particulares sino á sus relaciones.
M . Bain recomienda en estos términos la buena
que le son familiares. Pero esas mismas generaliza-
ciones, comparadas entre sí, dan ocasión á otras elección d e ejemplos :
nuevas m á s altas y m á s abstractas. No se cuida bas- « E s p r e c i s o dice, t e n e r e n c u e n t a el n ú m e r o y ¡a n a t u r a l e z a
tante, en general, de hacer franquear sucesivamente d é los o b e l o s , V e p u e d e n ser d e m a s i a d o s 6 m u y p o c o s y h a s t a
al espíritu esos diferentes grados y se le impulsa e ^ o í ^ S t m o d o que se p r e s e n t e n
muy de prisa hacia las abstracciones m á s elevadas, todas las variedades extremas Hay q u e e v i t a r la a c u m u l a c i ó n
descuidando las intermedias.
La dificultad sube de punto en razón de lo imposible
que es presentar al niño los objetos particulares cuyas
relaciones expresan muchas ideas abstractas.; Cuántas cu o h a y q u e p r e s e n t a r al d i s c í p u l o v a r i o s e j e m p l o s c o n c r e t o s
ideas g e n e r a l e s existen que no se pueden comunicar e n d i f e r e n t e s c o n d i c i o n e s de t a m a ñ o , de c o l o r , de s u s t a n « a d e
al niño m á s que con palabras, y aun éstas poco inteli- P o s i c i ó n y de r e l a c i o n e s . P a r a e x p l i c a r lo q u e es u n edificio hay
que S e j e m p l o s de edificios de d e s t i n o s d i v e r s o s ( I ) . »
gibles p a r a él, puesto que exceden el alcance de su
imaginación ! No hay lección, por elemental que sea, M Bain no está en lo cierto poniendo en primera
que no exija, sea de gramática, sea de geografía, sea linea las variedades extremas. Conviene mas bien
de historia, sea de aritmética, el empleo de muchos presentar al niño muestras en las que los caracteres
términos abstractos á los que no corresponde una pre- comunes á cada clase de objetos aparezcan con algún
paración intuitiva del niño. relieve v no estén como oscurecidas por particulari-
En r e s u m e n , si los primeros pasos en el campo de dades demasiado salientes. Es preciso, en otros tér-
la generalización y de la abstracción son cómodos; si el minos, a y u d a r el trabajo de generalización del nino
niño gusta de hacer clasificaciones y agrupaciones en proporcionando á su espíritu una transición fácil de
el dominio de los objetos materiales, el progreso es u n objeto á otro. Las variedades extremas estorba-
difícil y exige un verdadero esfuerzo intelectual rían, s e g u r a m e n t e , la percepción de las semejanzas y
cuando se trata de elevarse á concepciones más alias sólo deben ser presentadas en último lugar
v de lleg ar al funcionamiento de las mismas abstrac- ' El número de ejemplos varía según los casos.
ciones y á desprenderlas de todo lazo con los objetos \ 1 Bain hace observar que para ciertas nociones de
particulares y con las realidades sensibles. una simple propiedad, el peso, por ejemplo, basta con
Reglas pedagógicas. — La primera es que la uno ó dos ejemplos, mientras que hay que reunir
abstracción esté siempre precedida por las intuiciones g r a n número para d a r idea clara de las g r a n d e s
correspondientes. Hay que practicar los métodos que clases de objetos, como las casas las plantas, etc.
los p e d a g o g o s i n g l e s e s recomiendan con el nombre de Otra regla consiste en g r a d u a r las generaliza-
métodos de yuxtaposición y de acumulación de ejemplos,
y que consisten en aproximar los objetos, en yuxlapo-
(I) M- Bain, obra citada, p. I '?.
ciones (l).Es preciso que el n i ñ o , cuando se le p r e s e n t e estrecho círculo de las intuiciones inmediatas de la
una idea abstracta del p r i m e r grado, pueda indicar razón y de las percepciones directas de la experiencia,
los individuos que c o m p r e n d e , pero también hace v la inteligencia h u m a n a no podría extralimitarse
falta que se eleve á una generalización de un g r a d o del reducido horizonte de la conciencia, m concebir
más elevado, que pueda d e s c o m p o n e r l a y que se dé las leyes generales que constituyen la ciencia y por las
cuenta de las generalidades m á s simples, más elemen- cuales el espíritu abarca el universo entero.
tales, que le sirven de b a s e . E l conjunto de las ideas No h a v que olvidar, por otra parte, que se puede
abstractas es una i n m e n s a m á q u i n a cuyos resortes se - abusar del razonamiento ; que el exceso de logica nos
e n g r a n a n unos con otros. P a r a que la"máquina f u n - extravía v nos engaña y que se puede decir del espí-
cione es indispensable q u e n o falte n i n g u n a pieza y ritu lo que decía Molière de la casa de las Mujeres
que todas las r u e d a s estén e n su sitio. sabias :
Importa, por fin, vigilar el e m p l e o de las palabras y Que el m u c h o r a z o n a m i e n t o d e s t e r r a b a á l a razón.
definir exactamente todos l o s términos de que nos
sirvamos con el niño. Nos contentamos m u v fácil- E l r a z o n a m i e n t o e n e l n i ñ o . — Locke es de
mente con una noción v a g a y confusa de los" térmi- opinión de que el niño es capaz de razonar y lo
nos generales y es p r e c i s o combatir esta indo- hace desde que sabe hablar (1). . .
lencia natural, esclarecer a l niño con definiciones Condillac, discípulo de Locke en filosofia, se inspira
precisas y hacerle p r o b a r q u e las ha comprendido,
también en su doctrina pedagógica.
preguntándole expresiones sinónimas ó ejemplos
particulares á los que se aplique la abstracción » Está d e m o s t r a d o , dice, q u e la f a c u l t a d d e r a z o n a r e m p i e z a
en cuanto nuestros sentidos comienzan a desarrollarse y que
definida. t o z a m o s t e m p r a n o del u s o de los s e n t i , i o . -porque —
n a d o t e m p r a n o .. Las f a c u l t a d e s del e n t e n d i m i e n t o s o n las
E l r a z o n a m i e n t o . — U n a cosa es el t r a b a j o de
n í m a Í e n eÍ n m o q u e e n u n h o m b r e f o r m a d o . Así vernos q u e
abstracción, de generalización propiamente dicha, E S e m p i e z a n p r o n t o á p e r c i b i r las a n a l o g í a s del l e n g u a j e .
que sólo se aplica á las i d e a s y á las concepciones, y Si se e n g a ñ a n a l g u n a s veces, n o p o r eso d e j a n de h a b e r
otra el razonamiento, que a s o c i a y combina los juicios. razonado. »
No hemos de recordar a q u í lo que nos enseñan los
psicólogos sobre la n a t u r a l e z a de esta operación y d e Y Condillac llega hasta comparar esta iniciación
sus diversas f o r m a s ; la inducción y la deducción (2). instintiva del niño en la lengua m a t e r n a con el razona-
Tampoco insistiremos en l a s reglas que la lógica miento de Newton p a r a descubrir por una serie de
impone al razonamiento. N u e s t r o fin es demostrar que inducciones y deducciones el sistema del mundo.
la educación desarrolla y c u l t i v a en el niño la facultad Nosotros responderemos á Condillac y a Locke que
de razonar. uno y otro desconocen lo que el razonamiento tiene
de trinerai y abstracto y que confunden las formas
I m p o r t a n c i a d e l r a z o n a m i e n t o . — Es fácil com-
elevadas de la más alta operación intelectual con sus
prender la importancia de e s t a operación intelectual.
formas inferiores é irreflexivas que se p u e d e n obser-
>Sin razonar, el conocimiento estaría encerrado en el
var hasta en los animales.
( i ) Véase el a r t í c u l o , Abstraction de M . B u i s s o n , e n el Dictionnaire péia-
yogique. '
( I ) Locke, obra citada, p . 118-
(á) Vfiase nueslro artículo, Raisonnement e n el Dictionnaire de pédagogie
Sin d u d a el niño razona en cierto modo, pero lo No puede, pues, existir mejor escuela para las facul-
hace sin saberlo y de una manera casi inconsciente. tades de reflexión. Estudiando las ciencias físicas se
A d e m á s su razonamiento no se refiere más que á los acostumbra el niño á generalizar y á inducir con pru-
objetos particulares y sensibles (pie percibe todos dencia, v ejercitándose en comprender las demostra-
los días. Ño le pidáis que razone sobre ideas abstractas. ciones de las ciencias matemáticas aprende á deducir
Cuando percibe las analogías del lenguaje obedece á con exactitud.
una lógica instintiva. El niño de tres ó cuatro años no Tendencia p a r t i c u l a r hacia l a inducción. —
practica nunca las excepciones de las reglas generales El niño está m á s dispuesto á inducir que á deducir,
del l e n g u a j e ni observa las irregularidades de los así como cuando altera el sentido de las palabras lo
verbos. Así dirá yo sabo,cn vez de yo sé. generaliza m á s bien que lo especializa. Es fácil com-
Poco á poco, sin embargo, el niño se hace capaz de p r e n d e r , en efecto, que el espíritu prefiera, en sus
verdaderos razonamientos, de los que suponen aten- comienzos, elevarse de lo particular á lo general, a
ción, esfuerzo del espíritu, encadenamiento consciente descender de lo general á lo particular. Los pensa-
de los juicios y de las ideas, y este trabajo de razona- mientos del niño son casi todos particulares ; no dis-
miento es bastante precoz en los niños de buena inteli- pone más que de un pequeño número de conocimien-
gencia. tos generales y toda deducción supone principios g e -
Educación del razonamiento. — Para el razo- nerales v verdades universales.
namiento, como p a r a el juicio, no hay en realidad De aquí resulta la consecuencia pedagógica de que
cultivo especial. El maestro puede acostumbrar al las ciencias inductivas son las que mejor convienen en
niño á razonar á propósito de todo lo que le enseña, los primeros años de la enseñanza. Se engañan los
g r a m á t i c a , historia, ciencias, etc. pedagogos que, como Diderot, quieren empezar por
las matemáticas.
« No h a y a s u n t o de e s t u d i o q u e n o p u e d a c o n t r i b u i r á ese
r e s u l t a d o e n m a n o s de u n b u e n m a e s t r o . Así el e s t u d i o de la
Medida que h a y que g u a r d a r . — « ltazonar
g e o g r a f í a f í s i c a p u e d e d a r o c a s i ó n p a r a q u e el n i ñ o r a z o n e s o b r e con los niños, dice Rousseau, era la g r a n máxima de
las c a u s a s d e los f e n ó m e n o s n a t u r a l e s . La h i s t o r i a , p o r su p a r t e , Locke v la más en boga actualmente... Para mí no
c u a n d o se e n s e ñ a b i e n , d e s a r r o l l a en el n i ñ o la f a c u l t a d d e
h a v nada más tonto que los niños con quienes se h a
p e r c i b i r las a n a l o g í a s y la razón de los sucesos, de e n c o n t r a r
los m o t i v o s de tal ó cual a c c i ó n , de p e s a r los a r g u m e n t o s en razonado tanto.» Rousseau quiere que el niño sea
p r o y en c o n t r a á fin de d e c i d i r lo m á s p r o b a b l e , m á s j u s t o ó niño.
m á s p r u d e n t e e n c i r c u n s t a n c i a s d a d a s (1). »
« La i n f a n c i a , d i c e , t i e n e m o d o s de v e r , de p e n s a r y de
s e n t i r q u e le s o n p r o p i o s . C o n s i d e r o i g u a l exigir q u e u n i n n o
Sin e m b a r g o , la enseñanza de las ciencias es el t u v i e s e c i n c o p i e s de a l t u r a , q u e j u i c i o á los diez a n o s (1). »
g r a n instrumento para educar el razonamiento. Las
ciencias, en efecto, son conjuntos de conocimientos Debemos, sin d u d a , desconfiar de los razonadores
g e n e r a l e s , fundados rigurosamente en deducciones precoces, pero no caigamos en el e r r o r contrario del
exactas ó en inducciones regulares, presentados en en que incurre Rousseau en su deseo de r e t a r d a r
un orden metódico y lógico y expresados con precisión. e x a g e r a d a m e n t e el desarrollo de las facultades de
del niño una p e r s o n a moral que lleve en sí misma sustituir los castigos por los estímulos, y los « adula-
su regla de conducta, que se gobierne por su propia dores de la infancia, según la frase de M m e Necker
voluntad y que no conozca otra regla que el bien ni de Saussure, no piensan más que en descartar todo
tenga voluntad m á s q u e para el bien. lo que es opresión y violencia, para dejar á la natu-
Pero antes que la naturaleza y la educación hayan raleza su pleno y libre desarrollo.
conseguido d e s a r r o l l a r completamente los g é r m e n e s Opiniones contradictorias. — Prescindiremos
de la conciencia m o r a l , antes de que el niño llegue á al mismo tiempo de las opiniones absolutas de los
ser virtuoso, pasan m u c h o s años y durante ese tiempo optimistas y de los pesimistas, que nos presentan
no se le puede p e d i r sino que sea inocente. No se alternativamente la naturaleza infantil con los colores
puede pensar más q u e en impedirle que h a g a mal y, m á s sonrientes ó con los más sombríos.
cuando más, se p u e d e n cultivar las disposiciones
« Todo es bueno, dice Rousseau, al salir de las manos del
instintivas que le i m p u l s a n á acciones honradas. No
a u t o r de las cosas. Los primeros movimientos de la naturaleza
se le puede imponer m á s q u e una moralidad exterior, son siempre rectos. »
por decirlo así, h a s t a que la razón y la voluntad
lleguen á ser en su a l m a los sólidos principios de una De otro lado « nacemos hijos de la cólera » dice
moralidad interior l i b r e m e n t e querida y realizada. san Pablo. « Todos nacen para condenarse » afirma
¿ Hasta qué punto se p r e s t a la naturaleza del niño san Agustín. Y los jansenistas lo repiten á su sabor.
á esta primera educación ? ¿ Encontramos en él ten-
dencias instintivas hacia el bien, ó hay que e s p e r a r « Debéis considerar á vuestros hijos, escribe Varet, como
inclinados al mal. Sus inclinaciones están todas corrompidas y
una resistencia o b s t i n a d a p o r parte de una naturaleza no estando gobernadas por la razón, no le hacen encontrar
fundamentalmente c o r r o m p i d a y viciada ? placer ó diversión más que en las cosas que conducen á los
En otros términos, ¿ el niño es bueno ó malo ? vicios. »
Según la r e s p u e s t a que se dé á esta p r e g u n t a ,
cambia la dirección g e n e r a l de la educación. Ó no Hay que buscar la verdad entre esos dos extremos,
debe haber más q u e complacencias para una n a t u r a - entre esas dos tesis igualmente falsas de la perversi-
leza reputada como b u e n a , ó no se debe pensar m á s dad radical y de la bondad absoluta del hombre.
que en reprimir un s e r originariamente malo. El niño no es bueno ni malo. — A decir verdad,
el niño no tiene carácter moral V se podría creer
a La educación, dice Mine Guizot, h a sido por mucho t i e m p o ^ resuelta la cuestión por esta observación de K a n t :
un sistema de hostilidad c o n t r a la naturaleza humana. No se
pensaba más que en c o r r e g i r y en castigar. No parecía sino - Es u n problema, dice, el de sañer si el hombre es m o r a l -
que se trataba de q u i t a r á los niños la naturaleza que Dios les mente bueno ó malo por su naturaleza. Yo afirmo que no es
había dado, para i n f u n d i r l e s otra al modo de su profesor (I). » lo uno ni lo otro porque no es naturalmente un ser moral, ni
llega á serlo hasta que eleva su razón á las ideas de deber y de
ley. No puede ser moralmente bueno más que p o r medio de la
Por otra parte, d e s d e Rousseau sobre todo, desde virtud, es decir de una presión ejercida sobre sí mismo, pero
las paradojas del Emilio sobre la inocencia absoluta puede ser inocente mientras d u e r m e n sus pasiones. »
y la bondad perfecta del niño, la educación tiende á
Pero Kant saca un poco de quicio la cuestión, que
(1) M m e Guizot, o b r a c i t a d a , c a r i a XII. no es saber si las acciones del niño están inspiradas
por u n a intención moral b u e n a ó nuda, lo que nadie
ciéí en él en tomar lo tuyo para hacerlo mío. Pero no
se atrevería á suponer, sino averiguar si el niño está
hay que asombrarse de que el niño, que no ha estu-
inclinado al bien ó al mal, sin querer y por una pro-
diado el código y que ni siquieraiha encontrado, como
pensión inconsciente de su naturaleza. La verdad e s
que tiene de todo y que en su naturaleza compleja el Emilio de Rousseau, un Robert el jardinero qu<-
las disposiciones viciosas van uni<i;ts á los instintos le'explique los orígenes de la propiedad, ceda al deseo
loables. de coger para su uso lo que le gusta y no le perte-
HGCG.
Reconocemos, sin embargo, que las inclinaciones
del niño no son en su mayor parte malas en si mis- Hav otros casos en que el hombre adulto, con sus
mas. « Lo que hay malo, dice Mme Guizot, no es la torpezas y sus ejemplos, inculca al niño sus propios
inclinación sino sus desviaciones . Y lvant había defectos.
dicho en el mismo sentido : « L a sola causa del mal Se habla de la vanidad pueril. ¿ N o es á los p a d r e s
es q u e n o se s o m e t e á reglas la naturaleza ». á quienes hay que achacarla ? Los padres la provocan
Los s u p u e s t o s m a l o s instintos de la i n f a n c i a excitando fuera de tiempo el amor propio de sus hijos
— Examinemos, en efecto, algunas de las acusaciones v exagerando sus méritos. Recuérdese la historia d e
que se hacen contra el niño. aquella niña á quien su m a d r e celebró una agudeza
M u y mal se ha hablado de él. « El niño, decía La infantil y que dijo después en visita: « Mamá, ¿ n o
Bruyère, es altanero, desdeñoso, colérico, envidioso, cuentas á esta señora lo que yo dije esta m a ñ a n a ? <»
curioso, interesado, perezoso, fútil, etc. Bueno es h a c e r j Se acusa al niño de ser glotón ! Creo que en este
constar que esta letanía de injurias proviene de u n punto tiene razón Rousseau y que es la sociedad la
soltero. Sin adular al niño, se puede afirmar que sus qué echa á perder la naturaleza. El niño que es glotón
defectos provienen, unos de la mala educación q u e no hace m á s que desear su parte de las golosinas
recibe, otros de su ignorancia, v los menos de u n a que ve en la mesa de sus padres. Si 110 se le diese el
tendencia innata al mal. ejemplo de la intemperancia el niño sería más sobrio
Se dice, por ejemplo, que el niño es cruel. « Bn de lo que se cree.
esa edad no hay piedad »> escribía La Fontaine, que Tampoco la mentira es más que resultado de
era menos tierno para los niños que p a r a los ani- nuestra torpeza. « ¿Quién ha roto este m u e b l e ? » g r i -
males. El hecho es cierto ; pero esa dureza procede tamos con cólera, y el pequeño culpable responde
con frecuencia de la falla de inteligencia. Los niños- a t e r r a d o : - No he sido yo. » El niño á quien se trata
no tienen piedad porque no comprenden el mal q u e con dulzura se hace confiado, pero si le asustan
hacen. A t o r m e n t a n á un p á j a r o porque, como u n o s nuestras severidades busca un refugio en la mentira.
pequeños cartesianos, ignoran q u e .-I pájaro sufre. No b a s t a , por otra parte, para juzgar equitativa-
Otro instinto de los niños se dice que es el r o b o . mente al niño, buscar en su ignorancia ó en su mala
El niño se parece al salvaje en q u e no tiene sino una educación la explicación ó la excusa de la mayor
idea confusa de la propiedad. No tiene precisamente parte de sus defectos. Habría que ir más lejos y t e n e r
el instinto del robo, hace observar M. Legouvé : I<• en cuenta las buenas cualidades, los sentimientos de
que no tiene es la noción de la propiedad ajena. Lu justicia, de liberalidad, de piedad y de bondad que
distinción de lo tuyo y de lo mió consiste con f r e c u e n - muestra algunas veces. Pero hemos dicho b a s t a n t e
para d a r la razón á los que al juzgar al niño quieren.
huir al mismo t i e m p o de los elogios demasiado com- la malevolencia enseñando la bondad. En este sentido
placientes y d e los a n a t e m a s apasionados. escribía Mine Guizot:
Los malos i n s t i n t o s del niño. — Confesémoslo
sin embargo : c i e r t o s instintos de la infancia son ver- « He e s t a d o s i e m p r e c o n v e n c i d a de q u e l a e d u c a c i ó n n o t i e n e
daderas t e n d e n c i a s al mal. No se puede decir con o t r a f u e r z a c o n t r a el mal q u e el g u s t o del b i e n . C u a n d o se r e -
p r i m e u n a m a l a d i s p o s i c i ó n se fortifica u n a b u e n a , y n o sé
exactitud qne n o h a y en la naturaleza otros g é r m e n e s
m e j o r m e d i o de e x t i r p a r u n d e f e c t o q u e h a c e r c r e c e r en su
que los del bien. L a envidia y la cólera son naturales p u e s t o u n a v i r t u d (1). »
y malas en sí m i s m a s . El mal aquí está en la incli-
nación misma y n o en su desviación. En ciertos casos, sin embargo, h a y que recurrir á
M m e N e c k e r d e Saussure insiste, no sin pena, según una represión directa. No siempre basta el régimen
dice, en los v.cios inherentes á la naturaleza del de los derivativos, pues las e n f e r m e d a d e s caracteri-
nino : z a d a s necesitan remedios especiales y aquí es donde
interviene la disciplina con su cortejo de castigos y
« Me r e f i e r o á e s a d e p r a b a c i ó n m o m e n t á n e a de ta v o l u n t a d con sus medios de corrección (2). Esta corrección
i E t t i e r ° f r a r ,Un p I a c e r ' u n b u e n p a r t i c u l a r , en la debe ser ligera p a r a los defectos leves que se agra-
a r e g a
a deM.r ' - S C 0 b S C r V a 6 n l 0 S n i í i 0 s a|gO que
varían señalándoselos al niño ó castigándolos dema-
í c í f i c o í n p a l g 0 - , U a S , q r . I a Í m P o t e n d a ^ s o m e t e r s e á los
61 d 6 b e r ; 8 6 Ve siado pronto, y severa para las faltas graves, á fin
y u g o 1) >, ^ * * * * * d e ^ u d i r el
de impedir su reproducción.
La conciencia ó razón práctica. — Llega un
M . Bain consag-ra también un artículo especial a momento en la vida del niño en que no basta corregir
o que el llama « los sentimientos antisociales v ma- sus malas inclinaciones ni despertar sus buenos
tos (2). »
instintos y en que es preciso excitar su conciencia
Á los que n i e g a n la existencia de los instintos ma- moral y suscitar en él una regla g e n e r a l de conducta
los y explican el m a l como una desviación de inclina- ó sea la idea del deber. La naturaleza ha depositado
ciones buenas e n s í mismas, basta hacerles observar el g e r m e n de esa idea en la inteligencia y ese ger-
que esa m i s m a desviación es, por lo menos, un prin- men es la razón en la que la psicología hace residir
cipio de mal y q u e la tendencia á las desviaciones es el origen de las nociones morales. La razón es la
prop.a de la n a t u r a l e z a h u m a n a , la cual, por conse- facultad de las ideas intelectuales, necesarias y
cuencia, no es e n t e r a m e n t e buena absolutas; la luz natural que ilumina á los hom-
Represión de l a s tendencias viciosas. - La bres.
educación moral n o será, pues, solamente una obra Al despertar la inteligencia, el niño está ya bajo la
d e excitación y d e cultivo, sino que tendrá también dirección de la razón, aunque ésta sea casi incons-
q u e luchar y r e p r i m i r . Se combatirá desde luego el ciente, pues el niño sería incapaz de formular las
mal favoreciendo e l bien. No hay m e j o r medio d e leyes racionales de las que son aplicación sus juicios.
corregir las m a l a s inclinaciones q u e cultivar las Así un muchacho de siete ú ocho años busca con su
buenas. Se c o m b a t e la p e r e z a excitando el trabajo y
p a d r e un objeto perdido y exclama al no encontrarlo:
(1) Mmc Necker de Saussure, t. I, p. 304 (1) Jim; Guizot, obra citada, t. I, p. 105.
(í) M. Bain, obra citada, p. 54.
(2) Véase la segunda parte de esta obra.
« Y, sin embargo, es preciso que una cosa esté definición inexacta de la conciencia moral y que debi-
siempre en alguna parte. » litase v atenuase su alcance, y seria necesario,
¿No es esto ya expresar en una forma inocente é in- a d e m á s , prestarse a u n a interpretación ilusoria de
completa la necesidad de un espacio infinito en el ciertos actos de la vida infantil.
que están contenidas todas las cosas materiales ? Así He aquí los hechos á que hacen referencia Dar-
cuando el niño á quien se quiere inculcar la idea de Ja win (i) v Pérez (2). « Doddy parece sensible a los
creación y del Creador, responde o b s t i n a d a m e n t e : trece meses á los regaños de su padre, que le llama
« Pero, antes de Dios ¿ q u é había? » es evidente que malo A los dos años y cinco meses, el nino se queda
su joven espíritu obedece al principio de causalidad solo y coge azúcar, sabiendo que le está prohibido.
que exige que toda existencia se refiera á u n a causa
Su padre le e n c u e n t r a al salir del comedor y observa
anterior.
4-n su actitud una expresión extraña. Creo, dice
Los ejemplos que acabamos de citar se refieren ú Darwin, que esa actitud debe ser atribuida a la
lo que Kant llamaba la razón pura, ó sea á la razón lucha entre el placer de comer azúcar y un principio
teórica y especulativa que nos guía en las investiga- de remordimiento. » Los ejemplos ofrecidos por 1 erez
ciones científicas. son de la misma naturaleza. Un niño de once meses
Pero hay otras manifestaciones de la razón, que obedece cuando su padre ahueca la voz y le dice
son las que hacen referencia á la vida práctica y á la « ¡ Cállate ! » No quiere aún a n d a r solo, pero su padre
conducta moral. En ese sentido la razón no es otra obtiene que dé algunos pasos hacia él enseñándole
cosa que la conciencia moral, la creencia en una lev un pedazo de melocotón.
obiig-atoriá á la que sé debe obedecer. Después de Es precisa m u y buena voluntad p a r a adornar con
Kant, los filósofos le dan el nombre de razón prác- el epíteto de morales unas acciones en que se mani-
tica. Examinemos si la razón se manifiesta también en fiesta tan sólo el deseo de una satisfacción sensible,
esta forma en las acciones del niño. el miedo de un dolor asociado por la memoria a
E l s e n t i d o m o r a l e n e l n i ñ o . — ¿ En qué mo- ciertas acciones ó, cuando más, la distinción entre
mento se puede decir que empieza en el niño la idea las caricias y las amenazas paternales. La asociación
moral esencial, es decir, la distinción del bien y del d e las ideas" y la memoria, unidas á u n a sensibilidad
mal aislada de todo elemento extraño? consciente del placer y de la pena, bastan p a r a expli-
Alg unos observadores han concedido demasiado en car la obediencia relativa que se obtiene del nino
este punto á la inteligencia infantil. M. Pérez- cree q u e no se puede decir que está en posesión del sen-
que la noción objetiva del bien y del mal aparece á tido moral porque obedece por costumbre ó por
los seis ó siete meses. M . Darwin dice que ha obser- temor.
vado el sentido moral de los niños á la edad de trece D e s a r r o l l o d e l a c o n c i e n c i a m o r a l . — JNo
meses. quiere esto decir que haya que n e g a r la importancia
Nosotros estamos convencidos de que ni á los trece d e estas p r i m e r a s manifestaciones sensibles y utilita-
meses, ni á los dos años, ni mucho después, está el rias, para la adquisición f u t u r a de las distinciones
niño en disposición de discernir verdaderamente el morales. La naturaleza procede por bosquejos sucesi-
bien y el mal. Para creerle capaz de moralidad en el (1) Véase eu la Recue identifique la p a r l e r e f e r e n l « á D a r w i n .
sentido estricto de la palabra, habría que aceptar una (2) M. P é r e z , obra c i t a d a .
vos. En la conciencia moral, como en la atención hay extraño á l a moralidad así comprendida? Hay hechos
(|ue contentarse al principio con las apariencias, con que parecen probar que no lo es.
un simulacro del e s t a d o real que se alcanza mucho
« Las delicadezas del s e n t i m i e n t o m o r a l , dice M. E g g e r , n o
tiempo después. s o n s i e m p r e p r o d u c t o de la e d u c a c i ó n n i el p r i v i l e g i o de u n a
En su origen, el bien es lo que gusta y el mal lo que e d a d a v a n z a d a . P o r e j e m p l o , el i u s t i n t o del r e m o r d i m i e n t o y d e
desagrada al niño. H a g a m o s de modo que no le l a r e p a r a c i ó n se m u e s t r a con f r e c u e n c i a en el u i ñ o , d e s p u é s d e
las p e q u e ñ a s r e b e l d í a s de la v o l u n t a d . El n i ñ o n o está n u n c a m a s
guste sino lo que e s bueno. M á s tarde, el bien es lo a l e g r e q u e d e s p u é s de sus r a b i e t a s , c o m o si t u v i e s e la i n t e n c i ó n
que sus padres le m a n d a n y el mal lo que le prohi- de h a c e r olvidar la p e n a q u e h a c a u s a d o con s u s t r a v e s u -
ben. Obtengamos q u e el niño ame ó tema bastante á ras »
sus padres para d o b l e g a r s e ó su voluntad. Después,
cuando la inteligencia es capaz de reflexión, el bien M. Pérez cita, según el filósofo italiano L. Ferri, el
es lo útil y el mal lo dañoso. P o n g a m o s de acuerdo hecho de una niña de cinco años que había sido elo-
en lo posible el d e b e r y el interés del niño. En un giada por su m a d r e y decía : « Mamá, yo quisiera
grado más elevado, p o r íin, el bien es lo que los hom- ponerte todavía más contenta y ser siempre buena,
bres aprueban, lo q u e la ley exige, y el mal lo que e s pero, dime, ¿por qué no puedo serlo siempre? » (2)
umversalmente r e p r o b a d o . H a g a m o s al niño.sensible Un hecho más concluyente todavía es el del niño,
á la opinión a j e n a y enseñémosle á avergonzarse de citado por M. Pérez, que no se encontraba bastante
lodo acto que i n c u r r a en la censura general. castigado por una falta cometida y reclamaba un
Hasta el último t é r m i n o de su evolución la concien- suplemento de corrección por una especie de senti-
cia no llega á p e r c i b i r la idea del bien moral que existe miento espontáneo de justicia.
por sí mismo con a r r e g l o á la dignidad del hombre y Educación de la conciencia moral. — Existen,
que es preciso p r a c t i c a r porque es el bien ¡ P e r o cuán- pues, en la naturaleza misma g é r m e n e s de moralidad.
tas etapas hay q u e r e c o r r e r hasta que la idea moral Sería imposible, en efecto, sugerir la idea del bien si
se desprende de todo elemento extraño, del atractivo la razón no la contuviera en principio.
del placer, del m i e d o ó del a m o r de los padres, de las « El n i ñ o lleva en sí m i s m o la ley m o r a l c o m o en e s t a d o
solicitaciones del i n t e r é s , del respeto que inspira la l a t e n t e ; d e s p u é s se d e s p r e n d e poco á poco, sale de las p r o f u n -
opinión pública! ; Q u é penosa v i e n t a elaboración p a r a d i d a d e s m i s t e r i o s a s de la c o n c i e n c i a y a c u s a su p r e s e n c i a p o r
m u d o s e s t r e m e c i m i e n t o s . En s e g u i d a t o m a voz y habla, m a n d a ,
llegar al ideal de la conciencia que saluda á una lev-
significa su v o l u n t a d p o r ó r d e n e s m á s y m á s c l a r a s , m á s y m á s
soberana, se inclina ante ella y se conforma volunta- a p r e m i a n t e s , y c u a n d o es d e s o b e d e c i d a , a c u s a ese s u f r i m i e n t o
riamente con sus p r e s c r i p c i o n e s ! i n d e f i n i b l e , u n a s veces s o r d o y o t r a s a g u d o y a r d i e n t e , q u e se
P r i m e r a s manifestaciones de la moralidad llama el r e m o r d i m i e n t o (3). »
olio es preciso : i» que ejercite al niño en juzga, las que se enseña á los niños esté íntimamente unida,
acciones d e los d e m á s ; q u e p o r medio de relatos exac- «•orno decía Pestalozzi, « á una experiencia intuitiva y
tos é interesantes le h a g a ver h o m b r e s que han hecho sensible que les sea propia (1) ».
iiieu v q u e han hecho m a l ; q u e le invite á dar su opi- D i f i c u l t a d e s d e e s t a e d u c a c i ó n . — Hay tal dis-
nión s o b r e las virtudes y los vicios de los demás y a tancia entre el estado natural del niño, solamente
decir las razones en (pie se f u n d a para creer que tal sensible á su placer v á su interés, y el estado normal
acción es buena y tal otra m a l a ; 2" que deje al mno • le una conciencia formada, que se desespera á pri-
realizar por su cuenta y riesgo ¡as acciones que l e mera vista del éxito y se cree imposible la evolución
sugiera su iniciativa p e r s o n a l ; que le acostumbn que da al espíritu el concepto del bien.
desde m u y t e m p r a n o á decidirse él mismo y a adqui- Pero la naturaleza nos -lia proporcionado en esta
rir así el s e n t i m i e n t o d e su responsabilidad; que le delicada obra auxiliares poderosos. Si es difícil su-
gerir al niño le idea abstracta del deber, es mucho
proporcione ocasiones f r e c u e n t e s de contrariar sus in-
m á s cómodo acostumbrarle á llenar prácticamente
clinaciones y de vencer sus malos instintos (I .
ciertos deberes.
En otros t é r m i n o s , hay q u e recurrir lo mas pronto
Sobre lodo cuando se trate de los deberes respecto
posible á la experiencia d e l niño. Las nociones mo-
de los demás hombres el niño estará ayudado por sus
rales no p u e d e n ser t r a n s m i t i d a s del exterior como las
sentimientos naturales de simpatía y de benevolencia,
verdades g e o m é t r i c a s , sino q u e deben salir espontá-
y de la práctica de esos deberes se desprenderá poco
n e a m e n t e de la reflexión p e r s o n a l y de los sent.mien-
á poco la idea del deber en si mismo.
tios interiores. La conciencia aparecerá lentamente en
los niños q u e no h a y a n sido acostumbrados a obrar
u Desde los primeros movimientos del corazón, decía Rous-
por sí mismos ni á j u z g a r las acciones de los demás. seau, se elevan las primeras voces de la conciencia. De los sen-
timientos de a m o r y de odio nacen las primeras nociones del
« El n i ñ o lleva en sí m i s m o , dice el autor «cabamos de bien y del mal. La justicia y la bondad no son solamente pala-
citar, su r e g l a de c o n d u c t a y h a y que ensenarle a b u s c a r U eu bras abstractas concebidas por el entendimiento, sino verda-
si m i s m o . Cuando el m a e s t r o m a n d a , debe hacerle c o ^ e n d e deros afectos del alma esclarecida por la razón. >•
que no habla en su p r o p i o n o m b r e , sino en " J
que está i n s c r i t a en el corazón d e l m n o y de la q u e l profesor
no es más q u e un eco y u n i n t é r p r e t e . Hacer que el n o Más difícil será la adquisición de las virtudes rela-
conduzca en ausencia de sus m a e s t r o s y de los que tienen dereclK tivas á los deberes personales, pero también en esto
de forzarle á h a c e r bien y de castigarle si no l o h a c e como .
los sentimientos naturales, como el amor propio y el
e s t u v i e r a delante de e l l o s ; a p o y a r s e en el cont a el haceile
v e r que puede dirigirse si., a u x i l i o extraño y / o n d u c n l e insen sentimiento de lo útil, vienen en ayuda de la educa-
siblemente á pasarse sin d i r e c c i ó n exterior; U l e s el verdadero ción moral. No está en modo alguno prohibido demos-
método de la educación (2 . •> trar al niño que su interés y su deber están de acuerdo
( I ) M. Blackie, p . 89.
hacer, pero la voluntad solamente nos resuelve á ha-
cerlo. La educación de la voluntad es, pues, una parte
esencial de la educación moral.
D e f i n i c i ó n d e l a v o l u n t a d . — En el siglo XVIII
la palabra voluntad se empleaba á veces para designar
todas las potencias del alma distintas de la inteligencia,
LECCIÓN XI tales como las inclinaciones, las tendencias, los deseos.
Condillac decía que « la voluntad comprende todas las
LA VOLUNTAD, LA L I B E R T A D Y LAS COSTUMBRES. operaciones que nacen de la voluntad ». E n la psico-
logía contemporánea la palabra voluntad está mejor
El c o n o c i m i e n t o y la v o l u n t a d del b i e n . — Definición de la definida y esta expresión del poder de hacer lo que s>'
v o l u n t a d . — La v o l u n t a d en el n i ñ o . — Diferencia de la v o l u n -
tad y del deseo. — Diferencia de la v o l u n t a d y de la idea. — quiere, designa propiamente el que tiene el alma de
Relaciones de la v o l u n t a d con la sensibilidad. — Relaciones determinarse espontáneamente con conciencia y re-
de la v o l u n t a d con la inteligencia. — La v o l u n t a d y la liber- llexión á una acción por ella elegida.
t a d . — Cultivo de la v o l u n t a d . — S e n t i m i e n t o p r á c t i c o de la
libertad. — Educación de la l i b e r t a d . — No h a y actos indife-
L a v o l u n t a d e n e l n i ñ o . — La voluntad así com-
r e n t e s . — La v o l u n t a d y las c o s t u m b r e s . — Necesidad de las prendida es, como la razón, propia del hombre y sólo
c o s t u m b r e s . — Cómo se f o r m a n las c o s t u m b r e s . — Cómo s e él, en el pleno ejercicio de sus facultades, es capaz de
c o r r i g e n las pialas c o s t u m b r e s . — La voluntad y la educación querer. El animal y el niño se determinan ciertamente
p ú b l i c a ó privada. — La e d u c a c i ó n p e r s o n a l . — Dificultad de
la educación de la v o l u n t a d . — La b u e n a v o l u n t a d . — I m p o r - por sí mismos y por un abuso del lenguaje se llama
tancia de la v o l u n t a d en la vida. voluntad al principio de sus determinaciones. El niño
es voluntarioso, pero no tiene voluntad. En él, como
en el animal, la acción, por espontánea que sea, no es
El conocimiento y la voluntad del bien. — dueña de si misma. Provocada por el deseo ciego, por
Cuanto más se esclarece la inteligencia, m á s se des- la necesidad irresistible, no es más que una pálida
arrolla la conciencia moral. Basta echar una ojeada á imagen de la verdadera voluntad humana que reflexio-
las costumbres antiguas y á las m o d e r n a s para j u z g a r na, que calcula, que sabe á dónde va y que se gobierna
los progresos que poco á poco han hecho los hombres á sí misma.
en el conocimiento de sus deberes. Con frecuencia se D i f e r e n c i a d e l a v o l u n t a d y d e l d e s e o . — L a vo-
hace el mal p o r ignorancia del bien. A d e m á s el cono- luntad es diferente del deseo. No es pasible admitir,
cimiento del bien implica cierta fuerza de d e t e r m i n a - con ciertos filósofos, que la voluntad no es más que un
ción hacia él. Saber claramente d ó n d e está el debel- deseo ardiente y fuerte, ni que la atención no sea otra
es ya una condición esencial para cumplirle. Conven- cosa que una sensación dominante. La voluntad, así
gamos, sin e m b a r g o , en que ese conocimiento no basta comprendida, no nos libraría de nuestras inclinaciones
y en que hace falta que se le añadan la voluntad y la ni de nuestras pasiones, ni sería más que la consuma-
energía moral. Hay muchos h o m b r e s capaces de diser- ción del deseo; entraría en la categoría de las disposi-
tar maravillosamente sobre todos los matices del ciones pasivas y fatales y no sería el principio de la
deber y que no pueden hacerse virtuosos porque no libertad.
a m a n lo que conocen. La razón j u z g a lo q u e h a y que El deseo no es más que la solicitación de un objeto
agradable que al procurarnos placer nos determina á pueden contrarrestar el atractivo del deseo V a s e g u r a r
buscarle. La voluntad, por el contrario, es la resolución el triunfo de la voluntad, son los que proceden de
que adoptamos por nosotros mismos de realizar un nuestra previsión y de nuestra razón. Pero el hecho
acto, sea ó no agradable. de que la voluntad se apoye, por decirlo así, en una
Hay casos en que el deseo y la voluntad están de idea, no es motivo para creer que la voluntad y esa idea
acuerdo y en que queremos lo mismo que deseamos ; son una misma cosa. ¿ No nos sucede á cada momento
pero aun entonces nuestra conciencia distingue clara- que tenemos una idea muy clara de alguna acción que
mente la atracción q u e la cosa deseada ejerce sobre la hay que realizar y no la realizamos, sin embargo,
sensibilidad y el p o d e r que tenemos de ceder ó no á porque no queremos ?
esa atracción. R e l a c i o n e s de l a v o l u n t a d con l a sensibilidad.
Otras veces la voluntad está en contradicción con el — Una vez demostrado que la voluntad es una fuerza
deseo y entonces es cuando la distinción entre ambos independiente, conviene apresurarse á añadir que esa
hechos es más clara y brillante. La pereza me atrae y independencia no es absoluta y que para querer no es
me agrada, por e j e m p l o ; los placeres del dolce far inútil desear y es siempre necesario pensar.
niente halagan mi imaginación ; todas las disposiciones No creamos, pues, que para p r e p a r a r en el hombre
de mi cuerpo m e inducen á la indolencia y, sin em- el reinado de la voluntad es preciso destruir en el niño
bargo, sostenido p o r la idea del interés ó del deber, el imperio de los deseos. Los niños poco sensibles
resisto esos impulsos; quiero t r a b a j a r y me pongo al tienen g r a n d e s probabilidades de llegar á ser hombres
trabajo. En ese caso y en otros análogos, ¿ cómo con- poco enérgicos. Por el contrario, las inclinaciones
fundirel deseo con la voluntad, la corriente con la fuerza vivas y ardientes, por poco que á ellas se una la
que la remonta ? reflexión, serán el origen de una fuerte voluntad (1).
En otros casos, por último, el deseo funciona solo y •Excitemos los deseos del niño al dirigirlos ; enseñé-
arrastra con su violencia al alma, que no tiene tiempo mosle á amar más y más lo que debe amar, y sus
para reflexionar ni fuerza para q u e r e r ; pero en este deseos se transformarán en voluntades, iluminados
«•aso la acción no es ya voluntaria, así como el espirítu por la inteligencia.
no está verdaderamente atento cuando está dominado La voluntad, por otra parte, por muy enérgica que
y absorbido por u n a sensación. La fijeza del pensa- se la suponga, es casi siempre demasiado débil para
miento que se d e j a cautivar é inmovilizar por una sostener una lucha constante con las inclinaciones. Si
fuerte impresión es á la atención, como las solicita- así lo hiciera, pronto consumiría sus fuerzas. Es cierto
ciones del deseo son á la voluntad, y así como la aten- que la voluntad no manifiesta todo su poder más que
ción traslada á su gusto el pensamiento, le adhiere al en el esfuerzo y en la lucha, pero, por fortuna, oe
objeto que ha escogido ó le a p a r t a de él cuando así le lucha no es siempre necesaria, y si bien hay volun-
agrada, la voluntad conserva, detiene ó continúa la tades laboriosas, heroicas, que triunfan de las pasiones
acción que ha resuelto. con quienes combaten, las hay también fáciles y có-
modas que no son más que la adhesión del alma á sus
Diferencia de l a voluntad y de la idea. — Se
deseos legítimos. En realidad la mayor parte de nues-
dirá, acaso, que si la voluntad se distingue del deseo y
de la sensibilidad, e s precisamente porque se confunde (1) M . Sully h a c e o b s e r v a r c o n razón q u e el e j e r c i c i o m i s m o d e la actividad
f í s i c a e s u n a e d u c a c i ó n r u d i m e n t a r i a d e la v o l u n t a d .
con la inteligencia. En efecto, los únicos motivos que
Iras voluntades son de ese género y en el curso ordi-
. onocimiento de causa entre varias acciones posibles
nario de una vida arreglada lo que se quiere es al
la que preferimos porque la juzgamos m e j o r . Esta
mismo tiempo lo que se siente y lo que se desea.
libertad no nos da sin d u d a el poder de r o m p e r brus-
La educación, pues, debe tender á asociar, á unir camente con nuestro pasado, de desligarnos de toda
el deseo y la voluntad; á poner de acuerdo el placer solidaridad con lo que ya hemos hecho, con nuestras
y el deber. Todo lo que se h a g a p a r a hacer prudentes inclinaciones y con las costumbres de nuestro espíritu;
las inclinaciones, aprovechará también a la voluntad no crea actos absolutamente indeterminados é inde-
y h a r á m á s fácil su ejercicio. pendientes de toda condición; no hace milagros, en
Relaciones de la voluntad con la inteligencia. una palabra. Pero, eso sí, nos liberta en la medida de
— Los filósofos del siglo diez y siete, y especialmente lo posible; nos sustrae al impulso del momento, al
Bossuet, incluían la voluntad entre las operaciones imperio absoluto de la costumbre, al yugo de la pasión
intelectuales. Todo acto de la voluntad, en efecto, y á la tiranía de la moda y del e j e m p l o ; y hace que
supone un acto de pensamiento. La voluntad podría nos g o b e r n e m o s por nosotros con arreglo á razón,
ser definida un pensamiento que obra. No hay vo- que e s lo que nos hace ser libres.
luntad, ha dicho un filósofo, donde no hay razón
Cultivo de la voluntad. — El cultivo de la vo-
de querer. A medida que somos más reflexivos, que
luntad es uno de los problemas más delicados de la
concebimos más claramente lo que tenemos que hacer
educación. P a r a desarrollar y fortificar esa facultad,
y que comprendemos mejor p o r q u é debemos hacerlo,
hay que respetar desde luego la espontaneidad del
somos más dueños de nosotros mismos, nos pertene-
niño, g e r m e n de su independencia y de su libertad.
cemos más y tenemos, en una palabra, m á s voluntad.
Los p a d r e s que proeuran demasiado « quebrantar la
Acostumbremos al niño á reflexionar, á no apre- voluntad de sus hijos » p r e p a r a n caracteres débiles y
surar sus resoluciones, á no ceder á la p r i m e r llama- blandos, incapaces de conducirse por sí mismos.
da de sus deseos y á pesar el pro y el contra antes
de tomar una determinación, y aumentaremos asi la « Es preciso, dice Kant, n o q u e b r a n t a r la voluntad de los
niños, sino dirigirla de m o d o que sepa ceder á los obstáculos
fuerza de la voluntad, cuyo poder variable se modifica
n a t u r a l e s (1). »
á proporción que nuestra energía intelectual aumenta
ó disminuye. En este mismo pensamiento se inspiraba Rousseau
La voluntad y la libertad. — Al sentar las ruando en los doce primeros años de la educación de
diferencias y las relaciones de la voluntad con la Emilioj sometía la conducta del niño á la regla única
sensibilidad y con la inteligencia, hemos definido sus de la necesidad.
caracteres esenciales, que son la reflexión y la liber-
« Que el n i ñ o , dice, s i e n t a desde m u y t e m p r a n o sobre su
tad. altiva cabeza el d u r o yugo que la n a t u r a l e z a i m p o n e al h o m b r e ,
No hay más actos verdaderamente voluntarios que el pesado yugo de l a ' n e c e s i d a d , a n t e el cual todo s e r debe i n -
los que son deliberados y s u p o n e n una determinación clinarse ; que vea esa n e c e s i d a d e n las cosas y j a m á s en el
c a p r i c h o de los h o m b r e s (2). »
reflexiva. El acto voluntario es libre precisamente
porque procede, no de un instinto inconsiderado y Es ir demasiado lejos, sin embargo, suprimir en la
fatal, sino d e u n a decisión estudiada. La libertad real
(1) K a n t , Piídagogie, p. 226.
no es más que la facultad d e elegir con reflexión y
(2) Emile, 1. II.
primera educación los m a n d a t o s de los padres y de
c i a d e nuestros actos, de fortificar en nuestras almas
los maestros. Conviene, por el contrario, que la vo-
lo que h a v más precioso, que es el sentimiento prác-
luntad del niño s i e n t a á su lado otras voluntades,
tico de nuestra libertad, y de desembarazarnos de la
pero á condición d e que éstas estén bien ordenadas,
a b r u m a d o r a idea de necesidad, de la cual decía Stuarl
de que sean t e r m i n a n t e s é inflexibles y de que las
Mili : « La idea de necesidad pesaba sobre mi exis-
órdenes por las cuales se manifiesten no vayan
tencia como un genio malo. »
seguidas de vacilaciones y contraórdenes. Los capri-
Acostumbremos, por consiguiente, al niño á mirarse
chos de una v o l u n t a d inconstante, que se contradice,
con frecuencia á sí mismo; á practicar en cierta me-
producen funestos efectos. Atraída e n diversos sen-
dida esos exámenes de conciencia que recomendaban ya
tidos, la voluntad d e l niño se hará también caprichosa
los filósofos de la antigüedad. El calendario moral de
y movible.
Franklin, p a r a anotar todos los días las infracciones
El niño no debe s e r ni esclavo ni déspota. Es preciso
de sus deberes que había cometido, es una ingeniosa
que no se vea o b l i g a d o á obedecer ciegamente órde-
aplicación de la misma idea (1).
nes arbitrarias, ni contrariado en todas sus tenden-
E d u c a c i ó n d e l a l i b e r t a d . — El hombre no lo es
cias, pero no se d e b e n satisfacer, tampoco, todas sus
verdaderamente más (pie cuando á unos sentimientos
voluntades.
vivos y elevados y á una clara inteligencia, une una
voluntad firme y siempre pronta, pero esta cualidad es
« Los padres, dice K a n t , se engañan ordinariamente al rehusar
á sus hijos todo lo q u e piden. Es absurdo negarles siu razón lo más r a r a de lo' que se cree. Cuando no se t r a t a más
que esperan de la b o n d a d de sus padres. que de esa voluntad inferior que diciendo : « Quiero »,
« Pero, por o t r a p a r t e , se echa a perder á los niños haciendo no hace en realidad más que obedecer á la inclinación
todo lo que quieren. Se les impide asi, sin duda, que manitíesten ó á la costumbre,, es indudable que hacemos uso de
mal humor, pero se les hace más violentos. »
la voluntad en todos los instantes de la vida. Pero si
se reserva el nombre de voluntad p a r a el acto delibe-
Es preciso s a b e r c e d e r y resistir á la vez, resistir, rado y resuelto con reflexión; ¿ quién no ve que la
sobre todo. Complaciendo siempre los deseos del conciencia h u m a n a se eleva r a r a s veces á ese esfuerzo ?
niño, adulando sus instintos, emancipamos, sin duda, Con mucha frecuencia obramos, si no sin motivo, pues
su libertad, pero la d e s c o m p o n e m o s y, en cierto modo, esto es imposible, sin una razón reflexionada, y nues-
la debilitamos. L a voluntad, en efecto, supone el es- tras acciones no son entonces realmente voluntarias.
fuerzo, el imperio s o b r e sí mismo. Resistiendo al niño, Hay hombres que carecen casi absolutamente de vo-
se le enseña á resistirse á sí mismo. Solamente llegará luntad, que no se pertenecen en modo alguno y que
á ser capaz de o b e d e c e r á su propia razón si ha tomado viven una vida pasiva, maquinal, esclavos de sus
lu costumbre de o b e d e c e r á los demás. pasiones y j u g u e t e de las influencias externas. Hasta
S e n t i m i e n t o p r á c t i c o d e l a l i b e r t a d . — Hay los que m á s reflexionan no lo hacen en el grado que
un g r a n interés p r á c t i c o en p a r a r n o s con frecuencia á debieran. H a y en nosotros tesoros de energía que no
reflexionar de este m o d o : « Podríamos evitarnos esta
falta. Podríamos a d q u i r i r más pronto tal cualidad. Tal (1) S e r i a preciso, e n o t r o s t é r m i n o s , h a c e r p a r a el espíritu lo q u e el coronel
Amorós hacía p a r a el c u e r p o . Daba á c a d a a l u m n o lo q u e él llamaba la hoja
cosa se podría h a c e r de otro modo y mejor. » Este es
fisiológica, en la q u e se a n o t a b a el e s t a d o de cada ó r g a n o al e m p e z a r el c u r s o
un medio s e g u r o d e a u m e n t a r nuestra fe en la efica- • le g i m n á s t i c a ; los p r o g r e s o s realizados después d e c a d a m e s de ejercicios.
todo, está e n t e r a m e n t e bajo la d e p e n d e n c i a d e la
sabemos explotar y leñemos ciertamente m á s fuerzas voluntad, pues d e p e n d e de nosotros i m p e d i r la repe-
<¡ue voluntad. tición del acto q u e engendra la c o s t u m b r e . H a s t a
N o h a y a c t o s i n d i f e r e n t e s . — Para asegurar á cuando ésta es inveterada podemos l l e g a r a vencer-
la l i b e r t a d todo su poder h a y que considerar que la, si no de u n a vez y por un solo estuerzo de volun-
n i n g u n o de nuestros actos es indiferente. Si cedemos tad. al m e n o s por una resistencia p r o l o n g a d a y pol-
u n a vez á u n a m a l a inclinación, prometiéndonos re-
lina táctica hábil.
sistirla el día siguiente, c o m e t e m o s una grave i m p r u -
N e c e s i d a d d e l a s c o s t u m b r e s . - L a educación
dencia, p u e s m a ñ a n a , en efecto, no t e n d r e m o s la
no es. en g r a n p a r t e , más que el a r t e d e f o r m a r b u e -
misma fuerza para resistir. Todo acto realizado es un
n a s costumbres. P o r eso no se c o m p r e n d e q u e Rous-
principio de c o s t u m b r e y la costumbre coarta la vo-
seau h a y a dicho, con más g r a c i a q u e b u e n sentido :
luntad. P o r el solo hecho de h a b e r obrado una vez
« No h a y que d e j a r tomar á Emilio n i n g u n a costum-
en un sentido, estamos m á s dispuestos á obrar del
b r e , como no sea la de no tener n i n g u n a . »
mismo modo.
T a m b i é n K a n t las condena p o r q u e « c u a n t a s ma>
Vigilemos, pues, todos los actos del niño. No le c o s t u m b r e s tiene un hombre, m e n o s l i b r e e indepen-
pasemos n i n g u n a falta con el pretexto de que se que- d i e n t e es. » ... , ,
d a r á aislada y h a b r á tiempo de corregirla cuando se El ideal de Rousseau y de K a n t es u n a l i b e r t a d
renueve. En toda veleidad, por ligera que sea, h a y un s i e m p r e en ejercicio, siempre d e s p i e r t a , s i e m p r e en
g e r m e n de voluntad y en toda acción un comienzo d e movimiento, que se manifieste de n u e v o p o r u n e s -
costumbre. fuerzo especial en todas las circunstancias d e la vida,
L a v o l u n t a d y l a s c o s t u m b r e s . — L a voluntad V la costumbre es una « obediencia » p u e s t o q u e nos
del niño v í a del h o m b r e se manifiesta como es sabido e n c a d e n a al pasado (1 . Pero ese ideal es irrealizable
bajo tres formas : el instinto, la voluntad y la cos- No se p u e d e p e d i r en cada instante d e la vida el e m -
t u m b r e . Se d e b e sustituir en lo posible la voluntad al pleo d e e n e r g í a que supone lodo ejercicio nuevo de
instinto, es decir las resoluciones reflexivas á los i m - la libertad. L a debilidad h u m a n a es m u y dichosa al
pulsos ciegos; p e r o ¿ se deben combatir las c o s t u m b r e s poder apovarse en buenas c o s t u m b r e s que la dis-
como se c o m b a t e n los instintos? No, p o r q u e d e p e n d e pensen d e constantes esfuerzos y q u e l a h a g a n fácil.
de nosotros que la c o s t u m b r e no sea m á s que un cómodo v casi instintivo el c u m p l i m i e n t o del d e b e r .
modo cómodo d e h a c e r sin esfuerzo lo que h e m o s \ s í como el cuerpo no puede estar s i e m p r e e n pie y
hecho a n t e r i o r m e n t e con reflexión y voluntad. L a cos- despierto v es preciso que se acueste y d u e r m a , la vo-
t u m b r e consolida la obra de la libertad. luntad no p u e d e estar siempre en actividad y nece-
Se dice, no sin razón : « Dos obstáculos casi inven- sita t a m b i é n reposar y d o r m i r en las b l a n d a s v
cibles nos i m p i d e n ser dueños de n u e s t r a voluntad: la dulces acciones de la costumbre. U n a vez que a
inclinación y la costumbre. » Sería, sin e m b a r g o , un voluntad ha depurado las inclinaciones y a r r e g l a d o
e r r o r g r a v e y peligroso a tribuir á e s o s dos enemigos las costumbres, puede descansar en p a r t e del g o -
d e la voluntad, un p o d e r insuperable. L a inclinación bierno del alma en el sentimiento y en la r u t i n a ,
p u e d e s i e m p r e ser a j u s t a d a á n u e s t r o s intereses y
á n u e s t r o d e b e r y reprimida p o r un acto enérgico de (1) Véase Vinel, XÉduotlion, la famiüe el la spuiété.
la voluntad. L a c o s t u m b r e , en su comienzo sobre
como un general q u e , después de h a b e r pacificado un
su alcance y, si es necesario, por los castigos el maestro
país, envaínala e s p a d a , pero sin desarmarse comple-
tamente, pues las circunstancias imprevistas y los impedirá que nazcan las malas costumbres. P a r a a -
cambios de la vida p u e d e n exigir á cada instante nue- vorecer las buenas no tiene más que d e j a r hacer, y a
vos esfuerzos de v o l u n t a d . costumbre se f o r m a con el tiempo. Es casi imposible
imponer de corrida costumbres n u e v a s que esten en
Si se nos objeta q u e la costumbre disminuye el
contradicción con la naturaleza del
esfuerzo y por consecuencia el mérito, responderemos
que le ordenáis le r e p u g n a , esa acción real.zada de
con M. Marión. « E l mérito y el esfuerzo no son
Inda la moralidad. E s más seguro que un h o m b r e mala gana no dejará tendencia alguna a reprodu-
Obrará bien cuando n o le cueste n i n g ú n trabajo (1). .» cirse, que es la condición esencial de la formación de
las costumbres. Si se trata de costumbres algo difí-
No pidamos á la voluntad una serie continua de es-
ciles á las que no propende por si mismo el nmo, sepa-
fuerzos. Las c o s t u m b r e s , por otra parte, por numerosas
mos evitar las transiciones ; tratemos de escoger e
que sean, no s u p r i m e n la libertad, sobre todo si s e h a c e
momento favorable en que cueste m e n o s trabajo al
de la libertad misma, ó sea de la deliberación reflexiva,
discípulo la acción que se quiere transforma ^
una costumbre s u p e r i o r que domine á las demás.
tambre. Contentémonos al principio con que la r t a l ce
Cómo se forman l a s costumbres. —La educación con indiferencia, p a r a que la repita después con pla-
tiene, pues, necesidad de formar buenas costumbres cer hasta formar la costumbre. Insinuemos, en una
de inteligencia, de s e n t i m i e n t o v de acción. ¿Cómo
palabra, v no impongamos las costumbres.
conseguirlo? ¿Cómo l l e g a r á establecer e s a s e g u n d a
Cómo se corrigen l a s m a l a s costumbres. -
naturaleza que ha d e constituir el carácter definitivo
Por mucha que sea la vigilancia del maestro, no se
del h o m b r e ?
puede evitar que aparezca en el discípulo una mala
A decir verdad, las c o s t u m b r e s se forman solas por costumbre por la influencia de las circunstancias
la repetición de un m i s m o acto. Unas proceden de las exteriores. Por otra parte, cuando el nmo entra en
inclinaciones y de los instintos; otras de actos refle- la escuela ha contraído ya ciertas disposiciones de
xivos á los que ha colaborado la voluntad. La misión inteligencia y de corazón. ¿Es posible corregir lo que
del educador es p u e s vigilar, ya los instintos, va las una vez ha introducido la costumbre de vicioso en la
primeras manifestaciones de la voluntad. Que p o n g a
actividad del niño ?
«•oto desde su origen á las malas tendencias; que con- No es fácil, seguramente, y habría que desesperar
tenga en su nacimiento las inclinaciones viciosas. El c a s i siempre del éxito si no hubiera otros medios de
mal hay que cortarlo d e raíz. alcanzarle que combatir de frente la mala inclinación
« La costumbre dice Montaigne, empieza de un modo suave convertida en costumbre, sobre todo si se quis.eracon-
y humilde y establece e n n o s o t r o s su autoridad poco á poco v se-uirlo en seguida. Así como el tiempo ha contri-
como al descuido; pero n o s descubre m u y pronto su fisonomía t o á la formación de la costumbre, el tiempo tam-
tiránica y apenas nos es d a d o librarnos ya de su dominación. -
bién debe asegurar su desaparición. Tengamos pa-
ciencia, v satisfagámonos si conseguimos aplazar la
Oponiéndose á ellas p o r todos los medios que están á
renovación del acto malo. El imperio de la voluntad
renacerá poco á poco y el niño se desembarazara gra-
J J L 2 7 - * M: M a T ' S O b l r ® . l a <¡* l'éducation, r e s a m i d o en la
fírforme umversituire, i' d e a b r i l d e 1885. dualmente de su inclinación, sobre todo si hemos
s u s derechos y los de los d e m á s ; se a c o s t u m b r a á resistir á las
sabido hacer nacer hábilmente costumbres diferentes
solicitudes y á las amenazas c u a n d o c r e e l e n e r d e s u d a r t e la
que le impulsen hacia el lado opuesto. equidad y a d q u i e r e el hábito de s a b e r c o n d u c i r s e , el arte^de po
L a v o l u n t a d y la educación pública ó pri- n e r s e en equilibrio con sus iguales y de s a b e r c u a n d o es p e -
v a d a . — A primera vista pudiera creerse que la edu- cTso i m p o n e r s e por la firmeza ó hacerse a m a r por la c o m p l a -
cación privada es más favorable que la pública para cencía il). »
el cultivo de la voluntad. En la escuela, en efecto,
lodo está arreglado de antemano, no hav iniciativa y Habría aún oirás razones que dar. E n la familia el
todo g u a r d a un nivel común. El niño no es nunca niño no t i e n e fácilmente opiniones; vive con personas
abandonado á si mismo pues todas las horas del din superiores á él en experiencia, a quienes debe respe-
henen su ocupación determinada. En su casa, por el tar v á quienes ama, además, demasiado para con-
contrario, el niño es más libre, no está sometido á trariarlas difiriendode ellas en opiniones. Ln el colegí,,
una regla tan inflexible, dispone de su tiempo y de su ó en la e s c u e l a vive entre sus iguales y tiene el derecho
trabajo y tiene más iniciativa. d e hablar francamente. En la familia la ensenanza es
Sin embargo, bien m i r a d a s las cosas, se llega ú con- g e n e r a l m e n t e demasiado mascada y el niño no nece-
vencerse de que la escuela es mejor que la casa pa- sita esfuerzo alguno p a r a asimilársela. Ln el colegio
terna para adquirir energía. Con sus padres el niño necesita t r a b a j a r más por si mismo y busca en su
se afemina y bajo su dirección, con frecuencia incierta reflexión personal el medio de comprender las lec-
y variable, no da bastante coherencia á sus acciones, ciones que se dan uniformemente a todos
flota al capricho de órdenes contradictorias ó de los Educación personal. - No es, sin e m b a r g o - en
propios gustos y no a p r e n d e á obedecer á una ley la escuela d o n d e s e acaba la educación de la v o l u n ^ d
fija é inmutable. L a verdadera voluntad es la obe- sino en lasóciedad, al contacto de las «facultades de la
diencia libremente consentida á la lev moral y para vida. Por eso Comenio reservaba a la Universidad,
que el niño se acostumbre á ella la mejor p r e p a r a - e s decir, á la vida libre de estudiante, el cuidado de
ción es una reglamentación precisa. « La obediencia desarrollar la voluntad. La experiencia es la m e j o r
á la ley, dice un autor citado con frecuencia por Mme escuela.
Necker de Saussure, somete la voluntad sin debili-
tarla, mientras que la obediencia á los h o m b r e s la . E n el colegio allanamos el c a m i n o a n t e los pasos del nirio,
hiere y la enerva. » V p r e c i s a m e n t e el obstáculo es la educación de la v o l u n t a d ,
^ s e ñ a m o s p e r o lo que m e j o r se sabe es lo q u e se d e s c u b r e .
S s g u i a s ! ¿ de q u i é n e s ' de los que d e b e r á n serlo de s,
M m e Necker no vacila en reconocer que « la edu-
cación pública es decididamente preferible desde el mismos. »
punto de vista de la firmeza del carácter, del desarro-
La oposición q u e existe entre el desarrollo de la vo-
llo de las virtudes masculinas y de la energía. »
luntad personal y el régimen escolar, aun el mas dul-
« E n ta f a m i l i a el discípulo se s u s t r a e difícilmente á la p e r e z a .
E n una familia pacifica n o h a y que desplegar n i n g u n a energía. (1) V é a s e e l c a p . III d e l l i b . V I I I , Ccisidéralins sur iéducation publique
Los debites son p r o t e g i d o s y n a d i e tiene necesidad de d e f e n -
^ S S ^ S o m u y c o n v i n c e n t e d e M . F a g u e t , VÉducation de la r o -
derse ni de d e f e n d e r á los d e m á s , condición muv dichosa, sin
S r i ^ U ^ *< l-e^nement seconda.re, pre-
duda, pero con la cual no se a d q u i e r e la fuerza de alma En el
colegio n o suceden así las c o s a s . El joven a p r e n d e á conocer mlére année, p. '»98).
lo.
cificado y el mas libre, desaparece el día en que el
limo es entregado á sí m i s m o . Su actividad voluntaria bien. La voluntad, por sí misma, puede en efecto,
encuentra entonces ocasiones de ejercitarse y de cre- ser un instrumento de virtud y de vicio. Los grandes
cer, pero entonces es t a m b i é n cuando su Voluntad criminales dan prueba de voluntad á su modo Se
puede querer el mal con la misma energía que el bien.
corre los mayores p e l i g r o s . En vano se le habrá en-
senado a querer en el círculo estrecho de las acciones La buena voluntad es, pues, la que conviene ante
infantiles, porque está s u j e t o á olvidarlo en el vasto todo educar. Kant dice en una página que nunca sera
campo de las acciones d e h o m b r e . bastante citada :
« De t o d o lo q u e es p o s i b l e c o n c e b i r en este m u n d o y h a s t a ,
? C " V " ^ 0 o b s e r v a r e x a c t a m e n t e , la o b r a de la e d u - en general, f u e r a de e s t e m u n d o , n o h a y m a s q u e u n a cp»a que
c a c i ó n de la v o l u n t a d n o t e r m i n a j a m á s . Un n i ñ o q u e ha a p r e n -
se p u e d a t e n e r p o r b u e n a s i n r e s t r i c c i ó n , que es la b u e n a o -
d i d o a leer n o t i e n e q u e v o l v e r m á s s o b r e e s o . Con la v o l u n t a d
h a y q u e e s t a r s i e m p r e e m p e z a n d o l). . untad La i n t e l i g e n c i a , el i n g e n i o , el juicio y t o d o s los t a l e n t o
del e s p í r i t u , el v a l o r , la r e s o l u c i ó n , la p e r s e v e r a n c i a c o m o
Dificultad de la educación de la voluntad — cualidades d'el t e m p e r a m e n t o , s o n sin d u d a b u e n a s c u a h d a d e s
v deseables en m u c h o s c o n c e p t o s ; p e r o esos d o n e s ae la n a t u -
U n la ayuda de una voluntad ya formada se a s e g u r a a t a pueden también ser sumamente malos y permcmsos
el éxito de la educación intelectual v moral. Pero ; con c u a n d o la v o l u n t a d q u e los p o n e en j u e g o y q u e c o n s t i t u y e lo
que punto de apoyo p o d e m o s contar para la educación q u e se l l a m a el c a r á c t e r , n o es b u e n a e n sí m i s m a .
„ La b u e n a v o l u n t a d n o es b u e n a por sus erectos, ni p o r sus
de la voluntad ? ¿ No h a y que tener ya alguna para
r e s u l t a d o s , ni p o r su a p t i t u d p a r a conseguir tal o cual fin s i n o
adquirir mas ? ¿ Qué h a c e r con las naturalezas débiles s o l a m e n t e p o r s u s p r o p i a s facultades, y c o n s i d e r a d a e n si
que no la poseen ? ¿ Es posible darles lo que no tienen ? m i s m a debe ser t e n i d a c o m o i n c o m p a r a b l e m e n t e s u p e r i o r a
t o d o lo q u e se p u e d e e j e c u t a r p o r ella en p r o v e c h o de a l g u n a s
« Se t r a t a de e d u c a r la v o l u n t a d y se q u i e r e q u e se e d u o u e i n c l i n a c i o n e s ó de t o d a s las i n c l i n a c i o n e s Í » ^ ; A u n c u ^ d
l a a v a r i c i a de u n a n a t u r a l e z a m a d r a s t r a privase a la b u e n a v o
v el Z T : ' 1 G 3 f ,hey' y q U C la d e b i l i d i d
Produzca a fuerza
\ el m a l e n g e n d r e el bien (2). >. I u n t a d de t o d o s los m e d i o s de e j e c u t a r sus d e s i g n i o s ; a u n q u e
t o d o s s u s e s f u e r z o s n o c o n d u j e s e n á n a d a y n o q u e d a s e sino la
L a Rochefoucauld dice e n el mismo sentido : « La b u e n a voluntad sola, b r i l l a r í a a ú n c o n su p r o p i o e s p l e n d o r ,
debilidad es el único d e f e c t o que no se puede co- c o m o u n a p i e d r a p r e c i o s a , p u e s t i e n e en sí m i s m a t o d o lo que
rregir. » vale. »
( i ) Véase la lección X.
En otros términos; es preciso que el hombre en-
cuentre en sí mismo su regla de conducta v las fuerzas
necesarias p a r a adaptarse á ella. La voluntad es el
agente esencial de la virtud. No es sólo importante
p a r a la moralidad de la vida, sino también para la
dicha y el éxito. Sin ella no se sabría triunfar de las
dificultades ni plegarse á las circunstancias y en los LECCIÓN XII
negocios, g r a n d e s ó pequeños, hace siempre falta la
I OS S E N T I M I E N T O S S U P E R I O R E S . - LA EDUCACIÓN
voluntad, que es hasta un elemento del genio, que
E S T É T I C A . — LA EDUCACIÓN RELIGIOSA.
Bulfon definía « una larga paciencia ». Los inventores,
los bienhechores de la humanidad no han realizado su
I os s e n t i m i e n t o s superiores. - El a m o r de la v e r d a d . - La
obra más que al precio de nobles esfuerzos y de una v e r a c i d a d - L a investigación de la verdad. - El a m o r de lo
energía perseverante. Por último, en lodos los grados í lo - Educación estética. - La educación estética de los
de la escala social, la voluntad es el principio de la antiguos. - Las a r t e s y la m o r a l . - Las a r t e s como f u e n t e
de nlacer - T e s t i m o n i o de S t u a r t Mili. - Las a r t e s en la
cualidad esencial del hombre : el carácter. El carácter, e s c u e h T p r i m a r i a . - Cultivo del a m o r de la belleza. - Medios
en efecto, no es tanto el conjunto de nuestras cos- 2 ü A c ¿ . - Ejercicios especiales - Cultivo del gusto - E
tumbres y de nuestros gustos, como la posesión de a r t e m o r a l i z a d o s - Excesos que h a y que evitar. - El s e n t í
m i e n t o religioso. - La educación religiosa e n la escuela p r i -
una voluntad firme, clara, justa y buena, capaz de
m a r i a . - La religión y la m o r a l .
hacer frente á los sucesos; y el carácter, así compren-
dido, es el ideal de la educación moral.
L o s s e n t i m i e n t o s s u p e r i o r e s . - La educación
moral no sería completa si se.propusiese tan solo cul-
tivar los sentimientos afectuosos y benévolos el des-
arrollo d é l a conciencia y el progreso de la voluntad y
de la energía moral. Debe tener también en cuenta el
cultivo de los sentimientos superiores que proceden
igualmente de la inteligencia y de la sensibilidad y en
los que están comprendidos los conceptos m a s altos
de la razón v las emociones m á s nobles del corazón.
Esos sentimientos son el amor á la verdad, el gusto
de la belleza, el amor al bien, del que ya hemos habla-
do ( i \ v el sentimiento religioso.
E l a m o r d e l a v e r d a d . - E n su mas humilde
forma el amor de la verdad es el horror de la m e n t i r a ;
en su forma más elevada, es la investigación de la
verdad, ó sea el instinto científico.
(1 Véase la lección X.
L a v e r a c i d a d . — L o s pedagogos han estudiado han mentido. Muy inveterada tiene que estar la costumbre de
eon frecuencia los medios de favorecer en el niño la m e n t i r para que resista á este tratamiento empleado con opor-
tunidad U ) . »
tendencia á la veracidad, q u e es p a r a M. Bain, con la
justicia y la buena intención, una de las tres virtudes
En otros términos, la educación de la veracidad
fundamentales.
tendrá por instrumento á los d e m á s sentimientos del
Lo m e j o r e s , desde l u e g o , d a r nosotros mismos el niño; al principio el deseo de ser amado por sus
ejemplo de la más escrupulosa veracidad. padres v por sus maestros, de poseer su confianza, y
Miss Edgeworth c o n d e n a con razón las « mentiras después" por el convencimiento de que la mentira en-
ingeniosas » r e c o m e n d a d a s p o r Rousseau á los maes- v i l e c e la dignidad personal.
tros de la infancia. « T a r d e ó temprano, dice, los niños
La investigación de la verdad. - Pero no basta
descubren que se les e n g a ñ a y su desconfianza,
decir la verdad que se s a b e ; es también preciso bus-
entonces, se hace incurable. La mejor política es la
car la (pie no se sabe. La misión más s e n a de a edu-
rectitud, máxima tan cierta en la enseñanza como en
cación es inculcar el amor de la verdad y combatir a
los negocios públicos 11 .
credulidad y el error. En esta tarea ayuda mucho la
Pero el ejemplo no basta y se le deben añadir otras curiosidad natural del niño, que aspira á conocerlo y a
precauciones. Rousseau dice con razón que no se debe comprenderlo todo. No se trata, naturalmente, de sa-
j a m á s tentar la veracidad del niño preguntándole tisfacerla por completo, sobre todo en la escuela pri-
sobre lo que tiene interés en callar ó desnaturalizar.
maria ; pero si el niño no puede saber todo lo que es
Miss Edgeworth es de la misma opinión. Si con una
verdad, no hay que enseñarle, al menos, nada que sea
severidad fuera de tiempo obligamos al niño á ocultar
sus faltillas, debemos t e m e r que una vez en esa vía falso. ,.
Cada vez más debe la educación inculcar a los ninos
persevere en ella y a d q u i e r a la costumbre de mentir.
un espíritu científico v ofrecer á sus creencias, no ilu-
Cuando el niño confiese p o r sí mismo sus negligen- siones que les adulen, sino verdades que les instruyan.
cias y sus irreflexiones, manifestémosle que estamos- Vcostumbremos, pues, al discípulo a no aceptar sino
más satisfechos por su sinceridad que enfadados por las opiniones de que puede darse cuenta y comprobar
su falta. « El placer de s e r estimados, de merecer por sí mismo. Sin excitar p r e m a t u r a m e n t e su espíritu
confianza, es delicioso p a r a los niños. » crítico exijámosle que no decida sino á sabiendas y en
Si, por el contrario, el niño está dispuesto á mentir, virtud de reflexión. No se trata, ciertamente, de hacer
hagámosle saber, sin r e g a ñ a r l e mucho, que el resul- de él un pequeño cartesiano que no se rinda mas que
tado de su disimulo será la pérdida de nuestra con- ante la evidencia, pero sí de apelar á su razón con la
fianza. mavor frecuencia posible. El placer que siempre lleva
consigo la verdad bien comprendida le apartara poco
« Un buen medio de corrección, dice M. Marión, es hacer ver á poco de las verdades ciegas é irreflexivas, y amara
que no se presta fe á las p a l a b r a s del niüo sorprendido en la verdad por ella misma, se enamorará de la ciencia,
llagrante mentira. Basta decirle en tono severo y triste que nos
vemos en la penosa necesidad de no creer lo que afirma v d a r sentirá la necesidad de la investigación personal y ex-
pruebas de u n a confianza a b s o l u t a en sus camaradas que nunca perimentará el placer del descubrimiento.
(-) Éducation pratique, cap. VIH, de la Virité. (1) M. Marión, Lecons de psychologie, p. 106.
E l a m o r á l a b e l l e z a . — No h e m o s de ocuparnos 1
aquí en definir exacta y r i g u r o s a m e n t e la belleza. \ s e n t i r que en los p u e b l o s m o d e r n o s no haya obtenido
D e j a m o s e s e cuidado á los profesores de estética. Para 1 todavía el crédito de q u e g o z a b a en los antiguos.
nosotros la belleza s e define sobre todo p o r los senti- L a e d u c a c i ó n e s t é t i c a d e l o s a n t i g u o s . - Los
mientos que excita en el espíritu, p o r el encanto en antiguos v, sobre todo, los g r i e g o s , contaban con el
q u e nos envuelven las producciones de la naturaleza y ' a r t e m á s aún que con la rel.gión p a r a moralizar a lo*
del a r t e y p o r la admiración que nos producen. h o m b r e s . En A t e n a s la educación m o r a l era a n t e todo
na educación estética. Platón o p i n a b a que el alma so
No se p u e d e p o n e r en d u d a q u e el niño es sensible i
eleva al bien por la belleza. - Bello » y « b u e n o » e r a n
á la belleza. Hasta h a y animales q u e parecen tener de 1
dos p a l a b r a s que los g r i e g o s asociaban c o n s t a n t e m e n t e .
ella u n a especie d e v a g o sentimiento. M . P é r e z prueba <
con n u m e r o s o s e j e m p l o s que a n t e s d e los tres años se | cv n r e c i s o decía Platón, buscar artistas hábiles, capaces de
desarrollan y se manifiestan en el niño los instintos <e u * f a s h u e l l a s d e la n a t u r a l e z a e n la b e l l e z a y e n la g r a c i a
d e la música y de la belleza visual. En su afición á los
animales, en sus preferencias por ciertas personas, en
su g u s t o por las e s t a m p a s , el niño da m u e s t r a s de
I S H ^ S S S S i i i
distinguir ya c o n f u s a m e n t e lo bello de lo feo. I'n
bonito j u g u e t e , una fisonomía a g r a d a b l e , una flor bri-
llante, le atraen y le a g r a d a n .
E d u c a c i ó n e s t é t i c a . — U n a educación completa
S S s ^ - J ^ í S S S
no p u e d e d e j a r sin cultivo esas disposiciones naturales. c u a n d o se d a la e d u c a c i ó n c o m o c o n v i e n e m i e n t a s q u e s u c e u e
lo c o n t r a r i o c u a n d o se la d e s c u i d a . U n j o v e n e d u c a d o c o n v e -
Debe, por el contrario, desarrollarlas p o r sí mismas v n i e n t e m e n t e e n la m ú s i c a p e r c i b i r á c o n la m a y o r P e r s p i c a c i a
p o r q u e forman p a r t e d e nuestra naturaleza, q u e resul-
taría como mutilada si se las d e j a r a extinguirse. Debe
a d e m á s cuidarlas en razón de la beneficiosa influen-
cia que p u e d e n e j e r c e r en la educación moral.
Es, i'ues, preciso h a c e r un l u g a r á lo q u e se puede
l l a m a r educación estética. En su sentido m á s extenso
h a b í a p r e p a r a d o la m ú s i c a . »
esa educación c o m p r e n d e á la vez la apreciación de
todas las bellezas de la naturaleza y del arte, el g u s t ó Lo q u e Platón llama música es lo que hoy llama-
literario y musical, el conocimiento d e las a r t e s plásticas damos el a r t e en g e n e r a l , y á sus ojos el a r t e es, p o r
y h a s t a las diversas h a b i l i d a d e s que permiten, n o sólo decirlo así, un escalón d e la virtud, una preparación
s e n t i r la. belleza en las o b r a s de los d e m á s , sino pro-
ducirla en las propias y personales. No se trata de c a r a la vida de la razón. . ,
adquirir esa cultura especial que d e m u e s t r a n los críti- Los antiguos h a n t e n i d o s i e m p r e la tendencia a n o
cos, los artistas y los poetas. A u n considerada como aislar la moral y á confundirla, u n a s veces con la
un elemento de la educación g e n e r a l , llamado á ase- investigación d e la v e r d a d y otras con el a m o r al bien
g u r a r la felicidad y Ja perfección h u m a n a s , la educa- Sócrates a f i r m a b a q u e el bien y la v e r d a d e r a r „
ción estética tiene t a m b i é n su importancia, y es de m i s m a cosa y los estoicos p r o c l a m a b a n la identidad d e
la belleza y d e la virtud.
•>A\
PEDAGOGÍA t e ó r i c a . I.OS SENTIMIENTOS SUPERIORES.
SEGUNDA PAUTE
i II» li
PEDAGOGÍA PRÁCTICA
sv.
LECCION PRIMERA
MÉTODOS EX G E N E R A L .
P e d a g o g í a p r á c t i c a . — La pedagogía práctica es
la aplicación de las reglas generales establecidas en
la pedagogia teórica. Después de haber estudiado las
diversas facultades en su desarrollo natural y su cul-
tivo escolar, se trata de examinar á la luz de los prin-
cipios establecidos las diferentes partes del p r o g r a m a
de estudios y las principales cuestiones. En otros
términos, del* sujeto de la educación, que es el niño,
pasamos al objeto de la educación, que son los métodos
de enseñanza v las reglas del régimen escolar.
E l m é t o d o e n g e n e r a l . — El método en general
es el orden que establecemos voluntariamente en
nuestros pensamientos, en nuestros actos y en nuestras
empresas (i). Obrar metódicamente es lo contrario de
(1) M. R o u s s e l o t d e G n e el m é t o d o : e l c a m i n o m á s r e c t o y s e g u r o p a r a d e s c u -
b r i r l a v e r d a d ó p a r a c o m u n i c a r l a u n a v e z d e s c u b i e r t a . (Pedagogie, p . 398).
m PEDAGOGÍA PRÁCTICA. •> y,l
obrar con irreflexión y ú la ligera, sin concierto ni
plan. Port-Royal definía justamente el método diciendo caracteres propios de los conocimientos que se comu-
q u e es « el a r t e de disponer bien una sucesión de nican á los niños; 2» las leyes de la evolución mental
pensamientos. » en las diversas edades d e la v i d a ; 3o el objeto propio
v la extensión de cada grado de instrucción
Entendido en este amplio sentido, el método se
' L o q u e s e l l a m a m e t o d o l o g í a . - El estudio de los
impone á todas las partes de la educación como á todas
métodos de enseñanza constituye una de las divisiones
las obras humanas. El primer deber de un maestro es
más importantes de la c i e n c i a pedagógica. 1 ara darte
no ir al azar y no contar con la inspiración del mo-
un nombre los p e d a g o g o s de algunos países^han
mento ni con la buena fortuna en la improvisación,
tomado de la filosofía el nombre de metodología. Otros
sino conducirse siempre por principios, con criterio é
la han llamado didáctica ó arte de ensenar y Al.
intención y según reglas fijas, en un orden premedi-
Daguet, en su manual de pedagogía, aventura el
tado y consciente. La ausencia de método es la ruina
de la educación. No hay nada que esperar de una nombre de metódica (i). , , .
disciplina que duda y tantea ni de una enseñanza Se han dedicado obras especiales a la metodología,
incoherente y desordenada que flota á merced de las míe á su vez se subdivide en varias partes. Los prole-
circunstancias y de las ocasiones y que, sin tener nada sores de pedagogía en Bélgica y en Suiza dis ing^eii
meditado, se deja sorprender por lo imprevisto. la metodología general, que trata de los pr.ncipios
L o s m é t o d o s d e e n s e ñ a n z a . — En un sentido comunes á todo método, y la metodología especial que
m á s preciso y más particular, método significa todo examina sucesivamente las diversas materias de la
conjunto de procedimientos razonados, de reglas y de enseñanza y busca los mejores medios que hay que*
medios que se practican y se siguen para la realiza- emplear en cada ciencia y en cada estucho Es una
ción de una obra cualquiera. distinción análoga á la que se establece en los tratados
Así como p a r a descubrir la verdad hay métodos d e lógica, en los que se estudia el método general
q u e estudia la lógica, existen también p a r a comuni- aplicable á todas las ciencias, antes de consagrar capí-
carla y enseñarla otros métodos cuyo estudio es objeto tulos especiales al método particular de cada una.
de la pedagogía práctica. U t i l i d a d d e l o s m é t o d o s . - Preciso es q u e os
Esos métodos varían según la naturaleza de la ense- pedagogos lleguen á ponerse de acuerdo.sobre la u ü h -
ñanza. Se enseña la geografía de otro modo que la dad de los métodos y sobre la necesidad de estudiarlo,,
g r a m á t i c a , y las matemáticas de diferente manera pues mientras unos están dispuestos á concederse!..
que la física. Varían también según la edad del niño, todo, los otros nada ó casi nada.
pues no es posible presentar la historia á los alumnos Los métodos, según Talleyrand, son los maestros
d e l curso elemental como á los del superior. Varían d e los maestros : « verdaderos instrumentos de a*
también, por consecuencia, s e g ú n los diversos g r a d o s ciencias, son para los maestros lo que éstos para los
• lela enseñanza y son diferentes en la escuela prima- discípulos (2).
n a q u e en la escuela normal; en la p r i m e r a enseñanza (1) M. D a g u e t , Manual de pedagogía, p . 126- verdadera
en general que en la segunda enseñanza. » „ Á los m é t o d o s corresponde conducir i los m a e s t r o s p o r la v e r d a d e r
ruta y s i m a r l e s y abreviará ,1 d i f i c i l c a m i n o ^ ' - n s rucc.on No U
En otros términos; los métodos deben siempre s o n n e c e s a r i o s p a r a las i n t e l i g e n c i a s c o m u n e s , «no . ^ ' ¿ J ? ™ ^ ™ , , ,
adaptarse á estos tres principios generales : I o los r e c i b e d e e l l o s i n c a l c u l a b l e s a u x i l i o s . » (Informe « la Asamblea constituye
IS81, p. 129Í.
Pestalozzi que, sin e m b a r g o , carecía de método y su inteligencia. Los métodos, como dice Mine Necker
que asegura que a b a n z a b a en la enseñanza sin saber de Saussure, « deben estar en perpetuo perfecciona-
lo que hacía y guiado s o l a m e n t e p o r un sentimiento miento. »
m u y oscuro, pero m u y vivo, estimaba en mucho esas Así entendidos, 110 como leyes servilmente obser-
r e g l a s sistemáticas que él 110 tenía bastante fuerza de
vadas por un respeto supersticioso, sino como instru-
reflexión para imponerse. En ciertos momentos lleva
mentos que se manejan con libertad, los métodos
hasta el entusiasmo, h a s t a el fanatismo, su admiración
pueden prestar grandes servicios.
por los métodos, p r e c i s a m e n t e por ser lo que m á s lo
faltaba, y reniega de sí m i s m o , de sus cualidades pro-
« El m é t o d o , dice M. .Marión, es u n a c o n d i c i ó n n e c e s a r i a del
pias de inspiración y d e sentimiento, de su persona- éxito y establece c o m o u n a b i s m o , d e s d e el p u n t o de v i s t a de
lidad siempre activa y s i e m p r e viva, cuando p r o n u n - la eficacia de los e s f u e r z o s , e n t r e p e r s o n a s de la m i s m a b u e n a
cia estas palabras : voluntad. D e s c a r t e s llegaba á d e c i r q u e los h o m b r e s , s e n s i b l e -
m e n t e i g u a l e s en c u a n t o á los d o n e s de la i n t e l i g e n c i a , n o di-
fieren e n s u poder de investigación de la v e r d a d m á s que p o r
« Creo q u e n o h a y que p e n s a r e n o b t e n e r u n s o t o p r o g r e s o el m é t o d o q u e p a r a ella a p l i c a n . L o c i e r t o es q u e con todo g e -
en ta i n s t r u c c i ó n del p u e b l o m i e n t r a s 110 se h a y a n e n c o n t r a d o n e r o de o p e r a c i o n e s p r á c t i c a s , el q u e p r o c e d e r a c i o n a l m e n t e
f o r m a s de e n s e ñ a n z a que h a g a n d e l m a e s t r o , al m e n o s h a s t a l a tiene s o b r e el q u e vive de r e c u r s o s m o m e n t á n e o s t r e s g r a n d e s
t e r m i n a c i ó n de los e s t u d i o s e l e m e n t a l e s , u n s i m p l e i n s t r u m e n t o v e n t a j a s p o r lo m e n o s : c o m o ha e m p e z a d o p o r fijar b i e n su
m e c á n i c o de u n m é t o d o q u e d e b a s u s r e s u l t a d o s á la n a t u r a l e z a o b j e t o , se e x p o n e m e n o s á p e r d e r l e de v i s t a y á t o m a r el mal
de s u s p r o c e d i m i e n t o s y n o á l a h a b i l i d a d del q u e le p r a c t i q u e . c a m i n o ; c o m o ha meditado s o b r e los m e d i o s de q u e d i s p o n e ,
T e n g o o b s e r v a d o q u e u n l i b r o d e escuela n o tiene v a l o r si n o tiene m á s p r o b a b i l i d a d e s de n o o m i t i r n i n g u n o b u e n o y de e s c o -
p u e d e ser e m p l e a d o p o r u n m a e s t r o s i n i n s t r u c c i ó n lo m i s m o g e r s i e m p r e el m e j o r ; y, e n fin, c o m o está s e g u r o á la vez del
q u e p o r u n o i n s t r u i d o (I). objeto y de los m e d i o s , 110 d e p e n d e s i n o de él i r lo m á s de p r i s a
posible. « Un eojo que v a p o r el c a m i n o r e c t o , decía B a c o n ,
llega a n t e s q u e un c o r r e d o r q u e se e x t r a v í a ( I ) . »
No, no se trata de h a c e r del maestro un a u t ó m a t a
ni del método un m e c a n i s m o q u e supla á la inteligen-
cia y á las cualidades p e r s o n a l e s del preceptor. Si A b u s o d e l e s t u d i o de l o s m é t o d o s . — P o r con-
recomendamos el estudio d e los métodos, es preci- vencidos que estemos de la utilidad de los métodos,
samente para despojar la enseñanza de la r u t i n a y d e 110 creemos sin embargo que convenga detenerse
la tradición y no para introducir en ella una especie mucho tiempo en el estudio de las generalidades
de mecánica sabia. Los m é t o d o s son instrumentos, abstractas que los dominan. Si no se pone remedio,
p e r o los instrumentos p o r perfectos que sean no son los pedagogos de nuestro tiempo llegarán á formar
útiles más que por la habilidad de la mano que los una especie de escolástica erizada de fórmulas sabias,
emplea. A la p a r a d o j a d e Pestalozzi o p o n g a m o s el de divisiones sutiles y de términos pedantescos, y
proverbio que dice : « T a n t o vale el maestro, cuanto acabarán por convertir un estudio sencillo y práctico
vale el método. » R e c o r d e m o s también que los méto- en una lógica de nueva especie, de aspecto repulsivo,
dos no son reglamentos i n m u t a b l e s ni leyes despóticas llena de palabras altisonantes y vacía de toda realidad.
y lijas. El maestro debe modificarlos según los resul- Desconfiemos del espíritu formalista que tiende siempre
tados de su experiencia y s e g ú n las inspiraciones de á recobrar sus derechos, porque es más fácil alinear
( I ) Comment Gertrud-- instruit ses enfants. t r a d u c l i o n Darín, 1882, p. 43. (1) M. Marión, a r t i c u l o Méthode en el Dictionnaire de pédagogie.
palabras en el papel que despertar sentimientos en el No vayamos á imaginar, por una ilusión análoga, que
corazón ó enriquecer la inteligencia con nociones po- para enseñar bien es preciso cargar la memoria con
sitivas. todo ese fárrago pedagógico y con esas nomenclatu-
Abranse esos manuales de pedagogía que están en ras tan vanas como pretenciosas.
moda en Bélgica y en Alemania y se encontrarán inter- No es solamente su inutilidad lo que nos asusta.
minables páginas consagradas á la distinción de los Tememos también q u e aparten la inteligencia de
principios, de los modos, de las formas, de los procedi- preocupaciones más serias y que ese alimento hueco
mientos y d é l o s métodos de la enseñanza; (i) catálogo < haga perder el gusto de otros más sólidos y sustan-
nutridos que e n u m e r a n nada menos que ocho formas ciales. T e m e m o s que lo que constituye la verdadera
d e enseñanza, Ja forma acromática ó de exposición no fuerza de la enseñanza, la vida, el sentimiento inte-
interrumpida, la erotemática ó de exposición interrum- rior. la inspiración libre y original, sucumba bajo la
pida, que comprende otras siete formas distintas, la maraña de abstracciones que enlaza á la inteligencia y
catequética, la socrática, la eurística, la repetitoria, la
la hace doblegarse bajo el peso de esas peligrosas
exawnatoria, la analítica y sintética v Ja paralógica,
puerilidades.
lodo sin perjuicio de la distinción de los métodos y de
Prescindamos, por consecuencia, de todas esas dis-
los procedimientos, en intuitivo, comparativo, de opo-
cusiones estériles, que consisten en saber, por ejem-
sición, etimológico, de razonamiento, descriptivo, dé
plo, cuáles son los principios generales, los especiales,
observación interior, repetitorio, sinóptico, de reprodiic-
ción, ¡ y once m á s todavía! los positivos y los negativos de la enseñanza (1), ó bien
« si el análisis es un método ó una forma (2) », y con-
• ¿Qué puede salir bueno de ese fastidioso análisis, tentémonos con algunas nociones precisas tan suma-
de esa clasificación complicada, de esa ciencia p u r a - rias como sea posible.
mente verbal en la que se emplean centenares de pa- Métodos, modos y procedimientos de ense-
labras para no enseñar nada de las cosas mismas ? La ñ a n z a . — Sin querer multiplicar las distinciones, es,
enseñanza se convertiría en un arte muy trabajoso si sin embargo, imposible confundir los métodos propia-
p a r a ser buen profesor fuera preciso haberse metido mente dichos con lo que se ha convenido en llamar
en la memoria todas esas definiciones de pura forma modos de enseñanza.
y todas esas insípidas abstracciones. Se dice que la Los modos de enseñanza no dependen ni del orden
educación moderna tiende á aproximarse á la natura- que se sigue ni de los medios que se emplean para
leza. ; Ay ! Estamos m u y lejos de ella con esos extrac- instruir á los niños, sino que se refieren sencillamente
tores de quintas esencias pedagógicas, que cortan á las diversas agrupaciones de alumnos y á las distin-
un pelo en el aire, que distinguen y analizan las cosas tas maneras de distribuir la enseñanza,
mas simples y que inventan infinidad de barbarismos jj El maestro se dirige á un solo alumno, y este es el
p a r a designar las mismas operaciones. Se ha creído modo individual, ó bien á toda la clase, y este es el
durante mucho tiempo que era imposible razonar bien modo simultáneo, ó bien encarga á los niños que se
sin conocer las categorías y las reglas del silogismo instruyan unos á otros, y este es el modo mutuo.
El modo individual 110 se realiza más que en la edu-
(I) Véase, por no c i t a r m á s q u e este, el Cours complet de pédagogie et de
BraU d e (1) M. I i r a u n , obra c i l a d a , p. 200.
m a l » d e Bélgica. ^ ' ^ "' escuelas n o t
(2) El m i s m o , p . 235.
ir»
caeión privada en la que el preceptor tiene que h a b é r -
selas con un solo discípulo. En la escuela no se p u e d e aun dirigiéndose á todos, y tener en cuenta la vivacidad
proceder así, p u e s no cabe imaginar una escuela en ó la lentitud de comprensión de sus discípulos p a r a
que el maestro r e p i t a c u a r e n t a veces á cuarenta alum- diversificar su lenguaje según las diversas aptitudes,
nos lo que puede decir de una vez á todos. sin olvidar que si su enseñanza es simultánea, su
Ese sistema, no obstante, se empleaba en otro atención y sus cuidados deben ser individuales.
tiempo, en la infancia de la escuela. En el siglo XVII, Por otra parte, en las escuelas m u y numerosas y
por ejemplo, VE cok paroissiale, manual escolar dé la en aquellas en que una sola persona tiene á su cargo
época, decía estas m i s m a s palabras : « Los que vayan la dirección de tres secciones, el maestro tiene á veces
á leer con el maestro no serán más que dos á la vez... necesidad de apelar á la b u e n a voluntad de los m e j o r e s
El maestro llamará á los que escriben, dos á dos, p a r a discípulos p a r a que dirijan el trabajo de los d e m á s y
corregir sus e j e m p l o s (1). » Lo que queda, lo que acercarse así á la enseñanza mutua, que es lo q u e se
puede q u e d a r de la enseñanza individual en una clase llama el modo mixto ó simultáneo-mutuo (1).
regularmente organizada, son las p r e g u n t a s que el M é t o d o s y p r o c e d i m i e n t o s . — Se puede admitir
maestro dirige á un solo discípulo, y esto en voz alta también, aunque tenga menos importancia, la distin-
para que las oigan los d e m á s y participen del ejercicio. ción clásica de los métodos y de los procedimientos,
El modo mutuo no es más que un recurso al que h a puesto que los métodos son el conjunto de los princi-
podido apelarse p o r necesidad cuando los maestros pios que presiden á la enseñanza, le designan su fin,
eran escasos y los recursos del presupuesto pequeños arreglan su orden y determinan su marcha, mientras
y era preciso i n s t r u i r á poco coste, bien ó mal, un que los procedimientos son los medios particulares
g r a n número de niños (2). Casi umversalmente a b a n - que se emplean en la aplicación de los métodos. Asi,
donado en la actualidad y abolido de hecho, el sistema demostrar las verdades geométricas es un método ;
mutuo no h a p o d i d o ser considerado en teoría como un exponerlas en el encerado y hacer que las repitan los
modo racional de organización escolar. discípulos es un procedimiento. Exponer didáctica-
mente los hechos de la historia es un m é t o d o ; exigir
Queda, pues, el m o d o simultáneo, (3) que es el único
que los discípuloslosredacten, es un procedimiento 2).
posible en las clases más ó menos numerosas, si se
quiere d a r á los discípulos una enseñanza seria, propia M é t o d o g e n e r a l . — Cuanto más entre la pedago-
de un maestro e x p e r i m e n t a d o . gía en el detalle de los métodos y en el examen minu-
Es verdad q u e el modo simultáneo aunque es la cioso de los procedimientos, más se acercará á su
regla general y la f o r m a dominante de la enseñanza, objeto, que no es formar bellas teorías, sino p r e s t a r
no debe proscribir absolutamente el empleo accidental servicios prácticos. Sin e m b a r g o , antes de abordar las
y excepcional de los d e m á s sistemas. El maestro pro- diferentes partes de los estudios, antes de buscar las
curará en la m e d i d a de lo posible hablar á cada uno, reglas que convienen especialmente á cada uno, no
deja de ser útil echar una ojeada á los métodos gene-
(I) Véase el Diclionnaire 'le la pédagogie, articulo Intmtion. (I) Véase, más adelante, la lección 111.
que debe sin duda apoyarse en principios bien com-
todo método, la inspiradora de toda enseñanza que se
prendidos v e n proposiciones evidentes, pero que cons-
propone, no sólo transmitir secamente conocimientos,
tituye sobre esos principios todo el edificio científico,
sino provocarla vida y el calor de la inteligencia y ase-
gracias al razonamiento.
g u r a r la educación, pero, repitámoslo, no es un mé-
L a i n t u i c i ó n e n s u s e n t i d o m á s a m p l i o . — La todo. Decir con M . Buisson que consiste « no en la
intuición, comprendida en su sentido más amplio, ¿es aplicación de tal ó cual procedimiento, sino en la in-
el principio de un método independiente de enseñanza? tención y en la costumbre de d e j a r obrar al espíritu
¿ En qué consiste ese método, fuera de su aplicación del niño en conformidad con sus instintos intelec-
á las lecciones de cosas? M . Buisson responde : tuales (1 » es precisamente reconocer que es á la pe-
« C o n s i s t e e n c i e r t a m a r c h a de ta e n s e ñ a n z a , q u e r e s e r v a al
dagogía lo que la investigación de la verdad es á la
n i ñ o el p l a c e r y el p r o v e c h o , si n o del d e s c u b r i m i e n t o y de la ciencia y la persecución de la belleza á la poesía : un
s o r p r e s a , lo q u e s e r i a m u c h o p r o m e t e r , al m e n o s de la i n i c i a - ideal, un fin supremo, pero no un conjunto de medios
t i v a y de la a c t i v i d a d i n t e l e c t u a l ( I ) . »
prácticos organizados en método.
M é t o d o e x p e r i m e n t a l . — Se saben los servicios
El método intuitivo es, pues, el que, según la expre- que ha prestado á la ciencia la sustitución del método
sión de Fenelón, « remueve los resortes del alma del experimental al del razonamiento puro é hipótesis
niño ». Se trata d e hacerle actuar por intuición, abstracta. Las ciencias naturales no existen verdade-
después de haberle enseñado á percibir del mismo ramente sino desde el día en que la lógica experimen-
modo. « Hacer p e n s a r al niño » dice M. Buisson, es la tal de Bacon, rompió las antiguas tradiciones del
esencia del método intuitivo. silogismo y realizó una revolución que los sabios del
¿ Pero no es forzar el sentido de la palabra llamar siglo X V I habían ya preparado; desde el día en que
intuición al pensamiento personal, á la inteligencia los pensadoresse han decidido á observar, á experimen-
clara y neta que resulta de los esfuerzos de la atención, tar, á inducir pacientemente de los hechos observados
á la participación activa del discípulo en la enseñanza las leyes que los determinan.
que recibe ? Ya soberano en el dominio de las ciencias concretas
Por otra parte, si es ese el verdadero sentido y la y cuando se trata del descubrimiento de la v e r d a d ;
verdadera aplicación pedagógica de la intuición, es ¿ el método experimental no puede ser aplicado á la
evidente que no hay e n ella método propiamente dicho, pedagogía ó sea á la enseñanza de las verdades que él
puesto que el método supone siempre una serie de ha servido para descubrir ? En otros términos ; para
procedimientos y de medios y la intuición, así com- formar é instruir la inteligencia del niño, ¿ no debe el
prendida, no es m á s que el carácter general que con- arte de la educación emplear procedimientos de
viene á toda enseñanza. observación y de experiencia análogos á los que la
La intuición debe a c o m p a ñ a r á los estudios en todas ciencia emplea para organizarse ella misma ?
sus partes, como la conciencia envuelve todos los fenó- La respuesta no es dudosa, pues es fácil demostrar
menos del alma y como la luz alumbra todos los obje- que los métodos puestos en boga por los pedagogos
tos del mundo exterior. Es, si se quiere, el alma d e
(1) Véase la conferencia de >1. Buisson sobre 1 'Enteignemenl intuitif,
en el v o l u m e n d e l a s Conférences péiagogiques hechas á los institutores,
(1) Dictionnaire de pédagogie, articulo citado.
e n 1878.
del siglo último no son más que formas diversas del arrollo de la inteligencia, de los caracteres de cada
método experimental.
estudio escolar y por consecuencia, de los métodos
s i r í n ^ n n ' l l ' 1 ) 0 7 j e m p l 0 ' e l m é t 0 d 0 l l a m « d o intuitivo que más fácilmente encuentran el camino de la inteli-
- no una llamada constante á la experiencia v á la gencia y que mejor se aplican á cada género de ense-
renWÏÏT ^ d m é t d o f ue
° I nombres dife- ñanza.
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T,! ^ m e „ . e inventivo, euris.ieo,
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experimental no es más que
p a r a d e s i ê n a r ei tod°0
E s p í r i t u g e n e r a l d e u u b u e n m é t o d o . - Las
consideraciones que preceden no tienen otra utilidad
practica que obligar al maestro ¿ r e f l e x i o n a * o t o tos
principios mismos de la enseñanza, sobre la necesidad
d e tener en cuenta á la vez la naturaleza de los n î o s
a quienes se dirige y la naturaleza de los conoci
mientos que comunica. No se imagine que basta
Z V Z Z b í e n T " l a S d's,'n<^°nesabstractas
y , a P e d a g o g i a . La p r i m e r a condición para ser un
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truí cion o mteligenffla, siempre será inferior á ,,n
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O M. L a u r i o , Primary Instruction in relation lo Education, p. 27.
para otros más completos y que responden más am-
pliamenteá las necesidades sociales y á las necesidades
de la naturaleza h u m a n a . Según una expresión m u y
exacta, son « conocimientos instrumentales », es
decir, instrumentos necesarios para adquirir otros
conocimientos. Pero la lectura y la escritura no dejan
LECCIÓN II de tener una importancia especial porque sean unos
medios preliminares de la instrucción.
LA LECTURA Y LA ESCRITURA.
Su s i t i o e n e l p r o g r a m a . — « La lectura y la
Relación de los d i f e r e n t e s e s t u d i o s . — La lectura y la e s c r i -
escritura son necesariamente el fondo de laenseñanza
t u r a . — Su sitio e n el p r o g r a m a . — Diversos grados de lec- de los cursos elementales, dice M . Gréard. Ante todo
t u r a . — Reservas s o b r e la i m p o r t a n c i a de los m é t o d o s p a r t i - es preciso a s e g u r a r esta primera base. »Perola lectura
culares. — P r i n c i p a l e s m o d o s de a p r e n d e r á leer. — .Método
y la escritura siguen siendo, durante toda la enseñanza
de deletreo. — El a n t i g u o y el n u e v o d e l e t r e o . — Método
fonético ó de s i l a b e o . — Métodos sintético y analítico. — primaria, uno de los primeros cuidados del maestro.
Enseñanza s i m u l t á n e a de la l e c t u r a y de la e s c r i t u r a . — Apli- Véase cómo se expresa acerca de esto el programa
caciones d i v e r s a s d e e s t e m é t o d o . — P r o c e d i m i e n t o s acce- oficial en Francia :
s o r i o s . — P r o c e d i m i e n t o f o n o m i m i c o . — Consejos generales.
— Lectura c o r r i e n t e . — L e c t u r a e x p r e s i v a . — Observaciones Clase infantil. — P r i m e r o s ejercicios de lectura. Letras, síla-
críticas s o b r e la e n s e ñ a n z a de la l e c t u r a . — P r o g r e s o s r e c o - bas, p a l a b r a s .
nocidos. — L a e n s e ñ a n z a de la e s c r i t u r a . — Distintos p r o c e -
P r i m e r o s elementos de e s c r i t u r a .
d i m i e n t o s . — C o n d i c i o n e s necesarias p a r a a p r e n d e r bien á
Curso elemental. — Lectura c o r r i e n t e con explicación de las
escribir. — C o n s e j o s g e n e r a l e s . — Observaciones p r á c t i c a s
palabras.
s o b r e la e n s e ñ a n z a d e la e s c r i t u r a . — Conclusión.
E s c r i t u r a gruesa, m e d i a n a y fina.
Curso medio. — L e c t u r a c o r r i e n t e con explicaciones.
Escritura c u r s i v a o r d i n a r i a .
R e l a c i ó n d e l o s d i f e r e n t e s e s t u d i o s . — Al ha- Curso superior. — L e c t u r a expresiva.
cer estudiar sucesivamente y aparte las diferentes Escritura cursiva, redonda y bastarda.
r a m a s del p r o g r a m a , el maestro 110 perderá de vista
Aun al principio y en el curso elemental, la lectura
el principio g e n e r a l de que si cada parte debe ser es-
y la escritura no deben obtener solas la atención del
tudiada en sí m i s m a , debe serlo también en relación
niño con exclusión de otro estudio. Los diversos
con el todo, es decir, concurrir á la educación g e n e -
ejercicios de lengua, las lecciones de cosas sencillas y
ral del espíritu, d e s p e r t a r la inteligencia, dotarla de
familiares, unas nociones de aritmética y de geografía,
buenas costumbres de orden, de aplicación y de coor-
pueden y deben acompañarlas.
dinación de ideas. E s t a observación se aplica lo mismo
á la lectura y á la escritura que son la base elemental « Si es posible, dice M. Gréard, empezar casi al m i s m o t i e m p o
de toda enseñanza. el cálculo, es p o r q u e el deletreo y la n u m e r a c i ó n , el trazado
de las letras y el de las cifras, s o n ejercicios del m i s m o g r a d o
L a l e c t u r a y l a e s c r i t u r a . — Por largo tiempo y, p r ó x i m a m e n t e , de la m i s m a n a t u r a l e z a . »
la lectura y la escritura han constituido, con el cálculo,
el p r o g r a m a completo de las escuelas primarias. Hoy ¡ Tristes clases aquellas en que el alumno no puede
esos estudios e l e m e n t a l e s no son más que condiciones elegir sino entre el silabario y el cuaderno de escri-
lura ! Aunque no sea m a s q u e p a r a distraer al niño de
Lakanal, juzgando en el año IV un concurso que el
e s o s trabajos monótonos, el maestro debe ofrecerle
consejo délos Quinientas abrió para la composición d e
otros ejercicios. Debe, sobre todo, recordar que no
libros elementales, declaró que no existía en Francia
tiene que hacer de sus discípulos unas máquinas de
ni una sola obra buena sobre el arte de enseñará leer y
leer y de escribir, y que su deber consiste en procurar
á escribir. « Hasta ahora, dijo, lo ha hecho lodo la pa-
a b r i r y excitar la inteligencia con conocimientos posi-
ciencia de los maestros y de los discípulos.» Pues bien,
tivos y con lecciones morales.
á pesar de los progresos realizados y aunque estemos
D i v e r s o s g r a d o s d e l e c t u r a . — La lectura, que
provistos ahora de muchos buenos métodos de lectura,
es, según dicen los pedagogos que se creen obligados
hav quecontar aún sobre todo con la paciencia y con la
á definirla, « la traducción del lenguaje escrito en
habilidad del maestro. Éstedebe saber animar la lección
l e n g u a j e hablado (1) » parece cosa muy sencilla á los
de lectura, interesaren ellaalniño y d a r atractivo, en lo
que saben leer, pero para el niño que aprende no hay-
posible, á un trabajo que es en si mismo árido y monó-
n a d a m á s complicado ni más penoso. « La extensión
tono. Habrá hecho mucho si consigue inspirar á s u s
y la complicación de este estudio, dice M. Bain, son
discípulos el deseo de aprender á leer.
tan g r a n d e s , que exige muchos años de trabajo
Esto es lo (pie decía Rousseau, no sin alguna exage-
aun en alumnos (pie no han empezado m u y tem-
prano ». Cuando el niño sabe deletrear, los padres de- ración :
masiado confiados cantan victoria y creen que la difi- « Se a t r i b u y e , dice, g r a n i m p o r t a n c i a á los m e j o r e s m é t o d o s
cultad ha desaparecido, cuando la verdadera, la p a r a a p r e n d e r á l e e r ; se i n v e n í a n m e s a s de e s c r i t u r a y m u e s -
t r a s - se h a c e del c u a r t o de un n i ñ o un taller de i m p r e n t a .
lectura d é l a s palabras, empieza entonces, yes preciso
L o c k e q u i e r e q u e a p r e n d a á leer con d a d o s . ¡ Vaya u n a i n v e n -
con frecuencia, emplear muchos meses para que el ción feliz! ¡ E s l a s t i m o s o ! Un m e d i o m á s s e g u r o q u e t o d o s
alumno pase del deletreo á la lectura corriente. e s o s , y q u e s i e m p r e se o l v i d a , es el d e s e o de a p r e n d e r . Dad al
n i ñ o ese deseo y p r e s c i n d i d d e s p u é s de las m e s a s y de los
Se deben, pues, distinguir diversos grados en la lec-
d a d o s ; c u a l q u i e r m é t o d o será b u e n o . »
tura : el p r i m e r grado, en el que el discípulo aprende
á conocer las letras, á saber sus n o m b r e s y á unirlas En el m i s m o sentido se ha hecho observar que los
p e n o s a m e n t e p a r a pronunciar sílabas y palabras : el métodos de lectura, aun los mejor imaginados, no dan
s e g u n d o g r a d o , en el que el discípulo lee corriente- resultado sino por el modo de aplicarlos.
mente sin d u d a s ni vacilaciones ; y el tercer grado,
q u e corresponde á lo que se llama lectura expresiva. « E n e s t a p a r t e de la e n s e ñ a n z a , c o m o en t o d a s las d e m á s , el
p r o c e d i m i e n t o es b u e n o s e g ú n el m a e s t r o q u e le a p l i c a . Un
R e s e r v a s s o b r e la i m p o r t a n c i a de los m é t o -
m a e s t r o ha o b t e n i d o e n su escuela, g r a c i a s á un c o n j u n t o de
d o s p a r t i c u l a r e s . — En la enseñanza de la lectura m e d i o s hallados p o r él, los r e s u l t a d o s m á s s a t i s f a c t o r i o s . Bajo
elemental, como en lodas las p a r t e s de la enseñanza, su d i r e c c i ó n , v a r i a s g e n e r a c i o n e s de d i s c í p u l o s se h a n i u t r u i d o
hay que desconfiar de la superstición de los métodos. con m e n o s t r a b a j o del q u e h u b i e r a n e m p l e a d o en o t r a p a r t e .
A decir verdad, el espíritu que anima al maestro, las Cede á la t e n t a c i ó n , m u y n a t u r a l c i e r t a m e n t e , de r e s u m i r e u
u n a o b r i t a el m é t o d o q u e h a s a b i d o f o r m a r p a r a sí m i s m o , y
cualidades intelectuales y morales q u e le adornan, e s p e r a hacer así u n servicio á los a l u m n o s c u y o s m a e s t r o s
valen siempre más que los mejores procedimientos. a d o p t e n su s i s t e m a . P o r d e s g r a c i a , el éxito n o r e s p o n d e s i e m p r e
á su esperanza (I). »
(I) M. Bain la deGne « el arlc de pronunciar las palabras 011 vista de los ca-
ractères convencionales que las representa:i. (Science de l'Éducation, p. 177). (i) Mlle Chalamet, obra citada, p. 155.
Principales modos de aprender á leer. — Á la d e r á leer. » « C u a l q u i e r a q u e s e p a leer, decía Duelos, s a b e
p r i m e r a ojeada que se eche á los innumerables el a r t e m á s difícil si lo h a a p r e n d i d o p o r el m é t o d o v u l g a r (1), »
procedimientos que el fecundo ingenio de los pedago-
gos ha [»ueslo en uso para a p r e n d e r á leer y que la El antiguo y el nuevo deletreo. — Las letras
moda ha patrocinado sucesivamente, se podrá creer han recibido cada una un nombre que no corresponde
que es imposible introducir alguna unidad en ese con el valor relativo que tienen, como sonido, en la
caos de silabarios y cuadros de toda especie 1 . composición de las palabras (2). De aquí el defecto
Reflexionando un poco, nos convenceremos, sin em- observado hace dos siglos por los gramáticos de Port-
bargo, de que esa diversidad, en apariencia, infinita, Royal en los procedimientos de la antigua forma de
se refiere más bien á modificaciones de detalle y á deletrear.
combinaciones accesorias y superficiales, que á dife- Guyot, uno de ellos, dice :
rencias esenciales y profundas.
« P r o n u n c i a n d o s e p a r a d a m e n t e las c o n s o n a n t e s y h a c i e n d o
La primera distinción que se impone e s la de los que las n o m b r e n los n i ñ o s se le u n e s i e m p r e u n a vocal, q u e es
sistemas en que la enseñanza de la lectura está la e, q u e n o es de la s i l a b a ni de la p a l a b r a , lo que h a c e q u e el
separada de las demás y queda aislada y reducida á sonido de las l e t r a s s e p a r a d a s sea d i f e r e n t e del de las letras
j u n t a s (3). »
sí misma, y los métodos, m u y en boga hace algunos
años, sobre todo en Alemania, que combinan la El nuevo deletreo da á las letras un nombre que se
enseñanza de la lectura con la de la escritura. aproxima más á su valor relativo. Además no des-
Consideremos primero los procedimientos en que la compone la sílaba más que en dos partes, el sonido y
lectura no va unida á la escritura, y descartando los la articulación, sin tener en cuenta el número de
medios accesorios que los complican, queda reducidos letras que entran en la composición del uno y de la
á dos : el método de deletreo y el de silabeo directo, .otra (4).
sin deletreo. La ventaja del método de deletreo consiste en que
E l método de deletreo. — El método más gene- descomponiendo la palabra y distinguiendo sus ele-
ralmente empleado en todos los países, á pesar de mentos, es mejor preparación para el estudio de la
las críticas de que ha sido objeto, es la antigua ma- ortografía. Pero en desquite, como método de lectura
nera de aprender á leer q u e consiste en hacer en propiamente dicho, es evidentemente más largo y
primer lugar nombrar las letras, en vez de hacerlas
;pronunciar, y juntarlas después para formar silabas. I) M. Buisson, Itapportsur l'instruciion primaire á Cexposition unioerselle
•de Vienne.
(i) E s t a observación, r i g u r o s a m e n t e e x a c t a t r a t á n d o s e de la lengua f r a n c e s a ,
« C u a n d o se p i e n s a en las d i f i c u l t a d e s q u e e s t e s i s t e m a p r e - « o lo es casi c u a n d o se t r a t a de la española. Debe s e r , en efecto, difícil e n s e ñ a r
s e n t a , los e s f u e r z o s de a b s t r a c c i ó n q u e exige de los n i ñ o s , e -á leer d e l e t r e a n d o c u a n d o hay q u e convencer al discípulo d e q u e las l e t r a s
t r a b a j o que s u p o n e la d e s c o m p o s i c i ó n y la r e c o m p o s i c i ó n de las p-o-i-s componen la silaba puá, d e q u e e-n se leen an y de q u e e-a-u suenan o.
silabas y e n la i m p o s i b i l i d a d de q u e el n i ñ o p e r c i b a la c o r r e s - No s u c e d e lo m i s m o en castellano, d o n d e las vocales c o n s e r v a n casi siempre su
p o n d e n c i a e n t r e las letras q u e d e l e t r e a u n a p o r u n a y el s o n i d o sonido proprio en las silabas q u e c o n c u r r e n á f o r m a r , y esta d i f e r e n c i a debe
c o m p u e s t o q u e de ellas r e s u l t a , h a y q u e a s o m b r a r s e de que t e n e r s e en c u e n t a al c o m p a r a r los m é t o d o s de l e c t u r a de q u e habla el a u t o r .
del T .
c o n p r o c e d i m i e n t o s t a n d e f e c t u o s o s a c a b e n los n i ñ o s p o r a p r e n -
(3) Grammaire genérale de P o r t - R o y a l , cap. VI.
(4) Véase E. R e n d u , Manuel, etc., p. 137. — Al sistema del n u e v o deletreo
(1) Acerca do la historia de los d i v e r s o s s i s t e m a s d e l e c t u r a , véase el ence- kay q u e u n i r los métodos Dupont, Michel, I'cigné. Néel, Ileiirv Gcrvais, Mailre,
len le articulo Leelure, d e M. l i u i l l a u m e , e n e l Diclionnaire de pédagogie. •Villemeureux.
y síntesis el procedimiento inverso, q u e estudia pri-
más laborioso. Nada impide, sin embargo, qué se-
mero las letras para formar con ellas sílabas y recom-
vuelva al deletreo cuando se hace indispensable para
poner progresivamente las palabras.
el estudio de la ortografía, una vez vencidas las pri-
meras dificultades. M. Bain lo hace notar justamente : La mayor parte de los pedagogos definen así los
métodos analíticos y sintéticos de la lectura.
« Cierto n ú m e r o de maestros, dice, tienen como m u y i m p o r - « El método analítico, dice M. Horner, parte del todo p a r a
tante empezar por hacer pronunciar las palabras cortas sin llegar á las partes. Ejercita á los niños en leer al principio la
d e l e t r e a r l a s . . . En el fondo no parece que hay gran diferencia palabra entera y luego por silabas; de donde descienden á tos
entre los dos métodos, que vienen ¡i ser el mismo una vez. primeros elementos, es decir, á las letras.
pasados los primeros grados (1). » o El método sintético consiste en p a r t i r de los primeros ele-
mentos de las palabras para llegar ¡i las sílabas, de las que se
M é t o d o s f o n é t i c o s ó d e s i l a b e o . — En los pasa á las palabras y de éstas á las frases (I). »
países alemanes especialmente ha llegado á ser popu-
De esta distinción resulla que el método llamado
lar, por oposición al método del deletreo, el sistema
sintético corresponde á los antiguos métodos ; « el
que consiste en hacer aprender y reproducir al ñiño
método analítico, por el contrario, dice M. Horner.
el sonido de cada letra y no en hacerle nombrar el
casi desconocido en las escuelas francesas, es seguido
signo gráfico que la representa (2 . De este prin-
umversalmente ó, al menos, preconizado, en Alema-
cipio se deducen muchos métodos diferentes que se
nia y en la Suiza francesa. »
refieren lodos á la idea de la Estatilegia, ó lectura
Pero las palabras análisis y síntesis son decidida-
inmediata sin deletreo previo. Se les llama también
mente tan oscuras y tan difíciles de manejar, que un
métodos de silabeo, porque presentan al discípulo,
pedagogoautorizadodelaescuelafrancesa,M.Brouard,
no letras aisladas sino sílabas.
pretende en sentido inverso que en los métodos
M é t o d o s s i n t é t i c o y a n a l í t i c o . — Los pedago-
analíticos se descompone la sílaba en todos s u s ele-
gos que usan y abusan con frecuencia de las palabras
mentos y los confunde con los « antiguos métodos (2)».
análisis y síntesis, las han suprimido en las denomi-
Según el mismo autor, el método sintético, que tiene
naciones aplicadas á los diversos sistemas de lectura,
como carácter esencial, al decir de los pedagogos
cuando realmente el objeto de este estudio justificaría
suizos y belgas, partir del elemento más simple, la
más que nunca el empleo de estos términos.
letra, para elevarse á las diferentes agrupaciones que
La palabra, en efecto, es un compuesto, como los constituyen las sílabas y las palabras, el método sin-
cuerpos que analiza la química, y está formada de tético « 110 descompone, ó descompone lo menos
elementos que son las letras. Por eso se puede llamar posible. »
análisis, por analogía con los métodos químicos, al
Este ejemplo de confusión y de contradicción abso-
método que consiste en presentar desde luego la
luta en el empleo d e los mismos términos, debe acabar
palabra entera p a r a descomponer sus elementos.
de convencer á nuestros lectores de que convendría
(1) Science de l'éducation, |>. 178.
(2) En F r a n c i a hay q u e c i l a r c o m o p r i n c i p a l e s i n i c i a d o r e s d e e s t e m é t o d o a (1) M. l l o r n e r , obra citada, p. 111 y siguientes.
M. d e LafTore, a u l o r d e la Estatilegia (1827), M. Duponl, a u t o r de la Citolegia (2) M. b r o u a r d , Inspeclion des ¿coles primaires, p . 232. M. Guillaume, en s u
(1814), MM. Lauiolte, P c r r i e r . Meissás y Michelot. q u e p u b l i c a r o n en IS32 el i n t e r e s a n t e artículo del Dictionnaire de pédagogie, dice, p o r el c o n t r a r i o , y con
Método de lectura sin deletreo. Los c u a d r o s y silabarios de A b r í a , de Béh:i- razón : » El más a n t i g u o método p r o c e d í a p o r síntesis. »
g n o u y d e R e g i m b e a u p e r t e n e c e n al mismo tipo.
renunciar para siempre, e n el l e n g u a j e pedagógico, á les hace b u s c a r , a d i v i n a r en cierto m o d o p o r analogía, algunas
las palabras análisis y síntesis. Si á pesar de lodo se palabras usuales en las que se v u e l v a n á e n c o n t r a r los m i s m o s
las quiere conservar para distinguir las diversas sonidos y p o r consecuencia las m i s m a s letras, y p o r último les
hace buscar en sus libros c a r a c t e r e s s e m e j a n t e s á los que aca-
marchas seguidas en el estudio de la lectura, no du- ban de a p r e n d e r . Esto para el ejercicio del oído y de la v i s t a .
damos en decir que la única significación lógica que El de la mano le sigue i n m e d i a t a m e n t e y m u c h a s veces es p o r
se les puede atribuir es la del pedagogo suizo que él por donde se empieza. El m a e s t r o traza e n el e n c e r a d o algu-
hemos citado. nas líneas horizontales y verticales y e n s e ñ a á los n i ñ o s u n
corto n ú m e r o de t é r m i n o s c o n v e n c i o n a l e s de que se va á s e r -
E n s e ñ a n z a s i m u l t a n e a de l a l e c t u r a y de l a vir, tales c o m o : a r r i b a , a b a j o , á derecha, á izquierda, línea
e s c r i t u r a . — No h a y q u e creer que el sistema que corta ó larga, e t c . Después, c u a n d o todo el m u n d o ha cogido la
asocia y combina la enseñanza de la escritura y de la pluma, dicta á toda la clase los m o v i m i e n t o s que hay que h a c e r
y las líneas que hay que t r a z a r . Los discípulos escriben, pues,
lectura y trata de facilitarlos y animarlos uno con á compás y e n cierto modo á la voz de m a n d o . Este curioso
otro, es cosa e n t e r a m e n t e nueva. En su Alphabet polil- ejercicio les es m á s fácil que lo sería e n t r e n o s o t r o s , p r i m e r o
las enfants 1750), el f r a n c é s Delaunay recomienda á p o r q u e los caracteres de la c u r s i v a a l e m a n a son casi exclusiva-
m e n t e rectilíneos, y en seguida p o r q u e el n i ñ o ha sido gene-
los padres « que pongan al niño la pluma en la mano
r a l m e n t e p r e p a r a d o en el kindergarten con los pequeños d i b u j o s
en cuanto empieza la l e c t u r a . » Montaigne cuenta que de Frcebel y la e s c r i t u r a n o es p a r a él m á s que u n a n u e v a apli-
le enseñaron al mismo tiempo á leer y á escribir. cación de los m i s m o s ejercicios. Aprende, pues, s i m u l t á n e a -
.1. Jacotot asociaba la e n s e ñ a n z a de' la lectura y de la m e n t e á leer y á escribir, sin d e j a r de d i b u j a r c o m o en el j a r -
din infantil l . »
escritura.
Pero sobre todo en estos últimos años, este método
se ha puesto en boga, al menos en teoría. « Hace Admiramos el arte ingenioso que ha presidido á
cuarenta años, dice un p e d a g o g o alemán, no se ha la organización de una enseñanza de ese género, en
publicado más que un solo artículo de revista en favor el que se asocia el trabajo de las manos al ejercicio del
del antiguo método de deletreo, lo que no impide que oído y de la vista; en el que el esfuerzo de imagina-
se deletree todavía en la mitad, acaso, d e las escuelas ción representativa que supone la lectura está ayudado
alemanas, al menos de las rurales 11 . » por la actividad física que exige el aprendizaje de la
escritura; en el que la escritura misma está facilitada
M. Buisson describe asi ese procedimiento :
por ejercicios preparatorios de d i b u j o ; y en el que se
« En el n u e v o s i s t e m a d e e n s e ñ a n z a se da al n i ñ o u n b o n i t o unen hábilmente el estudio de los signos del lenguaje
libro ilustrado. Es su p r i m e r libro y , sin e m b a r g o , no empieza
y pequeñas lecciones de cosas, que le comunican
por un alfabeto, sino p o r e s t a m p a s : u n a rueda, por ejemplo, ó
u n nido ó u n sombrero (en a l e m á n Rad, Nest, llul). Debajo del alguna variedad y algún atractivo. Se tendría gran
objeto, g r a c i o s a m e n t e d i b u j a d o , está e s c r i t o el n o m b r e en letras deseo de preferir, este método vivo y animado á los
gordas. Se t r a t a s i e m p r e d e u n n o m b r e corto y fácil, lo que procedimientos ordinarios que imponen al niño « la
Vogel llamaba u n a p a l a b r a normal [i). El m a e s t r o habla á los
a l u m n o s del objeto que t i e n e n a n t e la vista, d i b u j a d o y escrito,
repetición sin fin de sonidos y de conjuntos de sonidos
y después les e n s e ñ a los c a r a c t e r e s q u e se e m p l e a n para escri- que no dicen nada á la inteligencia, la continuación
b i r aquel n o m b r e , y le e s c r i b e e n el e n c e r a d o p a r a d e s c o m p o - implacable de esos monótonos ejercicios de deletreo á
nerle á su presencia, h a c e r l e s p r o n u n c i a r a i s l a d a m e n t e la
los que siguen los no menos severos de escritura en
vocal y e n s e ñ a r l e s cómo la m o d i f i c a n las c o n s o n a n t e s . Después
la pizarra ó en el cuaderno. » Acaso se llegue un día
(1) Citado p o r M. Buisson, Rapport, e t c . , p. 156.
(2) M. Buisson, Rapport, etc. p. 151. (I) JI. Buisson, Rapport. etc., p. 154.
a practicar en nuestras escuelas este método ideal
« Los c a r a c t e r e s del a l f a b e t o se g r a b a n m á s p r o n t a m e n t e e n
Pero ya se ve qué esfuerzos exige por parte del ta m e m o r i a si el a l u m n o t i e n e la m a n o b a s t a n t e e j e r c i t a d a
m a e s t r o . Realmente el carácter de Jas reformas suge- p a r a t r a z a r l o s en el e n c e r a d o (I). »
ridas a la pedagogía m o d e r n a por el espíritu de inno-
vación y de progreso, es cargar al maestro con todo P r o c e d i m i e n t o s a c c e s o r i o s . — Lo que aumenta
el trabajo de que se descarga al discípulo. No hay la multiplicidad aparente de los métodos de lectura
que esperar que en mucho tiempo aún el método que son los procedimientos accesorios que se les añade
acabamos de describir se generalice en las escuelas para fijar y sostener la atención del niño. Tales son,
publicas. Añadiremos que sea el que quiera el el sistema Gervais ó de los cartones llamados silabea-
esfuerzo que se haga, y por mucha ingeniosa inventiva dores, que se escurren unos sobre otros v sirven para
•que se emplee en aliviar al niño, no se llegará jamás reunir las letras y las sílabas; el aparato Chéron. que
a suprimir en la enseñanza de la lectura lo que tiene sustituye las cintas y los silabeadores con dos varillas;
de mecánica y de artificial. No p u e d e h a b e r un método i os cuadros Néel, que simplifican el uso de esas varillas;
de lectura perfectamente natural y racional, por la el método L a m b e r t , en el que dos ruedas concéntri-
sencilla razón de que las letras s¿n signos conven- •cas indican, la una las articulaciones v la otra el so-
cionales y no hay relación natural entre esos signos nido ; el método Maitre, que se sirve de dos cintas
y las ideas que expresan. para el mismo u s o ; el método Mignon, que emplea
D i v e r s a s a p l i c a c i o n e s d e e s t e m é t o d o . - La un cuadro mural con caracteres movibles; el método
leona se anticipa siempre á la práctica, al menos á la Thollois, que es u n a reproducción del escritorio tipo-
usua y hay ya pedagogos que distinguen dos m a n e - gráfico de Durnas; y los métodos p o r estampas de
ras diferentes de aplicar la enseñanza simultánea de R e g i m b e a u y de Larousse. Tal es aún el procedi-
la lee ura y de la escritura, según que se proceda p o r miento fonomímico.
•el método analítico ó por el sintético
P r o c e d i m i e n t o f o n o m í m i c o . — E l principio de este
No hablaremos aquí de lo que se llama el método procedimiento no es nuevo. Comenio puso va al frente
sintético y el método analílicosintético de escritwalec- de su Orbis pictus un alfabeto de estampas en el que
lura I). Detodas estas tentativas retenemos solamente cada letra correspondía al grito de un animal ó á un
la idea general que las domina, ó sea, que siendo la sonido familiar al niño. La misma idea es la que ins-
escritura más fácil y generalmente m á s agradable pira el procedimiento fonomímico de M. Grosseliri
que la lectura, es bueno realizar al mismo tiempo aplicado por Mme Pape-Carpantier en su silabario
ambos estudios No se objete que las letras escritas para el uso de las escuelas de los asilos. Las letras del
son diferentes de las impresas, porque todos ios alfabeto están en él unidas á los gestos de la fonomí-
pedagogos reconocen que el paso de Ja escritura á mica.
los caracteres impresos no p r e s e n t a dificultad p a r a el C o n s e j o s g e n e r a l e s . — Cualquiera que sea el
mno. No esperemos, pues, que el niño sepa leer para
ponerle en la mano el lápiz ó la p l u m a (•>) ha
^ l i í f f t ' S "'°' i v a d ,° 3Ún ? r a n n ü m e r o d e
publicaciones- en fran-
?, -C' !m0; 1
Emeignement simultané, d e SI. I.onay (Lieja), el Cours de lee-
ture ele., del hermano Marianas (Namur). El método d¿ escrituralectura l,a
l0S dela ICS Ue
« ¡ S l r ' « " í — « W o r l va
- 1 t t p e R l a e l T e a 7 J a ' ] C 1 V 1 0 r m a l d e l S e D a - a c a c i a s á la iniciativa
(2) El método de escrituralectura, muy en „so en Italia, Alemania, Suiza, •'<" SI. S l a u n c e Block, bajo el n o m b r e de método Schulsr.
(1) Science dé Véducation p . i 78.
método empleado, el maestro debe preocuparse a n t e mar las escuelas en conservatorios de declamación,
todo de introducir la inteligencia y la vida en la lec- podemos quejarnos d e que los maestros concedan
ción de lectura. No debe poner sólo en j u e g o la me- generalmente tan poca atención al arte de la lectura.
moria mecánica del niño, sino también su juicio y su Los pedagogos americanos se preocupan mucho de
imaginación. La lección debe ser corta(1) y entrecor- esto v exigen « que el niño lea con sentimiento, con
tada, si es preciso, p o r p r e g u n t a s que la animen y p o r inteligencia y con gracia, que comprenda lo que el
entretenimientos que la alegren. No olvidemos q u e autor ha querido expresar, que se identifique con el
la lectura es la primera iniciación del niño en el es- texto y que domine la voz.
tudio y en el trabajo escolar, y cuidemos de que ese
.. Todo m a e s t r o debe s e r u n b u e n l e c t o r . Á la h o r a p r e s e n t e
p r i m e r contacto no le sea muy penoso p a r a que un no habrá en A m é r i c a ni u n o p o r c i e n t o q u e n o lo sea (1 . »
aprendizaje desagradable de la lectura no le disguste
para siempre del estudio. En Francia, gracias á la iniciativa de M . Legouvé,
L e c t u r a c o r r i e n t e y e x p l i c a d a . — La lectura se empieza á comprender, hasta en las escuelas pri-
corriente es uno de los ejercicios más importantes d e marias, la importancia de la lectura « que es la base
la escuela primaria, pues no sólo acostumbra al niño del arte de la palabra y que descansa en principios
á vencer las dificultades de la lectura propiamente positivos y precisos 2).
dicha, sino que le enseña su leng ua, le da conocimien- Observaciones criticas sobre la enseñanza
tos nuevos y le hace darse cuenta del sentido de las d e l a l e c t u r a . — Tomamos de los Informes de la
palabras. La elección de un buen libro de lectura Inspección general cierto número de observaciones
corriente es de una importancia capital. Que el m a e s - críticas hechas del natural, que indican con preci-
tro, al hacerle leer, explique de antemano el asunto- sión los defectos más ordinarios de la enseñanza de la
de que se trata y q u e comente con cuidado todos los leelura.
términos.
« No se h a c e de la l e c t u r a u n ejercicio b a s t a n t e i n t e l i g e n t e y
>< La l e c t u r a e x p l i c a d a , dice un i n s p e c t o r g e n e r a l f r a n c é s , es con f r e c u e n c i a faltan las e x p l i c a c i o n e s q u e d e b e n a c o m p a ñ a r l a .
u n a de las s e ñ a l e s m á s c o n s o l a d o r a s del p r o g r e s o que se r e a - — La l e c t u r a se h a c e p e s a d a y m o n ó t o n a . - La dicción es
liza e n n u e s t r a i n s t r u c c i ó n p r i m a r i a . E s a explicación es sin d u d a i n a r t i c u l a d a , s o r d a y c o n f u s a . — El m a e s t r o n o se i m p o n e
seca, i n d i g e s t a , p u r a m e n t e g r a m a t i c a l y lexicológica, p e r o es u n s i e m p r e l a o b l i g a c i ó n de leer el p r i m e r o p a r a d a r el t o n o y el
g e r m e n q u e se irá d e s a r r o l l a n d o p a r a h a c e r s e la p a r t e m á s e j e m p l o . — La lección de l e c t u r a n o es m á s que u n e j e r c i c i o
viva y m á s v i v i f i c a d o r a de la clase, c u a n d o t o d o s los m a e s t r o s m e c á n i c o q u e n o c o n d u c e á n a d a útil. — Los n i ñ o s leen m a l ,
h a y a n c o m p r e n d i d o la n e c e s i d a d de p r e p a r a r l a t o d a s las m a - p o r q u e n o c o m p r e n d e n lo q u e leen. — En p o c a s escuelas es la
ñ a n a s c o n e s c r u p u l o s o c u i d a d o (2). » leelura e x p r e s i v a y bien e x p l i c a d a . — P a r e c e que el p r e m i o de
l e c t u r a es u n p r e m i o de c a r r e r a s ; se lee p o r l e e r ; se lee d e m a -
s i a d o de p r i s a c o m o si se t r a t a r a de d a r agilidad á la l e n g u a y
L e c t u r a e x p r e s i v a . — « La lectura expresiva, á l a g a r g a n t a de los a l u m n o s . — Muchos m a e s t r o s c r e e n q u e el
dice M. Rousselot, es la lectura natural, en la que el n i ñ o n o d e b e e s c r i b i r h a s t a q u e s a b e leer (3). »
tono es apropiado á las ideas y á los sentimientos que
se expresen en lo que se lee ». Sin querer transfor- (1) P a g e , Tlieory and Practice of íeaching, p. 51.
(2) Véase M. l.egouvé, Art de la lecture, la Conférence sur la lecture á
haute voix, de SI. Anquctil ( S o r b o n n e , 1S68) y la Circulaire ministérielle de
(1) M. R c n d u a d m i t e q u e l a lección de leelura se p u e d e p r o l o n g a r á 20 ó
30 d e s e p t i e m b r e d e 1878.
30 m i n u t o s .
(3) I n f o r m e s de la Inspección g e n e r a l f r a n c e s a , 1S81-82.
(2) Itapport, etc., 1681, p . 7 i .
P r o g r e s o s o b s e r v a d o s . — Al lado de los defec- Esto se parece demasiado á lo (|ue el maestro de baile
tos notados, mosteemos los elogios concedidos á cier- del Iiourgeois gentilltomme, de Molière, dice de la
tas escuelas y los progresos observados en muchos excelencia de su arte.
sitios: D i f e r e n t e s p r o c e d i m i e n t o s . — Propiamente ha-
blando no hay métodos distintos p a r a l a enseñanza de
>• El nuevo deletreo e s el único en uso. Los maestros siguen
generalmente los métodos de Vitlemeureux, Ruck, Néel, Lemat-
la escritura, sino diversos procedimientos. Los prin-
tre y Grosselin. — El método empleado es más racional y el cipales son el calco, la imitación de las muestras y
procedimiento menos mecánico. — La escritura y la lectura, los cuadernos preparados.
ensenadas s i m u l t á n e a m e n t e , se prestan m u t u a ayuda. — La Es extraño que ciertos pedagogos recomienden aún
enseñanza de la lectura y de la escritura se hacen en el ence-
rado, con gran c o n t e n t a m i e n t o de los n i ñ o s . — Á la lectura el calco y el empleo de transparentes. En ese caso
maquinal ha reemplazado otra más inteligente, mejor razonada, está M . Rendu, el cual reconoce, sin embargo, que
•explicada por el m a e s t r o y, con frecuencia, resumida por el hay que apresurarse á prescindir de ese medio en
alumno. — Los m a e s t r o s empiezan á c o m p r e n d e r que la lectura
bien hecha es la base d e todo trabajo y algunos preparan seria- cuanto el niño ha tomado alguna costumbre de escribir.
mente esta lección. — Los métodos más seguidos son los de La imitación de las muestras abandona al niño á
Néel, Larousse y R e g i m b e a u . » s u s propias fuerzas y es, acaso, al principio un ejer-
cicio un poco arduo. Es preciso, sin embargo, recurrir
L a e n s e ñ a n z a d e l a e s c r i t u r a . — Todos los á ese procedimiento lo más pronto posible, sea pre-
pedagogos reconocen h o y que el niño debe empezar sentando al discípulo muestras en papel, sea trazando
a escribir desde q u e entra en la escuela (i y que no los caracteres y las palabras en el encerado, lo que
h a y que esperar p a r a ello que haya llegado* á la lec- liene, entre otras ventajas, la de favorecer la ense-
tura corriente. C a d a vez más se reconoce la v e r d a d ñanza colectiva.
d e l axioma pedagógico según el cual el dibujo, la escri- Los cuadernos preparados en los que el niño no
l u r a y la lectura se Completan y se a y u d a n . tiene más que calcar al principio, pero en los que las
Por otra parte, n o es inútil recordar que la misma líneas indicadoras se hacen más escasas á medida que
lección de escritura, por mecánica que sea, p u e d e dar se adelanta, son el método que conviene m e j o r á la
al maestro ocasión d e llamar la atención de los discí- inexperiencia de los principiantes. Este sistema es la
pulos sobre el sentido de las palabras que copian y combinación del calco y de la imitación, es decir, el
sobre la significación moral de las frases que escriben q u e recomienda la Conduile des écoles chrétiennes.
Desde este punto d e vista la elección de modelos tiene Puede ser admitido al principio, á condición de que
alguna importancia, a u n q u e nos parezca exagerado no se prolongue mucho tiempo este cómodo ejercicio.
admitir como ciertos pedagogos, M. Braun, p o r e j e m - « El alumno, dice M . B e r g e r , debe ejercitarse lo antes
plo, « que el estudio de la caligrafía pueda desarrollar posible en imitar libremente las muestras y acostum-
el sentimiento estético y ejercer una influencia salu- brarse á marchar sin andadores (i . »
dable en el sentimiento moral y hasta en el juicio ». Otra diferencia se funda e n el empleo de la pizarra
y el lápiz ó del papel y la pluma (2). Pestalozzi, que
( I ) « L a l e e I u r a y l a e s c r i t u r a , d i c e M. G r e a r d , s o n n e c e s a r i a m e n t e el f o n d o
d e la e n s e ñ a n z a elemental, p e r o n o s e debe h a b l a r á los n i ñ o s de las reglas m á s
subordinaba la escritura al dibujo, recomendó viva-
sencillas de la l e n g u a a n t e s d e q u e h a y a n llegado á leer c o r r i e n t e m e n t e peque-
t i ) Manuel, etc.
ñas frases, a (2) >1. H o r n e r c o n d e n a a b s o l u t a m e n t e e s t e m é t o d o a n t i c u a d o .
mente el uso de la pizarra (1) porque el niño maneja « El cuaderno un poco inclinado hacia la izquierda.
el lápiz mas fácilmente que la pluma v en la pizarra « El brazo derecho con los movimientos libres, cou sus dos
borra rápidamente sus fallas. M. Brouard, en cambie terceras partes sobre la mesa y separado del cuerpo un largo
<le la mano.
hace notar que la pizarra, « el papel del pobre >. no es « La pluma entre los tres primeros dedos extendidos sin rigidez.
mas que un recurso y que su uso pone la mano pe- <• La mano derecha ni dentro ni fuera y sin tener otro punto
sada y contrae los dedos (2 . •de apoyo que las extremidades de los dedos pequeños doblados,
May otra distinción que se funda en la preferencia •de modo que la prolongación de la pluma vaya hacia el hombro.
concedidaá la letra inglesad a la francesa ( 3 . « Por fin, la cabeza algo inclinada hacia delante, tanto, sola-
mente. como lo exija la vista (1). »
De estas y d e otras distinciones han surgido mu-
chos métodos diversos que, en distintos grados «' C o n s e j o s g e n e r a l e s . — La enseñanza de la escri-
pueden ser aplicados con provecho, siempre que e! tura no debe ser considerada como un ejercicio me-
maestro sepa inspirarse, al emplearlos, en algunos cánico para el que basta el cuaderno que se da al
principios esenciales 4). discípulo. El maestro debe intervenir constantemente
C o n d i c i o n e s n e c e s a r i a s p a r a a p r e n d e r á es- conforme á estas reglas :
c r i b i r b i e n . - Una de ellas es la fuerza de imagi- El maestro debe tener, no sólo buena letra, sino
nación representativa, la intuición clara, exacta v habilidad para escribir en el encerado.
completa de las formas que hay que trazar. Otra con- La lección de escritura debe ser preparada como
dición es la habilidad de la mano, que es en parte las demás.
natural pero que se adquiere también por un ejer- Xo Conviene abusar de los ejercicios de caligrafía y
cicio suficiente y por las precaütáones que se toman de copia maquinal. Todos los ejercicios de aritmética,
para asegurar la buena posición''M cuerpo v el buen d e redacción, de dictado especialmente, deben ser
modo de tener la pluma. ejercicios de escritura corriente y cuidada 2 .
Estos son, según el Manuel de M. Rendu. los prin- El maestro no debe asistir desde su cátedra á los
cipios de la buena posición para escribir 5 . ejercicios de escritura. Después de haber dado la lec-
ción en el encerado, debe circular de banco en banco,
como' para ^comTr.0' a P ° y a d ° " , a P a r t C a n l e r i ° r d e l
para dirigir á los discípulos, vigilar la posición del
« Las piernas hacia adelante y no cruzadas ni dobladas- cuerpo, de la mano y de la pluma, corregir las faltas
« t i brazo izquierdo oblicuo sobre la mesa y sosteniendo el y enmendar las letras mal hechas.
K ? e ;
en 1
^ •< Al enseñar la escritura, los maestros no tienen que formar
hábiles profesores de caligrafía, sino poner á los niños en con-
•diciones de escribir legible y corrientemente. »
s i X M f e - á t í s i t a r s e é ^
Nunca se proscribirá bastante el vario lujo caligrá-
n i ; : : : ; ; 1 rpleo.de w ^ b ^ c i ^
Cal graf0S dC pr0feSÍÓD v 105
a Z d T ' - " n d e d o r e s de -nademos {1) V é a s e l a o b r a d e l D r . D a i l y , les Déformalions scolaires, e n la q u e s e l l a m a
T a l u í f o r no , T . C a a r , C ' 0 n C0
"- a 13 PÍZarra
, ' 'I"" 5el i
' "'»> d i f í c i l d e s l r u i r „ la a t e n c i ó n s o b r e l a s d e f o r m i d a d e s q u e p u e d e o c a s i o u a r u n m a l m é t o d o d e
ue s c .escritura.
e n los n a f s e s , m e I n M 7 <> ™nserv¿r cuidadosamente
for, a cuanl por
s x ^ & x x r "' ° (2) • El t i e m p o d e d i c a d o á los e j e r c i c i o s d e e s c r i t u r a p r o p i a m e n t e d i c h a s e r á
•una h o r a al d í a , p o r l o m e n o s , e n el c u r s o e l e m e n t a l , y s e r e d u c i r á g r a d u a l -
m e n t e á m o d i d a q u e los e j e r c i c i o s d e d i c t a d o y d e r e d a c c i ó n l e s s u s t i t u y a n . »
(D) t . K e n d u , o b r a c i t a d a , p. 159. .{Decreto d e 2 7 d e J u l i o d e 1882, e n F r a n c i a . )
Hco, las pueriles obras m a e s t r a s de la escritura y los „ _ Los caracteres de letra son generalmente buenos, claros
y firmes. La supresión del cuaderno borrador y el empleo del
rasgos de pluma que no son más que adorno. cuaderno único han apresurado el progreso, quitando al niño y
Observaciones p r á c t i c a s sobre la enseñanza al maestro la idea de que haya cuadernos de adorno para exhi-
d e l a e s c r i t u r a . — Señalaremos algunos de . los birlos en las solemnidades. — Se cuida más que en otro tiempo
defectos ó progresos consignados en los informes de la escritura corriente. — Las buenas letras, sin aparato, varo-
niles, corrientes, no se encuentran más que en las primeras
la inspección general francesa en cuanto á la e n s e -
divisiones. — Empiezan á generalizarse las correcciones y rec-
ñanza de la escritura : tificaciones en el encerado. »
„ Hay muchos cuadernos de un género muy diverso y los
maestros pasan de uno á o t r o con demasiada facilidad. » C o n c l u s i ó n . — Resulta de todo lo precedente q u e
en la enseñanza de la lectura y de la escritura, los dos
Nada tan pernicioso, en efecto, como el empleo fundamentos dé toda instrucción elemental, los pro-
sucesivo de cuadernos concebidos según diferentes cedimientos inteligentes y atractivos reemplazan más y
métodos. Tal falta de consecuencia tiene que compro- más á la rutina y á los procedimientos mecánicos. L a
meter I'I, al menos, r e t a r d a r los resultados. escritura y la lectura no deben ser abandonadas á los
.. — La pizarra, ese medio t a n sencillo de ocupar n los niños, azares de un monótono deletreo ó de un insípido t r a -
es utilizada raras veces. — El maestro, en vez de hacer ét bajo de copia, sino que deben ser enseñadas por el
mismo el modelo en el e n c e r a d o para toda una división, prefiere maestro como elementos del estudio de la lengua
dar un modelo hecho. — La escritura es r a r a s veces profesada.
nataL
— El maestro no se toma la molestia de examinar y corregir
los cuadernos. — Los p r o g r e s o s de la escritura no serán s e n s i -
bles mientras el maestro n o se imponga la tarea de circular pol-
los bancos durante ta lección, de ir de uno á otro alumno p a r a
vigilar la posición del c u e r p o y de la pluma y, en una palabra,
para rectificar á su vista las letras que-le parezcan defectuosas.
— Los modelos no d a n casi nunca al discípulo ni un conoci-
miento nuevo, ni un c o n s e j o útil, ni una idea moral — Con-
vendría prohibir el uso del c u a d e r n o de escritura gruesa á los
principiantes, los cuales n o pueden reproducir los caracteres
del modelo sino haciendo movimientos que les hacen t o m a r
mala posición y perjudican á los progresos ulteriores. El g r u e s o
de las letras al alcance del p r i n c i p i a n t e es el mediano. »
l e n g u a s . X. del T .
cierto sentido, el método de las lecciones de cosas es
sinónimo del a r t e que debe animar lodas las partes
de la e n s e ñ a n z a para hacerlas vivas y prácticas ( l j .
¡ Con qué e n t u s i a s m o hablaba Mme Pape-Carpantier,
en 1808, del m é t o d o nuevo ! LECCIÓN IV (1)
« Pero ¿ q u é e s lo que da su valor á las lecciones de c o s a s ? E L E S T U D I O DE LA LENGUA.
¿ E n qué c o n s i s t e que son tan r e p u t a d a s y t a n a l t a m e n t e reco-
m e n d a d a s y q u e s o n , e n efecto, t a n provechosas'?
« ¡Ah! eso c o n s i s t e en u n a g r a n ley t e r r i b l e m e n t e descono- lmportancia
cida, que n o q u i e r e que haya paciente en e d u c a c i ó n ; que quiere
que el d i s c í p u l o sea u n a g e n t e activo, t a n t o c o m o el m a e s t r o ; L T e S S a l n t ' S l a . - l ^ J s fizados - Diversos
que sea su c o l a b o r a d o r i n t e l i g e n t e e n las lecciones que recibe
y q u e , s e g ú n l a e x p r e s i ó n del catecismo, coopere á la gracia.
« Lo que d a s u valor á las lecciones de cosas, lo que las hace
amables y e f i c a c e s , es que e s t á n c o n f o r m e s con esa ley; que
apelan á las f u e r z a s p e r s o n a l e s del n i ñ o , p o n e n e n juego y en Análisis lóeico y análisis g r a m a t i c a l . - Orden que debe s e g u u -
m o v i m i e n t o s u s f u e r z a s físicas é intelectuales y satisfacen su 1 - E j e r c cTos^e i n v e n c i ó n y de composición. - Redacción
necesidad n a t u r a l de p e n s a r , de hablar, de m o v e r s e y de c a m - en e s t m n p a s — E j e r c i c i o s de elocución. — Ejercicios literarios.
biar de o b j e t o . Es que llegan á su inteligencia p o r mediación
de sus s e n t i d o s ; q u e se sirven de lo que sabe y de lo que a m a
para i n t e r e s a r l e e n lo que no sabe n i a m a t o d a v í a ; que son importancia del estudio de la lengua. - ¿. Es
p a r a él, e n u n a p a l a b r a , lo concreto y n o lo abstracto. » preciso insistir hoy en la importancia capital de
estudio de la lengua patria en las escuelas primaria ?
( I ) R e c o m e n d a m o s e s p e c i a l m e n t e la obra del Dr. J e s ú s Díaz d e León <• Lec- Todo el m u n d o está conforme en atribuir a ese estu-
ciones de cosas ». L i b r e r í a d e la V a ' de Cb. Bourel, P a r í s .
dio el primer puesto, como comienzo de los estudios
v principal instrumento de progreso.
' El estudio de la lengua es, en primer lugar uti
por sí mismo. No se es verdaderamente un hombre si
no se i Hieden expresar los pensamientos con corrección
v o S a d No se es ciudadano si no se habla la lengua
nacional. El conocimiento de la lengua es, por otra
parte, la clave de todos los demás. La lengua usual
nos pone en comunicación con nuestros semejantes y
satisface las necesidades de la vida. La lengua literaria
„os a b r e los tesoros del pensamiento humano y la
tecnología los de la ciencia.
l e n g u a s . X. del T .
con la ayuda de los padres, le enseña á hablar ; pero
Además, el estudio de la lengua vale también por
el estudio, con la ayuda de los maestros, debe después
su influencia en la educación intelectual. El «pie conoce
enseñarle á hablar bien.
su lengua, sabe p e n s a r . La riqueza del vocabulario de
E l o b j e t o . — El estudio de la lengua comprende
que disponemos corresponde á la abundancia de
tres p a r t e s esenciales de un inestimable valor :
nuestras ideas. T a n t a s palabras nuevas añadidas á las
comprender la lengua, saber hablarla, saber escri-
<[ue ya se conocen, lanías conquistas d é l a inteligencia
birla.
en lo desconocido. P o r otra parte la propiedad de
Lo menos que se puede pedir á los discípulos es que
expresión equivale á la propiedad de pensamiento.
comprendan su lengua. No se trata seguramente de
Por fin, la corrección gramatical que se emplea en la
enseñarles todas las palabras que la componen, con-
construcción de las frases esta en relación con la
virtiéndolos en diccionarios vivientes. Lo que es pre-
lógica que preside á nuestros juicios y á nuestros
ciso es que conozcan con la mayor exactitud posible
razonamientos. A p r e n d e r la lengua patria no es pues
las palabras que constituyen el fondo de la lengua. La
selamenle adquirir el material de palabras, sino
posesión de un vocabulario claro y preciso es una pre-
desarrollar y f o r m a r el pensamiento por medio del
paración necesaria p a r a la lectura de los buenos
lenguaje, que es su instrumento propio.
autores. Muchos niños salidos d e las escuelas no
D i f i c u l t a d e s d e e s t a e n s e ñ a n z a . — P a r a los
toman jamás gusto á l a lectura porque encuentran en
niños de condición acomodada cuyos padres hablan
los libros muchas palabras que no entienden.
Con pureza su l e n g u a , el estudio de ésta ofrece facili-
Otro objeto esencial del estudio de la lengua es
dades especiales, p u e s la aprenden sin esfuerzo en el
aprender á hablarla. Las ocasiones de escribir son
regazo do sus m a d r e s . Pero no sucede lo mismo con
raras p a r a los hijos del p u e b l o ; las de hablar, en cam-
los niños de los campesinos, que g e n e r a l m e n t e oyen
bio, son de todos los días y de todos los momentos.
en sus casas una lengua incorrecta ó dialectos provin-
Por mucha que sea la humildad de condición de un
ciales (1). P a r a éstos 1a. lengua nacional es una lengua
hombre, siempre le es necesario expresarse con facili-
extranjera que necesitan estudiar trabajosamente en
dad y corrección, si no con elegancia. No hay para
la escuela.
qué hacer de ellos charlatanes, p e r o sí poner al futuro
Por otra parle, no basta á los niños el aprendizaje
ciudadano en estado de comunicar su pensamiento, de
instintivo de la l e n g u a . Necesitan, al menos, extender
conversar con sus semejantes, de tratar él mismo sus
su vocabulario, necesariamente muy limitado, darse
asuntos y de discutir sus intereses.
cuenta del sentido de las palabras que recuerdan vaga-
No se descuidará tampoco la p a l a b r a escrita, aunque
mente y entienden de un modo confuso, a p r e n d e r la
tenga menos importancia q u e la p a l a b r a propiamente
ortografía y reflexionar sobre las reglas de la g r a m á -
dicha. Los ejercicios de redacción y de composición
tica, sin las cuales ni su estilo ni su l e n g u a j e pueden
introducidos recientemente en las escuelas francesas
ser buenos. La naturaleza desata la lengua del niño y
son extremadamente interesantes y de una g r a n d e
utilidad.
11) Somos partidarios de que se enseñe con igual interés la lengua nacional L o s p r i n c i p i o s . — Así comprendido, el de la len-
que el dialecto local. I.a primera tiende á asegurar la unidad de la patria y el
segundo á conservar las tradiciones regionales, y es sabido que la región es g u a es un estudio vivo y práctico q u e se sale del anti-
para el hombre una patria más natural y menos variable que la nación. guo y estrecho cuadro de los recitados gramaticales y
N. del T.
EL. E S T U D I O DE LA LENGUA.
d é l o s dictados ortográficos. P a r a cumplir su fin, esta
enseñanza d e b e a d a p t a r s e al m é t o d o n a t u r a l q u e va memoria, en o t r a s inútil l ^ ^ ^ Z
del ejemplo á la regla, de la práctica á la ley, del uso demasiado a b s t r a c t a , e n otras oscura, en
familiar y del ejercicio concreto al precepto g e n e r a l y
abstracto. H a y q u e a p r e n d e r la g r a m á t i c a p o r la
l e n g u a ; no la lengua p o r la g r a m á t i c a , decía H e r d e r ,
y S p e n c e r a f i r m a , en el mismo sentido, q u e « h a b i e n d o siado teórica. F^ins defectos h a n sido
sido h e c h a la g r a m á t i c a d e s p u é s d e la leng ua, d e s p u é s
de ella d e b e e s t u d i a r s e ». « H a c e mucho tiempo, dice
el P . Girard, n o s dice la sana didáctica : « P o c a s r e g l a s
y muchos ejercicios. »
El niño llega á la escuela sin t e n e r casi n i n g ú n uso quiera :
de la lengua nacional. Súplase lo que le falta con lec-
turas g r a d u a d a s de autores fáciles, A cambio d e las . Muchos maestros abusan de S S Ü í S
hecho todo i ^ p d u c ^ en la memona d ^ lQ „
conversaciones q u e no ha oído, el libro le envuelve,
número de reglas, de distinciones 5 1 abstracciones y
por decirlo así, en sus p a l a b r a s precisas, en sus cons-
mucho mejor que en la g ó t i c a » da con l e c c iones
trucciones c o r r e c t a s , en u n a a t m ó s f e r a g r a m a t i c a l „ La antigua enseuanza debe ser .eempia sencillas
p u r a y n e t a . Q u e se le ejercite en h a b l a r á su vez y en v i v a s y r e d u c i r s e la g ^ u n d a S e s ^ a d a r a d a s con e j e m -
y cortas y á algunas reglas í u n t e i M n t a t ó s ^ de los n i ü o s ,
construir f r a s e s , p r i m e r o orales y después escritas.
Que el m a e s t r o dé el e j e m p l o de una pronunciación pios. A medida que se desarrolla a * m 0s os trozos de
exacta y d e un l e n g u a j e r e g u l a r (1). Q u e el e n c e r a d o L y que ponerlos en P ^ ^ ^ ^ i l c e i DHre.o
la literatura patria y hacerles conocer pnmero su sent.do y hasta
iento
p r e s e n t e al a l u m n o modelos de proposiciones sencillas, ,os m a t i c e s de l a s p a l a b r a s J ^ ^ ^ s / h a s t a los a t r e v i -
y el niño, familiarizado con las expresiones y las cons- de las ideas, y despucs U.s tran posictone y ^ uica
(1) Traité de méthodologie, p o r A. V.. p. 240. ii) Carta sobre las ocupaciones de la Academia francesa, II.
(2) Science de l'éducation, p. 255. (2) Articulo Grammaire do M. B c r g e r , Diclionnaire de pédagogie, 1» p a r t e .
18
simples afirmaciones y da cuenta del uso presente por no es más que un conocimiento de p u r a forma, « la
el uso antiguo. reglamentación de la lengua escrita » No hay p u ^
oue considerar el arte de la ortografía, a pesa, de su
« ¿ Q u é m á s n a t u r a l , dice M. B r a c h e t , que h a c e r s e r v i r la importancia, como el objeto esencial de la ensenan/.,
h i s t o r i a de la l e n g u a p a r a explicación de las r e g l a s g r a m a t i - de la lengua. El conocimiento de ésta es mucho más
c a l e s , r e m o n t á n d o s e d e s d e el u s o a c t u a l h a s t a el m o m e n t o en
q u e nacieron"? A d e m á s de la v e n t a j a de ser r a c i o n a l , el método complejo v mucho más útil.
h i s t ó r i c o p o s e e o t r a ; la m e m o r i a r e t i e n e m á s c l a r a m e n t e lo Es una exageración decir que la ortografía no se
q u e la i n t e l i g e n c i a ha c o m p r e n d i d o y el a l u m n o recordará
m e j o r las r e g l a s de la g r a m á t i c a si t i e n e n un p u n t o de apoyo
aprende más que con el uso 1). Debe ser. sin duda,
en s u i n t e l i g e n c i a . É s t e es el m é t o d o q u e los a l e m a n e s , siem- resultado de las lecturas del discípulo, pero l a d e m a -
p r e a t e n t o s á d e s p e r t a r el j u i c i o del n i ñ o , e m p l e a n h a c e muclu- ción y la composición de las palabras p r e s t a r a grandes
t i e m p o e n l a s escuelas p a r a la e n s e ñ a n z a de la l e n g u a nacio- servicios en este punto. ,
n a l (1). »
Dictado. - El dictado es el procedimiento el
ejercicio propio de la ortografía, que no se aprende
Es evidente que á pesar de su interés, la gramática menos por k costumbre y la memoria que por el
histórica no puede ser introducida sin dificultad en la estudio de las reglas y por el razonamiento (2) Pero
escuela primaria. el dictado es útil á condición de que no se abuse y de
En p r i m e r lugar, la gramática histórica de una que se le escoja con sagacidad.
lengua derivada como el español y el francés, remonta
hasta los orígenes, hasta las lenguas de que procede» ,, Se p r a c t i c a d e m a s i a d o el dictado e n las e s c u e l a s y se b u s -
c a n con d e m a s i a d a p r e d i l e c c i ó n « los d i c t a d o s difíciles. » H a j
que son el latín y el griego, y éstas son y deben
escueías e T . a s q u e " al a p r o x i m a r s e los e x a m e n e s , n o se hace
seguir siendo lenguas m u e r t a s para la enseñanza
m á s q u e d i c t a r (3). »
primaria (2).
Por otra parte, los orígenes puramente nacionales No convienen dictados demasiado largos, ni fre-
de una lengua harían dedicarse al maestro y á los cuentes: ni en los que se acumulen á placer las difi-
discípulos á investigaciones sabias que no les con- cultades (V. . . .. .
ciernen. Otra regla importante es no imponer al nmo dicta-
M . Bain tiene razón al decir : dos en que abunden palabras que nunca ha visto y
« No h a y q u e dedicar m u c h o t i e m p o á e s t e t r a b a j o d u r a n t e cuya ortografía tiene que consignar al azar. Muchos
los p r i m e r o s a ñ o s . Las a c e p c i o n e s y las c o n s t r u c c i o n e s actual- pedagogos recomiendan también á los maestros que
m e n t e a d m i t i d a s d e b e n ser n u e s t r o s ú n i c o s guias, p u e s si el escriban en el encerado todos los términos del dictado
c o n o c i m i e n t o de u n a f o r m a a r c a i c a p u e d e a l g u n a s v e c e s expli-
c a r u n u s o , n o p u e d e e n m o d o a l g u n o m o d i f i c a r l e (3). »
que el alumno no conoce. La ortografía se aprende
( l \ M H o r n e r . obra citada, p. 105.
2 No se p u e d e a s e n t i r á la opinión de los pedagogos q u e pretenden que son
E n s e ñ a n z a d e l a o r t o g r a f í a . — La ortografía inút les los ejercicios de o r t o g r a f í a p r o p i a m e n t e dichos y que basta atenerse a
l o s d e l e c t u r a , e s c r i t u r a , r e d a c c i ó n y gramática. E n la e s c u e l a ^ « « t »
(1) Brachet, Nouvelle grammaire frangaise, P r e f a c i o . Véase la g r a m á t i c a de- lodo, en la q u e el n i ñ o no esta a y u d a d o por el c o n o c . m . e n l o del latm v el
Ayer. g r i e g o , los ejercicios de o r t o g r a f í a se i m p o n e n . . . . . . ., .
(2) No p e n s a m o s q u e s e a conveniente i n t r o d u c i r los e s t u d i o s latinos en la> I?) Articulo Orthograjihe de M. R o u z é , Dictionmire de pedagogo parte.
escuelas n o r m a l e s . 4 Todos los pedagogos c o n d e n a n la corrección d e m a s i a d o frecuente que se
(3) Science de l'éducation, p. 258. h a c e d e l e t r e a n d o . N a hav q u e d e t e n e r s e más q u e en las dificultades reales.
sobre todo con la vista, con la m e m o r i a de los ojos. contiene tantas p á g i n a s de todos tos géneros en u n a lengua
transparente y de un sentido exquisito! ¡ La historia e s t á n rica
Además, los dictados deben corresponder á las en detalles muy á propósito para servir de e j e m p l o s de g r a m a -
reglas ya estudiadas y ser su aplicación. tica ' Que, al menos, se ejercite al n i ñ o en el análisis a p r o v e -
Ño se debe escoger al azar lo que se dicta, sino tener chando esos textos. Lo que ha contribuido al d i s f a v o r en que
en cuenta la e d a d y la inteligencia de los niños. Este ha caído el análisis es, a d e m á s del a b u s o , el c a r á c t e r fastidioso
de los textos á que era aplicado. Ese ejercicio es necesario si
ejercicio, como todos, debe concurrir á la educación
se quiere que el n i ñ o se dé cuenta de las relaciones de los
general. diferentes términos de la proposición ó de la f r a s e ; no h a y que
No h a y p a r a qué decir que la escritura al dictado combatir más que el esceso ó la mala dirección, y para esto
debe ser cuidadosamente corregida y que á la indi- basta no hacer el análisis, al menos de o r d i n a r i o , más que eu
el encerado, o r a l m e n t e , en términos s o b r i o s y de f r a s e s claras
cación de las faltas debe seguir siempre el enunciado
é interesantes. »
de las reglas violadas.
A n á l i s i s g r a m a t i c a l y a n á l i s i s l ó g i c o . — Xo se O r d e n q u e h a y q u e s e g u i r . — Los pedagogos
puede p e n s a r en suprimir en la enseñanza de la len- no están de acuerdo sobre el lugar que conviene
gua el análisis gramatical y el análisis lógico. Se ha dar al análisis gramatical y al análisis lógico.
abusado de ellos, sin duda, y se les h a dado u n empleo
vicioso cuando el maestro los ha impuesto como un « Para analizar u n a f o r m a de lenguaje hay que analizar a n t e s
trabajo rutinario y maquinal, inventado sobre todo el pensamiento que e x p r e s a ; en o t r o s t é r m i n o s , un análisis
lógico, es decir, de las ideas y de sus r e l a c i o n e s , debe preceder
para d e s e m b a r a z a r s e de los discípulos y no tener que a f a n á l i s i s gramatical propiamente d i c h o , es decir, de la f o r m a
ocuparse de ellos. Pero el análisis es necesario porque, de las palabras y de su contextura (1). »
para el niño, el l e n g u a j e no es m á s que un todo con- >< En el desarrollo progresivo de la r a z ó n , dice M. C. Marcel,
fuso en el q u e no sabe distinguir los elementos que le la percepción de u n objeto precede s i e m p r e á la consideración
de sus partes. Llegamos á entender la lengua p a s a n d o de la
componen y cuya construcción no percibe claramente.
frase á las palabras (í). »
Los ejercicios de análisis pueden ser hechos en
forma oral e n el encerado, lo que es preferible al Los pedagogos suizos tienden por el contrario á
análisis escrito 1 . preferir el orden inverso y hasta á saerilicar comple-
Los monótonos é interminables análisis, que impo- tamente el análisis lógico.
nen al niño u n trabajo de escritura más que un tra-
« En las escuelas s u p e r i o r e s , si se tiene tiempo que perder
bajo de reflexión, son condenados j u s t a m e n t e , pues su dice M. Horner, se p u e d e permitir el lujo de algunas e x c u r -
resultado m á s visible es disgustar del estudio á los siones en el desierto del análisis lógico (3). »
niños.
Insistimos en que el análisis lógico es útil y nece-
« Querría, d i c e á este p r o p ó s i t o M. Gréard, que los m a e s t r o s , sario á Condición de que no contenga términos dema-
sin privarse e n t e r a m e n t e de los r e c u r s o s que les ofrecen los
compendios e s p e c i a l e s , se a c o s t u m b r a s e n á b u s c a r por sí m i s -
siado complicados y sabios y de que en la clasificación
m o s los t e s t o s p a r a el dictado e n las o b r a s c l á s i c a s ; á b u s c a r y en la denominación de las proposiciones se escoja
los e j e m p l o s y á h a c é r s e l o s b u s c a r al a l u m n o con los m a t e r i a - el método más sencillo y más claro.
les que le p r o p o r c i o n a la e n s e ñ a n z a en la clase. ¡ La literatura
(1: Manuel de l'insliluteur, 2». año, p. }7.
( I ) El p r o g r a m a oficial d e las escuelas f r a n c e s a s lo r e c o m i e n d a asi para l o s (2) L'élude del lan'/ues ramenée áleur irritable principe, t. II, p. 2S.
c u r s o s elemental y m e d i o . (•>) M. Horner, obra c i t a d a , p. ITS.
conversaciones v lecturas, ó al menos por la elección
E j e r c i c i o s de i n v e n c i ó n y de composición. -
de un asunto comprendido en su experiencia.
El niño de la escuela primaria debe ser ejercitado
discretamente en la composición de su lengua. „ Los p r i m e r o s e j e r c i c i o s de r e d a c c i ó n c o n s i s t i r á n , dice
M H o r n e r en r e p r o d u c i r p o r e s c r i t o ó en r e c a p i t u l a r las lec-
o n e s de c o S a s . . . S e i n t e n t a r á en s e g u i d a la d e s c r i p c i ó n e s c r i t a
« ¿ Qué n i ñ o p o d r á j a c t a r s e de no t e n e r n u n c a q u e e s c r i b i r
u n a c a r t a , que t o m a r u u a n o t a ó que r e d a c t a r u n i n f o r m e ? (t). » de o b j e t o s u s u a l e s , p r e c e d i d a s i e m p r e de u n a lección o r a l y
t i a de u n a r e c a p i t u l a c i ó n m e t ó d i c a e n el e n c e r a d o »
: La p r i m e r a idea, de u n d e s a r r o l l o de a l g u n a s f r a s e s , c u a t r o
Seguramente, h a y e n t r e el lenguaje hablado y el 0 cinco al m e n o s , s e r á p r o p o r c i o n a d a p o r el m a e s t r o , q u e p r e -
escrito relaciones tan estrechas, que se habrá hecho p a r a r á t a m b i é n el c u a d r o del d e s a r r o l l o de m o d o q u e el n i n o
mucho para acostumbrar al niño á redactar si desde fe llene i n d i c a n d o las c a u s a s , los efectos, las c i r c u n s t a n c i a s
a c c e s o r i a s de t i e m p o , de l u g a r , e t c . Esta e s p e c i e de¡ t e m a ^ p o d r á
su e n t r a d a en la escuela se ha sabido hacerle hablar t a m b i é n s e r v i r de t e x t o p a r a el e j e r c i c i o de o r t o g r a ía. Como la
y en las p r e g u n t a s y en las lecciones de cosas se ha c o r r e c c i ó n se h a c e en cíase, en el e n c e r a d o , y c a d a ' s c . p u o
procurado que se e x p r e s e correctamente. Pero los a p o r t a el c o m p l e m e n t o de i d e a s m á s o m e n o s e x a c t a s q u e h a
e n c o n t r a d o , el m a e s t r o t e n d r á o c a s i ó n de c o m p a r a r las apti-
ejercicios orales no dispensan de los escritos.
t u d e s y de e j e r c i t a r el j u i c i o de t o d o s . -
A l g u n o s p e d a g o g o s p a r e c e n p o n e r en el mismo rango
los ejercicios de invención y los de composición :
\ I Gréard termina diciendo que no se trata tanto
<• Las i d e a s , dice M. G r é a r d , no a c u d e n p o r sí solas á la in- de enseñar á los niños á leer, como de desarrollar su
teligencia del n i ñ o y h a y q u e e n s e ñ a r l e á e n c o n t r a r l a s . Menos juicio V su sentido moral. No le contradecimos, pero
a ú n t o m a n solas el o r d e n y l a forma q u e d e b e n r e v e s t i r ; h a y
no hay que olvidar que la costumbre de una redacción
p u e s , q u e e n s e ñ a r l e á c o m p o n e r (2).
fácil, correcta y, á veces, elegante, tiene también su
precio v conviene á todo el mundo. « La primera
En realidad, no creemos que la invención deba
condición del lenguaje, d i c e M . Bréal, es la propiedad
representar un g r a n p a p e l en la escuela y nos parece
de los términos y se debe exigir del obrero y del
que la importancia que s e le concede no es más que
campesino lo mismo que del literato y del filósofo- »
una reminiscencia de la enseñanza secundaria. En el
Y no es solamente haciéndole hablar, sino también
liceo se puede tratar de f o r m a r futuros escritores y, en
haciéndole escribir, como se acostumbra al nino a
general, hombres que necesiten tener ideas originales.
darse cuenta del sentido de las palabras.
En la escuela no hay q u e pensar sino en poner á unos
R e d a c c i ó n e n e s t a m p a s . — H a y e n la actualidad
futuros obreros en e s t a d o de expresar correcta y
tal preocupación por facilitar el trabajo del nino, que
claramente las ideas q u e surjan naturalmente de las
se recurre á veces á refinamientos que pueden tener
necesidades y de las circunstancias de la vida.
su utilidad siempre que no se abuse de ellos. Tal
Por eso conviene no exponerse, con los niños de la
sucede con la redacción en eslampas, importación
escuela, á que r e s p o n d a n con frecuencia, cuando se
americana v aplicación de la enseñanza intuitiva al
les impone un asunto d e composición : « No sé qué
ejercicio de"la composición. El niño no tiene en este
decir. » Proveámosles d e las ideas de su trabajo por
caso más que ver bien v decir lo que ve en la e s t a m p a
(1) M. H o m e r , obra c i t a d a , p. 1 5 4 . — Los e j e r c i c i o s de composición están
puesta ante sus ojos. Pero este ejercicio recreativo
m u y en b o g a e n los E s t a d o s Unidos. no puede ser generalizado y siempre sera mejor
(2) Le l'instruction primaire á Paris.
hacer describir ¡i los niños las cosas mismas, las \\ enseñar la literatura, el maestro debe recordar
realidades coricrelas y vivientes. 'especialmente la reflexión de M . Gréard que hemos
El ejerció de traducir en prosa un trozo de verso es va reproducido y según la cual la escuela no debe
un r e f i n a m i e n t o del mismo g é n e r o . enseñar todo lo que es posible saber, sino lo que no
es permitido ignorar.
« Este e j e r c i c i o , dice M. F. Cadet, p u e d e , al m e n o s , h a c e r el
s e r v i c i o de e n s e ñ a r ;i d i s t i n g u i r la l e n g u a p o é t i c a de la ordi-
n a r i a en el e m p l e o de las p a l a b r a s y e n la c o n s t r u c c i ó n de las
f r a s e s (I). »
( 0 " La e n s e ñ a n z a d e la h i s l o r i a y de la geografía, á la q u e se u n e la i n s t r u c -
ción cívica. » Así se e x p r e s a el d e c r e t o d e 27 d e j u l i o de 1882, en F r a n c i a .
(2) L'inslruction pnmaire á Vienne, p. 18».
(3) M. Braun, obra c i t a d a , p. 641.
adaptarse mejor á los procedimientos de la pedagogía
nueva, al método que quiere que las cosas vayan antes
que las palabras. Rousseau iba tan lejos en este siste-
ma que no admitía más medio que los viajes para
aprender la geografía. P e r o aunque extraviado como
siempre por la exageración de una idea exacta, señaló-
LECCI«')N VI
con acierto el punto de partida de toda enseñanza
LA ENSEÑANZA DE I.A GEOGItAFÍA. geográfica:
21
El empleo de aparatos, cualesquiera que sean, no
debe h a c e r olvidar la necesidad del cálculo mental : para caracterizar la a r i t m é t i c a propia de la escuela
primaria.
« Cada e j e r c i c i o h e c h o , e x p l i c a d o y d e s a r r o l l a d o en el t a b l e r o
de b o l a s , d i c e M. L e n i a u t , d e b e s e r e n s e g u i d a r e p e t i d o m e n - « Se ha conseguido el fin d e l a e n s e ñ a n z a de la a r i t m é t i c a ,
t a l m e n t e . No se r e c u r r e al i n s t r u m e n t o sino en c a s o de d u d a dice M L a u r i e , c u a n d o el j o v e n ó la j o v e n s a b e n m a n e j a r los
ó de e r r o r d e l d i s c í p u l o . El c o n t a d o r de b o l a s es u n a a y u d a n ú m e r o s b a s t a n t e b i e n p a r a c a l c u l a r con facilidad t o d a s las
p a r a la i n t e l i g e n c i a , n i m á s n i m e n o s . » cuestiones q u e se p r e s e n t a n e n el c u r s o o r d i n a r i o de la
vida (1). »
C á l c u l o m e n t a l . — L a opinión pedagógica esta
E l e c c i ó n d e l o s p r o b l e m a s . — El asuntó de los
fijada acerca del valor y de la necesidad del cálculo
mental, es decir, del cálculo hecho en la mente, sin problemas debe ser t o m a d o de las circunstancias fa-
recurrir á n ú m e r o s escritos (1). miliares de la existencia y de los hechos de la econo-
En p r i m e r lugar, el cálculo mental es una excelente mía rural ó industrial, s e g ú n las condiciones de la
gimnasia p a r a la inteligencia, y después obliga á la vida del niño. En la c i u d a d será diferente que en el
atención á r e p l e g a r s e en sí misma y á t r a b a j a r inte- campo.
riormente sin ayuda de n i n g ú n instrumento material. „ Es preciso, dice M . B a i n , s a c a r p a r t i d o de los p r o b l e m a s
P o r o t r a parte, el cálculo mental responde á las para h a c e r c o n o c e r h e c h o s ú t i l e s . E n lugar de h a c e r e n t r a r e n
necesidades diarias de Ja vida. Repetidas veces nece- las operaciones n ú m e r o s t o m a d o s al azar, p o d e m o s e m p l e a r
datos n u m é r i c o s i m p o r t a n t e s q u e se refieran á los f e n ó m e n o s
sitamos resolver rápidamente pequeños problemas de de la naturaleza y á los u s o s de la vida y a d e l a n t a r asi, e n
economía doméstica que no exigen más que un es- cierto m o d o , las e x i g e n c i a s de la s i t u a c i ó n q u e los d i s c í p u l o s
fuerzo ele reflexión. El vendedor y la dueña de casa no o c u p a r á n m á s t a r d e . S e p u e d e , p o r ejemplo, h a c e r e n t r a r e n
u n a m u l t i t u d de c u e s t i o n e s l o s d a t o s p r i n c i p a l e s de l a c r o n o -
tienen t i e m p o de recurrir al cálculo escrito y necesitan
logía, ciertos n o m b r e s r e l a t i v o s á la g e o g r a f í a , etc. (2,.
encontrar r á p i d a m e n t e la solución.
En fin, el cálculo mental es una preparación del
P a p e l d e l a m e m o r i a . — Dice Spencer : « Se
escrito. A l principio se pedirá especialmente á los
aprende ahora con frecuencia la tabla de multiplicar
principiantes el cálculo de cabeza, pero á éste acom-
por el método e x p e r i m e n t a l . » Confesamos que no
pañará el escrito d u r a n t e toda la duración del c u r s o
comprendemos el p e n s a m i e n t o del pedagogo inglés.
de aritmética.
M. Bain está más e n lo cierto cuando dice :
« El c á l c u l o de cabeza, dice M . R e n d u , es á la i n t e l i s e n c i a lo « La m e m o r i a debe r e t e n e r de u n m o d o e x a c t o todo lo q u e
q u e los e j e r c i c i o s g i m n á s t i c o s s o n al c u e r p o . . . T i e n e su p r o c e - contienen las tablas de s u m a r y de m u l t i p l i c a r y la p r o n t i t u d
d i m i e n t o , s u m a r c h a m e t ó d i c a y p r o g r e s i v a , sus e j e r c i c i o s m u y con que el discípulo lo l o g r a d a la m e d i d a de su g r a d o de a p t i -
variados y s u s aplicaciones, m u y numerosas, y reclama como tud para esta e s p e c i e de e s t u d i o s . Existe p a r a e s t o u n g é n e r o
las d e m á s l e c c i o n e s , u n a p r e p a r a c i ó n efectiva. » de m e m o r i a q u e d e p e n d e p r o b a b l e m e n t e de cierta m a d u r e z ó
de cierto d e s a r r o l l o del c e r e b r o , de m a n e r a q u e los e j e m p l o s
concretos m á s a b u n d a n t e s n o p o d r í a n hacerla a p a r e c e r a n t e s
A r i t m é t i c a e c o n ó m i c a . — Ciertos pedagogos in-
de t i e m p o . . . La tabla de m u l t i p l i c a r es u n g r a n e s f u e r z o de la
gleses emplean el término de aritmética económica memoria especial de los s í m b o l o s y de s u s c o m b i n a c i o n e s , y
(1) Véase el Calcul mental d e M. lirceunig. (1) M. Laurie, Primary Instruction, p . 122.
(2) M. Bain, obra citada, p . 2 1 7 .
sigue el m é t o d o i n t u i t i v o c o n los n i ñ o s p e q u e ñ o s , p e r o e n
e s t e t r a b a j ó n o p u e d e en m o d o a l g u n o ser aliviado. E s preciso cuanto s a b e n las c u a t r o r e g l a s , d e s a p a r e c e t o d o m é t o d o . — No
q u e las a s o c i a c i o n e s de i d e a s se f o r m e n c o n b a s t a n t e e n e r g í a se hacen p r e g u n t a s t e ó r i c a s y l o s l i b r o s r e e m p l a z a n á la e x p l i -
p a r a o b r a r a u t o m á t i c a m e n t e , e s decir, s i n q u e h a y a necesidad cación del m a e s t r o . — El c á l c u l o m e n t a l es e n s e ñ a d o sin m é -
d e p e n s a r , de b u s c a r ni de r a z o n a r , y p a r a e s t o no p o d e m o s todo y los a l u m n o s e m p l e a n e n él los m i s m o s p r o c e d i m i e n t o s
c o n t a r m á s que c o n el r e s u l t a d o de la r e p e t i c i ó n m a q u i n a l de que si lo e s c r i b i e r a n . — El e s t u d i o del c á l c u l o está r e d u c i d o a
e s a s i d e a s (1). » un ejercicio de m e m o r i a y el n i ñ o n o a d q u i e r e la p r á c t i c a del
cálculo m e n t a l , t a n útil p a r a l o s q u e n e c e s i t a n h a c e r s u s c u e n -
tas sin e s c r i b i r l a s . — Los e l e m e n t o s de a r i t m é t i c a n o s o n b a s -
E l s i s t e m a m é t r i c o . — El estudio del sistema
tante s e n s i b l e s ; se h a c e n las o p e r a c i o n e s , p e r o sin d a r s e c u e n t a
métrico va unido al de la aritmética propiamente di- del p o r q u é . — Las n o m e n c l a t u r a s del s i s t e m a m é t r i c o s o n co-
cha. También en este punto conviene enseñar á los nocidas, p e r o la g e n e r a l i d a d de los d i s c í p u l o s n o t i e n e u n a i d e a
niños los objetos mismos, el metro, el litro, etc. De e x a c t a de las u n i d a d e s y m e d i d a s e f e c t i v a s . . . H a r í a falta un
compendio métrico en todas las escuelas. — Muchos maestros
nada serviría a p r e n d e r de memoria unas cuantas pa- y, s o b r e todo, m u c h a s m a e s t r a s , t i e n e n afición á las a b s t r a c -
labras abstractas si su sentido no se fijase en la inte- ciones v n o se r e s u e l v e n á e n s e ñ a r el cálculo p o r medio de
ligencia por medio de las realidades concretas. objetos. E m p i e z a n á h a c e r e s c r i b i r los n ú m e r o s sin q u e se t e n g a
idea de la c a n t i d a d . — Se a p r e n d e el s i s t e m a m é t r i c o y n o se ha
« ¿ S e habla del m e t r o ? Haced m e d i r la l o n g i t u d de la clase, visto u n m e t r o (I). »
d e los b a n c o s , del e n c e r a d o y de las m e s a s de los a l u m n o s . Los
d e c í m e t r o s , c e n t í m e t r o s y m i l í m e t r o s se p r e s e n t a r á n n a t u r a l -
m e n t e , y si se les e n t r e g a u n p a l o de u n m e t r o de l o n g i t u d , p e - L o s a d e l a n t o s . — L a s m i s m a s observaciones acu-
d i r á n m a r c a r en él p o r sí m i s m o s las d i v i s i o n e s (2). » san por otra parte a l g u n o s adelantos en esta ense-
« La e n s e ñ a n z a p o r los o j o s , dice M. B u i s s o n , se a p l i c a con
ñanza :
f a c i l i d a d y sin n i n g ú n i n c o n v e n i e n t e al s i s t e m a m é t r i c o . »
« La a r i t m é t i c a es l a q u e d a m e j o r e s r e s u l t a d o s de t o d a s las
Se ha observado con razón que los cuadros del sis- m a t e r i a s . — En la m a y o r p a r t e d e l a s e s c u e l a s se calcula b a s -
tema métrico no son suficientes. Sería preciso que t a n t e bien con el lápiz ó el y e s o e n la m a n o , p e r o n o m e n t a -
m e n t e . — Se e n s e ñ a el c á l c u l o d e s d e q u e el n i ñ o e n t r a en la
cada escuela tuviese a d e m á s una colección de pesas escuela, p r i m e r o m e n t a l y o r a l m e n t e y d e s p u é s con n ú m e r o s
y medidas reales q u e el niño pudiese ver y manejar. escritos. — Es r a r o el m a e s t r o q u e se l i m i t a y a á o p e r a c i o n e s
D e f e c t o s en l a e n s e ñ a n z a d e l a a r i t m é t i c a . m a q u i n a l e s c o n n ú m e r o s a b s t r a c t o s . — Los p r o b l e m a s s o n
— Según las observaciones hechas en Francia y en prácticos y b i e n e s c o g i d o s . — L a e n s e ñ a n z a de la a r i t m é t i c a
es r a z o n a d a ; las d e m o s t r a c i o n e s s e h a c e n en el e n c e r a d o y las
todas partes, los defectos más frecuentes en esta
definiciones n o s i r v e n m á s q u e p a r a r e s u m i r y lijar los r a z o n a -
enseñanza son : mientos. »
ñanza de la geometría debe ser exclusivamente prác- linea, ese ángulo, ese c u a d r a d o y ese circulo. --
tico y limitarse á hacerla servir : I o para la inteligen-
cia d e l sistema métrico; 2 o para la evaluación de las Curso elemental. - En el curso elemental se con-
superficies v de los volúmenes que se presentan en tinuarán estos ejercicios que son como el alfabeto de
los usos de la vida ; 3 o p a r a el estudio de las opera- la ffeometría, pues enseñan á descifrar esta ciencia, y
ciones más sencillas de medición de tierras y de ni- se añadirán ejercicios de medida y de apreciación «Je
velación. tamaños á simple vista; se h a r á n apreciar aproxima-
Método que h a y que seguir. — Para la geome- damente las distancias y evaluarlas en medidas mé-
tría, como p a r a las demás ciencias, h a y una iniciación, tricas, v se demostrará la dificultad de esas evalua-
una preparación intuitiva. En las escuelas de párvulos ciones cuando sólo se apoyan en los sentidos.
conviene sobre todo dar en forma concreta las pri-
m e r a s nociones de geometría. En Francia recomienda . Cuando el n i ñ o , dice S p e n c e r , ha a d q u i r i d o c i e r t a s u m a de
conocimientos g e o m é t r i c o s , se p u e d e d a r u n p a s o m a s obli-
el p r o g r a m a p a r a la clase de párvulos « unos cuantos
gándole á c o m p r o b a r la e x a c t i t u d de las figuras h e c h a s a o j o
ejercicios Froebel, evitando las nomenclaturas técni- l o es dudoso que la g e o m e t r í a debe su o r i g e n a " m é t o d o ,
cas, las definiciones y el exceso de detalles en el aná- adoptados p o r los h o m b r e s p a r a m e d i r e x a c t a m e n t e Jas « h m e ^
lisis d e las formas geométricas ». siones de un edificio, la superficie de u n cercado, e t . Del
mismo m o d o h a y q u e p r e s e n t a r las v e r d a d e s g c o m e t u a a los
Lo q u e hay que evitar sobre todo en los comienzos
discípulos. D u r a n t e c i e r t o t i e m p o se les d e b e d e j a r que i n t e n t e n
es el abuso de las palabras técnicas y las definiciones por sí m i s m o s c o n s t r u i r u n castillo con pedazos de c a r t o n
abstractas que el niño repite como un loro sin com- dibujar f o r m a s de o r n a m e n t a c i ó n y o c u p a r s e e n los t r a b a j o s
prenderlas. M . Leyssenne querría que con los niños que un m a e s t r o de b u e n a i n v e n t i v a s a b r á e n c o n t r a r . Asi a p r e n -
p e q u e ñ o s se renunciase completamente á los térmi- derá por e x p e r i e n c i a c u á n t a es la d.ficultad q u e existe p a r a
conseguir su o b j e t o p o r el solo t e s t i m o n i o de os s e n t i d o s . .Mas
nos d e esfera, círculo, etc., y no se les hablase sino tarde se s e r v i r á del c o m p á s y a p r e c i a r a su utilidad. »-
de bolas y redondeles (2). Sin llegar hasta eso, pues
nos parece necesario acostumbrar al niño lo más
Cursos medio y superior. — En éstos la geo-
(1) M. H o m e r , o b r a c i t a d a , p . 100. metría debe ser m á s rigurosa y más didactica, y os
(2) A r t i c u l o Géométrie d e l Dictionnaire de pédagogie.
medios intuitivos dejarán su sitio á los procedimientos
prenda lo antes posible de esas realidades concretas
p u r a m e n t e abstractos e n los que el razonamiento de-
sempeñará el papel principal. las ideas abstractas de los n ú m e r o s y de las formas
L a t a q u i m e t r i a . — Está en nuestro tiempo lodo geométricas.
el mundo lan e n a m o r a d o de los procedimientos Las ciencias físicas y naturales. — Al introdu-
intuitivos, que se ha tratado de aplicarlos, no sólo á cir las ciencias físicas y naturales en la escuela pri-
os elementos de g e o m e t r í a , que es donde están en su maria se ha querido á ' l a vez hacer adquirir al niño
lugar, sino á la g e o m e t r í a entera. En eso se funda el cierto número de conocimientos positivos de un precio
sistema de la taquimetria ó medida rápida, especie de infinito p a r a la vida práctica y darle la costumbre de
geometría intuitiva. observar. Mientras que las ciencias matemáticas
desarrollan la atención interior y la fuerza del razo-
Véase en qué consiste este sistema. P o r medio de
namiento, las ciencias naturales y físicas ejercitan los
aparatos de cartón ó de m a d e r a se hace la descompo-
sición efectiva de los diversos volúmenes que h a v q u e sentidos y dan la costumbre de verlo todo; y, como
e v a l u a r ; después se a g r u p a n de diferentes maneras se ha dicho, « el espíritu de observación es el m e j o r
las p a r t e s asi descompuestas, de m a n e r a que se hace profesor ». El niño que está dotado de él aprende por
intuitivo y tangible el teorema que no podría ser de- sí mismo una multitud de cosas que se escapan á las
mostrado in abstracto m á s que por una larga serie d e inteligencias indiferentes é incapaces de observar.
razonamientos. Este m é t o d o de demostración física v Cada especialista e x a g e r a el alcance de la especia-
concreta se aplica h a s t a á la medida del círculo v d e lidad que enseña. No es, pues, extraño que M. Paul
a esfera, hasta á las propiedades del cuadrado de la Bert, por ejemplo, atribuya á las ciencias físicas y
hipotenusa. La t a q u i m e t r i a , en una palabra mate- naturales un papel absolutamente p r e p o n d e r a n t e en
rializa la geometría. la enseñanza primaria 1). Pero h a y que conceder q u e
ningún estudio es m á s á propósito para aprender á
« El fin d e la t a q u i m e t r i a e s , p o r lo d e m á s , m u y p r á c t i c o -
ver con exactitud, á no c r e e r nada bajo palabra y a
e n s e n a r al l a b r a d o r á c o n t a r c u á n t o s h e c t o l i t r o s h a v en el desembarazar la inteligencia de supersticiones y d e
m o n t ó n de trigo de su g r a n e r o : al c a m i n e r o c u á n t o s m e t r o s prejuicios.
d e c í m e t r o s y c e n t í m e t r o s c ú b i c o s de p i e d r a h a v en su c a m i n o '
P r o g r a m a s y m é t o d o s . — El programa trances
al i n g e n i e r o m i l i t a r c ó m o h a d e a r r e g l a r s e p a r a s a b e r los I r a -
b a j o s q u e e j e c u t a . . (1). insiste de intento en el carácter muy elemental de la
enseñanza de las ciencias físicas y naturales en la
escuela primaria.
¿ H a y lecciones de cosas en aritmética y en
P a r a el p r i m e r curso recomienda las lecciones d e
g e o m e t r í a ? — No opinamos que puede h a b e r en
cosas g r a d u a d a s con arreglo á un plan regular, q u e
estas ciencias verdaderas lecciones de cosas. T e n g a -
versarán sobre el h o m b r e , los animales, los vegetales
mos en cuenta que cuando presentamos al niño bolas
para enseñarle á contar ó sólidos para que se dé y los minerales. Se m o s t r a r á n al niño tos objetos y el
cuenta de las dimensiones, no es la misma bola ó el maestro añadirá algunas explicaciones sencillas y
mismo sólido lo que queremos hacerle estudiar. Se familiares.
La física no aparece hasta el curso medio y no con-
ponen eso* objetos entre sus manos p a r a que des-
( I ) La premiére année demeignement scientifique, 1881, Prólogo.
(I) Citado, según M. Lagout, p o r M. R e n d u , Manuel, etc., p. m .
siste más que en nociones sumarias sobre los tres
estados de los cuerpos, sobre el aire, el agua y la vada, todo lo que no pueda s e r cómodamente com-
combustión. Completan la lección pequeñas demos- prendido por el niño. Habrá q u e preocuparse también
traciones experiméntales. También se da en este curso de las aplicaciones prácticas q u e llevan consigo las
lecciones didácticas s o b r e el hombre, los animales y diversas partes de esas ciencias. En Francia se
los vegetales. Es evidente que este curso debe ser lo impulsa á los maestros por e s e c a m i n o al exigirles que
más descriptivo posible. insistan en « la transformación d e las p r i m e r a s mate-
rias en objetos m a n u f a c t u r a d o s d e uso corriente » y
En el curso s u p e r i o r entra la química bajo esta
al proponer que se den c o n s e j o s prácticos de higiene
mención : Idea de los cuerpos simples y compuestos.
Metales y sales usuales. sobre el abuso del tabaco y d e l alcohol.
" Las ciencias tienen, sin d u d a , como p r i m e r resul-
La física se estudia en sus leyes esenciales, peso,
tado el desarrollo de la inteligencia, cuyos horizontes
calor, luz, electricidad, etc. Se explican y describen
ios instrumentos. agrandan.
Por último, en este curso se une la mineralogía á
« Hav que elevar las nociones de las ciencias naturales á la
la zoología y la botánica, que se siguen estudiando. dignidad de un a p a r a t o regular d e e d u c a c i ó n . Se debe reducir
Al mismo tiempo se enseña la fisiología del hombre la cantidad, pero hacer lo que se c o n s e r v e p e r f e c t a m e n t e a s i m i -
ó sea las principales funciones del cuerpo humano. lable v usarlo, n o p a r a a u m e n t a r el b a g a j e de los c o n o c i m i e n -
tos. sino para h a c e r t o m a r h á b i t o s d e o b s e r v a c i ó n a t e n t a , de
N e c e s i d a d de un libro. — Las ciencias físicas y análisis exacto y de curiosidad f e c u n d a (1). »
naturales no p u e d e n ser enseñadas sin aparatos, sin
máquinas y sin museos.
Los resultados materiales d e esta enseñanza no
Como hay que t e n e r en cuenta que las escuelas pri-
tienen menos precio. Las ciencias de la naturaleza
marias carecen en su mayoría de instrumentos cientí-
nos parecen particularmente útiles y recomendables
ficos y de colecciones de historia natural, es indispen-
porque son la obligada iniciación de la enseñanza
sable un libro bien hecho que no exija sino experimen-
tos poco costosos; un libro elemental y no solamente profesional y porque p r e p a r a n p a r a las artes y para
un compendio. las industrias.
P a s e o s e s c o l a r e s . — N a d a m á s conveniente para
« Las r e g l a s p r i n c i p a l e s q u e el m a e s t r o debe i m p o n e r s e , la enseñanza de las ciencias físicas y naturales que
dice M. Bert. son t o m a r de cada ciencia los h e c h o s s a l i e n t e s y los paseos escolares, ya p o r e l campo, ya tomando por
f u n d a m e n t a l e s ; e x p o n e r l o s con b a s t a n t e s detalles p a r a que se fin un taller ó un almacén cualquiera. Pero no hay
fijen c l a r a m e n t e en la inteligencia del n i ñ o y e n su m e m o r i a ; v
p r e s c i n d i r de h e c h o s s e c u n d a r i o s (1). ..
que olvidar que estos p a s e o s d e b e n tener el carácter
d e recreo v diversión. L a instrucción debe ser dada
á los discípulos en forma d e conversaciones familiares,
Carácter práctico de esta enseñanza. — Ante v no conviene que el m a e s t r o conserve fuera de la
todo se debe d e s c a r t a r de la enseñanza de las ciencias
clase las costumbres y el a p a r a t o de las lecciones
físicas y naturales todo lo que sea teoría sabia y ele-
•didácticas.
(1) Los i n s t r u m e n t o s q u e y o e m p l e o , d i c e M. Bert, e x i s t e n e n la casa m á s
modesta, y p o r algunos f r a n c o s p u e d e p r o p o r c i o n á r s e l o s el m a e s t r o . (La pre-
O ) Rapports, e t c . , 1870-80, p . 75.
miere annee d enseignement identifique).
La enseñanza de l a moral en todos los ejer-
cicios. — Antes de ser el objeto definido de un curso
regular, que s e d a á horas determinadas, la enseñanza
de*" la moral debe ser la preocupación constante del
maestro y el resultado natural de todos los ejercicios
escolares.
« Hay, dice M. J a n e t , u n p r i m e r m o d o de d a r la i n s t r u c c i ó n
LECCIÓN Vili moral, que se c o n f u n d e c o n la e n s e ñ a n z a e n t e r a , con t o d o s os
e s t u d i o s del n i ñ o y h a s t a c o n las a c c i o n e s t o d a s de su v i d a .
L.V MORAL V LA INSTRUCCIÓN CÍVICA. Se puede e n s e ñ a r la m o r a l p o r la l e c t u r a , p o r la e s c r i t u r a , pol-
la g r a m á t i c a , p o r la h i s t o r i a y h a s t a p o r las c i e n c i a s . Se e n s e -
ñará á l e e r e n b u e n o s l i b r o s q u e c o n t e n g a n p e q u e ñ a s lecciones
La e d u c a c i ó n m o r a l y la e n s e ñ a n z a de la m o r a l . — La e n s e -
de m o r a l ; se h a r á n e s c r i b i r , c o m o m o d e l o s , m á x i m a s y s e n -
n a n » m o r a l en l o d o s los e j e r c i c i o s . - E n s e ñ a n z a p a r t i c u l a r
tencias q u e q u e d a r á n e n l a m e m o r i a ; se p u e d e n h a c e r d i c t a d o s
de la m o r a l . — M a t e r i a de la e n s e ñ a n z a m o r a l . — Alcance y
t o m á n d o l o s de los m o r a l i s t a s . La h i s t o r i a es a cada p a s o u n a
limites de e s t a e n s e ñ a n z a . — División de los c u r s o s . — Mé-
escuela de m o r a l y h a s t a p u e d e s e r l o la a r i t m é t i c a , p o r q u e de-
t o d o i n d u c t i v o y d e d u c t i v o . — C a r a c t e r e s p r o p i o s de la e n s e -
la r e g l a de i n t e r é s , p o r e j e m p l o , se p u e d e d e d u c i r la c o n s e -
ñ a n z a m o r a l . — E n s e ñ a n z a p o r el c o r a z ó n . — P o r la refle-
c u e n c i a p r á c t i c a de q u e n o se d e b e n c o n t r a e r d e u d a s y de q u e ,
x i ó n . - P o r la p r á c t i c a . — E j e r c i c i o s p r á c t i c o s . — El e j e m p l o
si se c o n t r a e n , h a y q u e p a g a r l a s . La m o r a l v a u n i d a á t o d a s
del m a e s t r o . - Medios a c c e s o r i o s . - La l e c t u r a . - La
las acciones del n i ñ o , á s u s j u e g o s y h a s t a a su r e c r e o , t i
p o e s í a . — Moral t e ó r i c a . — La i n s t r u c c i ó n cívica. — Su n e -
m a e s t r o está o b l i g a d o á e n s e ñ a r á cada i n s t a n t e la l i m p i e z a ,
c e s i d a d . - Método q u e h a y q u e s e g u i r . - La i n s t r u c c i ó n
la u r b a n i d a d , la o b e d i e n c i a , el t r a b a j o y el e s p í r i t u de paz y
cívica y la h i s t o r i a . - La i n s t r u c c i ó n cívica v la política —
de concordia. Desde este p u n t o de v i s t a l a escuela e n t e r a es p o r
Derecho de los s e g l a r e s en m a t e r i a de e d u c a c i ó n m o r a l .
si m i s m a u n a escuela de i n s t r u c c i ó n m o r a l (1). >»
D i v i s i ó n d e l o s c u r s o s . — E n la enseñanza de la
« Los m a e s t r o s y las m a e s t r a s , dice M. J a n e t , d e b e n e n s e ñ a r
a los n i ñ o s d u r a n t e toda la escuela sus deberes p a r a con la moral, más, acaso, que en o t r a alguna, es necesario
familia, la p a t r i a , s u s s e m e j a n t e s , ellos m i s m o s y Dios. >. seguir una marcha p r o g r e s i v a , empezar por ejemplos
y relatos familiares, p a r a e l e v a r s e poco á poco á las
Las discusiones sabias sobre el bien y el mal, sobre leves abstractas y á las r e g l a s generales.
los caracteres d e la ley moral, sobre el principio del En Francia se han o r g a n i z a d o s e g ú n esos principios
deber, etc., deben ser casi proscriptas de la enseñanza los diversos cursos de la e s c u e l a primaria.
elemental de la moral. Están en su lugar en los esta- En la clase infantil la e n s e ñ a n z a no comprende mas
blecimientos de segunda enseñanza, pero serían que sencillas conversaciones intercaladas en los diver-
infructuosas p a r a las inteligencias, insuficientemente sos ejercicios de la clase, p e q u e ñ a s poesías apren-
preparadas, de los niños de la escuela. didas de memoria é h i s t o r i e t a s contadas por las
Alcance y limites de esta enseñanza. — La en- maestras.
señanza de la m o r a l en la escuela primaria no debe ir Para los tres cursos de las escuela primaria el pro-
unida á n i n g u n a idea religiosa. La moral, que es •grama dispone así la p r o g r e s i ó n de la enseñanza :
universal y c o m ú n á todos los niños, sea la que quiera
Curso elemental. - C o n v e r s a c i o n e s f a m i l i a r e s . Lecturas e x -
la religión á q u e pertenezcan, no habla m á s que el plicadas, relatos, e j e m p l o s , p r e c e p t o s . E n s e u a n z a p o r el c o -
lenguaje de la razón y del sentido común. Es sola- razón.
mente h u m a n a y no invade la creencias propias de las
religiones. (1) Programa d e 1882 en F r a n c i a , Éducation morale, preámbulo.
Curso medio. — L e c t u r a s con explicaciones como e n el a n t e -
r i o r . p e r o c o o r d i n a d a s y g r a d u a d a s s e g ú n u n plan metódico. discípulo n o c i o n e s c o r r e c t a s y p r u d e n t e s m á x i m a s ; hay que
Curso superior. — P e q u e ñ a s lecciones graduados de m o r a l lle«ar á c o n s e g u i r que nazcan en él s e n t i m i e n t o s b a s t a n t e
con e j e m p l o s en su a p o y o , con arreglo al p r o g r a m a . fuertes para a v u d a r l e u n día, en la lucha p o r la vida, a triun-
far de las p a s i o n e s y de los vicios. Se pide al m a e s t r o , no que
pueble la m e m o r i a del n i ñ o , sino que c o n m u e v a su corazon y
Solamente en el curso superior es, pues, donde la
le ha "a s e n t i r p o r u n a e x p e r i e n c i a d i r e c t a la m a j e s t a d de la
enseñanza toma una forma didáctica y donde el lev m o r a l , con lo que está dicho que los medios que hay que
maestro da verdaderas lecciones. emplear no p u e d e n s e r s e m e j a n t e s á los de u n c u r s o de ciencia
Métodos inductivo y deductivo. — De cualquier ó de g r a m á t i c a , y que deben s e r , 110 sólo m á s tlexibles y m a s
variados, s i n o m á s íntimos, m á s c o n m o v e d o r e s , m a s p r á c t i c o s
modo que se enseñe la moral, el método viene á ser
y de u n c a r á c t e r al m i s m o t i e m p o m e n o s didáctico y m a s
siempre el de la inducción ó el de la deducción. grave. »
En efecto, ó se p a r t e de un ejemplo, de un hecho
histórico, de una ficción del maestro, de una expe- Enseñanza por el corazón. — Se nos ha vitu-
riencia del niño, de un accidente cualquiera, para perado vivamente por h a b e r dicho en nuestros Elé-
descubrir al discípulo la verdad moral que ese hecho ments d'instruction civique et inórale que « la práctica
oculta, lo que es hacer una inducción, ó se sienta una de la moral se basa en la sensibilidad (1) ». Es, sin
regla moral, como la definición de u n a virtud ó un embargo, cierto. El sentimiento, cualquiera que sea,
precepto d e conducta y, después de haberla explicado, el aféelo á la familia, á los amigos, á los conciuda-
se buscan con el niño las aplicaciones prácticas de esa danos v hasta, si es preciso, los sentimientos religio-
regla general, ó, en otros términos, se deduce. sos, noble emoción del alma por el bien, es la fuente
más fecunda de virtud. Los p e d a g o g o s están unánimes
« Tan p r o n t o , dice M. Janet, las m á x i m a s s e r á n consecuencia
de una h i s t o r i a ó de u n a f á b u l a ; tan p r o n t o s e r á n p r e s e n t a d a s en este punto.
c o m o principios y la h i s t o r i a ó la fábula como p r u e b a ó apli-
cación de la m á x i m a . » « En el n i ñ o , dice M. Marión, el corazón adelanta al saber y
por el corazón m á s que p o r la r a z ó n p o d e m o s a p o d e r a r n o s de
él Es, pues, al corazón al que h a y q u e dirigirse ante todo,
Caracteres propios de la enseñanza de la pues la sensibilidad del n i ñ o es ya m u y viva cuando su i n t e l i -
m o r a l . — La claridad, la lógica y las d e m á s cuali- gencia empieza a p e n a s á d e s p e r t a r s e . T a n t o como se p e r d e r í a
dades intelectuales q u e hacen eficaz cualquiera otra el t i e m p o e n s e ñ á n d o l e e n t o n c e s p r e c e p t o s generales, se g a n a
enseñanza no bastan en la de la moral. El maestro, t r a t a n d o de tocarle al corazón, de darle el a m o r y , por decirlo
así, la emoción del bien y el e n t u s i a s m o p o r lo m e j o r . »
en este caso, educa m á s que e n s e ñ a ; no se dirige » Del foco de los s e n t i m i e n t o s t i e r n o s y g e n e r o s o s , dice
solamente á la inteligencia sino que necesita con- Mme de S a u s s u r e , se irradia s o b r e la inteligencia n o se que
mover el corazón, p e n e t r a r en la conciencia y llegar vida y qué dulce calor, del q u e se p e n e t r a i n t i m a m e n t e . . . Los
s e n t i m i e n t o s n o s o n sólo n e c e s a r i o s al espíritu p a r a c o m p l e t a r
á las profundidades del alma. Necesita gravedad, sus conocimientos, sino que d e c i d e n de su m i s m o c a r a c t e r , de
calor, emoción comunicativa y sentir vivamente las. su naturaleza y del g é n e r o de su acción (2). »
verdades morales que enseña.
« P a r a que la e n s e ñ a n z a de la moral sea posible y eficaz e s Educación por la reflexión. — Por muy persua-
i n d i s p e n s a b l e u n a condición, y es que toque á lo vivo en el alma didos que estemos de las prerrogativas del corazon y
y que n o se c o n f u n d a ni p o r el tono, ni por el c a r á c t e r n i p o r
la f o r m a con u n a lección p r o p i a m e n t e d i c h a . No b a s t a d a r al (1) Éléments d'instruction civique et morale, 09 edición, p. I í .
(2) Véducation progressive, l. I. p .
de la emoción en la enseñanza moral, no pensemos en por decirlo así, s i n que él lo s e p a , m a n e r a s c o r r e c t a s de o b r a r
y de s e n t i r . Los preceptos g e n e r a l e s s e r i a n v a n o s á esta edad,
despreciar la ¡nílnencía de la inteligencia en esta ma-
porque s o n d e s a g r a d a b l e s y s e c o s , c o m o a b s t r a c t o s , y r e s u l t a -
teria. La virtud es cuestión de juicio tanto como de sen- rían ineficaces. R e c o r d e m o s la o b s e r v a c i ó n de S p e n c e r : o Las
timiento Hay q u e e m p e z a r p o r conocer dónde está el a m o n e s t a c i o n e s carecen de o b j e t o , n o s ó l o c o n los n i ñ o s , s i n o
deber, saber en q u é consiste, qué razones nos obligan con todas las inteligencias d i s t r a í d a s y poco cultas l¡. »
a el, que consecuencias produce, cosas muv útiles « No se e n s e ñ a la m o r a l al n i ñ o p a r a q u e la sepa, s i n o p a r a
para decidirnos á cumplirle. que la p r a c t i q u e . No se t r a t a de e n s e ñ á r s e l a en el s e n t i d o o r d i -
n a r i o de la palabra, sino de i n c u l c á r s e l a , q u e es m u y d i f e r e n t e .
El maestro, p u e s , apelará al juicio del niño y á su Al incluir la m o r a l en el p r o g r a m a d e las e s c u e l a s n o se ha
reflexión.« En el curso medio, dice M. J a n e t , debemos creído i n t r o d u c i r u n a n u e v a e n s e ñ a n z a a n á l o g a á las d e m á s o
dirigirnos á la reflexión tanto, si no más, que al sen- n u e v a s lecciones parecidas á las o t r a s , s i n o q u e se h a q u e r i d o
timiento. » a s e g u r a r y d i r i g i r lo m e j o r p o s i b l e l a e d u c a c i ó n del corazon y
del c a r á c t e r (2). »
« El m a e s t r o , d i c e M . M a r i ó n , d e b e d a r al n i ñ o m o d o s g e n e -
rales de p e n s a r , r e g l a s g e n e r a l e s p a r a j u z g a r s a n a m e n t e y un E j e r c i c i o s p r á c t i c o s . — L a necesidad de dirigir
amplio s e n l i u i i e n t o d e su r e s p o n s a b i l i d a d . Si se q u i e r e q u e el
mr.o se a c o s t u m b r e á n o h a c e r n a d a s i n p r e g u n t a r s e si es las costumbres morales es tan evidente que los redac-
Dueño o m a l o , h a y q u e p o v e e r l e de p r e c e p t o s g e n e r a l e s s o b r e tores del p r o g r a m a oficial f r a n c é s han tenido cuidado
el b i e n y s o b r e el m a l y d a r l e v e r d a d e r a m e n t e u n a e n s e ñ a n z a de recomendar muy p a r t i c u l a r m e n t e los ejercicios
m o r a l (l). »
prácticos que tienden á p o n e r la moral en acción en
las clases y fuera de ellas. S e impone, pues, á los
Educación p o r la práctica. — Cuando se ha maestros una atenta vigilancia (3).
dado lo que es s u y o á la inteligencia v al sentimiento
Esos ejercicios prácticos d e b e n desde luego tener
en la enseñanza d e Ja moral, hay que tener también
en cuenta los caracteres individuales. El maestro debe
en cuenta la c o s t u m b r e y la voluntad. Lo que ante
conocer las disposiciones p r o p i a s de cada niño á fin de
todo importa es q u e el maestro vigile p a r a que todos
corregir sus defectos y excitar s u s cualidades. La edu-
los actos de la vida escolar se ajusten á la lev moral.
cación moral exige en m á s alto grado que la intelec-
La aplicación inteligente de la disciplina escolar le
tual los cuidados particulares, personales, que se
dará el medio. Debe d e j a r hacer y decir, á reserva
refieren á la naturaleza de c a d a niño.
de hacer notar en s e g u i d a á los discípulos sus errores
Es preciso también que el maestr o se preocupe de
ó sus malas acciones. Les inspirará horror á la dela-
corregir las malas c o s t u m b r e s , los prejuicios y las
ción, al disimulo, á l a hipocresía; « pondrá por encima
supersticiones que el niño t r a e de la familia á la es-
de todo la f r a n q u e z a y la rectitud y p a r a esto no
cuela y que sostienen en él las influencias del medio
desanimará j a m á s á los niños en sus dichos espon-
en que vive.
táneos, en sus reclamaciones y en sus peticiones. »
II
políticos en flor, sin olvidar, no obstante, lo que debe
á su país ni el respeto al gobierno establecido. desprende de toda su e n s e ñ a n z a . Y no vacilo en decir
que ese es su deber y su d e r e c h o .
Se ha dicho que no se debe hacer entrar la política
II
Sí, reivindicamos a l t a m e n t e p a r a los maestros el
en Ja escuela, « si se entiende por política lo que
titulo de educadores y d e moralistas. P a r a llenar esa
sucede diariamente en las Cámaras, quién es el mi- I I I
misión augusta no es necesario vestir la sotana del
nistro de hoy y cuál será el de mañana (3) ».
sacerdote; basta con ser u n h o m b r e y un hombre
Pero si se entiende por política el conocimiento de
honrado. .„
los g r a n d e s principios de libertad, de igualdad y de ¿Con qué derecho, se n o s d i r á , ensenáis la m o r a l . 21:
solidaridad f r a t e r n a l que son la razón de las socie-
Con el de todo h o m b r e d e bien, que es al mismo
dades modernas, si se entiende por política el amor
tiempo un profesor, de c o m u n i c a r á sus discípulos lo
al país, creemos q u e nunca se inculcará bastante
que es precisamente su m á s precioso tesoro, las ver-
pronto esta idea y q u e esta política es la de todas las
dades morales, las más esenciales y las mas impor-
edades.
tantes de todas. . .
El derecho de los s e g l a r e s en m a t e r i a de
; Habrá necesidad de decir q u e esta misión, Ja mas
e d u c a c i ó n m o r a l . — La obra del maestro no está
noble, es también la m á s d e l i c a d a ? En este punto,
todavía terminada cuando ha cultivado la inteligencia
sobre todo, se desconocen las intenciones de la L ni-
del discípulo y le ha comunicado los conocimientos
versidad y se descofia de su obra. Se nos trata de
técnicos necesarios para la vida. Por su titulo de
usurpadores, de enemigos de la religión, y en el len-
profesor y por la confianza que en él tienen las
guaje de ciertos partidos políticos la escuela primaria
familias, su misión es más elevada todavía: debe ser
se ha convertido en una escuela sin Dios desde el mo-
por su carácter el educador de la nueva generación.
mento en que se introdujo e n ella la ensenanza de la
S e g u r a m e n t e le seria más cómodo acantonarse
moral. ., ,
estrictamente, si esto fuera posible, en su misión pro-
Mereceríamos esas i n j u r i a s si hubiéramos olvidado
fesional y ser un professr de la lengua natal, de histo-
un solo momento el r e s p e t o debido á la conciencia
ria ó de matemáticas, sin pasar de la superficie del fpi
Ij
religiosa v las creencias de nuestros discípulos. Pero
(1) Alude á la Declaración de los derechos del hombre p o r la Asamblea
es evidente para todo h o m b r e de buena fe que al pre- ti I i u
f r a n c e s a . N. d e l T . tender enseñar la moral h u m a n a , la moral eterna, no
(2) Discurso e n el S e n a d o , 10 de J u n i o d e 1882. pensamos en modo alguno en i n v a d i r l o s derechos de
(3) Conferencia d e M. P a u l B e r t , Vlnstruction dans une démocratie, hecha
los padres ó de los ministros de las religiones. Por í • ;f
en el Havre el 21 de m a y o d e 1880.
ser los defensores convencidos v apasionados de los es la caridad respecto de las ideas. Continuaremos
derechos de la sociedad moderna no dejamos de saber edificando sobre estas sólidas bases la ciudad humana
que un gobierno digno de este nombre debe respetar y dejando á los ministros de la religión el cuidado de
las conciencias religiosas. Nada más respetable que la edificar á su lado lo que San Agustín llamaba la
conciencia de un niño, conciencia naciente y todavía ciudad de Dios.
indecisa, presa fácil para todas las doctrinas, que se
abre á nuestras enseñanzas con la ingenua facilidad
de la edad juvenil y se deja fácilmente dar forma en
el molde en que nos plazca ponerla. Pero Dios nos
guarde'de tocarla y de intentar nada sobre ella, porque
esa conciencia de niño es lodo un porvenir de hombre
y tiene sus derechos propios, y también porque
detrás d e ella, si fuéramos bastante osados para querer
apartarla de sus aspiraciones naturales, encontraría-
mos la voluntad de los padres, los derechos de la fami-
lia y toda la herencia de las creencias tradicionales.
Si hay todavía alguien que suponga que dando la
instrucción moral y cívica en la enseñanza pública se
ha querido elevar un altar frente á un altar y estable-
cer una concurrencia entre el manual y el catecismo;
que se ha querido instalar al lado de cada templo una
escuela de irreligión y de impiedad, para que el niño,
al salir de la escuela primaria, pasase indiferente ó
burlón ante las p u e r t a s de la iglesia, se engaña com-
pletamente y protestamos contra esas imputaciones
con toda la fuerza de nuestras conciencias de hombres
y de patriotas.
Hemos creído que cuando se trata del interés de
una nación y la moralización de un pueblo, convenía
asociar todas las buenas voluntades, y hemos pensado
que las lecciones de moral no perderían su eficacia
por no estar revestidas del carácter eclesiástico, pol-
lo cual hubiera sido justo, en vez de maldecirnos como
adversarios, darnos las gracias como colaboradores.
No nos desanimaremos. Continuaremos llamando á
los niños á ese terreno neutro de la enseñanza de la
moral, en el que no se ataca ninguna religión v donde
se predica la justicia, la caridad y la tolerancia, que
m a t e r i a s . . . L a s t e l a s , la p l a t e r í a , l a s a l h a j a s , l a p o r c e l a n a , las
tapicerías, t o d o s los o f i c i o s r e l a t i v o s á l a s a r t e s n o d e b e n o p e r a r
sino c o n f o r m e á s u s p r i n c i p i o s ( I ) . •>
H i s t o r i a : R o u s s e a u . — Rousseau es el primero
que ha recomendado e n Francia el d i b u j o del natural,
LECCIÓN IX con la intención de f o r m a r más bien obreros hábiles
que artistas elegantes.
E L D I B U J O . — LA M Ú S I C A . — E L CANTO.
a No se p u e d e a p r e n d e r á j u z g a r b i e n la e x t e n s i ó n y el t a -
m a ñ o de los c u e r p o s s i n q u e se s e p a c o n o c e r é i m i t a r s u figura,
El d i b u j o e n la e s c u e l a p r i m a r i a . — H i s t o r i a : R o u s s e a u . —
p o r q u e e n el f o n d o e s a i m i t a c i ó n n o d e p e n d e m á s q u e d e l a s
Pestalozzi, Frcebel. — Definición de los t é r m i n o s . — P r o g r a m a
leyes de la p e r s p e c t i v a y n o s e p u e d e e s t i m a r la e x t e n s i ó n p o r
a c t u a l . — Á q u é e d a d c o n v i e n e e m p e z a r el d i b u j o . — Afición
s u s a p a r i e n c i a s si n o s e t i e n e a l g ú n s e n t i m i e n t o d e e s a s l e y e s .
de los n i ñ o s al d i b u j o . — A f i c i ó n al c o l o r i d o . — D o s m é t o d o s
Los n i ñ o s , g r a n d e s i m i t a d o r e s , t r a t a n t o d o s d e d i b u j a r ; y y o
d i f e r e n t e s . — O p i n i ó n d e H e r b e r t S p e n c e r . — O p i n i ó n clásica.
q u i s i e r a q u e el m í o c u l t i v a s e e s e a r t e , n o p r e c i s a m e n t e p o r el
— C o n s e j o s p a r t i c u l a r e s . — El c a n t o e n la e s c u e l a p r i m a r i a . a r t e m i s m o , s i n o p a r a q u e t u v i e s e la v i s t a e x a c t a y la m a n o
— El c a n t o e n la e s c u e l a d e p á r v u l o s . — El c a n t o o b l i g a t o r i o . flexible. E n g e n e r a l , i m p o r t a p o c o q u e s e p a t a l ó c u a l e j e r c i -
— I n f l u e n c i a m o r a l d e la m ú s i c a . — El c a n t o y la d i s c i p l i n a . cio, s i e m p r e q u e a d q u i e r a la p e r s p i c a c i a d e l s e n t i d o y la b u e n a
— E l e c c i ó n d e p i e z a s . — M é t o d o s y p r o c e d i m i e n t o s . — La c o s t u m b r e c o r p o r a l q u e s e o b t i e n e n c o n e s e t r a b a j o . Me g u a r d a r é
i n t u i c i ó n e n el c a n t o . — T e o r í a m u s i c a l . b i e n de d a r l e u n m a e s t r o d e d i b u j o que no le haría imitar
más que imitaciones ni le haría dibujar más que por dibujos.
Q u i e r o q u e n o t e n g a o t r o m a e s t r o q u e la n a t u r a l e z a n i o t r o
El d i b u j o en l a escuela p r i m a r i a . — El dibujo m o d e l o q u e los o b j e t o s . Q u i e r o q u e t e n g a a n t e la v i s t a el o r i -
ha estado considerado mucho tiempo como un arte de g i n a l m i s m o y n o el p a p e l q u e le r e p r e s e n t a ; q u e d i b u j e u n a
casa p o r u n a c a s a , u n á r b o l p o r u n á r b o l , u n h o m b r e p o r u n
adorno, como un estudio de lujo reservado á las per- h o m b r e , á fin de q u e se a c o s t u m b r e á o b s e r v a r b i e n l o s c u e r p o s
sonas desocupadas ó á los artistas de profesión, y de y sus a p a r i e n c i a s y n o á t o m a r p o r v e r d a d e r a s i m i t a c i o n e s l a s
esto ha resultado que se le ha omitido en el programa falsas y c o n v e n c i o n a l e s . L e p r o h i b i r é q u e t r a c e n a d a de m e m o -
ria, e n a u s e n c i a d e los o b j e t o s , h a s t a q u e p o r f r e c u e n t e s o b s e r -
de la e n s e ñ a n z a primaria. Hoy, la causa del dibujo
v a c i o n e s s u s figuras s e l e g r a b e n e x a c t a m e n t e e n la i m a g i n a -
está g a n a d a y su enseñanza es obligatoria en la mayor ción, p u e s t e m e r é q u e a l s u s t i t u i r la v e r d a d de l a s c o s a s c o n
parte de las escuelas del mundo civilizado. En todas figuras c a p r i c h o s a s y f a n t á s t i c a s , p i e r d a e l c o n o c i m i e n t o de l a s
partes se ha comprendido que el dibujo es la primera p r o p o r c i o n e s y el g u s t o d e l a s b e l l e z a s d e la n a t u r a l e z a .
(1) Véase el a r t í c u l o Dessin d e M. E. Guillaume en el Dictionnaire de péda- (I) Bachelier, Discours sur l'utilité des écoles ilémentaires, e t c . , 1766.
t/oyie. (i) Émile I. II.
Rousseau incurre en un error al proscribir de un c u a d r o s de d i s t i n t o s c o l o r e s . C u a n d o p o r ú l t i m o coge el lápiz le
modo tan absoluto la imitación de los modelos arti- es fácil r e p r e s e n t a r en la p i z a r r a ó en el papel las c o m b i n a -
ciones que h a o b t e n i d o c o n a q u e l l o s o b j e t o s , y g r a c i a s á las
ficiales y en otro al separar tan terminantemente el i n s p i r a c i o n e s de la a n a l o g í a y al a u x i l i o del c u a d r i c u l a d o , q u e
dibujo de la geometría : « La geometría, dice, no es le guía sin e n c a d e n a r l e ; y g r a c i a s al n a c i e n t e i n s t i n t o de a r m o -
para nuestros discípulos más que el arte de servirse n í a y de s i m e t r í a q u e el s i s t e m a Frcebel d e s a r r o l l a m a r a v i l l o -
s a m e n t e , n o p u e d e l i m i t a r s e á i m i t a r é i n v e n t a en s e g u i d a c o m -
bien de la regla y del compás y no deben confundirla
b i n a c i o n e s n u e v a s c u y a r e g u l a r i d a d le a n c a n t a y le a n i m a á
con el dibujo, en el que no tienen que emplear ni uno n u e v o s e s f u e r z o s (11. »
ni otro de estos instrumentos. »
P e s t a l o z z i , Froebel. — Después de Rousseau,
Pestalozzi y Froebel son los que han hecho más por
Definición de los términos. — El uso lia consa-
grado ciertas expresiones según las cuales el dibujo
popularizar el dibujo.
comprende diversas partes completamente distintas:
P a r a Pestalozzi la forma geométrica constituye la
el dibujo lineal, el dibujo geométrico, el dibujo de
esencia misma del dibujo. El discípulo dibujará prime-
adorno y el dibujo de a r t e ó de imitación (2). El lineal
ro líneas rectas, cuadrados, triángulos y arcos de
110 es más que el geométrico, es decir el que se aplica
de círculo; y m á s tarde, cuando el elemento estético
más especialmente á la representación de los objetos
de la forma se separe del elemento p u r a m e n t e mate-
definidos geométricamente. El de adorno no es más
mático y el discípulo haya adquirido una clara con-
que un desarrollo del geométrico. P o r último, el de
ciencia de él, v e n d r á n tras los ejercicios de dibujo
arle ó imitación es en general la representación de la
lineal los de perspectiva y dibujo artístico. El dibujo
figura h u m a n a .
de las líneas no es, por otra parte, más que una pre-
paración para el dibujo de objetos. Programa actual en F r a n c i a . — La legislación
francesa establece que la enseñanza del dibujo, em-
« La n a t u r a l e z a n o da al n i ñ o líneas sino o b j e t o s , y no d e b e - pezada por lecciones m u y corlas en el curso elemental,
m o s d a r l e las l i n e a s s i n o p a r a a y u d a r l e á v e r bien los o b j e t o s , debe ocupar en los d e m á s cursos dos ó t r e s lecciones
p e r o h a y q u e g u a r d a r s e de q u i t a r l e éstos y de n o e n s e ñ a r l e m á s por semana.
que aquéllas. »
En el curso elemental se comprende el trazado de
líneas y los primeros rudimentos del dibujo de adorno.
Pestalozzi no hizo más que sentar los principios y
Para el curso medio el dibujo á pulso, curvas geo-
Froebel los aplicó, tomando como aquél p o r punto de
métricas usuales, curvas tomadas del reino vegetal,
partida las figuras geométricas.
copia de yesos que representen ornamentos, la pri-
« D e s d e el p r i m e r m o m e n t o el n i ñ o t i e n e d e l a n t e u n a m e s a mera noción del dibujo geométrico, es decir, el que
c u a d r i c u l a d a y u n a p i z a r r a s e m e j a n t e . Las p e l o t a s , los c u b o s y presenta la forma, las dimensiones y la posición de
las l a t a s le f a m i l i a r i z a n c o n las figuras g e o m é t r i c a s . Las l a n a s todas las p a r t e s de una obra, y por último el dibujo
y las t i r a s de p a p e l le e j e r c i t a n e n d i s t i n g u i r los c o l o r e s . El
n i ñ o r e p r o d u c i r á n a t u r a l m e n t e lo q u e h a v i s t o . P a r a g u i a r s u s
geométrico con empleo de la regla, del compás y de
p r i m e r o s e n s a y o s b a s t a h a c e r l e c o m e n z a r p o r las f o r m a s ele- la escuadra. E n este curso se hace comprender á los
m e n t a l e s . E m p i e z a p o r v e r lineas c o n c r e t a s y t a n g i b l e s r e p r e -
s e n t a d a s p o r los palillos y n o tiene m á s q u e y u x t a p o n e r de
d i v e r s o s m o d o s las latas ó los c u b o s p a r a o b t e n e r figuras r e g u - (1) M. Buisson, Rapport sur 1'exposilion de Vienne, p. 217.
(2) En español se dice más sencilla y propiamente dibujo de figura y de pai-
l a r e s . E n l a z a n d o las t i r a s de p a p e l , p r o d u c e p r o n t o m o s a i c o s de
saje. X. del T.
idea más exacta de lo que es el c u l t i v o del espíritu y es u n a
discípulos el uso de estos instrumentos, dejando su señal de que los m a e s t r o s a d o p t a n p o r fin la m a r c h a que la
manejo para el curso superior. naturaleza les indica c o n s t a n t e m e n t e . Los esfuerzos e s p o n t á -
En el curso superior se añaden nociones elemen- neos de los niños p o r r e p r e s e n t a r p e r s o n a s , casas, árboles,
animales y todo lo que les r o d e a , e n u n a p i z a r r a ó e n u n papel,
tales de los ó r d e n e s de arquitectura y el dibujo de la es u n hecho conocido de todo el m u n d o . Ver e s t a m p a s es u n o
cabeza h u m a n a . En cuanto al dibujo geométrico, se de sus g r a n d e s placeres y, c o m o s i e m p r e , su m a r c a d a tendencia
ejecutan en el papel, con ayuda de los intrumentos, á la imitación les i n s p i r a el d e s e o de hacerlas. Sus esfuerzos
por imitar los objetos que h i e r e n su v i s t a son ejercicios útiles
los trabajos hechos hasta entonces en el encerado. Se
de percepción, propios p a r a h a c e r é s t a m á s exacta y m á s c o m -
dan los principios de la a g u a d a , que se practica con pleta. Al t r a t a r de i n t e r e s a r n o s e n s u s d e s c u b r i m i e n t o s s o b r e
tinta de China y en color, los dibujos de ornamenta- las propiedades usuales de los o b j e t o s , y al esforzarse en lla-
ción, etc. mar n u e s t r a atención sobre su d i b u j o , solicitan p r e c i s a m e n t e
de n o s o t r o s el g é n e r o de e d u c a c i ó n q u e n e c e s i t a n (1). •>
¿ A qué edad se debe empezar la enseñanza
d e l d i b u j o ? — Cuando el niño sabe escribir bien y
con agilidad, decía Locke, creo oportuno que se con- L a a f i c i ó n a l c o l o r i d o . — Spencer hace también
tinúe ejercitando sus manos por medio de la escri- notar que el procedimiento d e representación que más
tura y a u m e n t a r su habilidad enseñándole el dibujo (1 . encanta al niño es el colorido.
Hay, en efecto, g r a n d e s relaciones entre la escritura « El lápiz y el papel les s i r v e n á falta de cosa m e j o r , pero
y el dibujo, ejercicios que deben prestarse mutuo u n a caja de p i n t u r a s y u n p i n c e l s o n p a r a él tesoros. El dibujo
apoyo. P o r eso no nos cansaremos de recomendar, á es p a r a ellos después del c o l o r i d o . »
imitación deFroebel, la enseñanza del dibu jo hasta en
la clase de párvulos. ¿Pero es posible introducir el uso de colores en la
escuela primaria? El p r o g r a m a francés lo admite en
« Nada c o n v i e n e m á s at n i ñ o p e q u e ñ o que el d i b u j o , que cierta medida, pues está r e d a c t a d o en estos términos
ocupa sus o j o s y su m a n o y le obliga, p o r la n a t u r a l e z a del
t r a b a j o y s i n q u e haya que forzarle, á observar a t e n t a m e n t e , á para las escuelas de p á r v u l o s :
c o m p a r a r , á combinar. S u b r a y a m o s con i n t e n c i ó n e s t a palabra, « Combinación de líneas. R e p r e s e n t a c i ó n de esas c o m b i n a -
p o r q u e m a r c a b i e n la s u p e r i o r i d a d del dibujo s o b r e los d e m á s
ciones en la pizarra y el p a p e l c o n el lápiz o r d i n a r i o o con el
ejercicios de o b s e r v a c i ó n , e n los que el n i ñ o m i r a sin t e n e r
lápiz de colores. »
que r e p r o d u c i r lo q u e ve. En los m á s m o d e s t o s ensayos de
dibujo hay algo d e c r e a c i ó n , u n papel activo y p e r s o n a l , que
constituye u n o de los m a y o r e s a t r a c t i v o s de e s t e género de Así mismo el p r o g r a m a recomienda, como hemos
t r a b a j o . Con el lápiz en la m a n o , el n i ñ o i n v e n t a m á s que visto, los ejercicios de a g u a d a con tinta de China ó con
copia (2). »
colores.
Dos métodos diferentes. — No por eso es menos
Gusto de los niños por el dibujo. — Todos los cierto que lo más i m p o r t a n t e en el dibujo es la linea
observadores d e la especie humana, y Spencer espe- v sus combinaciones y no el color y sus matices.
cialmente, han notado el gusto del niño por el dibujo. ¿ Qué método habrá q u e s e g u i r para familiarizar
« La opinión, que c u n d e , de que el d i b u j o es u n o de los ele- más seguramente al niño con. el estudio de las lineas .
m e n t o s de la e d u c a c i ó n , p r u e b a que se empieza á t e n e r una Dos sistemas existen p a r a e s t o ; por una parte el que
(1) Quelques pensées sur Fiducation, p. 251.
(1) M. S p e n c e r , De l'éducation, p . 150.
(i) Mlle CUalamet, L'école malernelle, p . 135.
no quiere que la geometría sea la base del dibujo y t u r a l e z a . P o r lo m i s m o q u e en el e j e r c i c i o de la i n d u s t r i a - á q u e
pretende que la figura humana es lo más perfecto y lo cada u n o se d e d i c a , n o h a b r á n e c e s i d a d de e j e c u t a r m á s q u e la
más armonioso en sus proporciones y que se debe imitación m á s m o d e s t a , el m e j o r m é t o d o p a r a h a c e r l o p r o n t o
y bien, s e r á el q u e s i e m p r e h a n a c o n s e j a d o los m a e s t r o s y q u e
empezar por ella el estudio del dibujo, y por otra
consiste en e s t u d i a r t o d o el t i e m p o p o s i b l e l o s tipos en q u e se
parte el método clásico, que procede lógica y analíti- descubre la u n i d a d q u e i m p r i m e á l a s f o r m a s el c a r á c t e r q u e
camente, por decirlo así, y antes de presentar conjun- c o n s t i t u y e la belleza (1). »
tos á la imitación del niño, quiere acostumbrarle á
reproducir los elementos de toda figura y de toda El método preconizado p o r M . Ravaisson es sin duda
forma, es decir, las lineas en sus diversas'combina- el más favorable p a r a el desarrollo de las facultades
ciones. estéticas y del sentimiento de la belleza. L e aconse-
Opinión de M. H. Spencer. — Speneer condena jaríamos acaso si en la escuela se tratase de formar
con energía el sistema que consiste en « empezar por artistas. Pero en la humilde esfera en que se mueven
líneas rectas, líneas curvas y líneas compuestas. » los destinos de la enseñanza elemental nos parece más
Esto es, dice, renovar en la enseñanza del dibujo los racional seguir el otro método, ó sea el que se apoya
ejercicios abandonados para la enseñanza de las len- en los sólidos elementos que prestan las representa-
guas, y que consisten en mezclar lo abstracto y lo ciones geométricas.
concreto. Opinión c l á s i c a . — Este método ha sido defendido
Es, sin e m b a r g o , difícil sostener que las líneas, brillantemente por M. E. Guillaume (2) y es impo-
a u n q u e no sean más que elementos de las formas sible hacer ver mejor las razones que justifican nuestra
reales, constituyen algo abstracto. Es como si se preferencia. M . Guillaume hace observar que no se
quisiera, en la enseñanza de la lectura, prohibir al trata de sentimientos, sino de costumbres prácticas y
niño que aprendiese lo primero las letras, que son los que el dibujo 110 debe p e r m a n e c e r en los dominios de
elementos de las palabras. Por n u e s t r a parte pensa- lo incierto y aproximado, sino en los de las bases ra-
mos que existe ventaja en poner á la cabeza de los cionales.
estudios de dibujo el trazado de lineas, su división en
" Del h e c h o de q u e el d i b u j o s i r v e d e e x p r e s i ó n á las bellas
partes iguales, y la valoración de las relaciones de las a r t e s se d e d u c e q u e su o b j e t o p r i n c i p a l , p o r n o d e c i r ú n i c o , es
lineas entre sí. Esto es, según la expresión de Spencer, el arte, y q u e en e s t a e n s e ñ a n z a se d e b e t e n d e r a n t e t o d o a l
una gramática, ó m á s bien, un alfabeto de la forma, a r t e . Se d e s d e ñ a su a s p e c t o g e n e r a l y útil y los m e d i o s de p r e -
. cisión q u e t o m a de la c i e n c i a y q u e s i r v e n de b a s e n e c e s a r i a
que es necesario a p r e n d e r antes de ir más lejos.
a u n á las c o n c e p c i o n e s del a r t i s t a , y a n t e s de s a b e r t r a z a r u n a
La opinión de Spencer es la misma que profesa en linea y r e c o n o c e r s u d i r e c c i ó n , se h a b l a de e x p r e s i ó n m o r a l .
Francia M . Ravaisson. Á b u l l o , se s a c r i f í c a l a e x a c t i t u d al s e n t i m i e n t o ; se e r i g e el
g u s t o en regla s u p r e m a y se p a s a n p o r a l t o los p r i n c i p i o s y
« El d i b u j o está b a s a d o , dice, e l e m e n t a l m e n t e c o n s i d e r a d o , los e j e r c i c i o s f u n d a m e n t a l e s sin los c u a l e s n i la i n s p i r a c i ó n ni
en u n juicio de u n a n a t u r a l e z a especial, e n t e r a m e n t e d i s t i n t a las f o r m a s p u e d e n p r o d u c i r s e c o n s e g u r i d a d m á s t a r d e . Se e n -
del j u i c i o de q u e se s i r v e n las m a t e m á t i c a s . . . El m e j o r m e d i o salza el ideal y las t e o r í a s e s t é t i c a s , s i n e s t a r d u c h o en la p r á c -
de d i b u j a r , s e a lo q u e q u i e r a , es, pues, e s t u d i a r los o b j e t o s en tica n i en las leyes q u e las r i g e n . Se p i e n s a , e n fin, en voca-
q u e se e n c u e n t r a n en m á s a l t o g r a d o las c u a l i d a d e s que c o n s t i - cioues a r t í s t i c a s , q u e s o n e x c e p c i o n a l e s , e n vez de d i r i g i r s e á
t u y e n la a r m o n í a y la belleza, de m o d o de a p r o p i a r s e en lo
posible el e s p í r i t u de q u e p r o c e d e n , lo q u e e q u i v a l e á e s t u d i a r
i l ) Véase el a r l i c u l o Arí en el Oiclionnaire depédagogie.
los tipos a c a b a d o s de la m á s alta p e r f e c c i ó n q u e o f r e c e la n a - (2) Véase el a r l i c u l o Dessin en el Dictionnaire de pédagogie.
la g e n e r a l i d a d c o m p u e s t a de n i ñ o s , c u y a i n t e l i g e n c i a se abre
p r o g r e s i v a m e n t e , y la m a y o r p a r t e de los c u a l e s s e r á n o b r e r o s . puras. Conviene que se ejercite d e s d e m u y pronto en
¿ No es u n p e l i g r o a p e l a r á l a i n i c i a t i v a y á la i n d e p e n d e n c i a copiar las formas de los objetos n a t u r a l e s (1).
del s e n t i m i e n t o c u a n d o c o n v e n d r í a o r d e n e r y d i s c i p l i n a r las II. P a r a empezar no se deben d i b u j a r m á s que figuras
i n t e l i g e n c i a s ? P o r p o c o q u e u n n i ñ o curse el d i b u j o , es preciso
q u e o b t e n g a n o c i o n e s c i e r t a s y c o s t u m b r e s p r á c t i c a s que le
de dos dimensiones,'es decir, p l a n a s . El relieve debe
s i r v a n d u r a n t e t o d a su v i d a . » reservarse para un período ulterior.
III. El dibujo de adorno debe s u c e d e r al geométrico.
IV. La enseñanza elemental del dibujo, aun no tra-
M . Guillaumc concluye diciendo que en la práctica,
tándose más que del industrial, n o d e b e descuidar la
como en la teoría, la geometría es la base del dibujo,
figura humana.
ya se trate del industrial ó del artístico. Si se procede
V. Los principios del dibujo i n d u s t r i a l serán ense-
de otro modo es muy difícil llegar á la exactitud v el
ñados al mismo liempo que los ejercicios de dibujo.
dibujante se e x p o n d r á á permanecer siempre en la
« La habilidad técnica de la m a n o se apresura, más
indecisión y l a vaguedad.
que se retarda, por el estudio de e s o s principios (2 .
Este m é t o d o riguroso y científico no excluye por
otra parte la investigación de la belleza ni la educación
El canto en la escuela p r i m a r i a . — El canto y
el dibujo son lo único que se e n s e ñ a d e las bellas artes
del sentido artístico; solamente que en vez de ser la
en la escuela primaria. Pero el d i b u j o es sobre todo un
figura h u m a n a el punto de partida, es el coronamiento
arte útil cuyo estudio prepara al niño á sus futuros
de los estudios de dibujo. En el curso superior la
trabajos de obrero y de a r t e s a n o , mientras que la
copia de figuras antiguas se encargará de ejercitar el
música no tiene la misma utilidad práctica y tiene por
gusto.
objeto favorecer los sentimientos, conmover los cora-
zones y excitar las emociones m á s elevadas del alma.
« En esos a d m i r a b l e s testigos de u n a r t e q u e j a m á s ha sido
a v e n t a j a d o , el d i s c í p u l o d e s a r r o l l a r á las f a c u l t a d e s artísticas De aquí la importancia particular d e l canto, que parece
q u e p o s e a . F o r m a d o al p r i n c i p i o en u n d i b u j o de e x a c t i t u d y resumir todo lo que puede pedirse de educación esté-
de p r e c i s i ó n , n o s e r á i n c a p a z de t r a d u c i r las o b r a s delicadas ó tica en la escuela primaria.
p o t e n t e s q u e n o s h a n t r a n s m i t i d o las m á s h e r m o s a s épocas del
arte. » El canto en la escuela de p á r v u l o s . — No po-
demos hacer nada mejor q u e reproducir en este
punto las juiciosas observaciones d e Mlle Chalamet.
C o n s e j o s p a r t i c u l a r e s . — Sería difuso entrar aquí
en los detalles d e las prácticas encolares que convienen « El c a n t o ha t e n i d o s i e m p r e u n l u g a r e n n u e s t r a s e s c u e l a s
mejor á la enseñanza del dibujo. Indicaremos sólo de asilos y es j u s t o , pues p u e d e p r e s t a r g r a n d e s s e r v i c i o s á la
educación de los n i ñ o s p e q u e ñ o s . El c a n t o c o n t r i b u y e p o d e r o -
algunos p u n t o s esenciales.
s a m e n t e al d e s a r r o l l o físico f o r t i f i c a n d o l o s p u l m o n e s y d a n d o
I. Los p r i m e r o s modelos deben ser objetos reales en agilidad á los ó r g a n o s vocales, q u e s o m e t i d o s á u n e j e r c i c i o
lo posible. El p r o g r a m a de las escuelas de párvulos r e g u l a r e s t á n m e n o s e x p u e s t o s á las e n f e r m e d a d e s q u e p u d i e r a n
francesas p o n e , conrazón, al lado délos dibujos hechos atacarlos, s o b r e todo en la p r i m e r a e d a d . P o r m e d i o del c a n t o
se educa el oído, s e n t i d o que. c o n el de la v i s t a , d e s e m p e ñ a u n
por la m a e s t r a y que el discípulo reproduce, «la repre- papel i m p o r t a n t e en la e x i s t e n c i a i n t e l e c t u a l del n i ñ o . El c a n t o ,
sentación de los objetos usuales más sencillos ». En
otros términos, el discípulo no debe estar exclusiva- (1) Se puede, sin e m b a r g o , e n t e r a m e n t e al p r i n c i p i o , d i b u j a r e n el encerado
mente sujeto al estudio de las formas geométricas e l diseño del o b j e t o q u e d e b e copiar el niilo.
(2) Véase el articulo Dessin e n el Dictionnaire de pédagogie.
e n fin, tiene u n a influencia en la mente del n i ñ o que hace de ¿I gusto de lo bello de que ella es u n ejemplo, y lleva ese gusto
u n p o d e r o s o e l e m e n t o de educación y u n o de los m á s seguros v hasta el a m o r al estudio, que le da satisfacción de o t r o s
saludables m e d i o s de disciplina. ¿ Quién n o sabe el efecto que muchos modos. Así la m ú s i c a es u n auxiliar de los m á s pode-
p r o d u c e u n c á n t i c o introducido á t i e m p o en u n a clase cansada rosos que hace g a n a r t i e m p o e n vez de perderle, p o r q u e a b r e
y lánguida ó a g i t a d a y distraída ? La m ú s i c a tiene la propiedad el camino á las cosas espirituates, delicadas y l e v a n t a d a s .
de c a l m a r á los n i ñ o s y de impulsarles á la actividad por una En la i n s t r u c c i ó n p r i m a r i a r e p r e s e n t a el lado estético de la
excitación a g r a d a b l e . El niño a m a l a m ú s i c a ; c a n t a r le hace educación, tan necesario p a r a c o m p e n s a r lo vulgar de los p r i -
feliz y es p a r a él u n a necesidad tan n a t u r a l como la d e saltar m e r o s e l e m e n t o s . .Mejor y m á s p r o n t o c o m p r e n d i d a que la
y c o r r e r . ¿ Se concibe u n a reunión de niños p e q u e ñ o s en la que belleza literaria, p e r m i t e á los n i ñ o s s e n t i r el e n c a n t o y la emo-
n o se c a n t e ? E s o s e r í a tan anormal y t a n f ú n e b r e como u n ción deliciosa de h a b e r t e n i d o u n a p a r t e en la producción de
j a r d í n cuyas p l a n t a s no v i e r a n j a m á s el sol (1). » algo bello. L a i m p o r t a n c i a de esas i m p r e s i o n e s p a r a los p r o -
g r e s o s de u n a i n t e l i g e n c i a de niño no necesita s e r d e m o s t r a d a
para los e d u c a d o r e s serios, y se c o m p r e n d e que exijan de quien
La enseñanza obligatoria del canto. — Desde q u i e r e producirlas ese p r o f u n d o s e n t i m i e n t o del a r t e que se
1882 el canto forma parte de las materias obligatorias llama guslo y que excluye n e c e s a r i a m e n t e la p r e t e n s i ó n y el
charlatanismo.
de la enseñanza primaria en Francia.
« Desde, el p u n t o de vista m o r a l los efectos de la música n o
« Las lecciones de canto, dice el r e g l a m e n t o , o c u p a r á n de s o n m e n o s preciosos. Puede ser p a r a los j ó v e n e s u n p r e s e r v a -
una á dos horas p o r s e m a n a , i n d e p e n d i e n t e m e n t e de los e j e r - tivo c o n t r a placeres de o t r a índole, á condición de que se elijan
cicios de c a n t o que se verificarán todos los días, sea en los con cuidado los e j e m p l o s y que se desarrolle la afición elevada
i n t e r v a l o s de los o t r o s ejercicios escolares, sea á la e n t r a d a y hacia lo que se llama m ú s i c a clásica... »
salida de las clases. »
s a ^ m i a ;
El informé de M . Paul Bert acerca de la ley de 1881
en Francia dice en el mismo sentido:
(1) E s t a s r e g l a s g e n e r a l e s n o b a s t a n p a r a g u i a r a l m a e s t r o , el q u e , á decir •
Los castigos corporales. — Los reglamentos v v e r d a d , n o tiene en esta m a t e r i a o t r o g u i a q u e el b u e n s e n t i d o . « En n a d a s e
las costumbres condenan en Francia los castigos cor- n e c e s i t a m a s d i v e r s i d a d , d e c í a Mme d e M a i n t e n o n : n o se p u e d e n d a r r e g l a s
s o b r e e s t o : d e b e d e c i d i r el b u e o s e n t i d o . »
resultaría e n t e r a m e n t e ineficaz! Aun admitiendo, lo
So deben g r a d u a r con cuidado las penas. « Es una
q u e 110 es cierto, que toda violación del orden natural
b u e n a regla, dice M . Bain, empezar por los castigos
lleve consigo por necesidad una consecuencia dolo-
ligeros. P a r a las buenas naturalezas basta la sola idea
rosa, esa consecuencia será con frecuencia lejana y el
•de castigo y no es nunca necesaria la severidad. »
•culpable habrá tenido tiempo de repetir mil veces la
Procúrese ante lodo establecer en la m e n t e del niño
falta antes de que llegue el castigo. Las fallas esco-
u n a íntima relación e n t r e el castigo y la falta : si un
lares son de tal naturaleza que el niño no tiene que
niño ha mentido, se le humilla 110 creyendo ya en su
sufrir inmediatamente sus consecuencias. La falta de
palabra; otro es indiscreto y no se le hacen m á s con-
aplicación, la pereza, comprometen la vida entera del
fidencias; otro se enfada fácilmente y se le separa de.
escolar negligente que, ya h o m b r e , sentirá su exis-
s u s compañeros. De este modo el castigo es m e j o r
tencia inútil para lodo y se arrepentirá de haber sido
comprendido y más eficaz porque resulta para el dis-
u n discípulo desaplicado ; pero será ya tarde y el cul-
cípulo como consecuencia natural de la falta.
pable tendrá que inclinarse ante ese castigo impla-
El sistema de l a s reacciones n a t u r a l e s . — cable y merecido como ante una inexorable, pero
Spencer ha popularizado el sistema que consiste en
j u s t a fatalidad. Pero los castigos tienen por fin evitar
suprimir los castigos artificiales para d e j a r el campo
el mal y prevenirlo con tiempo, más que hacerlo
libre á la acción de la naturaleza. Se t r a t a de hacer
e x p i a r ejemplarmente.
s e n t i r al niño las consecuencias de los aclos que rea-
O t r a s c r i t i c a s . — Sería cómodo demostrar desde
liza. ; Qué castigo más evidente que el de esas conse-
•otros puntos de vista que la teoría de Spencer no res-
cuencias !
p o n d e al ideal del castigo.
<. T o d a s tas d i s c i p l i n a s de i n v e n c i ó n h u m a n a s o n i m p o t e n t e s . « La p e n a q u e p r o v o c a n las r e a c c i o n e s n a t u r a l e s , dice
Los ú n i c o s c a s t i g o s s a l u d a b l e s s o n los q u e la n a t u r a l e z a c r e a y
M. G r é a r d , es con f r e c u e n c i a e n o r m e c o n relación á la f a l t a q u e
a p l i c a en el a c t o . Nada de a m e n a z a s , s i n o u n a m u d a y r i g u r o s a
la h a p r o d u c i d o y el h o m b r e m i s m o pide p a r a su c o n d u c t a o t r a s
e j e c u c i ó n . La c e n i z a c a l i e n t e a b r a s a al q u e la t o c a l a p r i m e r a
s a n c i o n e s q u e l a de la d u r a r e a l i d a d y q u i e r e q u e se j u z g u e n
vez, y la s e g u n d a , y la t e r c e r a , y s i e m p r e . N a d a v a l e t a n t o c o m o
s u s i n t e n c i o n e s y q u e se le a g r a d e z c a n sus e s f u e r z o s ; q u e se le
•corrección i n m e d i a t a , d i r e c t a , i n e v i t a b l e . A ñ á d a s e q u e la p e n a
e s s i e m p r e a p r o p i a d a á la v i o l a c i ó n del o r d e n de cosas, p u e s h i e r a , si es p r e c i s o , p e r o sin a n i q u i l a r l e , y t e n d i é n d o l e la m a n o
la r e a c c i ó n d e p e n d e s i e m p r e de la a c c i ó n , y q u e i n t r o d u c e en para levantarle. »
la m e n t e d e l n i ñ o la idea de j u s t i c i a , de la q u e el castigo n o es
m á s q u e un e f e c t o . No h a y r e s u l t a d o m á s s e g u r o ; la l e n g u a uni- Nada más brutal, en una palabra, ni más inhumano
v e r s a l lo t e s t i f i c a ; , la a m a r g a e x p e r i e n c i a es la g r a n lección y q u e un sistema que suprime la intervención reflexiva
la ú n i c a q u e a p r o v e c h a (1).
del maestro en los castigos y deja á la naturaleza el
•cuidado de castigar. Lento en ciertos casos, el castigo
Critica de este sistema. — Por muy seductora d e la naturaleza es con frecuencia violento y mortal.
q u e sea á primera vista la doctrina de las reacciones Añadiremos, por otra parte, que ese sistema suprime
naturales, es evidente que no b a s t a p a r a constituir un las ideas morales de obligación y de deber y sólo
sistema de disciplina escolar. P a r a cierto n ú m e r o de pone al niño en presencia de las fuerzas ciegas é in-
casos en que se aplicaría útilmente, ¡ en cuántos otros conscientes de la necesidad. El mismo Spencer 110
sostiene hasta el fin su teoría, y á las reacciones de la
(1) T o m a m o s e s t e p á r r a f o d e la Memoria de M. Gréard sobre VEsprit de dis- naturaleza añade las de los sentimientos que se m a -
cipline dans l'éducation.
niíiestan por la eslima y el afecto, por la censura y por
a frialdad de las personas que rodean al niño y á quie-
nes él ama. La disciplina de la naturaleza no puede
ser más que u n a preparación para la disciplina de los
sentimientos y de las ideas.
LECCIÓN XII
LA D I S C I P L I N A EX G E N E R A L .
D i s c i p l i n a p r e v e n t i v a . — C o n d i c i o n e s m a t e r i a l e s d e la d i s c i p l i n a .
— E m p l e o del t i e m p o . — P r i n c i p i o s g e n e r a l e s del e m p l e o de)
t i e m p o . — Clasificación de los d i s c í p u l o s . — C o n s e c u e n c i a s dis-
ciplinarias. — Necesidad de una vigilancia rigurosa. — Trabajo
d e los m a e s t r o s f u e r a de las c l a s e s . — C o l a b o r a c i ó n de los
m a e s t r o s con las f a m i l i a s . — I n f l u e n c i a m o r a l de la f a m i l i a . —
C o n d i c i o n e s m o r a l e s de la d i s c i p l i n a . — C u a l i d a d e s de u n b u e n
m a e s t r o . — I n f l u e n c i a de las c o n d i c i o n e s f í s i c a s . — A u t o r i d a d
m o r a l . — El e s p í r i t u d e c o n s e c u e n c i a en la d i s c i p l i n a . — La
ligereza de los m e d i o s . — F i n s u p e r i o r de la d i s c i p l i n a .
D i s c i p l i n a p r e v e n t i v a . — C o n d i c i o n e s m a t e r i a l e s d e la d i s c i p l i n a .
— E m p l e o del t i e m p o . — P r i n c i p i o s g e n e r a l e s del e m p l e o de)
t i e m p o . — Clasificación de los d i s c í p u l o s . — C o n s e c u e n c i a s dis-
ciplinarias. — Necesidad de una vigilancia rigurosa. — Trabajo
d e los m a e s t r o s f u e r a de las c l a s e s . — C o l a b o r a c i ó n de los
m a e s t r o s con las f a m i l i a s . — I n f l u e n c i a m o r a l de la f a m i l i a . —
C o n d i c i o n e s m o r a l e s de la d i s c i p l i n a . — C u a l i d a d e s de u n b u e n
m a e s t r o . — I n f l u e n c i a de las c o n d i c i o n e s f í s i c a s . — A u t o r i d a d
m o r a l . — El e s p í r i t u d e c o n s e c u e n c i a en la d i s c i p l i n a . — La
ligereza de los m e d i o s . — F i n s u p e r i o r de la d i s c i p l i n a .
LECCIÓN II
LA EDUCACIÓN FÍSICA.
LECCIÓN II
LA EDUCACIÓN FÍSICA.
SEGUNDA PARTE
LECCIÓN III
PEDAGOGÍA PRÁCTICA.
LAS LECCIONES DE COSAS.
El t r a b a j o m a n u a l e n la e s c u e l a p r i m a r i a . — La g i m n a s i a .
— I m p o r t a n c i a del t r a b a j o m a n u a l . — Los t r a b a j o s m a -
n u a l e s e n las e s c u e l a s d e n i ñ o s . — Quién d e b e d a r las
lecciones de t r a b a j o m a n u a l . — Orden q u e d e b e s e g u i r s e .
— E n s e ñ a n z a de la a g r i c u l t u r a y de la h o r t i c u l t u r a . —
Otros ejercicios prácticos. — Ejercicios militares. —
E j e r c i c i o s de t i r o . — L o s t r a b a j o s m a n u a l e s e n las e s c u e -
las de n i ñ a s . — T r a b a j o s de a g u j a . — C o s t u r a d o m é s t i c a .
— Abusos del t r a b a j o m a n u a l . — E c o n o m í a d o m é s t i c a .
404
— Conclusión
\ LECCIÓN XI
La disciplina e s c o l a r . — M e d i o s d i s c i p l i n a r i o s . — La e m u -
lación. — Definición de la e m u l a c i ó n . — Diversos ele-
m e n t o s de la e m u l a c i ó n . — La e m u l a c i ó n e n la h i s t o r i a
de la e d u c a c i ó n . — L a e m u l a c i ó n en u n a d e m o c r a c i a . —
E r r o r de los que c o n d e n a n la e m u l a c i ó n . — Peligros q u e
h a y q u e e v i t a r . — L a s r e c o m p e n s a s . — Sus e s p e c i e s .
— Las r e c o m p e n s a s s e n s i b l e s y los elogios. — O t r a s re-
c o m p e n s a s . — Las d i s t r i b u c i o n e s de p r e m i o s . — Los
c a s t i g o s . — Los r e g a ñ o s . — Las a m e n a z a s . — Los c a s -
tigos efectivos. — Los r e c a r g o s de lecciones. — Los
c a s t i g o s c o r p o r a l e s . — Reglas g e n e r a l e s . — El s i s t e m a
de las r e a c c i o n e s n a t u r a l e s . — Crítica de e s t e s i s t e m a . —
41
O t r a s críticas
LECCIÓN XII
LA DISCIPLINA EN GENERAL.
Disciplina p r e v e n t i v a . — C o n d i c i o n e s m a t e r i a l e s de la d i s -
ciplina. — P r i n c i p i o s g e n e r a l e s del e m p l e o del t i e m p o .
— Clasificación de los d i s c í p u l o s . — C o n s e c u e n c i a s d i s -
c i p l i n a r i a s . — N e c e s i d a d de u n a v i g i l a n c i a r i g u r o s a . —
T r a b a j o de los m a e s t r o s f u e r a d e las clases. — C o l a b o r a -
PARÍS, - I m p r e n t a d e l a V " » d e C u . BOUBET.
ción de los m a e s t r o s c o n las f a m i l i a s . — I n f l u e n c i a m o r a l