Tumores Del Hígado y Vías Biliares Grupo 2

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Título: Tumores del hígado y vías biliares

INVESTIGADORES:

Rebeca Dayana Sánchez Álvarez

Evelyn Beatriz Ruiz Sánchez

Carina Mabel Sánchez Valdez

Lourdes Elizabeth Amarilla Giménez

Liz Dahiane Zaracho Vargas

CURSO: 3° B

ORIENTADORA:

PROF. DR. Diego Marcelo Muñoz

P. J. C Paraguay
2024

INDICE

INDICE..............................................................................................................................2
2

INTRODUCCIÓN.............................................................................................................2

Planteamiento del problema..........................................................................................3

Preguntas de investigación........................................................................................4

Objetivos....................................................................................................................5

Justificación...............................................................................................................6

MARCO TEÓRICO..........................................................................................................7

Base teórica...................................................................................................................7

Tumores benignos del hígado............................................................................................7

Presentación clínica.......................................................................................................8

Algoritmo diagnóstico...................................................................................................8

Hemangioendotelioma infantil....................................................................................12

Adenoma hepatocelular...............................................................................................13

Hiperplasia nodular focal............................................................................................15

Tumores primarios malignos del hígado.....................................................................16

Otros tumores..............................................................................................................16

Hamartoma mesenquimático...................................................................................16

Tumores adiposos....................................................................................................17

Tumores primarios malignos del hígado.........................................................................17

El angiosarcoma......................................................................................................19

Carcinoma hepatocelular.........................................................................................19

Hepatoblastoma.......................................................................................................23

Tratamientos............................................................................................................23

Quimioterapia sistémica..........................................................................................23

Quimioterapia intraarterial......................................................................................24
3

Quimioembolización...............................................................................................24

CONCLUSION...............................................................................................................25

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS............................................................................27

ANEXOS.........................................................................................................................29

INTRODUCCIÓN

Los tumores del hígado y las vías biliares representan un grupo heterogéneo de

neoplasias que abarcan tanto malignidades primarias como metastásicas. Los tumores

hepáticos primarios incluyen el carcinoma hepatocelular que es la forma más común y

se asocia estrechamente con enfermedades hepáticas crónicas, como la cirrosis y las


4

infecciones crónicas por hepatitis B y C. Los tumores del hígado pueden ser benignos o

malignos, y los primeros, de acuerdo con su estructura, quísticos o sólidos, existen

otros tumores primarios menos comunes, como el colangiocarcinoma, que se origina en

las células epiteliales de los conductos biliares y tumores benignos como los adenomas

hepatocelulares y los hemangiomas.

La enfermedad en cuestión es una de las principales causas de muerte por cáncer

en el mundo, especialmente en regiones con alta prevalencia de hepatitis viral. Su

diagnóstico y manejo presentan desafíos significativos debido a su agresividad y la

frecuente coexistencia con enfermedades hepáticas subyacentes. Este tumor se divide en

intrahepático y extrahepático, con diferencias en su comportamiento clínico y opciones

de tratamiento.

Los tumores metastásicos del hígado son importantes, siendo el hígado un sitio

común de metástasis para varios tipos de cáncer, incluidos los de colon, páncreas, mama

y pulmón. El manejo de estos tumores suele requerir un enfoque arduo de la medicina

que incluya cirugía, quimioterapia, radioterapia y en algunos casos trasplante hepático.

El diagnóstico temprano y la intervención adecuada es primordial para mejorar

los resultados en pacientes con tumores hepáticos y de las vías biliares. Las técnicas de

imagen avanzadas, los marcadores tumorales específicos, las innovaciones en las

opciones de tratamiento, como la ablación percutánea y las terapias dirigidas han

mejorado el manejo de estos pacientes. Por otro lado sigue existiendo una necesidad

urgente de mejorar las estrategias de prevención, detección temprana y tratamiento para

reducir la carga global de estas enfermedades.


5

Planteamiento del problema

Los tumores del hígado y las vías biliares representan un desafío creciente en el

campo de la medicina debido a su alta mortalidad y complejidad en el diagnóstico y

tratamiento. Los carcinomas hepatocelulares y los colangiocarcinomas son las formas

más prevalentes de cáncer hepático y biliar, respectivamente. Estos tipos de cáncer son

especialmente preocupantes debido a su asociación con factores de riesgo como la

hepatitis B y C, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la diabetes.

La detección temprana es particularmente difícil debido a la naturaleza

asintomática de las etapas iniciales de estos tumores. A menudo, los síntomas no

aparecen hasta que la enfermedad está avanzada, lo que limita las opciones de

tratamiento y reduce las tasas de supervivencia. La complejidad anatómica del hígado y

las vías biliares plantea desafíos adicionales para el tratamiento quirúrgico y no

quirúrgico.

Desde una perspectiva clínica, existe una necesidad crítica de desarrollar y

validar nuevas técnicas de diagnóstico que puedan identificar estos tumores en etapas

más tempranas. Así como también es esencial investigar y promover terapias más

efectivas y menos invasivas.

Preguntas de investigación
General:

¿Cuál es la frecuencia de consulta de pacientes con Cáncer de Próstata en el

Hospital Regional de Pedro Juan Caballero en el segundo semestre de 2023?

Específicas:
6

1. ¿ Cómo se puede promover la formación continua y la educación de

profesionales de la salud sobre los avances en el manejo de los tumores del

hígado y vías biliares?

2. ¿Cuáles son los principales factores de riesgo asociados con el desarrollo de

Tumores del hígado y vías biliares?

3. ¿ Cuáles son las estrategias efectivas de prevención primaria y secundaria que se

pueden proponer y promover para reducir la incidencia de tumores del hígado y

vías biliares?

Objetivos
General:

Analizar la incidencia, diagnóstico, tratamiento y prevención de los tumores del

hígado y vías biliares, con el fin de mejorar las estrategias clínicas y de salud pública

para el manejo de estas enfermedades.

Específicos:
7

 Promover la formación continua y la educación de profesionales de la salud sobre

los avances en el manejo de Tumores del hígado y vías biliares .

 Identificar los principales factores de riesgo asociados con el desarrollo de Tumores

del hígado y vías biliares.

 Proponer estrategias efectivas de prevención primaria y secundaria de Tumores del

hígado y vías biliares.

Justificación

La incidencia de tumores del hígado y vías biliares tiene un impacto significativo

en las comunidades, afectando tanto la calidad de vida de los pacientes como de sus

familias. La mejora en el diagnóstico temprano y el tratamiento efectivo puede reducir

las tasas de mortalidad y mejorar los resultados de los pacientes, aliviando la carga

sobre las familias y la sociedad.


8

Los costos asociados con el tratamiento de tumores avanzados son elevados por

ende implementar estrategias de prevención y diagnóstico temprano puede reducir

significativamente los costos a largo plazo, beneficiando tanto a los sistemas de salud

pública como a los pacientes.

Desde una perspectiva práctica la investigación pretende proporcionar datos

valiosos que pueden ser utilizados para desarrollar protocolos clínicos mejorados y

guías de tratamiento. La capacitación continua de los profesionales de la salud y la

implementación de programas de detección y prevención más efectivos son esenciales

para mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida de los pacientes.

De manera teórica la investigación contribuirá al cuerpo de conocimientos

existente sobre la etiología, patogénesis y progresión de los tumores del hígado y vías

biliares. Esto facilitará el desarrollo de nuevas terapias y enfoques preventivos basados

en una comprensión más profunda de los mecanismos biológicos subyacentes.


9

MARCO TEÓRICO
Base teórica
Tumores benignos del hígado
Aunque su incidencia no es alta la mayor parte de estos tumores son

asintomáticos, el hallazgo frecuente durante estudios realizados por síntomas no

específicos abdominales o durante el acto operatorio de otras lesiones ha aumentado su

importancia, ya que plantean en algunas ocasiones diagnósticos diferenciales con

neoplasias malignas. Por otra parte es fundamental el conocimiento de la historia natural

de estas lesiones, puesto que en algunos casos son pasibles sólo de observación y en

otros se requiere su tratamiento que puede ser receptivo.1

El hallazgo casual de una lesión sólida del hígado en pacientes asintomáticos que

son estudiados en búsqueda de otras enfermedades que se identifican fundamentalmente

mediante los estudios radiológicos (ecografía, tomografía computada) se denominan

incidentalomas, y en su gran mayoría son tumores benignos. En muchos de estos

enfermos es llamativa la ausencia de una historia clínica, que resulta fundamental para

evaluar las distintas posibilidades de enfermedad hepática. 3 Los antecedentes de

hepatitis, neoplasias colónicas, alcoholismo o cirrosis son importantes por cuanto

orientan a distintas enfermedades hepáticas tumorales, de la misma manera que los

antecedentes hereditarios (enfermedad poliquística o neurofibromatosis) y la exposición

a hepatotóxicos como aflatoxina, arsénico, Thorotrast o vinilclorhídrico.

El antecedente de la ingesta de hormonas (anticonceptivos) está relacionado con

el desarrollo de adenomas y la infección con el virus de la inmunodeficiencia adquirida

(HIV) con el linfoma primario hepático. 2 El examen físico pondrá de manifiesto

estigmas de insuficiencia hepática, y el examen de la piel y el tubo digestivo puede

alertar sobre el origen de un tumor primario con metástasis hepáticas.2


10

Presentación clínica.
La mayoría de los tumores benignos son asintomáticos, pero su crecimiento con

distensión de la cápsula de Glisson puede producir dolor, que suele referirse al

hipocondrio derecho con irradiación al dorso. Una excepción son los tumores

angiomatosos de la infancia, que por el gran tamaño que suelen alcanzar o la presencia

de fístulas arteriovenosas se manifiestan clínicamente con hepatomegalia e insuficiencia

cardíaca congestiva. En un pequeño número de pacientes la ruptura del tumor puede

provocar una hemorragia grave (fundamentalmente, adenomas), y en otros la necrosis o

el crecimiento rápido puede manifestarse con dolor agudo.4

Algoritmo diagnóstico.
Los estudios de laboratorio de función hepática habitualmente están dentro de

valores normales, a menos que existan complicaciones agudas, como necrosis o

hemorragia.5 El aumento de la fosfatasa alcalina, la nucleotidasa y la

gammaglutamiltranspeptidasa se puede ver en tumores de gran tamaño. En algunos

casos donde, el tumor haga efecto de masa sobre la vía biliar se puede hallar un

aumento de la bilirrubina.6

El diagnóstico radiológico de una neoplasia hepática tiene por objeto en los

pacientes de alto riesgo (cirrosis, cáncer de colon) descartar un cáncer primario o

secundario, y en los restantes establecer el diagnóstico diferencial de los distintos tipos

de tumores benignos. La ecografía es el examen inicial por su alto grado de

confiabilidad y por ser un método no invasivo y de bajo costo.8

Permite distinguir las lesiones quísticas de las sólidas y establecer el diagnóstico

de lesiones de más de 2 cm con una sensibilidad mayor al 80 %.8

Ecografía que muestra un adenoma hepatocelular.


11

La tomografía computada dinámica, que incluye la inyección rápida de contraste

endovenoso, permite distinguir las lesiones hipo vasculares de las hipervasculares.

Últimamente, la angiografía con tomografía computada y la resonancia nuclear

magnética pueden definir lesiones pequeñas, o en la fase T2 de la resonancia magnética

distinguir un hemangioma de una metástasis o un hepatocarcinoma.12

Resonancia nuclear magnética (fase T2): hemangiomas múltiples del hígado.

La arteriografía seguida de tomografía computada es útil en hemangiomas de

pequeño tamaño u otras lesiones hipervascularizadas. El centellograma con

radionúclidos (tecnecio 99) es menos sensitivo y específico y se han publicado falsos

positivos o negativos, aunque sigue siendo un buen método para el diagnóstico de los

hemangiomas en algunos centros, con una sensibilidad del 80 % y una especificidad del
12

100 % en los mayores de 2 cm (el patrón característico es el estancamiento sanguíneo

en las imágenes tardías)4

Durante el acto operatorio, la ecografía intraoperatoria es de gran valor, no sólo

para diagnosticar pequeñas lesiones no visualizadas con los métodos preoperatorios,

sino también para evaluar la posibilidad de una resección de tumores con compromiso

de los grandes vasos.4

La punción-biopsia preoperatoria con aguja fina guiada por ecotomografía debe

estar reservada para aquellos casos en los que el diagnóstico histológico puede

modificar la necesidad del acto quirúrgico, ya que no está exenta de complicaciones

(hemorragia, implante tumoral) y, en algunos casos, de dificultades para establecer el

diagnóstico diferencial.5

Centellograma con 99mTc. Angioma múltiple.

Es el tumor hepático benigno más frecuente. Se lo ha identificado hasta en un 7,3

% de las necropsias, y predomina más en la mujer que en el hombre. La denominación


13

de hemangioma cavernoso se refiere a los que tienen un tamaño mayor de 4 cm. Los

restantes se denominan hemangiomas capilares.7

Fig. Centellograma con 99mTc. Angioma múltiple.

Fig. Punción-aspiración con aguja fina de hígado, que permitió el diagnóstico de

adenoma.

Se desarrollan a partir de las células endoteliales, que pueden producir distintos

tipos de tumores, además del hemangioma cavernoso, ya que en los niños dan lugar al

hemangioendotelioma. Por otra parte, de estas mismas células se puede desarrollar el

angiosarcoma, que es muy raro, y el hemangioendotelioma epitelioide, de menor

malignidad que el angiosarcoma, pero con capacidad de metastatizar.10

El 15 % de las lesiones son múltiples y se presentan con mayor frecuencia entre la

tercera y cuarta década.10

Se suelen ubicar debajo de la cápsula de Glisson, y al corte se presentan de color

rojo y con aspecto de esponja; no hay comunicación del tumor con el parénquima

circundante.12

Histológicamente están compuestos por espacios quísticos llenos de sangre y

tapizados con células epiteliales separadas por cantidades variables de tejido fibroso.

Clínicamente los pequeños son asintomáticos, y sólo cuando la lesión adquiere mayor

tamaño pueden tener expresión clínica con dolor (tabla 37-10). La historia natural de la
14

mayor parte de los hemangiomas es de no aumentar su tamaño, y sólo

excepcionalmente se complican mediante su ruptura.12

Hemangioendotelioma infantil
Esta variedad de tumor angiomatoso que se presenta en los niños tiene una

gravedad mayor que el angioma cavernoso, ya que el enorme tamaño que pueden

adquirir y la presencia de fístulas arteriovenosas hacen que se acompañe de

insuficiencia cardíaca con una gran mortalidad (se le adjudica una mortalidad cercana al

70 %). Se suele asociar a coagulopatías por consumo, trombocitopenia y anemia. La

asociación con trombocitopenia y afibrinogenemia se conoce como síndrome de

Kasabach-Merrit. Los angiomas cutáneos y la insuficiencia cardíaca en presencia de una

hepatomegalia hacen sospechar su presencia, que puede confirmarse mediante una

arteriografía, la cual muestra múltiples lesiones angiomatosas con rápido llenado de las

venas hepáticas. La tomografía computada revela una lesión que se tifie más que el

resto del parénquima con la sustancia de contraste.

El tratamiento mediante la administración de esteroides o la radioterapia no suele

ser efectivo y queda en la actualidad la ligadura o embolización de la arteria hepática

como uno de los recursos más utilizados, y la cirugía cuando afecta un solo lóbulo.

Becker y Heitller, en 1989, refirieron una mortalidad de 57 sobre 95 casos librados a su

historia natural sin tratamiento. El trasplante de hígado en los últimos años abrió nuevas

posibilidades en su tratamiento.

Adenoma hepatocelular
Este tumor está estrechamente relacionado con la ingesta de anticonceptivos; se

presenta en mujeres de 20 a 40 años y raramente cuando no existe exceso de hormonas.


15

Ha sido descripto en pacientes con enfermedades por almacenamiento de glucógeno, y

en los hombres el 25 % de estos tumores se relacionan con la ingesta de anabólicos.

El dolor abdominal, usualmente crónico, es el síntoma más frecuente. En un

informe de la Clínica Mayo de 1995, donde se evaluaron todos los tumores hepáticos

benignos entre 1989 y 1993, el dolor abdominal fue el síntoma más frecuente (78 % con

un promedio de 5 meses de duración), un 20 % tuvo a la hemorragia como primera

manifestación de la enfermedad (por ruptura del tumor), que en la mitad de estos

enfermos llevó a una descompensación hemodinámica, y en un 10 % se presentó como

una masa palpable. Hiperplasia nodular focal Aunque también afecta a mujeres jóvenes,

se puede observar en hombres y niños.9

No existe una relación clara con la ingesta de anticonceptivos, y a diferencia de

los adenomas, suelen ser asintomáticos (excepto los que adquieren gran tamaño). De la

misma manera, la falta de complicaciones hemorrágicas y la ausencia de cambios

histológicos con progresión a una neoplasia maligna lo diferencian del adenoma

hepatocelular.9

Generalmente son tumores solitarios, de menos de 5 cm de diámetro,

superficiales, con cicatrices y vasos sanguíneos superficiales. En el corte tienen una

coloración tostada y presentan una cicatriz estrellada fibrosa central. Pueden tener o no
16

cápsula y tienden a ser lobulados. El tamaño puede llegar hasta 20 cm de diámetro, son

comúnmente únicos y excepcionalmente múltiples.8

El diagnóstico se realiza con la metodología explicada para el resto de los tumores

hepáticos, pero en la actualidad ni la tomografía computada ni la resonancia nuclear

magnética permiten distinguir con certeza al adenoma de la hiperplasia nodular focal o

un tumor hepático maligno. 9

De la misma manera, la biopsia con aguja fina no está indicada por el peligro de

una hemorragia y porque además el diagnóstico diferencial con un carcinoma

hepatocelular bien diferenciado es muy difícil de realizar. Solamente se aconseja una

comprobación histológica, que puede efectuarse mediante laparoscopia y punción bajo

visión directa, cuando en pequeños tumores asintomáticos la interrupción de la

medicación contraceptiva oral puede significar una regresión tumoral que evite la

resección quirúrgica.10

Los adenomas hepáticos consisten en cordones de hepatocitos que han perdido su

eje portal, iguales a los que los rodean desde el punto de vista microscópico, lo cual

hace difícil su diagnóstico. Macroscópicamente son bien circunscriptos y a veces se

hallan encapsulados. La degeneración central y la hemorragia son rasgos característicos.

El riesgo de desarrollar una neoplasia maligna ha sido sobreestimado, pero sigue siendo

una preocupación ya que esta circunstancia se puede dar.10

La cirugía está indicada en todos los pacientes sintomáticos o en los asintomáticos

que no tuvieron una regresión después de interrumpir la medicación contraceptiva. En

los casos complicados con hemorragia, la resección es el único tratamiento y constituye

una urgencia que implica una situación de alto riesgo para el paciente. La presencia de

síntomas severos y adenomas hepáticos múltiples distribuidos en todo el hígado es una


17

rareza, pero en estos casos la hepatectomía con trasplante hepático ha sido empleada

con éxito.12

Hiperplasia nodular focal


Aunque también afecta a mujeres jóvenes, se puede observar en hombres y niños.

No existe una relación clara con la ingesta de anticonceptivos, y a diferencia de los

adenomas, suelen ser asintomáticos (excepto los que adquieren gran tamaño). De la

misma manera, la falta de complicaciones hemorrágicas y la ausencia de cambios

histológicos con progresión a una neoplasia maligna lo diferencian del adenoma

hepatocelular.5 Generalmente son tumores solitarios, de menos de 5 cm de diámetro,

superficiales, con cicatrices y vasos sanguíneos superficiales. En el corte tienen una

coloración tostada y presentan una cicatriz estrellada fibrosa central. Pueden tener o no

cápsula y tienden a ser lobulados.7

Comparación entre hiperplasia nodular focal y adenoma hepatocelular.

Tumores primarios malignos del hígado

Bajo este título se incluyen diversos tumores malignos provenientes de un

órgano con múltiples estirpes celulares. El carcinoma hepatocelular es, sin embargo, el

más frecuente, con grandes variaciones en prevalencia e incidencia respecto de la


18

localización geográfica.7 El continente africano y el sudeste asiático representan las

zonas de mayor incidencia, coincidente con la alta proporción de portadores del virus B

y C de la hepatitis, que son conocidos carcinógenos hepáticos. La tendencia a

desarrollarse en hígados cirróticos, la multicentricidad y la agresividad lo convierten en

una neoplasia con alta mortalidad. Se emplean múltiples modalidades terapéuticas, pero

las quirúrgicas o las combinaciones con ésta son las de mayor beneficio en la

sobrevida.9

Existen otras dos variantes del carcinoma hepatocelular: la fibrolamelar,

extremadamente rara pero de evolución más benigna, en que la resección quirúrgica

puede resultar curativa; y el hepatoblastoma, que se presenta únicamente en la

población pediátrica y es muy sensible a la quimioterapia que complementa la

resección.

Otros tumores
Hamartoma mesenquimático.

Es una lesión rara de origen congénito que se observa en lactantes de menos de 1

año de edad y excepcionalmente en adultos. Más frecuente en varones, puede llegar a

formar una masa de gran tamaño.14

Histológicamente presenta un fondo mixoide de mesénquima embrionario

altamente celular; el componente quístico suele ser el aspecto más notable y la lesión

puede parecer un panal de abejas.

La centellografía con tecnecio 99 en sulfuro coloidal define una falta de

captación de la lesión; la angiografía puede presumir el diagnóstico, pero con frecuencia

se necesita una exploración y biopsia para el diagnóstico definitivo.


19

Estos tumores, a pesar de ser benignos, deben extirparse porque el efecto de

masa ocupante puede ocasionar síntomas graves. No se han informado recurrencias

después de su resección.

Tumores adiposos.

Los lipomas primarios de hígado son sumamente raros, y no se han observado

liposarcomas primarios. Muchas lesiones han sido halladas incidentalmente durante la

cirugía o en evaluaciones de otras patologías. En algunas oportunidades son múltiples.

El tratamiento en los casos sintomáticos es la resección sin margen de seguridad dado

que no se malignizan. Otros tumores raros son los mixomas, leiomiomas, mesoteliomas

y fibromas, que pueden dar síntomas como dolor o efecto de masa. Su tratamiento es la

resección para confirmar el diagnóstico.16

Tumores primarios malignos del hígado

Bajo este título se incluyen diversos tumores malignos provenientes de un

órgano con múltiples estirpes celulares. El carcinoma hepatocelular es, sin embargo, el

más frecuente, con grandes variaciones en prevalencia e incidencia respecto de la

localización geográfica. El continente africano y el sudeste asiático representan las

zonas de mayor incidencia, coincidente con la alta proporción de portadores del virus B

y C de la hepatitis, que son conocidos carcinógenos hepáticos. La tendencia a

desarrollarse en hígados cirróticos, la multicentricidad .y la agresividad lo convierten en

una neoplasia con alta mortalidad. Se emplean múltiples modalidades terapéuticas, pero

las quirúrgicas o las combinaciones con ésta son las de mayor beneficio en la

sobrevida.10
20

Existen otras dos variantes del carcinoma hepatocelular: la fibrolamelar,

extremadamente rara pero de evolución más benigna, en que la resección quirúrgica

puede resultar curativa; y el hepatoblastoma, que se presenta únicamente en la

población pediátrica y es muy sensible a la quimioterapia que complementa la

resección.14

Clasificación de tumores primarios del hígado

Epiteliales:

 Carcinoma hepatocelular

 Variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular

 Hepatoblastoma

 Colangiocarcinoma

 Cistoadenocarcinoma biliar

 Carcinoide

 Carcinomas mixtos u otros carcinomas

Mesodérmicos:

 Hemangiosarcoma

 Hernángioendotelioma epitelioide

 Sarcoma

 Rabdomiosarcoma

 Leiomiosarcoma

 Linfoma

 Otros sarcomas, tumores raros y tumores mixtos


21

El angiosarcoma

El hemagioendotelioma epitelioide y el sarcoma primario son los más

frecuentes. En general, la etiología de estos tumores es desconocida con excepción de

algún angiosarcoma. La evolución depende del tipo de tumor; el angiosarcoma es

generalmente muy agresivo, mientras que el hemangioendotelioma epitelioide tiene un

curso más benigno.

Carcinoma hepatocelular

Definición. También llamado carcinoma primario de hígado o hepatocarcinoma,

es un tumor maligno epitelial nacido de las células parenquimatosas hepáticas que

guarda similitudes histológicas con el hepatocito.

Epidemiología.

El carcinoma hepatocelular puede ser la causa más común de mortalidad por

malignidad en el mundo.

Se estima que aproximadamente 1.250.000 pacientes fallecen por año. Lo más

llamativo es la disparidad en la distribución geográfica. En África, particularmente al

sur del Sahara, y sudeste de Asia el carcinoma hepatocelular representa hasta el 50 % de

todos los cánceres. Como se observa en la tabla 3712, Mozambique y Taiwán presentan

una incidencia de más de 100 por 100.000 habitantes, mientras que entre hombres en

Taipei asciende a 1158 por 100.000 habitantes. En Estados Unidos, Canadá y Europa

occidental es menor de 5 por 100.000, y en la Argentina se estima en menos de 10 por

100.000 habitantes.

Incidencia del hepatocarcinoma por 100.000 habitantes por año


22

La prevalencia en el sexo masculino es universal, y es más pronunciado en

regiones con alta incidencia. En Asia y África la relación masculino-femenino varía de

4:1 a 8:1, y desciende a 2:1 en regiones de baja incidencia.

Diferencias en la incidencia entre razas han sido demostradas en Sudáfrica.

Estados Unidos y Europa. La incidencia en la raza negra es de hasta 28,4 por 100.000

habitantes, mientras que en la blanca es de 1,2 por 100.000 habitantes. La población

asiática que habita en Estados Unidos desarrolla un hepatocarcinoma en menor

proporción que en su tierra de origen, lo cual sugiere una mayor influencia del medio

ambiente comparado con la predisposición genética.

La edad varía con la localización geográfica: en África el tumor afecta

predominantemente a pacientes de 30 a 50 años, en Asia de 40 a 60 años, y en Estados

Unidos de 60 a 80 años.

La variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular no tiene predilección por

sexo y no se asocia con cirrosis ni hepatitis viral. La edad de presentación es de los 20 a

los 40 años.
23

El hepatoblastoma es prácticamente el único tumor hepático que se observa en

niños menores de 5 años.

Etiopatogenia.

El carcinoma hepatocelular suele desarrollarse en pacientes con enfermedad

hepática preexistente. Las hepatitis virales (B y C) y los trastornos metabólicos se

asocian con la más alta frecuencia (tabla 37-13). El mecanismo por el cual se desarrolla

el carcinoma hepatocelular puede ser múltiple. Su aparición en pacientes cirróticos de

diversas etiologías cuestiona la influencia carcinogenética directa del virus como única

causa. Otra hipótesis sugiere como origen a mutaciones resultantes de una continua

regeneración que ocurre en hígados portadores de patología crónica.

Etiopatogenia del hepatocarcinoma

 Hepatitis B

 Hepatitis C

 Aflatoxina

 Drogas (esteroides, anabólicos, estrógenos)

 Congénitos

 Tirosinemia

 Hemocromatosis

 Déficit alfa1-antitripsina

Hepatitis B. Es endémica en aquellas partes del mundo donde la incidencia del

carcinoma hepatocelular es la más alta. Se estima que 300.000.000 de personas están

infectadas con este virus. En Taiwán el 90 % de los pacientes con carcinoma


24

hepatocelular son positivos para el antígeno de superficie del virus de hepatitis B,

mientras que en Estados Unidos esa cifra desciende a 10-26 %. Un estudio prospectivo

realizado por Beasley y colaboradores en 1981 sobre una población de 22.707 pacientes

en Taiwán demostró que la incidencia de carcinoma hepatocelular en portadores del

HBsAg fue de 1158 por 100.000, mientras que en la población control fue sólo de 5 por

100.000. Con la introducción de la vacunación es de esperar una disminución

considerable del número de carcinomas.

Hepatitis C. Con la aparición de métodos de detección del virus C, los estudios

epidemiológicos comprobaron la prevalencia del carcinoma hepatocelular en pacientes

portadores del virus. En Japón, el 76 % de los pacientes con carcinoma hepatocelular

son positivos para el virus C (anti-HCV +), mientras que el 25 % está infectado con el

virus B (HBsAg +). En

Estados Unidos, sólo el 15 % de los carcinomas hepatocelulares son positivos

para el virus C. La asociación entre la hepatitis C con la hepatitis B y la cirrosis

alcohólica como cofactores étiológicos de carcinoma hepatocelular es común, y su

frecuencia varía de acuerdo con las distintas poblaciones geográficas. No obstante, el

virus C parece ser un factor de riesgo independiente.

Hepatoblastoma

El hepatoblastoma es un tumor hepático de alto grado de malignidad que se

presenta con mayor frecuencia en la primera infancia y durante la niñez. Representa el

0,6 % de los tumores malignos de la infancia, y es el más frecuente de los tumores

malignos primitivos del hígado en pediatría. La edad promedio a la cual se realiza el


25

diagnóstico es al año de vida, y la mayoría de los casos corresponden a niños menores

de 3 años de edad. Se han publicado casos infrecuentemente en adultos, con predominio

del sexo masculino en una relación de 2,3 a 1.

Tratamientos
Quimioterapia sistémica.

La quimioterapia convencional ha fracasado en el tratamiento o control del

carcinoma hepatocelular. El más activo de estos agentes quimioterápicos, la

doxorrubicina, sólo ha conseguido respuestas objetivas en un 11 a 17 % de los

pacientes. La sobrevida media en todos los ensayos con quimioterapia sistémica no

supera los 4 meses. Por ejemplo, en un estudio randomizado que incluyó a 106

pacientes con carcinoma hepatocelular irresecable que recibieron doxorrubicina (60 a 75

mg/m2) versus ningún tratamiento, sólo un 3,3 % presentó una respuesta parcial. Un 25

% de los pacientes tuvieron complicaciones tales como cardiotoxicidad o infecciones.

La sobrevida media fue de 10,6 semanas en el primer grupo y de 7,5 semanas en el

grupo no tratado. 19

Tanto la mitomicina C y la actinomicina D han demostrado ser ineficaces. Otros

agentes quimioterápicos fueron probados en numerosos estudios. Entre éstos se

encuentran la ciclofosfamida, la mostaza nitrogenada, el metotrexato, la

6mercaptopurina, el 5-fluoruracilo, la vinblastina y el cisplatino. Ninguno demostró más

que una discreta diferencia con el placebo y toxicidades inaceptables.18

Quimioterapia intraarterial.

El carcinoma hepatocelular es un tumor muy vascularizado y dependiente de la

irrigación arterial hepática. Por tal motivo, fue ensayado el principio de concentrar el

agente quimioterápico en el tumor y disminuir los efectos tóxicos sistémicos mediante


26

la inyección selectiva por cateterismo percutáneo o quirúrgico. Sin embargo, ningún

estudio controlado demostró más beneficio que la quimioterapia sistémica. 19 Motivado

por el éxito obtenido con el tratamiento de las metástasis hepáticas del carcinoma

colorrectal, esta técnica se empleó con diferentes combinaciones de quimioterápicos

antes de la cirugía de resección o en el postoperatorio. Los resultados son

contradictorios. El implante quirúrgico del catéter en pacientes cinéticos se acompaña

de múltiples complicaciones. En la actualidad este procedimiento se reserva para el

tratamiento de tumores irresecables.

Quimioembolización.

Bajo este término se incluyen una variedad de técnicas utilizadas para

interrumpir la irrigación arterial del tumor que previa o simultáneamente fue infundido

con un agente quimioterápico o una combinación de los agentes disueltos en distintos

vectores. Esta técnica fue desarrollada inicialmente en Japón para el tratamiento de los

hepatocarcinomas irresecables y como alternativa a los escasos resultados obtenidos con

la quimioterapia sistémica.17

CONCLUSION

La incidencia de tumores hepáticos y de vías biliares sigue aumentando

principalmente debido a factores de riesgo como la hepatitis viral, el consumo excesivo

de alcohol y la obesidad que se presentan en el siglo XXI. La identificación precisa de

estos factores es primordial para el desarrollo de estrategias de prevención y tratamiento

eficaz.
27

Los avances en las técnicas de imagen y biomarcadores han mejorado

significativamente el diagnóstico temprano de estos tumores. Un diagnóstico oportuno

permite intervenciones terapéuticas más efectivas y mejora el pronóstico de los

pacientes. A la par el tratamiento de los tumores del hígado y vías biliares ha

evolucionado con la introducción de terapias dirigidas y procedimientos mínimamente

invasivos. Sin embargo, el manejo óptimo de estos pacientes requiere un enfoque

multidisciplinario que incluya oncólogos, hepatólogos, cirujanos y otros especialistas, lo

que subraya la importancia de la colaboración y coordinación en el ámbito clínico.

La educación continua de los profesionales de la salud es esencial para

mantenerlos al tanto de los últimos avances en el manejo de estos tumores. Programas

de formación especializados y actualizados contribuyen a mejorar la calidad de la

atención médica y los resultados de los pacientes.

La prevención primaria mediante la vacunación contra la hepatitis B y la

reducción del consumo de alcohol, junto con la prevención secundaria, a través de

programas de detección y vigilancia en poblaciones de riesgo, son fundamentales para

disminuir la carga de estas enfermedades. Implementar estas estrategias de manera

efectiva puede reducir significativamente la incidencia de tumores hepáticos y de vías

biliares y mejorar la salud pública.

Finalmente es tan importante conocer las dificultades que presenta esta

enfermedad por medio de un enfoque integral que combine educación continua,

diagnóstico temprano, tratamiento multidisciplinario y estrategias de prevención

robustas es esencial para mejorar las estrategias clínicas y de salud pública en el manejo

de los tumores del hígado y vías biliares.


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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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30
31

ANEXOS
Comparación de cirugía con otros tratamientos o ningún tratamiento para el
hepatocarcinoma estadio I de Okuda.

Quimioterapia intraarterial. La bomba de infusión se coloca en el cuadrante


inferior izquierdo del abdomen, lejos del hígado para evitar artificios en estudios
tomográficos ulteriores. El catéter es introducido en la artería gastroduodenal. Se
liga la arteria gástrica derecha y se extirpa la vesícula.
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Técnicas de control vascular durante la resección hepática (Bismuth H y col.).

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